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ASIGNATURA: BIOMECANICA
INTEGRANTES:
SEMESTRE: 2021- II
CUSCO-PERÚ
2022
Dedicatoria
Dedicado a Dios, a nuestros padres y
hermanos que nos animan a seguir, por el
apoyo incondicional y amor que nos brindan
cada día. Deseamos poder honrarlos con los
conocimientos adquiridos, para poder
construir nuestro futuro.
LA MARCHA EN ADOLESCENTES
LA MARCHA NORMAL
La locomoción humana normal se ha descrito como una serie de movimientos alternantes,
rítmicos, de las extremidades y del tronco que determinan un desplazamiento hacia delante
del centro de gravedad.
La locomoción humana normal puede describirse enumerando algunas de sus
características. Aunque existen pequeñas diferencias en la forma de la marcha de un
individuo a otro, estas diferencias caen dentro de pequeños límites. El ciclo de la marcha
comienza cuando el pie contacta con el suelo y termina con el siguiente contacto con el
suelo del mismo pie. Los dos mayores componentes del ciclo de la marcha son: la fase de
apoyo y la fase de balanceo. Una pierna está en fase de apoyo cuando está en contacto con
el suelo y está en fase de balanceo cuando no contacta con el suelo.
Longitud del paso es la distancia lineal en el plano de progresión entre los puntos de
contacto de un pie y el otro pie. La longitud del paso completo es la distancia lineal entre
los sucesivos puntos de contacto del talón del mismo pie. El apoyo sencillo se refiere al
período cuando sólo una pierna está en contacto con el suelo, así mismo, el período de
doble apoyo ocurre cuando ambos pies están en contacto con el suelo simultáneamente.
Para referencia del pie significa que por un corto período de tiempo, la primera parte de la
fase de apoyo y la última parte de la fase de apoyo, el pie contralateral está también en
contacto con el suelo. La ausencia de un período de doble apoyo distingue el correr del
andar. La cantidad relativa de tiempo gastado durante cada fase del ciclo de la marcha, a
una velocidad normal, es:
Fase de apoyo: 60% del ciclo.
Durante la cual el pie se encuentra en contacto con el suelo. Esta fase comienza con el
contacto inicial y finaliza con el despegue del antepié.
2. Fase de balanceo: 40% del ciclo.
3. Doble apoyo: 20% del ciclo.
Con el aumento de la velocidad de la marcha hay un aumento relativo en el tiempo gastado
en la fase de balanceo, y con la disminución de la velocidad una relativa disminución. La
duración del doble apoyo disminuye conforme aumenta la velocidad de la marcha.
Subdivisiones de la fase de apoyo.
Existen cinco momentos que son útiles al subdividir esta fase a saber: contacto del talón,
apoyo plantar, apoyo medio, elevación del talón y despegue del pie.
El apoyo medio.
ocurre cuando el trocánter mayor está alineado verticalmente con el centro del pie, visto
desde un plano sagital.
La elevación del talón.
ocurre cuando el talón se eleva del suelo.
El despegue del pie.
ocurre cuando los dedos se elevan del suelo. La fase de apoyo puede también dividirse en
intervalos con los términos de aceptación del peso, apoyo medio y despegue. El intervalo
de aceptación del peso empieza en el contacto del talón y termina con el apoyo plantar. El
intervalo de apoyo medio empieza con el apoyo plantar y termina con la elevación del talón
al despegue de talón. El despegue se extiende desde la elevación de los dedos. La
evaluación clínica de la marcha es suficiente generalmente con la estimación visual de la
posición del trocánter mayor.
Subdivisiones de la fase de balanceo.
Esta fase de puede dividirse en tres intervalos designados con los términos de aceleración,
balanceo medio y deceleración cada una de estas subdivisiones constituye
aproximadamente un tercio de la fase de balanceo.
El primer tercio.
referido como período de aceleración, se caracteriza por la rápida aceleración del extremo
de la pierna inmediatamente después de que los dedos dejan el suelo.
Tercio medio.
de la fase de balanceo, el intervalo del balanceo medio, la pierna balanceada pasa a la otra
pierna, moviéndose hacia delante de la misma, ya que está en fase de apoyo.
El tercio final.
De la fase de balanceo está caracterizado por la deceleración de la pierna que se mueve
rápidamente cuando se acerca al final del intervalo.
Características de la marcha que influencian la línea del centro de gravedad
Flexión de la rodilla durante la fase de apoyo.
Inmediatamente después del contacto del talón, empieza la flexión de la rodilla y continúa
durante la primera parte de la fase de apoyo hasta aproximadamente los 20 grados de
flexión. Esta característica de la marcha normal ayuda a suavizar la línea del centro de
gravedad y reduce su desplazamiento hacia arriba cuando el cuerpo se mueve apoyado
sobre el pie en que se apoya.
Descenso horizontal de la pelvis.
En la marcha normal la pelvis desciende alternativamente, primero alrededor de una
articulación de la cadera y luego de la otra. El desplazamiento desde la horizontal es muy
ligero y, generalmente, no pasa de los 5 grados. en la marcha es una característica normal
que sirve para reducir la elevación del centro de gravedad. Rotación de la pelvis. Además
del descenso horizontal, la pelvis rota hacia adelante en el plano horizontal,
aproximadamente 8 grados en el lado de la fase de balanceo (4 grados a cada lado de la
línea central). Esta característica de la marcha normal permite un paso ligeramente más
largo, sin bajar el centro de gravedad y reduciendo, por tanto, el desplazamiento vertical
total.
Ancho de la base de sustentación. La distancia entre las dos líneas representa la medida de
la base de sustentación. En la marcha normal, el ancho entre las dos líneas queda en una
media de 5 a 10 centímetros. Como la pelvis debe desplazarse hacia el lado del apoyo del
cuerpo para mantener la estabilidad en el apoyo medio, la estrecha base de sustentación
reduce el desplazamiento lateral del centro de gravedad.
La actividad física de la marcha en la adolescencia
Las recomendaciones para los adolescentes son hacer un mínimo de una hora de actividad
física de moderada a intensa al día. La mayor parte de la actividad física se hace en las
extremidades inferiores, lo que implica usar músculos grandes y debe practicarse durante
un período de tiempo considerable de una hora, combinando la marcha con actividades de
velocidad rápida en caminatas u deporte que implique hacer uso de las extremidades
inferiores. Los adolescentes pueden practicar deportes y programas de ejercicio físico
estructurado que incluyan actividades de fortalecimiento muscular y óseo. El levantamiento
de pesas, bajo la supervisión de un adulto cualificado, puede mejorar la fuerza y ayudar a
prevenir las lesiones deportivas, ayudando a las extremidades inferiores a ganar una fuerza
de resistencia al soportar el peso. Si se les da la oportunidad y ellos tienen interés, los
adolescentes pueden mejorar su salud casi con cualquier actividad con la que disfruten,
como el monopatín, el yoga, la natación, el baile o jugar a la pelota a la entrada de su casa.
Los adolescentes pueden incluir la actividad física en sus rutinas cotidianas, como ir
caminando a la escuela, hacer tareas domésticas o encontrar un trabajo activo a tiempo
parcial.
Motivar a los adolescentes para que sean activos
Los padres deben ceder el control a los adolescentes sobre la forma en que deciden
mantenerse activos físicamente. A los adolescentes les gusta tomar sus propias decisiones,
o sea que permita que su hijo las tome. Enfatice que no importa qué deporte practique, pero
que necesita mantenerse activo. Para que un adolescente se mantenga motivado, las
actividades deben de ser divertidas. Apoye las elecciones de su hijo proporcionándole el
equipo deportivo, el transporte y el apoyo que necesita. Sus iguales pueden tener una
influencia importante en la vida de su hijo, así que cree oportunidades para que se
mantenga activo con sus amigos. Y todos los adolescentes deben limitar el tiempo que
dedican a actividades sedentarias, como ver la televisión, jugar a videojuegos, utilizar la
computadora, los smartphones o las tabletas.
Cambios en el rendimiento atlético durante el crecimiento acelerado del adolescente
El paso por la pubertad puede tener un impacto significativo tanto positivo como negativo
en el rendimiento atlético. Si bien el aumento en el tamaño corporal, las hormonas y la
fuerza muscular pueden mejorar el rendimiento atlético, puede existir una disminución
temporal en el equilibrio y el control del cuerpo durante el periodo de crecimiento. El
rápido aumento de estatura y peso afecta el centro de gravedad del cuerpo. A veces, el
cerebro tiene que adaptarse a este punto de observación más alto, por lo que un adolescente
puede parecer un poco "torpe".
Esta fase es especialmente evidente en los deportes que requieren un buen equilibrio y
control del cuerpo (por ejemplo, patinaje sobre hielo, buceo, gimnasia y baloncesto).
Además, las piernas y los brazos más largos pueden afectar el lanzamiento de cualquier tipo
de pelota, los golpes con un bate o una raqueta, las atrapadas con un guante o un palo de
lacrosse, la natación y el salto. Los entrenadores que están al tanto de este periodo de
crecimiento pueden ayudar a reducir la torpeza atlética mediante la incorporación de
aspectos específicos de entrenamiento en prácticas y sesiones de entrenamiento.
la recomendación para que los jóvenes no corran maratones se debe a que todavía hacen
falta el desarrollo y el crecimiento de sus cuerpos.
Eso sí, Malgor aclaró que, para él, hay una excepción: los atletas africanos.
“En África, los niños, desde los 5 años, van y vuelven de los colegios trotando. Eso lo
hacen, mínimo, durante 10 o 15 años. Recién ahí empiezan a desenvolverse en el atletismo,
con una tremenda base aeróbica, lo cual les permite a los muchachos de la altitud africana,
con solo 19 o 20 años, correr maratones en poco más de dos horas”, señaló.
Etapas de la adolescencia
Al inicio de la adolescencia lo más notorio son los cambios físicos que se producen,
finalizando ésta con el mayor desarrollo psicosocial. Los eventos descritos para el
desarrollo corporal, cerebral, sexual, emocional y social responden de alguna manera a una
secuencia lógica de avance. Algunos profesionales de las ciencias sociales, reconocen que
debido al importante crecimiento psicológico y social que se produce en estos años, tiene
más sentido considerar los años de la adolescencia como una serie de etapas y no como una
etapa uniforme. A continuación se muestran algunas de las características de la
adolescencia, según la clasificación de las etapas de la adolescencia elaborada por la
OPS(3).
Las adaptaciones óseas adecuadas de acuerdo con la biomecánica de carga requieren una
nutrición, un sueño y una función hormonal adecuados. La tríada de la atleta femenina y la
deficiencia energética relativa en el deporte (De Souza y cols., 2014; Mountjoy y cols.,
2018; Tenforde y cols., 2020) describen las consecuencias de la baja disponibilidad de
energía (definida como ingesta calórica inadecuada vs gasto energético del ejercicio) sobre
la densidad ósea y la función hormonal (incluida la disfunción menstrual). Las necesidades
calóricas pueden ser significativamente mayores durante el crecimiento y para satisfacer las
demandas del deporte de carrera (Krabak y cols., 2020). Además de promover la
disponibilidad de energía adecuada, asegurar el calcio apropiado de los alimentos y la
suplementación con vitamina D puede promover ganancias óseas y reducir el riesgo de BSI
(Kelsey y cols., 2007; Sonneville y cols., 2012; Barrack y cols., 2017). Si bien no se ha
estudiado adecuadamente en corredores adolescentes, el sueño es fundamental para
promover el crecimiento y reducir el riesgo de lesiones y debe considerarse debidamente en
investigaciones futuras específicas para este grupo etario (Copenhaver y Diamond, 2017).
Músculo
Tendón
Los tendones transfieren la carga entre el músculo y el hueso, son importantes para un
movimiento eficiente y proporcionan un amortiguamiento mecánico para proteger el
músculo (Roberts y Azizi, 2010; Konow y cols., 2012). Al correr, los tendones de alto
estrés, como el tendón de Aquiles, almacenan y liberan energía con cada paso como un
resorte. Cuanto mejor funcione el tendón de Aquiles en esta tarea, mejor será la economía
de carrera (Alexander, 1990). Las dimensiones de los tendones suelen estar estrechamente
acopladas a las del músculo correspondiente y están optimizadas para una contracción y un
movimiento muscular eficientes (Ker y cols., 1988; Alexander, 2002). Tanto el tendón
como el músculo responden a la sobrecarga mecánica volviéndose más grandes y fuertes
(Kubo y cols., 2001; Lambertz y cols., 2003). En la juventud, los fascículos musculares y el
tendón se alargan proporcionalmente durante la maduración, al igual que el área transversal
del tendón y el área transversal fisiológica del músculo (O'Brien y cols., 2010).
Sin embargo, el curso temporal de la adaptación puede ser muy diferente (Mersmann y
cols., 2017), ya que un estudio informó un retraso de 1 a 2 meses en la respuesta de las
propiedades del tendón al entrenamiento de la fuerza en adultos sanos (Kubo y cols., 2010).
La preocupación durante la adolescencia es que parece haber un desequilibrio aún mayor en
el curso temporal del crecimiento entre las propiedades de los tendones y los músculos
(Mersmann y cols., 2017). Los tendones portadores de sobrecarga responden a la carga
mejorando sus propiedades materiales (es decir, módulo elástico; resistencia a la tracción)
en la adolescencia temprana, con hipertrofia (es decir, cambio de área transversal) que
ocurre en las últimas etapas de la adolescencia (Waugh y cols., 2012; Mogi, 2020). El
músculo, por otro lado, se desarrolla progresivamente durante la adolescencia y este retraso
teórico en la adaptación del tendón, especialmente en el tamaño, puede ser la razón de la
aparición de tendinopatías por pos sobreuso en deportistas jóvenes. También hay un
desajuste en la tasa de crecimiento de la unidad músculo-tendinosa en relación con la del
hueso durante la pubertad, en la que los cambios en el brazo de momento del tendón no
siempre son proporcionales a los cambios en el músculo y la longitud del brazo de
momento externo, lo que puede conducir a un aumento de la carga sobre el tendón al correr
(O'Brien, 2016). Otra preocupación es que el tejido del tendón también responde a
diferentes tipos de estímulos que el músculo. Si bien las actividades pliométricas, como
correr y saltar, pueden mejorar la fuerza muscular, la pliometría no parece ser efectiva para
mejorar la rigidez de los tendones en los adultos (Bohm y cols., 2014). El tendón, por otro
lado, parece responder preferentemente a ejercicios de entrenamiento de la fuerza con
cargas elevadas que tensan los tendones durante más tiempo que las actividades balísticas
(Arampatzis y cols., 2010). Si un corredor joven no realiza ningún otro tipo de actividad,
como el entrenamiento de la fuerza, es posible que el tendón no reciba el estímulo adecuado
para agrandarse y fortalecerse y, en cambio, existe un mayor riesgo de desarrollar
tendinopatías.