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BIENVENIDA

La escuela
y la biblioteca
como comunidades
de lectura
Bienvenidos y bienvenidas al primer trayecto de formación propuesto por el Plan
Nacional de Lecturas para acompañar la tarea de docentes y responsables de bibliote-
cas que se proponen conformar y sostener comunidades lectoras.

Es el principio de un camino en común que esperamos se sostenga a través de los


años, con la participación en nuestra Red de Mediadores y Comunidades de Lectura a
la que esperamos quieran integrarse al finalizar este curso, con el apoyo de los Planes
Jurisdiccionales, cuyos referentes seguramente los contactarán al finalizar el trayecto
para acompañar las iniciativas que surjan de este curso.

El Plan sostiene una concepción de la lectura coherente con la que proponen los
Núcleos de Aprendizaje Prioritario (NAP) consensuados en el marco de la Ley de Edu-
cación Nacional: un enfoque sociocultural, antropológico, en el que la lectura es cons-
trucción de sentido y experiencia, práctica social situada, centrada en las subjetivida-
des en su contexto; una concepción que no piensa en los textos como mensajes de
sentido unívoco, sino abierto a que niñas, niños, jóvenes y adultos desarrollen plena-
mente su subjetividad en el hablar, el leer y el escribir en sus contextos reales.

Como subraya frecuentemente el Ministro de Educación Nicolás Trotta, este Plan


concibe la lectura como un derecho que el estado debe garantizar, ya que resulta im-
prescindible para ejercer con responsabilidad la vida democrática, es decir: es condi-
ción de ciudadanía.

Al trabajar en este sentido, damos cumplimiento a a Ley de Educación Nacional,


que además reconoce la centralidad de la lectura en todos los procesos de enseñanza
y aprendizaje, lo que implica que los docentes de todas las áreas, en cada comunidad
educativa, pueden y deben participar en la tarea de crecer como sociedad lectora.

Esta es una invitación a fortalecerse en lo personal, como lectores y lectoras, a


continuar su trabajo de conformar y sostener comunidades lectoras en escuelas, bi-
bliotecas o espacios alternativos.

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¿Y qué clase de comunidades proponemos construir, sostener, fortalecer? Comu-
nidades que compartan formas de leer no mecanicistas, sino que encuentren en las
lecturas ocasión de pensamiento y construcción sentido, experiencias significativas,
de encuentro con el arte y con los saberes; no mero entretenimiento.

Comunidades en las cuales las lecturas sean lugar de encuentro y conversación,


donde como mediadores y mediadoras, los adultos y adultas sean lectores y lectores
más expertos, jamás autoridades inapelables.

Comunidades que reconozcan el valor de la lectura en sí misma, esa que no requie-


re artificios, escenografías temáticas, disfraces o efectos especiales y que provoca un
modo particular del placer: el del encuentro con la propia capacidad de encontrar sen-
tidos, un gozo de la inteligencia, exigente, no solemne, no exento de humor, práctica
que es posible compartir.

Comunidades que puedean poner a la lectura en diálogo con otros lenguajes artís-
ticos u otras disciplinas, siempre que las asociaciones tengan sentido y enriquezcan
las lecturas, sin llevarlas a un segundo plano.

Comunidades que hagan del objeto libro el centro de los encuentros, que valoren
el trabajo de los editores, autores, ilustradores y traductores. Que valoren las historias
que trae la oralidad desde tiempos inmemoriales, no teman la lectura en pantalla e
incorporen con naturalidad las experiencias de narrativas transmedia.

Comunidades abiertas a la diversidad literaria, en las que todos los textos puedan
ser abordados. Comunidades en las que se pueda tomar la palabra, oralmente o por
escrito, que se den tiempo para la lectura autónoma, en diversidad de contextos y
soportes.

Comunidades que pongan en valor la escuela y la biblioteca como espacios privi-


legiados para las lecturas, pero no desdeñen extenderse hacia otros contextos, como
hogares, hospitales, parques, clubes.

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Comunidades en diálogo con las realidades diversas del mundo, del país y de los
entornos cercanos, con suficiente libertad para elegir lecturas que aporten a la construc-
ción de la subjetividad de cada quien sin mensajes moralizantes, con espacio para que se
fortalezca cada individualidad y, a la vez, un nosotros respetuoso y sin prejuicios.

Para este primer curso hemos convocado a un equipo plural, conformado por forma-
dores de diferentes provincias, con extensa participación en iniciativas de lectura soste-
nidas y reconocidas, cuyo pensamiento y acción fortalecen las políticas de lectura desde
hace muchos años, cuya participación hemos puesto bajo la mirada latinoamiericanista de
una experta, María Elvira Charria, que conoce en profundidad los proyectos desarrollados
hasta el momento en esta región del mundo.

Gracias por elegir, para fortalecer el relevante trabajo cotidiano que realizan, este
camino de pensamiento y lecturas en común.

Natalia Porta López


Coordinadora Plan Nacional de Lecturas

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