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Tema 9

 Comportamiento sexual y fases de la respuesta sexual.

El ciclo de respuesta sexual es la manera en que reacciona el cuerpo ante la estimulación


desde el inicio de una relación sexual o la masturbación y que este expresa en forma de
placer. Se puede producir incluso cuando se está dormido.

El ciclo de respuesta sexual se desarrolla en cinco fases diferentes: deseo, excitación,


meseta, orgasmo y resolución.

 Deseo.
Los estímulos que generan el deseo pueden ser muy variados: un roce, con la piel del
otro, el perfume, una mirada sostenida, el tono de la voz… pueden suscitar el deseo de
mantener una relación sexual con otra persona. Por supuesto, también la imaginación y
los pensamientos eróticos pueden despertar esta necesidad o la de masturbarse.

El siguiente paso del ciclo de respuesta sexual es la excitación. No es más que la forma
que tiene el cuerpo de responder al deseo y que induce la liberación de feromonas, cuyo
olor imperceptible incrementa el sentimiento de atracción por la otra persona. Con la
excitación se aceleran el ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea, al tiempo
que los músculos se tensionan. En la mujer se agrandan los pechos y los pezones se
ponen erectos, se hincha levemente el clítoris y los labios interiores de la vagina,
separándose los labios exteriores, al tiempo que la vagina comienza a humedecerse y el
útero se eleva un poco en relación a su posición habitual. En el hombre también los
pezones se ponen erectos y se endurece el pene, se engrosa el escroto y se elevan los
testículos.

 La fase de excitación puede abandonarse o hacerla durar tanto como se quiera


antes de iniciar la fase de meseta en la que la excitación se intensifica mediante la
estimulación física de las zonas erógenas y la penetración. Se puede controlar su
duración con diferentes técnicas, especialmente haciendo pequeñas pausas de
relajación, pero, en cualquier caso, se caracteriza porque el ritmo cardíaco, la
respiración y la presión sanguínea se aceleran aún más, al igual que la tensión
muscular. En la mujer aumenta la lubricación vaginal, se agranda la areola de los
pezones, el clítoris se esconde bajo el capuchón que forman los labios exteriores y
se oscurecen los labios interiores. En el hombre también se humedece el pene y
se agrandan el glande y los testículos.

 La acumulación y contención de la tensión sexual y muscular tanto como sea


posible permite intensificar la satisfacción del orgasmo, pero también puede llegar
a ser incluso más satisfactoria que éste. El orgasmo es la explosión final en la que
se libera toda esa tensión acumulada en la fase de meseta y en la que el cerebro
libera una carga de endorfinas que intensifican la sensación de placer. Es el
momento en que el ritmo cardíaco, la respiración y la presión sanguínea alcanzan
su máxima aceleración y se producen intensas contracciones musculares,
especialmente en la zona de la pelvis; en las mujeres la vagina, el útero, el ano y
los músculos pélvicos; mientras que en el hombre los hacen la uretra y el ano,
además de la próstata y las vesículas seminales para inducir la eyaculación.

 La fase orgásmica es la más corta de todas las fases del ciclo de respuesta sexual
y da paso a la llamada fase de resolución, en la que el cuerpo recupera el estado
en que se encontraba antes de la fase de excitación. El ritmo cardíaco, la
respiración y la presión sanguínea descienden incluso por debajo de los valores
normales; suda todo el cuerpo; y, tras la liberación de la tensión sexual, los
órganos genitales de ambos recuperan su expresión de normalidad.
Hay que decir que el placer que se experimenta con el ciclo de respuesta sexual
es muy saludable, tanto desde el punto de vista físico como emocional. Ayuda a
dormir mejor, a eliminar el estrés y la tensión, a mejorar el estado físico, a
envejecer mejor y a mantener un estado general saludable.

 Definición y generalidades de los trastornos sexuales:

Los trastornos de la sexualidad son aquellos que tienen que ver con un disfunción en la
respuesta sexual (excitación, orgasmo…), o bien, con una desviación del objeto sexual
(pedofilia, fetichismo…).

De igual manera, se recogen todos aquellos trastornos derivados de la propia identidad


sexual. En este artículo veremos los principales trastornos de la sexualidad, sus
características, síntomas y causas posibles.

Tipos de trastornos de la sexualidad

Existen varios tipos de trastornos de la sexualidad. Entre ellos encontramos:

 Disforia de género: se produce cuando el individuo manifiesta ser de un sexo


diferente al sexo biológico
 Parafilias: Actividad sexual que se dirige hacia objetos y/o situaciones poco
habituales
 Disfunciones sexuales: Inhibiciones del deseo y otros trastornos del ciclo de la
respuesta sexual.

PARAFILIAS

Esencialmente consisten en que el individuo tiene unas necesidades y fantasías sexuales


intensas y recurrentes que generalmente suponen:

 Objetos no humanos
 Sufrimiento o humillación propia o del compañero
 Niños o personas que no consienten

Hay que tener muy en cuenta que las imágenes o fantasías parafílicas pueden ser
estímulo de excitación sexual para una persona sin ello llegar a ser una parafilia. Por
ejemplo, la ropa interior femenina suele ser excitante para muchos hombres. Será parafilia
sólo cuando el individuo actúe sobre ellas o cuando le afecten en exceso.

 Exhibicionismo
La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales
recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
ligadas a la exposición de los propios genitales a una persona extraña. En ocasiones el
individuo se masturba al exponerse o al tener estas fantasías.

 Fetichismo

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implican el uso de objetos inanimados (fetiches). Ropa interior, zapatos, botas, son
fetiches comunes. El individuo se masturba mientras sostiene, acaricia, etc., el fetiche o le
pide al compañero que se lo ponga. El objeto ha de ser marcadamente preferido para
lograr la excitación sexual. La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o
se encuentra marcadamente perturbada ellas.

 Frotteurismo

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implican el contacto y el roce con una persona que no consiente. Teniendo presente
que lo excitante es el contacto pero no necesariamente la naturaleza coercitiva del acto.
La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se encuentra marcadamente
perturbada ellas.

 Pedofilia

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implican actividad sexual con niños prepúberes. Los niños suelen ser menores de 12-
13 años y el individuo ha de tener por lo menos cinco años más que el niño para que sea
considerado el trastorno. La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se
encuentra marcadamente perturbada ellas.

 Masoquismo sexual

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implica el acto (real o simulado) de ser humillado, golpeado, atado o cualquier tipo de
sufrimiento. La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se encuentra
marcadamente perturbada ellas.

 Sadismo sexual

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implican actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento físico o psicológico de
la víctima es sexualmente excitante. La persona ha actuado de acuerdo con estas
necesidades o se encuentra marcadamente perturbada ellas.

 Fetichismo transvestista

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implican vestirse con ropas del sexo contrario. La persona ha actuado de acuerdo con
estas necesidades o se encuentra marcadamente perturbada ellas. Generalmente guarda
una importante colección de ropa para transvestirse cuando está sólo, luego se masturba
imaginando que otros hombres se sienten atraídos por él como si fuera una mujer.

 Voyeurismo

La sintomatología esencial de este trastorno consiste en intensas necesidades sexuales


recurrentes y en fantasías sexuales excitantes de por lo menos seis meses de duración,
que implica el hecho de observar ocultamente a otras personas cuando están desnudas o
en actividad sexual. La persona ha actuado de acuerdo con estas necesidades o se
encuentra marcadamente perturbada ellas.

DISFUNCIONES SEXUALES

Se consideran disfunciones sexuales a la existencia de inhibición de los deseos sexuales


o de los cambios psicofisiológicos que caracterizan al ciclo completo de la respuesta
sexual. El ciclo completo de la respuesta sexual se divide en cuatro fases:

Deseo: Incluye fantasías y ganas de tener actividad sexual.

Excitación: consiste en la sensación subjetiva de placer que va acompañada de cambios


fisiológicos. (Erección, lubrificación vaginal, etc.)

Orgasmo: Es el punto culminante del placer sexual con la eliminación de la tensión y la


concentración rítmica de los músculos del perineo y de los órganos reproductivos
pélvicos. En el hombre existe la sensación de inminencia eyaculatoria, seguida de la
emisión del semen. En la mujer existen contracciones de la pared del tercio externo de la
vagina. En ambos sexos existe a menudo tensiones o contracciones musculares
generalizadas.

· Hablamos de disfunciones sexuales cuando una o más de estas fases sufre


alteraciones, pudiendo hablar por tanto de:

Trastornos del deseo sexual

Trastornos de la excitación sexual

Trastornos del orgasmo

Trastornos sexuales por dolo


 CAUSAS

En la mayoría de los casos existe más de un factor implicado en el origen de un trastorno


sexual. En términos generales, las causas pueden clasificarse en físicas y psicológicas.
Los factores físicos pueden deberse a enfermedades, cirugía o, incluso, el empleo de
fármacos y drogas. No siempre es fácil discernir exactamente las causas de una
disfunción sexual, aunque en la gran mayoría de los casos es posible determinar si se
trata de un problema físico o psicológico.

Podemos hablar de tres tipos de factores que contribuyen a que surjan los trastornos
sexuales de causa psicológica. En primer lugar, los factores predisponentes pueden
incluir las experiencias tempranas en la vida. Éstas pueden provocar que una persona se
sienta más vulnerable y desarrolle una disfunción sexual posteriormente. En segundo
lugar, están los factores precipitantes, los cuales se refieren a los sucesos o experiencias
asociadas a la aparición inicial de un trastorno sexual. Finalmente, se encuentran los
factores de mantenimiento, que son los que pueden explicar porque persiste la disfunción.

Entre los factores predisponentes se pueden encontrar los siguientes: una educación
represora; malas relaciones familiares; una información sexual inadecuada; que las
primeras experiencias sexuales sean traumáticas; la inseguridad temprana en el
desempeño sexual...

En cuanto a los factores precipitantes es posible mencionar: la alteración general en la


relación de pareja, el nacimiento de un hijo, la infidelidad, una serie de expectativas no
razonables con respecto a la pareja y el sexo, una disfunción sexual en el otro miembro
de la pareja, algún fracaso fortuito previo, una reacción a factores orgánicos, la edad,
episodios de ansiedad o de depresión, alguna experiencia sexual traumática…

Los factores de mantenimiento pueden ser los siguientes: ansiedad por el rendimiento
sexual, anticipación del fracaso, culpabilidad, pérdida temporal o prolongada de la
atracción en la pareja, una pobre comunicación entre los miembros de la pareja, conflictos
y desavenencias en la relación en general, ciertos miedos y temores a la intimidad, una
auto-imagen distorsionada, información sexual inadecuada o desfasada, la creencia y el
sostenimiento de algunos mitos sexuales, limitaciones en los juegos eróticos, algún
trastorno psiquiátrico…

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