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I. Introducción
Las elecciones para el PAN se resumieron a la lucha por defender los propios intereses,
acuerdos endebles fácilmente quebrantados, y una organización que pareció más una
simulación. Cuando recientemente iniciaron las campañas internas, el partido presumía
de un acto democrático, argumentando que era el único partido que permitía a los
ciudadanos elegir a aquel candidato con el que más simpatizaran, sin embargo, resulto
ser un acto que termino dividiendo al partido de manera interna, ya que las disputas
entre los cuatro candidatos; Alfonso Petersen Farah, Hernán Cortés Berumen, Alonso
Ulloa Velez, y Fernando Guzmán Pérez Peláez al igual que de sus mismos
colaboradores, eran de tal magnitud que parecía como si estuvieran compitiendo contra
otro partido.
Los conflictos que surgieron desde las elecciones internas hasta la campaña que se
ejecutó cuando ya se había elegido al candidato ganador para competir hacia la
gubernatura de Jalisco; Fernando Guzmán Pérez Peláez, demostraron que no había
ideales sólidos ni la convicción suficiente para dejar atrás los conflictos internos.
Claro ejemplo de lo anterior, sería el poco apoyo que tuvo el candidato elegido como
ganador en las elecciones internas, ya que aquellos que lo apoyaron durante la
gubernatura fue aquel equipo que lo apoyo en la interna, y aquellos que habían apoyado
a otros candidatos simularon muchas veces participación por dos motivos: para simular
una lealtad partidista, o por lo contrario, por si acaso ganaba y hubieron aquellos otros
que simplemente se abstuvieron de participar.
Las declaraciones de Gustavo Madero, presidente del PAN, respecto al bajo refrendo de
militantes activos y adherentes al partido, generó una serie de reacciones entre los
diversos círculos de la sociedad. El presidente negó una y otra vez que se tratara de una
“desbandada”, nombrando dicho suceso como una “actualización de datos”, dando
como resultado que solo se reafiliara el 20 por ciento de los militantes. Se calcula que
solo 366 mil panistas, 204 mil activos y 162 mil adherentes, realizaron el proceso,
destacando bajas significativas en el Estado de México, Veracruz y San Luis Potosí.
En este contexto el PAN se ha quedado con un padrón de 366 mil militantes, quienes
según el señor Madero, son suficientes para ganar la presidencia de México en 2018, ya
que en 2000 cuando ganaron lo hicieron con un padrón similar al actual. Madero
asegura que el PAN no es un partido de “masas”, que “los que se quieran ir que lo
hagan”, que “el padrón estaba inflado”, y entre estas declaraciones muchas otras que
desconciertan a los líderes de opinión.
Lo que Madero quiso decir… es que ahora el pastel se estará repartiendo entre menos,
ya que cada militante representa 50 votos, pero solo uno aspirará a un cargo. Si se
analiza en términos de una comunicación asertiva hacia el exterior podríamos
preguntarnos: ¿el PAN ha hecho lo correcto?
Comunicar ha sido siempre un reto en el área política, cada día va haciéndose más
importante la forma en la que esta se realiza. Comunicar es una batalla de ideas, no es lo
que uno entiende, sino lo que los demás entienden, por lo tanto el cómo lo dices y el
cómo los demás lo comprenden es básico del que pretende transmitir, el tener la
habilidad de crear imágenes de quienes escuchan y así generar la percepción.
Las percepciones son el modus operandi de lo que sucede en nuestro entorno es decir, la
realidad. Es cierto que los cambios internos y físicos son necesarios, pero todos estos
cambios deben ocurrir después de haber analizado las percepciones que existen en la
mente en ese momento.
El PAN que nació como oposición y que inicia con una ideología aparentemente
definida, ha sido en numerosas ocasiones catalogado como un partido de élites, un
partido que no fácilmente le brinda apertura a cualquier ciudadano, que si bien pueda
ser cierto o no, es la percepción que ha generado. ¿Qué logra este mensaje en la mente
de los votantes cuyo objetivo debiera ser sumar votos? Sin duda ocasiona que la
conexión se rompa, porque los diferentes estratos sociales no se sienten identificados
con el partido. Entonces existe una barrera invisible entre partido y los diferentes
segmentos poblacionales.
Partimos de la premisa de que los detalles, sobre todo en comunicación, son claves para
el futuro. “Las batallas se han ganado por que se han podido reunir a los aliados incluso
en los momentos más críticos, y las batallas se han perdido porque se ha sido incapaz de
concentrar todas las energías en un solo objetivo a la vez”. (Ries, Al; Trout, Jack.
(1990). pp. 17) ¿Qué es lo que ocasionó que el PAN no fuera capaz de retener a los que
militaban con el partido, y decidieran abandonar las filas panistas? Comenta Gustavo
Madero: “El número de militantes no es la fuerza del partido”, entonces nos
preguntamos qué es la fuerza de un partido sino son los ciudadanos. Lo que se dice es
que cantidad no es calidad y viceversa sin embargo, debe considerarse que para ser hay
que parecer, y que si bien, exponer números no muy favorables es un proceso
transparente que los convierte en democráticos, resulta un error sí se enfoca a la
mercadotecnia política.
Los ciudadanos acuden a lugares y siguen patrones que los demás siguen. El hombre
por naturaleza sigue su instinto y hace más caso a lo que la mayoría de la gente compra
y recomienda. Al demostrar que los propios militantes y adherentes del PAN no
prefirieron seguir en su propio partido, ¿qué deja a la imaginación de los ciudadanos?,
que es un producto que no es recomendable y que no debe de seguirse; las personas no
quieren estar de lado de los perdedores, las personas quieren estar rodeados de los
populares, de los que ganan, de los que saben jugar el juego de las percepciones.
Los procesos democráticos a pesar de ser una aspiración legítima, como por ejemplo la
elecciones internas que realiza el PAN, también tiene sus desventajas y es un panismo
fragmentado, una lucha de poder interno que le da ventajas a los opositores cuando estas
elecciones se hacen abiertas, ya que a los opositores votan por el candidato más débil,
asimismo no le da suficiente tiempo al ganador de tener una identidad solida; entre otras
desventajas. De igual manera como este tipo de procesos afecta a los miembros del
partido, esta imagen que proyecta hacia el exterior da como resultado la percepción de
que es un partido desorganizado y débil.
IV. Conclusión
Se tienen falsas creencias de las verdaderas prioridades que deben tener los partidos
políticos. Los militantes tratan de enamorarse de su ideología antes de que puedan salir
a predicarla para convencer. Resulta falso pensar que sí uno cree que su partido es
superior, entonces seguramente encontrará las palabras adecuadas para comunicar con
claridad. Sin embargo, enamorarse de uno mismo puede resultar una ilusión peligrosa.
Enturbia y nubla el pensamiento, ocasionando que se deje a un lado la autocritica y se
continúe con los mismos errores.
“Ser mejor” es un concepto subjetivo. Por eso hay que evitar atacar al opositor en sus
puntos fuertes, la comunicación es una batalla de conceptos y la verdadera táctica es
reconocer sí se tiene un concepto o una idea clara para sacar adelante al partido. El
PAN debe iniciar con definir lo que quiere y determinar lo que más le conviene. Cuidar
los detalles dentro de la comunicación resultará esencial para el partido a la hora de
transmitir de manera correcta lo que desean proyectar.
Si bien el problema del PAN es la poca disciplina que tienen como partido, aunado a
una comunicación política que no ha sabido entender los tiempos y en base a eso crear
una estrategia ganadora, al partido le urge primero reconocer que tienen deficiencias,
cuáles son estas y en qué puntos. Deben arreglar sus diferencias internas y entender que
la lucha de egos les ha costado las elecciones a diferentes niveles.
Las malas decisiones, entre ellos causado por los conflictos y las malas estrategias, ha
generado la pérdida de confianza de los militantes que optaron por no refrendarse en las
filas del panismo y de igual manera de los ciudadanos que eligieron a otros partidos
para gobernar.
Tras pasar a ser tercera fuerza a nivel Nacional, el fin del PAN sería que terminaran por
desencantar a los ciudadanos que siguen simpatizando y viendo a este partido no solo
como oposición, sino como una opción de gobierno. El partido debe analizar seriamente
su situación y decidir qué rumbo es el que quiere tomar, reflexionar que no el no saber
conciliar entre ello acuerdos, no tener estrategias efectivas al exterior, y no entender la
coyuntura histórica, son factores que los debilita en la actualidad.
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