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Mary La Lone, “El estado inka en las tierras altas del sur: enclaves estatales
administrativos y de producción”.
Comienza con la caracterización de Garcilaso de la Vega sobre los incas como un
estado expansionista. La autora dice que para esa expansión fue necesario un cambio en
la organización de la tierra y del trabajo. La autora la califica como una economía de
movilización de recursos, e identifica dos puntos clave, 1) la expropiación de tierra de
las comunidades y el traspaso a manos del estado, 2) el trabajo de esas tierras con mano
de obra implantada permanentemente y originaria de otros lugares (mitmaq).
Intensificación de producción para satisfacer necesidades políticas del estado.
Como fuente toma las crónicas clásicas (Betanzos, Polo de Ondegardo, Cieza de León),
también toma documentos legales y pleitos judiciales por tierras del XVI.
Los mecanismos mencionados anteriormente, enclaves estatales de producción y
administración trabajados por mitimaes permanentes, fueron usados para aumentar la
capacidad productiva a niveles mayores que los de subsistencia. Esa acumulación de
bienes se redistribuyó de acuerdo a las necesidades del estado, fundamentalmente las
militares (alimentar a los ejércitos) y rituales (maíz). Esto quiere decir que los
excedentes necesarios para financiar las campañas militares y la expansión no vienen
del tributo en especie pagado por los hatun runa, sino que supone expropiación de
tierras de las comunidades a manos del Inca, y supone también un tributo en mano
de obra para trabajar esas tierras.
Diferencia entre enclaves productivos (ubicados preferentemente en los valles fértiles
donde se da maíz), y los enclaves administrativos (ubicados en zonas estratégicas ya
sea por comunicación, transporte, recolección de tributo o control militar). La clave de
este control estatal es la expropiación de grandes regiones de tierras para propósitos
estatales, y la movilización de cantidades sustanciales de trabajadores mitmaq para
servir en los enclaves. Expropiación de tierra a comunidades y tributo en energía
humana, bases de la expansión incaica.
Los enclaves de producción se establecen apropiándose del lugar, removiendo a la
población local e instalando una nueva (mitmaq) como mano de obra permanente.
Menciona el caso de Cochabamba, conquistado por Topa Inca Yupanki y puesto en
funcionamiento por Huayna Capac. Lugar donde se da maíz en grandes escalas, valle
muy fértil. Se trabaja con mano de obra multiétnica, los mitmaq son utilizados para
atender los depósitos estatales, y los mitayos para la siembra (único caso de los que
estudia en que se usan ambas categorías de trabajadores). Se menciona el reparto de la
tierra que hace Huayna Capac, los 77 suyus (franjas angostas transversales al valle),
menciona que se les asignan tierras de subsistencia a los mitimaes (uno o dos topus), la
cual complementan sembrando las tierras que sobran a las franjas estatales (los 77
suyus). En buena medida la producción maicera del valle de Cochabamba va destinada a
cumplir la necesidad estratégica del estado, la alimentación de los ejércitos.
Se analiza también el caso de Abancay, en estos enclaves estatales se recoge coca, ají y
algodón, y son trabajados por Guancas, Yauyos y Yungas, en calidad de mitimaes
permanentes, los cuales son reclutados a partir del sistema decimal. A los mitmaq
también en este caso se les da tierras de subsistencia. Y la producción del valle también
va a parar al ejército. Formidable capacidad de movilización.
En cuanto a los enclaves administrativos, dice que están ubicados en lugares
estratégicos de acuerdo a varios puntos; transporte, comunicaciones, recolección de
tributo, defensa del imperio, policía regional.
Analiza el enclave de Raqchi, en el valle de Vilcanota, sur de Cuzco. Las fuentes del
XVI lo laman Cacha. Es un centro administrativo, tiene muros altos, recintos cerrados,
lugares que podrían ser almacenes. Sería un tampu (posta) estatal en la ruta del
Collasuyu. Dice que no hay muchas fuentes, intentará su estudio en comparación con
otro enclave administrativo, el de Guaiparmarca y Ocomarca.
Asentamiento de Guaiparmarca y Ocomarca, a 16 km del Cuzco. Debajo de esas tierras
está ubicado el pueblo de mitmaq Guasao. La fuente que utiliza para su estudio es un
litigio del siglo XVI sobre los derechos que reclaman los mitimaes en las tierras de
Mayobamba. Hay dos posturas, una la de los mitimaes que afirman tener esas tierras
para subsistencia por orden del inca, y otra, la de los orejones o incas de privilegio,
quienes afirman que esas tierras eran del Sol. Sin embargo, lo importante de estos
litigios no son los derechos específicos sobre las tierras de Mayobamba, sino que
ningún litigante parece cuestionar el hecho de que los mitimaes posean tierras de
subsistencia dadas legítimamente por el inca. Es significativo también que los
mitimaes reclamen solamente esas tierras y no las del inca. Dichos mitimaes realizaban
trabajados de mantenimiento de los muros y de la administración, lo que permitiría
explicar el funcionamiento de la mano de obra también en Raqchi.
La autora destila una hipótesis, que el éxito del establecimiento de estos enclaves es la
relación recíproca por la que funcionaban, la entrega de mano de obra por los
mitimaes a cambio del acceso a tierras de subsistencia dado “graciosamente” por el
inca. Textual, “El poder del estado Inka de extraer y a la vez de proclamar su
generosidad, fue la fuente de su fuerza”.