Está en la página 1de 19

UNIVERSIDAD NACIONAL EVANGELICA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS PARA


EL DESARROLLO EMPRESARIAL

Escuela Profesional de Administración.

TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TITULO DE:


LICENCIADO EN ADMINISTRACION DE EMPRESAS

Tema: Análisis del trabajo infantil en menores de 14 años en la


Ciudad de Santo Domingo Este, en los periodos 2020-2021. Rep.
Dominicana

Sustentante
 Ana Isabel Jiménez Acosta 2018-3200296

 Asesora.
Amarilis Polonia Martínez

Santo Domingo, República Dominicana, Febrero, 2022


Índice
AGRADECIMIENTOS

A Dios:

Que nos ha dado la oportunidad de estar presente en el mundo hoy, por darnos la fuerza
para levantarnos cada día y salir en busca de nuevas oportunidades. Gracias por permitir
que este sueño hoy sea una realidad a cada uno de nosotros de poder terminar nuestro
cuatrimestre con éxito.

A la Universidad Nacional Evangélica (UNEV):

Por ser la institución que nos permite formarnos como profesionales dignos y apegados
a los principios cristianos.

A nuestra asesora:
A la maestra Amarilis Polonia Martínez gracias por su entrega y su vocación de trabajo.
¡Que Dios los bendiga siempre!
Análisis del trabajo infantil en menores
de 14 años en la Ciudad de Santo
Domingo Este, en los periodos 2020-2021.
Rep. Dominicana
CAPITULO I

MARCO INTRODUCTORIO
Introducción
1.1 PROBLEMA DE INVESTIGACION

1.1.1 Planteamiento del Problema

Los niños, niñas y adolescentes, requieren que la familia y la sociedad les brinden
cuidado y protección de acuerdo a la etapa del desarrollo en la que se encuentran, y que
reconozcan sus características físicas y psicológicas, las que, en algunos contextos, los
ubican en una condición de inferioridad con respecto a los adultos.

En esta medida, la normatividad existente en el mundo contemporáneo, con relación a


la infancia, se centra en el enfoque de defensa y cuidado de esta población, a través de
la garantía de sus derechos proclamados a nivel internacional en documentos como la
Declaración de los Derechos del Niño y la Convención sobre los Derechos del Niño.
Así, gobiernos y organismos defensores de los niños y niñas implementan legislaciones
para disminuir el trabajo infantil por considerar que atenta contra la integridad física,
moral y social de los niños, niñas y adolescentes.

El trabajo infantil está directamente ligado a la pobreza. En los hogares de las familias
en situación de pobreza y pobreza extrema, esto se convierte en un riesgo para los niños
y las niñas, por su vinculación temprana en actividades laborales que impide un
desarrollo ideal en los mismos.

Los hogares cuyas familias carecen de un empleo estable con un salario fijo, suficiente
para suplir sus necesidades vitales, se ven en la obligación de recurrir a sus hijos
menores de edad para adquirir recursos adicionales por mínimos que sean. De igual
forma, las familias cuyos padres salen a trabajar y no cuentan con redes de apoyo
familiar o social para hacerse cargo de sus hijos, mientras ellos trabajan, trasladan roles
y funciones propias del hogar como el cuidado de los niños más pequeños, la
preparación de los alimentos y el aseo de la vivienda, a los niños y niñas más grandes,
promoviendo así, el denominado trabajo infantil doméstico.

Ahora bien, los niños y niñas vinculados al trabajo pueden encontrarse en algún
momento en desventaja con el resto de infantes, debido a que el trabajo interfiere en su
desarrollo normal y en el disfrute pleno de su infancia, lo que los lleva a asumir posturas
y roles distintos dentro de la dinámica familiar y social. De modo que esto se convierte,
en algunos casos, en un factor que incide significativamente en los bajos niveles de
escolaridad e incrementa la deserción escolar. Así mismo, las actividades laborales
realizadas por menores pueden llegar a ser un impedimento para alcanzar mejores
niveles de desarrollo personal, familiar, social e intelectual.

Otro factor determinante del trabajo infantil que dificulta su erradicación es “los
patrones culturales, y el desconocimiento del trabajo infantil como una vulneración de
los derechos de la infancia, que conlleva a que algunos sectores de la sociedad aprueben
y promuevan el trabajo en los menores de edad” (OIT, 2012). Según Rausky (2009), el
trabajo infantil presenta una dicotomía entre la postura que le apuesta al modelo
abolicionista o de erradicación del fenómeno, con el fin de garantizar el bienestar y el
normal desarrollo de los niños y niñas. Dicha postura, es encabezada por la
Organización Internacional del Trabajo y por la Organización de las Naciones Unidas –
ONU- desde su oficina de la UNICEF. Una segunda postura, establece el trabajo infantil
como una estrategia de supervivencia y libre realización de la infancia, postura que es
liderada a nivel mundial por el Instituto de Formación para Educadores de Jóvenes,
Adolescentes y Niños Trabajadores de América Latina y el Caribe (IFEJANT), y los
Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (NNTAs).

1.2 Justificación

La presente investigación tiene como propósito hacer un acercamiento las vivencias de


un grupo de niños, niñas menores de 14 años trabajadores de Republica Dominicana,
con el fin de analizar las causas que conllevaron a su vinculación temprana a actividades
laborales y cómo esto incide en la construcción de su identidad y proyecto de vida. Para
esto se identifican los aspectos familiares, culturales, sociales y simbólicos que los
rodean.

Es así que esta investigación pretende constituirse en un punto de partida para la


revalidación del trabajo infantil desde una óptica diferente al análisis institucional. Se
busca la resignificación del trabajo infantil, visto hasta ahora como una actividad que
obstruye el desarrollo físico, social y cognitivo de los niños y niñas, para que resalte la
visión propia de la niñez, su opinión del mundo laboral y lo que ellos mismos piensan y
viven en su mundo de trabajo, como una afirmación de su derecho a la participación en
las decisiones que inciden en su desarrollo.

Uno de los resultados que busca esta investigación es que los niños, niñas menores de
14 años trabajadores sean reconocidos como sujetos sociales, que sean tenidos en cuenta
en el momento del diseño y formulación de políticas públicas referidas a la infancia
desde un enfoque que incorpore la visión de los niños y niñas frente al trabajo infantil y
reconozca su dinámica y el significado del trabajo en su desarrollo personal y familiar.

En muchos de los casos se observa la colusión entre autoridades y dueños de comercios


que emplean a menores, pasando desapercibido los diferentes trabajos que los ponen en
riesgo físico, moral y psicológico y por parte de la sociedad civil se da un silencio, la
que se muestra indiferente y por múltiples causas se convierte en un testigo silencioso
del trabajo infantil en formas explotadoras. El trabajo infantil no es una causalidad
absoluta ni generalizada que un fenómeno lleve a otro, sino que existen determinados
condicionantes que facilitan o llevan al trabajo infantil, como la pobreza, la
desintegración familiar pobre o nula educación, etc. Al tener escasa o nula educación
formal y una educación en el trabajo, niños, niñas y adolescentes que se encuentran en
situación del trabajador infantil no tienen oportunidad de crecer como personas y tener
una mejor posibilidad de vida de ellos y sus familias.
1.3 OBJETIVOS

1.3.1 Objetivo General


Analizar el trabajo infantil en menores de 14 años en la Ciudad de Santo Domingo Este,
en los periodos 2020-2021. Rep.

1.3.2 Objetivos Específicos

1. Identificar el significado del trabajo en la vida de los niños, niñas menores de 14


años trabajadores de la ciudad de Santo Domingo. .

2. Comprender el rol y el aporte que los niños, niñas menores de 14 años


trabajadores hacen a la estructura y economía familiar.

3. Analizar el papel del trabajo infantil en la construcción de identidad de los niños,


niñas menores de 14 años.
CAPITULO II
REVISION DE LITERATURA
2.1 Antecedentes

Al hablar del trabajo infantil a lo largo de la historia es preciso diferenciar entre dos
modalidades:

 El trabajo dentro de la estructura familiar y no remunerado: ayudando en las


tareas domésticas o colaborando en las labores artesanales o agrícolas
(desarrollado principalmente por niñas en el primer caso y por niños y niñas en
el segundo).
 El trabajo asalariado fuera del hogar, con la esclavitud por deudas familiares
como su peor versión.

A lo largo de la historia el trabajo infantil dentro de la estructura familiar ha sido


mayoritario y no ha tenido forzosamente una connotación negativa. Al contrario, a
menudo era la forma de realizar el aprendizaje necesario para poder ir asumiendo
progresivamente las responsabilidades que más tarde como adultos se tendrían,
asimilando las habilidades domésticas, artesanales o agrícolas de los padres.

Los menores eran educados en el hogar precisamente en aquellos conocimientos que


necesitaban adquirir para poder sobrevivir en la sociedad de su tiempo. Si el trato estaba
exento de abusos y el trabajo no se desarrollaba bajo condiciones penosas (a causa por
ejemplo de penurias extremas, o de una climatología hostil), el proceso sin duda era
enriquecedor.

Hay que tener en cuenta que las opciones laborales en la antigüedad no tenían nada que
ver con las posibilidades existentes en una sociedad desarrollada de la actualidad. La
movilidad laboral era limitada, condicionada por la clase social a la que se pertenecía o
por los recursos naturales disponibles, especialmente en las zonas rurales, la gran
mayoría.

En la actualidad siguen existiendo defensores de este tipo de trabajo, olvidando el


cambio radical que se ha producido en todo el mundo y la grave limitación que supone
el analfabetismo o la escolarización precaria, en la medida que cierra las puertas a la
cultura escrita, hoy en día imprescindible para aspirar a cualquier promoción laboral en
cualquier sector productivo.

Por otro lado, el trabajo fuera de la estructura familiar, casi siempre míseramente
remunerado o esclavo, ha sido siempre una forma de explotación, sin ninguna
contrapartida formativa ni de ningún otro tipo. Este tipo de trabajo, afectando a una
menor o mayor proporción de menores en cada sociedad, reglamentado o no, bajo
mejores o peores condiciones, normalmente rigurosas y en ocasiones despiadadas, ha
existido siempre. Desde las culturas mesopotámicas y el Antiguo Egipto, pasando por la
gran industrialización europea del siglo XIX, hasta su persistencia actual.
2.1.2 El Trabajo Infantil en América Latina y El Caribe

Una primera aproximación al Trabajo Infantil en la región (a partir de encuestas de


hogares) indica que al menos 7.6 millones de niños y niñas menores de 14 años están
económicamente activos. Si se tiene en cuenta la definición ampliada de trabajo infantil
(que incluye las tareas domésticas), al colectivo de menores que trabajan por debajo de
10 años y las subestimaciones estadísticas, se puede afirmar que entre 18 y 20 millones
de niños y niñas trabajan en América Latina. Esto representa una tasa de participación
infantil del 20%.

El número de niñas y niños trabajadores ha venido en aumento desde los años 80. Este
crecimiento se ha justificado en parte por la disminución de la llamada inversión social,
así como por factores de precariedad en el empleo y pérdida del poder adquisitivo de los
salarios reales en la región.

Por otro lado, la fuerza de trabajo de niños y niñas entre 10 y 14 años, representa en
promedio algo menos del 4.0% de la Población Económicamente Activa (PEA)
regional, lo que equivaldría a las dos terceras partes de la tasa de desempleo abierto. La
proporción de niños y niñas hasta los 14 años y adolescentes (15 a 17 años) trabajadores
se sitúa entre el 60% y 80% para varones, y el 20% y 40% para mujeres,
respectivamente. No obstante, si se incluye el trabajo doméstico, el porcentaje de
distribución por sexo se iguala notablemente. (OIT:2018).

En el ámbito de la región, la tasa de actividad laboral infantil en el ámbito rural es dos o


incluso tres veces superior a la de las zonas urbanas, y esto se debe en gran parte a una
mayor expansión en las ciudades del sistema educativo y a la baja incidencia de la mano
de obra infantil en las actividades formales.

En cuanto a las condiciones socio-laborales, en el grupo de 10 a 14 años la proporción


de asalariados llega a representar entre el 60% y 70% en las zonas urbanas y alrededor
del 50% del conjunto total de niños trabajadores. La mayoría trabaja en la 45 economía
campesina, en el sector informal o en el servicio doméstico (alrededor del 90% en estas
tres ocupaciones) y sólo un 10% en el sector formal o moderno de la economía.

Respecto a las jornadas de trabajo, en la mayoría de los casos son superiores a los
límites máximos establecidos en las legislaciones nacionales. En promedio trabajan 46
horas semanales, incluso los que van a la escuela dedican 35 horas semanales a diversas
ocupaciones laborales.

Los ingresos, en promedio, son bastante bajos. Se calcula que el 90% de los niños entre
10 y 14 años percibe igual o menos del salario mínimo y alrededor del 20% menos de lo
que gana un adulto con siete años de escolaridad. También hay que tomar en
consideración en este punto, las remuneraciones en especies, sobre todo en el servicio
doméstico, así como la precariedad de los empleos y la poca calificación de los trabajos.

En cuanto a los riesgos para la salud, son evidentes las implicaciones negativas. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido sobre los riesgos físicos y
psíquicos en determinado tipo de ocupaciones. Sectores como ladrilleras, minería,
canteras, trabajo agrícola con plaguicidas, recolección de basura, trabajo en mercados o
la prostitución infantil, aparecen como la expresión más dramática de una realidad
social muy común a la mayoría de los países de América Latina y El Caribe.

Otro factor, contrastado en diferentes análisis, es que el ingreso prematuro en el


mercado laboral se asocia a un menor rendimiento escolar y a una mayor deserción del
sistema. Tres de cada cuatro niños que trabajan pierden alrededor de dos años de
escolaridad, en comparación con los niños que se incorporan laboralmente a partir de
los 18 años (Ibíd.). Este menor capital humano se traduce en pérdidas de ingresos
durante la vida laboral que, según estimaciones, significa hipotecar un quinto del futuro
a un costo que representa seis veces más que el ingreso que pueden obtener por trabajar
a temprana edad. (MERCOSUR: 2020)

2.1.3. El Trabajo Infantil en República Dominicana

Las estimaciones mundiales de la Organización Internacional del Trabajo indican que al


menos 152 millones de niños y niñas se encuentran realizando trabajos no apropiados
para su edad, los cuales laceran su integridad e impiden su desarrollo físico e intelectual.
Al menos la mitad se involucra en actividades consideradas dentro de las peores formas
de trabajo infantil. En conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil se
precisa recordar que, aunque el mundo ha avanzado hacia su disminución, aun en la
actualidad uno de cada diez niños a nivel mundial es víctima de este flagelo. Esta cifra
ha decrecido en los últimos 16 años; pero la meta de erradicar el trabajo infantil en todas
sus formas, establecida para 2025 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, está lejos
de ser cumplida.

La República Dominicana enfrenta importantes desafíos en la lucha por la erradicación


del trabajo infantil. El trabajo de las personas menores de 14 años se encuentra
prohibido por el Código de Trabajo (artículo 244), salvo excepciones en favor de la
enseñanza, el arte y las ciencias autorizadas por el Ministerio de Trabajo. Estas
prohibiciones aplican de igual modo para niños y niñas. Sin embargo, en algunas
comunidades dominicanas donde se ha investigado este mal, se indica que la cantidad
de niños involucrados en actividades laborales agrícolas supera al de las niñas. No
obstante, es preciso visibilizar que en las comunidades rurales las niñas son empleadas
en mayor proporción para la realización de labores domésticas o de apoyo al trabajo
agrícola consistentes en “cuidar a otros miembros de la familia –hermanos/as menores y
personas ancianas– cocinar, lavar, planchar, traer leña y agua, llevar comida a los
campos”

Conforme estatuye la Constitución dominicana, la erradicación del trabajo infantil es


declarada del más alto interés nacional. Sus peores formas comprenden la esclavitud, la
prostitución, el reclutamiento para actividades ilícitas, o en general cualquier trabajo
que dañe su salud, ponga en peligro su seguridad o afecte la integridad moral; pero no
todo trabajo realizado por los niños es considerado trabajo infantil. En República
Dominicana y en muchas partes del mundo la legislación permite que laboren “en
empresas familiares en las que solamente estén empleados los padres y sus hijos y
pupilos” siempre que esto no afecte su desempeño escolar y su desarrollo individual. En
efecto, como ya fue mencionado, se encuentran prohibidas aquellas tareas que atentan
contra su desarrollo e integridad física, psíquica y moral.
La Constitución dominicana y la Estrategia Nacional de Desarrollo visualizan a la
República Dominicana como una sociedad comprometida con el goce y disfrute de los
derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. El futuro de las nuevas
generaciones ha de resguardarse por su dignidad intrínseca cuyo respeto afianza la paz
social y promueve el desarrollo de capacidades y competencias para un país mejor. Las
estrategias y acciones seguidas en contra del trabajo infantil han de continuar
fortaleciéndose en todas sus dimensiones. En ese sentido, se identifican acciones
importantes como la Hoja de Ruta para hacer de República Dominicana un país libre de
trabajo infantil y sus peores formas y los planes estratégicos, los cuales también
precisan incluir las perspectivas de los niños/as y adolescentes en contexto de movilidad
humana.

Las estimaciones mundiales de la Organización Internacional del Trabajo indican que al


menos 152 millones de niños y niñas se encuentran realizando trabajos no apropiados
para su edad, los cuales laceran su integridad e impiden su desarrollo físico e intelectual.
Al menos la mitad se involucra en actividades consideradas dentro de las peores formas
de trabajo infantil. En conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil se
precisa recordar que, aunque el mundo ha avanzado hacia su disminución, aun en la
actualidad uno de cada diez niños a nivel mundial es víctima de este flagelo. Esta cifra
ha decrecido en los últimos 16 años; pero la meta de erradicar el trabajo infantil en todas
sus formas, establecida para 2025 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, está lejos
de ser cumplida.

La República Dominicana enfrenta importantes desafíos en la lucha por la erradicación


del trabajo infantil. El trabajo de las personas menores de 14 años se encuentra
prohibido por el Código de Trabajo (artículo 244), salvo excepciones en favor de la
enseñanza, el arte y las ciencias autorizadas por el Ministerio de Trabajo. Estas
prohibiciones aplican de igual modo para niños y niñas. Sin embargo, en algunas
comunidades dominicanas donde se ha investigado este mal, se indica que la cantidad
de niños involucrados en actividades laborales agrícolas supera al de las niñas. No
obstante, es preciso visibilizar que en las comunidades rurales las niñas son empleadas
en mayor proporción para la realización de labores domésticas o de apoyo al trabajo
agrícola consistentes en “cuidar a otros miembros de la familia –hermanos/as menores y
personas ancianas– cocinar, lavar, planchar, traer leña y agua, llevar comida a los
campos”.   

Conforme estatuye la Constitución dominicana, la erradicación del trabajo infantil es


declarada del más alto interés nacional. Sus peores formas comprenden la esclavitud, la
prostitución, el reclutamiento para actividades ilícitas, o en general cualquier trabajo
que dañe su salud, ponga en peligro su seguridad o afecte la integridad moral; pero no
todo trabajo realizado por los niños es considerado trabajo infantil. En República
Dominicana y en muchas partes del mundo la legislación permite que laboren “en
empresas familiares en las que solamente estén empleados los padres y sus hijos y
pupilos” siempre que esto no afecte su desempeño escolar y su desarrollo individual. En
efecto, como ya fue mencionado, se encuentran prohibidas aquellas tareas que atentan
contra su desarrollo e integridad física, psíquica y moral.
La Constitución dominicana y la Estrategia Nacional de Desarrollo visualizan a la
República Dominicana como una sociedad comprometida con el goce y disfrute de los
derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes. El futuro de las nuevas
generaciones ha de resguardarse por su dignidad intrínseca cuyo respeto afianza la paz
social y promueve el desarrollo de capacidades y competencias para un país mejor. Las
estrategias y acciones seguidas en contra del trabajo infantil han de continuar
fortaleciéndose en todas sus dimensiones. En ese sentido, se identifican acciones
importantes como la Hoja de Ruta para hacer de República Dominicana un país libre de
trabajo infantil y sus peores formas y los planes estratégicos, los cuales también
precisan incluir las perspectivas de los niños/as y adolescentes en contexto de movilidad
humana.

2.2 Consecuencias y riesgos

En su informe Estimaciones Mundiales sobre el Trabajo Infantil; Resultados y


Tendencias 2012-2016, la OIT hace una vinculación entre el trabajo en los niños y la
educación, destacando que muchos no están escolarizados, y los que sí lo están, a
menudo, quedan rezagados en el paso de un curso al siguiente con respecto a sus
compañeros que no trabajan.

La OIT estimó entonces que para 2016, unos 36 millones de niños y niñas entre 5 y 14
años, igual al 32 % del total de lo que trabajaban, no estaban escolarizados y que, si bien
el 68 % restante iba a la escuela, el tiempo y la energía que les demanda el trabajo
interfería con su capacidad para aprovechar las oportunidades de aprendizajes en la
escuela. Tampoco contaban con tiempo fuera de ella para estudiar. En consecuencia,
esos niños tienen una limitante en las perspectivas de obtener un trabajo decente y
medio de vida sostenibles en etapas posteriores del ciclo de vida.

La OIT también alerta sobre los tipos de trabajos, con especial énfasis en el trabajo
forzoso. Recurre a estimaciones mundiales sobre esclavitud moderna que al 2016
fijaban en 24.8 millones la cantidad de personas en trabajo forzoso en todo el mundo.
De esas, 4.3 millones, igual al 18 %, son niños, incluido un millón que es víctima de
trabajo forzoso con fines de explotación sexual comercial, 3 millones de trabajo forzoso
y 300,000 por trabajo forzoso impuesto por el Estado.

En el caso de República Dominicana, la Oficina Nacional de Estadísticas, en su boletín


Panorama Estadístico 2017, señala, con base en la En hogar 2014, que el 8.4 % de los
infantes entre 5 y 17 que realizan trabajo, lo hace en condiciones peligrosas. De esta
modalidad el 4.5% es niña y el 11.9% niño, una diferencia de género que podría
explicarse en el hecho de que los varones tienden a estar más involucrados en
actividades económicas que generalmente se realizan fuera del hogar y en condiciones
inseguras.

“Es preciso destacar que una mayor proporción de niños(as) que realizan este tipo de
trabajo, el 12.7% no asiste a la escuela, frente al 8.1% que está inscrito en el sistema
educativo”, señala la ONE.
La Constitución dominicana, en su artículo 56 establece que el Estado debe proteger a
los niños, niñas y adolescentes contra toda forma de abuso, explotación económica y
laboral, y en su Estrategia Nacional de Desarrollo (END) 2030 se declara que es de alto
interés nacional la erradicación del trabajo infantil.

El país también ha firmado convenios internacionales, como el No. 182 de la OIT sobre
las peores formas de trabajo infantil, que ratificó en el año 2000, o los números 7, que
fija la edad mínima de los niños al trabajo marítimo, y el 10 relativo a la edad mínima
de admisión de los niños al trabajo agrícola, ratificados ambos en 1932.

Desde 1997 existe el Comité Directivo Nacional de Lucha contra el Trabajo


Infantil (CDN), que viene a fortalecer la aplicación de la Ley 136-03 que crea el
Sistema de Protección de los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y
Adolescentes.

Sin embargo, el aparato jurídico no exime de las violaciones de esos derechos que se
pretenden consagrar. En 2018, el Observatorio de Políticas Sociales y Desarrollo que
coordina la Vicepresidencia de la República, planteaba en su boletín “Trabajo Infantil y
Bienestar social en la niñez” que además del trabajo infantil sin remuneración, existen
violaciones a la normativa laboral dominicana con la presencia de menores de edad en
condición de empleados.

Su consideración se soportaba en el dato de que 2,259 niños, niñas y adolescentes entre


12 y 14 años figuraba como empleado en empresa privada, conforme la Encuesta
Nacional de Fuerza de Trabajo (ENFT) 2016, que también mostraba que otros 7,448
eran “ayudantes no remunerados”.

Pero en el país no existen registros oficiales o exactos sobre la persecución a estos


delitos. A más de un mes de solicitud, la Procuraduría General de la República no
respondió al requerimiento de información en ese sentido.

Solo en el ámbito de la explotación sexual comercial, considerada una de las formas


más horrendas de trabajo infantil, se tienen registro de 90 sentencias y 67 órdenes de
restricción contra infractores. La información la aporta la Misión Internacional de
Justicia (IJM, por sus siglas en inglés), una organización que desde 2013 trabaja junto
con las autoridades nacionales para rescatar a niños de la explotación y brindarles
servicios de asistencia social.

“Juntos, estamos fortaleciendo el sistema de justicia mediante el desarrollo de


estrategias para mejorar la respuesta a este delito por parte de la policía, de los
tribunales y de los proveedores de servicios sociales, de manera que el sistema de
justicia proteja a todos los niños víctimas de explotación sexual”, destaca el organismo
que ha colaborado en el rescate de 253 niños y niñas víctimas de explotación sexual
comercial desde 2014, según informaciones que suministró a Diario Libre.

Como reflexiona Bidó y lo demuestra los testimonios de menores de edad y adultos en


el audiovisual que acompaña este trabajo, en sentido general el delito del trabajo
infantil pasa desapercibido, oculto entre lo cotidiano.

“Hay flagelos que se convierten en uso y costumbre generación tras generación y la


gente no lo ve como un delito, en el mejor de los casos lo ve como mala práctica o
inconveniente, pero no necesariamente delitos, por ende, a la hora de identificar esa
situación no existe el ánimo ni el convencimiento de que debe acudir a las autoridades,
sea del sistema de protección o de justicia”.

Por eso, los adultos del taller donde trabaja Juan, igual que sus familiares, destacan la
iniciativa del niño de querer ir a ganarse unos pesos. Ajeno a las implicaciones legales o
sociales de su oficio, el niño sigue moviéndose entre hierros y neumáticos, soñando con
el gran mecánico que será algún día.

2.3 Estado del Arte

La edad en que trabajan los niños, niñas y adolescentes

Para el caso particular de Rep. dominicana, el DANE (2020) encontró que los libros y el
estudio son remplazados en forma progresiva por horas de trabajo, siendo abandonados
en forma definitiva hacia los 14 años de edad. En el momento de la encuesta,
1.567.847 niños, niñas y jóvenes, entre 5 y 17 años de edad, se encontraban
trabajando, y solo 2.189.000 estaban dedicados de manera exclusiva a la actividad de
estudiar, lo que equivale al 20,2% del total de la población observada.

En un primer rango etario, Pedraza y Ribero (2017) encontraron que: la relación entre
trabajo infantil y las dos variables de educación (asistencia escolar y extraedad) para
los niños y niñas entre 7 y 11 años no fue significativa, debido posiblemente al bajo
número de niños trabajadores en este rango etario y a la amplia cobertura escolar en
básica primaria que tiene Colombia (p. 27).

Por otra parte, Muñoz y Palacios (2018) argumentan que la participación laboral de
menores entre los 12 y 14 años era más frecuente en las zonas rurales que en la
ciudad, debido a que los niños se toman para trabajar y que los adultos se desplazan a
la ciudad. Encontraron también que en la ciudad la participación laboral de los niños era
poca debido a que la demanda de mano de obra calificada de las empresas es mucho
más amplia (Flórez, Knaul y Méndez, 2018)

Dentro de los principales hallazgos de la investigación de Ranjan (2019) se encuentra


que: i) el trabajo infantil tiene un efecto negativo sobre el aprendizaje de los niños, en
todos los países analizados, con excepción de Sri Lanka y Namibia, y ii) la evidencia
para Sri Lanka sugiere que los niños pueden combinar asistencia escolar y trabajo de
una forma que no se afecte su desempeño escolar. La estimación indica que los niños
de 12 a 14 años pueden trabajar entre 12 y 15 horas a la semana sin que afecte su
aprendizaje (Sánchez y otros, 2019)

Según Sánchez y otros (2017), a partir de los 11 años la asistencia escolar de los
infantes empieza a disminuir, y a los 17 años el 25% de ellos ha salido del sistema
escolar. A su vez, a esa misma edad, el 9% de los jóvenes se encuentra vinculado al
mercado laboral.

La amplia cobertura lleva a que el trabajo infantil en menores de 11 años sea escaso en
las ciudades y mucho más amplio en la zona rural, de 12 a 14 años, también predomina
el trabajo infantil en esta última zona por su bajo costo y la expectativa de los menores
de un mayor ingreso. En esto se destaca que el trabajo infantil en estos rangos etarios
tiene menor demanda en las ciudades, por la mayor concentración de las industrias y
por el hecho de que las empresas prefieren contratar personal calificado en este mundo
globalizado en que se encuentra inmerso. Por otra parte, el contratar menores
legalmente implica costos más altos en el sentido que se le retribuye con un salario y
unos gastos parafiscales y sociales, pero no se cuenta con él en toda la jornada laboral,
disminuyendo la competitividad de la empresa.
CAPÍTULO III
DISEÑO METODOLOGICO

También podría gustarte