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UNIVERSIDAD SAN ANTONIO ABAD DEL CUSCO

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN

ESPECIALIDAD DE EDUCACIÓN FÍSICA

TEMA: La marcha en adolescentes

ASIGNATURA: BIOMECANICA

DOCENTE: Edwin Laura Condori

INTEGRANTES:

 Renzo Tacuri Moya (193799)


 Trilse Estrella Espirilla Ramos (191764)
 Ronald Mamani Chara
 Dante Quipe Taiña

SEMESTRE: 2021- II

CUSCO-PERÚ

2022
Dedicatoria
Dedicado a Dios, a nuestros padres y
hermanos que nos animan a seguir, por el
apoyo incondicional y amor que nos brindan
cada día. Deseamos poder honrarlos con los
conocimientos adquiridos, para poder
construir nuestro futuro.
LA MARCHA EN ADOLESCENTES
LA MARCHA NORMAL
La locomoción humana normal se ha descrito como una serie de movimientos alternantes,
rítmicos, de las extremidades y del tronco que determinan un desplazamiento hacia delante
del centro de gravedad.
La locomoción humana normal puede describirse enumerando algunas de sus
características. Aunque existen pequeñas diferencias en la forma de la marcha de un
individuo a otro, estas diferencias caen dentro de pequeños límites. El ciclo de la marcha
comienza cuando el pie contacta con el suelo y termina con el siguiente contacto con el
suelo del mismo pie. Los dos mayores componentes del ciclo de la marcha son: la fase de
apoyo y la fase de balanceo. Una pierna está en fase de apoyo cuando está en contacto con
el suelo y está en fase de balanceo cuando no contacta con el suelo.

Longitud del paso es la distancia lineal en el plano de progresión entre los puntos de
contacto de un pie y el otro pie. La longitud del paso completo es la distancia lineal entre
los sucesivos puntos de contacto del talón del mismo pie. El apoyo sencillo se refiere al
período cuando sólo una pierna está en contacto con el suelo, así mismo, el período de
doble apoyo ocurre cuando ambos pies están en contacto con el suelo simultáneamente.
Para referencia del pie significa que por un corto período de tiempo, la primera parte de la
fase de apoyo y la última parte de la fase de apoyo, el pie contralateral está también en
contacto con el suelo. La ausencia de un período de doble apoyo distingue el correr del
andar. La cantidad relativa de tiempo gastado durante cada fase del ciclo de la marcha, a
una velocidad normal, es:
Fase de apoyo: 60% del ciclo.
Durante la cual el pie se encuentra en contacto con el suelo. Esta fase comienza con el
contacto inicial y finaliza con el despegue del antepié.
2. Fase de balanceo: 40% del ciclo.
3. Doble apoyo: 20% del ciclo.
Con el aumento de la velocidad de la marcha hay un aumento relativo en el tiempo gastado
en la fase de balanceo, y con la disminución de la velocidad una relativa disminución. La
duración del doble apoyo disminuye conforme aumenta la velocidad de la marcha.
Subdivisiones de la fase de apoyo.
Existen cinco momentos que son útiles al subdividir esta fase a saber: contacto del talón,
apoyo plantar, apoyo medio, elevación del talón y despegue del pie.

El contacto del talón.


se refiere al instante en que el talón de la pierna de referencia toca el suelo.
El apoyo plantar.
se refiere al contacto de la parte anterior del pie con el suelo.

El apoyo medio.
ocurre cuando el trocánter mayor está alineado verticalmente con el centro del pie, visto
desde un plano sagital.
La elevación del talón.
ocurre cuando el talón se eleva del suelo.
El despegue del pie.
ocurre cuando los dedos se elevan del suelo. La fase de apoyo puede también dividirse en
intervalos con los términos de aceptación del peso, apoyo medio y despegue. El intervalo
de aceptación del peso empieza en el contacto del talón y termina con el apoyo plantar. El
intervalo de apoyo medio empieza con el apoyo plantar y termina con la elevación del talón
al despegue de talón. El despegue se extiende desde la elevación de los dedos. La
evaluación clínica de la marcha es suficiente generalmente con la estimación visual de la
posición del trocánter mayor.
Subdivisiones de la fase de balanceo.
Esta fase de puede dividirse en tres intervalos designados con los términos de aceleración,
balanceo medio y deceleración cada una de estas subdivisiones constituye
aproximadamente un tercio de la fase de balanceo.

El primer tercio.
referido como período de aceleración, se caracteriza por la rápida aceleración del extremo
de la pierna inmediatamente después de que los dedos dejan el suelo.

Tercio medio.
de la fase de balanceo, el intervalo del balanceo medio, la pierna balanceada pasa a la otra
pierna, moviéndose hacia delante de la misma, ya que está en fase de apoyo.
El tercio final.
De la fase de balanceo está caracterizado por la deceleración de la pierna que se mueve
rápidamente cuando se acerca al final del intervalo.
Características de la marcha que influencian la línea del centro de gravedad
Flexión de la rodilla durante la fase de apoyo.
Inmediatamente después del contacto del talón, empieza la flexión de la rodilla y continúa
durante la primera parte de la fase de apoyo hasta aproximadamente los 20 grados de
flexión. Esta característica de la marcha normal ayuda a suavizar la línea del centro de
gravedad y reduce su desplazamiento hacia arriba cuando el cuerpo se mueve apoyado
sobre el pie en que se apoya.
Descenso horizontal de la pelvis.
En la marcha normal la pelvis desciende alternativamente, primero alrededor de una
articulación de la cadera y luego de la otra. El desplazamiento desde la horizontal es muy
ligero y, generalmente, no pasa de los 5 grados. en la marcha es una característica normal
que sirve para reducir la elevación del centro de gravedad. Rotación de la pelvis. Además
del descenso horizontal, la pelvis rota hacia adelante en el plano horizontal,
aproximadamente 8 grados en el lado de la fase de balanceo (4 grados a cada lado de la
línea central). Esta característica de la marcha normal permite un paso ligeramente más
largo, sin bajar el centro de gravedad y reduciendo, por tanto, el desplazamiento vertical
total.

Ancho de la base de sustentación. La distancia entre las dos líneas representa la medida de
la base de sustentación. En la marcha normal, el ancho entre las dos líneas queda en una
media de 5 a 10 centímetros. Como la pelvis debe desplazarse hacia el lado del apoyo del
cuerpo para mantener la estabilidad en el apoyo medio, la estrecha base de sustentación
reduce el desplazamiento lateral del centro de gravedad.
La actividad física de la marcha en la adolescencia
Las recomendaciones para los adolescentes son hacer un mínimo de una hora de actividad
física de moderada a intensa al día. La mayor parte de la actividad física se hace en las
extremidades inferiores, lo que implica usar músculos grandes y debe practicarse durante
un período de tiempo considerable de una hora, combinando la marcha con actividades de
velocidad rápida en caminatas u deporte que implique hacer uso de las extremidades
inferiores. Los adolescentes pueden practicar deportes y programas de ejercicio físico
estructurado que incluyan actividades de fortalecimiento muscular y óseo. El levantamiento
de pesas, bajo la supervisión de un adulto cualificado, puede mejorar la fuerza y ayudar a
prevenir las lesiones deportivas, ayudando a las extremidades inferiores a ganar una fuerza
de resistencia al soportar el peso. Si se les da la oportunidad y ellos tienen interés, los
adolescentes pueden mejorar su salud casi con cualquier actividad con la que disfruten,
como el monopatín, el yoga, la natación, el baile o jugar a la pelota a la entrada de su casa.
Los adolescentes pueden incluir la actividad física en sus rutinas cotidianas, como ir
caminando a la escuela, hacer tareas domésticas o encontrar un trabajo activo a tiempo
parcial.
Motivar a los adolescentes para que sean activos
Los padres deben ceder el control a los adolescentes sobre la forma en que deciden
mantenerse activos físicamente. A los adolescentes les gusta tomar sus propias decisiones,
o sea que permita que su hijo las tome. Enfatice que no importa qué deporte practique, pero
que necesita mantenerse activo. Para que un adolescente se mantenga motivado, las
actividades deben de ser divertidas. Apoye las elecciones de su hijo proporcionándole el
equipo deportivo, el transporte y el apoyo que necesita. Sus iguales pueden tener una
influencia importante en la vida de su hijo, así que cree oportunidades para que se
mantenga activo con sus amigos. Y todos los adolescentes deben limitar el tiempo que
dedican a actividades sedentarias, como ver la televisión, jugar a videojuegos, utilizar la
computadora, los smartphones o las tabletas.
Cambios en el rendimiento atlético durante el crecimiento acelerado del adolescente
El paso por la pubertad puede tener un impacto significativo tanto positivo como negativo
en el rendimiento atlético. Si bien el aumento en el tamaño corporal, las hormonas y la
fuerza muscular pueden mejorar el rendimiento atlético, puede existir una disminución
temporal en el equilibrio y el control del cuerpo durante el periodo de crecimiento. El
rápido aumento de estatura y peso afecta el centro de gravedad del cuerpo. A veces, el
cerebro tiene que adaptarse a este punto de observación más alto, por lo que un adolescente
puede parecer un poco "torpe".
Esta fase es especialmente evidente en los deportes que requieren un buen equilibrio y
control del cuerpo (por ejemplo, patinaje sobre hielo, buceo, gimnasia y baloncesto).
Además, las piernas y los brazos más largos pueden afectar el lanzamiento de cualquier tipo
de pelota, los golpes con un bate o una raqueta, las atrapadas con un guante o un palo de
lacrosse, la natación y el salto. Los entrenadores que están al tanto de este periodo de
crecimiento pueden ayudar a reducir la torpeza atlética mediante la incorporación de
aspectos específicos de entrenamiento en prácticas y sesiones de entrenamiento.
la recomendación para que los jóvenes no corran maratones se debe a que todavía hacen
falta el desarrollo y el crecimiento de sus cuerpos.

Eso sí, Malgor aclaró que, para él, hay una excepción: los atletas africanos.
“En África, los niños, desde los 5 años, van y vuelven de los colegios trotando. Eso lo
hacen, mínimo, durante 10 o 15 años. Recién ahí empiezan a desenvolverse en el atletismo,
con una tremenda base aeróbica, lo cual les permite a los muchachos de la altitud africana,
con solo 19 o 20 años, correr maratones en poco más de dos horas”, señaló.
Etapas de la adolescencia
Al inicio de la adolescencia lo más notorio son los cambios físicos que se producen,
finalizando ésta con el mayor desarrollo psicosocial. Los eventos descritos para el
desarrollo corporal, cerebral, sexual, emocional y social responden de alguna manera a una
secuencia lógica de avance. Algunos profesionales de las ciencias sociales, reconocen que
debido al importante crecimiento psicológico y social que se produce en estos años, tiene
más sentido considerar los años de la adolescencia como una serie de etapas y no como una
etapa uniforme. A continuación se muestran algunas de las características de la
adolescencia, según la clasificación de las etapas de la adolescencia elaborada por la
OPS(3).

Adolescencia temprana, de los 10 a los 13 (La preparación para la marcha es idónea


realizando actividades como ir de caminata cortas y media cortas al ir y regresar de centro
de actividades deportivas, estudio, salir a menudo al parque y darse una vuelta)
Preocupación por los cambios físicos, los cuales son vividos como una irrupción.
Pensamiento abstracto concreto. Aumentan tanto las habilidades cognitivas como la
fantasía.
Fluctuaciones en el ánimo y autoestima. Impulsividad.
Intensa amistad con adolescentes de su mismo sexo. Menor interés en los padres.
Adolescencia media, de los 14 a los 16 años (Si el adolescente quiere hacer una actividad
deportiva es perfecto para iniciar algún deporte que siempre requiera de la marcha, como en
el caso del atletismo que puede hacer sus marcas de base al iniciarse en el deporte no se
requeriere que tenga el menor tiempo en distancias largas, pero si algo de técnica y
resistencia como iniciación del deporte sin presionar al adolescente)
El cuerpo sigue creciendo y cambiado.
Mayor desarrollo del pensamiento abstracto.
Relaciones de pareja más formales y de enamoramiento y compromiso afectivo. Interés en
la experimentación sexual.
Sentimientos de omnipotencia, se sienten invulnerables, pueden presentar conductas de
riesgo.
Período de mayor acercamiento y participación con sus pares y de compartir sus valores.
Período de máximo conflicto con sus padres.
Adolescencia tardía, de los 17 a los 19 años
( En esta etapa el adolescente debe tener una marcha con frecuencia de poder resistir
distancias o deportes de alta intensidad por el desarrollo físico a un 75% , si llega a
competir como en el maratón puede hacerlo pero con una exigencia moderada, su fortaleza
muscular y osea están casi desarrollados, hasta llegar a la etapa de la Juventud)
Disminuye la importancia del grupo de pares. Retorno a estar emocionalmente cercanos a
sus padres.
Desarrollo de su propia escala de valores.
Cambios físicos en la adolescencia
1. Aumento de la talla
Si tienes un hijo o una hija, notarás rápidamente cómo aumentan progresivamente de talla;
éste es uno de los cambios más habituales durante la pubertad. El pico en las chicas se sitúa
entre los 12-13 años y en los chicos entre los 14-15 años. Cuanto más precoz es la edad de
comienzo de la pubertad, mayor es el aumento de talla.
El crecimiento se produce por fases: inicialmente crecen las extremidades inferiores y
después el tronco, los brazos y la cabeza. Ello puede conducir a una sensación de
desproporción que se traduzca en inseguridad en el adolescente. Cuando se cierran las
epífisis de los huesos por la acción hormonal, se marca el final del crecimiento dando lugar
a la talla definitiva. La talla definitiva se alcanza entre los 16-17 años en las chicas y puede
retrasarse hasta los 21 años en los chicos.
2. Cambios corporales y desarrollo de órganos
Se produce un aumento del tamaño de los órganos (corazón, pulmones, bazo, riñones…)
pero además, se produce un aumento de la masa muscular y la densidad de los huesos y se
redistribuye la grasa corporal: A las chicas se les ensancha la pelvis y acumulan más grasa
que los chicos. En la edad adulta las mujeres tienen un % de grasa que ronda entre el 18-
22% A los chicos se les ensanchan los hombros y experimentan mayor crecimiento óseo y
muscular que las chicas. En la edad adulta los hombres tienen un % de grasa que ronda
entre el 12-16%.
3. Aumento de masa ósea (mo)
Cada individuo tiene un potencial genético de desarrollo de la MO, que solo se alcanza
plenamente si los factores ambientales como la actividad física y la nutrición con aporte de
calcio son óptimos.
4. Maduración sexual
Los cambios más llamativos tienen lugar en la esfera sexual y se culminan con la
adquisición de la fertilidad. El índice de maduración sexual se evalúa médicamente
mediante los denominados “Estadíos de Tanner” y se basa en la descripción del desarrollo
de los órganos sexuales y caracteres sexuales secundarios (marcadores de la feminidad y la
masculinidad).
5. Hormonas y cambios físicos en la adolescencia
Hormonas femeninas
La secreción de las hormonas FSH y LH estimulan la maduración de los ovarios y los
activan para producir otras hormonas: estrógenos y progesterona. Con todos estos cambios
físicos en las niñas se induce la ovulación y el ciclo menstrual. Los estrógenos, como el
estradiol, estimulan el desarrollo mamario, de los genitales externos y del útero. La
progesterona tiene un papel en la maduración del endometrio y las mamas. También hay un
aumento de la testosterona que estimula el crecimiento, así como también el desarrollo del
vello púbico y axilar. La menarquia (primera menstruación) suele presentarse unos dos
años tras la telarquia (aparición de botón mamario). La mejor referencia sobre su inicio es
la edad de la menarquia en la madre y en las hermanas. El aumento de talla tras la
menarquia es variable, con una media de 7 cm. Crecen las mamas y los órganos sexuales
externos e internos y se desarrolla el vello púbico y axilar, también cambia la voz y
aumenta el olor corporal.
Las hormonas masculinas
Un volumen de 4 ml de los testículos marca el inicio puberal. Suele suceder unos dos años
más tarde que en las chicas y por ello éstas pueden parecer más maduras físicamente a la
misma edad.En los chicos la secreción de la hormona FSH estimula la formación de
espermatozoides. La hormona LH estimula a las células del testículo a formar testosterona
y ésta acelera el crecimiento del niño, madura los genitales (pene, escroto y próstata),
estimula el crecimiento del vello púbico, facial y axilar, cambia la voz y aumenta la libido.
Desarrollo físico para marcha en la adolescencia
El desarrollo físico en la adolescencia tiene como principal característica su dinamismo. Es
decir, el cuerpo comienza a atravesar constantes cambios. Siguiendo esta línea, se inicia un
proceso de familiarización y aceptación del nuevo cuerpo a partir de su exploración.Tony
Strudwick (2016), entrenador de fútbol estadounidense, manifiesta en su libro Soccer
Science, que existen dos fases en el desarrollo físico en la adolescencia:
Fase de desarrollo (12-15 años): Dotada por varios cambios en el cuerpo, tanto su tamaño
como en su composición.
Fase de performance (16-19 años): Las variaciones físicas comienzan a ser más
individuales, así como su maduración.
Cuando se trata de adolescencia y deportes de élite, quienes se ocupan de potenciar el
desarrollo físico en la adolescencia deben atender a tres ítems:
Performance en la competición: Esta aumenta a medida que los deportistas van entendiendo
el deporte y se profesionalizan.
Capacidad de trabajo físico: Entre los 9 y 12 años aumenta rápidamente y, tras ello, el
crecimiento será paulatino. Capacidad para explotar el trabajo físico: Estrechamente
relacionada con el ítem anterior, sucede de la misma forma.
Retomando a Tony Strudwick (2016), este explica que el crecimiento en las mujeres es más
acelerado entre los 9,5 y los 12 años, mientras que en los hombres sería entre los 10 u 11
años hasta los 14. Así, poco a poco, vamos evidenciando la necesidad de brindar un
acompañamiento psicológico a los deportistas jóvenes.
Cuántos kilómetros al día es bueno caminar
Como posiblemente ya conozcas, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda
caminar un mínimo de 10.000 pasos al día, dentro de la batalla constante que tantas
entidades e instituciones sanitarias vienen librando contra el sedentarismo y todos los males
que la falta de ejercicio físico acarrea. Nadie duda que la práctica de actividad física
cotidiana resulta imprescindible para conservar la salud y promover un nivel satisfactorio
de bienestar. Pero, ¿es válida esta regla de los diez mil pasos para cualquier persona?
Vamos a tratar de aportar datos que, en lo posible, nos saquen de esta duda.
Cuántos kilómetros al día son 10.000 pasos
El primer interrogante que nos surge es el de saber a cuántos kilómetros al día equivale esta
distancia. Como cálculo promedio, podemos estimar que hablamos de recorrer unos 7,5
kilómetros cada día, si partimos de que la longitud media de un paso humano es de unos 75
centímetros. No obstante, esta medida depende de la estatura y será necesario hacer un
cálculo más preciso y personalizado.
Qué distancia recorremos cuando avanzamos un paso
Para estimar la distancia recorrida por una persona cuando avanza un paso, podemos aplicar
una fórmula que multiplica nuestra estatura en centímetros por 0,415 para los hombres y
0,413 para las mujeres.
Por ejemplo, un hombre de 170 centímetros de altura tendrá una zancada media al caminar
de 70,55 centímetros (170 x 0,415). Por su parte, una mujer de 165 centímetros avanzará
68,14 centímetros con cada pisada (165 x 0,413).
Tengo que andar 10.000 pasos diarios para estar sano
Es bueno que interpretemos esta pauta como una recomendación flexible, no como una
imposición rígida de obligado cumplimiento. Cualquier consejo requiere personalización e
individualización, máxime si se trata del cuidado de la salud. Sin ir más lejos, la propia
OMS en ocasiones ha difundido recomendaciones que difieren mucho de la que nos ocupa.
Por ejemplo, en otro momento nos ha indicado que es conveniente realizar 150 minutos
semanales de ejercicio aeróbico moderado. El mínimo sería andar cada día entre 20 y 30
minutos o 5 días a la semana, entre 30 a 45 minutos cada jornada. En este caso, el objetivo
que nos prescriben sería bastante menos ambicioso que el ya mencionado. Si tienes menos
de 30 años y tu estado físico general es satisfactorio, parece obvio que te convienen
objetivos más exigentes en cuanto a la distancia mínima e incluso al tipo de ejercicio, al
menos a corto y medio plazo. Por el contrario, si ya has cumplido los 60 y padeces alguna
patología crónica leve, el consejo de los diez mil al día sí puede serte útil, sobre todo si
partes de hábitos sedentarios. En este caso, tampoco te vendrá mal llegar a los doce o
catorce mil pasos diarios, dándote un margen de tiempo para poder recorrer este trayecto
con cierta comodidad.
Beneficios de andar a diario para el adolescente
Si el ejercicio físico no está entre tus costumbres diarias, toma en consideración que su
práctica regular te va a suponer notables ventajas que se dejarán notar en tu salud y en tu
bienestar:
Ayuda a regular el peso y a prevenir la obesidad. Mejora la función del sistema circulatorio
y previene las patologías del corazón. Aumenta la esperanza de vida. Mejora el estado de
ánimo y promueve la liberación de endorfinas. Fortalece los músculos y aumenta el rango
de movimiento. Mejora el funcionamiento de las articulaciones. Ayuda en la función
respiratoria. Contribuye al buen funcionamiento de la memoria y previene la aparición del
Alzheimer.
Cinética y Variables Témporoespaciales
En general, se asume que la cinética y la métrica témporoespacial de los adolescentes
durante la carrera son en gran medida similares a las de los corredores adultos cuando se
eliminan los efectos de la altura y la masa corporal. Esta afirmación, sin embargo, no ha
sido probada debido a los estudios limitados que describen estas métricas en corredores
adolescentes.
A medida que aumenta la edad, la longitud del paso durante la carrera aumenta mientras
que la velocidad del paso disminuye (Schepens y cols., 1998). El aumento de la longitud
del paso se atribuye al aumento de la longitud de la pierna asociado con la edad (Schepens
y cols., 1998), ya que una longitud de pierna más larga se ha asociado con una menor
frecuencia de pasos habituales en corredores adultos (Tenforde y cols., 2019). Antes de los
12 años, la disminución en la velocidad de paso se asocia con una disminución en la rigidez
vertical total del cuerpo específica de la masa (relación de la fuerza de reacción vertical del
suelo y el desplazamiento vertical del centro de masa) debido a un aumento en la masa
corporal con una rigidez constante (Schepens y cols., 1998). Sin embargo, de 12 a 18 años
de edad, la rigidez vertical y la velocidad de paso son aproximadamente constantes debido
a un aumento paralelo tanto de la rigidez como de la masa con la edad (Schepens y cols.,
1998).
A medida que aumenta la velocidad de carrera, no es sorprendente que tanto la velocidad de
paso como la longitud aumenten, independientemente de la edad. Es de destacar que, a
pesar de que la velocidad máxima de carrera aumenta con la edad adolescente, las
contribuciones relativas de la velocidad de paso y la longitud del paso a la velocidad
máxima cambian con la edad o, más precisamente, con la madurez. En aquellos que aún no
alcanzaron la velocidad máxima de altura (un indicador de la madurez esquelética), la
velocidad máxima de carrera se predijo mejor por la velocidad de paso, mientras que la
longitud del paso fue el factor clave en esas velocidades de altura post pico (Meyers y cols.,
2017). En los adolescentes cerca y por encima de la velocidad máxima de altura, la
velocidad de paso y la fuerza de propulsión horizontal durante la carrera a velocidad
máxima permanecen relativamente constantes a lo largo de la edad (Schepens y cols., 1998;
Rumpf y cols., 2015). Además, una mayor fuerza máxima de reacción vertical del suelo
durante la carrera a máxima velocidad es evidente en adolescentes mayores que en
adolescentes más jóvenes, incluso cuando se tiene en cuenta el aumento de la masa corporal
(Rumpf y cols., 2015). Las medidas cinéticas y témporoespaciales comúnmente descritas en
corredores adultos, como la fuerza de frenado horizontal, la tasa de carga vertical y la
amplitud del paso, no se han caracterizado en corredores de fondo adolescentes.
Mecánica y cinemática de las pisadas
La mayoría de los adolescentes calzados habitualmente hacen contacto inicial con un golpe
con el retropié [es decir, contacto inicial con el talón (Hoenig y cols., 2020)] cuando corren
a velocidades más lentas (Hollander y cols., 2018; Latorre Roman y cols., 2019). Sin
embargo, la prevalencia de los patrones de golpe del retropié depende de la velocidad de
carrera, el uso y la habituación al calzado, la edad y el sexo (Hollander y cols., 2018). Los
patrones de golpe sin retropié [es decir, hacer contacto inicial con los dedos o la parte
media del pie (Hoenig y cols., 2020)] se han sostenido como una posible estrategia de
prevención de lesiones en adolescentes y adultos (Lieberman y cols., 2010), aunque la
evidencia es contradictoria, especialmente para los corredores jóvenes (Warr y cols., 2015;
Davis y cols., 2017; Chan y cols., 2018; Messier y cols., 2018; Anderson y cols., 2019;
Krabak y cols., 2020).
Si bien la disminución de la tasa de carga es un beneficio discutible de un patrón de
contacto sin el retropié (Lieberman y cols., 2010; Davis y cols., 2016), no se requiere un
contacto sin el retropié para lograr tasas de carga bajas (Stiffler-Joachim et al. ., 2019) y la
evidencia que asocia altas tasas de carga al desarrollo de RRI en adultos es contradictoria
(Zadpoor y Nikooyan, 2011; Bredeweg y cols., 2013; Kuhman y cols., 2016; Davis y cols.,
2017; Dudley et al. , 2017; Messier y cols., 2018). Además, los resultados de varios
estudios señalan que el beneficio biomecánico de patrones específicos de pisada es
contradictorio (Stearne y cols., 2014; Davis y cols., 2016; Dudley y cols., 2017), lo que ha
sido respaldado por estudios prospectivos recientes sobre lesiones en adultos (Warr y cols.,
2015; Kuhman y cols., 2016; Messier y cols., 2018; Anderson y cols., 2019). Otra
evidencia de estudios en corredores adultos sugiere que la pisada afecta más probablemente
al riesgo de lesiones específicas, en lugar de que un patrón de pisada sea más o menos
dañino que otro (Hollander y cols., 2021a). Se justifica una investigación adicional que
abarque el efecto del patrón de las pisadas en la marcha de la carrera de los adolescentes en
relación con las lesiones.
IMPLICACIONES PARA LA PREVENCIÓN DE LESIONES RELACIONADAS
CON LA CARRERA
Contenido mineral óseo y hueso

La acumulación máxima de masa ósea se logra en la edad adulta temprana y está


influenciada por factores estresantes biomecánicos en los huesos junto con otras
características de salud (es decir, dieta, peso corporal y tejido magro y función hormonal).
Una revisión de la influencia de la participación deportiva sobre la densidad y la fuerza
ósea sugiere que correr es menos osteogénico que los deportes que involucran fuerzas de
reacción del suelo más altas en cargas multidireccionales, como el fútbol y el baloncesto
(Tenforde y Fredericson, 2011). La participación en deportes de pelota durante dos o más
años antes de la pubertad puede promover un mayor contenido óseo y huesos más rígidos y
resistentes a las fracturas (Milgrom y cols., 2000) y reducir el riesgo futuro de BSI en la
adolescencia y la edad adulta (Fredericson y cols., 2005; Tenforde y cols., 2013, 2021).

Las adaptaciones óseas adecuadas de acuerdo con la biomecánica de carga requieren una
nutrición, un sueño y una función hormonal adecuados. La tríada de la atleta femenina y la
deficiencia energética relativa en el deporte (De Souza y cols., 2014; Mountjoy y cols.,
2018; Tenforde y cols., 2020) describen las consecuencias de la baja disponibilidad de
energía (definida como ingesta calórica inadecuada vs gasto energético del ejercicio) sobre
la densidad ósea y la función hormonal (incluida la disfunción menstrual). Las necesidades
calóricas pueden ser significativamente mayores durante el crecimiento y para satisfacer las
demandas del deporte de carrera (Krabak y cols., 2020). Además de promover la
disponibilidad de energía adecuada, asegurar el calcio apropiado de los alimentos y la
suplementación con vitamina D puede promover ganancias óseas y reducir el riesgo de BSI
(Kelsey y cols., 2007; Sonneville y cols., 2012; Barrack y cols., 2017). Si bien no se ha
estudiado adecuadamente en corredores adolescentes, el sueño es fundamental para
promover el crecimiento y reducir el riesgo de lesiones y debe considerarse debidamente en
investigaciones futuras específicas para este grupo etario (Copenhaver y Diamond, 2017).
Músculo

La fuerza de los músculos de las extremidades inferiores generalmente se considera un


componente importante de los programas de prevención de lesiones RRI. La razón
fundamental es que la debilidad muscular conduce a una mecánica de carrera alterada y una
tolerancia reducida a la carga, lo que aumenta el riesgo de lesiones comunes en las
articulaciones y los tejidos blandos. Sin embargo, no se ha demostrado de manera
consistente que la debilidad de los músculos de las extremidades inferiores contribuya a las
lesiones en el corredor joven, similar a los hallazgos que involucran a corredores adultos
(Thijs y cols., 2011; Mucha y cols., 2017). Los hallazgos de un estudio prospectivo sobre
un mayor riesgo de lesiones entre los corredores de secundaria con abductores de cadera,
extensores de rodilla y flexores de rodilla débiles, Luedke et al. (2015) contrasta con otro
estudio que sugiere que el aumento de la fuerza del abductor de la cadera y la relación entre
la fuerza de la abducción y la aducción de la cadera aumenta el riesgo de lesión (Finnoff y
cols., 2011). A pesar de esta incertidumbre con respecto a la debilidad muscular y el riesgo
de lesiones, los programas de prevención de lesiones con elementos de entrenamiento
neuromuscular de alta intensidad, saltos, pliometría y entrenamiento del equilibrio han
tenido éxito en la reducción de lesiones deportivas en atletas jóvenes (por ej., baloncesto,
fútbol, fútbol americano, vóleibol) (Emery y cols., 2005; Rössler y cols., 2014; Richmond y
cols., 2016). Estos estudios no se han realizado en corredores jóvenes, por lo que se
desconoce la eficacia de estos programas. Entre los corredores adultos, los programas de
prevención que priorizan el entrenamiento de la fuerza general de las extremidades
inferiores no han reducido la incidencia de lesiones (Toresdahl y cols., 2020), aunque un
programa enfocado en el fortalecimiento de los músculos del pie condujo a una tasa de
lesiones 2.4 veces menor (Taddei y cols., 2020).

Tendón

Los tendones transfieren la carga entre el músculo y el hueso, son importantes para un
movimiento eficiente y proporcionan un amortiguamiento mecánico para proteger el
músculo (Roberts y Azizi, 2010; Konow y cols., 2012). Al correr, los tendones de alto
estrés, como el tendón de Aquiles, almacenan y liberan energía con cada paso como un
resorte. Cuanto mejor funcione el tendón de Aquiles en esta tarea, mejor será la economía
de carrera (Alexander, 1990). Las dimensiones de los tendones suelen estar estrechamente
acopladas a las del músculo correspondiente y están optimizadas para una contracción y un
movimiento muscular eficientes (Ker y cols., 1988; Alexander, 2002). Tanto el tendón
como el músculo responden a la sobrecarga mecánica volviéndose más grandes y fuertes
(Kubo y cols., 2001; Lambertz y cols., 2003). En la juventud, los fascículos musculares y el
tendón se alargan proporcionalmente durante la maduración, al igual que el área transversal
del tendón y el área transversal fisiológica del músculo (O'Brien y cols., 2010).

Sin embargo, el curso temporal de la adaptación puede ser muy diferente (Mersmann y
cols., 2017), ya que un estudio informó un retraso de 1 a 2 meses en la respuesta de las
propiedades del tendón al entrenamiento de la fuerza en adultos sanos (Kubo y cols., 2010).
La preocupación durante la adolescencia es que parece haber un desequilibrio aún mayor en
el curso temporal del crecimiento entre las propiedades de los tendones y los músculos
(Mersmann y cols., 2017). Los tendones portadores de sobrecarga responden a la carga
mejorando sus propiedades materiales (es decir, módulo elástico; resistencia a la tracción)
en la adolescencia temprana, con hipertrofia (es decir, cambio de área transversal) que
ocurre en las últimas etapas de la adolescencia (Waugh y cols., 2012; Mogi, 2020). El
músculo, por otro lado, se desarrolla progresivamente durante la adolescencia y este retraso
teórico en la adaptación del tendón, especialmente en el tamaño, puede ser la razón de la
aparición de tendinopatías por pos sobreuso en deportistas jóvenes. También hay un
desajuste en la tasa de crecimiento de la unidad músculo-tendinosa en relación con la del
hueso durante la pubertad, en la que los cambios en el brazo de momento del tendón no
siempre son proporcionales a los cambios en el músculo y la longitud del brazo de
momento externo, lo que puede conducir a un aumento de la carga sobre el tendón al correr
(O'Brien, 2016). Otra preocupación es que el tejido del tendón también responde a
diferentes tipos de estímulos que el músculo. Si bien las actividades pliométricas, como
correr y saltar, pueden mejorar la fuerza muscular, la pliometría no parece ser efectiva para
mejorar la rigidez de los tendones en los adultos (Bohm y cols., 2014). El tendón, por otro
lado, parece responder preferentemente a ejercicios de entrenamiento de la fuerza con
cargas elevadas que tensan los tendones durante más tiempo que las actividades balísticas
(Arampatzis y cols., 2010). Si un corredor joven no realiza ningún otro tipo de actividad,
como el entrenamiento de la fuerza, es posible que el tendón no reciba el estímulo adecuado
para agrandarse y fortalecerse y, en cambio, existe un mayor riesgo de desarrollar
tendinopatías.

La carga excesiva de los tendones se considera un factor de riesgo de tendinopatía (Millar y


cols., 2021). Para abordar la sobrecarga de los tendones durante la carrera, uno tendría que
(1) disminuir la carga mediante el entrenamiento o modificaciones técnicas, o (2) mejorar la
resistencia del tendón a la carga (es decir, la rigidez). En comparación con los adultos, los
niños desarrollan niveles más bajos de fuerza muscular a ritmos más lentos (Asai y Aoki,
1996; Grosset y cols., 2005; Falk y cols., 2009; Gillen y cols., 2019). La implementación de
un programa de entrenamiento de la fuerza para corredores jóvenes abordaría esta debilidad
muscular relativa y también mejoraría la rigidez del tendón y, al hacerlo, mejoraría la tasa
de producción de fuerza de la unidad músculo-tendinosa (Waugh y cols., 2014). Ésta es un
área creciente de investigación en los niños.

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