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Hallazgos actuales relacionados a la

percepción sentimental

Por Acela Floyrette Borrego Fabela*

El argumento filosófico sobre la percepción sentimental es reconocido dentro de la


fenomenología, se sostiene que es ésta -la percepción sentimental- es la base de
preferencias de valores morales, esto es bien conocido sobre todo dentro de la tradición
de la explicación ética de Scheler,1 cómo se espera haber aclarado con anterioridad. Sin
embargo, las explicaciones expuestas por Scheler son de carácter argumentativo,
fenomenológicamente. Desde el descubrimiento de la percepción sentimental otras
disciplinas han estado intentando encontrar, por medios no filosóficos, pero que le
incumben a la filosofía, el origen de las preferencias de valores y si este origen concierne
a un aspecto emocional o racional, y si persiste dicha dicotomía en la toma de
preferencias morales. Cuánto se ha avanzado en la “percepción sentimental” ha sido todo
un hallazgo en la ciencia, y por supuesto en la filosofía del siglo XX; por medio de la
clarificación empírica y experimental con el auxilio de las explicaciones de disciplinas tales
como la psicología y las neurociencias. Si bien la fenomenología scheleriana descubrió este
importante hallazgo en nuestra subjetividad, otras disciplinas han hecho descubrimientos
sobre los procesos de funcionamiento de nuestras emociones y sentimiento, así la
injerencia que ha tenido la neurobiología y la psicología en el descubrimiento de cómo
funciona la percepción de valores2, ha sido crucial para reconocer la manera no racional
del sustento de los valores morales. Empero, si bien algunos experimentos en ambas
1
Hartman; Wojtylay, Heckman y otros seguidores de la teoría scheleriana.
2
Generalmente los autores tratados son cognitivistas, se tratan solo de algunos que se valen de la
experimentación para el sustento de sus tesis en psicología.

*Profesora del Instituto de Ciencias para la familia, Juan Pablo II; miembro de la Asociación de Bioética y
Humanismo.

1
disciplinas han mostrado (por medios electro encéfalo gráficos y resonancias magnéticas)
que el área emotiva del cerebro interviene en el proceso de toma de decisiones morales,
ello no explica cómo se forma psicológicamente el que la emoción se encuentre presente
en dicho proceso. Los estudios en neurobiología han mostrado la manera en que sucede el
proceso de resolución de problemas y dilemas morales puesto que de una forma más
precisa en la descripción de cómo interviene el proceso del sentir en la elección sobre la
forma de resolver un problema moral, que es el eidos, que desde el punto de vista
fenomenológico Scheler encontró como esencia de la preferencia de valores morales por
medio de la reducción trascendental. Se toman algunas descripciones de la psicología que
exponen la relación entre los sentimientos y la toma de decisiones, pues es por medio de
la psicología cognitiva, en mayor medida, que han surgido hallazgos sobre cómo
intervienen los sentimientos y las emociones tanto en adultos como en los niños para la
toma de decisiones susceptibles de ser juzgadas moralmente. Esta investigación se enfoca,
fundamentalmente, en la manera que los niños procesan la información emocionalmente
importante como medio para la toma de preferencias de valores morales.

Inicialmente haremos una reconstrucción sintética del fenómeno de preferencia de


valores morales descrito por Scheler por medios fenomenológicos procediendo a exponer
la relación terminológica que posee la descripción scheleriana respecto a la psicología
pero sobre todo a las neurociencias, donde este proceso ha sido descripto con mayor
puntualidad en los términos, es decir, mientras que dentro de la psicología, cognitiva, los
términos empleados son llanos o cotidianos en su empleo para la descripción de cómo
intervienen las emociones y los sentimientos en el proceso de la toma de preferencias de
valores morales; mientras que la terminología en la neurobiología es usada de forma más
específica para la descripción de algunos procesos distintivos entre emoción, sentimiento
y su relación en la toma de preferencias valorativas morales.

Regresemos a la descripción schleriana sobre cómo se forma el proceso de toma de


preferencia de valores morales.

2
Scheler dice que el ethos3 es la jerarquía de valores en la persona:
(…) el sistema articulado en cierta forma, de sus efectivas estimaciones y preferencias.

El núcleo fundamental de este ethos es la ordenación del amor y el odio, las formas
estructurales de estas pasiones dominantes y predominantes… esta forma estructural en
aquel estrato que haya llegado a ser ejemplar.4 Dichos valores están determinados por la
percepción sentimental, llama, así, percibir sentimental, al movimiento que procediendo
del yo se dirige al objeto, o a un movimiento que vienen dirigido al yo, en el cual algo le
está dado y llega a su aparición.

El sentir tiene la misma relación con su correlato de valor que la que existe entre la
“representación” y el “objeto”. (…) La percepción sentimental no está unida exteriormente a un
objeto o por medio de una representación, sino que el sentimiento se dirige, primariamente a una
5
clase propia de objeto, los valores” .

En la realización del percibir sentimental no tenemos conciencia del sentir, simplemente


se nos “enfrenta” una cualidad de valor desde fuera o desde dentro. Para Scheler en la
formación de esta percepción sentimental aparece primeramente ante nosotros como
fenómeno la percepción de un objeto o suceso, distingue fenoménicamente estados
emocionales respecto al objeto o suceso y finalmente encuentra que sobre la base de la
percepción del suceso y los estados emocionales se encuentra la percepción sentimental.
Sintetizamos que la percepción sentimental consiste básicamente en la aprehensión
directa de sentimientos que se tiene al observar un objeto o al estar presente en un
acontecimiento. Sería como la percepción primera que se tiene y que funge como base
sobre la cual se sustentarán posteriormente el cúmulo de sentimientos a los cuales le
iremos dando nombre para, sobre ellos, fundar las actitudes, decisiones y sobre todo,
acciones morales.
3
Scheler, Max, Ordo Amoris, Caparrós editores, España, 1998, p. 22.
4
Ibíd., pag.22
5
Scheler, Max, Ética, Caparrós editores, España, 2000, p. 361.

3
Lo primero que nos encontramos cuando un sujeto juzga acerca del valor de un objeto es
su propio estado emocional el cual consiste en atribuirle al objeto un valor, cuya
valoración no pertenece al objeto, sino al sentimiento del sujeto respecto al objeto. Al
parecer, adentrándonos en el estado emocional del sujeto, es cómo,
fenomenológicamente, podríamos llegar a conocer la percepción sentimental que subyace
a la atribución de determinado valor que un sujeto le da a un objeto. Scheler lo dice de
esta forma:

(…) el estar dado de los valores y la diferenciación de los valores en los objetos, en principio
antecede a la experiencia de los estados sentimentales que producen esos objetos, y fundamente,
a la vez, esos estados y su curso. (…) el “sentir” –percibir sentimental-intencional de algo” se
distingue de toda clase de simples estados sentimentales. (…) el sentir tiene exactamente la misma
relación con su correlato de valor que la que existe entre la “representación” y el “objeto”, es decir,
6
una relación intencional.

Para encontrar los valores reales de la persona, o sea, aquellos que se vuelven el motor de
sus acciones se tiene que encontrar la percepción sentimental que está detrás y
sosteniendo el estado emocional.
Scheler no nos da ejemplos del proceso, no al menos del proceso completo sobre cómo, a
partir de la percepción sentimental, se van conjuntando distintos valores, a través de
distintas percepciones sentimentales, para, entonces en la complejidad del conjunto de
estas percepciones formar un estado emocional que determinará cómo se sucede
trascendentalmente del estado emocional al percibir sentimental, sólo explica cómo sí hay
una distinción entre uno y otro. Tenemos más bien ejemplos en psicología y en neurología
sobre este proceso de percepción de emociones.

Respecto a la neurobiología sobra decir que la explicación nos sirve, como decía
anteriormente, para abundar en el descubrimiento de Scheler sobre cómo se lleva a cabo

6
Scheler, Max, Ética, Caparrós editores, España, 2001, p. 357

4
el proceso de percepción sentimental y cómo sobre esta se sostienen los valores y, por
tanto las conductas morales.

Básicamente de la neurología tomaremos la explicación fisiológica como elemento


probatorio de que existe una percepción sentimental en el hombre, para lograrlo, veremos
la congruencia que hay entre la explicación dada por Scheler y por algunos neurólogos que
se han interesado especialmente en encontrar cómo sentimos.

Tanto la explicación que da Scheler sobre la percepción sentimental como la descripción


que da Damasio sobre tener un sentimiento concuerdan en el sentido de sus definiciones.

Para Scheler
“el sentir (percepción sentimental) tiene exactamente la misma relación con su correlato de valor
7
que la que existe entre la “representación” y el “objeto”, es decir una relación intencional.”

Damasio:
Los sentimientos son percepciones y, en algunos aspectos, son comparables a otras percepciones.
(…) los sentimientos poseen un objeto en el origen del proceso *de percibir+, y las características
físicas del objeto provocan también una cadena de señales que transitan a través de mapas del
objeto en el interior del cerebro. Al igual que en el caso de la percepción visual, hay una parte del
fenómeno que se debe al objeto, y una parte que se debe a la construcción interna que el cerebro
hace de él. Pero lo que es diferente es que, en el caso de los sentimientos, los objetos y
acontecimientos en el origen se hallan en el interior del cuerpo y no en su exterior. Los
sentimientos pueden ser tan mentales como cualesquiera otras percepciones, pero los objetos que
se cartografían son partes y estados del organismo vivo en el que surgen los sentimientos. (…)
además de estar conectados a un objeto en el origen (el propio cuerpo), los sentimientos también
8
lo están al objeto emocionalmente competente que ha iniciado el ciclo de emoción-sentimiento.

7
Scheler, Max, Ética, Caparrós editores, España, 2001, pag. 358.
8
Damasio, Antonio, En busca de Spinoza, Neurobiología de las emociones y los sentimientos, Ed. Crítica,
2006, p. 90-91.

5
Scheler:
“(…) En la percepción sentimental no sentimos “por algo”, sino que sentimos inmediatamente algo,
una determinada cualidad de valor. (…) en la realización del percibir sentimental, no tenemos
conciencia objetivamente, del sentir; “enfréntasenos” una cualidad de valor desde fuera o desde
dentro. Precisamos de un acto de reflexión a fin de que se nos torne objetivo el percibir
sentimental, y a fin, de que, podemos mirar, reflexionando, lo que “sentimos” en el valor ya dado
9
objetivamente.”

Un sentimiento respecto de un objeto determinado se basa en la subjetividad de la percepción del


objeto, en la percepción del estado corporal, que engendra y en la percepción de alteraciones de
10
estilo y eficiencia en los procesos de pensamiento mientras todo lo anterior sucede.
11
El tender hacia un objetivo lo está por su fuente sentimental

Damasio considera:
Las emociones pueden actuar de guías cognitivos. (…) Las primeras emociones de la vida son el
12
cimiento de las emociones adultas.

Estos son algunos puntos concordantes, como se observa la definición de Damasio es


mucho más connotativa respecto a los alcances del sentimiento, sin embargo junto a la
definición fenomenológica de Scheler se evidencia que ambas abarcan el “sentir” como
una forma de conocimiento inmediata, sin que haya representación o mediación. Damasio
tanto como LeDoux13 abundan en el hecho de que sentir es parte de un conocimiento que
hace al hombre conciente de cómo se encuentra su cuerpo. Para necesidades de la ética
era necesaria una definición fenomenológica que pudiera advertir distintivamente como
se encuentra separado el sentir de cualquier representación, es ya en sí mismo una

9
Ibíd. P. 363.
10
Damasio, Antonio, El error de Descartes, la razón de las emociones, Ed. Andrés Bello, Chile, 1996, p. 155
11
Scheler, Max, Ética, Caparrós editores, España, 2001, p. 465.
12
Ibíd. Pag.155.
13
LeDoux, Joseph, The Emotional Brain, Ed. Simon & Schuster, New York, 1996.

6
representación; un conocimiento directo del estado en que se encuentra internamente la
emoción del hombre, aunque no sea consciente de ella. Ambos autores aseveran que
hay una percepción directa en el sentir, y que, ésta es, una percepción del estado interno
que se tiene al observar un objeto, ambos la llaman sentir, o tener sentimientos, ambos
concuerdan en llamarlo simplemente “sentir” para referirse a este concepto que en
ambos pensadores es una percepción inmediata de estado interno antedicho.
Ambos investigadores, presentan una teoría cargada de importantes elementos
descriptivos de la percepción de sentimientos, sentir, pero no abundan en ejemplos de la
inmediatez de representaciones que se forman en el preciso momento en que sentimos.
Esa inmediatez del sentir tiene que ver con el contenido que se queda en nuestra
memoria, en el momento en que se está formando ese contenido es cuando estamos
sintiendo algo que precede a toda nuestra experiencia, es el momento mismo en que
estamos formando experiencias sobre la base de las cuales se fundarán otras. Por
ejemplo, el cúmulo de emociones vividas en el momento en que un niño por vez primera
siente el fuego. La representación que inmediatamente se forma del fuego es tanto, el
conocimiento sensorial sobre el mismo: como es: el color rojo, el bailoteo de las llamas,
pero al mismo tiempo, hay una percepción interna: la sensación de sobresalto al tener el
dolor, combinada con el susto de la fuerte voz de su madre al intentar prevenirlo. Esta
sensación interna formada tanto por emociones físicas que marcan las decisiones
posteriores sobre tocar o no el fuego, en combinación con la sensación interna de la
forma en que reaccionó la madre van formando inmediatamente un valor, este valor no
necesita mayor reflexión, el fuego es peligroso. Y se da un principio de supervivencia, el
cual será importante para toda toma de decisión moral posterior: Hay que ser cuidadoso
al acercarse al fuego. Que aunque si bien es en principio, una forma incipiente de decisión,
en la cual diríamos que influyó sobre todo el sobresalto del niño al escuchar el grito de la
madre, y diríamos que el infante actuó por acto reflejo, no dista mucho de las preferencias
de valor posteriores donde la persona con frecuencia tiene las emociones que fueron
primarias para tomar una decisión en un caso semejante al que enfrenta en un momento
actual donde se enfrenta con un conflicto o una decisión moral. Es decir, al estar

7
pensando sobre la solución de un problema moral se ve la persona a sí misma como un
reflejo de lo que los demás estarían juzgando sobre ella y se juzga a sí mismo y sus
decisiones pensando en como cree que se sentiría ella si los demás actuaran de tal o cual
forma, valorando sus posibilidades. Generalmente la persona no se percata que dicho
juicio que está haciendo sobre sí mismo es causado, más que por dilucidación propia sin
matiz de prejuicio, es toda la base para crear dichos juicios sobre sí sólo y únicamente las
valoraciones morales dadas por la forma en que fue conociendo cómo debe sentirse ante
determinados fenómenos que se le presentan. A menos que tenga un espíritu más
filosófico, por lo general las personas se juzgan a sí mismas bajo una percepción
sentimental (percepción basada en emociones) que no es electa por voluntad sino bajo el
auspicio de la manera como su personal historia emocional fue formándose.

Al inicio de este proceso de este tipo de principios que fungirán como base para muchas
decisiones, tiene que ver con la capacidad de atención en la que se encuentre en ese
momento el niño14
Conforme la percepción de imágenes unidas a emociones se están construyendo, al
mismo tiempo se construyen de acuerdo a las áreas sentidos eferentes relacionadas, se
forman, mapas sentimentales15, que en todos nosotros son diferentes en la corteza
cerebral y que, van cargados con la información que cada uno de nosotros en forma
individual y única va llenando con eso que está sintiendo el cuerpo. Sin embargo debido a
que están unidos con el objeto que crea la referencia causativa y a que pueden
modificarse por el organismo de quien son parte, estos mapas, o patrones temporales,
dado la manera en que se crean, tienen una naturaleza subjetiva:

14
Sobre la relación entre la percepción y la toma de decisiones se puede consultar a Hauke R. Heekeren,
Sean Marret y Leslie G. Ungerleider “ The neural systems that mediate human perceptual decision making”
Nature Reviews/Neuroscience Volume 9. June 2008. Donde concluyen que: “Perceptual decision making is
influenced not only by the sensory information at hand, but also by factors such attention, task difficulty,
the prior probability of the occurrence of an event an the outcome of the decision. (…) another fundamental
process in the making of a perceptual decision is the contribution of memory. Our past sensory experiences
are combined with current sensory inputs to inform our perceptual decisions.”
15
Damasio, Antonio, El error de Descartes, la razón de las emociones, Ed. Andrés Bello, Chile, 1996, p. 170

8
La esencia de la tristeza o alegría es la percepción combinada de determinados estados corporales
con pensamientos que se le yuxtaponen, complementados con una modificación en el estilo y
eficiencia de los procesos del pensamiento.
Un sentimiento respecto de un objeto determinado se basa en la subjetividad de la percepción del
objeto, en la percepción del estado corporal que engendra y en la percepción de alteraciones de
16
estilo y eficiencia en los procesos de pensamiento mientras todo lo anterior sucede.

Damasio argumenta la veracidad de su propuesta teórica basándose fundamentalmente


en tres pruebas:
Los estados corporales causan sentimientos o los inhiben por lesiones en zonas cerebrales
necesarias para la representación de estados corporales. Damasio le llama cartografía
corporal falsa; como la analgesia natural en el caso de heridas infringidas a causa del
propio peligro o por el hecho de la huida.17
La capacidad empática es otra razón para sostener que los mapas corporales del sentir
pueden ser subjetivos. Por último, el cerebro nos permite alucinar determinados estados
corporales por diversos medios, como algunos medicamentos, drogas, anestésicos, o la
meditación, e incluso los sentimientos de desesperación o por lo contrario los de
esperanza y salvación.18

Todo esto es importante en el proceso del sentir y tener sentimientos como susceptible
de modificación para comprender tanto la formación que tienen como también la
flexibilidad de que pueden ser objeto y por lo tanto sobre esa flexibilidad la modificación
así mismo de toma de decisiones y actos morales.

Por último, para destacar la manera en que la tesis del percibir sentimental es apoyada

16
Ibíd. P. 171-172.
17
Damasio, Antonio, En busca de Spinoza, Neurobiología de las emoción y los sentimientos, Critica, España,
2006, p. 112.
18
Ibíd. P. 122.

9
por la neurobiología hace falta realizar algunas distinciones de términos, que nos llevarán
también a una aclaración de procesos, puesto que, como vimos en las primeras páginas,
Scheler parece sumamente atinado al hablar de qué es y cómo encontrar la percepción
sentimental como base formadora de los valores morales; pero, hace falta, una aclaración
del proceso biológico del percibir sentimental, parece esta distinción de términos una
buena base teórica para abundar en el proceso de cómo se da el percibir sentimental, ésta
descripción biológica que no menciona Scheler, distingue aun mejor por qué hay que
considerar como sustento de los valores morales este percibir sentimental.

En el caso sobre la experiencia que tiene el niño con el fuego, se nos explicita cómo la
percepción sentimental es la experiencia inmediata que se forma en el niño en el
momento de percibir el grito desesperado de su madre, el dolor en la piel, etc., y que, en
la memoria del niño quedará marcada la historia de decisiones como estados
emocionales. Aquí es donde hay que hacer una distinción, puesto que podemos identificar
la diferencia perceptual entre el dolor, y lo que causa la desesperada voz de su madre.
Aunque ambas son experiencia trabajando en conjunto sobre un mismo objeto o
fenómeno, se pueden clasificar unas, como emociones meramente físicas, el dolor, y, las
otras, más complejas, porque generalmente ya van cargadas de emociones y percepciones
sensoriales previas, son los sentimientos, el resultado de lo que crea en el niño el
acontecimiento mismo junto con el tono de desesperación en la voz materna.
Para aclarar en que consiste la emoción para la neurobiología tomaremos la definición de
Damasio, que sostiene:

Cuando se habla de emociones, estas tienen que ver con la relación entre impresiones que se llevan
a cabo en el organismo, son como sensaciones que interpelan y preparan el cuerpo para actuar:
reacciones fisiológicas: químicas, neuronales y mecánicas, que tienen que ver con la reacción
19
misma del organismo.

19
Damasio, Antonio, En busca de Spinoza, Neurobiología de la emoción y los sentimientos. Ed. Crítica,
España, 2006. P. 55.

10
Aunque la definición de Damasio ha sido polémica y considerada por algunos autores de
insuficiente, confusa y poco clara.20 Otros consideran que la distinción más importante la
21
ha brindado Damasio en aclarar la diferencia entre emociones y sentimientos. Sin
embargo, si bien la neurobiología ha dado luz por medio de resonancias magnéticas22
acerca de cómo funciona el proceso de reflexión acerca de un problema o de un dilema
moral mostrándonos cómo están implicados los ventrículos prefrontales en la toma de
decisiones morales no han explicado el proceso por medio del cual se forma dicha relación
entre la “imagen” de un determinado objeto percibido y su relación con la emoción o
emociones que, según Damasio, forman el sentimiento. Scheler tampoco explicó nada al
respecto, obviamente los medios empleados por la fenomenología ofrecieron gran luz
para hacer partícipes a las emociones en el proceso de la toma de decisiones morales, y
éste pensador encontró algo que no ha sido ni siquiera planteado por la neurobiología ni
por la psicología, esto es la percepción dada en un momento determinado en el cual,
unido a ciertas emociones sin precedente, forman la percepción sobre la cual se basarán
(serán la causa) de la preferencia de valores morales. La psicología, tanto cognitiva como
conductual, han llevado a cabo estudios empíricos y experimentales, respectivamente,
para dar mayor luz a este aspecto, sin embargo han concentrado sus investigaciones,
únicamente, sobre la relación entre las emociones y la toma de una decisión moral.
Todavía, la investigación sobre el momento en que se relaciona una imagen con una
emoción es territorio no explorado, no se ha realizado nada respecto. Watson encontró
en sus investigaciones una relación directa entre causar una emoción a un niño y las libres.
Sin embargo, dichas investigaciones adolecen de no ser éticas y que investigaron solo una
parte de las emociones: la relación entre el temor y una imagen. Es menester realizar
investigaciones que ahonden en el tema de las emociones relacionadas a imágenes de una

20
Bennett, M.R. & Hacker, P.M.S., Philosophical Foundations of Neuroscience, Blackwell Publishing, Oxford
2003, Part II, Cap. 7
21
Frijda, Nico H., “Emotions experience” Cognition and Emotion, 2005, 19 (4), 473-497
22
Joshua Greene ha sido en el último lustro quien mayormente ha investigado acerca de las áreas cerebrales
que intervienen en la toma de decisiones morales.

11
forma continua, es decir una investigación longitudinal, que se basara en una metodología
clásica para experimentar posteriormente en una operante. Si bien las investigaciones que
maneja la psicología cognitiva han concluido en que hay una relación directa entre las
emociones que tienen el cuidador de un infante y la forma en que este actúa, al mismo
tiempo han arrojado en dichas conclusiones que entre más atractivo es el objeto de deseo
en el infante éste aparenta no ser atraído por él, cuando el tutor no lo aprueba, sin
embargo regresa al objeto tratando de no ser visto. Esto podría ser un indicio de
corroboración de la teoría scheleriana respecto a que hay una moral social, cuya
aceptación es el detonante para que la persona la promueva, y hay otra moral “real”, que
es la que la persona lleva a cabo, y que generalmente desconoce los motivos por los
cuales actúa de forma distinta a los valores que quisiera tener.23
Se han hecho investigaciones sobre si afecta la agresividad vista en la televisión tanto a
adultos como a niños. O sobre si hay relación entre el tamaño de una fotografía y la
intensidad de emociones que evoca.24 Sin embargo estos estudios aunque consideran la
relación entre motivación y emociones generalmente no relacionan la toma de actitudes o
preferencias en general, mucho menos morales en particular, con un desarrollo de
emociones o con una percepción sentimental específica o basadas en emociones
específicas. Generalmente dichos estudios, sobre todo los realizados en niños, que tienen
como objetivo observar la relación entre emociones y actos, éstos últimos tanto de toma
de decisiones como actitudes. Empero no llegan a distinguir el eidos trascendental del que
habla Scheler, el cual tiene que ver más bien con un momento (o varios) de percepción
intuitiva, en el que se integran emociones con actos moralmente valiosos. Sólo unos
cuantos estudios han tomado en cuenta la relación que tiene un infante con su sentir y su
actuar, sin embargo se trata de estudios que generalmente son transeccionales en

23
Scheler, Max, Ética, Caparrós, España 2001, P.
24
Codispoti, Maurizio, & De Cesarei, Andrea, “Arousal and attention: Picture size and emotional reactions”
Psychophysiology, 44 (2007) 680-686, Blackwell Publishing 2007

12
algunos casos descriptivos en otros correlacionales causales.25
Algunos otros estudios, sobre todo basándose en las investigaciones de Damasio y Ledoux
han encontrado, por medio de resonancias magnéticas, la inseparable relación entre actos
morales, decidir acerca de los mismos, y las áreas que describe Damasio como la parte del
cerebro donde se alojan las emociones, el ventrículo prefrontal.26

Scheler en general se refiere a que, primeramente, encontramos sentimientos de estado


que son nuestras tendencias a amar u odiar determinadas cosas o fenómenos de acuerdo
a nuestras experiencias, estos sentimientos de estado son hallado por la percepción
interna la cual se refiere a la acción intencional de percatarse de los contenidos de
sentimiento en el momento mismo de estarlos teniendo, así dice en el momento de la
orar o de amar a alguien.27 Por ejemplo en el momento mismo que sentimos en nosotros
ira, amor por otro o fervor religioso, la atención que prestamos al contenido,
concentrémonos en este caso en la ira, el poder prestar atención al contenido de
sentimiento en el momento en que experimentamos “ira”, sería eso un estado afectivo
dado por la capacidad del percepción interna. Por otro lado, Scheler no habla
específicamente de sentimientos como lo harán los neurobiólogos de los que hablamos,
más bien Scheler habla de:

(…) una tendencia involuntaria de un hombre que lo atan a ciertos dominios funcionales y activos
caracterizados por especiales categorías de valor, a través de las cuales mira el hombre
preferentemente al mundo (…) que en manera alguna existen para una actitud puramente
28
pensante, y que tampoco puede encontrarse en nosotros en la percepción interna.

25
Repacholi, Betty, & Meltzoff, Andrew, “Emotional Eavesdropping: Infants Selectively respond to indirect
emotional signals” Child Development, March/April 2007, Volum 78, Number 2, P. 503-521
26
Greene, Joshua, The Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Truth about Morality and What to Do about It, a
dissertation presented to the Faculty of Princeton in candiday for the degree of Doctor of Philosophy,
directed by Gilbert Harman, 2002, Chapter 3. P. 149-156.
27
Ibídem, p. 60
28
Ibídem, pág. 62-63

13
Tal descripción corresponde con la definición de Hume acerca de sentimientos y que es
empleada actualmente por neurobiólogos y estudiosos de las resonancias magnéticas en
la toma de decisiones morales.29 Respecto a los sentimientos, Scheler solo los entiende,
primeramente, como inmediatamente relacionados con el percibir sentimental:

Por de pronto hay un percibir sentimental intencional primario. Esto se muestra muy bien cuando
se dan simultáneamente el sentimiento y la percepción sentimental y el sentimiento es aquello a lo
30
que se dirige el percibir sentimental.

(…) Los estados sentimentales son radicalmente distintos del sentir o percibir sentimental: aquellos
pertenecen a los contenidos y fenómenos, y éste a las funciones de la aprehensión de contenidos y
fenómenos. La naturaleza de todos los sentimientos específicamente sensibles es el ser estados.
Los sentimientos se enlazan con el objeto gracias siempre a los actos de referirse, posteriores al
31
estar dado del sentimiento.

Por lo tanto, volviendo al ejemplo del niño y su experiencia con el fuego. El afecto o la
emoción tienen que ver con todos los cambios físicos y químicos que hay en el organismo
en el momento mismo de tener dolor y un acto reflejo para quitar el dedo; sin embargo el
dolor mismo se convierte ahora en una emoción ya reconocida sobre la base de la cual se
crearán estados emocionales, sentimientos, que tratarán de prevenir, o fungir de guías de
acción para las próximas realizaciones del organismo, evitando lo que cause dolor,
provocando lo que le lleve al placer. Sobre la base de esta misma idea es que dice
32
Francisco Mora que el dolor y el placer son también emociones y no meramente
sensaciones.

29
Greene, Joshua, Opus cit.
30
Scheler, Max, Ética, Op. Cit., pág. 358.
31
Ibídem, pág. 359.
32
Mora, Francisco, El cerebro sintiente, México, Ariel 2004, p. 40

14
Todo lo anteriormente dicho es una sucinta síntesis de cómo distingue Scheler los
contenidos de conciencia que le llevan a descubrir en las percepción sentimental el
fundamento de los valores. Qué dicen al respecto los neurobiólogos:

Los sentimientos tienen más bien relación con un estado intelectual reconocido y
modificado por los conocimientos de quien los tiene. Hablando diacrónicamente las
emociones anteceden a los sentimientos y en cierta medida son una parte de la causa de
éstos; esta postura la sostienen tanto Joseph Ledoux, Antonio Damasio y Francisco Mora.

Emociones

Una emoción, como felicidad, tristeza, vergüenza o simpatía, es un conjunto complejo de


respuestas químicas y neuronales que forman un patrón distintivo.33

Las emociones son respuestas automáticas a un determinado estímulo, a veces complejo,


que interpelen a un organismo. 34

El cerebro está preparado desde el nacimiento para responder a determinado estímulos


emotivos (llamados biológicamente estímulo emocionalmente competente EEC), esto es,
el objeto o acontecimiento cuya presencia, real o en rememoración, desencadena la
emoción.

33
Damasio, Antonio, En busca de Spinoza, Neurobiología de la emoción y los sentimientos, Ed. Crítica, 2006,
p. 55
34
Tanto LeDoux como Damasio se encuentran de acuerdo en esta definición de “emoción”. Sin embargo los
estudios de LeDoux se han centrado en el comportamiento, reacciones y fisiología de las ratas ante
estímulos que causan la emoción de miedo y terror. Cfr. LeDoux, JE., “Emotion Circuits in the Brain”, Annu.
Rev. Neurosci., 2000, 23: 155-184 (LeDoux, 2000)

15
Sin embargo la lista de EEC no se halla confinada a los repertorios que prescribe la
evolución. Incluye muchos otros aprendidos en toda una vida de experiencia. El resultado
inmediato de estas respuestas es un cambio temporal en el estado del propio cuerpo, y en
el esto de las estructuras cerebrales que cartografían el cuerpo y sostienen el
pensamiento. 35

Según Damasio el resultado último de las respuestas, directa o indirectamente, es situar al


organismo en circunstancias propicias para la supervivencia y el bienestar.

Sin embargo, si bien Damasio, entre otros, nos habla del proceso de las emociones, y nos
sitúa en una definición donde podamos diferenciarlas respecto a otras sensaciones
significantes de nuestro organismo, lo que tiene en común con Scheler es la apreciación
de la emoción como parte de la vivencia intencional por medio de la cual se sustentan
importantes medios de decisión, como en este caso tratamos las emociones como base de
los valores morales. Una razón por la que se puede tomar a la emoción como uno de los
principales sustentos de la decisión moral es el hecho de que las emociones son una parte
fundamental de la cognición; así nos dice Damasio: “Las emociones pueden actuar como
guías cognitivos.”36

Esta última aseveración con la que se concluyó la exposición de las pruebas de la


neurobiología como fundamento del percibir sentimental. Damasio no las prueba
directamente. Sin embargo, la psicología se ha encargado de comprobar, por medios
empíricos y experimentales, que las emociones pueden actuar tanto como guías
cognitivos, como dice Damasio, así como guías para toma de decisiones y de acciones. Se
apelará a algunos investigadores en psicología cognitiva y conductual que desarrollan
diversas investigaciones empíricas y experimentos psicológicos para llegar a esta misma

35
Ibídem, p. 55
36
Damasio, Antonio, El error de Descartes, la razón de las emociones, Ed. Andrés Bello, Chile, 1996, p. 154.

16
conclusión: que son las emociones, acumuladas en significados de sentimiento, las que
finalmente nos llevan a tomar decisiones y acciones.

Algunos experimentos en psicología que podrían apoyar la existencia de la percepción


sentimental.

Laura Helmuth37 argumenta que el razonamiento moral depende de las emociones. Se


vale para llegar a dicha conclusión en encuestas sobre dilemas morales, semejantes a la
metodología empleada por Kohlberg; pero llevada a cabo en adultos. En los cuales Joshua
Greene hizo uso de resonancias magnéticas para ver que parte del cerebro se iluminaba
cuando se aplicaba dicho experimento a las personas que estaban deliberando sobre
problemas morales. El resultado fue que se iluminaron las áreas del giro frontal medio del
cerebro, el giro angular posterior; los cuales se ha mostrado que se activan cuando alguien
se encuentra triste, asustado o decepcionado.38

Helmuth termina su artículo mencionando que si bien este experimento no dice nada
acerca de qué está bien o qué está mal, si inicia la respuesta a una pregunta relacionada:
cómo decide la gente que está bien y qué está mal.39

Por su parte, R. B. Zajonc encuentra:

*…+ que en general, es para nosotros mucho menos importante si alguien nos ha dicho “eres un amigo o
40
eres un demonio”, que saber si fue dicho con afecto o con desprecio.

37
Laura Helmuth, “Moral reasoning relies on emotion” Science; Sep 14, 2001; 293, 5537; ProQuest
Biology Journals
pg. 1971
38
Ibíd.: Joshua Greene used functional magnetic resonance, while the people were deliberating about moral
dilemmas emotion areas of their brains lit up, the team of Greene found. These areas, the medial frontal
gyrus, posterior cingulated gyrus and angular gyrus, have been shown to be active when some one is sad,
frightened, or otherwise upset.
39
Ibid. Pág. 1972.

17
Zajonc considera, que tanto los sentimientos, como los pensamientos involucran
contenido informático y energético, sin embargo, las experiencias sentimentales están
más cargadas de contenido energético, mientras que las experiencias de razonamiento
están más cargadas más bien de información. Para llegar a dicha conclusión y para
sostener la tesis de su artículo, de que las preferencias no necesitan inferencias, se basa
en diversos estudios experimentales hechos por un grupo no menos diverso de
pensadores versados en dicho tema.

Algunos de los autores en los cual se basa son Keenan y Bailette, los cuales descubrieron
en pruebas realizadas en 1979 que lo que hace que se conserven en la memoria algunos
conocimientos, no es que se aumente el número de conocimientos que un sujeto tiene
respecto a un tema; sino, más bien, lo que hace que un saber permanezca en la memoria
es lo que el sujeto siente acerca de eso que sabe.

Sandalla y Loftenes descubrieron en 1972 que los sujetos a quienes sometieron a una
prueba de memoria recordaban más fácilmente palabras asociadas con imágenes que le
provocaban algún efecto de gusto o disgusto; y que les era, a estos mismos sujetos, más
difícil recordar imágenes cuyas palabras nombraran algo emocionalmente neutro.41

Un experimento realizado por Anderson y Hubert sugirió que la impresión de respuesta


está basada en un sistema de memoria diferente que el que se basa en el recuerdo
nombrable:

40
Zajonc, Robert B. “Feeling and Thinking, preferences need no inferences” American Psychologist Magazin,
Febrary 1980, Vol. 35, No. 2, 151.
41
Ibíd. Pág. 167.

18
Conforme cada adjetivo es recibido, su significado es extraído y combinado con la
impresión presente, haciendo así más flexible que la impresión cambie. Una vez que es
hecho esto, el adjetivo por sí mismo ya no es necesario para tener una impresión.42

Dreben, Fiske y Hastie43 encontraron resultados semejantes en la asociación de adjetivos


cargados emotivamente, respecto a la impresión de las imágenes que se les iban
mostrando a los sujetos de experimentación.

Daniel Gilbert44 et al., mostraron por medio de diversos experimentos realizados a


estudiantes de la universidad que a pesar de que la gente no tiene conciencia de la forma
de operar del sistema cognitivo que regular las experiencias afectivas negativas, a lo cual
llama “sistema de inmunidad psicológica”, generalmente ellas *las personas+ tienden a
sobrestimar la duración de las reacciones afectivas a los eventos negativos. Así lo
mostraron 6 estudios realizados a más de 700 estudiantes sobre realizar predicciones de
cómo se sentirían en distintas situaciones donde consideraran que el sistema de
inmunidad psicológica reaccionaría previniéndolos de actuar. Los experimentos mostraron
que la mayoría de las personas fallan al intentar actuar sobre las predicciones llevadas a
cabo por su sistema de inmunidad psicológica. Todos ellos decidían actuar o dejar de
actuar bajo lo que consideraron que cada uno sentiría si actuaran de tal o cual manera.

42
Zajonc, Robert, “Felling and Thinking, Preferences need no inferences”, American Psychologist
Association, Inc., February 1980, Vol. 35, No.2, 151-175.

43
Anderson, J. R. Arguments concerning representations for mental imagery. Psychological Review, 1978,
85, 249-277. En Zajonc, Robert, Felling and Thinking, Preferences need no inferences, American Psychologist
Association, Inc., February 1980, Vol. 35, No.2, 151-175.
44
Gilbert, Daniel T., Comp., “Immune Neglect: A Source of Durability bias in Affective Forecasting”, by
American Psychological Association, Inc. 1998, In Journal of Personality and social Psychology 1998, Vol.75,
No. 3, 617-638.

19
Comparados con los afectos realmente vividos en situaciones reales la mayoría de las
personas fallaron en la predicción de sus emociones.45

La percepción sentimental del dolor, la cual es producto de las emociones, afectos (las
reacciones químicas y fisiológicas) como también producto del sentimiento que se tiene
del dolor de acuerdo al tono de la voz materna al intentar prevenirlo, ya estamos
hablando de una percepción sentimental dividida aunada a otras percepciones
sentimentales. Por ejemplo más allá de la toma de una decisión moral sin prejuicios, le
anteceden todos lo juicios previos a ella que se encuentran en una cultura o contexto
social, sobre lo que causa o no causa placer y lo que es correcto o incorrecto. El
matrimonio, por ejemplo es un concepto ya cargado de estados sentimentales que
tuvieron su origen en diversas percepciones sentimentales, como el dolor que pudiera
causar el rechazo de la familia cuando se decide no casarse. Tal decisión está determinada
por los mapas sentimentales de los que nos habla Damasio, que dependen de patrones de
experiencias netamente individuales.

Algunas investigaciones realizadas en niños pueden exhibir de forma más precisa cómo se
lleva a cabo el proceso y la conducta de la toma de preferencias de valores morales, en
estudios realizados tanto con niños pequeños como con infantes se han corroborado las
etapas de desarrollo de procesos cognitivos que serán la base de valores morales; y por
otro lado, se ha expuesto cómo de forma invariable los niños reaccionan ante las
emociones de aprobación o desaprobación frente al adulto, aunque cuando los niños
creen que nos son vistos por el adulto indefectiblemente hacen lo que les causa mayor

45
Opus Cit, from textual abstract: People are generally unaware of the operation of the system of cognitive
mechanisms that ameliorate their experience of negative affect (the psychological immune system), and
thus they tend to overestimate the duration of their affective reactions to negative events. This tendency
was demonstrated in 6 studies in which participants overestimated the duration of their affective reactions
to the dissolution of a romantic relationship, the failure to achieve tenure, an electoral defeat, negative
personality feedback, an account of a child’s death, and rejection by a prospective employer. Participants
failed to distinguish between situations in which their psychological immune systems would and would not
be likely to operate and mistakenly predicted overly and equally enduring affective reactions in both
instances. The present experiments suggest that people neglect the psychological immune system when
making affective forecasts.

20
placer o ganancia material, sobre todo estética.46Al parecer alrededor de los nueve a doce
meses de edad los niños son capaces de identificar las emociones de los adultos y
reaccionar ante ellas como pareciera más conveniente47, es decir saben lo que a un adulto
le causa enojo y tratan de evitarlo o buscar vías como causar ternura para intentar lograr
sus objetivos. Aunque cuando alcanzan la edad de consciencia algunos, como dice
Kholberg, tienen la capacidad de reconocimiento de las emociones como manejo de los
demás y de sí mismos otros lo ignoran aunque actúen basados en las mismas.

Por otro lado se exhibió cómo a pesar de que los niños pueden reconocer que sienten
culpa, remordimiento u orgullo, no reconocen estos sentimientos como causa de su
actuar moral48, sino que actúan en base a cómo se sienten sin reflexionar si son éstos, los
sentimientos, parte causante de su actuar, inclusive aunque lo expliciten verbalmente.

Un estudio realizado por Woolgar49 expone cómo los niños que se enfocan a los
“probabilidad de transgredirlas que aquellos que se enfocan en la anticipación de la culpa
o la angustia que sentirían se transgredieran una regla. Sin embargo los sentimientos que
fungen como guías de preferencias de valores morales se modifican a través del tiempo.50
De acuerdo a las emociones que en el proceso de toma de decisiones de conjugan a través
del tiempo para crear significados y, por lo tanto, sentimientos nuevos, es que cambia la
preferencia de reglas de valores morales, aunque pareciera que lo que no cambia es la

46
Nunner-Winkler, Sodian, “Children Understanding of Moral Emotions”, Child Development, 1988, 1323-
1338;
47
Barna, Joanne, & Legerstee, Maria, “Nine-and Twelve-month-old infants relate emotions to people’s
actions”, Cognition and Emotion, 2005, (19) 53-56 (Barna, 2005) (McClelland, Daved, et al, 1999)
48
McClelland, David, et al, “Children Recognition of Pride and Guilt as consequences of helping and Not
Helping”, Psychology and Behavioral Science Collection, 1999.
49
Woolgar, Matthew, “Children’s Play Narrative Responses to Hypothetical Dilemmas and T(Woolgar,
2001)heir Awareness of Moral Emotions”, British Journal of Developmental Psychology, 2001, (19) 115-128
50
Öhman, Johan, “Continuity and change in moral meaning-making: a transctional approach”, Journal of
Moral Education, 2007, 151-168

21
percepción sentimental de los valores morales, es decir las bases de preferencia
sentimentales que posee la persona para tomar un valor u otro.

Por lo tanto, aventurándonos a dar una hipótesis sobre estas pruebas experimentales
psicológicas y las teorías neurobiológicas, los actos de decisión moral estarían altamente
determinados por los sentimientos basados en la percepción sentimental que se tiene de
acontecimientos morales.

Con la presentación de estas investigaciones y las conclusiones que sus autores han
obtenido, llegamos a la conclusión propia de que la percepción sentimental es un
concepto filosófico fundamental en la investigación ética tanto como enn la compresión
científica del comportamiento humano para la distinción representacional cognitiva de
valores. Aquí se ha podido hacer uso de otras disciplinas no filosóficas, como la
neurobiología y la psicología, para reconocer el concepto de percepción sentimental como
dividido al menos por dos procesos: por un lado el de la captación de emociones; y, por
otro, los sentimientos que se tienen acerca de esas emociones, que darán, en su unión,
un estado sentimental que guiará nuestros actos morales. De esta forma, se ha abundado
en los elementos procesuales de la hipótesis de Scheler sobre percepción sentimental
como fundamento de la decisión y acto moral.

Lo que aquí se ha pretendido es dar elementos de sustento suficientes que nos brinden
mayor certeza sobre la existencia de la percepción sentimental como base de valores
morales, y así presentarlo como un motivo suficiente para sostener la necesidad de la
búsqueda, teórica y empírica, sobre cómo se da el proceso de percepción sentimental, y
de qué manera la unión de diversas percepciones sentimentales da lugar a decisiones y
actos morales.

Sin embargo, aunque ha quedado expuesto en las investigaciones fenomenológica de


Scheler tanto como en la psicología y en las neurociencias el papel fundamental de las
emociones y los sentimientos como causa de la preferencia de valores morales no se ha
realizado una investigación experimental que distinga los pasos del proceso de la
formación de emociones y la relación longitudinal y experimental de estas emociones con

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la creación de sentimientos que llevarán a acciones, y la forma, por supuesto en que el
conocimiento crea, asimismo, emociones que también forman bases de dilucidación de
preferencia de valores.

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