Está en la página 1de 2

Desarrollo histórico

Los pueblos prehistóricos hicieron uso de las propiedades de algunos compuestos orgánicos y
realizaron algunas reacciones químico-orgánicas. Los antiguos egipcios, romanos y fenicios,
emplearon varios colorantes que eran verdaderos compuestos químicos puros; el índigo, la alizarina
y la legendaria púrpura de tiro. Los dos primeros colorantes se aislaron de las plantas y el último se
obtuvo en pequeñas cantidades a partir de una especie rara de molusco. Desde tiempo muy antiguo
se sabía que la grasa animal se podía convertir en jabón por tratamiento con legía. Hasta época tan
reciente como 1948, los químicos orgánicos no pudieron sintetizar productos que fueran capaces de
competir con el jabón (detergentes). La fermentación del almidón y los azúcares para obtener
alcohol se conoce desde tiempo prehistórico y el método que se aplica en la actualidad no difiere
mucho del que se ideó hace cientos de años. La química orgánica tal y como la conocemos, arranca a
finales del siglo XVIII, cuando se inició el aislamiento de sustancias orgánicas de extractos de origen
natural. En este orden de ideas son dignos de mención los estudios que el alemán Carl Scheele llevó
a cabo en los años 1769 y 1786 sobre aislamiento de diversos compuesto orgánicos de fuentes
natural. En 1784, Lavoisier ideó un método basado en la combustión de la materia orgánica, que
permitía determinar porcentajes de carbono, hidrógeno, oxigeno, nitrógeno, que constituían los
compuestos orgánicos. En 1807, el químico J.J. Berzelius, denominó con el nombre de compuestos
orgánicos a aquellos compuestos derivados de los seres vivos. Durante el siglo XIX, Berzelius y otros
químicos creyeron que tales compuestos poseían una “fuerza vital”, y que por tanto, sería imposible
sintetizar un compuesto orgánico a partir de material inorgánico. La teoría de la “fuerza vital”, fue
declinando a medida que se incrementó el aporte de datos analíticos los cuales evidenciaba que las
leyes química que gobernaban el comportamiento de la materia inorgánica eran también válidas
para los compuestos orgánicos. En 1828, F. Wöhler sintetiza a partir de sustancias inorgánicas y con
técnicas normales de laboratorio la sustancia urea, la segunda sustancia obtenida artificialmente,
luego del oxalato de amonio. Mostrando que la materia orgánica podía crearse de manera química.
El motor para el desarrollo de la química orgánica, en principio, fue la curiosidad sobre los productos
presentes en los seres vivos (con la esperanza de encontrar nuevos fármacos) y la síntesis de los
colorantes o tintes. Luego, fue el descubrimiento de la anilina, por Runge y la primera síntesis de un
colorante artificial por Perkin. Hasta la segunda guerra mundial la principal materia prima de la
industria química orgánica, era el carbón, dada la gran importancia de Europa en el desarrollo de
esta parte de la ciencia y el hecho que en Europa no hay grandes yacimientos de alternativa, como el
petróleo. Con el final de la segunda guerra mundial y el creciente paso de los Estados Unidos, en el
sector químico, la química orgánica clásica se convierte cada vez más en la petroquímica que se
conoce hoy. Después de la segunda guerra mundial se ha logrado la síntesis de compuestos de
estructura complicada, y se ha logrado dilucidar estructuras complejas como el ADN y RNA, amínales
macrocíclicos, todo esto debido al avance de técnicas experimentales de espectroscopia

El átomo de carbono

El carbono es el elemento de símbolo C y número atómico Z=6. Esto significa que un átomo de
carbono tiene 6 protones en su núcleo y, para neutralizar dicha carga, 6 electrones en su capa
electrónica. El carbono es el elemento alrededor del cual ha evolucionado la química de la vida. El
carbono tiene cuatro electrones de valencia en su capa más externa, cada uno puede parearse con
los de otros átomos que puedan completar sus capas electrónicas compartiendo electrones para
formar enlaces covalentes. Algunos de estos elementos son el N, H, y el O. Pero, la característica más
admirable del átomo de carbono, que lo diferencia de los demás elementos y que confirma su papel
fundamental en el origen y evolución de la vida, es su capacidad de compartir pares de electrones
con otros átomos de carbono para formar enlaces covalentes carbono-carbono. Este fenómeno es el
cimiento de la química orgánica, ej. Las proteínas. El carbono se ubica en el grupo IV A, junto con el
silicio, germanio, estaño y el plomo. El carbono y el silicio son los más importantes: el carbono por
ser el componente obligado de la materia inerte y el silicio por ser muy abundante en la corteza
terrestre. El carbono es primero del grupo y es el que más se aparta del resto, debido a su
comportamiento.

El estado basal o estado fundamental, es el estado de menor energía en el que un átomo,


molécula o grupo de átomos se puede encontrar sin absorber ni emitir energía, en pocas palabras
en su estado mas puro. Su configuración electrónica en su estado fundamental (Z=6) es:

1s² 2s² 2p² (estado basal).

Carbono Excitado: Un átomo en estado excitado es aquel en el cual uno de sus electrones ha sido
promocionado a un nivel energético superior. El carbono tiene una gran tendencia a formar enlaces
covalentes. Para que adquiera una configuración estable debe compartir cuatro pares de electrones,
lo que implica la existencia de cuatro electrones desapareados en su capa de valencia. La
tetravalencia que el átomo de carbono presenta en los compuestos orgánicos se explica
considerando que uno de los electrones del orbital 2s puede ser promovido hasta alcanzar el orbital
2p vacío, obteniéndose su configuración electrónica en el estado excitado.

1s² 2s¹ 2px¹ 2py¹ 2pz¹ (estado excitado).

En química, cuando hablamos de enlaces simples, dobles y triples nos referimos a tres de las formas
conocidas de enlace covalente, es decir, de uniones entre átomos a partir del compartimiento de
electrones de sus últimos niveles de energía.

Enlace covalente simple: Cada átomo aporta un electrón al enlace, es decir, se comparte un par de
electrones entre dos átomos. 

Enlace covalente doble: Cada átomo aporta dos electrones al enlace, es decir, se comparten dos
pares de electrones entre dos átomos. 

Enlace covalente triple: Cada átomo aporta tres electrones al enlace, es decir, se comparten tres
pares de electrones entre dos átomos.

El enlace simple carbono-carbono es un enlace sigma y se forma entre un orbital híbrido de cada uno
de las células de ácido. Las moléculas de carbono también pueden formar enlace doble,
constituyendo alquenos, o enlace triple, en alquinos.

También podría gustarte