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GUÍAS ACADÉMICAS Fecha: 07-05-2020


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Sede: PRINCIPAL Docente: MARTHA MEZA – Jornada: MATINAL Y


IVONNE JATIB – JUAN VESPERTINA
HERNÁNDEZ
Área/Asignatura/Dimensión: Grado: Undécimo
Competencia: Comprendo y Temas Y Subtemas: Nombre del estudiante:
produzco textos de diferentes TIPOLOGIA TEXTUAL: El texto
tipologías haciendo énfasis en argumentativo, descriptivo
el texto argumentativo. Fecha de inicio
expositivo y narrativo.
Julio 12

Fecha de finalización: agosto


06.

MOMENTO DE APERTURA.
Estimado estudiante, es necesario continuar con la temática de la tipología textual para que te
familiarices con las superestructuras o siluetas de cada tipo de texto y aprendas estrategias que te
faciliten la lectoescritura y comprensión de los mismos.
ACTIVIDAD No 1
Lee y responde: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí” (Augusto Monterrozo).
 ¿El anterior escrito es un texto? Justifica tu respuesta.
 Si la respuesta que diste es afirmativa, ¿qué clase de texto es? ¿por qué?
 Explica el sentido literal del escrito.
 ¿Qué inferencias puedes hacer?
 ¿Qué sucedería si cambiaras el lugar de la coma y la colocaras en la palabra dinosaurio?

MOMENTO DE DESARROLLO.
EL TEXTO ARGUMENTATIVO.
¿QUÉ ES? Es el texto que esgrime diferentes razones para sostener una idea (postura) o, ,rebatir un
pensamiento contrario.
¿CUÁL ES EL PROPÓSITO? Es convencer o persuadir al receptor para que acepte una idea y se
adhiera a ella. o, por el contrario, para disuadirlo y llevarlo a que asuma una nueva actitud, tomen
una nueva decisión y ejecuten una acción.
¿QUÉ FUNCIÓN CUMPLE EL LENGUAJE EN EL TEXTO ARGUMENTATIVO? La función propia del
lenguaje en el texto argumentativo es la apelativa porque busca persuadir. Pero, también se puede
presentar la representativa o referencial cuando informa y la expresiva cuando apela a la
subjetividad.
CARATERÍSTICAS:
 Su tema es controversial.
 Presenta una postura determinada.
 Tiene carácter polémico.
 Busca demostrar, persuadir, convencer o cambiar la idea del receptor.

ESTRUCTURA. Aunque no tiene una estructura fija, su silueta o superestructura presenta tres
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partes claramente diferenciadas:


1. INTRODUCCIÓN. Es el primer párrafo del texto, en este se plantea el tema o se expone el
problema y generalmente se introduce la tesis o postura del autor del texto.
2. DESARROLLO. Es el cuerpo del texto que está formado por los argumentos que defienden o
refutan la tesis.
3. CONCLUSIÓN. En esta parte se hace una síntesis de los argumentos y se reitera la tesis
¿QUÉ ES LA TESIS? Es la idea rectora del texto porque es lo más importante que se dice en él y
todos los argumentos giran alrededor de ella.
CARACTERISTICAS DE LA TESIS
 Es una oración enunciativa, es decir es una idea completa con sentido propio.
 Establece relación entre un elemento A y un elemento B. ejemplo: La lectura desarrolla la
inteligencia. ELEMENTO A La lectura. ELEMENTO B la inteligencia, estos dos elementos están
relacionados por el verbo DESARROLLAR.
 Genera siempre una discusión.

ACTIVIDAD 2. Señala con la letra “T” las tesis que encuentres:


 El agua cae hacia abajo.
 Las lindas flores rojas.
 El COVID19 es un virus.
 ¿por qué nadan los tiburones?
 Caracol es el mejor canal de la T.V colombiana.
 El consumo de alcohol perjudica la salud.
 Los buenos hombres de ayer.
 El uso de redes sociales aumenta la interacción social
Escribe una tesis para el siguiente tema: “La pandemia y la violencia intrafamiliar”
LA ARGUMENTACIÓN.
¿QUÉ ES? Es el razonamiento por el cual se intenta probar o refutar una tesis. En una
argumentación, siempre existe la intención de convencer razonadamente o persuadir
afectivamente.
TIPOS DE ARGUMENTOS. Los argumentos se clasifican en dos grandes grupos que son: los lógicos
racionales utilizados para convencer y los emotivos-afectivos dirigidos a los sentimientos para
persuadir. Estos dos grandes grupos tienen varios tipos, los más usados son:
 ARGUMENTO DE HECHO. Se basa en pruebas que se pueden comprobar. Ejemplo: ¿Sabías
que en nuestro país la presencia de desechos sólidos ha ido en contínuo aumento,
encontrándose entre los países generadores de más basura per cápita, 62% de origen
doméstico y 38% de origen industrial (BIOMA 1991) Se estima que en promedio, cada
persona produce un kilogramo de basura por día. Si se agregan los residuos de comercios,
hospitales y servicios, la cantidad aumenta en 25 o 50% , y alcanza hasta 1.5 kg por
persona/día (ADAN 1999) ¡Debemos hacer algo al respecto!
 ARGUMENTO DE AUTORIDAD. Se basan en la idea de una persona de reconocido prestigio.
Ejemplo: “¡Mis queridos compatriotas! En la biblia está escrito: “lo que no es ni caliente ni
frio lo quiero escupir de mi boca”. Esta frase del gran nazareno ha conservado hasta el día
de hoy su honda validez. El que quiere deambular por el dorado camino del medio debe
renunciar a la consecución de grandes y máximas metas. Hasta el día de hoy los términos
medios y lo tibio también han seguido siendo la maldición de Alemania”
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 ARGUMENTO RACIONAL. Parte de lo que son verdades para la mayoría de la sociedad.


Ejemplo: “Sólo con la auto organización de la educación de la educación podremos construir
una pedagogía libertaria, laica, no sexista, ni racista. Una educación donde el conocimiento
se construya en una relación mutua de aprendizaje que recoja nuestra diversidad cultural,
donde se desarrolle nuestra personalidad y no se nos aplane en una fábrica de alumnos
homogéneos. ¡Hacia la autogestión de la educación!”
 ARGUMENTO SENTIMENTAL. Son los que apelan a los sentimientos de las personas.
Ejemplo: “¡Potentes quemadores de grasa Starcuts: Cómpralos ya! STAR NUTRITION
STARCUTS The Ultimate Ripped ews una fuente de energía libre de afedrina que ayuda a
regular la tasa basal metabólica. Contiene estractos de hierbas naturales, cafeínas,
vitaminas, y minerales, ¡todo lo que necesitas para potenciar tu musculatura y más!

CÓMO SE REDACTA UN ARGUMENTO. El argumento, generalmente consta de cuatro


partes: 1. AFIRMACIÓN. Es una declaración que necesita ser demostrada. Básicamente es la
idea que presentamos para reflejar nuestro punto de vista.. 2. RAZONAMIENTO. Es el acto
de probar una afirmación explicándola, describiéndola y elaborándola. 3. EVIDENCIA. Son
los hechos, informaciones y observaciones presentadas para apoyar la afirmación y el
razonamiento. 4. IMPACTO. Es la última parte del argumento donde explicamos porque este
es relevante .
Ejemplo:
“Establecer una cultura de debates en la Institución Educativa Antonio Lenis, es beneficioso
para el alumnado, profesorado y sociedad en general. (afirmación). Es beneficioso porque
contribuye a desarrollar la habilidad de pensamiento crítico en el alumnado. (razonamiento)
Galbert, profesor de comunicación y director de debates de la universidad de Tenesse,
publicó en 1997 en el Journad or forensic educatión, un estudio sobre una muestra de 146
debatientes y 139 no debatientes que actuaron como grupo control en ocho universidades,
mientras que el alumnado que participó en los debates obtuvo unos resultaos muy
superiores a los del alumnado que no lo hizoen los cuestionarios de pensamiento crítico
(evidencia) Esto implica que el entrenamiento y la práctica de debate, mejora
considerablemente la habilidad de pensamiento crítico del alumnado. (impacto)

EL CONTRAARGUMENTO. Es la idea que se da o escribe a manera de respuesta, empleada


para objetar una postura.
CÓMO SE REDACTA. Primero se escribe el argumento contrario, es decir, la idea que se va a
rebatir. Posteriormente se escribe la contra-argumentación o el argumento propio, el que
va a sostenerse.
TIPOS DE CONECTORES MÁS USADOS EN LA ARGUMENTACIÓN. Los que más se usan son:
LOS DE CAUSA. (Explican la razón de lo planteado). LOS DE CERTEZA (Los que expresan ideas
aprobadas por el autor o la comunidad). LOS DE CONDICIÓN ( una idea detrás de la otra
para contradecirse) CONSECUENCIA. (son efecto de un razonamiento o condición previa)
LOS DE OPOSICIÓN (cuando las ideas son contradictorias entre sí).

ACTIVIDAD 3.
RESPONDE DE ACUERDO CON EL SIGUIENTE TEXTO: “ El divorcio es tan devastador para el cuerpo,
la mente y el espíritu, que en un número abrumador de casos el remedio resulta peor que la
enfermedad. Desde luego, hay excepciones. La separación puede ser el único recurso en instancias
de drogadicción o alcoholismo, maltrato físico, crueldad mental grave o abandono permanente.
Pero en general, la gente se ahorraría muchos sufrimientos si dejara de ver el divorcio como un
recurso aceptable y considerara el matrimonio un compromiso para toda la vida, el cual no debe
aceptarse ni repudiarse a la ligera. (Dione Medved)
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1. El tema literal del texto es: a. el matrimonio y el divorcio. b. El divorcio. c. La separación. d.


El compromiso del matrimonio.
2. La tesis del texto es: a. El remedio resulta peor que la enfermedad. B. El divorcio es el único
recurso en situaciones problemáticas graves. c. El divorcio es devastador para el cuerpo, la
mente y el espíritu. d. El matrimonio es un compromiso para toda la vida.
3. La función del conector “pero” que aparece en el texto es: a. contrastar. b. adicionar c.
aclarar d. finalizar.
4. Al argumento presentado en este texto, le falta: a. La evidencia y el razonamiento. b. La
afirmación y el impacto. c. El razonamiento y la evidencia. d. La evidencia y el impacto.
5. Un posible título para este texto sería: a. El divorcio es devastador b. La enfermedad y el
remedio del divorcio c. El divorcio no es la única solución. d. El compromiso del matrimonio.
ESTRATEGIAS PARA COMPRENDER UN TEXTO ARGUMENTATIVO:
 Para identificar el tema nos preguntamos ¿De qué habla el texto?
 Para identificar la tesis nos preguntamos ¿qué es lo más importante que se dice sobre el
tema. La tesis nunca aparece en los argumentos, la debemos buscar más que todo en la
introducción.
 Para identificar los argumentos nos preguntamos ¿Qué se dice sobre la tesis?
 Para identificar la intención del autor nos preguntamos ¿Por qué dice lo que dice y para que
qué lo dice?
 Para saber que función cumple el lenguaje el el texto identificamos su superestructura y la
intención que tiene el texto o el autor
 Ayer estuve de paseo. Pero, pienso que los gatos son más lindos en que los perros. En
Medellín celebran la Feria de las Flores mientras las vacas comen carne.
 El lápiz.
CLASES DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS. Estos son: el ensayo, el editorial, el artículo de
opinión, la reseña crítica, el reclamo, (escritos).
El discurso, el debate, el foro de opinión (orales).

EL TEXTO EXPOSITIVO
Los textos expositivos son aquellos que expresan conceptos o hechos de manera objetiva,
sin reflejar opiniones ni sentimientos del autor. Se utilizan principalmente en ámbitos
académicos y científicos.

Los textos expositivos no reflejan la opinión del autor porque solo exponen un tema
basándose en fuentes y evidencias de respaldo. Tienen como objetivo presentar e informar.
CARACTERÍSTICAS
Los textos expositivos se caracterizan por presentar una teoría, una hipótesis o un tema de
interés, de manera que el lector los comprenda con objetividad, sin persuadir ni apelar a
sus emociones. No resulta relevante la opinión del autor.
Se diferencian de los textos argumentativos, que son textos que pretenden convencer al
lector del punto de vista del autor, haciendo uso tanto de argumentos emotivos como
racionales.
Los textos expositivos brindan información sobre un tema y emplean diversos recursos
lingüísticos, como las definiciones, los ejemplos, la reformulación de teorías (explicarlas con
otras palabras o de manera más simple) o las citas de fuentes de información que tienen
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cierto reconocimiento.

Los textos expositivos se dividen en tres partes:


La introducción. Es una breve explicación del tema a presentar, a fin de contextualizar al
lector.
El desarrollo. Es la exposición del tema que puede organizarse en capítulos o subtemas
según la complejidad y variedad del contenido.
La conclusión. Es una síntesis de todo lo desarrollado que permite resumir las ideas y
comprender el tema abordado.

Existen dos tipos de textos expositivos:


Los divulgativos. Son textos dirigidos a un público más amplio en el que no es necesario que
el lector tenga conocimientos previos sobre el tema. Por ejemplo, los textos escolares, los
folletos explicativos o las enciclopedias
Los especializados. Son textos explicativos que requieren de conocimiento previo por parte
del lector debido a la complejidad del tema. Por ejemplo, las monografías, los textos
legislativos o las tesis doctorales.
Los textos expositivos emplean diversos recursos, como:
Las definiciones. Son enunciados que representan o explican un concepto o expresión de
manera objetiva.
Las comparaciones. Son relaciones de semejanza entre dos ejemplos o teorías a fin de
afirmar o esclarecer el tema expuesto.
Los ejemplos. Son frases o modelos que facilitan la comprensión del texto, especialmente
cuando se trata de un contenido complejo o técnico.
Los gráficos e imágenes. Son refuerzos visuales que permiten complementar el tema
expuesto para una mejor comprensión.
Sugerencias para comprender textos expositivos
 Leer globalmente el texto.
 Leer cada párrafo, poner títulos.
 Repasar los títulos.
 Detectar la organización interna del texto.
 Localizar los componentes de la organización.
 Construir un esquema.
 Construir el significado, resumir.
 Hacerse preguntas sobre el texto.
EL CONCEPTO DE REDACCIÓN
El orden de las palabras en una oración (sintaxis), la puntuación y la acentuación pueden
variar según la intención del autor. En ciertas oraciones ello dependerá de que se emita una
idea u otra diferente; en ocasiones lo opuesto a lo que se pretende expresar. Antes de
empezar a escribir es necesario alinear mentalmente las ideas que se quieren trasladar al
papel o al monitor o pantalla de la computadora u ordenador.
Una vez ordenadas en la mente, es necesario identificar las ideas principales y las
secundarias. Se elabora un esquema en el que se escriban en orden, según la importancia
de cada una. Es importante el orden de una oración, ya que de lo contrario resultará carente
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de sentido. Más aún, si de manera lógica no se es capaz de ordenar lo que se quiere decir, el
escrito perderá todo interés. Toda redacción necesita coherencia y cohesión textuales. En
términos sencillos redactar es poner ideas en orden pero bien escritas.
ACTIVIDAD N° 4
*Consulta todo lo referente a la COVID-19, luego escribe un texto expositivo teniendo en
cuenta la teoría vista ( mínimo una página).
* Formula tres preguntas tipo selección múltiple, a partir del texto anterior.
TEXTO DESCRIPTIVO
El texto descriptivo, de este modo, realiza una descripción de algún elemento. Puede
centrarse en una persona, un animal, un paisaje, un objeto o una situación, por citar algunas
posibilidades. La enumeración de características es el rasgo principal del texto descriptivo.

Texto 1
Texto descriptivo de una planta: Los cactus.
Las cactáceas son plantas de la familia de las suculentas. Son originarias de América pero también
se encuentran en África y Madagascar. Son de tamaño mediano, grande o pequeño. En su interior
contienen gran caudal de sábila como reserva de líquido dado que son plantas que se encuentran
en climas desérticos (secos).

Estos cactus presentan flores atractivas, solitarias y hermafroditas, es decir unisexuales. Su tamaño
varía según cada especie. Así, se puede encontrar cactus de gran tamaño (más de 2 metros) como
pequeños (de unos pocos centímetros).
Texto 2
 Me encontraba sin darme cuenta, las calles que se encontraban en penumbra, empezó a
recorrerme un temor por mi vida.
 Mi abuela debe alimentarse mejor ya que a su edad es necesario que esté muy cuidada.
 El estudio de la filosofía es muy reflexivo y requiere de argumentos sólidos.
 El color del cabello de mi mujer me gusta mucho. Por eso lo acaricio a cada rato.
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ACTIVIDAD N° 5
 Colorea a tu gusto y luego realiza una descripción objetiva y otra subjetiva teniendo como
referencia la siguiente imagen.

EL TEXTO NARRATIVO
ACTIVIDAD N° 6 . Observa y responde:
¿Qué representan las siguientes imágenes?
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1. ¿Estas imágenes te recuerdan algo? ¿Qué?


2. ¿Qué personajes aparecen en la imagen? ¿Cuál es la posición que tienen y cómo ayuda
la posición en la composición del tema?
3. ¿Qué tipo de mujer representa Caperucita en cada imagen y cómo influye el contexto
social en dicha representación?
4. Crea tu propio cuento de caperucita roja

¿Qué es un texto narrativo?


Un texto narrativo es un relato en el que se cuenta una historia real o ficticia que ocurre en un lugar
y tiempo concretos.
En la vida cotidiana, la narración forma parte esencial de nuestra forma de comunicarnos, dado que
se trata de una forma de contar una sucesión de hechos en la que un sujeto o grupo de personajes
realiza una serie de acciones que tienen un desenlace.
¿Cuáles son los tipos de texto narrativo?
Estos son algunos tipos de textos narrativos:
Cuento: narración breve, con pocos personajes y desenlace rápido.
Leyenda: narraciones que mezclan hechos reales y sobrenaturales.
Mito: historia de corte fantástico que explica el origen de un lugar o un suceso.
Novela: narración real o ficticia, mucho más extensa y compleja que un cuento.
Poesía épica: narración de hechos legendarios reales o ficticios.
Crónica: texto que sigue un orden temporal de los hechos para contar una historia.
Noticia: género periodístico que narra brevemente un suceso actual.
Reportaje: investigación periodística extensa sobre una persona o hecho.
Biografía: narración sobre la vida de una persona y sus momentos más resaltantes.
El texto narrativo es también un recurso que utilizamos en nuestro día a día. Cuando enviamos un
mensaje de texto en el que contamos una situación o cuando escribimos un post en redes sociales
contando nuestras experiencias sobre una situación específica (un viaje, un encuentro, una salida,
etc.) estamos redactando un texto narrativo
¿Cuáles son las características del texto narrativo?
El texto narrativo tiene algunas particularidades. Estas son algunas de sus características más
relevantes:
Puede ser real o ficticio
En los textos narrativos, lo que se cuenta puede pertenecer al plano de la realidad, pero también
puede tratarse de la descripción de una serie de eventos enmarcados en la fantasía o la ficción.
Un ejemplo de texto narrativo real es una noticia, mientras que una leyenda o un mito es un evento
ficticio.
Puede tener uno o más personajes
En el texto narrativo no existen límites para la participación de personajes. Estos pueden ser
protagonistas o tener una participación secundaria. Por otro lado, una narración puede tener un
solo personaje.
Un ejemplo de textos narrativos con varios personajes son los cuentos. Por otra parte, cuando
alguien cuenta una historia personal, se trata de una historia con un solo protagonista.
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La historia tiene un espacio y un tiempo


El texto narrativo se desarrolla en un tiempo y un espacio determinados.
Un ejemplo clásico son los cuentos que comienzan con “Había una vez, un castillo encantado en el
medio del bosque…”.
Narra una acción
Un texto narrativo describe las acciones que realizan los personajes. Y esas acciones, a su vez,
tienen un fin dentro de la historia.
Por ejemplo, conquistar un territorio, rescatar a un personaje, buscar un tesoro, etc.
El autor del texto puede ser el narrador de la historia
Quien escribe el texto narrativo puede ser, a su vez, quien narre los acontecimientos desde la
primera, segunda o tercera persona.
Cuando una persona envía un mensaje de texto contando algo que le pasó durante el día, se
convierte en autor y narrador al mismo tiempo.
Tiene un objetivo
Un texto narrativo puede tener un fin informativo (como las noticias periodísticas), de enseñanza
(las moralejas de los cuentos) o de entretenimiento (novelas, chistes, etc.).
¿Cuál es la estructura del texto narrativo?
Las partes de un texto narrativo se dividen en dos grandes categorías:
Estructura externa
Se refiere a la forma en cómo será presentado el texto: tomos, secciones, capítulos, partes, actos,
etc.
Estructura interna
Tiene que con la manera en la que se organiza la narración y las acciones ejecutadas por los
personajes. Tiene tres partes:

Introducción
Aquí se presenta el lugar, tiempo y personajes de la narración.
Por ejemplo: “Una tarde de otoño en Buenos Aires, descubrí que había cambiado para siempre”.
Nudo o clímax
Es la presentación del problema o los obstáculos que deben enfrentar los personajes.
Por ejemplo: “Ya en el aeropuerto, y con todo listo para comenzar una nueva vida, se dio cuenta
que habían robado su identidad. Ahora su rostro le pertenecía a otra persona. Tenía que
recuperarlo sin ser detectada por los agentes”.
Desenlace
Es la conclusión de la historia. Por ejemplo: “Y entonces, despertó. Todo había sido un extraño
sueño”.
El narrador
Tengamos en cuenta que el narrador no es quien escribe una historia, sino quien la cuenta. De él no
solo depende el punto de vista, también el nivel de conocimientos que transmitiremos al lector.
Entre los tipos de narrador distinguimos entre el interno, cuando es un personaje el que cuenta la
historia y solo conoce su punto de vista, y el narrador externo, si cuenta la historia desde fuera y
dispone de toda la información sobre el pensamiento, pasado y cualquier otro detalle de los
personajes.
Narrador interno o primera persona
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El punto de vista recae sobre un único personaje que contará la historia desde su perspectiva,
pudiendo ser el protagonista o un testigo, personaje secundario que cuenta la historia del
personaje principal. El narrador puede explicar sus experiencias al mismo tiempo que las vive, en
presente, o después de que ocurran, en pasado, un método bastante utilizado. Si cuenta los hechos
en pasado entonces el personaje conoce todo lo que va a ocurrir previamente, esa información
sirve para atraer la atención del lector con técnicas narrativas como in extrema res o in media res,
pero nunca podrá hablar sobre acontecimientos que no conozca, como pensamientos de otros
personajes.
Narrador externo o tercera persona
Con este modelo, el narrador no es un personaje, se trata de una entidad externa. Este punto de
vista no tiene límites de conocimientos, pudiendo transmitir los pensamientos de algún personaje
en concreto, de varios o de ninguno, y ser un mero espectador.
Narrador externo omnisciente
Conoce todo sobre la historia, tanto el pasado como los acontecimientos futuros. Es capaz de
entrar dentro de la cabeza de cualquier personaje para expresar sus pensamientos. Funciona como
un dios que está presente en todas partes.
Narrador externo omnisciente alter ego
Cuenta la trama del mismo modo que el anterior pero centra sus conocimientos sobre un único
personaje, generalmente el protagonista.
Narrador cámara o externo deficiente
Actúa como un mero observador, a modo de cámara, sin saber que pasa por la cabeza de nadie.
Solo puede transmitir los hechos y las reacciones de los personajes. Es el lector quien debe
interpretar como se sienten los personajes y las razones por la que actúan.
ACTIVIDAD N° 7
NUNCA pude entender la conversación que sostuve con una señora, hace muchos años, tenía yo
diecisiete, ella treinta. Era la noche de Navidad. Habiendo convenido con un vecino en ir los dos a la
misa de gallo, preferí no dormir; acordamos que yo iría a despertarlo a medianoche.

La casa en que me hallaba hospedado era la del escribano Menezes, quien había estado casado, en
primeras nupcias, con una de mis primas. La segunda esposa, Concepción, y su madre, me
acogieron muy bien, cuando vine de Mangaratiba a Río de Janeiro, meses antes, a hacer el curso de
ingreso a la universidad. Vivía tranquilo, en aquella casa de dos plantas de la Calle del Senado,
con mis libros, pocas relaciones, algunos paseos. La familia era pequeña: el escribano, la mujer, la
suegra y dos esclavas. Costumbres a la antigua. A las diez de la noche todos estaban en sus
aposentos; a las diez y media la casa dormía. Yo nunca había ido al teatro, y más de una vez,
oyendo decir a Menezes que se iba al teatro, le pedí que me llevase con él.

En tales ocasiones la suegra hacía una mueca, y las esclavas se reían con disimulo; él no respondía,
salía y sólo volvía a la mañana siguiente. Más tarde supe que el teatro era un eufemismo en acción.

Menezes tenía amores con una señora, separada del marido, y dormía fuera de casa una vez por
semana. Concepción había sufrido, al principio, por la existencia de la concubina. Pero al fin se
había resignado, se había acostumbrado, y terminó pensando que aquello era una cosa normal.

¡La buena de Concepción! La llamaban “la santa” y hacía honor al título, tan fácilmente soportaba
los olvidos del marido. En verdad, era un temperamento moderado, sin extremos, sin muchas
lágrimas ni risas. En la época a que ahora me refiero, podría juzgársela mahometana; hubiera
aceptado un harén, siempre y cuando se guardaran las apariencias. Dios me perdone si la juzgo
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mal. Todo en ella era atenuado y pasivo. El mismo rostro era indefinido, ni bonito ni feo. Era lo que
solemos llamar una persona simpática. No hablaba mal de nadie, todo lo disculpaba. No sabía
odiar; hasta puede ser que no supiese amar.

Aquella noche de Navidad el escribano fue al teatro. Era allá por los años 1861 o 62. Yo debía estar
ya en Mangaratiba, de vacaciones; pero me quedé hasta la Navidad para conocer “la misa de gallo
en la corte”. La familia se recogió a la hora de costumbre; yo me instalé en la sala del frente, vestido
y listo para salir. De allí pasaría al corredor de la entrada y saldría sin despertar a nadie. Había
tres llaves de la puerta de la calle; una estaba en poder del escribano, yo llevaría otra, la tercera
quedaría en casa.
—¿Pero, señor Nogueira, qué hará usted durante todo este rato? —preguntó la madre de
Concepción.
—Leer, doña Ignacia.

Había llevado una novela, Los Tres Mosqueteros, vieja traducción, creo, del Diario del Comercio.
Me senté frente a la mesa que estaba en el centro de la sala, y a la luz de una lámpara de
Queroseno, mientras la casa dormía, monté una vez más en el caballo negro de D’Artagnan y partí
en pos de aventuras. Al poco tiempo estaba completamente ebrio de Dumas. Los minutos volaban,
al contrario

de lo que suele pasar cuando son de espera; oí sonar las once, pero casi sin advertirlas. Mientras
tanto, un pequeño rumor que provenía de adentro vino a sacarme de la lectura. Eran unos pasos en
el pasillo que iba de la sala de visitas al comedor; levanté la cabeza; al momento vi asomarle a la
puerta de la sala la figura de Concepción.
—¿Aún no se ha ido? —preguntó.
—No, aún no; parece que no es todavía medianoche.
—¡Qué paciencia!

Concepción entró en la sala, arrastrando sus chinelas. Vestía una levantadora blanca, mal anudada
en la cintura. Siendo delgada, tenía un aire de imagen romántica que no desentonaba con mi libro
de aventuras. Cerré el libro; ella se sentó en la silla que estaba frente a la mía, cerca del canapé.
Como yo le preguntase si la había despertado, sin querer, haciendo ruido, me respondió con
rapidez:
—No, de ningún modo; desperté porque sí.

La miré con cierta atención y dudé de lo que me decía. Sus ojos no eran los de una persona que
acaba de despertar; más bien parecían los de alguien que aún no ha dormido. Esa observación, sin
embargo, que para otro podría ser importante, fue desechada sin dificultad, sin pensar que tal vez
fuera yo la causa de su insomnio, y que hubiera mentido para no disgustarme. Ya he dicho que ella
era buena, muy buena.
—Pero ya debe ser casi la hora —dije.

—¡Qué paciencia la suya, esperar despierto, mientras el vecino duerme! ¡Y esperar solo! ¿No le dan
miedo las almas del otro mundo? Hasta temí que se hubiera asustado cuando me vio.
—Cuando oí los pasos me pareció un poco extraño; pero usted apareció enseguida.
—¿Qué estaba leyendo? No me lo diga, ya me di cuenta; es la novela de los Mosqueteros.
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—Exactamente: es muy linda.


—¿Le gustan las novelas?
—Mucho.
—¿Ya leyó la Moreninha?
—¿Del doctor Macedo? La tengo allá en Mancaratiba.
—A mí me gustan mucho las novelas, pero leo poco, por falta de tiempo. ¿Cuáles novelas ha leído?
Comencé a decirle algunos títulos. Concepción me escuchaba con la cabeza reclinada en el
espaldar, y los ojos entrecerrados fijos en mí. De vez en cuando se humedecía la boca con la
lengua. Cuando terminé de hablar, no dijo nada; así permanecimos algunos segundos. Luego, la vi
enderezar la cabeza, cruzar los dedos y apoyar sobre ellos el mentón, con los codos apoyados en los
brazos de la silla, todo ello sin desviar de mí los grandes ojos vivaces.
—Tal vez la haya aburrido —pensé. Y en voz alta:
—Doña Concepción, creo que va siendo hora de irme, y yo...
—No, no, todavía es temprano. Vi hace un momento el reloj; son las once y media. Le queda
tiempo.
¿Cuándo usted pasa la noche despierto, es capaz de no dormir al otro día?
—Ya lo he hecho varias veces.
—Yo, no; si me desvelo, al otro día estoy que me caigo, y tengo que dormir algo, aunque sea media
hora. Pero puede ser porque ya me estoy haciendo vieja.
—¿Cómo vieja, doña Concepción?
Dije esto con tanta efusión, que la hice sonreír. Por lo general ella era de maneras lentas y de
actitud tranquila; ahora, sin embargo, se irguió rápidamente, cruzó la sala y dio algunos pasos,
entre la ventana del frente y la puerta del gabinete del marido. Así, con el desaliño recatado de sus
ropas, me causaba una impresión singular. Aunque delgada, tenía no sé qué cadencia en el andar,
como si el cuerpo le pesara; esa característica nunca me pareció tan especial como aquella noche.
Se detenía a veces para examinar un trecho de cortina o para corregir la posición de algún objeto
en el aparador; finalmente se detuvo frente a mí, al otro lado de la mesa. Era estrecho el círculo de
sus ideas; me repitió su asombro de verme esperar despierto; yo repetí lo que ya le había dicho, o
sea que no conocía la misa de gallo de la corte y que no quería perdérmela.
—Es igual a la del campo; todas las misas se parecen.
—Sin duda es así; pero aquí habrá de seguro más lujo, y más gente también. Fíjese usted, la
Semana Santa en la Corte es más bonita que la de los pueblos. Y ni qué decir de San Juan, ni de San
Antonio...
Poco a poco había vuelto a sentarse; colocó los codos sobre el mármol de la mesa y apoyó el rostro
entre las manos entreabiertas. Al no estar abotonadas, las mangas cayeron naturalmente, y le vi
la mitad de los brazos, muy blancos, y menos delgados de lo que podría suponerse. Verlos no era
algo nuevo para mí, pero tampoco algo habitual; en aquel momento, no obstante, la impresión
que recibí fue grande. Las venas eran tan azules, que a pesar de la penumbra podía contarlas
desde donde me hallaba. La presencia de Concepción me hacía sentir más despierto que la lectura
del libro. Seguí hablándole de lo que pensaba acerca de las fiestas del campo y la ciudad, y de
cualquier cosa que se me iba ocurriendo. Cambiaba de un tema a otro, sin saber por qué, haciendo
variaciones o volviendo a los primeros, y riendo para hacerla sonreír y poderle ver los dientes, que
relucían de blancos, muy parejos. Sus ojos no eran del todo negros, pero sí obscuros; la nariz fina y
larga, un poquito curva, daba a su rostro un aire de interrogación. Cuando yo alzaba la voz más de
la cuenta, ella me reprendía:

—¡Más bajo! mamá puede despertarse.


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Y no abandonaba aquella posición, que me llenaba de agrado, tan cerca estaban nuestras caras.
Realmente, no era preciso hablar alto para ser escuchado; susurrábamos los dos, yo más que ella,
porque era yo el que más hablaba; ella, a veces, se quedaba seria, muy seria, con la frente un poco
fruncida. Finalmente se cansó; cambió de posición y de lugar. Rodeando la mesa, vino a sentarse a
mi lado, en el canapé. Me di la vuelta y pude ver, de soslayo, la punta de sus chinelas; pero fue sólo
durante el instante que ella gastó en sentarse; la bata era larga y las cubrió enseguida. Recuerdo
que eran negras. Concepción dijo en voz muy baja:
—Mamá duerme lejos, pero tiene el sueño muy liviano; si se despertara ahora, la pobre, le costaría
mucho volver a dormirse.
—A mí me pasa lo mismo.
—¿Qué dice? —preguntó ella inclinando su cuerpo para oír mejor.
Fui a sentarme en la silla que estaba al lado del canapé y repetí la frase. Se rió de la coincidencia;
también ella tenía el sueño liviano; éramos tres sueños livianos.
—Hay veces que me pasa lo mismo que a mamá: despierto y me cuesta dormir otra vez, doy
vueltas en la cama, me levanto, enciendo una vela, camino, vuelvo a acostarme, y nada.
—Fue lo que le pasó hoy.
—No, no —me atajó ella.
No entendí la negativa; quizá tampoco ella la entendiese. Tomó los extremos del cinto de su bata
y se golpeó con ellos las rodillas, es decir, la rodilla derecha, porque acababa de cruzar las piernas.
Después me contó una historia de sueños, y me aseguró que sólo había tenido una pesadilla en
toda su vida, cuando era niña. Quiso saber si yo las tenía. La conversación siguió así, lentamente,
largamente, sin que yo me acordase de la hora ni de la misa. Cuando yo terminaba una narración o
una explicación, ella inventaba otra pregunta u otro tema, y yo volvía a tomar la palabra. De vez en
cuando me reprendía:
—Más bajo, más bajo...

Hubo también algunas pausas. Dos o tres veces me pareció que la veía dormir; pero los ojos,
cerrados por un instante, se abrían en seguida, sin sueño ni fatiga, como si apenas los hubiese
cerrado para ver mejor. En una de esas veces creo que me sorprendió absorto en su persona, y
recuerdo que volvió a cerrarlos, no sé si de prisa o lentamente. Hay impresiones de esa noche que
se me aparecen truncadas o confusas. Me contradigo, me enredo. Una de las que aún tengo frescas
es que, en cierto momento, ella, que era apenas simpática, se volvió linda, se volvió lindísima.
Estaba de pie con los brazos cruzados; yo, por respeto, quise levantarme; ella no me lo permitió,
puso una de sus manos en mi hombro, y me obligó a permanecer sentado.

Pensé que iba a decir algo; pero se estremeció, como si sintiese una corriente de frío, se volvió de
espaldas y fue a sentarse en la silla donde me había encontrado leyendo. Desde allí dejó vagar la
mirada por el espejo, que estaba encima del canapé, y me habló de dos grabados que colgaban de
la pared.
—Estos cuadros se están poniendo viejos. Ya le pedí a Chiquinho que compre otros.
Chiquinho era el marido. Los cuadros reflejaban el interés primordial de su dueño. Uno
representaba a Cleopatra; no recuerdo el tema del otro, pero era también un cromo con mujeres.
Vulgares ambos; pero en aquella época no me parecían feos.
—Son bonitos —dije.

—Bonitos son; pero están en mal estado. Y además, francamente yo preferiría dos imágenes, dos
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santos. Estos están más apropiados para un cuarto de muchacho o una barbería.
—¿Barbería? No creo que usted haya estado en ninguna...

—Pero me imagino que los clientes, mientras esperan, hablan de muchachas y de noviazgos, y
naturalmente el dueño del local les alegra la vista con figuras bonitas. En cambio para una casa de
familia no me parecen apropiadas. Por lo menos es mi opinión; pero yo pienso muchas cosas, así,
un poquito raras. Sea como sea, no me gustan esos cuadros. Yo tengo una Nuestra Señora de la
Concepción, mi madrina, muy bonita; pero es una estatua, no se puede colgar en la pared, ni yo lo
desearía. Está en mi oratorio.
La idea del oratorio me trajo la de la misa, me hizo acordar que podía ser tarde, y quise decirlo.
Creo que llegué a abrir la boca pero volví a cerrarla para oír lo que ella contaba, con dulzura, con
gracia, con tal suavidad que llenaba mi alma de pereza y me hacía olvidar la misa y la iglesia.
Hablaba de sus devociones de niñez y juventud. Luego refirió unas anécdotas de bailes, unas
historias de paseos, reminiscencias de Paquetá, todo mezclado, casi sin interrupción. Cuando se
cansó del pasado, habló del presente, de los asuntos de la casa, de las fatigas del trabajo hogareño,
que le habían asegurado antes de casarse que eran muchas, pero que no eran nada. No me contó,
pero yo sabía que se había casado a los veintisiete años.
Ahora ya no cambiaba de sitio, como al principio, y casi no cambiaba de posición. No se le cerraban
ya los ojos, y se puso a mirar distraídamente las paredes.

1. Identifica la estructura del cuento.


2. ¿Cuál es el propósito general del cuento?
3. ¿Qué temas se exploran en el cuento?
4. ¿Qué tensiones enfrentan los personajes, cómo las solucionan o qué aprenden de ellas?
5. ¿Qué título le pondrías a este cuento?
MOMENTO DE CIERRE
Marcel Proust a Genevieve Straus
Jueves, después de dejarte.
Madame:
Amo a mujeres misteriosas, puesto que vos sois una de ellas, y lo he dicho con frecuencia en
Le Banquet, en el que a menudo me habría gustado que usted se reconociese a sí misma. Pero ya
no puedo seguir amándola por completo, y le diré por qué, aunque no sirva de nada, pues bien
sabe usted que uno pasa el tiempo haciendo cosas inútiles o, incluso, perniciosas, sobre todo
cuando se está enamorado, aunque sea poco. Cree que cuando alguien se hace demasiado
accesible deja que se evaporen sus encantos, y yo creo que es verdad. Pero déjeme decirle qué
sucede en su caso. Uno habitualmente la ve con veinte personas, o, mejor dicho, a través de veinte
personas, porque el jóvenes el más alejado de usted. Pero imaginemos que, después de muchos
días, uno consigue verla a solas. Usted sólo dispone de cinco minutos, e incluso durante esos cinco
minutos está pensando en otra cosa.
Pero eso no es todo. Si alguien le habla a usted de libros, usted lo encuentra pedante; si alguien
le habla de gente, a usted le parece indiscreto (si le cuentan) y curioso (si le preguntan); y si
alguien le habla de usted misma, a usted le parece ridículo. Y así, uno tiene cien oportunidades de
no encontrarla deliciosa, cuando de repente usted realiza algún pequeño gesto que parece indicar
una leve preferencia, y uno vuelve a quedar atrapado. Pero usted no está lo bastante imbuida de
esta verdad (yo no creo que esté imbuida de ninguna verdad): que muchas concesiones deberían
dársele al amor platónico. Una persona que no es en absoluto sentimental se vuelve
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asombrosamente así, si se la reduce al amor platónico. Como yo deseo obedecer sus preciosos
preceptos que condenan el mal gusto, no entraré en detalles. Pero píenselo, se lo suplico. Tenga
alguna indulgencia hacia el ardiente amor platónico que usted despierta, si todavía se digna creer y
aprobarlo.

Su respetuosamente leal,
Marcel Proust.
Davidson, Chathy N. El libro del amor. Barcelona: Círculo de lectores, S.A., 1.994.
1.Con la expresión que inicia el segundo párrafo: “Pero eso no es todo...”, el autor de la carta
pretende
A. negar lo que ha dicho en el párrafo anterior.
B. reafirmar lo dicho hasta ese punto.
C. complementar una información que ha dado.
D. contradecir lo que ha dicho.
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