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APUNTES LITERATURA. PRIMERA EVALUACIÓN.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.

CONTENIDO

1. PREGUNTAS DEL EXAMEN DE EVAU


2. ANÁLISIS DE LAS SECUENCIAS
3. PRÁCTICA

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1. PREGUNTAS RELACIONADAS CON LA LECTURA QUE
APARECEN EN EN EXAMEN DE EVAU:

A. LA FATALIDAD VISTA COMO RESULTADO DE LAS TORPEZAS


HUMANAS.

B. CRÓNICA LITERARIA Y PERSPECTIVISMO.

C. EL SENTIDO DE LA HONRA COMO DESENCADENANTE DE LA


TRAGEDIA.

CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA. GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.

Gabriel García Márquez (Colombia, 1927) es uno de los escritores


en lengua castellana más Importantes del siglo XX. En 1982
obtuvo el Premio Nobel de Literatura. Formo parte del
denominado "boom" de 1a literatura hispanoamericana. Entre sus
obras, destaca Cien años de soledad (1967), considerada la novela
por excelencia del "Realismo mágico", corriente literaria
caracterizada por la fusión de fantasía y realidad en un universo
imaginario. Su reciente muerte ha dejado un vacío en el mundo
literario Imposible de llenar. Otra entre sus obras más ricas y
apreciadas es Crónica de una muerte anunciada (1981).

A. LA FATALIDAD VISTA COMO RESULTADO DE LAS TORPEZAS HUMANAS

1. Introducción.
Esta novela es una pieza más del edificio fatalista que,
desde sus comienzos literarios, viene construyendo
Gabriel García Márquez. De hecho, puede afirmarse que,
en cierto sentido, casi todas sus ficciones son crónicas de
sucesos designados de antemano. En su mismo título, la
novela contiene todos los elementos básicos de la
fatalidad: hay una muerte (un final - ineludible); esa
muerte ha sido anunciada, decretada desde un tiempo
atrás, y hay un relato testimonial que se limita a contar lo
que ha pasado, pero sin capacidad de intervenir en los
sucesos. Desde el arranque del relato "El día que lo iban a
matar, Santiago Nasar se levantó a las 5,30 de la mañana", sabemos que el personaje está condenado, lo
cual elimina las sorpresas, aunque no el suspense para hacer atractiva su lectura.

Santiago Nasar, el hombre asesinado, parecía destinado a ser mimado por la fortuna: era "esbelto",
"alegre, pacifico, y de corazón fácil", "bello, formal y con una fortuna propia a los veintiún años". Sin
embargo, un lunes trágico de febrero muere "destazado como un cerdo" a la misma puerta de su casa.
Todo el pueblo lo sabía: "Nunca hubo una muerte más anunciada", dice el narrador. Sin embargo, nadie
lo impide, lo cual sugiere la presencia de un destino fatal.

2. Diferencias entre la fatalidad en las tragedias griegas y en Crónica.

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El tratamiento de este tema en la literatura se remonta a las tragedias griegas, en las que es un
componente esencial. En ellas, es una constante la presencia de personajes que están condenados
fatalmente (como consecuencia de fuerzas incontrolable: EL DESTINO, EL FATUM) a un final
desgraciado, inevitable (Edipo: oráculo, acción de los padres, casualidades trágicas, cumplimiento del
destino).

"Crónica" podemos encontrar serie de elementos recuerdan tragedias clásicas:


 Existencia una transgresión debe ser castigada.
 Inocencia la víctima.
 Violencia, sacrificio bárbaro,
 Existencia CORO (como podríamos interpretar al pueblo entero). coro multitudinario reconoce
culpa todos lo ocurrido; que anuncia hechos, pero no tiene poder para evitarlos.

En el caso de "Crónica", sin embargo, no hay grandeza, ni hay grandes sentimientos ni intervención de
"fuerzas divinas", sino que es una trágica coincidencia circunstancias, que fatalmente producen la muerte
Santiago Nasar.

3. Cómo actúa fatalidad en Crónica.


En Crónica, la fatalidad hay que verla más bien como suma de pequeñas coincidencias que ocasionan un
desenlace trágico. Este se podría haber evitado algunos personajes hubieran otro modo. Cuatro son los
caminos (inverosímil acumulación de errores, casualidades, odios arrastrados, etc.) por los que destino se
introduce la obra:

 Contradicciones: la más importante quizás sea de que justamente todo pueblo sepa que los
gemelos Vicario van matar Santiago Nasar excepto él mismo. La segunda gran contradicción es que, en
una sociedad tan cerrada puritana como de Colombia rural de los años 50, dominada por el cotilleo la
maledicencia, Ángela Vicario hubiera podido perder su virginidad con un joven del pueblo, que tal hecho
no se supiera.

 Ambigüedades: son muchos los hechos que ni los personajes, ni el lector, ni siquiera el autor,
consiguen esclarecer lo largo del relato. Para empezar, la obra está organizada en la ambigüedad esencial
acerca de con quién perdió al virginidad Ángela. La sensación que da es que Nasar no fue culpable de ese
delito, a pesar de que la propia Ángela dice, al cabo de los años: "Ya no le des más vueltas, primo -me
dijo-. Fue él". Dentro de este camino de la ambigüedad está también la climatología del lunes funesto, ya
que hay varias versiones: para unos, el día era soleado; para otros, "un tiempo fúnebre, con un cielo turbio
y bajo".

 Casualidades: el narrador menciona "las numerosas casualidades encadenadas que habían hecho
el absurdo". Así, Santiago, que nunca salía de la casa por la puerta delantera, ese día lo hace; Luisa
Santiaga, su madrina, que era capaz de presentir una tragedia, se muestra incapaz esa mañana de hacerlo a
tiempo; Plácida Linero "intérprete certera de los sueños ajenos" no advierte nada en los de su hijo; Cristo
Bedoya, que hubiera podido salvarlo, no puede encontrarlo; nadie logra advertir el papel que previene a
Santiago y que alguien desliza por debajo de la puerta; a pesar de que en la plaza hay mucha gente nadie
lo ve entrar en casa de su novia, Flora Miguel; Yamil Shalum no logra recordar dónde ha dejado los
cartuchos, etc.

 Interpretaciones equivocadas: salpican el suceso y lo posibilitan. Así, los carniceros no atajan


a los gemelos, cuando estos van a afilar los cuchillos, porque piensan que son cosas de borrachos, casi la
misma razón que da en ocasiones Victoria Guzmán; Plácida Linero , cierra la puerta porque cree que su
hijo ya está dentro de la casa; Cristo Bedoya piensa que Santiago está desayunando con Margot; mucha
gente que ve en el puerto a Nasar charlando alegremente con Bedoya y Margot interpreta falsamente que

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ha pasado el peligro y que el crimen no se ha consumado ni se consumará; etc. Parece, de este modo, tan
poderosa la fuerza del destino que persigue a Santiago, que impide a los que podían haberle protegido
interpretar correctamente los augurios (los sueños, los presentimientos de su madrina, el olor de las flores
en la boda) y las señales lógicas (el anuncio de los gemelos, los cuchillos).

4. Todos pudieron hacer más de lo que hicieron para impedir crimen


Ahora bien, ¿es posible interpretar la obra de otra manera? Da la sensación muchas veces de que los
personajes tratan de librarse de la culpa. Analizando detenidamente muchas de las "fatalidades" podemos
llegar a la conclusión de que se pudo hacer mucho más para evitar el asesinato de lo que se hizo, y de que
aquí el destino no actuó de forma ciega e imparable (fatum griego) sino que en el desgraciado final de
Nasar participaron irresponsable e interesadamente algunas personas. Por ejemplo, Victoria, la cocinera, no
le advierte de la amenaza, porque "en el fondo de su alma quería que lo mataran"; además no cree capaces
a los gemelos de matar a nadie. El alcalde, Lázaro Aponte, debió impedir la desgracia pero "había resuelto
tantos pleitos de amigos la noche anterior que no se dio ninguna prisa por uno más"; además, se entretiene
más de la cuenta concertando una partida de dominó, en un alarde de frivolidad execrable, y se olvida. El
padre Carmen Amador se mantiene más preocupado, irónicamente, por parece la inminente llegada del
obispo que por la noticia en cualquier caso, le un asunto más propio de la autoridad civil que suyo.
Prudencia Cotes y su madre alientan a los gemelos a consumar el asesinato. En Polo Carrillo se advierte
envidia, considera a Nasar un cínico, un prepotente: "Crela que su plata lo hacía intocable".

En definitiva, como observa el narrador, se trata de "una muerte cuyos culpables podíamos ser todos". Esto
explicaría que en realidad el destino es producto de la torpeza humana, no de la fatalidad. Más tarde,
muchos de los personajes se preguntan durante años cómo pudo suceder la tragedia. Algunos, incluso,
perseguidos por cierto complejo de culpa, tienen un final - desgraciado, como es el caso de la novia de
Santiago Nasar.

En conclusión, se puede decir que los personajes de esta novela no son esclavos indefensos del destino. Lo
prueba el hecho de que hay una fuerza que lo vence: el amor. Ángela "dueña por primera vez de su
destino", envía cartas de amor al esposo que la abandonó. Este gesto la libera. Ha logrado demostrar que el
destino es solo un invento con el que se justifican las torpezas humanas, la cual queda anulada desde el
momento en que el hombre asume las responsabilidades de su propia libertad.

En esta obra se critica un código de comportamiento en que todos son victimas de la incomprensión y de la
insatisfacción. Según García Márquez es una metáfora de la soledad que lleva a la insolidaridad.
"Crónica..." le sirve para denunciar la enorme insolidaridad del ser humano y la fatalidad del destino.

B. CRÓNICA LITERARIA Y PERSPECTIVISMO.

Crónica de una muerte anunciada se publicó en 1981, y representa según el autor una unión entre
periodismo y literatura. El término "crónica" que aparece en el titulo de la novela, nos remite,
fundamentalmente al mundo del periodismo. Esta Crónica, no obstante, no se ajusta del todo a la
periodística. Hay una base histórica, real, de los hechos, pero su tratamiento es fruto de la libre imaginación
y la creatividad del autor (literaria).

1. ¿Qué hay de crónica periodística?


1.1. El hecho real.
El autor parte de un suceso real acaecido en 1951, treinta años antes de la publicación de la obra, en el que
una joven, Margarita Chica Salas, en la localidad colombiana de Sucre, es devuelta la noche de bodas a sus
familiares por no ser virgen. La joven culpabiliza a su ex-novio, Cayetano Gentile, y su hermano (no eran
gemelos), mata a machetazos al culpable. El matrimonio se separará: el marido, Miguel Reyes, se volverá a
casar y la joven se refugiará en un pueblo de la costa colombiana sin volver a ver a su exmarido.

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En una entrevista concedida al diario español El País, al poco de aparecer la
novela, García Márquez declaró que había estado muy cerca del drama pero
aún no había publicado su primera novela. Se dio cuenta de que tenía en sus
manos un material sumamente importante, pero su madre le pidió que no lo
escribiera mientras sus protagonistas estuviesen vivos. En 1976, ya muertos
todos, el autor se decidió a escribir su historia con modificaciones
significativas respecto a los hechos reales: los personajes no llevan su nombre
ni la descripción que corresponde lugar es la misma. Todo está traspuesto
poéticamente. Los únicos que mantenían sus verdaderos nombres eran los
miembros de la familia del escritor, porque había sido autorizado por ellos.

1.2. El narrador actúa a la manera de un periodista investigador.


Desde el principio aparece un narrador que cuenta la historia en forma
autobiográfica a través de la 1ª persona que va a dominar el relato: "Siempre soñaba con árboles, me dijo
Plácida Linero, su madre". "En el curso de las indagaciones para esta crónica, recobré numerosas vivencias
personales..."). Muy pronto se da al lector la que podríamos llamar situación básica del narrador: es un
cronista que ha vuelto al pueblo con intención de establecer los hechos sucedidos años atrás, hechos en los
que él también participó "..Cuando volví a este pueblo tratando de recomponer con tantas astillas dispersas
el espejo roto de la memoria" (...)

El narrador, que además reúne la condición de personaje secundario, amigo del protagonista, plantea su
tarea al modo de un periodista investigador, que trata de reconstruir los hechos sirviéndose de distintos
elementos de apoyo. El narrador ha asistido a la boda, pero de tal hecho sólo tiene "un recuerdo muy
confuso" de lo que califica "un domingo indeseable".

1.3. Cronología de los hechos. Precisión espacio temporal (horas


exactas).

SECUENCIA PRIMERA. LA MAÑANA DEL CRIMEN RECORDADA POR LAS


MUJERES QUE HABLARON CON ÉL AQUEL DÍA
A las 5. 30 Santiago se levantó y pasó por la habitación de su madre. Había tenido un sueño
premonitorio que Plácida Linero no pudo interpretar. En su sueño llovía. Muchos de los
presentes aquel día también afirmaron que llovía cuando mataron a Nasar. El narrador cronista
encuentra a la madre de Nasar veinte siete años después en la misma cama en la que se des pidió
de Nasar.
Victoria Guzmán, la cocinera de la casa, recuerda aquel día como soleado. Aquella mañana
descuartizó tres conejos, lo que horrorizó a Nasar. Victoria vigilaba a Santiago porque acosaba a
Divina Flor. Victoria Guzmán quería evitar que Santiago Nasar la poseyera como a ella la
poseyó su padre Ibrahim Nasar. Por eso, años después Divina Flor confiesa su madre quería que
muriese. Aquel día cuando sale por la puerta, aprovecha para tocarla. Esa es la puerta a la que el
instructor de Riohacha se refiere como “La puerta fatal”
El cronista sigue el itinerario de Nasar a través de la visión de las mujeres. La primera es
Clotilde Armenta, la tendera, que frenó a los hermanos Vicario cuando Santiago salió aquella
mañana de su casa a las 6.05.
El obispo pasa pero no para. Margot, la hermana del narrador lo encontró de buen humor.
Margot envidia a Flora de Miguel porque va a casarse con él, mientras que ella lo desea en
secreto. Hablaban junto con Cristo Bedoya sobre los gastos de la fiesta. Margot le invita a
desayunar en su casa a las 6.25. Santiago tiene que ir antes a su casa para recoger su reloj y
vestirse con la ropa de trabajo. Aquí juega un papel el destino fatal porque si hubiera llevado esta
ropa hubiera llevado su revólver y se hubiera podido defender.
Finalmente el grupo se separa y Margot vuelve a su casa por la orilla del río en la que los

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enfermos están tumbados en el suelo, porque acaban de recibir la bendición del obispo. En su
trayecto oye la noticia de la que todo el mundo habla. Ángela Vicario ha sido devuelta a su casa
porque no es virgen y los hermanos Vicario buscan a Santiago Nasar para matarlo.
Margot llega a su casa descompuesta. Su madre Luisa Santiaga, madrina de Nasar, sale junto con
el hermano pequeño a la calle para intentar avisar a Plácida Linero. Súbitamente, alguien la
detiene para decirle que Santiago Nasar ha muerto.

SECUENCIA SEGUNDA. EL MATRIMONIO DE ÁNGELA VICARIO Y BAYARDO


SAN ROMÁN
Mediante un flashback el narrador cronista cuenta como por carta su madre (Luisa Santiaga) le
relata la llegada al pueblo de un hombres espectacular. Solo después del asesinato confesará que
cuando lo vio “le pareció el diablo”.
Bayardo llegó al pueblo buscando con quien casarse y eligió a Ángela Vicario tras verla
fugazmente pasando por la plaza mientras que él echaba la siesta. Durante las fiestas del pueblo
el selló su amor regalándole una ortofónica. Bayardo conquistó a la familia de Ángela.
El narrador subraya como Santiago Nasar no consideró a Ángela como un objetivo de sus
amores. Se refería a ella como “tu prima la boba” (Ángela era prima del narrador).
La noticia de la boda crea expectación sobre el pasado de San Román. Para desmentir todos los
bulos sobre sus orígenes sus padres Alberta Simonds y Petronio San Román acuden al pueblo.
Antes de la boda ya hay signos de anticipan la catástrofe final: Ángela manifiesta su desagrado
ante el matrimonio porque no está enamorada y Bayardo San Román compra la mejor casa del
pueblo, la del viudo de Xius, engañando al dueño con dinero. Dos años después el viudo morirá
de pena por haber vendido lo que más quería.
Antes de narrar los principales acontecimientos de la boda, el cronista advierte de que, aunque
ella no fuera virgen, nadie consiguió saber quién fue su amante más allá de la declaración final
que culpó a Nasar. Sus amigas le aconsejaron fingir su virginidad tiñendo con mercurocromo
(color rojo) las sábanas.
La boda se desarrolló con mucha ostentación. Ocuparon las casas aledañas y el novio se
mostraba feliz. El narrador tampoco vio que Santiago Nasar estuviese afectado o preocupado. Su
único interés era conocer a cuánto ascendía el gasto total de la boda.
A las seis de la tarde el evento terminó y B. San Román se llevó a su novia aterrorizada a su
nueva casa. El narrador, Cristo Bedoya. Luis Enrique y Nasar se fueron a las doce a casa de
María Alejandrina Cervantes.
A las diez de la noche Ángela manda a buscar la maletita con la que fingir su virginidad y a las
once Bayardo San Román irrumpe con Ángela en su casa y la devuelve mostrando su frustración
a Pura Vicario.
Los gemelos volvieron a casa a las tres y se encontraron a Ángela Vicario tirada en el sofá por la
paliza que le había dado su madre. Ante la insistencia de los hermanos, ella culpó a Nasar.

SECUENCIA TERCERA. LOS HERMANOS VICARIO Y EL AJUSTE DE CUENTAS


QUE NO PUDIERON EVITAR
Tras el asesinato el abogado de los Vicario sustentó el asesinato en una “legítima defensa del
honor”. Después de cometer el crimen los hermanos Vicario se refugiaron en la iglesia del padre
Amador para evitar la furia de los árabes.
Reconstrucción de los hechos anteriores al asesinato. Ellos intentaron evitar la muerte de Nasar.
Tras la confesión de Ángela, fueron a la pocilga y cogieron los cuchillos. Fueron al matadero a
afilar los cuchillos a las 3.20 de la mañana. Anunciaron que iban a matar a Nasar y Faustino
Santos se lo comentó a un policía.
Los Vicario entraron a las 4.10 en la tienda de Clotilde Armenta que estaba en la plaza del
pueblo. Bebieron dos botellas de ron y si habían visto luz en la ventana de Nasar. Sabían que él
no pasaba por la puerta principal de su casa que daba a la plaza. Con esto queda claro que
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necesitaban que alguien evitase ese asesinato.
El agente Leandro Pornoy fue a comprar el desayuno del coronel Lázaro Aponte a la tienda y los
Vicario le confesaron sus intenciones. Informado el coronel por ambas fuentes (policía y
Pornoy) apareció a las cinco en la tienda y les quitó los cuchillos.
Clotilde Armenta quedó defraudada porque Aponte no fue capaz de impedirles el asesinato. Con
el objetivo de avisar a Linero mandó a las cuatro a una pordiosera a la cocina de Victoria
Guzmán para que los avisase.
Un rato después los hermanos Vicario, con nuevos cuchillos de manufactura propia, volvieron a
aparecer en la tienda. No tenían la misma determinación. Pedro había sufrido un ataque de
blenorragia y Pablo tuvo que obligarle a seguir. De camino a la tienda de Armenta pararon en la
casa de Prudencia Cotes, novia de Pablo. Ella entendía que los Vicario estaban obligados a
saldar esta deuda de honor.
En la tienda volvieron a beber y se afeitaron para estar presentables. Después se durmieron.
Nasar llegó a su casa a las 4.20 por la puerta de atrás, pero no tuvo que encender ninguna luz, ya
que con la iluminación del pasillo pudo llegar a la habitación. Antes de llegar a su casa, a las
cuatro de la mañana, tras salir de la casa de María Alejandrina Cervantes fueron a cantar
serenatas a casa del viudo de Xius. Ya en su casa le dijo a Victoria Guzmán que lo despertase a
las 5.30 para prepararse para ver la llegada del obispo.
Tras separarse del grupo, Luis Enrique, hermano del narrador, entró a la tienda de C. Armenta.
Los Vicario le confesaron sus intenciones, pero él iba demasiado borracho. Al llegar a su casa se
quedó dormido en el baño y a las cinco su hermana Margot lo llevó a la habitación. A la seis su
hermana monja lo despertó para contarle que Nasar había muerto.

SECUENCIA CUARTA. LA VIDA DE LOS PROTAGONISTAS DESPUÉS DE LA


MUERTE DE NASAR
Tras la muerte de Nasar, el párroco Carmen Amador tiene que hacer la autopsia. El cuerpo de Nasar se
descompone en su propia casa enloqueciendo a los perros con el olor. El cadáver es trasladado a la
escuela y allí le practican una autopsia que deja el cuerpo destrozado. Es enterrado al amanecer del día
siguiente.
Los hermanos Vicario, encerrados en el calabozo se ponen enfermos. Su estancia allí es descrita
por Pablo: “Era como estar despierto dos veces”. Pedro tiene un ataque de blenorragia y Pablo de
colerina. Susana Abdeba, matriarca centenaria de la comunidad árabe, les recetó una infusión de
pasionaria que los curó.
Tras esa noche fueron trasladados a la cárcel de Riohacha. Tras cumplir condena, Pablo se
estableció ahí y se casó con Prudencia Cotes y Pedro volvió al ejército y murió.
La verdadera víctima fue Bayardo San Román que lo perdió todo. El viudo de Xius hizo saltar las
alarmas tras ver un pájaro fosforescente cerca de su antigua casa. Lázaro aponte fue allí y se
encontró a San Román al borde de una intoxicación etílica. Sus hermanas y su madre fueron a
recogerlo.
Años después el narrador se encontró con Ángela Vicario en Manaure. Mientras que él vendía
enciclopedias a domicilio. Años después ella seguía manteniendo la culpabilidad de Nasar. Sin
embargo, algo cambió en ella desde que su madre la castigó por la afrenta cometida. Tras la paliza
se sintió profundamente enamorada de San Román.
Años después del suceso se encontraron en el centro de salud de Riohacha. Meses después no
pudo evitar mandarle una carta a su amado. Cada semana escribía una carta enfervorecida que San
Román ni tan siquiera abría. Tras años de continuas cartas una mañana de agosto Bayardo
irrumpió en casa de Ángela para quedarse. Llevaba una maleta con todas las cartas que ella le
había escrito durante estos años.

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SECUENCIA QUINTA. EL PUEBLO QUE NO PUDO EVITAR EL ASESINATO DE
NASAR
Nadie evitó la muerte de Nasar: “Los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales solo
tienen acceso los dueños del alma”. Pese a la pasividad el pueblo muchos sufrieron las
consecuencias directas o indirectas del crimen: Flora de Miguel se escapó con un teniente de
fronteras que la prostituyó, Aura Villeros, la comadrona, tuvo un espasmo de vejiga hasta el fin de
sus días, don Rogelio de la Flor (Marido de C. Armenta) murió ese mismo día. Plácido Linero,
que cerró la puerta, se libró de la culpa, ya que Divina Flor le dijo que minutos antes había visto
entrar a Santiago Nasar.
El juez instructor no consiguió encontrar ninguna culpabilidad en Nasar. Redactó un sumario lleno
de licencias poéticas ante la incapacidad de explicar los hechos (Dadme un prejuicio y moveré el
mundo). Las amigas de Ángela que conocían el secreto tampoco sabían quién fue el verdadero
amante de Ángela.
La impresión del cronista es que Santiago no era culpable. Al conocer la intención de matarle que
tenían los hermanos Vicario sintió perplejidad, porque él no entendía por qué era culpable.
Minutos antes, había quedado para desayunar con Margot, la hermana del narrador.
Ni enemigos ni amigos pudieron evitar su muerte. Indalecio Pardo, que lo odiaba por ser rico, no
se atrevió a matarlo cuando los hermanos Vicario le contaron sus intenciones. Celeste Dangond lo
invitó a tomar café, pero Santiago rehusó porque tenía prisa.
Solo Yamil Shaium avisó a Cristo Bedoya, que entró rápidamente en la casa de Nasar, cuya puerta
estaba abierta. Sin ver la carta de aviso en la puerta, subió las escaleras a las 6.56 y cogió el
revólver del cuarto de Nasar a las 6.58. Tras una breve conversación con Plácida Linero en la que
le confirmó que Santiago había salido a recibir al obispo se fue rápidamente.
Desde la puerta de Clotilde Armenta los hermanos Vicario le llamaron para decirle que iban a
matar a Santiago. Cristo Bedoya no se atreve a disparar, pero advierte a los hermanos que Nasar
va armado. Pablo sabe que no es verdad, porque lleva el traje de los domingos.
Cuando intenta buscar a Santiago Nasar a casa del narrador y de Margot, una mujer lo para que
ayude a meter en la case a su padre enfermo. Desde el interior de la casa oyó gritos remotos.
Santiago había sido asesinado tal y como se lo contó Luisa Santiaga.
Santiago había entrado en casa de Flora Miguel. Nadie lo vio entrar en la casa. El juez escribió en
el auto “la fatalidad nos hace invisibles”. Flora enfadada le entregó el cofre con las cartas que le
había escrito desde su juventud. Ella pensaba que él tendría que casarse con Ángel Vicario.
Nahir Miguel le entregó un rifle para que se defendiera. Santiago incapaz de comprender qué
estaba ocurriendo salió a la plaza donde una multitud de gente se agolpaba para ver el espectáculo.
Los hermanos Vicario se levantaron al verlo. C. Armenta intentó pararlo, pero la empujaron al
suelo.
Cinco minutos antes Victoria Guzmán le había comentado a Linero lo que sabía. Ella había salido
a la sala y al ver acercarse a los Vicario cerró la puerta. Pensaba que Santiago estaba dentro de la
casa tal y como le había dicho Divina flor.
Santiago Nasar intentó entrar pero encontró la puerta cerrada. Santiago quedó clavado a la puerta
con los cuchillos de los Vicario. Cuando ellos los soltaron se sujetó las tripas y dio la vuelta a su
casa. Ates entró en la casa de Poncho Lanao y terminó desplomándose en la cocina de su propia
casa.

1.4. Utiliza las fuentes y entrevistas citadas buscando la objetividad periodística.


Sus fuentes para completar la información son:

 Su incompleta memoria personal, lo que recuerda del pueblo, su relación con los personajes y
los hechos antes de la tragedia. Se trata de una memoria incompleta.

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 Documentación escrita. La primera de ellas es el sumario. Aparece citado nada más empezar la
novela. Hablando de las coincidencias funestas, se dice: "El juez instructor de Riohacha debió
sentirlas, sin atreverse a admitirlos, pues su interés de darles una explicación racional era evidente
en el sumario". Menos frecuentemente, pero también se cita el informe de la autopsia. "El informe
dice: Parecía un estima del Crucificado". Al inicio de la historia las cartas que la madre del cronista
le escribe al colegio, sirven para crear un cierto misterio e interés alrededor de la figura de Bayardo.
"Mi madre me escribió a fines de agosto y me decía...".

 El testimonio de muchas personas (voces de los personajes) con las que se entrevista en
diferentes momentos, tratando de establecer la verdad de los hechos -como haría el autor de una
crónica periodística. Las voces de L. Aponte; Carmen Amador, Victoria Guzmán, F. Santos,
Leandro Pornoy, Clotilde Armenta, Divina Flor, Luisa Santiaga, Margot, etc.

2. Aspectos literarios de Crónica de una muerte anunciada.


Sin embargo, todos estos elementos más propiamente periodísticos se combinan con otros más novelescos
que son responsabilidad del novelista. Este intenta enmarcar los hechos dentro de lo que se ha llamado el
"realismo mágico" de la novela sudamericana. La crónica se convierte así en Literatura porque los hechos
se mitifican, se hacen maravillosos.
Se observa que en Crónica de una muerte anunciada, no está presente de la fusión entre lo real y lo
maravilloso. El hecho de ser una “Crónica”, como su nombre lo indica, tiene gran peso al justificar esto.
Márquez nos lleva de la mano por relatos que discurren entre varios planos de verosimilitud, unos
más imaginarios que otros, todos diferentes y a un tiempo parecidos, por eso se confunden en
ocasiones y nos hacen dudar al mundo al que pertenecen. En la narración fantástica, los hechos irreales no
tienen justificación alguna, no existe una certeza sobre lo que ocurre, el lector necesita explicaciones y
éstas no son provistas por el relato, por lo que la ambigüedad existe hasta el final. De cualquier manera, en
la literatura fantástica la realidad y la fantasía se mezclan (La Historia Interminable, Michael Ende), pero
cada una tiene lugar específico.
El realismo mágico se diferencia del uso tradicional de los elementos fantásticos en la literatura,
porque presenta lo real como maravilloso y viceversa. Representa la coexistencia y coincidencia de dos
mundos: el real y el mágico. El acontecimiento mágico no irrumpe precisamente en el discurso realista,
sino que corre paralelo a él. En este tipo de narraciones, lo maravilloso no es maravilloso, sino natural Los
personajes toman los sucesos maravillosos o mágicos o hiperbólicos como algo perteneciente a la realidad
básica, no se sorprenden; esta fusión proviene de la coexistencia en los años setenta y ochenta de la
tecnología y la superstición en Sudamérica. También, evita cualquier efecto emotivo de escalofrío, miedo o
terror, provocado por un acontecimiento insólito. Lo insólito deja de ser el otro lado, lo desconocido, para
incorporarse a lo real, la maravilla en esta es la realidad. La “magia” se convierte entonces en un elemento
cotidiano, que en realidad lo era, pues en las culturas hispanoamericanas aun pervive la superstición en
muchos aspectos.
Crónica de una muerte anunciada presenta una desmesura, lo hiperbólico es un vehículo de lo fantástico
(“las balas de la magnum, podrían partir un caballo por la cintura”), hecho que podría llegar a ser
considerada como uno de los factores determinantes de la novela. Aún sin la irrupción de fantasmas o
milagros, en cierta manera puede determinarse que no es un texto puro, verídico y realista. En el texto
subyacen símbolos, metáforas, detalles que nos llevan hacia un mundo extraño para el lector en el que lo
irreal se toma como cotidiano. Tal es el extremo que ni un solo integrante del pueblo se digna de avisarle
Santiago Nasar que lo buscan para matarlo. Este silencio masivo es lo que termina causando la muerte de
este personaje. La desmesura también se ve presente en la forma en que lo asesinan: “Desesperado, Pablo
Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron con una explosión.”. La
manera violenta y grotesca con la cual se consuma el crimen es una pura y bruta exageración, recalcando
así los sentimientos de venganza y la necesidad de recuperar el honor perdido. Tal obsesión puede verse
como una desmesura en los sentimientos, elemento que también observamos en los personajes de Ángela,
especialmente en su desesperación por recuperar a Bayardo, su locura e insaciable pasión. También en

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Bayardo, muestra con ostentación sus sentimientos en algunas de sus reacciones y actitudes a lo largo de la
novela. Por ejemplo, cuando compra todas las rifas o cuando devuelve a la novia y se sumerge en una
borrachera extrema. Hay una numerosa cantidad de otros ejemplos de desmesura en Crónica, tales como el
hecho de que la carta que dejan por debajo de la puerta para avisar del asesinato no es vista por nadie hasta
muy tarde, las proporciones de la boda de Ángela y Bayardo, y el persistente olor a Santiago. Existe cierto
detallismo vacuo en la obra, un afán por explicar hechos sin importancia como “el coronel Aponte estudia
espiritismo, aprendido por correo” o “ Plácida Linero es experta en interpretar sueños, pero hay que
contárselos en ayunas”. El lector, por tanto, es puesto en una particular situación donde vacila entre la
realidad y la ficción, siempre en busca de la verdad absoluta, que nunca es revelada.

2.1. Aspectos del relato de ficción


 Los hechos reales se modifican, así como los cambios en la onomástica respecto a los
protagonistas reales. Historia de amor que la imaginación del novelista ha trasmutado ha convertido
en la historia de una pasión amorosa: "Me volví loca por él. Me dijo. Loca de remate", que crece en
la separación de los amantes. Un amor que vence la ofensa rule el rechazo, la soledad, el silencio e
incluso el paso del tiempo.

 Penetran en la novela personajes provenientes del mundo mágico de otras novelas García
Márquez: Gerineldo Márquez, Aureliano Buendía, los turcos, etc.

 Las técnicas de estructuración de la novela. La obra se parece muy poco a la crónica periodística.
No se plantea narrar ordenadamente la historia sino que ésta se presenta como una especie de
puzzle, con constantes quiebros y rupturas, a base avances y retrocesos, de recurrencias y
superposiciones provocadas por la necesidad del narrador de enlazar su propia memoria con la
ajena y contrastar ésta a través de testigos.

 Podemos considerar la Crónica de una muerte anunciado como una novela de estructura circular:
en la primera frase ya se nos dice que a Santiago Nasar lo iban a matar; en la última lo vemos
morir: "Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se
derrumbó de bruces en la cocina". Efectivamente, la evolución de lo narrado es zigzagueante,
reiterativa, pero la coincidencia del principio y del final son exactas: aquí es, parece decirnos el
narrador, donde queríamos llegar.

 Lenguaje narrativo más propio del relato: el tono poético, símiles, metáforas, personificaciones e
hipérboles (la bala, la diarrea padecida por Pablo Vicario...), que desmesuran la realidad.

 Modos narrativos: en general, en los pasajes más narrativos, la voz del narrador es más objetiva;
en cambio, en los descriptivos está impregnada de subjetividad y fantasía.

 Polifonía narrativa: la voz del narrador abre paso a otras, en virtud de las cuales surge la amplia
polifonía de la narración. Esto ocurre porque el narrador, en su papel de cronista, ha de reconstruir
un caso que consta incompleto en el sumario; un caso del que él mismo ha sido testigo y participe
de hechos un poco borrados de la memoria. Entre los elementos que conforman el universo de
ficción, el narrador es de los de mayor riqueza y complejidad:

 Forma autobiográfica en 1ª persona, en su doble condición de personaje y narrador: ("En el curso


de las Indagaciones para esta crónica, recobré numerosas vivencias personales..")

 El narrador es cronista-testigo que dialoga y recoge en estilo directo los testimonios de diversos
personajes ("ya está de colgar en un alambre-me decía Santiago Nasar- tu prima la boba") (1ª, 2ª y

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3ª persona). El narrador habla en tercera persona, desde un enfoque omnisciente, que recuerda
hechos o sabe hechos, aparentemente antes de que sucedan: ("el día en que lo iban a matar...").

 Narrador como transmisor objetivo de las fuentes (3ª persona).

2.2. El perspectivismo.
 El continuado entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador tanto en esta función como en
la de personaje secundario o en la de informador/cronista, de los testigos, de los protagonistas, de
las fuentes escritas (informes, cartas)- otorga a la Crónica la clara condición de novela
perspectivística (elaborada desde múltiples perspectivas):

 No coinciden los testimonios respecto al clima que reinaba el día del asesinato. Para Nasar, "era
un día muy hermoso"; "muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante"; "la
mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre".

 Existen opiniones muy diversas respecto a Santiago Nasar ("fue el hombre de mi vida"; "no ha
vuelto a nacer un hombre como ese"; "era idéntico a su padre: un mierda"; "era alegre y pacífico, y
de corazón fácil"); y a Bayardo San Román ("es un hombre muy raro"; "parecía marica"; "estaba
para comérselo vivo"; "es encantador"; "se me pareció el mismo diablo").

 La deshonra de Ángela Vicario y la identidad del culpable se perciben de distintas maneras" fue
él": "estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba y "fue una prueba terminante de su
inocencia".

 La actitud de Nasar frente al crimen es también objeto de controversia: unos hablan de pánico,
otros de soberbia, serenidad, cinismo, desconcierto...

3. CONCLUSIÓN.
En suma, estamos ante una buena conjunción de documento e imaginación, lo que la crítica norteamericana
llama "Novela Real", en la que se funden periodismo (crónica) y literatura (ficción novelesca). A este
respecto, no hay que olvidar que la novela aparece años después de que su autor se dedicara al periodismo,
así que, como él mismo afirma, "es una perfecta unión entre periodismo y literatura".

Aunque el argumento de la obra se construye sobre un hecho real, el autor ha conseguido, mediante la
alteración de los elementos, darle un hálito de grandiosidad o desmesura que le acercan a la tragedia
clásica. La manera de matar a Santiago Nasar es tan atroz, que le ha obligado hacer que los asesinos fuesen
matarifes de cerdos. No es un crimen lo que elabora García Márquez, sino un sacrificio ritual, para
conseguir el horror máximo, destacando la inocencia de la víctima, que es entregada al verdugo "por su
propia madre", aunque sin saberlo ella, claro. No falta el coro propio de toda tragedia: el pueblo; y, por
supuesto, el elemento imprescindible en toda tragedia: la fatalidad. Por otra parte, no pocos críticos han
destacado también cierta filiación de esta obra con la novela policíaca, cuestión suscitada por propio autor
al considerar Crónica como una narración policíaca vuelta al revés. Tiene muchos elementos propios de
este género: el móvil del crimen, unos asesinos, una víctima, violencia en la ejecución del crimen, tensión,
suspense.
Lo que nunca sabrá el lector es por qué murió Santiago Nasar. También tiene rasgos de final folletinesco.
García Márquez ha contado en numerosas ocasiones que la idea de transformar sus recuerdos del hecho
real en novela le vino cuando se enteró de que los esposos separados la misma noche de bodas estaban
viviendo juntos en Manaure. Este final convierte a la historia trágica de amor en un final propio de folletín.

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C. EL SENTIDO DE LA HONRA COMO DESENCDENANTE DE LA TRAGEDIA

El tema del honor, que es crucial en el teatro del Siglo de Oro (Lope y Calderón) y en las tragedias y
romances de Lorca, cobra en Crónica de una muerte anunciada un particular relieve. El honor u honra se
convierte en un implacable mecanismo de venganza al que hay que acudir para restaurar el orden y la
moral colectiva,

1. ¿Cómo se origina la tragedia?


La tragedia se inicia cuando la misma noche de la boda Bayardo San Román devuelve a su esposa, Ángela
Vicario, a su familia por no ser virgen. La joven, presionada por sus hermanos y su madre y después de
recibir una paliza, acusa a Santiago Nasar como la persona que la deshonró. Desde ese momento le está
sentenciando a muerte, pues se le va a aplicar el código de honor vigente en el pueblo: la honra sólo se
restaura con la muerte.

2. Código del honor Imperante en el pueblo


Como sabemos, el asesinato de Santiago Nasar es un crimen
motivado por una cuestión de honra, ya que Ángela Vicario ha
perdido la virginidad antes del matrimonio y, supuestamente, Nasar
es el culpable. Nos encontramos con todos los ingredientes de una
atracción de la literatura hispánica: la del honor perdido que hay que
vengar. Según, los códigos imperantes en esta tradición, las ofensas
al honor de una mujer han de ser restituidas mediante la venganza
con sangre, una venganza que han de llevar a cabo los familiares masculinos más próximos a la ofendida.
Limpio y vengado el honor de aquella, queda también a salvo el de toda la familia. Por otro lado, la honra
sólo puede ser restablecida de forma privada, sin que medie ninguna injerencia externa, ninguna ley civil ni
religiosa. El sangriento crimen protagonizado por Pablo y Pedro Vicario, con su cortejo de cuchillos,
persecución, puñaladas y ensañamiento, es la expresión de lo que ellos consideran una violencia
legitimada: de hecho, los gemelos se sienten que han cumplido su deber con dignidad y hasta una cierta
grandeza: "los reconfortaba el prestigio de haber cumplido con su ley"

Los valores trasnochados de la sociedad en la que vive Santiago Nasar son especialmente visibles en todo
lo que se relaciona con el concepto de machismo, íntimamente ligado al código del honor. Así, dice el
narrador de los Vicario: "Los hermanos fueron criados para ser hombres. Ellas habían sido educadas para
casarse"; y algo más delante, dice la madre del narrador con respecto a las hermanas Vicario: "Cualquier
hombre será feliz con ellos porque han sido educadas para sufrir". La educación recibida, pues, prepara el
comportamiento posterior ante un crimen de honor. De hecho, los Vicario matan a Nasar no tanto pos
causa de sus impulsos violentos (no son unos asesinos) sino como consecuencia de la educación que han
recibido, por cumplir con un deber. Por eso se consideran inocentes: "Ante Dios y ante los hombres-dijo
Pablo Vicario. Fue un asunto de honor.

Ángela Vicario no ha llegado virgen al matrimonio y es repudiada por su esposo; por ello, Santiago Nasar,
debe ser castigado. Por el honor, los Vicario tienen que matarlo. El honor legitima cualquier conducta, por
cruenta que sea. El final trágico se desencadena por las presiones del entorno, porque la consideración
social rige el comportamiento de los personajes. Los homicidas son simples ejecutores de la sentencia que
dicta la sociedad.

La honra hay que entenderla en el marco de que la moralidad del pueblo en que se desarrolla la novela se
basa en dictados arcaicos, conservadores y muy ligados a la religión católica. Esta religión es la que marca
las normas éticas, una sociedad opresora, sin libertad de actos, el derecho a juzgar a cualquiera. El honor,
por ejemplo, es un código por medio el cual se puede matar para limpiar el nombre de la familia (como es
el caso de los hermanos Vicario). Si no lo hubieran cometido, se les hubiera considerado unos cobardes. El

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honor hay que entenderlo en el marco de una sociedad machista en el que el papel de la mujer es un objeto
(Bayardo San Román no intenta enamorar a Ángela Vicario sino poseerla) ¿Ángela es condenada a un
matrimonio sin amor? ¿la familia humilde mejora su situación por medio del matrimonio?

En este sentido, hay que entender el matrimonio, desde un punto de religioso, como lo más conveniente
para la mujer (Ángela) y siguiendo los patrones de conducta para los que ha sido educada lo mejor es
aceptar el matrimonio. Cuando Ángela Vicario es devuelta a casa (se trastocan los valores morales
aceptados como válidos) se produce una gran consternación en la familia y en todo el pueblo: Santiago
Nasar ha de morir porque es quien ha deshonrado a Ángela

Los hermanos gemelos de Ángela deben restaurar el honor: no quieren matar a Santiago Nasar, pero se ven
obligados a ello por una sociedad que los guía y conduce como si fueran marionetas, y porque así debe ser:
La sociedad entera les consideraría cobardes si no lo matan, porque no habrían sabido mantener en su sitio
el buen nombre de la familia Vicario. Los Hermanos Vicario se consideran Inocentes "Ante Dios y ante los
hombres -dijo Pablo Vicario-. Fue un asunto de honor" y por supuesto, no se arrepintieron nunca. ¿Por
qué? Porque sabían que habían obrado de acuerdo con el código de honor reinante en su pueblo.

Este código también es aceptado por las mujeres. Cuando los hermanos Vicario dicen a la madre de
Prudencia Cotes que no tienen tiempo de tomarse un café, ella responde: "- Me lo imagino, hijos-dijo ella-:
el honor no espera". Y su hija, por su parte, añade: "Yo sabía en qué andaban -me dijo- y no sólo estaba de
acuerdo, sino que nunca me hubiera casado con él si no cumplía como hombre".

La rebeldía. Las normas impuestas por el código de honor existe es excepcional. Cuando Luisa Santiaga, la
madre del narrador, se encamina hacia casa de los Nasar, va murmurando: "Hombres de mala
ley....animales de mierda que no son capaces de hacer nada que no sean desgracias". Por su parte, Clotilde
Armenta habla de un "pueblo de maricas" y " de lo solas que estamos las mujeres". A Ángela Vicario, que
solo recupera su libertad de actuación tras el repudio, le cuesta más de veinte años recobrar el amor de su
esposo.

3.Un crimen lógico desde una perspectiva social pero monstruoso desde la perspectiva Individual y
del lector.
De esta manera, el crimen es lógico desde una perspectiva social, se debe restaurar el honor de una familia
y es monstruoso desde la perspectiva intima del protagonista y del lector. Esto explica por qué el pueblo
reacciona de una manera doble: colectivamente se sienten bien porque el orden ha sido restablecido, pero
individualmente se sienten culpables por no haber hecho algo para evitarlo. De ahí que se reúnan en la
plaza, para asistir al rito ("La gente se habla situado en la plaza como en los días de desfiles. Todos lo
vieron salir y todos comprendieron que ya sabía que lo iban a matar, y estaba ton azorado que no
encontraba el camino de su casa") pero que Individualmente se sientan mal y que su culpabilidad se
manifieste con síntomas físicos (la locura de Hortensia Baute, la muerte de Rogelio de la Flor, la fuga de
Flora Miguel...). El propio narrador se siente culpable del crimen colectivo y trata, con su crónica, de
culpar a la fatalidad para mitigar su sentimiento, mostrando su desorientación ante un crimen tan absurdo
como anunciado. También el abogado que defiende a los hermanos acepta el código popular del honor: "El
abogado sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de
conciencia"

4. Conclusión
Desde el momento en que los hermanos Vicario matan a Santiago, el orden del mundo queda restablecido,
al menos así lo piensan los habitantes del pueblo: los "protagonistas de la tragedia habían cumplido con
dignidad, y hasta con cierta grandeza, la parte de favor que la vida les tenía señalada. Santiago Nasar había
expiado la injuria, los hermanos Vicario habían probado su condición de hombres y la hermana burlada
estaba otra vez en posesión del honor". Sin embargo, para el juez instructor, todo es un acontecimiento

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bárbaro sucedido en una sociedad inculta, capaz de cometer un crimen, y de aceptarlo, por meros
prejuicios; por eso deja escrito en tinta roja, en el sumario, "Dadme un prejuicio y moveré el mundo", con
lo que muestra su disconformidad con el crimen y parece advertirnos para el futuro.

2. ANÁLISIS DE LAS SECUENCIAS DE CRÓNICA DE UNA MUERTE


ANUNCIADA
La novela Crónica de una muerte anunciada está organizada en secuencias en vez de en capítulos. Con ello
el autor busca organizar los hechos que rodearon la muerte de Santiago Nasar en unidades de acción con un
núcleo temático sobre el que el narrador pretende plantear una reflexión:

 En la primera secuencia se analizan los sucesos que rodearon la muerte del protagonista desde el
punto de vista de aquellos que lo conocían y que coincidieron con él la noche anterior y la misma mañana
en la que él murió. Los testimonios de personas muy allegadas a él, como su madrina Luisa Santiaga, así
como el de otras como Victoria Guzmán, que lo odiaba en silencio, aportan una serie de reflexiones que
nos permiten conocer en profundidad la personalidad del protagonista así como las relaciones sociales que
estructuran el funcionamiento del pueblo.

 En la segunda secuencia el narrador ahonda en el suceso que propició la muerte de Nasar: el


secreto de Ángela Vicario. Aunque el narrador deja entrever que no existió ninguna relación entre Nasar y
Ángela Vicario, la narración del proceso de compromiso entre Ángela Vicario y Bayardo San Román
muestra una radiografía profunda de la mentalidad de esta población. A partir de la reflexión acerca de la
diferencia de clases sociales, la imposición de un modelo de comportamiento basado en la honra y la
estigmatización de la mujer el narrador muestra una crítica profunda hacia un modelo de vida que sustenta
el terrible asesinato de Nasar.

 En la tercera secuencia se presenta la secuencia de acontecimientos que llevaron a los hermanos


Vicario a saldar la terrible deuda de honor que da título al libro. Su historia es la tragedia encubierta de
aquellos en los que recae el deber de restauran la honra perdida de la hermana. Pese a que intentarán
dificultar su propia tarea, finalmente se encontrarán frente a frente con su víctima y ante un público ávido
de muerte y venganza no tendrán más remedio que cumplir su cometido.

 En la cuarta secuencia se analizarán las consecuencias del asesinato de Nasar: las que tienen que
ver con el hecho físico de la muerte y su tormentosa autopsia y también las que están relacionadas con las
consecuencias que sufrió Bayardo San Román, el marido burlado que se dejó llevar por una espiral de
destrucción. En esta secuencia se produce una prolepsis (salto adelante en el tiempo narrativo) con la que
se da fin a la historia de amor de Ángela y Bayardo.

 En la quinta secuencia el narrador presenta los sucesos que rodearon la muerte de Santiago Nasar
desde que se despertó hasta que fue acuchillado en la puerta de su casa. El autor decide presentar esta
secuencia al final para que el lector pueda observar los hechos conociendo el profundidad a los personajes
relacionados y la ideología imperante en el pueblo. El objetivo es que el lector sea capaz de sacar sus
propias conclusiones valorando lo que se esconde detrás de los hechos.

SECUENCIA 1: “LA LLEGADA DEL OBISPO”.


Texto 1. Explicación:
Este es el fragmento con el que da comienzo la novela. Desde el primer momento queda claro que Santiago
va a morir por lo que la novela servirá como una crónica ficticia en la que se analizan los sucesos que
rodearon la muerte del protagonista.
El narrador, que es un amigo cercano de Nasar, cuenta la historia como testigo en los episodios de la vida
del asesinado en los que estuvo presente, pero para narrar el resto de fragmentos utiliza los testimonios del
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resto de personajes que le ayudan a reconstruir la trama en una especie de mosaico en la que cada uno tiene
un punto de vista diferente.
Plácida Linero, madre del protagonista, presenta el recuerdo del sueño que tuvo el protagonista durante la
semana anterior al asesinato (“La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de
estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros»). En el sueño destaca la soledad del protagonista y
la facilidad con la que avanza hacia un destino que todavía no conoce, su muerte.

Fragmento del libro:


El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque
en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una
llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado
de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27
años después los pormenores de aquel lunes ingrato. «La semana anterior había soñado que iba solo en
un avión de papel de estaño que volaba sin tropezar por entre los almendros», me dijo. Tenía una
reputación muy bien ganada de interprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en
ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en esos dos sueños de su hijo, ni en los otros
sueños con árboles que él le había contado en las mañanas que precedieron a su muerte.

Texto 2. Explicación.
El narrador no fue testigo del asesinato de Nasar, ya que como él mismo indica se encontraba descansando
junto a su amante María alejandrina Cervantes en un prostíbulo.
Resulta curioso que los habitantes de la ciudad no lleguen a ponerse de acuerdo en la descripción del clima
durante la mañana del asesinado. Con sol radiante o nublado y con llovizna como en el sueño de Nasar para
otros, la realidad se desdobla en múltiples percepciones que muestran que solo para de los habitantes
pudieron sentir la tragedia antes de que ocurriera, por lo que el clima es un elemento del recuerdo y de la
percepción mental de la realidad que el narrador recupera del testimonio de los diversos testigos.

Fragmento del libro:


Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que llegaba a
través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de aquella época. Pero la
mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo turbio y bajo y un denso olor de
aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba cayendo una llovizna menuda como la que
había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño. Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda
en el regazo apostólico de María Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las
campanas tocando a rebato, porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.

Texto 3. Explicación.
El narrador retoma el recuerdo de Plácida linero, madre de Nasar cuando vio a su hijo por última vez. Nada
le hijo presagiar lo que le esperaba, aunque ella tenía buena fama de adivinadora.
Cuando el narrador vuelve a entrevistarse con la madre sobre ese último momento la madre lo recuerda
vestido de blanco, porque aquel día el obispo visitaba la ciudad y él quería mostrar un atuendo adecuado.
Es importante señalar el aura de divinidad que desprende el color blanco de la vestimenta de Nasar, que se
presenta como una especie de Jesucristo. De este modo se acerca a un destino que no conoce, movido por
la fuerza del destino y de la fatalidad.
De hecho, no sabía que los Vicario lo estaban buscando, pero aunque lo hubiera sabido no hubiera podido
defenderse, porque tenía sus armas descargadas y con la munición escondida en lugares de difícil acceso
para evitar los accidentes.

Fragmento del libro:


La última imagen que su madre tenía de él era la de su paso fugaz por el dormitorio. La había
despertado cuando trataba de encontrar a tientas una aspirina en el botiquín del baño, y ella encendió

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la luz y lo vio aparecer en la puerta con el vaso de agua en la mano, como había de recordarlo para
siempre. Santiago Nasar le contó entonces el sueño, pero ella no les puso atención a los árboles.
-Todos los sueños con pájaros son de buena salud -dijo.
(…)
Apenas aparecí en el vano de la puerta me confundió con el recuerdo de Santiago Nasar. «Ahí estaba»,
me dijo. «Tenía el vestido de lino blanco lavado con agua sola, porque era de piel tan delicada que no
soportaba el ruido del almidón.» Estuvo un largo rato sentada en la hamaca, masticando pipas de
cardamina, hasta que se le pasó la ilusión de que el hijo había vuelto. Entonces suspiró: «Fue el
hombre de mi vida».

Texto 4. Explicación.
En este fragmento se presenta el personaje de Victoria Guzmán, la cocinera de la casa cuya hija Luz Divina
será la presa de Santiago Nasar. En este fragmento se presenta a Santiago Nasar desayunando durante la
mañana de su muerte. Victoria Guzmán se enfrenta a él para que no toque a su hija. Ella misma fue presa
de Ibrahim Nasar, padre del protagonista. Victoria tiene un papel principal en el desenlace de la historia,
porque ella será la que cierre el seguro de la puerta principal cuando sepa que los hermanos Vicario se
acercan para matar al protagonista.

Fragmento del libro:


Victoria Guzmán, la cocinera, estaba segura de que no había llovido aquel día, ni en todo el mes de
febrero. «Al contrario», me dijo cuando vine a verla, poco antes de su muerte. «El sol calentó más
temprano que en agosto.» Estaba descuartizando tres conejos para el almuerzo, rodeada de perros
acezantes, cuando Santiago Nasar entró en la cocina. «Siempre se levantaba con cara de mala noche»,
recordaba sin amor Victoria Guzmán. Divina Flor, su hija, que apenas empezaba a florecer, le sirvió a
Santiago Nasar un tazón de café cerrero con un chorro de alcohol de caña, como todos los lunes, para
ayudarlo a sobrellevar la carga de la noche anterior. (…) A pesar de la edad, Victoria Guzmán se
conservaba entera. La niña, todavía un poco montaraz, parecía sofocada por el ímpetu de sus glándulas.
Santiago Nasar la agarró por la muñeca cuando ella iba a recibirle el tazón vacío.
-Ya estás en tiempo de desbravar -le dijo.
Victoria Guzmán le mostró el cuchillo ensangrentado.
-Suéltala, blanco -le ordenó en serio-. De esa agua no beberás mientras yo esté viva.

Texto 5. Explicación.
Es importante destacar la disposición de las puertas de la casa, ya que a Santiago le esperarán en la puerta
delantera, ya que él casi nunca utilizaba esa puerta. De hecho los hermanos Vicario intentaron hacer lo
posible por no coincidir con Santiago y no tener que perpetrar la terrible misión que su familia les había
encomendado para vengar el honor perdido de su hermana.

Fragmento del libro:


En la fachada conservó la puerta principal y le hizo dos ventanas de cuerpo entero con bolillos
torneados. Conservó también la puerta posterior, sólo que un poco más alzada para pasar a caballo, y
mantuvo en servicio una parte del antiguo muelle. Ésa fue siempre la puerta de más uso, no sólo porque
era el acceso natural a las pesebreras y la cocina, sino porque daba a la calle del puerto nuevo sin pasar
por la plaza. La puerta del frente, salvo en ocasiones festivas, permanecía cerrada y con tranca. Sin
embargo, fue por allí, y no por la puerta posterior, por donde esperaban a Santiago Nasar los hombres
que lo iban a matar, y fue por allí por donde él salió a recibir al obispo, a pesar de que debía darle una
vuelta completa a la casa para llegar al puerto.

Texto 6. Explicación.
Aquí se revela la verdadera razón por la que Victoria Guzmán no avisó a Santiago Nasar. Estaba en juego

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el honor de su hija. De nuevo vuelve a tomar protagonismo el tema del honor y del peligro de las mujeres a
ser desvirgadas por los hombres. En este caso es algo que Victoria ocultó, porque se sabía culpable de un
asesinato que no evitó.

Fragmento del libro:


Victoria Guzmán, por su parte, fue terminante en la respuesta de que ni ella ni su hija sabían que a
Santiago Nasar lo estaban esperando para matarlo. Pero en el curso de sus años admitió que ambas lo
sabían cuando él entró en la cocina a tomar el café. Se lo había dicho una mujer que pasó después de
las cinco a pedir un poco de leche por caridad, y les reveló además los motivos y el lugar donde lo
estaban esperando. «No la previne porque pensé que eran habladas de borracho», me dijo. No obstante,
Divina Flor me confesó en una visita posterior, cuando ya su madre había muerto, que ésta no le había
dicho nada a Santiago Nasar porque en el fondo de su alma quería que lo mataran. En cambio ella no
lo previno porque entonces no era más que una niña asustada, incapaz de una decisión propia, y se
había asustado mucho más cuando él la agarró por la muñeca con una mano que sintió helada y pétrea,
como una mano de muerto.

Texto 7. Explicación.
Divina Flor lo acompañó hasta la puerta principal que dejó abierta para que pudiera entrar en caso de
emergencia. Ella sabía que lo iban a matar y como no pudo advertírselo intentó ayudarlo dejando la puerta
abierta. En el caso de Divina Flor existen sentimientos contradictorios hacia su señor, porque en parte lo
desea y en parte lo desprecia, ya que sabe que ella solo será para él un divertimento. Por eso el narrador
otorga con ironía a Santiago el título de “el hombre que nunca había de ser suyo”.
Por encima de las motivaciones de cada uno de los personajes la fatalidad tiene un protagonismo decisivo,
porque alguien dejó una carta debajo de la puerta por la que Santiago salió aquel día. Pero él no la vio. De
hecho, la mano con la que Santiago agarra a Divina está helada como la mano de un muerto. Cuando él
salió de la casa el destino ya había optado por eliminarlo.

Fragmento del libro:


Se apartó para dejarlo salir, y a través de la puerta entreabierta vio los almendros de la plaza, nevados
por el resplandor del amanecer, pero no tuvo valor para ver nada más. «Entonces se acabó el pito del
buque y empezaron a cantar los gallos -me dijo-. Era un alboroto tan grande, que no podía creerse que
hubiera tantos gallos en el pueblo, y pensé que venían en el buque del obispo.» Lo único que ella pudo
hacer por el hombre que nunca había de ser suyo, fue dejar la puerta sin tranca, contra las órdenes de
Plácida Linero, para que él pudiera entrar otra vez en caso de urgencia. Alguien que nunca fue
identificado había metido por debajo de la puerta un papel dentro de un sobre, en el cual le avisaban a
Santiago Nasar que lo estaban esperando para matarlo, y le revelaban además el lugar y los motivos, y
otros detalles muy precisos de la confabulación. El mensaje estaba en el suelo cuando Santiago Nasar
salió de su casa, pero él no lo vio, ni lo vio Divina Flor ni lo vio nadie hasta mucho después de que el
crimen fue consumado.

Texto 8. Explicación.
Para recrear el suceso de la muerte de Nasar, el narrador cambia su ubicación y se coloca dentro de la
tienda de Clotilde Armenta, donde los hermanos Vicario esperan a Santiago Nasar desde las tres de la
mañana. Clotilde tiene un papel principal, puesto que es uno de los pocos personajes que intentan evitar la
muerte de una forma activa. En ese fragmento disuade a los hermanos para que retrasen la muerte hasta
después de la llegada del obispo. Es una táctica para ganar tiempo y evitar lo inevitable.

Fragmento del libro:


El único lugar abierto en la plaza era una tienda de leche a un costado de la iglesia, donde estaban los
dos hombres que esperaban a Santiago Nasar para matarlo. Clotilde Armenta, la dueña del negocio, fue
la primera que lo vio en el resplandor del alba, y tuvo la impresión de que estaba vestido de aluminio.

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«Ya parecía un fantasma», me dijo. Los hombres que lo iban a matar se habían dormido en los asientos,
apretando en el regazo los cuchillos envueltos en periódicos, y Clotilde Armenta reprimió el aliento para
no despertarlos.(…)
Se habían dormido con las primeras auras del amanecer, después de casi tres horas de espera en la
tienda de Clotilde Armenta, y aquél era su primer sueño desde el viernes. Apenas si habían despertado
con el primer bramido del buque, pero el instinto los despertó por completo cuando Santiago Nasar
salió de su casa. Ambos agarraron entonces el rollo de periódicos, y Pedro Vicario empezó a levantarse.
-Por el amor de Dios -murmuró Clotilde Armenta-. Déjenlo para después, aunque sea por respeto al
señor obispo.
«Fue un soplo del Espíritu Santo», repetía ella a menudo. En efecto, había sido una ocurrencia
providencial, pero de una virtud momentánea. Al oírla, los gemelos Vicario reflexionaron, y el que se
había levantado volvió a sentarse. Ambos siguieron con la mirada a Santiago Nasar cuando empezó a
cruzar la plaza. «Lo miraban más bien con lástima», decía Clotilde Armenta. Las niñas de la escuela de
monjas atravesaron la plaza en ese momento trotando en desorden con sus uniformes de huérfanas.

Texto 9. Explicación.
Margot, la hermana del narrador ve a Nasar como un buen partido y de hecho está enamorada de él en
secreto. Margot invita a Santiago a desayunar a su casa y él a las 6.25 le dice que tardará quince minutos en
ir porque quiere cambiarse de ropa. Ella insistirá de forma automática, porque pese a las sospechas e
Bedoya ella no sabe que los Vicario lo esperan para matarle.

Fragmento del texto:


Mi hermana sintió pasar el ángel. Pensó una vez más en la buena suerte de Flora Miguel, que tenía
tantas cosas en la vida, y que iba a tener además a Santiago Nasar en la Navidad de ese año. «Me di
cuenta de pronto de que no podía haber un partido mejor que él», me dijo. «Imagínate: bello, formal, y
con una fortuna propia a los veintiún años.» Ella solía invitarlo a desayunar en nuestra casa cuando
había caribañolas de yuca, y mi madre las estaba haciendo aquella mañana. Santiago Nasar aceptó
entusiasmado.
-Me cambio de ropa y te alcanzo -dijo, y cayó en la cuenta de que había olvidado el reloj en la mesa de
noche-. ¿Qué hora es?
Eran las 6.25. Santiago Nasar tomó del brazo a Cristo Bedoya y se lo llevó hacia la plaza.
-Dentro de un cuarto de hora estoy en tu casa -le dijo a mi hermana.
Ella insistió en que se fueran juntos de inmediato porque el desayuno estaba servido.
«Era una insistencia rara -me dijo Cristo Bedoya-. Tanto, que a veces he pensado que Margot ya sabía
que lo iban a matar y quería esconderlo en tu casa.»

Texto 10. Explicación.


Contraposición entre la hermana y la madre del narrador que no sospechan lo que le espera a Nasar y el
alcalde Lázaro Aponte y el padre Carmen Amador a los que les parece que entre tanta gente Nasar no corre
ningún peligro porque es demasiado obvio que le van a matar.

Fragmento del texto:


Muchos de los que estaban en el puerto sabían que a Santiago Nasar lo iban a matar. Don Lázaro
Aponte, coronel de academia en uso de buen retiro y alcalde municipal desde hacía once años, le hizo
un saludo con los dedos. «Yo tenía mis razones muy reales para creer que ya no corría ningún peligro»,
me dijo. El padre Carmen Amador tampoco se preocupó. «Cuando lo vi sano y salvo pensé que todo
había sido un infundio», me dijo. Nadie se preguntó siquiera si Santiago Nasar estaba prevenido,
porque a todos les pareció imposible que no lo estuviera.
En realidad, mi hermana Margot era una de las pocas personas que todavía ignoraban que lo iban a
matar. «De haberlo sabido, me lo hubiera llevado para la casa aunque fuera amarrado», declaró al

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instructor. Era extraño que no lo supiera, pero lo era mucho más que tampoco lo supiera mi madre,
pues se enteraba de todo antes que nadie en la casa, a pesar de que hacía años que no salía a la calle, ni
siquiera para ir a misa.

Texto 11. Explicación.


Cuando Margot llega a su casa oye la noticia de que Ángela Vicario ha sido repudiada y de que Nasar ha
sido culpado por ello. Esto hace que irrumpa en la casa llorando y de que le diga a su madre que quite su
puesto de la mesa. Casi tiene un premonición de lo que va a pasar y por eso quita el cubierto de la mesa. En
esta primera versión el narrador no cuenta cómo sucedió el asesinato, sino que se centra en la reacción de
Margot y su madre, dos personas que realmente quieren a Nasar, cuando se enteran de lo que todo el
mundo sabe.

Fragmento del texto:


Entonces fue cuando mi hermana Margot la conoció completa y de un modo brutal: Ángela Vicario, la
hermosa muchacha que se había casado el día anterior, había sido devuelta a la casa de sus padres,
porque el esposo encontró que no era virgen. «Sentí que era yo la que me iba a morir», dijo mi
hermana. «Pero por más que volteaban el cuento al derecho y al revés, nadie podía explicarme cómo fue
que el pobre Santiago Nasar terminó comprometido en semejante enredo.» Lo único que sabían con
seguridad era que los hermanos de Ángela Vicario lo estaban esperando para matarlo.
Mi hermana volvió a casa mordiéndose por dentro para no llorar. Encontró a mi madre en el comedor,
con un traje dominical de flores azules que se había puesto por si el obispo pasaba a saludarnos, y
estaba cantando el fado del amor invisible mientras arreglaba la mesa. Mi hermana notó que había un
puesto más que de costumbre.
-Es para Santiago Nasar -le dijo mi madre-. Me dijeron que lo habías invitado a desayunar.
-Quítalo -dijo mi hermana

Texto 12. Explicación.


La madre del narrador al saber que la muerte de Santiago es inminente coge a su hijo pequeño, Jaime y se
acerca a la plaza para intentar impedir el incidente. Ella misma lo cuenta mediante estilo directo y el
tumulto de la gente que se agolpaba en torno a los asesinos y a Santiago le recordaron a la boda, es decir, al
momento del que partía la historia en un intento de no reconocer lo que iba a suceder.
Este periodo de shock de Luisa Santiaga se rompe cuando uno de los presentes afirma con rotundidad que
Santiago está muerto. En narrador testigo narra esta visión del asesinato desde el punto de vista de su
madre, que tiene gran afecto por Nasar y que es la única que se decide a impedir su muerte. El resto del
pueblo sabía lo que iba a suceder y buscaron excusas.

Fragmento del texto:


Ella estaba ya en la calle. Mi hermano Jaime, que entonces no tenía más de siete años, era el único que
estaba vestido para la escuela.
-Acompáñala tú -ordenó mi padre.
Jaime corrió detrás de ella sin saber qué pasaba ni para dónde iban, y se agarró de su mano. «Iba
hablando sola -me dijo Jaime-. Hombres de mala ley, decía en voz muy baja, animales de mierda que no
son capaces de hacer nada que no sean desgracias.» No se daba cuenta ni siquiera de que llevaba al
niño de la mano. «Debieron pensar que me había vuelto loca -me dijo-. Lo único que recuerdo es que se
oía a lo lejos un ruido de mucha gente, como si hubiera vuelto a empezar la fiesta de la boda, y que todo
el mundo corría en dirección de la plaza.» Apresuró el paso, con la determinación de que era capaz
cuando estaba una vida de por medio, hasta que alguien que corría en sentido contrario se compadeció
de su desvarío.
-No se moleste, Luisa Santiaga -le gritó al pasar-. Ya lo mataron.

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SECUENCIA 2. LA BODA DE ÁNGELA VICARIO Y BAYARDO SAN ROMÁN.

Texto 13. Explicación.


La segunda secuencia de la obra se abre con la descripción del personaje de Bayardo San Román, que junto
con Nasar y los hermanos Vicario van a ser los actantes principales de la obra. En la descripción de
Bayardo llama la atención su belleza y su aspecto distinto por lo que a primera vista los habitantes lo van a
despreciar. Sin Embargo, la interacción con los habitantes del pueblo y su carácter encantador va hacer que
caiga bien y que socialmente goce de cierta distinción. La persona que informa sobre este cambio de
opinión es Luisa Santiaga, la madre del narrador , personaje con el que ha terminado el capítulo anterior.

Fragmento del texto:


Bayardo San Román, el hombre que devolvió a la esposa, había venido por primera vez en agosto del
año anterior: seis meses antes de la boda. Llegó en el buque semanal con unas alforjas guarnecidas de
plata que hacían juego con las hebillas de la correa y las argollas de los botines. Andaba por los treinta
años, pero muy bien escondidos, pues tenía una cintura angosta de novillero, los ojos dorados, y la piel
cocinada a fuego lento por el salitre. Llegó con una chaqueta corta y un pantalón muy estrecho, ambos
de becerro natural, y unos guantes de cabritilla del mismo color. Magdalena Oliver había venido con él
en el buque y no pudo quitarle la vista de encima durante el viaje.
«Parecía marica -me dijo-. Y era una lástima, porque estaba como para embadurnarlo de mantequilla y
comérselo vivo.» No fue la única que lo pensó, ni tampoco la última en darse cuenta de que Bayardo
San Román no era un hombre de conocer a primera vista.
Mi madre me escribió al colegio a fines de agosto y me decía en una nota casual: «Ha venido un
hombre muy raro». En la carta siguiente me decía: «El hombre raro se llama Bayardo San Román, y
todo el inundo dice que es encantador, pero yo no lo he visto».

Texto 14. Explicación.


En este fragmento se narra el momento en el que Bayardo ve a Ángela y decide que será su mujer. Llama la
atención la poca capacidad de decisión que tiene Ángela que se encuentra a merced de los caprichos de
Bayardo.

Fragmento del texto:


La propietaria de la pensión de hombres solos donde vivía Bayardo San Román, contaba que éste estaba
haciendo la siesta en un mecedor de la sala, a fines de setiembre, cuando Ángela Vicario y su madre,
atravesaron la plaza con dos canastas de flores artificiales. Bayardo San Román despertó a medias, vio
las dos mujeres vestidas de negro inclemente que parecían los únicos seres vivos en el marasmo de las
dos de la tarde, y preguntó quién era la joven. La propietaria le contestó que era la hija menor de la
mujer que la acompañaba, y que se llamaba Ángela Vicario. Bayardo San Román las siguió con la
mirada hasta el otro extremo de la plaza.
-Tiene el nombre bien puesto -dijo.
Luego recostó la cabeza en el espaldar del mecedor, y volvió a cerrar los ojos.
-Cuando despierte -dijo-, recuérdame que me voy a casar con ella.

Texto 15. Explicación.


Bayardo gana a Ángela en una rifa. Ella quiere hacer valer su voluntad y despreciar a ese hombre que le
repugna por su altanería. Pero él sabe ganarse a sus hermanos y entrar en la círculo social de la que ha de
ser su mujer.

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Fragmento del texto:
Esa noche, cuando volvió a su casa, Ángela Vicario encontró allí la ortofónica envuelta en papel de
regalo y adornada con un lazo de organza. «Nunca pude saber cómo supo que era mi cumpleaños», me
dijo. Le costó trabajo convencer a sus padres de que no le había dado ningún motivo a Bayardo San
Román para que le mandara semejante regalo, y menos de una manera tan visible que no pasó
inadvertido para nadie. De modo que sus hermanos mayores, Pedro y Pablo, llevaron la ortofónica al
hotel para devolvérsela a su dueño, y lo hicieron con tanto revuelo que no hubo nadie que la viera venir
y no la viera regresar. Con lo único que no contó la familia fue con los encantos irresistibles de Bayardo
San Román. Los gemelos no reaparecieron hasta el amanecer del día siguiente, turbios de la
borrachera, llevando otra vez la ortofónica y llevando además a Bayardo San Román para seguir la
parranda en la casa.

Texto 16. Explicación.


En este fragmento se puede observar como Santiago Nasar no tenía una buena concepción de Ángela
Vicario, puesto que ella no respondía a su prototipo de mujer. Por ello, es difícil que Nasar fuese el
culpable de desvirga a la chica. Es irónico como Nasar, que es un cazador, igual que San Román pueda ser
acusado y sentenciado. La honra es lo que finalmente termina matando a Santiago y los hechos que están
por detrás no tienen apenas importancia.

Fragmento del texto:


Ángela Vicario era la más bella de las cuatro, y mi madre decía que había nacido como las grandes
reinas de la historia con el cordón umbilical enrollado en el cuello. Pero tenía un aire desamparado y
una pobreza de espíritu que le auguraban un porvenir incierto. Yo volvía a verla año tras año, durante
mis vacaciones de Navidad, y cada vez parecía más desvalida en la ventana de su casa, donde se sentaba
por la tarde a hacer flores de trapo y a cantar valses de solteras con sus vecinas.«Ya está de colgar en un
alambre -me decía Santiago Nasar-: tu prima la boba.» De pronto, poco antes del luto de la hermana, la
encontré en la calle por primera vez, vestida de mujer y con el cabello rizado, y apenas si pude creer que
fuera la misma. Pero fue una visión momentánea: su penuria de espíritu se agravaba con los años.

Texto 17. Explicación.


Ángela es obligada a casarse con Bayardo San Román, porque él pertenece a una clase social más alta. El
amor aparece como algo secundario que se puede fingir. De nuevo se observa que junto con la honra la
clase social es un elemento en el que se cimienta la presión social que rige los acontecimientos.

Fragmento del texto:


Era Ángela Vicario quien no quería casarse con él. «Me parecía demasiado hombre para mí», me dijo.
Además, Bayardo San Román no había intentado siquiera seducirla a ella, sino que hechizó a la familia
con sus encantos. Ángela Vicario no olvidó nunca el horror de la noche en que sus padres y sus
hermanas mayores con sus maridos, reunidos en la sala de la casa, le impusieron la obligación de
casarse con un hombre que apenas había visto. Los gemelos se mantuvieron al margen. «Nos pareció
que eran vainas de mujeres», me dijo Pablo Vicario. El argumento decisivo de los padres fue que una
familia dignifica da por la modestia no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino. Ángela
Vicario se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de la falta de amor, pero su madre lo demolió con
una sola frase:
-También el amor se aprende.

Texto 18. Explicación.


San Román le compra al viudo de Xius la casa que había pertenecido a él y a su mujer y por la que sentía
un gran apego. Desde el primer momento la relación entre Ángela y Boyardo San Román está marcada por
la tragedia.

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Fragmento del texto:
El viudo de Xius le explicó con una buena educación a la antigua que los objetos de la casa habían sido
comprados por la esposa en toda una vida de sacrificios, y que para él seguían siendo como parte de
ella. «Hablaba con el alma en la mano -me dijo el doctor Dionisio Iguarán, que estaba jugando con
ellos-. Yo estaba seguro que prefería morirse antes que vender una casa donde había sido feliz durante
más de treinta años.» También Bayardo San Román comprendió sus razones.
-De acuerdo -dijo-. Entonces véndame la casa vacía.
Pero el viudo se defendió hasta el final de la partida. Al cabo de tres noches, ya mejor preparado,
Bayardo San Román , volvió a la mesa de dominó.(…)
Cinco minutos después, en efecto, volvió al Club Social con las alforjas enchapadas de plata, y puso
sobre la mesa diez gavillas de billetes de a mil todavía con las bandas impresas del Banco del Estado. El
viudo de Xius murió dos años después. «Se murió de eso -decía el doctor Dionisio Iguarán-. Estaba más
sano que nosotros, pero cuando uno lo auscultaba se le sentían borboritar las lágrimas dentro del
corazón.» Pues no sólo había vendido la casa con todo lo que tenía dentro, sino que le pidió a Bayardo
San Román que le fuera pagando poco a poco porque no le quedaba ni un baúl de consolación para
guardar tanto dinero.

Texto 19. Explicación.


Desde un primer momento Ángela accede al matrimonio de mala gana, porque no quiere a su marido y
además debe ocultar su falta de virginidad hecho que desencadenará la tragedia posterior

Fragmento del texto:


Le aseguraron que casi todas las mujeres perdían la virginidad en accidentes de la infancia. Le
insistieron en que aun los maridos más difíciles se resignaban a cualquier cosa siempre que nadie lo
supiera. La convencieron, en fin, de que la mayoría de los hombres llegaban tan asustados a la noche
de bodas, que eran incapaces de hacer nada sin la ayuda de la mujer, y a la hora de la verdad no podían
responder de sus propios actos. «Lo único que creen es lo que vean en la sábana», le dijeron. De modo
que le enseñaron artimañas de comadronas para fingir sus prendas perdidas, y para que pudiera exhibir
en su primera mañana de recién casada, abierta al sol en el patio de su casa, la sábana de hilo con la
mancha del honor.

Texto 20. Explicación.


El narrador señala el hecho de que Nasar en ningún momento mostró ningún tipo de nerviosismo durante la
boda, por lo que resulta increíble pensar que él fuera el que desvirgó a Ángela Vicario. El testimonio del
narrador se basa en la relación del amistad que tiene con el protagonista, que le permite extraer una
conclusión. Aunque su reflexión resulta aceptable para entender el papel que jugó Nasar, revela su
incapacidad para conocer en profundidad un hecho en el que juega un papel principal la familia Vicario, a
la que el narrador no conoce en profundidad.

Fragmento del texto:


Tampoco se supo nunca con qué cartas jugó Santiago Nasar. Yo estuve con él todo el tiempo, en la
iglesia y en la fiesta, junto con Cristo Bedoya y mi hermano Luis Enrique, y ninguno de nosotros
vislumbró el menor cambio en su modo de ser. He tenido que repetir esto muchas veces, pues los cuatro
habíamos crecido juntos en la escuela y luego en la misma pandilla de vacaciones, y nadie podía creer
que tuviéramos un secreto sin compartir, y menos un secreto tan grande.
Santiago Nasar era un hombre de fiestas, y su gozo mayor lo tuvo la víspera de su muerte, calculando
los costos de la boda.

Texto 21. Explicación.

22
El narrador junto con Nasar, Cristo Bedoya y los hermanos Vicario estuvieron en la casa de María
Alejandrina Cervantes hasta las dos de la mañana, momento en el que los Vicario se fueron.

Fragmento del texto:


La parranda pública se dispersó en fragmentos hacia la media noche, y sólo quedó abierto el negocio de
Clotilde Armenta a un costado de la plaza. Santiago Nasar y yo, con mi hermano Luis Enrique y Cristo
Bedoya, nos fuimos para la casa de misericordias de María Alejandrina Cervantes. Por allí pasaron
entre muchos otros los hermanos Vicario, y estuvieron bebiendo con nosotros y cantando con Santiago
Nasar cinco horas antes de matarlo. Debían quedar aún algunos rescoldos desperdigados de la fiesta
original, pues de todos lados nos llegaban ráfagas de música. y pleitos remotos, y nos siguieron
llegando, cada vez más tristes, hasta muy poco antes de que bramara el buque del obispo.
Texto 22. Explicación.
Hacia las once de la noche Bayardo San Román apareció en casa de Pura Vicario para devolverle a su hija
porque no era virgen. La madre castigó duramente a la hija y guardó un rotundo silencio al respecto.

Fragmento del texto:


Pura Vicario le contó a mi madre que se había acostado a las once de la noche después de que las hijas
mayores la ayudaron a poner un poco de orden en los estragos de la boda. Como a las diez, cuando
todavía quedaban algunos borrachos cantando en el patio, Ángela Vicario había mandado a pedir una
maletita de cosas personales que estaba en el ropero de su dormitorio, y ella quiso mandarle también
una maleta con ropa de diario, pero el recadero estaba de prisa. Se había dormido a fondo cuando
tocaron a la puerta. «Fueron tres toques muy despacio -le contó a mi madre-, pero tenían esa cosa rara
de las malas noticias.» (…)Ave María Purísima -dijo aterrada-. Contesten si todavía son de este mundo.
Bayardo San Román no entró, sino que empujó con suavidad a su esposa hacia el interior de la casa,
sin decir una palabra. Después besó a Pura Vicario en la mejilla y le habló con una voz de muy hondo
desaliento pero con mucha ternura.
-Gracias por todo, madre -le dijo-. Usted es una santa.
Sólo Pura Vicario supo lo que hizo en las dos horas siguientes, y se fue a la muerte con su secreto. «Lo
único que recuerdo es que me sostenía por el pelo con una mano y me golpeaba con la otra con tanta
rabia que pensé que me iba a matar», me contó Ángela Vicario.

Texto 23. Explicación.


Los hermanos dejan a Nasar y al narrador en la casa de María Alejandrina Cervantes y vuelven a su casa
alertados por su madre. Ángela Vicario al sentirse entre la espada y la pared culpará a Santiago Nasar y
desde ese momento los hermanos tendrán una misión que cumplir. Es importante que los dos primeros
capítulos terminan centrados en el personaje de Nasar. En el primero termina muerto y en este segundo
asistimos al momento justo en el que se le sentencia a muerte.

Fragmento del texto:


Los gemelos volvieron a la casa un poco antes de las tres, llamados de urgencia por su madre.
Encontraron a Ángela Vicario tumbada bocabajo en un sofá del comedor y con la cara macerada a
golpes, pero había terminado de llorar. «Ya no estaba asustada -me dijo-. Al contrario: sentía como si
por fin me hubiera quitado de encima la conduerma de la muerte, y lo único que quería era que todo
terminara rápido para tirarme a dormir.» Pedro Vicario, el más resuelto de los hermanos, la levantó en
vilo por la cintura y la sentó en la mesa del comedor.
-Anda, niña -le dijo temblando de rabia-: dinos quién fue.
Ella se demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas, lo encontró a
primera vista entre los tantos y tantos nombres confundibles de este mundo y del otro, y lo dejó clavado
en la pared con su dardo certero, como a una mariposa sin albedrío cuya sentencia estaba escrita desde
siempre.

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-Santiago Nasar -dijo.

SECUENCIA 3. LOS HERMANOS VICARIO.

Texto 24. Explicación.


El ajuste de cuentas se presenta como un acto de honor que los hermanos Vicario se vieron obligados a
realizar. El narrador relata con ironía cómo se ensañaron todavía más con la víctima para mostrar que
habían cumplido con su deber. Ellos se consideran moralmente inocentes, porque realmente no querían
matar a Nasar.

Fragmento del texto:


El abogado sustentó la tesis del homicidio en legítima defensa del honor, que fue admitida por el
tribunal de conciencia, y los gemelos declararon al final del juicio que hubieran vuelto a hacerlo mil
veces por los mismos motivos. Fueron ellos quienes vislumbraron el recurso de la defensa desde que se
rindieron ante su iglesia pocos minutos después del crimen. Irrumpieron jadeando en la Casa Cural,
perseguidos de cerca por un grupo de árabes enardecidos, y pusieron los cuchillos con el acero limpio
en la mesa del padre Amador. Ambos estaban exhaustos por el trabajo bárbaro de la muerte, y tenían la
ropa y los brazos empapados y la cara embadurnada de sudor y de sangre todavía viva, pero él párroco
recordaba la rendición como un acto de una gran dignidad.
-Lo matamos a conciencia -dijo Pedro Vicario-, pero somos inocentes.
-Tal vez ante Dios -dijo el padre Amador.
-Ante Dios y ante los hombres -dijo Pablo Vicario-. Fue un asunto de honor.
Más aún: en la reconstrucción de los hechos fingieron un encarnizamiento mucho más inclemente que
el de la realidad, hasta el extremo de que fue necesario reparar con fondos públicos la puerta principal
de la casa de Plácida Linero, que quedó desportillada a punta de cuchillo.(…)
Sin embargo, la realidad parecía ser que los hermanos Vicario no hicieron nada de lo que convenía
para matar a Santiago Nasar de inmediato y sin espectáculo público, sino que hicieron mucho más de lo
que era imaginable para que alguien les impidiera matarlo, y no lo consiguieron.

Texto 25. Explicación.


El trayecto que van a hacer los hermanos Vicario es una huida con respecto a Santiago Nasar. Fueron a
buscarlos a la casa de María Alejandrina Cervantes, donde era improbable por la hora que estuviesen. Tras
ello fueron a la tienda de Clotilde Armenta por donde sabían que era improbable que pasasen, ya que la
tienda estaba a la plaza y para llegar a ella Santiago tenía que salir por la puerta principal de su casa que
casi nunca usaba.

Fragmento del texto:


Según me dijeron años después, habían empezado por buscarlo en la casa de María Alejandrina
Cervantes, donde estuvieron con él hasta las dos. Este dato, como muchos otros, no fue registrado en el
sumario. En realidad, Santiago Nasar ya no estaba ahí a la hora en que los gemelos dicen que fueron a
buscarlo, pues habíamos salido a hacer una ronda de serenatas, pero en todo caso no era cierto que
hubieran ido. «Jamás habrían vuelto a salir de aquí», me dijo María Alejandrina Cervantes, y
conociéndola tan bien, nunca lo puse en duda. En cambio, lo fueron a esperar en la casa de Clotilde
Armenta, por donde sabían que iba a pasar medio mundo menos Santiago Nasar. «Era el único lugar
abierto», declararon al instructor. «Tarde o temprano tenía que salir por ahí», me dijeron a mí, después
de que fueron absueltos. Sin embargo, cualquiera sabía que la puerta principal de la casa de Plácida
Linero permanecía trancada por dentro, inclusive durante el día, y que Santiago Nasar llevaba siempre
consigo las llaves de la entrada posterior. Por allí entró de regreso a su casa, en efecto, cuando hacía
más de una hora que los gemelos Vicario lo esperaban por el otro lado, y si después salió por la puerta

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de la plaza cuando iba a recibir al obispo fue por una razón tan imprevista que el mismo instructor del
sumario no acabó de entenderla.

Texto 26. Explicación.


Los hermanos Vicario con la intención de que todo el mundo supiese cuáles eran sus intenciones fueron al
matadero y les dijeron a todos lo que pensaban hacer. Es curioso cómo en la reconstrucción de los hechos
los trabajadores del matadero aseguran hacerse extrañado cuándo los vieron llegar el lunes en vez del
viernes. De hecho pensaron que aún estaban borrachos por la celebración de la boda.

Fragmento del texto:


Los primeros clientes eran escasos, pero veintidós personas declararon haber oído cuanto dijeron, y
todas coincidían en la impresión de que lo habían dicho con el único propósito de que los oyeran.
Faustino Santos, un carnicero amigo, los vio entrar a las 3.20 cuando acababa de abrir su mesa de
vísceras, y no entendió por qué llegaban el lunes y tan temprano, y todavía con los vestidos de paño
oscuro de la boda. Estaba acostumbrado a verlos los viernes, pero un poco más tarde, y con los
delantales de cuero que se ponían para la matanza. «Pensé que estaban tan borrachos -me dijo
Faustino Santos-, que no sólo se habían equivocado de hora sino también de fecha.» Les recordó que
era lunes.

Texto 27. Explicación.


Faustino Santos, uno de los hombres del matadero creyó en las amenazas de los Vicario y se lo comunicó a
un agente de policía que fue a buscarlos a la tienda de Clotilde Armenta.

Fragmento del texto:


Faustino Santos me contó que se había quedado con la duda, y se la comunicó a un agente de la policía
que pasó poco más tarde a comprar una libra de hígado para el desayuno del alcalde. El agente, de
acuerdo con el sumario, se llamaba Leandro Pornoy, y murió el año siguiente por una cornada de toro
en la yugular durante las fiestas patronales. De modo que nunca pude hablar con él, pero Clotilde
Armenta me confirmó que fue la primera persona que estuvo en su tienda cuando ya los gemelos
Vicario se habían sentado a esperar.

Texto 28. Explicación.


Los hermanos Vicario fueron a la tienda de Clotilde Armenta, que abría a las tres y media y le preguntaron
a la dueña sobre la ventana de Santiago Nasar que podía verse desde la tienda. En la habitación de Nasar no
había nadie, porque él se encontraba con el resto de invitados disfrutando de la fiesta. Al igual que en el
matadero el marido de Clotilde, don Rogelio no cree en la versión de los gemelos.

Fragmento del texto:


Los hermanos Vicario entraron a las 4.10. A esa hora sólo se vendían cosas de comer, pero Clotilde
Armenta les vendió una botella de aguardiente de caña, no sólo por el aprecio que les tenía, sino
también porque estaba muy agradecida por la porción de pastel de boda que le habían mandado. Se
bebieron la botella entera con dos largas tragantadas, pero siguieron impávidos. «Estaban pasmados
-me dijo Clotilde Armenta-, y ya no podían levantar presión ni con petróleo de lámpara.» (…)
Pedro Vicario le preguntó a Clotilde Armenta si había visto luz en esa ventana, y ella le contestó que no,
pero le pareció un interés extraño.
-¿Le pasó algo? -preguntó.
-Nada -le contestó Pedro Vicario-. No más que lo andamos buscando para matarlo.
Fue una respuesta tan espontánea que ella no pudo creer que fuera cierta. Pero se fijó en que los
gemelos llevaban dos cuchillos de matarife envueltos en trapos de cocina.
-¿Y se puede saber por qué quieren matarlo tan temprano? -preguntó.

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-Él sabe por qué -contestó Pedro Vicario.
Don Rogelio de la Flor la escuchó medio dormido.
-No seas pendeja -le dijo-, ésos no matan a nadie, y menos a un rico.

Texto 29. Explicación.


El coronel Lázaro Aponte les quitará los cuchillos hacia las cinco de la mañana y los mandará a casa.
Clotilde Armenta le dirá que los Vicario están buscando a alguien que les libre de la obligación que les ha
tocado, pero Aponte ya sentirá que ha cumplido con su deber con el mero hecho de quitarles los cuchillos.
De hecho cuando lo vea aquella mañana en el puerto esperando al obispo se sentirá orgulloso de su
decisión.

Fragmento del texto:


El coronel Lázaro Aponte se había levantado un poco antes de las cuatro. Acababa de afeitarse cuando
el agente Leandro Pornoy le reveló las intenciones de los hermanos Vicario. (…) Mientras desayunaba
con un guiso de hígado cubierto de anillos de cebolla, su esposa le contó muy excitada que Bayardo San
Román había devuelto a Ángela Vicario, pero él no lo tomó con igual dramatismo.
-¡Dios mío! -se burló-, ¿qué va a pensar el obispo?
Sin embargo, antes de terminar el desayuno recordó lo que acababa de decirle el ordenanza, juntó las
dos noticias y descubrió de inmediato que casaban exactas como dos piezas de un acertijo. Entonces fue
a la plaza por la calle del puerto nuevo, cuyas casas empezaban a revivir por la llegada del obispo.
«Recuerdo con seguridad que eran casi las cinco y empezaba a llover», me dijo el coronel Lázaro
Aponte.
(…)Ellos se fueron. Clotilde Armenta sufrió una desilusión más con la ligereza del alcalde, pues
pensaba que debía arrestar a los gemelos hasta esclarecer la verdad. El coronel Aponte le mostró los
cuchillos como un argumento final.
-Ya no tienen con qué matar a nadie -dijo.
-No es por eso -dijo Clotilde Armenta-. Es para librar a esos pobres muchachos del horrible compromiso
que les ha caído encima.
Pues ella lo había intuido. Tenía la certidumbre de que los hermanos Vicario no estaban tan ansiosos
por cumplir la sentencia como por encontrar a alguien que les hiciera el favor de impedírselo.(…)
La verdad es que no volvió a acordarse de Santiago Nasar hasta que lo vio en el puerto, y entonces se
felicitó por haber tomado la decisión justa.

Texto 30. Explicación.


Victoria Guzmán, la cocinera de la casa de Santiago, sabía que a Santiago lo iban a matar, porque Clotilde
Armenta mandó a la pordiosera que iba a pedir leche a la casa con el recado.

Fragmento del texto:


Después de las cuatro, cuando vio luces en la cocina de la casa de Plácida Linero, le mandó el último
recado urgente a Victoria Guzmán con la pordiosera que iba todos los días a pedir un poco de leche por
caridad. Cuando bramó el buque del obispo casi todo el mundo estaba despierto para recibirlo, y éramos
muy pocos quienes no sabíamos que los gemelos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para
matarlo, y se conocía además el motivo con sus pormenores completos.

Texto 31. Explicación.


Una vez que les quitan los cuchillos vuelven a por otros nuevos y se presentan de nuevo en la casa de
Clotilde Armenta. Para ellos siguen el mismo ritual que la primera vez. Cogen los cuchillos y van a
afilarlos al matadero.

Fragmento del texto:

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Clotilde Armenta no había acabado de vender la leche cuando volvieron los hermanos Vicario con otros
dos cuchillos envueltos en periódicos. Uno era de descuartizar, con una hoja oxidada y dura de doce
pulgadas de largo por tres de ancho, que había sido fabricado por Pedro Vicario con el metal de una
segueta, en una época en que no venían cuchillos alemanes por causa de la guerra. El otro era más
corto, pero ancho y curvo. El juez instructor lo dibujó en el sumario, tal vez porque no lo pudo describir,
y se arriesgó apenas a indicar que parecía un alfanje en miniatura. Fue con estos cuchillos que se
cometió el crimen, y ambos eran rudimentarios y muy usados. (…)

Texto 32. Explicación.


Antes de cometer el crimen pasaron por la casa de Prudencia Cotes que les estaba esperando y que les
animó a que vengasen el honor de su familia.

Fragmento del texto:


Una de las pocas casas que estaban abiertas en esa calle extraviada era la de Prudencia Cotes, la novia
de Pablo Vicario. Siempre que los gemelos pasaban por ahí a esa hora, y en especial los viernes cuando
iban para el mercado, entraban a tomar el primer café. Empujaron la puerta del patio, acosados por los
perros que los reconocieron en la penumbra del alba, y saludaron a la madre de Prudencia Cotes en la
cocina. Aún no estaba el café.
-Lo dejamos para después -dijo Pablo Vicario-, ahora vamos de prisa.
Texto 33. Explicación.
Los hermanos Vicario no vieron llegar a Nasar que salió de la casa de María Alejandrina a las tres, por lo
que los Vicario no lo encontraron cuando fueron a buscarlo allá y volvió a su casa a las 4.20, aunque no
tuvo que encender ninguna luz.

Fragmento del texto:


Los hermanos Vicario no verían encenderse esa ventana. Santiago Nasar entró en su casa a las 4.20,
pero no tuvo que encender ninguna luz para llegar al dormitorio porque el foco de la escalera
permanecía encendido durante la noche. Se tiró sobre la cama en la oscuridad y con la ropa puesta,
pues sólo le quedaba una hora para dormir, y así lo encontró Victoria Guzmán cuando subió a
despertarlo para que recibiera al obispo. Habíamos estado juntos en la casa de María Alejandrina
Cervantes hasta pasadas las tres, cuando ella misma despachó a los músicos y apagó las luces del patio
de baile para que sus mulatas de placer se acostaran solas a descansar.

Texto 34. Explicación.


A la cuatro los invitados de la boda junto con Nasar suben a la casa del viudo de Xius para cantarles a los
recién casados, pero no oyen ni ven nada, porque Bayardo San Román está dormido en su habitación y
Ángela Vicario está en la casa de su madre.

Fragmento del texto:


Fue a él a quien se le ocurrió, casi a las cuatro, que subiéramos a la colina del viudo de Xius para
cantarles a los recién casados.
No sólo les cantamos por las ventanas, sino que tiramos cohetes y reventamos petardos en los jardines,
pero no percibimos ni una señal de vida dentro de la quinta. No se nos ocurrió que no hubiera nadie,
sobre todo porque el automóvil nuevo estaba en la puerta, todavía con la capota plegada y con las cintas
de raso y los macizos de azahares de parafina que les habían colgado en la fiesta.(…)

Texto 35. Explicación.


A las cuatro y media se despide de Cristo Bedoya y se va a dormir a su casa. Le dice a Victoria Guzmán
que le despierte a las cinco y media para ver al obispo. Para ello, Luz Divina, la hija de Victoria deberá
llevarle una muda limpia.

27
Fragmento del texto:
Cristo Bedoya, con quien estaba de acuerdo para encontrarse más tarde en el puerto, lo despidió en la
entrada posterior de su casa. Los perros le ladraban por costumbre cuando lo sentían entrar, pero él los
apaciguaba en la penumbra con el campanilleo de las llaves. Victoria Guzmán estaba vigilando la
cafetera en el fogón cuando él pasó por la cocina hacia el interior de la casa.
-Blanco -lo llamó-: ya va a estar el café.
Santiago Nasar le dijo que lo tomaría más tarde, y le pidió decirle a Divina Flor que lo despertara a las
cinco y media, y que le llevara una muda de ropa limpia igual a la que llevaba puesta. Un instante
después de que él subió a acostarse, Victoria Guzmán recibió el recado de Clotilde Armenta con la
pordiosera de la leche. A las 5.30 cumplió la orden de despertarlo, pero no mandó a Divina Flor sino
que subió ella misma al dormitorio con el vestido de lino, pues no perdía ninguna ocasión de preservar
a la hija contra las garras del boyardo.

Texto 36. Explicación.


El hermano del narrador deja a Santiago en su casa y va a la tienda de Clotilde Armenta donde se encuentra
a los hermanos Vicario. No les dice nada acerca del paradero de Nasar, simplemente les dice que está
muerto. Tras ello va a su casa a dormir y la borrachera hace que se desmaye en el cuarto de baño. Horas
después su hermana monja los despertará para decirle que Santiago Nasar está muerto.

Fragmento del texto:


Mi hermano no lo recordaba. «Pero aunque lo recordara no lo hubiera creído -me ha dicho muchas
veces-. ¡A quién carajo se le podía ocurrir que los gemelos iban a matar a nadie, y menos con un
cuchillo de puercos!» Luego le preguntaron dónde estaba Santiago Nasar, pues los habían visto juntos
a las dos, y mi hermano no recordó tampoco su propia respuesta. Pero Clotilde Armenta y los hermanos
Vicario se sorprendieron tanto al oírla, que la dejaron establecida en el sumario con declaraciones
separadas. Según ellos, mi hermano dijo: «Santiago Nasar está muerto».(…)
Mi hermano Luis Enrique entró en la casa por la puerta de la cocina, que mi madre dejaba sin cerrojo
para que mi padre no nos sintiera entrar. Fue al baño antes de acostarse, pero se durmió sentado en el
retrete, y cuando mi hermano Jaime se levantó para ir a la escuela, lo encontró tirado boca abajo en las
baldosas, y cantando dormido. Mi hermana la monja, que no iría a esperar al obispo porque tenía una
cruda de cuarenta grados, no consiguió despertarlo. «Estaban dando las cinco cuando fui al baño», me
dijo. Más tarde, cuando mi hermana Margot entró a bañarse para ir al puerto, logró llevarlo a duras
penas al dormitorio. Desde el otro lado del sueño, oyó sin despertar los primeros bramidos del buque del
obispo. Después se durmió a fondo, rendido por la parranda, hasta que mi hermana la monja entró en
el dormitorio tratando de ponerse el hábito a la carrera, y lo despertó con su grito de loca:
-¡Mataron a Santiago Nasar!

SECUENCIA 4. LA AUTOPSIA.
Texto 37. Explicación.
Una vez asesinado se presenta el cuerpo de Santiago Nasar completamente destrozado. La autopsia, llevada
a cabo por el padre Carmen Amador con la ayuda de Cristo Bedoya será un desastre en el que se destrozará
el cuerpo y tendrán que salvaguardarlo de las multitudes, el calor y los perros que pretenden comerse las
vísceras.

Fragmento del texto:


Los estragos de los cuchillos fueron apenas un principio de la autopsia inclemente que el padre Carmen
Amador se vio obligado a hacer por ausencia del doctor Dionisio Iguarán. «Fue como si hubiéramos
vuelto a matarlo después de muerto -me dijo el antiguo párroco en su retiro de Calafell-. Pero era una

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orden del alcalde, y las órdenes de aquel bárbaro, por estúpidas que fueran, había que cumplirlas.» No
era del todo justo. En la confusión de aquel lunes absurdo, el coronel Aponte había sostenido una
conversación telegráfica urgente con el gobernador de la provincia, y éste lo autorizó para que hiciera
las diligencias preliminares mientras mandaban un juez instructor. (…) El cuerpo había sido expuesto a
la contemplación pública en el centro de la sala, tendido sobre un angosto catre de hierro mientras le
fabricaban un ataúd de rico. Habían llevado los ventiladores de los dormitorios, y algunos de las casas
vecinas, pero había tanta gente ansiosa de verlo que fue preciso apartar los muebles y descolgar las
jaulas y las macetas de helechos, y aun así era insoportable el calor. Además, los perros alborotados por
el olor de la muerte aumentaban la zozobra. No habían dejado de aullar desde que yo entré en la casa,
cuando Santiago Nasar agonizaba todavía en la cocina, y encontré a Divina Flor llorando a gritos y
manteniéndolos a raya con una tranca.
-Ayúdame -me gritó-, que lo que quieren es comerse las tripas.

Texto 38. Explicación.


Se presenta con detalle el resultado de las heridas realizadas por los Vicario. En la descripción se introduce
un elemento de humor, que es el hallazgo de la medalla de la Virgen del Carmen dentro del cuerpo.

Fragmento del texto:


Siete de las numerosas heridas eran mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos perforaciones
profundas en la cara anterior. Tenía cuatro incisiones en el estómago, y una de ellas tan profunda que
lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas. Tenía otras seis perforaciones menores en el colon
trasverso, y múltiples heridas en el intestino delgado. La única que tenía en el dorso, a la altura de la
tercera vértebra lumbar, le había perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba ocupada por
grandes témpanos de sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de oro de la
Virgen del Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años. La cavidad torácica
mostraba dos perforaciones: una en el segundo espacio intercostal derecho que le alcanzó a interesar el
pulmón, y otra muy cerca de la axila izquierda. Tenía además seis heridas menores en los brazos y las
manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los músculos del abdomen. Unía una
punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe dice: «Parecía un estigma del
Crucificado».

Texto 39. Explicación.


Tras el asesinato los hermanos Vicario no podrán apartar de su cabeza la idea de la muerte de Nasar. El
remordimiento se plantea a través de un olor que no pueden apartar. De hecho, el remordimiento no les
dejo dormir y para referirse a él dicen que fue “como estar despierto dos veces”. Por lo que la consciencia
de los hermanos toma el protagonismo en este fragmento.

Fragmento del texto:


No sólo yo. Todo siguió oliendo a Santiago Nasar aquel día. Los hermanos Vicario lo sintieron en el
calabozo donde los encerró el alcalde mientras se le ocurría qué hacer con ellos. «Por más que me
restregaba con jabón y estropajo no podía quitarme el olor», me dijo Pedro Vicario. Llevaban tres
noches sin dormir, pero no podían descansar, porque tan pronto como empezaban a dormirse volvían a
cometer el crimen. Ya casi viejo, tratando de explicarme su estado de aquel día interminable, Pablo
Vicario me dijo sin ningún esfuerzo: «Era como estar despierto dos veces». Esa frase me hizo pensar
que lo más insoportable para ellos en el calabozo debió haber sido la lucidez.

Texto 40. Explicación.


El remordimiento de los hermanos se plasma en este caso con una descomposición de Pablo, que Pedro
interpreta como un posible envenenamiento que finalmente se revela imaginario.

Fragmento del texto:

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«Me estaba yendo en aguas -me dijo Pablo Vicario-, y no podíamos quitarnos la idea de que eran vainas
de los turcos.» Hasta entonces había desbordado dos veces la letrina portátil, y el guardián de vista lo
había llevado otras seis al retrete de la alcaldía. Allí lo encontró el coronel Aponte, encañonado por la
guardia en el excusado sin puertas, y desaguándose con tanta fluidez que no era absurdo pensar en el
veneno. Pero lo descartaron de inmediato, cuando se estableció que sólo había bebido el agua y comido
el almuerzo que les mandó Pura Vicario. No obstante, el alcalde quedó tan impresionado, que se llevó a
los presos para su casa con una custodia especial, hasta que vino el juez de instrucción y los trasladó al
panóptico deRiohacha.

Texto 41. Explicación.


La familia vive el estigma moral de la culpa que los hermanos no quieren asumir. La madre, Pura Vicario,
para disimular tapa los golpes de la hija y la hace vestir de rojo para que quede claro que no le guarda luto a
Nasar. Las consecuencias para la familia Vicario son terribles, puesto que vivirán un estigma social de por
vida. De hecho, el padre terminará muriendo de pena.

Fragmento del texto:


Pura Vicario le envolvió la cara con un trapo a la hija de vuelta para que nadie le viera los golpes, y la
vistió de rojo encendido para que no se imaginaran que le iba guardando luto al amante secreto. Antes
de irse le pidió al padre Amador que confesara a los hijos en la cárcel, pero Pedro Vicario se negó, y
convenció al hermano de que no tenían nada de qué arrepentirse. Se quedaron solos, y el día del
traslado a Riohacha estaban tan repuestos y convencidos de su razón, que no quisieron ser sacados de
noche, como hicieron con la familia, sino a pleno sol y con su propia cara. Poncio Vicario, el padre,
murió poco después. «Se lo llevó la pena moral», me dijo Ángela Vicario. Cuando los gemelos fueron
absueltos se quedaron en Riohacha, a sólo un día de viaje de Manaure, donde vivía la familia.
Texto 42. Explicación.
Se presenta a Boyardo San Román como la víctima directa de los hechos. De hechos tras repudiar a Ángela
se queda dentro de su casa alcoholizándose hasta que su madre y hermanas vienen a rescatarlo y lo sacan
en una procesión como si fuese un difunto o un muerto.

Fragmento del texto:


Para la inmensa mayoría sólo hubo una víctima: Bayardo San Román. Suponían que los otros
protagonistas de la tragedia habían cumplido con dignidad, y hasta con cierta grandeza, la parte de
favor que la vida les tenía señalada. Santiago Nasa, había expiado la injuria, los hermanos Vicario
habían probado su condición de hombres, y la hermana burlada estaba otra vez en posesión de su
honor.(…)
El coronel Lázaro Aponte las acompañó a la casa de la colina, y luego subió el doctor Dionisio Iguarán
en su mula de urgencias. Cuando se alivió el sol, dos hombres del municipio bajaron a Bayardo San
Román en una hamaca colgada de un palo, tapado hasta la cabeza con una manta y con el séquito de
plañideras. Magdalena Oliver creyó que estaba muerto.
-¡Collons de déu -exclamó-, qué desperdicio!
Estaba otra vez postrado por el alcohol, pero costaba creer que lo llevaran vivo, porque el brazo derecho
le iba arrastrando por el suelo, y tan pronto como la madre se lo ponía dentro de la hamaca se le volvía
a descolgar, de modo que dejó un rastro en la tierra desde la cornisa del precipicio hasta la plataforma
del buque. Eso fue lo último que nos quedó de él: un recuerdo de víctima.

Texto 43. Explicación.


Con humor el narrador cuenta como Yolanda de Xius se cobra de la casa que compró Bayardo San Román
lo que era suyo. En el momento en el que sale San Román de la casa los diferentes elementos que la forman
se van desbaratando como lo hace la vida del protagonista.

Fragmento del texto:

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Al principio, el viudo de Xius estaba encantado pensando que eran recursos póstumos de la esposa para
llevarse lo que era suyo. El coronel Lázaro Aponte se burlaba de él. Pero una noche se le ocurrió oficiar
una misa de espiritismo para esclarecer el misterio, y el alma de Yolanda de Xius le confirmó de su
puño y letra que en efecto era ella quien estaba recuperando para su casa de la muerte los cachivaches
de la felicidad. La quinta empezó a desmigajarse. El coche de bodas se fue desbaratando en la puerta, y
al final no quedó sino la carcacha podrida por la intemperie. Durante muchos años no se volvió a saber
nada de su dueño.

Texto 44. Explicación.


En este fragmento el narrador 23 años después del incidente se encuentra con Ángela Vicario que sigue
culpando a Nasar de su desfloramiento. El narrador manifiesta la imposibilidad de este hecho dado que
ambos pertenecían a mundos muy diferentes.

Fragmento del texto:


Lo que más me sorprendió fue la forma en que había terminado por entender su propia vida. Al cabo de
pocos minutos ya no me pareció tan envejecida como a primera vista, sino casi tan joven como en el
recuerdo, y no tenía nada en común con la que habían obligado a casarse sin amor a los 20 años. Su
madre, de una vejez mal entendida, me recibió como a un fantasma difícil. Se negó a hablar del pasado,
y tuve que conformarme para esta crónica con algunas frases sueltas de sus conversaciones con mi
madre, y otras pocas rescatadas de mis recuerdos. Había hecho más que lo posible para que Ángela
Vicario se muriera en vida, pero la misma hija le malogró los propósitos, porque nunca hizo ningún
misterio de su desventura. Al contrario: a todo el que quiso oírla se la contaba con sus pormenores,
salvo el que nunca se había de aclarar: quién fue, y cómo y cuándo, el verdadero causante de su
perjuicio, porque nadie creyó que en realidad hubiera sido Santiago Nasar. Pertenecían a dos mundos
divergentes. Nadie los vio nunca juntos, y mucho menos solos. Santiago Nasar era demasiado altivo
para fijarse en ella. «Tu prima la boba», me decía, cuando tenía que mencionarla. Además, como
decíamos entonces, él era un gavilán pollero. Andaba solo, igual que su padre, cortándole el cogollo a
cuanta doncella sin rumbo empezaba a despuntar por esos montes, pero nunca se le conoció dentro del
pueblo otra relación distinta de la convencional que mantenía con Flora Miguel, y de la tormentosa que
lo enloqueció durante catorce meses con María Alejandrina Cervantes.

Texto 45. Explicación.


El narrador recuerda la noche de bodas en la que Ángela se negó a mentir a su esposo. Ella había sido
casada a la fuerza y no era parte de su voluntad intentar disimular delante de su esposa, porque su
verdadera intención era acabar con todo eso.

Fragmento del texto:


Todo lo demás lo contó sin reticencias, hasta el desastre de la noche de bodas. Contó que sus amigas la
habían adiestrado para que emborrachara al esposo en la cama hasta que perdiera el sentido, que
aparentara más vergüenza de la que sintiera para que él apagara la luz, que se hiciera un lavado
drástico de aguas de alumbre para fingir la virginidad, y que manchara la sábana con mercurio cromo
para que pudiera exhibirla al día siguiente en su patio de recién casada. Sólo dos cosas no tuvieron en
cuenta sus coberteras: la excepcional resistencia de bebedor de Bayardo San Román, y la decencia pura
que Ángela Vicario llevaba escondida dentro de la estolidez impuesta por su madre.
«No hice nada de lo que me dijeron -me dijo-, porque mientras más lo pensaba más me daba cuenta de
que todo aquello era una porquería que no se le podía hacer a nadie, y menos al pobre hombre que
había tenido la mala suerte de casarse conmigo.» De modo que se dejó desnudar sin reservas en el
dormitorio iluminado, a salvo ya de todos los miedos aprendidos que le habían malogrado la vida. «Fue
muy fácil -me dijo-, porque estaba resuelta a morir.»

Texto 46. Explicación.

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Pese a que Ángela fue repudiada por San Román en el momento en el que se ve abandonada por él se
enamora perdidamente y lo tiene en su memoria hasta el fin de los días. Resulta una contradicción lo que
sustenta en este caso la base del amor.

Fragmento del texto:


Nadie hubiera sospechado siquiera, hasta que ella se decidió a contármelo, que Bayardo San Román
estaba en su vida para siempre desde que la llevó de regreso a su casa. Fue un golpe de gracia. «De
pronto, cuando mamá empezó a pegarme, empecé a acordarme de él», me dijo. Los puñetazos le dolían
menos porque sabía que eran por él. Siguió pensando en él con un cierto asombro de sí misma cuando
sollozaba tumbada en el sofá del comedor. «No lloraba por los golpes ni por nada de lo que había
pasado -me dijo-: lloraba por él.»

Texto 47. Explicación.


Tras un encuentro casual con Bayardo San Román, Ángela Vicario vuelve a ver encenderse la pasión de
ese amor que nunca fue correspondido. Ella vuelva a ordenar su vida solo para él y se dedica a esperarle y a
escribirle cartas para las que no aguarda respuesta.

Fragmento del texto:


Llevaba mucho tiempo pensando en él sin ninguna ilusión cuando tuvo que acompañar a su madre a
un examen de la vista en el hospital de Riohacha. Entraron de pasada en el Hotel del Puerto, a cuyo
dueño conocían, y Pura Vicario pidió un vaso de agua en la cantina. Se lo estaba tomando, de espaldas
a la hija, cuando ésta vio su propio pensamiento reflejado en los espejos repetidos de la sala. Ángela
Vicario volvió la cabeza con el último aliento, y lo vio pasar a su lado sin verla, y lo vio salir del hotel.
Luego miró otra vez a su madre con el corazón hecho trizas. Pura Vicario había acabado de beber, se
secó los labios con la manga y le sonrió desde el mostrador con los lentes nuevos. En esa sonrisa, por
primera vez desde su nacimiento, Ángela Vicario la vio tal como era: una pobre mujer, consagrada al
culto de sus defectos. «Mierda», se dijo. Estaba tan trastornada, que hizo todo el viaje de regreso
cantando en voz alta, y se tiró en la cama a llorar durante tres días.
Nació de nuevo. «Me volví loca por él -me dijo-, loca de remate.» Le bastaba cerrar los ojos para verlo,
lo oía respirar en el mar, la despertaba a media noche el fogaje de su cuerpo en la cama. A fines de esa
semana, sin haber conseguido un minuto de sosiego, le escribió la primera carta. Fue una esquela
convencional, en la cual le contaba que lo había visto salir del hotel, y que le habría gustado que él la
hubiera visto. Esperó en vano una respuesta. Al cabo de dos meses, cansada de esperar, le mandó otra
carta en el mismo estilo sesgado de la anterior, cuyo único propósito parecía ser reprocharle su falta de
cortesía. Seis meses después había escrito seis cartas sin respuestas, pero se conformó con la
comprobación de que él las estaba recibiendo.(…)
Se volvió lúcida, imperiosa, maestra de su albedrío, y volvió a ser virgen sólo para él, y no reconoció
otra autoridad que la suya ni más servidumbre que la de su obsesión.

Texto 48. Explicación.


Tras diez años de pasión correspondida Bayardo San Román vuelve a buscarla. Tras años de soledad y
frustración él se da cuenta de que su vida está unida a ella desde aquel día del incidente y que de hecho no
ha tenido vida desde que se separó de ella. La desgracia los unió.

Fragmento del texto:


Un medio día de agosto, mientras bordaba con sus amigas, sintió que alguien llegaba a la puerta. No
tuvo que mirar para saber quién era. «Estaba gordo y se le empezaba a caer el pelo, y ya necesitaba
espejuelos para ver de cerca -me dijo-. ¡Pero era él, carajo, era él!» Se asustó, porque sabía que él la
estaba viendo tan disminuida como ella lo estaba viendo a él, y no creía que tuviera dentro tanto amor
como ella para soportarlo. Tenía la camisa empapada de sudor, como lo había visto la primera vez en la

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feria, y llevaba la misma correa y las mismas alforjas de cuero descosido con adornos de plata. Bayardo
San Román dio un paso adelante, sin ocuparse de las otras bordadoras atónitas, y puso las alforjas en la
máquina de coser.
-Bueno -dijo-, aquí estoy.
Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había
escrito. Estaban ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores, y todas sin abrir.

SECUENCIA 5. LA MUERTE DE SANTIAGO NASAR.

Texto 49. Explicación.


Tras los sucesos de aquel día los habitantes de la ciudad siguen dándole vueltas a lo que ocurrió. Una serie
de casualidades permitieron un incidente que está fundamentado en la honra y en la necesidad de venganza
y asumir el rol de vengadores de la honra. Sin este sistema de valores fundamentado en la honra lo demás
no tiene sentido.

Fragmento del texto:


Muchos se quedaron sin saberlo. Cristo Bedoya, que llegó a ser un cirujano notable, no pudo explicarse
nunca por qué cedió al impulso de esperar dos horas donde sus abuelos hasta que llegara el obispo, en
vez de irse a descansar en la casa de sus padres, que lo estuvieron esperando hasta el amanecer para
alertarlo. Pero la mayoría de quienes pudieron hacer algo por impedir el crimen y sin embargo no lo
hicieron, se consolaron con el pretexto de que los asuntos de honor son estancos sagrados a los cuales
sólo tienen acceso los dueños del drama. «La honra es el amor», le oía decir a mi madre. Hortensia
Baute, cuya única participación fue haber visto ensangrentados dos cuchillos que todavía no lo estaban,
se sintió tan afectada por la alucinación que cayó en una crisis de penitencia, y un día no pudo
soportarla más y se echó desnuda a las calles. Flora Miguel, la novia de Santiago Nasar, se fugó por
despecho con un teniente de fronteras que la prostituyó entre los caucheros de Vichada. Aura Villeros,
la comadrona que había ayudado a nacer a tres generaciones, sufrió un espasmo de la vejiga cuando
conoció la noticia, y hasta el día de su muerte necesitó una sonda para orinar.

Texto 50. Explicación.


Resulta fundamental el papel que Plácida Linero juega en esta tragedia. Al ver el peligro cerca de la casa
cerró la puerta al asegurar Divina Flor que Santiago se encontraba dentro. Nunca se sabrán las verdaderas
razones de Divina Flor para haber asegurado eso. Podría haber sido una visión o simplemente la necesidad
de librarse de Santiago Nasar sin sentir culpa.

Fragmento del texto:


Plácida Linero había cerrado esa puerta en el último instante, pero se liberó a tiempo de la culpa. «La
cerré porque Divina Flor me juró que había visto entrar a mi hijo -me contó-, y no era cierto.» Por el
contrario, nunca se perdonó el haber confundido el augurio magnífico de los árboles con el infausto de
los pájaros, y sucumbió a la perniciosa costumbre de su tiempo de masticar semillas decardamina.

Texto 51. Explicación.


Ángela Vicario nunca confesó quién la desvirgó. De hecho, en el sumario consta que fue su autor,
refiriéndose al que le hizo cambiar el derrotero de su vida y convencerse de que estaba enamorada de
Boyardo San Román. Nasar fue solo la excusa para poder encauzar su vida.

Fragmento del texto:


Sin embargo, lo que más le había alarmado al final de su diligencia excesiva fue no haber encontrado
un solo indicio, ni siquiera el menos verosímil, de que Santiago Nasar hubiera sido en realidad el
causante del agravio. Las amigas de Ángela Vicario que habían sido sus cómplices en el engaño
siguieron contando durante mucho tiempo que ella las había hecho partícipes de su secreto desde antes

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de la boda, pero no les había revelado ningún nombre. En el sumario declararon: «Nos dijo el milagro
pero no el santo». Ángela Vicario, por su parte, se mantuvo en su sitio. Cuando el juez instructor le
preguntó con su estilo lateral si sabía quién era el difunto Santiago Nasar, ella le contestó impasible:
-Fue mi autor.

Texto 52. Explicación.


Si Santiago Nasar hubiera tenido la más mínima sospecha de que los Vicario le culpabilizaban por el
escarnio de su hermana no hubiera dudado en huir o intentar plantarles cara. Pero en su caso él no era
culpable y esa falta de culpabilidad le hizo ignorar la amenaza e incluso despedirse de Cristo Bedoya y
quedar a desayunar con Margot.

Fragmento del texto:


La mañana de su muerte, en efecto, Santiago Nasar no había tenido un instante de duda, a pesar de que
sabía muy bien cuál hubiera sido el precio de la injuria que le imputaban. Conocía la índole mojigata de
su mundo, y debía saber que la naturaleza simple de los gemelos no era capaz de resistir al escarnio.
Nadie conocía muy bien a Bayardo San Román, pero Santiago Nasar lo conocía bastante para saber
que debajo de sus ínfulas mundanas estaba tan subordinado como cualquier otro a sus prejuicios de
origen. De manera que su despreocupación consciente hubiera sido suicida. Además, cuando supo por
fin en el último instante que los hermanos Vicario lo estaban esperando para matarlo, su reacción no
fue de pánico, como tanto se ha dicho, sino que fue más bien el desconcierto de la inocencia.
Mi impresión personal es que murió sin entender su muerte. Después de que le prometió a mi hermana
Margot que iría a desayunar a nuestra casa, Cristo Bedoya se lo llevó del brazo por el muelle, y ambos
parecían tan desprevenidos que suscitaron ilusiones falsas.

Texto 53. Explicación.


Clotilde Armenta avisó a Indalecio Pardo para que avisase a Santiago Nasar, pero ante el tumulto de la
gente y la presión de los hermanos Vicario que estaban esperando para matarlo no se atrevió a acercarse.
Simplemente les dio a Bedoya y a Nasar un golpecito en la espalda para desearles buena suerte.

Fragmento del texto:


Era un desafío demasiado evidente. Los gemelos conocían los vínculos de Indalecio Pardo y Santiago
Nasar, y debieron pensar que era la persona adecuada para impedir el crimen sin que ellos quedaran en
vergüenza. Pero Indalecio Pardo encontró a Santiago Nasar llevado del brazo por Cristo Bedoya entre
los grupos que abandonaban el puerto, y no se atrevió a prevenirlo. «Se me aflojó la pasta», me dijo. Le
dio una palmada en el hombro a cada uno, y los dejó seguir. Ellos apenas lo advirtieron, pues
continuaban abismados en las cuentas de la boda.

Texto 54. Explicación.


Yamil Shaium de origen árabe y amigo de Ibrahim Nasar se dirigió en árabe a él, pero solo Cristo Bedoya
consiguió oír la advertencia y cuando intentó acercarse a Nasar lo perdió de forma misteriosa entre la
multitud sin poder avisarle.

Fragmento del texto:


Santiago Nasar no le contestó, sino que se dirigió en árabe a Yamil Shaium y éste le replicó también en
árabe, torciéndose de risa. «Era un juego de palabras con que nos divertíamos siempre», me dijo Yamil
Shaium. Sin detenerse, Santiago Nasar les hizo a ambos su señal de adiós con la mano y dobló la
esquina de la plaza. Fue la última vez que lo vieron.
Cristo Bedoya tuvo tiempo apenas de escuchar la información de Yamil Shaium cuando salió corriendo
de la tienda para alcanzar a Santiago Nasar. Lo había visto doblar la esquina, pero no lo encontró entre
los grupos que empezaban a dispersarse en la plaza. Varias personas a quienes les preguntó por él le

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dieron la misma respuesta:
-Acabo de verlo contigo.

Texto 55. Explicación.


Cristo Bedoya entró a casa de Nasar para preguntar por él y Victoria le mintió al decirle que no había
dormido en casa. De hecho ella lo despertó a las 5.30 para ver al obispo. Bedoya subió al piso de arriba
para cerciorarse de que Santiago no estaba allí. Eran las 6.58 y Santiago no estaba en su habitación. Cristo
habló con Plácida Linero, la madre y le ocultó la verdad. Cogió un revolver del cuarto de Nasar y volvió a
salir de la casa.

Fragmento del texto:


«El corazón se le estaba saliendo por la boca», me dijo. Cristo Bedoya le preguntó si Santiago Nasar
estaba en casa, y ella le contestó con un candor fingido que aún no había llegado a dormir..
-Es en serio -le dijo Cristo Bedoya-, lo están buscando para matarlo. A Victoria Guzmán se le olvidó el
candor.
-Esos pobres muchachos no matan a nadie -dijo.
-Están bebiendo desde el sábado -dijo Cristo Bedoya.
-Por lo mismo -replicó ella-: no hay borracho que se coma su propia caca.
Cristo Bedoya volvió a la sala, donde Divina Flor acababa de abrir las ventanas. «Por supuesto que no
estaba lloviendo -me dijo Cristo Bedoya-. Apenas iban a ser las siete, y ya entraba un sol dorado por las
ventanas.» Le volvió a preguntar a Divina Flor si estaba segura de que Santiago Nasar no había
entrado por la puerta de la sala. Ella no estuvo entonces tan segura como la primera vez. Le preguntó
por Plácida Linero, y ella le contestó que hacía un momento le había puesto el café en la mesa de
noche, pero no la había despertado. Así era siempre: despertaría a las siete, se tomaría el café, y bajaría
a dar las instrucciones para el almuerzo. Cristo Bedoya miró el reloj: eran las 6.56. Entonces subió al
segundo piso para convencerse de que Santiago Nasar no había entrado.

Texto 56. Explicación.


Cristo Bedoya armado con una pistola hubiera podido impedir el asesinato si hubiera matado a los
hermanos. De hecho estuvo frente a ellos con la pistola en la mano pero el simple hecho de disparar le
aterraba por lo que lo de matar a los hermanos Vicario no pasó de una simple intención.
Fragmento del texto:
Pedro Vicario estaba en la puerta, lívido y desgreñado, con la camisa abierta y las mangas enrolladas
hasta los codos, y con el cuchillo basto que él mismo había fabricado con una hoja de segueta. Su
actitud era demasiado insolente para ser casual, y sin embargo no fue la única ni la más visible que
intentó en los últimos minutos para que le impidieran cometer el crimen.
-Cristóbal -gritó-: dile a Santiago Nasar que aquí lo estamos esperando para matarlo.
Cristo Bedoya le habría hecho el favor de impedírselo. «Si yo hubiera sabido disparar un revólver,
Santiago Nasar estaría vivo», me dijo. Pero la sola idea lo impresionó, después de todo lo que había oído
decir sobre la potencia devastadora de una bala blindada.

Texto 57. Explicación.


Cristo Bedoya intenta buscar a Santiago. En este intento se encuentra con Lázaro aponte, el alcalde y le
cuenta lo sucedido. El alcalde le contesta con una incredulidad basada en el cinismo. He hecho es verdad
que él les quitó los cuchillos a los Vicario pero no hizo nada por evitar un crimen de sangre, porque en
realidad lo consideraba legítimo.

Fragmento del texto:


Todo lo que ocurrió a partir de entonces fue del dominio público. La gente que regresaba del puerto,
alertada por los gritos, empezó a tomar posiciones en la plaza para presenciar el crimen. Cristo Bedoya

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les preguntó a varios conocidos por Santiago Nasar, pero nadie lo había visto. En la puerta del Club
Social se encontró con el coronel Lázaro Aponte y le contó lo que acababa de ocurrir frente a la tienda
de Clotilde Armenta.
-No puede ser -dijo el coronel Aponte-, porque yo los mandé a dormir. Acabo de verlos con un cuchillo
de matar puercos -dijo Cristo Bedoya.
-No puede ser, porque yo se los quité antes de mandarlos a dormir -dijo el alcalde-.
Debe ser que los viste antes de eso.
-Los vi hace dos minutos y cada uno tenía un cuchillo de matar puercos -dijo Cristo Bedoya.
-¡Ah carajo -dijo el alcalde-, entonces debió ser que volvieron con otros!

Texto 58. Explicación.


Cristo Bedoya, que no había podido encontrar a Nasar, intentó buscarlo en la casa de Margot. Por el
camino se encontró con Próspera Arango, cuyo padre estaba moribundo, y la ayudó a meterlo dentro de la
casa. Esa distracción junto con el peso de la pistola que había cogido en casa de Nasar le impidieron llegar
a tiempo a salvar a su amigo. Bedoya se encuentra con Luisa Santiaga, madre del narrador, que tal y como
se ha presentado en la secuencia primera salió de su casa disparada cuando oyó la noticia y antes del llegar
a la plaza alguien le dijo que Santiago había muerto. En este punto se encuentran ella y Bedoya incapaces
de impedir el asesinato.

Fragmento del texto:


Se apresuró por la orilla del río, preguntándole a todo el que encontraba si lo habían visto pasar, pero
nadie le dio razón. No se alarmó, porque había otros caminos para nuestra casa. Próspera Arango, la
cachaca, le suplicó que hiciera algo por su padre que estaba agonizando en el sardinel de su casa,
inmune a la bendición fugaz del obispo. «Yo lo había visto al pasar -me dijo mi hermana Margot-, y ya
tenía cara de muerto.» Cristo Bedoya demoró cuatro minutos en establecer el estado del enfermo, y
prometió volver más tarde para un recurso de urgencia, pero perdió tres minutos más ayudando a
Próspera Arango a llevarlo hasta el dormitorio. Cuando volvió a salir sintió gritos remotos y le pareció
que estaban reventando cohetes por el rumbo de la plaza. Trató de correr, pero se lo impidió el revólver
mal ajustado en la cintura. Al doblar la última esquina reconoció de espaldas a mi madre que llevaba
casi a rastras al hijo menor.
-Luisa Santiaga -le gritó-: dónde está su ahijado.
Mi madre se volvió apenas con la cara bañada en lágrimas.

Texto 59. Explicación.


Santiago Nasar optó por ir a la casa de su prometida Flora de Miguel. Flora en vez de preocuparse por el
posible asesinato de Nasar decidió echarle en casa la razón por la que los hermanos Vicario querían
matarlo, es decir, su presunta relación con Ángela Vicario. Santiago no entendía nada y más cuando el
padre de Flora, Nahir Miguel comenzó a presionarle para que se enfrentara a los hermanos Vicario.

Fragmento del texto:


Así era. Mientras Cristo Bedoya lo buscaba, Santiago Nasar había entrado en la casa
deFloraMiguel,sunovia,justoalavueltadelaesquinadondeéllovioporúltimavez.
«No se me ocurrió que estuviera ahí -me dijo- porque esa gente no se levantaba nunca antes de medio
día.»(…)
A mi hermana la monja, la única que habló con ella después de la desgracia, le dijo que no recordaba
siquiera quién se lo había dicho. «Sólo sé que a las seis de la mañana todo el mundo lo sabía», le dijo.
Sin embargo, le pareció inconcebible que a Santiago Nasar lo fueran a matar, y en cambio se le ocurrió
que lo iban a casar a la fuerza con Ángela Vicario para que le devolviera la honra. Sufrió una crisis de
humillación. Mientras medio pueblo esperaba al obispo, ella estaba en su dormitorio llorando de rabia,
y poniendo en orden el cofre de las cartas que Santiago Nasar le había mandado desde el colegio.

36
Texto 60. Explicación.
Santiago Nasar al enterarse de que los hermanos Vicario le buscan para matarle siente un gran desconcierto
y opta por salir corriendo de la casa sin planificar una defensa o un lugar donde esconderse.

Fragmento del texto:


Entró en el dormitorio de la hija, mientras la familia contemplaba absorta a Santiago Nasar. Estaba
arrodillado en la sala, recogiendo las cartas del suelo y poniéndolas en el cofre. «Parecía una
penitencia», me dijeron. Nahir Miguel salió del dormitorio al cabo de unos minutos, hizo una señal con
la mano y la familia entera desapareció.
Siguió hablando en árabe a Santiago Nasar. «Desde el primer momento comprendí que no tenía la
menor idea de lo que le estaba diciendo», me dijo. Entonces le preguntó en concreto si sabía que los
hermanos Vicario lo buscaban para matarlo. «Se puso pálido, y perdió de tal modo el dominio, que no
era posible creer que estaba fingiendo», me dijo. Coincidió en que su actitud no era tanto de miedo
como de turbación.
-Tú sabrás si ellos tienen razón, o no -le dijo-. Pero en todo caso, ahora no te quedan sino dos caminos:
o te escondes aquí, que es tu casa, o sales con mi rifle.
-No entiendo un carajo -dijo Santiago Nasar.
Fue lo único que alcanzó a decir, y lo dijo en castellano. «Parecía un pajarito mojado», me dijo Nahir
Miguel. Tuvo que quitarle el cofre de las manos porque él no sabía dónde dejarlo para abrir la puerta.
-Serán dos contra uno -le dijo.
Santiago Nasar se fue.

Texto 61. Explicación.


Tras salir de la casa de Flora de Miguel, Nasar se encontró de golpe con la multitud que esperaba el
espectáculo. Buscando un lugar en el que esconderse fue hasta la puerta de su casa, que él sabía que se
había quedado abierta. Los hermanos Vicario consiguieron salir de la tienda librándose de Clotilde
Armenta y comenzaron a acercarse a Santiago.

Fragmento del texto:


Santiago Nasar buscó la voz. Yamil Shaium le gritó que se metiera en su tienda, y entró a buscar su
escopeta de caza, pero no recordó dónde había escondido los cartuchos. De todos lados empezaron a
gritarle,ySantiagoNasardiovariasvueltasalrevésyalderecho,deslumbradoportantas voces a la vez. Era
evidente que se dirigía a su casa por la puerta de la cocina, pero de pronto debió darse cuenta de que
estaba abierta la puerta principal.
Ahí viene -dijo Pedro Vicario.
Ambos lo habían visto al mismo tiempo. Pablo Vicario se quitó el saco, lo puso en el taburete, y
desenvolvió el cuchillo en forma de alfanje. Antes de abandonar la tienda, sin ponerse de acuerdo,
ambos se santiguaron. Entonces Clotilde Armenta agarró a Pedro Vicario por la camisa y le gritó a
Santiago Nasar que corriera porque lo iban a matar. Fue un grito tan apremiante que apagó a los
otros. «Al principio se asustó -me dijo Clotilde Armenta-, porque no sabía quién le estaba gritando, ni de
dónde.» Pero cuando la vio a ella vio también a Pedro Vicario, que la tiró por tierra con un empellón, y
alcanzó al hermano. Santiago Nasar estaba a menos de 50 metros de su casa, y corrió hacia la puerta
principal.

Texto 62. Explicación.


La casualidad, el destino o la voluntad de Divina Flor hicieron que esta le dijera a Plácida Linero que su
hijo se encontraba en la habitación por lo que Plácida al ver que se acercaban los hermanos Vicario cerró la
tranca de la puerta principal hacia la que se dirigían los hermanos Vicario corriendo para matar a Nasar que
se quedó afuera de la puerta principal sin poder entrar.

37
Fragmento del texto:
En la sala, donde seguía trapeando los pisos, Divina Flor vio al mismo tiempo que Santiago Nasar entró
por la puerta de la plaza y subió por las escaleras de buque de los dormitorios. «Fue una visión nítida»,
me contó Divina Flor.
«Llevaba el vestido blanco, y algo en la mano que no pude ver bien, pero me pareció un ramo de rosas.»
De modo que cuando Plácida Linero le preguntó por él, Divina Flor la tranquilizó.
-Subió al cuarto hace un minuto -le dijo.
Plácida Linero vio entonces el papel en el suelo, pero no pensó en recogerlo, y sólo se enteró de lo que
decía cuando alguien se lo mostró más tarde en la confusión de la tragedia. A través de la puerta vio a
los hermanos Vicario que venían corriendo hacia la casa con los cuchillos desnudos. Desde el lugar en
que ella se encontraba podía verlos a ellos, pero no alcanzaba a ver a su hijo que corría desde otro
ángulo hacia la puerta.
«Pensé que querían meterse para matarlo dentro de la casa», me dijo. Entonces corrió hacia la puerta y
la cerró de un golpe. Estaba pasando la tranca cuando oyó los gritos de Santiago Nasar, y oyó los
puñetazos de terror en la puerta, pero creyó que él estaba arriba, insultando a los hermanos Vicario
desde el balcón de su dormitorio. Subió a ayudarlo.

Texto 63. Explicación.


Sin ninguna piedad los hermanos Vicario acuchillan a Nasar frente a la puerta de su propia casa sin que
este pueda escapar o defenderse.

Fragmento del texto:


Santiago Nasar necesitaba apenas unos segundos para entrar cuando se cerró la puerta. Alcanzó a
golpear varias veces con los puños, y en seguida se volvió para enfrentarse a manos limpias con sus
enemigos. «Me asusté cuando lo vi de frente ---me dijo Pablo Vicario-, porque me pareció como dos
veces más grande de lo que era.» Santiago Nasar levantó la mano para parar el primer golpe de Pedro
Vicario, que lo atacó por el flanco derecho con el cuchillo recto.
-¡Hijos de puta! -gritó.
El cuchillo le atravesó la palma de la mano derecha, y luego se le hundió hasta el fondo en el costado.
Todos oyeron su grito de dolor.
-¡Ay mi madre!
Pedro Vicario volvió a retirar el cuchillo con su pulso fiero de matarife, y le asestó un segundo golpe
casi en el mismo lugar. «Lo raro es que el cuchillo volvía a salir limpio
-declaró Pedro Vicario al instructor-.

Texto 64. Explicación.


El pueblo, que está mirando cómo se produce el asesinato, es presentado por el narrador como el culpable
directo de los sucesos. De hecho los hermanos Vicario tienen problemas para hacer que Nasar se desplome,
porque lo han acuchillado a la puerta de su propia casa. Por ello y para terminar con el crimen Pablo
Vicario le rajó todas las vísceras hasta hacer que se le salieran.

Fragmento del texto:


Entonces ambos siguieron acuchillándolo contra la puerta, con golpes alternos y fáciles, flotando en el
remanso deslumbrante que encontraron del otro lado del miedo. No oyeron los gritos del pueblo entero
espantado de su propio crimen. «Me sentía como cuando uno va corriendo en un caballo», declaró
Pablo Vicario. Pero ambos despertaron de pronto a la realidad, porque estaban exhaustos, y sin
embargo les parecía que Santiago Nasar no se iba a derrumbar nunca. «¡Mierda, primo -me dijo Pablo
Vicario-, no te imaginas lo difícil que es matar a un hombre!» Tratando de acabar para siempre, Pedro

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Vicario le buscó el corazón, pero se lo buscó casi en la axila, donde lo tienen los cerdos. En realidad
Santiago Nasar no caía porque ellos mismos lo estaban sosteniendo a cuchilladas contra la puerta.
Desesperado, Pablo Vicario le dio un tajo horizontal en el vientre, y los intestinos completos afloraron
con una explosión.

Texto 65. Explicación.


La madre que todavía no sabe lo que ha sucedido ve a su hijo tirado en el polvo y a los gemelos corriendo
hacia la iglesia perseguidos por la gente del pueblo. Nadie ha intentado evitar el crimen pero una vez que se
ha producido pretenden restablecer la paz.

Fragmento del texto:


Después de buscarlo a gritos por los dormitorios, oyendo sin saber dónde otros gritos que no eran los
suyos, Plácida Linero se asomó a la ventana de la plaza y vio a los gemelos Vicario que corrían hacia la
iglesia. Iban perseguidos de cerca por Yamil Shaium, con su escopeta de matar tigres, y por otros árabes
desarmados y Plácida Linero pensó que había pasado el peligro. Luego salió al balcón del dormitorio, y
vio a Santiago Nasar frente a la puerta, bocabajo en el polvo, tratando de levantarse de su propia
sangre. Se incorporó de medio lado, y se echó a andar en un estado de alucinación, sosteniendo con las
manos las vísceras colgantes.
Caminó más de cien metros para darle la vuelta completa a la casa y entrar por la puerta de la cocina.
Tuvo todavía bastante lucidez para no ir por la calle, que era el trayecto más largo, sino que entró por la
casa contigua.

Texto 66. Explicación.


Una de las vecinas lo vio pasar por el muelle camino a su casa sujetándose las tripas. La niña Wene fue la
última persona con la que hablo antes de llegar a su casa por la puerta de la cocina. Resulta una ironía,
porque si hubiera vuelto a su casa por esa puerta tras ver al obispo los hermanos Vicario no lo hubieran
encontrado.

Fragmento del texto:


-¡Santiago, hijo --le gritó-, qué te pasa! Santiago Nasar la reconoció.
-Que me mataron, niña Wene -dijo.
Tropezó en el último escalón, pero se incorporó de inmediato. «Hasta tuvo el cuidado de sacudir con la
mano la tierra que le quedó en las tripas», me dijo mi tía Wene.
Después entró en su casa por la puerta trasera, que estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de
bruces en la cocina.

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3. PRÁCTICA
A. LA FATALIDAD VISTA COMO RESULTADO DE LAS TORPEZAS HUMANAS.
1. ¿Cuál es el motivo principal por el que Santiago Nasar muere? ¿Es una muerte que podría
haberse evitado? Piensa en la evolución de los acontecimientos y tomando como referencia tres
de los personajes explica por qué no pudieron hacer nada por evitarlo.

Lázaro Aponte, el alcalde// Plácida Linero, la madre de Nasar // Flora Miguel, la prometida
de Nasar/ Cristo Bedoya, el amigo de Nasar//Yamil Shaium, dueño de la tienda de la plaza

B. CRÓNICA LITERARIA Y PERSPECTIVISMO.


2. Imagina que eres el narrador de esta crónica y que tras escribirla realizas un informe en el que
sintetizas la siguiente información: (Respuesta entre 5 a 8 líneas por pregunta)
a) Resumen del suceso.
b) ¿Qué fuentes utilizaste para la investigación? ¿Te resultó difícil entrevistar a algún habitante?
¿Crees que alguno de los entrevistados mintió? ¿Cuál de las entrevistas te aportó más
información?
c) ¿Qué información consideras veraz y, por tanto, útil para entender qué ocurrió?
d) ¿Qué información te parece incompleta y, por tanto, deberías seguir investigando?
e) Conclusión: valoración de la crónica. ¿Qué valor o importancia para entender el suceso?

Para reflexionar acerca de esta información puedes utilizar los siguientes textos con las
cuestiones que se plantean a continuación:

Texto A. Secuencia 1.
Muchos coincidían en el recuerdo de que era una mañana radiante con una brisa de mar que
llegaba a través de los platanales, como era de pensar que lo fuera en un buen febrero de
aquella época. Pero la mayoría estaba de acuerdo en que era un tiempo fúnebre, con un cielo
turbio y bajo y un denso olor de aguas dormidas, y que en el instante de la desgracia estaba
cayendo una llovizna menuda como la que había visto Santiago Nasar en el bosque del sueño.
Yo estaba reponiéndome de la parranda de la boda en el regazo apostólico de María
Alejandrina Cervantes, y apenas si desperté con el alboroto de las campanas tocando a rebato,
porque pensé que las habían soltado en honor del obispo.

 ¿Cómo obtiene el narrador los testimonios con los que articula la crónica? ¿Qué
elementos literarios aparecen en la descripción de la mañana del asesinato? ¿Todos los
testigos recuerdan la mañana de igual forma?
 ¿Qué estaba haciendo el narrador en el momento en el que sucedió la muerte de Nasar?
¿Qué valor tienen las campanas? ¿Por qué el narrador subraya este detalle? ¿Crees que el
narrador es objetivo?

Texto B. Secuencia 3.
Según me dijeron años después, habían empezado por buscarlo en la casa de María
Alejandrina Cervantes, donde estuvieron con él hasta las dos. Este dato, como muchos otros,
no fue registrado en el sumario. En realidad, Santiago Nasar ya no estaba ahí a la hora en que
los gemelos dicen que fueron a buscarlo, pues habíamos salido a hacer una ronda de
serenatas, pero en todo caso no era cierto que hubieran ido. «Jamás habrían vuelto a salir de
aquí», me dijo María Alejandrina Cervantes, y conociéndola tan bien, nunca lo puse en duda.
En cambio, lo fueron a esperar en la casa de Clotilde Armenta, por donde sabían que iba a
pasar medio mundo menos Santiago Nasar. «Era el único lugar abierto», declararon al
instructor. «Tarde o temprano tenía que salir por ahí», me dijeron a mí, después de que fueron

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absueltos. Sin embargo, cualquiera sabía que la puerta principal de la casa de Plácida Linero
permanecía trancada por dentro, inclusive durante el día, y que Santiago Nasar llevaba
siempre consigo las llaves de la entrada posterior. Por allí entró de regreso a su casa, en
efecto, cuando hacía más de una hora que los gemelos Vicario lo esperaban por el otro lado, y
si después salió por la puerta de la plaza cuando iba a recibir al obispo fue por una razón tan
imprevista que el mismo instructor del sumario no acabó de entenderla.

 ¿Qué dos versiones de la misma historia se plantean? ¿Cuál de las dos acepta el
narrador? ¿Por qué?
 Fíjate en que el relato de los hermanos Vicario se plantea en estilo indirecto, pero que
las declaraciones de María Alejandrina Cervantes se plantean en estilo directo
(entrecomillado y cursiva). ¿Crees que este modo de enunciación está relacionado con la
versión que finalmente acepta el narrador?
 ¿Qué interés tiene el narrador en presentar el testimonio de los Vicario si es falso?

Texto C. Secuencia 4
Al contrario: a todo el que quiso oírla se la contaba con sus pormenores, salvo el que nunca se
había de aclarar: quién fue, y cómo y cuándo, el verdadero causante de su perjuicio, porque
nadie creyó que en realidad hubiera sido Santiago Nasar. Pertenecían a dos mundos
divergentes. Nadie los vio nunca juntos, y mucho menos solos. Santiago Nasar era demasiado
altivo para fijarse en ella. «Tu prima la boba», me decía, cuando tenía que mencionarla.
Además, como decíamos entonces, él era un gavilán pollero. Andaba solo, igual que su padre,
cortándole el cogollo a cuanta doncella sin rumbo empezaba a despuntar por esos montes, pero
nunca se le conoció dentro del pueblo otra relación distinta de la convencional que mantenía
con Flora Miguel, y de la tormentosa que lo enloqueció durante catorce meses con María
Alejandrina Cervantes. La versión más corriente, tal vez por ser la más perversa, era que Ángela
Vicario estaba protegiendo a alguien a quien de veras amaba, y había escogido el nombre de
Santiago Nasar porque nunca pensó que sus hermanos se atreverían contra él. Yo mismo traté de
arrancarle esta verdad cuando la visité por segunda vez con todos mis argumentos en orden,
pero ella apenas si levantó la vista del bordado para rebatirlos.
-Ya no le des más vueltas, primo -me dijo-. Fue él.

 ¿Por qué el narrador no se molesta en seguir investigando acerca de la historia de


Ángela Vicario?
 ¿Qué información aporta el narrador? ¿Qué visión de Santiago Nasar quiere aportar?

Texto D. Secuencia 4.
Siete de las numerosas heridas eran mortales. El hígado estaba casi seccionado por dos
perforaciones profundas en la cara anterior. Tenía cuatro incisiones en el estómago, y una de
ellas tan profunda que lo atravesó por completo y le destruyó el páncreas.
Tenía otras seis perforaciones menores en el colon trasverso, y múltiples heridas en el intestino
delgado. La única que tenía en el dorso, a la altura de la tercera vértebra lumbar, le había
perforado el riñón derecho. La cavidad abdominal estaba ocupada por grandes témpanos de
sangre, y entre el lodazal de contenido gástrico apareció una medalla de oro de la Virgen del
Carmen que Santiago Nasar se había tragado a la edad de cuatro años. La cavidad torácica
mostraba dos perforaciones: una en el segundo espacio intercostal derecho que le alcanzó a
interesar el pulmón, y otra muy cerca de la axila izquierda. Tenía además seis heridas menores
en los brazos y las manos, y dos tajos horizontales: uno en el muslo derecho y otro en los
músculos del abdomen. Unía una punzada profunda en la palma de la mano derecha. El informe
dice: «Parecía un estigma del Crucificado».

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 ¿Por qué el informe del forense contiene elememtos literarios? ¿Con quién comparan a
Nasar? ¿Por qué?
 ¿Crees que este informe aporta información necesaria para comprender el relato?

3. Identifica qué personaje de la novela y en qué momento expresó el siguiente testimonio que
recoge el narrador y explica brevemente por qué lo has adivinado:
A. “No puede ser, porque yo se los quité (los cuchillos) antes de mandarlos a dormir.
Debe ser que los viste antes de eso.”
B. “La semana anterior había soñado que iba solo en un avión de papel de estaño que
volaba sin tropezar por entre los almendros”.
C. “Por el amor de Dios. Déjenlo para después, aunque sea por respeto al señor
obispo.”
D. “Parecía marica -me dijo-. Y era una lástima, porque estaba como para
embadurnarlo de mantequilla y comérselo vivo.”
E. “Pensé que querían meterse para matarlo dentro de la casa”.

C. EL SENTIDO DE LA HONRA COMO DESENCADENANTE DE LA TRAGEDIA.


4. Utiliza el siguiente fragmento para reflexionar acerca de estas cuestiones:
Era Ángela Vicario quien no quería casarse con él. «Me parecía demasiado hombre
para mí», me dijo. Además, Bayardo San Román no había intentado siquiera seducirla a
ella, sino que hechizó a la familia con sus encantos. Ángela Vicario no olvidó nunca el
horror de la noche en que sus padres y sus hermanas mayores con sus maridos, reunidos
en la sala de la casa, le impusieron la obligación de casarse con un hombre que apenas
había visto. Los gemelos se mantuvieron al margen. «Nos pareció que eran vainas de
mujeres», me dijo Pablo Vicario. El argumento decisivo de los padres fue que una familia
dignifica da por la modestia no tenía derecho a despreciar aquel premio del destino. Ángela
Vicario se atrevió apenas a insinuar el inconveniente de la falta de amor, pero su madre lo
demolió con una solafrase:
-También el amor se aprende.

a) Explica por qué se produce un conflicto dentro de la pareja de Ángela Vicario y


Bayardo San Román. ¿Qué razones tenían cada uno de ellos para llevar hasta el final el
matrimonio?
b) La novela presenta un planteamiento crítico respecto al papel de la mujer en esta
sociedad. Analiza mediante dos ejemplos concretos por qué la libertad de la mujer esta
limitada.

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