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PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO PEDAGÓGICO

La práctica pedagógica conlleva a definir concretamente las acciones y estrategias que se


deben utilizar para ejercer la labor de enseñar. Los docentes deben basar sus prácticas hacia
la consecución de unas metas claras, orientando a través del cómo enseñar a partir de las
características de la población escolar y su contexto.
Al iniciar un proceso investigativo es necesario tener una visión clara acerca del contexto,
características, necesidades e intereses específicos de la población con la cual se pretenda
realizar la intervención, pues es cierto que, aunque existen contextos con factores comunes
no pueden ejecutarse acciones que no coincidan con las expectativas, visiones y demás
criterios a tener en cuenta en los diferentes momentos formativos y de investigación.
La práctica docente es un proceso prediseñado que amerita un conjunto de herramientas
técnicas y de ejercitación para el aprendizaje y que responde a diferentes momentos dentro
del proceso de formación como la observación, donde a través de la indagación se hace
reconocimiento del ambiente escolar, de los estudiantes, sus pre-saberes y demás elementos
del contexto para conocer la mejor forma de abordar la formación; la planeación, donde se
hace una reflexión acerca de las estrategias didácticas, tiempos y recursos necesarios a
utilizar en la labor a ejecutar; la práctica, en donde se desarrolla la labor e interlocución
entre alumno-maestro para la formación mediante diversas estrategias metodológicas
atendiendo a las características diagnosticadas en la etapa de observación; y la evaluación,
donde se pone en juicio los diferentes momentos, estrategias y particularidades de la clase,
con el fin de retroalimentar los resultados que de allí se obtengan.
Por tanto, se debe concebir la investigación en nuestras aulas como una actividad compleja
que se desarrolla en escenarios singulares, claramente determinada por el contexto, con
resultados siempre en gran parte imprevisibles y cargados de conflictos de valor. El docente
debe ser un artesano que desarrolla su sabiduría experimental y su creatividad para afrontar
situaciones únicas e inciertas que acontecen en el aula de clase permanentemente.
Es necesaria entonces una aproximación a la naturaleza de la enseñanza desde el
conocimiento reflexivo y crítico sobre la realidad educativa y social; organizando la
práctica educativa por medio del estudio etnográfico, logrando comprensiones más
holísticas de los fenómenos de aula y de la escuela, y generando iniciativas de intervención
para el trabajo académico, didáctico y disciplinar en el proceso educativo, lo cual se puede
lograr con iniciativas de investigación personalizadas y adaptadas a aplicarse de manera
singular conociendo las problemáticas y realidades de la población con la cual se trabaje.
El carácter investigativo de la práctica adquiere significado cuando esta proporciona
elementos para descubrir las causas de los problemas con los cuales trabaja en el aula, en la
comunidad y avanza en aproximaciones sucesivas hacia una acción transformadora y
científica. Siempre teniendo presente que es un proceso sistémico, ordenado, progresivo y
adaptado al ritmo de los participantes.
Por tanto, los profesores y estudiantes son los responsables de definir las preguntas para
comprender sus propias realidades y emprender, de manera conjunta, las acciones
transformadoras. Es así como se aclara que cada contexto tiene sus propias características y
que para atenderlas asertivamente se debe intervenir con elementos claros que respondan a
la satisfacción de las necesidades, intereses, expectativas y visiones que en este se presente,
haciendo de las experiencias ejecutadas durante el proceso realmente significativas y útiles
para la resolución de problemas de la realidad escolar y social.

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