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UNIVERSIDAD NACIONAL HERMILIO VALDIZÁN DE HUÁNUCO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA Calle Van de Velde 160 San Borja – Lima, Perú

CULTURA
La cultura se refiere al modo de vida que aprende, comparten y transmiten de una generación a otra
los miembros de una sociedad. En ese sentido una cultura es un modo de vida de un grupo, mientras
que la sociedad es un grupo de personas que viven en un área determinada, tiene un sentido de la
unidad, una organización, unos intereses comunes, y comparten por lo menos algunos elementos
de una cultura. Sin embargo la cultura contribuye a qué una sociedad se ajuste a su medio físico y
social. A través de la cultura, la gente aprende las habilidades que garantizan su supervivencia en
distintos tipos de medios físicos. Las personas aprenden cómo procesar alimentos, cómo vestirse y
cómo construir las viviendas. Por medio del aprendizaje de una lengua y de la comprensión de las
normas sociales, una persona puede comunicarse con sus semejantes, adquirir conocimientos y
transmitirlos, y coordinar actividades. Cualquier esfuerzo de cooperación en una sociedad depende
de la existencia de un lenguaje común. La cultura se manifiesta como material y no material.

Elementos de la cultura

Gráfico: Elaboración propia

Teorías de la cultura

Teoría Evolucionista clásica. Surge a partir de la idea de que en América la evolución de las
diferentes sociedades habían pasado, por las mismas etapas o al menos siguiendo el mismo orden.
En este siglo Lewis Henry Morgan en E.E.U.U. y Edward Tylor en Inglaterra, iniciaron esta teoría
que publicó, Morgan en 1977 en su sociedad primitiva. En él propuso la evolución en tres etapas
1. El salvajismo, caracterizado por la aparición del fuego y la invención del arco, la propiedad
colectiva, y se permitía el apareamiento entre hermanos y hermanas.
2. La barbarie, empezó con la domesticación de animales, el uso de herramientas de hierro, la
invención de la cerámica. en este estadio fue posible la acumulación de riqueza gracias a la
nueva tecnología y el control de la propiedad. surgió la familia patriarcal y la propiedad privada
entró en boga.

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3. La civilización, se dio a conocer el alfabeto fonético y la escritura. aparece la familia monógama


(es característica de esta etapa), el estado, una forma de sociedad asentada en un territorio
políticamente organizado, sustituye a la tribu, una forma de sociedad, organizada por
parentesco. estas ideas fueron tomadas por Marx y Engels dando paso a la teoría de tipo
materialista.

Teoría difusionista. Surgió de un grupo de antropólogos de Europa y Estados Unidos, que


menospreciando la capacidad inventiva del hombre, creían que la cultura humana, se originaba en
un sólo lugar y que se propagó por contacto cultural o difusión, llegando incluso a profesar que
Egipto era la cuna de cultura, destacan en esta corriente Elliott Smith y W.J. Perry.

Funcionalismo. Bronislaw Malinowski, la desarrolló en 1944, tiene como idea central, que la cultura
sirve a las necesidades de los individuos. En ese sentido Malinowski, dice que hay tres necesidades
humanas: básicas, derivadas, e integrantes.

Funcionalismo estructural. Desarrollada por Radcliffe Brown, influenciado por Emile Durkheim,
en base a este último, los eventos sociales, deben estudiarse desde una perspectiva social
(sociedad) y no individual (individuo).

Las culturas no son estáticas, también están en movimiento, en constante cambio; sin embargo, lo
más importante es que ellas no se encuentran aisladas unas de otras, las más de las veces se
relacionan, intercambian objetos, artefactos, necesidades, por ende, se influencian ambas. Este tipo
de influencias no son homogéneas; es decir, del todo equilibradas, pues también en la historia de
la humanidad se presenta, que unas dominan a las otras por distintos medios, como cuando se
presenta una guerra o conquista; a este tipo de fenómenos se les llama choque cultural (Indepa,
2010)

Existen diversos enfoques para tratar las relaciones entre las culturas. El enfoque etnocéntrico, que
plantea la existencia de una cultura dominante, oficial, superior. En este enfoque se cree que para
que las culturas inferiores puedan progresar deben de integrarse a las superiores. Este enfoque es
vigente en nuestro país se expresa en las políticas de “integración nacional”.
El enfoque de fusión o entremezcla cultural, sostienen que las culturas al encontrarse unas con
otras, surgen culturas mestizas o híbridas o culturas sincréticas. Para el caso peruano, un ejemplo
de este fenómeno bien podría ser la música chicha, mezcla de elementos andinos, con otros
foráneos, como la instrumentación electrónica de la cumbia caribeña. (Indepa, 2010).
El último enfoque es el plural, que plantea la existencia de ciertos aspectos de asimilación,
dominación y fusión entre las culturas, es decir una movilidad entre los elementos. Existen
intercambios culturales en los que se reafirman ciertos valores de cada una de las culturas. Esta
corriente presenta dos tipos de tendencias: la multiculturalidad y la interculturalidad.

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Multiculturalismo
Es la acción de reconocimiento pleno del carácter multilingüe, multiétnico y pluricultural de un país
o nación. Esta acción da origen a políticas y programas educativos, de salud, de participación
ciudadana, de asistencia jurídica, trabajo social y otras, con el fin de responder a las necesidades e
intereses de las diversas comunidades culturales lingüísticas y étnicas que conforman la nación, en
un marco de democracia multicultural. El multiculturalismo se apoya en valores como la equidad y
la justicia, la igualdad con derecho a la diferencia étnica y cultural, y se manifiesta a través del
ejercicio de reconocimiento, respeto y promoción de la identidad y cultural y lingüística. Sus aportes
positivos son:
a. la promoción de un mayor respeto de las culturas y los pueblos;
b. impulso a reformas del sistema educativo;
c. lucha contra el racismo y la discriminación;
d. diversificación cultural del currículum educacional, fortaleciendo a la vez un currículum básico
nacional, de manera que propicie la unidad en la diversidad.

El Indepa define el multiculturalismo o la multiculturalidad como la situación en la que se admite la


existencia de diversas identidades culturales en un país, en una región o en el mundo, las que deben
respetarse y tenerse en cuenta, convivir pacífica y armoniosamente, sin que se pierda dichas
identidades. El artículo 2º de nuestra Constitución Política del Estado señala el carácter
multicultural, con lo que se reconoce el carácter plural del país, la existencia de varias culturas, las
mismas que se convierten en la riqueza de tradición y conocimientos.

La interculturalidad

La interculturalidad es un diálogo entre iguales, en un contexto multilingüe, multiétnico y pluricultural.


Es una relación de armonía entre las culturas; dicho de otra forma, una relación de intercambio
positivo y convivencia social entre actores culturalmente diferenciados.
La interculturalidad acepta la diversidad cultural, indica que es inevitable la influencia de unas
culturas sobre otras, y en el mejor de los casos deviene en el enriquecimiento de las mismas culturas
particulares. Esta interrelación, para que sea intercultural, deberá buscar puntos coincidentes, de
manera consciente, buscando objetivos comunes para así obtener ciertos logros, en forma más
eficaz aunque con previa selección de los elementos culturales que se combinan o convergen a fin
de obtener mejores calidades de vida a favor de los actores involucrados (Indepa, 2000).

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MINEDU. Dirección Nacional de Educación Bilingüe Intercultural. La Interculturalidad en la Educación. 2005.

Relación entre multiculturalidad e interculturalidad

MULTICULTURALIDAD INTERCULTURALIDAD

Estado de situación en que, como producto del devenir El resultado de una voluntad e intención de construir una
histórico, dos o más culturas coexisten en un tiempo y sociedad más justa y democrática se basa en el
territorio determinados. conocimiento y el respeto de las otras culturas. El
La multiculturalidad no conlleva voluntad o intención reconocimiento de la propia identidad dentro de la
alguna de combatir las asimetrías sociales. diversidad implica relaciones de diálogo, es decir, de
Generalmente es todo lo contrario; le sirve más bien de horizontalidad entre las culturas interactuantes.
caldo de cultivo. El dialogo puede ser aparente las condiciones fácticas de
El objetivo de cada grupo social es lograr la hegemonía los dialogantes a menudo implican realidades diferentes.
sobre los demás, dando lugar a la creación “natural” de Estrictamente hablando la interculturalidad constituye la
jerarquías creación de espacios y oportunidades para que el diálogo
se realice en igualdad de condiciones.
Cuadro: Elaboración propia

CIUDADANÍA
Los orígenes del concepto de ciudadanía se remontan a la democracia ateniense. Aristóteles definía
al ciudadano como alguien que participa en asuntos públicos. El hombre era por naturaleza un
“homo politicus” ya que encontraba su identidad a través de la actividad política. Los ciudadanos se
consideraban a sí mismos, no como individuos, sino como miembros de una sociedad, cumpliendo
y obedeciendo las leyes establecidas. Con el paso del tiempo, la aplicación del concepto fue

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variando, evolucionando hacia planteamientos en los que el eje central pasa de la sociedad a los
individuos, entendidos como sujetos de derecho y deberes. Aplicado en el momento actual a las
sociedades democráticas, la idea de ciudadano ya no se vincula a la formación de súbditos
(concepto que excluye al de ciudadano) sino a la formación de ciudadanos libres, amparados por
una serie de derechos y de deberes consagrados en la Declaración Universal de Derechos.
En el contexto actual, la educación debe garantizar una formación integral y de calidad para todos,
basada en la ética, los valores, la democracia y los derechos humanos. En una sociedad
democrática, la formación del ciudadano requiere prepararle para participar en el desarrollo de la
comunidad, a la vez que potenciar las estructuras participativas en las que pueda implicarse.
Debemos tener conciencia de que el ser humano no nace ciudadano, sino que tiene que formarse
en el tiempo y en diferentes espacios. Ser ciudadano implica formar parte de la “Civis” (ciudad) con
una serie de derechos y de deberes. Ser ciudadano en la sociedad actual no es una tarea sencilla,
sino que representa una serie de exigencias, pues nadie nace ciudadano, sino que tiene que
hacerse, ir formándose a lo largo de la vida. Pero de lo que nadie duda es que la consolidación de
los Derechos Humanos dependerá de esta formación para la ciudadanía. Tarea nada fácil, ya que
exige, entre otras muchas cosas, informarse, opinar, asociarse y participar activamente en los
asuntos públicos.
La ciudadanía es el derecho a tener derechos y a ejercerlos. La ciudadanía implica el
reconocimiento de la dignidad humana y la igualdad ante la ley. No puede haber ciudadanía sin el
reconocimiento y respeto de las diferencias étnicas, culturales, lingüísticas y de género. La
ciudadanía está alejada de todo tipo de exclusiones y discriminaciones. Se alimenta y vive de la
justicia y, por ello, es el objeto del Estado y de todo proyecto que apunte a la reconciliación.

En esta perspectiva, el respeto por los derechos humanos es el fundamento del Estado. [...] La vida
ciudadana permite reconocer al “otro” como sujeto de derechos, siendo esta la mejor garantía de
contar con un pacto social fuerte y consolidado, el mejor antídoto contra la violencia (CVR, Informe
Final, 2003).

Relación entre ciudadanía e interculturalidad

INTERCULTURALIDAD CIUDADANÍA
El Estado acepta la pluralidad de los sujetos
Aceptar pluralismo cultural.
ciudadanos.
Ciudadanos que son diversos, pertenecen a distintas
Afirmar lo diferente.
culturas.
Ciudadanos que deben aceptar las mismas
obligaciones, dimanadas del acatamiento de los
Derechos Humanos y de los derechos del otro
Afirmar, también, lo común o universal.
ciudadano que es igual, en cuanto miembro de la misma
Comunidad Política

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Ciudadanos capaces de crear, a través del diálogo, una


Promover, a través de la interacción positiva y
nueva ciudadanía, o aquella que corresponde a la
respetuosa entre los miembros, valores de libertad,
actual época de la mejor cara de la globalización: la
igualdad, justicia, amistad, enriquecimiento mutuo. O
ciudadanía cosmopolita, que sabe extraer de la función
también: construir conjuntamente una nueva cultura
consumidora del individuo otros derechos que se
materializada en un deseable proyecto colectivo.
incrustan en ese rol.
Cuadro: Elaboración propia

La ciudadanía moderna
Sinesio López señala cuatro elementos básicos que definen la ciudadanía moderna:
1. El ciudadano es un individuo […] o un conjunto de individuos […] que no tiene relaciones de
dependencia personal o que ha roto con ellas y que, por eso mismo, es relativamente
autónomo.
2. El ciudadano es un individuo o una comunidad de individuos con derechos que son enfatizados
frente a las tradicionales responsabilidades que imponían los Estados premodernos.
3. El Estado moderno […] reconoce el claro predominio de los derechos sobre las
responsabilidades y ofrece una serie de garantías constitucionales, organizativas e
institucionales y recursos para concretarlos, a diferencia de la relación tradicional, en la que se
enfatizaban las responsabilidades ante el Estado sobre los derechos de los individuos.
4. La ciudadanía implica un sentido de pertenencia y de membresía a una determinada comunidad
política entre cuyos miembros se establecen relaciones de interdependencia, responsabilidad,
solidaridad y lealtad.

Educar para la convivencia democrática


La Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI, (Delors, 1997) estableció que los
cuatro pilares básicos sobre los que la educación debe estructurarse giran en torno a cuatro
aprendizajes fundamentales:
1. aprender a conocer, es decir, adquirir los instrumentos de comprensión;
2. aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno;
3. aprender a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades
humanas,
4. aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores.

Aprender a vivir juntos es aprender a vivir con los demás, fomentando el descubrimiento gradual del
otro, la percepción de las formas de interdependencia y participación, a través de proyectos
comunes que ayudan a las personas a prepararse para tratar y solucionar conflictos respetando los
valores de pluralismo, comprensión mutua y paz. “Aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los
demás” constituye un importante reto educativo. Supone alcanzar una doble misión: enseñar la
diversidad de la especie humana y contribuir, al mismo tiempo, a una toma de conciencia de las
semejanzas, las diferencias y la interdependencia entre todos los seres. Aprender a convivir es una

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finalidad básica de la educación. Se trata, por Consiguiente, de sumar esfuerzos para dar
respuestas favorables, conscientes de que la educación para la convivencia democrática y la
ciudadanía, para la igualdad entre hombres y mujeres, la educación intercultural, en definitiva, la
educación para una cultura de paz, son retos que la escuela no puede obviar si quiere, realmente,
encontrar alternativas, positivas y constructivas, a los problemas escolares y sociales del siglo XXI.

Los valores de la convivencia:


1. La tolerancia. Consiste en el respeto, la aceptación y el aprecio de la rica diversidad de las culturas de
nuestro mundo, de nuestras formas de expresión y medios de ser humanos (UNESCO, 1995)
2. La solidaridad. La cultura que vivimos no está especialmente diseñada para la solidaridad y el amor
desinteresado hacia los demás; al contrario, parece que en muchos ambientes se impone el individualismo,
el afán de dinero, éxito y poder, a como dé lugar; el triunfo de los poderosos. Los criterios del capitalismo
salvaje parecen imponerse sobre los de una sociedad más humana, justa y solidaria. Los seres humanos
necesitamos de los demás para sobrevivir, tanto de las personas más cercanas como de aquellas que son
de nuestro entorno pero por las cuales también nos preocupamos. Tal anhelo por el bien de los demás se
denomina solidaridad y es un valor ético en la actualidad. Algunos autores definen la solidaridad como la
zona de confluencia de cuatro grandes tradiciones culturales:
e. El sentimiento compasivo. Se trata del arte de dejarse afectar por lo que vemos día a día, el arte de
pasar por la vida con los ojos y el corazón abiertos.
a. La actitud racional del reconocimiento. El ejercicio de la solidaridad implica la necesidad de reconocer
en el otro y en los otros esa dignidad. En este sentido, el trabajo solidario no puede limitarse sólo a
atender sus carencias y limitaciones, sino que ha de preocuparse también por sus capacidades y
potencialidades, por sus valores humanos. La actitud del reconocimiento es el ejercicio de la
reciprocidad, el otro no es inferior ni puede depender de nuestra ayuda; si nuestra compasión lo
somete y lo ata a su propia situación de marginación, de dolor, nuestra compasión no está siendo
solidaria, ya que no lo reconoce.
b. El valor de la universalización. Es el paso del otro con minúscula al Otro con mayúscula; la solidaridad
implica también este paso, el descubrir que los bienes humanos sólo son humanos si son
universalizables, es decir, si son o pueden ser para todos. Estamos en la órbita de los derechos
humanos, en donde lo importante no es atender las carencias puntuales de los ciudadanos (sanidad,
educación, vivienda, trabajo, etc.), sino el derecho de todos los ciudadanos a la salud, a la educación,
a la vivienda, al trabajo, etc.
c. La implicación responsable. El sentido de la solidaridad está íntimamente unido al de la
responsabilidad ya que vivimos en un mundo que es de todos y que nos exige compartir los recursos
y la riqueza de nuestro planeta. La justicia y la solidaridad son dos de los valores que deben estar
presentes en la sociedad y, por tanto, en la vida escolar y en el aula; es necesario formar personas que
colaboren en la mejora o implantación de estructuras sociales justas a todos los niveles (familia,
escuela, empresa, municipio, región, Estado, etc.) y se solidaricen con las causas y movimientos justos.

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