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química del aceite como resultado de reacciones de oxidación de sus compo- nentes. La
producción de aceites mediante disolventes, si bien constituye un método apropiado para
efectuar una extracción eficiente y “agotar” el material que se está extrayendo, requiere de
instalaciones costosas, una ingeniería depurada por los riesgos que implica el trabajo con
disolventes volátiles y al- tamente inflamables, y una cuidadosa eliminación y recuperación
de los resi- duos de estos en el aceite y en la masa sólida extraída. El gran desarrollo que ha
alcanzado la industria de extracción de aceites por disolventes se debe, en gran medida, a
los grandes volúmenes de producción de cultivos oleaginosos tradicionales (principalmente
soja, girasol, colza) y a la demanda creciente de aceites con fines comestibles u otras
aplicaciones. Sobre la base de experiencias realizadas con nueces y otros frutos secos con
elevado contenido graso, resulta evidente que la extracción del aceite mediante el uso de
disolvente (hexano) no es un proceso viable desde el punto de vista económico y operativo.
En experiencias de extracción rea- lizadas con pulpa de nuez, la cantidad óptima de
disolvente necesaria para lograr la máxima recuperación de aceite resulta muy elevada,
alcanzándose con relaciones sólido: disolvente de 1 : 12 (P/V) y tamaños de partícula muy
reducidos (0,5-1 mm) (Martínez y Maestri, 2014). Esto último plantea una dificultad
adicional para el caso de la extracción de los materiales mencio- nados puesto que las
partículas pequeñas exudan una considerable propor- ción de aceite lo cual dificulta el
proceso de molienda previo a la extracción. Extracción por prensado De las
consideraciones mencionadas en el apartado anterior, se de- duce que la extracción de
materiales con tan elevado contenido graso debe plantearse mediante el empleo de
herramientas y procesos tecnológicos que permitan la máxima recuperación de aceite, sin
necesidad de utilizar disolventes. Las denominaciones y clasificaciones de los aceites
vegetales han sido objeto de amplio debate en las regulaciones y foros de discusión de la
especialidad. El término “aceite virgen” se encuentra definido en el estándar del CODEX
para aceites vegetales (CODEX-STAN 210 - 1999). Se entiende
química del aceite como resultado de reacciones de oxidación de sus compo- nentes. La
producción de aceites mediante disolventes, si bien constituye un método apropiado para
efectuar una extracción eficiente y “agotar” el material que se está extrayendo, requiere de
instalaciones costosas, una ingeniería depurada por los riesgos que implica el trabajo con
disolventes volátiles y al- tamente inflamables, y una cuidadosa eliminación y recuperación
de los resi- duos de estos en el aceite y en la masa sólida extraída. El gran desarrollo que ha
alcanzado la industria de extracción de aceites por disolventes se debe, en gran medida, a
los grandes volúmenes de producción de cultivos oleaginosos tradicionales (principalmente
soja, girasol, colza) y a la demanda creciente de aceites con fines comestibles u otras
aplicaciones. Sobre la base de experiencias realizadas con nueces y otros frutos secos con
elevado contenido graso, resulta evidente que la extracción del aceite mediante el uso de
disolvente (hexano) no es un proceso viable desde el punto de vista económico y operativo.
En experiencias de extracción rea- lizadas con pulpa de nuez, la cantidad óptima de
disolvente necesaria para lograr la máxima recuperación de aceite resulta muy elevada,
alcanzándose con relaciones sólido: disolvente de 1 : 12 (P/V) y tamaños de partícula muy
reducidos (0,5-1 mm) (Martínez y Maestri, 2014). Esto último plantea una dificultad
adicional para el caso de la extracción de los materiales mencio- nados puesto que las
partículas pequeñas exudan una considerable propor- ción de aceite lo cual dificulta el
proceso de molienda previo a la extracción. Extracción por prensado De las
consideraciones mencionadas en el apartado anterior, se de- duce que la extracción de
materiales con tan elevado contenido graso debe plantearse mediante el empleo de
herramientas y procesos tecnológicos que permitan la máxima recuperación de aceite, sin
necesidad de utilizar disolventes. Las denominaciones y clasificaciones de los aceites
vegetales han sido objeto de amplio debate en las regulaciones y foros de discusión de la
especialidad. El término “aceite virgen” se encuentra definido en el estándar del CODEX
para aceites vegetales (CODEX-STAN 210 - 1999). Se entiende
Las llamadas prensas de tornillo helicoidal, a diferencia de las pren- sas hidráulicas,
permiten realizar operaciones de extracción en un proceso continuo. La representación
esquemática de una prensa de tornillo helicoidal se muestra en la Figura 14. Posee un
tornillo metálico horizontal, que mediante su movimiento de rotación, alimenta el material
al barral. Este último forma un cilindro o cámara de prensado con orificios de salida para el
aceite, ro- deando al tornillo. El residuo del material a partir del cual se ha obtenido el
aceite sale de la unidad a través de una boquilla en el extremo de descar- ga, y se conoce
con el nombre de torta o residuo de extracción. Existe otra porción de material que no se
extrae conjuntamente con la torta, sino que queda dentro del barral, adherido al tornillo, y
se conoce como material rete- nido en la prensa. Con algunas variaciones entre los diversos
modelos dis- ponibles en el mercado, los distintos componentes de una prensa de tornillo se
muestran en la Figura 15. La misma corresponde a una prensa industrial que posee dos
sistemas extractivos independientes en paralelo. En las Figuras 16 y 17 se muestran
fotografías de una prensa de tor- nillo escala piloto, del barral, tornillo, cabezal y boquillas
con diferentes diá- metros de reducción. Figura 14: Esquema general de una prensa de
tornillo helicoidal. 52 Figura 14: Esquema general de una prensa de tornillo helicoidal.
Figura 15: Componentes de una prensa de tornillo helicoidal.
Las llamadas prensas de tornillo helicoidal, a diferencia de las pren- sas hidráulicas,
permiten realizar operaciones de extracción en un proceso continuo. La representación
esquemática de una prensa de tornillo helicoidal se muestra en la Figura 14. Posee un
tornillo metálico horizontal, que mediante su movimiento de rotación, alimenta el material
al barral. Este último forma un cilindro o cámara de prensado con orificios de salida para el
aceite, ro- deando al tornillo. El residuo del material a partir del cual se ha obtenido el
aceite sale de la unidad a través de una boquilla en el extremo de descar- ga, y se conoce
con el nombre de torta o residuo de extracción. Existe otra porción de material que no se
extrae conjuntamente con la torta, sino que queda dentro del barral, adherido al tornillo, y
se conoce como material rete- nido en la prensa. Con algunas variaciones entre los diversos
modelos dis- ponibles en el mercado, los distintos componentes de una prensa de tornillo se
muestran en la Figura 15. La misma corresponde a una prensa industrial que posee dos
sistemas extractivos independientes en paralelo. En las Figuras 16 y 17 se muestran
fotografías de una prensa de tor- nillo escala piloto, del barral, tornillo, cabezal y boquillas
con diferentes diá- metros de reducción. Figura 14: Esquema general de una prensa de
tornillo helicoidal. 52 Figura 14: Esquema general de una prensa de tornillo helicoidal.
Figura 15: Componentes de una prensa de tornillo helicoidal.
Deterioro de los aceites: reacciones de rancidez Lipólisis La hidrólisis de los enlaces éster
de los glicéridos (lipólisis) se produce por acción enzimática o por calentamiento en
presencia de agua y da lugar a la formación de ácidos grasos libres (AGL). La aparición de
altos niveles de AGL está asociada a una disminución de la calidad de los aceites. El efecto
de los AGL sobre el sabor y el aroma depende básicamente de la longitud y el grado de
insaturación: los de menos de 12 átomos de carbono producen sabores acres y aromas
desagradables. Los de más de 12 átomos de car- bono producen sólo acidez, pero si son
insaturados dan lugar al desarrollo de aromas rancios con relativa rapidez; los AGL son
más susceptibles a la oxidación que los que se encuentran esterificados con el glicerol. La
humedad de los frutos y semillas que se destinan a la extracción de aceites influye en gran
medida sobre la calidad de estos últimos. Los frutos secos (nueces, almendras, avellanas) se
cosechan a la madurez. Una práctica habitual en establecimientos rurales dedicados a su
producción, es el secado al sol de los frutos enteros lo cual logra reducir la humedad de los
granos (semillas) a valores próximos al 10 %. En instalaciones mo- dernas, existen
dispositivos para el secado que permiten lograr niveles de humedad aún menores. Una
adecuada ventilación o aireación de los frutos secos durante el almacenamiento asegura que
se mantengan bajos niveles de humedad y evita el desarrollo microbiano. Esto es
importante en el alma- cenamiento de nueces y almendras que resultan muy susceptibles de
en- mohecimiento. El almacenamiento de estos frutos con la cáscara preserva sus
cualidades físicas, químicas y organolépticas. Normalmente, las nueces y almendras se
comercializan con una humedad estabilizada entre el 5 y 6 % para reducir riesgos de
contaminación microbiana. Lipasas La hidrólisis enzimática se produce por la acción de
enzimas genéri- camente conocidas como lipasas. Las lipasas se encuentran ampliamente
distribuidas en plantas, animales y microorganismos. Hidrolizan los enlaces éster de los
triglicéridos y actúan principalmente en la interfase aceite/agua.
Deterioro de los aceites: reacciones de rancidez Lipólisis La hidrólisis de los enlaces éster
de los glicéridos (lipólisis) se produce por acción enzimática o por calentamiento en
presencia de agua y da lugar a la formación de ácidos grasos libres (AGL). La aparición de
altos niveles de AGL está asociada a una disminución de la calidad de los aceites. El efecto
de los AGL sobre el sabor y el aroma depende básicamente de la longitud y el grado de
insaturación: los de menos de 12 átomos de carbono producen sabores acres y aromas
desagradables. Los de más de 12 átomos de car- bono producen sólo acidez, pero si son
insaturados dan lugar al desarrollo de aromas rancios con relativa rapidez; los AGL son
más susceptibles a la oxidación que los que se encuentran esterificados con el glicerol. La
humedad de los frutos y semillas que se destinan a la extracción de aceites influye en gran
medida sobre la calidad de estos últimos. Los frutos secos (nueces, almendras, avellanas) se
cosechan a la madurez. Una práctica habitual en establecimientos rurales dedicados a su
producción, es el secado al sol de los frutos enteros lo cual logra reducir la humedad de los
granos (semillas) a valores próximos al 10 %. En instalaciones mo- dernas, existen
dispositivos para el secado que permiten lograr niveles de humedad aún menores. Una
adecuada ventilación o aireación de los frutos secos durante el almacenamiento asegura que
se mantengan bajos niveles de humedad y evita el desarrollo microbiano. Esto es
importante en el alma- cenamiento de nueces y almendras que resultan muy susceptibles de
en- mohecimiento. El almacenamiento de estos frutos con la cáscara preserva sus
cualidades físicas, químicas y organolépticas. Normalmente, las nueces y almendras se
comercializan con una humedad estabilizada entre el 5 y 6 % para reducir riesgos de
contaminación microbiana. Lipasas La hidrólisis enzimática se produce por la acción de
enzimas genéri- camente conocidas como lipasas. Las lipasas se encuentran ampliamente
distribuidas en plantas, animales y microorganismos. Hidrolizan los enlaces éster de los
triglicéridos y actúan principalmente en la interfase aceite/agua.
Deterioro de los aceites: reacciones de rancidez Lipólisis La hidrólisis de los enlaces éster
de los glicéridos (lipólisis) se produce por acción enzimática o por calentamiento en
presencia de agua y da lugar a la formación de ácidos grasos libres (AGL). La aparición de
altos niveles de AGL está asociada a una disminución de la calidad de los aceites. El efecto
de los AGL sobre el sabor y el aroma depende básicamente de la longitud y el grado de
insaturación: los de menos de 12 átomos de carbono producen sabores acres y aromas
desagradables. Los de más de 12 átomos de car- bono producen sólo acidez, pero si son
insaturados dan lugar al desarrollo de aromas rancios con relativa rapidez; los AGL son
más susceptibles a la oxidación que los que se encuentran esterificados con el glicerol. La
humedad de los frutos y semillas que se destinan a la extracción de aceites influye en gran
medida sobre la calidad de estos últimos. Los frutos secos (nueces, almendras, avellanas) se
cosechan a la madurez. Una práctica habitual en establecimientos rurales dedicados a su
producción, es el secado al sol de los frutos enteros lo cual logra reducir la humedad de los
granos (semillas) a valores próximos al 10 %. En instalaciones mo- dernas, existen
dispositivos para el secado que permiten lograr niveles de humedad aún menores. Una
adecuada ventilación o aireación de los frutos secos durante el almacenamiento asegura que
se mantengan bajos niveles de humedad y evita el desarrollo microbiano. Esto es
importante en el alma- cenamiento de nueces y almendras que resultan muy susceptibles de
en- mohecimiento. El almacenamiento de estos frutos con la cáscara preserva sus
cualidades físicas, químicas y organolépticas. Normalmente, las nueces y almendras se
comercializan con una humedad estabilizada entre el 5 y 6 % para reducir riesgos de
contaminación microbiana. Lipasas La hidrólisis enzimática se produce por la acción de
enzimas genéri- camente conocidas como lipasas. Las lipasas se encuentran ampliamente
distribuidas en plantas, animales y microorganismos. Hidrolizan los enlaces éster de los
triglicéridos y actúan principalmente en la interfase aceite/agua.
Se conocen un gran número de lipasas, cuyas especificidades son muy va- riadas, tanto
respecto a la posición que hidrolizan como al ácido graso que separan preferentemente. El
ejemplo mejor conocido de especificidad po- sicional es el de la lipasa pancreática, que
hidroliza únicamente los ácidos grasos unidos a las posiciones 1 y 3 del glicerol. Se habla
de especificidad de ácido graso cuando un tipo de ácido graso es hidrolizado más rápida-
mente que otro. Un ejemplo lo constituye la lipasa aislada del microorga- nismo Geotricum
candidum que hidroliza preferentemente al ácido oleico, independientemente de la posición
que ocupe en la molécula de triacilgli- cerol. Se conocen, además, lipasas no específicas
(como las aisladas de Staphilococcus aureus) que hidrolizan cualquier enlace éster del
triglicérido. Existen también fosfolipasas que actúan específicamente sobre los
fosfoglicéridos, hidrolizando los enlaces éster de las posiciones 1 y 2 y tam- bién los
enlaces éster fosfórico a ambos lados del grupo fosfato (Figura 27). La fosfolipasa A1 ha
sido aislada principalmente de microorganismos (Asper- gillus niger, Fusarium
oxysporum). Cataliza la reacción de hidrólisis en fos- foglicéridos actuando
específicamente sobre la posición sn-1, dando lugar a la formación de 2-acilfosfoglicéridos
y ácidos grasos libres. La fosfolipasa C, que predomina en mohos y bacterias, cataliza la
hidrólisis del enlace éster fosfórico entre el grupo fosfato y el glicerol, dando lugar a la
formación del diacilglicerol y el alcohol fosforilado (por ej., fosforilcolina). La fosfolipasa
D se encuentra normalmente en plantas. Hidroliza también un enlace éster fosfórico pero
entre el grupo fosfato y el amino alcohol, dando lugar a la liberación de fosfato de
diacilglicerol (ácido fosfatídico).
En algunas semillas y frutos oleaginosos existe una gran cantidad de lipasas endógenas
activas, cuya misión fisiológica es la hidrólisis de los gli- céridos, principales reservorios de
lípidos de reserva, durante la germina- ción. Si estas materias primas son almacenadas en
condiciones inadecua- das (temperatura y humedad elevadas) o si se destinan a la
extracción de aceites (al triturar los tejidos, durante la molienda) puede ocurrir un grado
sustancial de hidrólisis acompañado de acidez y rancidez. Por otra parte, es necesario
destacar que muchos microorganismos atacan más fácilmente a los frutos y granos
oleaginosos cuando los mismos se encuentran dañados mecánicamente. De aquí la
necesidad de tomar pre- cauciones durante la recogida, el transporte y la manipulación
previas a las operaciones de extracción del aceite. Se deberá evitar, en la medida de lo
posible, la utilización de granos dañados o con signos visibles de contami- nación
microbiológica. Se debe recordar asimismo que el desarrollo de mo- hos y bacterias se
favorece por el calor y la humedad por lo que el secado del material y su almacenamiento
en condiciones adecuadas son aspectos fundamentales para preservar la materia prima y
obtener aceites de buena calidad. Lipoxigenasas Además de las enzimas hidrolíticas
(lipasas y fosfolipasas), existen abundantes lipoxidasas que catalizan la oxidación de ácidos
grasos insatu- rados con dobles enlaces no conjugados. Las lipoxigenasas (LOX) se en-
cuentran ampliamente distribuidas en el reino vegetal, fundamentalmente en legumbres
(soja, maní, porotos, garbanzos), cereales (arroz, trigo, maíz, avena), frutos (manzana, pera,
tomate, olivo) y tubérculos (papa). Las lipoxigenasas oxigenan ácidos grasos poli-
insaturados (libres) y/o sus ésteres (acilglicéridos y fosfoglicéridos) que contienen sistemas
cis, cis - 1, 4-pentadieno, particularmente los ácidos linoleico, linolénico y araqui- dónico
(Figura 28). Se cree que estas enzimas extraen primero un átomo de hidrógeno del grupo
metileno (C3) ubicado entre los átomos de carbono enlazados mediante doble ligadura (C2,
C4) y adiciona luego oxígeno a uno u otro lado del radical libre resonante, para dar
hidroperóxidos isómeros en carbono 9 y 13. Estos hidroperóxidos sufren finalmente
reacciones de des- composición dando productos de oxidación similares a los que se
forman durante la oxidación química o autooxidación.