Enfoques epistemológicos y ontológicos del derecho natural.
El derecho natural como método.
El derecho natural dentro de la obra de Bartolo Pablo, tiene una concepció n tanto ontoló gica como epistemoló gica; para el iusnaturalismo el derecho deriva de la esencia del hombre. El derecho es la suma de potestades y prerrogativas inherentes o consustanciales al ser humano. El derecho como objeto de estudio se reduce al derecho natural o justo que fundamenta el contenido del derecho; es decir, al derecho intrínsecamente justo, cuya validez es objetiva o material. Bajo la vieja etiqueta de “escuela del derecho natural” se esconden autores y corrientes muy diferentes: grandes filó sofos como Hobbes, Leibniz, Locke, Kant, que se ocuparon también, pero no principalmente, de problemas jurídicos y políticos, pertenecientes a líneas diferentes y a veces opuestas de pensamiento como Locke y Leibniz, o como Hobbes y Kant; juristas-filó sofos como Pufendorf, Thomasius y Wolff, también ellos divididos en puntos esenciales de la doctrina, profesores universitarios, autores de tratados escolá sticos que, aparte de sus discípulos, quizá s ninguno haya sido leído, y uno de los má s grandes escritores políticos de todos los tiempos, el autor del Contrato social. Mientras para los juristas-filó sofos la materia del derecho natural comprende tanto el derecho privado como el derecho pú blico, para los otros, especialmente Rousseau, de cuya obra destaca hoy la importancia histó rica del iusnaturalismo, y por los cuales quizá s vale la pena hablar todavía de un “derecho natural moderno” contrapuesto al medieval y al antiguo, el argumento de sus obras es casi exclusivamente el derecho pú blico, el problema del fundamento y de la naturaleza del Estado. Aunque la divisió n entre una y otra historiografías particulares sea una convenció n de la que se puede prescindir, y cuidá ndonos de considerarla como obstá culo insuperable, no hay duda de que unos pertenecen má s bien a la historia de las doctrinas jurídicas y otros a las de las doctrinas políticas. Mientras el primer enfoque nos permite captar aquello a lo que los creadores y los fieles de la escuela se han opuesto, el segundo nos permite entender aquello que a ellos le ha sido contrapuesto por sus críticos: como se sabe, no hay mejor manera para comprender las líneas esenciales de un movimiento de pensamiento que el considerarlo desde el punto de vista de las tesis que él ha negado y desde el de las propias tesis que han sido rehabilitadas por los demá s. Así pues, tanto uno como otro enfoque coinciden en poner en claro un principio de unificació n de aquello que una y otra parte han acordado llamar una “escuela”. Tal principio no es este o aquel contenido, sino una cierta manera de abordar el estudio del derecho y en general de la ética y de la filosofía prá ctica, en una palabra, el “método”. La diferencia entre uno y otro está en el juicio de valor: aquello que para los partidarios constituye un signo de mérito, para los detractores representa un motivo de acusació n. Proponiendo la reducció n de la ciencia del derecho a ciencia demostrativa los iusnaturalistas sostienen, por primera vez con tanto ímpetu en la secular historia de la jurisprudencia, que la tarea del jurista no es la de interpretar reglas ya dadas, que como tales no pueden dejar de resentir las condiciones histó ricas en las que fueron emitidas, sino aquella mucho má s notable de descubrir las reglas universales de la conducta por medio del estudio de la naturaleza del hombre, de igual manera que el científico de la naturaleza que finalmente ha dejado de leer a Aristó teles y se ha puesto a escudriñ ar el cielo. Desde un punto de vista epistemoló gico el derecho natural se presenta como una postura o doctrina, una forma de entender el fenó meno jurídico. Es posible recapitular la doctrina del derecho natural bajo las premisas de que existen principios de moralidad externos y universalmente verdaderos, aprehensibles por el hombre mediante la razó n humana; que só lo se pueden considerar derecho al conjunto de normas dictadas por los hombres que se encuentren en concordancia con lo que establecen dichos principios (Nino, 1999). La concepció n Iusnaturalista sostiene que hay principios morales y de justicia vá lidos universalmente y sin los que una norma jurídica o un sistema no puede ser calificado como tal, en consecuencia, el juez brinda atenció n preferente a las normas morales que a las jurídicas (García J., 2007). El naturalismo como definició n de derecho mismo y como pará metro de interpretació n de normas, el argumento central de este enfoque establece la existencia de normas de creació n supra humana y de cará cter divino, esto implica la existencia de normas naturales que trascienden al hombre y por tanto esté y todo su mundo, sus acciones y pensamientos serian regidos por dichas normas, el derecho natural ha sido asociado ampliamente a la existencia de leyes divinas las cuales se enmarcan en religiones determinadas, la religió n cató lica por ejemplo, desde San Agustín, quien en su obra establece el esquema del pensamiento jurídico cristiano que involucra a la Ley Eterna como “la razó n o voluntad de Dios que manda conservar el orden natural y prohíbe perturbarlo” (Paniagua, 2013). La Ley Natural, que sería el reflejo de la ley eterna, que “está escrita en el corazó n del hombre” (Paniagua, 2013), por lo que este puede definir lo que es bueno o malo y, por ú ltimo, la Ley Humana o Temporal, que es la derivació n de las dos anteriores y que no puede ser vá lida en la medida en que no cumpla los mandatos divinos. Lo expuesto ha creado una distinció n, entre lo que es el derecho producto de la creació n de hombre como tal y por ende de los Estados, estableciendo que existen criterios superiores de justicia, de bien, de bondad y de mal, teniendo en cuenta esto, se establece un límite especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, producto de la barbarie Nazi, entonces se debe distinguir entre lo que un ordenamiento jurídico legítimo, en este caso el alemá n puede regular, los alcances de este y los limites naturales del bien y del respeto por la vida humana. Precisa Nino, 1990, que esta corriente epistemoló gica de corte racionalista puso un sello determinante al dogmatismo jurídico, al ser de orientació n racionalista, que sostuvo la existencia de un derecho universal externo no fundado en la voluntad de Dios sino en la naturaleza de la voluntad humana (Nino, 1999) y que generó una codificació n má s racional. Segú n Miguel VILLORO, desde el punto de vista ontoló gico el derecho natural es el conjunto de principios ontoló gicos constantes propias de la naturaleza humana, respecto a la coexistencia social. A juicio de Tomá s CASARES, los principios del derecho natural derivan de los fines de la persona, de las relaciones que establezca con sus semejantes. Considera que todo lo que le es indispensable al hombre para la plenitud personal que debe procurar, y cuya obtenció n esté de algú n modo supeditada a otro, le es debido, y que, correlativamente, el hombre está obligado a reconocer corno propio de sus semejantes todo -cosas o facultades- lo que sea condició n necesaria a fin de satisfacer de manera adecuada las exigencias esenciales de su naturaleza. Para CASARES, esto constituye, sustancialmente, el derecho natural. Helmut COING señ ala que el derecho natural pretende ser, ademá s de un determinado contenido moral a realizar en el orden social, el esbozo de un orden jurídico que satisfaga las exigencias morales de la idea del derecho, que frente a la idea del derecho -como puro contenido moral- éste tiene que ser un sistema de principios jurídicos con un contenido preciso, en los que la idea del derecho tenga una configuració n concreta y resulte aplicable. COING sostiene que el derecho natural convierte el contenido general de los valores morales ínsitos en la idea del derecho en una serie de principios jurídicos que, por ser aplicables a la vida social, pueden servir como modelos para la legislació n y la judicatura. COING estima que el derecho natural, aunque conste nada má s de principios, pretende ser el prototipo eterno y vá lido del orden jurídico, modelo de toda legislació n positiva y capaz de suplir a ésta cuando falta, o de completarla cuando tiene lagunas, derecho al que los hombres pueden apelar en el momento en que fal1e el orden positivo, por considerar que éste es moralmente no vinculante en caso de ser contrario al derecho natural. Las ideas que esgrimen los partidarios de esta corriente del pensamiento jurídico para fundamentar los derechos y las obligaciones naturales son la justicia, la libertad moral y las regularidades que manifiesta la naturaleza humana. BIBLIOGRAFÍA Bartolo Pablo Rodríguez Cepeda. (1999). Metodología Jurídica. México: Oxford University Press México, S.A de C.V. Juliá n David Guachetá Torres Johana Rojas Toledo. (2020). Epistemología Jurídica: Devenir de la Enseñ anza y Ejercicio Profesional de la Ciencia del Derecho en Colombia. 04 de diciembre de 2021, de Justicia Sitio web: http://revistas.unisimon.edu.co/index.php/justicia/article/view/3698/4919 BOBBIO, Norberto y M. Bovero; El cará cter del Iusnaturalismo; [en línea]; Disponible en la World Wide Web en: http://www.biblioteca.org.ar/autort.asp? texto=b&tipo=5&offset=50 Fecha de la consulta: 20 de marzo de 2009. (Bibliografía del articulo consultado)
Introducción al derecho internacional privado: Tomo III: Conflictos de jurisdicciones, arbitraje internacional y sujetos de las relaciones privadas internacionales
Sesgos Cognitivos: Una Fascinante Mirada dentro de la Psicología Humana y los Métodos para Evitar la Disonancia Cognitiva, Mejorar sus Habilidades para Resolver Problemas y Tomar Mejores Decisiones