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Rancagua, trece de diciembre de dos mil veintidós.

VISTOS:
En este proceso RIT 60-2022, RUC 1910067434-6, seguido ante el Tribunal de
Juicio Oral en lo Penal de Santa Cruz, por sentencia de once de octubre de dos mil
veintidós, se condenó a JULIÁN ALFREDO CARRILLO ORTIZ a la pena
privativa de libertad de cinco (5) años y un (1) día de presidio mayor en su grado
mínimo, por su responsabilidad en calidad de autor de dos delitos consumados de abuso
sexual de persona menor de 14 años, ilícito previsto y sancionado en el art ículo 366 bis
en relación al 366 ter, ambos del Código Penal, cometido en la persona de la ni ña de
iniciales J.J.C.B., más accesorias legales, sin aplicación de alguna pena sustitutiva
regulada en la Ley 18.216, por improcedente.
En contra de este fallo, la defensa del condenado dedujo recurso de nulidad
fundado en la causal de la letra e) del artículo 374 del C ódigo Procesal Penal, en
relación a la letra c) del artículo 342 y al art ículo 297, ambos del mismo cuerpo legal, y
en subsidio, deduce también la causal prevista en el art ículo 373 letra b), todos del
código precitado.
Declarado admisible el recurso, se realizó la audiencia de rigor en la que se
escuchó el alegato de la Defensa y el Ministerio Público, quedando la causa en acuerdo.
Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que el recurso de nulidad se sustenta de modo principal, en la
causal contenida en el artículo 374 letra e), en relación con el artículo 342 letra c, ambos
del Código Procesal Penal, en lo que guarda relación con la existencia del delito
consumado de abuso sexual impropio en menor de 14 años, contemplado en los artículos
366, bis y ter del Código penal, en carácter reiterado de conformidad al art ículo 351
Código Procesal Penal, denunciando la defensa como infringido el principio l ógico
derivado de la razón suficiente, también denominado principio de corroboraci ón. Estima
que, en la dictación de la sentencia, se ha vulnerado la normativa que rige la valoraci ón
de la prueba, en relación con el artículo 297 del Código Procesal Penal, que establece un
límite a la libertad de los juzgadores.
Alega el recurrente que el fallo, para arribar a decisión de condena, expresa que
“los hechos objeto de la acusación se materializaron de manera clandestina, privada, sin
la presencia de testigos, por tanto no es esperable contar con prueba directa respecto del
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hecho salvo las declaraciones prestadas por los involucrados en el hecho, acusado y
víctima”. Es decir, en esta parte de la sentencia, lo que indican los sentenciadores es que
la valoración de la prueba se basará, de manera fundamental, en hacer un an álisis
comparativo entre la versión otorgada por su representado versus la versi ón entregada
por la menor.

Asevera que el Tribunal entrega por entero la calificaci ón del delito a la


interpretación subjetiva que entregue la niña respecto de la conducta descrita por su
padre en el juicio, y realizando dicho ejercicio es que arrib ó a un veredicto condenatorio,
toda vez que se estimó por la unanimidad de sus miembros que primó en juicio la versi ón
de los hechos descrita por la víctima J.J.C.B., indicando que cont ó con medios de
corroboración periféricos permitiendo tener por acreditados los hechos que sustentan la
decisión de condena por sobre el estándar de prueba requerido en el art ículo 340 del
Código Procesal Penal. Critica este ejercicio del Tribunal, pues sólo pone el enfoque de la
valoración en lo que la víctima cree que constituye delito, pero que para el sujeto activo
son conductas propias de un padre, como acostarse con su hija menor, sacarle las calzas
en los momentos en que transpiraba, o tocar con su mano su trasero, sin existir otras
conductas que le pueda dar una interpretación distinta.

Agrega que lo que hace el Tribunal -entonces- es realizar una valoraci ón de la


prueba contrastando este relato, con un alto contenido subjetivo, con el relato entregado
por el imputado, quien es una persona natural, de campo, que indica que a su hija
muchas veces le daba palmadas en el poto, como un juego. Sin embargo, lo que quiere
decir este acusado es simplemente que lo hacía no era para lograr su excitaci ón, se ñala
incluso que dormía con su hija a lo cucharita, pero jamás para lograr su excitaci ón, lo
que de haber ocurrido seguramente la niña habría notado.

Plantea que del análisis de la sentencia impugnada resulta imposible la


reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar el veredicto condenatorio, al cual
se arriba, debido a que, en su construcción, el juzgador vulner ó las normas de valoraci ón
probatoria, especialmente las limitaciones que impone la obligatoria aplicación de los
principios de la lógica y de las máximas de la experiencia.

Agrega que si bien la valoración de la prueba es libre, jam ás puede ser arbitraria.
Esto, por expresa disposición del conjunto de las normas que regulan esta materia,
conformado, entre otros, por el ya citado artículo 297, y por los art ículos 296 y 340,
todos del Código Procesal Penal, que establecen la forma como los sentenciadores deben
dar por acreditados los hechos.

En la práctica, significa que el razonamiento de los jueces debe estar construido


como un encadenamiento lógico entre las diversas etapas o fases del raciocinio, tal como
lo impone la letra c), del artículo 342 en que se funda precisamente este recurso de
nulidad, cuestión que el caso de autos no ocurre, pues no explica c ómo puede ser
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descartada, más allá de toda duda razonable, el convencimiento del sujeto activo de que
su conducta no es constitutiva de delito, razón suficiente para acoger el recurso de
nulidad por la presente causal principal.
SEGUNDO: Que el artículo 374 letra e) del Código Procesal Penal establece:
“Motivos absolutos de nulidad. El juicio y la sentencia ser án siempre anulados: e)
Cuando, en la sentencia, se hubiere omitido alguno de los requisitos previstos en el
artículo 342 letras c), d) o e)…”
Por su parte, el artículo 342 del mismo Código, en su letra c) se ñala que:
“Contenido de la sentencia. La sentencia definitiva contendr á: c) La exposici ón clara,
lógica y completa de cada uno de los hechos y circunstancias que se dieren por
probados, fueren ellos favorables o desfavorables al acusado, y de la valoraci ón de los
medios de prueba que fundamentaren dichas conclusiones de acuerdo con lo dispuesto
en el artículo 297”.
A su turno, el artículo 297 del citado estatuto legal expresa: “Valoración de la
prueba. Los tribunales apreciarán la prueba con libertad, pero no podrán contradecir los
principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicamente
afianzados.
El tribunal deberá hacerse cargo en su fundamentación de toda la prueba
producida, incluso de aquélla que hubiere desestimado, indicando en tal caso las razones
que hubiere tenido en cuenta para hacerlo.
La valoración de la prueba en la sentencia requerir á el se ñalamiento del o de los
medios de prueba mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de los hechos
y circunstancias que se dieren por probados. Esta fundamentación deber á permitir la
reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones a que llegare la
sentencia”;
TERCERO: Que la exigencia de las normas transcritas es que la sentencia
razone y contenga los fundamentos en que se apoya lo conclusivo, aludiendo a la
situación fáctica que permita la aplicación correcta del derecho.
La tarea del tribunal que conoce del recurso de nulidad por la causal indicada,
no es en rigor efectuar una nueva valoración de la prueba rendida en el pleito, sino
controlar que aquella que realizó el tribunal del juicio, se condiga con la norma que le
señala a éste cómo hacerla, a que parámetros sujetarse y que reglas, m áximas o tipos de
conocimientos no contradecir.
CUARTO: Que, ese proceso en este caso aparece ejecutado satisfaciendo todas
las exigencias referidas, pues de la lectura de la sentencia recurrida, se observa que los
jueces del fondo reproducen, analizan y ponderan los diversos antecedentes probatorios
que les permitieron arribar a la convicción de condena, determinan los hechos y
circunstancias que se dieron por probados, estableciendo su calificación jur ídica y la
participación del acusado, refiriendo las razones que tuvieron en cuenta para desestimar
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la petición absolutoria de la defensa, planteamientos en los que se hacen cargo de toda la


prueba rendida.
QUINTO: Que, en efecto, y respecto de la infracción acusada por la recurrente
al proceso argumentativo de los sentenciadores, del examen de la sentencia en estudio, se
observa que los jueces luego de referir en el considerando s éptimo su decisi ón de
condena, se abocan en los motivos siguientes a la exposición y desarrollo de los
fundamentos justificativos de su decisión.
De este modo, respecto de la acreditación de los hechos constitutivos de delito de
abuso sexual de menor, en un extenso motivo octavo, se desarrolla por el tribunal su
ejercicio de valoración, refiriendo primeramente que como es habitual en esta clase de
delitos, los hechos objeto de la acusación se materializaron de manera clandestina,
privada, sin la presencia de testigos, por lo que no es esperable contar con prueba
directa respecto del hecho salvo las declaraciones prestadas por los involucrados en el
hecho, acusado y víctima.
En este escenario y atendido que si bien no existe una negaci ón expresa de los
hechos objeto de la acusación, el encartado refirió un desarrollo diverso de los mismos,
dado el contexto en que los hechos se produjeron, los describe como actos neutros, sin
connotación sexual. Conforme a ello, el tribunal se ocupa primero de contrastar dicha
versión de los hechos con lo manifestado en juicio por la menor J.J.C.B., a fin de
determinar si la niña víctima confirma el contexto lúdico y familiar planteado por su
padre, o si por el contrario, plantea una versi ón diversa en que los actos atribuidos al
encartado puedan ser entendidos como actos de significación y relevancia sexual, en los
términos vinculados al tipo penal.
Con este cometido inicial, los sentenciadores valoran el contenido de las
declaraciones de la menor quien refiere las diversas tocaciones que le efectuaba su padre,
el acusado, describiendo distintos episodios, en que éste le tocaba y acariciaba todo su
cuerpo, que le bajaba las calzas y que le acariciaba mucho las piernas y el trasero,
señalando que esos cariños los encontraba asquerosos, refiriendo que incluso cuando
intentó negarse él le pegó una cachetada en la cara. De este modo los sentenciadores
observan que la menor otorga una descripción diversa a la planteada por el acusado,
discrepando tanto respecto al contexto en el que se realizaron estas tocaciones como a la
forma y desarrollo de las mismas.
Luego de constatada esta discrepancia, entonces el tribunal se aboca a la
valoración de los medios de prueba para determinar si con los mismos lograba
acreditarse por sobre el estándar de la duda razonable, la efectividad de los hechos
afirmados en la acusación, señalando que en opinión un ánime primó en juicio la versi ón
de los hechos descrita por la víctima J.J.C.B., la que cont ó con medios de corroboraci ón
periféricos permitiendo tener por acreditados los hechos que sustentan la decisi ón de
condena. El tribunal analiza en detalle el relato de la ni ña, se ñalando de qu é manera le
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impresiona como un relato creíble, apreciándose alta coherencia ideoafectiva al describir


las sensaciones y reacciones que debió soportar dando cuenta de sentimientos de
paralización, miedo y asco ante las conductas desplegadas por el padre. Que asimismo el
relato de la menor se apreció por los sentenciadores como un relato real que se condice
con las experiencias vividas por ella, además correspondió a un relato mantenido en el
tiempo y carente de contradicciones esenciales en cuanto a los hechos descritos. Se ñala
luego el tribunal que los asertos de la menor fueron corroborados perif éricamente por el
relato de su madre Ana María B.N, la psicóloga Tania Ramírez Ferrada de la unidad de
víctimas y la psicóloga Marcela Lorca Navarro quien refirió haber realizado terapia
reparatoria a la niña J.J.C.B., corroborando las circunstancias relativas a la develaci ón de
los hechos por la menor, el relato sostenido de ésta en cuanto a la ocurrencia y
circunstancias de los hechos y asimismo en lo que se refiere a las sensaciones, reacciones
y sentimientos evidenciados por la niña frente a las conductas vulneratorias de que fue
objeto.
Asimismo el tribunal en orden a corroborar y reforzar la credibilidad del relato
otorgado por la víctima, valoró la constatación de indicadores de da ño, los que se
condicen con haber sufrido una vulneración en su indemnidad sexual, resultando
relevantes a este respecto las declaraciones prestadas por las testigos Marcela Lorca
Navarro y Ana María B.N.
Además se analizó por los jueces la ausencia de ganancias secundarias en la ni ña
u otros cercanos y finalmente, se verifica que tampoco se vislumbr ó en juicio la
influencia de terceros en la niña en orden a realizar una denuncia falsa.
Así, en relación a las supuestas inconsistencias o contradicciones en el relato de la
menor, los sentenciadores superan aquello en la valoración que efectúan del contenido de
sus declaraciones y en conjunto con los demás medios de prueba, seg ún lo antes
revisado, no resultando efectivo el aserto planteado por la defensa en sustento de su
arbitrio de nulidad, en cuanto a que la determinación de los hechos y de la connotaci ón
de carácter sexual de éstos se hubiere sustentado tan solo en la versi ón de la ni ña sin
otros elementos de corroboración.
SEXTO: Que por otro lado, los sentenciadores del fondo en el considerando
noveno, se hacen cargo de las alegaciones de la defensa, argumentando las razones por
las que se rechazó la tesis de absolución planteada por ésta, explicando por qu é se
desestimaron los fundamentos esgrimidos para sustentarla.
A continuación, en el motivo décimo primero del fallo recurrido, los jueces
exponen los argumentos para concluir en la decisión de condena, en lo relativo a la
calificación jurídica de los hechos y la participación del acusado en éstos, precisando de
qué manera se estimó concurrentes los distintos elementos que permitieron tenerlos por
acreditados.
SEPTIMO: Que, conforme a lo que se viene señalando, del an álisis de la
sentencia no se desprende el reproche efectuado por la recurrente, puesto que los
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sentenciadores se hacen cargo de los elementos probatorios rendidos en el juicio, los


analizan y los sopesan, construyendo una argumentación coherente y suficiente, la que es
congruente con su conclusión. En suma, el proceso argumentativo llevado adelante por el
tribunal, permite reproducir su razonamiento, el que aparece plausible, consecuente y
respaldado en las pruebas aportadas al juicio, por lo que no es efectivo que la sentencia
vulnere los parámetros de análisis, ni el principio lógico derivado de la raz ón suficiente,
como lo alega la defensa. Atendido ello, el arbitrio impetrado deber á ser necesariamente
desestimado por este primer motivo.
OCTAVO: Que, en subsidio de la primera causal, el recurrente invoca aquella
prevista en la letra b) del artículo 373 del Código Procesal Penal, al haberse efectuado,
en el pronunciamiento de la sentencia, una err ónea aplicaci ón del derecho que influy ó
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, en relación al delito consumado y reiterado de
abuso sexual. Alega que en este sentido, se ha infringido lo dispuesto en los art ículos 351
del Código Procesal Penal, y los artículos 1°, 366 bis, 366 ter, articulo 74 y 75 del
Código Penal.
Discute la aplicación de la reiteración, en lugar de considerar la pluralidad de
hechos como uno solo y en particular como un delito continuado. Plantea que conforme
fueron asentados los hechos en el motivo octavo de la sentencia, como puede advertirse,
éstos fueron ejecutados por el mismo sujeto activo y respecto de un mismo sujeto pasivo,
la víctima J.J.C.P., en todos ellos se infringió la misma norma penal, esto es, los citados
artículos 366 bis y 366 ter del Código Penal; y existió homogeneidad del dolo del agente,
al obedecer todas las resoluciones delictivas a circunstancias externas semejantes. Luego,
alega que no cabe sino concluir que tales hechos, aunque considerados separadamente,
pueden ser constitutivos de distintos delitos, por reunir las caracter ísticas antes indicadas
deben calificarse como propios de un delito continuado, en la forma como se ha
entendido en la doctrina penal y en la jurisprudencia nacional.
Asevera entonces, que el fallo impugnado adolece del error de derecho que se
denuncia en el recurso y que influyó sustancialmente en su parte dispositiva. En efecto,
al no calificar los sentenciadores como delito continuado los hechos antes descritos y, en
cambio, al considerarlos como delitos reiterados de una misma especie, haciendo
aplicación del artículo 351 del Código Procesal Penal para regular la pena, impusieron
una superior a la que legalmente correspondía (al efectuar el aumento de grado que
dicho precepto prevé); toda vez que al no aplicar la instituci ón de derecho en que tales
hechos debían subsumirse, la pena que correspondía imponer al acusado, como autor del
delito de abuso sexual impropio a una persona menor de catorce a ños, era la de presidio
menor su grado máximo, por cuanto insiste, el hecho debió considerarse como un solo
delito continuado y no como una reiteración de ilícitos. Por lo anterior solicita anular la
sentencia y dictar una de reemplazo que imponga al acusado la pena antes indicada.
NOVENO: Que en la historia fidedigna del establecimiento del proyecto que en
definitiva se materializó en el Código Procesal Penal, se dej ó expresa constancia del
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carácter genérico de las causales de nulidad del artículo 373. Se expuso -en su
oportunidad- que este recurso apunta a dos objetivos perfectamente diferenciados: la
cautela del racional y justo procedimiento -mediante el pronunciamiento de un tribunal
superior sobre si ha existido o no respeto por las garant ías b ásicas en el juicio oral y en
la sentencia recaída en él, de forma que, si no hubiere sido as í, los anule- y el respeto de
la correcta aplicación de la ley -elemento que informa el recurso de casaci ón cl ásico,
orientado a que el legislador tenga certeza de que los jueces se atendr án a su mandato-,
pero ampliado en general a la correcta aplicación del derecho, para incorporar tambi én
otras fuentes formales integrantes del ordenamiento jur ídico. (Mario Mosquera Ruiz y
Cristián Maturana Miquel, “Los Recursos Procesales”, Editorial Jurídica de Chile,
segunda edición actualizada, página 349).
El reproche del recurrente de nulidad, en consecuencia, debe entenderse dirigido
sólo al eventual error que observe en la interpretaci ón y aplicaci ón del derecho llamado
a regir ese hecho intangiblemente determinado, porque la causal supone la aceptaci ón de
los hechos tal y como han sido fijados por el tribunal y supone tambi én, que de existir el
error que se atribuye, aquel tenga influencia sustancial en lo dispositivo del fallo, por
consiguiente, si el recurso se construye a partir de hechos que el fallo no ha tenido por
probados o se refiere a hechos distintos de los asentados, o bien no afecta de modo
alguno lo dispositivo de la resolución que se impugna, la nulidad habr á de ser
evidentemente desestimada.
En síntesis, habrá lugar a la causal de nulidad en an álisis, cuando a) exista una
contravención formal al texto de la ley, es decir, cuando el juzgador vulnere de manera
palmaria y evidente el texto legal; b) cuando se vulnere el verdadero sentido y alcance de
una norma jurídica que sirvió de base o fundamento para la dictaci ón de la sentencia y;
c) cuando existe una falsa aplicación de la ley, situaci ón que se verifica cuando el
juzgador deja de aplicar una norma jurídica, siendo realmente pertinente su aplicación.
DECIMO: Que en este marco conceptual, y respecto de la alegación que se
realiza específicamente, en torno al delito continuado planteado por la defensa, resulta
pertinente recordar que su existencia no se encuentra expresamente reconocida en
nuestra legislación positiva y que es el fruto de la doctrina y la jurisprudencia.
En Chile y pese a no tener recepción normativa, esta figura ha sido también
recogida por nuestra jurisprudencia, que exige para su apreciación lo siguiente: a) unidad
de autor; b) identidad del tipo penal realizado en diversas ocasiones; c) que esas
realizaciones tengan lugar con cierta distancia temporal; d) unidad de prop ósito en el
agente. Sin embargo, y como acertadamente apunta el profesor Cury, es dif ícil dar con
un concepto preciso de esta clase de construcción, pues se trata de un caso l ímite de la
unidad jurídica de la acción.
Su presupuesto es la reiteración de varios hechos que, considerados
separadamente, podrían estimarse constitutivos de varias realizaciones t ípicas del mismo
delito, pero que por algún criterio externo, se consideran como unidad. Entre estos
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criterios se pueden mencionar, la unidad del bien jur ídico afectado, la igual naturaleza
del objeto material, la unidad temporal, la unidad de prop ósito, la consideraci ón social
del conjunto de los hechos, criterios de economía procesal derivados de la imposibilidad
material de pesquisar el detalle de cada uno de los actos que componen el conjunto. El
tratamiento penal de delito continuado consiste, por tanto, en considerarlo como un
único delito y en ello no hay dos voces entre la doctrina y la jurisprudencia. Asimismo,
si bien en nuestro país, como ya se dijo, la figura del delito continuado no tiene
reconocimiento legal, se acepta su aplicación, como política morigeradora de penas, para
casos como los delitos contra la propiedad o en que no existen pruebas para distinguir y
separar en el tiempo las diferentes acciones.
Dicho lo anterior, en materia de delitos sexuales, lo cierto es que nuestra
jurisprudencia mayoritaria, ha tenido oportunidad de examinar repetidamente si acaso
procede reconocer un vínculo de continuidad en el caso de la reiteración de atentados en
contra de la libertad o de la indemnidad sexual de un mismo sujeto pasivo, y
controvirtiendo lo sugerido por la doctrina, ha estimado que trat ándose de bienes
jurídicos personalísimos, aparece como esencial que el agente que realiza el acto t ípico
obedezca a un mismo propósito delictivo, indicando que se observa en el agente la
intención deliberada de afectar el bien penalmente tutelado de la v íctima, en cada hecho
de forma separada, por lo que tratándose de esta clase de pleitos, no tendr ía lugar la
figura del delito continuado.
Otra parte de la jurisprudencia ha optado por un rechazo m ás categ órico, cual es
que no parece observarse en el caso concreto un prop ósito unitario, criterio este último
con el que se coincide, entendiendo que el delito continuado puede recaer en bienes
jurídicos de contenido patrimonial o que puedan lesionar la fe pública, pero no en bienes
jurídicos personalísimos, toda vez que, el sentido del delito continuado, es finalmente,
alcanzar una sanción que exprese correctamente el merecimiento de castigo en el agente,
lo que no se alcanza si se lo estima para efectos de pena como un solo delito.
UNDECIMO: Que conforme quedaron asentados los hechos acreditados en el
fallo, como sigue: “Que en fecha no determinada entre los meses de marzo a abril del
año 2019 en circunstancias que la víctima de iniciales J.J.C.B. ten ía 9 a ños, mientras se
encontraba de visita en el domicilio de su padre Juli án Carrillo Ortiz, ubicado en Punta
de Lobos sin número comuna de Pichilemu, en más de una oportunidad Carrillo Ortiz
procedió a acariciar con sus manos el cuerpo de su hija, incluyendo entre otras partes
del cuerpo los glúteos de la niña, bajando sus calzas en a lo menos una oportunidad. ”
Habiendo especificado los sentenciadores que pudo establecerse la existencia de m ás de
un hecho, pero ante la dificultad para determinar el número de ocasiones en que el
delito se materializó, pudiendo sí confirmar que fue en más de una ocasi ón, deciden
sancionar por el mínimo de oportunidades distinguidas, as í por dos delitos de abuso
sexual impropio. En este caso entonces, el sujeto activo ha realizado tocaciones en
diversas partes del cuerpo de la menor incluyendo los gl úteos, en ocasiones distintas,
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descartándose la aplicación del carácter de continuado del delito, pues de los hechos que
el fallo ha tenido por comprobados, se colige que el agresor afect ó la indemnidad sexual
a través de acciones separadas en el tiempo, configurando dos delitos como ya se dijo, y
conforme a ello correspondía aplicar en la especie el artículo 351 del C ódigo Procesal
Penal al momento de determinar la pena, como acertadamente lo hicieron los
sentenciadores.
En consecuencia, conforme lo razonado en los motivos que anteceden, no es
posible advertir un auténtico error de derecho en el fallo que se revisa, de manera que el
recurso interpuesto por este motivo de nulidad, tampoco habrá de prosperar.
Por estas consideraciones, y de conformidad a lo dispuesto en los art ículos 372,
373 letra b), 374 letra e) y pertinentes del C ódigo Procesal Penal, SE RECHAZA el
recurso de nulidad deducido por la defensa del condenado JULI ÁN ALFREDO
CARRILLO ORTIZ, contra la sentencia de once de octubre de dos mil veintid ós,
pronunciada por el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Santa Cruz, en la causa RIT
60-2022, la que, en consecuencia, no es nula como tampoco el juicio oral que le sirvió
de antecedente.
Regístrese, notifíquese y comuníquese.
Redacción de la Ministra Suplente Sra. Andrea Urbina Salazar.
Rol Ingreso Corte N ° 1596-2022 Penal. //
“Se deja constancia que esta sentencia debe ser anonimizada en cumplimiento a
lo dispuesto en el Acta 44-2020 de la Excma. Corte Suprema”.
Se deja constancia además que no firma la Ministra Titular se ñora B árbara
Quintana Letelier, por encontrarse en comisión de servicio, sin perjuicio de haber
concurrido a la vista y acuerdo del mismo.

Jorge Luis Fernandez Stevenson Andrea Paola Urbina Salazar


MINISTRO MINISTRO(S)
Fecha: 13/12/2022 15:31:47 Fecha: 13/12/2022 16:18:52
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Pronunciado por la Tercera Sala de la Corte de Apelaciones de Rancagua integrada por Ministro Jorge Fernandez S. y
Ministra Suplente Andrea Paola Urbina S. Rancagua, trece de diciembre de dos mil veintidós.

En Rancagua, a trece de diciembre de dos mil veintidós, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 11 de Septiembre de 2022, la hora
visualizada corresponde al horario de verano establecido
en Chile Continental. Para Chile Insular Occidental, Isla
de Pascua e Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para
más información consulte http://www.horaoficial.cl.

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