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GUERRAS CIVILES

 La Primera Guerra Civil Romana (88-81 a.C.)


La Primera Guerra Civil de la República de Roma (88-81 a.C.) fue la primera de
las guerras civiles que sufrió Roma en el siglo I a.C., y que llevaron finalmente
al final de su sistema político y a la instauración del Imperio Romano. La guerra
enfrentó a las dos facciones políticas en las que se había dividido Roma: los
optimates, partidarios del poder del Senado, y los populares, partidarios del
poder de los comicios o asambleas populares. Tuvo causas tanto políticas
como personales, pues su origen se encuentra en el enfrentamiento entre dos
generales, el popular Cayo Mario y el optimate Lucio Cornelio Sila.
El origen del conflicto se encuentra en Asia menor, en donde el rey Mitrídates
VI de Ponto había iniciado una política expansionista, lo que le enfrentó a
Roma y a su aliado el reino de Bitinia. El comandante de Mitrídates, Arquelao,
derrotó al ejército de Bitinia en la batalla del río Amnias, y al ejército romano en
la batalla del monte Scorobas. Tras estas batallas Ponto se anexó Bitinia y la
provincia romana de Asia, pasando a controlar casi toda Asia Menor. La
mayoría de las ciudades de Asia Menor recibieron al rey de Ponto como un
liberador del dominio romano. Por su parte Mitrídates autorizó la ejecución de
80.000 ciudadanos romanos que se encontraban en Asia Menor.
La situación era crítica, por lo que el Senado se vio en la necesidad de enviar
tropas para recuperar Asia Menor. Sin embargo, se vio envuelto en una lucha
personal y política, pues eran dos los generales que deseaban el mando de las
tropas, Cayo Mario y Lucio Cornelio Sila. El Senado se decidió por Sila, que
partió a tomar el mando de sus tropas. Sin embargo durante su ausencia Mario
sobornó al tribuno de la plebe, Publio Sulpicio Rufo, que consiguió que el
Consejo de la Plebe aprobara una propuesta que daba el mando de las tropas
a Cayo Mario, creando una contradicción legal.
Había pues designados dos generales contra Mitrídates VI, cada uno de ellos
apoyado por una facción política y por una institución de la República.
Enfrentado a esta situación, Sila tomó una decisión sin precedentes y marchó
con su ejército hacia Roma. A pesar de los esfuerzos de Mario para defender
Roma, Sila entró con cinco legiones en la ciudad sin apenas oposición. Cayo
Mario y Sulpicio Rufo huyeron de Roma. El primero consiguió embarcarse y
esconderse en una isla cerca de la costa de África, pero el segundo fue
capturado y ejecutado.
Sila consiguió que el Senado declarara a sus oponentes enemigos de la
República y proclamó nuevas leyes que fortalecían el poder tradicional del
Senado. En las elecciones consulares de ese año, el 87 a.C., fueron elegidos
Cneo Octavio, optimate, y Lucio Cornelio Cina, popular. Sila les hizo jurar que
no revocarían su legislación y se embarcó hacia Asia menor para enfrentarse a
Mitrídates VI y el reino de Ponto.
Durante la ausencia de Sila, Cornelio Cina presentó una propuesta de ley que
revocaba las leyes dictadas por Sila, lo que supuso la ruptura de su juramento.
Su colega consular Cneo Octavio logró privarlo de su dignidad consular y
expulsarlo de Roma con la ayuda de la mayoría optimate del Senado. Cina
huyó al sur de Italia, en donde los populares tenían muchos partidarios, y
consiguió que Cayo Mario volviera de su exilio. Entre los dos organizaron un
ejército y marcharon contra Roma, que no estaba en condiciones de
defenderse debido a una epidemia que azotó la ciudad un par de meses y a
que Mario y Cina interceptaron los suministros de trigo tras saquear Ostia, el
puerto de Roma.
Tras entrar en Roma Cayo Mario y Cina se entregaron a una orgía de
venganza contra sus enemigos políticos, especialmente en el Senado, que
quedó muy debilitado. En el 86 a.C. Mario y Cina forzaron su elección como
cónsules. Sin embargo, dieciocho días más tarde de tomar posesión como
cónsul, Mario murió debido a su avanzada edad, y Cina se quedó solo ante el
gobierno de Roma. Una de sus primeras medidas fue enviar un ejército a Asia
menor contra Mitrídates VI y contra Sila, que seguía al mando de sus legiones.
El ejército enviado por Cina y mandado por el legado Flavio Fimbria derrotó al
ejército póntico y consiguió que muchas ciudades volvieran a aceptar la
soberanía romana.
Ante esta situación, que perjudicaba tanto a Mitrídates VI como a Sila, ambos
llegaron a una acuerdo con el tratado del Dárdano en el 85 a.C., por el que
Mitrídates renunciaba a las posesiones que había conquistado en Asia Menor.
Sila volvió entonces su atención al ejército de Fimbria. Este, ante la
superioridad de Sila y el amotinamiento de sus tropas, se suicidó, dejando a
Sila abierto el camino hacia Roma.
Ante el inminente retorno de Sila, las tropas de Cina se amotinaron y le
asesinaron, lo que fue el comienzo del fin del régimen popular a la vez que
dictatorial que Cina había instaurado en Roma. Muchos antiguos partidarios de
Mario y Cina se pasaron al bando de Sila. Este desembarcó con su ejército en
Brundisium, en el sur de Italia, y derrotó a los ejércitos populares entre el 83 y
el 82 a.C. en las batallas del monte Tifata, de Sacriportus y de Porta Collina,
frente a los muros de Roma. Tras esta última batalla, en la que consiguió el
dominio de Roma, Sila ordenó la ejecución de muchos de los prisioneros
populares.
Tras su completa victoria, Sila celebró su triunfo adoptando el nombre de Felix,
y obtuvo del Senado su nombramiento como dictator legibus faciendis et
reipublicae constituendae causa (dictador para la creación de las leyes y la
constitución de la República) por un periodo indefinido, al contrario que en
anteriores dictaduras. Comenzaba el periodo de terror que sería conocido
como la dictadura de Sila.

 SEGUNDA GUERRA CIVIL: CÉSAR Y POMPELLO FRENTE A FRENTE


Tras las guerras de Sertorio, Hispania quedó envuelta en la política, la
cultura y los avatares romanos. Las tierras hispanas fueron decisivas en
todas las confrontaciones entre los romanos antes de la conformación
de su futuro Imperio.
Cayo Julio César había nacido en el seno de una de las más antiguas
familias del patriciado romano, los Julios. Fue educado esmeradamente
con maestros griegos. Según la leyenda, su estirpe se remontaba hasta
Iulo, hijo del príncipe troyano Eneas y nieto de la diosa Venus. El propio
César llevó siempre a gala esta relación entre Iulo y su familia.
Con 19 años se alistó en las legiones de Minucio Termo para combatir
en las campañas de Oriente. En Oriente César se había imbuido de la
idea oriental y helenística de que solo un líder de estirpe divina podía
gobernar el inmenso imperio. Tenía la nobleza y la preparación militar,
pero sus ambiciones le pedían la gloria, que solo se podía alcanzar con
campañas militares. La mayoría de los territorios estaban ya
conquistados, y solo quedaba Hispania, con regiones aún no sometidas
al yugo de Roma. En el año 61 a.C., César fue nombrado pretor de
Hispania Ulterior, donde acometió una rápida y exitosa campaña contra
los celtas del noroeste peninsular y de Galicia, embarcando a
continuación en las costas gallegas en una gran escuadra en la que
viajó a Roma, haciendo escala en Cádiz.
En Roma obtuvo del Senado los honores del triunfo y del consulado y se
convirtió en el imprescindible tercer hombre entre Craso y Pompeyo, con
los que integró el triunvirato que rigió los destinos de la República. El
Convenio de Luca (56) aseguraba ventajas para cada uno de sus
componentes; pero respondía a un equilibrio inestable. En el año 55 los
triunviros acordaron repartirse el gobierno de las provincias: Craso
obtuvo Asia, César las Galias y Pompeyo África e Hispania, donde
contaba con numerosos partidarios. Poco a poco el poder se fue
concentrando en una sola mano. Craso murió durante una expedición
contra los partos (53).
La muerte de Craso puso en peligro la situación política de la República.
A esto se vino a añadir la muerte de Julia, hija de César y esposa de
Pompeyo, con lo que se rompía el parentesco y la situación de equilibrio
que habían mantenido ambos líderes: ni el suegro de estirpe divina, ni el
yerno de reconocida fortuna, estaban dispuestos a renunciar a sus
aspiraciones hegemónicas.
A lo largo de cuatro años, César y Pompeyo se enfrentarán en una lucha
sin piedad por el poder en Roma. Esta guerra civil se desarrolló en todo
el ámbito del mundo romano. Se combatió en Italia, Hispania, Grecia,
Oriente y África.
Tras una larga guerra civil, César derrotaría a Pompeyo en la batalla de
Farsalia y este sería asesinado por esbirros del faraón de Egipto. Tras
derrotar nuevamente a los optimates en las batallas de Tapso y Munda,
César quedó sin rivales políticos que le hicieran frente.
Una vez terminada la guerra con la victoria cesariana, Julio César
convierte el Senado en una asamblea meramente consultiva e impone
un nuevo orden a la antigua administración republicana. El vacío de
poder creado por la repentina muerte del triunviro vencedor motiva a la
creación del Segundo Triunvirato, que enterraría definitivamente al
bando optimate y a la República romana.
En el año 62 a.C., regresa Pompeyo de una brillante campaña en Asia y
licenció su ejército con la promesa de repartir tierras entre sus
veteranos. Pero el Senado temía la poderosa influencia de Pompeyo y,
ahora que estaba desarmado, anuló sus decisiones en Asia, así como
las promesas hechas a sus veteranos y le negó el consulado que
pretendía para el siguiente año.
La labor política de Pompeyo es algo turbia. Nacido en el seno de una
familia poderosa, fue partidario de Sila hasta la muerte del dictador.
Como brazo derecho del Senado, luchó contra Lépido y Sertorio. Se alió
luego con Craso y anuló la constitución de Sila. Contemporizó a la vez
con el Senado y con el pueblo. Siempre le movió la vanidad, una
ambición sin límites y un afán de gloria personal. Fue uno de los
romanos que con menos ideal político actuó. En materia de honores era
de una susceptibilidad morbosa. Disgustado por la ingratitud del Senado,
se alió con César, quien aprovechó el enfado de Pompeyo para
repartirse con él el mando de la República. Los dos invitaron a Craso, la
persona más rica de Roma, para que se uniera con ellos y formaron así
el Primer Triunvirato (60-53 a. C.), el ejercicio del poder compartido por
tres gobernantes: Gneo Pompeyo Magno, Cayo Julio César y Marco
Licinio Craso. Los triunviros lograron que Publio Clodio Pulcro fuera
electo tribuno de la plebe, dejando así indefenso al Senado, capitaneado
entonces por los conservadores Marco Porcio Catón (Catón el Joven) y
Marco Tulio Cicerón. La alianza entre los tres fue sellada con el
matrimonio de Pompeyo con la hija de César.
Tiempo después Craso parte a gobernar la provincia romana de Asia
Menor y muere en la Batalla de Carrhae (o Carras). Julio César se hace
conceder el mando de la Galia Cisalpina y de Iliria y se marcha a la
Galia. Su intención era crear un ejército particular, adicto a su persona,
como instrumento de sus futuras ambiciones políticas. Pompeyo se
queda en Roma, donde el bando conservador del Senado le convence
de la necesidad de eliminar a Julio César, al que le presumen
ambiciones de hacerse coronar rey, lo que significa un peligro para la
República romana.
La conquista de las Galias fue de gran trascendencia para Roma; la
nueva provincia se convirtió en bastión del Impero para contener por
Occidente a los germanos y fue la base de la fortuna política y militar de
César. La victoria romana en la guerra de las Galias brinda gran
simpatía del pueblo romano hacia Julio César, por lo que el Senado,
temiendo que César se apropie del poder, presiona a Pompeyo para que
le haga regresar a Roma sin su ejército.
Entre el 7 y el 14 de enero de 49 a. C., César recibió la noticia de que el
Senado había concedido poderes excepcionales a Pompeyo. César
barrunta que una vez en Roma, podría ser juzgado y procesado por los
delitos que le imputaban los optimates: Llevar a término guerras sin el
permiso del Senado y reclutar más legiones de las permitidas. La
tensión entre el Senado y Cayo Julio César, gobernador de las Galias,
iba en aumento. La actitud obstruccionista del Senado contra el flamante
conquistador de las Galias obligó a César a tomar el camino de las
armas. Tras arengar a sus tropas con la célebre frase “Alea iacta es” (‘la
suerte está echada’), cruzó la noche del 11 al 12 de enero del año 49 a.
C., con la legión XIII Gemina, el río Rubicón, frontera entre su provincia
de la Galia Cisalpina e Italia, y marcha sobre Roma. La Segunda Guerra
Civil de la República romana había comenzado.
Pompeyo disponía de recursos mucho más numerosos que los de César
y el Senado le había otorgado todos los poderes, pero César
comandaba un ejército personal que seguía ciegamente a su jefe.

- En el primer triunvirato: es el nombre dado por los historiadores a


la alianza política no oficial que formaron Cneo Pompeyo Magno,
Cayo Julio César y Marco Licinio Craso, duró desde el 60 a. C.
hasta el 53 a. C.

 Tercera Guerra Civil: Octavio-Marco Antonio.

Octavio intentó recuperar la herencia política de César. El Senado quiso


enfrentarlo con Marco Antonio pero ellos hicieron un pacto en compañía
de Marco Emilio Lépido, gobernador de la Galia Transalpina. Se formó el
Segundo Triunvirato en el año 43 a.C.que a diferencia del primero no era
un acuerdo secreto sino una institución cuya misión era restablecer el
orden en todos los territorios.

Octavio: Italia

Marco Antonio: Oriente

Marco Lépido: Africa.

En Italia Octavio desarrolló obras de gobierno: repartió tierras para


cultivo, un plan de trabajos públicos para Roma (sistema de
aprovechamiento hídrico) Octavio brindo a Roma un período de paz y
prosperidad fue querido y admirado.

En el año 36 aC. Obligó a Lépido a abandonar su cargo, a cambio lo


nombró Pontífice máximo. Comenzó una activa propaganda contra
Marco Antonio que fue presentado como enemigo público por haber
repartido tierras a los hijos de su esposa Cleopatra.

La ruptura entra ambos sobrevino cuando Octavio le declaró la guerra a


la reina de Egipto. Se enfrentaron en la batalla naval de Accion, donde
Marco Antonio fue derrotado, junto a Cleopatra se refugiaron en
Alejandría, al verse derrotados, ambos se suicidaron.
Cuando Octavio llegó a Roma victorioso en el año 27 a.C. Un senador propuso
llamarlo Augusto ya que su personalidad tenía algo de sagrado. Se lo vio como
el restaurador del Estado y como el hombre de mayor autoridad. Iniciaba así
una nueva era.
- El Segundo Triunvirato: fue una alianza por cinco años realizada
entre Marco Antonio, César Octaviano y Marco Emilio Lépido, tras
el vacío de poder originado por el asesinato de Julio César. El 11
de noviembre de 43 a. C. se produce la Entrevista de Bolonia, de
la que sale el Segundo Triunvirato (43-38 a. C.). El 23 de
noviembre de 43 a. C., con la Ley Ticia se hace oficial dicho
pacto, se limita su vigencia a cinco años, y se procede al reparto
territorial

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