Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Método en Bacon y Descartes
El Método en Bacon y Descartes
Introducción
La importancia de edificar una ciencia sobre unos cimientos sólidos y que escapen
de la especulación del espíritu por parte de los hombres, se contrasta a la tradición
antecedente a Bacon. Desde el eros y la magia, hasta la “santa ignorancia” de la
que el mismo Giordano Bruno denunciaba, donde la fe imponía límites sobre el
intelecto humano, reduciéndolos a una especie de mediocridad intelectual,
solamente eran reflejo de la situación limitada en la que el conocimiento necesitaba
una nueva dirección que permitiera guiar a la razón hacia un desarrollo del
conocimiento de las ciencias y entorno a la naturaleza.
El proyecto de esta reforma del conocimiento con una nueva lógica para las ciencias,
se presentaba como un proyecto muy amplio que consta de cuatro partes en el
Advancement of knowledge, a las cuales refería como artes intelectuales: a)
Investigación o invención, b) examen o juicio, c) conservación o memoria y d) hablar
o transmisión. En la primera de estas partes, sobre la invención, donde a su vez se
distingue entre invención de los argumentos e invención de las ciencias y las artes,
En el primer libro del Novum Organum, Bacon demarca la diferencia que hay entre
las formas que en la antigüedad se pensaba como una esencia que constaba de
una teoría de las cuatro causas, pues éstas nos llevan a una insuficiencia y un
desvío de los motivos establecidos arriba, a saber, de la búsqueda de las formas
baconianas, debido a que con la forma aristotélica se buscaba una esencia, lo cual
sería caer en los mismo errores de la especulación metafísica.6
Después de los esfuerzos iniciados por Bacon para consolidar una ciencia verdad
por medio de la ciencias y un método que no diera cavidad al error y a la
especulación del intelecto, el filósofo de Touraine, parece seguir con las mismas
intensiones que demostraba su antecesor, en las cuales se pueda construir un
nuevo método a través del cual se logre avanzar el intelecto humano a una certeza
de las ciencias tal que sea sólida y carente de duda. Al igual que Bacon, la
escolástica precedente a Descartes generó este interés de hacer a un lado toda la
discusión en las que se suponían ciertos pensamientos sobre otros concernientes
a la naturaleza, para poder guiar a la razón humana fuera del popularismo y
servidumbre a las opiniones comunes.
El trabajo cartesiano comienza por poner en duda los principios que había
aceptado hasta el momento, dado que analizar cada opinión sería un trabajo
interminable, anunciando la desconfianza que hay del conocimiento que se produce
por los sentidos, pues declara que, dado que los sentidos nos han engañados en
más de una ocasión, no es prudente fiarse de aquellos que nos han engañado más
de una vez, pero que no significa que debamos deshacernos de ellos, solamente no
entregarles absoluta confianza. El segundo argumento trata sobre la dificultad de
distinción entre el sueño y la vigilia, pues dado que las cosas que nos
representamos están compuestas a semejanza de otras que sí existen, podemos
9 R. Descartes, p.165.
ser fácilmente engañados en el sueño. El tercer argumento, ligado al anterior,
declara que hay nociones simples y universales, que no pueden ser imaginarias, de
las cuales todas son formadas, refiriéndose a la aritmética y la geometría, sobre las
que hablaré más adelante para especificar por qué no puede haber duda en su
existencia aún en el sueño. Finalmente el tercer argumento refiere a la existencia
de un genio maligno, derivado de la suposición de que la realidad no puede ser
creada por un Dios engañador el cual se empeña en engañarnos de creer aquellas
cosas que tomamos como más certeras, pues Éste no podría actuar de tal modo
dada su suprema bondad y nuestra condición mortal; a final de cuentas el
argumento de Dios le servirá a Descartes para fundamentar la existencia de la
realidad y no caer en un empirismo radical. Estos supuestos sirven para comenzar
el camino hacia una investigación ardua del establecimiento de la certeza para la
ciencia “…y si por este medio no está en mi poder llegar al conocimiento de ninguna
verdad, por lo menos está en mi potencia suspender el juicio.”10
Como ya se había dicho en la primera meditación, el método debe deshacerse de todos los
conocimientos que sean generadores de duda alguna con tal de que no nos conduzca al
error o a un juicio apresurado, es por esto que las ciencias particulares como la física, la
10 Ibid, p.169.
11 Ibid, Regla I, p. 4.
química, la astronomía, la medicina, etc., pues dependen del análisis de elementos
compuestos.12La única ciencia de la que no puede haber duda alguna, como ya se había
mencionado anteriormente, sería de las matemáticas, puesto que “entre las disciplinas
conocidas sólo la aritmética y la geometría están puras de todo vicio de falsedad o
incertidumbre…”13
Para hacer más explícito el porqué de la pureza de las matemáticas, hay que
introducir los dos caminos por los que se puede acceder a la fundamentación de las
matemáticas como la regidora de la razón14, en tanto que trata de lo más simple y lo más
general, son el de la intuición y la deducción como actos del entendimiento que propicien
la metodología para obtener esta clase de conocimiento certero. Descartes define a la
intuición como “una concepción del puro y atento espíritu, tan fácil y distinta, que no queda
en absoluto duda alguna respecto de aquello que entendemos”15, y la deducción, sobre la
cual habrá, al menos, dos definiciones: 1) “la simple inferencia de una cosa de otra”16 y la
otra 2) como “todo aquello que se sigue necesariamente de otras cosas conocidas con
certeza.”17
En cuanto a la intuición, esta funciona para poder dar cuenta de las ideas innatas,
ideas que se encuentran en nosotros, y de los primeros principios, como lo sería el que
pienso, la geometría, en cuanto el triángulo tiene tres lados, etc. De la intuición surgen, pues
las ideas claras, en cuanto a que se nos presentan de manera fácil a nuestro entendimiento,
y distintas, en cuando a que son únicas y no pueden confundirse con alguna otra, lo que,
por ende, evita el error. Con estas ideas se busca llegar a una simplicidad que del ir
reduciendo cada vez más aquellos que se nos muestra como complejo o confuso, se puede
evitar y deshacerse de todo error y suposición para la búsqueda de aquello que ya no pueda
ser reducido a algo más simple.
12 R. Descartes, p. 167.
13 Regla II, p. 6.
14 Cfr. J.P. Margot, p. 33.
15 R. Descartes, Regla III, p. 9.
16 Ibid, Regla II, p.6.
17 Ibid, Regla III, p. 9.
que puedan pasar de algo particular a una idea más unitaria, como bien lo ejemplifica con
una operación matemática, donde la suma de 2 + 2, esto es, de ideas claras y distintas de
la intuición, a la deducción de algo más unitario, como que 5 se deduce de la suma de 2 +
3.
Otra distinción interesante entre ambos autores es la consideración que cada uno
tiene sobre las matemáticas, pues mientras que para Descartes, como hemos visto, la
aritmética y la geometría tendrían la cualidad de ser puras y carentes de toda falla y duda,
pues son lo más certero, siendo simples y generales, para Bacon las matemáticas parecen
no funcionar con las mismas cualidades que el filósofo de Touraine expone, diciendo que
solamente son una ciencia de la cantidad y que podrían llegar a ser metafísica.
Finalmente, el punto de partida que establece Bacon con su Gran Instauración, puso
en claro un parteaguas con el proceder de la filosofía y las ciencias para dar paso al
levantamiento de espíritus que sólo necesitaban un guía que se atreva a reformar la manera
en que se generaba el conocimiento, con el seguimiento de Descartes como el padre de la
modernidad que llega a establecer un nuevo paradigma que seguía la intención baconiana
y la novedad que la duda metódica con el método cartesiano.
Bibliografía
BACON, Francis, Risieri Frondizi, and Clemente Hernando Balmori. Novum Organum.
Buenos Aires: Losada, 1961.
DESCARTES, René, and Cirilo Flórez Miguel. Descartes. Madrid: Gredos, 2011.
JODL, Friedrich, and Karl Roretz. Historia De La Filosofía Moderna. Buenos Aires:
Editorial Losada S.A., 1951.
ROSSI, Paolo, and Susana Gómez López. Francis Bacon: De La Magia A La Ciencia.
Madrid: Alianza, 1990.