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Iglesia Cristiana Bautista Príncipe de Paz

Pr. Joel Ibarra González / 10 de octubre del 2021

CUANDO ANUNCIAMOS A UN DIOS QUE SE HA DADO A CONOCER


Hechos 17:16-34
Primera parte: versos del 16 al 23

INTRODUCCIÓN. Según Lucas, en los versos del 13 al 15 del capítulo 17, los cristianos en
Berea cuidan de la seguridad de Pablo y rápidamente lo envían en un viaje a la costa del mar
Egeo. Una vez más, Pablo y su equipo, es forzado a dejar una joven congregación ( como en casos
anteriores ya estudiados en 14:6, 20; 16:40; 17:10 ) y viajar a otros lugares. Quizás Pablo haya recibido
instrucciones divinas de ir a Atenas por mar o por tierra, siguiendo el camino costero. Sin
embargo, Lucas no dice nada sobre este punto, pero indica que los cristianos bereanos sólo
llevan a Pablo. Silas y Timoteo se quedan en Berea. Allí continúan predicando el evangelio,
aunque es posible que también se hayan ausentado temporalmente de Berea hasta que las
revueltas hubieran cesado.

Cuando Pablo llegó a Atenas, el centro intelectual del mundo, se dio cuenta que el Señor
quería que enseñara el evangelio donde la filosofía griega reinaba con todo su esplendor. En
Atenas, se encontró con filósofos epicúreos y estoicos quienes enseñaban en la renombrada
universidad de la ciudad, y numerosos estudiantes de todas partes del mundo conocido. Pablo
se sentía como pez en el agua en el ambiente académico porque era oriundo de Tarso y se
había criado y educado en Jerusalén (Según leemos en Hch. 22:3), y después de su conversión pasó
muchos años en Tarso (Hch. 9:30). Conocía perfectamente bien la filosofía de los estoicos, que
enseñaban en la universidad de Tarso.

Atenas ya no era la ciudad próspera de antes. Comercial y políticamente había perdido


la influencia en el mundo de sus días. En el año 146 a.C. los romanos la habían conquistado, pero
se cuidaron de no interferir con el gobierno local. Disfrutando una relativa independencia,
Atenas descansaba en su reputación como centro de arte, literatura, filosofía, enseñanza y
oratoria. Su cultura, sin embargo, provenía de la edad de oro de Grecia en los siglos V y IV a.C.

Pablo observaba la cultura griega dondequiera que fuera. En Atenas, vio los templos y
los altares, las esculturas y las estatuas. Para él, estas cosas no eran meros objetos artísticos,
sino objetos de una religión pagana. En esta ciudad idólatra, Pablo introduciría el evangelio de
Cristo. Aunque los judíos tenían una sinagoga donde él podría predicar los días de reposo, sabía
que tenía que confrontar a los filósofos atenienses con las enseñanzas de Cristo en una forma
que sería comprensible y directa.

Como Pablo, la iglesia debe anunciar a un Dios que se ha dado a conocer a la humanidad
por medio de Jesús. A un Dios que muchos adoran, pero que a un no han conocido. Y de esta
manera, veamos algunas implicaciones para la iglesia cristiana contemporánea cuando anuncia a
un Dios que se ha dado a conocer a la humanidad:
Iglesia Cristiana Bautista Príncipe de Paz
Pr. Joel Ibarra González / 10 de octubre del 2021

I. ANUNCIAMOS A UN DIOS QUE SE HA DADO A CONOCER CON CELO Y PASIÓN.


Vv. 16-18 “16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la
idolatría. 17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este
palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de
la resurrección.”

Mientras Pablo esperaba que Silas y Timoteo llegaran a Atenas, se dedicó a prepararse
para un encuentro formal con los filósofos atenienses. Pablo conocía la adoración de ídolos y en
una ocasión anterior, ya había experimentado sus efectos en Listra ( como ya lo leímos en 14:11–20 ).
En Atenas, sin embargo, la influencia de los ídolos estaba en todas partes y eso produjo en
Pablo un fuerte celo en su corazón que no pudo contener. Lucas dice: “ … su espíritu se enardecía…”.
En la experiencia de Pablo, se desencadenan algunas enseñanzas prácticas:

a) Aprovechemos el tiempo. Lucas dice que: “Mientras Pablo los esperaba en Atenas…”. Para Pablo,
lugar que pisara, lugar en que debía predicar el evangelio. Para Pablo, el tiempo es un factor
que puede marcar la diferencia entre la madures espiritual y la mediocridad, en Efesios
5:15 y 16 el escribe: “15 Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16
aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. ”; pero también, el tiempo puede ser un
factor que puede marcar la diferencia entre la vida eterna y la muerte eterna. Para Pablo,
el tiempo es un recurso no renovable, que nunca vuelve y su urgencia por predicar el
evangelio era lo que lo caracterizaba. Por ejemplo, en la segunda carta que Pablo le escribe
a Timoteo, el escribe: “1 Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y
a los muertos en su manifestación y en su reino, 2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de
tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no
sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias
concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo,
soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. 6 Porque yo ya estoy para ser
sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. ” (2 Timoteo 4:1-6).

b) Aprendamos a observar y no sólo a mirar nuestro entorno. Lucas narra. “… viendo la ciudad
entregada a la idolatría…” Se dice que observar: es la acción de examinar atentamente una
persona u objeto. Y mirar: según el diccionario de la Real Academia Española, en una
primera expresión, tiene que ver con “dirigir la vista hacia un objeto”, es decir, enfocar
algo en particular. La manera de ver de Pablo, apelaba a la acción de observar. Su mente y
su corazón se iban más allá que solo mirar algo que no le afectara en sus convicciones. Pablo
se tomó muy personal lo que observaba porque eso encendía en su corazón la llama de su
llamamiento. Lo que observaba encendía la llama del celo por Dios y el compromiso de darlo
a conocer. Esto sólo ocurre cuando observamos con los ojos espirituales.

c) Abramos nuestra boca con fe y convicción. Lucas narra: “Así que discutía en la sinagoga con los
judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. ” Discutir por discutir, no lleva a nadie
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a ningún lado; pero discutir con fe que el Espíritu Santo está convenciendo de pecado,
justicia y juicio al pecador es poderoso; también, hacerlo con toda la convicción de que
podemos darnos a entender, es muy importante. Pablo comenzó una discusión con personas
para nada ignorantes, por un lado, discutía con Judíos y piadosos en la sinagoga; y por el
otro, discutía con dos tipos de filósofos griegos; uno de ellos, eran los seguidores de la
doctrina de Epicuro (342– 270 a.C.) quien enseñó que la muerte no era de temer; que aun el
alma se extingue cuando el cuerpo muere. Además, enseñó que todo ser procura placer
evitando sufrimiento y dolor en la búsqueda de satisfacción y felicidad. Y los otros, eran
estoicos, que derivan su nombre de la visita que los discípulos de Zenón ( 332–260 a.C.) hacían
al Pórtico Pintado. Este filósofo enseñaba que el hombre alcanza su más alta aspiración
cuando se sujeta a sí mismo al curso de los acontecimientos que son controlados por la
necesidad divina. Cuando el hombre se sujeta a su destino, alcanza el estado de felicidad.
Muchos querrán desdeñar el mensaje del evangelio, justo como lo hicieron con Pablo, pero,
no nos detengamos.

II. ANUNCIAMOS A UN DIOS QUE SE HA DADO A CONOCER CON PERSPICACIA. Vv.


19-23 “19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que
hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque
todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír
algo nuevo.) 22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo
que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual
estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os
anuncio.”

En el evangelio de Mateo 10:16, Jesús les dice a sus discípulos: “ Los envío como ovejas en
medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas. ” (NVI). Pablo predicó el
mensaje de Jesús y su resurrección de manera perspicaz. Salvo por su audiencia diferente, su
presentación fue idéntica a la de la sinagoga local, donde se dirigió a judíos y a griegos
piadosos. Aparte de la pregunta burlona que hicieron los filósofos ( “… ¿Qué querrá decir este
palabrero? …”), ellos trataron a Pablo con cierto respeto porque su enseñanza tenía que ver con
la calidad y esencia de la vida: moralidad, muerte, juicio, y resurrección. La enseñanza de Pablo
era una novedad para ellos. Evidentemente no habían oído de Jesús y nadie les había hablado
de la resurrección; de ahí su comentario de que Pablo parecía un proclamador de deidades
extrañas. Sin embargo, Pablo estaba predicando las buenas nuevas de Jesús y enseñando que
el Señor había resucitado de la muerte. Esto era sensacional para los griegos, y a su vez, un
formal discurso por parte de Pablo.

En una sesión informal, Pablo fue llevado al Areópago ( que significa “colina de Ares”; una colina
ubicada al noroeste de la Acrópolis, en donde se reunía el concilio de gobernantes de Atenas. ), y ahí el apóstol
enfrentó solo a los miembros de la corte y a los eruditos que lo llevaron allí. Sin embargo, hay
dos cosas de las cuales, hacen que la exposición de Pablo a los griegos, sea una exposición
perspicaz:
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1. Los griegos eran curiosos. Lucas escribe que los griegos le preguntaron a Pablo: “ …
¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? 20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas.
Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. 21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes
allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) ” Una de las funciones del
concilio ateniense era supervisar la educación, particularmente controlando a los numerosos
conferenciantes que visitaban la ciudad. Los miembros del concilio querían saber si la
enseñanza de Pablo constituía una amenaza para el estado. Y si la corte quedaba convencida
que Pablo no era peligroso, él podría continuar predicando su mensaje. Pero, ellos eran
curiosos. Ellos se refirieron a la enseñanza de Pablo como algo nuevo, algo que en el griego
sin duda era sin precedente, novedoso, poco común, una doctrina no oída antes. En el verso
21, Lucas describe la vida de una típica ciudad universitaria de aquellos días. En donde los
académicos se daban el lujo de dedicarse a buscar más conocimiento. No realizaban labor
manual alguna, ni se dedicaban a otra cosa sino a debatir conceptos en la plaza para así
agregar las últimas ideas a su cúmulo de conocimientos. Los profesores y estudiantes
gastarían su tiempo debatiendo teorías investigadas por ellos mismos o aprendidas de
extranjeros, cuya presencia era cosa común en el lugar. Eran curiosos, y esa curiosidad,
Pablo la aprovechó. La invitación de hablar ante el Areópago ofreció a Pablo una excelente
oportunidad de presentar las buenas nuevas de Jesucristo en el ambiente académico de
Atenas. Provechemos las curiosidades que las personas persigue y llevémoslas a Jesús.

2. Los griegos adoraban a un DIOS que no conocían. Lucas narra que Pablo dijo: “ Varones
atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; 23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé
también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues,
sin conocerle, es a quien yo os anuncio. ” En su discurso, Pablo usa la inscripción “… AL DIOS NO
CONOCIDO…” como punto de contacto con los atenienses. Y la audiencia ateniense tiene que
admitir que ellos están abiertos a recibir instrucciones acerca de un DIOS desconocido, y
que pueden adorar a un nuevo DIOS, a menos que lo conozcan. El teólogo francés del siglo
XVI Juan Calvino comenta que es mucho mejor tener conocimiento de Dios que adorarlo sin
conocerlo, porque Dios no puede ser adorado reverentemente a menos que primero se le
conozca. ¿Conocemos en verdad al Dios que adoramos? ¿Lo conocemos lo suficiente como
para compartirlo? Vivimos en un país idolatra que puede mezclar su adoración a Dios con la
adoración a otros ídolos. ¿Podríamos a provechar esa oportunidad? ¿Cómo lo haríamos?

CONCLUSIÓN. No hay nada más irónico, que, una ciudad o una colonia que no conoce a Dios,
pero que en ella, existe una iglesia cristiana en la que Dios se ha dado a conocer por medio de
Jesús. Nuestra cultura actual no está lejos de la sociedad de los atenienses del primer siglo.
Vivimos en una sociedad sumida en la idolatría, en el materialismo, en el egocentrismo, en las
ideologías filosóficas, en la violencia y en la ignorancia; sin embargo, la iglesia cristiana tiene a
un Dios que se le ha revelado por medio de Jesucristo, para que por medio de ella, se de a
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Pr. Joel Ibarra González / 10 de octubre del 2021

conocer a toda la humanidad. Anunciemos a un Dios que se ha dado a conocer; hagámoslo con
celo y pasión; hagámoslo con perspicacia. ¿Cuál será mi compromiso? OREMOS.

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