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CONTENIDO
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1. PREGUNTAS RELACIONADAS CON LA LECTURA QUE
APARECEN EN EN EXAMEN DE EVAU:
1. Introducción.
Esta novela es una pieza más del edificio fatalista que,
desde sus comienzos literarios, viene construyendo
Gabriel García Márquez. De hecho, puede afirmarse que,
en cierto sentido, casi todas sus ficciones son crónicas de
sucesos designados de antemano. En su mismo título, la
novela contiene todos los elementos básicos de la
fatalidad: hay una muerte (un final - ineludible); esa
muerte ha sido anunciada, decretada desde un tiempo
atrás, y hay un relato testimonial que se limita a contar lo
que ha pasado, pero sin capacidad de intervenir en los
sucesos. Desde el arranque del relato "El día que lo iban a
matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la mañana", sabemos que el personaje está condenado, lo
cual elimina las sorpresas, aunque no el suspense para hacer atractiva su lectura.
Santiago Nasar, el hombre asesinado, parecía destinado a ser mimado por la fortuna: era "esbelto",
"alegre, pacifico, y de corazón fácil", "bello, formal y con una fortuna propia a los veintiún años". Sin
embargo, un lunes trágico de febrero muere "destazado como un cerdo" a la misma puerta de su casa.
Todo el pueblo lo sabía: "Nunca hubo una muerte más anunciada", dice el narrador. Sin embargo, nadie
lo impide, lo cual sugiere la presencia de un destino fatal.
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El tratamiento de este tema en la literatura se remonta a las tragedias griegas, en las que es un
componente esencial. En ellas, es una constante la presencia de personajes que están condenados
fatalmente (como consecuencia de fuerzas incontrolable: EL DESTINO, EL FATUM) a un final
desgraciado, inevitable (Edipo: oráculo, acción de los padres, casualidades trágicas, cumplimiento del
destino).
En el caso de "Crónica", sin embargo, no hay grandeza, ni hay grandes sentimientos ni intervención de
"fuerzas divinas", sino que es una trágica coincidencia circunstancias, que fatalmente producen la muerte
Santiago Nasar.
Contradicciones: la más importante quizás sea de que justamente todo pueblo sepa que los
gemelos Vicario van matar Santiago Nasar excepto él mismo. La segunda gran contradicción es que, en
una sociedad tan cerrada puritana como de Colombia rural de los años 50, dominada por el cotilleo la
maledicencia, Ángela Vicario hubiera podido perder su virginidad con un joven del pueblo, que tal hecho
no se supiera.
Ambigüedades: son muchos los hechos que ni los personajes, ni el lector, ni siquiera el autor,
consiguen esclarecer lo largo del relato. Para empezar, la obra está organizada en la ambigüedad esencial
acerca de con quién perdió al virginidad Ángela. La sensación que da es que Nasar no fue culpable de ese
delito, a pesar de que la propia Ángela dice, al cabo de los años: "Ya no le des más vueltas, primo -me
dijo-. Fue él". Dentro de este camino de la ambigüedad está también la climatología del lunes funesto, ya
que hay varias versiones: para unos, el día era soleado; para otros, "un tiempo fúnebre, con un cielo turbio
y bajo".
Casualidades: el narrador menciona "las numerosas casualidades encadenadas que habían hecho
el absurdo". Así, Santiago, que nunca salía de la casa por la puerta delantera, ese día lo hace; Luisa
Santiaga, su madrina, que era capaz de presentir una tragedia, se muestra incapaz esa mañana de hacerlo a
tiempo; Plácida Linero "intérprete certera de los sueños ajenos" no advierte nada en los de su hijo; Cristo
Bedoya, que hubiera podido salvarlo, no puede encontrarlo; nadie logra advertir el papel que previene a
Santiago y que alguien desliza por debajo de la puerta; a pesar de que en la plaza hay mucha gente nadie
lo ve entrar en casa de su novia, Flora Miguel; Yamil Shalum no logra recordar dónde ha dejado los
cartuchos, etc.
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ha pasado el peligro y que el crimen no se ha consumado ni se consumará; etc. Parece, de este modo, tan
poderosa la fuerza del destino que persigue a Santiago, que impide a los que podían haberle protegido
interpretar correctamente los augurios (los sueños, los presentimientos de su madrina, el olor de las flores
en la boda) y las señales lógicas (el anuncio de los gemelos, los cuchillos).
En definitiva, como observa el narrador, se trata de "una muerte cuyos culpables podíamos ser todos". Esto
explicaría que en realidad el destino es producto de la torpeza humana, no de la fatalidad. Más tarde,
muchos de los personajes se preguntan durante años cómo pudo suceder la tragedia. Algunos, incluso,
perseguidos por cierto complejo de culpa, tienen un final - desgraciado, como es el caso de la novia de
Santiago Nasar.
En conclusión, se puede decir que los personajes de esta novela no son esclavos indefensos del destino. Lo
prueba el hecho de que hay una fuerza que lo vence: el amor. Ángela "dueña por primera vez de su
destino", envía cartas de amor al esposo que la abandonó. Este gesto la libera. Ha logrado demostrar que el
destino es solo un invento con el que se justifican las torpezas humanas, la cual queda anulada desde el
momento en que el hombre asume las responsabilidades de su propia libertad.
En esta obra se critica un código de comportamiento en que todos son victimas de la incomprensión y de la
insatisfacción. Según García Márquez es una metáfora de la soledad que lleva a la insolidaridad.
"Crónica..." le sirve para denunciar la enorme insolidaridad del ser humano y la fatalidad del destino.
Crónica de una muerte anunciada se publicó en 1981, y representa según el autor una unión entre
periodismo y literatura. El término "crónica" que aparece en el titulo de la novela, nos remite,
fundamentalmente al mundo del periodismo. Esta Crónica, no obstante, no se ajusta del todo a la
periodística. Hay una base histórica, real, de los hechos, pero su tratamiento es fruto de la libre imaginación
y la creatividad del autor (literaria).
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En una entrevista concedida al diario español El País, al poco de aparecer la
novela, García Márquez declaró que había estado muy cerca del drama pero
aún no había publicado su primera novela. Se dio cuenta de que tenía en sus
manos un material sumamente importante, pero su madre le pidió que no lo
escribiera mientras sus protagonistas estuviesen vivos. En 1976, ya muertos
todos, el autor se decidió a escribir su historia con modificaciones
significativas respecto a los hechos reales: los personajes no llevan su nombre
ni la descripción que corresponde lugar es la misma. Todo está traspuesto
poéticamente. Los únicos que mantenían sus verdaderos nombres eran los
miembros de la familia del escritor, porque había sido autorizado por ellos.
El narrador, que además reúne la condición de personaje secundario, amigo del protagonista, plantea su
tarea al modo de un periodista investigador, que trata de reconstruir los hechos sirviéndose de distintos
elementos de apoyo. El narrador ha asistido a la boda, pero de tal hecho sólo tiene "un recuerdo muy
confuso" de lo que califica "un domingo indeseable".
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enfermos están tumbados en el suelo, porque acaban de recibir la bendición del obispo. En su
trayecto oye la noticia de la que todo el mundo habla. Ángela Vicario ha sido devuelta a su casa
porque no es virgen y los hermanos Vicario buscan a Santiago Nasar para matarlo.
Margot llega a su casa descompuesta. Su madre Luisa Santiaga, madrina de Nasar, sale junto con
el hermano pequeño a la calle para intentar avisar a Plácida Linero. Súbitamente, alguien la
detiene para decirle que Santiago Nasar ha muerto.
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SECUENCIA QUINTA. EL PUEBLO QUE NO PUDO EVITAR EL ASESINATO DE
NASAR
Nadie evitó la muerte de Nasar: “Los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales solo
tienen acceso los dueños del alma”. Pese a la pasividad el pueblo muchos sufrieron las
consecuencias directas o indirectas del crimen: Flora de Miguel se escapó con un teniente de
fronteras que la prostituyó, Aura Villeros, la comadrona, tuvo un espasmo de vejiga hasta el fin de
sus días, don Rogelio de la Flor (Marido de C. Armenta) murió ese mismo día. Plácido Linero,
que cerró la puerta, se libró de la culpa, ya que Divina Flor le dijo que minutos antes había visto
entrar a Santiago Nasar.
El juez instructor no consiguió encontrar ninguna culpabilidad en Nasar. Redactó un sumario lleno
de licencias poéticas ante la incapacidad de explicar los hechos (Dadme un prejuicio y moveré el
mundo). Las amigas de Ángela que conocían el secreto tampoco sabían quién fue el verdadero
amante de Ángela.
La impresión del cronista es que Santiago no era culpable. Al conocer la intención de matarle que
tenían los hermanos Vicario sintió perplejidad, porque él no entendía por qué era culpable.
Minutos antes, había quedado para desayunar con Margot, la hermana del narrador.
Ni enemigos ni amigos pudieron evitar su muerte. Indalecio Pardo, que lo odiaba por ser rico, no
se atrevió a matarlo cuando los hermanos Vicario le contaron sus intenciones. Celeste Dangond lo
invitó a tomar café, pero Santiago rehusó porque tenía prisa.
Solo Yamil Shaium avisó a Cristo Bedoya, que entró rápidamente en la casa de Nasar, cuya puerta
estaba abierta. Sin ver la carta de aviso en la puerta, subió las escaleras a las 6.56 y cogió el
revólver del cuarto de Nasar a las 6.58. Tras una breve conversación con Plácida Linero en la que
le confirmó que Santiago había salido a recibir al obispo se fue rápidamente.
Desde la puerta de Clotilde Armenta los hermanos Vicario le llamaron para decirle que iban a
matar a Santiago. Cristo Bedoya no se atreve a disparar, pero advierte a los hermanos que Nasar
va armado. Pablo sabe que no es verdad, porque lleva el traje de los domingos.
Cuando intenta buscar a Santiago Nasar a casa del narrador y de Margot, una mujer lo para que
ayude a meter en la case a su padre enfermo. Desde el interior de la casa oyó gritos remotos.
Santiago había sido asesinado tal y como se lo contó Luisa Santiaga.
Santiago había entrado en casa de Flora Miguel. Nadie lo vio entrar en la casa. El juez escribió en
el auto “la fatalidad nos hace invisibles”. Flora enfadada le entregó el cofre con las cartas que le
había escrito desde su juventud. Ella pensaba que él tendría que casarse con Ángel Vicario.
Nahir Miguel le entregó un rifle para que se defendiera. Santiago incapaz de comprender qué
estaba ocurriendo salió a la plaza donde una multitud de gente se agolpaba para ver el espectáculo.
Los hermanos Vicario se levantaron al verlo. C. Armenta intentó pararlo, pero la empujaron al
suelo.
Cinco minutos antes Victoria Guzmán le había comentado a Linero lo que sabía. Ella había salido
a la sala y al ver acercarse a los Vicario cerró la puerta. Pensaba que Santiago estaba dentro de la
casa tal y como le había dicho Divina flor.
Santiago Nasar intentó entrar pero encontró la puerta cerrada. Santiago quedó clavado a la puerta
con los cuchillos de los Vicario. Cuando ellos los soltaron se sujetó las tripas y dio la vuelta a su
casa. Ates entró en la casa de Poncho Lanao y terminó desplomándose en la cocina de su propia
casa.
Su incompleta memoria personal, lo que recuerda del pueblo, su relación con los personajes y
los hechos antes de la tragedia. Se trata de una memoria incompleta.
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Documentación escrita. La primera de ellas es el sumario. Aparece citado nada más empezar la
novela. Hablando de las coincidencias funestas, se dice: "El juez instructor de Riohacha debió
sentirlas, sin atreverse a admitirlos, pues su interés de darles una explicación racional era evidente
en el sumario". Menos frecuentemente, pero también se cita el informe de la autopsia. "El informe
dice: Parecía un estima del Crucificado". Al inicio de la historia las cartas que la madre del cronista
le escribe al colegio, sirven para crear un cierto misterio e interés alrededor de la figura de Bayardo.
"Mi madre me escribió a fines de agosto y me decía...".
El testimonio de muchas personas (voces de los personajes) con las que se entrevista en
diferentes momentos, tratando de establecer la verdad de los hechos -como haría el autor de una
crónica periodística. Las voces de L. Aponte; Carmen Amador, Victoria Guzmán, F. Santos,
Leandro Pornoy, Clotilde Armenta, Divina Flor, Luisa Santiaga, Margot, etc.
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Bayardo, muestra con ostentación sus sentimientos en algunas de sus reacciones y actitudes a lo largo de la
novela. Por ejemplo, cuando compra todas las rifas o cuando devuelve a la novia y se sumerge en una
borrachera extrema. Hay una numerosa cantidad de otros ejemplos de desmesura en Crónica, tales como el
hecho de que la carta que dejan por debajo de la puerta para avisar del asesinato no es vista por nadie hasta
muy tarde, las proporciones de la boda de Ángela y Bayardo, y el persistente olor a Santiago. Existe cierto
detallismo vacuo en la obra, un afán por explicar hechos sin importancia como “el coronel Aponte estudia
espiritismo, aprendido por correo” o “ Plácida Linero es experta en interpretar sueños, pero hay que
contárselos en ayunas”. El lector, por tanto, es puesto en una particular situación donde vacila entre la
realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta, que nunca es revelada.
Penetran en la novela personajes provenientes del mundo mágico de otras novelas García
Márquez: Gerineldo Márquez, Aureliano Buendía, los turcos, etc.
Las técnicas de estructuración de la novela. La obra se parece muy poco a la crónica periodística.
No se plantea narrar ordenadamente la historia sino que ésta se presenta como una especie de
puzzle, con constantes quiebros y rupturas, a base avances y retrocesos, de recurrencias y
superposiciones provocadas por la necesidad del narrador de enlazar su propia memoria con la
ajena y contrastar ésta a través de testigos.
Podemos considerar la Crónica de una muerte anunciado como una novela de estructura circular:
en la primera frase ya se nos dice que a Santiago Nasar lo iban a matar; en la última lo vemos
morir: "Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se
derrumbó de bruces en la cocina". Efectivamente, la evolución de lo narrado es zigzagueante,
reiterativa, pero la coincidencia del principio y del final son exactas: aquí es, parece decirnos el
narrador, donde queríamos llegar.
Lenguaje narrativo más propio del relato: el tono poético, símiles, metáforas, personificaciones e
hipérboles (la bala, la diarrea padecida por Pablo Vicario...), que desmesuran la realidad.
Modos narrativos: en general, en los pasajes más narrativos, la voz del narrador es más objetiva;
en cambio, en los descriptivos está impregnada de subjetividad y fantasía.
Polifonía narrativa: la voz del narrador abre paso a otras, en virtud de las cuales surge la amplia
polifonía de la narración. Esto ocurre porque el narrador, en su papel de cronista, ha de reconstruir
un caso que consta incompleto en el sumario; un caso del que él mismo ha sido testigo y participe
de hechos un poco borrados de la memoria. Entre los elementos que conforman el universo de
ficción, el narrador es de los de mayor riqueza y complejidad:
El narrador es cronista-testigo que dialoga y recoge en estilo directo los testimonios de diversos
personajes ("ya está de colgar en un alambre-me decía Santiago Nasar- tu prima la boba") (1ª, 2ª y
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3ª persona). El narrador habla en tercera persona, desde un enfoque omnisciente, que recuerda
hechos o sabe hechos, aparentemente antes de que sucedan: ("el día en que lo iban a matar...").
2.2. El perspectivismo.
El continuado entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador tanto en esta función como en
la de personaje secundario o en la de informador/cronista, de los testigos, de los protagonistas, de
las fuentes escritas (informes, cartas)- otorga a la Crónica la clara condición de novela
perspectivística (elaborada desde múltiples perspectivas):
No coinciden los testimonios respecto al clima que reinaba el día del asesinato. Para Nasar, "era
un día muy hermoso"; "muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante"; "la
mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre".
Existen opiniones muy diversas respecto a Santiago Nasar ("fue el hombre de mi vida"; "no ha
vuelto a nacer un hombre como ese"; "era idéntico a su padre: un mierda"; "era alegre y pacífico, y
de corazón fácil"); y a Bayardo San Román ("es un hombre muy raro"; "parecía marica"; "estaba
para comérselo vivo"; "es encantador"; "se me pareció el mismo diablo").
La deshonra de Ángela Vicario y la identidad del culpable se perciben de distintas maneras" fue
él": "estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba y "fue una prueba terminante de su
inocencia".
La actitud de Nasar frente al crimen es también objeto de controversia: unos hablan de pánico,
otros de soberbia, serenidad, cinismo, desconcierto...
3. CONCLUSIÓN.
En suma, estamos ante una buena conjunción de documento e imaginación, lo que la crítica norteamericana
llama "Novela Real", en la que se funden periodismo (crónica) y literatura (ficción novelesca). A este
respecto, no hay que olvidar que la novela aparece años después de que su autor se dedicara al periodismo,
así que, como él mismo afirma, "es una perfecta unión entre periodismo y literatura".
Aunque el argumento de la obra se construye sobre un hecho real, el autor ha conseguido, mediante la
alteración de los elementos, darle un hálito de grandiosidad o desmesura que le acercan a la tragedia
clásica. La manera de matar a Santiago Nasar es tan atroz, que le ha obligado hacer que los asesinos fuesen
matarifes de cerdos. No es un crimen lo que elabora García Márquez, sino un sacrificio ritual, para
conseguir el horror máximo, destacando la inocencia de la víctima, que es entregada al verdugo "por su
propia madre", aunque sin saberlo ella, claro. No falta el coro propio de toda tragedia: el pueblo; y, por
supuesto, el elemento imprescindible en toda tragedia: la fatalidad. Por otra parte, no pocos críticos han
destacado también cierta filiación de esta obra con la novela policíaca, cuestión suscitada por propio autor
al considerar Crónica como una narración policíaca vuelta al revés. Tiene muchos elementos propios de
este género: el móvil del crimen, unos asesinos, una víctima, violencia en la ejecución del crimen, tensión,
suspense.
Lo que nunca sabrá el lector es por qué murió Santiago Nasar. También tiene rasgos de final folletinesco.
García Márquez ha contado en numerosas ocasiones que la idea de transformar sus recuerdos del hecho
real en novela le vino cuando se enteró de que los esposos separados la misma noche de bodas estaban
viviendo juntos en Manaure. Este final convierte a la historia trágica de amor en un final propio de folletín.
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C. EL SENTIDO DE LA HONRA COMO DESENCDENANTE DE LA TRAGEDIA
El tema del honor, que es crucial en el teatro del Siglo de Oro (Lope y Calderón) y en las tragedias y
romances de Lorca, cobra en Crónica de una muerte anunciada un particular relieve. El honor u honra se
convierte en un implacable mecanismo de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden y la
moral colectiva,
Los valores trasnochados de la sociedad en la que vive Santiago Nasar son especialmente visibles en todo
lo que se relaciona con el concepto de machismo, íntimamente ligado al código del honor. Así, dice el
narrador de los Vicario: "Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas habían sido educadas para
casarse"; y algo más delante, dice la madre del narrador con respecto a las hermanas Vicario: "Cualquier
hombre será feliz con ellos porque han sido educadas para sufrir". La educación recibida, pues, prepara el
comportamiento posterior ante un crimen de honor. De hecho, los Vicario matan a Nasar no tanto pos
causa de sus impulsos violentos (no son unos asesinos) sino como consecuencia de la educación que han
recibido, por cumplir con un deber. Por eso se consideran inocentes: "Ante Dios y ante los hombres-dijo
Pablo Vicario. Fue un asunto de honor.
Ángela Vicario no ha llegado virgen al matrimonio y es repudiada por su esposo; por ello, Santiago Nasar,
debe ser castigado. Por el honor, los Vicario tienen que matarlo. El honor legitima cualquier conducta, por
cruenta que sea. El final trágico se desencadena por las presiones del entorno, porque la consideración
social rige el comportamiento de los personajes. Los homicidas son simples ejecutores de la sentencia que
dicta la sociedad.
La honra hay que entenderla en el marco de que la moralidad del pueblo en que se desarrolla la novela se
basa en dictados arcaicos, conservadores y muy ligados a la religión católica. Esta religión es la que marca
las normas éticas, una sociedad opresora, sin libertad de actos, el derecho a juzgar a cualquiera. El honor,
por ejemplo, es un código por medio el cual se puede matar para limpiar el nombre de la familia (como es
el caso de los hermanos Vicario). Si no lo hubieran cometido, se les hubiera considerado unos cobardes. El
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honor hay que entenderlo en el marco de una sociedad machista en el que el papel de la mujer es un objeto
(Bayardo San Román no intenta enamorar a Ángela Vicario sino poseerla) ¿Ángela es condenada a un
matrimonio sin amor? ¿la familia humilde mejora su situación por medio del matrimonio?
En este sentido, hay que entender el matrimonio, desde un punto de religioso, como lo más conveniente
para la mujer (Ángela) y siguiendo los patrones de conducta para los que ha sido educada lo mejor es
aceptar el matrimonio. Cuando Ángela Vicario es devuelta a casa (se trastocan los valores morales
aceptados como válidos) se produce una gran consternación en la familia y en todo el pueblo: Santiago
Nasar ha de morir porque es quien ha deshonrado a Ángela
Los hermanos gemelos de Ángela deben restaurar el honor: no quieren matar a Santiago Nasar, pero se ven
obligados a ello por una sociedad que los guía y conduce como si fueran marionetas, y porque así debe ser:
La sociedad entera les consideraría cobardes si no lo matan, porque no habrían sabido mantener en su sitio
el buen nombre de la familia Vicario. Los Hermanos Vicario se consideran Inocentes "Ante Dios y ante los
hombres -dijo Pablo Vicario-. Fue un asunto de honor" y por supuesto, no se arrepintieron nunca. ¿Por
qué? Porque sabían que habían obrado de acuerdo con el código de honor reinante en su pueblo.
Este código también es aceptado por las mujeres. Cuando los hermanos Vicario dicen a la madre de
Prudencia Cotes que no tienen tiempo de tomarse un café, ella responde: "- Me lo imagino, hijos-dijo ella-:
el honor no espera". Y su hija, por su parte, añade: "Yo sabía en qué andaban -me dijo- y no sólo estaba de
acuerdo, sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre".
La rebeldía. Las normas impuestas por el código de honor existe es excepcional. Cuando Luisa Santiaga, la
madre del narrador, se encamina hacia casa de los Nasar, va murmurando: "Hombres de mala
ley....animales de mierda que no son capaces de hacer nada que no sean desgracias". Por su parte, Clotilde
Armenta habla de un "pueblo de maricas" y " de lo solas que estamos las mujeres". A Ángela Vicario, que
solo recupera su libertad de actuación tras el repudio, le cuesta más de veinte años recobrar el amor de su
esposo.
3.Un crimen lógico desde una perspectiva social pero monstruoso desde la perspectiva Individual y
del lector.
De esta manera, el crimen es lógico desde una perspectiva social, se debe restaurar el honor de una familia
y es monstruoso desde la perspectiva intima del protagonista y del lector. Esto explica por qué el pueblo
reacciona de una manera doble: colectivamente se sienten bien porque el orden ha sido restablecido, pero
individualmente se sienten culpables por no haber hecho algo para evitarlo. De ahí que se reúnan en la
plaza, para asistir al rito ("La gente se habla situado en la plaza como en los días de desfiles. Todos lo
vieron salir y todos comprendieron que ya sabía que lo iban a matar, y estaba ton azorado que no
encontraba el camino de su casa") pero que Individualmente se sientan mal y que su culpabilidad se
manifieste con síntomas físicos (la locura de Hortensia Baute, la muerte de Rogelio de la Flor, la fuga de
Flora Miguel...). El propio narrador se siente culpable del crimen colectivo y trata, con su crónica, de
culpar a la fatalidad para mitigar su sentimiento, mostrando su desorientación ante un crimen tan absurdo
como anunciado. También el abogado que defiende a los hermanos acepta el código popular del honor: "El
abogado sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de
conciencia"
4. Conclusión
Desde el momento en que los hermanos Vicario matan a Santiago, el orden del mundo queda restablecido,
al menos así lo piensan los habitantes del pueblo: los "protagonistas de la tragedia habían cumplido con
dignidad, y hasta con cierta grandeza, la parte de favor que la vida les tenía señalada. Santiago Nasar había
expiado la injuria, los hermanos Vicario habían probado su condición de hombres y la hermana burlada
estaba otra vez en posesión del honor". Sin embargo, para el juez instructor, todo es un acontecimiento
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bárbaro sucedido en una sociedad inculta, capaz de cometer un crimen, y de aceptarlo, por meros
prejuicios; por eso deja escrito en tinta roja, en el sumario, "Dadme un prejuicio y moveré el mundo", con
lo que muestra su disconformidad con el crimen y parece advertirnos para el futuro.
En la primera secuencia se analizan los sucesos que rodearon la muerte del protagonista desde el
punto de vista de aquellos que lo conocían y que coincidieron con él la noche anterior y la misma mañana
en la que él murió. Los testimonios de personas muy allegadas a él, como su madrina Luisa Santiaga, así
como el de otras como Victoria Guzmán, que lo odiaba en silencio, aportan una serie de reflexiones que
nos permiten conocer en profundidad la personalidad del protagonista así como las relaciones sociales que
estructuran el funcionamiento del pueblo.
En la cuarta secuencia se analizarán las consecuencias del asesinato de Nasar: las que tienen que
ver con el hecho físico de la muerte y su tormentosa autopsia y también las que están relacionadas con las
consecuencias que sufrió Bayardo San Román, el marido burlado que se dejó llevar por una espiral de
destrucción. En esta secuencia se produce una prolepsis (salto adelante en el tiempo narrativo) con la que
se da fin a la historia de amor de Ángela y Bayardo.
En la quinta secuencia el narrador presenta los sucesos que rodearon la muerte de Santiago Nasar
desde que se despertó hasta que fue acuchillado en la puerta de su casa. El autor decide presentar esta
secuencia al final para que el lector pueda observar los hechos conociendo el profundidad a los personajes
relacionados y la ideología imperante en el pueblo. El objetivo es que el lector sea capaz de sacar sus
propias conclusiones valorando lo que se esconde detrás de los hechos.
Texto 2. Explicación.
El narrador no fue testigo del asesinato de Nasar, ya que como él mismo indica se encontraba descansando
junto a su amante María alejandrina Cervantes en un prostíbulo.
Resulta curioso que los habitantes de la ciudad no lleguen a ponerse de acuerdo en la descripción del clima
durante la mañana del asesinado. Con sol radiante o nublado y con llovizna como en el sueño de Nasar para
otros, la realidad se desdobla en múltiples percepciones que muestran que solo para de los habitantes
pudieron sentir la tragedia antes de que ocurriera, por lo que el clima es un elemento del recuerdo y de la
percepción mental de la realidad que el narrador recupera del testimonio de los diversos testigos.
Texto 3. Explicación.
El narrador retoma el recuerdo de Plácida linero, madre de Nasar cuando vio a su hijo por última vez. Nada
le hijo presagiar lo que le esperaba, aunque ella tenía buena fama de adivinadora.
Cuando el narrador vuelve a entrevistarse con la madre sobre ese último momento la madre lo recuerda
vestido de blanco, porque aquel día el obispo visitaba la ciudad y él quería mostrar un atuendo adecuado.
Es importante señalar el aura de divinidad que desprende el color blanco de la vestimenta de Nasar, que se
presenta como una especie de Jesucristo. De este modo se acerca a un destino que no conoce, movido por
la fuerza del destino y de la fatalidad.
De hecho, no sabía que los Vicario lo estaban buscando, pero aunque lo hubiera sabido no hubiera podido
defenderse, porque tenía sus armas descargadas y con la munición escondida en lugares de difícil acceso
para evitar los accidentes.
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la luz y lo vio aparecer en la puerta con el vaso de agua en la mano, como había de recordarlo para
siempre. Santiago Nasar le contó entonces el sueño, pero ella no les puso atención a los árboles.
-Todos los sueños con pájaros son de buena salud -dijo.
(…)
Apenas aparecí en el vano de la puerta me confundió con el recuerdo de Santiago Nasar. «Ahí estaba»,
me dijo. «Tenía el vestido de lino blanco lavado con agua sola, porque era de piel tan delicada que no
soportaba el ruido del almidón.» Estuvo un largo rato sentada en la hamaca, masticando pipas de
cardamina, hasta que se le pasó la ilusión de que el hijo había vuelto. Entonces suspiró: «Fue el
hombre de mi vida».
Texto 4. Explicación.
En este fragmento se presenta el personaje de Victoria Guzmán, la cocinera de la casa cuya hija Luz Divina
será la presa de Santiago Nasar. En este fragmento se presenta a Santiago Nasar desayunando durante la
mañana de su muerte. Victoria Guzmán se enfrenta a él para que no toque a su hija. Ella misma fue presa
de Ibrahim Nasar, padre del protagonista. Victoria tiene un papel principal en el desenlace de la historia,
porque ella será la que cierre el seguro de la puerta principal cuando sepa que los hermanos Vicario se
acercan para matar al protagonista.
Texto 5. Explicación.
Es importante destacar la disposición de las puertas de la casa, ya que a Santiago le esperarán en la puerta
delantera, ya que él casi nunca utilizaba esa puerta. De hecho los hermanos Vicario intentaron hacer lo
posible por no coincidir con Santiago y no tener que perpetrar la terrible misión que su familia les había
encomendado para vengar el honor perdido de su hermana.
Texto 6. Explicación.
Aquí se revela la verdadera razón por la que Victoria Guzmán no avisó a Santiago Nasar. Estaba en juego
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el honor de su hija. De nuevo vuelve a tomar protagonismo el tema del honor y del peligro de las mujeres a
ser desvirgadas por los hombres. En este caso es algo que Victoria ocultó, porque se sabía culpable de un
asesinato que no evitó.
Texto 7. Explicación.
Divina Flor lo acompañó hasta la puerta principal que dejó abierta para que pudiera entrar en caso de
emergencia. Ella sabía que lo iban a matar y como no pudo advertírselo intentó ayudarlo dejando la puerta
abierta. En el caso de Divina Flor existen sentimientos contradictorios hacia su señor, porque en parte lo
desea y en parte lo desprecia, ya que sabe que ella solo será para él un divertimento. Por eso el narrador
otorga con ironía a Santiago el título de “el hombre que nunca había de ser suyo”.
Por encima de las motivaciones de cada uno de los personajes la fatalidad tiene un protagonismo decisivo,
porque alguien dejó una carta debajo de la puerta por la que Santiago salió aquel día. Pero él no la vio. De
hecho, la mano con la que Santiago agarra a Divina está helada como la mano de un muerto. Cuando él
salió de la casa el destino ya había optado por eliminarlo.
Texto 8. Explicación.
Para recrear el suceso de la muerte de Nasar, el narrador cambia su ubicación y se coloca dentro de la
tienda de Clotilde Armenta, donde los hermanos Vicario esperan a Santiago Nasar desde las tres de la
mañana. Clotilde tiene un papel principal, puesto que es uno de los pocos personajes que intentan evitar la
muerte de una forma activa. En ese fragmento disuade a los hermanos para que retrasen la muerte hasta
después de la llegada del obispo. Es una táctica para ganar tiempo y evitar lo inevitable.
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«Ya parecía un fantasma», me dijo. Los hombres que lo iban a matar se habían dormido en los asientos,
apretando en el regazo los cuchillos envueltos en periódicos, y Clotilde Armenta reprimió el aliento para
no despertarlos.(…)
Se habían dormido con las primeras auras del amanecer, después de casi tres horas de espera en la
tienda de Clotilde Armenta, y aquél era su primer sueño desde el viernes. Apenas si habían despertado
con el primer bramido del buque, pero el instinto los despertó por completo cuando Santiago Nasar
salió de su casa. Ambos agarraron entonces el rollo de periódicos, y Pedro Vicario empezó a levantarse.
-Por el amor de Dios -murmuró Clotilde Armenta-. Déjenlo para después, aunque sea por respeto al
señor obispo.
«Fue un soplo del Espíritu Santo», repetía ella a menudo. En efecto, había sido una ocurrencia
providencial, pero de una virtud momentánea. Al oírla, los gemelos Vicario reflexionaron, y el que se
había levantado volvió a sentarse. Ambos siguieron con la mirada a Santiago Nasar cuando empezó a
cruzar la plaza. «Lo miraban más bien con lástima», decía Clotilde Armenta. Las niñas de la escuela de
monjas atravesaron la plaza en ese momento trotando en desorden con sus uniformes de huérfanas.
Texto 9. Explicación.
Margot, la hermana del narrador ve a Nasar como un buen partido y de hecho está enamorada de él en
secreto. Margot invita a Santiago a desayunar a su casa y él a las 6.25 le dice que tardará quince minutos en
ir porque quiere cambiarse de ropa. Ella insistirá de forma automática, porque pese a las sospechas e
Bedoya ella no sabe que los Vicario lo esperan para matarle.
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instructor. Era extraño que no lo supiera, pero lo era mucho más que tampoco lo supiera mi madre,
pues se enteraba de todo antes que nadie en la casa, a pesar de que hacía años que no salía a la calle, ni
siquiera para ir a misa.
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SECUENCIA 2. LA BODA DE ÁNGELA VICARIO Y BAYARDO SAN ROMÁN.
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Fragmento del texto:
Esa noche, cuando volvió a su casa, Ángela Vicario encontró allí la ortofónica envuelta en papel de
regalo y adornada con un lazo de organza. «Nunca pude saber cómo supo que era mi cumpleaños», me
dijo. Le costó trabajo convencer a sus padres de que no le había dado ningún motivo a Bayardo San
Román para que le mandara semejante regalo, y menos de una manera tan visible que no pasó
inadvertido para nadie. De modo que sus hermanos mayores, Pedro y Pablo, llevaron la ortofónica al
hotel para devolvérsela a su dueño, y lo hicieron con tanto revuelo que no hubo nadie que la viera venir
y no la viera regresar. Con lo único que no contó la familia fue con los encantos irresistibles de Bayardo
San Román. Los gemelos no reaparecieron hasta el amanecer del día siguiente, turbios de la
borrachera, llevando otra vez la ortofónica y llevando además a Bayardo San Román para seguir la
parranda en la casa.
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Fragmento del texto:
El viudo de Xius le explicó con una buena educación a la antigua que los objetos de la casa habían sido
comprados por la esposa en toda una vida de sacrificios, y que para él seguían siendo como parte de
ella. «Hablaba con el alma en la mano -me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que estaba jugando con
ellos-. Yo estaba seguro que prefería morirse antes que vender una casa donde había sido feliz durante
más de treinta años.» También Bayardo San Román comprendió sus razones.
-De acuerdo -dijo-. Entonces véndame la casa vacía.
Pero el viudo se defendió hasta el final de la partida. Al cabo de tres noches, ya mejor preparado,
Bayardo San Román , volvió a la mesa de dominó.(…)
Cinco minutos después, en efecto, volvió al Club Social con las alforjas enchapadas de plata, y puso
sobre la mesa diez gavillas de billetes de a mil todavía con las bandas impresas del Banco del Estado. El
viudo de Xius murió dos años después. «Se murió de eso -decía el doctor Dionisio Iguarán-. Estaba más
sano que nosotros, pero cuando uno lo auscultaba se le sentían borboritar las lágrimas dentro del
corazón.» Pues no sólo había vendido la casa con todo lo que tenía dentro, sino que le pidió a Bayardo
San Román que le fuera pagando poco a poco porque no le quedaba ni un baúl de consolación para
guardar tanto dinero.
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El narrador junto con Nasar, Cristo Bedoya y los hermanos Vicario estuvieron en la casa de María
Alejandrina Cervantes hasta las dos de la mañana, momento en el que los Vicario se fueron.
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-Santiago Nasar -dijo.
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de la plaza cuando iba a recibir al obispo fue por una razón tan imprevista que el mismo instructor del
sumario no acabó de entenderla.
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-Él sabe por qué -contestó Pedro Vicario.
Don Rogelio de la Flor la escuchó medio dormido.
-No seas pendeja -le dijo-, ésos no matan a nadie, y menos a un rico.
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Clotilde Armenta no había acabado de vender la leche cuando volvieron los hermanos Vicario con otros
dos cuchillos envueltos en periódicos. Uno era de descuartizar, con una hoja oxidada y dura de doce
pulgadas de largo por tres de ancho, que había sido fabricado por Pedro Vicario con el metal de una
segueta, en una época en que no venían cuchillos alemanes por causa de la guerra. El otro era más
corto, pero ancho y curvo. El juez instructor lo dibujó en el sumario, tal vez porque no lo pudo describir,
y se arriesgó apenas a indicar que parecía un alfanje en miniatura. Fue con estos cuchillos que se
cometió el crimen, y ambos eran rudimentarios y muy usados. (…)
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Fragmento del texto:
Cristo Bedoya, con quien estaba de acuerdo para encontrarse más tarde en el puerto, lo despidió en la
entrada posterior de su casa. Los perros le ladraban por costumbre cuando lo sentían entrar, pero él los
apaciguaba en la penumbra con el campanilleo de las llaves. Victoria Guzmán estaba vigilando la
cafetera en el fogón cuando él pasó por la cocina hacia el interior de la casa.
-Blanco -lo llamó-: ya va a estar el café.
Santiago Nasar le dijo que lo tomaría más tarde, y le pidió decirle a Divina Flor que lo despertara a las
cinco y media, y que le llevara una muda de ropa limpia igual a la que llevaba puesta. Un instante
después de que él subió a acostarse, Victoria Guzmán recibió el recado de Clotilde Armenta con la
pordiosera de la leche. A las 5.30 cumplió la orden de despertarlo, pero no mandó a Divina Flor sino
que subió ella misma al dormitorio con el vestido de lino, pues no perdía ninguna ocasión de preservar
a la hija contra las garras del boyardo.
SECUENCIA 4. LA AUTOPSIA.
Texto 37. Explicación.
Una vez asesinado se presenta el cuerpo de Santiago Nasar completamente destrozado. La autopsia, llevada
a cabo por el padre Carmen Amador con la ayuda de Cristo Bedoya será un desastre en el que se destrozará
el cuerpo y tendrán que salvaguardarlo de las multitudes, el calor y los perros que pretenden comerse las
vísceras.
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orden del alcalde, y las órdenes de aquel bárbaro, por estúpidas que fueran, había que cumplirlas.» No
era del todo justo. En la confusión de aquel lunes absurdo, el coronel Aponte había sostenido una
conversación telegráfica urgente con el gobernador de la provincia, y éste lo autorizó para que hiciera
las diligencias preliminares mientras mandaban un juez instructor. (…) El cuerpo había sido expuesto a
la contemplación pública en el centro de la sala, tendido sobre un angosto catre de hierro mientras le
fabricaban un ataúd de rico. Habían llevado los ventiladores de los dormitorios, y algunos de las casas
vecinas, pero había tanta gente ansiosa de verlo que fue preciso apartar los muebles y descolgar las
jaulas y las macetas de helechos, y aun así era insoportable el calor. Además, los perros alborotados por
el olor de la muerte aumentaban la zozobra. No habían dejado de aullar desde que yo entré en la casa,
cuando Santiago Nasar agonizaba todavía en la cocina, y encontré a Divina Flor llorando a gritos y
manteniéndolos a raya con una tranca.
-Ayúdame -me gritó-, que lo que quieren es comerse las tripas.
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«Me estaba yendo en aguas -me dijo Pablo Vicario-, y no podíamos quitarnos la idea de que eran vainas
de los turcos.» Hasta entonces había desbordado dos veces la letrina portátil, y el guardián de vista lo
había llevado otras seis al retrete de la alcaldía. Allí lo encontró el coronel Aponte, encañonado por la
guardia en el excusado sin puertas, y desaguándose con tanta fluidez que no era absurdo pensar en el
veneno. Pero lo descartaron de inmediato, cuando se estableció que sólo había bebido el agua y comido
el almuerzo que les mandó Pura Vicario. No obstante, el alcalde quedó tan impresionado, que se llevó a
los presos para su casa con una custodia especial, hasta que vino el juez de instrucción y los trasladó al
panóptico deRiohacha.
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Al principio, el viudo de Xius estaba encantado pensando que eran recursos póstumos de la esposa para
llevarse lo que era suyo. El coronel Lázaro Aponte se burlaba de él. Pero una noche se le ocurrió oficiar
una misa de espiritismo para esclarecer el misterio, y el alma de Yolanda de Xius le confirmó de su
puño y letra que en efecto era ella quien estaba recuperando para su casa de la muerte los cachivaches
de la felicidad. La quinta empezó a desmigajarse. El coche de bodas se fue desbaratando en la puerta, y
al final no quedó sino la carcacha podrida por la intemperie. Durante muchos años no se volvió a saber
nada de su dueño.
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Pese a que Ángela fue repudiada por San Román en el momento en el que se ve abandonada por él se
enamora perdidamente y lo tiene en su memoria hasta el fin de los días. Resulta una contradicción lo que
sustenta en este caso la base del amor.
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feria, y llevaba la misma correa y las mismas alforjas de cuero descosido con adornos de plata. Bayardo
San Román dio un paso adelante, sin ocuparse de las otras bordadoras atónitas, y puso las alforjas en la
máquina de coser.
-Bueno -dijo-, aquí estoy.
Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había
escrito. Estaban ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores, y todas sin abrir.
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de la boda, pero no les había revelado ningún nombre. En el sumario declararon: «Nos dijo el milagro
pero no el santo». Ángela Vicario, por su parte, se mantuvo en su sitio. Cuando el juez instructor le
preguntó con su estilo lateral si sabía quién era el difunto Santiago Nasar, ella le contestó impasible:
-Fue mi autor.
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dieron la misma respuesta:
-Acabo de verlo contigo.
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les preguntó a varios conocidos por Santiago Nasar, pero nadie lo había visto. En la puerta del Club
Social se encontró con el coronel Lázaro Aponte y le contó lo que acababa de ocurrir frente a la tienda
de Clotilde Armenta.
-No puede ser -dijo el coronel Aponte-, porque yo los mandé a dormir. Acabo de verlos con un cuchillo
de matar puercos -dijo Cristo Bedoya.
-No puede ser, porque yo se los quité antes de mandarlos a dormir -dijo el alcalde-.
Debe ser que los viste antes de eso.
-Los vi hace dos minutos y cada uno tenía un cuchillo de matar puercos -dijo Cristo Bedoya.
-¡Ah carajo -dijo el alcalde-, entonces debió ser que volvieron con otros!
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Texto 60. Explicación.
Santiago Nasar al enterarse de que los hermanos Vicario le buscan para matarle siente un gran desconcierto
y opta por salir corriendo de la casa sin planificar una defensa o un lugar donde esconderse.
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Fragmento del texto:
En la sala, donde seguía trapeando los pisos, Divina Flor vio al mismo tiempo que Santiago Nasar entró
por la puerta de la plaza y subió por las escaleras de buque de los dormitorios. «Fue una visión nítida»,
me contó Divina Flor.
«Llevaba el vestido blanco, y algo en la mano que no pude ver bien, pero me pareció un ramo de rosas.»
De modo que cuando Plácida Linero le preguntó por él, Divina Flor la tranquilizó.
-Subió al cuarto hace un minuto -le dijo.
Plácida Linero vio entonces el papel en el suelo, pero no pensó en recogerlo, y sólo se enteró de lo que
decía cuando alguien se lo mostró más tarde en la confusión de la tragedia. A través de la puerta vio a
los hermanos Vicario que venían corriendo hacia la casa con los cuchillos desnudos. Desde el lugar en
que ella se encontraba podía verlos a ellos, pero no alcanzaba a ver a su hijo que corría desde otro
ángulo hacia la puerta.
«Pensé que querían meterse para matarlo dentro de la casa», me dijo. Entonces corrió hacia la puerta y
la cerró de un golpe. Estaba pasando la tranca cuando oyó los gritos de Santiago Nasar, y oyó los
puñetazos de terror en la puerta, pero creyó que él estaba arriba, insultando a los hermanos Vicario
desde el balcón de su dormitorio. Subió a ayudarlo.
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Vicario le buscó el corazón, pero se lo buscó casi en la axila, donde lo tienen los cerdos. En realidad
Santiago Nasar no caía porque ellos mismos lo estaban sosteniendo a cuchilladas contra la puerta.
Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron
con una explosión.
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3. PRÁCTICA
A. LA FATALIDAD VISTA COMO RESULTADO DE LAS TORPEZAS HUMANAS.
1. ¿Cuál es el motivo principal por el que Santiago Nasar muere? ¿Es una muerte que podría
haberse evitado? Piensa en la evolución de los acontecimientos y tomando como referencia tres
de los personajes explica por qué no pudieron hacer nada por evitarlo.
Lázaro Aponte, el alcalde// Plácida Linero, la madre de Nasar // Flora Miguel, la prometida
de Nasar/ Cristo Bedoya, el amigo de Nasar//Yamil Shaium, dueño de la tienda de la plaza
Para reflexionar acerca de esta información puedes utilizar los siguientes textos con las
cuestiones que se plantean a continuación:
Texto A. Secuencia 1.
Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que
llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de
aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo
turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba
cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño.
Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María
Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato,
porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.
¿Cómo obtiene el narrador los testimonios con los que articula la crónica? ¿Qué
elementos literarios aparecen en la descripción de la mañana del asesinato? ¿Todos los
testigos recuerdan la mañana de igual forma?
¿Qué estaba haciendo el narrador en el momento en el que sucedió la muerte de Nasar?
¿Qué valor tienen las campanas? ¿Por qué el narrador subraya este detalle? ¿Crees que el
narrador es objetivo?
Texto B. Secuencia 3.
Según me dijeron años después, habían empezado por buscarlo en la casa de María
Alejandrina Cervantes, donde estuvieron con él hasta las dos. Este dato, como muchos otros,
no fue registrado en el sumario. En realidad, Santiago Nasar ya no estaba ahí a la hora en que
los gemelos dicen que fueron a buscarlo, pues habíamos salido a hacer una ronda de
serenatas, pero en todo caso no era cierto que hubieran ido. «Jamás habrían vuelto a salir de
aquí», me dijo María Alejandrina Cervantes, y conociéndola tan bien, nunca lo puse en duda.
En cambio, lo fueron a esperar en la casa de Clotilde Armenta, por donde sabían que iba a
pasar medio mundo menos Santiago Nasar. «Era el único lugar abierto», declararon al
instructor. «Tarde o temprano tenía que salir por ahí», me dijeron a mí, después de que fueron
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absueltos. Sin embargo, cualquiera sabía que la puerta principal de la casa de Plácida Linero
permanecía trancada por dentro, inclusive durante el día, y que Santiago Nasar llevaba
siempre consigo las llaves de la entrada posterior. Por allí entró de regreso a su casa, en
efecto, cuando hacía más de una hora que los gemelos Vicario lo esperaban por el otro lado, y
si después salió por la puerta de la plaza cuando iba a recibir al obispo fue por una razón tan
imprevista que el mismo instructor del sumario no acabó de entenderla.
¿Qué dos versiones de la misma historia se plantean? ¿Cuál de las dos acepta el
narrador? ¿Por qué?
Fíjate en que el relato de los hermanos Vicario se plantea en estilo indirecto, pero que
las declaraciones de María Alejandrina Cervantes se plantean en estilo directo
(entrecomillado y cursiva). ¿Crees que este modo de enunciación está relacionado con la
versión que finalmente acepta el narrador?
¿Qué interés tiene el narrador en presentar el testimonio de los Vicario si es falso?
Texto C. Secuencia 4
Al contrario: a todo el que quiso oírla se la contaba con sus pormenores, salvo el que nunca se
había de aclarar: quién fue, y cómo y cuándo, el verdadero causante de su perjuicio, porque
nadie creyó que en realidad hubiera sido Santiago Nasar. Pertenecían a dos mundos
divergentes. Nadie los vio nunca juntos, y mucho menos solos. Santiago Nasar era demasiado
altivo para fijarse en ella. «Tu prima la boba», me decía, cuando tenía que mencionarla.
Además, como decíamos entonces, él era un gavilán pollero. Andaba solo, igual que su padre,
cortándole el cogollo a cuanta doncella sin rumbo empezaba a despuntar por esos montes, pero
nunca se le conoció dentro del pueblo otra relación distinta de la convencional que mantenía
con Flora Miguel, y de la tormentosa que lo enloqueció durante catorce meses con María
Alejandrina Cervantes. La versión más corriente, tal vez por ser la más perversa, era que Ángela
Vicario estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba, y había escogido el nombre de
Santiago Nasar porque nunca pensó que sus hermanos se atreverían contra él. Yo mismo traté de
arrancarle esta verdad cuando la visité por segunda vez con todos mis argumentos en orden,
pero ella apenas si levantó la vista del bordado para rebatirlos.
-Ya no le des más vueltas, primo -me dijo-. Fue él.
Texto D. Secuencia 4.
Siete de las numerosas heridas eran mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos
perforaciones profundas en la cara anterior. Tenía cuatro incisiones en el estómago, y una de
ellas tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas.
Tenía otras seis perforaciones menores en el colon trasverso, y múltiples heridas en el intestino
delgado. La única que tenía en el dorso, a la altura de la tercera vértebra lumbar, le había
perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba ocupada por grandes témpanos de
sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de oro de la Virgen del
Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años. La cavidad torácica
mostraba dos perforaciones: una en el segundo espacio intercostal derecho que le alcanzó a
interesar el pulmón, y otra muy cerca de la axila izquierda. Tenía además seis heridas menores
en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los
músculos del abdomen. Unía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe
dice: «Parecía un estigma del Crucificado».
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¿Por qué el informe del forense contiene elememtos literarios? ¿Con quién comparan a
Nasar? ¿Por qué?
¿Crees que este informe aporta información necesaria para comprender el relato?
3. Identifica qué personaje de la novela y en qué momento expresó el siguiente testimonio que
recoge el narrador y explica brevemente por qué lo has adivinado:
A. “No puede ser, porque yo se los quité (los cuchillos) antes de mandarlos a dormir.
Debe ser que los viste antes de eso.”
B. “La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que
volaba sin tropezar por entre los almendros”.
C. “Por el amor de Dios. Déjenlo para después, aunque sea por respeto al señor
obispo.”
D. “Parecía marica -me dijo-. Y era una lástima, porque estaba como para
embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo.”
E. “Pensé que querían meterse para matarlo dentro de la casa”.
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