Está en la página 1de 50

TRABAJO FIN DE GRADO

Título

La cultura en la Constitución española de 1978

Autor/es

Ismael Peñaranda Somovilla

Director/es

Juan Andrés Muñoz Arnau

Facultad

Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales


Titulación

Grado en Derecho

Departamento

Curso Académico

2014-2015
La cultura en la Constitución española de 1978, trabajo fin de grado
de Ismael Peñaranda Somovilla, dirigido por Juan Andrés Muñoz Arnau (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden solicitarse a los
titulares del copyright.

© El autor
© Universidad de La Rioja, Servicio de Publicaciones, 2015
publicaciones.unirioja.es
E-mail: publicaciones@unirioja.es
TRABAJO DE FIN DE GRADO

LA CULTURA EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978

ISMAEL PEÑARANDA SOMOVILLA

TUTOR
JUAN ANDRÉS MUÑOZ ARNAU

FIRMADO

GRADO EN DERECHO
FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

AÑO ACADÉMICO 2014-2015


Resumen

Junto a las dimensiones económicas y sociales del Estado enunciadas por


nuestra Constitución, el elemento cultural aparece también como uno de los rasgos más
sobresalientes. Por ello se hace necesario establecer qué lugar ocupa la cultura en
nuestro texto constitucional, en que consiste, cómo se manifiesta; que influencia ejerce
sobre los distintos ámbitos del derecho; cómo se regula; como materia objeto de
gobierno, cómo se reparte entre el Estado y las CCAA. En definitiva, establecer su
papel en el Estado muchas veces minimizado.
En el presente trabajo se abordará esa influencia de la cultura en la Constitución
y en el Estado de Derecho que ha llevado a la doctrina constitucional a establecer como
nuevas categorías, las de Constitución cultural o Estado de cultura. Se realizará también
un estudio de los distintos instrumentos normativos nacionales e internacionales que de
forma más notable han servido para regular el mundo de la cultura
Como producto de la sociedad, la cultura está en constante evolución. Por eso
resulta pertinente el estudio de las nuevas manifestaciones culturales.

Abstract

Together with the economic and social characters of the State formulated by our
Constitution, the cultural element appears necessarily as one of its fundamental features
that we cannot disregard. Therefore, it becomes necessary to figure out which place it
occupies in our constitutional text, what it consists of, how it shows, which influence it
has on the different fields of the law, how it is regulated, its competences system and,
ultimately, establish the so important and often detracted role, relegated to a second
place, that the culture develops towards the State.
The present paper tackles this cultural influence in the Constitution and in the
rule of law to the point of establishing as new categories those of the cultural
Constitution and State of culture. A study of both national and international laws and
policy instruments that have significantly developed the culture is likewise carried out.
As a product of the society, culture is in constant evolution, hence it becomes
also pertinent to study the new forms of its display.
ÍNDICE

1. Introducción .................................................................................................................. 1

1.1. Antecedentes históricos .......................................................................................... 2


2. Constitución cultural y estado de cultura ...................................................................... 7

2.1 Noción constitucional de cultura ........................................................................... 10


3. Lugar que ocupa la cultura en la Constitución española: principios rectores de la
política social y económica. ............................................................................................ 12

3.1 La cultura como objeto de protección ................................................................... 14


3.2 Derecho de acceso a la cultura .............................................................................. 16
3.3 Protección del patrimonio cultural ........................................................................ 18
4. Competencias de Estado y Comunidades Autónomas en materia de cultura. ............ 20

5. El patrimonio cultural ................................................................................................. 25

6. Áreas de cultura .......................................................................................................... 28

7. Patrimonio Cultural Inmaterial ................................................................................... 35

8. Conclusiones ............................................................................................................... 39

9. Bibliografía ................................................................................................................. 42

10. Disposiciones citadas ................................................................................................ 43

11. Sentencias del TC citadas ......................................................................................... 45


1. Introducción

¿Qué es la cultura? Es la primera pregunta que debemos hacernos. Según el


Diccionario de la Real Academia Española podemos definirla como “Conjunto de
modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico,
industrial, en una época, grupo social, […]” 1.
No es una tarea fácil dar con un concepto de cultura, pues entran en juego
multitud de factores. Para definirla, y para establecer una noción constitucional de
cultura debemos acudir a otras disciplinas como la sociología, la filosofía o la
antropología, entre otras, pues son muchas las ciencias que abordan el tema.
Sobre que debe entenderse en sentido estricto por “cultura”, podemos afirmar
que aunque la mayoría de los autores vienen a definirla de manera más o menos similar,
en palabras de José Zafra Valverde, no existe acuerdo entre las diversas categorías de
estudiosos, ni de cultivadores de una misma rama del saber sobre cómo definirla 2.
Aun con los problemas descritos podemos distinguir dos líneas, dos
orientaciones respecto al concepto de cultura: la de quienes la perciben como la suma de
formas de vida compartidas por amplios conjuntos sociales, teoría enunciada entre otros
por los antropólogos Beals y Hojier y el sociólogo Fichter 3 y, por otro lado, la de
quienes suman a lo anteriormente descrito los objetos materiales y comportamientos
concretos con los cuales esas formas de vida se llevan a cabo.
El autor norteamericano Boas la define como “el conjunto diferenciado de
costumbres, creencias e instituciones sociales que parecen caracterizar a una sociedad” 4.
Pero podemos encontrar multitud de definiciones que en síntesis nos vienen a decir lo
mismo. Por ejemplo, en 1952 Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn recopilaron hasta 164
definiciones de cultura 5. Podemos concluir, pues, que la cultura es algo inherente a toda
sociedad y que marca su desarrollo por lo que merece ser objeto de protección y
salvaguarda. Nuestra Constitución en su preámbulo menciona en dos ocasiones la

1
Diccionario de la Real Academia Española, vigésimo cuarta edición, 2014.
2
J. Zafra Valverde, Teoria fundamental del estado, Universidad de Navarra, 1990, pág. 45
3
Autores citados por. J. Zafra Valverde, Op Cit. Teoría fundamental del Estado, pág. 45.
4
Citado por J. S. Khan, “Introducción”, El concepto de cultura: textos fundamentales, Anagrama,
Barcelona, 1975, pág. 15.
5
A. L. Kroeber, C. Kluckhohon, “Cultura: una revisión crítica de conceptos y definiciones”, en Papers of
the Peabody Museum of American Archeology and Ethnology, Vol. 47, Nº 1, 1952.
1
palabra cultura cuando proclama la voluntad de la nación española de: “Proteger a todos
los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas
y tradiciones, lenguas e instituciones” y de “Promover el progreso de la cultura y de la
economía para asegurar a todos una digna calidad de vida” 6.
Aunque pueda parecer razonable y lógico que se incorpore la cultura en nuestro
texto constitucional, en el constitucionalismo español las referencias a la cultura han
sido más bien tardías.

1.1. Antecedentes históricos

De todas las constituciones que se sucedieron a lo largo del siglo XIX en España
ninguna incluyó dentro de su articulado una mención expresa a la cultura. Únicamente
aparece en algunos textos políticos relacionados con textos constitucionales o en la
exposición de motivos de una de ellas:
—Discurso Preliminar de Arguelles a la Constitución de 1812: “El inmenso
número de originarios de África establecidos en los países de ultramar, sus diferentes
condiciones, el estado de civilización y cultura en el que la mayor parte de ellos se halla
en el día, han exigido mucho cuidado y diligencia para no agravar su actual situación” 7
—Exposición de Motivos a la Reina Gobernadora que antecede al Estatuto Real
de 1834: “Mas así que por un concurso afortunado de diferentes causas, empezó a
desarrollarse la civilización y la cultura, mejorándose insensiblemente la condición del
pueblo, fueron creciendo en importancia las clases medias de la sociedad, y después de
adquirir libertades y franquicias municipales aspiraron a su vez a tener también voto en
las asambleas generales de la nación” 8
Es en el siglo XX cuando se empieza a tener en cuenta y adquiere cierta
importancia. Así el tema es tratado en la constitución republicana de 1931 y en la
actualmente vigente:

6
Cfr. Constitución española de 1978 (BOE núm. 311, de 29 de diciembre).
7
Cfr. A. De Arguelles, “Discurso Preliminar a la Constitución de 1812”, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Cuadernos y Debates nº 213, 2011.
8
Cfr. Constituciones Históricas, CEPC, Madrid, 2010.
2
—Constitución republicana 9 (1931): es la que introdujo de verdad la cultura en
el sistema constitucional español dedicándole a la misma el Capítulo III del Título II
“Familia, economía y cultura” (arts. 43 a 50). Es en este momento histórico cuando se
sientan las bases para la protección de la cultura por el Estado. . El artículo 45 ocupa un
lugar central: “Toda la riqueza artística e histórica del país sea quien fuere su dueño,
constituye tesoro cultural de la nación y estará bajo la salvaguardia del Estado, que
podrá prohibir su exportación y enajenación y decretar las expropiaciones legales que
estimare oportunas para su defensa. El Estado organizará un registro de la riqueza
artística e histórica, asegurará su celosa custodia y atenderá a su perfecta
conservación. El Estado protegerá también los lugares notables por su belleza natural
o por su reconocido valor artístico o histórico”. Más que verdaderos derechos
distinguimos aquí lo que podemos denominar principios rectores del ámbito familiar,
económico y cultural. Este artículo servirá a su vez de influencia para el desarrollo
cultural de multitud de constituciones extranjeras posteriores.
—Constitución de 1978: en nuestro actual texto constitucional son numerosos
los preceptos donde se recoge el sustantivo cultura y el adjetivo cultural, estando
contenido el grueso de la regulación sobre la cultura en el Capítulo III del Título I “De
los principios rectores de la política social y económica”.
Como podemos observar en la historia reciente de nuestro constitucionalismo se
ha venido sucediendo un proceso de afirmación de la cultura siendo patente la creciente
preocupación por el hecho cultural.
Las constituciones extranjeras del siglo XIX apenas se referían de forma
explícita la cultura. Ha sido en el siglo XX cuando se ha introducido la cultura en la
Constitución, regulándose los principios, valores, fines y garantías culturales.

9
Cfr. Constituciones, Op. Cit. En los discursos pronunciados esos días en las Cortes Constituyentes se
aprecia de manera clara el importante papel que para la vida del Estado juega la cultura, algo ya presente
en los discursos de Arguelles de 1812 fruto del pensamiento ilustrado pero que no irrumpe con fuerza
hasta estos momentos en los debates constitucionales. Cfr. J. Tajadura “La Constitución Cultural”, en
Revista de Derecho Político núm. 43, 1998, pág. 100. J. Corcuera Atienza: “La Constitución de 1931 en
la historia constitucional comparada”, Cuadernos monográficos de Teoría del Estado, derecho público e
historia constitucional, Universidad de Oviedo, 2000, págs. 629-695
3
Este proceso de afirmación de la cultura en el Derecho comparado fue
inaugurado por la Constitución mexicana de Querétaro de 1917 10, siguiéndole de cerca
en la década de los años 20 otras constituciones de países europeos y latinoamericanos.
En España es la constitución de 1931, como hemos mencionado antes, la que concede a
la cultura gran importancia. Entre los textos de constituciones extranjeras que se
suman a este proceso constitucionalizador de la cultura están: la Constitución de la
República Italiana del año 1947 11; la Constitución de la República Federal Alemana
de 1949 12; la Constitución de Grecia de 1975 13; la Constitución Portuguesa de 197614;
por último en Iberoamérica hay que mencionar la Constitución Colombiana de 1991 15
y la Constitución ecuatoriana de 2008 16.

10
Este texto contiene numerosas alusiones a la cultura, entre las más destacadas se encuentran su art. 3.
En este artículo se ordena al Estado la provisión de las condiciones necesarias para la participación del
pueblo en la cultura. En su art. 4 se refiere a la educación; su art. 6 se refiere al acceso a la cultura de
colectivos tales como la juventud. En el art. 12 se ordena al Estado la protección del patrimonio cultural
de todos los queretanos.
11
La Constitución italiana en su art. 3 establece: "La Republica promoverá el desarrollo de la cultura y la
investigación científica y técnica. Salvaguardará así mismo el paisaje y el patrimonio histórico y artístico
de la Nación”. En el último apartado de su art.33 relacionado con la enseñanza afirma: “Los
establecimientos de cultura superior, universidades y academias tendrán derecho a regirse por estatutos
autónomos dentro de los límites fijados por las leyes del Estado”
12
En su art. 23.6 regula parte de las competencias en materia de cultura. Su art. 29.1 relativo a la
organización del territorio federal dice que deberán tenerse en cuenta “las afinidades regionales, los
contextos históricos y culturales, la conveniencia económica […]”; por último su art. 73.5 a) establece
como legislación exclusiva de la república: “La protección del patrimonio cultural alemán contra las
evasiones al extranjero”
13
La primera referencia a la cultura está en su art.15. 2 y se recomienda a la radiofonía y televisión del
país, una misión de desarrollo cultural del mismo. Su artículo 16.2 establece: “La instrucción constituye
misión fundamental del Estado, y tendrá por objetivo la educación moral, cultural, profesional y física de
los helenos[…]”. Por último el art. 24.1 declara la protección de la cultura como obligación del Estado
“La protección del ambiente natural y cultural constituye obligación del Estado, así como un derecho de
todos. El Estado estará obligado a adoptar medidas especiales, preventivas o represivas, con vistas a la
conservación de aquél.”
14
En la constitución portuguesa podemos encontrar hasta en 30 alusiones a la palabra cultura. El art.9 a)
establece el eje cultural de esta constitución enunciando como misión fundamental del Estado:
“garantizar la independencia nacional y crear las condiciones políticas, económicas, sociales y
culturales que la promuevan”. El art.43.2 completa lo anterior: “El Estado no podrá otorgarse el derecho
de programar la educación y la cultura en virtud de directrices filosóficas, estéticas, políticas,
ideológicas o religiosas”. Es de destacar el Título III de su primera parte que lleva por nombre “Derechos
y Deberes Económicos, Sociales y Culturales” y que recoge el grueso de los preceptos culturales, así por
ejemplo el art. 70.1 “Los jóvenes, sobre todo los jóvenes trabajadores, gozaran de protección especial
para hacer efectivos sus derechos económicos, sociales y culturales, principalmente: a) el acceso a la
enseñanza, a la cultura y al trabajo […]”
15
La constitución colombiana recoge a la cultura como uno de sus principios fundamentales dentro del
Título I de su texto. Algunos de sus artículos más relevantes en materia cultural son, por ejemplo, su art. 8
“Es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación” o
su art. 72: “El patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio
4
¿Qué caracteriza este progresivo desarrollo? ¿Qué tiene de especial este proceso
de afirmación? Ambas preguntas encuentran respuesta en el enfoque cada vez más
garantista de los textos constitucionales y por el tratamiento de la cultura como un
ámbito de derechos fundamentales específicos: la libertad de creación cultural, derecho
de participación en la vida cultural, etc…
Tampoco podemos dejar de lado una serie de documentos de carácter
internacional que en los últimos años se han ido sucediendo y que han contribuido en
mayor o menor medida al proceso de afirmación de la cultura. El primero de ellos es el
texto de la “Declaración Universal de Derechos Humanos” de 1948, declaración política
que adquirió la naturaleza de tratado internacional en 1966 a través del Pacto de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y del Pacto de Derechos Civiles y
Políticos. En el artículo 22 de la Declaración se hace una referencia general a los
derechos económicos, sociales y “culturales” por vez primera en un texto de
importancia mundial. En su artículo 27 se desarrolla el contenido de esos derechos
culturales en el derecho de participación en la vida cultural de la comunidad y en el
derecho de autor en sus dos vertientes patrimonial y moral 17.
En cuanto a los organismos especializados de las Naciones Unidas debemos de
tener en cuenta por un lado los tratados de la “Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual” 18 y, por otro, las convenciones de la UNESCO, cada vez más numerosas y
de gran importancia. La última, aprobada en el año 2005, para la protección y la
promoción de la diversidad de expresiones culturales.

arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y
son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos…”.
16
Al ser la más reciente de las constituciones mencionadas, es la que más presente tiene a lo largo de su
texto la materia cultural, hasta en 130 ocasiones aparece el sustantivo cultura a lo largo de ella. La sección
cuarta del título segundo lleva por nombre “Cultura y Ciencia”, y en ella tienen cabida la mayoría de
preceptos culturales. En este texto al ser una de las constituciones más recientes podemos apreciar mejor
el desarrollo del proceso de ampliación y confirmación cultural ya que regula de forma más intensa cada
uno de los extremos culturales. De esta forma por ejemplo art. 3 establece como deber primordial del
Estado “Proteger el patrimonio natural y cultural del país” o su art.21 que establece “No se podrá
invocar la cultura cuando se atente contra los derechos reconocidos en la Constitución”.
17
Art.27. 1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a
gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten. 2. Toda
persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por
razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora”.
18
Podemos encontrar todos los tratados y convenios suscritos por la OMPI, además de otra información
relevante sobre la institución en su página web, enlace: http://www.wipo.int/portal/es/
5
Los instrumentos internacionales que han contribuido en los últimos años al
proceso de afirmación jurídica de la cultura empiezan a ser ya numerosos y disponemos
de un amplio abanico; a destacar: Convenio de 1954 para la protección de los bienes
culturales en caso de conflicto armado 19; Convención de 1970 sobre las medidas que
deben adoptarse para prohibir e impedir la importación, la exportación y la transferencia
de propiedades ilícitas de bienes culturales 20; Convención para la protección del
patrimonio mundial, cultural y natural de 1972 21 y la Convención para la salvaguarda
del patrimonio inmaterial del año 2003 22.
En el ámbito de la Unión Europea la cultura no estuvo presente en los tratados
originarios; será en el tratado de Maastricht de 1992 cuando en su artículo 128 se
incorpore una referencia general a la cultura como una política comunitaria nueva, que
permanece con mínimas modificaciones en el artículo 151 de la versión de Niza del
Tratado de la Unión Europea 23.

19
Base de datos UNESCO, enlace: http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/armed-conflict-and-
heritage/the-hague-convention/text-of-the-convention-and-its-1st-protocol/#c284178. Ratificado por
España «BOE» núm. 282, de 24 de noviembre de 1960, páginas 16189 a 16194.
20
Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidad para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, 16ª Reunión, París 17 de noviembre de 1970. Ratificado por España el 5 de febrero de 1986,
BOE núm. 31, págs. 4869 a 4872.
21
Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura, 17ª reunión celebrada en París del 17 de octubre al 21 de noviembre de 1972. Aceptada el 18 de
marzo de 1982, publicada en el BOE núm. 156, de 1 de julio de 1982, páginas 17883 a 17887.
22
Cfr. la base de datos de la UNESCO, enlace:
http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001325/132540s.pdf, ratificada por España en el año 2006,
«BOE» núm. 31, de 5 de febrero de 2007, páginas 5242 a 5248
23
Texto del Art. 151 que reproduce el Artículo 128 del texto de Maastricht:
“1. La Comunidad contribuirá al florecimiento de las culturas de los Estados miembros, dentro del
respeto de su diversidad nacional y regional, poniendo de relieve al mismo tiempo el patrimonio cultural
común.
2. La acción de la Comunidad favorecerá la cooperación entre Estados miembros y, si fuere necesario,
apoyará y completará la acción de éstos en los siguientes ámbitos:
- la mejora del conocimiento y la difusión de la cultura y la historia de los pueblos europeos;
- la conservación y protección del patrimonio cultural de importancia europea;
- los intercambios culturales no comerciales;
- la creación artística y literaria, incluido el sector audiovisual.
3. La Comunidad y los Estados miembros fomentarán la cooperación con los terceros países y con las
organizaciones internacionales competentes en el ámbito de la cultura, especialmente con el Consejo de
Europa.
4. La Comunidad tendrá en cuenta los aspectos culturales en su actuación en virtud de otras
disposiciones del presente Tratado.
5. Para contribuir a la consecución de los objetivos del presente artículo, el Consejo adoptará:
- por unanimidad, con arreglo al procedimiento previsto (…)”
6
La CE de 1978 no ha sido ajena a este proceso de afirmación, y encontramos a lo
largo de su articulado numeroso preceptos que se hacen eco del fenómeno cultural,
recogen la palabra cultura y el adjetivo cultural o palabras, ámbitos de regulación cuya
conexión con la cultura es evidente (educación, etc.). Por todo ello debemos hablar de
Constitución cultural al igual que se habla de Constitución económica o de Constitución
política.

2. Constitución cultural y Estado de cultura

La presencia de abundantes preceptos que hacen referencia al hecho cultural y el


tratamiento que se les da es lo que nos hace hablar de la Constitución cultural como una
nueva categoría. Según Torres del Moral “la sociedad es productora y a su vez producto
de la cultura” 24.
La expresión “Constitución cultural” es usada de forma frecuente por los autores
italianos. Pizzorusso la define y expone así: “Al lado del conjunto de principios que la
constitución dedica a las relaciones económicas deben situarse una serie de
disposiciones de no menos transcendencia encaminadas a asegurar una protección
básica a la vida humana considerada como valor en sí, al margen del uso que se haga de
los recursos humanos en atención a fines políticos o económicos. Se da así entrada a
una nueva dimensión de las garantías constitucionales cuyo núcleo esencial se halla en
la protección de la libertad personal y de los demás derechos fundamentales vinculados
de diversa manera a la misma y que se manifiesta, ante todo, en un conjunto de reglas
generales tendentes a crear una situación ambiental que facilite lo más posible el
ejercicio de las libertades individuales. En tanto que estas reglas generales, así como el
principio de garantía de la persona y sus diversas especificaciones, encuentra su
fundamento en una serie de opciones en las que se acepta un determinado modelo de
cultura – y un consiguiente rechazo de otros modelos contrapuestos -, parece oportuno
integrar toda esta temática bajo la noción común de constitución cultural, destacando
bajo esta rúbrica una dimensión distinta de la definida como “constitución económica”

24
A. Torres del Moral, “Lección 23º Derechos Culturales”, Principios de derecho constitucional español.
Tomo I, Servicio de publicaciones facultad de derecho Universidad Complutense de Madrid, 6º Edición,
2010, pág. 636.
7
por más que los nexos e interferencias entre una y otra problemática no sean en modo
alguno infrecuentes” 25
Debemos partir del hecho de que cultura y sociedad son dos caras de la misma
moneda, es decir la cultura como conjunto de modos de vida, costumbres,
conocimientos… de un grupo social estará de forma lógica íntimamente ligada al
sistema social del que dimane. Según T. Parsons: “Un sistema social no puede existir
sin un sistema cultural que le proporcione los elementos simbólicos esenciales; pero por
su parte, un sistema cultural sin un sistema social es una civilización muerta, como la
del antiguo Egipto o la del Imperio Romano” 26.
La cultura de este modo se gesta en el seno de los grupos sociales. Podremos
encontrarnos casos en los que una nación sea una unidad cultural en sí misma, y otros
en los que, al contrario, la realidad sea la de una nación multicultural como por ejemplo
el caso de España donde la cultura nacional es una amalgama de las diferentes culturas
de los diversos grupos sociales relacionadas por una serie de caracteres compartidos,
comunes.
En nuestra norma suprema, la “constitución cultural” según los estudios de J.
Prieto de Pedro 27, se dividiría en los siguientes apartados:
A) La cultura como ámbito de la vida humana, como lo es el político, el económico
o el social:
a. El párrafo quinto del preámbulo habla de dos dimensiones de progreso,
por un lado la económica y por otro la cultural
b. El artículo 9.2 atribuye a los poderes públicos la tarea de facilitar la
participación ciudadana en la vida política, económica, cultural y social.
c. Por último el artículo 48 proyecta el principio a un sector social concreto,
la juventud, que obliga al Estado a promover las condiciones para la
participación de ésta en el desarrollo político, social, económico y
cultural.

25
A. Pizzorusso: Lecciones de Derecho Constitucional, traducción de J. Jiménez Campo, CEC, Madrid,
1984, vol. I, pág. 193.
26
Cfr. A. Torres del Moral, Principios, Op. Cit., pág. 636.
27
J. Prieto de Pedro: Cultura, culturas y constitución, Congreso de los Diputados/Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1992.
8
B) La cultura como derecho, del cual hablan de forma directa o indirecta los
siguientes preceptos:
a. El artículo 44.1 como derecho de todos a su acceso.
b. El artículo 50 referido de forma más concreta a la tercera edad.
c. El artículo 25.2 en relación con los presos.
Las dos primeras manifestaciones están debilitadas como derechos,
recibiendo el tratamiento constitucional de principios de la política social por lo que
pueden insertarse en el apartado siguiente.
C) La cultura como función del Estado, de los poderes públicos, deber para el cual
el Estado dispone de una variedad notable de instrumentos:
a. Función cultural de los poderes públicos:
i. Preámbulo: protección de los derechos humanos, de las culturas,
de las tradiciones, de las lenguas, de las instituciones.
ii. Artículo 3º: respeto y protección de las distintas lenguas.
iii. Artículo 50: tercera edad.
iv. Artículo 149.2: servicio público de la cultura; comunicación
cultural entre las Comunidades Autónomas.
b. Instrumentos de acción del poder central, ámbitos:
i. Artículo 20: garantía de la libertad de producción y de creación
literaria, artística, científica y técnica; de la libertad de cátedra; de
la comunicación y recepción libre de información.
ii. Artículo 27: garantía del derecho a la instrucción y del derecho y
libertad de educación.
iii. Artículo 43.3: fomento de la educación sanitaria, de la educación
física y del deporte, así como de las facilidades para la utilización
del ocio.
iv. Artículo 44: promoción y tutela del acceso a la cultura; fomento
de la investigación científica y técnica.
v. Artículo 46: política de conservación y enriquecimiento del
Patrimonio Histórico, Cultural y Artístico.

9
vi. Artículo 51.2: promoción de la información y de la educación de
los consumidores y usuarios
Todo lo expuesto nos permite afirmar que España se constituye como “Estado de
Cultura”, fruto del amplio contenido cultural de la Constitución que aunque no lo
indique de forma expresa nos permite deducirlo.
Lucas Verdú al analizar la cláusula Estado de Derecho contenida en el Art.1 de
la Constitución dice “El estado social y democrático diseñado por nuestra Constitución,
puede aparecer como estado de cultura en tanto que respete los valores que propugna
(libertad, justicia, igualdad, pluralismo político)” 28
Debemos tener en cuenta además en palabras del profesor J. Tajadura 29 que las
notas definitorias clásicas del Estado son insuficientes para captar la importancia del
hecho cultural, es decir la esencia de lo que denominamos Estado de cultura. Por lo que
se refiere al Estado de Derecho, las libertades culturales han ido con retraso respecto a
las demás. Siguiendo con la formula Estado democrático, ésta presenta dos problemas:
uno, relacionado con la necesidad de mayores garantías culturales y, otro, consistente en
que en nombre del principio democrático se otorgue el calificativo de cultural a aquello
que no lo es. Por último respecto a la expresión Estado social, los problemas de índole
socio-económica han desplazado a los socio-culturales: las tareas culturales del Estado
han quedado relegadas por la consecución de objetivos de carácter económico 30.
Cabe concluir que el Estado de cultura refuerza de esta forma las garantías
existentes en torno a la cultura y promueve las condiciones necesarias para su desarrollo
y acceso por igual a todos los ciudadanos.

2.1 Noción constitucional de cultura

Centrándonos ya en nuestra Constitución, en el preámbulo podemos distinguir


dos conceptos diferentes de cultura: la derivada del párrafo cuarto, una noción con una

28
Cfr. P.L. Verdú, Curso de Derecho Político, Vol. IV, Tecnos, Madrid, 1984, págs. 355-356.
29
Cfr. J. Tajadura, “La constitución cultural”, en Revista de Derecho Político, núm. 43, 1998, pág. 105.
30
Estas insuficiencias se deben a que las exigencias culturales surgen en una etapa posterior del
desarrollo del Estado social, democrático y de Derecho, por ello la nueva fórmula Estado de cultura
completa así el resto de calificativos.
10
perspectiva particularista; y la derivada del párrafo quinto, una noción más general:
—En el párrafo cuarto se habla de “Proteger a todos los españoles y pueblos de
España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e
instituciones”.
—En el párrafo quinto se habla de “Promover el progreso de la cultura y de la
economía para asegurar a todos una digna calidad de vida”.
El profesor Ruiz Robledo 31 haciendo mención al profesor Pietro de Castro,
denomina como “noción general” a la derivada del párrafo quinto y como “noción
étnica” a la derivada del párrafo cuarto. El sentido general es el que más veces aparece
en los artículos de nuestra constitución.
Tajadura 32 en cambio denomina a la noción derivada del párrafo quinto como
“universalista” y a la derivada del párrafo cuarto “particularista”. En síntesis ambos
vienen a decir lo mismo.
La noción universalista, general, es fruto de la ilustración y de entre todos los
autores que la definen y estudian destaca por encima Tylor el cual propuso por vez
primera una definición formal de cultura en un sentido amplio: “La cultura […] es aquel
todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho,
las costumbres y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre en
cuanto miembro de la sociedad. La situación de la cultura en las diversas sociedades de
la especie humana, en la medida que pueden ser investigadas según principios
generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del
hombre”. 33
Al contrario la noción particularista desprecia todo sentimiento de lo universal
para exaltar el espíritu de cada pueblo, en este sentido podemos citar a Finkielkraut:”los
prejuicios constituyen el tesoro cultural de cada pueblo” 34.
Tenemos pues claro que en el ámbito constitucional disponemos de dos
vertientes de la noción cultura y que dar con una sola definición absoluta de cultura es

31
Cfr. A. Ruiz Robledo, “La Constitución Cultural Española”, Conferencias, Instituto Andaluz de
Administración Pública, 1998, pág. 8.
32
Cfr. J. Tajadura ”La constitución cultural” Op. Cit. pág. 108.
33
Cfr. E.B. Tylor, “La ciencia de la cultura” (1871), Op. Cit., en J.S. Khan, El concepto de cultura: textos
fundamentales, pag. 29.
34
Cfr. A. Finkielkraut:, La derrota del pensamiento, Anagrama, Barcelona, 1987, pág. 25.
11
prácticamente imposible por ello citando a Rocher nos quedamos con la siguiente
definición por ser una de las más completas: “conjunto trabado de maneras de pensar,
de sentir y de obrar más o menos formalizadas, que, aprendidas y compartidas por una
pluralidad de personas, sirven, de un modo objetivo y simbólico a la vez, para
constituir a esas personas en una colectividad particular y distinta”. 35

3. Lugar que ocupa la cultura en la Constitución española: principios rectores de


la política social y económica.

Nos encontramos aquí con una serie de preceptos de naturaleza ambigua, ya que
no reconocen auténticos derechos subjetivos de las personas. La postura mayoritaria
defiende la condición de auténticas normas jurídicas de estos preceptos, las cuales
tienen un carácter eminentemente programático, de orientación de la actuación de los
poderes públicos, aunque de ellas no se pueda deducir de forma directa ningún derecho
subjetivo. Estamos ante derechos de configuración legal, pero con fundamento
constitucional. En esta línea Torres del Moral 36 afirma que los derechos contenidos en
este capítulo tienen eficacia jurídica y vinculan a los poderes públicos, tanto al poder
legislativo como al judicial deberán informar por tanto su actuación en estos principios.
Lo mismo debe decirse de la Administración. Aunque no tienen la eficacia directa de
otros preceptos constitucionales, no siendo los ciudadanos su destinatario inmediato y
directo sino los poderes públicos tienen gran poder simbólico de evocación y apelación.
¿Cuáles son los objetivos que persiguen estos principios? En palabras de Francisco
Balaguer Callejón 37, los objetivos propios de los principios rectores de la política social
y económica no son otros que establecer y asegurar unos mínimos de condiciones de
vida para todos y procurar la disposición de medios que cubran las necesidades de las
personas y grupos que puedan estar en una situación más desfavorecida.
El art. 53.3 de la Constitución dice así: “El reconocimiento, el respeto y la
protección de los principios reconocidos en el Capítulo tercero informarán la

35
Cfr. G. Rocher, Introducción a la sociología general, Herder, Barcelona, 1990, pág. 111.
36
Cfr. A. Torres del Moral, Principios, Op. Cit., pág. 619.
37
Cfr. F. Balaguer Callejón, “Cap. XXII: Constitución económica y derechos sociales”, en Manual de
Derecho Constitucional, Tecnos, Madrid, 2014, págs. 316-318.
12
legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo
podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan
las leyes que los desarrollen”. Pone de relieve este artículo el carácter “informador” del
ordenamiento que como hemos dicho tienen estos principios y nos permite deducir a su
vez de él las consecuencias jurídicas del sistema de garantías de los mismos.
La fuerza normativa y el sistema de garantías de que estos derechos gozan, es un
sistema atenuado en comparación con el resto de derechos constitucionales. No gozan
como ya hemos dicho de la protección de su invocabilidad directa ante los tribunales, ni
existe un contenido esencial, fundamental, que en un primer momento pueda vincular al
legislador. Para su efectiva aplicación deberán de ser objeto de desarrollo mediante
legislación ordinaria e interpretación judicial.
Nuestra doctrina ha señalado que los principios vienen caracterizados por tener
valor interpretativo, eficacia restrictiva y una eficacia habilitadora, ¿Qué significa esto?
significa la prohibición de cualquier tipo de actividad que pueda desarrollarse
contradiciendo el contenido de los mismos por parte de los poderes públicos, sirviendo
de guía para la aplicación e interpretación de las normas. El problema que subyace es el
grado de vinculación de los poderes públicos.
La jurisprudencia constitucional ha manifestado que estamos ante auténticas
previsiones constitucionales que obligan al legislador, así en la STC 83/1984, a la hora
de precisar el contenido de los mismos, ha llegado a afirmar que “nada impide que los
poderes públicos se propongan otras finalidades u objetivos no enunciados allí, aunque
tampoco prohibidos”. Suponen por tanto un contenido constitucional mínimo que debe
ser realizado por los poderes públicos, de forma especial por parte del legislador aunque
nada impide que se vaya más allá de lo establecido por ellos en tanto que no esté
prohibido.
En la práctica suele corresponder a las Comunidades Autónomas el poder
legislativo para el desarrollo de los principios rectores.
Satrústegui, al hilo de lo expuesto en el apartado anterior relaciona la función de
estos principios con la forma de Estado, en concreto de Estado social, y por tanto
aunque no lo manifieste de forma expresa, entenderemos que también con el “Estado de
cultura”. Los define como “el conjunto de derechos sociales, que están directamente

13
vinculados con la definición de la forma de Estado, como Estado social (art. 1 CE),
derechos que no consisten en la exigencia de abstencionismo estatal, o en la garantía de
un ámbito de autonomía o de dominio individuales sino que, generalmente pueden
interpretarse como derechos de prestación, que se traducen en el requerimiento de un
dar o un hacer estatal” 38.

3.1 La cultura como objeto de protección

No todos los preceptos referentes a la cultura o que incluyen en su redacción la


palabra cultura se encuentran aglutinados dentro del Capítulo III del Título I, “De los
principios rectores de la política social y económica”. Entonces ¿Por qué señalar este
capítulo como aquel lugar que da cabida a la cultura en nuestra constitución? Para
responder a esta cuestión debemos recuperar la división que J. Prieto de Pedro 39 hace de
la “constitución cultural” en nuestra norma suprema 40. Según esta clasificación el
grueso de la regulación cultural en nuestra Constitución se encuentra dentro de los
artículos que van del 39 al 52, es decir, dentro de los principios rectores, y los pocos
artículos que quedan fuera pueden subsumirse fácilmente o guardan relación con las
normas del mismo.

38
Cfr. M. Satrústegui, “Los Principios Rectores de la Política Económica y Social” en, L. López Guerra,
Derecho constitucional, Tirant lo Blanch, 2007, págs. 449.
A modo de síntesis, podemos clasificar en las siguientes categorías las normas contenidas en el Capítulo
III del Título I: A) Normas relativas a la protección de la familia: se trata principalmente, del art. 39 CE,
que exige a los poderes públicos una protección “social, económica y jurídica de la familia” ; B) Normas
relativas a la protección de los trabajadores, contenidas en los arts. 40, 41, y 42 CE. Entre ellas destacan
la exigencia de que los poderes públicos garanticen: la formación profesional, la seguridad e higiene en el
trabajo, la limitación de la jornada laboral, las vacaciones periódicas retribuidas (art. 40.1), y el seguro de
desempleo (art. 41). C) Normas relativas a la protección de sectores sociales específicos: art. 39.4
respecto de los niños, art. 48 respecto de la juventud, art. 50 respecto de los ancianos y art. 49 respecto de
los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos. D) Normas relativas a la protección de los ciudadanos
como demandantes, consumidores o usuarios de determinados bienes o servicios: en esta línea destacar
los arts. 43, 44.1, y 47 CE. E) Normas relativas a la protección de determinados bienes materiales, que sin
perjuicio de su interés y utilidad para los particulares tienen un valor y una función de interés general, en
garantía de los cuales, la constitución exige la acción tutelar de los poderes públicos: encontramos dentro
de esta categoría el art. 45 relativo a la protección del medio ambiente y el art. 46 que encomienda a los
poderes públicos el garantizar la conservación del patrimonio histórico, cultural y artístico. F) Normas
que enuncian fines generales de la acción estatal: caso del art. 40.1 y 44.2 CE. Cfr. L. López Guerra,
Derecho Constitucional, ob. cit., págs. 450-454.
39
J. Prieto de Pedro, Cultura, culturas y constitución, Op. Cit.
40
División expuesta en las págs. 8,9 y 10 del presente trabajo.
14
¿Cuáles son esos artículos que quedan fuera? Dejando a un lado la mención a la
cultura que hace el preámbulo y lo respectivo a las competencias entre Estado y las
Comunidades Autónomas que abordaremos más adelante, los artículos que quedan fuera
del Capítulo III del Título I CE, son los siguientes: art. 3 CE41; art. 9.2 CE 42; art. 20
CE 43; art. 25.2 CE 44; art. 27 CE 45.

41
Respeto y protección de las distintas lenguas: “1.El castellano es la lengua española oficial del Estado.
Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. 2. Las demás lenguas españolas
serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos.3. La
riqueza de las distintas modalidades lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de
especial respeto y protección”.
42
Atribuye a los poderes públicos la tarea de facilitar la participación ciudadana en la vida política,
económica, cultural y social :“Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la
libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los
obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la
vida política, económica, cultural y social”.
43
Garantíza la libertad de producción y de creación literaria, artística, científica y técnica; la libertad de
cátedra; la libertad de comunicación y recepción libre de información: “Se reconocen y protegen los
derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el
escrito o cualquier otro medio de reproducción. b) A la producción y creación literaria, artística,
científica y técnica. c) A la libertad de cátedra. d) A comunicar o recibir libremente información veraz
por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto
profesional en el ejercicio de estas libertades. 2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse
mediante ningún tipo de censura previa. 3. La ley regulará la organización y el control parlamentario de
los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el
acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la
sociedad y de las diversas lenguas de España. 4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los
derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en
el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en
virtud de resolución judicial”
44
En relación con los presos: “Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán
orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados. El
condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de los derechos fundamentales
de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente limitados por el contenido del fallo
condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria. En todo caso, tendrá derecho a un trabajo
remunerado y a los beneficios correspondientes de la Seguridad Social, así como al acceso a la cultura y
al desarrollo integral de su personalidad”.
45
Garantía del derecho a la instrucción y del derecho y libertad de educación: “1. Todos tienen el derecho
a la educación. Se reconoce la libertad de enseñanza. 2. La educación tendrá por objeto el pleno
desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los
derechos y libertades fundamentales. 3. Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los
padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones. 4. La enseñanza básica es obligatoria y gratuita. 5. Los poderes públicos garantizan el
derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación
efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes. 6. Se reconoce a las personas
físicas y jurídicas la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto a los principios
constitucionales. 7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y
gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la
ley establezca. 8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para
garantizar el cumplimiento de las leyes.9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que
15
Una vez señalado los preceptos que se refieren a la cultura en nuestra
constitución Constitución, podemos establecer dos grandes categorías culturales en las
que encajarían unas y otras normas: el derecho de acceso a la cultura de un lado y la
promoción y conservación de la misma de otro, dos caras de una misma moneda, la
cultura.

3.2 Derecho de acceso a la cultura

Tiene su precedente en el artículo 48 de la constitución de 1931 que establecía


que “el servicio de la cultura es atribución esencial del Estado, y lo prestará mediante
instituciones educativas enlazadas por el sistema de la escuela unificada” 46
El derecho de acceso a la cultura o derecho a la cultura, encuentra su base en el
Art. 44.1 CE “los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la
que todos tienen derecho”, Está íntimamente ligado con las libertades de expresión del
art. 20.1 CE y en especial dentro de ellas con la libertad de producción y creación
literaria, artística, científica y técnica. También se encuentra relacionado con el derecho
a la educación recogido en el art. 27 CE ya que el acceso a la cultura tendrá en el
sistema educativo uno de los canales de difusión más importantes y efectivos 47. El
derecho a la cultura supone el derecho a los medios que faciliten su acceso, es decir la
facultad de disponer de los medios necesarios para el conocimiento y asimilación de los
valores culturales inherentes a la sociedad. El Estado así se ofrece como cauce de todas
las modalidades de expresión cultural de los individuos y de los diferentes grupos
sociales, puesto que la cultura es un producto de la sociedad 48.
Podemos a su vez englobar dentro de esta categoría las siguientes normas:
A) Art. 9.2 CE: atribuye a los poderes públicos la tarea de facilitar la
participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.

reúnan los requisitos que la ley establezca. 10. Se reconoce la autonomía de las Universidades, en los
términos que la ley establezca”
46
Cfr. P. Peña, Art. 44 CE. Sinopsis, página web del Congreso de los Diputados, abril 2004, actualizado
por Sara Sieira, enero 2011.
http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=44&tipo=2
47
Cfr. F. Balaguer Callejón, Op. Cit, págs. 325-326.
48
J. Prieto de Pedro: “Consideraciones sobre la enseñanza de la Constitución”, Lecturas sobre la
Constitución Española. Volumen II, Madrid, 1978, pág. 507.
16
Estamos ante un precepto “puente” entre la declaración demasiado dogmática del
artículo 1.1 CE, que constituye a España en un Estado de Derecho social y los más
concretos preceptos del Capítulo 3º del Título 1º que establecen los principios rectores
de la política social y económica.
B) Art. 25.2 CE relativo al acceso a la cultura de los presos: debemos partir aquí
de la función de reinserción social que cumple la pena, dentro de la cual se encuentra el
respeto a los derechos del penado, que no ha de ser considerado como un aparte de la
sociedad. De todos los derechos que han de reconocerse, la Constitución destaca el
derecho al trabajo remunerado, los beneficios de la Seguridad Social y el acceso a la
cultura que según la doctrina son los derechos elementales del condenado 49.
C) Art. 48 CE acceso de la juventud a la cultura: este precepto tiene su origen en
el activismo de los movimiento juveniles en la década de los sesenta, si bien la
problemática juvenil en la actualidad es notablemente distinta, en el fondo lo que se
trata es de subrayar la importancia de los jóvenes en la vida social, política, económica
y cultural. Cazorla Prieto 50 cuestiona la necesidad de este precepto ya que la
participación libre y eficaz en el desarrollo político, social, económico y cultural
consagrado por la norma para la juventud, es algo que se deduce de las reglas que lo
establecen para todos los ciudadanos en el Art. 9.2, no teniendo de este modo demasiada
justificación hacerlo concretamente en otro lugar respecto de la juventud.
D) Art. 50 CE acceso de la tercera edad a la cultura: la constitución establece
que su acceso será objeto de atención especial por los servicios sociales junto a otros
problemas como la vivienda o el ocio. Con esta disposición se añade un plus a la mera
suficiencia económica que el precepto garantiza para atender a otros problemas
específicos de este colectivo.
El problema que surge aquí es el de la efectividad de este derecho de acceso muy
relacionada con el problema de vinculación del Estado por los principios rectores.
Es la obligación de los poderes públicos de promover el acceso a la cultura lo
que justifica la existencia de servicios públicos de naturaleza cultural (bibliotecas,
museos, teatros, auditorios…) así como la política de gratuidad o de precios

49
Cfr. F. Garrido falla: Comentarios a la Constitución, Civitas, Madrid, Tercera edición, 2001, pág. 603.
50
Cfr. F. Garrido Falla, Op. Cit, pág.546.
17
subvencionados para la utilización de los mismos, solventando de esta manera los
obstáculos económicos o sociales que pudieran darse y que se opongan al acceso de los
ciudadanos a la cultura 51.

3.3 Protección del patrimonio cultural

Nos encontramos aquí ante el grupo de normas dirigidas a la protección de


determinados bienes, los bienes culturales, cuya base está situada en el artículo 46 de la
Constitución que dispone que “Los poderes públicos garantizarán la conservación y
promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los
pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen
jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este
patrimonio”, es decir bienes que sin perjuicio de su interés y utilidad para los
particulares, tienen un valor y una función de interés general, en garantía de los cuales
la Constitución exige la acción tutelar de los poderes públicos 52.
Es también reseñable la irrelevancia de la titularidad del bien a proteger, es decir
no importara que sea de titularidad pública o privada, como de su régimen jurídico y el
mandato penalizador al término de dicho artículo ordenando al legislador sancionar
penalmente los atentados contra los citados bienes y valores 53.

51
Debemos de tener presentes el Art. 27 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Art.
15.a) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. El primero reconoce a los
miembros de minorías el derecho a tener su propia vida cultural. El segundo reconoce el derecho de toda
persona a participar en la vida cultural, por lo que de una lectura de ambos debemos de concluir que el
Estado no puede imponer el acceso a una determinada forma de cultura, sino al contrario.
52
Cfr. L López Guerra, Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch ,Valencia, 2007 pág. 453.
Encontramos su antecedente constitucional más reciente en el Art. 45 de la constitución de 1931 que
decía: “"Toda la riqueza artística e histórica del país, sea quien fuere su dueño, constituye tesoro cultural
de la Nación y estará bajo la salvaguardia del Estado, que podrá prohibir su exportación y enajenación y
decretar las expropiaciones legales que estimare oportunas para su defensa. El Estado organizará un
registro de la riqueza artística e histórica, asegurará su celosa custodia y atenderá a su perfecta
conservación. El Estado protegerá también los lugares notables por su belleza natural o por su
reconocido valor artístico o histórico.” El constituyente en esos momentos obliga al Estado a utilizar
todos los medios para proteger ese patrimonio frente al expolio y, sobretodo, frente a la salida al exterior
de esas obras, asunto este que constituía la preocupación central en ese momento ante las graves pérdidas
de obras de arte, enajenadas a coleccionistas o museos extranjeros. Cfr. V. Moret Millas, Artículo 46.
Sinopsis en página web del Congreso de los Diputados, Enero de 2011.
http://www.congreso.es/consti/constitucion/indice/sinopsis/sinopsis.jsp?art=46&tipo=2
53
De esta cuestión se ocupa el CP en sus artículos 321 a 324, que integran el capítulo II (De los delitos
contra el patrimonio histórico) del Título XVI (De los delitos relativos a la ordenación del territorio y la
18
El tratamiento que actualmente nuestra Constitución da a la protección de estos
bienes ha querido huir de cualquier enumeración casuística para evitar posibles lagunas
y no dejar fuera de ese círculo protector a ningún bien con posible valor cultural. El otro
gran rasgo es el carácter dinámico y positivo que ahora se estima debe presidir la
acción de los poderes públicos encaminada a tutelar el patrimonio histórico y artístico 54,
es decir una política activa mucho más ambiciosa consistente en la defensa y
restauración de obras artísticas y culturales.
En este sentido son muy importantes los desarrollos efectuados especialmente
por las siguientes leyes: Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español
y Ley 23/1982, de 16 de junio, reguladora del Patrimonio Nacional.
Al igual que hemos hecho con el anterior bloque ¿Qué normas culturales
podemos incluir en esta categoría de protección y promoción de la cultura?:
A) Art. 43.3 CE: fomento de la educación sanitaria, de la educación física y del
deporte, así como de las facilidades para la utilización del ocio.
B) Art. 51.2 CE: promoción de la información y de la educación de los
consumidores y usuarios.
C) Art. 44.2 CE, promoción de la ciencia en beneficio del interés cultural:
Los dos primeros aunque no incluyan dentro de sus respectivas redacciones la
palabra cultura, son de gran importancia para su promoción ya que como hemos
mencionado anteriormente la cultura encuentra en la educación su máximo canal de
difusión por ello cabe hacer hincapié en el desarrollo y en la promoción de una buena
educación en el mayor número de ámbitos posibles.

protección del patrimonio histórico y del medio ambiente) del Libro II (Delitos y sus penas). Por otra
parte, en la regulación de otros delitos se considera circunstancia agravante el hecho de que se proyecten
sobre bienes que integren el patrimonio histórico, artístico, cultural o científico: así, en el delito de estafa
(art. 250.1.5º) y en el de apropiación indebida (art. 253).
54
Cfr. A.E. Pérez Luño, “Análisis sistemático del Art. 46 CE”, en O. Alzaga Villaamil (dir.) Comentarios
a la Constitución de 1978, Cortes Generales/Edersa, 1996, pág. 291.
19
4. Competencias de Estado y Comunidades Autónomas en materia de cultura.

Decía Kelsen que “el reparto de competencias, la esencia de cualquier sistema de


distribución territorial del poder político, es complicada en cualquier Estado
compuesto” 55.
Los artículos 148 y 149 de la Constitución establecen el reparto de
competencias entre Estado y Comunidades Autónomas. Así el art. 148 establece
aquellas materias en las que las Comunidades podrán asumir competencias y el 149 las
materias en las que el Estado ostenta competencia exclusiva.
El art. 148.1.17 dice que la Comunidad Autónoma podrá asumir la competencia
en: “El fomento de la cultura, de la investigación y, en su caso, de la enseñanza de la
lengua de la Comunidad Autónoma.”
El artículo 149.2 CE establece el servicio de la cultura como una competencia
compartida entre el Estado y las Comunidades Autónomas: “Sin perjuicio de las
competencias que podrán asumir las Comunidades Autónomas, el Estado considerará
el servicio de la cultura como deber y atribución esencial y facilitará la comunicación
cultural entre las Comunidades Autónomas, de acuerdo con ellas”.
De la lectura de ambos artículos podemos deducir que nos encontramos ante una
concurrencia competencial que afecta a todas las manifestaciones culturales, en el
sentido de que todas las facultades de acción posibles en relación con todo aquello en
materia de cultura pueden ser desarrolladas de manera indistinta y acumulada por
cualquier ente representativo de una comunidad; es decir los dos entes tienen la
posibilidad de concurrir con idénticas facultades a la regulación de la materia en
cuestión. En palabras de Muñoz Machado 56 para España la cultura no es una materia
como los montes o los puertos, susceptible de atribuirse en exclusividad a un poder
público, sino que es una actividad tan estrechamente ligada a los individuos y
colectividades que viene a formar parte de la competencia propia o institucional de
cualquier tipo de ente territorial. Esta idea ya se deduce de los Diarios de Sesiones del
Senado en septiembre y octubre de 1978, quedando clara la complejidad del reparto

55
Cfr. H. Kelsen, Escritos sobre la democracia y el socialismo, Debate, Madrid, 1988, págs. 152-153
56
Cfr. S. Muñoz Machado, Derecho público de las Comunidades Autónomas, Civitas, Madrid, 1982,
Tomo I, págs. 576-577.
20
competencial y manifestando la importancia de la cultura. Así en el Diario de Sesiones
del Senado número 54 de 13 de septiembre de 1978 se dice: “La cultura es una realidad
profunda y trascendente, cuyo fomento no puede atribuirse en exclusividad ni a Estado
ni a las Comunidades Autónomas, porque la dialéctica vital para la convivencia política
entre el Estado y las Comunidades Autónomas debe inscribirse plenamente,
expresamente en el plano de la cultura… Una interpretación de la cultura como
exclusiva del Estado sería recaer en las aberraciones contraculturales del pasado
próximo.” 57
Es de gran ayuda para entender el reparto competencial de la cultura el
contenido de la STC 49/1984, de 5 de abril que dice lo siguiente: “…pecaría de
superficial todo intento de construir sobre la idea de competencia en materia de
cultura, concretada al artículo 148.1.17, una competencia omnímoda y excluyente. La
lectura de otros textos de la CE (sobre todo el art. 149.2, pero también los que en la
lista de este título se refieren a materias culturales) y una reflexión sobre la vida
cultural, lleva a la conclusión de que la cultura es algo de la competencia propia e
institucional tanto del Estado como de las Comunidades Autónomas, y aún podríamos
añadir, de otras Comunidades, pues allí donde vive una comunidad hay una
manifestación cultural respecto de la cual las estructuras públicas representativas
pueden ostentar competencias, dentro de lo que entendido en un sentido no
necesariamente técnico-administrativo puede comprenderse dentro de “fomento de
cultura”. Esta es la razón a que obedece el artículo 149.2 de la CE, en el que después
de reconocer la competencia autonómica afirma una competencia estatal, poniendo el
acento en el servicio de la cultura como deber y atribución esencial. Hay, en fin, una
competencia estatal, en el sentido de que más que un reparto competencial vertical, lo
que se produce es una concurrencia de competencias ordenada a la preservación y
estímulo de los valores culturales propios del cuerpo social desde la instancia pública
correspondiente” (Fundamento jurídico 6º)
Detrás de la competencia general en cultura que el artículo 149.2 establece, se
encuentran otras muchas submaterias que como hemos visto también integran de una u

57
Diario de Sesiones del Senado Núm. 54 de 13 de septiembre de 1978.
http://www.congreso.es/public_oficiales/L0/SEN/DS/S_1978_054.PDF
21
otra forma a la cultura. Estas submaterias, a diferencia de la norma general, se
encuentran bajo un régimen de reparto vertical u ordinario, bien con la reserva íntegra
de la materia a un poder público, con el reparto según la distinción bases/legislación
complementaria o según la dicotomía legislación/ejecución.
En aquellas materias culturales en las que el reparto competencial se hace
atendiendo a la titularidad o territorialidad como los museos, bibliotecas y archivos, en
los que la Comunidad Autónomas, siempre que su estatuto así lo disponga, tienen la
competencia exclusiva de los bienes culturales propios, no hay tampoco una auténtica
concurrencia.
¿Cuáles son esas submaterias? En el caso del art. 148.1 relativo a las
comunidades autónomas encontramos además del ya mencionado párrafo 17, la
artesanía (148.14 CE), museos, bibliotecas y conservatorios de interés para la
Comunidad Autónomas (148.15 CE), y el patrimonio monumental de interés para la
Comunidad Autónoma (148.16 CE).
El artículo 149.1 por su parte regula una serie de materias que bien podemos
ubicar dentro de la categoría de culturales, estas son: propiedad intelectual e industrial
(149.9 CE), fomento y coordinación general de la investigación científica y técnica
(149.15), defensa del patrimonio cultural, artístico y monumental español contra la
exportación y la expoliación; museos, bibliotecas y archivos de titularidad estatal, sin
perjuicio de su gestión por parte de las Comunidades Autónomas (149.28), y por último
una de las más importantes, la educación (149.30).

4.1 Conflictos competenciales en materia cultural

Al estar ante una materia en la que tanto Estado como Comunidades Autónomas
ostentan competencia no es poco frecuente encontrarnos tensiones y conflictos entre
ambos. La forma que el Tribunal Constitucional ha tenido de resolver estos conflictos
ha sido la propia de los conflictos de delimitación de títulos y si ha empleado el artículo
149.2 no ha sido para aplicar alguna de las técnicas de la concurrencia, es decir la
posibilidad de una actuación simultánea por parte de ambos o indicando la prevalencia

22
de las normas estatales, sino que lo ha empleado como un título competencial que
amplía el ámbito de actuación que le permiten al Estado los títulos del 149.1 CE. 58
A modo de ejemplo dentro de la multitud de sentencias sobre la materia
podemos citar la STC 31/2010 59, la cual resuelve uno de estos conflictos
competenciales, en concreto el suscitado en torno al artículo 127 del Estatuto de
Autonomía de Cataluña 60 (En adelante EAC), el cual no se limita a atribuir a la
Genealitat la competencia exclusiva sobre cultura sino que además recoge numerosas
submaterias culturales. Con base en la jurisprudencia constitucional sobre la materia,
sobre todo en la ya citada STC 49/1984, los recurrentes impugnan la exclusividad de la
competencia sobre cultura predicada por el artículo 127 EAC que a su juicio “habría de
corregirse en atención a lo dispuesto en el art. 149.2 CE y a la reiterada jurisprudencia
en la línea de que las competencias del Estado y las Comunidades Autónomas en
materia de cultura se ordenan en régimen de concurrencia”. Derivado de este reproche
más general en la demanda se impugnan una serie de aspectos concretos contenidos en
los tres apartados del art. 127 EAC: en primer lugar las medidas de protección de la
industria cinematográfica, por excluir la competencia estatal del art. 149.1.13 CE; la
calificación de las películas y los materiales audiovisuales en función de la edad y de los
valores culturales, por ignorar la competencia estatal para calificar películas como X o
de arte y ensayo; la proyección internacional de la cultura catalana, por afectar al ius
contrahendi en el ámbito internacional (art. 149.1.3 CE); la regulación del
funcionamiento, organización y régimen de personal de los archivos, bibliotecas y
museos de titularidad estatal, por exceder el concepto de “gestión” (art. 149.1.28 CE); y
la exigencia de acuerdo previo con la Generalitat en las actuaciones que el Estado
realice en Cataluña en materia de inversiones en bienes y equipamientos culturales, así
como la previsión de fórmulas de colaboración para actividades estatales de proyección
internacional de la cultura, por condicionar el ejercicio de competencias estatales
atribuidas por los art. 149.2 CE y 149.1.28 CE que incluyen la actividad genérica de
fomento.

58
A. Ruiz Robledo, “La Constitución Cultural Española”, Op. Cit, pág. 27.
59
Este recurso fue planteado por 99 Diputados del Grupo Popular del Congreso frente a multitud de
preceptos del Estatuto Catalán.
60
Ley Orgánica 6/2006, de 19 de julio, de reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña,
«BOE» núm. 172, de 20/07/2006.
23
El TC desestima todas las impugnaciones, comenzando por la exclusividad de la
competencia sobre cultura argumentando que “no enerva las competencias concurrentes
del Estado en el seno de la propia materia cultura” —art. 149.2 CE— ni “cuestiona la
incidencia que pueden presentar otras competencias estatales previstas en el art. 149.1
CE (Fundamentos Jurídicos 59 y 64). Esta declaración sirve para que el Tribunal
desestime los concretos apartados impugnados del art. 127 EAC. La competencia sobre
medidas de protección de la industria cinematográfica no impide el ejercicio de las
competencias del Estado que puedan concurrir y la competencia autonómica sobre
calificación de películas debe interpretarse sistemáticamente con las competencias
estatales. Siguiendo con el resto de puntos impugnados, la competencia sobre
proyección internacional de la cultura catalana no contradice el art. 149.1.3 CE siempre
que esas actividades exteriores no perturben o condicionen la competencia estatal. Del
mismo modo la atribución de competencias ejecutivas sobre centros de depósito cultural
de titularidad estatal situados en Cataluña, tampoco será contraria a la Constitución
siempre que se interprete este carácter de acuerdo con el FJ 61 de la Sentencia que fija
el alcance de la competencia ejecutiva autonómica.
Por último respecto del último punto del citado artículo del Estatuto Catalán
referente a la exigencia de un acuerdo previo en ciertas materias culturales, el TC ha
declarado que se deberá de interpretar el mismo de forma que la “inexistencia de dicho
acuerdo (con la Generalitat) no puede impedir el cumplimiento por el Estado del deber
que aquel precepto (art. 149.2 CE) le impone”. El EAC pretendía de esta forma
supeditar la inversión cultural del Estado en Cataluña al previo acuerdo de la Generalitat
con el fin de someterla a la política cultural propia de la Comunidad Autónoma,
pasando de esta forma el Estado a ocupar un papel subsidiario. Por ello la solución que
el TC ha estimado más conveniente en este caso ha sido la de dictar una Sentencia
interpretativa al señalar que dicho precepto no será contrario a la CE solo si se interpreta
que el acuerdo previo exigido no es necesario ni inexcusable pues si no existiera nada
impediría al Estado invertir en bienes y equipamientos culturales en Cataluña. 61

61
E. Fossas Espalader, “Competencia en materia de cultura. Comentario a la sentencia 31/2010.”, Revista
Catalana de dret public, Especial Sentencia sobre el Estatuto, 2010, págs. 328-331.
24
5. El patrimonio cultural

Debemos tener en cuenta a la hora de abordar este apartado en especial el art. 46


CE, la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español (en adelante
LPHE) 62 y el conjunto de leyes autonómicas de Patrimonio Histórico. ¿Qué es el
patrimonio cultural? Es el conjunto de manifestaciones de todo tipo que por su especial
valor para la sociedad merecen ser objeto de protección y regulación, garantizando el
Estado como hemos visto, su acceso, fomento y desarrollo. Podrán ser de titularidad
pública o privada, de naturaleza mueble o inmueble e incluso podremos estar ante
bienes inmateriales, bastará con que tengan, sean de la clase que sean, un especial
interés, un interés cultural, noción que deberemos integrar con conocimientos
procedentes de disciplinas ajenas al derecho.
Como bien indica Barrero Rodriguez 63, la complejidad de la materia hace que
nos situemos ante un concepto jurídico indeterminado 64, es decir un concepto usado en
una norma para describir de manera imprecisa un supuesto de hecho, por lo que se hace
necesario acudir a procedimientos de declaración, que nos permitan concretar que
bienes serán de esta naturaleza.
La Ley del Patrimonio Histórico Español dispone de dos procedimientos al
respecto: por un lado la declaración de interés cultural que incluye a todos los bienes
inmuebles y muebles más relevantes y de otro la inscripción en el Inventario general,
categoría dedicada a aquellos bienes muebles que siendo merecedores de protección, no
cuenten con ese plus de valor requerido para poder ser catalogados como de interés
cultural. Tanto la declaración de interés cultural (Art. 9 LPHE) como la inscripción en
el inventario general de otro lado (Art. 26 LPHE), serán competencia del Estado en el
caso de bienes adscritos a los servicios públicos gestionados por la Administración del

62
Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, «BOE» núm. 155, de 29/06/1985.
63
C. Barrero Rodríguez, “El Patrimonio Histórico-Artístico” en Lecciones y Materiales para el Estudio
del Derecho Administrativo Tomo VIII Los Sectores Regulados Volumen II Coord. T. Cano Campos,
Iustel, 2009, pág. 291.
64
La ventaja de estos conceptos para la función legislativa es clara: basta fijarse en su gran capacidad de
abarcar situaciones, sin necesidad de determinar claramente sus detalles o en qué consisten. De ese modo
se consigue que las normas que los usan sean flexibles y duraderas, precisamente por el carácter
impreciso de su enunciado, sin dejar de indicar, a la vez, suficientemente lo esencial de su ratio: la
función del concepto indeterminado es, precisamente, expresar lo que el legislador intenta cuando ello
puede darse de distintas maneras, algunas incluso desconocidas en el momento de dictar la ley.
25
Estado o que formen parte del Patrimonio Nacional y de las Comunidades Autónomas
en el resto de los supuestos.
Las Comunidades Autónomas por tanto dentro de su campo de actuación,
dispondrán de sistemas específicos de declaración y tutela determinados por la Ley
autonómica correspondiente.
En la página web del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte 65 en el área
correspondiente a la cultura podemos encontrar la lista tanto de bienes declarados de
interés cultural como los incluidos en el inventario general. Debemos de partir de la
distinción clásica entre bienes muebles e inmuebles. Consideraremos según el artículo
335 del Código Civil, como bienes muebles, aquellos susceptibles de apropiación que
no sean considerados inmuebles, y en general todos los que se puedan transportar de un
punto a otro sin menoscabo de la cosa inmueble a que estén unidos. Serán bienes
inmuebles al contrario los que recoge el artículo 334 del Código Civil, y cuantos
elementos puedan considerarse consustanciales con los edificios y formen parte de los
mismos o de su entorno o lo hayan formado, aunque en el caso de poder ser separados
constituyan un todo perfecto de fácil aplicación a otras construcciones o a usos distintos
del suyo original.
Más concretamente los bienes inmuebles que podrán ser declarados como
patrimonio cultural español según el artículo 15 de la LPHE, se incardinaran en una de
estas 5 categorías:
1. Monumentos: bienes inmuebles que constituyen realizaciones arquitectónicas
o de ingeniería, u obras de escultura colosal siempre que tengan interés histórico,
artístico, científico o social.
2. Jardín histórico: espacio delimitado, producto de la ordenación por el hombre
de elementos naturales, a veces complementado con estructuras de fábrica, y estimado
de interés en función de su origen o pasado histórico o de sus valores estéticos,
sensoriales o botánicos.
3. Conjunto histórico: agrupación de bienes inmuebles que forman una unidad
de asentamiento, continua o dispersa, condicionada por una estructura física

65
http://www.mecd.gob.es/ página web del Ministerio de Cultura, Educación y Deporte, Gobierno de
España.
26
representativa de la evolución de una comunidad humana por ser testimonio de su
cultura o constituir un valor de uso y disfrute para la colectividad. Asimismo es
Conjunto Histórico cualquier núcleo individualizado de inmuebles comprendidos en una
unidad superior de población que reúna esas mismas características y pueda ser
claramente delimitado.
4. Sitio histórico: lugar o paraje natural vinculado a acontecimientos o recuerdos
del pasado, a tradiciones populares, creaciones culturales o de la naturaleza y a obras del
hombre, que posean valor histórico, etnológico, paleontológico o antropológico.
5. Zona arqueológica: lugar o paraje natural donde existen bienes muebles o
inmuebles susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o
no extraídos y tanto si se encuentran en la superficie, en el subsuelo o bajo las aguas
territoriales españolas.
La ley del patrimonio establece en su preámbulo de esta forma la protección que
ofrece a los bienes muebles e inmuebles que dice serán aquellos que constituyan “El
Patrimonio arqueológico y Etnográfico, los Museos, Archivos y Bibliotecas de
titularidad estatal, así como el Patrimonio Documental y Bibliográfico”. Ahora bien
¿Podemos considerar a todas estas categorías como categorías culturales? La respuesta
la da el mismo preámbulo dos párrafos más adelante. Consideraremos como Bienes de
Interés Cultural y por tanto merecedores de esa especial protección que el ordenamiento
jurídico español concede, a aquellos bienes que según las formulas articuladas por la
misma ley del patrimonio y las correlativas en cada Comunidad Autónoma gocen de ese
plus de valor cultural, por tanto la Ley del Patrimonio protege y garantiza la salvaguarda
de más bienes aparte de los culturales, igualmente importantes para el Estado.
Puede dar la sensación de que aquellos bienes que quedan fuera de la categoría
“cultural” tengan por ello una protección residual o marginal en el seno de la Ley, algo
para nada cierto. Catalogado o no un bien como de interés cultural, el mismo preámbulo
nos dice, que de forma genérica, el Patrimonio Histórico Español, constituido por todos
aquellos bienes de valor histórico, artístico, científico o técnico recibirán dentro de cada
categoría la protección correspondiente, debemos por tanto interpretar que lo
verdaderamente importante es la riqueza colectiva que el Patrimonio Histórico Español

27
en su conjunto supone, siendo este el cumulo de las expresiones más dignas de aprecio
en la aportación histórica de los españoles a la cultural universal.

6. Áreas de cultura

La sociedad evoluciona y con ella lo hace la cultura de los pueblos; es por ello
que no podemos acotar de forma estricta la cultura ya que con el devenir del tiempo irán
surgiendo nuevas manifestaciones a las que no podremos dar la espalda.
Lógicamente a la hora de legislar sobre una determinada materia será necesario
realizar una actividad de “acotamiento” por así decirlo, de concretar esa protección, es
por ello que en la Ley 16/1985 de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, donde
se regula el grueso y los fundamentos de la materia cultural, se enuncian aquellas
manifestaciones, bienes que son objeto de protección. Lo hace en su preámbulo “Esta
Ley consagra una nueva definición de Patrimonio Histórico y amplia notablemente su
extensión. En ella quedan comprendidos los bienes muebles e inmuebles que los
constituyen, el Patrimonio Arqueológico y el Etnográfico, los Museos, Archivos y
Bibliotecas de titularidad estatal, así como el Patrimonio Documental y Bibliográfico.”
Esto para nada significa que todo aquello fuera de lo enunciado por la Ley no
pueda ser considerado cultura y merecedor por tanto de esa especial protección otorgada
por la misma Ley.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, responsable de esta materia,
hace en su página web una enumeración de las “Áreas” que integran la cultura; se trata
de 13 zonas culturales distintas, unas estarán contenidas y reguladas por la Ley del
Patrimonio y otras tantas como veremos encontraran su regulación fuera, sin perjuicio
del desarrollo posterior que cada Comunidad Autónomas en muchos casos haya podido
hacer más tarde. Encontraremos aquí pues tanto manifestaciones culturales como otras
cuestiones incidentales también necesariamente ligadas a la cultura para su posible
desarrollo y que de la misma forma necesitan estar dotadas de una regulación, de una
normativa.

28
¿Cuáles son estas Áreas de Cultura?
1. Archivos: El Art. 59.1 de la Ley del Patrimonio los define como el conjunto
orgánico de documentos o la reunión de varios de ellos, reunidos por las personas
jurídicas públicas o privadas, en el ejercicio de sus actividades, al servicio de su
utilización para la investigación, la cultura, la información y la gestión administrativa.
También lo serán las instituciones culturales donde se reúnen, conservan, ordenan y
difunden para los fines antes descritos la mencionada documentación.
2. Artes Escénicas y Música: Las constituyen el Teatro, la Danza, Música y el
Circo. Este sector es uno de los que más fomento y prestaciones recibe, tareas
encomendadas al Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM) 66,
el cual lleva a cabo las funciones de fomento y difusión de las actividades del sector y el
control de la gestión de los diferentes centros dependientes del instituto que son: Teatro
de la Zarzuela, Ballet Nacional de España, Compañía Nacional de Danza, Centro de
Difusión de la Música Contemporánea, Auditorio Nacional de Música, Orquesta y Coro
Nacionales de España, Centro de Documentación de Música y Danza, Compañía
Nacional de Teatro Clásico, Centro de Documentación Teatral, Centro Dramático
Nacional y Centro de Tecnología del Espectáculo.
Por su parte las Comunidades Autónomas también llevan a cabo como hemos
mencionado actividades y políticas de fomento y difusión de entre las cuales cabe hacer
mención a Galicia donde se creó en el año 1989 en Instituto Gallego de las Artes
Escénicas y Musicales y la Comunidad Valenciana donde en el mismo año se creó
también el Instituto Valenciano de Artes Escénicas, Cinematografía y Música. 67
3. Bibliotecas: El art. 59.2 de la Ley del Patrimonio dice que serán las
instituciones culturales donde se conserven, reúnen, seleccionan, inventarían, catalogan,
clasifican y difunden conjuntos o colecciones de libros, manuscritos y otros materiales
bibliográficos o reproducidos por cualquier medio para su lectura en sala pública o
mediante préstamo temporal, al servicio de la educación, la investigación, la cultura y la
información.

66
El INAEM fue creado en 1984 y actualmente está regulado por el Real Decreto 2491/1996, de 5 de
diciembre.
67
Cfr. J. Prieto de Pedro, “El Derecho de la Cultura”, en Op. Cit: Lecciones y Materiales […], págs. 280-
281.
29
4. Cine y Audiovisuales: Son las industrias culturales de origen más moderno,
ambos sectores están caracterizados por una abundante regulación normativa orientada
al objetivo básico del fomento y la protección de la cinematografía, normativa marcada
por dos tendencias, por un lado el progresivo reconocimiento de la dimensión cultural
de estos medios y la creciente integración por otro entre ambos sectores, en un
principio regulados de forma separada.
El cine se encuentra regulado por la recientemente reformada Ley 55/2007 de 22
de diciembre 68, que reemplaza a la Ley de 9 de julio de 2001. El objeto de la Ley,
desarrollada reglamentariamente por el Real Decreto 20162/2008, de 12 de diciembre,
es la ordenación integrada del cine y el audiovisual en orden a la protección de la
dimensión cultural del sector, la protección del patrimonio cinematográfico y la
calificación de las películas y las obras audiovisuales. Gran parte del texto se ocupa de
establecer las medidas económicas y no económicas para el fomento de la creación,
producción, distribución y exhibición de las obras cinematográficas.
La gestión de la política cultural del Estado en materia cinematográfica
corresponde al “Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales” 69. Algunas
Comunidades Autónomas de la misma forma que en otras de las áreas culturales
también han venido realizando políticas de fomento y potenciación de la cinematografía
(Ejemplo: Decreto 52/2000, de 7 de febrero por el que Andalucía regula un conjunto de
medidas de apoyo al fomento y protección audiovisual).
En el ejercicio de sus respectivas competencias por el Estado y las Comunidades
Autónomas, este campo fue objeto en una primera época de una fuerte conflictividad
ante el Tribunal Constitucional: STC 49/1984 sobre regulación de las salas especiales
de exhibición cinematográfica; STC 143/1985, sobre inspección cinematográfica; STC
153/1985, sobre la regulación de los billetes de entrada a las salas; STC 157/1985 sobre
un Registro de empresas cinematográficas; STC 87/1987 sobre la clasificación de las
películas cinematográficas y material audiovisual; STC 106/1987, sobre protección de

68
Reformada en el presente 2015, mediante el “Real Decreto-ley 6/2015, de 14 de mayo, por el que se
modifica la Ley 55/2007, de 28 de diciembre, del Cine, se conceden varios créditos extraordinarios y
suplementos de créditos en el presupuesto del Estado y se adoptan otras medidas de carácter tributario”
«BOE» núm. 116, de 15 de mayo de 2015, páginas 41712 a 41732.
69
Organismo autónomo de carácter administrativo creado en el año 1984 y regulado en la actualidad por
el Real Decreto 7/1997, de 10 de enero.
30
la cinematografía española; STC 153/1989, sobre realización de películas
cinematográficas en régimen de coproducción. 70
5.Cooperación: aquí distinguiremos las distintas líneas de actuación en la
materia cultural, sus proyectos puntuales y destacados, así como la estructura
administrativa y los órganos responsables en el Ministerio para su diseño y ejecución,
complementados con las restantes Instituciones a nivel autonómico competentes
también en la materia. Tienen cabida dentro de este área todo el conjunto de
actividades, en las que existe un denominador común: el intercambio y la colaboración
cultural, siendo al mismo tiempo la cooperación un instrumento esencial para la política
cultural y cada vez más un objetivo de la misma.
El Ministerio señala como notas caracterizadoras de la cooperación, su carácter
horizontal y de complementariedad respecto a las restantes áreas de cultura y la difusión
y promoción de los diversos patrimonios culturales de España a nivel internacional y
autonómico, así como de la cultura de otros países en España junto con el fomento del
acceso a la cultura y dinamización de los procesos de creación cultural. Todo esto se
materializa a través por ejemplo de las becas, ayudas y subvenciones 71.
6. Industrias Culturales y Mecenazgo: Se trata de todo lo relativo a ayudas y
financiación por parte del Ministerio para la promoción de la cultura. La “Subdirección
General de Promoción de Industrias Culturales y Mecenazgo” es el organismo
encargado y desarrolla sus funciones siguiendo el Plan Anual de Fomento de las
Industrias Culturales y Creativas 72.
7. Infraestructuras y Equipamientos: Área dedicada a todo lo relativo con las
reformas, remodelaciones, acondicionamientos, obras… de edificios o complejos
culturales como pueden ser museos, filmotecas, archivos o bibliotecas. A nivel estatal el
organismo encargado de esta materia es la “Gerencia de Infraestructuras y
Equipamientos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte”. Este órgano es
el promotor a nivel nacional en infraestructuras culturales que ocupa el primer puesto.
70
Cfr. J. Prieto de Pedro, “El Derecho de la Cultura”, en Lecciones y Materiales, Op. cit. págs. 279-280.
71
http://www.mecd.gob.es/cultura-mecd/areas-cultura/cooperacion/informacion-
general/presentacion.html
72
El Plan Correspondiente al año 2015 se encuentra publicado en el BOE núm. 91 sección III de 16 de
abril de 2015, pág. 33733 “Resolución de 30 de marzo de 2015, de la Secretaría de Estado de Cultura, por
la que se convocan ayudas para la modernización, innovación y creación de las industrias culturales y
creativas mediante proyectos digitales y tecnológicos, correspondientes al año 2015
31
Lleva desarrollando desde su existencia como Organismo algunos de los proyectos de
arquitectura cultural más singulares y ambiciosos del panorama arquitectónico español
y europeo tales como El Museo del Greco de Toledo o la Remodelación del Museo
Arqueológico Nacional.
A lo largo de estos años ha protagonizado un intenso esfuerzo inversor por configurar
una red de instituciones culturales de titularidad estatal de extraordinaria calidad
arquitectónica, a la altura de la excelencia del patrimonio que albergan y de la
trascendencia de los servicios culturales que prestan en toda la geografía española. 73
8. Libro: La RAE lo define como la “obra científica, literaria o de cualquier otra
índole con extensión suficiente para formar volumen, que puede aparecer impresa o en
otro soporte”, como bien cultural que es, el libro ya fue objeto de un temprano
tratamiento normativo singular en la Ley del libro 9/1975, de 12 de marzo, la siguiente
en promulgarse fue la Ley 66/1977 ,estas leyes avanzan hacia la liberalización del
precio del libro que culmina con el Real Decreto-Ley 6/2000, de medidas urgentes de
intensificación de la competencia en mercados de bienes y servicios.
La última ley, La Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las
bibliotecas, aborda el sector desde un enfoque integral, completa lo dispuesto en la Ley
del Patrimonio para las bibliotecas sin perjuicio de la regulación de cada Comunidad
Autónoma.
En lo relativo a la promoción y fomento de la lectura tanto el Estado como las
Comunidades Autónomas vienen promoviendo planes de promoción de la lectura y del
libro a destacar la Ley de la Comunidad de Madrid 5/1999, de 30 de marzo, de Fomento
del Libro y de la Lectura. 74
9. Museos: Definidos por el Art.59.3 de la Ley del Patrimonio. Son aquellas
instituciones de carácter permanente que adquieren, conservan, investigan, comunican y
exhiben para fines de estudio, educación y contemplación conjuntos y colecciones de
valor histórico, artístico, científico y técnico o de cualquier otra naturaleza cultural.
10. Patrimonio Cultural: Se trata del conjunto de manifestaciones de todo tipo
que por su especial valor para la sociedad merecen ser objeto de protección y

73
http://www.mecd.gob.es/giec/la-gerencia.html
74
J. Prieto de Pedro, “El Derecho de la Cultura”, en Op. Cit: Lecciones y Materiales […], pág. 278.
32
regulación, bajo esta denominación agrupamos el grueso, la mayor parte de todo aquello
relacionado con lo que concebimos como “Cultura”. Debemos tener en cuenta la Ley
del Patrimonio y el conjunto de leyes autonómicas que lo regulan, así como el resto de
normas en relación con aquellas manifestaciones culturales no recogidas en estas. Como
ya hemos visto en el punto 5 estamos ante una compleja y a la vez muy importante
materia, con distinto tipos y niveles de protección en función del objeto cultural de que
se trate.
11. Promoción del Arte: Aquí se da cabida a todas las actividades encaminadas a
difundir y promocionar las artes plásticas y visuales, como puede ser mediante
exposiciones, ferias, cursos, premios, becas, ayudas o publicaciones, tanto por parte del
Ministerio como de las Comunidades Autónomas. Son por ejemplo unos de los más
importantes premios a nivel nacional en la materia el “Premio Velázquez de las Artes
Plásticas” o el “Premio Nacional de Fotografía”.
12. Propiedad Intelectual: Podemos definirla como los derechos que
corresponden a los autores y otros titulares respecto del conjunto de creaciones
originales literarias, artísticas o científicas, expresadas por cualquier medio o soporte,
actualmente conocido o que se invente en el futuro. Regulada por el la Ley del libro
9/1975, de 12 de marzo, la siguiente en promulgarse fue la Ley 66/1977, norma que
reconoce un doble orden de derechos, los de contenido patrimonial y los derechos
morales de autor. Los derechos patrimoniales pueden a su vez estar relacionados con la
explotación de la obra o ser simplemente derechos compensatorios como el de
remuneración por copia privada.
La ley a su vez regula las entidades de gestión colectiva de los derechos de
carácter patrimonial de esta categoría, configuradas como organizaciones privadas de
base asociativa y sin ánimo de lucro que se ocupan de su gestión. A modo de síntesis,
estas son: Sociedad General de Autores (SGAE), Centro Español de Derechos
Reprográficos (CEDRO), Asociación de Gestión de Derechos Intelectuales (AGEDI),
Artistas, Intérpretes, Sociedades o Ejecutantes, Sociedad de Gestión de España (AIE),
Visual, Entidad de Gestión de Artistas Plásticos (VEGAP), Entidad de Gestión de
Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), Artistas, Intérpretes, Sociedades

33
de Gestión (AISGE) y Asociación de Derechos de Autor de Medios Audiovisuales
(DAMA).
Esta legislación es competencia exclusiva del Estado si bien el sistema de
competencias ha permitido que algunas Comunidades Autónomas hayan creado sus
propios Registros Territoriales de la Propiedad Intelectual.
La última reforma que la Ley de la Propiedad Intelectual ha sufrido, ha tenido
lugar este presente año siendo los principales cambios el fortalecimiento de los
instrumentos para la lucha contra la vulneración de los derechos recogidos en la Ley,
especialmente en internet, implantación de medidas para la mejora de la transparencia y
control de las entidades de gestión, la introducción de la llamada “Tasa Google”,
limitación de la aplicación del límite de copia privada y la transposición de la normativa
europea en la materia.
13. Tauromaquia: Como manifestación cultural de los pueblos de España, la
tauromaquia es quizás una de las señas más características de nuestra nación y
merecedora por tanto de la catalogación como patrimonio cultural de todos los
españoles. La Ley 12/2003 de 12 de noviembre es la que se ocupa de ello y en el primer
párrafo de su preámbulo dice así “La Tauromaquia forma parte del patrimonio
histórico y cultural común de todos los españoles, en cuanto actividad enraizada en
nuestra historia y en nuestro acervo cultural común, como así lo demuestran las
partidas de Alfonso X el Sabio, que ya en el siglo XIII contemplaban y regulaban esta
materia”
La tauromaquia es parte de lo que llamamos patrimonio cultural inmaterial y que
comprende todo un conjunto de conocimientos y actividades artísticas, creativas y
productivas en torno al espectáculo taurino. Las Comunidades Autónomas tienen en
exclusiva las competencias administrativas relacionadas con los toros con la salvedad de
materias como sanidad pública y ganadería que ostenta la administración central 75 .
A nivel nacional al margen de la mencionada ley cobra especial relevancia el
PENTAURO ,“Plan Estratégico Nacional de Fomento y Protección de la Tauromaquia”,
entre cuyos objetivos se encuentran fomentar y garantizar el libre ejercicio de la

75
“Los Toros y el Derecho”, Base de datos del Centro Etnográfico y Bibliográfico virtual del toro de
lidia, www.centrotorolidia.es.
34
Tauromaquia, actualizando y transmitiendo a la sociedad la trascendencia de su valores
y la vigencia de su cultura.

7. Patrimonio Cultural Inmaterial

La expresión “Patrimonio Cultural” ha evolucionado y ha cambiado de forma


notoria a lo largo de las últimas décadas, superando la concepción clásica relacionada
únicamente con monumentos, colecciones de objetos, etc... , pasando a comprender
también tradiciones o expresiones vivas. Este proceso de ampliación ha estado influido
en gran parte por los instrumentos elaborados por la UNESCO. De esta forma podemos
distinguir dos grandes tipos de Patrimonio Cultural, la concepción clásica donde tienen
cabida todos los bienes muebles o inmuebles de interés cultural en tanto que son objetos
materiales y la nueva categoría a la que se ha denominado Patrimonio Cultural
Inmaterial la cual estará integrada por el conjunto de conocimientos y técnicas
transmitidos de generación en generación, dentro de cada grupo social.
La principal nota caracterizadora de esta nueva categoría de patrimonio cultural
es su variabilidad ya que se enriquece progresivamente. Allí donde haya un grupo
social, habrá por ende cultura y manifestaciones tanto materiales como inmateriales,
tradiciones que estarán presentes tanto si esos grupos son mayoritarios o minoritarios
dentro de un Estado y tendrán la misma importancia tanto para los países en desarrollo
como para los desarrollados.
El Instrumento de sobre esta categoría es la “Convención para la Salvaguarda de
Patrimonio Cultural Inmaterial” 76 de la UNESCO del año 2003, de la cual España es
parte. Esta viene a derogar la “Convención de Patrimonio Mundial, Cultural y Natural”
de 1972 que únicamente atendía a la llamada cultura material, por eso se hacía necesario
la redacción de un texto que atendiera las necesidades de este tipo de manifestaciones.

76
Aprobada por la Conferencia General de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura
en su 32º reunión celebrada en París del 29 de septiembre al 17 de octubre, día este último en el que se
adopta el presente texto. Ratificada por España con fecha 25/10/2006. «BOE» núm. 31, de 5 de febrero de
2007, páginas 5242 a 5248.
35
Entre 1972 y la adopción en 2003 del texto se sucedieron multitud de conferencias y
seminarios 77 que influyeron de forma notable en la Convención.
La Convención define en su artículo 2.1 de forma más exhaustiva lo que
debemos entender por patrimonio cultural inmaterial: “Se entiende por “patrimonio
cultural inmaterial” los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –
junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son
inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos
reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural
inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente
por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la
naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y
contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad
humana. A los efectos de la presente convención, se tendrá en cuenta únicamente el
patrimonio cultural inmaterial que sea compatible con los instrumentos internacionales
de derechos humanos existentes y con los imperativos de respeto mutuo entre
comunidades, grupos e individuos y de desarrollo sostenible” ¿En qué ámbitos se
manifiesta? El artículo 2.2 prosigue y establece los ámbitos en los que el patrimonio
cultural inmaterial incide de forma directa: a) artes del espectáculo; b) tradiciones y
expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural; c) usos
sociales, rituales y actos festivos; d) conocimientos y usos relacionados con la
naturaleza y el universo; e) técnicas artesanales tradicionales.
La gran mayoría de los Estados que progresivamente han ido reconociendo esta
nueva noción ampliada de cultura distinguen ámbitos que se ajustan en distinto grado a
la lista establecida por la Convención. En algunos casos la distribución es diferente
mientras que otros son los mismos pero con una denominación diversa. Las líneas de
demarcación entre ámbitos no se pueden imponer desde el exterior, cada comunidad los
determinará a su manera.

77
Entre los más destacados se encuentran: Conferencia de Accra 1975, Conferencia de Bogotá 1978,
Conferencia Intergubernamental sobre políticas culturales México 1982, Conferencia de París 1989 o la
Conferencia de Washington 1999.
36
Así mismo la Convención establece como órganos para llevar a cabo los fines de
la misma la “Asamblea General de los Estados Partes” y el “Comité Intergubernamental
para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial”.
España es parte de la Convención desde el año 2006, pero no es hasta el presente
2015 cuando se promulga la Ley 10/2015 de 26 de mayo para la salvaguarda del
Patrimonio Cultural Inmaterial 78. Este hecho no significa que en nuestro país no se
hayan tenido en cuenta, incluso en las leyes anteriores a la Convención, estas
manifestaciones que ahora denominamos como patrimonio cultural inmaterial.
Si la irrupción de la Cultura en nuestro ordenamiento jurídico fue tardía, podemos
deducir que la regulación de los bienes culturales inmateriales lo es aún más. Para ello
conviene realizar un análisis del preámbulo de la Ley del patrimonio cultural inmaterial
donde se ponen de manifiesto todas estas cuestiones.
Los bienes culturales inmateriales apenas fueron contemplados en las primeras
normas generales sobre patrimonio cultural que tan tardíamente irrumpieron en nuestro
ordenamiento. Es la Constitución Española de 1978 la que nos permitirá deducir sin
vislumbrarlo aún del todo la protección de este tipo de manifestaciones. Podemos por
tanto apreciar ese valor inmaterial ya en el preámbulo cuando se encomiendo a la
Nación Española “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de
los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”, en la misma
línea el artículo 3.3. CE desde una perspectiva no exclusivamente lingüística sino
cultural más amplia, declara la pluralidad lingüística española como una riqueza que ha
de ser protegida como un patrimonio cultural “la riqueza de las distintas modalidades
lingüísticas de España es un patrimonio cultural que será objeto de especial respeto y
protección”.
La Ley 16/1985 de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español considera ya
los valores inmateriales anunciados en la CE aunque de una tímida forma, en la
invocación a los “conocimientos y actividades” en el seno del patrimonio etnográfico,
como nuevo objeto de protección contenido en el Título VI, su artículo 46 establece que
forman parte del Patrimonio Histórico Español “los bienes muebles e inmuebles y los
conocimientos y actividades que son o han sido expresión relevante de la cultura

78
Cfr. «BOE» núm. 126, de 27 de mayo de 2015, páginas 45285 a 45301
37
tradicional del pueblo español en sus aspectos materiales, sociales o espirituales” a su
vez el artículo 47 especifica que “se considera que tienen valor etnográfico y gozarán
de protección administrativa aquellos conocimientos o actividades que procedan de
modelos o técnicas tradicionales utilizados por una determinada comunidad”. Del
mismo modo la normativa autonómica sobre patrimonio histórico o cultural aprobada
entre los años 1990 y 2013 ha venido incorporando con diferentes fórmulas y
denominaciones, los bienes culturales inmateriales.
A la luz de los hechos podemos concluir que la inserción de las manifestaciones
culturales inmateriales en el ordenamiento jurídico es un hecho novedoso, que ha
empezado a despuntar y a tomar cuerpo en las últimas décadas.

38
8. Conclusiones

PRIMERA. La cultura es un concepto difícil de definir. han sido multitud de


autores los que a lo largo de la historia han tratado de acotar un concepto de referencia
de la misma pero, a pesar de todo, la mayoría de estos intentos vienen a decir en esencia
lo mismo. Por ello habiendo un acuerdo en los aspectos fundamentales, la diferencia
radicará en los matices que según qué autor tomemos como referencia haya podido
darle al concepto en sí, influido por factores tales como el momento histórico, corriente
de pensamiento, etc…
SEGUNDA. La irrupción de la cultura en nuestro sistema constitucional ha sido
tardía. Hasta el año 1931 con la Constitución Republicana, no se regula de forma
expresa, ocupando el capítulo III del título I “Familia, Economía y Cultura”. Las
constituciones extranjeras del mismo modo apenas se referían a la cultura; es en el siglo
XX cuando toma fuerza el proceso de afirmación cultural.
TERCERA. La creciente preocupación por la cultura nos ha hecho a su vez
acuñar los términos de “Estado de cultura” y “Constitución cultural” como nuevas
categorías. Existe un “Estado de cultura” cuando se refuerzan las garantías existentes en
torno a la cultura y se promueven las condiciones para su desarrollo y acceso por igual a
todos los ciudadanos. Todo ello contenido en la Constitución junto a las normas de
carácter económico y social. Así surge la nueva categoría a la que hemos denominada
“Constitución cultural”.
CUARTA. Podemos agrupar todo el contenido cultural de nuestra Constitución
en torno a dos líneas o nociones distintas de cultura: por un lado la vertiente general,
universal, que propone una noción de cultura en sentido amplio y, por otro, una más
particularista que exalta de manera más concreta el espíritu de cada pueblo.
QUINTA. La gran mayoría de las normas que regulan y se refieren a la cultura
se encuentran contenidas en el Capítulo III del Título I de nuestra Constitución “De los
principios rectores de la política social y económica”.
El problema se presenta en relación a la eficacia de estas normas, ya que otorgan
a la cultura una protección atenuada en comparación a la protección que se le da a otro
tipo de derechos contenidos en la Constitución. Los principios rectores únicamente

39
orientan la actuación de los poderes públicos, a pesar de lo que puedan decir la gran
mayoría de los autores e incluso algunas sentencias del Tribunal Constitucional (véase
la STC 83/1984) que indican que estos principios obligan a los poderes públicos. La
realidad que nos encontramos es notoriamente distinta. Unos de los ejemplos más
ilustrativos de este problema es el reciente caso de la prohibición de las corridas de
toros en la comunidad autónoma de Cataluña; resulta más que probado que los toros son
una parte fundamental de la cultura de nuestro país, algo que para nada impidió que por
motivos meramente políticos el Parlament de Cataluña los prohibiera en el año 2010.
Contra esta Ley se interpuso recurso de inconstitucionalidad, aduciendo como uno de
los motivos el factor cultural. A día de hoy el Tribunal Constitucional sigue sin
pronunciarse.
SEXTA. Básicamente son dos las categorías en que podemos encajar las
diferentes normas relativas a la cultura presentes en la Constitución. Por un lado todas
las que se refieren al acceso a ella y, de otro, las referentes a su protección. Las primeras
van encaminadas a facilitar que todos los integrantes de los distintos colectivos
presentes en nuestra sociedad, tales como la juventud, la tercera edad, los presos…
tengan la posibilidad de acceder a la cultura sin que nada ni nadie se lo impida, es decir,
supone un mandato a los poderes públicos de suministrar y poner a disposición de estos
los medios que faciliten su acceso.
La protección por otro lado consistirá en la promoción y conservación de todas
aquellas manifestaciones y bienes integrantes del patrimonio cultural de nuestro país.
En este punto es fundamental la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico
Español.
SEPTIMA. En materia cultural la competencia es concurrente entre el Estado y
las Comunidades Autónomas, de forma que todas las facultades de acción posibles en
relación con todo aquello en materia de cultura pueden ser desarrolladas de manera
indistinta y acumulada por cualquier ente representativo de una comunidad.
OCTAVA. El patrimonio cultural es el conjunto de manifestaciones de todo
tipo que por su especial valor para la sociedad merecen ser objeto de protección. De esta
forma surge la duda de qué considerar como patrimonio cultural. Tanto la Ley del

40
patrimonio como las distintas leyes autonómicas nos permiten concretar que bienes
ostentarán la naturaleza de culturales y cuáles no.
NOVENA. La Ley del Patrimonio es la que regula el grueso de la materia
cultural, pero la cultura llega mucho más allá de la ley, es por ello que el Ministerio de
Educación Cultura y Deporte como encargado de la materia distingue 13 áreas
diferentes de cultura, algunas contenidas en la Ley del Patrimonio y otras no. Dentro de
estas áreas se encuentran a su vez tanto manifestaciones culturales como cuestiones
incidentales y estructurales ligadas necesariamente a la cultura para su desarrollo.
DECIMA. La noción clásica que relacionaba el patrimonio cultural con
monumentos, objetos concretos, colecciones de cosas, etc… se ha visto superada en las
últimas décadas por un proceso de ampliación cultural influido en su mayor parte por
los instrumentos elaborados por la UNESCO. De esta forma podemos establecer una
nueva categoría, la del Patrimonio Cultural Inmaterial.
El Patrimonio Cultural Inmaterial estará conformado en palabras de la
Convención de la UNESCO para su salvaguarda (principal instrumento gracias al cual
podemos hablar de esta categoría) por los usos, representaciones, expresiones,
conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los
individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural.
De esta forma podemos dar cabida como parte de la cultura a manifestaciones
tales como el teatro, el cine, la danza, la tauromaquia, etc…

41
9. Bibliografía

—ALZAGA VILLAAMIL, O, (dir.) Comentarios a la Constitución de 1978, Cortes


Generales/EDERSA, Madrid, 1996.
—ARGUELLES A. de, Discurso preliminar a la Constitución de 1812. Cuadernos y
Debates nº213. CEPC, Madrid, 2011.
—BALAGUER CALLEJÓN, F., Manual de Derecho Constitucional, Tecnos, Madrid,
2014.
—CANO CAMPOS. T (coord.) Lecciones y Materiales para el Estudio del Derecho
Administrativo Tomo VIII Los Sectores Regulados Volumen II, Iustel, Madrid, 2009.
—Constituciones Históricas, citadas por
http://www.cepc.gob.es/centro-de-recursos/documentacion/constituciones-
esp/constituciones-historicas
—Diccionario de la Real Academia de la Lengua, edición nº 24, 2014.
—FINKIELKRAUT, A: La derrota del pensamiento, Anagrama, Barcelona, 1987.
—GARRIDO FALLA, F. (dir.): Comentarios a la Constitución, Civitas, Madrid,
tercera edición 2001.
—KELSEN, H., Escritos sobre la democracia y el socialismo, Debate, Madrid, 1988.
—KHAN, J. S., El concepto de cultura: textos fundamentales, Anagrama, Barcelona,
1975.
—KROEBER, A. L. y , KLUCKHOHON, C., “Cultura: una revisión crítica de
conceptos y definiciones” en, Papers of the Peabody Museum of American Archeology
and Ethnology, vol. 47, nº 1, (1952).
—LÓPEZ GUERRA, L., Derecho Constitucional, Tirant lo Blanch, Valencia, 2007
—LUCAS VERDÚ, P., Curso de Derecho Político, Vol. IV, Técnos, Madrid, 1984.
—MUÑOZ MACHADO S., Derecho Público de las Comunidades Autónomas, Civitas,
Madrid, 1982, Tomo I.
—PIZZORUSSO, A., Lecciones de Derecho Constitucional, CEC, Madrid, 1984, Vol I.
—PRIETO DE PEDRO, J.: Cultura, culturas y constitución, Congreso de los
Diputados/Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1992.

42
— PRIETO DE PEDRO, J., Lecturas sobre la Constitución Española, Tomo II, Madrid,
1978.
—ROCHER, G., Introducción a la Sociología General, Herder, Barcelona, 1990.
—RUIZ ROBLEDO, A., “La constitución cultural española”, en Conferencias, Instituto
Andaluz de Administración Pública, Sevilla, 1998.
—TAJADURA, J., “La constitución cultural”, Revista de Derecho Político, núm. 43,
1998.
—TORRES DEL MORAL, Principios de Derecho Constitucional Español. Tomo I,
Servicio de Publicaciones de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense,
Madrid, 6º edición, 2010.
—ZAFRA VALVERDE, J., Teoría Fundamental del Estado, Universidad de Navarra,
Pamplona, 1990.

10. Disposiciones citadas

A. Normas estatales
—Ley 16/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español, «BOE» núm. 155, de
29/06/1985.
—Ley 23/1982, de 16 de junio, reguladora del Patrimonio Nacional, «BOE» núm. 148,
de 22/06/1982.
-Ley 55/2007, de 28 de diciembre, del Cine, modificada por el Real Decreto Ley
6/2015, de 14 de mayo, «BOE» núm. 312, de 29 de diciembre de 2007, páginas 53686 a
53701.
—Ley 9/1975, de 12 de marzo, del Libro, «BOE» núm. 63, de 14 de marzo de 1975,
páginas 5278 a 5284.
—Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden
Social, «BOE» núm. 313, de 31 de diciembre de 1997, páginas 38517 a 38616.
—Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas,
«BOE» núm. 150, de 23/06/2007.
—Ley de la Comunidad de Madrid 5/1999, de 30 de marzo, de Fomento del Libro y de
la Lectura, «BOE» núm. 131, de 2 de junio de 1999, páginas 20881 a 20885.

43
—Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se aprueba el texto
refundido de la Ley de Propiedad Intelectual, «BOE» núm. 97, de 22/04/1996.
—Ley 10/2015, de 26 de mayo, para la salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial,
«BOE» núm. 126, de 27 de mayo de 2015, páginas 45285 a 45301.
—Real Decreto-ley 6/2000, de 23 de junio, de Medidas Urgentes de Intensificación de
la Competencia en Mercados de Bienes y Servicios, «BOE» núm. 151, de 24 de junio
de 2000, páginas 22440 a 22458.
—Ley Orgánica 6/2006, de 19 de julio, de reforma del Estatuto de Autonomía de
Cataluña, «BOE» núm. 172, de 20/07/2006.
B. Normas internacionales
—Convenio 1954 para la protección de los bienes culturales en caso de conflicto
armado: http://www.unesco.org/new/es/culture/themes/armed-conflict-and-heritage/the-
hague-convention/text-of-the-convention-and-its-1st-protocol/#c284178. Ratificado por
España «BOE» núm. 282, de 24 de noviembre de 1960, páginas 16189 a 16194
—Convención de 1970 sobre las medidas que deben adoptarse para prohibir e impedir
la importación, exportación y la transferencia de propiedades ilícitas de bienes
culturales, http://portal.unesco.org/es/ev.php-
URL_ID=13039&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html. Ratificado por
España el 5 de febrero de 1986, BOE núm. 31, págs. 4869 a 4872.
—Convención para la protección del patrimonio mundial, cultural y natural de 1972,
http://portal.unesco.org/es/ev.php-
URL_ID=13055&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html Aceptada el 18
de marzo de 1982, publicada en el BOE núm. 156, de 1 de julio de 1982, páginas 17883
a 17887.
— Convención para la salvaguarda del patrimonio inmaterial del año 2003,
http://unesdoc.unesco.org/images/0013/001325/132540s.pdf, ratificada por España en el
año 2006, «BOE» núm. 31, de 5 de febrero de 2007, páginas 5242 a 5248.

44
11. Sentencias del TC citadas

-STC 83/1984
-STC 49/1984
-STC 143/1985
-STC 153/1985
-STC 157/1985
-STC 87/1987
-STC 106/1987
-STC 153/1989
-STC 31/2010

45

También podría gustarte