Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEMA:
IFECCION POR HELICOBACTER PYLORI Y ULCERAS
GASTRICAS
ESTUDIANTES:
⮚ ENCALADA AGUILAR CHRISTOPHER DAVID
DOCENTE:
DRA. TANYA ELIZABETH CASTRO ABAD ESP.
ASIGNATURA:
MEDICINA INTERNA
SEMESTRE:
DECIMO SEGUNDO “E”
PERIODO:
2023-D1
MACHALA – EL ORO
INFECCION POR HELICOBACTER PYLORI
EPIDEMIOLOGIA
H. pylori es uno de los patógenos humanos más prevalentes y afecta aproximadamente al 60%
de la población mundial. En los países en desarrollo su prevalencia es superior al 80%, mientras
que en el norte de Europa o en la población anglosajona de EE. UU. se han descrito
prevalencias poblacionales inferiores al 20%. En los países del sur de Europa, entre ellos
España, las tasas de infección varían entre el 40% y el 60%. Por otro lado, la prevalencia de la
infección es mayor en poblaciones de nivel socioeconómico bajo y con peores condiciones
sanitarias. De este modo, aún en países desarrollados, la prevalencia de la infección entre los
grupos sociales menos favorecidos, incluida la población inmigrante, es muy alta. La infección
se adquiere habitualmente en la infancia. En países desarrollados la infección aguda en adultos
es muy infrecuente, entre el 0,2% y el 1% anual. La curación espontánea es también infrecuente
y la infección generalmente persiste de por vida.
PATOGENIA
H. pylori posee mecanismos que le permiten no solamente sobrevivir al ácido gástrico sino
también proliferar en dicho medio y causar enfermedad gastroduodenal. La infección induce
una lesión celular que aumenta la permeabilidad de la mucosa al ácido y desencadena una
potente reacción inflamatoria local. Como sucede con otras infecciones crónicas como la
tuberculosis o la sífilis, las manifestaciones de la infección son muy diversas y dependen de la
mayor o menor patogenicidad de la cepa de H. pylori, las características genéticas del individuo
y de factores ambientales. La infección por H. pylori es predominantemente extracelular y
afecta la superficie mucosa y a la capa de moco gástricas. Sin embargo, se ha demostrado la
presencia de bacterias viables en el espacio intracelular, intercelular y en el tejido subyacente a
la mucosa gástrica.
La forma espiral de H. pylori junto con la presencia de flagelos en uno de sus polos le permite
moverse rápidamente desde la luz gástrica, donde el pH es extremadamente bajo, al interior de
la capa de moco y la superficie de la mucosa, donde el pH casi neutro es óptimo para su
crecimiento. Este germen se adhiere al epitelio gástrico a través de moléculas de adhesión. Se
han descrito tres proteínas: BAbA (Blood group Antigen binding Adhesin), OipA (Outer
inflammatory protein Adhesin) y SabA (Sialic acid binding Adhesin). Dichas adhesinas fijan
mecánicamente la bacteria a la célula y evitan que sea arrastrada con el moco o el contenido
gástrico; además, poseen potencial citotóxico. Se ha relacionado su presencia con la aparición
de úlcera duodenal y cáncer gástrico.
DIAGNOSTICO
Los métodos diagnósticos para la infección por H. pylori se han dividido clásicamente en
invasivos (requieren endoscopia diagnóstica) y no invasivos (no requieren endoscopia y son
menos agresivos para el paciente).
METODOS INVASIVOS
El test rápido de la ureasa consiste en la utilización de un medio líquido o sólido rico en urea
que contiene un marcador de pH en el que se introduce una o más biopsias gástricas. En caso de
que H. pylori esté presente en la biopsia, la potente actividad ureasa de la bacteria hidro liza la
urea en amonio y CO2. La liberación de amonio aumenta el pH y produce en minutos un
cambio del color del marcador de pH. Su precisión diagnóstica global es ligeramente inferior a
la de la histología. El estudio histopatológico de la biopsia tiene sensibilidad y especificidad
muy elevadas. En condiciones de práctica clínica se considera suficiente el estudio de dos o más
biopsias antrales. Se recomienda utilizar una tinción de Giemsa para evaluar la presencia de H.
pylori en las biopsias gástricas, ya que la sensibilidad de la tinción con hematoxilina-eosina
puede ser menor.
PRUEBAS NO INVASIVAS
El test del aliento con urea marcada con 13C se realiza del siguiente modo: con el paciente en
ayunas, se administra ácido cítrico, lo que mejora la fiabilidad de la prueba al estimular la
actividad ureasa de H. pylori, lo que inhibe la de otras bacterias. Posteriormente se administra
urea marcada con 13C, un isótopo no radioactivo del carbono. Si el estómago está infectado, H.
pylori degrada la urea en amonio y CO2. El CO2 (marcado con 13C) pasa a la sangre y se
elimina a través de la respiración. El incremento del 13C en el aire espirado puede detectarse
mediante espectrofotometría, lo que permite el diagnóstico. En caso de que el estómago no esté
infectado, la urea no se degrada, es absorbida y eliminada por la orina y no se detecta 13C en el
aire espirado. El método resulta altamente fiable. Se considera la técnica no invasiva de elección
tanto para el diagnóstico inicial como para el control tras el tratamiento de la infección.
Complicaciones
Las complicaciones relacionadas con la infección por Helicobacter pylori incluyen las
siguientes:
Úlceras. El Helicobacter pylori puede dañar la mucosa protectora del estómago y del intestino
delgado. Como consecuencia de esto, el ácido estomacal puede producir una llaga abierta
(úlcera). Alrededor del 10 % de las personas con Helicobacter pylori desarrollará una úlcera.
Inflamación de la mucosa del estómago. La infección por Helicobacter pylori puede afectar el
estómago y causar irritación e hinchazón (gastritis).
De acuerdo con las recomendaciones internacionales más recientes, la infección debe ser tratada
en un amplio número de indicaciones. La úlcera péptica y la dispepsia no investigada son las
indicaciones más frecuentes.
TRATAMIENTO FARMACOLOGICO
El tratamiento de la infección por H. pylori requiere combinar varios fármacos para conseguir la
erradicación de la bacteria. La pauta más utilizada en nuestro medio para el tratamiento inicial
es la llamada triple terapia, que combina un IBP asociado a claritromicina y un segundo
antibiótico, habitualmente amoxicilina o metronidazol de 7 a 10 días. El aumento de las
resistencias a antibióticos, especialmente a claritromicina, ha hecho disminuir las tasas de
curación con este tratamiento y ha obligado a modificar las recomendaciones sobre el
tratamiento inicial. Así, se recomienda utilizar pautas antibióticas más largas y complejas en las
áreas en las que la resistencia primaria de H. pylori a claritromicina es superior al 15%-20% o
las tasas de curación obtenidas con la terapia triple son inaceptablemente bajas. El cumplimiento
terapéutico es también un factor determinante de las tasas de curación. Así, como las pautas de
tratamiento para H. pylori son complejas, el cumplimiento del tratamiento es a menudo
subóptimo. Por ello se debe hacer énfasis en la información a los pacientes y en el seguimiento.
El tratamiento de segunda línea más efectivo y mejor tolerado tras el fracaso de cualquiera de
las pautas de tratamiento de primera línea recomendadas es la terapia triple con levofloxacino en
lugar de claritromicina junto con amoxicilina y un IBP. Como en el caso de las terapias triples
de primera línea se recomiendan dosis elevadas de IBP y de levofloxacino y tratamientos
prolongados. Estudios recientes sugieren que cuando este tratamiento triple se asocia a
subcitrato de bismuto y se utiliza durante 14 días se obtienen tasas de curación por encima del
90%.
TRATAMIENTO DE RESCATE
ULCERAS GASTRICAS
EPIDEMIOLOGIA
ANATOMIA PATOLOGICA
La lesión ulcerosa consiste en una pérdida de sustancia localizada de la mucosa y, en grado
variable, de las restantes capas de la pared gástrica o duodenal. La úlcera gástrica suele ser
única, redondeada u oval, aunque puede ser lineal, y su diámetro es, en general, menor de 3 cm.
Puede aparecer en cualquier porción del estómago, pero en más de la mitad de los casos se
localiza a lo largo de la curvatura menor, cerca de la incisura angular, en la unión del cuerpo con
el antro gástrico. La úlcera gástrica se asocia a úlcera duodenal en el 10% de los casos. La
úlcera duodenal suele tener menos de 2 cm de diámetro y en más del 90% de los casos se
localiza en el bulbo duodenal, con mayor frecuencia en la pared anterior. En algunos casos
aparecen simultáneamente úlceras en las paredes anterior y posterior (las denominadas kissing
ulcers). Las úlceras posbulbares se observan más a menudo en los estados hipersecretores, como
es el caso del síndrome de Zollinger-Ellison. Histológicamente, las lesiones de la mucosa
gastroduodenal se clasifican en:
ETIOPATOGENIA
El concepto más admitido para explicar la fisiopatología de la úlcera péptica es que es
consecuencia de un desequilibrio entre los factores agresivos y defensivos que regulan la
función de la mucosa gástrica. Entre los primeros, la hipersecreción de ácido, gastrina y
pepsinógeno se ha considerado clásicamente como el trastorno fisiopatológico fundamental de
los pacientes con úlcera duodenal. La importancia de la secreción ácida y de la actividad péptica
del jugo gástrico en la patogenia de la úlcera péptica es evidente porque, en ausencia de ácido,
no existe úlcera. Asimismo, existe una estrecha correlación entre la eficacia del tratamiento
antisecretor (en cuanto a la cicatrización de la úlcera) y la supresión de la acidez gástrica. Hasta
hace muy poco tiempo, estas alteraciones fisiopatológicas gástricas se interpretaban como
primarias. Sin embargo, la demostración de que la infección por H. pylori se asocia de forma
prácticamente constante con la úlcera duodenal sugiere que las anomalías descritas en la
secreción gástrica son, en realidad, secundarias en su mayor parte a la infección, más que
determinadas genéticamente.
CUADRO CLÍNICO
El síntoma más frecuente de la úlcera péptica es el dolor abdominal. El dolor típico se localiza
en el epigastrio y suele describirse como ardor, dolor corrosivo o sensación de «hambre
dolorosa». El dolor suele presentar un ritmo horario relacionado con la ingesta alimentaria.
Raras veces aparece antes del desayuno, sino que suele hacerlo entre 1 y 3 h después de las
comidas y, por lo general, cede con la ingesta de alimentos o con alcalinos. El 50%-90% de los
pacientes refiere dolor nocturno. En la mayoría de los casos, la úlcera péptica sigue un curso
crónico recidivante, con brotes sintomáticos de varias semanas de duración seguidos de
remisiones espontáneas con períodos libres de síntomas de meses o años. La anorexia y la
pérdida de peso no son infrecuentes. Las náuseas y los vómitos pueden presentarse, aun en
ausencia de estenosis pilórica. A menudo los pacientes refieren otros síntomas dispépticos,
como eructos, distensión abdominal, intolerancia a las grasas o pirosis. Aunque esta
sintomatología puede constituir un cuadro clínico sugestivo, las características del dolor son
inespecíficas y muchos pacientes refieren síntomas atípicos. Asimismo, algunos permanecen
asintomáticos y la enfermedad debuta con alguna complicación, como la hemorragia digestiva,
situación que no es infrecuente en los pacientes de edad avanzada y en los tratados con AINE.
La exploración física en los pacientes con úlcera no complicada suele ser normal o puede
revelar únicamente dolor a la palpación profunda en el epigastrio, hallazgo que es totalmente
inespecífico. Sin embargo, el examen físico puede reflejar la existencia de complicaciones. Así,
la presencia de palidez cutáneo-mucosa sugiere una hemorragia, la palpación de un abdomen en
tabla con signos de irritación peritoneal refleja la existencia de una perforación y la presencia de
bazuqueo gástrico en ayunas hará sospechar una estenosis pilórica.
DIAGNOSTICO
DIAGNOSTICO ENDOSCOPICO
El diagnóstico de esta enfermedad, la úlcera gástrica benigna suele tener una forma redondeada
u oval, en ocasiones lineal, en relación con su proceso de cicatrización. Los márgenes son lisos
y regulares, algo engrosados, y a menudo demuestran diversos grados de hiperemia y edema. El
fondo es liso, regular y recubierto de fibrina. Los pliegues son regulares, radiados desde el borde
del cráter, y se borran con la insuflación. Aspectos endoscópicos sugestivos de malignidad
incluyen el engrosamiento o la nodularidad de los márgenes de la úlcera y el engrosamiento, la
rigidez, la fusión o la terminación brusca de los pliegues. Sin embargo, el examen endoscópico
no permite establecer con seguridad su naturaleza, por lo que deben obtenerse biopsias múltiples
de los márgenes de todas las úlceras gástricas independientemente de su aspecto endoscópico.
El examen histológico tiene un 5%-10% de falsos negativos, atribuibles sobre todo al pequeño
tamaño de las biopsias. Por ello, en todas las úlceras gástricas consideradas benignas tras el
estudio histológico debe, además, comprobarse endoscópicamente la cicatrización completa a
las 8-12 semanas de tratamiento para confirmar de forma definitiva su carácter benigno. La
malignidad de la úlcera duodenal es excepcional, por lo que no está indicada la obtención de
biopsias.
DIAGNOSTICO RADIOLOGICO
En algunos pacientes con úlcera duodenal está indicada la determinación de la gastrinemia para
el diagnóstico diferencial de los estados hipersecretores, en especial el síndrome de Zollinger-
Ellison. Otras causas de hipergastrinemia son: aquilia gástrica, hiperplasia o hiper función de
células G, gastropatía hipertrófica hipersecretora, resección intestinal masiva, antro retenido tras
intervenciones quirúrgicas sobre el estómago y mastocitosis sistémica.
TRATAMIENTO
El tratamiento para úlceras pépticas suele ser exitoso y, por lo general, permite la curación de la
úlcera. No obstante, si los síntomas son graves, o si continúan pese al tratamiento, el médico
podría recomendarte una endoscopía para descartar otras causas posibles de los síntomas.
Si se detecta una úlcera durante la endoscopía, el médico podría recomendarte realizar otra
endoscopía después del tratamiento para asegurarse de que la úlcera se ha curado. Pregúntale al
médico si debes realizarte pruebas de seguimiento después del tratamiento.
Las úlceras pépticas que no se curan con tratamiento se llaman úlceras refractarias. Hay muchas
razones por las que una úlcera podría no sanar, incluidas las siguientes:
Si tienes una complicación grave por una úlcera, como un sangrado agudo o una perforación, es
posible que necesites cirugía.
BIBLIOGRAFÍA:
3. Moore ZEH, Patton D. Risk assessment tools for the prevention of pressure ulcers.
Cochrane Database Syst Rev. 2019;2019.
4. Langer G, Fink A. Nutritional interventions for preventing and treating pressure ulcers.
Cochrane Database Syst Rev. 2014;2014.
5. Cover TL, Blaser MJ. Helicobacter pylori and other gastric Helicobacter species. In:
Bennett JE, Dolin R, Blaser MJ, eds. Mandell, Douglas, and Bennett's Principles and
Practice of Infectious Diseases. 9th ed. Philadelphia, PA: Elsevier; 2020:chap 217
7. Ku GY, Ilson DH. Cancer of the stomach. In: Niederhuber JE, Armitage JO, Kastan
MB, Doroshow JH, Tepper JE, eds. Abeloff's Clinical Oncology. 6th ed. Philadelphia,
PA: Elsevier; 2020:chap 72.
8. Chan FKL, Lau JYW. Peptic ulcer disease. In: Feldman M, Friedman LS, Brandt LJ,
eds. Sleisenger and Fordtran's Gastrointestinal and Liver Disease. 11th ed. Philadelphia,
PA: Elsevier; 2021:chap 53.