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El hombre preprogramado
Cuando el individuo nace, como veremos más
adelante, está dotado de una serie de disposiciones
que van a determinar su conducta.
Algunas expresiones emocionales, como la sonrisa, el
llanto, la expresión de sorpresa, etc., parece que
tienen en su origen un carácter innato, pero
socialmente se consolidan y se seleccionan en un
determinado sentido y para usarlas en determinadas
circunstancias. Pero hay otros muchos casos en los
cuales la disposición es todavía mucho más vaga y la
influencia social puede ser más importante.
En todo caso es el propio individuo el que va
construyéndose a sí mismo a partir de los elementos
de que dispone y, por su-puesto, esa construcción no
es una actividad deliberada y consciente. El niño tiene
disposiciones para interesarse por su en-torno y para
actuar sobre él, y, según responda el entorno esas
disposiciones se van a incrementar o se van a reducir.