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El envasado de frutas y hortalizas.

Cuando dos productos se hacen uno

El empaquetado de productos frescos como las frutas y las hortalizas, contempla dos aspectos:
la conservación y el marketing. Nuestro mercado es cambiante. El usuario demanda ver el
producto para observar el color y tamaño de lo que consume. Esto ha generado una nueva
necesidad entre los productores y la industria de envasado: la comunicación.

Mientras el empaquetado de productos en general no se ha modificado en los últimos años, en


las frutas y en los orgánicos los cambios son constantes. La coordinación creciente entre
agricultores e industria de envases tiene el propósito de hacer más rápido, ágil y simple el
proceso de empacado. Después de varios análisis, se concluyó que el clamshell es el tipo de
envasado ideal para frutas y verduras. En los estudios se plantean temas de rapidez y facilidad
en la movilización, además de la conservación y la salud.

El material del empaquetado, que es transparente, responde a las exigencias del usuario. En
los clamshells (que almacenan productos de 3 a 5 libras) y panels se utiliza más PET y en muy
pocos casos polipropileno. El PET es el que más se usa porque facilita el reciclaje sin que el
usuario pierda contacto con la fruta u hortaliza, pues puede ver el color, el estado de
maduración y verificar qué tan bien conservada se encuentra. En ese sentido, aumentan el
consumo local y la exportación, pues es un empaque que el usuario busca.

Sin embargo, puntualiza, se está volviendo a poner de moda el cartón, con una demanda en
aumento entre un consumidor final, cada vez más ecológico y fitness, que se preocupa por la
calidad nutricional de lo que consume. A los envasados de cartón se les aplica un encerado
para reducir la humedad, pero Grande dice que el cartón encarece el producto unas tres veces
en relación a los plastificados.

La Migración Molecular

Cuando dos cuerpos están en contacto, sea cual sea su composición, el intercambio de
moléculas se da de manera espontánea. Si estos productos son frescos y están bajo ciertas
circunstancias ambientales como humedad y calor altos, la incidencia del intercambio se
incrementa de manera exponencial.

En el caso de productos plastificados como los clamshells, la migración es menor. Además, el


proceso de congelado en el traslado de los productos reduce las condiciones que potencian la
migración molecular. De esta manera, afirman, la calidad nutricional se mantiene y la salud del
usuario está garantizada.

La trazabilidad completa del producto.

El usuario no solo quiere ver el producto, también quiere estar seguro de dónde proviene. Por
ello, los productores ofrecen al cliente una etiqueta para que rastree por completo su origen.
En unos códigos, se muestra el país, la región, incluso el lote de sembrío y la fecha exacta de la
cosecha.

“Es una exigencia tanto de ciertos fabricantes, que quieren darle a su cliente una información
al mínimo, como de los clientes finales”, aclara Grande. “Algunos productores incluyen códigos
QR donde se incluye la información del contenido de cada clamshell. Algunos salen de nuestra
empresa con una etiqueta en la basa de nuestra fábrica, donde están los temas de registro y
otra información previamente coordinada entre el productor y el fabricante de la etiqueta, que
descodifican con una pistola lectora. La vinculación entre el envase y el sembrío se da en esta
fase. Cuando enviamos los clamshells, los productores obtienen la información del código QR y
llenan los envases con los lotes que salen en la etiqueta. Requiere un alto nivel de
coordinación, pero lo que se busca es lograr un nivel de trazabilidad hasta el nivel mínimo de
detalle”, concluye el Director Técnico y de Desarrollo Sostenible.

Como se ve, la línea de producción unifica por completo empaque y contenido. Es difícil hablar
de dos productos, cuando uno se relaciona con el otro. Si en los próximos años ingresan al
mercado los envases activos, la homogeneización de estos dos elementos en uno solo habrá
sido completada.

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