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San Miguel, diecinueve de julio de dos mil veintiuno.


Vistos:
En autos RUC 1700622335-4, RIT 11-2020, del Tribunal de Juicio Oral
en lo Penal de Melipilla, por sentencia de treinta de mayo del actual se
condena a Patricio Fernando Acevedo Mateluna como autor de los delitos
consumados de violación de menor de 14 años de edad, previsto y
sancionado en el artículo 362 del Código Penal, y de violación, previsto y
sancionado en el artículo 361, número 1, del mismo ordenamiento, todos en
carácter de reiterados, en perjuicio de Stephanie Anais Acevedo Reveco, y
como autor del delito de violación, previsto y sancionado en el artículo 361,
número 1, (sic) del Código Penal, en carácter de reiterado, en perjuicio de
María Paz Acevedo Reveco, perpetrados entre el año 2008 y 2014, en la
comuna de Melipilla, a la pena de presidio perpetuo, más accesorias de
inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos y derechos
políticos, y la de inhabilitación absoluta para profesiones titulares, sin costas.
Asimismo, se condena al referido acusado a las penas de interdicción
del derecho de ejercer la guarda y ser oído como pariente en los casos que la
ley designa respecto de Stephanie Anais Acevedo Reveco y María Paz
Acevedo Reveco, y a la sujeción de la vigilancia de la autoridad durante los
diez años siguientes al cumplimiento de la pena principal.
En contra de dicha sentencia, don José Luis San Martín Westhoff,
defensor penal público, ha recurrido de nulidad invocando como causal
principal la prevista en el artículo 374, letra e), del Código Procesal Penal, y
en forma subsidiaria, la causal del artículo 373, letra b), del mismo cuerpo
legal, en relación con el artículo 351, del Código Procesal Penal. Pide que se
anule el juicio oral y la sentencia, señalándose el estado en que debe quedar
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el proceso, a fin de que un tribunal no inhabilitado disponga la realización de


un nuevo juicio oral, fijando día y hora para el efecto. En subsidio de ello, pide
que se invalide el fallo recurrido, en la parte pertinente que condena al
encausado como autor de dos delitos de violación impropia y violación propia
en carácter de reiterado, y acto seguido, sin nueva audiencia, de conformidad
al artículo 385 del Código Procesal Penal, se dicte sentencia de reemplazo
indicando que se trata de dos delitos consumados de violación, determinando
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el quantum de la pena en el mínimo esto es dos penas de 5 años y 1 día de


presidio mayor en su grado mínimo, accesorias legales y sin costas.
Con fecha 30 de junio pasado se procedió a la vista del recurso,
alegando letrados para sostenerlo y por su rechazo, quedando fijada la lectura
de esta sentencia para el día de hoy.
Con lo oído y considerando:
Primero: Como se anunció en lo expositivo, el recurso de nulidad de la
defensa se basa en dos causales, la segunda subsidiaria de la primera.
Dice el recurso que el primero de esos motivos de nulidad se ha
producido en lo que concierne a la existencia de los delitos cometidos en
perjuicio de Stephanie Anais Acevedo Reveco y de María Paz Acevedo
Reveco, por infracción al principio lógico derivado de la razón suficiente
denominado de corroboración, faltando al artículo 342, letra c), en relación con
el artículo 297, ambos del Código Procesal Penal.
En síntesis, el recurso reclama que los hechos que se tienen por
acreditados en el considerando décimo del fallo opugnado y calificados como
delitos de violación en perjuicio de las dos víctimas ya aludidas reflejan una
apreciación deficitaria de la prueba rendida en el juicio, sin que pueda
estimarse superada la presunción de inocencia. En el caso de autos –prosigue-
el tribunal estableció la ocurrencia de un delito y condenó al encausado como
su autor, “en función de apreciaciones que desde el punto de vista de
reproducción del razonamiento no pueden reproducirse en una explicación o un
lector imparcial pueda darle un entendimiento”.
En opinión de la defensa, pudo efectuarse una valoración distinta, esto
es, que no logró acreditarse la existencia de los supuestos ilícitos de la
acusación, considerando la rotunda negación de los hechos por el acusado,
cuya versión contó con prueba testimonial y documental.
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Aduce que el análisis y valoración de la prueba de cargo que hace el


tribunal de la instancia están constituidos, básicamente, por la sola declaración
de las víctimas, sin que pueda entenderse corroborada su versión, puesto que
la declaración de los funcionarios que tomaron la denuncia sólo permite señalar
que es cierto que las víctimas la efectuaron en contra de su padre, pero de
ninguna manera demuestra que los hechos denunciados sea reales; lo mismo
que ocurre con la pericia sexológica, que no aporta mayor antecedente a los
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hechos denunciados, sino sólo da cuenta de que ambas víctimas declararon


haber sido violadas por el acusado.
Según quien recurre, en la especie “el tribunal les creyó a las víctimas,
nada más”, circunstancia que no es admisible en un sistema que presume la
inocencia del imputado, recayendo en el ministerio público rendir prueba
suficiente para corroborar los dichos de quienes aparecen como ofendidas.
En razón de lo anterior, sostiene que se ha visto vulnerado el principio
de la razón suficiente, al establecer el tribunal que el acusado es autor de los
delitos materia de la acusación, y no tratarse (sic) de una simple equivocación,
el trascurso del tiempo, o especialmente la diferencia de características
señaladas por la víctima.
En cuanto a la influencia sustancial en lo resolutivo, el recurrente señala
que el tribunal de juicio dio pleno valor a una sola fuente de información no
corroborada por otros medios de prueba, dando por acreditada la participación
del acusado y, que fue por ello que se dictó sentencia condenatoria, mientras
que de no haber incurrido en ese motivo de nulidad, se habría concluido que
aquél no es el autor del delito y por lo tanto, se habría dictado sentencia
absolutoria.
Como segunda causal de nulidad y auxiliar de la primera, el recurso
invoca el artículo 373, letra b), del Código Procesal Penal, por infracción de
derecho en lo que se refiere a la atribución de delitos reiterados al enjuiciado.
Al efecto, denuncia que el fallo aplicó erróneamente los artículos 351 del
Código Procesal Penal y 74 y 75 del Código Penal, puesto que calificó las
figuras penales como un delito reiterado y no como delito continuado, cuyos
requisitos estima reunidos en el presente caso.
El recurrente expresa que el delito continuado se caracteriza por actuar
como una sanción a las falencias en la descripción del núcleo fáctico de la
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acusación o dificultad para probar las distintas conductas, respecto de la


imprecisión de las fechas, modos de actuar o número de acciones lesivas,
dado que produce el efecto contrario a la pretensión punitiva, esto es, que las
diversas conductas, en vez de ser agravadas con un aumento del castigo por la
reiteración, se sancionen con la pena asignada a un solo delito. La omisión en
el núcleo fáctico de esos factores descriptivos –prosigue el recurso-, atenta
contra el derecho a defensa e impide al acusado contrarrestar los cargos,
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atendidas sus vaguedades y acontecimientos que carecen de certidumbre en el


espacio y en el tiempo.
Enfatiza que todos los delitos investigados en esta causa tienen una
especial vinculación ideológica, determinada por la voluntad del acusado, y en
consecuencia, ahí donde se cree ver delitos reiterados, objetivamente aislados,
la defensa postula que los hechos deber ser considerados como una unidad
jurídica de acción, como un solo delito.
Termina el recurrente aseverando que los errores del fallo que
fundamentan esta causal de nulidad subsidiaria causaron un grave perjuicio a
su parte, al resultar condenado por dos delitos reiterados de violación impropia,
lo que importó una pena superior a la que le hubiere correspondido por un
ilícito de violación impropia en la persona de Stephanie Acevedo Reveco, como
también en la violación impropia de María Paz Acevedo Reveco;
Segundo: Las razones que fundan los dos yerros que se denuncian en
el recurso hacen procedente examinar los razonamientos del tribunal del fondo
que sirven a su decisión de condena, en particular los atingentes a la
participación del encausado en los delitos materia de la litis y la asignación del
carácter de delitos reiterados por la que se inclina el tribunal;
Tercero: En el considerando décimo del fallo que se revisa los jueces de
la instancia tienen por acreditado los siguientes hechos: “[E]n fecha
indeterminada desde el año 2008 y hasta febrero del año 2010, en el inmueble
ubicado en pasaje Lago Villarrica N°254, villa Los Lagos, comuna de Melipilla,
Patricio Fernando Acevedo Mateluna, accedió carnalmente y de manera
reiterada a su hija, Stephanie Anais Acevedo Reveco, nacida el 26 de
diciembre de 1996”; que “en entre marzo de 2010 hasta una fecha
indeterminada del año 2014, en el inmueble de pasaje Eduardo Castañeda
Cerda N°14, Población Benjamín Ulloa, comuna de Melipilla, Patricio Fernando
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Acevedo Mateluna, usando de fuerza e intimidación, accedió carnalmente a su


hija Stephanie Anais Acevedo Reveco de manera reiterada”; y que “en fecha
indeterminada desde el año 2008 a febrero del año 2010, en el inmueble
ubicado en Lago Villarrica N°254, comuna de Melipilla y entre marzo de 2010
hasta fecha indeterminada del año 2014 en el domicilio de pasaje Eduardo
Castañeda Cerda N°14, Población Benjamín Ulloa, comuna de Melipilla,
Patricio Fernando Acevedo Mateluna accedió carnalmente en reiteradas
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ocasiones a su hija, María Paz Acevedo Reveco, nacida el 28 de octubre de


2000”.
En la calificación de tales hechos, el tribunal considera que la conducta
acreditada que afectó a ambas víctimas satisface de manera completa la
hipótesis contenida en el artículo 362 del Código Penal.
Añaden los sentenciadores que, dado el contexto, las conductas
desplegadas fueron realizadas con dolo directo, por cuanto cada uno de los
episodios relatados por las víctimas permiten sostener que el agente conocía y
quería el tipo penal, acciones que significaron la realización completa del tipo
en grado de ejecución del delito consumado; y el fallo también dice que, dada
la comprobación de episodios ubicados en distintos contextos y épocas,
tratándose de un bien jurídico personalísimo, es que cada una de las acciones
desplegadas ha vulnerado el bien jurídico tutelado, por lo que cabe calificarlo
como reiterado.
A continuación, el tribunal de juicio oral define que también se logró
acreditar la satisfacción de los elementos típicos de la violación propia en la
persona de Stephanie Anais Acevedo Reveco entre marzo de 2010 hasta una
fecha indeterminada del año 2014, época en que la ofendida era mayor de 14
años, a través del acceso carnal por vía vaginal valiéndose del uso de fuerza
en el caso del episodio situado en el año 2013, y mediante la intimidación
durante una semana en 2014. En tales acciones, los jueces de fondo advierten
la existencia de dolo directo de acuerdo a la forma de comisión, encontrándose
el delito en grado de consumado en tanto se verificó la penetración de la
ofendida por vía vaginal en tiempos y contextos diferentes, lo que también, en
opinión del tribunal, importa calificar el delito como reiterado;
Cuarto: Ahora bien, para llegar a esa convicción y calificación jurídica,
los sentenciadores se dedican a describir la prueba de cargo rendida y tras ello,
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asientan –en los motivos noveno y duodécimo de su fallo- que el análisis de la


misma les permite tener por justificada la existencia de los delitos en
comentario, puesto que fue acreditada tanto la ocurrencia de los hechos
punibles, como la participación que se le atribuyó al enjuiciado estos.
Para fundamentar esa conclusión la sentencia parte de las bases
fácticas no discutidas por los intervinientes consistentes en el vínculo filial entre
el acusado y las denunciantes; las fechas de nacimiento de estas últimas; la
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conformación de su familia hasta el año 2009 y su lugar de domicilio; la


separación de los padres de las denunciantes, el cuidado de los hijos con
posterioridad a ello y lugares de domicilio de las denunciantes, con las
principales características materiales de los mismos; la atención psicológica de
las denunciantes en el COSAM de Melipilla; el ingreso de María Paz Acevedo
Reveco a la OPD de Melipilla; salida de Stephanie Acevedo Reveco en 2015
del hogar familiar; y las circunstancias que antecedieron a la denuncia
realizada por esta última en el año 2017.
Seguidamente, los sentenciadores se abocan al análisis de las
declaraciones de ambas hijas denunciantes, las que complementan, a su vez,
con lo declarado por la funcionaria de Carabineros de Chile, Marcela Rivas
Ríos, acerca de la denuncia que recibió de Stephanie Acevedo Reveco el 4 de
julio de 2017; el psicólogo Jorge Toro Martínez, quien declaró a propósito de la
terapia reparatoria a las denunciantes derivadas para ese efecto por el Centro
de Apoyo a Víctimas; y el médico forense Agustín Adana Vargas, con relación
a los Informes de Sexología Forense 1228-18 y 1229-18.
La lectura del fundamento noveno del fallo impugnado deja ver que los
sentenciadores exponen puntualmente los dichos de cada deponente, para ir
sentando inmediatamente después los razonamientos que surgen de la
apreciación que respecto de cada uno hace el tribunal, incluso evidenciando
alguna posible fragilidad –como en el caso de los dichos de María Paz Acevedo
Reveco-, pero que ven superada de la manera que igualmente determina el
fallo.
Así, entonces, en lo que toca a la declaración de la funcionaria de
Carabineros señora Rivas, se anotan los términos de los recuerdos que
expresó tener de la denuncia de Stephanie Acevedo Reveco, tanto en los
hechos que la afectaron en lo personal, como en los que afectaban a su
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hermana María Paz, pudiendo además describir la testigo el estado emocional


que demostraba la denunciante y la justificación de su denuncia. El tribunal de
juicio oral refiere sobre esta declaración que le impresionó como objetiva y
veraz en cuanto al hecho de haber recibido la denuncia que da origen a este
juicio, así como la justificación de esta apreciación en las particularidades del
relato. Asienta el fallo que esta declaración es útil para establecer la época de
develación oficial de los hechos materia del juicio, constituyendo esa
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comparecencia la ocasión en que se produjo el primer registro de los hechos


que motivan la persecución penal, con el señalamiento del agresor de
Stephanie Acevedo Reveco, como también, aunque en términos generales, las
circunstancias en que se habrían producido los hechos, oportunidad en que
incluso proporcionó elementos de prueba para sostener, no sólo su propia
denuncia, sino también la de su hermana.
A continuación, el fallo se dedica a analizar la declaración de Stephanie
Acevedo Reveco. Tras referir lo expuesto por esta hija del acusado, los jueces
señalan que del análisis de su declaración se desprende que la deponente
entregó un relato circunstanciado de los hechos que dijo haber vivido: entregó
fechas, hitos relevantes de su historia vital que sirvieron para situar las
conductas denunciadas en tiempo y espacio, toda vez que dio cuenta de
conductas propias de abuso sexual en épocas muy pretéritas que no se
encuentran recogidas en la propuesta fáctica del ente persecutor, no obstante
lo cual, logró distinguir episodios de violación en el domicilio de Lago Villarrica
luego de un cambio de casa, lo que pudo haber ocurrido entre los años 2006 y
2010, dato que encuentra sustento –indica el tribunal- en la declaración del
acusado, al sostener que luego de haber vivido por algunos meses en la
Población Padre Hurtado, se cambiaron en 2006 a la habitación que construyó
en la casa de sus padres.
Siempre en relación a lo declarado por Stephanie Acevedo, la sentencia
destaca las referencias de contexto de diversas épocas y lugares de su historia
de vida, cotejando la congruencia de ellos con el contenido de la acusación, al
mismo tiempo que permite advertir la credibilidad de su relato, considerándose
plausible que, dadas las circunstancias en que se producían, las agresiones a
su sexualidad fueran, sino iguales, al menos similares, y que por ello no pueda
diferenciar unas de otras, precisamente dado su contexto: de noche, en
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condiciones de hacinamiento y bajo una misma dinámica, máxime si se tiene


en cuenta que su hermana menor, María Paz Acevedo Reveco, narró un
episodio en que pudo advertir cómo su hermana era violada por su padre y que
esta sentía cómo la víctima la rasguñaba con sus pies.
Destaca el fallo que, respecto de los atentados a su libertad sexual, la
deponente fue explícita al señalar dos episodios claramente diferenciados: uno
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ocurrido cuando cursaba 3° medio -en el año 2013– a sus 16 años, y otro el
año siguiente, coincidente con la época en que fue retirada del colegio.
En suma –expresa el tribunal a quo-, la versión de esta denunciante
impresionó como creíble e idónea como para formar convicción en cuanto a la
ocurrencia de los hechos relatados y en sus circunstancias.
Luego, el fallo analiza la declaración de María Paz Acevedo Reveco y la
caracteriza de fluida, coherente y calma -salvo por ciertos pasajes- y, lo mismo
que la narración de su hermana Stephanie, descriptiva de la existencia de
hechos de connotación sexual en su contra desde temprana edad, con
antecedentes claros de contexto de tiempo, lugar, frecuencia y dinámica de los
hechos de la acusación. A la consideración del tribunal del fondo, esta versión
impresiona como creíble, apreciación que respalda con los elementos de
contexto que se entregan, refiriéndose a episodios específicos en la medida
que se lo permitían los recuerdos conservados y la reconstrucción de ellos de
acuerdo al desarrollo psicológico de la declarante. El tribunal a quo es explícito
al fundamentar esta apreciación señalando, de nuevo, los elementos de
tiempo, lugar y presencia o no de la madre en el domicilio, que lo llevan a
colegirlo así. En otras palabras, no se trata de conclusiones vacías de
justificación, la que es extraída, precisamente, del contenido del relato de la
denunciante, en armonía con los dichos de su hermana Stephanie.
En este punto, el fallo hace alusión a la versión del encausado, en
cuanto se dirige a cuestionar los hechos de la acusación en función de las
fechas. Los sentenciadores, desechan este reparo teniendo en cuenta que el
acusado omite aludir a que hubo un período en que todos los integrantes de la
familia Acevedo Reveco convivieron bajo el mismo techo en el tiempo indicado,
restableciendo con ello la plausibilidad de la versión de la afectada.
Del mismo modo, el tribunal del mérito describe y reflexiona sobre las
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circunstancias de hecho en la historia de vida que no permitieron que la


develación por María Paz Acevedo Reveco hubiese ocurrido con anterioridad,
incluso por la falta de confianza de la víctima en las instituciones de apoyo
social.
Además, el fallo contrasta la versión vertida en el juicio por la
denunciante en mención con la imputación referida a su abuelo en un mensaje
que envió a su hermana Stephanie. El tribunal observa que, en juicio, María
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Paz Acevedo sostuvo haber sido abusada y violada por su progenitor desde
una época determinada, circunscribiendo estas situaciones a épocas concretas
y en dos lugares diferentes, dando razón de cada una de las circunstancias en
que fue afectada en su sexualidad, y que en lo atinente al mensaje enviado a
su hermana, es necesario considerar “que estamos frente a la conversación
escrita, instantánea, a distancia, entre una mujer de 20 años y otra de 16 sobre
la afectación a su indemnidad sexual, relativa a sucesos pretéritos, dialogo
inserto en una situación familiar disfuncional, cuyo referente materno está
ausente desde hace al menos 6 años a la época de esta comunicación y que
su hermana mayor llevaba poco más de dos años fuera del hogar familiar”,
comunicación en cuyos inicios María Paz mostraba su reticencia a responder
las preguntas de Stephanie.
Todavía en abono al esclarecimiento de esa alusión al abuelo paterno, la
sentencia del a quo expresa: “La respuesta a la interrogante planteada fue
proporcionada por la propia declarante ante la pregunta directa formulada a su
respecto: María Paz Acevedo Reveco manifestó que esa sindicación carecía de
verdad, afirmación que tuvo origen en la intervención que hizo su padre en un
tiempo indeterminado, señalando que esto fue una confusión que tuvo porque
una vez que estaban solos, su padre le dijo que si alguna vez le preguntaban
sobre quién le había hecho estas cosas, tenía que responder que había sido su
tata. Entonces, siguiendo esa instrucción, no cabe sino concluir que obedeció
tal prescripción. Por otra parte, admitir en juicio que la imputación informal a su
abuelo paterno resultó ser falsa es una declaración que fortalece su testimonio,
puesto que lo más sencillo hubiese sido mantener sus dichos, arriesgando ser
descubierta en esa mentira minando su fiabilidad como fuente de información.
Ciertamente ese reconocimiento importa un acto de valentía y honestidad que
bien vale considerar favorablemente y no en contra de la versión, como se
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pretendió hacer ver por la defensa”.


En seguida, el fallo se dedica al mérito de la declaración del psicólogo
señor Toro Martínez. La describe como la perspectiva del terapeuta de las
denunciantes que fueron ingresadas al Centro de Atención a Víctimas y, dada
la dinámica y el tiempo de intervención, se observa limitada a relatar los
pasajes en que obtuvo información espontánea de las pacientes, refiriéndose a
lo que pudo oír y observar desde el aspecto clínico, ratificando la versión
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directa que sitúa las agresiones en una época determinada y las


consecuencias emocionales que tales afectaciones produjeron en las jóvenes.
La utilidad de la declaración de este profesional es puntualizada por el tribunal
del juicio en el sustento que permite asignar, desde una perspectiva ex–post, a
la situación de abandono materno, en lo que pudo apreciar el deponente dentro
del contexto de intervención resulta compatible con la denuncia efectuada y la
sostiene.
Finalmente, en el considerando noveno de la sentencia impugnada se
analiza la declaración del médico forense señor Adana Vargas, poniendo de
relieve la aclaración que le fue requerida acerca de la referencia a parejas
sexuales de las denunciantes en el peritaje, al resultar poco comprensible,
señalando el perito una conclusión lógica, “esto es, que dada la época en que
se desarrollaron las penetraciones denunciadas y la existencia de parejas
sexuales (de acuerdo al perito, ambas mantenían relaciones sexuales y
utilizaban preservativos como método de anticoncepción) en el caso de ambas
mujeres sometidas a estudio, es razonable entender que no es posible atribuir
los hallazgos ginecológicos a la conducta que se le imputa al encartado”. Con
todo, remarca el fallo que el forense no puso en duda que ambas personas de
sexo femenino hayan sido accedidas carnalmente por vía vaginal.
Con la relación, análisis y apreciación de esas probanzas, unidas al
mérito de los hechos no discutidos, el tribunal a quo arriba a concluir que se
acreditó “que el agente accedió carnalmente por vía vaginal a ambas víctimas y
que esta penetración se verificó mientras una de ellas aún era menor de 14
años de edad, mientras que respecto de la mayor de sus hijas, el acceso carnal
se verificó entre los 12 y los 18 años de edad, valiéndose en el 2013 y el 2014
de la fuerza física y la intimidación, dándose por comprobada la propuesta
fáctica en todos sus extremos”.
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Más adelante, en el motivo duodécimo, los sentenciadores determinan


que la participación del acusado quedo probada en virtud de la ponderación
realizada respecto de las declaraciones de las víctimas, quienes sindicaron a
su padre, Patricio Acevedo Mateluna como la persona que procedió a
penetrarlas vaginalmente en las circunstancias descritas, imputación que han
mantenido de manera inequívoca y desde el inicio de sus respectivos relatos.
Sobre la base de lo anterior, con la declaración creíble de cada una de las
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víctimas, el tribunal del fondo asienta su convicción, más allá de toda duda
razonable, en cuanto a la autoría del encausado Acevedo Mateluna en el delito;
Quinto: Junto a esas razones y evaluando el tribunal de juicio oral la petición
de absolución de la defensa, fundada en una insuficiencia de la prueba de
cargo y en la prueba de descargo aportada a la causa, define -considerando
decimotercero- que la negativa del acusado de los hechos de la acusación sólo
se basa en su indicación de fechas y situaciones que descreditarían la
denuncia de sus hijas, sin embargo, los sentenciadores tienen en cuenta que
en la época de los mismos las afectadas eran menores de edad y, además,
pudieron ubicar por separado y de manera coherente una serie de eventos en
los que efectivamente coincide la presencia paterna en el lugar de que se
trataba, según fuera el episodio. Agrega el fallo que fue el propio imputado
quien sostuvo que la habitación en que vivieron en la Población Los Lagos fue
construida por él en 2006 y que en 2008 estuvo trabajando en la ciudad de La
Serena, en tanto que la prueba de descargo ratifica que entre el 10 de marzo al
30 de abril de 2008 prestó servicios para la empresa OHL, suscribiendo un
finiquito el 23 de mayo de ese mismo año, por lo que no se opone a la versión
de las acusadoras.
En cuanto a la documentación alusiva a la situación de salud del
encausado presentada por su defensa, los sentenciadores concluyen que
tampoco es pertinente para sostener su teoría del caso, sino que es útil para
dar crédito a las declaraciones de las denunciantes en cuanto a la época en
que dejó de trabajar y el motivo de su pensión; y que algo semejante sucede
con el acta de entrega de vivienda, que fija este hito en el 10 de febrero de
2011, año en que definitivamente se produjo el cambio de residencia;
Sobre las declaraciones de la psiquiatra y psicóloga que atendieron al
acusado por el diagnóstico de trastorno ansioso crónico con crisis de pánico,
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quienes fueron presentadas como testigos de descargo, los jueces del grado
consideran que sus declaraciones se encuadran dentro de un proceso
terapéutico, con el grado de conocimiento que proporciona el vínculo médico–
terapeuta–paciente y que, si bien dentro de esta prolongada intervención las
deponentes no advirtieron siquiera la existencia de conductas violentas de
parte de su paciente, ello no descarta que no hubiese ocurrido aquello relatado
por las víctimas, tanto en lo relativo a la violencia sexual denunciada, como a
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aquella de tipo físico y psíquico expresada por las ofendidas en sus respectivos
relatos.
Respecto a lo manifestado por los padres e hijo del acusado y una
amiga de éste que comparecieron a declarar en el marco de la prueba de
descargo, los sentenciadores los abordan cada uno por separado y concluyen,
del mismo modo, que la declaración de la señora Mateluna Céspedes es
desechada en atención a la falta de información que demuestra, aun cuando
era la dueña de casa del domicilio de Lago Villarrica, además de haber iniciado
su relato señalando no tener parentesco con el acusado, para luego decir que
se trata de su hijo, y haberse limitado a decir que los hechos no son efectivos
porque nunca vio nada y que nunca escuchó gritos, lo que en sí mismo no tiene
ninguna significación para los efectos de la teoría del caso de la defensa; que
el señor José Acevedo Reveco, hermano de las denunciantes, bien pudo no
haber estado en el lugar en que ocurrieron los hechos, pero que sí da crédito a
la versión de éstas en cuanto a la violencia física como método de corrección
ejercida por el denunciado, aspecto que no fue advertido por las terapeutas, y
que, finalmente, nada dijo respecto de los episodios en la casa de Población
Benjamín Ulloa, ausencia de relato que resulta eventualmente coherente con la
versión de las afectadas, quienes señalaron una dinámica clara en cuanto las
oportunidades en que fueron vulneradas, esto es, a solas o mientras otros
ocupantes de la casa dormían, de modo que su declaración no constituye un
óbice para mermar la valoración que se verificó respecto de la versión de las
víctimas; y por último, sobre la declaración de la señora Claudia Vargas
Gómez, para el tribunal del fondo es la testigo que menos informada se
presenta respecto de los hechos que motivan el juicio y quien, aunque sin
desconocerlo, no ratificó la existencia de la relación de pareja que señaló haber
tenido el encartado con ella en su declaración.
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Conforme a lo anterior, los sentenciadores concluyen que la prueba de


descargo no resultó útil siquiera para hacer surgir duda razonable en torno a la
efectividad de los hechos denunciados, por cuanto ninguno de los testigos
presentados por la defensa pudo descreditar los testimonios vertidos por las
víctimas de modo tal que hicieran mermar su credibilidad, antecedentes que,
en cambio, en algunos pasajes sirvieron para sostener elementos superfluos,
pero indicativos de plausibilidad de las acusaciones, tales como las fechas,
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lugares y circunstancias, el uso de violencia física por el encausado como


medio de corrección, aspecto no vislumbrado por su psiquiatra y psicóloga
tratante;
I. En cuanto a la primera causal de nulidad. Artículo 374, letra e),
del Código Procesal Penal:
Sexto: Como se dijo en la primera motivación, la causal de nulidad
invocada por vía principal en el arbitrio sometido al conocimiento de esta Corte
se anida en la letra e) del artículo 374, en relación con la letra c) del artículo
342 y el inciso primero del artículo 297, todos del Código Procesal Penal, esto
es, el motivo absoluto de nulidad del juicio y la sentencia por haberse omitido la
exposición clara, lógica y completa de cada uno de los hechos y circunstancias
que se dieren por probados, fueren favorables o desfavorables al acusado, y
de la valoración de los medios de prueba que fundamentaren dichas
conclusiones de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 297 de dicho
ordenamiento.
Esta última norma, a su vez, referente a la apreciación de la prueba,
permite a los tribunales hacerlo con libertad, pero sin contradecir en ello los
principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados. En este proceder, conforme a esta disposición, el
tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la prueba
producida, incluso de aquella que hubiere desestimado, indicando en tal caso
las razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.
Finalmente, el aludido artículo 297 preceptúa que la valoración de la
prueba en la sentencia requerirá el señalamiento del o de los medios de prueba
mediante los cuales se diere por acreditado cada uno de los hechos y
circunstancias que se dieren por probados; fundamentación que deberá
permitir la reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar las
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conclusiones a que llegare la sentencia.


Se trata, entonces, de una causal relacionada con el deber de
fundamentación de las sentencias y su vinculación con la ponderación
probatoria con arreglo a las reglas de la sana crítica;
Séptimo: Al abordar este motivo de nulidad, la revisión que lleva a cabo el
tribunal de nulidad puede serlo en dos niveles: en un primer ámbito, debe
examinarse que en el fallo se viertan razones capaces de justificar cómo y por
qué se dan por probados, o no, los hechos que se cuestionan en el recurso y, en
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un segundo orden, -de naturaleza más sustancial-, debe definirse en qué medida
esas razones, expresadas en la sentencia recurrida, se ajustan a los parámetros
de valoración probatoria inherentes a la sana crítica.
Lo anterior no significa que el control que se ejerce en sede de nulidad
esté orientado a verificar si la prueba fue correctamente apreciada, debido a
que esa función le compete al tribunal de instancia, para lo que cuenta con
plena libertad, salvo los límites que tienen que ver con la aplicación de las
reglas de la lógica, máximas de la experiencia y conocimientos científicamente
afianzados, de manera que la revisión que éste puede hacer es acerca de la
relación lógica entre la valoración de la prueba hecha en la sentencia y las
conclusiones a que llega el fallo.
Dicho de otra manera, debido a que el deducido en autos es un arbitrio
de impugnación, el control que le es propio debe efectuarse con el material de
convicción contenido en la sentencia, sea para verificar que exista el debido y
completo razonamiento probatorio o, en su caso, que el existente no transgreda
las reglas de la sana crítica;
Octavo: Conforme se dijo en supra primero de esta resolución, en lo
que hace a esta primer causal, el postulado de nulidad de la defensa discurre
en dos vertientes: la vulneración al principio de la razón suficiente y por falta a
la necesidad de corroboración, también tributaria del razonamiento lógico.
El reclamo central estriba en la atribución de participación al acusado en
calidad de autor afirmada en la apreciación de las declaraciones de las
denunciantes, sin más elementos de prueba capaces de refrendarlas.
Pues bien, con la extensa, pero necesaria reseña realizada
precedentemente -en los motivos tercero y cuarto- ha quedado patente la falta
de asidero de los argumentos del recurrente a la luz del camino de
razonamiento discurrido por los jueces del grado. Este aserto será desarrollado
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en los párrafos que siguen;


Noveno: Acerca de la proposición en que descansa el recurso es útil
apuntar que el principio de razón suficiente puede ser definido de la siguiente
manera: cualquier afirmación o proposición que sostenga la existencia o no de
un hecho debe estar fundamentada en una razón que la acredite
suficientemente. Así lo ha expresado la Excma. Corte Suprema, a modo de
15

ejemplo, en sus sentencias en los recursos N° 21.304-2015; N° 26.854-2014 y


N° 15.028-2020.
A la luz de lo antedicho, el principio de la lógica en mención se ve
traducido en que nada existe sin razón –porque sí-. Una proposición pasa de
ser una pura representación a ser una verdad, en la medida que tenga una
explicación que lleve a conocerla o entenderla, pero que sea diferente de ella
misma: su razón. Se trata por consiguiente, de un examen atingente a la
fundamentación, mas no a la apropiada apreciación de las probanzas;
Décimo: En seguida y también siguiendo un planteamiento del máximo
tribunal (sentencia en recurso N° 12.882-2015), para postular con éxito la
vulneración de la regla de la razón suficiente, necesariamente se requiere que
el impugnante identifique el hecho cuya existencia tiene por demostrada la
sentencia y que genera disconformidad de su parte –por ejemplo, el factor de
imputación y la participación en calidad de autor que se ha tenido por
demostrada en Patricio Acevedo Mateluna- y, luego, que puntualice las
afirmaciones o proposiciones con que la sentencia tuvo por probado dicho
hecho –como sería las declaraciones de las víctimas sobre el particular- sin
que aquéllas se hallen fundamentadas en una razón que las acredite
suficientemente –por ejemplo, que las circunstancias en que las víctimas
afirman su versión se ven contradichas total o parcialmente por la existencia de
algún otro elemento de hecho concomitante e inconciliable-, dejando de
manifiesto, por consiguiente, que la calidad de partícipe que se da por
acreditada por el juzgador no es compatible con una estructura racional del
pensamiento o presenta debilidades trascendentes, dado que el denominado
“consecuente” debe hallarse necesaria y estrechamente vinculado con el
“antecedente”.
Tales exigencias –dicta la Excma. Corte Suprema en la sentencia recién
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citada- “resultan insoslayables e inexcusables, pues de lo contrario, una crítica


genérica a la fundamentación y razonamientos del fallo por alejarse en su
desarrollo de la lógica formal de la razón suficiente pasaría por alto que,
conforme prescribe el artículo 297 del Código Procesal Penal, los tribunales
aprecian la prueba ‘con libertad’, constituyendo los principios de la lógica, las
máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados sólo
acotados límites al ejercicio de dicha libertad, razón por la que el arbitrio que
16

plantee que dichas fronteras fueron sobrepasadas o desatendidas por los


jueces de la instancia deberá puntualizar cómo tal vicio o defecto se concretó
en la exposición de la valoración de determinados medios probatorios que
sirvieron para fundamentar determinados hechos y circunstancias en que se
sostuvo la decisión condenatoria. En otras palabras, no basta (…) con afirmar
que la valoración del material probatorio que realiza la sentencia contradice la
regla de la razón suficiente, pues de aceptarse, importaría una revisión general
y total de lo discernido por los recurridos en tal labor de valoración,
transformando este arbitrio estricto y excepcional de nulidad, en un recurso de
apelación, y a esta Corte en un tribunal de segunda instancia”;
Undécimo: Ya se ha explicado -en supra quinto- que el tribunal del
fondo se vio enfrentado a la prueba que abona la tesis acusatoria y a la prueba
de descargo presentada por la defensa, sin embargo, luego de su examen por
separado y en particular, el tribunal de juicio oral no vio mermada la convicción
adquirida en cuanto a la efectividad de haberse verificado los hechos
denunciados y de la participación del acusado Patricio Acevedo Mateluna en
calidad de autor en los mismos.
Según eso, revisada como ha sido la sentencia impugnada a la luz de
los parámetros en referencia, es forzoso concluir que el defecto que postula el
recurso no se presenta en ella, pues su lectura pone en claro que lo discutido
en el arbitrio de nulidad fue abordado por los jueces del mérito en forma
detallada y contextualizada, dando cuenta de elementos que los llevaron a
determinar la participación culpable, y sus circunstancias, motivo por el que no
cabe afirmar que esas razones no sirvan directamente y por completo para
sostener ese elemento básico de la decisión de condena. En efecto, la
sentencia no soslaya, sino que se dedica de lleno a examinar cada probanza y,
tras ello, a apreciarlas en su conjunto, describiendo explícitamente los
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elementos y rasgos de cada una y frente a las otras, arribando a definirse por la
verosimilitud de la prueba de cargo y los motivos que determinan la
insuficiencia que, por más de una razón, ensombrece a la otra.
El análisis simple y directo de lo expuesto por los sentenciadores y la
convicción a la que arriban, revela con claridad el razonamiento del juzgador y
las consideraciones que lo guían; sin fragilidades o ambigüedades que logren
empañarlo. El fallo exterioriza un juicio razonado que indica por qué se llega al
17

establecimiento de los delitos y a tener por demostrada la participación


culpable que atribuye al imputado. Para eso, los jueces del mérito exponen sus
reflexiones en una vinculación armónica con las pruebas, las que fueron
apreciadas en la forma y dentro de los límites contemplados en el artículo 297
del Código Procesal Penal -sin traslucir una conculcación a las reglas de la
lógica, las máximas de la experiencia y/o los conocimientos científicamente
afianzados-, en el ejercicio que sólo a ellos está reservado en orden a ponderar
la verosimilitud y plausibilidad de los relatos expuestos en el juicio;
Duodécimo: En lo concerniente al segundo extremo de fundamentación
que cimienta el postulado invalidatorio, es conveniente recordar que
“Corroborar es reforzar el valor probatorio del aserto de un testigo relativo al
hecho principal de la causa mediante la aportación de datos de una fuente
distinta referidos no directamente a ese hecho, sino a alguna circunstancia que
guarda relación con él, cuya constatación confirmaría la veracidad de lo
declarado por el primero” (Perfecto Andrés Ibáñez, “Prueba y convicción judicial
en el proceso penal”, Hammurabi, 2009, pág. 125, citado en causa IC 70-2014
de la Corte de Apelaciones de Santiago);
Decimotercero: De lo anotado en el acápite precedente y dado el
sistema de apreciación de la prueba que rige en el proceso penal, la
verificación de la necesaria corroboración requiere de buscar una conexión de
confirmación entre los elementos de juicio que aportan los hechos asentados
por las distintas probanzas rendidas en el juicio, de manera de revisar si ellos
se hilvanan en un relato coherente, sin saltos lógicos ni contrario a la
experiencia o a los conocimientos afianzados por la ciencia, capaz de sostener
la teoría del caso del ministerio público. Visto desde otro ángulo, el examen de
corroboración de un medio de prueba está dirigido a buscar otro antecedente o
evidencia, un refrendo o afirmación de su verosimilitud o probabilidad. No se
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trata, por consiguiente, de una relación de igualdad exacta, sino de ligazón


armónica entre los elementos que encaminan el razonamiento, y en que, ante
la existencia de más de una hipótesis posible, prime aquella que logre un
mayor nivel de corroboración;
Decimocuarto: Entonces, tamizados los antecedentes de base del fallo
impugnado -reseñados en los considerandos tercero, cuarto y quinto de esta
resolución- por las ideas expuestas en los dos párrafos inmediatamente
18

anteriores, queda de manifiesto que los hechos que motivaron el enjuiciamiento


del acusado Acevedo Mateluna por los delitos de violación impropia y de
violación de las denunciantes de autos fueron extraídos por los jueces orales
como el fruto de un examen complejo de los diversos testimonios incorporados
a la causa, en cuyo marco la prueba de descargo no logró prevalecer en los
aspectos que buscaban sustraer la participación del encausado.
Efectivamente, mientras los sentenciadores sí ven la corroboración
recíproca en el mérito de las probanzas de cargo –declaraciones de las
ofendidas, funcionaria de carabineros receptora de la denuncia, el terapeuta de
ambas jóvenes e, incluso, la del imputado-, no observan lo mismo en la prueba
de la defensa, atendidas las faltas de contundencia apuntadas en el
considerando decimotercero de su fallo, puesto que las circunstancias que se
desprenden de los dichos de los testigos de descargo y los documentos
allegados no llegan a descartar la autoría de Patricio Acevedo en los delitos por
los que se le acusó;
Decimoquinto: Finalmente y por lo expuesto, este tribunal de nulidad
advierte que la sentencia impugnada sí proporciona motivos claros y serios por
los cuales pudo sostener la participación del referido acusado, apoyados en
prueba que supera la sola declaración de cada víctima aisladamente
considerada, puesto que el razonamiento del tribunal del mérito las conecta con
las demás de un modo epistémico. Por lo tanto, también se ha hecho evidente
que no es tal el último punto objetado por quien recurre;
Decimosexto: La Corte considera propicio dejar expresado, además,
que en razón de la naturaleza de los delitos materia de la litis, así como las
circunstancias -creadas o escogidas por el ejecutor- de clandestinidad y sigilo
en que suelen perpetrarse, cobra especial importancia prestar atención a los
criterios que son útiles a la evaluación de credibilidad de los relatos que sirven
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al establecimiento de aquellos. Se trata, entre otros parámetros, del análisis de


la coherencia del relato –una incriminación sostenida o invariable en el tiempo,
carente de contradicciones-; verosimilitud por la contextualización con detalles,
principales o superfluos, del entorno en que ocurrieron –espacio-temporales o
de otro tipo-; algún grado de corroboración en otro(s) antecedente(s) de la
causa; y la ausencia de una ganancia secundaria a la imputación.
19

Así, habida cuenta de que en los delitos sexuales con frecuencia la


prueba predominante está constituida por la declaración de la persona
ofendida, la convicción del juzgador puede igualmente alcanzarse y devenir en
una decisión de condena si es que es revisada conforme a los criterios antes
referidos y logra superar el estándar de la duda razonable normado en el
artículo 340 del Código Procesal Penal.
Pues bien, volviendo sobre lo expuesto en los motivos cuarto y quinto de
esta resolución, en los que aparece reseñado el camino por el que discurrió el
razonamiento del tribunal a quo, se hace manifiesto el recurso a pautas como
las que se vienen comentando, las que aun cuando no se explicitan de un
modo doctrinario, sí están visiblemente recogidas al relevarse la persistencia
de las versiones de las denunciantes y su verosimilitud; la corroboración en
circunstancias objetivas y subjetivas, principales, auxiliares o periféricas,
extraídas de otros elementos de la prueba; y sin que se hubiese vislumbrado
algún factor de ganancia secundaria.
Por consiguiente, también por lo anterior es que no se divisa un atropello
a los principios rectores del sistema de la sana crítica en la valoración de la
prueba por los sentenciadores que pudiera llevar a la invalidación solicitada por
la defensa;
II. En cuanto a la segunda causal de nulidad. Artículo 373, letra b),
del Código Procesal Penal:
Decimoséptimo: Según se adelantara, este capítulo del recurso plantea
que el fallo de la instancia infringe los artículos 351 del Código Procesal Penal,
en relación con los artículos 74 y 75 del código sustantivo del ramo, al
catalogar de reiterados los injustos del artículo 362 del Código Penal asentados
en la causa, en lugar de tenerlos como dos delitos continuados;
Decimoctavo: Sobre el delito continuado, conviene tener en cuenta que
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su regulación no encuentra un reflejo expreso en el ordenamiento nacional,


sino que se ha incorporado en ciertos casos como un elemento atenuador de la
pena a la luz de la doctrina y la jurisprudencia que lo ha recogido.
Sobre el particular, se ha dicho: “Se habla de delito continuado para
referirse a varias acciones ejecutadas en tiempos diversos, cada una de las
cuales, considerada en forma independiente, realiza completamente las
exigencias de tipos delictivos de la misma especie; no obstante, lo cual han de
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ser tratadas como un todo y castigadas como un solo hecho punible, en virtud
de la relación especial que media entre ellas (Enrique Cury Urzúa, Derecho
Penal, Ed. Jurídica de Chile, T. ll, pág. 275).
Siguiendo lo definido por la Excma. Corte Suprema en una sentencia de
19 de junio de 2020, “[s]i bien en nuestro país, la figura del delito continuado no
tiene reconocimiento legal, se acepta su aplicación, como política morigeradora
de penas, para casos como los delitos contra la propiedad o en que no existen
pruebas para distinguir y separar en el tiempo las diferentes acciones.” (SCS
N° 33.156-2020);
Decimonoveno: Antes de avanzar en otras razones, es necesario
resaltar que, en conformidad con lo normado en el artículo 373, letra b), del
Código Procesal Penal, procede la declaración de nulidad del juicio oral y de la
sentencia, en la medida que en el pronunciamiento de ésta se hubiere hecho
una errónea aplicación del derecho que hubiere influido sustancialmente en lo
dispositivo del fallo. Dicho de otro modo, este motivo de nulidad es pertinente
en caso que la sentencia aplique incorrectamente la ley llamada a resolver la
cuestión que motiva la controversia. Se trata de un medio de impugnación de
carácter extraordinario y de derecho estricto, en que las infracciones alegadas
deben tener incidencia tal como para variar de manera trascendente lo
decidido.
Por lo anterior es que, la invalidación de la sentencia impugnada será
insoslayable en la medida que haya quedado al descubierto un yerro jurídico
que importe la inobservancia de la norma legal aplicable al asunto sometido a
la decisión del tribunal, con influencia sustancial en la decisión;
Vigésimo: La contravención de derecho que informa la causal del
artículo 373, letra b), del Código Procesal Penal, puede ser comprendida sobre
la base del concepto de norma jurídica, esto “es el mandamiento dirigido a
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todas las personas que viven en sociedad y mediante la cual y bajo amenaza
de sanción se les conmina a observar una determinada conducta positiva o
negativa y su fin es asegurar la convivencia pacífica, protegiendo sus intereses
materiales y espirituales legítimos”; sin que pueda asimilarse la invocación de
la doctrina a la existencia de una norma de derecho eventualmente “infringida,
mal interpretada, mal aplicada, distorsionada o que se haya utilizado en forma
21

equivocada e influido en forma importante en lo resuelto en el juicio” (Sentencia


C.A. San Miguel N° 175-2012).
Es por eso último que, como un primer aspecto que amerita ser indicado
está el cuestionamiento que, desde el punto de vista normativo, es posible
advertir en un recurso de nulidad que pretende satisfacer la hipótesis de
“infracción de ley” por medio de la invocación de un constructo emergido en la
doctrina. “Al respecto podemos citar una larga tradición jurisprudencial que
asienta esta definición, como por ejemplo los fallos de la Excma. Corte
Suprema en materia de casación en el fondo de 29 de octubre de 1949 que
estima improcedente la fundamentación de la causal en la inaplicación de la
doctrina (citado por don Waldo Ortúzar Latapiat en las causales del recurso de
casación en el fondo en materia penal, Editorial Jurídica de Chile, año 1958).
Cuestión por lo demás ratificada en la historia del establecimiento del recurso
de casación en nuestro ordenamiento jurídico, en cuya discusión se dejó
expresa constancia “del rechazo de infracción de la doctrina como motivo de
casación” (Santiago Lazo, Orígenes del artículo 941 del Código de
Procedimiento Civil);
Vigésimo primero: Ahora bien, sobre la categoría descriptiva del delito
continuado es menester decir, también, que su existencia supone una
pluralidad de acciones unidas bajo un mismo propósito delictivo, esto es por un
objetivo común, que sólo puede alcanzarse por medio de la repetición de la
conducta fraccionada que colma en su conjunto el tipo penal.
La reiteración del ilícito, en cambio, condice con el encuadre de cada
una de las acciones repetidas en un tipo penal, donde se agota, vulnerándose
en cada ataque lo que se ha denominado “el ámbito de protección de la norma”
y, entonces, cada vez se perpetra un delito, habida cuenta de la naturaleza de
la acción concreta de que se trata, encauzada en la dirección de la finalidad
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que la orienta y que colma un tipo penal específico;


Vigésimo segundo: En la especie, la sentencia impugnada asienta la
efectividad del hecho de haber repetido el sujeto activo la conducta de acceso
carnal a sus hijas Stephanie y María Paz mientras eran menores de edad, entre
los años 2008 a 2010, respecto de la primera, y entre 2010 y 2014, respecto a
la segunda.
22

Sin embargo, no puede esa sola constatación conducir directamente a


sostener la presencia de un delito continuado en estos casos, puesto que, más
allá de no haberse definido el número de veces en que ocurrieron, tal como lo
expresan los jueces de la instancia, los ilícitos descritos por las denunciantes
se cometieron no sólo en diferentes épocas, sino bajo distintas circunstancias
de contexto –con la familia viviendo reunida y con la familia disgregada; en
soledad el agente con su víctima y en momentos en que sus parientes
dormían, incluso encontrándose la víctima con una hermana a su lado; en
domicilios diversos, etc.- renovándose cada vez el designio criminoso que
movía la acción del ejecutor y, por lo tanto, ausente el presupuesto del dolo
unitario.
En consecuencia, es claro que la conducta no fue continuada, sino
episódica, favorecida por el nexo de parentesco que lo mantenía viviendo junto
a sus hijas pequeñas, incluso teniéndolas a su solo cuidado tras la separación
de la madre.
En esa tesitura es que esta Corte no puede concordar con la parte
recurrente en cuanto a la existencia de un delito continuado en los repetidos
injustos cometidos por el acusado en la persona de sus hijas y,
consecuencialmente, tampoco advierte un yerro con necesaria incidencia en la
determinación de la pena impuesta en lo resolutivo del fallo, dado que lo ha
sido dentro de los márgenes que el tribunal del mérito tenía autorizados y que
definió acorde a la ponderación y facultad exclusiva que el juzgamiento de
instancia le entrega al órgano jurisdiccional;
Vigésimo tercero: En las condiciones expresadas en los párrafos que
anteceden, al no haber quedado de manifiesto el error de derecho que se
plantea en el segundo motivo de nulidad que funda el arbitrio en estudio, éste
no podrá prosperar;
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Vigésimo cuarto: Corolario de todas las reflexiones que encaminan la


presente resolución, es que el recurso de nulidad promovido por la defensa del
acusado necesariamente deberá ser desechado, por no haberse constatado la
efectividad de haberse verificado el sustento de las respectivas causales que lo
enderezan, al no advertirse una contravención a los requisitos del fallo
previstos en el artículo 342 del Código Procesal Penal, ni una valoración de la
23

prueba con infracción a lo preceptuado en el artículo 297 del mismo cuerpo


legal, como tampoco el error in judicando denunciado.
Y de conformidad, también, con lo preceptuado en los artículos 352, 372,
373, letra b), 374, letra e), y 384 del Código Procesal Penal, se rechaza el
recurso de nulidad interpuesto por la defensa de Patricio Fernando Acevedo
Mateluna en contra de la sentencia del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de
Melipilla de treinta de mayo de dos mil veintiuno, dictada en los autos RIT O-
11-2020, razón por la que la misma y el juicio que la antecedió no son nulos.
Regístrese y devuélvase.
Redacción de la ministra Alejandra Pizarro.
N° 1.723-2021 Penal.-
Pronunciado por la Primera Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de
San Miguel integrada por los ministros Sr. Roberto Contreras Olivares,
Sra. Ma. Alejandra Pizarro Soto y abogado integrante señor Adelio
Misseroni Raddatz. No firma el abogado integrante señor Misseroni, no
obstante haber concurrido a la vista de la causa y posterior acuerdo por
encontrarse ausente.

ROBERTO IGNACIO CONTRERAS MARIA ALEJANDRA PIZARRO SOTO


OLIVARES Ministro
Ministro Fecha: 19/07/2021 10:20:30
Fecha: 19/07/2021 10:20:30
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Pronunciado por la Primera Sala de la C.A. de San Miguel integrada por los Ministros (as) Roberto Ignacio
Contreras O., Maria Alejandra Pizarro S. San miguel, diecinueve de julio de dos mil veintiuno.

En San miguel, a diecinueve de julio de dos mil veintiuno, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 04 de abril de 2021, la hora visualizada
corresponde al horario de invierno establecido en Chile
Continental. Para la Región de Magallanes y la Antártica
Chilena sumar una hora, mientras que para Chile Insular
Occidental, Isla de Pascua e Isla Salas y Gómez restar
dos horas.Para más información co
nsulte
http://www.horaoficial.cl

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