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SEMINARIO MAYOR DIOCESANO “SAN ANDRÉS APÓSTOL”

IV DE TEOLOGÍA

Sacramento del Orden

CAPITULO V
PLANTEAMIENTO DE TRENTO EN SU RESPUESTA
A LUTERO
Prof. Pbro. Octaviano Conde Prieto.
Alumno: David Reyes López.

Hoy en día se debe reconocer que la Reforma, a pesar de todos sus


errores, fue un movimiento surgido en busca de nuevas y purificadas maneras de
vivir el cristianismo. En este capítulo se darán a conocer y tratar de clarificar los
postulados con que Lutero atacó al sacramento del orden y como los rebatió la
Iglesia católica en el Concilio en Trento.

En primer momento, al tratar el Sacramento del Sacerdocio, se dirige al


nombre de sacerdocio aplicado a los ministros, diciendo que no es denominación
propia para ellos. Con intención negativa dice que en el Nuevo Testamento nunca
califica como sacerdotes a los Apóstoles ni a los que colaboraron en la
evangelización. Por ello concluye afirmando que es impropio llamar con el nombre
de sacerdote a quien está puesto al frente de la comunidad para administrar los
sacramentos y para predicar la palabra de Dios.

De manera positiva recurre a las palabras con que san Pedro, asumiendo
un texto del Éxodo, anuncia a los cristianos que son linaje elegido, sacerdocio real,
nación consagrada, pueblo adquirido para proclamar las alabanzas de Aquel que
les ha llamado de las tinieblas a la luz admirable.

Para Lutero todos los bautizados son sacerdotes y todos son iguales, y en
su lenguaje los términos cristiano y sacerdote son sinónimos, ya que expresan la
realidad de quien pertenece a Cristo por la fe y el bautismo. Todos somos
sacerdotes con el mismo sacerdocio de Cristo, esto es, quienes somos cristianos,
hijos de Cristo sumo sacerdote. Y no necesitamos la obra de otro sacerdote y
mediador más allá de Cristo».
El cristiano es sacerdote, lo cual no quiere decir que haya afirmado que
todo cristiano es ministro. Entre el sacerdocio y el ministerio, Lutero establece una
nítida distinción. Para Lutero, al sacerdocio no se llega, sino que se nace por
medio de la fe y del bautismo, y al ministerio se llega mediante la llamada y la
ordenación.
Lutero llegó a admitir la diferencia entre el ministro y el no ministro; sin
embargo negó siempre que el ministerio sea un sacramento. Para él los
sacramentos son instituciones divinas; es así que en el Nuevo Testamento no
aparece el orden como institución divina; luego no es sacramento.
En tres razones distintas intenta apoyar su afirmación. La primera, en el
supuesto de que Jesucristo no instituyó el sacerdocio en la Ultima Cena; la
segunda, en la reprobación del signo sacramental, y la tercera, en la intención
incorrecta de los obispos al ordenar.
En cuanto al rechazo del sacerdocio en la Última Cena, Lutero niega que
Jesucristo instituyese el sacramento del orden en la Ultima Cena porque en
aquella ocasión no vinculó la promesa de la gracia a un signo, sino que mandó
continuar haciendo lo que El acababa de hacer.
En cuanto a la reprobación del signo sacramental, Lutero sostiene que hay
que formar y fortalecer la conciencia contra los ungidos y los rapados, porque
Cristo fue sacerdote sin haber sido tonsurado ni ungido. La razón última por la que
Lutero rechaza el rito de ordenación se basa en que no aparece como tal
designado por Jesucristo en el Evangelio.
En cuanto a la intención incorrecta de los obispos de al ordenar, Lutero dice
que en vez de ministros de la palabra, dice Lutero, los obispos ordenan
sacrificadores, que ofrezcan misas y oigan confesiones.
Para comprender la postura de Trento a la hora de enfrentarse con los
planteamientos de Lutero hay que resumir su pensamiento en estos cuatro puntos:
1. ° En sus proposiciones sobre el ministerio, Lutero supervaloró el sacerdocio de
los fieles, estableciendo una radical igualdad entre todos los cristianos, y negando
que los ministros sean sacerdotes.
2. ° En su planteamiento del ministerio, prescindió de la relación entre el
sacerdocio y la Eucaristía y propuso la predicación como obligación primaria de
cualquier ministro.
3. ° Negó la sacramentalidad del orden a partir del rito de la ordenación, por
considerar que no consta en el Nuevo Testamento.
4. ° Equiparó al párroco con el obispo.
La respuesta de Trento, el concilio delegó en una comisión de teólogos la
confección de un elenco de temas extraídos directamente de los escritos de los
reformadores, los temas a tratar sobre el sacramento del orden, sacados en su
mayor parte de los escritos de Lutero De captivitate babylonica Ecclesiae y De
abroganda missa privata, fueron estos cuatro:

1. °, el orden no es sacramento, sino un oficio, y por derecho divino corresponde al


pueblo instituir y destituir a los ministros;
2. °, lo propio de la potestad de orden es predicar la palabra de Dios y no ofrecer
el sacrificio, por lo cual quien no predica no es sacerdote;
3. °, todos los cristianos son igualmente sacerdotes, pero a fin de poder ejercer el
sacerdocio se requiere la llamada;
4. °, los obispos no tienen el derecho de ordenar, y, por lo tanto, toda ordenación
conferida por ellos es írrita.
Trento habla de la sucesión apostólica en un doble sentido, el eucarístico-
sacramental, y entonces dice de los presbíteros que son sucesores de los
Apóstoles en el sacerdocio, y el eclesiológico, propio de los obispos, de los que
dice que dentro de la Iglesia suceden en el lugar de los Apóstoles.
Lutero en su reflexión sobre el ministerio había equiparado al párroco con el
obispo, y a esta teoría contestó Trento en los cánones 6. ° Y 7. ° sobre el
sacramento del orden.
En el canon 6. ° se afirma que en la Iglesia existe jerarquía por institución
divina, la cual consta de obispos, presbíteros y ministros.
El canon 7. ° propone que los obispos en la Iglesia son superiores a los
presbíteros.
Hay que sostener que el concilio propuso como materia de fe la existencia
del ministerio eclesiástico instituido por Jesucristo, y como doctrina teológica
enseñó la vinculación del sacerdocio a la Eucaristía, y desde aquí enseñó de los
presbíteros que son sucesores de los Apóstoles en el sacerdocio, y los diferenció
de los obispos, que están en la Iglesia en lugar de los Apóstoles.

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