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Santiago, uno de julio de dos mil veintiuno.


Vistos y teniendo presente:
1°) Que, en estos autos rol N°1786.2921 ha
comparecido don Pablo Andrés Sanzana Fernández,
abogado, defensor penal público, por el condenado
Héctor Gonzalo Isla Álvarez, en causa RUC
1800489292-1, RIT 434-2019 del Segundo Tribunal de
Juicio Oral en lo Penal de Santiago, quien dedujo
recurso de nulidad en contra de la sentencia
definitiva de 14 de abril de 2021, la cual condenó a
su representado, como autor del delito de conducción
con placa patente adulterada, a la pena de 541 días
de presidio menor en su grado medio, ilícito
previsto y sancionado en el artículo 192 letra E y
de conducción con licencia de conducir cancelada, a
la pena de 61 días de presidio menor en su grado
mínimo, ilícito previsto y sancionado en el artículo
209, ambos de la Ley de Tránsito, N°18.290, con el
fin de que esta Corte, conociendo de los
antecedentes anule dicha sentencia y el juicio oral,
ordenando la realización de un nuevo juicio por
tribunal oral no inhabilitado, con costas.
Explica que el recurso de nulidad se funda en
la causal de la letra e) del artículo 374, en
relación con el artículo 342 letra c), ambos del
Código Procesal Penal, pues el análisis efectuado
sobre la prueba rendida en el juicio oral, para dar
por establecida la participación, a título de autor
del delito de conducción con placa patente
adulterada, no cumple con los requisitos del
artículo 297 del mismo Código ni con el estándar de
convicción del artículo 340 de ese cuerpo legal, lo
que se traduce en que el fallo recurrido no cumple a
cabalidad con los requisitos que le impone la letra
c) del artículo 342.
Expresa que el tribunal dio por acreditados los
siguientes hechos:
“El día 19 de mayo de 2018, a las 14:05 horas
aproximadamente, en intersección de Domingo Santa
María con Fermín Vivaceta, de la Comuna de
Independencia, HÉCTOR GONZALO ISLA ÁLVAREZ condujo
el vehículo placa patente única UCXJS-92, con las
placas patentes adulteradas con huincha aislante
negra, en que la letra C fue modificada como O y la
J modificada como U. A su vez, el imputado
desempeñaba la conducción con licencia de conducir
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cancelada según consta en sentencia dictada en causa


RUC 1600533619- 1, del Séptimo Juzgado de Garantía
de Santiago, con fecha 22 de septiembre de 2016,
resolución notificada personalmente al acusado”.
(Sic).
2°) Que el recurso denuncia que el fallo
impugnado incurre en la causal de nulidad del
artículo 374 letra e), en relación al artículo 342
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letra c) y el artículo 297, todos del Código


Procesal Penal, lo que determina que los miembros
del Tribunal Oral llegaran, mediante una valoración
apartada de los parámetros que exigen las últimas
dos normas citadas, a una convicción de
participación que no corresponde con la conclusión
que se habría obtenido de una racional e íntegra
ponderación de la prueba rendida.
Se refiere al “DEBER DE FUNDAMENTACIÓN DE LA
SENTENCIA COMO GARANTÍA DE LEGITIMACIÓN DE LA
ACTIVIDAD JURISDICCIONAL EN UN ESTADO DE DEMOCRÁTICO
DE DERECHO.”, indicando que el Código Procesal
Chileno (2000) acorde a lo descrito en los artículos
antes mencionados, y lo dispuesto en los artículos
1°, 4°, 5° y 19 N°3 inciso 5° de la Constitución
Política consagran un régimen político denominado
Estado Democrático y Constitucional de Derecho y
establecen la exigencia de que las decisiones
judiciales deban ser justificadas.
El Código Procesal Penal prevé en su artículo
36 el deber de los órganos jurisdiccionales de
motivación de sus decisiones, señala, para luego
afirmar que la simple relación de los documentos del
procedimiento o la mención de los medios de prueba
o las solicitudes de los intervinientes no
sustituye la fundamentación, lo cual tiene su
correlato en las normas que regulan la valoración de
la prueba en el juicio oral y la justificación de
las conclusiones probatorias en la sentencia
definitiva (esto es, el artículo 342 literal c), y
el artículo 297, sobre la valoración de la prueba,
al que el primero se remite. Ellas requieren:
-Que el Tribunal se haga cargo en su
fundamentación “de toda la prueba producida”,
incluso aquella que se hubiere desestimado,
indicando en tal caso las razones que hubiere tenido
en cuenta para hacerlo;
-Que el Tribunal señale el o los medios de
prueba mediante los cuales da por acreditado cada
uno de los hechos y circunstancia que dan por
probados;
-Que la fundamentación permita “la reproducción
del razonamiento” utilizado para alcanzar las
conclusiones a que se llega en la sentencia y que no
contradiga “los principios de la lógica, las máximas
de la experiencia y los conocimientos
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científicamente afianzados.
El Código Procesal Penal da paso a un sistema
de prueba objetivo o racional, contrario al modelo
subjetivo de prueba propio de un sistema de íntima
convicción en donde existen problemas de fiabilidad
judicial, dada la imposibilidad de control de las
creencias y apreciaciones erradas que pudiera tener
un juez, y en segundo lugar, impide la imparcialidad
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del juzgador, el cual siempre deberá resolver


cuestiones en las que tenga prejuicios que inclinen
la balanza a favor de aquello. Un sistema objetivo
de prueba o racional exige la motivación de la
decisión, la cual sólo será posible cuando la
resolución del caso se fundamente en elementos
racionales que permitan la reconstrucción del
razonamiento por cualquier tercero (el cual no tiene
acceso a la creencia individual del juez), y en
definitiva controlar la decisión de lo que “está
probado”, y no lo se haya “tenido por probado”, es
decir, lo que cada juez tiene de acuerdo a su
convicción como personalmente probado.
3°) Que, desarrollando el vicio en que incurre
el fallo, reitera que corresponde a la infracción al
artículo 374, letra e) en relación al artículo 342
letra c), del Código ya indicado, acusando que ha
sido pronunciado adoleciendo de una errónea
valoración de la prueba rendida. Entiende que la
libertad de prueba y la libre apreciación de la
misma en los términos del artículo 297 del mismo
Código, la prueba de cargo y en especial la
testimonial, por su contenido y sus contradicciones,
no cumplen con el estándar y metodología de
valoración que prescribe el artículo 297, a saber,
la víctima y testigos que declaran en juicio,
incurren en sendas contradicciones y no existe
ningún medio que corrobore, más allá de toda duda
razonable, la participación del acusado en el hecho
punible.
Recuerda que es el Ministerio Público quien
tiene la carga de la prueba, que debe ser
consistente, suficiente, pura e inequívoca a los
ojos del sentenciador, necesaria para conducir a una
certeza, respecto a todas y cada una de las palabras
y frases de los hechos acusados, tan cierto como la
efectividad del apremio que significa para el
imputado la imposición real de la pena solicitada.
4°) Que el recurso desarrolla un capítulo sobre
“Estándar de convicción. Duda razonable.”, y dice
que de acuerdo al estándar de convicción establecido
en el artículo 340 del Código Procesal Penal, la
participación culpable del acusado en los hechos que
se les imputan, puede darse por establecida
directamente o mediante indicios o presunciones
judiciales, siempre que esa convicción tenga su
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punto de origen en hechos plenamente probados, de


acuerdo con la metodología impuesta por el artículo
297 del Código citado.
Así, el nexo entre el hecho base y el hecho en
consecuencia que se da por probado debe ser
coherente, lógico y racional, por ello es que el
artículo 297 obliga a estarse a la lógica, a las
máximas de la experiencia y a los conocimientos
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científicamente afianzados, de tal manera fundado


que permita la reproducción del razonamiento
utilizado para arribar a las conclusiones.
Una falta de concordancia entre las
conclusiones con las reglas del criterio humano a la
luz de la probanza rendida, que puede tener su
origen tanto en la falta de lógica o de coherencia
en la inferencia como por el carácter excesivamente
abierto, débil o indeterminado de la misma, no será
apta para lograr la convicción necesaria para
establecer su culpabilidad, superando la presunción
de inocencia que le beneficia.
Acusa que la sentencia impugnada se pronunció
con omisión de valoración de toda la prueba vertida,
toda vez que el tribunal se ha hecho cargo
parcialmente de la prueba rendida, desde que en el
considerando OCTAVO “valoración de la prueba
rendida” menciona que el funcionario de carabineros
MANUEL ALBERTO PÉREZ GÓMEZ señala “…Respecto de la
excusa dada por el acusado, el policía refirió que
el conductor dijo que alguien le había puesto esas
huinchas y que no se había dado cuenta …”,
declaración que corrobora la teoría de la defensa en
orden a que acusado desde el momento mismo de su
detención, al igual que en el juicio oral, afirma
que no sabía de la adulteración de la placa patente
y que señaló esta circunstancia a los carabineros
que lo controlaron en la vía pública. No obstante
que el acusado y su hijo señalan en su declaración
que no sabían de la adulteración, el tribunal opta
por desechar la teoría de la defensa.
Pese a que las declaraciones de los testigos de
la defensa dan coherencia y corroboración a la
versión del acusado, y que uno de los dos
funcionarios de carabineros que declaran en el
juicio dijo recordar que el acusado señaló que no se
había dado cuenta de la adulteración, no permitiendo
a lo menos superar la presunción de inocencia, e
incluso constituyendo una duda razonable respecto
del conocimiento que exige el tipo penal de
conducción con placa patente adulterada, el Tribunal
decide condenar a su representado.

Existen lagunas fácticas en la investigación,


sobre todo en lo que dice relación con la
participación del acusado en el hecho punible.
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5°) Que, seguidamente, el recurrente se refiere


al análisis de la prueba vertida, y afirma que bajo
el estándar de valoración exigido por el inciso 1°
del artículo 297 del Código Procesal Penal, se deben
analizar tres factores de valoración:
-Principios de la Lógica, primer factor del
señalado artículo 297 inciso 1°, e indica que se
infringe el principio de “no contradicción”:
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De acuerdo a la narración de las declaraciones


vertidas en juicio, se aprecian una serie de
contradicciones.
En segundo término se infringe el “principio
lógico de la razón suficiente”:
Explica que el principio de la “razón
suficiente” es un axioma, que, según lo expresado
por Leibniz en 1714 y desarrollado por Schopenhauer
en 1813 consiste en que “Ninguna enunciación puede
ser verdadera sin que haya una razón suficiente para
que sea así y no de otro modo”.
Establecer la conclusión a que llega el
Tribunal no posee razón suficiente, afirma, puesto
que no se pueden inferir el conocimiento del acusado
de la adulteración de las placas patente del auto a
partir de la declaración de los funcionarios
policiales, quienes al declarar en estrados señalan:
“El funcionario policial OSCAR MARDONES
MANRÍQUEZ, confirmó que el hecho ocurrió el día 19
de mayo de 2018, a las 14:15 horas aproximadamente,
en el sector en calle Fermín Vivaceta con Av.
Domingo Santa María.
“En cuando al hecho que motivo la fiscalización
y posterior detención del acusado, sostuvo que
mientras se trasladaba con el cabo Primero Manuel
Pérez Gómez, en el vehículo institucional, vieron a
un vehículo color gris, marca Peugeot, que en la PPU
la letra “O” estaba adulterada. El jefe de patrulla
le solicitó al acusado licencia de conducir al
conductor, pero no la portaba o no la poseía, sin
perjuicio de que fue identificado con la Cédula de
identidad como Héctor Gonzalo Isla Álvarez.
“En cuanto al delito de conducción con PPU
alterada, afirmó que él procedió a revisar las PPU y
verificó que ambas estaban adulteradas, con la sigla
OXUS-92, por lo que detuvieron al conductor y en la
unidad policial corroboraron “O “era una “C” unida
con una cinta aislante negra, la X estaba normal, la
“U” era una “J”.
“En las fotografías exhibidas reconoció ambas
patentes (delantera y trasera), tanto como estaban
al momento de la fiscalización, esto es, adulteradas
al menos en dos letras, y como lucían luego de
retirada la huincha aisladora, esto es, con sus
letras y dígitos originales.
“El funcionario de Carabineros MANUEL ALBERTO
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PÉREZ GÓMEZ confirmó que el hecho ocurrió el día 19


de mayo de 2018, aproximadamente a las 14:15 horas
en la comuna de Independencia, en Av. Domingo Santa
María con calle Fermín Vivaceta.
“En cuando al hecho que motivo la fiscalización
y posterior detención del acusado, sostuvo que
mientras se trasladaba con el funcionario Oscar
Manríquez, el vehículo que lo antecedía marca
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Peugeot, modelo 207, color gris, mantenía la PPU


adulterada ya que tenía un formato de vocales, ante
lo cual realizó un control vehicular.
“En cuanto al delito de conducir con licencia
cancelada, el funcionario policial afirmó que el
acusado Héctor Isla Álvarez no portaba licencia,
pese a que conducía, el automóvil marca Peugeot, año
2011.
“Respecto del delito de conducir vehículo
motorizado con PPU, el testigo afirmó que la PPU
trasera estaba adulterada ya que contenía las letras
y números OXJS- 92, pero al verificar se percató que
había instalado una huincha aislante de color negro
en la primera letra original del auto que
correspondía a una letra “C” y que fue modificada
con la letra “O” y la tercera letra “J” fue
modificada con la letra “U”. Procedió a detener al
conductor y una vez ingresada la PPU verdadera
figuraba a nombre del mismo conductor, quien además
no portaba la Licencia de conducir, por lo que lo
dejó citado al Juzgado de Policía Local por conducir
sin licencia de conducir.
“Respecto de la excusa dada por el acusado, el
policía refirió que el conductor dijo que alguien le
había puesto esas huinchas y que no se había dado
cuenta.
“En las fotografías exhibidas reconoció ambas
patentes (delantera y trasera), tanto como estaban
al momento de la fiscalización del vehículo marca
Peugeot, color gris, esto es, adulteradas al menos
en dos letras (OXUS-92), y como lucían luego de
retirada la huincha aisladora, esto es, con sus
letras y dígitos originales (CXJS-92).”
Argumenta que a partir de los dichos de estos
funcionarios solo queda claro que realizan un
control vehicular en la vía pública, y constatan que
las placas patentes están adulteradas con huincha
negra, y que el conductor señala no haberse dado
cuenta.
Tampoco se puede inferir de la declaración del
acusado, que se reproduce en el considerando CUARTO
que señala:
“…el acusado decidió prestar declaración,
refiriendo que ese día fue a buscar a un amigo para
que le maneja su vehículo. Fue a su domicilio, pero
no lo encontró porque estaba de cumpleaños, preguntó
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por Carlos y el papá le dijo que salió a comprar


insumos para la fiesta de cumpleaños. Se vio en la
obligación de salir a trabajar a la comuna de Paine
con su hijo, llegaron a la feria, debido a la
cantidad de gente que había en el lugar, se
estacionaron a dos cuadras de la feria y estuvieron
vendiendo dos horas sábanas, luego fueron al auto,
su hijo le dijo que la chapa del lado de él estaba
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adulterada y se vinieron, fueron fiscalizados, pero


no se dio cuenta que la patente estaba adulterada.
“Carlos Contreras le maneja su vehículo, pero
ese día su papá Carlos Contreras Coloma, le dijo que
no estaba.
“Él se vio en necesidad de conducir para poder
pagar la pensión de alimentos, y otros compromisos
que debía cumplir el día lunes. Trabaja con su hijo
Rodrigo Isla Becerra quien en ese minuto era menor
de edad.
“Llegó a la feria como a las 10:30 de la mañana
y estuvo hasta las 12:30 horas, calculando que Paine
está como a media hora de Santiago. El auto quedó a
dos cuadras desde donde se instalaron a vender.
Refiere que es un automóvil marca Peugeot, modelo
207, color gris.
“Indica que volvieron con su hijo con la
mercadería en bolsas. Cuando van saliendo su hijo le
dice que la chapa copiloto esta adulterada, esta
suelta, pero él no le tomó importancia.
“Dice que sabiendo que no podía conducir menos
se iba a arriesgar a hacer algo así. No sabía que
estaba adulterada la patente.
“Cuando salió de su casa el auto no tenía
adulterada la patente. Piensa que le intentaron
robar el auto, pero como tiene un chip no es fácil
robarlo. Esto fue el día 16 de mayo de 2018.
“Tuvo problemas de alcoholismo severo. Se hizo
tratamiento de rehabilitación donde estuvo un año
internado de agosto de 2019 a agosto de 2020 cuando
terminó el tratamiento en el Centro “Tú Puedes”. El
problema del alcohol le ha traído muchas secuelas,
está bien hoy, está contratado como supervisor en
una oficina.”
Concluye que de la declaración del acusado
queda claro que:
-El acusado no sabía de la adulteración de las
placas patentes.
-Las placas patentes no estaban adulteradas al
salir del domicilio.
-El hijo del acusado señala que al subir al
auto la chapa del copiloto estaba adulterada
(suelta) y que él no tomó importancia a aquello.
-Señala expresamente que no se iba a arriesgar
a hacer algo así sabiendo que no podía manejar y que
no sabía que la patente estaba adulterada.
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Tampoco se puede inferir de la declaración de


los testigos de la defensa, declaraciones que se
reproducen en el considerando QUINTO que señalan:
“Declaración de CARLOS ALBERTO CONTRERAS
VALENZUELA, quien refiere que Gonzalo Isla (el
acusado) fue a buscar a su hijo quien le maneja el
auto porque él no tiene licencia, pero su hijo
estaba de cumpleaños y andaba haciendo compras
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consistentes en unos insumos para su cumpleaños. El


vio caminando a Gonzalo, le explicó que no estaba.
Esto fue como a las 09:30 horas. A Gonzalo Isla lo
conoce como hace 20 años ya que el acusado lo
proveía de licores y se hizo amigo de su hijo quien
tenía licencia por lo que le pidió que le manejara
el vehículo. Como vendedor tenía que moverse de un
lado a otro. Esto ocurrió fue como hace 2 o 3 años
en el mes de mayo de 2018, lo recuerda porque era el
cumpleaños su hijo. El acusado venía caminando y
como su hijo no podía acompañarlo se devolvió a su
casa especula, ya que él le dijo que no sabía a qué
hora iba a llegar.
Declaración de RODRIGO ALEJANDRO ISLA BECERRA,
quien refiere que le ayuda a su papá, trabaja con su
hermano en una distribuidora, fue un fin de semana,
de feria, trabajaban en la feria vendiendo frazadas,
fueron a buscar a Carlitos, quien les manejaba el
vehículo para ir a la feria de Paine, pero no estaba
en su domicilio, su papá no tuvo más opción que
llevarlo a trabajar a la feria, estuvieron siempre
juntos y dejaron el auto marca Peugeot, modelo 207 a
dos cuadras de la feria, como hasta las 13:30,
cuando tenían que regresar, pero él se dio cuenta
que la puerta del copiloto estaba forzada, se lo
dijo a su papá pero no lo tomó en cuenta. Llegaron a
Santiago y lo fiscalizaron y no se dieron cuenta que
las patentes estaban tapadas. Era un auto color
gris. El auto quedó estacionado cerca de la feria
como dos cuadras porque estaba llena la feria, fue
antes de la pandemia. Llegaron como a las 11:30
horas y se fueron como a las 13:30 o 14:00 horas.
Volvieron al auto y notó que estaba forzada la chapa
del copiloto. Antes de subirse se dio cuenta, se lo
dijo a su papá, pero no le tomó atención, porque se
les había hecho tarde y tenían que regresar. Él era
menor de edad, Carabineros los detuvieron, a él lo
subieron al furgón. Sacaron a su papá del auto y lo
pusieron de copiloto. Lo detuvieron por adulteración
de patentes, pero no la adulteraron, no se dieron
cuenta, de lo único que se percató era de que la
puerta estaba forzada. No recuerda si su papá se lo
dijo a carabineros. Su papá vivía en un departamento
en San Miguel y el auto se guardaba en el auto en el
estacionamiento del edificio.”
De la declaración de RODRIGO ALEJANDRO ISLA
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BECERRA queda claro que:


-El acusado no sabía de la adulteración de las
placas patentes.
-Las placas patentes no estaban adulteradas al
salir del domicilio.
-El hijo del acusado señala que al subir al
auto la chapa del copiloto estaba adulterada
(suelta) y que el no tomo importancia a aquello.
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-Señala tampoco se dio cuenta de la


adulteración de las placas patente.
Por último, la declaración de CARLOS ALBERTO
CONTRERAS VALENZUELA da corroboración a la versión
del acusado.
El recurrente afirma que existe una ausencia de
toda base epistémica, y en ese sentido no se puede
determinar la participación y conocimiento del
acusado de los hechos de la acusación.
El tribunal debe hacerse cargo de toda la
prueba rendida, para reproducir el razonamiento que
los lleva a atribuir una conducta dolosa a la
intervención del imputado en el delito acusado, por
lo que no cumple con esta obligación.
6°) Que el recurrente se refiere, a
continuación, a las “Máximas de la experiencia:
segundo factor del señalado Art. 297 inc. 1°”.
Enseña que según Döhring, las máximas de las
experiencias son “normas de valor general,
independientes del caso específico, pero como se
extraen de la observación de lo que generalmente
ocurre en numerosos casos, son susceptibles de
aplicación en todos los otros casos de la misma
especie”, según cita de un libro que singulariza.
A este respecto el tribunal no se hace cargo
del siguiente problema: afirma erróneamente –en
opinión de la defensa- en el considerando OCTAVO
que:
“…Por lo demás quien si tenía una clara razón
para alterar la PPU era precisamente el acusado
quien tenía su licencia de conducir cancelada. Por
último, el hijo del acusado reconoció que su papá
vivía en un departamento en San Miguel y el auto se
guardaba en el auto en el estacionamiento del
edificio. Todos estos datos probatorios permiten
arribar a la conclusión de que el acusado conocía
que el vehículo que conducía tenía las PPU
adulteradas.”
De lo anterior se infiere, según el
razonamiento del Tribunal, que la circunstancia que
el imputado tenía la licencia de conducir cancelada
y que estacionara el auto en el estacionamiento de
un departamento constituye un motivo suficiente para
dar por acreditada la voluntad y conocimiento de
adulterar las placas patentes del automóvil,
contraviniendo las máximas de la experiencia, que
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señalan que una persona que maneja sin documentos,


quiere pasar desapercibido para así no llamar la
atención de la policía forzando un control policial.
Luego alude a “Bajo el estándar de valoración
exigido por el inciso 2° del artículo 297.”, y
“Omisión de valoración de la prueba rendida
favorable al imputado concordante con la teoría del
caso planteada por la defensa.”
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Añade que tal como se ha señalado extensamente


, solo se valora parcialmente la prueba consistente
en el testimonio de los funcionarios policiales y
desecha la tesis alternativa de la defensa, basada
en el testimonio del acusado, la prueba de la
defensa e incluso la prueba del Ministerio Público,
que señala que el acusado en el momento de la
detención informa a carabineros que no sabía de la
adulteración de las PPU.
Menciona defectos en cuanto a la reproducción
de la fundamentación:
-El Tribunal solo valora la declaración de los
funcionarios policiales parcialmente.
-No valora correctamente la declaración del
acusado y de los testigos de la defensa.
-Por medio de un razonamiento contrario a las
máximas de la experiencia, da por acreditado el
conocimiento del imputado de la alteración de las
placas patentes.
7°) Que, seguidamente, se refiere a la forma
como los errores en el método de valoración y
fundamentación, han influido sustancialmente en lo
dispositivo del fallo, afirmando que de no haberse
cometido los errores denunciados en la valoración de
prueba, el tribunal habría absuelto a su
representado, por no haberse alcanzado el estándar
de convicción y acreditar más allá de toda duda
razonable la participación de él en el delito de
conducción con placa patente adulterada por el que
fue acusado.
Sobre el perjuicio, dice que los errores del
fallo en la valoración de la prueba bajo el estándar
que exige el artículo 297, y expresamente sancionado
bajo la causal de nulidad del artículo 374 letra e)
del CPP, causaron a su representado grave perjuicio,
al condenarlo por un delito por el que debió ser
absuelto por no haberse logrado alcanzar, con la
correcta valoración de la prueba rendida, e
insuficiente fundamentación, el estándar de
convicción para acreditar más allá de toda duda
razonable, la participación de su representado en el
delito de manejo o conducción con placa patente
oculta del que fuera acusado y la existencia de
dicho ilícito, lo que trajo como consecuencia que se
condenó a su representado a la pena corporal
efectiva de 541 días de presidio menor en su grado
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medio, más las accesorias legales de suspensión de


cargo u oficio público mientras dure la condena.
En cuanto a la nulidad del fallo y del juicio
como única vía de remedio, afirma que los señalados
yerros en la aplicación del derecho en que aquel
incurrió han influido “sustantivamente” en lo
dispositivo de esa resolución y sólo son salvables
con el recurso de nulidad intentado, de modo que el
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fallo recurrido sea anulado y también anulado el


juicio, conforme ordena el artículo 386 del Código
Procesal Penal.
Como peticiones concretas, pide que, bajo la
causal invocada, de acuerdo a lo prescrito en el
referido artículo 386, se declare la nulidad del
juicio y de la sentencia, determinando el estado en
que debe quedar el procedimiento, ordenando la
remisión de los autos al tribunal no inhabilitado,
para que este disponga la realización de un nuevo
juicio oral.
8°) Que, con el objeto de realizar un adecuado
análisis del recurso, expuestos los argumentos del
mismo, corresponde traer a colación las normas
legales pertinentes.
El artículo 372 del Código Procesal Penal
dispone que “El recurso de nulidad se concede para
invalidar el juicio oral y la sentencia definitiva,
o solamente ésta, por las causales expresamente
señaladas en la ley.” Ello, en lo que interesa.
El artículo 374 del mismo Código agrega:
“Motivos absolutos de nulidad. El juicio y la
sentencia serán siempre anulados: …e) Cuando, en la
sentencia, se hubiere omitido alguno de los
requisitos previstos en el artículo 342, letras c),
d) o e);”
Luego, el artículo 342 prescribe, en lo que
atañe al presente asunto: “Contenido de la
sentencia. La sentencia definitiva contendrá:… “c)
La exposición clara, lógica y completa de cada uno
de los hechos y circunstancias que se dieren por
probados, fueren ellos favorables o desfavorables al
acusado, y de la valoración de los medios de prueba
que fundamentaren dichas conclusiones de acuerdo con
lo dispuesto en el artículo 297:
A continuación, el artículo referido, el 297,
manda lo que sigue:
“Valoración de la prueba. Los tribunales
apreciarán la prueba con libertad, pero no podrán
contradecir los principios de la lógica, las máximas
de la experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados.
“El tribunal deberá hacerse cargo en su
fundamentación de toda la prueba producida, incluso
de aquélla que hubiere desestimado, indicando en tal
caso las razones que hubiere tenido en cuenta para
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hacerlo.
“La valoración de la prueba en la sentencia
requerirá el señalamiento del o de los medios de
prueba mediante los cuales se dieren por acreditados
cada uno de los hechos y circunstancias que se
dieren por probados. Esta fundamentación deberá
permitir la reproducción del razonamiento utilizado
para alcanzar las conclusiones a que llegare la
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sentencia.”
Se ha mencionado, además, el artículo 340 del
mismo Código, el que precisa lo siguiente:
“Convicción del tribunal. Nadie podrá ser
condenado por delito sino cuando el tribunal que lo
juzgue adquiriere, más allá de toda duda razonable,
la convicción de que realmente se hubiere cometido
el hecho punible objeto de la acusación y que en él
hubiere correspondido al acusado una participación
culpable y penada por la ley.
El tribunal formará su convicción sobre la base
de la prueba producida durante el juicio oral.
“No se podrá condenar a una persona con el solo
mérito de su propia declaración.”
Conviene, previamente, hacer algunas
consideraciones sobre el transcrito artículo 340,
que como se dijo, fue citado por la defensa. En su
primera sección o inciso, es una copia casi textual
del artículo 456 bis del antiguo Código de
Procedimiento Penal, de modo tal que no constituye
una novedad en el sistema de enjuiciamiento en lo
penal, se limita a reglar una cuestión que es obvia
y básica: que para condenar debe existir convicción
del tribunal, adquirida sobre la base de las pruebas
existentes en el proceso. Si no hay pruebas, no
puede llegarse al nivel de condena, pues no
existiría base para formar la convicción y en esa
eventualidad simplemente se debe absolver y, aún
más, en ausencia de pruebas, lo más seguro es que el
asunto no llegue siquiera a un juicio oral y termine
de una manera alternativa, como sobreseimiento.
Además, la convicción a que se refiere el
precepto es el convencimiento íntimo del tribunal,
adquirido en relación al hecho de haberse cometido
un ilícito y haberle cabido participación en él al
acusado. Por lo tanto, la defensa no puede formular
reproche en este punto al tribunal de base, si su
convencimiento tiene por fundamento la evidencia
rendida. Desde luego, la convicción es del tribunal
y no de los terceros, sean o no ajenos al juicio.
Esto es, la convicción que se reglamenta no es la de
los abogados, las partes o incluso la de personas
que no tengan vinculación con el pleito y que
revisen el fallo por algún motivo personal, y como
convencimiento íntimo, no se divisa de qué manera se
podría reprochar la falta de convicción, si tal
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falta no fue expresada en la sentencia, desde que se


ha condenado al acusado.
9°) Que, continuando con el análisis del asunto
planteado, hay que recordar que el recurso se funda
en la transgresión de los principios de la sana
crítica, denunciando que el fallo impugnado habría
vulnerado reglas de la sana crítica, en particular
de la lógica y en forma específica, los principios
13

lógicos de razón suficiente y de corroboración.


Además, se han estimado vulneradas las máximas de la
experiencia, otro de los elementos de la forma de
apreciación probatoria denominada sana crítica. Todo
ello, en lo que se relaciona con la participación
del imputado, en cuanto la tuvo por acreditada
respecto del delito de conducir vehículo motorizado
con placa patente adulterada.
En términos generales, el primer principio
consiste en una proposición (o un conjunto de
proposiciones) cierta y de la que se desprende
lógicamente la tesis que se ha de fundamentar. La
veracidad de esa razón puede ser demostrada por vía
experimental, en la práctica, o puede inferirse de
la veracidad de otras proposiciones. La misma
defensa ha traído a colación la definición que
entregada por dos autores respecto del principio que
se dice quebrantado, cuya reproducción no es de
utilidad.
Y corroborar, en cuanto al segundo principio,
en términos simples, no es más que respaldar un
medio probatorio mediante otro. Alude, por lo mismo,
a la existencia de más de una prueba como exigencia
para el establecimiento, en el juicio criminal, sea
del hecho punible, sea de la participación e
incluso, de ambos aspectos, cuestión sobre la que
algo se adelantó en esta sentencia. En la especie se
ha reconocido explícitamente por la defensa el
ilícito ya aludido, pero se ha argumentado que no se
estableció la participación del imputado en los
hechos, entregando una versión que a los jueces del
fondo no les pareció convincente y no la aceptaron,
teniendo mucha razón en ello, cuestión que hay que
consignar desde luego, puesto que se advierte
fácilmente que constituye una explicación poco
razonable.
Se trata, entonces, de justificar la
suficiencia de los elementos de juicio disponibles
para declarar probada la hipótesis de la acusación,
de acuerdo a los criterios fijados por el estándar
de prueba, que en este caso, ha quedado explicado,
es la sana crítica y el tribunal, en este punto, ha
salido airoso, ya que ha logrado entregar los
antecedentes que le permiten desestimar la señalada
versión exculpatoria, siguiendo una línea de
razonamiento que cualquiera podría entender.
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Finalmente, para entender las máximas de la


experiencia, habría que citar lo que se entiende por
“experiencia” en el Diccionario de la Real Academia
Española. Se define del siguiente modo:
“1. f. Hecho de haber sentido, conocido o
presenciado alguien algo.”
“2. f. Práctica prolongada que proporciona
conocimiento o habilidad para hacer algo.”
14

“3. f. Conocimiento de la vida adquirido por


las circunstancias o situaciones vividas.”
“4. f. Circunstancia o acontecimiento vivido
por una persona.”
“5. f. experimento.”
Se trata, entonces, simplemente de eventos
generales, conocidos por todos y por lo mismo
fácilmente constatables pues corresponden al devenir
cotidiano de las cosas.
Sin embargo, la dificultad de invocar este
asunto estriba en que se debe invocar una
experiencia, con calidad de máxima o elevada por la
comunidad o cierto sector de ella a tal categoría,
esto es, a la categoría de un principio, que por lo
mismo resulta indiscutible, en términos que,
producida una situación similar, la solución del
caso concreto tendría que ser la misma.
La dificultad se presenta en la especie por
parte de la defensa, debido a que no ha especificado
sino una cuestión que ella entiende que corresponde
a una máxima de la experiencia, pero que constituye
solamente una invención suya para el caso
particular, ya que no se ha citado ninguna fuente
que la contenga y que la constituya en circunstancia
de conocimiento genérico o máxima de la experiencia.
10°) Que, empero, también la defensa en el
libelo respectivo ha acusado falta de pruebas e
incluso valoración incompleta de las evidencias,
argumentando asimismo que las decisiones judiciales
deben ser justificadas, recordando que el Código
Procesal Penal prevé en su artículo 36 el deber de
los órganos jurisdiccionales de motivación de sus
decisiones. Igualmente, habla de lagunas fácticas en
la investigación, lo cual no puede ser reprochado
mediante la causal utilizada en la especie, ya que
para impugnar la indagación, existen otras
herramientas jurídicas. En particular es poco
atinado el referido motivo para criticar la calidad
de la investigación.
Además, todo lo anterior, aun pudiendo ser
efectivo, en rigor no es constitutivo de las
falencias o vicios que ha invocado quien recurre,
aun cuando es posible admitir que podría tener
relación con el principio de corroboración. Sin
embargo, existe una diferencia notable entre lo
planteado y la finalidad del recurso interpuesto.
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Efectivamente, en la especie existen pruebas,


como se desprende de la propia relación que hace el
recurso, pero el recurrente cuestiona su aptitud
para acreditar la participación del imputado en los
hechos que se le atribuyeron en la acusación, con lo
cual se adentra en una crítica directa a la calidad
de las mismas y a la valoración hecha por el
tribunal, presentando una conclusión que extrae de
15

su propia ponderación.
Al respecto hay que recordar que como se ha
indicado a propósito de otros recursos similares, la
función del tribunal de nulidad –tribunal ad quem-,
en el marco de la causal invocada en el presente
caso, no consiste en criticar la calidad de las
pruebas ni llevar a cabo un análisis propio de las
evidencias rendidas en el juicio respectivo, sino
que solamente revisar si, en el estudio que hizo de
ellas el tribunal del grado y que se plasmó en la
sentencia, se atuvo al estándar que para ello
establece la ley, tanto en el artículo 342, como en
el 340 o en el 297, todos ellos del Código del ramo.
El análisis de la prueba le corresponde en
forma privativa al juez del grado y, eventualmente,
al tribunal de anulación, pero solo en aquellos
casos en que deba dictar sentencia de reemplazo,
pues en este último evento bien podría hacer una
nueva apreciación de las probanzas en el fallo de
reemplazo y así alcanzar una conclusión diversa.
Pero en la eventualidad de falta de pruebas o
insuficiencia de las mismas, no se está frente a un
problema relativo a su errónea valoración, pues los
conceptos alegados resultan incompatibles, ya que no
puede valorarse o apreciarse aquello que no existe
como probanza. Entonces, el dilema inicial consiste
en determinar si existen o no pruebas, y por cierto
que la errónea valoración solo puede ocurrir en el
segundo caso, esto es, en presencia de ellas, nunca
en su ausencia, ya que en este último caso es
evidente que nada habría que sopesar.
Por lo tanto, todo lo que se alega en cuanto a
falta de valoración de determinadas pruebas o
insuficiencia de las mismas, no puede hacerse a
propósito de la causal que se ha invocado en la
especie, que en realidad, desde que se presentaron
tres principios como transgredidos, hubiera sido
deseable que ello se transparentara para una mejor
desarrollo del propio recurso, porque lo cierto es
que se trata de tres causales, aunque fundadas en la
misma norma legal o vicio, pero como se presentan en
forma conjunta el recurrente ha enfrentado,
adicionalmente, el problema de explicarlos
apropiadamente.
Se sabe, de otro lado, que los requisitos de
una sentencia en lo criminal están establecidos en
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el Código Procesal Penal, y que la prueba debe


apreciarse en la forma que prevé el ya transcrito
artículo 297 del mismo Código de enjuiciamiento, a
saber, que “Los tribunales apreciarán la prueba con
libertad, pero no podrán contradecir los principios
de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados.”
Todo lo anterior ha sido debidamente cumplido,
16

ya que el fallo cumple con el estándar legal exigido


a esta clase de resoluciones, cuestión que hay que
decir desde luego.
11°) Que resultaría suficiente para entender
que en el fallo impugnado no se vulneraron los
principios que se argumentaron o citaron como
transgredidos, a saber, de la razón suficiente, el
de corroboración, así como las máximas de la
experiencia, con la lectura de las secciones del
fallo que la propia defensa ha reproducido, puesto
que de ellas aparece que se ha formulado una
proposición cierta y de la que se desprende
lógicamente la tesis que se ha de fundamentar,
consistente en que el sentenciado no podía menos que
saber que el vehículo que guiaba tenía una patente
adulterada, según él mismo ha reconocido, y la
sentencia desestimó la versión que éste entregó
luego que renunciara a su derecho a guardar
silencia, por falta de pruebas de descargo, ya que
aparte de tal aparente confesión, no hay elemento
probatorio alguno que dé sustento a la misma, de
acuerdo con lo resuelto por el tribunal del grado.
La argumentación del recurrente en orden a que
alguna declaración o testimonio corrobora la teoría
de la defensa en orden a que acusado desde el
momento mismo de su detención, al igual que en el
juicio oral, afirma que no sabía de la adulteración
de la placa patente y que señaló esta circunstancia
a los carabineros que lo controlaron en la vía
pública, en verdad es irrelevante, porque no es ello
lo que se discute. La discusión debe centrarse en si
conducía a sabiendas, un vehículo, cuya patente
había sido alterada o adulterada, de la manera como
lo establecieron los jueces del fondo.
Todo lo anterior ha sido debidamente cumplido
en el presente caso, cuestión que hay que recalcar,
pues de la lectura de la sentencia, aún por el
lector más desprevenido o inadvertido, se logra
concluir que ella expone con toda nitidez la
secuencia de los hechos y las circunstancias que
conducen a estimar probados el delito (respecto del
cual se formula el reproche) y la participación,
habiendo pruebas suficientes, más de una desde
luego, y que los dichos de la policía, que en el
presente caso han sido los denunciantes por haber
sorprendido en flagrancia al acusado, están
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corroborados por evidencia idónea. Entonces, el


respaldo probatorio de la sentencia, en cuanto
estima probados los hechos fundamentales para
condenar y en particular, para establecer la
participación culpable y penada por la ley, se
dibujan con nitidez en el aludido fallo, pudiéndose
alcanzar la misma conclusión por quien lo lea. Para
establecer o ilustrar lo señalado, basta con la
17

transcripción de los siguientes motivos del fallo:


“OCTAVO: Valoración de la prueba y de la
declaración del acusado. Que del mérito de la
declaración del acusado HÉCTOR GONZALO ISLA ÁLVAREZ
se desprende que como no encontró a la persona que
le manejaba su vehículo, decidió conducirlo por
razones económicas, que, como se dirá más adelante,
en ningún caso permiten concluir que en la especie
concurre alguna especie de estado de necesidad, ni
justificante ni exculpante.
“Por otra parte, el acusado niega haber tenido
conocimiento de que las PPU estaban alteradas,
cuestión que no resulta creíble atendiendo a que el
acusado es propietario de ese auto, él lo conducía el
día de los hechos, el vehículo fue guardado en el
estacionamiento de su edificio, la modificación de la
patente se encontraba perfecta y minuciosamente
realizada, de manera que no resulta lógico pensar que
algún tercero que pretendiese robar el auto la hubiese
realizado. Por último, el acusado tenía una fuerte
razón para conducir con las PPU adulteradas, toda vez
que tenía su licencia de conducir cancelada. Todos
estos datos probatorios o indicios descartan la
versión del acusado y de su hijo en el sentido de que
el acusado no conocía que sus PPU estaban adulteradas.
“También reconoció que el hecho ocurrió el día
16 de mayo de 2018 y que el vehículo que conducía es
un automóvil marca Peugeot, modelo 207, color gris.
“El funcionario policial OSCAR MARDONES MANRÍQUEZ,
confirmó que el hecho ocurrió el día 19 de mayo de 2018,
a las 14:15 horas aproximadamente, en el sector en calle
Fermín Vivaceta con Av. Domingo Santa María.
“En cuando al hecho que motivó la fiscalización
y posterior detención del acusado, sostuvo que
mientras se trasladaba con el cabo Primero Manuel
Pérez Gómez, en el vehículo institucional, vieron a
un vehículo color gris, marca Peugeot, que en la PPU
la letra “O” estaba adulterada. El jefe de patrulla
le solicitó al acusado licencia de conducir al
conductor, pero no la portaba o no la poseía, sin
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perjuicio de que fue identificado con la Cédula de


identidad como Héctor Gonzalo Isla Álvarez.
“En cuanto al delito de conducción con PPU
alterada, afirmó que él procedió a revisar las PPU y
verificó que ambas estaban adulteradas, con la sigla
OXUS-92, por lo que detuvieron al conductor y en la
unidad policial corroboraron “O “era una “C” unida con
18

una cinta aislante negra, la X estaba normal,


la “U” era una “J”.
“En las fotografías exhibidas reconoció
ambas patentes (delantera y trasera), tanto como
estaban al momento de la fiscalización, esto es,
adulteradas al menos en dos letras, y como lucían
luego de retirada la huincha aisladora, esto es,
con sus letras y dígitos originales.
“El funcionario de Carabineros MANUEL
ALBERTO PÉREZ GÓMEZ confirmó que el hecho ocurrió
el día 19 de mayo de 2018, aproximadamente a las
14:15 horas en la comuna de Independencia, en Av.
Domingo Santa María con calle Fermín Vivaceta.
“En cuando al hecho que motivo la fiscalización
y posterior detención del acusado, sostuvo que
mientras se trasladaba con el funcionario Oscar
Manríquez, el vehículo que lo antecedía marca
Peugeot, modelo 207, color gris, mantenía la PPU
adulterada ya que tenía un formato de vocales, ante
lo cual realizó un control vehicular.
“En cuanto al delito de conducir con licencia
cancelada, el funcionario policial afirmó que el
acusado Héctor Isla Álvarez no portaba licencia, pese
a que conducía, el automóvil marca Peugeot, año 2011.
“Respecto del delito de conducir vehículo
motorizado con PPU, el testigo afirmó que la PPU
trasera estaba adulterada ya que contenía las letras y
números OXJS-92, pero al verificar se percató que
había instalado una huincha aislante de color negro en
la primera letra original del auto que correspondía a
una letra “C” y que fue modificada con la letra “O” y
la tercera letra “J” fue modificada con la letra “ U”.
Procedió a detener al conductor y una vez ingresada la
PPU verdadera figuraba a nombre del mismo conductor,
quien además no portaba la Licencia de conducir, por
lo que lo dejó citado al Juzgado de Policía Local por
conducir sin licencia de conducir.
“Respecto de la excusa dada por el
acusado, el policía refirió que el conductor
dijo que alguien le había puesto esas huinchas
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y que no se había dado cuenta.


“En las fotografías exhibidas reconoció ambas
patentes (delantera y trasera), tanto como estaban al
momento de la fiscalización del vehículo marca Peugeot,
color gris, esto es, adulteradas al menos en dos letras
(OXUS-92), y como lucían luego de retirada la huincha
aisladora, esto es, con sus letras y dígitos
19

originales (CXJS- 92).


“Que en cuanto a la Prueba Documental el
documento N°1 consistente en el Certificado de
Inscripción y Anotaciones Vigentes en el Registro
de Vehículos Motorizados, correspondiente al
vehículo placa patente única CXJS-92, año 2011,
marca Peugeot, modelo 207, fecha de adquisición
03 de mayo de 2018, era de propiedad del acusado
Hecto Isla Álvarez, Rut, 10-583.219-2, en los
momentos en que lo conducía con la licencia de
conducir cancelada y con las PPU adulteradas.
“El documento N° 2, consistente en el acta de
audiencia de procedimiento abreviado de fecha 22
de septiembre de 2018 en causa RUC 1600533619-1
ante el 7° Juzgado de Garantía, da cuenta que el
acusado Héctor Isla Álvarez , fue condenado en
procedimiento abreviado, en causa RUC: 1600533619-
1y RIT 9873-2016, ordenando oficiar al Registro
Civil para la cancelación de la licencia.
“El documento N° 3, consiste en la Sentencia en
causa RUC 1600533619-1 ante el 7° Juzgado de Garantía,
demuestra que el acusado HÉCTOR GONZALO ISLA ÁLVAREZ,
fue condenado por el delito de conducción en estado de
ebriedad con resultado de daños a la pena de
trescientos días de presidio menor en su grado mínimo,
penas accesorias y a la pena de cancelación de la
licencia de conducir. Además, el acusado fue condenado
por el delito de conducción con licencia de conducir
falsa a la pena de sesenta y un días de presidio menor
en su grado mínimo además de las penas accesorias. Por
último, el acusado fue condenado por el delito de
negativa a realizarse el examen de alcoholemia a la
pena de cincuenta días de trabajo en beneficio de la
comunidad, además de las penas accesorias.
“El documento N° 4, consiste en el Certificado
de ejecutoria de fecha 11 de noviembre de 2016 del
7° Juzgado de Garantía , comprueba que la sentencia
de 22 de septiembre en causa RUC 1600533619-1, RIT
9873-2016, se encuentra firme y ejecutoriada.
“Que la declaración del testigo de la defensa,
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CARLOS ALBERTO CONTRERAS VALENZUELA, simplemente da


cuenta que el acusado habría concurrido a su domicilio
a preguntar por su hijo para que condujera su
vehículo, pero ello no habría sido posible porque su
hijo andaba comprando los insumos para su cumpleaños,
por lo que el acusado se habría retirado del lugar.
“A juicio del tribunal, si bien este testimonio
20

trata de fortalecer la versión del acusado en el


sentido de realizar algunos esfuerzos porque otra
persona condujera su vehículo, ello no lo exime
de cumplir la prohibición de conducir vehículos
motorizados por encontrarse su licencia cancelada
por sentencia firme y ejecutoriada, de manera que
en nada altera lo resuelto por el tribunal los
dichos del testigo en análisis.
“Lo mismo sucede con el testimonio del hijo del
acusado, RODRIGO ALEJANDRO ISLA BECERRA, quien da
cuenta de haber concurrido con su padre al domicilio
de la persona que le conducía el vehículo, quien no
se encontraba en el domicilio, por su padre condujo
el vehículo hasta una feria para ir a vender
artículos de cama. Sin embargo, ello no es razón que
permita al acusado quebrantar la prohibición
decretada por el tribunal que ordenó la cancelación
de la licencia de conducir del acusado.
“Luego, no resulta creíble la versión planteada
en el juicio por el acusado y por su hijo, en el
sentido de que terceros que probablemente habrían
querido robar el auto, hubiese alterado las PPU, toda
vez que las fotografías dan cuenta de una adulteración
minuciosa, que debió tomar tiempo en ser realizada.
Además, respecto a que la chapa del copiloto estuviese
forzada, se sustenta únicamente en los dichos del hijo
del acusado y de éste, pero no existe fotografía
alguna que, por ejemplo, den cuenta de esta
circunstancia. Por lo demás quien si tenía una clara
razón para alterar la PPU era precisamente el acusado
quien tenía su licencia de conducir cancelada. Por
último, el hijo del acusado reconoció que su papá
vivía en un departamento en San Miguel y el auto se
guardaba en el auto en el estacionamiento del
edificio. Todos estos datos probatorios permiten
arribar a la conclusión de que el acusado conocía que
el vehículo que conducía tenía las PPU adulteradas.
“NOVENO: Hechos acreditados (premisa menor). Que,
de acuerdo con lo referido en el considerando anterior
sobre valoración de la prueba y de la declaración del
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acusado, apreciada libremente la prueba según lo


dispuesto en el artículo 297 del Código Procesal
Penal, sin contradecir los principios de la lógica,
las máximas de experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados, los sentenciadores han
llegado a la convicción, tal como se adelantó por el
tribunal en el veredicto, que es posible dar por
21

acreditado los siguientes hechos:


“El día 19 de mayo de 2018, a las 14:05 horas
aproximadamente, en intersección de Domingo Santa
María con Fermín Vivaceta, de la Comuna de
Independencia, HÉCTOR GONZALO ISLA ÁLVAREZ condujo el
vehículo placa patente única UCXJS-92, con las placas
patentes adulteradas con huincha aislante negra, en
que la letra C fue modificada como O y la J modificada
como U. A su vez, el imputado desempeñaba la
conducción con licencia de conducir cancelada según
consta en sentencia dictada en causa RUC 1600533619-1,
del Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, con fecha
22 de septiembre de 2016, resolución notificada
personalmente al acusado”. (Sic).
Como se aprecia, no es efectiva la acusación de
que el tribunal se limitara a reproducir la prueba,
puesto que se hizo cargo del análisis de la misma y
la descartó en cuanto el imputado y su defensa han
querido impulsar una línea defensiva tendiente a
establecer que terceras personas, no se sabe con qué
finalidad, habrían hecho el trabajo de desfigurar la
patente original del vehículo de aquél. Así, se ha
desarticulado esa argumentación, teniendo los jueces
del grado por establecida la participación, en una
sentencia debidamente dictada, esto es, con la
fundamentación de rigor, sin que se alteraran, en el
análisis de la prueba, los principios de la sana
crítica de razón suficiente, (no) corroboración ni
las máximas de la experiencia.
12°) Que, en conclusión, el recurso de nulidad
presentado por la defensa del condenado no puede
prosperar y debe ser desestimado, dado que no se
configura la causal o motivo de anulación en que se
basa.
Por estas consideraciones y en conformidad,
además, con lo que disponen los artículos 372, 374,
376, 383 y 384 del Código Procesal Penal, se declara
que se rechaza el recurso de nulidad interpuesto por
don PABLO ANDRÉS SANZANA FERNÁNDEZ, abogado,
defensor penal público, por el condenado Héctor
Gonzalo Isla Álvarez, en causa RUC 1800489292- 1,
RIT 434-2019 del Segundo Tribunal de Juicio Oral en
lo Penal de Santiago, contra la sentencia de fecha
con fecha catorce de abril del año dos mil veintiuno
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en curso.
Regístrese, notifíquese y oportunamente
comuníquese al tribunal, por la vía más rápida.
Redacción del Ministro Mario D. Rojas González,
quien no firma por ausencia.
Rol Nº1786-2021.
MARITZA ELENA VILLADANGOS DAVID HORACIO ARTURO PERALTA
FRANKOVICH ANABALON
MINISTRO ABOGADO
Fecha: 01/07/2021 13:02:40 Fecha: 01/07/2021 13:47:23
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Pronunciado por la Quinta Sala de la C.A. de Santiago integrada por Ministra Maritza Elena Villadangos F. y Abogado
Integrante David Peralta A. Santiago, uno de julio de dos mil veintiuno.

En Santiago, a uno de julio de dos mil veintiuno, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 04 de abril de 2021, la hora visualizada
corresponde al horario de invierno establecido en Chile
Continental. Para la Región de Magallanes y la Antártica
Chilena sumar una hora, mientras que para Chile Insular
Occidental, Isla de Pascua e Isla Salas y Gómez restar
d o s h o r a s . P a ra m á s i n fo r ma c i ó n consul
te
http://www.horaoficial.cl

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