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«... El Artículo ciento noventicinco del Código Civil, establece cuáles son los requisitos
para declarar la ineficacia de los actos jurídicos gratuitos u onerosos que realice el
deudor con el fin de que disminuya su patrimonio conocido y perjudique el cobro del
crédito, que en el presente caso tratándose de un título oneroso debe tenerse presente si
el crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero haya tenido
conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que, según las circunstancias,
haya estado en razonable situación de conocer o de no ignorarlos y el perjuicio eventual
de los mismos; y si el acto cuya ineficacia se solicita fuere anterior al surgimiento del
crédito, que el deudor y el tercero lo hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar la
satisfacción del crédito del futuro acreedor, que en cualquiera de los casos antes
mencionados corresponde al acreedor la prueba sobre la existencia del crédito y la
concurrencia de los requisitos antes citados».
La Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, en la causa vista el seis de setiembre del año
en curso, emite la siguiente sentencia;
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por Eugenio Cogorno Molino Trujillo
Sociedad Anónima, mediante escrito de fojas doscientos veinte, contra la resolución de
fojas doscientos catorce, su fecha dieciocho de julio de mil novecientos noventicinco,
expedida por la Primera Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de
La Libertad, que confirmando la apelada de fojas ciento sesentiocho, su fecha veinticinco
de abril del año próximo pasado, declara improcedente la demanda de fraude de acto
jurídico y otros conceptos interpuesta a fojas treinticinco por Eugenio Cogorno Molino
Trujillo Sociedad Anónima.
CONSIDERANDO:
Tercero.- Que, con respecto a la interpretación errónea del Artículo ciento noventicinco,
afirma que al expedirse la recurrida desconociendo el crédito que judicialmente fue
reconocido por sentencia de fecha siete de junio de mil novecientos noventitrés, en el
proceso iniciado por el recurrente contra los demandados sobre pago de nuevos soles,
asimismo agrega que la recurrida incurre en error al considerar que el título valor que se
presentó en la demanda de pago de nuevos soles no acreditaba la existencia de un crédito.
Cuarto.- Que, el Artículo ciento noventicinco del Código Civil, establece cuáles son los
requisitos para declarar la ineficacia de los actos jurídicos gratuitos u onerosos que realice
el deudor con el fin de que disminuya su patrimonio conocido y perjudique el cobro del
crédito, que en el presente caso tratándose de un título oneroso debe tenerse presente si el
crédito es anterior al acto de disminución patrimonial, que el tercero haya tenido
conocimiento del perjuicio a los derechos del acreedor o que, según las circunstancias, haya
estado en razonable situación de conocer o de no ignorarlos y el perjuicio eventual de los
mismos; y si el acto cuya ineficacia se solicita fuere anterior al surgimiento del crédito, que
el deudor y el tercero lo hubiesen celebrado con el propósito de perjudicar la satisfacción
del crédito del futuro acreedor, que en cualquiera de los casos antes mencionados
corresponde al acreedor la prueba sobre la existencia del crédito y la concurrencia de los
requisitos antes citados.
Quinto.- Que, en el caso de autos se pretende la ineficacia del acto jurídico de constitución
de gravamen contenido en el contrato de anticresis de fecha cinco de agosto de mil
novecientos noventidós, así como la nulidad del acto jurídico que la contiene y del asiento
registral respectivo, aduciendo que el inmueble que ha sido materia de la anticresis ha
servido de garantía para un crédito que dio la demandante a los demandados Daniel Zegarra
Poma y Rosa Baca Ruiz.
Sexto.- Que, la demandante afirma que el inmueble materia de la litis le fue dado en
garantía del pago de la letra de cambio que en copia corre a fojas siete, sin embargo no ha
acreditado en modo alguno la existencia de dicha garantía, lo único que ha probado con las
instrumentales de fojas ocho a veintidós, es la existencia de una obligación dineraria.
Octavo.- Que, con respecto a la inaplicación de las normas contenidas en el Artículo mil
noventiuno, mil noventidós y mil noventitrés del Código Civil, estas normas están referidas
a la constitución de la anticresis, articulados que no son aplicables al caso de autos ya que
se solicitó la ineficacia de la escritura pública de anticresis, por haber dispuesto del bien
supuestamente dado en garantía, y no habiéndose acreditado tal acto, carece de objeto
pronunciarse con respecto a la inaplicación de los referidos artículos de derecho objetivo.
RESOLVIERON:
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por el Banco Santander contra la sentencia
expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque a fojas
ciento noventinueve del veinticinco de noviembre del año próximo pasado que, en
discordia, confirma la resolución apelada de fojas ciento cincuentidós, su fecha diez de
junio del mismo año, que declara infundada la demanda de fojas veintitrés, con lo demás
que contiene;
FUNDAMENTOS DEL RECURSO:
Que, por Resolución Suprema del cinco de marzo último se ha declarado procedente el
Recurso de Casación interpuesto por la causal prevista en el inciso primero del Artículo
trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil, esto es la interpretación errónea del
Artículo ciento noventicinco del Código Civil, con el fundamento de que la Sala de mérito
interpreta erróneamente dicha norma, al circunscribirse a la exigencia de que el tercero
debe tener conocimiento del crédito y el perjuicio, cuando dicha norma también establece
que, según las circunstancias, haya estado en razonable situación de conocer o de no
ignorar la existencia del crédito y el perjuicio eventual originado con el acto de disposición;
situación que ha quedado acreditada con la propia expresión de los terceros, el matrimonio
Chinchay Chomba, al manifestar que su inmueble es colindante al de sus vendedores,
codemandados, y que a ellos les une vínculo espiritual en razón de ser padrinos de los hijos
de estos deudores;
CONSIDERANDO:
Segundo.- Que la acción revocatoria o pauliana, tiene por objeto proteger el crédito de un
determinado acreedor declarando la ineficacia del acto por el cual su deudor disponga de su
patrimonio, de manera que lo disminuya, o no acepte que ingresen en él bienes o derechos
que lo incrementen, buscando perjudicar el cobro eventual que con ellos se pudiera hacer
aquél;
Tercero.- Que las sentencias de mérito han establecido: a) Que el crédito del Banco
accionante consta de un pagaré cuya ejecución se ha declarado improcedente por la
sentencia que cita; b) Que los compradores adquirieron la propiedad del bien materia de
litis cuando no registraba gravamen a favor de tercero; c) Que esa adquisición se hizo de
buena fe; d) Que no se ha probado que los adquirentes tuvieron conocimiento del perjuicio
irrogado al acreedor (motivo segundo de la de vista);
Cuarto.- Que la sentencia de vista, en atención a los hechos que se han dado por probados y
que constituyen la cuestión de hecho considera que no se dan los presupuestos para la
procedencia de la acción revocatoria, según lo dispuesto en el Artículo ciento noventicinco
del Código Civil;(1)
Acción revocatoria
Se persigue con la acción revocatoria se declare la ineficacia del acto practicado por el
deudor en la medida que este acto perjudica los derechos del acreedor y que la revocación
sea el único medio como éste puede hacer efectivo su derecho.
Si se demuestra que el anticipo de legítima, importa un acto de disposición de los
demandados destinado a perjudicar el derecho del accionante a cobrar su acreencia, dicho
acto jurídico deviene en ineficaz.
Expediente 4030-97
Sala Nº 3
El acreedor está facultado para solicitar se declaren ineficaces respecto de él los actos
practicados por su deudor que disminuyan considerablemente su patrimonio haciendo
ilusorio su crédito. Se requiere que el deudor actúe con conciencia de perjuicio, mala fe del
tercero (que esté en condiciones de saberlo o de no ignorarlo) y el perjuicio al acreedor.
Casación 2230-97
LA LIBERTAD
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por Hernando Gutiérrez Alva mediante escrito
de fojas trescientos setenta, contra la resolución de vista de fojas trescientos sesentiséis, su
fecha veintiséis de setiembre de mil novecientos noventisiete, expedida por la Primera Sala
Civil de la Corte Superior de Justicia de La Libertad, que confirmando la apelada de fojas
doscientos noventiocho su fecha ocho de julio del mismo año, declaró fundada la demanda
de fojas veintisiete.
La casación se fundó en los incisos segundo y tercero del Artículo trescientos ochentiséis
del Código Procesal Civil, sustentado en: a) inaplicación de los Artículos ciento
noventicinco último parágrafo y dos mil catorce, segundo parágrafo, del Código Civil, así
como la inaplicación de una Ejecutoria Suprema y b) contravención a las normas que
garantizan el derecho a un debido proceso.
CONSIDERANDO:
Segundo.- que, el Artículo ciento noventicinco del Código Civil(1) está referido al fraude
como un presupuesto de la acción revocatoria o pauliana, concediendo al acreedor la
facultad de solicitar se declaren ineficaces respecto de él los actos practicados por su
deudor con el fin de disminuir su patrimonio hasta el limite de hacer ilusorio el derecho de
aquél; que, son condiciones para ejercitar la pretensión revocatoria: a) el perjuicio al
acreedor, b) tener conciencia del perjuicio que causa, y c) que, el tercero contratante tenga
conocimiento del perjuicio que se irroga al acreedor;
Tercero: que, en las instancias inferiores ha quedado demostrado la existencia del crédito
del actor derivado del pago de beneficios sociales a cargo del codemandado Julio Olivares
Cabrera;
Sexto: que, por lo dicho, se concluye que las instancias inferiores han hecho una correcta
aplicación de las normas que han dado lugar se ampare la demanda, y no cabe, como lo
solicita el recurrente, una interpretación "a contrario sensu"del último párrafo del Artículo
ciento noventicinco del Código Civil;
Sétimo: que, dada la naturaleza del debate judicial en este proceso no es pertinente discutir
si el tercero compró bajo la fe del registro, por lo que no resulta aplicable el Artículo dos
mil catorce del Código Civil(2) invocado por el recurrente. que, por las razones expuestas y
en aplicación del Artículo trescientos noventisiete del Código Procesal Civil: declararon
INFUNDADO el Recurso de Casación interpuesto por Hernando Gutiérrez Alva,
presentado mediante escrito de fojas trescientos setenta, contra la resolución de vista de
fojas trescientos sesentiséis, su fecha veintiséis de setiembre de mil novecientos
noventisiete; CONDENARON al recurrente al pago de costas y costos originados de la
tramitación del recurso; así como a una multa de dos Unidades de Referencia Procesal;
MANDARON se publique la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano; en los
seguidos por Casimiro Pachamango Reyes con Julio Olivares Cabrera y otro, sobre
Revocatoria de acto jurídico fraudulento; y los devolvieron.
SS. URRELLO A.; ALMENARA B.; VASQUEZ C.; ECHEVARRIA A.; BELTRAN Q.
El artículo 195° del Código Civil determina los dos requisitos tradicionales para el ejercicio
de la acción revocatoria: el "eventus damni" y el "consilium fraudis"; el primero es objetivo
y consiste en la intención por parte del deudor de causar perjuicio a su acreedor y el
segundo es el conocimiento que tiene el tercero que contrata con el defraudador en cuanto
al perjuicio que se irroga al acreedor ... ya no es necesario que el acreedor pruebe el
perjuicio, sino que éste se presume al disminuir el patrimonio conocido del deudor, de tal
manera que se invierte la carga de la prueba y el acreedor no necesita probar la insolvencia
del deudor.
Casación 2150-98-Lima
LIMA
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por el Banco Continental contra la resolución
de vista de fojas ciento ochentitrés, pronunciada por la Sala Civil Corporativa
Subespecializada en Procesos Sumarísimos y No Contenciosos de la Corte Superior de
Justicia de Lima, su fecha dieciséis de julio de mil novecientos noventiocho, que
confirmando la sentencia apelada de fojas ciento cuarentiocho, de fecha ocho de mayo del
mismo año, declara infundada su demanda revocatoria seguida contra Luis Alberto Salazar
Tafur y Rosario Maritza de Sousa Ferreyra Ugarte.
Por resolución de esta Sala Suprema de fecha veinticinco de setiembre de mil novecientos
noventiocho se ha declarado procedente el recurso por la causal de interpretación errónea
del Artículo ciento noventicinco del Código Civil, con el fundamento de que con la acción
pauliana se persigue la inoponibilidad ante el acreedor de los efectos de cierto acto jurídico
que pueda perjudicar su derecho, y que la constitución del patrimonio familiar perjudica su
derecho a embargar los derechos expectaticios de uno de los cónyuges en el bien sobre el
que se ha constituido el referido patrimonio familiar y no la ejecución de una medida
cautelar como erróneamente interpretan las sedes de instancia.
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, la acción pauliana, de vieja raigambre romana, que obtuvo su nombre del
Pretor que la introdujo en su Edicto (Digesto, Libro Cuarentidós, Título Octavo), prevista
en el Artículo ciento noventicinco del Código Civil, es la que tiene el acreedor que ve
disminuido el patrimonio de su deudor en forma tal que perjudique el cobro de su crédito,
para que se declare la ineficacia, respecto de él, de los actos de disposición de su deudor.
Para Josserand presenta los siguientes caracteres: a) es estrictamente individual; b) sanciona
un abuso de derecho: el "fraudator" abusó del derecho de conservar libremente su
patrimonio; c) es personal, ya que no se concibe que un derecho de crédito sea sancionado
por una acción real; d) no es una acción indemnizatoria, e) en realidad la acción pauliana,
mal llamada revocatoria, es una acción de nulidad, (Derecho Civil, Bosch. Buenos Aires
mil novecientos cincuenta, Tomo Segundo, Volumen Uno, página quinientos sesentiuno).
Para Giorgi, está dirigida a restablecer el patrimonio del deudor en la situación que se
encontraba antes de los actos fraudulentos, con el único fin de que el acreedor pueda
conseguir lo que hubiera obtenido si el acto fraudulento no hubiera sido consumado (Teoría
de las Obligaciones, Tomo Segundo, Madrid). Según Colin y Capitant está destinada a
revocar los actos del deudor que causan perjuicio a los acreedores cuando presentan
carácter fraudulento. (Curso Elemental de Derecho Civil, Tomo Tercero, Editorial Reus mil
novecientos veinticuatro, página ochentidós).
Segundo.- Que, el acreedor tiene un derecho general de garantía sobre los bienes de su
deudor, y por eso la Ley le concede determinadas facultades de preservación de éste, como
señala el Artículo mil doscientos diecinueve del Código Civil, a las que se agrega la acción
pauliana, que no es un privilegio, sino que constituye uno de sus derechos, cuyo objeto es
impedir que el fraude de su deudor lo perjudique; es un remedio ante un acto doloso. (ver
sobre el tema La Lucha Contra el Fraude Civil de Cirilo Martín Retortillo, Bosch,
Barcelona, mil novecientos cuarentitrés).
Tercero.- Que,el Artículo ciento noventicinco del Código Civil adopta los dos requisitos
tradicionales para el ejercicio de la acción revocatoria: el "eventus damni"y el "consilium
fraudis"; el primero es objetivo y consiste en la intención por parte del deudor de causar
perjuicio a su acreedor y el segundo es el conocimiento que tiene el tercero que contrata
con el defraudador en cuanto al perjuicio que se irroga al acreedor.
Cuarto.- Que, estando a la redacción del Artículo ciento noventicinco, bajo comento,
establecida por la primera disposición modificatoria del Decreto Legislativo número
setecientos sesentiocho, ya no es necesario que el acreedor pruebe el perjuicio, sino que
éste se presume al disminuir el patrimonio conocido del deudor, de tal manera que se
invierte la carga de la prueba y el acreedor no necesita probar la insolvencia del deudor, y
como dice Lohmann, el empeoramiento se produce al haber quedado reducida la garantía
patrimonial conocida que respaldaba la responsabilidad. (El Negocio Jurídico, Grijley,
Segunda Edición, mil novecientos noventicuatro, página cuatrocientos veintitrés y
cuatrocientos veinticinco).
Quinto.- Que, el otro requisito se cumple cuando el tercero ha tenido conocimiento del
perjuicio al acreedor o que según las circunstancias haya estado en razonable situación de
conocerlo o de no ignorarlo; deberes de conocimiento que señala Lohmann "viene a
explicarse como carga de previsión, y no se exige que el deudor tenga en mente la
determinación resuelta y de mala fe, mediante la ocultación de su patrimonio,
escondiéndolo y poniéndolo fuera del alcance del acreedor; no se requiere que se hagaex
profesopara perjudicar, inclusive puede haber procedido de buena fe, no obstante lo cual el
acto es impugnable, si fuera gratuito, o de ser oneroso, si el adquirente actúa de mala fe"
(Obra citada, página cuatrocientos veintinueve).
Sexto.- Que, la acción pauliana no importa la de nulidad, sino la ineficacia del acto, esto es
que el acto fraudulento no será oponible al acreedor accionante, y sólo a él, de tal modo que
sus efectos no se hacen extensivos a otros acreedores. Esto a diferencia de lo establecido en
el Código Civil de mil novecientos treintiséis que le daba el carácter de revocatoria y de
anulabilidad y cuyos efectos aprovechaban todos los acreedores, como resulta de sus
Artículos mil noventiocho, mil noventinueve, mil ciento uno y mil ciento veinticinco inciso
segundo. Los hermanos Mazeaud consideran que la acción pauliana sólo favorece al
acreedor que la ejercita, y que el acto impugnado sigue siendo oponible a cualquier otra
persona (Lecciones de Derecho Civil, Buenos Aires mil novecientos cincuentinueve, Parte
Segunda, Volumen Tres, página doscientos setentidós).
Noveno.- Que, la demanda para que se declare la ineficacia frente al Banco demandante de
la constitución de patrimonio familiar hecha por los demandados, ha sido desestimada por
la consideración de la apelada, que la de vista hace suya, que la deuda es personal del
codemandado Luis Alberto Salazar Tafur, y que el inmueble no es un bien propio sino de la
sociedad conyugal constituida con doña Rosario Maritza de Sousa Ferreyra Ugarte, por lo
que el cobro del crédito que tiene el Banco demandante en relación al demandado y
respecto al predio sublitis se encuentra supeditado a la liquidación de la sociedad conyugal
formada por los demandados, por alguna de las causales de fenecimiento previstas en el
Artículo trescientos dieciocho del Código Civil(1).
Décimo.- Que, hay error en ese razonamiento, por las siguientes consideraciones: a) la
sociedad conyugal puede subsistir aun cuando se liquide la sociedad de gananciales y ésta,
además de las causales señaladas en el Artículo trescientos dieciocho citado, puede
liquidarse por declaración de insolvencia de uno de los cónyuges, como establece el
Artículo trescientos treinta del mismo Cuerpo de Leyes, concordante con los Artículos
ciento quince y ciento veintisiete del Decreto Legislativo número ochocientos
cuarenticinco; b) de tal manera que nada impide embargar los derechos expectaticios de un
cónyuge en la sociedad de gananciales, a la espera de su liquidación, que puede ser por la
declaración de insolvencia; y c) la acción pauliana no es de cobro, sino que para poder
ejercitar las acciones sobre aquellos bienes que por un acto fraudulento se han puesto fuera
del alcance el acreedor, es necesaria una declaración previa de ineficacia del acto.
Décimo Tercero.- Que, elpatrimonio familiar reconocido en nuestro Código Civil, tiene
como finalidad excluir del comercio de los hombres un bien determinado, el tal manera que
no puede ser enajenado ni gravado, siguiendo sus antecedentes históricos del "homestead"
sajón y del hogar de familia en el Código de mil novecientos treintiséis, y se sustenta, entre
otras doctrinas, en la del Rerum Novarumde León XIII que reconoce especial importancia a
la propiedad familiar de la vivienda y de la tierra", "la finca en que habita toda una familia
y de cuyos frutos saca íntegramente, o al menos en parte, lo necesario para vivir". (Ver
Familia y Propiedad, de José Castán Tobeñas, Madrid mil novecientos cincuentiséis).
Décimo Cuarto.- Que, es requisito de la constitución del patrimonio familiar, como señala
el Artículo cuatrocientos noventicinco del Código Civil, no tener deudas cuyo pago sea
perjudicado, lo que a criterio de Cornejo Chávez significa que el instituto no puede servir
para amparar una actitud dolosa de quien, so pretexto de asegurar el sustento de su familia,
lo que en realidad persigue fuese la burla de los derechos de sus acreedores, por lo que
algunas legislaciones han establecido que por la constitución del hogar de familia sólo
queda liberado del riesgo de embargo y remate por deudas posteriores a su constitución
(Derecho Familiar Peruano, Tomo Tercero, Lima, mil novecientos setenta).
SS. URRELLO A.; ORTIZ B.; SáNCHEZ PALACIOS P.; ECHEVARRíA A.; CASTILLO
LA ROSA S.
Para interponer la acción revocatoria no es necesaria la determinación del valor del bien
objeto de transmisión con relación a los límites sucesorios, sino simplemente que se
acredite que su disposición disminuya el patrimonio conocido del deudor, con lo cual
perjudicaría el cobro de sus obligaciones.
Casación 1364-97
LIMA
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por don John James O'Broin Shannon,
mediante escrito de fojas cuatrocientos setentidós, contra la sentencia de vista expedida por
la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Lima de fojas cuatrocientos cincuentiséis, su
fecha treinta de mayo de mil novecientos noventisiete que, confirmando la apelada de fojas
trescientos setenticuatro, fechada el veinticuatro de diciembre de mil novecientos
noventiseis, declara fundada la demanda de ineficacia de acto jurídico de fojas setentitrés;
Invocando el inciso primero del Artículo trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil
el recurrente denuncia la aplicación indebida del Artículo mil seiscientos veintinueve del
Código Civil, alegando que la precitada norma corresponde al derecho sucesorio y no
puede aplicarse a una persona viva como es el demandado, ya que no se ha tenido en cuenta
tampoco la institución de la colación que se aplica al fallecimiento del donante;
CONSIDERANDO:
Primero.- que, en su Artículo mil seiscientos veintinueve del Código Sustantivo establece
que nadie puede dar por vía de donación más de lo que puede disponer por testamento,
siendo inválida en todo lo que exceda de esta medida, debiéndose regular el exceso por el
valor que tengan o debían tener los bienes al momento de la muerte del donante;
Segundo.- que, en cuanto a los límite del anticipo de legítima, cuya ineficacia es objeto de
la presente acción; los Artículos setecientos veintitrés, setecientos veinticuatro y setecientos
veinticinco del citado Cuerpo de Leyes, disponen que dicho acto no puede exceder en todo
caso el valor de la legítima que le corresponde al heredero forzoso beneficiario más el valor
del tercio de libre disposición del donante que cuenta con hijos, como en el caso materia de
autos;
Cuarto.- que, sin embargo, el propio Artículo mil seiscientos veintinueve antes citado,
señala que la determinación del exceso donado se verifica en el momento de la muerte del
donante, con el valor que tengan o debían tener, los bienes materia de la transferencia, de
tal modo que la valorización de la porción hereditaria anticipada no podía realizarse en
estas circunstancias en que el anticipante está vivo lo cual efectivamente hace que la norma
contenida en el numeral denunciado sea innecesaria, ya que no sirve para fundamentar la
decisión del Juez;
Para disponer de la propiedad del representado o gravar sus bienes, se requiere que el
encargo conste en forma indubitable y por escritura pública (...), no se presenta el supuesto
del acto jurídico celebrado por el representante consigo mismo, regulado en el artículo 166°
del Código Civil, cuando en la celebración del acto jurídico intervinieron personas distintas,
(...) las sociedades son personas jurídicas distintas a sus socios.
Casación 225-96
LIMA
3. CONSIDERANDO:
Primero.- Que el Artículo ciento sesentiséis del Código Civil establece expresamente que es
anulable el acto jurídico que el representante concluya consigo mismo, en nombre propio o
como representante de otro, a menos que la ley lo permita, que el representado lo hubiese
autorizado específicamente, o que el contenido del acto jurídico hubiera sido determinado
de modo que excluya la posibilidad de un conflicto de interés.
Segundo.- Que, tal como se puede advertir, la mencionada norma legal establece como
causal de anulabilidad del acto jurídico que el representante en ejercicio de la
representación, por declaración unilateral de su propia voluntad, establezca entre su esfera
jurídica y la de su representado o entre las esferas jurídicas de sus representados efectos
jurídicos iguales a los que se obtienen mediante la celebración del contrato, salvo las
excepciones previstas en la misma norma.
Tercero.- Que del contrato que corre a fojas veintitrés del expediente materia de autos se
desprende que no se da el supuesto previsto en el citado artículo; esto es, que se trate de un
acto jurídico que deriva de una sola declaración de voluntad, por cuanto quienes
intervinieron en la celebración del contrato, son personas naturales distintas; con la
acotación de que las sociedades son personas jurídicas distintas a las de sus socios.
Cuarto.- Que de lo expuesto se concluye que en la sentencia recurrida se ha aplicado
indebidamente el Artículo ciento sesentiséis del Código mencionado, al considerar que el
contrato materia de litis era un acto jurídico celebrado consigo mismo.
Sexto.- Que en el caso materia de autos se puede apreciar que a los representantes que
intervinieron en el contrato se les ha conferido las facultades necesarias para suscribirlo, no
habiéndose establecido la necesidad de autorización previa o confirmación de algún Organo
Social de la empresa, conforme se desprende de la escritura pública de poder que corre a
fojas trescientos veintidós.
Noveno.- Que, en cuanto a la denuncia de inaplicación del Artículo mil cuatrocientos doce
del Código Civil(1), debe tenerse en cuenta que la mencionada norma ha sido invocada
expresamente en el primer considerando de la sentencia apelada, argumento por el cual,
entre otros, fue confirmada por la sentencia de vista, conforme a la facultad prevista en el
Artículo doce de la Ley Orgánica del Poder Judicial(2) ; en consecuencia tal extremo no
puede ser amparado.
4. SENTENCIA:
Estando a las conclusiones a las que se arriba, la Sala Civil de la Corte Suprema, declara
FUNDADO el Recurso de Casación interpuesto por T y T, Sociedad Anónima, Contratistas
Generales y, en consecuencia CASARON la sentencia pronunciada por la Cuarta Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lima, su fecha veintinueve de diciembre de mil
novecientos noventicinco y, actuando en sede de instancia, REVOCARON la apelada de
fojas cuatrocientos veintitrés, su fecha doce de abril de mil novecientos noventicinco;
REFORMANDOLA: declararon FUNDADA la demanda de fojas setentitrés, en
consecuencia que BITUMEN, Sociedad Anónima, otorgue la Escritura Pública respecto a
los bienes materia de la litis a que se refiere el contrato celebrado el dieciocho de octubre
de mil novecientos noventiuno; ORDENARON la publicación de la presente resolución en
el Diario Oficial El Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos con BITUMEN,
Sociedad Anónima, sobre otorgamiento de escritura pública; y los devolvieron.
Adquisición de derechos en favor de un tercero: ¿Se requiere estar facultado para ello? (A)
(*)
Casación 738-99-CAÑETE
El Banco Internacional del Perú recurre en casación de la sentencia de vista de fojas ciento
ochenticinco pronunciada por la Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Cañete el
veinticinco de enero del presente año, que confirmando la apelada de fojas ciento
cuarenticuatro, del veintisiete de octubre de mil novecientos noventiocho, declara fundada
en todos sus extremos la demanda interpuesta por Representaciones Alpamayo Sociedad
Anónima y nula la escritura pública del tres de marzo de mil novecientos noventicuatro, de
préstamo con garantía hipotecaria, con los demás que contiene.
Por resolución de esta Sala Suprema del tres de mayo del presente año se ha declarado
procedente el recurso por las causales de los incisos primero y segundo del Artículo
trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil(1), sustentada en: a) interpretación
errónea del Artículo ciento sesentiuno del Código Civil(2), porque si bien dicho dispositivo
establece que el acto jurídico celebrado en la forma que señala es ineficaz con relación al
representado, no se puede invocar dicha ineficacia para una tercera persona; b) aplicación
indebida del Artículo doscientos diecinueve del Código Civil(3) porque la nulidad no puede
subsanarse, en cambio el acto jurídico que se cuestiona es subsanable vía ratificación
prevista por el Artículo ciento sesentidós del Código Civil(4) ; y c) inaplicación del
Artículo ciento sesentidós del Código Civil; que permite la ratificación del acto jurídico en
los casos previstos por el Artículo ciento sesentiuno, observando la forma prescrita para su
celebración, que es lo que ha ocurrido en el presente caso.
CONSIDERANDO:
Segundo.- Que las sentencias de mérito han establecido que en dicho acto jurídico intervino
el Banco Internacional del Perú Sucursal de Cañete, representado por su administrador el
señor Víctor Chávez Romero, faltando la intervención de otro funcionario de dicho Banco
en la celebración de dicho acto jurídico, incumpliéndose de esta manera los alcances del
poder de fojas sesentisiete (motivo quinto de la apelada y segundo de la de vista);
Tercero.- Que dentro de la patología del acto jurídico, nuestra legislación claramente
distingue los actos jurídicos nulos de los meramente anulables. Son nulos y por tanto
inexistentes(5) aquellos en que falta alguno de los requisitos esenciales de éste, cuando sea
contrario a normas imperativas o sea ilícito, como enumera el Artículo doscientos
diecinueve del Código Civil; en cambio es meramente anulable cuando el acto adolece de
ciertos defectos, pero existe y produce sus efectos, como establecen los Artículos
doscientos veintiuno y doscientos veintidós del mismo Código(6) ;
Cuarto.- El acto jurídico puede ser celebrado por representación, y es más, las personas
jurídicas necesariamente deben ser representadas, desde que no tienen existencia física, y el
apoderado que interviene en esas circunstancias, actúa en virtud de un mandato, que es un
contrato nominado, regulado en el capítulo cuarto del título noveno de la sección contratos
del Código Civil, que establece los derechos y obligaciones de ambas partes;
Quinto.- Que empero, para adquirir derechos para un tercero no es necesario contar con
facultad para ello, como el caso de la persona que adquiere un bien y declara que hace la
compra por encargo y con dinero de un tercero, que es quien finalmente recibe el dominio;
al igual que para hacer un pago, pues cualquier persona puede hacerlo; en cambio nadie
puede obligar a otro sin su autorización(7), como así resulta de lo dispuesto en los Artículos
mil ochocientos nueve, mil ochocientos diez y mil doscientos veintidós del Código
Sustantivo(8) ;
Sexto.- Que cuando el apoderado se excede de las facultades otorgadas, conforme a la regla
del Artículo ciento sesentiuno del Código Civil, en principio el acto resulta ineficaz frente a
su representado; pero éste puede ratificarlo conforme a la norma del Artículo ciento
sesentidós siguiente, de tal manera que sólo el representado y no otro puede objetar el acto
jurídico efectuado en su nombre, así como también puede ratificarlo, como resulta de su
simple interpretación gramatical, lo que determina la interpretación errónea hecha por las
sentencias de mérito de la primera norma citada y la pertinencia, por relación de causalidad,
de la segunda y por tanto evidente el vicio de su inaplicación denunciado por el recurrente;
Séptimo.- Que en consecuencia, el acto jurídico celebrado por el apoderado excediendo sus
facultades es solamente anulable y no puede ser alegada por otra persona que aquella en
cuyo beneficio la establece la Ley, como dispone el Artículo doscientos veintidós del
Código Civil, lo que determina la aplicación indebida del Artículo doscientos diecinueve
del mismo, en que se sustentan las sentencias de instancia;
Octavo.- Que en tal virtud, la demandante no está legitimada para demandar la nulidad del
acto jurídico en cuestión, en el que además no ha sido parte; por estos fundamentos, de
conformidad a lo dispuesto en el Artículo trescientos noventiséis inciso primero del Código
Procesal Civil, declararon: FUNDADO el Recurso de Casación interpuesto a fojas ciento
noventicinco; en consecuencia: NULA la sentencia de vista de fojas ciento ochenticinco, su
fecha veinticinco de enero del presente año; y actuando en sede de instancia:
REVOCARON la sentencia apelada de fojas ciento cuarenticuatro, fechada el veintisiete de
octubre de mil novecientos noventiocho, y REFORMÁNDOLA, declararon: INFUNDADA
la demanda de fojas ochentiocho, subsanada a fojas cien, con costas y costos;
DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El Peruano; en
los seguidos por Representaciones Alpamayo Sociedad Anónima con el Banco
Internacional del Perú Sucursal Cañete y otros, sobre nulidad de acto jurídico; y los
devolvieron.
SS. ORTIZ B.; SÁNCHEZ PALACIOS P.; ECHEVARRÍA A.; CASTILLO LA ROSA S.;
ALVA S.
Agente capaz
Para la validez del acto jurídico se requiere, entre otros elementos, la intervención de agente
capaz, es decir que los sujetos que intervienen sean personas que gocen de lucidez mental
que les permita discernir sobre los alcances de los actos que realizan.
Expediente 2352-92
LIMA
Si bien la acción de anulabilidad del Acto Jurídico era imprescriptible según lo dispuesto
por el art. 1096º del Código Civil de 1936, la prescripción surtirá sus efectos extintivos si
desde la entrada en vigencia del Código Civil de 1984 transcurriera el nuevo término
prescriptorio de la acción.
Expediente 490-94
Casación 1793-98-Lima
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por don Pedro Manuel Vidaurre en
representación de doña Rosa Iris Cuculiza Gonzales de Lúcar contra la sentencia de vista de
fojas noventisiete, su fecha quince de abril de mil novecientos noventiocho, expedida por la
Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que confirmando la sentencia
apelada de fojas setenticuatro, su fecha treinta de setiembre de mil novecientos
noventisiete, declara fundada la demanda de fojas quince y, en consecuencia la demandada
debe devolver a la accionante la suma de mil dólares americanos, entregadas por supuestas
"arras", con lo demás que contiene.
Tercero .- Que, por otro lado, no existe relación entre la incapacidad relativa y el hecho que
la demandada no era la propietaria del bien objeto del contrato(5), por lo que la citada
norma no resultaba de aplicación al presente caso.
Cuarto : Que, si bien es cierto que tanto la apelada como la de vista adolecen de claridad y
precisión en su fundamentación, de la lectura de los referidos fallos se puede extraer que se
ha considerado la existencia de error en la cualidad de la demandada, a la que se atribuye la
condición de propietaria del bien, y error en la naturaleza del acto que se celebra(6).
Quinto.- Que, la Corte cuando conoce en vía de casación conoce del derecho y no sobre los
hechos, los mismos que son tomados de lo establecido en las instancias de mérito.
Sexto.- Que, habiéndose establecido que fue materia determinante para la celebración del
contrato el haberse atribuido a la demandada una cualidad que no tenía, este error se
encuadra dentro de lo dispuesto en el inciso segundo del Artículo doscientos dos del
Código Civil.
Décimo .- Que, en ese sentido habiéndose determinado que el contrato de fojas dos no
contiene un pacto de arras, no cabe cuestionarse esta conclusión en esta vía, siendo en
consecuencia infundada la denuncia por inaplicación de los Artículos mil cuatrocientos
setentisiete y mil cuatrocientos setentiocho del Código Civil.
4. SENTENCIA:
El autor sostiene que la teoría de las nulidades sirve al sistema para garantizar su legalidad.
La nulidad se retrotrae hasta el inicio para liquidar los efectos que se hubieran producido y
se proyecta al futuro para impedir que se sigan produciendo. Basado en esta premisa
analiza las diversas especies de nulidad.
Expediente 106-93-CUZCO
COMENTARIO
El Derecho es una creación del hombre, es una "realidad artificial", distinta a la que
vivimos cotidianamente; ideada con el propósito de satisfacer dos necesidades
fundamentales del hombre y de la sociedad: seguridad y justicia. Estas dos entelequias
-difíciles de definir y más difíciles de alcanzar- constituyen los ejes sobre los que gira la
realidad jurídica. Como toda realidad, el mundo jurídico tiene sus reglas y axiomas internos
y cuando alguna conducta escapa a ellas es sancionada inevitablemente.
Precisamente la teoría de la validez es uno de los temas jurídicos más arduos, sobre todo
porque en gran medida está vinculado al concepto mismo de Derecho, y porque de su seno
surgen otros conceptos como el de nulidad, anulabilidad, nulidad relativa, nulidad parcial
etc., generando un panorama de aparente complejidad. A esto viene a sumarse la falta de
homogeneidad, tanto en la doctrina como en la legislación respecto del contenido de los
términos ineficacia e invalidez.
La sentencia que nos ocupa es útil, pues revela cómo nuestro Derecho Civil ha adoptado un
concepto genérico de nulidad que naturalmente involucra la nulidad absoluta o nulidad
propiamente dicha y nulidad relativa o anulabilidad. En este sentido habrá de entenderse
que las normas que se ocupan de la nulidad, en nuestro sistema civil, regulan las dos
subespecies mencionadas. Veamos.
I. EL CASO
B) El Sr. Guido Lovon interpone demanda contra el Banco Hipotecario del Perú sobre
nulidad de cláusula y otros. Según la sentencia el argumento central del demandante es que
éste fue inducido a error en forma maliciosa por la otra parte. Al parecer la sentencia de
primera instancia declara FUNDADA la demanda interpuesta; se desconocen los términos
de esta sentencia.
a) Ineficacia y validez.
Los grados de ineficacia están directamente relacionados con la clase de defecto o visicitud
de que adolece el contrato. Así por ejemplo, el nivel más grave de ineficacia es el que se
origina como consecuencia de la transgresión de una norma de orden público, es la llamada
nulidad absoluta, esto es, la ausencia total de efectos queridos.
No obstante, aun se puede encontrar quienes identifican eficacia con validez. En realidad se
trata de dos conceptos perfectamente diferenciables. La validez es un concepto netamente
jurídico, mientras la eficacia es más bien socio jurídico, esto es, tiene que ver con los
hechos, con la realidad. Así, el contrato puede ser válido en el ámbito jurídico y no
necesariamente eficaz en ámbito real; por ejemplo cuando alguien que no tiene herederos
forzosos, declara a una persona heredero universal de todos sus bienes, pero resulta que el
causante a la hora de fenecer no tiene bienes.
Kelsen se ha ocupado con claridad sobre el tema: «Eficacia y validez (o mejor dicho
vigencia) son dos cualidades por completo distintas; un juicio concerniente a la eficacia es
un juicio sobre lo que es, una declaración acerca de la realidad natural; en cambio, un juicio
concerniente a la validez es un juicio sobre lo que debe ser, una afirmación relativa a la
realidad jurídica, si es que así se puede llamar la existencia concreta del Derecho como un
sistema de normas vigentes. La vigencia del derecho presupone un mínimo de eficacia de
éste. El pensamiento jurídico sólo toma en cuenta la validez o vigencia, o sea, el derecho
como un orden válido ( o vigente )»(1).
En nuestro Código Civil la ineficacia aparece, principalmente, a propósito del fraude del
acto jurídico (arts. 195 y ss), y surge en esta figura, precisamente porque el legislador
implícitamente distingue la ineficacia de otras figuras como por ejemplo la nulidad. El acto
jurídico nulo lo es no sólo para las partes que lo generaron sino para todos, es decir, cuando
se sanciona siempre se hará universalmente, erga omnes. Porque de ordinario el Derecho
no puede hacer distingos, excepciones; sin embargo, la eficacia, como ya se anotó, no es un
concepto netamente jurídico y por lo tanto puede hablarse de ineficacia del acto respecto de
una persona y eficacia respecto de las demás como lo hace el Código Civil en la figura
precitada: « El acreedor, aunque el crédito esté sujeto a condición o a plazo, puede pedir
que se declaren ineficaces respecto de él los actos gratuitos del deudor por los que renuncie
a derechos o con los que disminuya su patrimonio conocido y perjudique el cobro del
crédito» (art. cit).
Respecto a la validez diremos que es el modo de ser y existir del Derecho. Se reclama tanto
que el Derecho sea válido, porque de otro modo no sería Derecho. Siendo válido será
obligatorio y exigible, sin estas dos notas características el Derecho se revelaría inútil. En
efecto, la obligatoriedad y la exigibilidad son dos notas tipificantes del Derecho, ellas
provienen de la validez, al no existir ésta tampoco serán las otras. Y un derecho que no es
obligatorio y no es exigible es un contrasentido(2). Cuando se afirma que el modo de ser y
existir del Derecho es su validez, no debe caerse en el error de creer que el Derecho no
regula lo que no es válido. Hablamos de validez cuando el contrato que se realiza se ha
verificado cumpliendo todas las exigencias del mundo jurídico. Pero acontece que es
posible -independientemente de las causas- que el contrato no reúna los requisitos de
validez, que sea un acto disidente de la normatividad, es entonces, que dicho acto no
existirá para el Derecho como tipo preestablecido, pero esto no quiere decir que el acto no
haya acontecido en la realidad y por ese sólo hecho se haga merecedor de ser regulado por
el Derecho. Pensar de otro modo sería incurrir en la ingenuidad de que el Derecho jamás
será transgredido, por ello está en la obligación de suponer esta posibilidad.
Para nuestro Código Civil la invalidez es un concepto genérico del que forman parte la
nulidad y la anulabilidad. Pruebas al canto: en el Libro de Familia existe un capítulo
(sección segunda) denominado invalidez de matrimonio que contiene normas tanto de
nulidad como de anulabilidad del matrimonio (art. 274 y ss).
En la sentencia bajo comentario vemos que el actor persigue que se declare la nulidad de
algunas de las cláusulas del contrato que ha celebrado; se trata de un tipo de nulidad, la
llamada nulidad parcial. Pero aquí surge una pregunta: ¿Puede pedirse la nulidad invocando
una causal -como se hace en el presente caso- que nuestro Derecho Civil reserva a la
anulabilidad ? o se ha tratado de un error del demandante. Para responder esta pregunta
desentrañemos primero el concepto de nulidad.
b) Nulidad.
En el caso bajo comentario el demandante ha solicitado la nulidad parcial del acto jurídico
(art. 224). ¿Se trata a caso de un equívoco? ¿Debió pedirse la anulabilidad parcial dado que
la causal que se invoca es la presencia de error en el acto jurídico? Para absolver estas
interrogantes es preciso ver cómo se trata la nulidad en nuestro Derecho Civil.
Según Stolfi es nulo el negocio al que le falte un requisito esencial, o bien sea contrario al
orden público o a las buenas costumbres, o bien infrinja una norma imperativa.
Para que haya nulidad no es necesario, por consiguiente, que sea declarada caso por caso ya
que viene impuesta como sanción con que la Ley castiga en general la inobservancia de una
norma coactiva. Por eso se dice justamente que la nulidad puede ser expresa o tácita ( o
bien, como algunos prefieren, textual o virtual ). La primera supone que el legislador la
establezca expresamente. La segunda, en cambio, deriva lógicamente de la Ley : aunque
ninguna norma lo prohibe, es obvio que es nulo el matrimonio contraído entre dos personas
del mismo sexo, porque por su naturaleza el matrimonio sólo se puede concebir entre varón
y mujer(3) (4).
Los efectos jurídicos del negocio nulo no se producen ni para los participantes ni para los
terceros. La nulidad se constituye así, en la principal expresión de la ineficacia. Y es que
debe entenderse como negocio nulo, aquel cuya ineficacia es intrínseca, es decir cuya
carencia de efectos negociables ocurre sin necesidad de una previa impugnación del
negocio.(5)
Las causales de la nulidad están reguladas por nuestro código Civil en su art. 219. No se
necesita ser zahorí para advertir que en ninguna de las ocho causales previstas por el
Código encaja la causal invocada por el actor: el error. Como sabemos las causas de la
nulidad afectan a la esencia misma del acto y comprometen irreparablemente su existencia
en el mundo jurídico. Por ello las notas distintivas de este tipo de invalidez son: a) su
carácter instantáneo que hace que surja de pleno derecho, por tanto no requiere sentencia
judicial que lo declare; b) su inutilidad para producir los efectos queridos por las partes; c)
que puede ser alegada por quien tenga interés y por el Ministerio Público; d) que puede ser
declarada de oficio; y, e) no puede ser subsanada por confirmación. Todas estas
características se encuentran contenidas en el art. 220 del Código Civil.(6)
De manera que cuando el actor se refiere a nulidad parcial y aduce error para fundamentar
su pretensión, debemos entender que se trata de nulidad relativa o anulabilidad.
c) Anulabilidad.
Como vemos el contrato anulable adolece de un vicio o defecto menos grave que el
contrato nulo; no obstante, dicho defecto no es baladí, pues puede llevarlo a la ineficacia
total de los efectos queridos.
En nuestra legislación las causas por las cuales procede la anulabilidad del acto jurídico
están contenidas en el art. 221 del Código Civil, éstas se refieren a los actos realizados por
incapaz relativo, los realizados con vicios resultante de error, dolo, violencia o
intimidación; por simulación que perjudica el derecho de tercero; y, cuando la ley lo
declare anulable. Este último inciso es omnicomprensivo de todas las posibilidades de
anulabilidad que presenta el Código a lo largo de su texto u otra norma que forme parte de
nuestro ordenamiento jurídico.
Conviene recordar que la acción de anulabilidad prescribe a los dos años (art. 2001), luego
de este tiempo el acto es inatacable y continuará surtiendo los efectos que desde el inicio
produjo. En la brevedad del tiempo que el legislador ha concedido para impugnar el acto se
advierte el menor nivel de gravedad del defecto que adolece el acto anulable versus del que
sufre el acto nulo.
Ahora bien, fue un dislate presentar la demanda como una de nulidad parcial si como
hemos visto el error no es causal de nulidad sino de anulabilidad. Sucede que nuestro
Código Civil no contempla expresamente la anulabilidad parcial. Y decimos que no lo hace
expresamente, porque tácitamente sí se encuentra regulada en dicho texto legal. Y es que ha
de entenderse que algunos artículos que se refieren a la nulidad lo hacen de manera
general, es decir, se refieren tanto a la nulidad absoluta, o nulidad propiamente dicha y la
nulidad relativa o anulabilidad. Así, no debe entenderse que sólo hay nulidad de acto
plurilateral (art. 223) sino también anulabilidad del acto plurilateral, aunque el Código se
refiera sólo a la primera; lo propio sucede con la nulidad refleja (art.225) también para
nuestro sistema existe anulabilidad refleja; y, a su vez no sólo existe nulidad parcial (art.
224) sino también anulabilidad parcial, aunque nuestro Código tan sólo utilice la expresión
nulidad se está refiriendo a ambas especies de invalidez. Por ello no se cometió un error al
presentar la demanda como una de nulidad parcial, pues es claro que se refería a nulidad
relativa.
Es evidente que así lo entiende la jurisprudencia bajo comentario pues en su parte
considerativa sostiene: «...no cabe solicitar la nulidad de un contrato que ya ha sido
ejecutado.» Debe entenderse que cuando esta sentencia dice nulidad, se esta refiriendo a la
nulidad relativa o anulabilidad, figura que sí contempla al error como causal. Aunque no
aparece expresamente, la sentencia aplica la llamada confirmación tácita contenida en el
art. 231 : «El acto queda también confirmado si la parte a la quien correspondía la acción de
anulación, conociendo la causal, lo hubiese ejecutado en forma total o parcial...» Al
ejecutar el contrato el demandante lo habría confirmado, no podrá pedir, entonces, la
nulidad parcial.
d) Nulidad parcial
Detengámonos brevemente en esta figura. Si una disposición que forma parte del negocio
estuviera viciada no necesariamente habrá de verse afectado todo el acto. Siempre que se
cumplan ciertos requisitos (art. 224) resultarán ineficaces sólo los dispositivos afectados. Se
conoce esta figura como nulidad parcial, y tiene como claro propósito hacer efectivo el
principio general de la conservación del negocio. Como ya se anotó nuestro Código Civil
ha recogido la institución de la nulidad parcial en el art. 224 que establece: « La nulidad de
una de las disposiciones de un acto jurídico no perjudica a las otras, siempre que sean
separables.
La nulidad de disposiciones singulares no importa la nulidad del acto cuando estas sean
sustituidas por normas imperativas. La nulidad de la obligación principal conlleva la de las
obligaciones accesorias, pero la nulidad de estas no origina la de la obligación principal».
Aun cuando están vinculadas se trata de tres reglas en una, tres casos de nulidad parcial. La
primera se refiere a la nulidad de una disposición separable; de ordinario el negocio jurídico
se compone de un conjunto armónico de disposiciones, pero esta armonía no supone
necesariamente una interdependencia, de manera que si una de estas disposiciones estuviera
viciada, el negocio podría sobrevivir. La razón por la cual el legislador ha sancionado esta
norma, es porque un defecto de estructura que no sea particularmente grave no tiene porque
destruir el legítimo ejercicio de una facultad clave para el derecho privado como es la
capacidad de autoregular sus relaciones que el ordenamiento jurídico le reconoce a las
personas.
Refiriéndose a esta figura Diez Picazo y Gullón han expresado que la nulidad parcial es la
amputación de parte del contenido del negocio.
Por otro lado, como se ha visto en el caso, el actor reclama la nulidad parcial, pero a tenor
de la sentencia no logra probarlo. Sabemos que no basta la demanda para alcanzar la
efectiva defensa judicial. La sola afirmación hecha en interés propio no es suficiente, no
puede considerarse como una expresión de verdad. Por ello un derecho que no puede
probarse es como si no existiese(9).
Las diferencias que se establecen entre las nulidades absolutas y relativas no están
relacionadas con los grados de ineficacia de los actos jurídicos; sólo alcanzan a las
condiciones de funcionamiento de las nulidades mas no a sus efectos.
Por último conviene señalar que tanto para la doctrina como para la jurisprudencia francesa
es clara la necesidad de la sentencia judicial de nulidad para que ésta produzca sus efectos;
es decir, para que el acto deje de tener vida en el mundo jurídico, y se haga como si nunca
la tuvo.
Por otro lado aún cuando en el Código Civil italiano (1942) hallamos que el tratamiento de
las nulidades se encuentra en el Título II, "De los Contratos en general" correspondiente al
Libro IV "De las Obligaciones", comprobamos que estas disposiciones pese a referirse a los
contratos se aplican por extensión a todos los negocios jurídicos patrimoniales. Por ello,
tanto para la legislación como para la doctrina italiana existen dos clases de nulidades: el
negocio jurídico nulo y el negocio jurídico anulable. Los alcances de estas categorías son la
mismas que tienen en nuestro Derecho; esto es, el negocio nulo lo es de pleno derecho sin
que sea necesario una sentencia judicial que lo sancione, y el negocio anulable tiene total
vigencia en tanto la persona que tiene el derecho de accionar no obtenga la sentencia que
determine la nulidad.
En el Derecho argentino, que prematuramente construyó una teoría de los hechos y los
actos jurídicos encontramos en el Título VI, Sección II del Libro II: "De las nulidades de
los Actos Jurídicos" (artículo 1050 y ss), todo lo relacionado a esta materia.
La norma matriz se halla en el artículo 1050 "la nulidad pronunciada por el Juez vuelve las
cosas al mismo o igual estado en que se hallan antes del acto anulado". De ella se
desprende la necesidad de la sentencia de nulidad, en el Derecho argentino, para que opere
la nulidad; como el carácter retroactivo de ésta.
De este rápido vistazo por el derecho comparado podemos extraer una fundamental
conclusión: el efecto de la nulidad se proyecta en dos sentidos temporales; por un lado
hacia el futuro impidiendo que el acto nulo produzca nuevos efectos, si lo produjo, y hacia
el pasado eliminando los que pudieran haberse generado, persiguiendo de este modo
retornar al estado anterior a la celebración del acto. Esta es la clave de bóveda para
entender la teoría de las nulidades.
III. CONCLUSIONES
Luego de haber pasado revista a algunas de las categorías que conforman la teoría de las
nulidades y analizar su aplicación; por medio de la jurisprudencia comentada podemos
llegar a algunas conclusiones.
1) La teoría de las nulidades ha sido creada para preservar la legalidad del sistema y su
consiguiente idoneidad.
Expediente 968-95
LIMA
Se incurre en error al asimilar los alcances y efectos de la gestión de negocios con los del
gestor o promotor de la Sucesión Intestada en la que sucede el Estado, ya que jamás se
podrá advertir o apreciar en la actuación del promotor la forma espontánea y altruista del
gestor de negocio ajeno, toda vez que siempre habrá de por medio un provecho o beneficio
propio.
Expediente 1870-94
LIMA
AUTOS Y VISTOS ; interviniendo como Vocal ponente el señor Betancour Bossio; por sus
fundamentos pertinentes; y ATENDIENDO además: Primero.- que del examen de lo
actuado en este proceso de Declaratoria de Herederos que concluyó con la Resolución de
Vista de fojas doscientos seis, de fecha cuatro de mayo de mil novecientos noventicinco, no
se advierte en la actuación del demandante la forma espontánea, altruista, de quien no
estando obligado ni facultado para ello asume conscientemente el manejo del negocio de
otro que lo ignora -en este caso la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana,
entendiendo por negocio la intervención en el proceso- figura que caracteriza la
interposición gestoria recogida en el artículo mil novecientos cincuenta del Código Civil;
Segundo.- que, lo anterior queda esclarecido si se aprecia que a fojas ciento cuarentiocho,
la propia Sociedad de Beneficencia se apersona al proceso, a través de su apoderado
acreditado, y pide la adjudicación de los bienes de la causante, de conformidad con el
artículo ochocientos treinta del Código Sustantivo; Tercero.- que no resulta necesario,
procesalmente, poner en conocimiento de la Dirección General de Reforma Agraria el auto
de fojas doscientos cincuentiuno, como lo señala la parte final del mismo, por cuanto el
artículo ciento setentidós del Texto Unico ordenado de la Ley de Reforma Agraria (Decreto
Ley número diecisiete mil setecientos dieciséis) que disponía la transferencia de bienes
agrarios originados en herencias vacantes a favor de dicha entidad, ha sido derogado por la
Disposición Final del Decreto Legislativo número seiscientos cincuentitrés y, la nueva
estructura del Ministerio de Agricultura aprobada por Decreto Ley número veinticinco mil
novecientos dos ya no incluye entre sus órganos a la Dirección General mencionada; en
consecuencia: CONFIRMARON : El auto apelado de fojas doscientos cincuentiuno, de
fecha dieciséis de octubre de mil novecientos noventiséis, que declara inadmisible el pedido
de asignar el cuarenta por ciento del valor neto de la masa hereditaria al solicitante;
debiendo el Juez de la causa tener presente lo expuesto en la parte considerativa, respecto
de las notificaciones, en ejecución de sentencia; y los devolvieron.en los seguidos por Jorge
Sierra Cáceres con Elsa Salaverry Cárdenas y otros, sobre Declaratoria de Herederos.
SS.
CARRlON LUGO
SAEZ PALOMINO
BETANCOUR BOSSlO
Cavero, Secretario
COMENTARlO
ANTECEDENTES FACTlCOS
1.- Don Jorge Sierra Cáceres, interpone demanda de Declaratoria de Herederos de doña
Natalia Márquez Verástegui, en su condición de cónyuge supérstite de doña Anastasia
Márquez, hermana de la causante cuya declaratoria se solicita.
2.- En autos se formula una oposición de parte de los hermanos Salaverry Cárdenas,
quienes solicitan se les declare herederos de la causante al ser nietos de la hermana de la
madre de dicha causante.
3.- Por Sentencia de fecha primero de setiembre de 1994, se declara fundada en parte la
oposición presentada por los hermanos Salaverry Cárdenas, y los declara herederos de la
causante.
4.- Por Sentencia de Vista de fecha 4 de mayo de 1995, expedida por la Primera Sala Civil
de la Corte Superior de Lima, expediente 1870-94, se REVOCA la apelada y declaran
INFUNDADA la oposición e INFUNDADO el petitorio de Declaratoria de Herederos,
MANDARON que en ejecución de Sentencia el A-quo aplique lo previsto en el articulo
830 del Código Civil.
A) Que, los declarados herederos por el A-quo vienen a ser nietos de una hermana de la
madre de la causante, que entonces, estos últimos son parientes en quinto grado colateral de
la causante y por consiguiente la ley no les concede vocación hereditaria.
B) Que, en cuanto al derecho reclamado por don Jorge Sierra Cáceres, esposo de la
fallecida Anastasia Márquez, hermana de la causante, el cónyuge carece de sustento legal al
permitir la ley la representación sucesoria a los descendientes y a las hijas de las hermanas
de la causante, nunca a los ascendientes ni al cónyuge conforme al artículo 683 del Código
Civil.
C) Que, se ignora la existencia de sucesores testamentarios o legales, por lo que el Juez de
la causa deberá aplicar, en ejecución de sentencia, lo normado en el artículo ochocientos
treinta del cuerpo de leyes citado.
ANALISIS
La ejecutoria superior bajo comentario, en una suerte de analogía jurídica, aplica las
características de la gestión de negocios regulada y descrita en el artículo 19SO de nuestro
Código Civil, a la figura del gestor de la Declaratoria de Herederos contemplada en el
numeral 83O in fine del mismo Código, llegando inclusive la ponencia a descollar los
conceptos de altruismo y espontaneidad como ínsitos de la mencionada fuente obligacional.
Somos de opinión que la Ejecutoria Superior hizo mal en asimilar las características y los
efectos de la gestión de negocios con los de la figura del gestor en la Declaratoria de
Herederos en que el Estado es declarado sucesor del causante por falta de herederos de
cualquiera de los seis órdenes sucesorios recogidos en el apartado 816 de nuestra ley
común.
En efecto, no cabe la menor duda que en la gestión de negocios por disposición expresa del
Artículo l950 del Código Civil la misma debe desempeñarse en provecho de otro y de
manera consciente, sin que quede margen o duda alguna de beneficio o ganancia propia
para el gestor, con lo cual desaparece la figura propiamente dicha. Prueba de ello, es que
conforme a lo prescrito en el Artículo 1953 del Código acotado el gestor tiene derecho
únicamente a que se le reembolsen los gastos que haya efectuado y eventualmente a que se
le indemnicen los daños y perjuicios que haya sufrido, compulsándose los montos por
criterio judicial que deberá apreciar las circunstancias que motivaron al gestor,
advirtiéndose de la redacción de la norma la imposibilidad de ganancia o retribución alguna
por su gestión.
En esta virtud, y atendiendo a que a la luz de la propia norma (Artículo 830 del Código
Civil) se establecía de manera expresa un beneficio o ganancia del orden del 40% de la
masa hereditaria neta, porcentaje que actualmente se ha visto reducido al I0% del valor neto
de los bienes adjudicados conforme a la modificación introducida por la Ley No 26680, en
calidad de retribución o premio para el promotor de la Declaratoria de Herederos en la que
el Estado suceda al causante por falta de sucesores legales o testamentarios; resulta
jurídicamente imposible concebir dicha figura -la del gestor o promotor de la Declaratoria-
sin que exista un interés propio en su persona, ya que al menos lo tendrá respecto del diez
por ciento antes señalado, sin que pueda alegarse en modo alguno desconocimiento o
ignorancia de la norma por parte del promotor de la declaratoria a fin de asimilarlo al gestor
de negocio ajeno, y pretender hallar en el promotor un accionar espontáneo y altruista para
así únicamente hacerlo acreedor del porcentaje establecido en la ley.
Por ello, mal resuelve la ejecutoria superior al denegar la pretensión del solicitante de que
se le asigne la proporción de la herencia, ya que sin duda alguna de no ser por el promotor o
gestor, que necesariamente actúa con interés propio (sea en la Herencia o en el porcentaje
que pueda recibir) el Estado no hubiese sucedido al causante y la Beneficencia no se
hubiese adjudicado bienes.
En tal virtud, consideramos que se incurre en error al asimilar los alcances y efectos de la
gestión de negocios con los del gestor o promotor de la Declaratoria de Herederos
-actualmente Sucesión Intestada- en la que sucede el Estado, ya que JAMAS se podrá
advertir o apreciar en la actuación del promotor la forma espontánea y altruista del gestor
de negocio ajeno, toda vez que siempre habrá de por medio un provecho o beneficio propio.
Hay error en el consentimiento cuando la voluntad de las partes no coincida con la causa
final. Ello es causa de anulabilidad del acto jurídico por impulso exclusivo de las partes
contractuales, quienes son las únicas habilitadas para discernir sobre la existencia de ese
vicio de voluntad.
Expediente 770-98
Sala Nº 3
... el concepto de fin lícito en la doctrina peruana comprende tanto lo legal como lo moral, y
queda a criterio del juez apreciar esta última, en el marco de las denominadas «buenas
costumbres»... casos en los cuales el ordenamiento jurídico no podría, sin contradecirse a sí
mismo, asegurar al acto su propia validez y eficacia; ya que se trata de impedir que un
contrato dé vida a determinadas relaciones opuestas a las normas fundamentales del Estado.
SS. URRELLO A.; SÁNCHEZ PALACIOS P.; ROMÁN S.; ECHEVARRÍA A.; DEZA P.
En la compraventa, las partes tienen el derecho de exigir las formalidades que requieran, no
como requisito para acreditar la existencia del acto, sino como simple cumplimiento de
formalidades que otorguen mayor seguridad respecto de sus relaciones contractuales.
Expediente N-222-97
VISTOS; actuando como ponente la señora Hidalgo Morán; por sus fundamentos
pertinentes; y, CONSIDERANDO además: Primero.- Que de autos ha quedado acreditado
que a demandantes y la demandada los une la relación contractual relativa a la compra
venta del inmueble ubicado en el jirón Porras Barrenechea ciento ochentiocho urbanización
Santa Candelaria del distrito del Rímac, Segundo.- Que también está probado que la
demandada incumplió con su obligación de pago del saldo del precio acordado por tal
compraventa; Tercero.- Que a tenor de lo dispuesto en el artículo mil doscientos
cuarentidós del Código Civil, los intereses moratorios tienen por finalidad indemnizar la
mora en el pago; Cuarto.- Que de otro lado el artículo mil cuatrocientos doce del cuerpo
legal civil sustantivo ya citado otorga a las partes el derecho de exigir las formalidades que
requieran, no como requisito para acreditar la existencia del acto, lo que en el caso de autos
no es materia de cuestionamiento; sino como simple cumplimiento de formalidades que
otorguen a la partes mayor seguridad respecto de sus relaciones contractuales; Quinto.-
Que siendo ello así, la reconvención formulada por la demandada requiriendo tal
cumplimiento vía el otorgamiento de escritura pública, resulta atendible; Sexto.- Que la
reconvención planteada en relación a la indemnización solicitada no puede ser amparada,
puesto que en principio no se acredita daño alguno ocasionado a la demandada quien viene
poseyendo el bien materia de la compraventa y de otro lado, suspendió unilateralmente el
cumplimiento de su contraprestación de pago, pese a que no había acuerdo expreso a
efectos de la formalización de la propiedad por parte de los vendedores, tal como fluye del
instrumento de fojas veintiuno; Sétimo.- Que a efectos del pago de costas y costos
generados por el presente proceso, corresponde exonerarse a las partes de su pago, desde
que ambas se ven favorecidas por el fallo en la presente resolución, por lo que procede tal
pronunciamiento de lo dispuesto por el artículo cuatrocientos doce del Código Procesal
Civil; por tales fundamentos: CONFIRMARON la sentencia apelada de fojas ciento doce,
su fecha cuatro de febrero de mil novecientos noventisiete en cuanto falla declarando
FUNDADA en parte la demanda y ordena que la demandante pague a los demandados el
saldo pendiente de pago ascendente a dos mil quinientos dólares americanos e infundada la
reconvención formulada relativa al pago de indemnización; la REVOCARON en cuanto
dispone que dicha suma generará intereses legales, fija indemnización ascendente a mil
quinientos soles y declara infundadas las reconvenciones formuladas;
REFORMANDOLADISPUSIERON que el saldo de pago de precio generará intereses
moratorios, y asimismo declararon FUNDADA la reconvención formulada relativa al
otorgamiento de escritura pública a la que se hallan obligados los demandantes a favor de la
demandada en relación a la compra venta del inmueble materia de autos; sin costas ni
costos, y los devolvieron.
Casación 1772-98-Apurimac
APURIMAC
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por doña Lucía Mérida Prada Prada, mediante
escrito de fojas trescientos cuarenticuatro, contra la sentencia de vista de fojas trescientos
treintiuno, de fecha veinticuatro de junio de mil novecientos noventiocho, expedida por la
Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Apurímac, que confirmando la apelada de
fojas doscientos veintiséis, su fecha quince de diciembre de mil novecientos noventisiete,
declara fundada en parte la demanda de fojas cuarentitrés, sobre otorgamiento de escritura,
con lo demás que contiene.
La recurrente sustenta su recurso en los incisos primero, segundo y tercero del Artículo
trescientos ochentiséis del Código Procesal Civil, denunciando: a) la aplicación indebida de
los Artículos mil ciento cuarentiocho y mil ciento cincuenta del Código Civil, señalando
que debe aplicarse el Artículo mil trescientos cincuentinueve del indicado texto legal, por
cuanto al no existir acuerdo ni manifestación de voluntad no hay contrato perfeccionando;
b) la interpretación errónea del Artículo ciento cuarenta del Código Sustantivo citado,
refiriendo que la Sala ha amparado el derecho del demandante en virtud de un documento
sin eficacia jurídica ni probatoria, al que dan el valor de acto jurídico y calidad de Contrato
de compraventa sin que haya consentimiento de la vendedora; c) la inaplicación de los
Artículos doscientos diecinueve inciso primero y novecientos veintitrés del Código Civil,
por cuanto es nulo el acto jurídico cuando falta manifestación del agente y el título de
propiedad debidamente registrado le permite reivindicar la segunda planta ocupada por el
actor, y, d) la contravención de normas que garantizan el derecho de defensa y la infracción
de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales, alegando que no
se ha resuelto en la impugnada la nulidad de la sentencia apelada y la nulidad de todo lo
actuado, reponiendo la causa al estado de proveerse con arreglo a ley la recusación del
Juez, conforme al Artículo ciento setentiséis del Código Procesal Civil, hecha valer en su
Recurso de Apelación, además por haberse seguido el proceso con infracción de lo previsto
en el inciso tercero del Artículo ciento treintinueve de la Constitución Política del Estado.
CONSIDERANDO:
Segundo.- Que, el proceso que motiva la interposición del Recurso de Casación es uno de
otorgamiento de escritura con demanda reconvencional de nulidad de documento y acto que
lo contiene, reivindicación y restitución de bien inmueble, sustentado, fundamentalmente,
en el documento de fojas tres, repetido a fojas ocho, referido a una minuta de compraventa
respecto del inmueble sito en el Pasaje Olímpico número ciento veintitrés de la provincia de
Abancay, departamento de Apurímac, de fecha nueve de marzo de mil novecientos
noventa.
Cuarto.- Que, la indicada norma de derecho material establece que el acto jurídico es la
manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o extinguir relaciones
jurídicas, requiriéndose para su validez la concurrencia de: agente capaz, objeto física y
jurídicamente posible, fin lícito y observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.
Quinto.- Que, para que exista voluntad jurídica se requiere de la concurrencia de elementos
internos (discernimiento, intención y voluntad) y externos (manifestación); que, con los
elementos internos queda formada la voluntad, la misma que para producir efectos jurídicos
requiere que sea manifestada; que, la voluntad declarada es la voluntad exteriorizada por
medio de declaraciones y comportamientos, siendo la única que puede ser conocida por el
destinatario.
Sexto.- Que, al haberse determinado que la minuta anteriormente glosada ha sido firmada
sólo por el demandante, es claro que no se ha producido la manifestación de voluntad, es
decir que no ha sido exteriorizada en la forma señalada en el quinto considerando de esta
resolución, atendiendo a que la voluntad de algún modo exteriorizada (manifestada) es
elemento dinámico por excelencia del mundo jurídico; incurriéndose, en consecuencia, en
una interpretación errónea del Artículo ciento cuarenta del Código Civil, al no haberse
tenido en cuenta este requisito esencial.
Sétimo.- Que, si bien cuando las sentencias inferiores amparan la pretensión del actor, lo
hacen sobre la base de los Artículos mil ciento cuarentiocho y mil ciento cincuenta del
Código Civil(1), referidos al tiempo y modo de ejecución del hecho y a los derechos del
acreedor debido a su inejecución, también lo es que, en base a los hechos determinados por
ellas respecto a la falta de suscripción de la minuta de compraventa por la demandada, no
toman en cuenta que ello demuestra precisamente la falta de perfeccionamiento del contrato
por la ausencia de acuerdo concurrente de voluntades entre las partes; en tal sentido, la
aplicación que se hace de las normas citadas es indebida para la solución del caso sublitis,
siendo de aplicación el Artículo mil trescientos cincuentinueve del Código Civil que
prescribe que no hay contrato mientras las partes no estén conformes sobre todas sus
estipulaciones, aunque la discrepancia sea secundaria.
Octavo.- Que, el otorgamiento de escritura pública procede únicamente cuando existe una
relación contractual que obligue a la parte demandada en tal sentido, lo que no se da en el
caso de autos, por lo tanto, la demanda deviene en improcedente.
Noveno.- Que, por otro lado, el acto nulo lo es de pleno derecho y por ello no requiere de
una sentencia judicial que así lo declare, salvo que se pretenda ejercitar un derecho sobre su
base, sin embargo, en el caso concreto, siendo improcedente la acción del actor, es evidente
que ha desaparecido la perturbación ocasionada por la utilización del documento que
contiene el acto jurídico nulo, por tanto, deviene en improcedente la acción reconvencional
de nulidad de acto jurídico.
SS. URRELLO A.; ALMENARA B.; VáSQUEZ C.; ECHEVARRíA A.; CELIS Z.
Casación 937-95
LIMA
MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso casación interpuesto por Inmobiliaria
Gamma Sociedad Anónima, mediante escrito de fojas ciento ochentitrés, contra la sentencia
de fojas ciento setentisiete, su fecha cinco de setiembre de mil novecientos noventicinco,
expedida por la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Lima, que revocando la sentencia
apelada de fojas ciento cincuentidós, su fecha veinticinco de julio de mil novecientos
noventicinco, declaró infundada la demanda de desalojo interpuesta contra Inmobiliaria
César Víctor Sociedad Anónima.
CUARTO.- Que, con estos antecedentes la sentencia de vista ha considerado que desde la
fecha en que la demandante adquirió el inmueble sub-litis y el día en que cursó las cartas
notariales dando por concluido el contrato, había transcurrido más de un año, por lo que por
su silencio y omisión del ejercicio de la opción que le confería el inciso segundo del
artículo mil setecientos ocho del Código Civil, resultó asumiendo la obligación excepcional
de respetar el contrato de arrendamiento;
QUINTO.- Que, el inciso segundo del artículo mil setecientos ocho del Código Civil ha
sido interpretado erróneamente en la sentencia de vista, porque éste contiene una sola
excepción a la facultad de dar por concluido el contrato y es si el adquiriente asumió la
obligación de respetar el arrendamiento lo que no ha ocurrido en este caso;
SEXTO.- Que, también ha sido interpretado erróneamente el artículo ciento cuarentidós del
Código Civil, porque el silencio importa manifestación de voluntad cuando la ley o el
convenio le atribuyan ese significado y para la circunstancia de la enajenación de un bien
arrendado, ni la ley le atribuye tal significado, por que la única excepción que contempla es
que el adquiriente haya convenido en el respeto del arrendamiento, ni tampoco existe
convenio que le atribuya tal significado;
SS.
RONCALLA
ROMAN
REYES
VASQUEZ
ECHEVARRIA.
María Julia Pisconti D.
Secretaria.
«... Para tales efectos (acción pauliana), el actor debe acreditar necesariamente la
preexistencia del crédito a la fecha de la disposición del bien, pues el daño al acreedor se
produce justamente cuando el deudor dispone de éste con el fin de perjudicarle».
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por F&R del Perú, Sociedad Anónima, contra
la sentencia emitida por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco de fojas
doscientos cincuentisiete, su fecha seis de marzo de mil novecientos noventiséis, que
confirmando la sentencia apelada de fojas doscientos dieciséis, su fecha veintinueve de
diciembre de mil novecientos noventicinco, declara infundada la demanda interpuesta; con
lo demás que contiene.
3. CONSIDERANDO:
Segundo.- Que, la acción pauliana contenida en el Artículo ciento noventicinco del Código
Civil, es aquella por la cual el acreedor solicita que quede sin efecto el acto realizado por su
deudor, el cual comporta una disminución en el patrimonio de éste y que hace imposible el
pago de sus acreencias; razón por la que se solicita se revoque el acto celebrado con un
tercero para lograr hacerse pago con el bien que debe reingresar al patrimonio del deudor.
Tercero.- Que, para tales efectos, el actor debe acreditar necesariamente la preexistencia del
crédito a la fecha de la disposición del bien, pues el daño al acreedor se produce justamente
cuando el deudor dispone de éste con el fin de perjudicarle.
Cuarto.- Que, ha quedado establecido en las instancias inferiores que las partes han tenido
tratos comerciales desde el mes de febrero de mil novecientos ochentitrés, suscribiendo
para ello un contrato de Distribución Mercantil, en donde los demandados gravan el único
bien de la sociedad conyugal a favor de la empresa demandante, como garantía de sus
obligaciones.
Quinto.- Que, no obstante ello y luego de que los demandados fueron vencidos en proceso
ejecutivo iniciado por la empresa demandante por incumplimiento de su obligaciones, han
procedido a dar en anticipo de legítima el bien antes referido a favor de sus hijos.
Sexto.- Que, así, están configurados los requisitos para la procedencia de la acción
pauliana, ya que se advierte el perjuicio ocasionado al acreedor así como la intención de los
deudores de sustraerse de su obligación.
4. SENTENCIA:
Por las consideraciones que anteceden, con lo expuesto en el dictamen de la señorita Fiscal
Supremo en lo Civil y, con la facultad que concede el inciso primero del Artículo
trescientos noventiséis del Código Adjetivo: declararon FUNDADO el Recurso de
Casación interpuesto, en consecuencia CASARON la sentencia de vista de fojas doscientos
cincuentisiete, su fecha seis de marzo de mil novecientos noventiséis y, ACTUANDO EN
SEDE INSTANCIA, REVOCARON la sentencia apelada de fojas doscientos dieciséis, su
fecha veintinueve de diciembre de mil novecientos noventicinco, declararon FUNDADA la
demanda interpuesta a fojas veintidós, en consecuencia nulo el contrato de anticipo de
legítima suscrito entre don Guido Máximo Cabrera Herrera y su esposa doña Ana María
Villanueva Tarazona a favor de sus hijos Rocío del Pilar, Guido Ezequiel, Christian
Guillermo, Ana Milena, Roque Ernesto, Paola Milagros y Fiorella Gracia Cabrera
Villanueva, respecto del inmueble ubicado en jirón Prolongación Abtao número trescientos
quince y trescientos diecisiete, Lotización La Quinta, Huánuco, así como el acto que lo
contiene; en los seguidos con don Guido Máximo Cabrera Herrera y otros, sobre ineficacia
de contrato; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el Diario Oficial El
Peruano, bajo responsabilidad; y los devolvieron.
Para la validez del acto jurídico se requiere la concurrencia, entre otros elementos, de la
manifestación de voluntad del agente. La ausencia de ésta acarrea la nulidad del acto. En el
caso de actos jurídicos de la sociedad conyugal en los cuales deben intervenir ambos
cónyuges de consuno, el acto es nulo si no participa uno de ellos.
Expediente 675-92
VISTOS: resulta de autos que por escrito de fojas catorce doña María Teresa Quintana de
Giralt interpone demanda en contra de Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE) y
contra Hilados Cardados Sociedad Anónima, a fin de que se declare nulo el contrato de
mutuo con garantía hipotecaria celebrado entre los demandados y donde su esposo don José
Giralt, en su calidad de socio accionista de Hilados Cardados Sociedad Anónima firma un
contrato sin el consentimiento ni la firma de la recurrente, siendo así sorprendida que
impugna por ilegal por cuanto en dicho documento hacen aparecer que mi esposo pone en
garantía nuestra casa que pertenece al hogar conyugal a fin de que garantice un préstamo
sin que se haya dado el consentimiento para tal garantía, constituyéndose de este modo una
ilegal hipoteca por la suma de sesenta mil novecientos setenta dólares americanos del
inmueble sito en la avenida Las Camelias número ochocientos treinta - San Isidro, inscrita
en el asiento C-tres de la ficha número treintitrés mil ciento sesentinueve y trescientos mil
ciento setentidós del Registro de Propiedad Inmueble de Lima, que, antes de ser contestada
la demanda la varía ampliándose al pago de una indemnización por daños y perjuicios
ocasionados hasta por la suma de cien dólares americanos; este contrato a su vez tenía otro
aclaratorio y confirmatorio, en donde la recurrente aparece firmando, firma que es
dolosamente falsificada; que, con los documentos fraguados la Corporación Financiera de
Desarrollo interpone una demanda de ejecución de Hipoteca por ante el Octavo Juzgado
Civil de Lima, Secretaria Nidia Espinoza, donde se ordena el remate del inmueble referido;
corrido el traslado de la demanda y su ampliación, según consta a fojas quince vuelta y
veinticinco respectivamente; absuelve la Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE)
la niega y contradice en todos sus extremos; que, el demandado Hilados Cardados Sociedad
Anónima la absuelve en su rebeldía, abierta la causa a prueba conforme consta a fojas
sesentinueve y actuadas las ofrecidas, solicitada sentencia, este Juzgado pasa a expedirla; Y
CONSIDERANDO: que, de las conclusiones del peritaje grafotécnico que obran a fojas
cincuenticinco, se determina la falsificación de la firma de la demandante del contrato de
préstamo, así como del contrato Confirmatorio y Aclaratorio, suscritos por Corporación
Financiera de Desarrollo; que, al amparo del artículo doscientos diecinueve del Código
Civil el acto jurídico es nulo, cuando su fin sea ilícito, cuando falte la manifestación de
voluntad del agente y cuando no reviste la forma prescrita por la ley; que, del artículo
doscientos veinticinco, no debe confundirse el acto con el documento que sirve para
probarlo. Puede confundirse el acto aunque el documento se declare nulo, por cuanto la
obligación es un efecto y nunca una causa; que, del artículo trescientos quince del Código
acotado, para disponer de los bienes de la sociedad conyugal o gravarlos, se requiera la
intervención del marido y la mujer. Empero cualquiera de ellos puede ejercitar tal facultad
si tiene poder especial del otro; que, por tanto cabe amparar la presente demanda por la
manifiesta nulidad del acto jurídico materia de este proceso, los cuales han generado un
daño moral y económico, existiendo del mismo, una relación de casualidad entre el acto
producido y su resultado; y siendo el estado de dictar sentencia; FALLO: declarando
FUNDADA la demanda de fojas catorce y FUNDADA en parte la ampliatoria de fojas
veintitrés y veinticuatro, en consecuencia, se declara nulo el contrato de mutuo celebrado
entre Corporación Financiera de Desarrollo y Hilados Cardados Sociedad Anónima,
protocolizado con fecha once de Noviembre de mil novecientos ochentisiete por ante el
Notario Aurelio Díaz Rodríguez, así como los contratos aclaratorio y confirmatorio
celebrado ante el Notario Ricardo Ortiz de Zevallos y páguese a favor de María Teresa
Quintana de Giralt la suma de cinco mil dólares americanos o su equivalente en moneda
nacional al tipo de cambio al día de pago por concepto de indemnización por daños y
perjuicios, subsistiendo sus obligaciones generadas en él, notificándose al registro Público
para su inscripción correspondiente, con costas.-
DR. SEGUNDO VICENTE ZARRIA CARBAJO,
Juez (P) del Quinto Juzgado Civil de Lima
EXPEDIENTE 24-94
VISTOS; interviniendo como Vocal Ponente la Doctora Ahon Castañeda; por sus
fundamentos; y CONSIDERANDO: Que no se ha probado en autos la autoría y/o
participación de los demandados en el evento dañoso del que deriva la acción ejercitada, ni
menos la culpabilidad aquilina de las mismas que para ordenar el pago de indemnización
por daños y perjuicios, además de la relación de causalidad entre la acción u omisión y el
efecto dañoso y perjudicial debe demostrarse el dolo, culpa o morosidad y la efectiva
producción de los daños y perjuicios, sin que baste para su procedencia la posibilidad de
que se hayan suscitado, sino que es de rigor la probanza pertinente: REVOCARON la
sentencia de fojas noventidós y noventitres su fecha quince de setiembre de mil novecientos
noventitres en cuanto ordena a las demandadas el pago de cinco mil dólares americanos o
su equivalente en moneda nacional al tipo de cambio del día de pago por concepto de
indemnización por daños y perjuicios en favor de doña María Quintana de Giralt;
reformándola en este extremo; Declararon INFUNDADA en esta parte la demanda de fojas
catorce ampliada a fojas veintitrés, y en consecuencia, sin lugar el pago por daños y
perjuicios; CONFIRMARON la propia sentencia en cuanto declara Nulo el Contrato de
Mutuo celebrado entre Corporación Financiera de Desarrollo e Hilados Cardados Sociedad
Anónima, así como los contratos aclaratorios y confirmatorios celebrados ante el Notario
Ricardo Ortiz de Zevallos; con los demás que contiene; en los seguidos por María Quintana
de Giralt con Corporación Financiera de Desarrollo y otro sobre Nulidad de Acto Jurídico;
y los devolvieron.-
ARON CASTAÑEDA
VALCARCEL SALDAÑA
TELLO PIÑEIRO
Ninguno de los cónyuges puede atribuirse el dominio del todo o una parte de los bienes
comunes, mientras no se practique la adjudicación post-liquidación; por tanto, el acto de
disposición de un cónyuge respecto de un bien indiviso adolece de nulidad.
Expediente 1575-91
LIMA
... de conformidad con los artículos 219º y 220º del Código Civil, los actos jurídicos son
nulos ipso jure, esto es que no requieren de una sentencia judicial para que así lo
declaren ... la sanción de nulidad sobre el acto jurídico opera de pleno derecho, sin
embargo, en el desenvolvimiento de las relaciones jurídicas existen muchos actos jurídicos
nulos que se les da la apariencia de válidos... ello sólo es una apariencia de validez; ...
consiguientemente, resulta evidente el error del juzgador, quien no obstante considerar nulo
el contrato de anticresis, concluye indicando que como ya era nulo de pleno derecho,
resulta un imposible jurídico declarar su nulidad, soslayando mayúsculamente la naturaleza
de la declaración judicial de nulidad, que no es sancionadora sino reconocedora de una
situación ya existente, eliminando la referida apariencia de validez y obteniendo el efecto
erga omnes.
CAS. Nº 1843-98
ICA
VISTOS; en audiencia pública llevada a cabo en la fecha, integrada por los señores
Vocales: Buendía Gutiérrez, Beltrán Quiroga, Almeida Peña, Seminario Valle, Zegarra
Zevallos; luego de verificada la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia:
RECURSO DE CASACIÓN:
Interpuesto por don Julio Antonio Víctor Velarde Galindo, mediante escrito de fojas
noventicinco, contra la resolución de vista de fojas ochenticinco, su fecha veintidós de
mayo de mil novecientos noventiocho, expedida por la Sala Civil de la Corte Superior de
Ica, que declara Insubsistente la apelada de fojas sesenticuatro, fechada el veinticuatro de
febrero de mil novecientos noventiocho y, Nulo todo lo actuado hasta fojas veinte
inclusive, e Improcedente la demanda de fojas catorce; en los seguidos con don Cirilo
Chercca Silvera, sobre Nulidad de Contrato Anticrélico y otro.
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, de conformidad con los Artículos doscientos diecinueve y doscientos veinte
del Código Civil(1), los actos jurídicos nulos lo son ipso jure, esto es, que no requieren de
una sentencia judicial para que así lo declaren puesto que la sanción de nulidad sobre el
acto jurídico opera de pleno derecho; sin embargo, en el desenvolvimiento de las relaciones
jurídicas existen muchos actos jurídicos nulos que se les da la apariencia de válidos porque
las partes contratantes o una de ellas actúan como si tales asi lo fueran y de ello persuaden a
terceras personas; empero ello sólo es una apariencia de validez; y a fin de eliminar esta
apariencia se encuentra precisamente este Poder del Estado de quien, en el ejercicio del
derecho de acción, el justiciable obtiene una sentencia que reconoce dicha invalidez
declarando judicialmente la nulidad del acto jurídico, es decir, no está recién condenado
con la nulidad un acto jurídico sino que está declarando una situación ya existente.
Segundo.- Que, siendo ello así, trasladando lo expuesto al presente caso resulta evidente el
error en que se ha incurrido en la sentencia de vista; puesto que no obstante que el Superior
Colegiado ha considerado nulo el contrato de anticresis de fojas cinco, por incumplimiento
de una formalidad expresamente establecida en el Código Civil, como causal de dicha
sanción, concluye indicando que como ya era nulo de pleno derecho, resulta un imposible
jurídico declarar la nulidad de un instrumento nulo; soslayando mayúsculamente la
naturaleza de la declaración judicial de nulidad, que como ya se indicó no es sancionadora,
sino reconocedora de una situación ya existente, eliminado la referida apariencia de validez
y obteniendo el efecto erga omnes.
Cuarto.- Que, por consiguiente, habiéndose reconocido la nulidad del contrato de anticresis
de autos, la declaración judicial en ese mismo sentido resulta perfectamente legal; de tal
modo que se ha incurrido en la causal denunciada, habiendo lugar a casar la sentencia en
uso de la facultad prevista en el Artículo trescientos noventiséis del Código Procesal Civil
así como efectuar una recomendación a los Vocales integrantes de la Sala Civil de la Corte
Superior de Ica.
RESOLUCIÓN:
Expediente 650-96
Cusco
Casación 2381-97
TACNA
La Sala Civil de la Corte Suprema mediante resolución del tres de febrero de mil
novecientos noventiocho, ha estimado procedente el Recurso de Casación, por la causal
relativa a la aplicación indebida de una norma de derecho material, contenida en el Artículo
mil quinientos treintinueve del Código Civil.
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, efectuado un análisis de la materia controvertida, y especialmente del
petitorio que contiene la demanda, se colige claramente que se trata de una nulidad de acto
jurídico y no de rescisión del mismo, por venta de bien ajeno, a que se refiere el Artículo
mil quinientos treintinueve del Código Civil.
Segundo.- Que, siendo esto así, la sentencia de la Sala impugnada aplicó indebidamente esa
norma material para revocar la sentencia del Juez, que declaraba infundada la demanda para
declararla improcedente, en cuanto a la nulidad de acto jurídico; al respecto debe tenerse en
claro que la rescisión de un contrato sólo la pueden interponer los intervinientes en el
contrato, sus sucesores o causahabientes, mas la nulidad de un acto jurídico puede
interponerla cualquier persona que tenga interés, esto es, que le afecte directa o
indirectamente su derecho, o el de la persona o grupo de personas que representa, o exista
un interés difuso; así es que la Municipalidad interpuso la nulidad de la venta y partición,
con el argumento que esos actos afectaban una vía pública urbana, que está bajo su control
y cuidado.
SENTENCIA:
El acto aparente de compraventa que oculta un acto real de transferencia de inmueble, sin
pago de precio alguno, del patrimonio de la entidad vendedora al patrimonio de otras
entidades compradoras (donación encubierta en perjuicio de tercero) constituye simulación
relativa anulable por irrogar un grave perjuicio económico al tercero demandante.
Expediente S/N
LIMA
VISTOS; resulta de autos que por escrito de fojas veintitrés Inmobiliaria Sussie Sociedad
Anónima en su condición de accionista Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima interpone
demanda en la vía ordinaria contra Inversiones Cantú Sociedad Anónima, Urbanizadora
Santa Rosa del Palmar Sociedad Anónima y contra la Compañía Urbe Sociedad Anónima,
para que se declare la nulidad absoluta del contrato simulado de compraventa celebrado por
Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima como vendedora y las restantes demandadas como
compradoras mediante minuta del siete de setiembre de mil novecientos setenticuatro
elevada a Escritura Pública el diecinueve del propio mes y año ante el Notario Público
Daniel Céspedes Marín, así como para que se declare la nulidad de la inscripción de la
referida compraventa corriente en el asiento Tres-C de la ficha ciento cincuentiséis mil
novecientos del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima y para que se ordene que las
tres demandadas restituyan a la vendedora Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima, los
alquileres y bonos que se han cobrado desde setiembre de mil novecientos ochenticuatro
hasta la fecha en que la sentencia que recaiga en este juicio quede ejecutoriada a los
arrendatarios de los inmuebles objeto de la compraventa cuya Nulidad demanda,
devolución que deberá hacerse con sus respectivos intereses legales a partir de la fecha en
que los inquilinos pagaron los alquileres, y en forma alternativa para que se declare la
nulidad del contrato referido anteriormente por simulación, dolo, fraude y lesión, se declare
igualmente nulo el asiento de inscripción de tal acto y que las tres demandadas en su
calidad de simuladas compradoras indemnicen a la vendedora Inmobiliaria Dafna Sociedad
Anónima con una suma equivalente a los alquileres que han cobrado desde el mes de
setiembre de mil novecientos ochenticuatro e indemnicen a la actora las tres compradoras
demandadas con una suma equivalente al cuarenta por ciento del monto indemnizatorio que
se fije a Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima, fundamentándola en que los compradores
no han pagado suma alguna por los bienes y que por el precio pactado de seiscientos
veinticuatro millones de soles oro han entregado a la vendedora una letra de cambio sin
intereses y con vencimiento de catorce de setiembre de mil novecientos ochenticinco,
siendo este precio diminuto con relación al bien y su ubicación, así como es inferior incluso
el autoavalúo de mil novecientos ochentitrés; agregando que los compradores no tienen
capacidad económica para obligarse y comprar unos bienes valiosos; sostiene así mismo
que las tres sociedades compradoras son accionistas o directores Humberto Bertello
Másperi, José Bertello Másperi y Ana Rosa Bertello Másperi de Tozzini y su cónyuge
Nello Tozzini Azabache y las personas que suscriben la minuta y escritura pública de
compraventa son testaferros de los nombrados accionistas, sin capacidad económica y que
el propio Humberto Bertello, accionista y director de Urbe Sociedad Anónima es accionista
y director de Dafna Sociedad Anónima, o sea es mandatario de la compradora y la
vendedora y ha sido él quien ha aprobado en Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima la
venta; que en ello Tozzini aprobó en su condición de director de Dafna Sociedad Anónima
la venta y como director de Cantú Sociedad Anónima junto con su cónyuge doña Ana Rosa
Bertello de Tozzini, únicos directores, aprobó la compra; y finalmente que José Bertello
como director de Dafna Sociedad Anónima aprobó también la venta como director de ésta.
Corrido traslado de la demanda fue absuelto a fojas cuarentiséis en rebeldía de la co-
demandada Dafna Sociedad Anónima, y a fojas treintisiete por la restante en los términos
que allí aparece deduciéndose la excepción de falta de personería absuelto el trámite de
éste, abierta la causa a prueba, ofrecidas y actuadas las pertinentes, puesto los autos a
disposición de las partes para alegatos a llegado el estado de expedir sentencia; y
CONSIDERANDO : Que la excepción perentoria de falta de personería deducida, a fojas
treintisiete vuelta por el apoderado de la demandada, debe desestimarse, por cuanto la
actora acciona por derecho propio sin atribuirle representación alguna, que en cuanto al
fondo de la acción, debe señalarse que la Inmobiliaria Sussie Sociedad Anónima demanda
la nulidad del contrato de compraventa celebrado por Inmobiliaria Dafna Sociedad
Anónima como vendedora e Inversiones Cantú Sociedad Anónima, Urbe Sociedad
Anónima y Urbanizadora Santa Rosa del Palmar Sociedad Anónima como compradora,
cuyo acto consta en la minuta de fecha siete de setiembre de mil novecientos ochenticuatro,
elevada a escritura pública el diecinueve del mismo mes y año ante Notario Público Doctor
Daniel Céspedes Marín, haciéndola extensiva a la nulidad de su inscripción en los Registros
de la Propiedad Inmueble de Lima y a la restitución por parte de las compradoras, a favor
de Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima de los alquileres y bonos que han cobrado desde
el mes de setiembre de mil novecientos ochenta y cuatro; con tal propósito invoca su
calidad de propietaria de setenticinco mil quinientos sesenta acciones que representan el
cuarenta por ciento del capital de Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima y que por lo tanto
lo asiste interés manifiesto para accionar con arreglo al artículo sexto del título Preliminar
del Código Civil; como fundamento básico de la nulidad, sostiene de la existencia de
simulación absoluta en el contrato, que contempla el inciso quinto del artículo doscientos
diecinueve del citado Código; alternativamente plantea la nulidad por tratarse de un acto
jurídico simulado, doloso y fraudulento invocando lo dispuesto por los artículos doscientos
once incisos segundo, tercero y cuarto, ciento sesentiséis y ciento noventiséis de la misma
codificación, así como la nulidad del asiento registral y la indemnización a favor de la
compradora con una suma equivalente a los alquileres cobrados por la compradora desde el
mes de setiembre de mil novecientos ochenticuatro y a favor de la actora con una suma
equivalente a cuarenta por ciento del monto que se fije a favor de Inmobiliaria Dafna
Sociedad Anónima; como fundamento de hecho sostiene: Primero: que realmente no hubo
pago de precio, pues sólo se entregó a la vendedora una letra de cambio aceptada por los
compradores con vencimiento al catorce de setiembre de mil novecientos ochenticinco sin
intereses; Segundo: que el precio de venta es diminuto incluso inferior al del autoavalúo de
mil novecientos ochentitrés; Tercero: falta de capacidad económica de la compradora; y
Cuarto: la existencia de intereses en conflicto en razón de que don Humberto Bertello
Másperi es accionista y director de Urbe Sociedad Anónima y a su vez accionista y director
de Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima o sea que es mandatario tanto de la compradora
como de la vendedora, estando incurso en la prohibición que prescribe el artículo mil
trescientos noventisiete inciso segundo del Código Civil anterior y ciento sesentiséis del
vigente; igualmente, don Nello Tozzini Azabache, como director de la vendedora aprobó la
venta en la sesión del veintisiete de agosto de mil novecientos ochenticuatro, como director
de Inversiones Cantú Sociedad Anónima aprobó así mismo dicha venta conjuntamente con
su cónyuge; que en cuanto al primer punto debe señalarse que en las cláusulas segunda y
tercera de la escritura pública de fojas dos y siguientes se establece que el precio pactado
ascendente a seiscientos veinticuatro millones de soles será pagado en una letra de cambio
protestada por los tres compradores con vencimiento al catorce de setiembre de mil
novecientos ochenticinco precisando que la entrega de dicho título es cancelatoria del
precio; que en esta situación, existe pacto expreso en el sentido de que la entrega del título
valor produciría la cancelación del precio, siendo en este caso de aplicación la última parte
del artículo mil doscientos treintitrés del Código Civil primer párrafo; que si bien el artículo
mil doscientos cuarentiocho del Código Civil anterior establecía que la entrega de letras de
cambio u otros documentos, sólo producirá los efectos del pago cuando hubiesen sido
realizados, en el caso específico de autos, existiendo convenio expreso de las partes, debe
aplicarse la norma del artículo mil trescientos veintiocho del citado Código; que en todo
caso, la falta de pago del precio sólo podría ser alegada por la vendedora de conformidad
con el artículo mil cuatrocientos trece del Código Civil anterior y mil quinientos sesentitrés
del vigente; del mismo modo, la forma de pago en referencia no es índice de la existencia
de simulación o dolo en el contrato; en relación al precio diminuto, cabe señalar, que dicho
planteamiento importa la existencia de lesión en el contrato de compraventa, y en tal
sentido, la acción pertinente es la rescisoria a instancia del vendedor, la misma que debe
ejercitarse dentro de los seis meses de realizada la venta, tal como lo prescribe los artículos
mil cuatrocientos treintinueve y mil cuatrocientos cuarenta del Código Civil anterior,
concordante con los artículos mil cuatrocientos cuarentisiete y mil cuatrocientos
cincuenticuatro del vigente; que en el caso de autos se invoca la Nulidad por tercera
persona en un contrato celebrado el siete de setiembre de mil novecientos ochenticuatro,
razón por la cual carece de sustento legal dicho planteamiento; que de otra parte no se ha
probado que el precio pactado sea menor de la mitad del valor del predio, o en todo caso
que la desproporción entre las prestaciones al tiempo de celebrarse el contrato, sea mayor
de las dos quintas partes; en torno a la falta de capacidad económica de las firmas
compradoras para adquirir el predio, deben considerarse que tampoco se ha probado tal
argumento al no haberse apartado elemento de juicio alguno con este propósito; en todo
caso la alegada insolvencia sería de responsabilidad de la vendedora que debió tomar las
provisiones requeridas para asegurar el pago del precio, más aún la propia vendedora
otorgó efectos cancelatorios a la sola entrega del título valor, que representaba el monto del
precio pactado; cabe agregar, que la venta del bien sub-litis y la forma de pago, fueron
previamente aprobados en Sesión de Directorio de la firma vendedora Inmobiliaria Dafna
Sociedad Anónima de fecha veintisiete de agosto de mil novecientos ochenticuatro inserta a
fojas cinco; que en este caso, siendo Inmobiliaria Sussie Sociedad Anónima accionista de la
vendedora, hecho no negado por las demandadas, debió objetar el acuerdo aludido si lo
estimaba perjudicial a sus intereses, o en todo caso plantear la nulidad del mismo en la vía
legal correspondiente, si se hubiera transgredido normas estatuarias o de la Ley de
Sociedades Mercantiles, siendo válido el acuerdo de Directorio no puede invocarse la
nulidad de la venta que es una consecuencia del mismo; finalmente, en lo atinente al
conflicto de intereses, debe tenerse en cuenta, que la compraventa se ha realizado entre
personas jurídicas legalmente constituidas, que son independientes de las personas
naturales que pueden ser los accionistas o miembros del Directorio; en el caso sub-materia,
tanto la vendedora como las compradoras aprobaron en forma previa realizar el negocio o
acto jurídico que se cuestiona, mediante acuerdos de directorios que se insertan en la
Escritura Pública de compraventa, de donde resulta existe expresión uniforme de voluntad,
marginando de este modo un posible conflicto de intereses o situaciones incompatibles con
la esencia del acto; consecuentemente, éste resulta válido a tenor de lo dispuesto en la
última parte del artículo ciento sesentiséis del Código Civil; tampoco resulta aplicable la
prohibición que prescribe el inciso segundo del artículo mil trescientos noventisiete del
Código Civil anterior, referente a que el mandatario sin permiso expreso del mandante no
puede comprar los bienes que en virtud del mandato, tiene a su cuidado, aspecto legal que
es distinto al del caso de autos; que si bien Bertello Másperi aparece como Directivo de la
vendedora Inmobiliaria Dafna Sociedad Anónima y de la compradora Urbe Sociedad
Anónima y del mismo modo don Nello Tozzini Azabache, respecto de dicha vendedora y
de la compradora Inversiones Cantú Sociedad Anónima por las razones ya expuestas no
existe incompatibilidad de intereses o de cuestiones de orden legal, agregándose a ello, que
dichas personas no han intervenido como mandatarios o Representantes Legales de las
firmas compradoras tal como se desprende de la Escritura Pública de compraventa de fojas
dos y siguientes; que los hechos complementarios que se contrae el punto sexto de la
demanda, además de no haberse acreditado debidamente, están comprendidos dentro de los
fundamentos básicos de la acción, ya analizados separadamente, significando que el hecho
de no haberse constituido hipoteca sobre el inmueble vendido no acarrea la nulidad del
acto, por no estar prevista en los artículos doscientos diecinueve y doscientos veintiuno del
Código Civil, que en consecuencia, no existen elementos probatorios suficientes que
pongan en evidencia la existencia de dolo o simulación absoluta en la celebración del
contrato objeto de la litis, debiendo por lo tanto aplicarse la norma del artículo trescientos
treintiocho del Código de Procedimientos Civiles; que las demás pruebas instrumentales
actuadas y no glosadas, no alteran los considerandos anteriores; por cuyos fundamentos;
FALLO : Declarando sin lugar la excepción perentoria de falta de personería deducida por
el apoderado de la demandada en su escrito de fojas treintisiete; e infundada en todas sus
partes la demanda de fojas veintitrés; sin costas.- Entre líneas: sesenta: Vale. Enmendado:
dos: Vale.
Expediente 4196-86
LIMA
VISTOS ; interviniendo como ponente el señor Gallegos Guevara; por sus fundamentos;
con la instrumental presentada en esta instancia; y CONSIDERANDO ADEMAS: Que la
numerosa documentación presentada en esta instancia no desvirtúa el mérito de las
motivaciones de la recurrida; CONFIRMARON la sentencia de fojas ciento veinticinco su
fecha veintisiete de diciembre de mil novecientos ochenticinco, que declara sin lugar la
excepción perentoria de falta de personería deducida por el apoderado de la demandada en
su escrito de fojas treintisiete; e infundada en todas sus partes la demanda de fojas veintitrés
con lo demás que contiene y es materia del grado; y los devolvieron.
GALLEGOS GUEVARA
URRUTIA CARRILLO
GAMARRA CABEZA
GONZALES PEREZ ALBELA, Secretaria
Expediente 1074-87
LIMA
GALVEZ VEGA
SILVA VALLEJO
CASTILLO CASTILLO
URRELO ALVAREZ
CONSIDERANDO:
SS.
ALFARO ALVAREZ
BERNARDO DEL AGUILA PAZ,
Secretario General Corte Suprema.
Expediente 470-86
PRIMERA SALA CIVIL
RESOLUClON No 2698-88
LIMA
HERNANDEZ DE RODRIGUEZ
EZQUERRA CACERES
CABELLO VARGAS
Ernesto Cadillo Vizcarra,
Secretario
Expediente 408-89
LIMA
SS.
NUGENT
CASTlLLO CASTILLO
VASQUEZ VEJARANO
URRELLO ALVAREZ
GARRIDO CHAPARRO
Bernardo Del Aguila Paz, Secretario
Nulidad de la escritura pública: ¿La Ley del Notariado excluye las normas del Código
Civil? (A) (*)
Las escrituras públicas no sólo se pueden anular por defecto en el cumplimiento de las
formas que señalan los artículos pertinentes de la Ley del Notariado, toda vez que resulta
incoherente la exclusión de las reglas para la nulidad y anulabilidad de los actos jurídicos y
otras contenidas en el Código Civil. En el presente caso, son pertinentes las normas de
dicho código referidas a la usura, por tratarse de la escritura pública de un contrato de
mutuo.
Casación 2482-98-Lima
Doña Rosa Aurora Salas Berlanga recurre en casación de la sentencia de fojas trescientos
treintidós, pronunciada por la Sala de Procesos Abreviados y de Conocimiento de la Corte
Suprema de Justicia de Lima, de fecha trece de agosto de mil novecientos noventiocho, que
revoca la sentencia apelada de fojas doscientos cuarentitrés, fechada el diecisiete de marzo
del mismo año, que declara infundada la demanda en todas sus pretensiones; y
reformándola declara fundada en parte dicha demanda y en consecuencia es nula la
escritura de mutuo con garantía hipotecaria suscrita entre demandantes y demandada ante el
notario don Jorge Ernesto Velarde Sussoni, el doce de enero de mil novecientos
noventitrés, en cuanto los demandantes se han obligado a devolver una suma mayor a los
seis mil dólares efectivamente recibidos y a pagar la penalidad de la cláusula quinta sin
haber recibido la integridad del mutuo, y que también es nulo el documento privado del
dieciocho de febrero de mil novecientos noventitrés en cuanto se declara haber recibido una
suma mayor a los seis mil dólares entregados por la demandante; con costas y costos.
Por resolución de esta Sala Suprema del dos de noviembre de mil novecientos noventiocho
se ha declarado procedente el recurso por las causales de inaplicación de los Artículos
doscientos veinticinco del Código Civil y ciento veintitrés de la Ley del Notariado con el
fundamento de que se habría declarado una nulidad de escritura pública por una causal no
contemplada en la Ley de la materia; que se fijó como puntos controvertidos la nulidad de
los documentos y no la nulidad de los actos jurídicos que contienen; que no se debe
confundir el acto con el documento que sirve para probarlo y tratándose de un documento
público notarial debió aplicarse lo dispuesto en el artículo ciento veintitrés de la Ley del
Notariado que señala que son nulos los documentos públicos notariales cuando infrinjan las
disposiciones de orden público sobre la materia, que de no aplicarse se estaría avalando que
se declare nula una escritura pública por una causa que no se encuentra prevista en la
referida ley, y que la sentencia de vista se pronuncia sobre un supuesto incumplimiento de
contrato, pero no sobre si la escritura carece de algún requisito esencial señalado en los
Artículos cincuenticuatro, cincuentisiete y cincuentinueve de la Ley del Notariado.
CONSIDERANDO:
Cuarto.- Que, el Artículo doscientos veinticinco del Código Civil,(2) cuyo antecedente
legislativo es el Artículo mil ciento treintiuno del Código Civil de mil novecientos
treintiséis, concierne al caso en que el documento constituye medio de prueba del acto
jurídico, de tal manera si éste se anula, el acto se puede probar por otros medios. León
Barandarián pone como ejemplo la nulidad de la escritura pública por algún defecto formal,
en cuyo caso ésta valdrá como documento privado(3) (Comentarios al Código Civil
Peruano (Derecho de Obligaciones) Tomo Uno, Acto Jurídico, Lima mil novecientos
treintiocho, página doscientos dos); Vidal Ramírez opina en igual sentido en su comentario
al Artículo doscientos veinticinco (Código Civil, Exposición de motivos y Comentarios
compilado por la doctora Delia Revoredo, Lima mil novecientos ochenticinco, Tomo
Cuatro, página trescientos treinticuatro).
Sexto.- Que, el Artículo ciento veintitrés de la Ley del Notariado establece la nulidad de los
instrumentos públicos notariales cuando se infrinjan las disposiciones de orden público
sobre la materia, contenidas en dicha ley, lo que no excluye las causales de nulidad
previstas en la Ley Civil Sustantiva, a la que claramente se refiere el Artículo ciento
veintiséis de la misma ley.(4)
Sétimo.- Pareciera que a criterio del recurrente las escrituras públicas sólo se pueden anular
por defecto en el cumplimiento de las formas que señalan los Artículos cincuenticuatro,
cincuentisiete y cincuentinueve de la Ley del Notariado,(5) l o que no resiste el menor
análisis, pues no se puede excluir las reglas de nulidad y anulabilidad y la del Artículo mil
seiscientos sesenticuatro del Código Civil, aplicado en la sentencia impugnada, que
sanciona el acto ilícito y reprobado de la usura;(6) Por esas consideraciones, declararon:
INFUNDADO el Recurso de Casación interpuesto a fojas trescientos cuarentiuno; en
consecuencia: NO CASARON la resolución de vista de fojas trescientos treintidós, su fecha
trece de agosto del año próximo pasado; CONDENARON a la recurrente al pago de las
costas y costos originados en la tramitación del recurso; así como a la multa de una Unidad
de Referencia Procesal; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
Diario Oficial El Peruano; en los seguidos por Alfredo Araujo Ayarza y otra con Rosa
Aurora Salas Berlanga, sobre la nulidad de acto jurídico; y los devolvieron.
S.S. URRELLO A.; ORTÍZ B.; SÁNCHEZ PALACIOS P.; ECHEVARRÍA A.;
CASTILLO LA ROSA S.
El Código Civil regula dos supuestos de fijación del plazo por el juez. El primero alude al
plazo tácito, en el cual se parte del supuesto que existe un plazo pero será el juez quien
determine su extensión. El segundo párrafo regula los casos en los que el acreedor ha
permitido que el deudor cumpla su obligación cuando quiera o cuando tenga los medios
suficientes; sin embargo, en este caso el arbitrio del deudor no es ilimitado, pues
corresponde al juez establecer en dicha hipótesis el término conveniente para que resulte
exigible la obligación.
Casación 3319-98-Lima
LIMA
Se trata del Recurso de Casación interpuesto por doña Zoila Graciela Salazar Vda. de
Mascaró contra la resolución de vista expedida por la Sala Civil Corporativa para Procesos
Ejecutivos Cautelares de la Corte Superior de Justicia de Lima a fojas doscientos diecisiete,
su fecha dieciséis de noviembre de mil novecientos noventiocho, que confirmando el auto
apelado de fojas ciento setentitrés, su fecha trece de agosto del mismo año, declara
infundada la contradicción y ordena el remate dado en garantía; con lo demás que contiene.
3. CONSIDERANDO:
Segundo.- Que, respecto la denuncia por error in procedendo cabe precisar que en las
instancias de mérito se ha llegado a la conclusión que la obligación reconocida deviene en
exigible porque el acreedor había requerido extrajudicialmente el cumplimiento de las
obligaciones, en tal virtud, en la resolución de vista la Sala Superior sí se ha pronunciado
respecto de la contradicción por la causal de inexigibilidad de la obligación, careciendo de
sustento real el agravio denunciado.
Cuarto.- Que, el Artículo ciento ochentidós del Código Civil, el cual tiene como
antecedente el Artículo mil ciento quince del Código Civil de mil novecientos treintiséis,
establece dos supuestos de fijación del plazo por el Juez; el primero alude al caso del plazo
tácito en el cual se parte del supuesto de que existe un plazo, pero será el Juez el que
determine su extensión o duración; el segundo párrafo, según lo sostiene el tratadista
nacional Guillermo Lohmann Luca de Tena en su libro "El Negocio Jurídico", pretende
regular los casos en los que el acreedor ha permitido que el deudor cumpla su obligación
cuando quiera o cuando disponga de los medios suficientes, sin embargo, el arbitrio del
deudor no es en todo caso ilimitado, corresponde el Juez establecer en dicha hipótesis el
término conveniente para que resulte exigible la obligación; en los supuestos del Artículo
ciento ochentidós del Código Civil, para que sea exigible la obligación se requiere que el
Juez fije la duración y el término del plazo, para ello, será necesario que dicha solicitud se
tramite previamente en vía del proceso sumarísimo.
Quinto.- Que, en las instancias del mérito ha quedado establecido que el ejecutante ha
reconocido en su escrito de demanda que el pago de la suma adeudada se debía efectuar
según los ingresos obtenidos a través de las taquillas, en tal virtud, las partes acordaron que
el cumplimiento de las obligaciones debía efectuarse cuando el deudor disponga de los
medios suficientes para cumplir, en consecuencia, lo acordado por las partes se encuentra
dentro del supuesto del segundo párrafo del Artículo ciento ochentidós del Código Civil.
Sexto.- Que, no obstante haberse denunciado la inaplicación del Artículo ciento ochentidós
del Código Civil, la referida norma tiene naturaleza procesal, en consecuencia, a fin de no
desnaturalizar el proceso, corresponde reponerlo al estado en que se produjo el vicio
procesal, resolviendo de conformidad con lo dispuesto en el ordinal dos punto cuatro del
Artículo trescientos noventiséis del Código Procesal Civil.(5)
4. SENTENCIA:
Estando a las consideraciones que anteceden, la Sala Civil de la Corte Suprema; declara
FUNDADO el Recurso de Casación interpuesto por doña Zoila Graciela Salazar Goudey
Vda. de Mascaró; en consecuencia NULA resolución de vista de fojas doscientos diecisiete,
su fecha dieciséis de noviembre de mil novecientos noventiocho, e INSUBSISTENTE el
auto apelado de fojas ciento setentitrés, su fecha trece de agosto del mismo año, y nulo todo
lo actuado hasta fojas cincuentinueve; ordenaron que el Juez califique la demanda con
arreglo a ley; en los seguidos por Automotriz Pershing Sociedad Anónima, y otros, sobre
ejecución de garantías; ORDENARON se publique la presente resolución en el Diario
Oficial El Peruano, bajo responsabilidad; y los devolvieron.
Los actos jurídicos celebrados por representante legal, excediendo los límites de las
facultades que se le hubieren conferido, no pueden ser objeto de nulidad, sino de
anulabilidad... la incapacidad de una de las partes no puede ser invocada por la otra en su
propio beneficio, salvo cuando es indivisible el objeto del derecho de la obligación
común... el acto jurídico queda confirmado si la parte a quien corresponde la acción de
anulabilidad, conociendo la causal, lo hubiese ejecutado en forma total o parcial o si existen
hechos que inequívocamente pongan de manifiesto la intención de renunciar a la acción de
anulabilidad, al sostener la validez de la transacción.
SS. URRELLO A.; SANCHEZ PALACIOS P.; ROMAN S.; ECHEVARRIA A.; DEZA P.
Casación 91-T-97
LA LIBERTAD
SS. URRELLO A.; ORTIZ B.; SANCHEZ PALACIOS P.; ECHEVARRIA A.;
BACIGALUPO H.
Por la simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente
voluntad para celebrarlo; por la simulación relativa se celebra un acto jurídico distinto al
que realmente se desea celebrar.
Expediente 490-94
AREQUIPA
DRA. ELIZABETH RABANAL G., Secretaria (P), Sala Civil, Corte Suprema de la
República
Por la simulación absoluta se aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente
voluntad para celebrarlo; requiere por tanto la concurrencia de tres presupuestos, tales
como la disconformidad entre la voluntad real y la manifestación, el concierto entre las
partes para producir el acto simulado y el propósito de engaño. En el caso de autos el
contrato fue celebrado con el objeto de simular una transferencia de acciones para aparentar
un patrimonio menor al real y ganar seguridad frente a posibles actos criminales.
Expediente 878-94
LIMA
SS.
VASQUEZ C.
CARRION L.
QUIROS A.
CERNA S.
BACIGALUPO H.
LOS FUNDAMENTOS DEL VOTO DEL SEÑOR VOCAL GIUSTI ACUÑA , aparte de
los que se consignan en la resolución que antecede son los siguientes CONSIDERANDO:
Primero: Que, en el presente proceso judicial se discute las siguientes pretensiones a) La
declaración de bien propio, contenido en la demanda de fojas tres a siete, en la cual don
Max Higueras Clark solicita se declare bien común las acciones adquiridas por su cónyuge
doña Edda Delgado Pastorino mediante contrato de fecha diecisiete de mayo de mil
novecientos ochentinueve, celebrado por don Héctor Delgado Parker y doña Edda Pastorino
de Delgado, como vendedores; don Arturo Héctor Delgado Pastorino, don Alvaro Aurelio
Delgado Pastorino y doña Edda Marcela Delgado Pastorino, como compradores; y b) La
nulidad del mencionado contrato, por adolecer de simulación absoluta, peticionada por don
Héctor Delgado Parker y doña Edda Pastorino de Delgado en la demanda acumulada de
fojas ciento treintisiete a ciento cuarenta; Segundo: Que, la controversia se centra en la
validez o no del contrato referido, por lo que debe analizarse en principio la pretensión
contenida en el liberal b) del primer considerando; Tercero: Que, los actores de la demanda
acumulada, don Héctor Delgado Parker y doña Edda Pastorino de Delgado, pretenden la
nulidad del contrato de su referencia por adolecer de simulación absoluta, sustentando su
petitorio en que por razones de seguridad personal, debido a las constantes amenazas de
que eran objeto, de común acuerdo con sus hijos Arturo Héctor, Alvaro Aurelio y Edda
Marcela Delgado Pastorino, decidieron simular la transferencia de parte de las acciones de
su propiedad emitidas por las Compañías Panamericana Televisión Sociedad Anónima,
Producciones Panamericana Sociedad Anónima, Radioprogramas del Perú Sociedad
Anónima y, Panamericana Exportaciones Sociedad Anónima, mediante el contrato que se
impugna, celebrándose en la misma fecha un contradocumento en el que se expresa el
carácter simulado del contrato de transferencia; Cuarto: Que, por la simulación absoluta, se
aparenta celebrar un acto jurídico cuando no existe realmente voluntad para celebrarlo,
requiere por tanto la concurrencia de tres presupuestos: a) La disconformidad entre la
voluntad real y la manifestación, b) Concierto entre las partes para producir el acto
simulado y, c) El propósito de engaño; que, en el caso de autos el contrato fue celebrado
con el objeto de simular una transferencia de acciones, con la finalidad de aparentar un
patrimonio menor al real y ganar seguridad frente a posibles actos criminales, en contra de
don Héctor Delgado Parker y su cónyuge, acto simulado que reúne las características de
simulación absoluta, esto es, que se aparentó el traslado patrimonial, cuando se mantuvo en
poder de los citados accionantes, asimismo, el acuerdo simulatorio entre las partes del
contrato queda acreditado con el contradocumento que en copia obra de fojas doscientos
treintitrés a doscientos treintisiete, el mismo que se corrobora con el allanamiento de los
presuntos adquirentes de dicho contrato, corriente a fojas doscientos doce y doscientos
trece, y finalmente de las pruebas glosadas se evidencia el animus de los intervinientes de
engañar a posibles potenciales delincuentes; Que ello aunado a las demás pruebas actuadas
como lo es la carta de fojas seiscientos ochentiocho, y los términos del contrato, esto es, la
forma de pago y los plazos dilatados -diferentes de los pactados en el documento de fojas
quinientos cuarentinueve a quinientos cincuenticuatro- dada su naturaleza comercial, crean
convicción en el Juzgador de la existencia de un acto simulado, por lo que la demanda
acumulada de fojas ciento treintisiete debe ser amparada; Quinto: Que, en lo referente a la
pretensión contenida en la demanda de fojas tres, a que se contrae el literal a) del primer
considerando, por la consideración precedente, ésta debe desestimarse; por las
consideraciones precedentes y, de conformidad con el artículo ciento noventa y doscientos
diecinueve inciso quinto del Código Civil.(1)
S.
GIUSTI ACUÑA
S.S.
ECHEVARRIA ADRIANZEN
QUIROS AMAYO
«... No es menester revisar prueba alguna para establecer con claridad meridiana que en
este caso se configuran los requisitos que viabilizan la acción pauliana a favor del actor,
desde que el acto jurídico impugnado tiene como consecuencia una disminución del
patrimonio de los demandados que menoscaba el derecho del actor a intentar el
cumplimiento de una obligación por parte del deudor, sin ser necesario investigar la real
intención (...), pues es suficiente la comprobación objetiva del perjuicio ocasionado».
CONSIDERANDO:
Primero.- Que, el Artículo ciento noventicinco del Código Civil consagra la acción
revocatoria o pauliana, que se concede a todo acreedor para demandar la revocación de los
actos celebrados por el deudor en perjuicio o fraude de sus derechos.
Segundo.- Que, no es punto controvertido que don Roque Reyes López aceptó una letra de
cambio por el monto de cuarentisiete mil doscientos ochenticuatro dólares a favor de
Distribuidora Textil Dimartex Sociedad de Responsabilidad Limitada, con vencimiento el
siete de abril de mil novecientos noventicuatro.
Tercero.- Que, tampoco está en discusión que por escritura pública de fecha seis de julio de
mil novecientos noventicuatro, don Roque Reyes López y su cónyuge doña Hilda Zenaida
Soto Flores otorgaron en anticipo de legítima a sus menores hijos Carlos Alberto y Alex
Eduardo Reyes Soto el inmueble sito en Strauss número seiscientos cinco departamento
ciento dos, San Borja.
Cuarto.- Que, el acto jurídico de anticipo de legítima, cuya nulidad se pretende en esta vía,
imposibilita que la empresa demandante-acreedora obtenga la anotación de medidas
cautelares vinculadas a cualquier proceso que intente para obtener el cumplimiento de la
obligación contenida en la letra de cambio antes mencionada, puesto que dicho acto ha sido
inscrito en la ficha correspondiente del Registro de la Propiedad Inmueble de Lima.
Quinto.- Que, no es menester revisar prueba alguna para establecer con claridad meridiana
que en este caso se configuran los requisitos que viabilizan la acción pauliana a favor del
actor, desde que el acto jurídico impugnado tiene como consecuencia una disminución del
patrimonio de los demandados que menoscaba el derecho del actor a intentar el
cumplimiento de una obligación por parte del deudor, sin ser necesario investigar la real
intención de don Roque Reyes López y su cónyuge, pues es suficiente la comprobación
objetiva del perjuicio ocasionado.
Sexto.- Que, si bien es cierto la sentencia de primera instancia establece que no se ha
acreditado en autos que la suma contenida en el título valor que corre a fojas once haya sido
utilizada en provecho de la sociedad conyugal, tal situación no enerva la procedencia de la
acción pauliana, desde que sólo es necesario establecer si la deuda se contrajo en provecho
de la familia cuando se trata de bienes propios y se pretende hacer efectiva la excepción al
principio que contiene el Artículo trescientos ocho del Código Civil, que no es el caso.