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Cargado con el peso de personas rebeldes y rezongonas, Moisés clamó al Señor: “¿Por qué
has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este
pueblo sobre mí? ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno,
como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres?¿De dónde conseguiré yo carne
para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. No puedo yo solo
soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me
des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal ” (Nm. 11:11-15).
Tras la derrota de Israel en Hai, Josué dijo: “¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este
pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos
hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!” (Jos. 7:7).
Elías sabía lo que era lanzarse desde lo alto del éxito al pozo de la desesperación. Después
de su dramática victoria sobre los profetas de Baal en el monte Carmelo ( según 1 R. 18:20ss),
huyó al desierto por temor a Jezabel. Allí perdió la esperanza de vivir, y manifestó: “ Basta
ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres ” (1 R. 19:4).
Después que su mundo se colapsara y, al parecer, su Dios lo abandonara, Job maldijo el día
en que nació (Job 3:1ss) y se quejó amargamente por la manera en que Dios lo trató ( Job
9:16ss).
Tampoco el apóstol Pablo escapó a las garras del desaliento. En el inicio de Hechos
capítulo 18, encontramos al apóstol en medio de un bajón en su agotador ministerio. Su
segundo viaje misionero había sido arduo. Hagamos un breve recorrido en 7 pasos:
Iglesia Cristiana Bautista Príncipe de Paz
Pr. Joel Ibarra González / 31 de octubre del 2021
1. Después de recorrer Asia Menor “confirmando a las iglesias” (según Hch. 15:41), atravesó el Mar
Egeo hasta tierra firme griega.
2. La sanidad de una chica endemoniada en Filipos provocó un motín, y tanto él como Silas
fueron azotados y encarcelados. Después de ser liberados mediante un devastador
terremoto, a Pablo lo obligaron a salir de la ciudad ( según leímos en 16:39-40).
3. De allí, fue a Tesalónica, donde su ministerio disfrutó gran éxito ( 17:4).
4. La persecución lo forzó a huir a Berea ( 17:10), donde muchos también respondieron a su
predicación y enseñanza (17:12).
5. Cuando la persecución lo siguió allí desde Tesalónica, Pablo se vio obligado de nuevo a
escapar del peligro (17:14).
6. Llegó sin compañía a la gran ciudad de Atenas, donde en gran parte se hizo caso omiso a su
brillante discurso en defensa del cristianismo ( 17:19-32).
7. Luego salió de Atenas y fue a Corinto, a ochenta y cinco kilómetros de distancia.
Pero el “Dios de toda consolación” (como escribe el mismo apóstol en 2 Co. 1:3), que “consuela a los
humildes” (2 Co. 7:6), no dejó a Pablo en su condición de oprimido, ni nos dejará a nosotros
querido hermano. Veamos cómo El Señor animó a su siervo en apuros a través de cuatro
medios:
mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la
sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. Y cuando Silas y Timoteo vinieron de
Macedonia…”
No cabe duda que la lucha de Pablo se hizo más intensa cuando la tuvo que soportar a
solas en Atenas. Con Silas y Timoteo aún en Macedonia ( v. 5), Dios sabía que el apóstol
necesitaba a alguien más que le ayudara a llevar la tremenda carga que tenía. Pablo encontró
esa compañía que necesitaba con desesperación en un judío llamado Aquila, natural del Ponto,
recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto el gobernador Claudio, había mandado
que todos los judíos saliesen de Roma.
En Corinto, el apóstol se reunió primero con este matrimonio que llegaron a ser dos de
sus amigos más cercanos, que incluso arriesgaron sus vidas por él ( como lo leemos en Ro. 16:3-4 “ 3
Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, 4 que expusieron su vida por mí; a los cuales no
sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. ”).
La Biblia no narra las conversiones de Aquila y Priscila, pero es probable que ya fueran
cristianos cuando Pablo los conoció. Habían venido de Roma, donde ya existía una iglesia ( según
Ro. 1:7-8), y no figuran entre los corintios conversos, ya sea en este capítulo o en cualquier otro
lugar del Nuevo Testamento.
Como los obligaron a salir de Roma, Aquila y Priscila mudaron su negocio a Corinto. Pablo,
sin duda buscando trabajo para sostenerse, los conoció allí, y como eran del mismo oficio, se
quedó con ellos, y trabajaban juntos en el oficio de hacer tiendas.
Nuestro Señor Jesús le agregó a la amistad algo muy especial. Recordemos lo que
les dijo a sus discípulos en Juan 15:13-15 “ 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por
sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamaré siervos, porque el
siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las
he dado a conocer.”
Iglesia Cristiana Bautista Príncipe de Paz
Pr. Joel Ibarra González / 31 de octubre del 2021
Como Jesucristo es Señor y Amo, El debiera llamarnos siervos; pero nos llama amigos.
Es un gran consuelo en nuestro corazón y un gran sentido de seguridad para nuestra identidad
el hecho de que Jesús nos haya escogido como amigos.
La fe cristiana tiene un hermoso beneficio que por naturaleza implica amarnos unos a
otros tal y como Jesús nos amó, y Él nos amó tanto que dio su vida por nosotros. El amor Filos
(antiguo término griego “φιλíα - filia” para referirse al amor fraterno, incluyendo amistad y afecto. ), amor
fraternal-sacrificial: por medio de la amistad, escuchando, ayudando, alentando, y proveyendo.
Recordemos lo que leemos en Proverbios 17:17 “En todo tiempo ama el amigo, Y es como un
hermano en tiempo de angustia.”; y en 18:24 “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo; Y amigo hay
más unido que un hermano.”
Usando el Antiguo Testamento, Pablo estuvo testificando a los judíos que Jesús era el
Cristo. Como sucedía a menudo cuando les presentaba el evangelio a sus compatriotas, y
muchos en la comunidad judía lo rechazaron. Como un dato interesante, la palabra oponiéndose
viene del griego antitassō, que literalmente significa “organizar en orden de batalla”. En otras
palabras, se organizaron para combatir la enseñanza de Pablo y para estar blasfemando del
nombre de Cristo, el pecado más grave (según leemos en Mt. 12:31-32; Lc. 22:64-65).
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Pr. Joel Ibarra González / 31 de octubre del 2021
Por fin, Pablo, dándose cuenta de lo inútil que era seguir tirando las perlas a los cerdos,
se fue sacudiéndose los vestidos ( un gesto judío tradicional y dramático de rechazo ). Cuyo acto
simbolizó su rechazo a los judíos. También, Pablo mostraba el aborrecimiento por la blasfemia
que pronunciaban; el apóstol no quería que nada del polvo de la sinagoga, donde esa blasfemia
se había realizado se le pegara a la ropa.
La afirmación de Pablo: “Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio ” (es una
expresión que leemos en Jos. 2:19; 2 S. 1:16; 1 R. 2:37; Ez. 18:13; 33:4; Mt. 27:25 ) indicaba que sus
oponentes eran totalmente responsables por lo que estaban haciendo. Igual que el atalaya de
Ezequiel 33:2-5, Pablo se absolvió de cualquier culpa relacionada con el rechazo que le
hicieran. Desde entonces, Pablo iría a ministrar el evangelio a los gentiles, por lo que saliendo
de allí, según Lucas, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios.
La pasión de Pablo por alcanzar con el evangelio a sus parientes judíos ( como lo leemos en
Romanos 9:1-3; 10:1) no le permitió ir muy lejos de la sinagoga. De hecho, la casa de Justo estaba
junto a la sinagoga (según el verso 7), lo que sin duda enfureció más a los judíos incrédulos. Peor
aún, fue la sorprendente noticia de que Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor
con toda su casa. Esa asombrosa conversión debió haber provocado reacciones violentas en la
comunidad judía de Corinto, que veía con creciente alarma cómo muchos de los corintios,
oyendo, creían y eran bautizados. Desesperados por detener la marea creciente de creyentes
en Jesús como el Mesías, pronto llevaron a Pablo ante las autoridades romanas.
Todo esto, sin lugar a dudas, es muy agotador. Sin embargo, lo que Lucas escribe
previo a lo antes mencionado, es muy interesante: “ … Pablo estaba entregado por entero a la
predicación de la palabra…” Esta porción nos da muchísima perspectiva de lo que sucedió a
profundidad. Cuando leemos 2 Corintios 11:9ss, descubrimos que los generosos regalos de los
macedonios llevados por Silas y Timoteo permitieron a Pablo dejar de trabajar en la
fabricación de tiendas y entregarse por entero a la predicación de la palabra.
1. Que nunca se nos olvide el gran compromiso que como iglesia tenemos:
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Pr. Joel Ibarra González / 31 de octubre del 2021
a) Con todos los hermanos. En la iglesia hay de todo, débiles y fuerte en la fe. El apóstol
Pablo, en Romanos 15:1, 2 escribió: “1 Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas
de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es
bueno, para edificación.” Si tomamos en serio nuestra fe cristiana, debemos considerar de qué
modo nuestras acciones afectan a los demás. No podemos madurar en nuestra relación con
el Señor en aislamiento de otros, y cada vez que tenemos la oportunidad de interactuar con
ellos, deberíamos tener como objetivo edificarnos y glorificar a Dios.
b) Con sus siervos. En el evangelio de Mateo capítulo 10, cuando Jesús envió a los doce
discípulos a una misión, El mismo les enseñó que aquellos que ministran a Dios deben ser
sostenidos por la gente a la cual ministran. Los versos 9 y 10 dicen: “ 9 No os proveáis de oro, ni
plata, ni cobre en vuestros cintos; 10 ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de
bordón; porque el obrero es digno de su alimento. ” Jesús dice que los siervos de Dios deben ser
objeto de cuidado; los discípulos debían esperar alimentos y amparo a cambio del servicio
espiritual que ofrecían. La iglesia, debe velar siempre por los siervos que ministran a Dios.
Pablo escribe en 1 Corintios 9:9, 10 “ 9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al
buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, 10 o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros
se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. ” y
en 1 Timoteo 5:17 “Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente
los que trabajan en predicar y enseñar.”
CONCLUSIÓN. La depresión es una de las enfermedades más comunes que comienzan cuando
comenzamos a desanimarnos por lo difícil que resulta a veces la vida cristiana. Sin embargo, el
antídoto para ello es meditar en la bondad de Dios para con sus hijos y sus siervos. Esto
apartará de nuestra mente la situación presente y nos dará esperanza de que todo mejorará.
Recordemos lo que dice en Isaías 26:3 “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti
persevera; porque en ti ha confiado.” Centremos nuestros pensamientos en la capacidad de Dios para
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Pr. Joel Ibarra González / 31 de octubre del 2021