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El laicismo con su base de pensamiento racional y humanista, se relaciona íntimamente con el pensamiento de la masonería, pudiéndose inferir que todo masón es laicista, pero no al contrario; ambas corrientes de pensamiento respetan el particular de cada uno así como sus creencias, pero el beneficio de la comunidad, como un ente, debe primar.
Título original
LAICISMO COMO CONCEPTO Y SU AFINIDAD CON EL PENSAMIENTO MASONICO
El laicismo con su base de pensamiento racional y humanista, se relaciona íntimamente con el pensamiento de la masonería, pudiéndose inferir que todo masón es laicista, pero no al contrario; ambas corrientes de pensamiento respetan el particular de cada uno así como sus creencias, pero el beneficio de la comunidad, como un ente, debe primar.
El laicismo con su base de pensamiento racional y humanista, se relaciona íntimamente con el pensamiento de la masonería, pudiéndose inferir que todo masón es laicista, pero no al contrario; ambas corrientes de pensamiento respetan el particular de cada uno así como sus creencias, pero el beneficio de la comunidad, como un ente, debe primar.
LAICISMO COMO CONCEPTO Y SU AFINIDAD CON EL PENSAMIENTO
MASONICO: Educación y Libertad
Carlos Eduardo Mestre A., MD
El laicismo es el reconocimiento de la autonomía de lo político y civil respecto
a lo religioso, la separación entre la esfera terrenal de aprendizajes, normas y garantías que todos debemos compartir y el ámbito íntimo o privado de las creencias de cada cual.
La liberación es mutua, porque la política se sacude la tentación teocrática
pero también las iglesias y los fieles dejan de estar manipulados por gobernantes que tratan de ponerlos a su servicio. Aunque esto se ve en el papel, no es la práctica actual en el estado laico, por constitución, en el que vivimos, en donde la política y la religión se confabulan para mantener el poder a su favor a costa de la población no pensante o más bien con pereza de pensar por sí mismo.
Existen muchos aspectos por los cuales el laicismo mundial, como
movimiento, ha defendido, dos de los cuales vamos a tocar hoy, uno es la educación, tratando de liberarla de la influencia dogmática y otro la libertad de pensamiento, sin olvidar otros muy importantes como la familia, la estructura social, el estado de derecho, la salud, etc.
El Estado debe ser no confesionali, o como otros interpretarían,
multiconfesional, pues debe aceptar la libertad de creencia espiritual y/o religiosa en su población, sin intervenir en ellas o permitir lo contrario, pues ambas deben tener su libertad de ejercer en su asunto particular ii. Teniendo en cuenta esto, la educación por un lado debe tener un derrotero estatal de acuerdo a como el estado desea que su pueblo sea educado, sin impartir pensamientos sectarios propios de cada una de las religiones que tanto en el fondo como en la superficie son excluyentes. Esto se ve explicado por Claudio Magrisiii, quien afirma que “…en nombre del deseo de los padres de hacer estudiar a sus hijos en la escuela que se reclame de sus principios (religiosos, políticos y morales) surgirán escuelas inspiradas por variadas charlatanerías ocultistas que cada vez se difunden más, por sectas caprichosas e ideologías de cualquier tipo. Habrá quizá padres racistas, nazis o estalinistas que pretenderán educar a sus hijos -a nuestras expensas- en el culto de su Moloch o que pedirán que no se sienten junto a extranjeros…“. Por otro lado debe ser incluyente, pues la educación debe estar abierta a todos sin importar credo, raza o condición social y, aún más importante, debe incluir personas con discapacidad física y cognitiva, para impulsar más el aprendizaje de la convivencia, la tolerancia y la fraternidad, no en el papel sino como vivencia personal y por el ejemplo.
Debe recordarse que la enseñanza no es sólo un asunto que incumba al
alumno y su familia, sino que tiene efectos públicos por muy privado que sea el centro en que se imparta. Una cosa es la instrucción religiosa o ideológica que cada cual pueda dar a sus vástagos siempre que no vaya contra leyes y principios constitucionales, otra el contenido del temario escolar que el Estado debe garantizar con su presupuesto que se enseñe a todos los niños y adolescentes.
En el terreno escolar hay que ser preciso estableciendo las demarcaciones y
distinguiendo entre los centros escolares (que pueden ser públicos o privados) y la enseñanza misma ofrecida en cualquiera de ellos, cuyo contenido de interés público debe estar siempre asegurado y garantizado para todos. En esto consiste precisamente la laicidad o laicismo y no en otra cosa más oscura o temible.
Algunos partidarios a ultranza de la religión como asignatura en la escuela
han iniciado una cruzada en Colombia, desde hace 30 años, contra la enseñanza de una moral cívica o cultura ciudadana. Al oírles parece que los valores de los padres, cualesquiera que sean, han de resultar sagrados mientras que los de la sociedad democrática no pueden explicarse sin incurrir en una manipulación de las mentes poco menos que totalitaria, escondiendo sus propios intereses de manejos de poder sobre su rebaño iv. De acuerdo a Carlos Gaviria “Obligar a alguien a que acepte como verdades, cosas que su conciencia rechaza o que están contradichas por la razón y la experiencia, es un auténtico crimen contra la naturaleza racional de los humanos”v.
En cualquier caso, la actitud laica rechaza cualquier planteamiento
incontrovertible de valores políticos o sociales: el ilustrado Nicolás de Condorcetvi llegó a decir que ni siquiera los derechos humanos pueden enseñarse como si estuviesen escritos en unas tablas descendidas de los cielos. Pero es importante que en la escuela pública no falte la elucidación seguida de debate sobre las normas y objetivos fundamentales que persigue nuestra convivencia democrática, precisamente porque se basan en legitimaciones racionales y deben someterse a consideraciones históricas. Los valores no dejan de serlo y de exigir respeto aunque no aspiren a un carácter absoluto ni se refuercen con castigos o premios sobrenaturales. Y, sobre todo, es indispensable hacerlo comprender. Finlandia y Noruega nos dan un gran ejemplo de ello en sus modelos educativos, en donde el debate y el autoaprendizaje son lo importante, más que el dogma y la doctrina educativos. En los planes de estudio de primaria y secundaria debe contemplarse un espacio para reflexionar sobre este fenómeno (religión en el aula escolar) y señalar los efectos que produce, con absoluto rigor y honestidad. Pero adoctrinar al niño y al adolescente en cualquier tipo de creencias religiosas y obligarlo a aceptar dogmas que la razón y el sentido común rechazan, es sofocar su conciencia y debilitarlo como ser pensante vii.
Sin embargo, el laicismo va más allá de proponer una cierta solución a la
cuestión de las relaciones entre la Iglesia (o las iglesias) y el Estado. Es una determinada forma de entender la política democrática y también una doctrina de la libertad civil.
Consiste en afirmar la condición igual de todos los miembros de la sociedad,
definidos exclusivamente por su capacidad similar de participar en la formación y expresión de la voluntad general y cuyas características no políticas (religiosas, étnicas, sexuales, genealógicas, etc.) no deben ser en principio tomadas en consideración por el Estado. De modo que, en puridad, el laicismo va unido a una visión republicana del gobierno: puede haber repúblicas teocráticas, como la iraní, pero no hay monarquías realmente laicas (aunque no todas conviertan al monarca en cabeza de la iglesia nacional, como la inglesa).
Y por supuesto la perspectiva laica choca con la concepción nacionalista,
porque desde su punto de vista no hay nación de naciones, ni Estado de pueblos, sino nación de ciudadanos, iguales en derechos y obligaciones fundamentales más allá de cuál sea su lugar de nacimiento o residencia.
Luego de estas explicaciones, podemos ver que la masonería es laicista, al no
ser considerada una religión ni un sustituto de ella. No impone ni recomienda ninguna fe o la falta de ella. Así pues, un masón puede profesar la religión que desee o ninguna sin entrar en contradicción con los principios masónicos.
Al ser la libertad absoluta de conciencia un principio fundamental del
laicismo, no se contrapone con los propios principios masónicos.
Como también la laicidad que intenta liberar al ciudadano de todo lo que
aliena o pervierte el pensamiento, especialmente las creencias atávicas, los prejuicios, las ideas preconcebidas, los dogmas, las ideologías opresoras, las presiones de orden cultural, económico, social, político o religioso, trata de desarrollar en el ser humano, en el cuadro de una formación intelectual, moral y cívica permanente, el espíritu crítico así como el sentido de la solidaridad y de la fraternidad. La masonería respeta de sobremanera a los creyentes y a las iglesias, defiende su derecho y su deber a su autogestión y autofinanciación, para que, en plena libertad puedan desarrollar sus actividades sin injerencias externas.
Frente a ello, la Masonería aspira a que la fraternidad reine entre todos los hombres, mujeres y pueblos.
El Aniversario del Día de la Libertad de Pensamiento es el 20 de setiembre,
como Derecho democrático e inherente al Ser Humano respecto a la concepción y difusión de sus creencias, muy unido a la Laicidad o Laicismo, como virtud Mas.:
Desafíos actuales del Laicismo.
• La Iglesia debe quedar como una institución que promueve valores,
actitudes y conductas, con sus propios propósitos, metas y métodos, sin ser protegida por un estatus especial por parte del Estado.
• Se debe definir la moral no como católica o cristiana o judía o
musulmana, etc., sino como ciudadana. La moral cultural, las reglas de convivencia pertenecientes a una agrupación humana, no tienen por qué ser uniformes para todos los grupos humanos.
• El introducir dentro de los debates de la sociedad la convicción de que
debe haber un estado laico tal como está expresado en la nueva constitución. • El concepto de laicidad debe ser correctamente entendido y aplicado para permitir a la sociedad la libre expresión de todos los pensamientos sin que el Estado adopte uno como propio.
• El laicismo tendrá que renovar sus esfuerzos para contribuir a crear el
clima necesario a fin de que, por lo menos en América Latina, con 500 millones de habitantes, y que en 30 años más crecerá en 200 millones, se expresen la tolerancia, la justicia social y el pleno derecho a la libertad de pensamiento y de conciencia.
Quizá el primer mandamiento de la laicidad o laicismo consista en romper la
idolatría culturalista y fomentar el espíritu crítico respecto a las tradiciones propias y ajenas. Podría formularse con aquellas palabras de Santayana viii: “No hay tiranía peor que la de una conciencia retrógrada o fanática que oprime a un mundo que no entiende en nombre de otro mundo que es inexistente“, ideal pero peligroso si tenemos en cuanta las palabras de Sigmund Freud, “De los hombres cultos y de los trabajadores intelectuales no tiene mucho que temer la civilización. La sustitución de los motivos religiosos de una conducta civilizada por otros motivos puramente terrenos se desarrollaría en ellos calladamente. Tales individuos son, además de por sí, los más firmes sustratos de la civilización. Otra cosa es la gran masa inculta y explotada, que tiene toda clase de motivos para ser hostil a la civilización... Si no se debe matar única y exclusivamente porque lo ha prohibido Dios, y luego resulta que no existe tal Dios y no es de temer, por tanto, su castigo, se asesinará sin el menor escrúpulo, y solo la coerción social podrá evitarlo. Se plantea, pues, el siguiente dilema: o mantener a estas masas peligrosas en una absoluta ignorancia, evitando cuidadosamente toda ocasión de un despertar espiritual, o llevar a cabo una revisión fundamental de las relaciones entre la civilización y la religión”ix. Está en curso el cambio. i https://es.slideshare.net/marthaluciar/hecho-religioso-1737028 ii La Constitución Política consagra en sus artículos 18, 19 y 27 la libertad de conciencia de cultos y de enseñanza, aprendizaje y cátedra y con base en ellos nadie puede ser molestado por razón de sus convicciones ni con pedido a revelarlos ni obligado a actuar contra su conciencia; por ello toda persona tiene derecho a profesar libremente su religión y a difundirla garantizando el estado la libertad de enseñanza. A su turno los artículo 67 y 68 constitucionales, consagran la educación como un servicio público que tiene una función social y busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura estipulando a su vez que los padres de familia tendrán derecho de escoger el tipo de educación para sus hijos menores y que en los establecimientos del Estado ninguna persona podrá ser obligada a recibir Educación Religiosa. iii Claudio Magris (Trieste, 10 de abril de 1939) es un escritor italiano, traductor y profesor de la Universidad de Trieste. Actualmente es profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de su Trieste natal. De sus relatos, frecuentemente de factura mixta e indefinida entre lo narrativo, lo ensayístico y el libro de viajes, sobresalen: Conjeturas sobre un sable (1984), El Danubio (1986), considerada su obra maestra; Otro mar (1991), Microcosmos (1997) y A ciegas (2005). iv Instituciones han sido creadas en diferentes sectas religiosas como la ASOCIACIÓN DE CAPELLANES EVANGÉLICOS DE COLOMBIA, “ACEC” v Revista Semana, diciembre 2014. ¿Se debe enseñar religión en los colegios y escuelas? Carlos Gaviria Días, exmagistrado de la corte suprema de justicia en Colombia vi Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet (Ribemont, Aisne, Francia, 17 de septiembre de 1743 - Bourg-la-Reine, 281 o 29 de marzo2 de 1794), fue un filósofo, científico, matemático, político y politólogo francés. Su asombroso nivel de conocimientos le valió que Voltaire le llamara "filósofo universal", al tiempo que es descrito por D'Alembert como "un volcán cubierto de nieve", lo que está de acuerdo con lo que comenta mademoiselle de Lespinasse, quien ha dejado un admirativo relato del Ilustrado; según sus palabras: "Esta alma sosegada y moderada en el curso ordinario de la vida, se convierte en ardiente y fogosa cuando se trata de defender a los oprimidos o de defender lo que aún le es más querido: la libertad de los hombres...". vii Carlos Gaviria Diaz, sic viii Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana y Borrás, más conocido como George Santayana (Madrid, 16 de diciembre de 1863 – Roma, 26 de septiembre de 1952), fue un filósofo, ensayista, poeta y novelista hispano-estadounidense. The Life of Reason (5 vols., 1905–1906). ix El porvenir de una Ilusión, libro escrito en 1927 por Sigmund Freud. En él describe su interpretación sobre los orígenes, desarrollo y psicoanálisis de la religión así como su futuro. Freud veía la religión como un falso sistema de creencias.