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Sin embargo, la OCDE (OECD) realiza una distinción entre CFO y paraísos
fiscales. Para esta estamos ante un paraíso fiscal cuando en una jurisdicción
se dan al menos el primero y otro cualquiera de los siguientes criterios:
ausencia de impuestos o el carácter nominal de estos, falta de un intercambio
de información efectivo, falta de transparencia, y falta de actividad sustancial.
Así mismo entiende la OCDE por CFO cualquier jurisdicción cuyas instituciones
financieras tratan principalmente con no residentes o moneda extranjera de una
manera desproporcionada en relación al tamaño de su economía, realizando
una diferenciación entre ambas figuras.
Problemática de los Centros Bancarios Extraterritoriales situados en
Paraísos Fiscales.
Los paraísos fiscales gozan de una seguridad jurídica que desencadena una
extrema protección a la seguridad y privacidad de sus ciudadanos residentes
junto con sus activos.
No todo país con una tasa de contribución tributaria baja puede ser catalogado
Paraíso Fiscal, los aspectos primordiales para que lo sea se pueden reducir a
tres:
Flexibilidad: Ofrecen beneficios de bajos impuestos aun cuando los
ciudadanos no se encuentren físicamente dentro del territorio nacional,
no tengan residencia ni ejerzan actividades económicas en el mismo.
Confidencialidad: Discreción total frente al seguimiento de terceros o de
otros gobiernos para con sus nacionales.
Falta de transparencia: Por lo cual no existe documentación económica
de dominio público que facilite hacer el control.
¿Cómo trabajan los Paraísos Fiscales?
Una persona que cuente con una fortuna y trabaje por incrementarla, puede
abrir una sociedad en un paraíso fiscal, la cual estará bajo las leyes de
anonimato de ese país. De esta forma nacen las conocidas “empresas
fantasmas” o “empresas “offshore”. Otra opción disponible en estos casos es
colocar un testaferro.
Estas sociedades no ejercen actividades económicas en estos países, por lo
tanto, solo quedan inscritas bajo un papel, lo cual les permite gozar los
beneficios de cuentas bancarias con un ínfimo margen de pérdida por
impuestos.
Los beneficios para quienes ejercen estas actividades son:
No tener la obligación de declarar el origen del dinero.
Máxima confidencialidad.
No declarar en auditorías los ingresos percibidos como ganancias netas.
La situación con los Paraísos Fiscales es que acaban complicando la búsqueda
de la veracidad y legitimidad de las riquezas de ciertas empresas, pudiendo ser
utilizados como mecanismo perfecto para la ejecución de actos fuera de
cualquier marco constitucional, tales como la evasión fiscal, el lavado de dinero
en masa e incluso, el tráfico de drogas.
Además, está la injusticia que representa para el grueso de la sociedad, pagar
impuestos de manera legítima, mientras que una parte mínima de la población,
no solo tributa poco sino que practica evasión fiscal.
Efectos negativos en la economía.
La existencia de paraísos fiscales alrededor del mundo está relacionada con
los niveles de pobreza de muchos países subdesarrollados, pues el anonimato
facilita el blanqueo de capitales obtenidos por actos de corrupción y otros
delitos monetarios.
Estas acciones contribuyen a aumentar la crisis financiera en los países
pobres. Sin dejar de lado que imposibilitan la recaudación arancelaria, y este
dinero que podría emplearse, por ejemplo, en infraestructura, o programas
sociales, no ingresa al país.
Además, debido a que estos países ofrecen mayores libertades y facilidades
para el manejo de los capitales, el resto de los países tiene dificultades para
atraer el capital e inversiones a su territorio, teniendo que competir con otros
países que están en la misma situación.
Esta competencia en ocasiones lleva a la reducción de tributos a las empresas
y para recuperar esta pérdida de dinero se recurre al aumento de impuestos a
los ciudadanos, siendo los más pobres los más afectados. Finalmente, todo se
reduce en la paralización del crecimiento económico del país.