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V
La Iglesia como misterio y sacramento
I. La Iglesia misterio
1. El misterio de la Iglesia
Cuando nos referimos a la Iglesia como misterio, entendemos que en ella se hace
misteriosamente presente el plano de la salvación universal concebido por el Eterno Padre,
la misión salvífica del Hijo, la acción santificadora del Espíritu Santo, y que la Iglesia es como
germen el Reino de Dios.
El tema del misterio debe ser visto en la perspectiva bíblica del designio salvífico: la
encarnación del Verbo y su misterio que se continúa en la Iglesia.
En San Pablo el misterio de la Iglesia comprende el eterno designio de Dios Padre (Ef. 1, 1-
10), la revelación profética (Hebr. 1, 1-3), la revelación definitiva y su actuación en Cristo así
como la proclamación y administración por parte de la Iglesia del misterio de Cristo según
sus palabras: “Id y predicad….”
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La Iglesia no es ni una realidad puramente espiritual ni puramente jurídica.
Al igual que Cristo, la Iglesia no puede ser dividida, no se puede caer ni en el nestorianismo
que divide las naturalezas, ni en el monofisismo que las confunde. La Iglesia es una, única,
visible e invisible a la vez.
La Iglesia no puede no ser visible porque está constituida por estos hombres, en esta historia
(espacio-tiempo) y posee formas concretas de vida y expresión.
y -no ser invisible ya que en ella está la presencia de lo divino,
la acción de la gracia que funda, renueva y el Espíritu Santo que es revelador, maestro,
profeta.
El peligro está en considerar a la Iglesia visible como la tumba de la Iglesia invisible y ésta
como la única verdadera.
Jesús afirmó: “Quien me ve a Mí, ve a Aquel que me envió”. Así en la Iglesia resplandece la
gloria del invisible Dios.
Para Lutero y Calvino, la visibilidad de la Iglesia no es una nota esencial, la Iglesia es sólo
accidentalmente visible. Para Lutero, la Iglesia es una institución divina, un misterio oculto, y
sin expresión visible, divinamente garantizada.
En esta visión de la Iglesia hay una disociación entre lo visible y lo invisible. Desaparece el
orden sacramental, y también todo lo que es mediación es decir la jerarquía: el papa, los
obispos, el sacerdocio ministerial, la autenticidad de la Tradición, el Magisterio. El Cuerpo
místico sería como un alma desencarnada. En Cristología, esto implica una infravaloración de
la humanidad de Cristo.
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está integrada de un elemento humano y otro divino [10]. Por eso se la compara, por una
notable analogía, al misterio del Verbo encarnado, pues así como la naturaleza asumida sirve
al Verbo divino como de instrumento vivo de salvación unido indisolublemente a El, de
modo semejante la articulación social de la Iglesia sirve al Espíritu Santo, que la vivifica, para
el acrecentamiento de su cuerpo (cf. Ef 4,16)
3- Presente y futuro:
La Iglesia es una sociedad por disposición libre de Cristo que quiso asociar a los hombres a la
obra de la salvación, quiso la cooperación del hombre a la acción de la gracia. Por otra parte
dicha disposición responde a la naturaleza social del hombre y prolonga el misterio de la
encarnación. Dios quiere comunicarse con el hombre a través de un lenguaje humano, de
acuerdo con la naturaleza que le ha dado, y usar de todos los medios visibles para
comunicarse con él.
La sociedad visible es signo, lugar y forma de presencia de esa comunidad de vida, así como
el alma está donde está el cuerpo, por ello el hombre no puede encontrarse con Cristo
“fuera” de la Iglesia, siempre se relaciona con Cristo por algún medio sensible que se vincula
con ella. Por eso decía san Pablo: “Hay de mí, si no evangelizaré!”. Y también “La fe proviene
de lo oído”. Accedemos a la vida de la gracia a través de hechos, palabras, personas
vinculadas a la vida de la Iglesia.
Se da una identificación entre la Iglesia católica y el Cuerpo místico. La Lumen Gentium
afirma que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica (LG 8).
Esa sociedad visible es el instrumento de la salvación en cuanto a los medios, en cuanto a las
condiciones exteriores de dicha comunión y comunica el don de Dios con la misma autoridad
de Cristo. Es el instrumento visible para completar la obra de la redención.
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P. Faynel, : Iglesia I .
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B. Gherardini
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La Iglesia–sacramento es un término reciente en el vocabulario teológico.
Un teólogo Semmelroth, se refiere a la Iglesia como sacramento originario y Mölher preparó
esta noción al afirmar que la Iglesia es la epifanía perenne del Verbo encarnado.
M. Scheeben se refiere a la Iglesia como gran sacramento
a) Noción de Sacramento
Existe una sustancial coincidencia entre “mysterion” en griego y “sacramentum” en latín.
En las versiones latinas, la palabra griega “mysterion” se traduce indistintamente como
mysterium o sacramentum.
Misterio es una palabra más idónea para expresar la riqueza arcana, escondida de la
economía salvífica. Sacramentum se relaciona con otras palabras como signo, símbolo es
decir como forma que esconde y a la vez revela el misterio.
Sacramentum: indica lo hecho, confeccionado. Se refiere a las cosas que sirven de vehículo a
la acción misteriosa de Dios
Mysterium indica que es realizado, actuado.
San Isidoro de Sevilla lo define como la fuerza divina escondida y operante en el signo
visible.
Santo Tomás hace una analogía entre Cristo y los sacramentos: entre la gracia: res/y las
palabras, los signos: verba. A través de las palabras y las cosas sensibles se comunica la
gracia, el contenido que esas palabras y signos transmiten. Los sacramentos prolongan la
humanidad de Jesucristo y derivan su eficacia de su instrumentalidad respecto del Verbo.
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b) Si la Iglesia es sacramento
La misma Iglesia en cuanto es una estructura visible que comunica la gracia es “en Cristo
como un sacramento” (LG1).
La Iglesia sacramento es mediadora entre Dios y los hombres. Como Jesucristo que no se
interpone sino que acerca Dios al hombre, así también la Iglesia como la Virgen, acerca Dios
a los hombres.
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Relación entre la Iglesia y los sacramentos
Por un lado, la Iglesia prolonga la presencia mística de Cristo en cuanto es sacramento
originario, por otro, los sacramentos singulares son actos de Cristo mediante los cuales la
eficacia de la salvación se comunica y la familia eclesial nace, crece y se dilata.
Esto hace que la Iglesia en cuanto es Cristo, funda los sacramentos en cuanto los actos de
Cristo son actos suyos. Los sacramentos que dependen de Cristo, dependen de la Iglesia la
cual les da vida y consistencia. De ahí la importancia de hacer lo que hace la Iglesia. (canon
840). La acción es de Cristo y de la Iglesia.
Por otra parte la Iglesia depende de los sacramentos en cuanto Cristo continúa su acción
salvífica a través de los sacramentos, mediante los cuales recoge, unifica y santifica a la
Iglesia.
Consecuencias
La Iglesia como sacramento por lo tanto está al servicio de la comunión con Cristo, depende
de Cristo estrictamente, porque Él es la cabeza, es necesaria pero tiene carácter transitorio,
en cuanto como institución visible su existencia se da en el ámbito espacio-temporal y
participa de las contradicciones del mismo Cristo en su existencia histórica. El fin de la Iglesia
sacramento es conducirnos al reino de Dios.
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