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Respuesta sexual humana


La actividad sexual de los seres humanos siempre ha sido motivo de
observaciones y descripciones de carácter literario y artístico. Sin embargo es
a comienzos del siglo pasado cuando se comenzó a mirar con ojos científicos.
El primer estudio sistemático de la respuesta sexual fue realizado por los
sexólogos estadounidenses William Masters y Virginia Jhonson, quienes
observaron cerca de 10.000 ciclos de respuesta sexual en 694 personas de
ambos sexos, con el propósito de entender los cambios anatómicos y
fisiológicos que se suceden durante la actividad sexual.

En esta investigación Masters y Jhonson describen cuatro fases del ciclo,


establecidas de forma arbitraria, ya que los limites de finalización de una fase
y la iniciación de la siguiente no están claramente definidos, difieren de una
persona a otra, así como en la misma persona en diferentes oportunidades.

Ellos describen el ciclo de la respuesta sexual en cuatro fases: excitación,


meseta, orgasmo y resolución.

EXCITACIÓN:

La excitación es una reacción ante un estímulo efectivo, ya sea de tipo físico


(caricias, besos…) y/o psíquico (deseo, fantasías,…). Estos estímulos son
particulares a cada persona y varían en intensidad según la ocasión o
situación.

Si las condiciones son favorables, la excitación continua, si, por el contrario,


existen eventos desagradables para la persona, esta puede interrumpirse de
manera abrupta y tajante.

Esta fase se caracteriza por la vasocongestión (aumento del fluido sanguíneo


en venas y arterias) pélvica, que se manifiesta en el hombre, con la erección
del pene y en la mujer, esta mayor afluencia de sangre a los órganos genitales
hace que las paredes de la vagina se humedezcan con un liquido lubricante.
Estas dos primeras respuestas, erección y lubricación, tienen como fin facilitar
la introducción del pene en la vagina y así hacer posible el coito.

Los demás órganos genitales también están sometidos a la misma


vasodilatación y por eso suceden los cambios. En el hombre los testículos
aumentan de tamaño y en la mujer: los labios mayores y menores aumentan de
tamaño, la vagina se enrojece y se alarga haciéndose más profunda, cálida y
húmeda. Los pezones se endurecen, los senos aumentan de tamaño y se hacen
más firmes.

Durante la excitación, como en las otras tres fases siguientes, los cambios no
son solo en el área genital y los senos. También se presenta un aumento del
tono muscular, incremento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, aumento
en la tensión arterial y enrojecimiento de la piel.

MESETA:

Esta fase es la prolongación y mantenimiento de la fase de excitación. La


duración de esta fase varia ampliamente de una persona a otra.

En ella los cambios físicos y fisiológicos se acentúan e incrementan. Este


momento fue llamado por Masters y Johnson “el punto de no retorno” pues
una vez alcanzado, se tienen necesariamente el orgasmo y la eyaculación.

En esta fase, tanto en hombres como mujeres, se aceleran más el pulso y la


respiración, se aumenta la tensión arterial y se incrementa el tono muscular.
Pueden aparecer algunas gotas de un líquido transparente que sale por el
meato del pene provenientes de las glándulas de Cowper y que generalmente
contienen espermatozoides vivos que pueden ser fecundantes. En la mujer
también hay secreciones que provienen de las glándulas de Bartolino.

ORGASMO:

Tanto en los hombres como en las mujeres, el orgasmo es producido por la


contracción refleja de ciertos músculos genitales.
La diferencia está en que el orgasmo de los hombres consta de dos partes: la
emisión (eyaculación) y la contracción de los músculos genitales. Mientras
que el orgasmo de la mujer solo consta de una parte: la contracción refleja de
los músculos genitales externos. Estos músculos están situados en torno a la
vagina y el placer de las contracciones orgásmicas suele experimentarse en
este punto y en el interior de la pelvis.

El orgasmo femenino es como toda estructura humana de contenido biológico,


psicológico y social.

En lo biológico, la respuesta esta enmarcada en los fenómenos fisiológicos


producidos por la vasocongestión vaginal y las contracciones antes
mencionadas. Para cualquier mujer la percepción de las contracciones, da paso
a otro tipo de manifestaciones corporales, como son el aumento de la tensión
muscular en las piernas, pies, brazos y cuello que se contraen en espasmos
involuntarios.

En lo psicológico, la percepción de la intensidad orgásmica, varia según


patrones y modelos educativos que puedan condicionar nuestra respuesta
sexual.

Cada mujer percibe de manera particular su experiencia orgásmica, algunas lo


perciben como una sensación intensa de pérdida de conciencia momentánea,
de explosión de placer, con oleadas de calor o frío, en ocasiones se expresa
con fuertes manifestaciones verbales o sonidos guturales o movimientos
corporales bruscos.

En sí, para la mujer el placer del orgasmo oscila entre las contracciones
agradables y la intensa experiencia psicosexual que representa tener un
orgasmo con una persona a la que se desea o ama y por la que se es deseada o
amada.

Sabemos la importancia que tiene para todas nosotras conocer un poco mas
sobre esta etapa en particular de la respuesta sexual, por eso mas adelante
encontraras otros datos de importancia acerca del orgasmo femenino.

RESOLUCION:
La fase de resolución consiste en la desaparición de los cambios descritos en
las fases anteriores hasta alcanzar el estado de reposo. La resolución es más
acelerada en los hombres, a quienes les toma entre 20 y 25 minutos la
desaparición de los signos de excitación sexual. En la mujer volver a su estado
de reposo le toma entre 40 y 60 minutos.

Durante esta fase el varón es “refractario” a los estímulos sexuales. Es decir,


no es capaz de tener una nueva erección sino después de algún tiempo, que en
general es más prolongado en cuanto se tenga más años. Mientras que en la
mujer no existe un periodo refractario, y por esto cuando persiste la
estimulación sexual puede tener nuevos orgasmos sin haber regresado al
reposo.

Se supone que generalmente una persona saludable tiene la capacidad de


responder a los diferentes estímulos sexuales, pero esto no siempre ocurre así.
La razón es que la respuesta al estímulo sexual está afectada por muchos
factores. Existen inhibidores que limitan o no permiten la respuesta sexual: y
activadores que facilitan y aumentan la respuesta al estímulo. Estos centros
inhibidores y activadores están en el cerebro, de ahí que puedan ser afectados
por memorias de experiencias pasadas, creencias, emociones, fantasías y
otros.

La ansiedad, el temor y la ira son factores que comúnmente afectan en forma


negativa la posibilidad de responder al estímulo y a la activación del deseo
sexual. Por otro lado, el amor y los sentimientos de afecto y ternura resultan
ser poderosos activadores de la respuesta sexual.

Además, cada persona requiere unas condiciones particulares que facilitan la


respuesta positiva al estímulo sexual. Estas pueden incluir el lugar donde se
lleva a cabo la actividad sexual, el momento particular, el estado de
relajamiento, el atractivo personal, etc.
Al identificar las condiciones favorables, la pareja puede determinar cuándo
es la mejor ocasión para tener relaciones sexuales, cuando esta no ocurra
espontáneamente.

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