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Universidad Santo Tomás | Facultad de Teología | Filosofía institucional | Farud Bríñez | 29 sept.

2020

Una vocación al estilo de Jeremías1: desde el vientre materno


El 4 de agosto nacería no solo una vida sino una vocación, que como al estilo de Jeremías desde su
vientre materno fue elegido para ser consagrado por Dios. “Consagrado” ya que no estaba planeado
por mis padres, incluso mi madre ya había sido operada, y en eso radica la parte divina. Fue
operada sin saber que estaba embarazada.

Sin embargo, aquel 4 de agosto el 99% de nacimientos fue de niñas, de mujeres, excepto yo, único
varón que nacía en aquel hospital, alegría no solo para mi progenitora sino para el médico que
atendió el parto, ya que fue el primero que me tomó, me abrazó y alegremente me dio , sin mi
consentimiento, un paseo por el hospital anunciando la llegada de una nueva vida al mundo. El
motivo de la alegría del profesional de la salud se produjo precisamente por ser el único hombre que
nacería aquel día, un gesto probablemente machista pero al mismo tiempo fue el gesto que me dio
la bienvenida al mundo terrenal.

Los años pasaron, y como es natural según el orden biológico seguí creciendo, al sur del Tolima, en
un clima bastante caluroso, en zona rural y acompañado de muchos animales continuaba mi historia
de vida. Alegre con lo que la vida me permitía vivir y tener, con los compañeros de escuela, niños
que nos caracterizábamos más por la ingenuidad y la timidez que por otros factores como la
tecnología o los videojuegos más posibles en la parte urbana que en la rural, una vereda que era en
la cual yo residía llamada “puente de Cucuana”, perteneciente al municipio de Ortega departamento
del Tolima.

En el campo colombiano con lo que más se trabaja es con la agricultura y la ganadería, no fue mi
excepción. A temprana edad colaboraba con los oficios de la casa y también con el cuidado de los
animales –vacas que eran propiedad del círculo familiar- y que debían llevarse a distintos lugares y
“pastorearlas”, esto quiere decir, acompañarlas mientras bebían y comían en otros terrenos. Estar
atento de ellas para que no hicieran estragos en propiedades ajenas y además estar atento que no

1
Profeta y personaje bíblico que data del año (566 A.C.) Se llama "profeta" al que trae mensajes de Dios. El nombre
Jeremías significa: "Dios me eleva". El Capítulo 1 versículo 5 que narra la historia de su vocación dice lo siguiente:
"Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses, te tenía consagrado: yo profeta de
las naciones te constituí." Expresión bíblica que hago mía y asemejo a mi historia personal de vida y vocación.
se alejaran demasiado del lugar donde eran llevadas ya que habían peligros, uno de ellos era el de
una vía nacional que atravesaba la vereda y los lugares donde ellas –las vacas o reses- eran
llevadas y la cual comunica el Tolima de Norte a Sur, hecho que hace que sea frecuentemente
transitada por todo tipo de vehículos y a todo tipo de velocidad.

Pero esta no era la única actividad desarrollada durante mi infancia. Un enero del año 2003 a la
edad de 11 llegaría a la vereda puente Cucuana un sacerdote, el cual, aparte de su oficio de cura
también era docente, persona que desde ese momento me inculcaría el amor a Dios y a su vez, con
su testimonio me empujaría a desear el seguimiento de Dios de la misma manera que él. Con un
profundo sentido social, este sacerdote luchó por la construcción y aprobación por parte del estado
de los dos grados de colegio que hacían falta: décimo y once, para aquel entonces solo existía la
formación hasta el grado noveno y para los siguientes años los jóvenes debían desplazarse a alguno
de los pueblos vecinos: Guamo u Ortega. Abogó además por el puesto de salud, por el cuidado de
un caudaloso río que era fuente de sustento para muchas familias no solo por los pescados sino
también por el turismo, digo “era” porque una represa que fue construida no solo lo deterioró,
prácticamente acabó con él. También, este sacerdote fundó parroquia, esto implicó su construcción
y formación del pueblo. Estos hechos fueron algunos de los perpetrados por el ministro consagrado
y que despertaron, como ya dije, el deseo de seguir a Cristo de la misma manera.

Efectivamente, el deseo ocurrió: el 11 de enero del 2009 ingresé al seminario de la Sociedad de San
Pablo ubicado en la calle 170 #8g-31 de la ciudad de Bogotá. Inmediatamente inicié mi formación
con los estudios filosóficos, los cuales culminé el año 2012. Actualmente me encuentro finalizando
los estudios teológicos y en la parte final de mi formación académica y canónica a poco tiempo de
recibir las órdenes mayores y ser ordenado sacerdote.

Hoy, 28 años después, de aquel nacimiento, puedo decir que esta es la historia de mi vida: crónica
de una consagración anunciada. Que la promesa o anuncio hecho por Dios desde el vientre materno
a Jeremías también me lo hizo a mí. Seguir los pasos de Cristo es el llamado que diariamente
siento, llamado que inició en el vientre y se ha ido perpetuando a través de cada etapa de mi vida y
que actualmente se mantiene latente siguiendo el llamado y vocación que Él me ha trazado.

Por: Farud Bríñez

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