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PÓLEMOS 12 octubre,
2017
Ante dicha situación, no podemos negar que es indiscutible que los acuerdos de
maternidad subrogada pueden hacer quebrar el tradicional principio partus sequitur
ventre (artículo 409 del Código Civil), que ha permitido atribuir el hijo sin necesidad de
reconocimiento de la mujer que lo ha dado a luz.
Consideramos que debería ser considerada madre, quien ha deseado tener el hijo
(maternidad de deseo), siempre que dicha premisa sea coherente con el mejor interés del
menor. Al respecto, se afirma que debe ser considerada madre la comitente, porque es
la que ha deseado tener un hijo, y la gestante ha renunciado a cualquier derecho sobre
la criatura. Aun en el caso en que la maternidad se atribuyera a la gestante, ello
ocasionaría problemas, pues esta última podría no desear al niño.[7]
Es evidente, conforme al artículo 409 del Código Civil, que el hecho del parto es
normalmente acreditable y brinda la certeza y seguridad necesaria en el derecho de
filiación. Precisamente, es por ello que se establece como una presunción para la
determinación de la maternidad; sin embargo, es una presunción simplemente legal que,
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en principio, admitiría prueba en contrario, pues la regla del parto tiene sentido cuando
se condice con la realidad, lo que no ocurre en la maternidad disociada donde resulta
insuficiente.
Ergo, ¿por qué imponer rígidamente que madre legalmente es la que pare incluso en el
caso de que, después del parto, sea otra la voluntad de las personas implicadas?[8]
Por ende, en el momento en que se regule dicha situación, ello deberá haber sido fruto
de una adecuada discusión y análisis, para poder arribar a una solución justa, que
contemple los derechos de los padres comitentes, pero por sobre todo el interés
superior del niño, quien tiene derecho a su identidad, integridad, salud, educación y
otros, por sobre cualquier derecho, incluso, encontrado entre las partes.
[1] Torres Maldonado, Marco Andrei. «El carácter relativo de la presunción mater
semper certa est en los supuestos de maternidad subrogada». En: Gaceta Civil &
Procesal Civil. Lima: Gaceta Jurídica, n.º 48, junio de 2017
[2] Martínez-Pereda Rodríguez, José Manuel y Juan Miguel Massigoge Benegiu. La
maternidad portadora, subrogada o de encargo en el Derecho español. Madrid:
Editorial Dykinson, 1994, p. 131.
[3] Birke, Lynda; Himmelweit, Susan y Gail Vines. El niño de mañana. Barcelona:
Editorial Pomares, 1990, p. 121.
[4] Varsi Rospigliosi, Enrique. Derecho Genético: Principios Generales. Trujillo:
Editora Normas Legales, 1995, p. 434.
[5] Silva Salcedo, Paulina. Arrendamiento de útero. Santiago: Editorial jurídica
Conosur, 1996, p. 156.
[6] Castillo Freyre, Mario y Marco Andrei Torres Maldonado. «Vicisitudes y
perspectivas en torno a la maternidad subrogada en el Perú». En: Revista Jurídica
Thomson Reuters. Lima: La Ley, Nº 81, año II, julio de 2014, p. 15.
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[7] Martínez-Pereda Rodríguez, José Manuel y Juan Miguel Massigoge Benegiu.
Op. cit., p. 147. En igual parecer, Moreno-Luque señala que en el caso de
maternidad subrogada parece más oportuno primar a los padres que desearon
tener al hijo sobre la que únicamente lo gestó, y ello sin distinguir si el embrión es
fruto de éstos o ha habido un cedente de óvulo. Moreno-Luque, Casariego.
«Reflexiones en torno a la gestación por cuenta ajena». En: II Congreso Mundial
Vasco: La filiación a finales del siglo XX. Problemática planteada por los avances
científicos en materia de reproducción asistida. Madrid: Editorial Trívium, 1988, p.
441.
[8] Peña Bernaldo de Quirós, Manuel. «Derecho de Familia». En: Sección de
Publicaciones. Madrid: Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, 1989, pp.
491 y 492.
[9] Torres Maldonado, Marco Andrei. Op. cit., p. 81.
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