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Helicobacter pylori es una bacteria de forma espiral que crece en la capa mucosa que recubre el

interior del estómago humano.


Para sobrevivir en este medio hostil y ácido del estómago, la bacteria H. Pylori secreta una
enzima llamada ureasa, la cual convierte la urea química en amoniaco. La producción de
amoniaco alrrededor de la H. Pylori neutraliza la acidez del estómago, para hacerlo más
acogedor para la bacteria. Además, la forma de espiral le permite penetrar la capa mucosa, la
cual es menos ácida que el espacio interior, o lumen, del estómago. La bacteria H. Pylori puede
también adherirse a las células que revisten la superficie interna del estómago.
Aunque las células in.munitarias, las cuales reconocen y atacan normalmente a las bacterias
invasoras, se acumulan cerca de los sitios de infección por H. pylori, ellas no pueden llegar al
revestimiento del estómago. Además, dicha bacteria ha creado medios de interferir en las
reacciones inmunitarias locales, lo que las hace ineficaces para que eliminen esta bacteria

Taxonomia:

Dominio: Bacteria.
Filo: Proteobacteria.
Clase: Epsilonproteobacteria.
Orden: Campylobacterales.
Familia: Helicobacteraceae.
Género: Helicobacter.
Especie: H. Pylori.

Morfología:

H. pylori tiene una morfología espiral en forma de sacacorchos cuando se encuentra en la


mucosa gástrica y menos espiral cuando crece en medios artificiales, esta forma se puede
perder en los cultivos más viejos o sometidos a situaciones no favorables para su crecimiento
adoptando forma cocoide. Presenta un tamaño de 0,5 a 1,0 micras de ancho y de 3 micras de
largo. Tiene de 2 a 6 flagelos monopolares, fundamentales para su movilidad, y que están
recubiertos por una vaina de estructura lipídica, igual que la membrana externa, que parece
tener la misión de proteger a los flagelos de su degradación del medio ácido. Su temperatura
óptima de crecimiento se produce a 37 ºC, aunque puede desarrollarse en un rango de 35 a 39
ºC en microaerofilia, y para su cultivo se requieren medios suplementados con suero o sangre
entre el 5% y 10%, los cuales pueden actuar como fuentes adicionales de nutrientes y la
protegen de efectos tóxicos de los ácidos grasos de cadena larga. El efecto de estos ácidos
grasos también puede ser evitado por la adición de suplementos como β-ciclodextrinas,
IsoVitaleX o por la adición de carbón activado en el medio de cultivo

Habitat:

Su hábitat natural es el estómago, y desde allí infecta el epitelio gástrico humano.

Esta bacteria requiere de una atmósfera microaerófila (10% de CO2, 5% de O2 y 85% de N2)
para ser cultivada, siendo el hierro un elemento esencial para su crecimiento y metabolismo.
La temperatura óptima de crecimiento es de 35 a 37 ºC, aunque algunas cepas son capaces de
desarrollarse a 42 ºC. Así mismo, cierto grado de humedad favorece su crecimiento.
Helicobacter pylori crece lentamente en el laboratorio, pudiéndose requerir de 3 a 5 días e
inclusive hasta 7 días para que se evidencie la colonia en el medio.

Para su cultivo se pueden usar medios no selectivos suplementados con sangre.

Por otra parte, Helicobacter pylori se caracteriza por ser móvil y debido a su forma espirilar le
permite tener movimientos en hélice como si se atornillara.Esto le ayuda a movilizarse a través
del moco gástrico.

También es catalasa y oxidasa positiva y un gran productor de ureasa, ésta última cumple una
función vital para el microorganismo. La ureasa le permite sobrevivir en ambientes con pH ácido
mediante la generación de amoníaco, lo cual le ayuda a alcalinizar el pH.

El microorganismo necesita un pH de 6 a 7 para proliferar. Para ello, además de utilizar la


ureasa, se instala a vivir por debajo de la mucosa gástrica, donde el moco gástrico lo protege de
la acidez extrema de la luz del estómago (pH 1,0 – 2,0).

Por otra parte, las proteasas que excreta la bacteria modifican el moco gástrico reduciendo la
posibilidad de que el ácido difunda a través del moco.

Fisiologia:

Este microorganismo segrega proteínas con conocidos efectos quimiotácticos atraen a los
macrófagos y neutrófilos lo que produce inflamación en la zona afectada. Su característica
bioquímica más sobresaliente es la abundante producción de la enzima ureasa, que cataliza la
hidrólisis de la urea en amonio y CO2; lo cual permite la formación de una nube de amonio que
es un mecanismo importante para la sobrevivencia de la bacteria en un pH tan ácido como lo es
el jugo gástrico.

Metabolismo:

H. pylori tiene un metabolismo complejo, esta bacteria usa hidrógeno y metanogénesis como
fuente de energía, y además presenta enzimas como la oxidasa y catalasa que intervienen en
los procesos respiratorios. Las especies de Helicobacter son quimioorganotrofas. Son
asacarolíticas (no hay fermentación ni oxidación de azúcares), aunque si tienen capacidad para
la oxidación de glucosa. Tienen los sistemas enzimáticos para utilizar parcialmente las vías
metabólicas de las Pentosas-Fosfato, y el ciclo de ácidos tricarboxílicos, pero carecen de la vía
del glioxilato. No hidrolizan gelatina, almidón, caseína o tirosina. La actividad de oxidasa, ureasa
y catalasa está presente en H. pylori, enzimas muy útiles para su identificación.

Gracias su morfología helicoidal, la bacteria penetra en la mucosa del estómago, donde persiste
adhiriéndose a las células epiteliales gracias a unas proteínas fijadoras que se comportan como
las adhesinas.
La bacteria secreta abundante ureasa, la cual convierte la urea química en dióxido de carbono y
amoniaco,compuesto que neutraliza la acidez del estómago permitiéndole sobrevivir en medios
tan hostiles

El amoniaco va a neutralizar parcialmente la acidez gástrica. El jugo gástrico, con gran contenido
de ácido clorhídrico, es secretado por el estómago y usado por el organismo para digerir los
alimentos y eliminar las bacterias que ingresen con los alimentos. Sin embargo, la acidez
gástrica no afecta a H. pylori gracias a la producción de amoniaco neutralizante del ácido
clorhídrico. No obstante, el amoniaco es un compuesto muy tóxico, por lo que daña la pared
gástrica y las células epiteliales, colaborando en el proceso de formación de úlceras . H. pylori
tiene una gran variabilidad antigénica ya que presenta un número elevado de genes que
codifican proteínas de membrana dándose diferentes procesos de recombinación con la
aparición de una gran variabilidad antigénica. Esta variabilidad le permite escapar de la
respuesta inmunitaria explicando su tendencia a la cronificación de la infección.

Patologias que produce:

Cuando H. pylori coloniza la mucosa gástrica humana produce una gastritis superficial que
puede permanecer así durante el resto de la vida o bien, al cabo de años o décadas desarrollar
una úlcera péptica o una gastritis atrófica que podría ser el primer paso para la evolución a
cáncer gástrico. Todavía no se conoce claramente por qué en unos pacientes la enfermedad es
casi asintomática mientras que en otros se producen enfermedades digestivas de diferente
gravedad. Parece que algunos factores genéticos, ambientales o los factores de patogenicidad
de la propia bacteria pueden tener su efecto en el desarrollo de la enfermedad.

Manifestaciones digestivas.

– GASTRITIS: la gastritis que se origina después de la infección por H. pylori puede


desarrollarse sin manifestaciones o bien originar la expresión clínica propia de gastritis
aguda (dolor epigástrico, náuseas y vómitos). La gastritis crónica se caracteriza por
infiltración inflamatoria crónica, constituida por linfocitos y células plasmáticas, con
presencia de folículos linfoides y un grado variable de actividad. La gastritis crónica por H.
pylori es un proceso dinámico que evoluciona hacia la atrofia que afecta al antro y se
extiende en dirección al cuerpo. La colonización permanente de la mucosa
gastroduodenal por H. pylori va a causar una inflamación con un infiltrado mixto en el que
predominan los leucocitos polimorfonucleares, pero también con linfocitos y células
plasmáticas, dando lugar a lo que se denomina gastritis crónica activa. La sintomatología
asociada a la gastritis por H. pylori es muy variable. Puede expresarse con un cuadro
compatible con lo que se llama dispepsia no ulcerosa, que se interpreta con síntomas
como dolor en epigastrio o hemiabdomen superior, sensación de plenitud, náuseas y
vómitos
.

La gastroscopia permite observar la mucosa gástrica sugiriendo el diagnóstico de gastritis y


descarta otras posibilidades diagnósticas. El diagnóstico de certeza se logra con el estudio
histológico de la biopsia obtenida por endoscopia. Nos informa de la morfología de la gastritis y
de la presencia o no de helicobacter pylori.
– ÚLCERA PÉPTICA: la asociación de H. pylori con la úlcera duodenal es clara, ya que un
90 - 95% de los pacientes presentan el microorganismo y se curan en su gran mayoría al
erradicar la bacteria. Con respecto a la úlcera gástrica, también existe una clara relación,
aunque sólo un 70% de este tipo de úlceras está asociada a la presencia de H. pylori, el
resto se asocian al consumo de antiinflamatorios no esteroideos. La úlcera gástrica o
duodenal relacionada con la infección por H. pylori es muy poco frecuente en la edad
pediátrica respecto a lo que ocurre en el adulto. Los pacientes con ulcus pueden expresar
unos síntomas compatibles con lo que se llama dispepsia ulcerosa típica de la
enfermedad ulcerosa péptica: epigastralgía o dolor en hemiabodmen superior, que
disminuye con la ingesta de alimentos y antiácidos. Es un dolor discontinuo que alterna
con periodos de disminución de molestias, y que aumenta antes de las comidas. La
sintomatología ulcerosa puede acompañarse de vómitos, anorexia, adelgazamiento y
aunque con menos frecuencia la úlcera puede dar lugar a hemorragia digestiva.

– CÁNCER GÁSTRICO: la infección por H. pylori origina una gastritis superficial y si se


cronifica puede aparecer atrofia, que es una condición precancerosa. En 1994 la Agencia
Internacional para la Investigación en Cáncer de la Organización Mundial de la Salud
incluyó a H. pylori como agente biológico carcinogénico para el hombre (categoría 1)
basándose en evidencias epidemiológicas que le asocian con cáncer gástrico

– LINFOMA GÁSTRICO TIPO MALT: el 90% de los pacientes con linfoma MALT son
positivos para H. pylori. Este tipo de linfoma se localiza preferentemente en el antro del
estómago, dado que es la zona donde existe más tejido linfoide. Además, varios estudios
apoyan la asociación de H. pylori con esta enfermedad puesto que tras la erradicación de
la bacteria se ha observado la regresión del linfoma de bajo grado

Manifestaciones extradigestivas:

. Muchas publicaciones han relacionado la infección por H. pylori con una variedad de
manifestaciones clínicas extradigestivas (síndrome de muerte súbita del lactante, enfermedad
coronaria, colangitis esclerosante primaria…) sin que se haya podido demostrar la causa . Sin
embargo si se han demostrado diferentes grados de evidencia que sustentan la relación de la
infección por H. pylori, como:

– anemia ferropénica refractaria: diversos trabajos han demostrado una asociación entre la
infección por H. pylori y la anemia ferropénica refractaria, en especial en pacientes
pediátricos por poseer unos depósitos de hierro bajos. No está claro si se trata de un
incremento en las pérdidas de hierro o de una disminución de la absorción, pero lo que si
es cierto es que la erradicación del germen permite la normalización de las cifras de
sideremia y de los valores de ferritina en determinados pacientes con anemia ferropénica
refractaria portadores de una gastritis por H. Pylori.

– Púrpura trombocitopénica idiopática: recientemente se ha observado que algunos


pacientes con púrpura trombocitopénica idiopática crónica han respondido a la
erradicación de H. pylori con un incremento del número de plaquetas (Emilia 2007). La
explicación biológica de esta posible asociación es la similitud de los anticuerpos
plaquetarios del suero con la citosina asociada al gen cagA del H. pylori.

Otras manifestaciones extradigestivas: se ha asociado la infección por H. pylori con la aparación


de urticarias, al encontrarse títulos elevados de anticuerpos específicos tipo IgG frente a H. pylori
en algunos casos de pacientes con urticaria crónica (Cuevas 2006), pero también en otras
situaciones como el asma o la enfermedad inflamatoria intestinal.

Identificación:

La infección por H. pylori puede diagnosticarse mediante métodos invasivos (que requieren la
realización de endoscopia con toma de biopsia gástrica) o no invasivos (métodos para los que
no se requiere realización de endoscopia).

Métodos invasivos. La endoscopia con toma de biopsia para el estudio histológico permitirá no
sólo diagnosticar la infección mediante el cultivo de dicha biopsia, sino que también el cultivo es
imprescindible para poder conocer la sensibilidad a los antimicrobianos, con el fin de aplicar el
tratamiento más efectivo en cada paciente y para conocer los porcentajes de sensibilidad en
cada población.

CULTIVO: durante el transporte la biopsia debe protegerse de la deshidratación y mantenerse a


baja temperatura. Se recomienda guardar las muestras a 4º C si se van a procesar dentro de las
primeras 4 horas o congelar a -70º C en caso de que se demore más tiempo. Los medios de
transporte más utilizados son: solución de glucosa al 20 % y suero fisiológico. Algún estudio
indica que mejor que el transporte en medio salino es sembrar directamente la biopsia en agar
chocolate o en el sistema de transporte Portagerm pylori. El cultivo es considerado el método de
referencia (patrón oro) para el diagnóstico de la infección por H. pylori. La principal ventaja que
posee este método es que puede estudiar la sensibilidad de las cepas a los distintos agentes
antimicrobianos. El hecho de tener la cepa nos permitirá la realización de distintos estudios
como puede ser el conocer los factores de virulencia o el poder tipar las cepas. Como
desventaja cabe destacar que es un método lento de diagnóstico que puede demorarse varios
días y que la sensibilidad de la técnica depende de la experiencia en su cultivo y de que la toma
y el transporte se realicen en las condiciones adecuadas. La identificación se realiza mediante
visión en fresco con un microscopio de contraste de fases para ver la morfología o bien mediante
tinción de Gram. Las pruebas positivas de catalasa, ureasa y oxidasa confirman la identificación.
La muestra más habitual para el cultivo es una biopsia a partir de mucosa gástrica.

HISTOLOGÍA: el estudio histológico de la biopsia permite conocer las lesiones de la mucosa


además de detectar la infección por H. pylori. La confirmación histológica de la inflamación de la
mucosa es fundamental para el diagnóstico de la gastritis y su clasificación. Además permite
detectar zonas de metaplasia intestinal. La técnica de tinción es fácil, rápida, de bajo coste y de
alta utilidad. Se han utilizado diferentes tinciones como la de Gram, Giemsa, Carbolfuchina,
Genta o tinciones inmunohistoquímicas. La visión microscópica tiene una sensibilidad y
especificidad menor que la del cultivo.

UREASA: la prueba de la ureasa permite detectar la presencia de la descomposición de la urea


en anhídrido carbónico y amoniaco, que se demuestra mediante un cambio de color en el medio
que contiene un indicador de pH. La prueba de la ureasa rápida se puede realizar directamente
con la muestra de biopsia gástrica. Existen diferentes reactivos comerciales que contienen urea
a diferentes concentraciones y un indicador de pH. Los resultados de sensibilidad y especificidad
son en general superiores al 80% y 90%. La seguridad diagnóstica de la prueba dependerá de la
localización de la biopsia utilizada, de la carga bacteriana y del tratamiento previo con
antibióticos o con inhibidores de la bomba de protones.

PCR: una de las ventajas que tiene es que no requiere condiciones de transporte tan estrictas.
Permite utilizar el DNA para distintos estudios aparte del diagnóstico de la infección. Algunos
estudios la encuentran igual de sensible que el cultivo a partir de biopsia gástrica. Actualmente
se está utilizando la PCR a tiempo real que además permite la detección de cepas resistentes a
antibióticos.

HIBRIDACIÓN IN SITU: la infección puede ser diagnosticada mediante sondas de hibridación


fluorescentes utilizadas en biopsia gástrica (in situ) que se unen al 16S RNAr de H. pylori.
También se puede detectar la resistencia a claritromicina si estas sondas se unen al 23S RNAr.
Esta técnica se puede realizar en aproximadamente tres horas

Métodos no invasivos. El método ideal para diagnosticar la infección sería uno no invasivo o
mínimamente invasivo, capaz de diferenciar infección activa de infección pasada. Los métodos
desarrollados hasta ahora pueden tener utilidad en determinadas circunstancias, como la
evaluación del seguimiento del tratamiento o estudios epidemiológicos.

– SEROLOGÍA: los métodos serológicos se basan en la detección de anticuerpos


específicos frente a H. pylori en suero. La serología es útil en los estudios de poblaciones
seleccionadas, sin embargo, su principal problema radica en que no puede diferenciar la
infección activa de la exposición previa al microorganismo. H. pylori provoca una
respuesta inmunitaria, tanto local como sistémica. El sistema inmune responde con un
aumento transitorio de IgM, seguido de un aumento de anticuerpos de los tipos IgG e IgA
que persisten durante la infección. Puesto que los anticuerpos IgM se detectan sólo
transitoriamente, tienen poco valor para el diagnóstico. La principal respuesta sistémica
es de tipo IgG por lo que la detección de estos anticuerpos es la más utilizada para el
diagnóstico. La detección de anticuerpos específicos contra algunas proteínas del
microorganismo, como CagA y VacA puede tener especial interés en estudios sobre
virulencia. Puesto que la detección de anticuerpos depende del antígeno utilizado,
considerando la heterogeneidad genética de H. pylori, algunos autores recomiendan el
uso de mezclas de antígenos procedentes de varias cepas para mejorar la sensibilidad de
estas técnicas así como su valoración en cada medio. Se han utilizado varias clases de
antígenos, que van desde antígenos parcial o altamente purificados (ureasa, etc.). La
técnica más utilizada es EIA cuantitativo, que permite, además del diagnóstico primario, la
monitorización del tratamiento. Los métodos basados en la técnica del Western Blot se
utilizan para el estudio de la respuesta frente a antígenos concretos, como CagA y VacA.

TEST DE SANGRE COMPLETA: es un inmunoensayo indirecto realizado en fase sólida. Existen


tiras comercializadas de fácil uso. Se detectan anticuerpos IgG frente a Helicobacter pylori
presentes en la sangre. En la misma consulta se puede obtener una gota de sangre del
paciente. Se ha visto que al aumentar el tiempo de lectura 10 minutos a 6 horas aumenta la
sensibilidad de la prueba. Este test no se recomienda actualmente.

DETECCIÓN DE ANTICUERPOS EN ORINA: es una inmunocromatografía en fase sólida que


también detecta IgG frente a H. pylori. Diversos estudios informan de una buena sensibilidad y
especificidad. Aunque habría que tener cuidado con aquéllas orinas con sedimentos anormales.
Este test, al igual que el anterior, tampoco está recomendado.

– DETECCIÓN DE ANTICUERPOS EN SALIVA: aunque debido a la comodidad de la


obtención de la muestra se ha esperado mucho de esta técnica, los datos de sensibilidad
obtenidos, que rondan el 80 %, no permiten ser optimistas respecto a su implantación.

– - PRUEBA DEL ALIENTO (Urea Breath Test: UBT): es el método indirecto para detectar
la ureasa de H. pylori. Si H. pylori se encuentra en el estómago va a hidrolizar la urea
ingerida previamente y se va a liberar CO2 marcado que se absorbe, difunde a sangre, es
transportado a los pulmones y es liberado con el aliento. Se considera uno de los
métodos no invasivos más seguros para detectar H. pylori. La prueba del aliento indica
una infección actual por la bacteria, ya que en una infección pasada el resultado sería
negativo. Por esto es útil como seguimiento del tratamiento realizado 4 a 6 semanas
después de finalizado.

ANTÍGENO EN HECES: es un método directo no invasivo que permite la detección de antígeno


de H. pylori en muestras de heces. Existen varios sistemas comerciales que permiten detectar la
presencia de antígeno en heces con anticuerpos policlonales o monoclonales. Pueden existir
pequeñas diferencias entre ellos, habiéndose obtenido mejores resultados con los anticuerpos
monoclonales. Se ha descrito como válida para establecer el diagnóstico inicial, verificar la
eficacia del tratamiento en las cuatro o seis semanas posteriores a su realización y comprobar la
reaparición de una infección. Se trata de un ensayo cualitativo. La técnica aporta una
información muy valiosa por la fácil obtención y la conservación de la muestras, se puede
realizar en cualquier laboratorio de microbiología y no necesita la colaboración del paciente. Es
muy útil para niños pequeños

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