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Técnicas de progresión en el senderismo

En nuestra labor como técnicos, tendremos que movernos con nuestros clientes de
manera segura y eficaz por los diferentes terrenos que podemos encontrar en la naturaleza.

En nuestra civilización dominada por los vehículos a motor y por suelos asfaltados y perfectamente
lisos, estamos perdiendo el hábito de caminar por terrenos abruptos, y para muchas personas
hacerlo puede convertirse en algo penoso, debido a la falta de una técnica de marcha adecuada.

Al caminar por la naturaleza, adquiere una gran importancia la visualización del terreno para elegir
el itinerario más cómodo y seguro, así como la correcta elección de los apoyos para los pies,
llevando un ritmo adaptado al terreno hará que caminemos con eficacia, cansándonos solamente lo
imprescindible y evitando tropiezos y patinazos que pondrían en peligro nuestra integridad física (no
hay que olvidar que la mayor parte de los accidentes en montaña suceden por patinazos en terrenos
técnicamente sencillos).

Otro factor importante y al que la mayoría de la gente no está acostumbrada es que normalmente al
movernos por la naturaleza casi siempre debemos transportar una mochila más o menos pesada,
lo que altera nuestro equilibrio y nos causa una mayor fatiga.

Profundizando en las técnicas de progresión hablaremos de la biomecánica de la


marcha (movimientos; músculos y articulaciones; equilibrio; influencia del
equipamiento), ritmo (zona de actividad según la frecuencia cardíaca -intensidad-; evaluación de
tiempo y distancias; gasto energético; descansos, avituallamiento e hidratación; condiciones del
terreno y climatología; peso que transportamos; control del ritmo de grupos), técnicas generales de
progresión (pautas generales; técnica general de ascenso; técnica general de descenso; elección
del itinerario),técnicas específicas según el tipo de terreno (pendientes de hierba; vegetación
espesa; pedreras; caos de bloques; ríos), progresión en grupo y didáctica de las técnicas de
progresión.

3.1.1. Movimientos de la marcha

Para la persona, caminar es algo grande. Ya desde la infancia, el momento en que dejamos de
gatear será una fecha memorable y sin embargo no es normal que nos detengamos a pensar como
realizamos esa acción tan fundamental para el ser humano en general y para el senderista en
particular, pero vamos a hacer un pequeño análisis de cómo funciona nuestro medio de locomoción
en sus aspectos más básicos.
La marcha humana es un medio de locomoción bípeda –dos pies-, que se realiza mediante un
movimiento cíclico de los miembros inferiores, que conserva el equilibrio dinámico y aprovecha en
más o menos medida la fuerza de la gravedad.

En la marcha, el cuerpo tiene que realizar simultáneamente una serie de acciones:

 Rotación de las caderas.


 Flexión de las rodillas durante el apoyo.
 Basculamiento de la pelvis.
 Movimiento del pie y del tobillo.
 Movimiento de los brazos.
 Movimiento de los hombros y cintura.

Todas estas acciones y muchas más se llevan a cabo al completar el ciclo de la marcha. Este ciclo
va desde el comienzo del apoyo de un pie hasta el momento en que el mismo pie va a contactar de
nuevo con el suelo, es decir, que consta de dos pasos.

Al descomponer en fases la marcha se da una serie de movimientos a los que podemos adjudicar
un porcentaje de tiempo que dura un ciclo completo de la siguiente forma:

 0-15% desde el momento en que la pierna avanza y el pie toma contacto con el suelo mediante
el talón hasta que se apoya totalmente en el suelo.
 15-40% el pie se mantiene apoyando plano en el suelo.
 40-50% el talón del pie retrasado se despega del suelo y el pie se apoya en los dedos.
 50-60% el pie retrasado se despega del suelo.
 60-75% la pierna avanza oscilando.
 75-100% la rodilla se extiende totalmente para comenzar un nuevo ciclo.

Entre el 0 y el 60% del ciclo de la marcha, el pie permanece en contacto con el suelo, y entre el 60
y el 100% el pie avanza sin estar apoyado. Aproximadamente durante un 50% del ciclo de la marcha
los dos pies permanecerán en contacto con el suelo.

Durante todo este ciclo intervienen más partes del cuerpo, las caderas rotan y los
hombros y brazos se mueven en sentido contrario para contrarrestar su efecto, a la vez que ayudan
al ritmo y equilibrio de la marcha.
3.1.2. Músculos y articulaciones implicados en la marcha por la naturaleza

24 enero, 2011 · Filed under Técnica de progresión

Fundamentalmente los músculos que van a trabajar más al ascender una pendiente serán:

 Los músculos de la parte posterior de la pierna (gemelos interno y externo, recto


interno, sartorio, semitendinoso, semimembranoso, bíceps crural, poplíteo y plantar delgado).
 Los músculos de la parte delantera de la pierna (vasto interno y vasto externo, y recto interno
del muslo -recto anterior o recto femoral- que junto a otro músculo –crural, vasto intermedio o
vasto medio– forman el cuádriceps crural).
 Flexión dorsal del pie (tibial anterior, extensor largo del primer dedo del pie, extensor largo de
los dedos, peroneo anterior).
 Flexión plantar del pie (tibial posterior, flexor largo de los dedos, flexor largo del dedo
gordo, gemelos de la pierna, peroneo lateral largo y lateral corto).

Estos son los músculos que levantan el talón levantando el miembro interior y todo el cuerpo. Junto
con el soleo son los músculos esenciales de la marcha. También están:

 Los músculos de las nalgas (glúteos mayor y mediano) que levantan la pelvis sobre el fémur,
acción primordial durante la marcha bípeda.
 Los músculos flexores de las caderas (ilíaco y psoas mayor).

En el descenso los músculos más implicados serán:

 Los de la parte posterior de la pierna.


 Los de la parte anterior del muslo.

 Los glúteos.

Todos estos músculos deberán ser capaces de resistir esfuerzos de larga duración (aeróbicos) por
lo que debemos entrenarlos para este propósito (marchas, carreras de larga duración, bicicleta, esquí
de fondo…).

Las articulaciones más implicadas en la marcha son la rodilla, el tobillo y la cadera.


La rodilla es la articulación que más trabaja ya que es ella la que con su movimiento de extensión
eleva el peso de nuestro cuerpo a cada paso.

Para no realizar esfuerzos suplementarios es conveniente caminar mediante pasos cortos, ya que
cuanto más largo sea el paso, el brazo de palanca que hacemos sobre la rodilla es mayor y la fuerza
necesaria para movernos también lo será, por lo que la tensión sobre la rodilla crecerá y por tanto
aumentará la fatiga y el riesgo de lesión.

Para evitar el cansancio de pies y piernas y aumentar la adherencia al suelo y el equilibrio, tanto en
subida como en bajada hay que procurar apoyar toda la planta del pie sobre el suelo, para
conseguirlo hay que cuidar la flexibilidad del tobillo.

3.1.3. Equilibrio en la marcha

 Para poseer una buena técnica de marcha es muy importante ser capaces de controlar los
desplazamientos de nuestro Centro de Gravedad Corporal (CGC).
 Si permanecemos en una posición estática y erguida, el centro de gravedad de nuestro
cuerpo se encontrará aproximadamente a la altura del ombligo, centrado entre éste y la
espalda. Nos encontraremos en equilibrio cuando al trazar una pendiente desde el CGC al

suelo esta caiga centrada entre los dos pies. Un


correcto control del CGC permitirá cambiar el peso de un pie al otro durante la marcha.
También ayudará a mantener el equilibrio el realizar movimientos compensatorios con las
caderas, tronco y brazos. Caminar con los pies separados a la anchura natural de nuestras
caderas ayudará a caminar equilibrados, al ser el espacio en que proyectamos nuestro CGC
más amplio que si lo hiciéramos con los pies muy juntos.

3.1.4. El calzado también cuenta para la marcha

24 enero, 2011 · Filed under Técnica de progresión

El pie humano realiza funciones de soporte, amortiguación e impulsión (estas dos últimas contrarias
entre sí) y durante la pisada realiza un movimiento de apoyo externo-interno-externo. Ello hace que
el calzado sea muy importante para la correcta ejecución de estas funciones, además de proteger el

pie evitando lesiones.


El calzado deberá ser el idóneo para el tipo de terreno en que nos movamos.

La suela deberá tener cierta flexibilidad frontal para permitir un apoyo correcto del pie y rigidez lateral
para permitir una marcha segura al atravesar terrenos blandos, también deberá tener un dibujo muy
marcado para que el agarre sea óptimo en todo tipo de terrenos.

La caña debe ser lo suficientemente alta para proteger el tobillo de golpes y torceduras y a su vez
permitir el correcto movimiento del mismo.

Es muy importante atar correctamente el calzado. Hay que comenzar a tensar los cordones desde
la parte más baja hacia arriba. Quienes tengan empeines muy pronunciados (o que les puede causar
compresión y calambre) pueden solucionarlo evitando cruzar los cordones, ya que pueden presionar
el tendón de Aquiles y causar una tendinitis. Así mismo es conveniente repasar el tensado de los
cordones al poco tiempo de comenzar la marcha una vez que el pie es haya dilatado. También puede
ser interesante llevar diferente tensión en los cordones en el ascenso que en el descenso (ascenso
el tobillo más flojo, descenso bien sujeto).

Vigilar si estrenamos el calzado, sobre todo si vamos a efectuar una marcha larga, será mejor que
lo hayamos utilizado con anterioridad durante pequeñas salidas, para que se nos adapte al pie.

3.1.4. La mochila también cuenta para la marcha

Hay que procurar que la mochila sea de un tamaño adecuado para nuestra espalda, para que al
caminar no oscile con nuestros movimientos.

Al transportar una mochila y, sobre todo, si esta es pesada, nuestro centro de gravedad se traslada
un poco hacia atrás y hacia arriba, por lo que involuntariamente inclinaremos el tronco hacia delante
para compensar este desplazamiento del centro de gravedad y seguir manteniéndolo centrado entre
nuestro pies.

El llevar una mochila (cosa necesaria prácticamente siempre en nuestro trabajo como técnicos) nos
obligará a aumentar el esfuerzo necesario para desplazarnos. Este aumento del esfuerzo no recaerá
solamente en las piernas, sino también en los músculos de la espalda, ya que como hemos dicho,
nuestro tronco se inclinará hacia delante para compensar el desplazamiento del centro de gravedad.
Será muy conveniente regular correctamente la mochila para transferir el máximo peso posible a las
caderas y así poder desplazarnos con la máxima comodidad posible. Para regular correctamente la
mochila haremos los siguientes:

1. Una vez que tenemos cargada la mochila a la espalda, la cruz formada por el inicio de las
hombreras debe estar a la altura de los omoplatos.
2. Ajustar el cinturón haciéndole corresponder la parte superior de la pelvis, tensándolo hasta que
notemos contacto a lo largo de todo el contorno de la cintura.
3. Tensar las hombreras hasta notar que existe contacto en toda la zona del pecho, hombros y,
preferiblemente, en el inicio de la espalda.
4. Tensar los ajustes laterales del cinturón hasta que no exista balanceo de la carga.
5. Regular las correas cenitales teniendo la precaución de que no nos molesten en el giro de la
cabeza. En ascenso aflojar los tensores superiores y apretarlos en descenso para asegurar la
inmovilización de la carga. Resulta muy útil la cinta de pecho.Así mismo, es muy
importante llenar correctamente la mochila, en general deberemos llevar las cosas muy
voluminosas y de poco peso en la zona baja y las más pesadas arriba y cerca de los hombros,
intentado que la carga sea simétrica para que la mochila sea estable al portearla.

Como llenar una mochila es algo muy personal, pero generalmente se hace así:

 Saco de dormir y ropa de recambio en la parte baja.


 Hornillo, comida y demás objetos pesados arriba y cerca de la espalda.
 Chaqueta impermeable, cantimplora y botiquín bajo la tapa.
 Colchoneta aislante atravesada arriba o lateralmente en vertical.

Hay que procurar no llevar objetos colgando, ya que causarían desequilibrios y enganchones que
podrían afectar a nuestra estabilidad.Dependiendo de la actividad a realizar y de su duración
deberemos llevar siempre un mínimo de equipo en la mochila y teniendo en cuenta que
frecuentemente en el desarrollo de nuestra labor docente nos moveremos con grupos, deberemos
llevar algún material de repuesto y de reparaciones para solucionar posibles problemas tanto propios
como de nuestros clientes. En salidas de un día de duración el equipo mínimo a llevar podría ser el
siguiente:
1. Reloj.
2. Botiquín.
3. Manta térmica.
4. Crema protectora solar.
5. Mapa.
6. Brújula.
7. Altímetro.
8. Material de reparaciones.
9. Navaja.
10. Un trozo de papel de aluminio.
11. Una vela.
12. Encendedor.
13. Radio o teléfono móvil.
14. Silbato.
15. Linterna frontal.
16. Cordines.
17. Cantimplora.
18. Comida.
19. Chaqueta y pantalón impermeable.
20. Ropa seca de recambio.
21. Guantes.

Siempre deberemos prestar mucha atención y revisar el equipo de nuestros clientes para no
encontrarnos con sorpresas desagradables cuando ya no tiene solución. No deberemos dudar en
dejar a algún cliente si este carece de alguna pieza del equipo que consideremos imprescindible
para su seguridad.

3.1.4. La vestimenta también cuenta para la marcha

El portar una vestimenta adecuada a la actividad que vamos a llevar a cabo ayudará también a
realizar el gasto energético justo.

Es conveniente que la ropa sea ligera y transpire correctamente. También es importante no ir


abrigados en exceso, para que el calor producido por nuestro cuerpo durante el esfuerzo se disipe
con facilidad. Según el terreno nos protegeremos los brazos y las piernas, no es conveniente utilizar
pantalones cortos para evitar corte con la maleza.

3.1.4. Los bastones también cuentan para la marcha

La utilización de bastones puede ser conveniente porque ayudan a mantener el equilibrio cuando
transitamos por terrenos abruptos.

Son interesantes sobre todo en las bajadas, ya que pueden descargar de mucha tensión a las
rodillas, especialmente si vamos con una mochila muy pesada.

De todas formas conviene no abusar mucho de su utilización pues si nos habituamos a ir siempre
con ellos puede verse afectado nuestro equilibrio si en alguna ocasión no los tenemos.
 Ritmo.

 3.2.1. Ritmo. Zona de actividad

Para marchar en la naturaleza es conveniente caminar con cierta armonía, manteniendo la zancada
justa y la velocidad idónea. La velocidad ideal es difícil de definir, ya que depende de muchas
variables como nuestra condición física, el tipo de terreno por el que avanzamos, el peso de la
mochila, nuestro entrenamiento, etc.

Un ritmo adecuado para la marcha será el que podemos seguir durante toda la duración de la misma,
manteniendo una cadencia de pasos constante y en el que cambiemos la longitud de las zancadas
solo a causa de las irregularidades del terreno.

Si nos conocemos un poco a nosotros mismos, nuestras piernas y nuestros pulmones nos dirán si
el ritmo que llevamos es el adecuado. Existe una vieja regla casera que dice que el ritmo adecuado
es aquel en que podemos mantener una conversación sin jadear. Pero vamos a dar unos datos más
científicos para poder conocer nuestro ritmo adecuado de marcha.

La marcha por la naturaleza es una actividad física aeróbica, es decir, de larga duración e intensidad
moderada. Aeróbico quiere decir que el aporte de oxígeno es igual a la demanda.

Para poder controlar un ritmo continuado que nos permita realizar toda la actividad con un esfuerzo
de carácter aeróbico utilizaremos la frecuencia cardíaca, es decir, el número de pulsaciones que
tenemos durante un minuto.

El criterio utilizado para determinar el ritmo cardíaco es que éste debe permanecer dentro de la zona
de actividad. Para conocer cuál es nuestra zona de actividad, primero deberemos conocer cuál es
nuestro Índice Cardíaco Máximo (ICM), que nos indica cuantas son las máximas pulsaciones
teóricas que podemos tener al realizar una actividad de máxima intensidad. Lo obtendremos
restando a 220 nuestra edad: IMC=220-edad.

La zona de actividad será aquella en que las pulsaciones se encuentren entre el 60 y 85% del IMC.
Por ejemplo, si nuestra edad es de 30 años, nuestro ICM será 220-30=190 ppm, por lo que nuestra
zona de actividad se encontrará entre el 60% de 190 que es 114 ppm y el 85% de 190 que es 161´5
ppm.

Para controlar nuestro ritmo podemos tomarnos periódicamente las pulsaciones para comprobar si
nos encontramos en el margen correspondiente a nuestra zona de actividad.
3.2.2. Ritmo. Evaluación de tiempo

El cálculo del tiempo a emplear en un recorrido es un elemento importante de cara a la preparación


de un itinerario, aunque es bastante difícil de prever dada la gran cantidad de imponderables que
presenta: accidentes del terreno no apreciables en el mapa, condición física de nuestros clientes,
peso de la mochila, etc. Por esto es un dato que para su cálculo requerirá de nuestra experiencia. A
modo de ejemplo:

 Terreno llano con buen camino: 4 a 5 km/h.


 Campo a través y terreno bueno: 3 km/h.
 En subida: 300 m de desnivel por hora.
 En descenso: 500 m de desnivel por hora.
 Tiempo empleado en los descansos: 10% mínimo.
 Añadir un margen de tiempo de seguridad: 10% mínimo.

Como hemos dicho anteriormente, estas cifras deben adaptarse al entrenamiento de nuestros
clientes, la longitud y la dificultad del recorrido. Igualmente deberán ser revisados sobre el terreno
en función de las condiciones del momento.

3.2.3. Ritmo. Gasto energético.

El llevar un ritmo determinado está en relación directa con el gasto energético que tendremos. Todos
sabemos que a medida que caminamos más rápido nuestro cuerpo aumenta el consumo de energía
por unidad de tiempo. Este aumento progresivo del consumo es lineal a velocidades de 3 a 5 km/h;
pero, a partir de ahí, pequeños aumentos de la velocidad suponen grandes elevaciones del
gasto energético.

Lo anteriormente visto tiene una gran importancia, ya que si en una marcha pretendemos ir rápido,
por encima de esos 5 ó 6 km/h, tendremos que ser conscientes de que deberemos contar con una
preparación muy buena; bastante mejor que la necesaria para hacerlo tan solo un poco más
tranquilos.

Por otro lado, si nos plateamos cual es el ritmo más económico para cubrir una distancia, por ejemplo,
un kilómetro, obtenido al multiplicar los resultados del gráfico por los minutos que tendríamos en
cubrir ese kilómetro a distintas velocidades, nos muestra que el ritmo de marcha más rentable viene
a ser de 4 a 6 km/h. Curiosamente, el gasto es bastante más elevado a velocidades más baja y esto
puede explicar, por ejemplo, el cansancio que nos produce el lento deambular del “ir de compras”.
3.2.3. Ritmo. Descansos.

No existe ninguna regla escrita que nos indique la cantidad de paradas para descansar que debemos
hacer ni la duración de estos. Sí es conveniente indicar que nos se debe parar demasiado, ya que
nos impediría que nuestro cuerpo se adapte al ritmo que deseamos llevar. También hay que evitar
que estas paradas duren mucho tiempo, ya que nos enfriaríamos, aumentando la posibilidad de
lesionarnos.

Para las paradas debemos buscar lugares cómodos, resguardados del viento, al sol o a la sombra
según la temperatura y en los que quepa todo el grupo. Cuando paremos, debemos quitarnos la
mochila y abrigarnos para no quedarnos fríos.

Tendremos que diferenciar en los descansos dos tipos de paradas: la parada técnica y la parada de
descanso.

La parada técnica es de corta duración (5 minutos máximo), durante la cual aprovecharemos


para revisar y ajustar el material, sacarnos ropa si es necesario e hidratarnos. También podemos
aprovechar para hacer nuestras necesidades fisiológicas, así evitaremos posibles paradas no
previstas durante la marcha, si es que se va en grupo. Es muy importante hacer una parada técnica al
poco tiempo de comenzar la marcha y conveniente realizar algunas de estas paradas durante la
marcha.

La parada de descanso la podemos diferenciar porque el motivo es realmente recuperarse después


de un esfuerzo. La duración de la misma será el tiempo necesario para comer y beber, sin dejar que
nos enfriemos para poder continuar. Aproximadamente de 10 a 30 minutos.

3.2.4. Ritmo. Avituallamiento e hidratación

Precisaremos de una ingesta para las actividades físicas, así como no serán las mismas necesidades
para dos horas de senderismo que para un trekking de tres días con 8 horas diarias de marcha.

El desayuno que tomamos habitualmente, en la mayor parte de las ocasiones será insuficiente para
llevar a cabo en condiciones óptimas un trabajo de intensidad media pero de larga duración, como
es una marcha por la naturaleza.

Para evitar quedarnos sin energía a mitad del recorrido, con el riesgo de sufrir una “pájara“, debemos
desayudar abundantemente. Los ingredientes pueden ser: leche, cereales, pan, aceite, mermelada,
tortilla, fruta, zumo, etc.

En la mayoría de los casos será necesario comer durante la marcha. Procuraremos ir comiendo
pequeñas cantidades de alimentos distribuidas a lo largo del recorrido que, siendo fáciles de digerir,
nos ayuden a mantener una capacidad de trabajo adecuada.

Ajustando las cosas siempre al gusto individual y teniendo en cuenta que se trata solo
de mantenerse y llevar el mínimo peso posible, puede servirnos lo siguiente: frutas secas (ciruelas,
higos, orejones, pasas, etc.), frutos secos (almendras, avellanas, cacahuetes, etc.), embutido no muy
graso, chocolate, galletas… Todo esto lo podemos sustituir por una cantidad equivalente de barritas
energéticas.

Para hidratarnos, el consejo básico es tomar agua, en cantidad abundante, que esté a la
temperatura ambiente, en tragos de unos 150 cc regularmente espaciados y a ser posibles antes de
sentir sed, pues esto sería un síntoma de que ya empezamos a deshidratarnos.
Al acabar una marcha en la naturaleza y hasta que se acerque la hora de la primera comida sólida
es aconsejable tomar repetidas cantidades de líquido, en función de la temperatura y apetencias.

A una persona que se está recuperando de la paliza que supone el recorrer una larga marcha por la
naturaleza no se le debe pedir, además que tenga que digerir y metabolizar alimentos pesados. Por
ello, la primera comida tras el esfuerzo tiene que estar pensada para facilitar la recuperación, siendo
rica en líquidos, sales minerales, vitaminas e hidratos de carbono, corta en proteínas y pobre en
grasas.

Un ejemplo de menú posterior al esfuerzo sería: una sopa o caldo de verduras, un plato a base de
arroz, pasta o patata cocida, un filete pequeño a plancha o pescado cocido, también en pequeña
cantidad, acompañado por una ensalada, pan, un par de piezas de fruta madura y algún derivado
lácteo (yogur o algo de queso) y para beber, agua.

3.2.5. Ritmo. Condiciones del terreno y climáticas

Evidentemente no nos cuesta el mismo esfuerzo caminar a un ritmo dado sobre terreno duro y liso
que hacerlo sobre arena seca, barro o nieve.

La experiencia de una marcha por montaña cuando esta recorre caminos embarrados es de las que
dejan recuerdo durante mucho tiempo, y es lógico ya que en estas condiciones el esfuerzo que
tenemos que realizar es aproximadamente un 50% mayor que si la marcha discurriera por terreno
sólido, con lo que 20 km en barro equivalen a 30 km en seco.

a su vez, andar sobre nieve dura supone un 60% más de esfuerzo que hacerlo sobre terreno firme
y si el suelo es de arena llega a exigir hasta un 80% más de gasto energético, mientras que las
nieves blandas y profundas pueden hacer que recorrer apenas unos centenares de metros se
convierta en un objetivo casi imposible, excepto si recurrimos a raquetas de nieve o esquís, pero eso
ya no es andar.

3.2.6. El peso que transportamos

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la influencia del peso, bien sea del que nos añadimos
al llevar una mochila o del nuestro propio.

Cuando una persona media camina a 4 km/h, gasta 3´1 kilocalorías cada minuto. Si pone sobre su
espalda una mochila de 10 kg, el gasto asciende un 16%. Con esa diferencia, las calorías que
consumimos en una hora con mochila nos permitirían caminar unos 70 minutos sin ella.

Por idénticas razones, a la misma velocidad, las personas con mayor peso corporal queman más
calorías que las ligeras.

Un niño no debe pasar de carga el 10% de su peso corporal. Es decir, que un niño de 25 kg, su
mochila no debe pesar más de 2,5 kg.

En ocasiones un aumento de peso insignificante en nuestro equipo puede suponer un sobre esfuerzo
elevado para nuestro organismo. ¿Cuánto influye el peso del calzado en la marcha? Pequeños
aumentos en el peso del calzado producen unas elevaciones tremendas del gasto energético. Por
ejemplo, si una persona lleva un lastre de 500 g en cada pie (1 kg en total) gastará al caminar tanto
como si llevara aproximadamente 5 kg en la mochila.

3.2.7. Control del ritmo en grupos


Es muy importante adaptar el ritmo de la marcha al más débil del grupo, para ello le situaremos justo
detrás nuestro para poder tener control sobre su estado físico.

Además, deberemos calcular los horarios con un margen amplio de seguridad y realizar una parada
técnica al poco de comenzar para ajustar el calzado, quitar ropa, etc… y evitar que cada poco tiempo
se pare alguno para hacerlo, lo que rompería el ritmo de la marcha.

Técnica general.
 3.3.1. Técnicas generales de progresión

Llevar los pies limpios y las uñas cortas.

 Evitar ir muy arropados.


 Ajustar bien el calzado y la mochila antes de empezar (si no lo hemos hecho aprovechar la
primera parada para hacerlo).
 Llevar un ritmo regular, empezando lentamente para calentar.
 Procurar sincronizar respiración y ritmo de la marcha.
 Procurar no hacer demasiadas paradas.
 Hacer las paradas en lugares resguardados y cómodos.
 No comer en exceso durante la marcha.
 Comer en pequeñas cantidades.
 Hidratarnos durante la marcha.
 Tanto en ascenso como en descenso procurar no tomar atajos, ya que hacen cambiar el
ritmo y erosionan el suelo.
 Bajar con las rodillas flexionadas.
 Evitar caminar por caminos asfaltados.
 No atravesar los sembrados.
 Respetar las propiedades privadas.
 Prever el equipo según la época del año y la actividad.
 Si llevamos peso, unos bastones serán útiles.
 Dejar siempre dicho el recorrido a realizar y el día de vuelta.

3.3.2. Técnica general de ascenso

 Llevar una posición erguida. Nos ayudará a respirar mejor.


 El peso de nuestro cuerpo recaerá directamente sobre los pies.
 Mirar con atención y elegir los mejores lugares para los apoyos de los pies.
 Procurar apoyar toda la planta de los pies flexionando el tobillo. Si esto no es posible, apoyar
al menos desde la parte trasera de los dedos hacia delante.
 Dar pasos cortos que nos permitan levantar fácilmente la rodilla.
 Si la pendiente es fuerte, es mejor avanzar trazando diagonales.
 Buscar los escalones naturales del terreno.
 Visualizar el itinerario a seguir.
 Prestar mucha atención al terreno.

Durante el ascenso, podemos observar que el desplazamiento del centro de gravedad corporal sigue
una línea paralela a la pendiente que ascendemos.
3.3.3. Técnica general de descenso

Según la inclinación de la pendiente, adoptar una posición más o menos encogida, con las rodillas
bien flexionadas.

 Visualizar el itinerario que vayamos a seguir.


 Mirar con atención y elegir los mejores lugares para los apoyos de los pies.

 Procurar apoyar toda la planta del pie.


 No coger mucha velocidad.
 Prestar aún más atención al terreno que en el ascenso, sobre todo en terreno resbaladizo.
 Buscar los pequeños accidentes del terreno para apoyar los pies.
 Procurar el busto no oscile exageradamente.
 Amortiguar los choques flexionando bien las rodillas.
 Uno o dos bastones pueden ser útiles.
 Evitar bajar demasiado despacio pues perderemos la inercia del descenso y además
deberemos hacer mucho esfuerzo de retención.
 En descensos largos, realizar paradas de descanso es tan importante como a la subida.
 Cuando sea posible extenderemos la zancada.
 Si la pendiente se vuelve muy empinada, podremos descender haciendo diagonales.
 Al igual que en la subida, el centro de gravedad sigue una línea paralela a la pendiente.

 Elección del itinerario.


3.3.4. Elección del itinerario. Preparación previa

Este es un trabajo que hay que realizar previamente en casa o en el refugio, mediante el mapa de la
zona, fotografías, topoguías, y toda la información que podamos obtener.

Es preciso establecer el itinerario en función de los peligros objetivos, procurando evitarlos (caídas
de materiales, barras rocosas, pendientes peligrosas, etc.). Hay que buscar siempre el recorrido más
seguro, aunque éste sea más larga. Además, recordar que en la naturaleza la línea recta no
siempre es el camino más rápido.
Hay que prever itinerario de retirada por si debemos abandonar el itinerario inicial por cualquier
causa: mal tiempo, fatiga, accidente, etc.

Es necesario informarse todo lo posible de las características del recorrido, preguntando a guías de
montaña, guardas de refugio, conocidos, etc. y recoger toda la información útil del mapa, estudiando:

 Horario.
 Pasos delicados y peligrosos.
 Características generales del itinerario.
 Material y equipo necesario (individual y colectivo).

También debemos estudiar las condiciones meteorológicas previstas para la fecha en que queremos
realizar el recorrido, así como conocer que tiempo meteorológico ha habido los días anteriores para
poder prever si hay barro o no en el recorrido, rocas húmedas según la orientación de la vertiente,
ríos crecidos, etc. y tenerlo en cuenta a la hora de hacer la planificación.

3.3.5. Elección del itinerario. Sobre el terreno

Adaptarnos a lo que nos vayamos encontrando, ya que puede haber pequeños accidentes del
terreno que no hayamos observado en el mapa por hallarse fuera de escala o por pequeñas
inexactitudes del propio mapa.

Hay que procurar elegir el itinerario más sencillo y descansado, todos sabemos que no es lo mismo
subir una pendiente empinada directamente que hacerlo en zigzag, trepar una barrera de rocas que
rodearla (si es posible, claro). Para esto hay que procurar utilizar el que se dice que es el menos
común de los sentidos: el sentido común.

En las siguientes figuras podemos ver algunos ejemplos de malas y buenas actuaciones a la hora
de elegir el itinerario.

o Visualización.
3.3.6. Elección del itinerario. Visualización

Durante la marcha y dependiendo del tipo de terreno en que nos movamos, nuestra vista se dirigirá
variablemente a diferentes distancias; sobre el paso más cercano que efectuemos en ese momento
y alternativamente dirigiremos la vista a los siguientes metros, el cerebro transmitirá las órdenes de
movimientos en los siguientes pasos, de esta manera se procesan los movimientos del cuerpo en
nuestra mente antes de realizarlos. En ese punto podremos comprobar la diferencia, durante la
lectura del terreno; la persona experimentada y la principiante. El conocedor e capaz de percibir sus
movimientos con exactitud, mientras que en el principiante la percepción es defectuosa Pero no
debemos descuidar de realizar una visualización más completa, es decir, de esos pequeños trazados
de un punto a otro (pequeños objetivos). Teniendo en cuenta también trazar itinerarios a media y
larga distancia del recorrido elegido. A esto se le llama fraccionamientos. En cada pequeño objetivo
verificaremos el imaginario itinerario marcado en nuestra mente y si es necesario corregiremos la
trayectoria inicial, puesto que a medida que nos acerquemos la visualización será más concreta.

 Técnica específica.
 3.4.1. Técnicas específicas. Pendiente en hierba

Las pendientes de hierba, a pesar de su aspecto inocente, son un terreno delicado y peligroso ya
que suelen ser muy resbaladizas, sobre todo si se encuentran húmedas o si la hierba es muy larga.
Además, no debemos olvidar que en muchas ocasiones se encuentran sobre cortados rocosos, por
lo que en caso de caída esta puede tener graves consecuencias. Vamos a dar una serie de pautas
para movernos por ellas con seguridad:

Ascenso.

 Siempre que sea posible apoyar toda la planta del pie.


 Si no podemos apoyar la planta del pie, usaremos el canto de la bota.


 Si es posible se mantendrá una trayectoria rectilínea.
 Aprovechar las depresiones entre los matojos.
 Podemos agarrarnos a los matojos con suavidad, pero tan solo para mantener el equilibrio.
 En pendientes fuertes avanzar trazando diagonales.
 Visualizar el itinerario a seguir.
Descenso.

 Visualizar el itinerario de descenso.


 Si es posible apoyar toda la planta del pie. Si no podemos apoyar toda la planta, usaremos el
canto de la bota.
 Si es posible mantener una trayectoria rectilínea.
 Aprovechar al clavar los talones en descenso.
 será de gran utilidad llevar bastones.
 Si la pendiente es muy fuerte y resbaladiza, descenderemos directamente con nuestro cuerpo
colocado lateralmente a la pendiente.
 Si la pendiente es muy fuerte resbaladiza no será ninguna tontería calzarnos unos crampones
o utilizar unos pequeños crampones específicos para la hierba.

 Mucha atención si estamos cerca de un cortado.


 La velocidad de descenso deberá ser moderada, hay que evitar perder el control.
 Procurar evitar las pendientes de hierba mojada, ya que pueden ser un auténtico tobogán,
sobre todo, si prevemos que una caída puede ser grave.
3.4.2. Técnicas específicas. Terrenos de vegetación espesa

Estos terrenos está recubiertos de arbustos y matorrales, dependiendo de lo cerrada que esté la
vegetación nos pondrán más o menos dificultades y en ocasiones pueden llegar a ser impenetrables,
bien por ser la vegetación muy espesa o por estar formada por especies vegetales espinosas.
Algunas de las pautas para avanzar por estas zonas son:

 Será muy útil identificar el conjunto de especies vegetales que vamos a encontrarnos en la
zona que tenemos que atravesar, para así tener la posibilidad de elegir los lugares más
fáciles o accesibles. Por ejemplo, será muy diferente pasar a través de una zona de brezo
que atravesar un zarzal.
 Debemos protegernos adecuadamente con ropa, de otra forma al llegar a casa parecerá que
nos hemos peleado con una banda de gatos.
 Hay que buscar los puntos débiles de la vegetación, donde ésta sea menos espesa.
 Procurar evitar las vaguadas y las depresiones del terreno ya que en estas zonas, al ser más
húmedas la vegetación suele ser más espesa.
 A veces, el lecho de un arroyo puede ser un buen lugar para avanzar.
 Prestar mucha atención a los agujeros y cortados ocultos.
 Hay que fijarse en puntos de referencia que se encuentren en nuestro rumbo, para avanzar
hacia ellos y no perdernos.
 Los espolones y lomas suelen tener una vegetación menos espesa.
 Si se encuentran, es bueno avanzar sobre bloques de roca que sobresalgan.
 Puede ser buena idea seguir las trazas de los animales, pero muchas veces no podremos
avanzar por ellas, ya que en ocasiones los huecos que dejan en la vegetación son muy bajos
para nosotros, sobre todo si llevamos la mochila.
 Procurar no llevar cosas colgando que puedan engancharse en la vegetación.

3.4.3. Técnicas específicas. Pedreras.

Las pedreras normalmente están situadas en montañas formadas por rocas blandas, como los
macizos calcáreos y de conglomerados. Suelen estar situadas en conos de deyección de corredores
y hondonadas, a veces también forman grandes laderas. Son zonas cubiertas por piedras sueltas
de pequeño tamaño por lo que son bastante inestables y atravesarlas puede resultar bastante
penoso.

Cuando el tamaño de las piedras es muy pequeño la denominaremos pedrera fina o gravera. Ésta
nos puede proporcionar durante el descenso mayor comodidad, siempre que el manto de estas sea
suficiente y no friccione sobre el suelo duro, pues actúan de cojinetes con el consecuente riesgo de
caída.

Si el tamaño de éstas es mayor, la llamaremos “pedrera normal“. Tendremos que vigilar durante el
descenso, pues los desequilibrios y posibles caídas son evidentes, por el contrario, durante el
ascenso, si el tamaño de éstas es suficiente, podremos hacer huella y así progresar, a pesar de
resultar penoso.

Normalmente la ascensión por pedreras es bastante incómoda y fatigosa, ya que el apoyar nuestro
peso en el suelo, éste desliza y cedemos terreno a cada paso. Algunas pautas son:

 Apoyar toda la planta del pie si es posible. Si no podemos apoyar toda la planta, usaremos el
canto de la bota.
 Dar pasos muy cortos.
 Intentar colocar los pies en las piedras más grandes.
 Podemos fabricar un escalón a cada paso.
 Excepto si vamos solos es mejor avanzar en zigzag.
 Unos bastones serán muy útiles.
 Hay que estar muy atentos si estamos cerca de un cortado.

El descenso de pedreras de piedra fina suele ser rápido y divertido, ya que en muchas ocasiones
podremos bajar deslizándonos por la pendiente. Las pautas son:

 Descender en línea de máxima pendiente.


 Avanzar a pequeños saltos o a grandes zancadas.
 También podemos descender deslizándonos.
 Hay que evitar las piedras grandes, pues pueden deslizarse bajo nuestro peso actuando como
si fueran un trineo.
 Si hacemos una parada, hay que apartarse a un lado para evitar que nos caigan encima las
piedras que nos siguen en nuestro desplazamiento.
 Si bajamos en grupos debemos hacerlo por trazados paralelos.
 Si la capa de piedra se hace fina, hay que detenerse de inmediato y prestar mucha atención.
 Vigilar que no hay nadie por debajo nuestro, ya que normalmente al descender provocaremos
una pequeña avalancha de piedras.
 Frenar clavando los talones o los cantos de las botas.
 Unos bastones serán útiles para ayudar a mantener el equilibrio.
 En el caso de pedrera normal, trazaremos diagonales e intentaremos buscar un terreno mejor

para descender.

El descenso por deslizamiento es una forma especial de progresar. Este tipo de avance solo es
posible en pedrera fina o gravera o en nieve. El deslizamiento es similar al efectuado en el patinaje
sobre hielo. Solo lo debemos utilizar si hay buena visibilidad. Existen varias posibilidades:
Deslizamiento:

 Se iniciará el descenso cargando el peso en el talón de la pierna delantera y se iniciará el


deslizamiento al producirse el arrastre de la grava.
 Han de mantenerse los pies algo separados.
 Piernas flexionadas.
 La pierna situada delante mantiene el equilibrio.
 Para cambiar la dirección, han de girarse las piernas en la dirección deseada y a continuación
se girará la parte superior del cuerpo en dirección contraria, inclinándose hacia abajo.
 Para frenar, se aumentará la presión del talón la pierna delantera.

Deslizamiento alternativo:

 Si resulta imposible deslizarse sin interrupción, patinaremos alternativamente con una pierna y
después la otra, y así a cada cambio se iniciará un nuevo deslizamiento.

3.4.4. Técnicas específicas. Caos de bloques

Suelen estar situados en montañas formadas por rocas duras, generalmente granito o gneis. Están
formados por rocas de tamaño medio y grande. Suelen ser bastante estables, pero no hay que bajar
la guardia.

 Procurar avanzar por los más estables.


 En caso de duda tantear primero.
 Vigilar si éstas están mojadas o húmedas.
 Avanzaremos marcándonos pequeños itinerarios y objetivos.
 Si hay que saltar, prever una alternativa por si el bloque en el que vamos a aterrizar es
inestable.
 Tener mucho cuidado de que la pierna no se nos quede encajada entre dos bloques.
 Mucha atención a que un bloque se mueva y nos atrape el pie.
 Si algún bloque es muy grande podemos treparlo o destreparlo, según sea el caso.
 Siempre que podamos será un terreno a evitar.
 No deberemos saltar a menos que estemos muy seguro.

3.4.5. Técnicas específicas. Ríos

Es muy probable que en más de una ocasión nos encontraremos con la necesidad de atravesar
algún río o arroyo, esto puede ser debido a la falta de puentes o a que por causa de una crecida los
vados estén cubiertos por el agua.

Si se puede, hay que intentar pasar saltando de piedra en piedra, si es necesario meterse en el agua
y ésta lleva mucha fuerza, debemos utilizar un bastón para mantener el equilibrio, y si esto no es
suficiente, debemos cruzar de dos en dos. Así podremos cruzar a pequeños pasos transversales.
Deberemos hacerlo a continuación de una curva o recorrido del río, ya que allí la corriente tendrá

menos fuerza.

Si el caudal de agua es mayor, mejor buscar otra alternativa para cruzarlo, aguas abajo es posible
que el cauce sea más amplio y la profundidad menor.

 Progresión en grupo.

3.5.1. Progresión en grupo. Pautas generales

Sea cual sea el tipo de terreno por el que se desplace el grupo, deberemos tener en cuenta las
siguientes pautas generales:

 Comprobar que el equipo de los clientes es adecuado.


 Marcharemos siempre en grupos reducidos, sobre todo si nos movemos en terrenos difíciles.
 El grupo debe mantenerse unido.
 Los integrantes del grupo deben tener un nivel, lo más uniforme posible.
 El ritmo del grupo debe adaptarse al nivel del más débil.
 Debemos colocar a los más débiles del grupo inmediatamente detrás de nosotros.
 Mirar hacia atrás periódicamente para ver cómo nos sigue el grupo y que nadie quede
rezagado.
 Entre los miembros del grupo debemos buscar a uno que nos merezca confianza y otorgarle
la responsabilidad de ir último.
 Hacer las paradas o descansos donde no se entorpezca el paso.
 Elegir lugares para las paradas que representen un objetivo a conseguir (collado, cima,
fuente…).
 Parar en lugares resguardados del viento, y según la temperatura, del frío o del sol, y libres de
peligros objetivos.
 Una parada técnica al poco de comenzar suele ser conveniente. Ajustar calzado, quitar ropa…
 Las paradas no deben ser largas para no enfriarnos.
 Calcular los horarios con un margen de tiempo amplio.
 Adecuar el itinerario al nivel de nuestro grupo.
 Planear la actividad teniendo en cuenta la previsión meteorológica y la época del año.
 Antes de partir, recoger la máxima información posible del recorrido a realizar.
 Procurar que los miembros del grupo respeten la naturaleza.

3.5.2. Progresión en grupo. Pendientes de hierba y Pedreras

Las pautas para la progresión en grupo en pendientes de hierba son:

 El grupo se desplazará en zigzag, agrupándose en los cambios de dirección, si es necesario.


 Si es necesario pasaremos de uno en uno mientras el resto del grupo observa un lugar seguro.
 Puedes ser necesario hacer el recorrido con cada cliente individualmente.
 Hay que reunir al grupo en lugares seguros.
 Si es necesario iremos sujetando los pies al cliente.
 En ascenso también puede ser útil apoyarle a nivel de la cintura para equilibrarle.
 Una forma muy segura y cómoda de descender a un cliente que no va seguro es que baje
detrás de nosotros con una mano apoyada en nuestro hombro.

En el caso de la progresión en grupo en pedreras, seguiremos las mismas pautas que para
pendientes de hierba además de:

 Primero realizar una completa visualización del terreno.


 Si el terreno es estrecho, ir agrupados para evitar que en caso de caída de piedras éstas tomen
mucha velocidad antes de llegar a nosotros.
 Si es necesario verificaremos el recorrido primero nosotros, dejando al grupo en una zona
segura.

 3.5.3. Progresión en grupo. Caos de bloques

 Visualizar bien el recorrido.


 Aleccionar a los miembros del grupo para que utilicen los mismos apoyos que nosotros.
 Guardar una cierta distancia de seguridad.
 Realizar agrupamientos en lugares seguros y cada poco tiempo.
 Podemos utilizar muchas de las técnicas descritas en la trepada.
 En zonas con especial peligro de desprendimiento de rocas pasaremos rápido y de uno en
uno.
 Si es necesario verificaremos el itinerario primero nosotros

3.5.4. Progresión en grupo. Pendiente de terreno rocoso (trepada)

 Elegir el itinerario en función del cliente más flojo.


 Siempre que sea posible intentar ascender en diagonal.
 Si hay un paso difícil trepar de uno en uno, no ponerse uno debajo de otro.
 Comprobar el paso antes de comprometer a los clientes en él.
 Si un paso es difícil hay que colocarse debajo para ayudar a los clientes y para evitar caídas.
 En las travesías difíciles iremos si es posible por un itinerario paralelo, más abajo, para
ayudarles e impedir caídas.
 Si es necesario iremos sujetando los pies al cliente.
 También puede ser útil apoyarle a nivel de la cintura para equilibrarle.
 Otra posibilidad es llevarle atado con un cordin a una distancia muy corta y con el cordin
siempre en tensión.
3.5.5. Bases de las técnicas de progresión

Esencialmente, serán las características del terreno (pendiente de hierba, pedreras, caos de
bloques, pendiente en terreno rocoso, etc.) y la inclinación de las pendientes (ascenso o descenso)
quienes van a determinar el empleo de las técnicas más apropiadas de progresión.

Aquí juega un gran papel la experiencia del técnico a la hora de encontrar los apoyos necesarios
para la progresión. Un pequeño análisis nos muestra que el desplazamiento en la naturaleza
depende básicamente de:

 La elección de los apoyos idóneos.


 El equilibrio general del cuerpo al encadenar los cambios de peso del cuerpo sobre los
diferentes apoyos elegidos.

A nivel psicológico los principales factores de temor son:

 Altura.
 Medio deslizante: barro, hierba…

Para progresar con seguridad y facilidad en la naturaleza será necesario:

 Encontrar los mejores apoyos posibles en función de las condiciones cambiantes del terreno:
sendero, hierba, barro, roca, pedreras, inclinación…
 Dominar el temor de cara a un medio que puede resultar hostil: altura, terreno deslizante…
 Facilitar y asegurar la progresión utilizando un material y unas técnicas específicas.

Lo que nos lleva finalmente a tener que adaptar la motricidad y dominar las emociones.

 Didáctica de las técnicas de progresión.

3.6.1. Didáctica de las técnicas de progresión. Métodos

Debemos contemplar los métodos o estrategias de enseñanza-aprendizaje:

 Deductivo. De lo general a lo particular. De lo complejo a lo simple. De una ley general se


intenta sacar unas premisas particulares. Por ejemplo, si sabemos que aproximadamente la
frecuencia cardíaca máxima puede ser 220-edad, en el caso de una persona que tenga 19
años el 60% de su frecuencia máxima será de 210 pulsaciones por minuto (ppm).

 Inductivo. De lo particular a lo general. Se obtienen conclusiones generales a partir de


premisas particulares. Tras una primera etapa de observación, análisis y clasificación de los
hechos se deriva una hipótesis que soluciona el problema planteado. Por ejemplo, si observo
y registro en una zona que todas las madrigueras se orientan hacia el sur, lanzo la hipótesis
que la mayoría de las madrigueras estarán orientadas al sur para conseguir más horas de
sol y calor.
 Analítico. Para comprender el todo es necesario descomponerlo en sus partes para
observar las causas, efectos, etc. Por ejemplo, en el análisis de un paisaje trataremos la
influencia en el mismo de la flora, la fauna, la geología, la climatología, el ser humano…

 Sintético. Implica síntesis, unión de elementos para formar un todo. Por ejemplo, tras
analizar la heces, huellas, sonidos y entorno, podemos averiguar que animal ha pasado por

el sendero.

3.6.2. Didáctica de las técnicas de progresión. Estilos de enseñanza

Los podemos clasificar tanto desde el punto de vista del papel del técnico-instructor, como de la
organización de la sesión. En términos generales podemos dividirlos en dos grandes grupos:

 Enseñanza mediante instrucción directa.


 Enseñanza mediante búsqueda.

Se caracterizan fundamentalmente por la diferente relación entre técnico y cliente. Los estilos más
utilizados en la enseñanza de las actividades en la naturaleza son:

Mando directo. La actividad se realiza de forma controlada y dirigida por el técnico. Él ejerce el
control y no deja que el cliente intervenga o se salga de las premisas que ha establecido. Usualmente
se basa en explicación-demostración-ejecución controlada, normalmente hasta que el técnico
considere que la ejecución de la actividad propuesta es aceptable. Es un estilo poco flexible, pero
necesario en situaciones de riesgo o comprometidas en las que el control del técnico es necesario
para la seguridad.

Asignación de tareas. Se asignan tareas al cliente para que las ejecute de forma autónoma. Por
ejemplo, en una actividad de circuito en grupos, el profesor explica la actividad a realizar, la
demuestra o no y los grupos repiten las tareas a su ritmo. El técnico corrige a cada grupo
desplazándose entre ellos y determina como alternarán las tareas entre ellos. Es más difícil de
controlar, pero más creativo y ameno.

Resolución de problemas. El técnico propone un problema para que los clientes lo resuelvan de
forma personal y creativa. El técnico suele presentar la situación incompleta de modo que dé pie
apara que el cliente descubra el resto. La aplicación de este estilo se basa en cuatro preguntas:
¿quién puede…? quién sabe…? quién quiere…? cómo se puede…? El resultado pueden ser varias
respuestas. Es un estilo que favorece la participación y la creatividad.

Descubrimiento guiado. Es un sistema parecido al anterior, pero aquí la respuesta es única. Se


pretende que el cliente resuelva de forma libre algunos problemas y la aplicación de la técnica
adecuada, pero solamente en el ámbito restringido establecido por el técnico y orientado por éste
hacia la solución. Al final, el técnico aclara las respuestas que esperaba que el cliente descubriese.

3.6.3. Didáctica de las técnicas de progresión. Elección de lugar y las actividades

24 enero, 2011 · Filed under Técnica de progresión

Elegir un lugar técnicamente interesante para la consecución de los objetivos propuestos y con
riesgos lo más limitados posible. Lo ideal es un relieve con pendiente que se incline progresivamente,
con una zona llana o casi llana en su base. A poder ser, en un entorno agradable que motive más a
nuestros clientes.

Para enseñar a los clientes a progresar correctamente por todo tipo de terrenos deberemos
progresivamente adaptar la motricidad y dominar las emociones. Adaptar la motricidad pasando
del más fácil (senderos) a lo más difícil (trepada).

 Técnica general de progresión en llano → ascenso → descenso.


 Técnicas específicas en pendientes de hierba → vegetación espesa → pedreras → zonas de
bloques o canchales → terreno escarpado.

La naturaleza es un terreno en el que el análisis de las condiciones objetivas de seguridad es


especialmente difícil. Un cliente debutante tendrá tendencia a subestimar o sobrestimar los
riesgos potenciales de la progresión por un lugar determinado. Pero frecuentemente, el paso de una
situación a otra es muy rápido, reflejo de una imaginación galopante, y se caracteriza por una serie
de factores que podemos observar:

 Pérdida de precisión en los apoyos.


 Tendencia a cercarse o pegarse a la pendiente.
 Equilibrio precario.
 Regresión en la técnica de progresión.
 Deslizamiento pasivo en caso de caída.
El técnico podrá actuar en varios sentidos:

 Anticipándose a este tipo de situaciones eligiendo un terreno de prácticas adaptado al nivel de


sus clientes, evitando situaciones de estrés.
 Evitando los riesgos: zona de prácticas con riesgo limitado, técnicas de progresión eficaces
y seguras…
 Proponiendo situaciones o actividades que lleven a los clientes a automatizar ciertos
comportamientos: colocación correcta de los pies según el terreno, posición correcta del
cuerpo…

En cuanto a las actividades debe cumplir una serie de pautas:

 Variedad: variar las actividades para mantener el interés.


 Motivación: actividades atractivas y equilibradas, ni muy fáciles, ni muy difíciles.
 Seguridad: evolucionar de la forma más libre y segura.
 Alternancia: actividades fatigosas con relajadas, más fáciles con difíciles, prever tiempos de
reposo suficientes.
 Progresividad: siempre de lo simple a lo complejo, introducir conocimientos a la medida de las
necesidades, sin añadir elementos inútiles.
 Densidad: valorar la cantidad de trabajo en las sesiones y evitar fases de espera. No exigir la
perfección.
 Lógica: las actividades deben constituir un todo y no un conjunto disparatado, se deben
encadenar en una secuencia lógica, cada uno apoyándose en el anterior.

3.6.4. Didáctica de las técnicas de progresión. Evaluación

La evaluación no se realizará solamente sobre el cliente, sino también sobre otros aspectos. Las
distintas evaluaciones que se pueden realizar son:

Evaluación del cliente. Se realiza sobre el nivel de aprendizaje alcanzado, tiempo real de práctica,
nivel de retención, motivaciones, conocimientos, interacción social…

Evaluación del proceso: diseño, objetivos, actividades, recursos, metodología, temporalización…

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