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Rosario en honor a San José

● +En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.


Amén.

● Iniciar con las siguientes oraciones:


Credo
Padre Nuestro
Ave María
Gloria

● Intenciones personales.

Primer misterio. El anuncio del Ángel de que lo concebido en María es obra del Espíritu Santo.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José
y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su
marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.
Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo
de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados.» Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por
medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.» (Mateo 1, 18- 23)

Palabra del Señor.

En este misterio le pedimos al Señor, por intercesión de San José, la gracia de ser dóciles a la
escucha de Su voz en nuestras vidas, a semejanza del humilde carpintero de Nazareth. Para
de tal forma, cumplir obedientemente lo que se nos manda día a día. Pedimos también por las
vocaciones, por la perseverancia de los que se sienten llamados a la vida consagrada, por la
fidelidad en los matrimonios y por aquellos que se encuentran en discernimiento, que nunca
pierdan de vista su propósito y meta principal: conquistar la vida eterna desde lo pequeño y
lo cotidiano.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Segundo misterio. La búsqueda de posada en Belén.

Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se
empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador
de Siria Cirino. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde
Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él
de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y
sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a
luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían
sitio en el alojamiento. (Lucas 2, 1 - 7)

Palabra del Señor.

Pensemos por un momento en todas aquellas personas o familias, quienes a semejanza de la


Sagrada Familia en Belén, vagan por las calles de nuestras ciudades sin un techo donde
descansar de las inclemencias de la vida; ¿qué hemos hecho por ellas? ¿Habríamos nosotros
también ignorado a aquella humilde familia que deambulaba por las calles de Belén? Quizá no
tengamos los medios o recursos económicos suficientes para suplir todas las necesidades de
esas personas, pero hoy las encomendamos en este misterio, para que el Señor que todo lo
provee tenga misericordia de ellos.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Tercer misterio. El nacimiento del Niño Jesús en Belén.


Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante
la noche su rebaño. Se les presentó el Angel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su
luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que
lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el
Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado
en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que
alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes
él se complace.» (Lucas 2, 8-14)

Tenemos mucho que aprender de la humildad revelada por Dios a través de su Santísimo Hijo
Jesucristo, Él siendo el dueño del universo, escoge nacer en el más pobre de los pesebres,
demostrándonos que la auténtica grandeza nace de la sencillez del hombre. A través de este
misterio pedimos la gracia de la humildad, para que vivamos una vida auténticamente
cristiana, desapegados de los bienes materiales, ordenando todo hacia nuestra santificación.

Palabra del Señor.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Cuarto misterio. La presentación del Niño Jesús en el templo, ofreciendo un par de tórtolas o
dos palomas.

Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le
dio el ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron los días de la purificación
de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como
está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para
ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del
Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y
piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había sido
revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para
cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora,
Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos
tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los
gentiles y gloria de tu pueblo Israel.» (Lucas 2, 21-32)

Palabra del Señor.

Ofrecemos este misterio por los niños, para que desde pequeños sean educados en la fe, al
igual que por sus padres, para que sepan guiarlos en todo momento hacia el cumplimiento de
la voluntad de Dios en sus vidas y para que su vocación de padres sea siempre dirigida e
iluminada por el Espíritu Santo de Dios, a semejanza de José y María.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Quinto misterio. La huida a Egipto con Jesús y María.

...El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y
a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al
niño para matarle.» Él se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y
estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio
del profeta: De Egipto llamé a mi hijo. (Mateo 2, 12-15)

Palabra del Señor.

La fortaleza, fidelidad y demás virtudes de San José lo hicieron merecedor de ser custodio del
Hijo de Dios, los esfuerzos humanos más grandes del justo José fueron encaminados a
proteger la vida del pequeño Jesús. La huida a Egipto es una muestra de ello, José huye a
Egipto con Jesús y María, sin mayores posesiones, pero con un corazón abierto, obediente y
confiado en la providencia de Dios. En este misterio pedimos la gracia de la fortaleza espiritual,
para hacer efectivas las renuncias que Dios espera de nosotros.
Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Sexto misterio. El regreso de la Sagrada Familia a Nazaret.

Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues
ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su
madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar
de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,
y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas:
Será llamado Nazareno. (Mateo 2, 19-23)

Palabra del Señor.

San José, como custodio de la Sagrada Familia, es modelo de padre y varón; en el hogar de
Nazaret nunca faltó nada, todo era proveído por medio del trabajo de un humilde carpintero,
quien hacía de su taller un lugar de alabanza a Dios. Pedimos en este misterio por los hombres
de nuestra familia, por los amigos, futuros esposos, padres y demás; para que por intercesión
de San José, sepan ser auténticos hombres, en medio de un mundo necesitado de hombres
con corazones puros como el de San José.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Séptimo misterio. La pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el Templo.


Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados
los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría
en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero
al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le
encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y
preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus
respuestas. Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos
has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» Él les dijo: «Y ¿por
qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no
comprendieron la respuesta que les dio. Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos.
Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. (Lucas 2, 42 - 51)

Palabra del Señor.

Pedimos en este misterio por los jóvenes, para que a semejanza de Jesús y por intercesión de
San José, sean conscientes de que son llamados a participar de los misterios del Padre
Celestial, y de igual forma sepan vivir sujetos a sus padres, pues ellos son el rostro visible de
Dios aquí en la tierra, los encargado de orientarlos a la patria celestial. Pedimos especialmente
la gracia de que los jóvenes se enamoren de la voluntad de Dios en sus vidas y la busquen
incesantemente.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

Octavo misterio. La gloriosa muerte de San José en brazos de Jesús y María.

«Tuviste continuamente junto a tu lecho a Jesús y María, prestándote diligentemente los


mismos servicios que les habías prodigado durante toda tu vida. Alternándose, te prestaban
todos los alivios medicinales compatibles con su pobreza. Jesús te confortaba con palabras
de vida eterna, María con cuidados y atenciones llenas de cariño. ¡Cuántas veces Jesús
sostendría con sus manos tu cabeza desmayada! ¡Cuántas María secaría tu frente pálida y
sudorosa! ¿Cómo no ibas a morir de amor viéndote, en tu agonía, sostenido por un Dios y
consolado por su Madre?» Padre Patrignani.

En este misterio pedimos a nuestro padre espiritual San José que nos procure una muerte
santa, al igual que a nuestros familiares. Pedimos también por el eterno descanso de los que
ya han partido a la casa del Padre Celestial, para que sean acogidos gozosamente en su Reino.

Rezar 7 veces en cada misterio (en honor a los 7 dolores y gozos de San José)

V/ San José, custodio y protector de los corazones unidos y traspasados de Jesús y de María
R/ inflama mi corazón para que en él solo reine mi Dios, Jesús, como reinó en tu santo corazón.

(En vez de gloria)


V/ Jesús, José y María
R/ Les doy el corazón y el alma mía

● Al final, rezar tres veces:

V/ San José, modelo y patrono de los amantes de los Sagrados Corazones de Jesús y María.
R/ Ruega por nosotros.

● Salve.
● Oración a San José por el Papa León XIII.

A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el


auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.
Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por
el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas
benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio
socorras nuestras necesidades.

Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de


Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios. Asístenos
propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo
libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de
Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.
Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo,
y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna
bienaventuranza. Amén.

+En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Nosotros veneramos a José, hombre justo; a José, que con un amor tierno y silencioso amó más profundamente a
María, de la casa de David, porque aceptó todo su misterio... Veneramos a José, en quién se reflejó más
plenamente que en todos los padres terrestres la paternidad de Dios mismo... Veneramos a José, que construyó la
casa familiar en la tierra al Verbo Eterno, así como María le había dado el cuerpo humano: 'El Verbo se hizo carne y
habitó entre nosotros' (Jn 1, 14)" (Homilía en Terni, 19/03/1981). San Juan Pablo II

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