Está en la página 1de 5

Corte Suprema de Justicia de la Nación

Ventafridda, Víctor c. Compañía Unión Telefónica del Río de la Plata

1ª Instancia. - Buenos Aires, agosto 23 de 1937.

Considerando:

1°. Que reducida esta causa a sus verdaderas proporciones y a lo fundamental del litigio,
puede sintetizarse en lo siguiente:

a) El actor solicitó y obtuvo de la demandada la instalación de un aparato auxiliar conectado a


su teléfono, pago de $ 15 por trimestre. Enterado algún tiempo después de que la compañía
no estaba autorizada para cobrar dicha tarifa adicional al abono común, reclamó la
devolución de las cantidades pagadas en aquel concepto, hasta la suma de $ 75, y ante la
negativa de ese reintegro, y asimismo por no aceptársele el pago del abono ordinario sin el
suplemento referido, deduce esta demanda para que se tenga por válida la consignación que
realiza y las que realizará en lo sucesivo por $ 40.12, en pago de su servicio telefónico
simple, y se declare que la demandada no ha podido cobrarle ningún adicional por el
conmutador, ordenándose el reembolso de lo percibido indebidamente en aquel concepto,
con costas.

b) La demandada impugna la consignación por ser parcial y no total de $ 57.12, como


correspondería incluyendo los $ 15 que el actor se niega a pagar. Reconviene por cobro de
las sumas no depositadas, y agrega que, el servicio especial que motiva la demanda
proporciona a su beneficiario una comodidad extraordinaria, de disponer, para una línea, de
dos aparatos telefónicos en vez de un solo teléfono, aumentando con esas posibilidades el
tráfico de sus comunicaciones. El servicio del aparato auxiliar no es común y debe por eso
ser retribuido, tanto más, cuanto así fue solicitado y convenido, en acto libre y espontáneo, sin
dolo, error ni fuerza.

2°. Las posiciones de Petley: atento a la forma negativa ha sido contestada la demanda; la
amplia y extensa absolución de posiciones hecha por el doctor Mayer, vicepresidente de la
compañía demandada, y a la definida situación de ambas partes en este pleito; como
asimismo atendiendo al trámite sumario con que debe instruirse y resolverse la causa, por su
monto inferior a $ 200, el suscripto estima no necesarias aquellas primeras posiciones ni su
rebeldía.

3°. La falta de poderes suficientes del procurador Seco Pon, para representar a la
demandada, atento a la relación de mandatos otorgados y substituidos que contienen los
instrumentos públicos testimoniados y a la falta de prueba, ofrecida al respecto, y no
producida por negligencia del actor, tal cuestión parece improcedente y así se declara.

4°. Hay acuerdo de partes sobre el hecho de que el servicio auxiliar o conmutador telefónico
del actor, fue solicitado, por éste, aceptando la tarifa trimestral de $ 15, cuyo pago verificó sin
discusión en los primeros tiempos.
Tal servicio es extraordinario, no está comprendido en el abono común, ni ha sido
reglamentado, ni aprobada su tarifa por el Poder Ejecutivo Nacional.

Entiende el suscripto que no son aplicables al aludido servicio las leyes de telégrafos y
teléfonos números 7501 1/2, 4408 y 11.253, ni los decretos pertinentes, que invoca el actor.

La cuestión es puramente de derecho privado y no administrativo o público, rigiéndose por


principios del Código Civil y en concreto por aplicación: "Las convenciones hechas en los
contratos forman para las partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma".
El actor está obligado por el servicio auxiliar o de conmutador que le presta la compañía, a
pagar el precio o tarifa que aceptó libremente.

Fallo: rechazando la demanda en lo principal y haciendo lugar parcialmente a la


reconvención. Condeno a Víctor Ventafridda a pagar a la Compañía Unión Telefónica del Río
de la Plata Limitada, dentro de 10 días, las sumas reclamadas de 15 pesos m/n. por
trimestre, por el servicio del aparato auxiliar conectado a su teléfono, de que se trata este
juicio; entregándosele también las cantidades consignadas por el abono ordinario de dicho
teléfono.

Dictamen del Procurador General

Tales leyes y decretos no son de aplicación al caso de autos, con el que no tienen la relación
directa e inmediata que requiere el art. 15 de la ley 48. No hacer lugar a la apelación.

Considerando:

Que la actora persigue a la compañía nombrada para que se la obligue judicialmente a


aceptar la consignación que formula de la suma de $ 40,12 y las que realizarán en lo
sucesivo, en pago del servicio telefónico simple. Solicita la declaración de que la compañía no
ha podido cobrarle ningún adicional por el conmutador colocado en su instalación telefónica y,
se ordene el reembolso de lo percibido en tal concepto.

La compañía demandada beneficia de una concesión obtenida del P. E., y su régimen se


halla determinado por las leyes nacionales 4408, 750 1/2 y 11.253 y los decretos
reglamentarios que en consonancia con aquéllas dicte el P. E. La ley 4408 declara
comprendidas en las disposiciones de la 750 1/2 sobre telégrafos nacionales las empresas
de teléfono que, como la de la demandada, liguen un territorio federal con una provincia, dos
provincias entre sí, o un punto cualquiera de la Nación con un estado extranjero. Acuerda al
P. E., la facultad de autorizar la conexión de las líneas existentes o el establecimiento de
otras nuevas y le otorga expresamente el derecho de ejercer sobre su instalación,
funcionamiento y tarifas para el servicio público, el mismo contralor que dispone la susodicha
ley 750 1/2.

Previene que las empresas concesionarias fijarán sus tarifas de acuerdo con el P.E.,
agregando, la 11.253 que los telégrafos establecidos en la República (y por ende los teléfonos
a mérito de lo dispuesto por la ley 4408) no podrán cobrar al público mayores ni menores
tarifas que las que fueren aprobadas. El decreto del P.E., de 13-07-1912 afirma también el
principio de que todas las tarifas telefónicas se establecerán siempre de acuerdo con el P.E.

Se pueden inferir las consecuencias siguientes:

a) los concesionarios de teléfonos no se hallan facultados para cobrar servicio alguno de los
comprendidos en su concesión, sin la conformidad del P.E., y en su caso sin la decisión de la
Corte Suprema, trátese de servicios generales o especiales;

b) la tasa percibida por el concesionario de los usuarios no es un precio sujeto a la ley de la


oferta y la demanda ni al mero arbitrio del empresario, sino la retribución de un servicio
público regulada por la Administración y sujeta, como los impuestos, al principio general del
art. 16 de la Constitución Nacional. Aquellas leyes dispongan que el precio del servicio no
pueda ser aumentado o disminuido por el concesionario;

c) la necesidad de las tarifas y de su aprobación existente no sólo respecto del servicio


público en sí mismo, sino también del valor de los instrumentos o aparatos indispensables
por medio de los cuales aquél es susceptible de prestarse. Tratándose de un servicio cuya
explotación se confiere por el Estado en forma de franquicia, concesión o privilegio, la única
defensa del público llamado a usar de él consiste en el contralor permanente de aquél sobre
los precios, por medio de las tarifas. Ninguna tarifa tiene validez legal sin una ley o decreto
que la autorice, pero una vez establecida ella es obligatoria para el público y para el
concesionario.

Que la absoluta libertad de contratar y de fijar el precio de las cosas sólo existe cuando la
propiedad o la actividad personal se encuentran dedicados a objetos y fines puramente
privados porque cuando lo son a usos públicos, si se explota alguna concesión, privilegio o
monopolio concedido por el Estado, el propietario o concesionario se encuentra sometido por
el carácter de la dedicación de su actividad y por la naturaleza misma del favor que le ha sido
otorgado a un contralor especial de la autoridad administrativa, contralor que comprende
también el punto relativo al precio o tarifa compensatoria del servicio que está encargado de
prestar.

Toda concesión para el ejercicio de un servicio público lleva implícita la condición de que sus
precios o tarifas se hallen sometidos al contralor de la autoridad administrativa, que cuando
un concesionario, el caso de autos, reclama de los particulares el pago de sumas de dinero
como compensación de servicios prestados con motivo del privilegio que ejercita y no tiene ni
tarifa aprobada sobre el particular ni autorización general para celebrar contratos especiales
acerca de aquellos servicios, se coloca fuera del espíritu y de la letra de su concesión y
ningún derecho tiene contra los usuarios.

Los usuarios, salvo el caso de autorización legal expresa, sólo pueden obligarse y obligar al
concesionario mediante el contrato de adhesión que presupone otorgar el consentimiento
sobre la existencia de una tarifa aprobada por el poder público. Cuando no es así, cuando el
consentimiento recae sobre un precio y un servicio que no han sido objeto del contralor
administrativo, el acto es nulo desde que es condición ínsita en todo acto de concesión que el
titular de la franquicia en ejercicio del servicio público que presta por delegación del Estado,
sólo puede obligar a los usuarios cuando existe un servicio o una modalidad del mismo
administrativamente autorizados con su respectiva tarifa aprobada.

El concesionario puede obligar al usuario, cuando aquél ha sido autorizado a celebrar


contratos por servicios especiales con una tarifa también especial en cada caso.

El P.E., dictó un decreto por cuyo artículo segundo "reconoció a las compañías de teléfono de
jurisdicción nacional el derecho a percibir el importe que hayan facturado y que facturan por
los servicios a que se refiere el artículo anterior y otros que pueden conceptuarse como
"especiales" en razón de no estar previstos en el decreto de 28 de mayo de 1907 y en el de
octubre 10 de 1910 hasta nuevo pronunciamiento del P. E.".

Esta última parte fue modificada: "entiéndase que lo prescripto en el art. 2° del decreto de 28
de marzo último se refiere a los servicios prestados hasta esa fecha inclusive".

La situación legal entre la empresa y los usuarios es la siguiente:

a) el P.E. entiende que los "servicios especiales" deben ser autorizados por la Administración
y establecida la tarifa pertinente;

b) ambos decretos son generales y aluden tanto a los servicios especiales prestados a las
dependencias del Gobierno cuanto a los prestados a los particulares;

c) uno y otro validan y autorizan los servicios especiales que enumera, prestados con
antelación a la fecha del primer decreto fijando como tarifa la misma que la empresa facture;

d) después de esa fecha será indispensable ponerse de acuerdo sobre las tarifas y la
empresa no podrá cobrar tales servicios ni contratarlos;

Es administrativamente obligatoria para la empresa demandada y ésta no puede eludirla so


color de sus facultades de contratar, pues en materia de concesiones ellas están
subordinadas, como se ha dicho, al derecho público ante el cual deben ceder.

Los contratos privados forman para sus otorgantes una ley a la cual están sometidos como a
la ley misma, no funciona cuando una de las partes ha procedido violando otras leyes de
carácter administrativo que la obligaban a solicitar previamente la autorización para prestar el
servicio y obtener a la vez la fijación del valor.

La apreciación de la autoridad administrativa acerca de la justicia y razonabilidad de las


tarifas a los fines de su aprobación, es por la ley 750 facultad privativa del P.E. y éste puede
usarla tanto respecto del pasado, diciéndolo expresamente, como del porvenir, sin que los
jueces tengan facultad para revisarlas dejándolas sin efecto o para modificarlas en cualquier
sentido.

La parte de la demanda referente a las consignaciones debe ser admitida desde que ellas
corresponden a pagos de servicios especiales posteriores al 28 de marzo de 1934, es decir a
servicios acerca de los cuales no existe ya según el decreto ni autorización ni tarifa, definitiva
o precaria, acordadas por el P. E. El actor no estaba, obligado a pagar otra tarifa que la
general aprobada con arreglo a las consideraciones anteriores, la empresa demandada ha
debido recibir lo ofrecido en pago por el actor y así se declara admitiéndose la consignación y
desestimándose la reconvención a su respecto.

No obsta a que la empresa de teléfonos tenga el derecho de reclamar dentro de cada


servicio especial el valor de costo o de uso del material invertido y el de la mano de obra
requerida por las instalaciones, de lo contrario resultaría un desplazamiento de riqueza sin
causa del patrimonio de ella al del actor. Este mismo se anticipa a reconocerlo así en el
escrito iniciando el juicio.

Se revoca la sentencia, en la parte que ha podido ser materia del recurso y se desestima la
demanda en cuanto reclama la devolución de 75 pesos moneda nacional pagados de más
antes del decreto de 28 de marzo de 1934; se hace lugar a la consignación, la que se declara
bien hecha sin perjuicio del derecho de la compañía para reclamar el valor del material y de
la mano de obra de que el actor ha aprovechado; y se rechaza la reconvención.

También podría gustarte