Editorial

S
e ha iniciado la andadura electoral que culminará el 5 de julio. El contexto es una
profunda crisis económica que puede conducir a la cancelación de expectativas de
muchos actores de la vida pública y productiva del país. No se advierte un consenso
sobre los caminos a seguir, y las propuestas, planes y acciones anunciados desde el
gobierno de la república, no alcanzan a generar confianza en el presente y mucho menos en
el futuro.
La extensión y profundidad de la crisis global requiere acciones decididas de los gobiernos
con una movilización de recursos públicos sin precedentes desde la época de la Gran Depre-
sión. Se ha hecho así en Estados Unidos, con la aprobación en el Congreso del Plan de Estí-
mulo presentado por el nuevo presidente. Este plan muy previsiblemente dispare el déficit
público muy por encima del 10 por ciento del PIB, pero así lo exige la magnitud del desafío
que se enfrenta, y que es la única manera de echar a andar la economía y remontar esta fase
del ciclo.
En México, los planes siguen sin aterrizar. Las políticas contracíclicas, de las que todo
mundo habla y que en los hechos siguen sin verse, vienen siendo anunciadas desde octubre
del año pasado, pero el flujo de recursos que suponen brillan por su ausencia. Además, pare-
ciera que la respuesta gubernamental no se corresponde con el tamaño de la crisis. Habría que
reparar en la decisión estadounidense, dejar atrás la teoría y la práctica del superávit primario,
y recurrir a un mayor déficit, al menos en los próximos tres años, como condición de sobrevi-
vencia para millones de mexicanos, y para reactivar nuestro mercado interno.
Este es el contexto crítico de las elecciones intermedias, y sería deseable que los actores
de la vida pública y política del país, en lugar de llenarse de lodo, orientasen a los ciudadanos,
a los electores, con propuestas esclarecedoras acerca de las vías y caminos a recorrer para en-
frentar este periodo difícil por el que atraviesa la economía y la política en México.
También en este ambiente, y pese a todas las contrariedades que para Politeia está signi-
ficando esta coyuntura, nosotros vamos a continuar cumpliendo con nuestro propósito, que
es contribuir a la reflexión, al debate responsable y maduro sobre nuestras perspectivas como
colectividad organizada. Esperamos que este número sea aporte a ese objetivo.

César Velázquez Robles

Director General
 CULIACÁN, SINALOA / N• 29 / AÑO 4 / FEBRERO 2009

César Velázquez Robles

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2 / Politeia Nº 29
Contenido

Editorial 3
Opinión
¿Cómo vienen las próximas elecciones?
Luis Medina Peña 5
Davos 2009: entre buenas intenciones y cuentas pendientes
Ernesto Casas Cárdenas 11
Análisis
La falta de una auténtica división de poderes en el ámbito
municipal. Repercusiones sobre el control del gasto público
en el estado de Zacatecas
Bruno Ariel Rezzoagli 17
Cultura
Las vanguardias, Brasaî y la nieve de Madrid
Ernesto Hernández Norzagaray 25
Las biografías de Gilberto Owen
Felipe Mendoza Guerrero 29
Una historia muy breve...
Joel Isaías Barraza Verduzco 37
Cuento
La primera vez
Elio Edgardo Millán Valdez 41

Caza de citas
Consejos para candidatos registrados
Omar Garfias 51

2009 / 3
Análisis

4 / Politeia Nº 29
Opinión

A menudo me preguntan ¿cómo vienen las elecciones

de 2009? Pues vienen, les digo, muy bien para los par-
tidos, pero mal para los candidatos y los ciudadanos.
¿Pero por qué?, responden asombrados. Pues simple-
mente porque se aprobó entre 2007 y 2008 una refor-
ma electoral absurda.

¿Cómo vienen las

próximas elecciones?*

Luis Medina Peña**
* La revista Politeia agradece a
la revista Sinaloa: causa común,
órgano de difusión de la Coor-
dinación General de Asesoría y
Políticas Públicas del Gobierno
del Estado de Sinaloa, su auto-
rización para la publicación de
este artículo.
**Investigador del Centro de
Investigación y Docencia Eco-
nómica. Autor de Hacia el nuevo
estado, 1994, FCE; Invención
del sistema político, FCE, 2004,
entre otros.
A
menudo me preguntan ¿cómo vienen las elecciones
de 2009? Pues vienen, les digo, muy bien para los
partidos, pero mal para los candidatos y los ciudada-
nos. ¿Pero por qué?, responden asombrados. Pues
simplemente porque se aprobó entre 2007 y 2008 una refor-
ma electoral absurda.
Normalmente opto por no ir más lejos, pues la explicación
requiere mucho más tiempo que un breve intercambio de im-
presiones, presionado entre el saludo y la despedida de un
breve encuentro. Pero hoy quiero consignar aquí algunas de
mis razones para condenar esa reforma como una verdadera
contrarreforma política.
Me explico. Desde 1978 estamos metidos en reformas
electorales de fondo. El propósito de todas ellas era triple: lo-
grar un poder legislativo y un sistema de partidos funcionales
y responsables, establecer el mínimo de garantías, coacciones
y entramado institucional para lograr elecciones transparen-
tes, en las cuales los votos se contaran y contaran, y finalmen-
te darle cada vez más un papel protagónico al ciudadano,
un papel que no se agotara en el mero ejercicio del voto.

2009 / 5
Opinión
Se quería una participación
ciudadana en todas las pirá-
mides institucionales encar-
gadas de organizar y llevar a
cabo las elecciones federales
y locales. Participación ac-
tiva, transparencia electoral
con imparcialidad institucio-
nal, y ciudadanización, fue-
ron los conceptos sintéticos
que expresaron esos comple-
jos propósitos de las reformas
electorales que se dieron
desde 1986.
A partir de entonces, las
reformas buscaron una cre-
ciente ampliación efectiva
de las libertades personales
y políticas de los ciudada-
nos y restringir el libertinaje
electoral a los partidos, pero
ofreciéndoles canales institu-
cionales para una contienda
civilizada. El horizonte era
lograr con toda esa transpa-
rencia y ciudadanización, una
certeza que abriera el camino
a la alternancia de partidos en
el poder nacional, algo que
empezó a darse muy pronto
y con creces en municipios y
gobiernos estatales.
Los primeros seis años
de la alternancia en nivel na-
cional se pasaron sin pena ni
gloria. El problema vino con
las elecciones de 2006, que
se decidieron por estrecho
margen. Se descubrió en-
tonces que la clase política
mexicana de todos los niveles
y partidos, no está psicológi-
ca ni mentalmente preparada
para aceptar la derrota en
una elección cerrada. Perder
por menos de uno por cien-
to de diferencia es intolera-
ble y sospechoso, sobre todo
6 / Politeia Nº 29
Los primeros seis
años de la alternancia
en nivel nacional se
pasaron sin pena ni
gloria. El problema
vino con las elecciones
de 2006, que se de-
cidieron por estrecho
margen. Se descubrió
entonces que la clase
política mexicana
de todos los niveles
y partidos, no está
psicológica ni mental-
mente preparada para
aceptar la derrota en
una elección cerrada.
cuando intereses legítimos
acudieron a los medios para
dar sus muy válidas razones
del por qué López Obrador
no convenía al país. ¡Fuera
los hombres del dinero de las
elecciones! gritaron los su-
puestos afectados y les siguie-
ron las buenas conciencias de
la prensa y la academia. Qui-
zá sea la herencia hispánica,
quizá los valores que inculca
el sistema educativo, pero
cuando algo pasa y se quiere
corregir, la pretendida solu-
ción es peor. Fue el caso de la
última reforma electoral.
Las contrarreformas
La reformas de 2007 y 2008
(la constitucional y la de la
ley electoral, respectivamen-
te) es un paquete que por
corregir lo accidental afectó
lo esencial. Es una contrarre-
forma porque esa afectación
fue consciente. La guiaron
las malas razones. Una, que
no debería haber dinero en
política y si éste es necesario,
que sea poco, escaso, nimio.
Otra, una equidad, que lejos
de interpretarse como la jus-
ticia aplicada al caso concre-
to, se entendió como la igual-
dad de condiciones entre los
contendientes. Al excluir la
contratación de promocio-
nales en radio y televisión a
toda persona física y moral,
cristalizaron el poder de los
grupos que desde la cúpula
manejan a los partidos polí-
ticos.
Hoy, los partidos son los
únicos autorizados a tramitar
promociónales ante el IFE,
a cuenta del tiempo oficial
en los medios electrónicos.
Si las cliques partidistas ya
decidían las candidaturas se-
gún su placer y contento, se-
rán ahora las que al atribuir
anuncios políticos podrán
favorecer a leales y amigos
dentro del partido y no a los
que difieran de su opinión.
Nótese que la ley no otorgó
facultad alguna a los candida-
tos para influir en este proce-
so. Los dirigentes de los tres
principales partidos, que ya
habían establecido la parti-
docracia desde la Comisión
de Coordinación Política del
Senado, podrán ahora con-
solidarse filas adentro. Así
es que, señores aspirantes a
candidatos, a callar y obede-
cer, ahora y después.
Para los autores de la re-
forma no fue suficiente lo
anterior para expulsar al dios
del dinero del paraíso de la
política mexicana. Discurrie-
ron restringir al máximo los
gastos disponibles para los
candidatos. Si se aplican las
nuevas reglas a las elecciones
de diputados, por ejemplo,
los candidatos sólo podrán
gastar entre 400 mil y 600
mil pesos en total. Pregunte
usted de manera confiden-
cial a cualquier diputado
con el que tenga confianza,
en cuánto realmente le salió
su campaña. Las respuestas
varían entre los tres y once
millones de pesos.
Con estas restricciones
lo único que habrán logra-
do es ampliar con mucho el
margen para la delincuencia
electoral, porque yo quiero
ver quién es el insensato que
se va a ajustar estrictamente
al exiguo gasto autorizado.
Nos dirán los que cocina-
ron la reforma que ahora los
candidatos a diputado ya no
tienen que comprar promo-
cionales en radio y televisión
pues son gratuitos, pero todo
veterano de estas lides sabe
que ése no era el principal
rubro de gasto.
Cuando se establecen
medidas regulatorias con
propósitos tan estrictos, el
paso siguiente es dar a la au-
toridad un amplísimo poder
de coacción. De las refor-
mas salió un IFE que parece
más un tribunal inquisitorial
que la instancia encargada
de organizar elecciones. De
entrada perdió su carácter
de institución ciudadanizada.
Todos los consejeros fueron
seleccionados por la Cámara
de Diputados atendiendo a
cuotas por partidos. Pero lo
más preocupante fue que le
alargaron el brazo represor
al establecer como sujetos
de responsabilidad a ciuda-
danos y personas morales.
La capacidad inquisitoria del
IFE ahora es infinita, pues
puede pedirle cuentas, no
sólo a partidos y candidatos
como antes, sino también a
las personas físicas y morales,
so pena de multas verdadera-
mente confiscatorias.
Si a ello agregamos que
quedó aquello de que no
procede el amparo “en cues-
tiones electorales”, estamos
frente a una seria limitación
a las garantías de privacidad
y judiciales de que disfrutá-
bamos los mexicanos. Y esta
preocupación debe de con-
vertirse en temor fundado
2009 / 7
Opinión
porque el Consejo General
del IFE está dando muestras,
para contrastarse con el Con-
sejo anterior que fue defe-
nestrado por la reforma, a ex-
tender mediante reglamentos
las ya extensas facultades que
le otorgó la ley. Corremos
el riesgo que el consejo del
IFE se convierta en temible
Comité de Salud Política y
Electoral con alcances que
aun no podemos imaginar.
Y en efecto, es en el
ámbito de la restricción a
las libertades en donde se
mueve con gran comodidad
el Frankestein que regulará
las próximas elecciones. La
libertad más vulnerada fue
la libertad de expresión en
su modalidad política. Al
prohibir a personas físicas y
morales contratar tiempo en
radio y televisión con pro-
pósitos electorales, cercenó
8 / Politeia Nº 29
a la ciudadanía de la parte
más importante del juego
político del siglo XXI, es de-
cir, influir en los resultados
vía los medios de comunica-
ción de masas. En lugar de
haber dispuesto que parte
del tiempo oficial quedara a
disposición de los ciudada-
nos, lo cual hubiera sido una
ampliación de libertades, se
les prohibió del todo el ac-
ceso a los tiempos oficiales
como a los sujetos a contra-
tación privada, lo cual obvia-
mente es una restricción de
libertad.
La razón que esgrimie-
ron los aprendices de brujo
que mezclaron esta pócima
fue que los pobres nunca
tendrían dinero para con-
tratar tiempo en los medios.
Razonamiento que llevado
al absurdo concluiría en que
todo derecho no ejercido
plenamente por las mayorías
debe ser restringido si no es
que eliminado. A Lenin y a
Stalin les dio muy buenos
resultados este línea de pen-
samiento, ojalá y no sea así
para nuestros aspirantes a
comisarios políticos que in-
tegraron el consejo del IFE.
Esperemos que procedan los
amparos interpuestos por in-
telectuales y empresarios en
contra de los aspectos que
restringen la libertad de ex-
presión.
Pronóstico: una baja
participación
Finalmente, hay algo que
habrá de quedar para el ane-
cdotario político mundial.
México es el único país en
que quedó prohibido a los
contendientes a atacarse y
criticarse entre sí, lo cual se
extendió a la ciudadanía que
ya no puede hacerlo en me-
dios electrónicos. Lo que en
el resto de los países demo-
cráticos es la esencia misma
de la contienda política, no
se puede hacer en México.
En las nuevas reglas se ex-
cluye del ojo público tanto la
vida privada como la pública
de cualquier candidato. Es
curioso este aspecto porque
se equipara al candidato, fi-
gura pública con excelencia,
con la persona privada. Los
reformadores no repararon
en que si alguien debe que-
dar sujeto al escrutinio pú-
blico es aquel que aspira a
decidir por nosotros el des-
tino de la vida pública y con
ello el destino de nuestras
vidas. En este aspecto se ve
claro que los cocineros de
la reforma tuvieron una re-
acción de defensa de clase,
pero de clase política.
En el contexto anterior ya
podrá adivinar el lector cuál
es mi respuesta a la pregunta
inicial de ¿cómo vienen las
elecciones intermedias de
2009? De entrada serán elec-
ciones de bajísima participa-
ción debido a las campañas
tipo “sociedad de alumnos”
a las que se verán obligados
a desplegar los candidatos.
Serán también, elecciones
muy judicializadas, pues
los contendientes no tienen
aliciente para atacar al ad-
versario, sino para impug-
narlo lo más que se pueda.
La reforma derrotó los tan
llevados y traídos propósitos
de transparencia, legalidad y
certeza que supuestamente
la inspiraron. Los ciudada-
nos perdieron importancia y
sólo serán convocados a in-
tegrar las mesas de casilla y
a votar. Después del voto, se
les enviará a su rincón has-
ta la próxima vez en que la
clase política, acompañada
por los comisarios del IFE,
requiera renovar el rito su-
puestamente democrático
en otra competencia electo-
ral de plástico.
2009 / 9
Opinión

10 / Politeia Nº 29
 Opinión

Con el reconocimiento de excesos en las pretensiones

de ganancias rápidas por parte de las grandes com-
pañías trasnacionales, aunque sin al menos advertir
los problemas estructurales del capitalismo imperan-
te que le subyacen, en días pasados se desarrolló la
versión 2009 del Foro Económico Mundial, en Davos,
Suiza.

Davos 2009:entre
buenas intenciones y
cuentas pendientes

C
on el reconocimiento de excesos en las pretensio-
Ernesto Casas Cárdenas
nes de ganancias rápidas por parte de las grandes
compañías trasnacionales, aunque sin al menos ad-
vertir los problemas estructurales del capitalismo
imperante que le subyacen, en días pasados se desarrolló la
versión 2009 del Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza.
El Foro ideado en 1970 por el profesor de economía Klaus
Schwab, es una fundación privada en la que sus miembros
pagan grandes cantidades de dinero para participar y ser es-
cuchados; el objetivo inicial fue reunir a los principales líde-
res económicos europeos para incentivar la discusión en torno
a la industria del continente, con el tiempo la fundación ha
abierto sus puertas más allá de Europa dando cabida a re-
presentantes de países de los otros continentes, empero sin
que dentro de sus objetivos se enuncie el establecimiento de
compromisos puntuales.
Como cada año, el Foro congregó a más de dos mil parti-
cipantes de los sectores público, empresarial, académico, ar-
tístico e informativo de alrededor de 90 países y, una vez más,
se convirtió en un espacio privilegiado para la divulgación
de buenos propósitos y en una oportunidad para establecer

2009 / 11
Opinión
contactos al más alto nivel
entre dueños de trasnaciona-
les, mandatarios y líderes de
opinión.
Bajo este marco general,
la recesión económica en
Estados Unidos y su impac-
to en prácticamente todas las
economías del mundo; los re-
Mientras tanto las cifras de desempleo en todo el mundo se siguen acumu-
lando producto de los recortes en las grandes multinacionales, por lo que
antes de que terminara el primer mes del año ya se habían rebasado los
164 mil despidos, con una tendencia ascendente...
sultados insuficientes para la
reactivación económica tras
la inyección de recursos pú-
blicos a los grandes bancos y
la disminución gradual de las
tasas de interés; las expecta-
tivas que siguen generando
países como China, India y
Brasil de convertirse en mo-
tores económicos alternos y;
en menor medida, la extrema
vulnerabilidad de economías
subdesarrolladas como la
mexicana fueron algunos de
los temas a debate durante el
encuentro.
La realidad de las
cifras
Mientras tanto las cifras de
desempleo en todo el mundo
se siguen acumulando pro-
ducto de los recortes en las
grandes multinacionales, por
lo que antes de que termina-
ra el primer mes del año ya se
habían rebasado los 164 mil
despidos, con una tendencia
ascendente: Hitachi anunció
un recorte de 7 mil puestos,
NEC está prescindiendo de
20 mil trabajadores, Caterpi-
12 / Politeia Nº 29
llar anunció el despido de 20
mil más.
Por su parte, el banco es-
tadounidense Morgan Stan-
ley anunció el recorte de 5
por ciento de su plantilla la-
boral que asciende a 47 mil,
es decir 2 mil 300 puestos
que se harán efectivos en
las dos próximas semanas, y
Goldman Sachs planea nue-
vos despidos tras una reduc-
ción del 10 por ciento en su
nómina en 2008, sólo por ci-
tar algunos ejemplos.
Pero como México no se
podía quedar atrás, a la fecha
ya se registran 327 mil despi-
dos producto de nuestra pe-
renne crisis, que habrán de
seguir aumentando dado el
decrecimiento previsto para
la economía nacional durante
el presente año, no obstante el
optimismo desinformado del
Presidente Felipe Calderón
que lo orilló a contradecir en
Davos dichas previsiones del
Banxico.
Las buenas
intenciones
Las ideas externadas por los
principales oradores durante
el Foro permiten apreciar la
concepción que prevaleció
sobre la crisis, las preocupa-
ciones de los representantes
políticos y de los empresa-
rios ahí reunidos, así como
inferir las perspectivas de lo
que se viene concretando y
se habrá de concretar en los
próximos meses en los ámbi-
tos de decisión multilatera-
les y nacionales.
Así, para el primer minis-
tro británico Gordon Brown
la intervención estatal en los
mercados podría conducir a
una nueva forma de protec-
cionismo, a un retroceso de
la globalización y a una re-
ducción del comercio y de
la actividad transfronteriza;
es decir, que el mandatario
que en Europa inició las
intervenciones estatales en
los bancos privados, ahora
pide replantear dicha ac-
ción que, según él, puede
llevar a nuevas formas de
proteccionismo; como si los
grandes monopolios trasna-
cionales no operaran bajo la
protección de sus gobiernos
de origen.
Por su parte, el presiden-
te del Banco Central Eu-
ropeo (BCE) Jean-Claude
Trichet, habría centrado sus
argumentos en el hecho de
estar a favor de una rela-
ción más estrecha entre los
bancos centrales y las au-
toridades encargadas de la
supervisión sobre ellos, lo
que dadas las evidencias en
los hechos no se ha llevado
a cabo.
En su oportunidad, la
canciller alemana Ángela
Merkel destacó la necesidad
de prever un tratado para un
“orden económico global”,
que podría derivar en la crea-
ción de un Consejo Econó-
mico en la ONU; recordando
la instauración del Consejo
de Seguridad en el órgano
multilateral tras la Segun-
da Guerra Mundial, aunque
aquí no se haya clarificado
el enemigo contra el que se
lucha en esta presunta guerra
económica mundial. Merkel
habría rematado advirtiendo
que con un capitalismo ilimi-
tado puede haber riesgos por
lo que los excesos se tienen
que impedir.
Para no desentonar y si de
ilustrar sobre excesos y ocu-
rrencias latinoamericanas se
trataba, pues ahí estuvieron
para dar la nota los presiden-
tes Álvaro Uribe de Colom-
bia y Felipe Calderón: el pri-
mero hablando de las nece-
sidades de ayuda a América
Latina sin hacer alguna apor-
tación concreta de lo que su
gobierno está haciendo para
revertir el impacto negativo
de esta crisis en su economía,
más allá de implorar dádivas
como contraprestación al ali-
neamiento de su gobierno
con el vecino del norte.
Mientras el célebre mi-
choacano en un irrefutable y
diáfano deseo por promover
inversiones no especulativas
para México y, no contento
con aquella lindeza discur-
siva de hace unos meses en
Europa en el sentido de que
en 2050 México será una po-
tencia mundial -al fin que
para entonces ni su familia se
acordará de él-, ahora en Da-
vos nos deleitó con la joyita
de que mientras como líder
2009 / 13
Opinión
de la oposición se sintió en
la gloria, como mandatario
se siente en el infierno; con-
tundencia que sólo deja lugar
para recordarle aquella frase
de la sabiduría popular: “no
me ayudes compadre”.
De tal forma que ante un
2009 para el que diversas fir-
mas prevén el crecimiento
económico más bajo desde
la Segunda Guerra Mundial,
políticos, empresarios e in-
telectuales que asistieron al
Foro coincidieron en la ne-
cesidad de “refundar el ca-
pitalismo con base en valores
compartidos”; en este sentido
el ex primer ministro británi-
co Tony Blair luego de admi-
tir -obviamente a posterio-
ri- que el sistema financiero
falló, habría insistido en que
el sistema de libre empresa
sigue siendo vital, sin preci-
sar para qué, sumándose a la
idea de impulsar una “globa-
14 / Politeia Nº 29
lización basada en valores”,
que tampoco puntualizó.
Y si de coincidencias en-
tre irreconciliables se trata-
ba, el Foro también dio lugar
a la convergencia de opinio-
nes entre el ex presidente es-
tadounidense Bill Clinton y
el primer ministro ruso Vla-
dimir Putin, quienes salieron
en defensa de la libre empre-
sa aunque con controles por
parte del Estado; vaya con-
vergencias a las que dio lugar
la gélida ciudad suiza.
Entre las citas memora-
bles de este encuentro cabe
rescatar finalmente las apre-
ciaciones del presidente israe-
lí, Shimon Peres, quien con la
autoridad moral y política que
le da la masacre implemen-
tada por su gobierno hace
sólo unos días en la Franja
de Gaza, pidió impulsar una
ideología que “genere riqueza
en lugar de propagarla”; que-
remos pensar que quiso decir
en lugar de concentrarla.
Las cuentas
pendientes
Empero, a las peroratas
de los asistentes no escapó
el interés por la educación,
la ciencia y las energías al-
ternativas como vías para
el desarrollo, aunque no se
haya advertido que bajo el
presente modelo esencial-
mente habrán de servir para
incrementar ganancias priva-
das, variables sobre las que
por cierto debía tomar nota
el gobierno mexicano pues
para variar en ellas vamos a
la retaguardia, en tanto si de
globalización se trata baste
tener presente que en el Ín-
dice Global de Competitivi-
dad México está colocado en
el lugar 60 de 134.
Recogiendo pues el lema del
encuentro anual: “Estructurar el
mundo tras la crisis”, lo que de
entrada hace pensar en la pre-
sunción de los convocados de
su poder para reestructurarlo y
de que la crisis ha concluido, o
mejor aún, que nunca empezó
para ellos, cabe recapitular so-
bre el consenso de que la regu-
lación –financiera- no ocupará
el lugar que le toca jugar a los
valores, que desde Adam Smi-
th pasando por David Hume y
Jeremy Bentham hasta la fecha
los capitalistas han compartido
el valor fundamental de con-
seguir la mayor acumulación
de ganancia al menor costo
posible.
Asimismo, más allá del
utópico llamado de los parti-
cipantes en Davos a la unidad
de las naciones, es una reali-
dad que toca a cada una de
las economías enfrentar con
medidas propias los efectos
de la crisis, sobre todo a las
naciones latinoamericanas.
Específicamente es impres-
cindible para México que el
gobierno deje de empeñar-
se en negar lo obvio, pues
como hace un año nos siguen
repitiendo que gracias a las
exportaciones petroleras y a
los proyectos en infraestruc-
tura e inversión nuestro país
está mejor protegido de los
efectos de la crisis, cuando la
realidad de millones de mexi-
canos sigue estando marcada
por sus condiciones de mise-
ria y falta de expectativas.
No se trata por tanto de
arrojarnos en los brazos del
voluntarismo que permea
a esta reunión anual, pues
frente a esta ingenuidad a
la que subyace la creencia
de que los mortales que les
escuchamos somos también
ingenuos, hay que subrayar
que mientras no se restrin-
ga el nivel de ganancia y de
acumulación de los grandes
monopolios trasnacionales y
locales, no se habrá dado un
primer paso para revertir las
enormes desigualdades so-
ciales que prevalecen tanto
en el seno de los países, se-
ñaladamente de los menos
desarrollados, como entre las
propias naciones.
A lo que debiera seguir
un cambio de modelo de pro-
ducción sustentado en la so-
cialización de las ganancias,
en la educación, la ciencia, la
tecnología y la innovación res-
petuosas del medio ambiente;
en la eliminación de los mo-
nopolios, de los privilegios y
las connivencias entre empre-
sarios y gobiernos que actúan
discrecionalmente y sin rendir
cuentas a favor de beneficios
personales y de élites. Des-
afortunadamente, las cuentas
de Davos sobre el particular
fueron prácticamente nulas,
nadie las quiere pagar.
2009 / 15
Opinión

16 / Politeia Nº 29
Análisis

La revisión de las cuentas públicas por parte de ins-

tancias fiscalizadoras provistas de las correspondien-
tes facultades es una exigencia del Estado democráti-
co. No obstante, desde nuestro punto de vista, ello no
se da con eficiencia en los municipios del país. Si bien
el control de las cuentas municipales corresponde al
Órgano de Fiscalización Superior del Estado, conside-
ramos que la principal revisión debería pasar por un
órgano con similares competencias propio del esque-
ma municipal.

La falta de una auténtica división

de poderes en el ámbito municipal

Repercusiones sobre
el control del gasto público
en el Estado de Zacatecas

Bruno Ariel Rezzoagli Planteamiento Previo

L
a revisión de las cuentas públicas por parte de
instancias fiscalizadoras provistas de las corres-
pondientes facultades es una exigencia del Estado
democrático. No obstante, desde nuestro punto de
vista, ello no se da con eficiencia en los municipios del país.
Si bien el control de las cuentas municipales corresponde al
Órgano de Fiscalización Superior del Estado, consideramos
que la principal revisión debería pasar por un órgano con si-
milares competencias propio del esquema municipal.
Tengamos en cuenta que la fórmula consagrada en la
Constitución mexicana de división de poderes busca atribuir
primordialmente una función a uno de los tres poderes (Eje-
cutivo, Legislativo y Judicial) pero sin excluir la posibilidad
que los otros dos participen de ella, y el establecimiento de un
esquema de pesos y contrapesos en el ejercicio del poder pú-
blico. Esquema que se diluye en el terreno municipal. Aten-
diendo, pues, al objeto de este artículo, creemos conveniente,

2009 / 17
Opinión
en primer lugar, hacer una
muy breve referencia de la
situación actual de la organi-
zación del Municipio mexi-
cano, y en segundo término,
escribir sobre el control del
gasto municipal y formular
algunas recomendaciones
en materia de rendición de
cuentas.
Organización
municipal mexicana
El esquema tradicional de
organización municipal en
México se integra de un
ayuntamiento: un presidente
municipal, uno o dos síndicos
(salvo en el Estado de Chihu-
ahua, donde no existe esta
figura) y un número variable
de regidores.
El gobierno de los mu-
nicipios recae en el ayunta-
miento, que tiene facultades
materialmente legislativas,
ejecutivas y jurisdicciona-
les. En este sentido, cuando
emite bandos de policía o
reglamentos, que son de ob-
servancia general, ejerce fun-
ciones que son materialmen-
te legislativas. Cabe destacar
que también emite acuerdos
que tienen un alcance limita-
do a ciertos individuos o ma-
terias determinadas (Artega
Nava, 1999).
Por otra parte, cuando
se ejecuta el presupuesto
o se nombra personal, las
funciones que se ejerce son
materialmente ejecutivas.
Finalmente, asume funciones
materialmente jurisdicciona-
les, dado que conoce de los
recursos interpuestos por los
particulares para impugnar
18 / Politeia Nº 29
El gobierno de los
municipios recae
en el ayuntamiento,
que tiene facultades
materialmente legis-
lativas, ejecutivas y
jurisdiccionales. En
este sentido, cuan-
do emite bandos
de policía o regla-
mentos, que son de
observancia general,
ejerce funciones que
son materialmente
legislativas.
los actos del presidente mu-
nicipal (Artega Nava, 1999).
Los presidentes munici-
pales son los ejecutores de las
disposiciones, acuerdos y re-
soluciones del ayuntamiento
que no tengan un responsa-
ble expreso o específico. Por
lo tanto, tienen facultades de
mando, supervisión y vigilan-
cia de la población. En otras
palabras, son la autoridad
ejecutiva natural en el muni-
cipio (Artega Nava, 1999).
Por su parte, el síndico
es quien defiende los inte-
reses municipales, ya que
representa al ayuntamiento
en los negocios o litigios en
que aquél es parte, ejerce
funciones de supervisión y
vigilancia sobre la tesorería
e interviene en los informes
que se presentan a la legisla-
tura local.
Los regidores ejercen,
como expresa Artega Nava
(1999) dos tipos de faculta-
des: genéricas, que están re-
lacionadas directamente con
el ayuntamiento (asistir a las
juntas, cumplir sus acuerdos
y vigilar) y específicas, que
se conocen como regidurías
(se relacionan con el despa-
cho de los negocios y mate-
rias que se atribuyen ordina-
riamente a los gobiernos de
las ciudades: hacienda, co-
mercio, educación, obras pú-
blicas, acción social y cívicas,
servicios públicos, etc.).
Por último, los presiden-
tes municipales, los síndicos y
los regidores son funcionarios
de elección popular, que in-
tegran el ayuntamiento y que
permanecen en su encargo,
por regla general, tres años.
La Administración
pública municipal y
la fiscalización del
gasto público
El órgano encargado del
control de la Administración
pública municipal recibe el
nombre de Contraloría, la
cual debe poseer, según la
posición doctrinal que de-
fendemos, cierto grado de
autonomía en lo que atañe
al ejercicio de sus funciones.
Dicha autonomía fiscalizado-
ra será plena siempre y cuan-
do la Contraloría no esté su-
peditada a poder alguno y se
constituya como la máxima
autoridad fiscalizadora; será
parcial, cuando algún poder
tenga injerencia en el desa-
rrollo de la función fiscaliza-
dora; y finalmente será nula,
cuando el órgano de fiscaliza-
ción esté totalmente sujeto a
otro poder (Hernández).
 Se puede sostener, por lo
tanto, que un rasgo de la co-
mentada iniciativa fiscaliza-
dora, parece hacerse presente
en la Contraloría Municipal,
ya que, en virtud de lo esta-
blecido en el artículo 105 de
la Ley Orgánica del Munici-
pio del Estado de Zacatecas
(LOM), le corresponde a la
misma «programar y practi-
car auditorías a las dependen-
cias y entidades de la Admi-
nistración Pública Municipal
informando del resultado al
Cabildo y a la Auditoría Su-
perior, para que en su caso, se
finquen las responsabilidades
correspondientes».
Dichas dependencias de
la Administración municipal
son, según el art. 90 de la
LOM del Estado de Zacate-
cas, por lo menos la Secre-
taría de Gobierno Munici-
pal; la Tesorería Municipal;
la Dirección de Desarrollo
Económico y Social; la Di-
rección de Obras y Servi-
cios Públicos Municipales;
la Contraloría Municipal; y
la Dirección de Seguridad
Pública Municipal. Efecti-
vamente, el Ayuntamiento,
para el ejercicio de sus atri-
buciones se auxiliará de las
dependencias y organismos
que integran la administra-
ción pública municipal cen-
tralizada y paramunicipal.
Los nombramientos de los
titulares de la administra-
ción municipal, excepto en
el caso del Contralor, los
expedirá el Ayuntamiento
a propuesta que por ternas
formule el Presidente Mu-
nicipal.
Por otra parte, a dife-
rencia de la Administración
municipal, el Ayuntamiento,
según lo define el art. 28 de
la citada Ley, es el órgano
de gobierno del Municipio,
a través del cual el pueblo
realiza su voluntad política
y la autogestión de los inte-
reses de la comunidad, y está
integrado por un presidente,
un síndico y el número de
regidores que le corresponda
según su población.
De estos artículos se de-
duce que el Ayuntamiento es
algo diferente a la Adminis-
tración municipal y superior
a ella (puesto que la dirige),
es el escalón superior de la
organización jerárquica del
2009 / 19
Opinión
Municipio. Mientras que la
Administración compren-
dería a todos los grados (de-
pendencias y organismos)
que van desde el presidente
municipal hacia abajo (Rez-
zoagli, 2005).
La Administración públi-
ca municipal puede definirse,
entonces, como el conjunto
de dependencias y entidades
que constituyen la esfera de
acción de la presidencia mu-
nicipal y cuyas actividades
tienen como propósito cum-
plir y hacer cumplir la volun-
tad del gobierno del Munici-
pio (Anaya Cadena, 1997).
En pocas palabras, la
Administración está subor-
dinada al Ayuntamiento,
pero que aparece como algo
diferente a él, que actúa con
fuerza propia dentro de la ley
y el Derecho. Sin embargo,
ello no quiere significar que
el presidente municipal –en
su consideración aislada- no
sea un órgano de carácter po-
lítico; tampoco quiere decir
que el Ayuntamiento carece
de competencias administra-
tivas. Por el contrario, habría
una coexistencia de compe-
tencias políticas y administra-
tivas en manos de uno y otros
(Carrasco Iriarte, 1999).
Como podemos observar,
ambos integran el Municipio,
sólo que el Ayuntamiento es
la pieza político-directiva
mientras que la Administra-
ción municipal a él subordi-
nada, es la estructura auxiliar
burocrático-dirigida (Parejo
Alfonso, 1994).
Por lo tanto, la Contra-
loría tiene una “iniciativa
20 / Politeia Nº 29
fiscalizadora restringida”, y
en virtud de ello considera-
mos importante modificar el
mencionado precepto legal
para que la programación y
posterior ejecución de audi-
torías comprenda a todas las
dependencias, entidades y
organismos del Municipio.
Interpretación que corro-
bora el apartado VI del art.
105 de la LOM del Estado de
Zacatecas, al establecer que
es facultad de la Contraloría
Municipal «conocer e investi-
gar los hechos u omisiones de
los servidores públicos muni-
cipales, que no sean miembros
del Cabildo, para que el Ayun-
tamiento decida si se fincan o
no, responsabilidades admi-
nistrativas. Aportar al Síndi-
co Municipal los elementos
suficientes para que el Ayun-
tamiento decida si se fincan o
no, responsabilidades admi-
nistrativas. Aportar el Síndico
Municipal los elementos sufi-
cientes para que se hagan las
denuncias correspondientes
ante el Ministerio público, en
caso de probarle delito».
Por lo tanto, atendiendo a
esta norma, la Contraloría no
puede investigar los hechos
u omisiones del Presidente
municipal así como de nin-
gún miembro del Cabildo.
Lo cual resulta a nuestro en-
tender absolutamente incon-
cebible. Situación que resulta
insostenible, dado que según
el art. 9 de la Ley de Respon-
sabilidades Administrativas
de los Servidores Públicos
del Estado y Municipios de
Zacatecas, están sujetos a la
misma «los integrantes de
los ayuntamientos; los fun-
cionarios y empleados de los
gobiernos municipales y enti-
dades paramunicipales».
Por su parte, la Ley de
Fiscalización Superior del
Estado dispone que incurren
en responsabilidad resarcito-
ria los servidores públicos cu-
yos actos u omisiones causen
daño o perjuicio estimable en
dinero a las haciendas públi-
cas estatal o municipales o al
patrimonio de los entes pa-
raestatales o paramunicipales
(art. 37), correspondiendo a
la Auditoría Superior del Es-
tado determinar los daños y
perjuicios correspondientes
y fincar directamente a los
responsables las indemniza-
ciones y sanciones pecunia-
rias respectivas, y promover
ante las autoridades compe-
tentes el fincamiento de otras
responsabilidades.
La posibilidad de fincar
responsabilidades a cualquier
servidor público que actuó en
contravención de la Ley en el
manejo de los recursos públi-
cos, y de establecer las sancio-
nes procedentes es un factor
clave que impulsa la democra-
tización en el proceso de fisca-
lización, ya que hace creíble la
posibilidad de castigar las con-
ductas ilícitas en la asignación
del gasto y contribuye a erradi-
car la corrupción.
Por lo tanto consideramos
que la Contraloría municipal
sí debe conocer de los hechos
u omisiones de los integran-
tes del Cabildo, y dar conoci-
miento de ello a la Auditoría
Superior del Estado sin res-
tricción alguna.
La falta de división
de poderes en el
Municipio
Una de las ideas políticas más
importantes que desarrolló
primeramente Aristóteles en
la Política (300 a. C.) y pos-
teriormente Montesquieu en
su obra clásica Del espíritu
de las leyes (1748) ha sido
la de “división de poderes”.
De aquí proviene la arraiga-
da concepción que el poder
controle al poder, es decir, el
poder público debe rendir
cuentas a, y ser fiscalizado
por, otros organismos del po-
der público (Manjarrez Rive-
ra, 2003).
El control de la gestión
pública es, por lo tanto,
un predicado republicano
del sistema político, que
hace a su misma esencia
y justifica su existencia
(Dromi, 1988); forma par-
te de los principios esen-
ciales del sistema repre-
sentativo y republicano
de Gobierno
Es muy grave el grado
de irresponsabilidad admi-
nistrativa que afecta a los
miembros del propio ayun-
tamiento quienes se vuelven
jueces y partes sobre los mis-
mos asuntos que ellos deci-
den, y que son precisamente
aquellos donde se ejercen los
mayores presupuestos. Por
lo tanto tampoco resulta pro-
porcional la distribución de
funciones restringidas que se
ha hecho en favor de las con-
tralorías municipales en este
Estado, toda vez que sus fa-
cultades técnicas que tampo-
co son ejecutivas se limitarían
a la investigación y denuncia
de los hechos de responsabi-
lidad menores que puedan
generarse en los ámbitos de
competencias de funciona-
rios y empleados municipa-
les también menores.
Por otro lado recordan-
do la experiencia argentina,
donde respetando el princi-
pio de división de poderes
el equivalente al Presiden-
te municipal mexicano, allá
llamado Intendente, queda
formalmente excluido del
órgano deliberativo, integra-
do exclusivamente por los
miembros del Cabildo (en
Argentina denominados con-
cejales).
Esto, además de respe-
tar la división de poderes de
manera más íntegra, permi-
tiría al Cabildo ejercer un
mayor control sobre la parte
estrictamente ejecutiva del
municipio y combatiría de
manera frontal la situación
2009 / 21
Opinión
de irresponsabilidad legal y
administrativa en que actual-
mente se encuentra. Además
de favorecer la participación
partidista y ciudadana en el
órgano deliberativo.
Efectivamente, tal como
ha expresado la Suprema
Corte de Justicia de la Na-
ción, el principio de división
de poderes “es una norma de
rango constitucional que exi-
ge un equilibrio entre los dis-
tintos poderes del Estado y de
las entidades federativas, a
través de un sistema de pesos
y contrapesos tendente a evi-
tar la consolidación de un po-
der u órgano absoluto capaz
de producir una distorsión en
el sistema de competencias
previsto constitucionalmente
o, como consecuencia de ello,
una afectación al principio
democrático, a los derechos
fundamentales, o a sus garan-
tías” (Novena Época Instan-
cia: Pleno Fuente: Semanario
Judicial de la Federación y
su Gaceta Tomo: XXII, Julio
de 2005 Tesis: P./J. 52/2005
página: 954 división de po-
deres. El equilibrio interins-
titucional que exige dicho
principio no afecta la rigidez
de la constitución federal. La
tesis de la segunda sala de
la suprema corte de justicia
de la nación, publicada en el
semanario judicial de la fede-
ración, séptima época, volú-
menes 151-156, tercera par-
te, página 117, con el rubro:
“División de poderes. Siste-
ma constitucional de carácter
flexible”).
Por lo tanto, como hemos
dicho en líneas anteriores y
22 / Politeia Nº 29
apuntado en propuestas que
sometemos a consideración
y experiencia de los lectores,
para lograr en efecto una au-
téntica y eficaz fiscalización
son requisitos indispensables
sine qua non el que haya una
estricta división de poderes y
funciones claramente asigna-
das y ciertamente que la Con-
traloría u órgano fiscalizador
goce de auténtica autonomía.
Por otra parte, de nada
sirve lo recientemente pro-
puesto, si no se establecen
en la ley en forma taxativa las
causas para la remoción del
Contralor municipal. Dado
que la Ley actual expresa
que es «facultad del Ayunta-
miento designar y remover al
Contralor Municipal, en los
términos de la presente ley».
Sin embargo ésta sólo se re-
fiere a la elección del mismo
al afirmar que «el Contralor
Municipal será designado
por el Ayuntamiento a ter-
na propuesta de la primera
minoría de integrantes del
Cabildo» pero no ahonda en
las causales de remoción del
Contralor, lo cual deja abier-
to un gran abanico de posibi-
lidades y se constituye en un
elemento indispensable que
atenta contra la independen-
cia de criterios con que debe
de actuar todo Contralor.
Reflexión final
A raíz del desarrollo realiza-
do en las páginas preceden-
tes, sostenemos que existe la
necesidad de otorgar mayor
grado de autonomía fun-
cional al órgano de control
municipal, de cara a propi-
ciar un correcto empleo de
los recursos públicos para el
progreso y el bienestar de la
comunidad.
El análisis de la organi-
zación municipal mexicana
evidencia, sin lugar a dudas,
una disfuncionalidad entre
estructuras administrativas
y rendición de cuentas, lo
que se traduce en un débil
esquema de pesos y contra-
pesos, así como en una mí-
nima capacidad de fiscaliza-
ción del gasto público en el
ámbito local.
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Parejo Alfonso, L. (1994). En
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ministrativo (tercera edición).
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Rezzoagli, B. (2005). Corrupción
y contratos públicos: Una visión
desde la fiscalización del Tribu-
nal de Cuentas, Salamanca (Es-
paña): Ratio Legis.

Colaboradores
Carlos Calderón Viedas
Autor de los libros Huellas de Modernidad en Sinaloa
(Edit. Fontamara-Gobierno del Estado de Sinaloa,
2008) y Economía y Justicia (Edit. UAS, 2005). Es
colaborador regular de revistas de análisis político.
Juvenal González
Profesor de la Benemérita Universidad Autónoma
de Puebla (BUAP).Editorialista del diario Milenio
Puebla y colaborador en distintos órganos de pren-
sa de la provincia de México.
Ernesto Hernández Norzagaray
Presidente de la Sociedad Mexicana de Estudios
Electorales. Colaborador de revistas especializadas
y analista político del diario Noroeste (Culiacán, Si-
naloa). Autor de Poliarquía sinaloense (2006) y Elec-
ciones presidenciales y legislativas de 2006 (2007).
Juan Alfonso Mejía López
Director de Relaciones Internacionales del CEN
del PAN. Analista político del diario Noroeste. Fue
director de operación regional y contraloría social
de la Secretaría de la Función Pública.
Sergio Arredondo Salas
Profesor de la Facultad de Estudios Interna-
cionales y Políticas Públicas (UAS). Director
de Vinculación Académica de la Secretaría de
Desarrollo Económico, Gobierno del Estado de
Sinaloa.
Guillermo Ibarra Escobar
Profesor-investigador de la Universidad Autóno-
ma de Sinaloa. Director del Centro de Estudios
sobre la Globalidad. Autor de diversos libros sobre
economía, migración y globalización.
Joel Isaías Barraza Verduzco
Antropólogo. Colaborador regular de revistas de
cultura y política. Trabaja en el Archivo Histórico
del Estado de Sinaloa.
Omar Garfias
Subsecretario de Desarrollo Social, Gobierno del
Estado de Sinaloa. Colaborador regular de revistas
de análisis político y de cultura.
2009 / 23
Cuento

24 / Politeia Nº 29
Cultura

Las vanguardias, Brasaï

y la nieve de Madrid

Ernesto Hernández Carl Einstein y la Vanguardia

A
Norzagaray
cudir al llamado del Museo Reina Sofía para ver
las obras de las vanguardias de los ya lejanos años
veinte del siglo pasado, siempre será una tarea que
al final del día resultará gratificante. Se trata de es-
tablecer un puente insondable entre el espectador y quienes
hicieron más soportables los años de la primera posguerra
y esa energía llega hasta la segunda guerra con su impron-
ta creativa. Una época en que los países de Europa central
enterraban a sus muertos y levantaban los escombros de sus
ciudades destruidas.
Alemania había sido derrotada y la impotencia ante el fra-
caso militar de ser reconocida como potencia mundial, sólo
podría incubar lo que Ingmar Bergman representó magistral-
mente en el cine como El huevo de la serpiente (1923). Es
decir, la frustración se transformó en nacionalismo extremo y
desde aquellas ruinas empezó la carrera insensata hacia la II
Guerra Mundial.
Pero esta vez no bajo el discurso del expansionismo sin
más, sino bajo el ropaje ideológico del nazismo y el fascismo,
con su estética de cuerpos olímpicos, águilas gamadas, hie-
rros fascios y las temibles suásticas. En ese vértice tormen-
toso, el arte siempre presente como resistencia cultural a las
ideas totalitarias que brotan contra el aire fresco en pequeños
y discretos atelieres de Paris y Berlín. Ahí se encuentran ma-
nifestaciones vanguardistas, de «primera línea» de creación
y renovación radical en las formas y contenidos de América
y África.
Carl Einstein, considerado uno de los mayores historiado-
res del arte europeo del periodo de entreguerras. Un alemán
de la izquierda autogestionaria que caminaría en la línea es-
partaquista de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht, con-
viviendo con los grandes vanguardistas de la época: Picaso,
Léger, Braque, Miró, Klee, Masson o Dalí. Es decir, con las

2009 / 25
Cultura
mayores manifestaciones artísticas: dadaísmo,
cubismo, surrealismo.
No es casual que la exposición arranque
en las primeras influencias de la Vanguar-
dia. Las que se localizan en el arte africano
y que Einstein las inmortalizó en su famoso
Negerplastik (“La escultura negra”), en donde
abordó los problemas formales y espaciales
de manera que el cubismo, por ejemplo, lo
explicó a través de obras exóticas del África
negra. Incluso, mediante el estudio de aque-
llas obras despejó preguntas que estaban en
el ánimo de los artistas como reacción al im-
presionismo dominante: por ejemplo, todas
aquellas interrogantes asociadas a la figura
humana que los impresionistas resolvían de
un modo menos formalista y en una clara
búsqueda por lograr “una imagen ideada que
penetrase más profundamente en la esencia
de los modelos y de los movimientos visuales
continuamente cambiantes, tenían que ser
trasladadas más al plano desde el mundo de
las formas tridimensionales”.
Y esta nueva forma de pintar adquiría es-
pecial significación, en las obras de Picaso,
Dalí, Léger, Beckmann o Miró. Incluso, para
nuestro consumo interno, en la época cubista
de Diego Rivera. Sin embargo, en esos años
especialmente ruinosos, para los artistas era
difícil desmarcarse de la política -no cabía
un arte sin compromiso y más aún, casi to-
dos ellos militaban en la izquierda comunista
en sus diversas variantes. Estaban, claro, la
mayoría de los mencionados más allá del di-
lema intelectual que surge con la URSS: arte
revolucionario o arte de la revolución. Una
dicotomía que con la premisa de “todo en la
revolución, nada fuera de la revolución”, cos-
taría la vida y las esperanzas de muchos artis-
tas rusos, que fueron motivo de purgas por la
inaudita acusación de hacer “arte burgués”.
Einstein, aun cuando era un comunista
militante, no compartía la fatalidad de ese
dilema e, incluso, en sus estudios sobre el da-
daísmo y el verismo, llegaría a una conclusión,
que hoy podemos leer como metáfora intem-
poral, cuando afirmaba que esos pintores “es-
tán en guerra civil”, es decir, luchando contra
26 / Politeia Nº 29
cualquier manifestación del poder que atente
contra el principio de libertad en el arte.
Y cómo no podría estar en la trinchera del
llamado arte revolucionario, cuando afirma
que el cubismo, esa manifestación conside-
rada como la ruptura con el arte tradicional,
“no es uno de los numerosos fenómenos esti-
lísticos de la modernidad, sino una suerte de
epistemología, una imagen del mundo y del
hombre acorde con la época… el verdadero
realismo no consiste en reproducir objetos,
sino en crearlos”. Einstein estaba convencido
de que el mundo era posible transformarlo a
través del arte. Su praxis permitiría parafrasear
a su coterráneo Karl Marx: “Los artistas hasta
ahora se han dedicado a representar el mundo,
lo que hace falta es transformarlo”, y veamos a
dónde lo llevan sus estudios sobre el surrealis-
mo, donde nuevamente con elocuencia sobre
este tipo de expresión: Las técnicas psicográfi-
cas, los protocolos artísticos del sueño, de lo in-
consciente así como las obsesiones psíquicas,
se convirtieron en métodos de un arte que, en
lugar de la lógica causal, ponía la vista en “lo
incoherente, el desorden, lo inesperadamen-
te irracional”. En definitiva, dirá Einstein: la
obra de arte debía servir como remedio visual
contra lo inexplicable, como escudo contra lo
invisible y carente de imágenes.
La nieve de Atocha
Salir del Museo Reina Sofía con la cabeza a
pájaros, como diría el buen amigo y poeta
Nino Gallegos, todavía desde las alturas mi-
rar las tejas cubiertas de nieve y escuchar el
bullicio de los autos y la gente. Aquella tarde
del 9 de enero caían los copos de nieve sobre
las baldosas y los pastos sacrificados, con una
pereza extraordinaria. Su parsimonia hacía
parecer que no querían llegar a su destino.
Unos se depositaban con delicado aterrizaje
sobre la cabeza de los cedros que resguardan
la estatua de Velázquez y otros descansaban
sobre los brazos de los almeces, magnolios y
secuoyas. Los recios muros húmedos del Mu-
seo del Prado contrastaban con la blancura
espesa del pasillo que une La Cibeles con la
Plaza de Atocha. La luz invernal trabajaba y
revelaba la geometría del paisaje. El de los
árboles rapados por los vientos otoñales, el
de las sombras que registran su huella sobre
la larga avenida o el carruaje de la Diosa Ci-
beles, en esta ocasión más que parecer tirado
por los feroces leones estos eran chicoteados
por el frío y el agua helada.
Son también las siluetas de los transeún-
tes anónimos que van de norte a sur. De sur a
norte. Cualquier destino. Es el paraguas mul-
ticolor que añade nueva luz al paisaje. La risa
de los niños del colegio y de los que sacuden
el tedio tirando bolas de nieve, son gritos y
seseos apenas perceptibles. La gente se ve
exultante: sonriendo, conversando con reno-
vado brío. Caminantes ensimismados y sólo
el ulular de una sirena, vuelve a la realidad.
Ir con rumbo al Circulo de Bellas Artes, subir
por la calle de Alcalá y llegar a la de O’ Don-
nell, un discreto anuncia acerca de una ex-
posición muy especial, la de Brassaï, es decir
del húngaro-parisino Gyula Halász, el bien
llamado “Ojo de Paris” por Henry Miller,
que en su años de exilio voluntario fotogra-
fió a muchos de sus amigos artistas, incluidos
Salvador Dalí, Pablo Picasso, Henri Matisse,
Alberto Giacometti y a muchos de los promi-
nentes escritores de la época como Jean Ge-
net y Henri Michaux.
Brasaï y el grafitti
Sin embargo, lo más relevante de sus obras
se encuentra en las fotografías de los graffitis,
tan vilipendiado en aquellos y estos tiempos
por el supuesto mal gusto y su carácter van-
dálico. En justicia hay que establecer una
línea de separación entre el antiguo graffiti
-el que le toca ir a su rescate- y el de hoy,
para Brasaï son aquellas marcas en un árbol,
un muro “en realidad una emanación del
mundo onírico, una verdadera esencia de la
realidad”.
Una visión que años más tarde recoge el
pintor neoyorkino Jean Michel Basquiat, el
pequeño enfant terrible del Bronx que en su
primera etapa, la de los graffiti sígnicos, de vi-
siones callejeras y formas simbólicas, de tra-
diciones culturales primitivas, recupera como
material artístico las máscaras, los esqueletos
y sus calaveras. Es la época de los aerosoles y
cuando es rescatado del olvido por Andy War-
hol para llevarlo a su taller donde la explora-
ción con materiales y objetos, la combina con
drogas alucinógenas.
No obstante, en estos registros del ojo de
Brassaï están las huellas del hombre de aquellas
expresiones anónimas perdidas en los barrios
pobres del París de los años veinte. Su Interés
estético por la vida nocturna. Los espacios som-
bríos de luces mortecinas. Prostitutas y vagos.
El mundo lúbrico de los antros de donde sal-
dría la voz de gorrión de Edith Piaf. Es la bús-
queda incesante por encontrar los significados
de lo anónimo, lograr aportar colores oscuros
o contrastes de sombras luminosas, a una foto-
grafía que buscaba ganarse un lugar entre las
expresiones de la Vanguardia de aquellos días y
noches, donde el arte llevaba a cabo una lucha
desigual con adversarios poderosos. El germen
de los totalitarismos que florecerían en las déca-
das siguientes y ensombrecerían al mundo con
su impronta de confusión ideológica y violen-
cia. Alguna vez, Carl Einstein reflexionaría en
Barcelona sobre el futuro del arte y llegaría a
la conclusión de “que la literatura y los cuadros
poco tienen que hacer contra las ametrallado-
ras”. Y sin embargo, en su continuidad radica la
esperanza de la inteligencia y que otro mundo
puede ser posible. Es el mundo de la utopía.
Esa que por fortuna no ha sucumbido. Luego
de esa tarde de luces y sombras, la nieve seguía
cayendo sobre un Madrid colapsado y aquellas
imágenes de una historia representada, hicie-
ron de él un día inolvidable.
2009 / 27
Cultura

28 / Politeia Nº 29
 Cultura

Las biografías de
Gilberto Owen

Al igual que un juego detectivesco, la vida de Gilber-

Felipe Mendoza Guerrero
to Owen se propone como un acertijo, un problema a
resolver, una carta de baraja que nos trae un mensaje,
un designio, nos advierte un destino o nos propone una
encrucijada.

G
ilberto logró su objetivo, enturbiar su vida, trans-
mutándola en una poesía poderosa y trágica(esto
último, en el sentido de crítico, y de humano,
como observaba Walter Muschg1 al caracterizar
la historia de los poetas). Por ello creo, sin duda, que en este
poeta mexicano existen dos biografías, la ficticia o literaria,
que él mismo fue tejiendo en su biografía oculta y donde sólo
nos ofrece “el retrato que él ha querido dejar de sí mismo
a sus lectores”; y la otra, la real, por llamarla de alguna ma-
nera, cuyos datos pueden comprobarse en documentos. A la
primera biografía (la literaria) pertenece Gilberto Owen, el
poeta; a la segunda (la formal) Gilberto Estrada, el que nace
en Rosario, Sinaloa, tal vez un 13 de mayo de 1904 ( según su
acta de nacimiento) o un 1º de mayo de ese mismo año, como
consta en acta bautismal de la parroquia de Rosario, asentada
un 10 de junio de 1904, y cuya rúbrica pertenece al Presbítero
Felipe de Jesús Elizondo; pero no a aquel poeta que muere
en Filadelfia, Estados Unidos, en el año 1952.
Parece absurdo delimitar la existencia de dos personali-
dades, poner frontera entre uno y otro, cuándo es Gilberto
Owen y cuándo Gilberto Estrada, nos preguntamos. A decir
de Alfonso Reyes, en toda obra existe una biografía implícita y
en algunos casos una biografía expresa, más es preciso aclarar
que no todos los autores hacen uso de su historia personal
para convertirla en literatura, Gilberto Owen, sí, al igual que

2009 / 29
Cultura
Gérard de Nerval utiliza concientemente la
materia biográfica y la convierte en arte.
¿Qué es este juego en el que muchos de
los lectores estamos atrapados, por qué ocu-
parnos de algo que pudiera pertenecer al
historicismo literario? Fácil: la respuesta es
que la biografía y la autobiografía para Owen
no son ornamentos de fama o de derrota; son
su materia prima, así vivió y así escribió, su
escritura es él, y con ello ha de moldear una
obra poética por demás trascendental.
Autores como Alí Chumacero, el colom-
biano Luis Alberto Sánchez, el méxico-ame-
ricano José Hilario Ortega, Vicente Quirarte,
Inés Arredondo, Juan García Ponce, y más,
recientemente Francisco Javier Beltrán, Víc-
tor Luna, entre otros, han aportado datos que
poco a poco han ido perfilando los rasgos de
personalidad física y literaria de este poeta
misterioso. Verdades y mentiras se acumulan
en un sin fin de páginas que buscan el verda-
dero rostro de nuestro Contemporáneo.
Gilberto nos ha metido en este juego, y
veces queremos hacer trampa, por ello en al-
gunos casos encontramos irresponsables afir-
maciones, descubrimientos sin importancia,
o en algunos momentos los investigadores
creen que ciertos datos, ellos han sido los pri-
meros en haberlos descubierto, falta de serie-
dad en la labor investigativa.
A Gilberto Owen le debemos una biogra-
fía más completa; dos han sido los autores que
se acercan a tal cometido: Inés Arredondo y
Vicente Quirarte, ambos con demasiadas ca-
rencias y fallas, pero con reconocibles logros;
por ello, trato de hacer una revisión atenta de
estos dos texto, intitulándola:
Dos biografías: acercamientos a
Gilberto Owen.
Inés Arredondo: “Hacia una biografía de Gil-
berto Owen(1904-19052)
Vicente Quirate: Navegaciones y Naufragios
de Gilberto Owen”
1. Sin duda, este trabajo realizado por Inés
Arredondo es de suma importancia, por el
hecho de ser una investigación pionera en el
tema Gilberto Owen; sobre todo, si se consi-
30 / Politeia Nº 29
dera que algunos años atrás parte de la obra
del poeta había sido recopilada por la profe-
sora Josefina Procopio, quien tuvo la oportu-
nidad de publicar bajo el título “Prosa y poe-
sía”, en la imprenta universitaria, a sólo un
año después de la muerte del poeta. A partir
de este conjunto de poemas y prosas que se
publicaron en la Universidad Nacional Autó-
noma de México, la autora despierta un ver-
dadero interés sobre la personalidad artística
de Owen. Así, más tarde, Alí Chumacero, en
colaboración con la maestra Procopio, se dan
a la tarea de buscar y ordenar la obra litera-
ria de Gilberto Owen, con la idea de hacer
pública una segunda edición que fuera más
completa y que tuviera mayor responsabili-
dad en la revisión, en el ordenamiento y en el
valor de la misma recopilación; con ello nace
“Obras”, publicado por el Fondo de Cultura
Económica en 1979.
Esta biografía que publica Inés Arredon-
do en la década de los años setenta es una in-
vestigación que pretende hacerle justicia a su
personaje, para salvarlo del olvido en que se
encontraba. La misma autora en esta biogra-
fía que comento lo dice: “Gilberto Owen es
un extraordinario poeta olvidado”. Además,
la escritora deseaba dejar este trabajo como
herencia a los futuros investigadores, propor-
cionándoles nuevos datos que les permitiría
realizar una historia biográfica más acabada
de este Contemporáneo.
La autora en su investigación, se preocu-
pa por ordenar cronológicamente la historia
biográfica de su personaje; pero podemos
observar en este texto que su mayor interés
es encontrar nuevas pistas, nuevas referen-
cias que posibiliten la reconstrucción de la
biografía de Gilberto Owen. Arredondo no
desatiende aquello que se ha dicho y escrito
con anterioridad sobre su biografiado; es más,
toma mucho de lo escrito sobre la vida del
poeta que sus antecesores han investigado o,
en algunos casos, incorpora a su texto refe-
rencias que pueden entenderse como simples
especulaciones. Estos datos que ella agrega
a su investigación no auxilian en mucho a la
verdad de la biografía, ya que gran parte de
ellos son inventiva, a veces irresponsables,
del investigador. Un ejemplo puede ser un
dato que Juan García Ponce da a conocer en
un artículo que dedica a la recién aparecida
edición de poesía, prosas y epístolas de Gil-
berto Owen, en la casa editorial del Fondo de
Cultura Económica; en dicho ensayo, al que
intitula”Obras de Gilberto Owen”, trata de di-
lucidar la relación entre el poema “Sindbad el
Varado”, que aparece en este libro, y los datos
autobiográficos que el poeta sugiere en este
texto. Nos dice García Ponce: “El gambusino
rubio es el padre de Owen, asesinado en Rosa-
les, un pueblo de Sinaloa, pero en el poema el
nombre de Rosales se transforma en rosales de
sangre”. El investigador comete en esta afir-
mación un error, que podemos traducir como
un acto de irresponsabilidad en su trabajo;
en primer lugar, Sinaloa no tiene un pueblo
llamado Rosales, en segundo lugar, la exis-
tencia del supuesto Guillermo Owen (padre
imaginario de Gilberto) a quien se refiere el
investigador es, hasta la fecha, simple inven-
tiva del mismo poeta, no hay registro alguno
que testifique la existencia de este hombre.
Inés Arredondo al basarse en datos y especu-
laciones gratuitas, falta al sentido de verdad
que su biografía reclama. Es justo decir, que
no todo lo que ella expone en su investigación
es falso, no, hay sucesos de la biografía que la
autora comprueba acudiendo a los archivos.
Es notorio que la investigadora, al mo-
mento de empezar a reconstruir la vida de su
personaje, va a aquello que el mismo poeta
Gilberto Owen, a través de su obra literaria,
ha revelado sobre su propia historia, no sin
antes advertir la autora que Owen tenía un
alto interés en mitificar su propia vida, con el
objeto de fundar una literatura en torno a su
persona: “Vivía mitologizando, mitologizan-
dose”, nos señala Inés Arredondo.
Es posible hacer una biografía de Owen
considerando aquello que el mismo poeta nos
ofrece en sus trozos autobiográficos, así lo
considera la investigadora, mas hay que tener
en cuenta que: “el poeta se narra su vida, y
2009 / 31
Cultura
se la narra de una manera ritual, legendaria,
casi mítica”, conclusión a la que había llegado
otro de los investigadores de Owen, Tomás
Segovia.
En algunas ocasiones, para la autora es
fundamental recurrir a la comprobación de
documentos (actas, archivos, expedientes,
etc.), bajo la idea de contrastar estas referen-
cias con lo que el biografiado afirma o da a
conocer de sí mismo, y con ello, delimitar la
biografía real (por llamarla de alguna mane-
ra), y la biografía mítica o ficticia, construida
por el mismo poeta.
En esta investigación, los datos ya compro-
bados por la investigadora, y aquello que el
mismo Owen ha hecho público en sus escritos,
conjugan; por ejemplo, la autora sabe, por un
expediente que ha encontrado en la Secretaría
de Relaciones Exteriores (dependencia para
la que trabajó hasta el día de su muerte el es-
critor), que Gilberto da tres veces su filiación
completa: “en donde declara haber nacido en
El Rosario, Sinaloa, en el año de 1904”, aunque
a sus amigos él les había afirmado que el año
de su nacimiento era en 1905.
Para la investigadora hay dos realidades
que se hacen presente en este trabajo, la pri-
mera, la existencia de una biografía oficial,
que está sujeta a una posible comprobación;
la otra, una biografía ficticia, y sobre todo li-
teraria, que el propio poeta se encargó de in-
ventar y hacer pública. Tanto la una como la
otra le parecen atractivas a la investigadora;
aunque sólo sirve de apoyo a la biografía que
ella ha realizado.
Inés Arredondo prefiere establecer un
diálogo con los investigadores que le antece-
den; a veces los interroga, los juzga, los reta
a comprobar aquello que ha afirmado, pero
no cumple del todo, ya que considera, como
lo hemos dicho anteriormente, muchas de
las especulaciones que con anterioridad ellos
han expuesto
Es justo tener consideración a la investi-
gadora, por el hecho de que ella parte casi de
cero en cuanto a la obtención que se tiene de
datos verídicos de su personaje; la iniciativa
de ir a los archivos y comprobar es lo que más
32 / Politeia Nº 29
puede reconocérsele a la autora; no así su
narración apresurada que carece de gracia y
riqueza expresiva, es más bien una prosa aca-
démica, cuyo cometido es ser precisa, directa
y certera; pero este estilo no es ad hoc a la
biografía, a saber, no existe descripción algu-
na del personaje; cuando Inés Arredondo ha-
bla de Owen no le da vida, no lo encarna, es
como si estuviera hablando de cualquier cosa,
y no de un ser real, vivo, existente. El trato
que ella le da es desde un distanciamiento,
curioso en una narradora tan atenta a la per-
sonalidad y psicología de sus personajes que
aparecen en sus cuentos.
La tarea que Inés Arredondo se propuso
en esta biografía es, ante todo, la persecución
de datos; estuvo al acecho de nuevas referen-
cias que le permitieran trazar la historia de su
personaje, pero no hay una preocupación de
esta biografía un texto atractivo y bello. Tam-
bién hay que ver que la extensión del traba-
jo es mínima, acaso, unas seis cuartillas, en
la que se resumen toda una vida, y más, una
vida de un viajero incansable.
La forma como ella ordena la historia bio-
gráfica es cronológica, es decir, su personaje,
nace, se desarrolla y muere; pero la escritora
no divide estos momentos de vida ni en ca-
pítulos ni en periodos, redacta en una sola
unidad todo lo que ha investigado sobre su
biografiado.
Es justo decir que en algunos párrafos de
este texto, la escritora tiene cierta disposición
a describir detalladamente pasajes de la vida
de Gilberto Owen, y cuando esto sucede, lo
hace de una manera atractiva. Al parecer, lo
que se impone finalmente en esta investiga-
ción es el cometido del trabajo: ser un texto
destinado a un periódico, en el que debe con-
siderarse la extensión, el tiempo de la narra-
ción y su formato, imposibilitando con ello la
libertad de hacer un relato detallado y abun-
dante, quedando así un escrito de menores
alcances y limitado por el número de páginas
al que se somete el texto.
2.- Vicente Quirarte con la idea de elaborar
una biografía más completa que la de sus
antecesores, nos presenta, en la colección
“Escritores en la diplomacia mexicana”, aus-
piciada por la Secretaría de Relaciones Exte-
riores, “Navegaciones y Naufragios”, un texto
de veinticuatro cuartillas, en las que resume
la vida del poeta Gilberto Owen.
La distribución del trabajo lo hace de
manera ordenada: presentación a manera de
prólogo, en la que justifica el título de la bio-
grafía que da a conocer. Este texto lo divide
en siete capítulos o períodos que equivalen
a los viajes a distintos países, o a las residen-
cias en distintas ciudades que el poeta tuvo.
Dicho período va de 1904 a 1952, año de la
muerte del escritor.
Quirarte es atento a la narración, tiene un
supremo interés por hacer una prosa agrada-
ble, grata al lector que aguarda este texto. Su
historia biográfica parte desde el nacimiento
de Gilberto Owen en el pueblo de El Rosario,
Sinaloa, situando a su personaje en el contex-
to que le tocó vivir en aquellos primeros años
del siglo xx, hasta la consumación de su ca-
rrera literaria, por de más olvidada y acuñada
por el olvido y la injusticia.
El investigador elabora su biografía con lo
que el va descubriendo y ocultando, también
con aquello que a fuerza de repetirse por uno
o por otro investigador que le antecede se ha
aceptado como verdad. En algunos casos, el
biógrafo acude a la comprobación de datos,
haciendo uso de los archivos, y en otros, utili-
za sólo la especulación como un instrumento
auxiliar que le sirve para dar respuestas (no
del todo convincentes) a ciertas interrogan-
tes, o en algunos casos el uso de este artifi-
cio le sirve para enriquecer la narración, por
ejemplo, este fragmento: “Niños de Rosario y
Mazatlán viajaban frecuentemente de una a
otra población, a bordo de vehículos sin puer-
tas ni ventanas que la imaginación popular
bautizó como pulmonías”. Sin lugar a dudas la
recreación o lo que el biógrafo inventa en esta
parte es interesante y necesaria para vivificar
el escenario en que se mueve su personaje;
aunque este dato carece de verdad, por el
2009 / 33
Cultura
hecho de que tal acontecimiento que nos na-
rra el investigador no corresponde al tiempo
en el que el poeta vivió, pues esos vehículos
(pulmonías) al que él se refiere no habían sido
todavía inventados, son de la década de los
cincuenta, como lo he comprobado yo mismo,
en el puerto de Mazatlán, propiamente en el
Ayuntamiento, donde tienen el registro del
primer carro con estas características. Erro-
res como éste se encuentran frecuentemente
en esta investigación, invenciones que pue-
den faltar a la verdad de la biografía, no sé si
obedecen a la irresponsabilidad del biógrafo,
o si son simples descuidos de quien no ha
revisado a conciencia su propio trabajo. Otro
ejemplo que da muestra de tales fallas es el
siguiente: “Cuando Owen vino al mundo, te-
nía una hermana mayor, Enriqueta, nacida en
1904, fruto del primer matrimonio de Marga-
rita con Rafael Guerra”. En un principio Qui-
rarte nos dice que Gilberto nació en 1904, por
lo que, si el poeta tiene una hermana mayor,
lógicamente el año de nacimiento de ambos
deben ser distintos, uno, dos o más años antes
ella que él. Hoy sabemos que Owen es del 13
de mayo (según acta de nacimiento), y tam-
bién Quirarte nos lo señala en esta biografía.
Así es que la hermana no puede ser de ese
mismo año, porque serían sólo cinco meses
de diferencia. El otro dato que da a conocer
el biógrafo queda en un simple afirmación sin
prueba; cuando habla del matrimonio de la
madre de Owen no nos revela de dónde ha
34 / Politeia Nº 29
obtenido esa información, a qué archivos ha
acudido para comprobar esto que dice. Si el
biógrafo se aventura a revelar nuevas pistas
sobre su personaje, le corresponde informar
de dónde proceden esos datos. Quirarte en
ese aspecto falla.
Estos dos ejemplos son muestra de cierta
irresponsabilidad en la investigación; aun-
que, es menester decirlo, no toda la informa-
ción que aparece en este trabajo carece de
veracidad.
El biógrafo, al igual que sus antecesores,
hace uso de datos autobiográficos que apare-
cen en la obra literaria de Gilberto Owen, en-
trelazando la biografía verídica y la biografía
inventada o ficticia, enriqueciendo con ello la
narración.
A Vicente Quirarte le interesa situar a su
personaje en el contexto, desde lo regional
hasta lo universal; la historia de su biografia-
do la sitúa en relación a acontecimientos his-
tóricos trascendentales, la revolución mexi-
cana, los movimientos políticos de Europa y
sus guerras, los movimientos literarios y sus
escuelas, etcétera.
Quirarte se preocupa por dar vida a su
personaje, trata de hacer a lo largo del contex-
to una descripción medianamente detallada,
tanto de la personalidad de Owen como de su
aspecto físico. Al atender estas dos caracte-
rísticas el investigador nos ofrece a un poeta
vivo, desilusionado por el amor, un hombre
completo, con cualidades y defectos.
 La virtud de esta biografía tal vez sea la
incorporación de nuevas referencias que de
la vida del poeta Gilberto Owen nos da a
conocer el investigador. Quirate no sólo tie-
ne interés en perseguir datos y fechas, ante
todo, se preocupa por darle una presencia a
su personaje biografiado, haciéndolo a través
de una descripción detallada y amena; en ella
conocemos desde la sonrisa escondida, hasta
la “estampa de indio piel roja” que configu-
ra el aspecto físico del poeta, vivo y presente
en este texto. Tal vez, el número de páginas
de este acercamiento que nos ofrece Vicen-
te Quirarte, no sen suficientes para narrar la
vida de este incansable viajero; pero sí cum-
plen con el propósito que el investigador se
trazó: describir la personalidad tan controver-
sial de este Contemporáneo.
Comparación de ambas
biografías
Es justo decir que la biografía que Inés Arre-
dondo nos ofrece es un trabajo inaugural,
una investigación que dista veintiún años
de la de Vicente Quirarte, quien a merced
de estos acercamientos a Owen ha podido
elaborar una biografía más completa que sus
antecesores.
Las diferencias en ambas son claras y evi-
dentes:
1.- El hecho de que Quirarte en su inves-
tigación tenga mucho más datos, eso le
permite hacer una biografía más acaba-
da.
2.- El destino de ambas biografías son dis-
tintos: la de Arredondo es un texto para
lectores de un Suplemento cultural, la
de Quirarte es un trabajo destinado a un
libro, cuyo público es diferente.
3.- La biografía de Quirarte es mas rica na-
rrativamente, porque en ella se da tiem-
po de escribir, de inventar, de crearle un
escenario y una vida a su personaje; no
así Inés Arredondo que nos presenta una
prosa apresurada en la que, en muchas
ocasiones, el personaje no tiene una vida
propia.
4.- Quirarte sí logra aprehender a su perso-
naje, le da existencia, lo trata, lo define
y lo muestra a sus lectores. Arredondo
descuida en casi toda la narración este
aspecto, su personaje es distante, la vida
de éste no tiene una singularidad que lo
haga distinto de cualquier otro.
5.- Arredondo es medianamente crítica con
aquellas afirmaciones de sus antecesores
que le parecen dudosas. Ella los inte-
rroga, los juzga y los cuestiona. Quirar-
te acepta y asimila todas las referencias
heredadas que pudiera ser equívocas.
En ningún momento las pone en tela de
juicio, cometiendo con aquello injusticia
a la verdad de la biografía.
Coincidencias de las biografias
1.- Ambos autores consideran de importan-
cia los datos autobiográficos proporcio-
nados por el mismo Gilberto Owen.
2.- Así, coinciden en que dichos datos au-
tobiográficos, en muchas ocasiones, son
obra de la inventiva del mismo poeta;
ubicado a estos elementos en el terreno
del mito, y diferenciados de la biografía
real, comprobable.
3.- Los dos autores creen que Owen se in-
venta una vida, una mitología alrededor
de su persona.
4.- Los datos autobiográficos se entrelazan
con los biográficos, en las dos investi-
gaciones; porque la finalidad de ellos es
enriquecer el texto.
5.- En ninguna de las dos biografías los ele-
mentos autobiográficos adquieren mayor
relevancia sobre las referencias que cada
uno de ellos investiga o descubre.
6.- Para muchos autores es necesario, en la
historia de la literatura mexicana, dar un
lugar de importancia al poeta Gilberto
Owen, por considerar que dicho autor ha
sido relegado y, en muchas ocasiones , ha
permanecido en el olvido injustamente.
7.- En cierto modo ambos autores tratan de
hacer justicia a su personaje biografiado.
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Cultura

36 / Politeia Nº 29
Cultura

Una historia muy

breve…
J. I. Barraza Verduzco
Joel Isaías Barraza …entre las gentes las más bárbaras y fieras
Verduzco del nuevo orbe
.
Andrés Pérez de Ribas, 1645.

F
iera la naturaleza, tacaña para otorgar sus frutos
nomás porque sí, por más que los contenga en sus
resquicios húmedos de cañadas y ríos, o prudente-
mente encubiertos bajo el manto marino de playas
y marismas. Fiera la gente, que con determinación obtiene
los frutos, hábil y entendida para lograr la presa y acopiar los
productos.
La naturaleza y sus recursos por un lado, por el otro el
hombre y su recurso, la cultura; frente a frente, relacionándo-
se, demandándose, solicitándose; desafíos e historia.
Sinaloa, franja de tierra lamida por el mar en uno de sus
costados, testigo continuo del tránsito de diversos grupos hu-
manos hacia todos los puntos, corredor natural que permite el
viaje de norte a sur, por el valle o la costa, cortado en franjas
de oriente a occidente por sus ríos, heridas azules de su geo-
grafía que permiten la vida y las cosechas. La fauna tropical
y su flora abundante, mesopotamia del nuevo mundo, aquí
también se originó la agricultura, agua en el agua, lugar de
garzas, lugar donde domina la blancura.
Cuentan los especialistas, que alguna vez en el tiempo,
estas tierras poseyeron la exuberancia de una vegetación lu-
juriosa, en cuyo paisaje pastaba una fauna prehistórica varia-
da: mamuts, gliptodontes, megaterios y otras bestias de igual
tamaño, no han dejado sus restos fosilizados como testimo-
nio de su existencia. Sin embargo, no se ha podido encontrar

2009 / 37
Cultura
ningún instrumento humano, ni siquiera una
punta de proyectil que vislumbre al menos la
posible presencia de seres humanos para esa
época. Si acaso, se puede aventurar que los
vestigios prehistóricos podrían corresponder
a los encontrados en Sonora, en Arizona, don-
de penetra y termina el corredor sinaloense;
sitios en donde los fósiles de las bestias fueran
encontrados junto a huellas humanas, que da-
tan de diez a doce mil años antes de Cristo.
De cualquier manera, podemos suponer
que desde las primeras migraciones prove-
nientes del estrecho de Behring, agrupacio-
nes de cazadores recolectores llevaban a cabo
incursiones de reconocimiento por estas lati-
tudes, aprovechando frutos, semillas y raíces,
presas de caza, crustáceos, moluscos y peces,
y entonces: ¿Qué del paso, de la presencia del
hombre por este corredor, y de su estancia?
Los restos antiguos más importantes vendrían
a ser algunos enterramientos diversos, ocasio-
nales pinturas rupestres, y una gran cantidad
de petroglifos diseminados por todo el estado,
en cuyos diseños podemos identificar anima-
les acuáticos y terrestres, figuras geométricas,
estrellas y astros celestes, plantas y seres hu-
manos diversos. Las fechas giran entre el 600
A. C. y el 900 D. C.
En un esfuerzo por descorrer la cortina
del pasado, tratando de encontrar al Sinaloa
fundacional, se ha llegado hasta el mito y la
leyenda, al estudio por analogía con algunas
sociedades vecinas, que en su proceso cultu-
ral, lograron expresar y dejar un patrimonio
histórico comprobable.
La etnolingüística, rastrea en los símbo-
los y sonidos de los diversos grupos humanos
que encontraron los primeros europeos en
sus incursiones por tierras sinaloenses. Algu-
nos coinciden en señalar que las etnias origi-
nales derivaban de las familias entre las que
destacan los sioux, hokas, cados, algonquinos
y yuto-nahuas o shoshone-nahuas. De esta
última familia derivan los pima-nahuas, de
quienes descienden numerosas tribus aztecas
y toltecas. Grupos hoka-sioux y nahuas, baja-
ron desde Norteamérica hasta Centroamérica
utilizando el corredor geográfico de Sinaloa.
38 / Politeia Nº 29
En cambio, algunos otros investigadores opi-
nan, que la mayor parte de las etnias de Sina-
loa eran de origen nahua, y que su proceden-
cia más que del norte, era del centro-sur.
Sin oposición, a partir de los hallazgos
realizados por arqueólogos, antropólogos e
historiadores, es posible reconstruir hechos
incuestionables del pasado sinaloense. Ya he-
mos leído que desde tiempo atrás, este corre-
dor del Pacifico ha sido constante cruce de
civilizaciones, culturas, grupos humanos en
movimiento. Unos pasan nada más, otros se
detiene temporalmente, otros se quedan para
siempre.
En los valles y planicies aluviales de Sina-
loa, hendidos por las fértiles aguas de sus ríos,
se asentaron diferentes grupos humanos para
reposar el cansancio del deambular nómada, y
al final evolucionar hacia la vida sedentaria.
Ya desde aquel entonces, la obsesión vital
era el agua. Cada río, era el medio para viajar
de la costa a la sierra, para comerciar, para
buscar alimento, para protegerse de las incle-
mencias del clima, para extender las relacio-
nes grupales. Cada uno de estos ríos alberga
un modo cultural diferente. Cada uno de ellos
determinó la forma inicial de la agricultura.
Cada una de estas corrientes generosas de
comida y bebida, al generar un excedente en
los satisfactores, dan cabida al surgimiento de
otras actividades como la alfarería, y sobre
todo al intercambio comercial. Junto con la
agricultura, la caza y la pesca complementan
las actividades de estas primeras sociedades
que se adaptaban al territorio, cambiándolo
muy poco. Según los productos en abundan-
cia o a la mano, los grupos se especializaban,
se quedaban, o iban y venían. La existencia
de una pesca abundante determinaba que el
grupo se hiciera pescador.
A las orillas de los ríos se practicaba la
agricultura de riego, en pequeñas parcelas se
cultivaba maíz, frijol, algodón, calabaza. En
la desembocadura de los ríos y en el mar se
pescaba mojarra, camarón, chihuil, ostión,
almeja, pargo, tiburón, caguama, langostino,
caracol, jaiba, callo de hacha, pata de mula,
etc. La pesca permitía el uso múltiple de los
productos, de tal manera que se aprovechaba
no sólo la carne, sino hasta el hueso: para agu-
jas, anzuelos, cucharas, tenedores, cuchillos
y hasta platos. La tortuga ofrecía su concha
como batea, cuna para el bebé, sonoro tambor
de guerra o fina joyería de carey pulido; los
dientes del tiburón eran útiles herramientas
y, ciertos estómagos de algunos pescados les
servían de bolsas impermeables. La paloma,
el pato y la codorniz, eran banquetes cotidia-
nos a la mano de cualquier arquero eficiente.
Todo se utilizaba. La carne, suculento platillo;
los huesos, los picos y las garras, herramien-
tas para el uso cotidiano; las plumas, adorno y
ornamentos de algún bello tejido.
La cacería también les proveía de carne,
vestidos e instrumentos; cazaban venado,
liebre, conejo, zorra, berrendo, coyote, gato
montés, puma, foca y lobo marino.
En el río, la laguna, el estanque, había
carrizales para fabricar flechas, dardos, arpo-
nes, cuentas, collares, cestas, pilotes y recu-
brimientos para las casas. Las piedras de los
ríos se convertían en morteros, raspadores,
masas, metates, cuchillos, puntas de flecha,
hachas, pedernales, navajas y proyectiles.
Del barro del río, cernido, amasado y cocido,
surgían hermosas vasijas de formas de múlti-
ple imaginación: anatómicas, zoomorfas, fito-
morfas, cóncavas, policromadas, pintadas, es-
grafiadas, pellizcadas, incisas, protuberantes,
globulares, etc. De barro era pues también el
malacate que se usaba para hilar el algodón,
que terminaba como bello producto del telar
de un artista prehispánico. Del mismo barro
cantarín las vasijas-silbato que producían un
silbido dulce y terroso. Del mismo barro los
juguetes y miniaturas que se cocían para ini-
ciar a los niños en las complejas técnicas de
la cerámica.
Todo estaba entretejido en un grupo de
relaciones de parentesco y de cooperación
simple, como principio de organización so-
cial, y se daba la división de funciones por
especializaciones tribales y de grupo: pesca-
dores, cazadores, recolectores.
Fiera pues la naturaleza, fiera la gente
que poblaba el paisaje mesoamericano de
valles y planicies, montañas y cañadas, la-
gunas y costas de nuestro actual estado de
Sinaloa; pero no bárbaros, como algunos
colonizadores de corta comprensión -y gran
aspiración de empresas heroicas y temera-
rias- les llamaron, en algún momento del
contacto. ¿Qué bárbaro profundiza en el
conocimiento de la naturaleza de la mane-
ra en que lo hemos descrito? ¿Qué bárbaro
mantiene con la tierra una relación siempre
armónica, de respeto y comprensión y ade-
más, al final, coronarse con el éxito de saber
cultivarla y recoger sus productos? Con todo
esto, creemos que en la definición de la Si-
naloa ancestral, no hay cabida para el califi-
cativo de barbarie.
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Cuento

40 / Politeia Nº 29
Cuento

Las cuentas que cuenta el cuento

La primera vez

A
hí viene con su paso de ganso, su carita altiva, sus
Elio Edgardo ojos de faro, sus muslos ardientes..., era la primera
Millán Valdez vez. ¡Ah!, qué primera vez, fue como volver al ori-
gen, como tornar a lo primero, cuando éramos uno
y lo éramos todo: ella no era ella, yo no era yo. Éramos el mag-
ma de un raro milagro en donde se funde, donde se confunde,
la carne y la sangre que el cuerpo conjunta en incendio y gel.
Y ahí el silencio se trueca en gemidos, y a su vez los ayes se
vierten en canto, cuya melodía semeja en instantes la voz del
Creador.
Ay, era la primera vez. Mi cuerpo en llamas, inmensa bra-
gueta, exhaló los humos de esa comunión. Y su falda impía,
henchida de ansia, se tornó en caverna, y ahí tiritaron verdades
eternas, que suelen mostrarnos la única voz: Coged y multipli-
caos. Dios nos lo mandó, y ante ese mandato, obediencia ciega.
Nos queda tan sólo abrir esa brecha hasta el fondo de las pro-
fundidades, golpe a golpe, verso a verso, para que el jilguero
doquiera que cante lo haga con rimas de un verso de Dante.
Ese día venía vestida..., ¿cómo?, la memoria se me escapa,
era apenas la primera vez. Lo que sí recuerdo es que venía
flotando con marcial donaire. El viento, el aire, mecían su
cuerpo, salvaje, voluptuoso, fresco como la lumbre que arde
al rojo azulado que quema el alma. Era el deseo a flor de piel,
me pidió a gritos, desesperada, casi al borde del desmayo:
-¡Métemela hasta el tronco, hasta las quichitas, M’ijo!.- Luego
me exigió con voz temblorosa, que me causó espanto: -¡Án-
dale cabrón, métemela hasta las últimas consecuencias!-. El
cielo le cantó al infierno convertido en gloria... y los pájaros
volaron en reversa convertidos en oscuras golondrinas.
La tomé desnuda y mi lengua enfebrecida la fue lamiendo
gota a gota, hasta la última gota de saliva. Le lamí los pies,

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Cuento
las piernas, las rodillas, los muslos infinitos,
carnosos; le mordí las nalgas palpitantes,
abiertas, firmes, inmensas; como si mi lengua
se hubiese convertido en víbora de cascabel.
Después, con la lengua seca, reseca, muscu-
losa, erecta, busqué su vagina y se la sumergí
rabiosa en su grieta, que lucía húmeda, tré-
mula, titilante; le lamí los labios virginales,
hasta atrapar su lengua ayuna de palabras, o
quizá donde se esconden las palabras primor-
diales. Jugué con su clítoris hasta el estreme-
cimiento. La punta de la lengua era como una
inmensa verga, que nos conectaba a una reali-
dad divina. Sí, a ese más allá, a ese trasmundo
donde se habla con dios con la voz del cuerpo
en llamas.
Era la vuelta a lo primero, porque era la
primera vez. Su respiración entrecortada,
furibunda, delirante, marcaba el ritmo de su
corazón que amenazaba salírsele del pecho.
No era ya la niña que suspiraba a la mujer que
no era; era la mujer que ya no quería ser la
niña de ensueños y muñecas. La respiración y
el sudor de su cuerpo, cuyos músculos y piel
eran firmes, impúdicos, bestialmente hermo-
sos, la hacían viscosa, huidiza, y, al mismo
tiempo, asible, penetrable. Era toda ella poe-
sía en brama. Mi baba, sus babas; sus jugos,
mi esperma, bañaron sus carnes abiertas, exu-
berantes, lujuriosas, crepitantes de deseo...
Con la cara viscosa a fuerza lamerle las
entrañas, la besé, le mamé, la mordí con des-
esperación, convirtiendo en sangre sus labios
carnosos. Buscó mi verga como el sediento
busca agua en el desierto. Sus manos me la
apretaron hasta el desmayo, con furia, con
fuerza descomunal, que por instantes pen-
sé que me la arrancaría de tajo. Escribió mi
nombre con ella en sus pechos, en sus ojos,
sus nalgas, al tiempo que decía: -ahora sí eres
mío cabrón, nadie podrá arrancarte de mi
lado, porque en la punta de la verga llevas ni
marca; me llevas toditita....
Absorto en aquel recuerdo, Jacob olvidó
por unos instantes que estaba en la iglesia,
frente a sus feligreses a punto de dar el ser-
món de su primera misa, pues recientemente
se había ordenado como sacerdote. Por instan-
42 / Politeia Nº 29
tes su presencia ausente produjo la desazón
del auditorio. De inmediato Jacob se repuso,
se acomodó la túnica y empezó el sermón con
una voz aterciopelada, que parecía que por
ella bajaban los mismos ángeles del cielo.
****
Jacob nació en Pirándoro Guanajuato, una
noche de múltiples eclipses. Esa noche, esa
maldita noche, los caballos, las vacas, los bo-
rregos se asustaron, e intentaron brincarse las
trancas de los corrales. Los perros aullaban
lastimeramente y los gatos maullaban de ma-
nera extraña. La señoras cuchicheaban que
“el llanto de niño” de los gatos, anunciaba un
mal presagio. El rumor se fue extendiendo
por el caserío, y los afligidos como supersti-
ciosos vecinos, se pusieron a rezar un padre
nuestro, tal vez esa plegaria procuraba evitar
que esa maldición cayera para siempre sobre
el recién nacido.
Jacob no lloró cuando salió del vientre de
su madre. Esta rara circunstancia no pasó
desapercibida para la partera. Al tomarlo en
los brazos, empezó a temblar, se le aflojaron
las rodillas y estuvo a punto de desmayarse
de la impresión. Con las pocas fuerzas que
le quedaban, se lo entregó a doña Eulalia, a
la que solamente alcanzó a decirle: - Doña
“Eu...”, por favor, por favor, mírele nomás los
Ojos....-. Doña Eulalia “acurrucó” a su hijo
Jacob, y al tenerlo frente a frente, se estre-
meció: los ojos de Jacob estaban encendidos,
parecían dos chispas que podían saltar en
cualquier momento de sus órbitas, eran una
especie de espadas refulgentes que le atrave-
saban sus sentimientos más íntimos. Pero el
miedo se convirtió en pánico, cuando le dio a
beber del pecho: Jacob no le mamó, le apretó
los pezones, se los acarició con la lengua, al
tiempo que la miraba..., que la miraba exta-
siado de placer... Solo el amor de esta pobre
madre horrorizada, pudo contener el asco
que esa profanación le producía....
Al día siguiente llevaron a Jacob a la pe-
queña iglesia de Pirándoro. En el camino las
señoras veían de reojo la procesión familiar,
no sin persignarse y apurar el paso para no
comprometerse. El curita los recibió afable,
pero percibió que algo le pasaba a la familia
Hernández. Doña Eulalia sin mediar expli-
cación, simplemente le dijo: -Mire, señor pa-
dre...- y le enseñó los ojos del niño. El cura
se cimbró como nunca jamás, pero aparentó
guardar la calma. Masculló algo incomprensi-
ble, pero luego con aplomó, le expresó:- Los
ojos del niño enseñan un fuego divino; cuando
sea grande será un gran sacerdote...- No dijo
más, como si las palabras que tenía que decir,
se las hubieran quemado los ojos de Jacob.
Se persignó, despidió a la familia y mandó al
sacristán a que tocara las campanas a rebato,
como si con su tañido hubiera querido exor-
cizar su pesadumbre... A doña Eulalia no le
convenció del todo lo que dijo el sacerdote,
y mucho menos a don “Tacho”, que a rega-
ñadientes se había acercado al recién nacido.
A pesar de ello la profecía del cura tenía que
cumplirse a si misma: Jacob sería sacerdote
cuando fuera grande.
****
La fuerza de la noticia, corrió como reguero
de pólvora: Jacob era un ser tocado por Dios,
estaba predestinado para ser un gran sacer-
dote. No obstante, la relación de los habitan-
tes de Pirándoro con él, siempre se mostró
como un sentimiento de ambivalencia: se le
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Cuento
temía y se le adoraba. Una señora resumió a
su manera esa extraña relación: -Sus ojos me
dan miedo, ay, son tan lujuriosos..., pero el
padre dice que es fuego divino, y si lo dice el
padre, entons, no hallo qué pensar, puesn...-.
En ese ambiente creció Jacob. Por supuesto
su familia se convirtió en un cerco para que
su moralidad estuviera a la altura de su futuro
sacerdocio, no se le dejaba ni a sol ni sombra
y a pesar de ello...
Dieciocho años atormentaron los ojos de
Jacob a Doña Eulalia: se sentía taladrada por
ellos, profanada, herida hasta el llanto, al sen-
tir rebajado su papel de madre. Evitaba sen-
tarse en la cama descuidadamente, porque
ahí estaban los ojos de Jacob mirándole las
piernas. Una tarde, después de muchas que-
jas de padres ofendidos contra Jacob, porque
asediaba a sus hijas en la escuela, la maestra
mando llamar a doña Eulalia y le dijo a raja-
tabla, con voz colérica: -¡Su hijo es un perver-
tido, señora, siempre anda asomándose por
debajo de mi falda y me mira con unos ojos
que me ponen “rechinita”...!- Y luego remató
en forma contundente: -Y así..., así no puedo
trabajar..- Doña Eulalia se quedó callada, dio
44 / Politeia Nº 29
la media vuelta y enfiló llorando a su casa. En
el camino exclamó: - No sé qué voy a hacer
con este cabrón, no quiere dejar una sola pa’
comadre...- Encontró a Jacob en la puerta de
la casa. Sintió un deseo irrefrenable de gol-
pearlo, pero el miedo la contuvo: Jacob la
miraba desnuda, a pesar de ir vestida con la
típica ropa del Bajío.
El día catorce, a sus dieciocho años, casi
a punto de terminar la preparatoria, Jacob
no durmió, pasó la noche en vela, ardiendo
en calentura. Esa noche tuvo una revelación
estremecedora, que cambiaría su suerte para
el resto de sus días. Una vez pasadas esas
negras horas de temblor y reflexión, frente
al espejo, exclamó con rabia:- ¡Oh Dios mío,
toda mi vida he sido prisionero de mis bajos
instintos..! Y toda la culpa de mis desgracias
la tienen estos pinches ojos de lujuria..., pues
siempre me arrastran debajo de las faldas...-.
Sintió tanta vergüenza que estuvo a punto de
lastimarse los ojos para siempre: se los gol-
peó, se los arañó y se los picó con un palo de
escoba, a tal grado que después del castigo,
las sábanas de la cama estaban coloreadas con
el rojo color de la sangre. Se acordó, bañado
en lágrimas, unas lágrimas que se confundían
con la sangre, del dolor que le había causado
a su madre, a su maestra, a sus compañeras de
clase. Como autómata se puso de nuevo fren-
te al espejo, le lanzó un puñetazo que lo con-
virtió en añicos y luego les gritó a las mil imá-
genes que lo refractaban deformado: - ¡Jamás
volveré a ofender a nadie con los ojos, jamás
miraré a nadie a los ojos con los míos...!-.
****
Esa noche decidió servir a Dios para siempre.
En la mañana se lo comunicó a su mamá, que
estuvo a punto de infartarse por el daño que
Jacob se había hecho. Al ponerle “fomentos”
en las heridas, descubrió que su mirada en-
cendida y penetrante se había transformado
en una especie de mar que se baña en las
aguas danzarinas de la calma. Esta decisión se
la refrendó a su padre en su lecho de muerte;
por supuesto la revelación permitió que don
Anastasio lo abrazara por primera y última
vez con un amor profundo, como no lo había
hecho nunca jamás. Esa mañana también fue
a decírselo al cura de Pirándoro, el cual como
antaño mandó al sacristán a tocar las campa-
nas a rebato, no sin estremecerse de pies a
cabeza. Por supuesto también se los comentó
a los pobladores que encontró por la calle esa
mañana. A todos les dio la noticia sin verlos
a los ojos; su mirada estaba dirigida a lo alto,
como si sus ojos buscaran a Dios, nuestro Se-
ñor, en algún lugar del firmamento.
Tal vez esta transformación fue un mila-
gro, un sortilegio por el que se torna la in-
tensidad del amor por el espíritu de la carne,
en amor igualmente profundo por la carne
del espíritu, por el Verbo de Dios Santo... Ave
María purísima...
Jacob de inmediato inició sus estudios en
el seminario con la misma devoción con la que
antes desnudaba a las mujeres con su impúdica
mirada. Al ver a Jacob fundido en sus oracio-
nes, la gente del pueblo arrepentida por haber
descreído por la profecía del padre, fueron a
confesarse para recibir el perdón del tonsura-
do. No hubo en otra época, que se recuerde,
una reconciliación mayor de la gente con su
iglesia. El testimonio de esa reconciliación
eran por supuesto los propios ojos de Jacob.
Aquellos ojos escrutadores, de pupilas chis-
peantes, de mirada desnudante, paralizante,
2009 / 45
Cuento
enmarcados por un par de cejas que solían
entornarse como llamas demoníacas y unas
pestañas titilantes que semejaban las alas de
un colibrí penetrando las intimidades de las
flores, sí, todo eso había desaparecido, o al
menos habían cambiado de dirección; ahora
se dirigían al cielo, tal vez en busca del per-
dón divino.
Desde ese santo día todo marchaba vien-
to en popa, en ese mar que otrora se inun-
daba en las aguas procelosas de la desazón.
Todo parecía marchar de acuerdo con la
buena nueva y con las santas costumbres de
ese pueblo. En efecto, todo iba bien, pero...
Hacía por lo menos un mes que había llega-
do a Pirándoro una familia de León, con el
propósito de instalar un abarrote. En esa fa-
milia venía Laura Alicia, una hermosa joven
de pechos refulgentes, cintura pequeñita
que hacia juego con sus anchas caderas, de
donde emergían unos potentes muslos, unos
muslos que le dibujaban un paso de reina,
como si danzara en el aire el Canto de los
Cisnes. Era tan bella que provocaba el des-
concierto de sus admiradores. Su sonrisa era
una promesa, y sus ojos de llama tenían una
semejanza inquietante con los primeros ojos
de Jacob. Su belleza se hacía más patente
porque, a pesar del rechazo instantáneo que
produjo en las mujeres del Pirándoro, vestía
minifaldas, una minifaldas estremecedoras
que el viento movía a discreción, para ador-
narla como un ángel demoníaco, pues arran-
caba suspiros entrecortados de los hombres
y, a muchos de ellos, les encendía tanto la
sangre, que no les alcanzaba el aliento para
disimular el temblor de sus mejillas.
****
El primer encuentro de Jacob con Laura
Alicia fue brutal. Se le quedó viendo como
petrificado, absorto, al tiempo que un sudor
frío le recorría sus arrobadas mejillas. Se dijo
espontáneamente, sin pensarlo: -¿Acaso me
he encontrado con el espíritu santo?-. Al ins-
tante reprimió ese pensamiento, porque de
lo más hondo de su ser, sintió que había di-
cho una blasfemia. No se había recompues-
46 / Politeia Nº 29
to de la grata impresión, cuando la hermosa
muchacha le tendió en forma seductora la
mano. Luego que le acercó el cuerpo a su
cuerpo, a tal grado que sentía su respiración
quemándole los labios, el pecho, el... Ense-
guida con un toque de coquetería, le susurró
al oído, casi como una melodía: - Hola, soy
Laura Alicia, soy tu vecina y quisiera ser tu
amiga-. Jacob balbuceó algo indescifrable,
pero por sus gestos podía adivinarse que
asentía. Turbado hasta el desmayo, Jacob dio
la media vuelta y se echo a andar desconcer-
tado, con la sangre hirviéndole en las venas.
A la distancia Laura Alicia le grito, no sin
dulzura: - ¡No vemos mañana en el río, quie-
ro platicar contigo, quiero conocerte...!-. Ja-
cob detuvo sus pasos y se volteó, pues quería
decirle que eso no era posible, pero la emo-
ción le hizo tragarse las palabras, porque el
aire indiscreto que jugaba con la minifalda
de Laura Alicia, le enseñó sus muslos inci-
tantes, exquisitos, briosos...
De inmediato Jacob fue a confesarse,
pero no encontró al cura en la iglesia. Pre-
suroso se fue a su casa y se encerró en su
cuarto. Doña Eulalia se asustó al ver el ros-
tro descompuesto de su hijo, pues le había
vuelto la mirada que tanto pavor le había
causado. Intentó tocarle la puerta para plati-
car con él, pero se arrepintió..., tal vez por-
que no quería ser mirada con aquellos ojos
que la habían aterrorizado tanto tiempo.
Jacob en la cama se abrazó con desespera-
ción al crucifijo que le habían regalado en el
seminario. Estuvo muchas horas prendido a
esa cruz bendita, con la vista perdida en el
techo del cuarto. Se sentó en el borde de la
cama, intentando platicar con Jesús Cristo.
Casi al borde del llanto, se dijo: -¿Por qué...,
por qué dios mío?-, y al fijarse en la piernas
de Jesús, vio en ellas los hermosos muslos de
Laura Alicia...De nuevo apretó el crucifijo,
hasta hacerse daño en las manos, pero ya no
pudo apartarse de la mente esa imagen sen-
sual, que le erizaba la piel cada vez que la
recordaba, que a decir verdad nunca jamás
habría de olvidaría. Y es que son tan extra-
ños designios de Dios...
 ****
En la mañana, muy temprano, Jacob se fue
al río. Era literalmente llevado por los hilos
invisibles del deseo, un deseo voraz, irresisti-
ble, animal; todo el cuerpo le gritaba que esa
mañana haría suyo el cuerpo de Laura Alicia.
En su travesía, intentó volver sus pasos, ape-
lando a su vocación, a Dios, a su madre, pero
sus instintos lo arrastraban sin misericordia,
como arrastran las cadenas al prisionero una
vez que ha sido liberado de la cárcel. –Por
qué.., por qué Señor...-, exclamó mirando al
cielo, como buscando una explicación a ese
deseo infinito que lo conducía a romper su
juramento. Después ya no pudo pensar en
nada ni en nadie, su corazón crepitaba en
cada latido el nombre de Laura Alicia/Laura
Alicia/Lauralicia...., porque cuando el deseo
llega así, de esa manera, la sangre coagula el
pensamiento, convirtiéndolo en un monólogo
que sólo puede disiparse penetrando el cuer-
po de la persona amada, bañándola con la mar
incontenible de los espermatozoides.
Llegó al río, tembloroso, hecho un ama-
sijo de nervios. Se sentó como pudo debajo
de un árbol, se limpió el sudor y escudriño la
vereda, pues el sexto sentido le indicaba que
de un momento a otro llegaría Laura Alicia.
Para calmar su ansiedad, se puso a esculpir
en una piedra el nombre de Laura Alicia. Los
minutos de espera pasaron rápidamente, pero
a Jacob le parecían una eternidad. De pronto
la incertidumbre se apoderó de él, y se dijo,
no sin rabia: ¿Acaso este asunto es un juego
infame?-. Pasó media hora y Laura Alicia no
llegaba. Empezó a sollozar y luego a llorar
desgarradoramente. Se levantó, se limpió las
lágrimas, quiso marcharse, pero una fuerza
superior a él, volvió a impedírselo. Al borde
de la agonía, exclamó: - ¡Dios mío, ilumíname
por favor! De pronto, sin esperarlo, encontró
un poco de calma, tal vez porque en la piedra
que esculpía, se dibujaron los preciosos ojos
de Laura Alicia.
Después se tiró en el pasto. Hora y me-
dia después llegó Laura Alicia, convertida en
una hermosa promesa. Traía una minifalda
que mostraba sus muslos palpitantes, briosos,
exuberantes. Venía enfundada en una camise-
ta pequeñísima que le hacía lucir su hermosa
cintura y un ombligo perfecto, listo para ser
horadado por la lengua y, en la parte superior,
podían vérseles los senos bellísimos, tiritan-
tes, y unos incitantes pezones, ayunos de la
presión del sostén, que seguramente había
olvidado ponerse por las prisas de esa lumi-
nosa mañana... Esta visión estremeció a Ja-
cob, pero estuvo al borde del delirio, cuando
descubrió que Laura Alicia no traía calzones,
pues el aire le levantó su falda y le miró el
bello púbico rizado, negro, brilloso, y al fon-
do de esa hermosa selva, su vagina mojada,
trémula y un clítoris espasmódico, lascivo,
azulado hasta el frenesí....
Sin mediar siquiera una palabra, Jacob se
quitó la ropa con violencia y luego despojó a
Laura Alicia de la poca que traía. Con desespe-
ración la besó, le paso la lengua por los muslos,
la vagina, los oídos. La lamió hasta el desma-
yo y, ella, con furia, le mamó la verga hasta el
estremecimiento. En efecto, no hubo pala-
bras, dejaron que sus cuerpos hablaran. No se
cuanto tiempo pasó, pero Laura Alicia y Jacob
rodaron mil veces por el pasto envueltos en
espasmos y gemidos. Después de ese bendito
escarceo, cuando Jacob iba penetrar la hermo-
sa vagina de Laura Alicia, convertido todo en
una venosa, potente y desmesurada verga..; de
pronto, desgarradoramente, casi como un au-
llido, gritó desde sus entrañas: ¡Nooo..! ¡Nooo!.
¡No, dios mío, qué sacrilegio!-. Se levantó del
pasto y se echó a caminar, tembloroso, espas-
módico, rumiando para sus adentros, el mal
que había hecho y el pecado mortal que estuvo
a punto de cometer, un pecado capital que se
habría convertido en oprobio para su anhelada
vocación de sacerdote.
Laura Alicia se quedó tendida en el pas-
to, abierta a la vida, como una promesa. -No
te vayas-, le dijo suplicante. El deseo insa-
tisfecho transformó en un instante su sonrisa
en una horrible mueca de frustración y le
gritó con saña: - ¿Si no me coges, cabrón,
es cierto lo que dicen en el pueblo...!. ¡Que
eres un pinche marica!.. ¡Que eres un pin-
che santurrón...!-
2009 / 47
Cuento
****
Jacob llegó a su casa arrastrando los pies, y
se encerró en su cuarto. Ardía en calentura,
estaba excitado, lujurioso... Se agarró el pene
con desesperación, y se lo empezó a acariciar
rítmicamente, de adelante para atrás, de atrás
para adelante, al tiempo que decía Laura Ali-
cia, Laura Alicía, Laura Aliciaaa...Después lo
hizo con furia, una y otra vez/una y otra vez/
unayotravez, hasta confundírsele la mano con
la verga. Se le entrecortó la respiración y el
nombre de Laura Alicia se volvió trepidante,
repetitivo, infinito: Lauralicia/Lauralicia/Lu-
raalis/Laura/ Lauraghhh/haghhhhh....Las ma-
nos, los muslos, la pelvis, los pies, la cara...., le
quedaron ahogados en un charco de esperma.
Después hizo el silencio, apenas roto por los
sollozos que le brotaban de lo más recóndito
del alma.
****
Después, con la mar en calma, se puso a escri-
bir sin prisa, esculpiendo cada palabra, como
si las moldeará una estatua hecha de prosa
y poesía. Escribió, borró, tachó, rescribió y
luego volvió a escribir. Tiró mil veces las ho-
jas del cuaderno que había cincelado con un
viejo lápiz. Jacob quería escribir una hermo-
sa página en su memoria de aquel momento
en que había estado tan cerca y tan lejos del
cuerpo de Laura Alicia. Habían pasado dos
horas, cinco o tal vez mil, y Jacob no podía
escribir esa dulce como frustrante impresión.
Estaba a punto de desistir, cuando un im-
pulso desconocido le tomó la mano y le obli-
gó a escribir frenéticamente; tal vez era Dios,
Nuestro Señor, quien guiaba su diestra, quizá
en reciprocidad por haberle sido fiel en aque-
llas horas tormentosas. Después lo supo, no
escribió en una hoja de cuaderno, sino en su
propia mente, pues cada palabra, cada frase,
fueron “escritas” para siempre en su memo-
ria, al grado tal que toda la vida las recordaría,
como aquella vez en que, habiéndose recibi-
do de sacerdote, estuvo a punto de echar a
perder su primer sermón ante sus feligreses.
Y en efecto, Jacob escribió una pieza
bellísima, sagrada y profana, en memoria de
48 / Politeia Nº 29
Laura Alicia. Una pieza que fue resbalando al
ritmo del corazón de Jacob, un corazón que
estaba en sincronía con el pulso sagrado de
Nuestro Creador, como un torrente apenas
detenido por los valladares de los puntos y
comas:
“Ahí viene con su paso de ganso, su cari-
ta altiva, sus ojos de faro, sus muslos ardien-
tes..., era la primera vez. ¡Ah!, qué primera
vez, fue como volver al origen, como tornar
a lo primero, cuando éramos uno y lo éramos
todo: ella no era ella, yo no era yo. Éramos el
magma de un raro milagro en donde se funde,
donde se confunde, la carne y la sangre que
el cuerpo conjunta en incendio y gel. Y ahí el
silencio se trueca en gemidos, y a su vez los
ayes se vierten en canto, cuya melodía semeja
en instantes la voz del Creador.
Ay, era la primera vez. Mi cuerpo en lla-
mas, inmensa bragueta, exhaló los humos de
esa comunión. Y su falda impía, henchida de
ansia, se tornó en caverna, y ahí tiritaron ver-
dades eternas, que suelen mostrarnos la única
voz: Coged y multiplicaos. Dios nos lo man-
dó, y ante ese mandato, obediencia ciega. Nos
queda tan sólo abrir esa brecha hasta el fondo
de las profundidades, golpe a golpe, verso a
verso, para que el jilguero doquiera que cante
lo haga con rimas de un verso de Dante..
Ese día venía vestida..., ¿cómo?, la me-
moria se me escapa, era apenas la primera
vez. Lo que sí recuerdo es que venía flotando
con marcial donaire. El viento, el aire, me-
cían su cuerpo, salvaje, voluptuoso, fresco
como la lumbre que arde al rojo azulado que
quema el alma. Era el deseo a flor de piel,
me pidió a gritos, desesperada, casi al bor-
de del desmayo: -¡Métemela hasta el tronco,
hasta las quichitas, M’ijo!.- Luego me exigió
con voz temblorosa, que me causó espanto:
-¡Ándale cabrón, métemela hasta las últimas
consecuencias!-. El cielo le cantó al infierno
convertido en gloria... y los pájaros volaron en
reversa convertidos en oscuras golondrinas.
La tomé desnuda y mi lengua enfebreci-
da la fue lamiendo gota a gota, hasta la última
gota de saliva. Le lamí los pies, las piernas,
las rodillas, los muslos infinitos, carnosos; le
mordí las nalgas palpitantes, abiertas, firmes,
inmensas; como si mi lengua se hubiese con-
vertido en víbora de cascabel. Después, con
la lengua seca, reseca, musculosa, erecta,
busqué su vagina y se la sumergí rabiosa en
su grieta, que lucía húmeda, trémula, titilan-
te; le lamí los labios virginales, hasta atrapar
su lengua ayuna de palabras, o quizá donde
se esconden las palabras primordiales. Ju-
gué con su clítoris hasta el estremecimiento.
La punta de la lengua era como una inmen-
sa verga, que nos conectaba a una realidad
divina. Sí, a ese más allá, a ese trasmundo
donde se habla con dios con la voz del cuer-
po en llamas.
Era la vuelta a lo primero, porque era la
primera vez. Su respiración entrecortada,
furibunda, delirante, marcaba el ritmo de su
corazón que amenazaba salírsele del pecho.
No era ya la niña que suspiraba a la mujer que
no era; era la mujer que ya no quería ser la
niña de ensueños y muñecas. La respiración y
el sudor de su cuerpo, cuyos músculos y piel
eran firmes, impúdicos, bestialmente hermo-
sos, la hacían viscosa, huidiza, y, al mismo
tiempo, asible, penetrable. Era toda ella poe-
sía en brama. Mi baba, sus babas; sus jugos,
mi esperma, bañaron sus carnes abiertas, exu-
berantes, lujuriosas, crepitantes de deseo...
Con la cara viscosa a fuerza de lamerle las
entrañas, la besé, le mamé, la mordí con des-
esperación, convirtiendo en sangre sus labios
carnosos. Buscó mi verga como el sediento
busca agua en el desierto. Sus manos me la
apretaron hasta el desmayo, con furia, con
fuerza descomunal, que por instantes pen-
sé que me la arrancaría de tajo. Escribió mi
nombre con ella en sus pechos, en sus ojos,
sus nalgas, al tiempo que decía: -ahora sí eres
mío cabrón, nadie podrá arrancarte de mi
lado, porque en la punta de la verga llevas ni
marca; me llevas toditita...-.
****
Al terminar esta página, expresó, con la vista
puesta en el cielo: -Perdóname, Señor, sé que
te he ofendido-. Enseguida se quedó dormido,
no sé cuántas horas, y en el sueño recordó que
embestía a Laura Alicia con una lanza conver-
tida en braza y confeti...El misterio quedó ahí,
inescrutable, porque sólo dios sabe el por qué
obra de determinada manera, ora pronobis...
2009 / 49
Cuento

50 / Politeia Nº 29
 Consejos para
candidatos registrados

E
Omar Garfias l marketing político debiera ser una actividad más
cercana al esclarecimiento científico pero, lamen-
tablemente, está más ligada a una suerte de encan-
tamiento de serpientes.
En cada campaña, los políticos avezados en la conspira-
ción por el poder se ven obligados a cautivar a las masas pues
la democracia, afortunadamente, así se los exige.
Para sortear ese procedimiento político que es la consecu-
ción del voto mayoritario se les aparecen uno y mil consulto-
res que les garantizan que los harán atractivos al electorado.

Hay consultores de todos los tipos.

Hay muchos que dicen saber cuestiones inaccesibles a los

simples mortales , cobran carísimo, nunca se plasman meto-
dológicamente esos conocimientos y duermen mucho aunque
dicen estar meditando conectados con ese otro mundo. Piden
fe cuando se les solicitan explicaciones.
El mejor antídoto contra los charlatanes es, como siempre,
el conocimiento.

Cazemos citas de este libro:

“El marketing político constituye la actividad estratégica y
táctica orientada a fortalecer la competitividad de la oferta po-
lítica –en el caso de las campañas electorales– o a posicionar
en la mente de los ciudadanos un proyecto u obra de gobier-
no, con el fin de generar consensos para su aceptación pública
y obtener apoyo de la sociedad.”

Homs, Ricardo. “Estrategias de “Así como el instrumento de la persuasión comercial es la pu-

marketing político”. México, Ed. blicidad, la propaganda es el instrumento de la comunicación
Norma. 2004. 115 pags. política y de todo intento de difundir ideas. La publicidad

2009 / 51
Caza de Citas
siempre ofrece productos y servicios, mien-
tras que la propaganda hace propuestas con-
ceptuales.”
“Los planteamientos políticos, religiosos, so-
ciales, educativos, filosóficos y culturales, e
incluso las campañas filantrópicas, de cam-
bios de hábitos socioculturales o de estilo de
vida –como las que realiza el sector salud–
deben ser desarrollados bajo los lineamientos
de la propaganda.”
“El Papa Gregorio XV fundó en 1622 una ins-
titución llamada Propaganda FIDE, con el
fin de coordinar los esfuerzos para propagar
la fe cristiana. Este hecho dio simbólicamen-
te la pauta para la creación del concepto pro-
paganda (del vocablo latino propagare), que
tiene como objetivo hacer proselitismo.”
“Los partidos políticos deben buscar un tema
de alto valor y significación para el electora-
do y convertirlo en su misión. Esto significa
buscar un nuevo posicionamiento con el cual
identificarse.”
“El Estado es torpe en el uso de los medios
masivos de comunicación, precisamente por
la lentitud en la toma de decisiones y porque
el dirigente político a la cabeza institucional
quiere tomar las decisiones estratégicas para
el manejo de la opinión pública basándose en
su criterio personal y su experiencia. De este
modo, los expertos en el manejo de opinión
pública quedan relegados al papel de simples
voceros y son neutralizados o se vuelven in-
eficaces”.
“El estadista del tercer milenio debe ser una
mezcla de promotor, vendedor, administra-
dor, símbolo y líder cálido y confiable.”
“A partir de la conformación de los medios
masivos de comunicación, que magnifican la
dimensión de los acontecimientos, ha surgi-
do la dictadura de los grupos específicos, que
pretenden imponer su voluntad a la sociedad
en su conjunto, presionando a las institucio-
52 / Politeia Nº 29
nes legalmente constituidas, es decir, aque-
llas que son responsables del estado de de-
recho.”
“El liderazgo político es un fenómeno psico-
social de amplia repercusión masiva, que se
centra en la capacidad para identificar expec-
tativas encubiertas del electorado o la ciuda-
danía, visualizar un plan para cristalizarlas
y optimizar las habilidades persuasivas para
guiar a la sociedad en pos de ese objetivo.”
“El objetivo básico del posicionamiento es la
diferenciación estratégica. Lo que no es dife-
renciado, no es identificado. La mente huma-
na tiende a ignorar lo que se parece a lo que
ya es conocido. Sin embargo, la diferenciación
no garantiza nunca una ventaja estratégica, a
no ser que el elemento diferenciador sea de
significativa importancia para el público.”
“El posicionamiento existe independiente-
mente de la voluntad del sujeto posicionable,
y se genera por alguna de estas tres posibili-
dades.
De forma espontánea
• Por estrategias de adversarios (reposicio-
namiento, para descalificar).
• Por estrategias propias del sujeto de po-
sicionamiento.”
“Las actitudes de la gente, sus prejuicios y
opiniones no pueden ser cambiados de modo
radical y a corto plazo, sino que requieren un
proceso lento y paulatino de asimilación.”
“Sin embargo, cuando surge una crisis se da
la oportunidad de los cambios radicales, ya
que surgen las coyunturas que abren la men-
te, pues las nuevas circunstancias se asimilan
como “estado de excepción”.
“No se puede persuadir a un extraño, ya que
para impactarlo es necesario conocer sus ex-
pectativas, necesidades y deseos. Por ello es
fundamental conocer lo más posible de cada
público, para lo cual se requiere un tratamien-
to específico relacionado con sus aspiracio-
nes, necesidades, preocupaciones, temores y
todo aquello que le sea significativo.”
“Para que sea competitiva frente a otras alter-
nativas, la oferta política debe cumplir con los
siguientes requisitos:
• Estar sustentada en un solo concepto,
que signifique una sola promesa y un
solo compromiso como meta.
• Ser altamente diferenciable de las otras al-
ternativas que promueven los adversarios.
• Ser creíble, convincente y atractiva.
• Garantizar un beneficio al público
meta.”
“Los que ocupan las posiciones inferiores no
tienen más alternativa que la guerra de guerri-
llas, pretendiendo desestabilizar el equilibrio
del entorno político con la esperanza de que
en este escenario surja una oportunidad ines-
perada. Quien asuma la estrategia de guerra
de guerrillas, tendrá que estar alimentando a
la prensa de noticias impactantes que modi-
fiquen las reglas del juego político, y tendrá
que armarse de mucha paciencia.”
“El cambio, por sí mismo, genera temores en
las grandes masas, principalmente en socie-
dades conservadoras y tradicionalistas. Las
grandes masas reaccionan fácilmente a todo
lo que signifique un riesgo, y el cambio con-
lleva referencias de enfrentamiento a lo des-
conocido.”
“Para promover el cambio siembre se deben
dar garantías de seguridad y sustentarlas en
compromisos. El problema del cambio como
parte de una oferta política reside en la per-
cepción del público, en su interpretación y
en las connotaciones emocionales que con-
lleve.”
“En la mayoría de los casos no observamos
primero para definir después, sino que defi-
nimos antes y a continuación observamos”.
“Tendemos a percibir las realidades del modo
en que nos enseñaron que son, como para-
digmas, sin cuestionarlas y sin analizar si son
diferentes a nuestras experiencias anteriores.
Esto quiere decir que generalmente percibi-
mos de acuerdo con lo que estamos predis-
puestos a aceptar.”
“El discurso político tiene dos alternativas:
apelar al deseo de tener más, desarrollarse y
mejorar, o apelar al temor de perder lo que
se tiene. De ambas alternativas, la más efec-
tiva es la segunda porque impacta el ámbito
inconsciente del individuo, donde están los
temores y las angustias.”
“El temor a perder algo impacta el ámbito
patológico.”
“La ambición o el deseo de mejorar no son
comunes en todos los individuos, e incluso
existen grados de motivación, ya que cuando
llegamos a nuestra ‘zona de confort’, el deseo
de mejorar pierde interés en relación con el
esfuerzo que debemos invertir. Sin embargo,
la ‘zona de confort’ se ubica de modo diferen-
te en cada individuo: depende del tempera-
mento, experiencias, necesidades, hábitos,
nivel cultural y económico, etcétera.”
“La creación de símbolos”
“Los símbolos son integradores sociales y ge-
neradores de consenso. Alrededor de los sím-
bolos se congregan los individuos.”
“Para el líder, el adecuado manejo persuasivo
del simbolismo ayuda a legitimar su posición
como conductor social y, por ende, político.”
“Los simbolismos heredados se derivan de
las experiencias reales de un grupo social
específico, las cuales son primeramente
idealizadas y posteriormente sintetizadas,
y terminan guardándose en el inconsciente
colectivo.”
2009 / 53
Caza de Citas
“Sin embargo, los símbolos que debe crear el
líder para fortalecer su liderazgo deben estar
sustentados y originados en los anhelos, de-
seos y expectativas más valoradas del grupo
social que dirige. A partir de ello, cada símbo-
lo debe representar un reto o un objetivo que
se convierte en el integrador de los esfuer-
zos de los miembros del grupo, y debe estar
orientado hacia la meta común.”
“Los retos y los objetivos compartidos con
entusiasmo por un grupo son los integradores
sociales y políticos más eficaces.”
“El líder debe convertirse por sí mismo en
un símbolo de aquello que constituye el po-
sicionamiento de su oferta política: empleos,
seguridad pública, democracia, bienestar y
cualquier concepto que guíe su estrategia
fundamental, le garantice diferenciación y le
ofrezca ventajas competitivas.”
“La creación de rituales”
“Los rituales de origen histórico fortalecen la
identidad de un país, del mismo modo que
los rituales con que las instituciones de todo
tipo enmarcan y dan lucimiento a los actos
más significativos de su vida social. Además,
fomentan el sentido de pertenencia.”
“Las religiones son ricas en rituales porque se
sabe que impactan el inconsciente de los in-
volucrados. Por ello destacan tanto el valor de
su liturgia, el cual, sin embargo, nunca debe
sobrepasar en importancia los valores esen-
ciales de su oferta espiritual.”
“El líder debe fomentar los rituales para gene-
rar a su alrededor un ambiente de intimidad y
54 / Politeia Nº 29
pertenencia grupal entre sus seguidores. Sin
embargo, el líder no debe quedar atrapado
en la frivolidad de los rituales, aunque a ve-
ces satisfagan y halaguen su vanidad. Debe
existir clara conciencia de que los rituales son
únicamente instrumentos para generar iden-
tidad e integración.”
“En muchos casos las acciones de gobierno
están secuestradas por la voluntad de “las
minorías organizadas”, que saben cómo ma-
nipular emocionalmente a la opinión pública,
aprovechando los foros que les brindan los
medios masivos de comunicación.”
“En la mayor parte del mundo, el Estado
moderno está maniatado –sacrificando así el
estado de derecho– para negociar con peque-
ños grupos que se autoerigen en voceros de la
opinión pública.”
“Un gobierno reactivo es un gobierno
vulnerable, pues carece de visión de media-
no plazo, ya que actúa sólo en función de las
contingencias en el presente inmediato. Hoy
vemos cómo las minorías organizadas crean
los conflictos buscando las cámaras de televi-
sión, a fin de obligar a negociar a las autorida-
des gubernamentales.”
“El contenido de la comunicación masiva
puede reforzar las pautas existenciales y con-
ducir a la gente a creer que determinadas for-
mas sociales son apoyadas por la sociedad”.
“Los medios pueden crear nuevas convic-
ciones compartidas con respecto a tópicos en
los cuales el público ha tenido poca experien-
cia previa”.