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EMDR.

DESENSIBILIZACIÓN Y REPROCESAMIENTO
POR EL MOVIMIENTO DE LOS OJOS

2. FASES DEL EMDR

2.1 DESCRIPCIÓN DEL PROTOCOLO DE 8 FASES DEL TRATAMIENTO EMDR

2.1.1 Fase 1: Historial del paciente

El inicio de cualquier proceso terapéutico pasa irremediablemente por la recogida de la


información necesaria que permita trazar una historia clínica del paciente certera y
completa. Además de esto, es muy importante establecer las bases terapéuticas y de la
relación paciente-terapeuta de manera clara e inteligible para las dos partes. En el caso
del EMDR funciona de igual manera que otros procesos terapéuticos.

Toda la información que se recoge en esta fase va encaminada a identificar todos


aquellos elementos instalados en la memoria que provocan el trauma o el estrés al
paciente. También es importante tratar de detectar aquellos estímulos (que llamamos
“disparadores”) que desencadenan la aparición del recuerdo traumático, así como
vislumbrar todos los recursos de los que dispone el paciente, tanto a nivel interno como
externo, para poder superar la situación y desarrollar una conducta adaptativa
apropiada que le permita afrontar correctamente el futuro.

De este modo, los objetivos de esta primera fase son los siguientes:

 Recopilar la historia

 Detectar los disparadores en el momento actual

 Establecer objetivos de futuro

 Fomentar la seguridad en el paciente

Vamos a ver detalladamente cada uno de estos objetivos.

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- Historia del paciente

El contenido y la información de la historia de cada paciente no se debe limitar a los


hechos que orbitan alrededor del suceso traumático o a los episodios más recientes de
su vida. Es necesario bucear en los aspectos más profundos y recónditos de su memoria
con tal de establecer una narrativa completa y coherente, que dé pistas al terapeuta
sobre cómo actuar. Es fundamental toda la historia que corresponde a la infancia del
paciente, ya que en ella se ha almacenado una información crucial para entender como
es la persona. Es a partir de las experiencias infantiles que los humanos suelen
desarrollar sus esquemas cognitivos o sus sistemas de creencias.

Si estas experiencias se han vivido de manera traumática (tanto “t” como “T”) existirán
muchas creencias negativas que otorgarán una visión pesimista del mundo y de uno
mismo, potenciando conductas disfuncionales.

Otro objetivo fundamental de esta fase es detectar si se han producido agrupaciones de


recuerdos. Son aquellos recuerdos almacenados en la memoria y conectados entre sí
por cualquier motivo: mismas personas implicadas, lugares, emociones semejantes o
encadenadas, etc. Si se consigue identificar correctamente uno de estos recuerdos, al
reprocesarlo de manera adecuada, se puede producir un efecto contagio en el resto de
recuerdos asociados y, de este modo, reprocesar de una tacada un grupo importante de
recuerdos. Esto, además, repercute en la eficacia del proceso EMDR, ya que acorta
notablemente los plazos de recuperación y reprocesamiento necesarios.

Existen cuatro elementos fundamentales que el terapeuta debe identificar para poder
llevar a cabo el reprocesamiento:

 Los problemas que el paciente presenta a nivel de comportamiento,


emociones, quejas somáticas y creencias negativas.

 La sintomatología presentada (frecuencia, intensidad, duración, estímulos


que la disparan, etc.) y el diagnóstico clínico.

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 El acontecimiento desencadenante de la sintomatología, es decir, la causa


que origina el trauma.

 Los acontecimientos del pasado almacenados en la memoria que puedan


estar conectados con la sintomatología presente de alguna manera o que
hayan podido contribuir a la vulnerabilidad de la persona.

Para detectar estos elementos es necesario realizar adecuadamente la entrevista clínica


y obtener así la información deseada. Contamos con varios métodos de obtención de la
información, como por ejemplo:

- Realización de preguntas que indaguen en el origen de los sentimientos,


emociones y creencias negativas (por ejemplo, si el paciente revela que se
siente incapaz de realizar algo, preguntar cuál es el origen de esa
incapacidad, para que el paciente se esfuerce en bucear en su memoria).

- Uso de instrumentos o tácticas de recogida de información de experiencias en


la infancia. Por ejemplo, autoinformes de experiencias familiares,
entrevistas de apego, etc.

- Ejercicios que fomenten el uso de técnicas narrativas para que el paciente


consiga elaborar un relato continuo y coherente, que impida la aparición de
fragmentos deslavazados e inconexos.

Es importante discriminar toda la información que se extraiga de la entrevista clínica y


descartar aquellos elementos que no cumplen los criterios diagnósticos del TEPT, según
el DSM-V.

- Identificación de los disparadores

Como ya hemos apuntado, otro elemento importante en esta primera fase es la


detección de los disparadores del presente que desencadenan el recuerdo del
acontecimiento traumático. Existe una serie de respuestas condicionadas que implican
perturbaciones emocionales y conductuales frente a estímulos del presente que, por sí

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mismos, no deberían representar ningún peligro ni amenaza para la persona. Esto es lo


que se conoce como condicionamiento de segundo orden. Realizar un análisis apropiado
permitirá al terapeuta identificar las cadenas de acción de los estímulos y las respuestas
condicionadas.

Aquí también es necesario discriminar entre los posibles disparadores del


acontecimiento traumático. Existen disparadores de condicionamiento de primer orden.
Son aquellos que resultan evidentes. Imaginemos, por ejemplo, que estamos tratando a
la víctima de un grave accidente de moto. El hecho de montar en moto o simplemente
de ver una o escuchar su sonido puede desencadenar el recuerdo del suceso traumático.
Sin embargo, existen otros elementos que no son tan explícitos, pero pueden poseer el
mismo o similar efecto. Si el día del accidente había una tormenta, todos los días de
tormenta pueden convertirse en un disparador para el paciente. Y así con detalles
aparentemente aún más insignificantes, pero vinculados con el suceso en el cerebro del
paciente. Estos son los condicionamientos de segundo orden.

Este tipo de respuestas condicionadas se analizan por medio de la metodología DICES:

D – Disparador en el presente o factor desencadenante

I – Imagen del peor escenario posible en la situación actual

C – Cognición asociada al disparador

E – Emoción asociada al disparador

S – Sensación provocada por el disparador

- Objetivos de futuro

Para que el tratamiento EMDR sea eficiente es necesario indagar en los objetivos a corto,
medio y largo plazo del paciente. El establecimiento de objetivos permite identificar
aquellos recursos internos y externos que la persona posee para ayudarla a alcanzarlos.

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Es muy importante tratar de que el paciente consiga visualizar escenarios positivos en


relación a su futuro, ya que le resultarán de enorme utilidad para encarar las situaciones
que deba afrontar. Esos recursos se deben canalizar a través de conductas que refuercen
las creencias positivas y eliminen las negativas.

Los objetivos no son inmutables, ya que a lo largo del tratamiento o de las sesiones de
EMDR pueden aparecer objetivos distintos a los planteados inicialmente, de modo que
ello exija la búsqueda de nuevos recursos y elementos de las capacidades del paciente.
Como resultado, a través del tratamiento y de esta búsqueda de objetivos futuros, la
persona debería realizar un reprocesamiento cognitivo que le reporte una imagen
distinta de sí mismo, modificando la narrativa que tenía sobre su vida, reforzando la
autoestima y eliminando los elementos negativos.

- Seguridad del paciente

Otro factor a considerar en el tratamiento de EMDR es saber si este tratamiento puede


aplicarse de manera eficiente al paciente. Por ello hay que tener en cuenta toda una
serie de factores relativos a la persona que son muy importantes, como, por ejemplo,
sus condicionantes médicos (enfermedades o trastornos que puedan limitar los efectos
del EMDR, tratamientos farmacológicos, deterioro neurológico en personas mayores o
afectadas por algún síndrome, etc.). En el caso de que se detecten factores que limiten
los efectos positivos del tratamiento, se deben evaluar posibles alternativas que se
adapten mejor y sean más convenientes para el paciente. En el caso de que estos
factores imposibiliten el desarrollo adecuado del tratamiento EMDR, hay que
descartarlo.

También es muy importante verificar si el paciente consume alcohol o cualquier tipo de


drogas que puedan afectar. Y en el caso de pacientes con enfermedades mentales
graves (como pueden ser el trastorno bipolar o la psicosis), el terapeuta debe tenerlo
muy en cuenta y valorar la tolerancia y la resistencia que pueda tener el paciente. Este
tipo de pacientes requieren de protocolos adaptados a su enfermedad. Habitualmente,
los pacientes de esta índole suelen ser tratados por terapeutas con una gran experiencia,

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capaces de ser flexibles y de salvar las dificultades que irán apareciendo durante todo el
proceso.

2.1.2 Fase 2: Preparación del paciente

La finalidad principal de esta fase consiste en la explicación por parte del terapeuta al
paciente de en qué consiste el método que se va a utilizar. Es muy importante que el
paciente sea perfectamente consciente del tratamiento que va a recibir y que las
expectativas sean realistas y coherentes. Este mecanismo es vital para obtener buenos
frutos y que la terapia se pueda desarrollar con eficacia, especialmente en el caso de
pacientes con mayores complejidades clínicas.

Uno de los puntos principales en esta fase es obtener el consentimiento informado del
paciente, una vez se ha realizado la entrevista y el terapeuta procede a planificar la
terapia adecuada para el paciente. Esto implica el conocimiento explícito y compartido,
por parte de terapeuta y alumno, de todo el proceso de EMDR.

El paciente tiene que entender no sólo los objetivos de futuro que pretende alcanzar
(como ya apuntamos anteriormente), sino que también debe conocer el método que se
va a utilizar para alcanzar dichos objetivos. Por ejemplo, es necesario que comprenda el
modelo PAI, a través de una explicación adaptada a su edad y sus capacidades. El
paciente, como mínimo, debe ser consciente de que el reprocesamiento se basa en
estimular un sistema natural que existe en el cerebro y que, por tanto, cada persona
tiene un ritmo de avance diferente.

Otro aspecto que el terapeuta debe destacar al respecto es manifestar las diferencias
entre los pensamientos y las creencias respecto a las emociones y las sensaciones
corporales. Identificar por separado cada uno de estos elementos es imprescindible para
que el paciente pueda bucear en su memoria, rescatar los recuerdos adecuados y poder
reprocesarlos. Además, se debe informar al paciente que la terapia se puede
complementar con diversos otros recursos que se adapten a las particularidades de cada
caso.

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Todo este proceso de informar al paciente no tiene sólo como objetivo obtener el
consentimiento informado, sino que forma parte del inicio del tratamiento y es lo que
se conoce como el proceso de psicoeducación del paciente.

Además de estos aspectos, se deben explicar también otros como la mecánica de la


estimulación bilateral de la atención, el enfoque dual, explicación pormenorizada de las
sesiones (duración, dinámica, espacio, límites…).

Una de las cosas que más suelen angustiar a los pacientes con traumas es el hecho de
tener que revivir las experiencias traumáticas. Por este motivo, es fundamental que la
persona sepa que el proceso no está pensado para hacerle revivir esos recuerdos, sino
para superarlos. Para ayudar a minimizar el efecto de los recuerdos traumáticos, se
puede encauzar al paciente para que se exprese a través de metáforas, símiles o
situaciones figuradas mediante las cuales el terapeuta pueda extraer la información
pertinente.

Además, se deben establecer unos límites y que el propio paciente tenga capacidad y
autoridad para detener la sesión cuando sea necesario. Esto se debe acordar
previamente y establecer una fórmula adecuada (una frase o un gesto) para que el
paciente tenga control sobre la sesión y sobre sí mismo. Conviene resaltar y dejar claro
que esta fórmula debe ser utilizada cuando el paciente se vea desbordado por el
recuerdo del acontecimiento traumático o alcance un punto de perturbación que no
pueda gestionar. El paciente debe ir aprendiendo a través de las indicaciones del
terapeuta a distinguir entre estos momentos y otros en los que siente que no puede
seguir pero que forman parte del reprocesamiento y que, por tanto, son imprescindibles
para avanzar en la terapia.

2.1.3 Fase 3: Evaluación

Este tercer punto se centra en identificar el recuerdo o conjunto de recuerdos que se


quiere procesar. Sin embargo, este aspecto aparentemente tan simple implica una serie

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de pasos a seguir que deben delimitarse y definirse de manera correcta. Los pasos a
seguir en esta fase son los siguientes:

 Definir la imagen

 Identificar las creencias negativas

 Obtener una cognición positiva

 Medir la cognición positiva

 Identificar las emociones

 Medir el nivel de perturbación

 Analizar las sensaciones físicas

Vamos a ver a continuación, y con mayor detalle, cómo se desarrollan esta serie de
pasos.

- Definir la imagen

Cuando hablamos de definir la imagen nos referimos a la visualización de la peor cara


del suceso que originó el trauma. Esta es la primera vía de acceso al recuerdo y, para el
paciente, la más dolorosa. Hay que señalar que se debe indicar al paciente que debe
enfocar el recuerdo desde la perspectiva de su presente actual y que la imagen debe
resultar para él la más representativa y perturbadora que tenga del acontecimiento
traumático.

En el caso de que el paciente no consiga acceder a una imagen nítida y elocuente o que
no cumpla los parámetros que acabamos de mencionar, el paciente puede recurrir a un
recuerdo sensorial alternativo (un sonido, un sabor o un olor).

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- Identificar las creencias negativas

Las creencias negativas (CN) son el resultado de las experiencias traumáticas de la


persona y que afectan a todas las redes cerebrales que provocan disfunciones tanto a
nivel conductual como emocional.

Habitualmente, las creencias negativas giran alrededor de algunos temas recurrentes,


como por ejemplo:

 El peligro (“me voy a morir” o “voy a tener un accidente”)

 La culpa

 La baja autoestima

 Descontrol, desgobierno o resignación (“no tengo otro remedio”)

Estas creencias negativas se expresan a través de frases, pero también están presentes
de manera implícita o explícita en el resto de actitudes de la persona, en sus gestos, en
sus pensamientos o en sus emociones. Las creencias negativas se infiltran en la totalidad
de la persona.

Las frases, que son el vehículo principal en el que se canalizan estas creencias negativas,
son de carácter autorreferencial (hacen referencia siempre a uno mismo) y tienen un
componente irracional, es decir, no están fundamentadas en hechos empíricos y
verificables. Además, suelen ser fruto de generalizaciones, no de aspectos concretos, y
por este motivo, son especialmente dañinas para la autoestima de la persona, porque
no atacan un aspecto concreto de la personalidad, sino el global de la persona. Por
supuesto, todas ellas parten del recuerdo actual del suceso traumático.

La identificación de las creencias negativas ayuda al paciente a reconocer la


irracionalidad de las mismas, ya que son interpretaciones erróneas de la experiencia. A
nivel neurológico se ha estudiado que estas creencias negativas activan el área de Broca
en el hemisferio izquierdo, lo que las vincula directamente con la activación del recuerdo

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traumático y, en algunos casos, del TEPT. Asimismo, se activa una parte de la corteza
orbital prefrontal izquierda, que está relacionada con la construcción semántica de las
afirmaciones reflexivas.

- Obtener una cognición positiva

Tras identificar las creencias negativas es preciso orientar al paciente a cambiar el


rumbo, focalizándose en los aspectos positivos. Es decir, hay que transformar la creencia
negativa en una cognición positiva. Veamos un ejemplo.

En el caso de una persona que tenga creencias negativas vinculadas con la sensación de
peligro y que crea que va a morir, hay que hacerle ver que ese pensamiento es irracional
y que, simplemente, está vivo y no tiene ningún motivo para creer que va a morir o que
le amenace con ello.

CREENCIAS NEGATIVAS CREENCIAS POSITIVAS

Auto Concepto NO Adaptativo Auto Concepto Adaptativo

No estoy bien como soy Estoy bien como soy

No merezco ser amado(a). Merezco ser amado(a), puedo tener amor.


Soy una mala persona. Soy una buena persona.

No valgo nada (inadecuado[a]). Soy valioso(a), valgo mucho.


Soy una vergüenza. Soy noble.

No soy querible (no digno[a] de ser amado[a]). Soy querible (digno[a] de ser amado[a]).
No sirvo para nada, soy inútil. Sí sirvo.

Merezco solo cosas malas. Merezco cosas buenas.


Estoy dañado(a) para siempre.
Soy (puedo ser) sano(a), saludable.

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Soy una desilusión, debo ser perfecto(a). Estoy bien como soy.
Soy tonto(a).
Soy inteligente.
Soy insignificante (poco importante).
Soy significante (importante).
Merezco morir.
Merezco vivir.
Soy feo(a), mi cuerpo es detestable.
Estoy bien como soy.
Soy inseguro(a).
Soy seguro(a).
Soy torpe.
Soy habilidoso(a).

Responsabilidad no apropiada Responsabilidad apropiada

Tendría que haber hecho algo. Hice lo mejor que pude.

Hice algo malo, por eso soy malo(a). Aprendí (puedo aprender) de eso.
Debía haber sabido mejor. Hago lo mejor que puedo.

Fue mi culpa. No merezco perdón Hice lo mejor que pude.

Peligro Seguridad

No soy confiable. Soy confiable.

No confío en mi mismo(a). Puedo (aprender a) confiar en mi mismo(a).


Puedo confiar en mis juicios.
No puedo confiar en mis juicios.
No puedo confiar en nadie. Puedo elegir en quien confiar.
Puedo (aprender a) cuidarme.
No puedo cuidarme, protegerme.
Terminó, estoy a salvo ahora.
Estoy todavía en peligro.
Puedo sentir (mostrar) mis emociones con
No puedo sentir (mostrar) mis emociones con
seguridad.
seguridad.
Puedo pedir lo que quiero.
No puedo pedir lo que quiero.

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No puedo contarlo. Puedo decidir contarlo si quiero.

Falta de control, falta de opciones Control y elecciones

No puedo tener control. Puedo tener control ahora.


Soy débil, temeroso(a). Soy fuerte.

Soy un fracaso (voy a fracasar). Puedo elegir.


No logro tener lo que quiero.
Puedo tener (merecer) lo que quiero.
No puedo tener éxito.
Puedo tener éxito, triunfar.
Soy pesimista.
Soy optimista.
No tengo fuerzas, no tengo opciones.
Lo puedo manejar.
No me puedo proteger, soy vulnerable.
Puedo (aprender a) protegerme.

Cuadro de creencias. Fuente: EMDR Institute

Por tanto, para obtener una cognición positiva no es necesario realizar un ejercicio de
imaginación o recurrir a fantasías, sino todo lo contrario: hacer ver al paciente que su
creencia negativa no está fundamentada empíricamente y que la realidad es diferente.

Para conseguir el efecto deseado en el paciente es necesario establecer un paralelismo


claro entre la creencia negativa y la cognición positiva. Es decir, deben situarse al mismo
nivel y deben formularse mediante afirmaciones semejantes. Si, como hemos dicho, las
creencias negativas poseen un carácter autorreferencial, las cogniciones positivas
también lo deben poseer. Tienen que pertenecer a una misma categoría, ser del mismo
calibre, para que el paciente pueda visualizar el proceso adaptativo que se realiza a
través de una formulación distinta de la frase en cuestión.

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A nivel neurológico la formulación de cogniciones positivas activa zonas del hemisferio


izquierdo del cerebro que se vinculan con procesamientos simbólicos y de
categorización de la información, en lugar de con las experiencias (el acontecimiento
traumático.

Este paso puede resultar extremadamente complicado para pacientes que sufran un
trauma severo y requerirá más tiempo y esfuerzos en este punto para poder avanzar
conforme los objetivos deseados.

- Medir la cognición positiva

Tras obtener la cognición positiva es importante evaluar cómo el paciente la asimila y se


la cree. Para ello se utiliza una escala llamada Validez de la Cognición Positiva (VOC). Se
le pregunta al paciente que puntúe, en una escala de 1 a 7, donde 1 sería
completamente falso y 7 completamente verdadero, la veracidad de la cognición
positiva en relación a la imagen inicial (la que ya hemos nombrado en el primer paso). O
dicho de otra forma: ¿el paciente cree que la cognición positiva refleja fielmente a nivel
emocional (no cognitivo) la imagen del acontecimiento traumático?

Completamente falso Completamente verdadero

1 2 3 4 5 6 7

- Identificar las emociones

Este paso es un pequeño paso atrás para que el paciente pueda verificar los progresos
que está realizando. Se le debe preguntar sobre las emociones que ahora siente (tras
activar la cognición positiva) en relación a la imagen y al suceso traumático. Y también
si mantiene las creencias negativas previamente identificadas.

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- Medir el nivel de perturbación

El siguiente paso pasa por medir el nivel de perturbación que la persona siente en el
momento actual. Se utiliza una escala de puntuación de 0 a 10, donde 0 equivale a
ningún tipo de perturbación o estado neutral y 10 equivale a la máxima perturbación
imaginable.

Se utiliza la llamada Escala de Unidades de Perturbación Subjetiva (SUD), que consiste


en preguntarle directamente al paciente acerca de su nivel de perturbación.

Neutro/ausencia de perturbación Máxima perturbación

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

- Analizar las sensaciones físicas

El último paso consiste en prestar atención a las sensaciones físicas asociadas a la


perturbación en el momento presente. Para ello, se debe preguntar al paciente acerca
de en qué parte de su cuerpo localiza la perturbación, en caso de haberla.

El cuerpo, aunque lo pueda disimular u ocultar, lleva un registro de toda la memoria


traumática que se almacena en el cerebro. El trauma deja huellas en el cuerpo y, para el
reprocesamiento, es fundamental seguir su rastro e identificar y localizar esas huellas.
En este punto conviene insistir lo necesario hasta que el paciente pueda ser consciente
de dónde se concentra la perturbación, ya que si no se define correctamente el avance
en el tratamiento de EMDR será más lento o ineficaz.

2.1.4 Fase 4: Desensibilización

El objetivo de esta fase es que el recuerdo no genere ninguna perturbación, es decir,


que se alcance el valor 0 en la escala SUD. Para ello, hay que estimular la red de memoria
utilizando toda la información recogida en las anteriores fases, construyendo redes más
adaptativas y utilizando la estimulación bilateral.

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La estimulación bilateral se puede ejecutar de distintas maneras:

 Movimientos oculares bilaterales

 Tapping (ligeros golpes bilaterales en manos, rodillas y hombros)

 Tonos auditivos alternos

 Estimulación sensorial con la ayuda de un aparato de vibración táctil

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Se deben realizar series de aproximadamente entre 24 a 30 movimientos.


Paralelamente el terapeuta debe conducir al paciente a un estado de calma y conseguir
que no esté pendiente del proceso o que lo quiera controlar, sino que se deje llevar. Hay
que recordar que el paciente siempre tiene la potestad de detener al terapeuta cuando
lo considere oportuno utilizando la señal que hayan pactado. Para ayudar al paciente a
alcanzar este estado, el terapeuta puede retomar el uso de metáforas o situaciones
figuradas que ya hemos comentado.

Al iniciar la sesión de estimulación bilateral, el terapeuta solicita al paciente que focalice


su mente en la imagen, las creencias negativas y las emociones asociadas, así como que
analice su cuerpo para detectar donde se concentra la perturbación. Después de esto es
cuando se inician las tandas de estimulación bilateral. Tras cada tanda, el terapeuta
pregunta al paciente: “¿Qué siente? ¿Qué ha surgido?”. Debe escuchar atentamente la
respuesta del paciente y guardar esta información, pero no iniciar un diálogo al respecto.
Tampoco debe hablar durante la ejecución de las series de estimulación bilateral. Esto
es un cambio sustancial, incluso una ruptura, respecto a otro tipo de terapias basadas
en el discurso terapéutico.

El motivo principal de mantener esta regla de no hablar es para no interrumpir el


procesamiento y favorecer la fluidez del proceso. Entre diferentes series sí que debe
existir una pausa para que el paciente descargue la información disfuncional y consolide
la información adaptativa. Este sí es un momento para que el paciente pueda verbalizar
lo ocurrido, pero no debe ser una pausa muy larga, para evitar la intervención del
terapeuta o cualquier otro tipo de interferencia. El terapeuta, por supuesto, debe
aprovechar estas informaciones que le proporciona el paciente para seguir avanzando
en el tratamiento.

Las sesiones de estimulación bilateral pueden tener resultados muy dispares, ya que
cada sesión de reprocesamiento es única. Es muy importante que el paciente tenga
conocimiento de ello, ya que así no frustrará sus expectativas. En todo caso, el terapeuta

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debe animar al paciente cuando éste muestre dudas o desánimo en el avance,


recordándole lo bien que lo hace y dándole aliento para continuar.

Como decíamos, el objetivo de las sesiones es alcanzar el valor 0 en la escala SUD. Para
ello, hay que ir reevaluando el nivel de perturbación con el paciente. Esto debe realizarse
cuando el paciente haya dado varias respuestas de retroalimentación positiva, cuando
el terapeuta vea que se ha podido conectar el recuerdo con redes adaptativas y en un
momento de calma. La pregunta a realizar debe focalizarse en el momento actual: “¿cuál
es su nivel de perturbación AHORA?”

En caso de que el SUD haya bajado pero sin alcanzar el valor 0, se debe continuar con
las series de estimulación bilateral hasta lograr una resolución completa, pero ya sin
mencionar la imagen, las creencias negativas o las emociones asociadas.

Debido a que no se pueden predecir ni preestablecer el resultado de cada sesión, esta


fase tiene una duración variable. En los casos más sencillos apenas durará unos minutos,
mientras que en los más complejos se pueden necesitar diversas sesiones.

Los cambios producidos a raíz de estas sesiones se pueden notar a distintos niveles:

 En la imagen

 En las creencias

 En las emociones

 En las sensaciones corporales

 En la narrativa del acontecimiento traumático

 En el contenido del acontecimiento traumático

En ocasiones, tras las sesiones de estimulación bilateral el terapeuta percibe que se ha


eliminado la perturbación relacionada al recuerdo, pero que, sin embargo, existen otros
aspectos vinculados al suceso traumático que no han desaparecido. Por ejemplo, una

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persona que haya presenciado al vivo un asesinato puede superar este hecho,
integrando en su memoria que es un suceso del pasado y que el peligro ya ha pasado.
Sin embargo, puede permanecer o surgir más tarde el sentimiento de culpa por no haber
podido evitarlo. Se tratarían de nuevos canales asociados al recuerdo que tendrían que
ser procesados siguiendo el mismo esquema, hasta su total asimilación.

Cada vez que se trata un nuevo canal es necesario volver a evaluar el nivel de
perturbación respecto al suceso inicial (no respecto a la imagen, las creencias negativas
o las emociones vinculadas, ya que han ido cambiando durante el reprocesamiento y
obligar al paciente a volver a ellas sería muy contraproducente). Por todo ello, esta fase

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puede alargarse bastante, pero es imprescindible obtener un valor 0 en la escala SUD


para poder avanzar a la siguiente fase.

2.1.5 Fase 5: Instalación

Esta fase, como acabamos de decir, sólo se puede iniciar cuando el paciente llega al valor
0 en la escala SUD. El principal objetivo de esta fase es incrementar la fuerza de la
cognición positiva que el paciente ha elegido como sustituta de la creencia negativa. Por
ejemplo, una persona que sienta pánico, angustia o tensión física extrema ante
determinadas situaciones y cuya creencia negativa sea “No tengo el control”, tras el
reprocesamiento puede obtener una cognición positiva como “Ahora ya tengo el
control”. Esta fase lo que pretende es afianzar esa cognición positiva.

Lo primero que hay que hacer es verificar si la cognición positiva sigue siendo válida, es
decir, si en el momento actual la persona puede mantener las palabras textuales que
conforman la cognición positiva respecto al suceso inicial. Esto es importante porque
durante el procesamiento, como hemos visto, se producen cambios a diferentes niveles
y de ello desprenderse que la cognición positiva ya no es válida o no expresa
correctamente el sentimiento o la sensación actual que posee la persona. Por tanto, se
trata de conectar esta cognición positiva con el recuerdo actual.

Una vez realizado esto, se vuelve a reevaluar la cognición positiva por medio de la escala
VOC. Normalmente, si el procesamiento ha sido efectivo, la nueva evaluación suele
obtener un resultado elevado (de 5 o más en la escala de un máximo de 7).

Durante esta fase se realiza nuevamente un reprocesamiento, partiendo esta vez del
recuerdo actual y de la cognición positiva, para reforzar las conexiones positivas y la
integración de esta creencia adaptativa. Se realizan series de estimulación bilateral pero
más cortas, de entre 15 y 20 movimientos. Tras cada serie se vuelve a reevaluar el VOC
hasta que llegue al máximo de 7.

En el caso de que no se produzca un avance o no se alcance el valor 7, se puede cambiar


el tipo de estímulo utilizado en las sesiones de estimulación bilateral. Si aún así no se

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alcanza el valor máximo, hay que comprobar si existe una creencia bloqueadora que
impida completar el proceso. El terapeuta debe preguntar al paciente qué le impide
avanzar y, a partir de su respuesta, detectar qué creencia bloqueadora existe. En la fase
1 (historial) se identificaron las creencias bloqueadoras. Puede que se trate de una de
ellas o de una nueva surgida a raíz de los cambios operados en el cerebro del paciente.
De cualquier modo, hay que trabajar directamente con esa creencia bloqueadora hasta
convertirla en una creencia adaptativa. A veces esta creencia puede estar relacionada
con otros recuerdos no vinculados al suceso que se está tratando, de modo que el
terapeuta deberá alejarse transitoriamente de su foco inicial y retomar nuevamente su
evaluación cuando este bloqueo desaparezca.

Cuando se alcanza el valor 7 en la escala VOC se puede pasar a la siguiente fase.

2.1.6 Fase 6: Examen corporal

El recuerdo, como ya hemos comentado, se puede almacenar también a nivel somático


y es por este motivo que en esta fase se busca liberar la tensión física residual. Con el
recuerdo y la cognición positiva en mente, el terapeuta le pide al paciente que realice
un chequeo corporal en su propio organismo (recordemos que ya ha sido ‘educado’ para
reconocer dónde se almacena la perturbación). Debe identificar la tensión y la
perturbación pero también las sensaciones positivas.

Una vez detectados estos puntos, se procede a realizar series de estimulación bilateral
de entre 24 y 30 movimientos por serie. En el caso de que surjan sensaciones positivas,
se vuelven a realizar series de estimulación bilateral pero más breves (de 4 a 6
movimientos), para afianzar el resultado.

Lo habitual es que esta fase se resuelva de manera rápida y sin excesivas complicaciones,
pero puede suceder que al paciente se le revelen nuevas informaciones y bloqueos, por
lo que, al igual que en la fase anterior, el terapeuta debería volver a procesar los nuevos
canales que aparezcan hasta que el paciente sienta que la tensión física haya
desaparecido por completo.

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2.1.7 Fase 7: Cierre

Esta fase tiene como objetivo devolver al paciente a un estado de equilibrio. Si la sesión
ha sido eficaz, se habrá alcanzado un valor 0 en la escala SUD, un 7 en la escala VOC y
no habrá rastro de tensión física. En ocasiones, sin embargo, no se alcanzan estos
objetivos y la sesión queda incompleta. Tanto en un caso como en otro, se debe devolver
al paciente a un estado de equilibrio emocional antes de la conclusión de la sesión. En
el caso de sesiones incompletas, el terapeuta deberá recurrir a estrategias para bajar la
activación.

Es importante también informar al paciente de que el cerebro puede seguir realizando


conexiones entre las sesiones, ya que se ha activado el procesamiento. Por ello, se le
puede indicar que lleve un diario donde anote todo aquello que crea significativo en
relación al proceso de EMDR y al suceso tratado. Asimismo, hay que recordarle las
herramientas que posee para estabilizarse (en la fase de psicoeducación se le han
explicado). Y como complemento se le puede ofrecer una vía de contacto con el
terapeuta en el caso de que, hasta llegada la siguiente sesión, le surja alguna
perturbación que no pueda estabilizar.

2.1.8 Fase 8: Reevaluación

Esta fase se da ya en la nueva sesión, que se abre con un seguimiento de todo aquello
que se realizó en la sesión anterior y de todas las cosas que el paciente ha observado o
sentido en el intervalo entre ambas sesiones.

A continuación se vuelve a evaluar el recuerdo que se trató en la sesión anterior, con las
mismas escalas ya utilizadas. En el caso de que la sesión anterior fuera completa y, si en
la nueva sesión todo permanece igual, se pueden hacer un par de series de estimulación
bilateral para comprobar que no hay ningún rastro de bloqueo.

Una vez afianzado el procesamiento del recuerdo, se prosigue la nueva sesión tratando
otro recuerdo tal y como se estableció en la planificación terapéutica.

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EMDR. DESENSIBILIZACIÓN Y REPROCESAMIENTO
POR EL MOVIMIENTO DE LOS OJOS

En el caso de que la sesión anterior fuera incompleta, se deberá reanudar el


procesamiento hasta alcanzar los objetivos deseados.

2.2 ENFOQUE TEMPORAL

El plan de tratamiento debe tener un enfoque temporal con una línea pasado-presente-
futuro. El terapeuta trabaja con el recuerdo más antiguo que esté conectado con el
bloqueo o la problemática actual. Este recuerdo del pasado o síntoma llega hasta el
presente a través de los disparadores, que desencadenan la memoria del suceso
traumático. El trabajo realizado con el tratamiento EMDR tiene como objetivo no sólo
el bienestar presente del paciente, sino también el futuro. Por lo tanto, la línea de
trabajo siempre se extiende en el tiempo.

Resumiendo, las tres áreas sobre las que trabaja el terapeuta son las siguientes:

1. Identificar y modificar los estímulos que desencadenan la memoria del


suceso traumático (disparadores en el presente).
2. Detectar las experiencias previas vinculadas con el trauma o el estrés.
3. Construir creencias, cogniciones y experiencias positivas para alcanzar el
cambio necesario y encarar el futuro de la forma adecuada.

Estas son las tres esferas (pasado/presente/futuro) que debe trabajar el terapeuta y
que, a continuación, vamos a ver con mayor detalle.

o Primera esfera: el pasado

Aquí se tienen en cuenta los recuerdos del pasado, especialmente los vinculados con el
acontecimiento traumático, así como los pertenecientes a la infancia y aquellos que son
especialmente relevantes o intensos en la vida de la persona. Todos aquellos que estén
conectados con el trauma, serán objeto de procesamiento, siguiendo el protocolo de las
8 fases.

Es importante destacar que hay que elegir correctamente los recuerdos sobre los que
se va a trabajar, ya que si esto es así, al reprocesar un recuerdo también se reprocesarán

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EMDR. DESENSIBILIZACIÓN Y REPROCESAMIENTO
POR EL MOVIMIENTO DE LOS OJOS

las redes vinculadas a este recuerdo, facilitando enormemente el proceso y los avances
del paciente y aumentando la eficacia del tratamiento EMDR.

El terapeuta debe elegir, según el caso, qué estrategia tomar para ordenar los recuerdos
a tratar. Puede hacerlo, por ejemplo, de las siguientes formas:

- Criterio de gravedad: se selecciona en primer lugar el recuerdo más perturbador o el


que más amenace a la persona en el momento actual. Después se trata el segundo más
grave y se sigue así en orden descendiente hasta llegar al recuerdo menos perturbador.

- Criterio cronológico: se ordena temporalmente, empezando por el recuerdo más


lejano en el tiempo hasta llegar al más reciente.

- Criterio del recuerdo: se selecciona en primer lugar aquel o aquellos recuerdos que
estén directamente conectados con el inicio del peor síntoma y se va trabajando
progresivamente con los que están más alejados del momento inicial. Después se hace
lo mismo con el segundo peor síntoma, si lo hubiere, y así sucesivamente hasta llegar al
síntoma menos perturbador.

o Segunda esfera: el presente

Tras realizar lo anterior, se procesan las situaciones presentes que provoquen el trauma
o el estrés siguiendo el protocolo de las 8 fases.

Como hemos comentado, es conveniente reevaluar los disparadores presentes, ya que


al reprocesar los recuerdos es posible que la persona opere cambios en su estado
presente y que esos disparadores ya no sean válidos. En este caso, hay que ver si existen
otros disparadores nuevos que sigan provocando la misma u otra sintomatología y
tratarlos.

o Tercera esfera: el futuro

Para ayudar a la persona a afrontar de manera adecuada situaciones futuras, es


conveniente también reprocesar la ansiedad anticipatoria.

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EMDR. DESENSIBILIZACIÓN Y REPROCESAMIENTO
POR EL MOVIMIENTO DE LOS OJOS

Una de las principales herramientas que pueden utilizar los terapeutas son las plantillas
futuras. Además de tratar la ansiedad, refuerzan el proceso de adaptación y
actualización de la persona. El objetivo final que tienen estas plantillas es ofrecer a la
persona la oportunidad de ensayar una conducta en una situación hipotética antes de
ponerla en práctica en la vida real.

La plantilla futura es un ejercicio de imaginación para que la persona pueda procesar sus
hipotéticos bloqueos en el futuro. A veces, existen ciertos bloqueos que se deben a una
falta de habilidad para superarlos. Con este ejercicio, el paciente puede adquirir los
recursos y herramientas necesarios para gestionarlos.

El guión de plantilla futura (Hensley, 2009) tendría la siguiente estructura: “Me gustaría
que se imaginara afrontando con efectividad ______________ en el futuro. Imagínese
entrando en escena con la nueva creencia positiva __________________ y su nueva
sensación de ____________ (fuerza, claridad, confianza, calma, etc.). Observe lo que vea
y cómo maneja la situación. Observe en qué está pensando, qué siente y experimenta en
su cuerpo. ¿Percibe bloqueos, ansiedades o miedos que surjan mientras piensa en esta
escena futura?”.

El objetivo en esta fase es verificar que se ha asimilado la nueva información a través de


las redes adaptativas que se han ido generando con el tratamiento de EMDR. Si el
resultado ha sido satisfactorio, la persona debería poseer una nueva narrativa sobre sí
misma.

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POR EL MOVIMIENTO DE LOS OJOS

Guía de protocolos estándar de EMDR. Fuente: Leeds (2009)

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