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El origen de la Arquitectura
...; jamás principio alguno fue más fecundo en consecuencias. Desde este
momento, es fácil distinguir las partes que intervienen esencialmente en la
composición... de aquellas que se introducen por necesidad, o de las que
se han añadido por capricho. (...)
! Los siguientes párrafos son tomados de HEREU, Pere; MONTANER, Josep Maria y
OLIVERAS, Jordi: Textos de arquitectura de la Modernidad, Madrid, Ed. Nerea, 1994.
De Marc-Antoine Laugier. Manosque 1713-1769. Essai sur l’Architecture. Primera
edición anónima, París, 1753. Segunda edición aumentada, París, 1755. Edición
facsímil: Essai sur l’Architecture. Pierre Mardaga, Bruselas – Lieja, 1978.
! Los siguientes párrafos son tomados de CALVO SELLARER, Francisco et. Alt.: Fuentes
y documentos para la Historia del Arte. Vol. VII. Ilustración y Romanticismo. De la
edición de F. Fichet, La Théorie architecturale a I’age classique. Essai d’antologie
critique, Lieja, 1979, p. 107. Véase Wolfgang Herrmann, Laugier and Eighteen Century
French Theory, Londres, 1962.
De todas las artes útiles la Arquitectura es la que exige los talentos más
distinguidos y los conocimientos más amplios. Probablemente se necesita
tanto genio, espíritu y gusto para hacer un gran arquitecto, como para
formar un pintor y un poeta de primera fila. Sería un gran error creer que
aquí no hay más que mecánica, que todo se reduce a cavar cimientos y
levantar muros; todo según reglas en las que la rutina sólo supone ojos
acostumbrados a juzgar por una vertical, y manos hechas a usar la llana.
Este peligro que se hace cada día más cercano, pero que aún se puede
prevenir, me lleva a proponer aquí modestamente mis reflexiones sobre un
arte que siempre he amado. No me animan en mi propósito ni la pasión de
censurar, pasión que detesto, ni el deseo de decir cosas nuevas, deseo que
considero, por lo menos, frívolo. Lleno de estima hacia nuestros artistas,
muchos de los cuales poseen una habilidad reconocida, me limito a
comunicarles mis ideas y mis dudas, que les ruego examinen
detenidamente. Si descubro como abusos verdaderos algunas costumbres
universalmente aceptadas por ellos, no pretendo que cuenten sólo con mi
opinión, que someto de todo corazón a su juiciosa crítica. Solamente pido
que tengan a bien despojarse de ciertas prevenciones demasiado
extendidas, y siempre perjudiciales a los progresos de las Artes.