Está en la página 1de 3

Clubes de Lectura, una estrategia “de doble filo”

El historiador y pedagogo francés Jean Hebrard subraya la “sociabilidad” de las lecturas


en la escuela:1 alude a la necesidad de compartir referencias culturales y de
reconocernos humanos en esos intercambios orales que se suscitan en el encuentro
entre lectores y textos, que promueven la confrontación dialógica, la fundamentación
de las interpretaciones en la intención de construir con otros el sentido de lo leído.
Compartir una lectura es un modo precioso de potenciarla, de incrementar el placer en
el encuentro de almas que resuenan en armonía. Los clubes enseñan a leer, deparan
momentos de confirmación, validación, reconocimiento y disfrute de sentirse en
compañía. Los clubes no son espacios académicos ni obligatorios sino relacionales y
voluntarios, no apabullan, ponen en común, reafirman, prolongan, entreveran las
lecturas. Proveen sensación de semejanza, de pertenencia, de ser bienvenido. El
contraste de interpretaciones no suplanta a las lecturas personales, sino que agrega
matices a las autónomas. Por todo esto el Plan Nacional de Lecturas promueve y
acompaña con clases como ésta a las escuelas y bibliotecas que deciden generar su
Club, en especial en la escuela secundaria.

Pero proponer un espacio en el que SÓLO aquellos que deseen participen conlleva un
riesgo para las instituciones educativas: que la comunidad interprete que por la mera
existencia de esa iniciativa “el tema de la lectura” ya está resuelto en la escuela.

Por eso es tan importante subrayar que el proyecto del club no reemplaza ninguno de
los modos de leer que deben desarrollarse, encontrar su espacio curricular y su
tiempo en el aula o la biblioteca, modos de la práctica que es preciso se compartan
con la totalidad de los miembros de las comunidades. Siempre un Club de Lecturas
debe ser una estrategia más, pero nunca la única que se ofrezca a las comunidades
escolares.

Por otro lado, es necesario precisar los límites de una palabra que resulta atractiva para
convocar lectores y lectoras, pero puede asimismo ser intimidatoria para quienes no se
reconozcan todavía como tales. Es que conformar un club es una tarea en la que una
comunicación incluyente y abierta definirá el espíritu y el alcance de la iniciativa.
Hemos señalado infinidad de veces la necesidad de naturalizar las formas de la práctica
en las escuelas, por lo tanto, procuraremos que los participantes de ninguna manera
sean percibidos por el resto de la comunidad como “los raros” a quienes ya les gusta

1
HÉBRARD, Jean (2000) “La lectura en la escuela. Lectores autónomos, ciudadanos activos”. Conferencia dictada en
la Biblioteca Nacional, Buenos Aires. HÉBRARD, Jean (2006) “La puesta en escena del argumento de la lectura: el
papel de la escuela”, conferencia dictada en la Jornada Presencial “Encuentro con lecturas y experiencias escolares”,
FLACSO –Argentina, Buenos Aires, agosto de 2006.
leer o que “ya leen bien” y eso debe quedar claro desde el momento de la
convocatoria, abierta a quienes desean por algún motivo, ninguno excluyente,
intensificar una práctica que toda la comunidad comparte y disfruta.

Para mostrar que es posible la creación de grupos de lectura tanto en casos puntuales
de una institución como en el marco de una política pública sería suficiente
comentarles que Chaco, Corrientes y Santa Fe apoyan centenares y hasta organizan
anualmente un encuentro jurisdiccional de clubes impulsados desde las escuelas y
bibliotecas escolares de los últimos años del nivel primario y también en las de nivel
secundario. Hace unos años, algunos Estados (el equivalente territorial a nuestras
provincias) de México organizaron masivamente los llamados Círculos de Lectura,
asociados la una exitosa política de dotación de acervos para las aulas llamada Libros
del Rincón. Hemos solicitado a una de sus responsables, la especialista Zorayda
Vásquez Beveraggi un texto que diera cuenta de esa exitosa experiencia. En especial
porque recogieron la voz de los participantes y sus preferencias respecto del tipo de
valores, relación y sentido de esos espacios.

Por otra parte, instamos a prestar especial atención al texto complementario que
generosamente nos autorizó compartir con ustedes la especialista colombiana Silvia
Castrillón. Poder leerla es un lujo que nos damos por segunda vez en este trayecto.
Implica profundizar lo que venimos desarrollando en estas clases acerca de la
naturaleza de los intercambios dialógicos que es preciso suscitar alrededor de las
lecturas. Aplica a las conversaciones que es deseable se establezcan en los clubes
pero también a cualquier instancia de construcción de sentido a partir de la literatura
y que como mediadores debemos aspirar a estimular.

No se pierdan el prólogo de la maestra María Elvira Charria, co-responsable de


contenidos de este curso, que subraya los principales constructos que Castrillón erige a
partir de ideas de Hanna Arendt e Ítalo Calvino. Algunos se encuentran en el resto del
libro y esta nota es el modo en que podemos acceder a ellos.

Tomo de esta lectura fundamental un párrafo que pone en su justa medida la


responsabilidad que cada mediador o mediadora de lecturas tiene entre manos, la
imperiosa necesidad de intervención informada y profesional.

De Silvia Castrillón: “Hoy más que nunca cuando la palabra está tan
asediada y devaluada y cuando los niños necesitan soportes que les
ofrezcan alguna posibilidad de entender el mundo en el que empiezan a
vivir. Que los niños son interlocutores válidos, inteligentes, piensan,
reflexionan sobre el mundo, el ser, la condición humana, y no sólo
necesitan de las palabras de los adultos que les llevan una ventaja en su
tránsito por el mundo y por ello están en condiciones de conducirlos “más
allá” en el camino por la vida y por los libros, sino que también los niños
ofrecen reflexiones que el adulto no ha descubierto o que ha olvidado Es
preciso despojarse de la idea de que intervenir es vulnerar su autonomía,
y pensar que no está mal que haya lectores más experimentados, que han
vivido más y que no deberían renunciar a compartir con los “nuevos”, en
palabras de Hannah Arendt, su saber”.

Autora: Natalia Porta López

Cómo citar este texto: Porta López, N. (2023). Clubes de Lectura, una estrategia de “doble
filo”. Lectura complementaria Clase 3. Módulo 3: Formas de leer, acompañar la construcción de
sentido del Trayecto La escuela y la biblioteca como comunidad de lecturas. Buenos Aires:
INFoD, Ministerio de Educación de la Nación.

También podría gustarte