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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ESTE

VICERRECTORÍA DE POSGRADO
MAESTRÍA EN PSICOLOGÍA EDUCATIVA

Materia:
Consultoría, Colaboración y Organización Educativa (MPSE-312)

Tema:
Resumen Práctica Psicopedagógica

Docente:
Alexia Yocaira Jape Collins, M.A

Sustentante:
Alba Cristal Lara Estévez, 2019-3032
Eunice Esmirna Abreu Pérez, 2019-3128
Resumen

La práctica psicopedagógica en contextos de educación formal

(Teresa Mauri y Antoni Badia).

Este capítulo profundiza sobre las características esenciales de la práctica


psicopedagógica para así comprender la tarea de intervención de modo ajustado a
lo esencial. Para lo cual se toma en consideración los cambios ocurridos a múltiples
niveles en los últimos años, que afectan a los contextos educativos en general, y a
los de educación formal, en particular. En primer lugar, se define la naturaleza y
especificidad de dichos contextos educativos formales para conocer sus
implicaciones en la práctica de la intervención psicopedagógica y, en segundo
lugar, señala la complejidad de dicha práctica de intervención, mostrando sus
cualidades relevantes y algunos de los criterios esenciales a seguir en el ejercicio de
esta. Finalmente, hace referencia a las relaciones entre contextos de educación
formal y no formal como un continuo del desarrollo de la intencionalidad educativa
para responder a las nuevas demandas sociales que generan los cambios actuales.

Respecto a otras épocas, las necesidades educativas de la sociedad varían debido a


los cambios sociales, políticos y culturales ocurridos recientemente y que afectan a
los valores culturales y a la relevancia otorgada a ciertos aspectos del conocimiento
y a su organización y difusión en el ámbito mundial. Del mismo modo las
demandas formativas se han diversificado hasta límites insospechados respecto a lo
ocurrido en otras épocas, debido a la creciente heterogeneidad de la población que
desea acceder al conocimiento y a la educación y que pretende hacerlo durante un
período de tiempo vital superior a la edad escolar. Desde esta perspectiva,
situándonos en los contextos de educación formal, en particular, la educación
escolar actual, que surgió́ en el marco de la Revolución Industrial y que la definió́
tal como la conocemos actualmente y contribuyó a consolidarla como uno de los
instrumentos de socialización e inserción social más relevantes, deben ser
reconsideradas para conocer el sentido y significado que adquieren en las nuevas
prácticas que la sociedad actual genera.

Naturaleza y características de los contextos de educación formal.

A diferencia de otros contextos educativos (como puede ser, por ejemplo, la


familia), un contexto de educación formal, especialmente el contexto escolar, se
caracteriza por efectuar una determinada selección y organización de los saberes
culturales que necesitan ser ensenados y por disponer de un educador experto, que
ejerce específicamente el rol de mediador entre dichos saberes y la actividad del
aprendiz para que consiga necesariamente apropiarse de ellos. La planificación y
organización sistemática y reglada de sus prácticas educativas y la exigencia de la
actuación mediadora del profesor o educador para lograr que se alcancen las
intenciones educativas de la sociedad para con sus miembros más jóvenes es lo
característico de los contextos de educación formal.

El carácter de obligatoriedad de la educación se justifica por la consecuente


responsabilidad de la sociedad en el desarrollo personal de las capacidades de los
miembros de esta, capaz de contribuir a seguir dando respuesta a los problemas que
la sociedad tiene planteados de manera crítica y creativa. Si bien la naturaleza y las
características de los contextos de educación formal coinciden con las de la
educación no formal, en que ambos tienen intenciones educativas, las de los
primeros provienen de la cesión o traspaso de la intención educativa de formar a las
nuevas generaciones desde la sociedad a dichos escenarios. No se puede olvidar
que los fines educativos socialmente definidos, emergen teniendo en cuenta las
características de la sociedad y de sus valores dominantes, es decir, surgen en el
marco de los modelos de producción, de la estructura de clases socioculturales, del
papel del conocimiento y de los valores sociales relevantes.

Además, de los elementos comunes a todos los contextos educativos formales,


existen otros que nos permiten diferenciarlos entre sí, como, por ejemplo, la
concreción práctica que efectúan de su estructura, organización y funcionamiento
específicos siguiendo los criterios de cada comunidad escolar o del equipo docente
encargado de su desarrollo. En la mayoría de los casos, las relaciones entre las
formas de funcionar del centro se integran en la sociedad y se vinculan
directamente a sus necesidades, contribuyendo a la solución de los problemas
comunes. Es el carácter social y necesario de las intenciones educativas y la
regulación formal de las prácticas educativas que se planifican para lograrlas lo que
caracteriza a los contextos de educación formal.

Lo esencial de dicho contexto no es únicamente la existencia de objetivos


educativos, sino la actividad deliberada desplegada para conseguir que los alumnos
los logren, desarrollando los dispositivos educativos o ayudas necesarias. A raíz de
lo expuesto, podemos afirmar que los psicopedagogos intervienen en este proceso
al servicio de la selección, elaboración y desarrollo de las ayudas educativas.

Intencionalidad educativa y dimensiones de la intervención psicopedagógica.

En relación con el primer aspecto, como señala Coll2, la conceptualización y


explicación de los procesos educativos formales pasa necesariamente por el análisis
de la práctica educativa, dado que constituye una vía privilegiada de acceso a la
comprensión de estos. Desde la perspectiva del autor, una teoría de la práctica
educativa incluye la conceptualización o representación de los procesos que
explican el aprendizaje que se completa de modo imprescindible con modelos
teóricos de la enseñanza.

Según la concepción epistemológica defendida en este escrito, el cambio de los


alumnos es posible por la participación en prácticas específicas que se generan en
contextos educativos escolares. La calidad de relación de la interacción entre
profesor y alumno -o entre alumno y los otros del grupo clase más competentes, es
lo que resulta más relevante para el logro de los objetivos educativos de inserción
social-cultural. Vygotsky entiende esta influencia educativa como proceso de
construcción de zonas de desarrollo próximo, de características sociales,
interactivas y culturales. La intencionalidad educativa se plasma en el suministro
deliberado de ayudas educativas a lo largo del proceso de enseñanza y de
aprendizaje para lograr los fines educativos. Su concreción es el resultado de un
proceso de interacción personal y de actuación grupal y conjunta desarrollado por
la implicación de todos los agentes educativos que actúan a diferentes niveles y en
diferentes ámbitos de la práctica educativa, dirigidos al logro de los objetivos
educativos. El psicopedagogo media en este proceso construyendo contextos de
intervención que le permitan colaborar con el profesor individualmente, el equipo
de profesores del centro, el equipo directivo, los demás agentes o servicios
educativos, los padres y los alumnos para lograr las intenciones educativas.

Criterios de calidad de la intencionalidad educativa en contextos educativos


formales a nivel de centro y de aula.

Una clara tendencia a dotar de sentido educativo a la práctica educativa


individual y conjunta.
Capacidad para desarrollar un contexto de participación que promueva la
colaboración y el compromiso con el logro de las intenciones educativas.
Tendencia a desarrollar la capacidad de autonomía de cada uno de los
profesores para decidir la propuesta educativa que mejor convenga al logro
de las intenciones educativas por parte de los alumnos.
Establecimiento de medidas educativas de prevención del fracaso escolar en
diferentes niveles, entre las que pueden señalarse, sobre el proyecto
educativo y la organización y funcionamiento del centro, las dirigidas a
adaptar la propuesta educativa a las necesidades de los alumnos.
La intención de mantener y desarrollar una propuesta educativa equilibrada
entre los diferentes contenidos de diferentes tipos y una que incluya una
diversidad de actividades amplia y variada que sirva para desarrollar las
diferentes capacidades.
La incorporación de elementos diversos que favorezcan el acceso del
alumnado a la sociedad del conocimiento y de la cultura, y que potencien el
acceso a las tecnologías de la información y de la comunicación como un
medio necesario para lograrlo.
La capacidad de innovación del equipo del centro como medio para
adaptarse a las nuevas necesidades educativas que se van generando
mediante la creación de proyectos de cambio significativos y eficientes.
Un compromiso real con la evaluación (interna y/o externa) como medio
para asegurar el seguimiento y el control del progreso y del logro de las
intenciones educativas y el fomento de una reacción activa y crítica de
cambio basada en criterios especialmente desarrollados para tal fin.
El establecimiento de un liderazgo escolar con capacidad de decisión (firme
y propositivo) fundado en un enfoque participativo de la toma de decisiones .
Los criterios de calidad de la intencionalidad educativa desarrollada a nivel de
centro y a nivel de aula que acabamos de referir nos sirven para valorar la que se
despliega en el contexto de educación formal objeto de intervención.

Finalidades y condiciones de la intervención psicopedagógica.

Considerando la finalidad de la intervención psicopedagógica desde la perspectiva


vigotskiana, diríamos que esta trata de contribuir a generar zonas de desarrollo
próximo colaborando juntamente con los profesores en la concreción de las ayudas
educativas adaptadas a las necesidades educativas de alumnos concretos a nivel de
centro y a nivel de aula y siguiendo los criterios de calidad explicados
anteriormente. Obviamente, todo lo que acabamos de establecer confiere a la
práctica de la intervención psicopedagógica un carácter contextual, eminentemente
preventivo y prioritariamente optimizador de la práctica educativa. El carácter
contextual de la intervención psicopedagógica requiere que esta se desarrolle
tomando en cuenta la estructura, el funcionamiento y la organización del sistema
educativo general, del centro y del aula.

Una vez más, en este caso el equipo de profesores es el núcleo estructurante de esta
relación y la intervención psicopedagógica debe darse en este elemento del
contexto como medio para crear u ofrecer a cada alumno el currículum que
necesita. El psicopedagogo no puede perder de vista la finalidad de la intervención
y, en caso de no lograrla, está comprometido a señalar la permanencia del problema
y el carácter coyuntural de la solución encontrada.

Cuando se genera una demanda o un problema y cuando, desde la perspectiva de la


actuación preventiva, hay que responder a lo que se considera un problema o a lo
que puede convertirse en uno. En cualquier caso, el psicopedagogo no ha de
intervenir necesariamente como respuesta a una demanda y con carácter puntual,
sino que, guiándose por criterios preventivos y/o contextuales o sistémicos, su
intervención ha de tener un carácter continuado y desarrollar cuando lo considere
oportuno iniciativas de intervención. Hasta el momento hemos caracterizado la
labor del psicopedagogo como una intervención contextual, extensiva o sistémica y
procedimental para asegurar el cambio de la propuesta educativa y/o la calidad de
esta. Sin embargo, a todo ello debemos añadir otra característica que se desprende
de que el psicopedagogo no siempre interviene directamente con los alumnos, sin
pasar o contar con el profesor.

La intervención es una tarea colaborativa y estratégica, de clara dimensión social,


por medio de la cual es posible elaborar una representación conjunta de la situación
de intervención que se comparte y lograr paulatinamente cotas de autonomía
progresivamente más altas en el desarrollo de la labor educativa de los
profesionales de la educación. En definitiva, la labor del psicopedagogo es doble,
ya que, por una parte, se dirige a la tarea y por otra a crear el contexto de
colaboración que hace posible el abordaje real del mismo en el contexto de
educación formal. Las tareas de asesoramiento que el psicopedagogo desarrolla en
contextos de educación formal suelen presentarse en forma de planes, proyectos,
programas y demandas.

Contextos formales y contextos no formales e intencionalidad educativa.


La nueva sociedad de la información y del conocimiento o aprendizaje ha traído
cambios como la globalización de la cultura, la política y la economía, ligados al
uso de las nuevas tecnologías de la comunicación y de la información, cuyo
lenguaje básico es Internet y el alargamiento de la expectativa de vida. En efecto, a
lo largo de la vida y, mucho más actualmente, debido a las novedades citadas, será́
preciso el desarrollo de proyectos o programas educativos de los tipos siguientes:
Inserción personal, que preparen para vivir nuevos periodos vitales que
comportan cambios globales presumiblemente mucho más largos de lo que
era posible prever hasta el momento, como, por ejemplo, el ingreso en la
vejez, o el ingreso en la escuela vía guardería escolar.

Inserción laboral, que nos ayuden a adquirir nuevas competencias laborales


que se generan debido a cambios de orientación de la economía, la propia
vida o, sencillamente al cambio de las oportunidades laborales en la
sociedad.
Inserción social, que nos prepare para desarrollar nuevos proyectos vitales o
reconducir los propios en una sociedad en cambio.

Esa necesidad puede generarse tanto por el cambio de los grupos que componen
dicha sociedad, como por el hecho ingresar en la misma procedente de otros
lugares, como en el caso de la inmigración, o por haber estado apartado de la
misma por diferentes razones y tener que insertarse de nuevo pasado un período
temporal más o menos amplio.

Los contextos formales tienen la necesidad prioritaria de definir sus intenciones


educativas y de desarrollar la intencionalidad educativa característica en
consecuencia. Las intenciones educativas de los contextos de educación no formal
pueden surgir como medio para responder a sus finalidades específicas. Por
ejemplo, en el caso de los hospitales o de los centros de atención primaria, la
necesidad de responder a problemas tales como el tabaquismo, el sida, el
alcoholismo, etc., exige educar a la población, para evitar que surjan problemas de
salud, actuando de forma preventiva.

Por su parte, la educación formal deberá redimensionar su alcance. De hecho,


tendrá que estar mucho más abierta a las posibilidades educativas de otros
contextos de lo que ha estado hasta el momento. Además, debe estarlo con relación
al desarrollo colaborativo de los fines educativos previstos en cada período de la
vida de las personas. Los psicopedagogos tienen la oportunidad de sumarse a la
creación de posibilidades de optimización de la influencia educativa y de creación
de nuevas formas de desarrollo de la intencionalidad educativa en otros contextos
diferentes a los de los de la educación formal.

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