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Ella De Kim

 
LA CASA DEL ÁRBOL

(Ad+18)-Si fuera tu dejaría de rezar... no parece servir de mucho.- Dijo en un tono


burlón su verdugo, mientras sus labios y su nariz repasaron la blanca piel de su cuello,
absorbiendo de forma infame el aroma que su piel desprendia.-"Libranos de todo mal"
es lo que haz pedido pero... Yo sigo aquí...-Sonrió.
No copias ni adaptaciones

Nota: las situaciones son ficticias, el maltrato no debe ser tolerado BAJO NINGUNA
CIRCUNSTANCIA

Historia original mia, capitulos largos


La portada está hecha con base en un fanart de @freiya_sand las demás ediciones las
hice yo.❤
INTRO: PADRE NUESTRO

-Padre nuestro, que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día;

Perdona nuestras ofensas -hizo una pausa, tragó saliva y


continuó- como también nosotros perdonamos a quien nos
ofende. -Su voz se detuvo abruptamente cuando los breves ecos
de pisadas resonando en el suelo de piedra se hicieron presentes.
Una a una, como si marcaran la cuenta regresiva para una
sentencia. Y cuando se detuvieron justo detrás de él, cerró los ojos,
manteniéndose sereno como le habían enseñado.

-Continúa- Dijo en un tono grave la persona a su espalda,


mientras una sonrisa perversa se dibujaba en su rostro.

No respondió, se quedó estático, manteniendo su posición de


rodillas frente al pequeño altar, con las manos juntas y enfrente de
su pecho, aunque por dentro su respiración comenzaba a tornarse
por demás impaciente.
-Dije que continúes- Insistió la voz sobresaltándolo ligeramente, y
tras tragar en seco, suspiró discretamente, con una impotencia
irreal creciéndole en las entrañas.

-No... nos dejes caer en tentación...- Musitó en tono tembloroso,


que se arrastraba entre sus dientes.- y... líbranos del mal...
-suplicó- Amén.

Cuando la última palabra salió de entre sus labios su cabeza fue


jalada hacia atrás de forma abrupta, tornando su respiración
pesada y nerviosa, y aquella persona, sin tener la mínima empatía
por su nerviosismo siguió tirando hacia atrás, obligándolo a
alargar el cuello. Su manzana de Adán se movió impaciente
debajo de su piel, esperando, mientras rogaba porque nadie
entrara en la parroquia en ese momento.

-Si fuera tú, dejaría de rezar. No parece servir de mucho.- Dijo en


un tono burlón su verdugo, mientras sus labios y su nariz
repasaron la blanca piel de su cuello, absorbiendo de forma
infame el aroma que desprendía.- "Líbranos de todo mal" es lo que
has pedido pero... Yo sigo aquí.- Sonrió.
CAPÍTULO 1: LA SOMBRA

-Ven. Vamos a jugar un rato- Gruñó.

----------------------

Seokjin lo recuerda todo con una nitidez exagerada, porque el


bosque siempre despertaba con una ligera capa de neblina entre
los árboles, pero esa mañana parecía que el sol quería que
percibiera aquel color con todas sus fuerzas, y despejó aquella
nube grisácea para que pudiera apreciar con detalle el rojo
brillante de la sangre.

Llevaba ahí alrededor de 10 minutos, mirándola escurrir


generosamente de ese pequeño cráneo partido en dos, y
observaba en silencio sin saber qué hacer exactamente.

Se preguntaba por qué es que eso había pasado, por qué después
de tantas veces de saltar por los árboles, por qué después de tantas
veces de balancearse en el columpio de la casa del árbol algo así
había ocurrido, y al no encontrar respuesta, lo repasaba una y otra
vez en su mente hasta que el detalle relevante llegó a sus
pensamientos de repente.
-Ah... ninguna de esas veces habíamos estado peleando, ¿verdad?-
Se dijo a sí mismo, en un tono casi fantasmal, con el cadáver de su
amigo frente a sus pies.

Aquella casa en el árbol había sido construida por el padre Seejin


y otros miembros de la congregación, para que los niños del
orfanato pudieran jugar por las tardes, pero Seokjin, y su mejor
amigo Kyun siempre se despertaban más temprano que el resto de
los niños, para poder adueñarse de ella los fines de semana y no
dejar a nadie más entrar, a menos que cumplieran con una cuota
que consistía en dulces, o a veces en juguetes.

Seokjin al principio no quiso cobrar dicha cuota, el padre Seejin les


había inculcado que debían compartir, pero no había mucho que
pudiera hacer en contra de la voluntad de Kyun porque era su
único amigo, su mejor amigo, y el líder de su secreto club de dos
personas. Así que, con 9 años, lo seguía a todas partes, con
admiración y sobre todo cariño, porque Kyun le había enseñado
muchas cosas de hombres, como capturar lagartijas, pescar en el
lago de arriba, le había enseñado a administrar las cuotas, a hacer
una fogata, a escupir como un macho, y sobre todo, le había
enseñado lo más importante para poder ser un auténtico
gobernante de la casa del árbol: trepar y columpiarse, y se lo había
enseñado tan bien que lo desconcertaba el hecho de que hubiese
caído de tan alto.

El día en que todo ocurrió, fue el primer día en toda la historia de


su amistad que Seokjin le reclamó. Kyun estaba siendo demasiado
malo con él. Le dejaba todas las tareas aburridas, mientras el
mayor comía parte de las cuotas sin invitarle siquiera un poco. Por
eso comenzaron a pelear, porque cuando Seokjin trató de tomar su
parte de los dulces Kyun se los arrebató, diciéndole que él era un
subordinado y que no podía hacer eso.

El pequeño se enfadó, forcejeando con él por la bolsa, aún cuando


se encontraban casi al borde de la baranda de la casa. Su forcejeo
no duró demasiado, ya que el mayor huyó con el botín,
columpiándose en la llanta que colgaba de una de las ramas mas
grandes del árbol para, acto seguido, saltar a una rama del
siguiente árbol. Jin trató de perseguirlo, jurándole que cuando lo
agarrara le iba a meter una tunda, aunque sabía que era imposible,
porque él no podía trepar tan alto como Kyun. Aún así lo intentó,
logrando saltar a la otra rama, y el mayor -burlón- subió aún más
alto, agitando la bolsa de dulces.

-Por ser un saco de mocos no te daré ni un solo dulce- Se burló


desde lo alto de la rama, mientras Jin, con la cara roja y los ojos
llenos de una combinación de tierra y lágrimas trataba de
alcanzarlo, pero era inútil, y el chico burlón se acomodó en la
rama de forma socarrona para comenzar a engullirse los dulces a
pesar de la cara de enojo del menor.

-¡Basta! ¡Esos son míos! -Chilló con su naricita constipada de


mocos, pero el mayor cruel, no lo escuchó, y ante su desesperación
y berrinche Jin comenzó a buscar algo que arrojarle, cuando, en
una pequeña ramita cubierta de musgo encontró una aglutinación
de bellotas gruesas y verdes que crecían del roble, y las arrancó
para comenzar a arrojárselas con todas sus fuerzas.
Kyun estaba burlándose, esquivándolas una por una, hasta que
una logró darle en la cabeza y el musgo húmedo debajo de su
zapato lo tomó por sorpresa.

El niño cayó 6 metros hasta el suelo.

Y su cabeza reventó en un sonido seco contra las rocas que lo


esperaban disfrazadas entre el pasto.

Cuando los adultos los encontraron, la noche ya había caído en el


bosque, y Jin estaba sentado en frente del cadáver, abrazando sus
rodillas mientras lo veía con los ojos hinchados.

-Jin...- Musitó el padre Seejin, mirando al pequeño que se


encontraba en estado de shock.

-Padre.- Sollozó con su pequeña voz infantil.- Maté a Kyun.

--------&&&--------

12 años después...

Una leve estela de vapor se escapó de entre sus labios en un


suspiro largo que le dio la valentía de esa mañana.
Observó varias veces a sus lados, pero no vio a nadie que pudiese
ser un testigo, por eso se animó a dar el primer paso hacia la
espesura del bosque, pero una voz apacible que musitó a su
espalda lo detuvo súbitamente.
-Entrarás al bosque de nuevo...- Dijo la voz masculina, en forma
de recriminación.

-Ken...- Sonrió- ¿Qué haces despierto tan temprano?- Dijo aún


cuando se encontraba en evidencia, pero el otro chico no hizo caso
a sus palabras.

-Jin, sabes que está prohibido.

-Lo sé- Dijo volteándose a verlo.

-No tienes que hacerlo- Dijo de forma apacible el chico de cabello


oscuro y ojos expresivos que lo miraba con compresión- Déjalo ir...

-No quiero que sienta que lo olvidé.

-Jin...

-Por favor, cúbreme, volveré a tiempo- Dijo interrumpiéndolo, y


tras sonreírle a medias se internó en el bosque, ante la mirada
angustiada y resignada de su amigo, que lo vio desaparecer entre
la espesura.

A Jin siempre le gustó el olor que tenían los robles, por eso
caminaba entre ellos despacio, aunque con precaución, porque
hacía 12 años que aquella zona estaba cerrada al público y debía
ser cuidadoso, más aún por la posición en la que se encontraba y
sobre todo, porque la niebla lo cubría casi todo. El pasto tronaba,
inaudible, bajo sus zapatos bien lustrados, y las flores blancas en
sus manos humedecían las yemas de sus dedos mientras
continuaba con su discreta caminata por el bosque, siguiendo el
sendero casi invisible entre la verde yerba, hasta que llegó al sitio
en donde una enorme roca se alzaba, con flores secas
adornándola. Se arremangó su traje color negro para comenzar a
quitarlas con diligencia. Cuando terminó colocó las flores nuevas
alrededor y comenzó a rezar en silencio, con las manos juntas y
los ojos cerrados, como hacía cada año, desde aquel horrible día,
pero de su mente la bruma de la condena había desaparecido ya, y
ahora se sentía en paz consigo mismo, gracias a las plegarias
devotas y el perdón que el señor le había regalado con el paso de
los años.

"El niño demonio" (como lo habían llamado acusándolo de haber


asesinado a otro niño) ya no existía más en su cabeza, y aquellos
hórridos recuerdos de sangre y lágrimas se habían disipado en
medio de sus rezos, y su arrepentimiento sincero por los pecados
que había cometido, se le había concedido la paz mental a cambio
de su devota dedicación hacia Dios, su Padre, y no sentía gratitud
más pura que la que sentía hacia él, y hacia el padre Seejin, que lo
había llevado de la mano en medio de su desesperación,
mostrándole el camino por el cual podría redimirse, y sobre todo,
expulsar aquel demonio que nació dentro de él siendo sólo un
niño.

Aunque aún le dolía. Sí, le seguía doliendo aún después de que


los años hubiesen pasado. Desde aquel fatídico día, se había
entregado a Dios en busca de perdón, y lo obtuvo, con sudor y
lágrimas, sometiéndose a las burlas de los demás niños y la
discriminación de la gente del pueblo, que le tenía miedo,
argumentando que dentro de él un demonio crecía, y por eso
había asesinado a ese niño.
El padre Seejin lo defendió con todas sus fuerzas, diciéndoles que
había sido un accidente, pero el sheriff, fanfarrón y siempre

exagerado, le había contado a la gente del pueblo que lo habían


encontrado frente al cadáver, y que sus ojos, inyectados de sangre,
brillaban como los de una bestia poseída, pero no era así.

No lo era...

No.

El niño estaba asustado, y temblaba; había estado llorando por


horas hasta que la noche cayó, sin saber qué hacer, y sus ojitos
irritados solo pudieron verse rojos cuando la luz de las linternas lo
cegaron.

Eso no lo hacía un demonio.

El miedo de la gente del pueblo lo convirtió en uno.

Fue aislado y temido, hasta que por petición del padre Seejin, un
exorcista del otro pueblo, de la orden menor de San Benito de
Nursia, el padre Goong Yoo, le realizó un exorcismo. Sabía que no
lo necesitaba, pero no podía hacer otra cosa, más que calmar el
miedo de su rebaño proclamando que el pequeño había vuelto a
ser una criatura de Dios gracias a su intervención.

Y Jin lo creyó: siendo un niño tan pequeño, de verdad creyó que


había regresado a la gracia de Dios e iría al cielo cuando muriera,
porque ya no estaba maldito, porque sería recibido por él con los
brazos abiertos y Kyun lo perdonaría.
Las plegarias se deslizaron por sus labios con serenidad, como
siempre, y cuando terminó se acomodó el traje con diligencia, y
regresó sobre sus pasos entre la espesa niebla, no sin antes voltear
a ver a la casa del árbol; aquel lugar que se veía lejano entre los
árboles, y que parecía estar perdido en el tiempo, con el musgo
color verde brillante creciéndole en las comisuras, ocultándose del
sol, y esa madera oscura que se seguía alzándose inmutable en lo
alto de aquel roble grueso y fuerte.

Todo pareció un momento tan lejano que no pudo evitar sentirse


como si todo hubiese sido un mal sueño. Pero no lo era, la cruz
que se encontraba tan solo a unos 10 metros de ahí lo probaba. No
descifró cuanto se quedó mirando la casa del árbol en medio de la
suave espesura matutina del bosque, y el frío, ese frío que le
coloreaba la nariz y los labios de rojo, y que sobre todo lo
mantenía despierto. Cuando salió de su pequeño trance abrió los
ojos preocupado, observando el reloj en su muñeca, cuyas
manecillas marcaban ya las 7:50, apenas 10 minutos antes de la
misa matutina, y la piel se le erizó, no regresaría a tiempo para la
eucaristía y definitivamente el padre Seejin descubriría que de
nuevo se había metido a la zona prohibida. Así que con aquellos
pensamientos en la cabeza se dio la vuelta rápidamente, y sobre
sus pasos, siempre cordiales pero apresurados, emprendió el
camino de vuelta con impaciencia, casi corriendo sobre los pastos,
las rocas y las raíces levantadas de los enormes robles. Sus
pensamientos estaban en no ser atrapado, por eso no notó los
rastros de las enormes pisadas en el lodo, y tampoco la mochila
que se ocultaba en la neblina del bosque, y cuando sus largas
piernas dieron un salto para evitar una raíz por demás elevada, se
topó con un fuerte impacto, como si un muro de repente se
hubiese atravesado ante su cara.

Cayó de espaldas al suelo, apretando los ojos con dolor, y cuando


los abrió, una sombra apareció frente a él, o al menos eso es lo que
a él le pareció, pues la alta figura, vestida con una gabardina
amplia color negro y una capucha que le cubría el rostro, lucía sin
duda como algo espectral, como un alma en pena que vagaba por
el bosque.

Tragó en seco mirándolo, con los labios semiabiertos, pensando


que tal vez estaba frente a un alma en pena, y sin embargo aquella
alma en pena bufó con enojo, quedándose en silencio unos
segundos, para acto seguido desviarse unos pasos y seguir
caminando, y gracias a ello Jin pudo darse cuenta de que no se
trataba de lo que él pensaba, de hecho era una persona, y su
miedo se disipó.

-D-disculpe- Dijo mientras trataba de incorporarse, pero aquella


figura no lo volteó a ver, siguió caminando, y el castaño,
frunciendo el ceño se puso de pie, por fin, para seguirlo. -
¡Disculpe!- Insistió.

Con ademanes de hastío, la figura se volteó un momento,


esperando a que hablase. Su lúgubre actitud lo desconcertó en el
segundo.
-¿Qué?- Habló la voz ronca, cuyo rostro no lograba verse en
absoluto.

-¿Quién es usted y por qué está aquí?- Preguntó inflando el pecho,


como si eso tuviese algún efecto. Pero no, no lo tenía.

-No es de tu incumbencia- Dijo secamente, y se volteó para seguir


su camino, montándose al hombro un costal de lona negra
aparentemente lleno de algunas cosas. Jin se dio cuenta de que sus
manos eran casi negras, y portaban una serie de anillos gruesos,
desgastados, como si estuviesen quemados.

Tragó en seco, preguntándose la naturaleza de aquello, y sin


embargo insistió. 

-Espere, usted no puede permanecer aquí, es un área prohibida-


Reclamó.

-¿Entonces qué haces aquí?- Respondió cínicamente el hombre, sin


siquiera molestarse en voltear a verlo.

-Yo... Yo...- Balbuceó- Soy el guardián de esta zona.

-¿Eres un padre?- Murmuró con su voz gruesa, casi ronca.

-¿Qué?- Dijo desconcertado.


-Un sacerdote- Repitió entre dientes.

-Yo...-Su pregunta lo tomó por sorpresa- N-no... Soy un hermano


de la parroquia de Sant...

-Entonces piérdete, mojigato- Dijo interrumpiéndolo y sus


palabras crudas indignaron por completo al castaño, que abrió la
mirada en shock, pues ninguna persona que perteneciera al
pueblo le hablaría así nunca.

-Señor, le voy a rogar de la manera más atenta que no se dirija a


mí con ese lenguaje.

El chico solo bufó con hastío, ignorando sus palabras y siguió


caminando por el casi invisible sendero, que se desdibujaba ahora
entre la bruma gris.

-¡Señor!- Insistió Jin, viendo como se internaba más en el bosque -


¡Señor!- Insistió sintiendo una impotencia enfermiza por ser
ignorado, y apretando los dientes lo siguió sobre pasos firmes,
hasta que estuvo a unos centímetros de él, y lo jaló de la capa de
forma brusca, descubriéndole el rostro.

Esa fue la primera vez que lo vio.


Se quedó atónito unos segundos, aunque no puede recordar
cuantos, porque se quedó con la expresión abierta, observándolo
detenidamente en silencio: sus ojos rasgados y profundos; que
parecían poseer un abismo negro debajo, sus labios gruesos; de los
que pendían dos aros de metal negro y brillante, igual que el de su
nariz, que le daba la apariencia de un toro. 

Y...

Ese color en su piel.

El color de la impureza.

-¿Q-qué...?- Susurró ligeramente asustado, y aquel hombre,


molesto por haber sido descubierto del rostro lo miró hostilmente,
frunciendo el ceño y se aproximó a él.

-No vuelvas a tocarme, o te arrancaré la mano- Gruñó de forma


aparentemente apacible sujetándolo de la muñeca, pero Jin había
dejado de escuchar, estaba muerto de terror, porque aquella
inmensa sombra, que lo miraba de forma asesina, que asediaba el
bosque en medio de la bruma espesa, no podía ser una persona,
era un espejismo perverso y profano, un ente maligno que venía a
aprovecharse

de su debilidad, de la culpa que guardaba en la tierra de ese


bosque.

Era un demonio.
-¡N-no! ¡No, aléjate!- Gritó, desconcertando al chico que lo
sujetaba con fuerza de la muñeca, y forcejeó, logrando que lo
soltara. -Demonio...- Murmuró, viéndolo fijamente.

-¿Qué carajo has dicho?- Gruñó la sombra, desconcertada y al


mismo tiempo... furiosa.

-¡Aléjate! Demonio impuro...- Dijo temblando y aquel hombre que


se convertía en una sombra bufó, exasperándose por sus palabras.

-Tú...- Gruñó

-  Cru-ux... Sancti Patris Benedicti ...- Murmuró en un tono


tembloroso, retrocediendo- Crux Sacra Sit Míhi Lux... Non Dráco Sit
Míhi Dux...- Conjuró con devoción.

La sombra permaneció quieta, mirándolo fijamente, con un nudo


en la garganta de impotencia, mientras el orador temeroso
continuaba, confiando en sus plegarias, mirándolo con
determinación. Pero la sombra alzó la cara, atrapándolo con la
mirada, y frunció el ceño: primero de forma furiosa, acercándose a
él y después transformándose en enojo sarcástico.

-Ah...- Suspiró el chico sonriendo de forma agridulce, y después


soltó una carcajada dolorosa que retumbó entre los árboles y que
le erizó la piel al castaño, sobresaltándolo, y tras verlo
directamente, se unió a sus plegarias, de forma burlona:

-¡Váde Rétro Sátana! - Dijo Jin subiendo el tono de su voz, ante la


burla.

-¡Váde Rétro Sátana! - Gruñó la sombra, opacándolo, y aquella frase


repetida sobre sus palabras hizo que Jin enmudeciera, mirándolo
incrédulo, mientras continuaba la oración de manera
socarrona- Númquam Suáde Míbi Vana... Sunt Mála Quaë Lébas, Ipse
Venena Bibas- Gruñó acercándose a él de forma amenazante,
poniéndose a unos centímetros de su rostro.

Jin no se movió, se quedó estático temblando discretamente; la


sombra lo miró con una satisfacción enorme en el rostro,
capturándolo con la mirada, y esos aros metálicos en sus labios
siguieron la forma de su sonrisa, de forma perversa.

- Así que piensas que soy un demonio...- Murmuró por fin,


después de la insufrible pausa, y lo empujó con fuerza haciéndolo
caer al suelo para después volver a ponerse la capucha encima de
la cabeza, y sin decir nada más siguió su camino sobre pasos
firmes, desapareciendo en medio de la bruma del bosque, y Jin,
mirando en aquella dirección se quedó temblando por el frío del
lodo que le llenaba el traje, y por el frió que había producido
dentro de su corazón la experiencia amarga.
CAPÍTULO 2: CONSUELO
 Trước   Sau 

-Shhhh... sé un buen chico.- Sonrió.

----------------

Estaba corriendo, con los pulmones exaltándosele por lo rápido


que respiraba, y tratando de salir del bosque atravesaba los
enormes árboles con impaciencia, hasta que llegó afuera y siguió
su camino colina abajo, a través del pastizal, hasta que pudo ver la
parroquia.

Buscó con la mirada rápidamente, hasta que encontró a aquella


persona que siempre lo consolaba y corrió hasta a él, lleno de lodo
y con lágrimas en los ojos, sin importarle que las dos señoras que
conversaban con el hermano Ken lo vieran de forma hostil.

-¡Jin! Por dios, ¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien?- Dijo Ken
sosteniéndolo en sus brazos.

-H-hermano...- Sollozó

-Tranquilo... tranquilo.
-Hermano... yo...- Dijo con voz entre cortada, gimoteando.

-Tranquilo, respira...- Suplicó y Jin asintió de forma rápida varias


veces, avergonzado.

-Ven, hablemos adentro- Dijo tomándolo del hombro, mientras


Jin, encogido en sí mismo, se dejaba llevar por él.

Las mujeres se miraron mutuamente, con ligera molestia, mientras


Ken les sonreía- Deben disculparme, por favor, hijas mías, debo
atender este asunto- Dijo haciendo una reverencia y acto seguido
se llevó a Jin a la sacristía.

-Ese chico, siempre causa problemas...- Dijo una de las señoras,


indignada.

-Debieron transferirlo cuando tuvieron oportunidad...

-------------

-Toma- Dijo Ken ofreciéndole una vaso con agua, y Jin lo tomó
respirando más tranquilamente, dándole un pequeño sorbo-
Tranquilo, Hermano. Si te alteras así afectaras tu salud...

-Sí- Dijo sorbiendo su nariz y tras hacer una pausa, continuó -Ya
estoy bien.
-De acuerdo- Sonrió, acercando una silla con cuidado, y se sentó
justo delante de él, con una mirada comprensiva en el rostro-
Ahora dime, ¿qué es lo que ha pasado?

-Yo...- Dijo sorbiendo la nariz, con la mirada en el suelo- Entré al


bosque como cada año- se revolvió incómodo en la silla.

-Lo sé.

-Y le dejé flores, solo eso, pero después me encontré algo horrible-


Dijo recordando aquel rostro de piel extraña y mirada perversa -E-
era algo perverso, como un espectro...

-¿Un espectro dices?- Dijo en tono desconcertado.

-Sí- Contestó con terror en la mirada -Un demonio, hermano.

-Jin...

-Se que suena disparatado pero... después de todo, ese lugar está
maldito.

-Hermano... el bosque no está maldito, no podría estarlo, después


de todo, está al lado de nuestro sagrado y fiel pueblo. Con todo
ese amor a Dios, que existe en el corazón de nuestra comunidad,
el infame demonio jamás se atrevería a acercarse.
-Pues este cínico espectro se ha atrevido a acercarse, y me ha
enfrentado de forma burlona.

-No entiendo, por favor explícate.

-Al principio pensé que era una persona, hermano, pero no podía
ver su rostro. Un manto oscuro y corroído lo vestía. Le reclamé el
estar en el bosque prohibido y se burló de mi usando palabras
ofensivas.

-¿Y tú que hiciste?

-Lo exhorté a que abandonara el bosque, pero no me escuchó, así


que quise acercarme a él, y fue cuando me di cuenta de que no era
humano; su rostro, no era como el de nosotros, tenía el color de la
impureza cubriéndole la tez, y una sonrisa metálica y diabólica
dibujada en su rostro. -Dijo exaltado- Cuando me di cuenta de su
naturaleza retrocedí y comencé a rezar con todas mis fuerzas, pero
el cínico siguió mis plegarias, imitándolas, y después
arrebatándomelas de forma infame, al final terminó con la sagrada
oración burlándose, y se fue. Desapareció entre los árboles.

-Hermano -hizo una pausa- tranquilízate, seguramente haz


malinterpretado todo.

-No lo malinterpreté, Ken, me habló en latín- Dijo nervioso.


-Jin- Murmuró, tratando de encontrar alguna respuesta a eso, pero
no la encontró- ¿Estás seguro de que no lo imaginaste?

-¿Cómo podría imaginarme algo así? He vivido mi vida


estudiando cómo combatirlos, cómo lucen, cómo hablan y
sobornan a las almas- Argumentó exaltado.

-Lo sé, hermano- Dijo tomándolo del hombro, haciendo que lo


mirara directamente- Perdóname, te creo.

Jin se quedó en silencio unos momentos mirándolo, respirando


cada vez más tranquilamente y después suspiró -Perdóname tú a
mí, hermano. No pude combatirlo y encima estoy mortificándote.

-No Jin. Si dices que se ha ido, se ha ido y ya. Haz hecho bien. Por
favor, no te culpes, estoy feliz de que estés bien- Dijo dándole un
breve abrazo- Cuando noté que no regresabas pensé que algo
había pasado pero debía esperar a que todos se fueran para ir a
buscarte, debí haber salido en tu búsqueda en ese instante, y
ayudarte... 

-No, no hermano- Dijo con vergüenza- Esto es el castigo que he


obtenido debido a mi desobediencia- murmuró sorbiendo su
nariz.

-Es suficiente- Dijo, sacando su pañuelo suave para después


acercarlo al rostro de Jin- No te tortures de esta forma. Haz hecho
mal, pero te has arrepentido, ahora solo pídele a nuestro Padre
que tome en cuenta tu fe y tu devoción, y no tus errores como ser
terrenal que eres... que somos- Dijo sonriéndole de forma
comprensiva y comenzó a frotar sus mejillas suavemente,
asegurándose de quitar las marcas de tierra y lágrimas que le
ensuciaban las mejillas.

Jin sintió su corazón tranquilo, cada vez más a medida que ese
pañuelo lo limpiaba con cariño, y cerró los ojos sintiendo el cálido
cuidado de su hermano.

Para el castaño, Jae Hwan era un tesoro, un ángel que le enviaron


del cielo cuando se quedó sin amigo alguno en el mundo. Los
padres de Ken habían muerto, y había llegado al orfanato con 10
años, lo que era doloroso, porque él sí podía recordar a sus
padres, y los maltratos que sufrió por parte de sus otros
familiares, quienes lo rechazaron, obligando a las autoridades a
dejarlo en el orfanato, por eso Jin siempre cuidó de él, y él de Jin,
aún ahora, cuando ambos ya tenían 20 años de edad.

-Me falta solo una parte, no te muevas- Dijo de forma amable,


moviendo el pañuelo por los labios del castaño, con cuidado. Jin lo
miró en silencio, sintiendo su corazón palpitar de forma
impaciente, suspirando de la forma más discreta posible.- Listo.
Haz quedado bien de nuevo- Sonrió.

-Gracias.

-No hay de qué- Respondió el pelinegro y se acercó a él. Despacio,


rozando con su aliento cálido el rostro de Jin- ¿Sigues triste?
-Sólo un poco- Dijo el castaño, moviendo sus labios con cuidado al
responder, pues si los movía demasiado definitivamente rozarían
los de Ken.

-Tranquilo. Todo estará bien, hermano mío- Dijo, sonriendo de


forma amable, y tras ello entre abrió los labios, rozando un
segundo la boca de Jin, que se abrió ligeramente para recibir el
siguiente roce.

-Ken...

-Shhh... está bien- Murmuró el pelinegro, metiéndose en su boca


apaciblemente, apretando su labio inferior con cariño, y tras ello
Jin cerró los ojos, recibiendo el beso con los labios entre abiertos
correspondiéndolo. Ken empujó su boca contra la suya, una vez,
después otra y otra más, entre suspiros húmedos e impacientes,
hasta que Jin comenzó a sentir la lengua de Jae Hwan tocar la
suya, y decidió hacer una pausa, jadeando, mientras se alejaba
unos centímetros de él.

-Hermano...- Jadeó, con las mejillas completamente rojas.

-¿Estas mejor, hermano mío?- Dijo sonriendo.

-Si...-murmuró, mirándolo con la cara sonrojada.

-Me alegra- Respondió, acariciando su rostro con cariño.


-Jae Hwan- Musitó Jin- El señor se enfadará con nosotros si
seguimos haciendo esto -Dijo en tono de vergüenza- Cuando
éramos niños... Nos...

-Nos queríamos- Interrumpió- como lo hacemos ahora, después


de tantos años, hermano-Susurró Ken, apartándose de él.

-Pero está mal...-Dijo con la mirada gacha. 

-No hermano, no lo está- Dijo acariciando su mejilla- Siempre


hicimos esto, desde niños, para consolar nuestros corazones. No lo
hacemos con intenciones mundanas- Murmuró, levantándole el
rostro para que pudiese mirarlo- No somos sodomitas, Jin, y
tampoco somos homosexuales; dijimos que nos besaríamos para
consolarnos, y eso es un acto de bondad entre hermanos, como
nosotros, no es un acto de lujuria.

-Sí...- Murmuró, sonriendo tímidamente- Tienes razón.

-Cuando llegue el momento de tomar los votos, nuestros actos de


afecto se terminarán.- Dijo soltándolo, y se puso de pie para
acomodar la silla de nuevo en su lugar- No podremos hacerlo
más, y deberemos ser fuertes el uno sin el otro.

Jin se quedó en silencio unos segundos, con la mirada gacha


-Hermano... tengo miedo.

-¿Por qué?
-Porque nunca hemos estado separados, y cuando tomemos los
votos... tú y yo...

-Es el sacrificio que hemos de pagar para servir al señor, Jin, yo me


convertiré en orador para agraciar a mi rebaño con su sagrada
palabra y tú...

-¿Cómo podré ser un exorcista, si no pude enfrentarme al


demonio que se ha aparecido ante mí, hermano?- Preguntó con
angustia en la piel.

-Podrás hacerlo Jin, es normal tener miedo, pero triunfarás a pesar


de ello, ya verás- Dijo palmeándole el hombro.

-Sí.

-Ahora vamos a que te cambies, antes de que el padre Seejin te vea


de esa forma.

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Los pasos de ambos resonaban por los pasillos, en medio del eco
que ocasionaban los muros y el piso de duela, fríos y casi oscuros
a pesar de ser la tarde. Sin embargo, ese aspecto lúgubre de los
dormitorios en el orfanato se perdía unos metros más adelante,
cuando el sol entraba por entre las enormes columnas del patio
central, no tan grande como a los niños les gustaría, pero que tenía
algunos juegos, como unos viejos columpios, una resbaladilla y
algunas rocas pintadas de colores en las que podían saltar.

Atravesaron el patio, saludando a algunos de los niños que


disfrutaban del sol que los animaba a jugar unos con otros, pues
era su momento de recreo en medio de las clases matutinas. Una
sonrisa amable aquí y otra allá, gritos y carcajadas que Jin adoraba
escuchar, porque le recordaban cuando Ken y sus otros amigos
jugaban en el mismo patio.

-Hermano- Dijo Ken, distrayéndolo de sus pensamientos- El padre


te recibirá ahora- La seriedad en su voz influyó en Jin.

-Sí- Dijo en un tono firme, abriendo la pesada puerta de la oficina


del padre Seejin, y este sentado en su escritorio le indicó que
cerrara la puerta- Buenos días, Padre.

-Buenos días. Siéntate, Seokjin- Dijo en un tono serio.

-Sí, padre- Exclamó con la mirada gacha.


-Jae Hwan organizó a los niños solo está mañana, y despidió a
nuestros feligreses de la misma forma- Indicó- ¿Podrías decirme
por qué?

-Yo... tuve un percance esta mañana, padre mío.

-¿Se puede saber qué percance?

-Perdóneme, Padre. Yo... -Dijo con vergüenza- Regresé al bosque


para dejar flores en donde Kyun murió...

-Hablamos de eso hace tiempo, Jin, prometiste, ante la imagen de


nuestro Señor, que no lo harías más, has mentido.

-El señor sabe que mi corazón no podría estar tranquilo si no le


llevo flores, ya que no me dejan acercarme al cementerio -hizo una
ligera pausa- en donde está su tumba.

-¡Esa no es excusa para tu desobediencia!- Dijo en tono firme,


levantándose de su escritorio, y Jin cerró los ojos, con culpa.

-Me encuentro avergonzado y sinceramente arrepentido, padre


mío, se que lo que he hecho no tiene nombre y que lo he
defraudado, a usted y a nuestro Padre.
-Es cierto, hijo mío- Dijo seriamente, sacando de su armario una
fusta y miró a Jin un momento, de forma recriminatoria. El
castaño no necesitó instrucción, extendió las manos sobre el
escritorio, tragando en seco- Me duele mucho tener que castigarte,
tú siempre has sido un joven ejemplar a pesar de lo que todos
digan. Pero, Jin,  la desobediencia agravada con la mentira es un
acto que deshonra a nuestra comunidad, y debemos hacer algo al
respecto.

-Lo entiendo, padre mío. Por favor, déme el debido castigo, solo
así podré estar en paz y jamás volveré a repetirlo, puedo jurarlo
ante nuestro señor- Dijo con determinación, y tras un suspiro el
padre Seejin le dio un fuerte golpe en las manos, haciéndole arder
la piel como si lo hubiesen quemado.

Un golpe, que cortó el viendo a su paso de forma violenta,


impactando contra su piel, después otro, otro, otro, otro... otro.

Otro.

Los ojos de Jin estaban húmedos, y sus manos, marcadas,


temblaban por el dolor. Pero no sollozó ni una vez, esperó el
último golpe con disciplina, y cuando vio que el padre Seejin
guardaba la fusta de vuelta a su lugar cerró las manos con todas
sus fuerzas, escondiéndolas.

-Durante el resto del mes abrirás la iglesia a primera hora, y te


quedarás en la puerta recibiendo a los feligreses que ingresen,
todo en ayunas- Sentenció, regresando a su lugar en el escritorio.

-Sí, padre.
-Le ayudarás a la Hermana Han a servir los desayunos y las
comidas de los niños, y también ayudarás al muralista que vendrá
el día de mañana, hasta que termine su trabajo.

-Perdone, padre. Pero ha dicho ¿muralista?

-Así es- Dijo aclarando la garganta- El comité del pueblo ha


decidido finalmente que el muro blanco que está al fondo de la
parroquia sea decorado con una pintura.

-¡Eso es maravilloso!-Dijo el castaño, casi olvidando el dolor que le


punzaba en las manos- Pero pensé que eso ocurriría dentro de dos
semanas.

-Bueno eso es porque el pintor que vendría originalmente a


hacerlo nos ha cancelado a última hora, aparentemente le han
ofrecido un mayor sueldo en otra parte.

-¡Qué terrible!

-Así son las cosas, hijo mío. Sin embargo, el señor no nos ha
dejado a la deriva -dijo sonriendo- ¿Recuerdas al señor Kim Min
Joo?

-Por supuesto, es el sastre que confecciona los uniformes para la


orden.
-Bueno, pues hace dos días fui a preguntarle cuando podrían tú y
Ken ir a que les tome las medidas para que les confeccione sus
trajes para la toma de Votos- El orgullo inundaba su semblante.

-Pero, padre, esos trajes son muy costosos- Interrumpió


denotando preocupación.

-No importa, he estado ahorrando un poquito para este momento,


sé que debemos ser humildes hijo mío, pero el señor nos
perdonará el tomarnos este pequeño lujo en un día tan especial
para ustedes, y de ninguna forma dejaré que mis niños tomen los
votos sin su traje, el señor y yo sabemos lo arduo que han
trabajado.

-Muchas gracias, padre -dijo sintiendo el corazón en completa


dicha.

-Volviendo al tema: estuvimos conversando y le conté sobre


nuestra penosa situación y para mi sorpresa me dijo que su
sobrino, que se mudaría de la ciudad para vivir en nuestra
hermosa comunidad era una especie de pintor, no estaba seguro
de a que se refería con "una especie de pintor" pero me ha
enseñado algunos

dibujos que su sobrino le mandaba por correo a menudo, y son


extremadamente buenos, y puesto que será un recién llegado
definitivamente necesitará un trabajo.

-Entonces, ¿aún no acepta el trabajo?


-Por lo visto no, pero el señor Min Joo me ha asegurado que lo
aceptará, dice que es un buen muchacho.

-Ya veo.

-En fin, solo estoy esperando la llamada de confirmación, así que


por ahora retírate, debes ayudar a la hermana Han e infórmale a
Jae Hwan de la situación.

-Si padre -dijo levantándose de la silla con rapidez y le hizo una


reverencia cordial para después dirigirse a la puerta.

-Y Jin... -Dijo llamando su atención -No vuelvas a entrar al bosque


de nuevo, sabes que odio castigarlos pero...

-Lo entiendo, Padre. No debe preocuparse -dijo saliendo de la


oficina.

----------------------

Notó que el cielo estaba gris cuando volteó hacia afuera de la


ventana, por el retumbante trueno que se escuchó en medio del
silencio de la cocina. El sobre salto lo hizo soltar la olla que estaba
lavando en el fregadero y ante aquel brusco sonido la hermana
Han se asomó por la puerta, preocupada.

-Seokjinshii -Dijo de forma amable- ¿Estás bien?


-Si Madre, discúlpeme, solté la olla por un momento, eso es todo
-dijo volteándose para seguir tallando con diligencia.

-Te ves cansado hijo, será mejor que te vayas a descansar, yo


terminaré con eso.

-No madre, por favor, no se preocupe. Además es poco lo que me


falta.

-Hijo mío, sé que las manos te duelen, por favor para de una vez
-Hizo una pausa, coon voz preocupada continuó- Entiendo que el
Padre Seejin te ha encomendado esta tarea, pero no le diré nada,
así que vete a descansar.

Seokjin le dirigió una sonrisa amable, pero no le respondió, siguió


lavando las ollas que le faltaban, y ante eso, la madre se le unió,
tomando el otro par de guantes que colgaban de la llave de agua.

-Madre, no hace falta.

-Vamos, después de todo esta es mi cocina y me apetece lavar las


ollas -dijo refunfuñando y el castaño solo pudo sonreírle,
haciéndole una reverencia con la cabeza.

-Gracias...
-No hay de qué -Dijo la anciana y comenzó a lavar- Ha estado
lloviendo muy fuerte los últimos días.

-Sí, el patio de recreo amanece hecho un lío de lodo.

-Bueno, todo en general, con estas lluvias el lodo es inevitable -


Sonrió- Y aún así entraste al bosque. 

-Lo lamento madre...

-¿Por qué lo lamentas?

-Porque entré a una zona prohibida.

-¡Oh, hijo mío! Tú no has hecho nada malo, caminar en el bosque


no es ningún pecado y menos si es para recordar a un amigo, así
que no te sientas mal por ello.

-Pero el Padre Seejin... -Balbuceó tímidamente

-El padre Seejin es una buena persona, presionada por una


comunidad que le teme a ese bosque, nada más, pero tú sabes lo
hermoso que es, ¿no es así?

-Sí...
-Bueno, entonces no te sientas mal, aunque sabes que si me lo
pidieras yo podría llevar las flores a su tumba...

-Debo ser yo quien se las ofrezca, madre. Después de todo... -dijo


haciendo una pausa, sin atreverse a seguir con el tema, pero la
madre irrumpió antes de que pudiese seguir pensando en ello.

-Tu no hiciste nada malo, hijo mío, los accidentes pasan, y este no
fue la excepción, la gente podrá decirte que no tienes derecho de
visitar su tumba, pero debes tener en claro, muy claro algo -su
mirada se clavó en los ojos de Jin, y muy seriamente continuó -Tú
eres un buen chico, Seokjin y quien diga lo contrario es que no ha
tenido la suerte de conocerte.

Jin se quedó con la mirada gacha, terminando de lavar la última


de las ollas, y tras ello se quitó los guantes, para colgarlos en la
llave de agua -Gracias, Madre- respiró.

-Ve a descansar ahora.

---------------

Caminó por el pasillo con dirección a los dormitorios, a través de


los silenciosos y pesados muros del orfanato, hasta que llegó a su
habitación, y estando enfrente de la puerta abrió con cuidado para
no lastimarse más las manos. Un pie, y luego otro... entraron junto
con su mirada gacha, y cuando la alzó encontró a Ken de pie
frente a su cama, con solo una toalla puesta en la cintura.
-Ah Jin, por fin llegas -dijo secándose el cabello.

-Hola -respondió tratando de evitar verlo de frente.

-Jin... tus manos...-Murmuró frunciendo el ceño preocupado.

-No es nada.

-¿Cómo que no es nada? -dijo tomándolo del brazo y alzó una de


sus manos para verla mejor- No... No pensé que te golpearía- Dijo
rencoroso.

-Por favor, no te enojes. Es mi castigo por haber desobedecido.

-Somos adultos ahora, los castigos físicos ya no son algo que


pueda aplicarnos.

-Ken, lo merecía... deshonré mi palabra y decepcioné a nuestro


Señor.

-Nuestro Señor sabe que tus intenciones no eran malas -Dijo con
impotencia- Ven, déjame vendarlas -Murmuró, jalándolo del
brazo, y lo sentó en su cama para ir a buscar el botiquín.

A Jin le dolían demasiado las heridas sobre sus palmas, y aun así,
parecía que el dolor se disipó, cuando Jae Hwan se arrodilló frente
a él, y comenzó a untarle pomada en las heridas, con cuidado. De
su cabello aun escurrían algunas gotas de agua, que caían al piso
paulatinamente mientras vendaba sus manos, y lo hacía con tanta
atención que no podía darse cuenta que el castaño estaba mirando
su cuerpo a discreción, cada parte delineada de su espalda, las
sombras que se hundían tenues en sus clavículas. Sus brazos. Su
cuello. Sus labios...

-Hermano...-Susurró, llamando su atención, sin darse cuenta que


empezaba a sentirse de forma extraña.

-¿Te lastimé? -Dijo asegurando el vendaje.

-No. Es solo que... me siento un poco triste aún -Murmuró,


inclinándose hacia él.

-Jin...

-¿Puedes... besarme un poco más? -Dijo ligeramente temeroso,


pero Ken no se demoró en contestar.

-Sí -Musitó con tranquilidad, tomando por sorpresa a Jin, y lo besó


sin dudarlo, empujando sin esperar siquiera un segundo sus
labios contra la boca del castaño, y este, cerrando los ojos, sintió el
consuelo que tanto deseaba, aunque ante su inocencia y su
mentalidad puritana ni siquiera era capaz de darse cuenta, que lo
que pedía no era consuelo o bondad... estaba pidiendo amor, y tal
vez algo más allá de eso.
Un roce suave, después una leve presión húmeda y caliente, una
más y después otra, en medio de un sonido de suspiros
profundos, en medio del frío de la habitación que comenzaba a
tornarse cálida por el vapor que discretamente se desprendía de
ambos.

Ken siempre fue un poco más asertivo que él, y dentro de su


cabeza sabía lo mal que estaba lo que hacían, pero se aferraba a la
idea de que era cariño fraternal lo que compartían, que el Señor no
lo veía como otra cosa, sino como un acto de consuelo ligeramente
extraordinario, y sin embargo, estando ahí, comiéndose los labios
de su hermano, algo dentro de él despertó, borrándole las ideas,
haciendo que se perdiera en la suavidad casi esponjosa de los
labios que le correspondían ansiosamente, y se levantó poco a
poco sin romper sus besos, tomándolo de los hombros para
empezar a recostarlo sobre la cama.

Jin no sabía lo que pasaba, estaba siendo consolado por su


precioso y único hermano, y su bondad y gracia le entraba por la
boca, mezclado con la saliva cálida proveniente de sus labios,
amaba esa sensación, que de alguna forma lo llenaba. Estaba
completamente inmerso, con la cara ardiéndole en rojo, más aun
cuando Ken fue recostándolo sobre las sábanas, y con la cabeza
llena del calor punzante sintió que explotaba, sintió toda esa
sangre siendo bombeada en su sistema con impaciencia.

-Hermano... -Jadeó como pudo, con la cara ardiéndole en rojo,


pero Ken no lo escuchaba, seguía besándolo, y sus besos ya no
eran hechos de amor, estaban hechos de algo que Jin desconocía, y
que lo embriagó por un segundo, provocándole desconcierto, y
después miedo.

-Amo tu saliva...- susurró Ken sobre sus labios, sin darse cuenta
de lo que pasaba

- Hermano -Insistió, tratando de apartarse, aunque su cuerpo


rogaba porque lo dejara seguir, y no sabía por qué, hasta que
sintió esa parte entre sus piernas despertar con firmeza, y darse
cuenta lo llenó de vergüenza -Hermano, detente- Suplicó
haciendo que Ken abriera los ojos, respirando con impaciencia, y
se levantó en menos de un segundo, retrocediendo hasta la pared,
mientras Jin, avergonzado hasta la medula tapaba su vergüenza
con las manos, sentado sobre la cama.

Ken se llevó la palma de la mano a la boca, con la mirada


completamente abierta y la frente sudándole, estaba aterrado.

-Hermano -Dijo tratando de tranquilizar su respiración -Me... he


excedido con el consuelo... perdóname, por favor no pienses mal
de mí -Suplicó hiperventilando.

-N-no...-fue lo único que pudo musitar, sin atreverse a mirarlo a la


cara, y como si no le importara hacer una pausa abrupta abrió las
sabanas de la cama y se metió dentro sin siquiera quitarse su traje
-Estoy cansado, dormiré -Sentenció nervioso, sin despegar las
manos de sus genitales, y no dijo nada más, se limitó a voltearse
hacia la pared, con una lagrima de vergüenza asomándose por sus
ojos, no comprendía qué era lo que había pasado, Ken solo estaba
consolándolo, solo estaba dándole su bondad y su cariño
incondicional, y en cambio él... había tenido pensamientos
impuros por un momento, jamás iba a perdonarse a sí mismo por
eso.

Creyó haberlo suprimido todo en su adolescencia, cuando le contó


al padre Seejin sobre el extraño "síntoma" que había empezado a
tener todas las mañanas desde que cumplió 14 años, y es que
cuando eso ocurría sentía unas ganas casi incontrolables de
tocarse a sí mismo, porque a veces llegaba a dolerle, pero el Padre
Seejin lo tranquilizó, diciéndole que esas reacciones eran parte de
los deseos mundanos que todos tenían como seres terrenales. Pero
que gracias a la divinidad del Señor esos pensamientos infames
podían desaparecer, junto con aquel aberrante síntoma,
únicamente rezando con devoción todas las mañanas, hasta que el
mal en su cuerpo desapareciera, dejándolo libre para comenzar un
nuevo día, pero ahora ese síntoma había regresado, apenas unos
minutos atrás. Y aún cuando Ken no dijo nada y se limitó a irse a
dormir, Jin no podía tranquilizarse, y en medio de la oscuridad de
la habitación rezó en voz baja, con lágrimas en los ojos, creyendo
que aquello no era una coincidencia: todo había sido perfecto
hasta ese momento. Siempre fue un muchacho ejemplar, pero
ahora, ese mismo día, todo se le caía encima: primero con la
aparición de ese demonio, después su castigo y la decepción del
padre Seejin hacia él, las heridas en sus manos, los truenos, esos
pensamientos impuros hacia su hermano... todo. Todo era tan
caótico, como una maldición, como si ese demonio...
-Ese demonio... -Pensó, recordando cómo había tocado a aquella
sombra en el bosque, haciéndolo enfurecer -Yo... lo toqué...
CAPÍTULO 3: EL ASISTENTE

-"Piedad"... ¿porqué me la pides a mi?, si tu Dios va a dártela... el


día que mueras- Sonrió

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-Buenos días, padre.- Dijeron ambos jóvenes, haciéndole una


reverencia al padre Seejin

-Buenos días.- Dijo cordialmente.- Jae Hwan... Jin ¿te ha


comentado la situación?

-Si, Padre, ya me ha informado.- Dijo firme, mirando a Jin de


reojo.- Estaré gustoso de darle la bienvenida junto con ustedes y
de ayudar en lo que pueda.

-Muy bien, entonces vengan conmigo.- Dijo haciendo un ademán


con la mano, y el par lo siguió curioso.

Jin estaba en silencio, si bien le había comentado a su hermano la


situación, en toda la mañana no se había atrevido a mirarlo a los
ojos, porque no era digno, aunque por su parte Ken trataba de
actuar como si nada, aun cuando también en él pensamientos
extraños habían estado infestando su cabeza durante la noche.

Caminaron algunos minutos, hasta que pudieron llegar a la puerta


principal del orfanato-convento, que se encontraba a unos 100
metros de la parroquia, y ahí esperaron.

Para el padre Seejin resultó desconcertante, pues habían quedado


de verse en ese lugar a las 8:15 am, y siendo las 8: 20 nadie
aparecía por el camino principal.

-Que raro... el señor Kim siempre es muy puntual.

-¿Su sobrino se habrá arrepentido?.- Dijo Ken.

-Si así fuera el señor Kim me lo hubiese notificado con una


llamada.- Su voz se fue haciendo un poco más pequeña mientras
terminaba la frase, pues vislumbró a lo lejos una figura que
caminaba de forma lenta, pero impaciente.

-Padre, mil disculpas, hemos tenido algunas dificultades en el


camino.- Dijo hiperventilando, haciéndole repetidas reverencias al
padre.

-No hijo mío, no debes preocuparte, por favor recupera el aliento.-


Dijo apacible, con su acostumbrada sonrisa bonachona.

-Si... lo siento.- Dijo tranquilizando su respiración cuando notó


que los dos chicos se encontraban a espaldas del padre.- Oh
muchachos, nos los había visto, ¿Cómo están?

-Bien señor Kim.- Respondió Jin.- ¿Cómo está usted?

-Bien, gracias a Dios.- Dijo el hombre mirando a ambos con


entusiasmo.- Han crecido mucho desde la última vez que los ví!
No saben cómo siento no poder asistir a misa tan seguido como
quisiera, estas viejas piernas ya no pueden caminar demasiado

-No se preocupe señor Kim, su salud es prioridad, y además


nuestro señor sabe que usted es un hombre de bien y un siervo
ejemplar- Aseguró

-Muchas gracias hijo, tus palabras me reconfortan.- Dijo


sonriendo.- Me he enterado de que pronto tomaran los votos, por
favor vayan a la tienda cuando tengan tiempo, estaré honrado de
hacer sus trajes.

-Lo haremos, es usted muy amable señor Kim.- Dijo Jin inclinando
la cabeza

-Min Joo, pensé que traerías a tu sobrino.- Dijo el padre Seejin,


prosiguiendo con la conversación.

-Ah si claro, que memoria la mía. No tardará, lo he mandado a


estacionar su vehículo antes de llegar al sendero, aquella cosa se
descompuso ayer, cuando venía arribando al pueblo y está
haciendo un ruido infernal, no quisiera perturbar las clases de los
niños esta mañana.- Aseguró, volteando la mirada, cuando
encontró la silueta de su sobrino acercándose.- Ah, de hecho aquí
viene.- Sonrió

Entonces SeokJin sintió un halo frio deslizándosele por la espina


dorsal.

Era el demonio

Aquel chico, con las manos metidas en los bolsillos y una gorra
puesta, se plantó enfrente de los presentes, moviendo en su boca
una paleta de limón de forma despreocupada, cuyo palito de
papel chocaba una y otra vez con los aros que adornaban sus
labios, unos piercings solo un poco más delgados que el que
portaba en la nariz. Jin no recuerda cuanto tiempo se quedó
estático mirándolo, solo que el viento se detuvo en un sordo
silencio, e hizo que los pasos del chico bajo la grava se hicieran un
eco dentro de su cabeza mientras se acercaba para ser presentado,
Jin se sintió desconcertado, por demás extrañado, como quien ve
una ilusión ante sus ojos

-H-hermano.- Murmuró casi inaudiblemente, llamando la


atención de Ken.

-¿Qué pasa?...
-Es... el demonio del bosque...-Dijo con el labio inferior
temblándole de nervios.

-¿Qué...?, ¿él?

-Si...-Dijo temblando

-Jin... él no es un demonio.- Susurró de forma recriminatoria

-Lo és, Mira su piel...- Dijo temeroso, y entonces Ken comprendió


por fin a lo que se refería cuando le contó sobre el color de la
impureza, y sintió un desconcierto extraño dentro, porque no
podía culparlo demasiado, Jin había estado dentro de un mundo
completamente cerrado toda su vida.

-Jin... tranquilo, hablaremos después de esto.- Sentenció.

No se podía culpar demasiado a SeokJin, había pasado su vida


entera dentro de los límites de ese pueblo, cuyas personas se
limitaban a casarse entre los mismos miembros de la comunidad,
derivando en una población de personas con piel blanca o neutra,
pero ese chico, de ojos rasgados y figura alta tenía el color de los
robles, lo que los antiguos cristianos de la iglesia llamaban
"impuros".

-Este es mi muchacho, padre, su nombre es Namjoon- Dijo el


señor Min Joo con una sonrisa amigable en el rostro.- Vamos Hijo,
saluda al padre Seejin.

-Es un gusto Namjoon.- Dijo el padre extendiéndole la mano


empáticamente, y el chico la tomó inclinando la cabeza
ligeramente y solo para responder sacó la paleta de su boca

-Mucho gusto.- Dijo regresando el dulce a su lugar, encima de su


lengua.

-¿De verdad él es el hijo de Eun Ji?.- Dijo complacido y asombrado

-Así es.- Respondió el anciano, feliz.

-Vaya, es un joven saludable y apuesto

-Por supuesto!, me recuerda a mí en mis años de juventud

-Ya lo creo.- Sonrió el padre Seejin y se hizo a un lado para que


sus pupilos pudiesen ver al joven, aunque SeokJin ya se
encontraba completamente inmerso en sus pensamientos.- Ellos
son mis pupilos- Dijo cordialmente y el muchacho indiferente los
miró unos segundos

-Mucho gusto Namjoon.- Dijo Ken con una sonrisa cálida.- Mi


nombre es Jae Hwan, aunque todos me dicen Ken, y él es SeokJin.
-Hola...- Dijo Jin aún extrañado, mirando la piel impura que
poseía aquel joven,

-Hola...-Dijo el chico sin mucho entusiasmo y volvió a lamer la


paleta de forma despreocupada.

-Bien, ahora que se conocen creo que es momento de que le


muestren cuál será su trabajo, sin embargo, joven Namjoon, me
temo que debo mencionarle que no puede entrar a la casa de
nuestro señor con esos aros en los labios, puedo suplicarle, sin
temor a ofenderlo, que se los quite mientras esté en la iglesia?.-
Dijo el padre Seejin con un gesto de amabilidad en el rostro, pero
Namjoon no respondió, se quedó mirándolo unos segundos.

-Namjoon, quítate esas cosas de una buena vez.- Exigió su tio,


mirándolo con autoridad y el joven bufó discretamente,
metiéndose los dedos entre los labios, y tras algunos movimientos
los piercings desaparecieron dentro de su boca, para que después
los escupiera con cuidado en la palma de su mano, lo que hizo que
Ken lo mirara con un poco de desagrado infantil. Acto seguido
desatornilló el de su nariz, y los metió todos en su bolsillo,
mirando al padre con ligera apatía.

-Por favor enséñenle el interior de la parroquia y la imagen


-Si padre.- Contestaron al unísono sus pupilos

-Namjoon...-Dijo el anciano, mirando al chico con una súplica


discreta en el rostro que Jin pudo notar pero el chico no contestó,
volvió a meter las manos en los bolsillos y comenzó a caminar
hacia el interior del convento, seguido por Ken que desconcertado
trotó para alcanzarlo

-Perdónelo padre, es un chico un poco callado.- Dijo el anciano

-No importa, es natural en los chicos de su edad.- Dijo tomándolo


del hombro, guiando al anciano, y tras unos pasos Jin los siguió,
tragando en seco.

--------

-Esta es la imagen que el padre quiere que pintes en el muro.- Dijo


Jae Hwan entregándole una impresión de una imagen, en donde
el padre el hijo y el espíritu santo se alzaban en las nubes, sobre
una serie de ángeles y querubines.

Namjoon la observó un momento, con ligero hastío, y después


volteó hacia arriba, analizando el espacio.
Jin se quedó detrás de Ken, sin decir palabra alguna, aunque a
Namjoon no parecia importarle en absoluto, estaba perdido en sus
pensamientos, con la hoja de papel en la mano.

-En cuanto me digas que colores y materiales necesitas iremos a


comprarlo.- Dijo entusiasmado

-Un andamio.- Dijo interrumpiéndolo, sin dejar de mirar el


espacio

-Ahh... no tenemos algo como eso, pero tenemos escaleras.- Dijo


Ken amablemente

Y ante su insistencia Namjoon volteó a verlo unos segundos.- Las


escaleras no sirven

-Bien...-Dijo desconcertado por su falta de cortesía.- Haré lo que


pueda para conseguirlo

-Yo lo construiré.- Dijo seriamente, mientras sacaba una pequeña


libreta de su bolsillo y un lápiz, con el que comenzó a anotar
rápidamente, como si su mano fuese una computadora y por ese
segundo Jin lo observó curioso. –Esto es lo que necesito para hacer
el mural que me piden.- Dijo arrancando la pequeña hoja, y se la
dio a Ken sin tomarle mucha importancia.
El pelinegro la leyó de reojo, y se sorprendió discretamente, pues
la lista contenía la medida de las tablas, las bases de metal, cada
uno de los colores, los números de pincel e incluso el tipo de
plástico para cubrir el suelo de manchas.

-Me parece bien...-Balbuceó -¿Cuándo puedes empezar?

-Cuando lo requieran.- Dijo examinando la iglesia con la mirada

-Bien, conseguiremos los materiales en la mañana, puedes venir


por la tarde si gustas.- Dijo sonriendo, pero Namjoon no
respondió, guardo la libreta en su bolsillo y después le dio en las
manos la fotografía de la imagen que querían que pintara

-Ah... Es para tí.- Dijo Ken mientras el de tez morena abandonaba


la iglesia sobre pasos lentos

-No la necesito ya.- Dijo siguiendo su camino y abandonó la


iglesia dejando a ambos desconcertados.

-Vaya... es una persona difícil.- Dijo Ken, mirando a Jin que


apenas salía de su improvisado refugio detrás de él.

-Es él, te juro que es la misma criatura que vi en el bosque

-Jin, debes estar confundiéndolo


-No lo estoy!, esos aros de metal en su rostro, su voz, sus ojos, y
ese tono impuro en su tez, no puedo estar confundido!

-Hermano.- Suspiró.- No lo llames de esa forma... escúchame, tal


vez no lo sepas, y lo comprendo pero esos aros en su rostro son
perforaciones, una moda rara que se hacen los rebeldes en las
ciudades, eso no lo hace un demonio, solo es un chico con
problemas de actitud, eso es todo

-¿Y como explicas esa piel manchada?.- Dijo indignado

-Hermano... basta.- Dijo ligeramente hastiado.- Ese muchacho no


es un demonio y debo pedirte que dejes de repetirlo, piensa en
cómo se sentiría el buen señor Min Joo si te escucha hablar así de
su sobrino recién llegado.

-Pero... él

-Basta.- Suplicó, casi como una orden.- vámonos, debemos alistar


a los niños antes de que empiece a llover- insistió.

-Si...-Contestó cabizbajo, sintiéndose un poco decepcionado, de


que Ken no pudiese creerle, estaba seguro, de que esa persona,
guardaba algo raro malévolo en su interior, pero se resignó, debía
confiar en su hermano, confiar en que aquella persona no era el
demonio que había visto antes.
Salieron de la iglesia con prisa, percatándose de que las pequeñas
gotas empezaban a caer del cielo gris, fue por ello que corrieron
hacia el convento, sin darse cuenta, de que el chico de tez morena
estaba a un lado de la puerta de la iglesia, y con las manos metidas
en los bolsillos suspiró, tal vez sintiéndose un poco herido por las
palabras que habían dicho sobre él, pero después sonrió,
tragándose dos de sus aros de metal, y los acomodó sin mucha
prisa, mientras caminaba de regreso a lo que sería su nuevo hogar.

-Un... demonio...ah?.- Murmuró

----------------

Jin entró con dificultad en la iglesia, estaba cansado, pues se había


encargado de recibir a los feligreses a primera hora, formar a los
niños, ir por el material que les había encargado aquella persona
hasta una de las partes más recónditas del pueblo, y ahora tenía
que armar el dichoso andamio, antes de que el susodicho pintor
llegara.

-Vamos Jin, ayúdame.- Dijo Ken arremangándose el traje y


comenzaron a armar el andamio con cuidado.

Debía tener al menos 5 metros de altura, por lo que les tomó


varias horas armarlo, pero estuvo listo, mucho antes de que el
pintor llegara, por lo que bajaron de él satisfechos, esperando su
llegada.
-¿Crees que con esto será suficiente?.-Preguntó Ken entusiasmado

-Si... creo que lo será.- Dijo el castaño sin mucho animo

-Hermano...¿ que pasa?

-No es nada.- Dijo evitando mirarlo directamente

-Aun estas incomodo...- Dijo descifrándolo, mirando a través de él

-Yo... solo no quiero temer pero... no puedo dejar de pensar en


ello, me resulta...

Ken no lo dejó continuar, se acercó a él, rodeándolo con sus brazos


en forma de consuelo- No temas... ya te dije que no es un
demonio, es solo un chico, y sea lo que creas que te hará creme
que no lo hará, ¿está bien?.- Dijo tomándolo del mentón, con
cariño

-Si...

-Bien...-sonrió.- si aun así te sientes incomodo hablaré con el padre


Seejin para que me de tu lugar y tu cuides de los niños en vez de
mi
-Si... no te preocupes.- Dijo alzando la mirada, encontrando los
ojos de Ken, y no pudo evitar tener de nuevo, aquellos
pensamientos que lo preocupaban.

-Hermano...- Murmuró acercándose a su rostro.- Eres un regalo


del cielo...

-Ken... -Dijo de forma temerosa, porque moría por besarlo de


nuevo, ardía en un deseo infame por sentir el sabor de su saliva, y
eso estaba tan mal, estaba pecando con el pensamiento, así que sin
pensarlo dos veces retrocedió un paso, desconcertando a su
amigo.

-Jin...

-Yo... lo siento.- Dijo avergonzado, temiendo que hubiese sido


demasiado evidente

-Es... por lo que pasó... anoche...?-Preguntó en el momento que los


ojos de Jin se perdieron a su espalda, mirando algo fijamente, y es
que Namjoon se encontraba de pie, con expresión seria, mientras a
su hombro cargaba un costal color negro.

-Señor Namjoon -Dijo Ken aclarando la garganta.- Me alegro que


haya llegado.
Namjoon se quedó en silencio unos segundos, mirando a Jin
fijamente, y el castaño, inmerso en esa mirada no pudo evitar
sentirse atemorizado.-Les dije que yo armaría el andamio...-Fue lo
único que dijo, y dejó en paz a Jin, pasando de largo, para
examinar lo que habían hecho

-Bueno, no queríamos que tuviera tantas molestias, señor

Namjoon.- Dijo Ken amable a pesar de todo.- Por cierto, ayer no


tuvimos tiempo de decirle.- Dijo jalando a Jin del brazo.- Nuestro
hermano, Seokjin, será su ayudante, cualquier cosa en que tenga
duda o que necesite por favor comuníquesela.

-No necesito un ayudante.- Dijo poniéndose un lápiz en la boca, y


después de su morral color negro sacó enormes hojas de papel,
colocándolas en el piso

-Me imagino que no para su trabajo, pero bueno, el padre Seejin


insiste, por favor, acéptelo como un acto de buena fe de nuestra
iglesia.- Dijo cordial

-El acto de buena fe llegará cuando me paguen.- Dijo secamente,


sin mirarlo, y Jin se irritó.

-Señor Namjoon, debo rogarle que no le conteste de esa forma a


nuestro hermano.- Dijo Jin, como si el miedo de su cuerpo se
hubiese disipado, porque sencillamente no podía soportar
presenciar que le hablaran de esa forma a Jae Hwan, más cuando
era una persona tan cálida y amable, por ello pensó que tal vez era
cierto, aquel chico no era más que una persona conflictiva, solo
eso y además, sin esos aros metálicos en su cara, perdía mucho de
su imponencia.

Pero de nuevo, Namjoon no se molestó en contestar.

-Señor Namjoon, ¿podría al menos responder?- Insistió, viéndolo


ponerse de rodillas en el suelo para aplanar el papel.

-Hermano.- Intervino Ken, mirándolo de forma apacible.- No


importa... todo está bien

-Es que él...

-De verdad.- Insistió, tomándole la mano.- ¿Estas seguro de que


no quieres que hable con el padre?

-No.- Contestó, viendo de forma hostil al de tez morena

Ken solo tragó en seco, soltando su mano, y lo miró una última


vez para después dirigirse de nuevo a Namjoon.- Espero que esté
cómodo, señor Namjoon, los materiales se los proporcionará Jin
conforme se los vaya pidiendo.- Dijo haciendo una cordial
reverencia con la cabeza, y se retiró, dejándolos solos, en medio
del eco de la enorme capilla.
Jin no hizo demasiado, estuvo recargado en la pared, dudando de
si debía ayudarlo o decirle al menos algo, sabía que sería un largo
día, tal vez el más largo que habría tenido en la vida.

Namjoon estaba de rodillas en el suelo, sacándole punta a uno de


sus lápices más gruesos, y tras asegurarse de que fuera apropiado
comenzó a trazar sobre el papel, completamente inmerso, como si
nada en el mundo existiera fuera del lienzo blanco, y es que ni
siquiera pudo reaccionar, cuando Jin se acercó curioso, para ver
cómo es que dibujaba.

Y le pareció increíble

Sumamente bello

Porque el trazo del lápiz se deslizaba por la blancura del papel, y


luego por la de otra hoja, y luego otra nueva, como si fuese el
viento, y dejaba a su paso algo amorfo, casi sin vida, para después
convertirse en una figura, después una forma y después en un
objeto: Ojos, labios en un rostro envejecido, que representaba al
señor, después uno más joven, de facciones hermosas, que parecía
perfecto, con una barba tupida, las manos, suaves y benevolentes,
y sus ropas, arrugadas e inmensas, que caían como si de verdad la
gravedad tuviese influencia en ellas y después los ángeles, de
plumas inertes y claras en sus alas, abundantes, como las de un
águila.
Por un momento se sintió cautivado al verlo transformar la nada
en arte, y deseó decirle algo amable, pero su rencor y su mala
experiencia con el joven no se lo permitió y su halago, que debía
ser encantador se convirtió en un:

-"Quítate la gorra, estás en una iglesia"- Fue lo que salió de su


boca, en forma de recriminación.

Namjoon lo miró de reojo, sin dejar de dibujar las sombras en los


cuerpos, pero hizo caso omiso a su petición- o mejor dicho su
orden- y siguió trazando, sin problema alguno.

-Señor Namjoon...

-¿Por dónde se sube?.- Dijo enrollando los bocetos,


interrumpiéndolo y Jin, distraído, solo le señaló la escalera, del
otro lado del andamio, así que Namjoon se dirigió a ella, subiendo
con el lápiz en la boca.

-Señor Namjoon.- Insitió.

- Trae la pintura blanca y una brocha.- Le gritó desde arriba y Jin,


sintiéndose ofendido solo pudo ir a la sacristía por lo que le
habían pedido.

-Aquí está.- Gritó desde abajo


-Tráela.- Ordenó sin amabilidad, y Jin a regañadientes subió,
temiendo por su vida porque en realidad no le agradaban
demasiado las alturas, no desde que era un niño, pero sus
pensamientos se fueron, cuando encontró al joven, terminando el
boceto en la parte alta del andamio, con todos aquellos enormes
papeles unidos con cinta adhesiva, y sus ojos se perdieron en esos
dulces trazos, que capturaban la gracia del señor.

-Co...mo...-Balbuceó, acercándose al dibujo en el suelo.- ¿Como lo


hiciste sin la foto...?- Dijo sorprendido

-Trajiste la pintura?- Dijo ignorándolo, pero esta vez a Jin no le


había importado demasiado, seguía maravillado, así que solo le
extendió el bote y la brocha, y Namjoon comenzó a pintar el muro
de color blanco.

No pronunciaron ni una palabra por las siguientes horas, Jin se


limitó a ir por otra brocha para ayudarlo, y el no dijo nada, solo lo
quitaba cuando llegaba a estorbarle, y cuando llegó la hora el de
tez morena sencillamente bajó del andamio, sin siquiera
despedirse, y se fue, dejándolo solo, con sus pensamientos.

Jin no podía creer que una persona así, pudiese dibujar algo tan
hermoso como aquello, y se quedó ahí un rato más, tratando de
imitar los movimientos de la mano de Namjoon sobre el papel
para comprender como es que lo hacía, pero después se le hizo
inútil, y se rio, por primera vez en mucho tiempo, aunque fuera de
sí mismo.
----------

-Buenas tardes, señor Namjoon.- Dijo Jin de forma cordial, desde


la puerta de la iglesia, mientras el de tez morena pasaba de largo,
sin siquiera mirarlo, y de nuevo Jin se sintió irritado, y a pesar de
la belleza que podía plasmar con sus manos lo creyó indigno de
nuevo y a regañadientes subió a su lado hasta llegar a la cima del
andamio, en donde Namjoon ya se encontraba trazando con
carboncillo, de forma sumamente tenue, la silueta de la pintura,
sobre el muro. Así que Jin, molesto y en parte curioso, se limitó a
sentarse en una esquina, con las rodillas entre sus brazos, para
observarlo pintar detenidamente.

De nuevo las horas comenzaron a pasar, entre trazos preciosos y


silencios incomodos, hasta que llegó la hora del almuerzo, y Jin al
ver que el chico no se retiraba decidió ir por comida, que subió
casi a costa de su vida a la cima del andamio.

-Lo ha mandado la madre Han.- Dijo ofreciéndole unas pequeñas


madalenas que parecían rellenas de algo que olía delicioso.

-Dale las gracias de mi parte.- Dijo tomando una, y se la metió a la


boca, para seguir trabajando.

La mirada de Jin de pronto de iluminó, era la primer frase amable


que escuchaba del chico en los tres días que llevaba conociéndolo,
y eso lo entusiasmó, porque pensó que por fin la hostilidad
cedería, aunque fuese un poco entre ambos.
-Se las daré.- Dijo feliz, y tomó asiento de nuevo, para observarlo
con detenimiento unos minutos, con una sonrisa en el rostro.-
Señor Namjoon.- Dijo arriesgándose.- De verdad me maravilla
como dibuja.- Dijo de forma amable, pero para su decepción el
chico dejó de contestar de nuevo, y de igual forma eso no hizo que
se desanimara.

-¿Cómo puede lograrlo?, sencillamente sería imposible para una


persona como yo.- Sonrió.- ¿Estudió en alguna parte?.- Y al
terminar la frase el silencio incómodo se hizo presente de nuevo.-
Bien... creo que no quiere conversar...-Dijo como última esperanza,
pero no consiguió nada, más que un "Ve por la pintura azul y los
pinceles" después de dos horas.

Jin obedeció, sintiéndose de nuevo decepcionado y sobre todo


molesto, y en ese momento dejó de importarle tratar de ser
amable, el chico era un grosero, y apático, y él no se desgastaría
tratando de amistar con él nunca más. Estaba molesto

Así que cuando le dio el bote y los pinceles en la mano lo hizo de


forma hostil, aunque al chico no le importó en absoluto.

-Bien, parece que no quiere hacer que nos llevemos bien, así que
dejaré de hablarle de una buena vez.- Refunfuñó

-Gracias.- Dijo secamente, haciéndolo enojar aún más


-Señor Namjoon de verdad me parece que su actitud es
demasiado insolente, debería comportarse, más cuando está en la
casa de nuestro señor

-No veo que esté portándome mal.- Dijo indiferente

-Pues lo está haciendo sin duda: entra sin inclinar la cabeza, no


saluda a sus hermanos, es grosero con su prójimo y sobre todo no
se quita esa gorra! Usarla es una total falta de respeto.-
Argumentó enfadado, pero el chico solo esbozó una media
sonrisa, y por fin se volteó, para verlo de frente.

-Quitarme la gorra, dices...-Sonrió.- está bien, aunque no creo que


sea conveniente del todo, podría ofender aún más a tu señor.- Dijo
retirándola de su cabeza y Jin abrió la mirada, observando su
cabello desteñido, en un rubio casi blanco, peinado en una
mohicana.

-Tu cabello...-Murmuró

-¿Ves? Es desagradable para ti.- Dijo sonriendo, y tras ello se


colocó de nuevo la gorra.- No tienes que poner esa cara, ya me la
puse de vuelta, además, no quiero que mi cabello se manche si la
pintura gotea.- Dijo volviendo a su trabajo y Jin se dio cuenta de lo
grosero que había sido por hacer esa expresión

-Señor Namjoon... yo... lo siento, no pretendía ofenderlo...


-No te preocupes demasiado, esto no ha sido nada en realidad.-
Dijo sonriendo, guardando sus cosas, preparándose para irse.- Lo
del demonio fue mejor... la piel impura, tu sabes.- Dijo como si
nada y Jin ante sus palabras se avergonzó enormemente, sintiendo
demasiada culpa.

Namjoon comenzó a bajar las escaleras, pero extrañamente hizo


una pausa, para mirarlo fijamente.

- Señor Namjoon... yo... no quería

-No te preocupes, después de todo... de un demonio a otro no


podríamos ofendernos.- Dijo sonriendo, dejándolo sin palabras.-
¿No es así?

-¿Q..ue...?.- Dijo extrañado, mirando cómo se iba


CAPÍTULO 4: IMPURO

-Cállate... y abre la boca...

-------------------

Miraba por la ventana al sol que caía por encima de las paredes
del orfanato, con un lápiz del número dos en la mano, con el que
llevaba un rato jugando. Debía estudiar arduamente, pues su
presentación de votos estaba cada vez más cerca, pero
sencillamente no podía dejar de pensar en las palabras de Kim
Namjoon, en que su actitud era completamente culpa suya desde
el inicio.

Si es que pretendía deshacer la atmósfera de tensión y hostilidad


entre ellos definitivamente no había ido por un buen camino, y lo
peor era que estaba haciendo lo que las personas habían hecho
con él desde muy pequeño: Juzgarlo

Adicional a ello se sentía intranquilo, por la última frase que el de


tez morena le había mencionado, y se convencía a si mismo de no
era posible de que el supiera lo que había pasado cuando era solo
un niño, después de todo Namjoon era un extranjero ajeno al
pueblo, pero la duda le corrompía las entrañas.
Cansado de la situación, y de los pensamientos de culpa dentro de
su cabeza tomó su saco, que colgaba del respaldo de la silla y salió
de la habitación de forma rápida, encontrándose con Ken en el
camino

-Jin!.- Dijo viéndolo correr por los pasillos.- ¿A dónde vas?

-Debo arreglar un asunto en el pueblo, no tardaré.- Dijo sin más, y


salió corriendo por el enorme portón del orfanato.

Caminó tal vez unos veinte minutos, primero por el sendero


solitario que separaba a la iglesia del pueblo y después, a través
de las pequeñas callecitas tranquilas, en donde una que otra
personas se veía a lo lejos.

Cuando llegó a la sastrería se acomodó el traje frente a la puerta


de madera, y la observó un momento, la construcción era en
verdad pequeña, de apenas una planta y toco algunas veces con
calma, tragando en seco, pues aun después de todo el camino no
sabía que es lo que le diría exactamente a Kim Namjoon, y no tubo
demasiado tiempo de pensar en ello, porque la puerta se abrió
frente a su rostro, poniéndolo nervioso.

-Hermano SeokJin.- Dijo el señor Min Joon.- que agradable


sorpresa, ¿que lo trae por aquí?

-Buenas noches señor Min Joo, he venido a buscar a el señor Kim


Namjoon, ¿se encuentra en casa?
-Oh... me temo que no... él... no llega hasta tarde

-Ya veo...-Dijo extrañado por la contestación, pues Namjoon solía


irse de la parroquia a las 5 pm.

-¿ha hecho algo malo?, por favor no dude en decirme.- Dijo el


anciano angustiado, desconcertándolo.

-No no señor Min Joo, no se trata de eso.

-Si quiere que le diga algo puede decírmelo con confianza

El joven se avergonzó de si mismo unos momentos.- No señor


Min Joo, en realidad es algo de lo que me gustaría hablar con el
directamente, ¿sabe en donde podría estar?

-Lamento decir que no, hermano, no suele contarme mucho sobre


sus asuntos, si es de mucha urgencia puedo salir a buscarlo

-No, por favor no se moleste, puede esperar a mañana

-¿Esta seguro?

-Absolutamente, vaya a descansar por favor.- Aseguró,


invitándolo a regresar al interior de su casa.- Lamento la molestia
-No es ninguna molestia, hermano.- Sonrió.- Buenas noches

-Buenas noches, señor Min Joo.- Dijo haciendo una reverencia

-Ah, hermano por cierto, no tiene porque llamarlo señor Namjoon,


después de todo mi sobrino es menor que usted, me parece.- Dijo
con una sonrisa

-¿Menor...?-Masculló extrañado

-Así es, acaba de cumplir 19 años hace unos dias

-Pero él... luce mucho mayor

-Bueno siempre ha sido así en nuestra familia, crecemos de forma


veloz.- Aseguró

-Ya veo...

-Padre... -Dijo cambiando el tono de su voz.- Sé que mi sobrino es


un muchacho un poco difícil, pero puedo asegurarle que es un
buen chico, a pesar de todo

-Señor Minjoo... ¿porque me dice esto?


-Porque usted es un joven ejemplar, y mi sobrino nunca ha tenido
la oportunidad de un buen ejemplo

-Entiendo...-Musitó.- No se preocupe por él

-Muchas gracias, hermano.

-No hay de qué, ahora vaya a descansar, ¿está bien?.- Dijo


haciéndole ademanes de que entrara a su casa y sin dudarlo,
ligeramente avergonzado por haber perturbarlo al anciano regresó
sobre sus pasos.

Jin suspiró resignado, sin duda alguna debería esperar al día


siguiente para hablar con el chico, y ahora era mucho peor porque
Ken tenia razón, no debía hablar de esa forma del chico, porque su
tio era una buena persona, pero no perdería su buena voluntad, y
definitivamente lograría disculparse apropiadamente, con el fin de
mantener su paz mental y su buena relación con el que sería de su
futuro rebaño.

Estaba caminando de regreso, por el pequeño sendero hacia la


iglesia, escuchando a los grillos que trinaban a lo lejos, escondidos
entre las hierbas y del olor a tierra mojaba que había dejado en el
camino los restos de lluvia de la semana, cuando unas marcas
extrañas en el suelo llamaron su atención, porque eran profundas,
y demasiado recientes; las siguió preguntándose si algún vehículo
había visitado la iglesia últimamente cuando encontró una
motocicleta estacionada entre los arbustos, y ladeó la cabeza
curioso, pues solo las había visto en fotografías, nadie en el pueblo
poseía una igual, salvo una pequeña vespa que el repartidor de
periódicos usaba cada mañana, pero aquella era diferente, era de
color negro y lucia pesada y sucia, y se preguntó a quién podía
pertenecer tal artefacto, cuando sus ojos localizaron un rastro de
pisadas en la tierra que se desviaban del sendero hacia el bosque.

Frunció el ceño ligeramente molesto, todas las personas del


pueblo tenían terminantemente prohibido cruzar aquel límite, y
sabía que no podían ser los niños, pues existía la creencia que el
fantasma de un niño asustaba a todo aquel que intentase entrar, y
eso lo desconcertó aún más, así que ayudado por la luz de la luna
se internó en el bosque, con la intención de regañar al autor de tal
desobediencia.

Caminó detrás de las huellas con cuidado, aunque no lo


necesitaba demasiado, se sabía ese camino de memoria, y su
corazón comenzó a sentirse impaciente cuando descubrió que
aquel rastro se dirigía al lugar que guardaba hondo en su
memoria: la casa del árbol.

Caminó un poco más, tragando en seco, más aun cuando la luz


empezó a escasear, perdida entre el follaje de los altos árboles,
cuando una pequeña y tenue luz lo sorprendió. La siguió sin
chistar, fijándose bien en donde ponía los pies y cuando estuvo lo
suficientemente cerca no pudo evitar sentir indignación, pues la
tenue luz venia del interior de la casa de árbol, tal ves cualquier
persona escéptica pudo haber pensado que se trataba de un
espíritu en pena, él mismo lo hubiese pensando, pues era
demasiado supersticioso, pero olía a queroseno quemado, y eso
solo podía significar que esa luz provenía de una linterna de
fuego.

Frunció el ceño molesto, dispuesto a correr a palos a quien fuera el


autor de tal falta de respeto, y se acercó sobre pasos lentos,
subiendo las húmedas y frías escaleras, cuando ruidos extraños
comenzaron a perturbarlo, eran algo parecido al sufrimiento de
una pobre mujer, y cuando los escuchó corrió, pensando en que
una persona podría estar en problemas, pero lo que vio cuando
entró a la pequeña edificación hizo que casi se desmayara

-Muévete rápido.- Gruñó una voz grave en un tono de


complacencia, mientras la mujer, moviendo sus caderas sobre él se
mordía los labios, completamente desnuda, con sus pechos
rebotando al compás del movimiento.

Jin se quedó estático, mirando la perversa escena en estado de


shock, mientras los gemidos de la jovencita le inundaban la
cabeza, haciéndolo sentir un pánico extraño. El hombre, que era
ocultado por silueta de aquella jovencita la tomó por la cadera con
fuerza, enterrándole los dedos en la piel, haciéndola gritar, y ante
aquel grito, el verdugo la tomó del cuello con violencia, haciendo
que se moviese más rápido.

No había presenciado escena más mórbida y depravada en su


vida, y su miedo lo hizo gritar.
-¿qué creen que están haciendo?!.- Gritó más nervioso que
enfurecido.

El grito de Jin sorprendió a la chica, que se tapó con lo primero


que tuvo a la mano, chillando de vergüenza y para su pésima
suerte Jin la reconoció, era la señorita Cho Yuri, la hija del
carpintero del pueblo.- ¡S-señorita Yuri!

-Padre.- Chilló muriendo de vergüenza, luchando por tapar su


desnudes, en completo pánico

Jin no contestó, busco el rostro del sinvergüenza, y hubiera


preferido que hubiese sido cualquier persona, pero no, ahí estaba,
ese rostro siempre sínico, que antes había buscado con tanta
impaciencia y que ahora deseaba que desapareciera.

-Kim Namjoon...

-Ah... mierda...-Masculló el de tez morena, levantándose como si


nada, pues se encontraba casi completamente vestido, con
excepción de que sus pantalones se encontraban abajo, y los
levantó indiferente, acomodando su asunto con indiferencia.

-Padre, por favor, se lo ruego, no se lo diga a mis padres, me


matarían!.- Chilló la desesperada chica.
-Señorita Yuri, porfavor vistase inmediatamente!.- Dijo en
completa indignación.- Y tu! Rufian desobligado! ¿Como te has
atrevido?!

A Namjoon no pareció importarle demasiado, pues recorrió el


pequeño y polvoriendo inmueble, que destacaba solo por tener
una mesa vieja y algunos tapetes que alguien había movido ahí,
hasta que encontró sus cigarrillos, y prendió uno, ocasionando
que Jin perdiera el control.

-Te estoy hablando!

-Que molesto eres, padrecito.- Bufó

-¿Qué?

-Padre...- lloró la chica, distrayéndole.

-Señorita Yuri, váyase enseguida, tendremos una conversación


después.- Ordenó

-Padre, por favor, no se los diga.

-Váyase ahora mismo.- Insistió furioso, viéndola con vergüenza


La chica solo pudo bajar la cabeza, inmersa en su pena y
habiéndose vestido a medias salió de la pequeña casa, llorando

-Quiero una explicación ahora mismo, Kim Namjoon!

-¿Que explicación necesitas? Estaba follándomela.- Dijo hastiado,


dándole una enorme bocanada al cigarro en su boca

-Voy a suplicarle que no utilice ese lenguaje!

-Como sea...

-Kim Namjoon!, su sinismo en verdad no tiene limites! El padre


Seejin se enterará de esto

Namjoon se quedó en silencio, viendo como la quijada del mayor


temblaba de impotencia, y lo miró fijamente, de forma un tanto
curiosa, pues era la primera vez que veía perder la paciencia a "un
siervo de Dios" y eso... lo humanizó -Haga lo que quiera,
padrecito, de todos modos ya me arruinó la diversión.- Gruñó

-¿Como puede ser tan insensible?! Usted... ¿usted no tiene una


mínima pizca de decencia?! Ella es una buena chica cristiana,
decente!, ¿como pudo hacerle tal cosa?

-Yo no la obligué a nada, de hecho ella fue quien me lo pidió,


¿quiere sensibilidad? Ahí la tiene, le di lo que quería
-Patán! Como puede hablar de ese modo! La ha deshonrado!

-Esa chica ya no tenía mucha honra, créame, es más si tanto


conoce a sus feligreses estoy seguro de que debe saber la
reputación sobre esa chica, o mejor aún... haber contribuido con
ella.- Dijo sonriendo hastiado, cuando un fuerte golpe chocó en su
mejilla, dejándolo en silencio, e hizo que su cigarrillo se apagara
por el golpe, estrellándose en el suelo.

Jin le había dado una cachetada, y su mano, temblando igual que


su quijada quedó marcada en la cara del de tez morena.-
Demonio... insensato! No permitiré que blasfemes en contra de
ella o en contra mía

-¿Porque he blasfemado en su contra, padre? No es usted un


hombre también...?-Dijo sobándose el golpe

-En mi no caben ninguno de esos deseos mundanos.- Aseguró.

-¿En serio...?

-No quería llegar a esto, su tío es un hombre de bien que no


merece la deshonra de un familiar como usted, Kim Namjoon,
pero es mi deber decírselo al padre Seejin inmediatamente!.- Dijo
con la intención de correr a la puerta, cuando fue detenido
bruscamente por la mano del menor, que lo agarró con tal fuerza
que el mayor tuvo que retorcerse para que no siguiera doblandole
la muñeca de esa forma.
-No creo que le convenga demasiado, Padre.- Dijo con mirada
seria.- Después de todo... usted tampoco debería estar aquí, ¿o si?,
no después de lo que pasó cuando era niño

Jin abrió los ojos nervioso, sin querer comprender del todo sus
palabras, era imposible que él... lo supiera- Porque esa cara,
padrecito?¿ He tocado una fibra sensible?

-Tu... ¿como...?- Musitó

-¿Como lo sé? Bueno es una larga historia, "niño demonio"...-Dijo


socarronamente.

-No... no me llames de esa forma! Insolente!

-Bien... dejemos el tema del lado, ¿que te parece?

-Lo que argumentas ha quedado en el pasado, mi deber para con


mi comunidad es primero, y no permitiré que hayas deshonrado a
esa jovencita sin que pagues por ello.

-Ahhh...- resignó el chico, soltándolo de repente, y eso lo


desconcertó.- Bien... tu ganas, puedes ir y decirle al padre Seejin,
puedes decirle a todo el pueblo si quieres, aunque...-sonrió
felinamente.- Me pregunto que será de aquella chica cuando todo
el mundo se entere de que me abrió las piernas cuando llevo
apenas tres días en el pueblo.
-Patán...- Gruñó.- tu chantaje no tendrá efecto alguno sobre mi

-¿Chantaje? esto no es tal cosa, es solo una predicción.- Dijo


soberbio, y sacó otro cigarro de su cajetilla, para encenderlo de
forma calmada.- Un chantaje seria si te amenazara con decirle al
padre Seejin, y a toda la gente del pueblo que su querido siervo
tiene pensamientos impuros... con el hermano Ken.

-¿Q-que...?- Musitó, con un abismo en el estómago

-Así es... crees que no escuché cuando hablaban de lo que paso "la
otra noche"?

-Guarda tus malintencionadas palabras, serpiente...

-Me pregunto que dirían los demás si se enterasen de que ustedes


dos son unos maricas

-No somos tal cosa!.- Gruñó, avergonzado a muerte, con angustia


en el corazón.

Bien... de todos modos me pregunto que asunto será mas


importante de atender... si el chico extranjero que se tiró a una
tonta pueblerina... o... - sonrió.- el "niño demonio" que ha
engañado a todos de nuevo, y tiene sentimientos homosexuales
por el amado y benevolente Padre Jae Hwan...
-No... te atreverías...

-Rétame...- Dijo desafiante, acercándose a él, y Jin no pudo


responder absolutamente nada, tenía miedo, y aquella persona,
que parecía no ser más que un joven extraño y grosero, ahora se
tranformaba frente a sus ojos en un demonio de la carne, que
destruiría su vida con sus palabras venenosas.- Lo haz
comprendido, me alegra.- Dijo triunfante, sonriendole

-Demonio... -Sentenció mirándolo, apretando los puños.-sabía que


había algo malo en ti...- Dijo hiperventilando con impotencia.- Ese
color... es el de la perversión, y la maldad.- Dijo dogmatico,
completamente inmerso en su impotencia.

Namjoon solo estaba jugando, en realidad tenía miedo de que de


repente Jin fuera valiente y lo acusara con el padre Seejin, no se
podía dar el lujo de perder el trabajo, pero todo dejó de
importarle, cuando Jin dijo esas palabras malditas, que abrieron
una vieja herida dentro de él...

"Ese color de piel, ¿porque nació de esa forma?!"

tyle="text-align:right;">"es un impuro"

"¡Adultera!"
"¡Ramera!"

"Bastardo"

"Demonio"

Y lo odió, con toda su alma...

-"Ese color"...-susurró, alzando la mirada hacia Jin con


desprecio.-"Ese color..."- Dijo acercándose a él con furia en los ojos.

-No te acerques! Maldito! Impuro!.- Le gritó, retrocediendo unos


pasos, pero Namjoon no lo dejó, se acercó amenazante, rodeando
en un segundo el cuello del mayor con su mano, y lo azotó contra
el muro, haciendo que el polvo en el techo de madera cayera en
hilos finos. Jin trató de quitar su mano que lo ahorcaba, pero no
tenía oportunidad, Namjoon era mucho más fuerte y su alma
ardía en un dolor rencoroso que se convirtió en enojo, y comenzó
a presionarlo con fuerza.

-"Impuro"...-Gruñó.- Dime padrecito... ¿tu eres puro?

-Su...eltame.-masculló, ahogandose

-Solo porque tu piel... es clara...-Dijo perverso, mirándolo a los


ojos, y sin dejar de presionarlo le dio una enorme bocanada a su
cigarrillo, soltando el humo en la cara de Jin. – Pide perdón ahora
mismo por lo que haz dicho... y te dejaré ir.- Gruñó. El mayor
estaba temblando, sosteniéndole la mirada a pesar de su miedo, y
estaba determinado, porque no se dejaría vencer, no por el ser
repulsivo que creía que podría doblegarlo. No por ese ser de
maldad y perversión.

-No... me retractaré de mis palabras... demonio.- Gimió


lastimeramente

Y Namjoon enfureció.

-Mira como tu piel... también puede oscurecerse...-Gruñó,


arrancando los botones de la camisa de Jin, y cuando pudo llegar a
la piel de su torso lo quemó con el cigarrillo en el pecho.

Jin gritó, haciendo que las cienes del rostro de le tornaran rojas.-
Detente! Detente!.- Chilló horriblemente, sintiendo los puntos de
ardor en su pecho, una y otra vez, entre gritos que estremecieron
al bosque entero, hasta que su verdugo terminó por apagar el
cigarro sobre su piel, habiéndole dejado marcas dolorosas en rojo.

Estaba jadeando, con lágrimas de vergüenza que trataba de


ocultar, pero le era imposible, su verdugo disfrutó de verlo llorar,
sin dejar de someterlo, y cuando no pudo contenerse más sollozó,
siendo liberado en el momento.
No corrió, se cubrió la cara con las manos, aun cuando el pecho le
ardía, y comenzó a llorar de impotencia, mientras Namjoon lo
miraba desde arriba, respirando intranquilamente.- Insensato...
maldito...¿Cómo puedes ser... tan cruel..? -Sollozó sin importarle
que pudiera obtener un mayor castigo

-Tu lo dijiste...-Dijo poniéndose de cunclillas frente a él, y le quitó


las manos bruscamente del rostro, para tomarlo del mentón,
sometiéndolo.- Soy un demonio...Y me haz desafiado...-Jadeó.-
Ahora voy a desollarte vivo...- Dijo con furia, azotándole la cara, y
dejándolo en el suelo salió de la casa del árbol, llevándose la
lámpara de queroseno con él, dejando a Jin a oscuras.

Y entonces en medio de esa oscuridad... 

El infierno comenzó.

CAPITULO 5: MALDITO
-Padre... ¿por qué me has abandonado?

-----------------------
Cuando llegó al pasillo de los dormitorios se abotonó
correctamente el saco, lo mejor que pudo, cubriendo su camisa
rota cuyos botones habían sido arrancados, y se secó las lágrimas,
respirando de forma calmada para tratar de tranquilizarse.

Por supuesto que pensaba en correr con Ken y contarle todo lo


que había pasado, pero no podía hacerlo, porque sabía que su
hermano sin duda lo enfrentaría, y al hacerlo, su secreto quedaría
expuesto.

El demonio estaba equivocado, de eso estaba seguro, porque no


tenía sentimientos de esa índole por su hermano, por supuesto
que no... pero en algo tenía razón, la gente del pueblo no lo
entendería, la gente del pueblo jamás entendía nada, solo sabían
condenar.

-Jin...-Dijo Ken, que se hallaba en el escritorio, con un libro en las


manos.

-He llegado hermano.- sonrió a medias y se pasó de largo a el


pequeño librero en la pared, simulando que había algo que
buscaba.- Vaya, me demoré más de lo que pensaba, será mejor que
siga estudiando

-Hermano... son las 10...


-A-ah... ¿en serio?.- Dijo con la voz entrecortada, tratando de
ocultar que había estado llorando.- Cielos... me he entretenido
mucho de camino, que torpe soy...

-Jin...-Dijo Ken en un tono serio.- Mírame.

Jin pretendió no haberlo escuchando y siguió escombrando los


libros.- Me pregunto en donde habré dejado ese libro.- Murmuró

-Jin...-Insistió, helándole la piel.- Jin, mírame

-¿Q-que pasa, hermano?.- Tartamudeó, mirándolo solo un


segundo y después agachó los ojos al suelo

-Dime que ha pasado...

-N-no ha pasado nada, hermano.- Aseguró, pero comenzó a


temblar cuando vio a Ken acercarse.

-Jin... mírate... estuviste llorando...-Frunció el ceño, con


preocupación.

-Claro que no, es que tengo alergia... estos libros están llenos de
polvo.- Sonrió, tratando de voltear al librero, pero su hermano se
lo impidió, tomándolo de los hombros
-La gente del pueblo... ellos... ¿te molestaron de nuevo...?-
Preguntó con angustia, y ante su miedo a que descubriera lo rota
que estaba su camisa y el olor a cigarrillo, tuvo que asentir,
mintiéndole a la persona que más lo quería.

-No... fue nada, hermano...

-Esto es inaceptable...-Dijo indignado.- La palabra de nuestro


señor nos enseña sobre el perdón y la tolerancia! Insensatos y
tercos que no quieren acoger esa palabra, que no quieren poner en
práctica el amor que siempre hemos recibido... es una decepción,
un sacrilegio, lastimar ignorando las enseñanzas de su palabra...
¡dime ahora mismo quienes han sido!

-Hermano, no los condenes de esa forma, porque el pensamiento


humano es a veces frágil y el espíritu a veces débil...-Dijo tratando
de sonreir, lo mejor que pudo.- Nuestro rebaño es un buen rebaño,
pero tienen sus defectos como todo ser viviente, por ello prefiero
que recemos por ellos, porque puedan entender y acoger la
palabra como dicta nuestra sagrada iglesia...-Dijo palmeándole el
hombro, tratando de tranquilizarlo, y Ken cedió, mirandolo con
una mueca agridulce.

-Jin... a veces quisiera ser tan tolerante como tú.- Sonrió,


sorprendido de si mismo.- Yo... pierdo la paciencia con tal
facilidad y maldigo sin consideración aun cuando debería
practicar la clemencia y la comprensión... en cambio tú...- Dijo
mirándolo a los ojos fijamente, sonriéndole.
-Pero tu eres amistoso y benevolente siempre, hermano, es lo que
vale la pena resaltar, y no los pequeños tropiezos...-Dijo
ligeramente nervioso, por la cercanía de sus cuerpos

-Si... tienes razón, hermano. Perdona mis actitudes por favor... es


solo que más que como un compañero de esta iglesia he hablado
como un amigo, al que le duele que te lastimen.

-El dolor es momentáneo, hermano, cuando cruzo los muros, y


entro a este sagrado recinto todo se desvanece de mi cabeza, así
que por favor... no te preocupes por mí.

-Si...-Dijo atrapándolo con la mirada, y el corazón de Jin, que se


encontraba apenado por la mentira perdió ligeramente los latidos,
cuando se encontró con esa mirada.- Hermano... -Musitó,
acercándose a su rostro.- A pesar de la fortaleza que hay en tu
corazón, ven... y déjame darte mi consuelo.

-Yo...-Dijo recibiendo entre sus labios un suave beso cálido, y a


pesar del sabor divino que sentía recorrerle la boca tuvo que
alejarse, completamente sonrojado.

-¿Que... pasa, hermano?

-Yo... no puedo recibir más este consuelo, hermano

-¿Porque no...?
-Porque... estoy maldito...

-No lo estás Jin, ¿como puedes decir algo así?

-Lo sé hermano.- Dijo seriamente.- desde que vi a ese demonio,


desde que convivo con él, todo se ha vuelto turbio y
desesperanzador

-Jin...

-Por favor... no te acerques hermano... solo lograrás absorber esta


energía maldita que hay dentro de mí.- sollozó

-Si puedo quitarla de ti entonces lo haré con gusto...-Susurró

-No merezco ese acto de bondad de tu parte, hermano

-Tu mereces todo...-Susurró, tratando de acercarse más, aun


cuando Jin interponía sus brazos entre sus cuerpos

-Hermano... -Musitó apenas, pues los labios de Ken lo hicieron


callar, perder la cabeza por un momento.

Jin estaba maldito, estaba "consciente" de ello, y temía que esa


maldición pasara a su buen hermano, a través de sus labios, pero
dentro de su cabeza un sentimiento de egoísmo delicioso lo obligó
a seguir, recibiendo sus besos, con un sensación extraña
recorriéndole el cuerpo, una sensación de bienestar y dolor, de
vergüenza y al mismo tiempo de soberbia, no la había
experimentado antes por eso no supo: Era lujuria...

No sabe cómo es que pasó, solo como es que, después de los


constantes impactos deliciosos entre sus labios, se aventuró a
introducir su lengua dentro de la boca de su hermano hasta que
pudo chocar con la suya, desconcertándolo.

Ken se separó un segundo al sentir ese contacto con su lengua, y


lo miró fijamente, pero Jin no temió que le reclamara, porque esa
persona, a la que no conocía, sabía que la mirada en los ojos de su
hermano no era de desprecio, era de lucha, de una batalla de
pensamientos que explotaban dentro de su cabeza, pero Jin
descifró cuando esa batalla terminó, porque Ken sonrió un
segundo, volviendo a su labios y metió su lengua morbosamente
dentro de su boca, recorriéndolo de forma impaciente,
moviéndola lentamente, sediento, y enloqueció un segundo,
pegando su cuerpo con fuerza al suyo, al punto en que Jin sentía
que atravesarían el librero, pero no fue así, en cambio, con sus
brazos rodeando el cuello de Ken se sintió siendo levantado, y
como un demonio perverso, en un acto de asquerosa e infame
lujuria abrió las piernas, rodeándolo, aferrándose a él, como si se
tratase de una bestia, y el pelinegro, sosteniéndolo de las piernas
aceptó entrar en ese lugar, frotándose entre los muslos de Jin.
Estaba ahí, disfrutando de la saliva y los suspiros desesperados, y
sentía que su cabeza estaba por estallar... era la primera vez que
tenía una sensación parecida, y cuando se percató tuvo que hacer
una pausa abrupta, descubriendo que en medio de sus piernas, un
bulto impaciente y doloroso, completamente erecto, moría de
ganas por seguir frotándose en medio de las piernas de su
hermano, y eso, lo llenó de terror.

-No...-Dijo asustado, soltando a Jin, y este, con la saliva haciéndole


brillar los labios lo miró desconcertado, respirando de forma
impaciente

-Hermano...-Musitó, tratando de volver a sus brazos, pero Ken lo


empujó.

-No... no te acerques.- Dijo Ken, poniéndose la palma de la mano


sobre la boca, observándolo, como si estuviese viendo la maldad
en persona.

-Hermano... quiero más~.- Dijo en un tono que jamás se hubiese


imaginado que podría vociferar, y por un segundo embrujó sus
sentidos, haciéndolo pensar las cosas más impuras y blasfemas
que habían pasado por su cabeza alguna vez.

-Cállate! Cállate!- Le gritó en pánico, haciendo que Jin


enmudeciera y desistiera de acercarse.- No eres tú mi hermano!
Demonio!
Jin abrió la mirada, sintiendo su corazón sucumbir con aquellas
palabras.

"Demonio..."

Si... así es como siempre terminaban llamándolo, y tal vez lo era...


tal vez si lo era... aunque se negara a creerlo

- Ken...

-No me seducirás con tus asquerosas acciones! Déjalo ir ahora! Te


lo ordeno!- Gruñó

-Hermano, soy yo...-Sollozó Jin, sintiendo sus ojos llenarse de


lágrimas

-No... tú no eres mi hermano, ser maldito! Mi hermano no


convertiría nuestro amor fraterno en este profano acto!.- Dijo
desabrochando su camisa y saco de su pecho un escapulario,
aproximándose a Jin de forma amenazante.

Después todo se volvió sombrío, como una ruleta de imágenes


que se intercalaban entre la oscuridad y la luz, con pequeñas
escenas... algunas de Ken golpeándolo en la frente con el crucifijo,
otras del foco en el techo, después los labios de su hermano
rezando por él, sin dejar de someterlo, y después de ello la luz de
la luna entrando por la ventana, y él llorando amargamente en su
cama, rezando al señor, rogando porque lo que hizo Ken hubiese
funcionado, que la maldición dentro de él hubiese desaparecido, y
pidiéndole, que si no había sido así, que si esa maldición de locura
y desobediencia no había abandonado su cuerpo entonces le
permitiera a él ascender a su lado, en los cielos, para no tener que
vivir en el dolor de haber deshonrado a su querido hermano, con
sus actos perversos.

---------------

Estaba sirviendo el desayuno de los niños, viendo a su hermano,


vigilarlos con amabilidad, y sonriéndoles, como siempre lo hacía,
como amaba que lo hiciera, pero sabía que esa serían las únicas
veces que podría ver esa sonrisa a partir de ahora, porque después
de lo que había pasado anoche estaba seguro de que jamás
volvería a sentir su calidez, ni su cariño, y lo merecía, porque no
se había resistido a ser maldecido y ahora ese demonio había
arruinado la única relación que tenía con alguien, y estaba
consumiendo su alma.

Jae Hwan había decidido mudarse de habitación, aun cuando


habían estado juntos desde que eran niños, el padre Seejin les
preguntó esa mañana si había pasado algo entre ellos, pero Ken,
tranquilamente le había dicho que no, que solo necesitaba un poco
más de privacidad para meditar y que estando juntos ninguno de
los dos podría, así que con eso en cuenta el padre Seejin lo dejó
moverse al cuarto de al lado, y el corazón de Jin se rompió.
Ken le evitó la mirada desde que el sol apareció, durante toda la
misa, el desayuno, el recreo, y con ello Jin supo que sería mejor
alejarse, para no atormentarlo más, decidió que sería bueno
alejarse de todo, de hecho, por eso, cuando llegó la tarde se
encerró en su cuarto a estudiar, sin importarle que tenía un deber
como asistente, definitivamente no se acercaría jamás a ese
demonio de nuevo. Pero no contaba con la sucia astucia del
susodicho, menos cuando alguien tocó a su puerta.

Se levantó con impaciencia, pensando esperanzado que tal vez su


hermano querría hablar con él, pero no fueron los ojos de su
hermano los que lo encontraron, fueron los del padre Seejin que lo
miró con recriminación.

-Padre...-musitó

-Lo siento mucho de verdad, Namjoon.- Dijo el padre, sin dejar de


ver a Jin con recriminación.- Le aseguro que es la primera vez que
SeokJin se comporta de esa forma

-No se preocupe, entiendo que no quiera trabajar con alguien


como yo...sé que no luzco exactamente como un miembro de esta
comunidad.- Dijo seriamente, mirando a Jin, y los labios de
castaño temblaron.

-Eres un miembro de nuestra comunidad ahora, y este rebaño


practica la tolerancia y el amor al prójimo, de verdad me disculpo
por los inconvenientes de mi pequeño cordero...
-No tiene que disculparse, padre, no es culpa suya, y odio dar
molestias, de verdad necesito un asistente, pero si el señor SeokJin
no quiere hacerlo no tengo problema alguno

-Ese no es el caso, te lo aseguro, Hijo.- Dijo mirando a Namjoon y


después volteó de vuelta a ver a Jin.-¿ Verdad, seokJin?

-Si...Padre.- Dijo casi inaudiblemente, agachando la cabeza

-Bien, entonces los dejo, por favor cuando tengas avances déjame
verlos, estoy ansioso por ver tu obra, tu tío asegura que eres muy
bueno

-No lo decepcionaré.- Dijo seriamente y tras ello el padre regresó


por el pasillo, dejándolos solos, y Namjoon, sin importarle
demasiado pasó a la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

Y avanzó, acercándose a él, lentamente, sonriendo de forma


perversa- N-no te acerques...

Namjoon lo ignoró, siguió caminando hacia él, con las manos


cruzadas a la espalda e inspeccionó la habitación con atención.-
Así que esta es tu habitación, vaya... es aburrida... te queda...

-P-por favor vete... déjame en paz.- Suplicó, recordando la forma


en que lo había quemado cruelmente el día anterior.
-¿Que te deje en paz, dices?.- Sonrió.- Pero si hasta ayer tratabas
de conversar conmigo con todas tus fuerzas, ¿no lo recuerdas?

-Por favor...-Suplicó, retrocediendo hasta la pared.

-Oh... basta, no pongas esa cara, está bien, me iré...-Dijo con


mirada amable, y le hizo una reverencia con la cabeza, dándose la
media vuelta

SeokJin abrió la mirada aliviado, viendo como pretendía irse,


cuando un fuerte impacto lo arrojó contra la pared, sacándole el
aire, y tras ello una mano gigante aprisionó su cuello.

Namjoon se echó a reir, mirándolo directamente a los ojos, y Jin


con un terror inimaginable comenzó a temblar, mirándolo.

-Eres más estúpido de lo que pareces.- Dijo en medio de una


carcajada socarrona.

-N-no por favor, por favor su...éltame.-Masculló, luchando por


respirar

-La forma en que suplicas... es tan tierna, pequeño mojigato...-Dijo


soltándolo, y Jin cayendo al suelo comenzó a toser, mientras
Namjoon lo rodeaba, con pasos amenazantes, como un felino que
juega con una presa herida.-Creíste que bastaría con esconderte
dentro de tu estúpido convento para alejarme... eso sí que es
divertido.- se burló.- Aunque encuentro curioso que me pidas por
favor las cosas... ayer estabas llamándome... ¿Cómo?...-Susurró
inclinándose hacia él, como si quisiera escucharlo.- ¿Como era que
me habías llamado?

Jin no respondió, se quedó con la mirada gacha, respirando


impacientemente

-Por favor... déjame.- Suplicó

-Ah!.- Dijo alzando uno de sus dedos en exageración.- Ya recordé:


Demonio...-Dijo levantándolo, casi arrastrándolo.- Impuro...-
susurró, mientras hundía su puño en el estómago del castaño y
cuando lo vió escupir comenzó a reírse.

Jin retrocedió, interponiendo sus manos, como una defensa, pero


Namjoon las hizo a un lado, sonriendo.- Ya, ya... no temas, ya no
voy a golpearte... después de todo sería demasiado evidente...-
Dijo tomándolo de la muñeca y acercó su rostro a él, pero no se
esperaba que el cuadro de su rostro sufriendo le llamase la
atención por un momento, y sin darse cuenta observó los detalles
del mismo, sintiendo un golpe dentro del pecho

-Por favor...- suplicó Jin, mirándolo a los ojos, y cuando por ese
segundo los encontró el golpe dentro de su pecho se hizo más
fuerte, obligándolo a que lo soltara, respirando con impaciencia -
Vamos... tenemos trabajo que hacer...-Gruñó.- ve a donde tengas
que ir y tráeme pintura roja, amarilla y los pinceles del número
10... corre.-Dijo empujándolo y Ji comenzó a correr con
impaciencia, dejándolo solo en su habitación.

-"¿Qué mierda fue eso...?"

----------

Jin subió con dificultad el andamio, cargando los mandados de


Namjoon, hasta la cima, y cuando pudo llegar se desplomó en la
tabla de madera, encontrándose con la sonrisa socarrona del de
tez morena.-Buen chico...-Murmuró, tomando uno de los pinceles,
y lo hundió

en la pintura amarilla, sin decir nada más.

Jin estuvo temblando los primeros minutos, sentado como


siempre en una esquina, a espera de sus órdenes, y solo con el
paso de los siguientes minutos dejó de hacerlo, rezando en voz
baja, rogando por fuerza para soportar el martirio, sin perder la
gracia ante el ente maligno que pintaba sínicamente la imagen
gloriosa del señor.

Le causaba asco, verlo pintar aquella divina escena, con sus manos
que solo sabían cometer actos violentos e impuros, no lo merecía,
y si antes pensaba que ese don de pintar sin duda era un talento
concedido por el señor ahora no tenía duda alguna de que ese don
se lo había regalado lucifer mismo, en su afán por engañar de
forma burlona a las almas terrenales, Porque era hermoso, su
pintura comenzaba a tomar la forma inicial, y era glorioso,
estético, limpio, todo lo que uno pudiese admirar de una pintura y
no podía creer que de verdad pudiese plasmar esa gracia cuando
pecaba contra ella con cada una de sus acciones.

-Ve por agua.- Gruño Namjoon sin dejar de pincelear.- En un


cuenco, es para la pintura

-Si.- Dijo corriendo, casi bajando de un salto del andamio, y


regresó con el agua, poniéndosela a un lado sin mirarlo, cuando el
sonido de alguien subiendo por el andamio llamó la atención de
ambos.

Y encontraron el hermoso y angelical rostro del hermano Jae


Hwan asomarse, mientras se incorporaba con dificultad en la tabla
de arriba.-Buenas tardes, señor Namjoon

-Hola...-Dijo secamente, volviendo a su trabajo, y ni siquiera miró


a seokJin, pasó de largo, poniéndose al lado del artista.

-Waaaa.... Es increíble.- Masculló, causando la molestia de


Namjoon

-¿Necesitas algo?.- Le dijo fríamente

-No en realidad, el padre Seejin me ha mandado a ver cómo va la


obra, es sin duda exquisita, señor Namjoon

Namjoon no contestó, siguió con su trabajo, ignorándolo, como


solía hacer siempre con los demás.- Ajá
-¿Cómo es que logra hacerlo?, ni siquiera tiene la foto con usted!.-
Dijo entusiasmado, y de nuevo Namjoon se quedó en silencio.-
¿Señor Namjoon?.- Insistió

-Está en mi cabeza...-Murmuró, hastiado

-¿Cómo así?- sonrió curioso y Namjoon disimuladamente volteó


los ojos, harto.

-Tengo... memoria fotográfica...

-Oh... leí un artículo en internet sobre eso, pero pensé que era solo
un mito! Debe comprender que todo lo que escriben ahí son en su
mayoría mentiras

-¿Porque un padre navega en internet?

-Señor Namjoon, me halaga, pero aun no tengo el honor de ser un


sacerdote, por ahora puede llamarme hermano, ya que soy un
seminarista

-Si, como sea.- Dijo fríamente

-Bueno el caso es que nosotros también usamos las nuevas


tecnologías, tenemos un pequeño computador en la sacristía, no es
muy nuevo pero funciona, puede utilizarlo cuando usted quiera
de hecho
-Muchas gracias, hermano, sin duda lo haría pero tengo mi móvil,
se lo agradezco de corazón.- Dijo en el tono más sarcástico que
pudo, tanto que pudo haber hecho sentir incómodo al país entero,
y ante su acción Ken solo sonrió, siendo paciente.

-No hay de qué, señor Namjoon.- Dijo suspirando con


resignación.- Bueno... lo dejaré continuar.

-Gracias.- Dijo fríamente aunque su actitud no duró ni un


segundo, pues le extrañó demasiado que el hermano Ken, sin
discreción alguna, le evitó la mirada al castaño "mojigato",
pasando de lado, como si fuese invisible, y cuando lo notó, sonrió,
esperando a que el hermano Ken desapareciera.-Oh...-Dijo
perversamente, mirando a SeokJin fijamente.- qué curioso...

SeokJin no contestó, solo lo miró en espera de sus palabras, pues


había aprendido que por su seguridad debía mantenerse callado,
pero eso extrañó al de tez morena.- Vaya... ¿no vas a preguntarme
porque es curioso?.- Dijo el menor

-¿Porque es curioso?.- Dijo SeokJin casi robóticamente

-Vamos no seas aburrido

-L-lo siento, no entiendo

-¿Ustedes dos pelearon?.- Su pregunta sorprendió al castaño, que


abrió los ojos con tristeza.

-N-no...
-¿Seguro? A mí me parece que si...

-No sé... porque habría de parecerle de ese modo

-¿En serio? Porque ese tipo siempre te mira con un cariño que da
asco y ahora... ha pasado de largo sin siquiera mirarte...

-No se de que hablas

Ante su respuesta Namjoon comenzó a reír socarronamente, sin


dejar de mirarlo.- Vaya, la parejita se ha peleado, que curioso...
¿Qué fue lo que pasó? ¿No quisiste follar?

-Por favor! Tenga la bondad de no usar esos términos conmigo, se


lo imploro!.- Dijo avergonzado, casi en la incandescencia, y sus
ojos se cristalizaron

-Oh... tus ojos se han puesto rojos, ¿entonces es cierto? ¿Porque no


quisiste follar? ¿No querías que te viera las marcas?.- Se burló

-Por favor...-Suplicó.- El hermano Ken y yo no tenemos una


relación de esa naturaleza, crecimos juntos, como hermanos, así
que...-Dijo soltando la primera lágrima.- Por favor... deje de
manchar nuestra sana relación con sus especulaciones carnales, no
quiero problemas.

-¿No quieres problemas?, pero si esos ya los tienes.- Dijo


sonriendo, y se puso de cunclillas, alzando el mentón con fuerza.-
Enfrente de ti está el más grande de ellos...

-¿Por qué hace esto?.- Sollozó, comenzando a llorar


-Porque soy un demonio...-Sonrió, acariciando su mejilla, viéndolo
llorar sin consuelo.- Shh shh... no llores... o alguien te escuchará...
tranquilo.- Dijo sonando extrañamente comprensivo y Jin,
obedeciendo trató de tranquilizarse, sorbiendo su nariz

-Si...

Buen chico... -Dijo palmeando su cabeza, con cariño, pero Jin no


confiaba, seguía teniéndole miedo.-¿ Estas mejor?

-Si...

-Okay, entonces bajemos de aquí, ¿te parece?

-Si...-musitó sin mirarlo

-Muy bien, solo una cosa antes de irnos...-Sonrió.- Recuerdas el


pequeño accidente en la casa del árbol, ¿no?

-s-si...

-Bueno pues... resulta que a raíz de eso la chica a la que estaba


follando ya no quiere verme, no importa que le haya garantizado
que tu no le dirías nada a nadie, ella no quiere verme...

-Y-yo... lo... siento.- Dijo con miedo, temiendo tal vez la venganza
que se aproximaba

-No, no... no lo sientas, de todos modos no estaba tan buena... ya


sabes... las cosas tan usadas pierden calidad.- Dijo como
comentario al aire.
-Ok...-murmuró, suprimiendo sus comentarios, su sinismo era
demasiado

-Entonces... en resumen, ya no tengo con quien follar, y verás,


cuando no follo por mucho tiempo, me pongo de muy mal
humor...

-Y-yo no puedo hacer nada para ayudarlo con eso.- Dijo con
terror. Y en cambio Namjoon soltó una carcajada,
desconcertándolo

-No temas por tu culo padrecito, yo no soy marica como tú y tu


novio...-Sonrió.- en realidad lo que necesito es que lleves a una
chica a la casa del árbol, una que esté buena... nuevecita, si
puedes...

Jin abrió la mirada, incrédulo, indignado -N-no hay forma de que


yo consiga algo así!

-Ah claro que la hay, siempre hay formas, padrecito, después de


todo ellas confían en ti y además... tal vez no lo sabes pero... hay
bastantes señoritas de este pueblucho que están locas por ti...

-¿cómo dices?

-así como lo oyes... esa chica... ¿cómo se llamaba? ¿Yui?

-Yuri...

-A si ella, me ha contado que algunas chicas de su escuela solo


vienen a misa para verte... al parecer les pareces lindo, y adicional
a ello la idea de coger con un padrecito les hace agua la boca
-Dios bendito! No puedo seguir escuchando esto!.- Dijo tratando
de huir, pero Namjoon lo jaló, tirándolo al piso, y lo tomó del
cuello, haciéndole un ademán de que guardara silencio

-No hagas un escándalo padrecito... o te irá mucho peor de lo que


te imaginas.- Dijo tapándole la boca.- ¿estamos de acuerdo?.- Jin
asintió con miedo, mientras el de tez morena sonreía.- Bien ahora
voy a destapar tu boca... y lo único que tienes permitido decir es
"si señor", ¿haz entendido?.- Dijo soltándolo

-Si... señor.- Dijo temblando

-Buen chico...Ahora... esto es lo que va a pasar... iré a casa de mi


tío a comer con él, y después regresaré a las 8 en punto a la casa
del árbol... y cuando llegué ahí... quiero ver a una buena hembra...
ah y también trae cervezas.- Dijo sacando su billetera, y le dio
algunos billetes en las manos.- Puedes comprarte un dulce con lo
que sobre.- Se burló y tras ello levantó su mochila para bajar del
andamio, dejando temblando a Jin.

-P-padre... ¿qué debería hacer?...-Sollozó

CAPÍTULO 6: OBEDIENCIA
-Después de lo que te haré Dios no te dejará entrar en su cielo....
-----------------
Namjoon caminó sobre pasos lentos, por el pasillo de la pequeña
austera casa que su tío poseía, atravesó la diminuta sala, dejando
su mochila a un lado, y abrió quedito la puerta del cuarto de su
tío, encontrándolo dormido, y sonrió, le alegraba ver una cara
apacible en él mientras dormía.

Se dirigió a esa pequeña parte de la sala que usaban como la


cocina y comenzó a hacer ramen instantáneo y a ver una receta de
carne, verduras y otras cosas pegada en el refrigerador con el sello
de un hospital.

Siguió las instrucciones de aquel menú con cuidado, y por


supuesto haciendo su mejor esfuerzo, pues era pésimo cocinando,
pero extrañamente lo hizo bien y cuando estuvo listo lo sirvió a la
mesa, dirigiéndose de nuevo a la habitación de su tío.

-Tío Min Joo...-susurró, moviéndolo con paciencia.- Tío,


despierta... la comida está lista...

-Namjoon...-musitó, incorporándose con cuidado.- ¿Qué hora es?

-Son las 4... es hora de comer

-Ah... que decepción, me proponía dormir solo unos minutos y he


dormido toda la tarde.- Dijo un poco molesto consigo mismo.- A
este ritmo mis clientes pensarán que ya no puedo trabajar
-No diga eso, además descansar de vez en cuando está bien,
vamos.- Dijo levantándolo para que se acercara a la mesa y
comenzaron a comer lentamente.

-¿Saldrás esta noche también?.- Preguntó el anciano, masticando


con lentitud

-Si

-Sabes que no me meto en tus cosas, hijo, pero... me impacienta


que algo vaya a pasarte

-Tio... ¿que podría pasarme en este pueblo aburrido?

-Yo que sé, hace mucho que dejé de saber cómo funciona el
mundo

-Lo dice como si tuviera 100 años

-Casi...-Sonrió, y sin embargo su cara, antes feliz, comenzó a


transformarse, en una mueca de dolor.

-Tio...-Dijo Namjoon levantándose.- Tio!


El de tez morena lo estrechó en sus brazos, pegándole despacio en
la cara, pues parecía estar desmayándose, y comenzó a sudar frio.-
Estoy bien... estoy bien hijo.- Dijo casi inaudiblemente, luchando
por incorporarse

-No tío, no se mueva, espere a que pase...-Suplicó

-Estoy bien hijo... ya pasó.- Dijo respirando profundamente.

-están volviendo...-Dijo temeroso

-No había pasado en mucho tiempo hijo, no te alarmes

-Pero...-dijo angustiado y sin embargo fue interrumpido, por la


caricia de la enorme y bonachona mano del sastre, sobre la suya

-No tengas miedo Hijo... esto tiene que pasar...

-No, no diga eso...

-Tranquilo...-Dijo dirigiéndole una mirada comprensiva, incluso


alegre.- Ah hijo mío... me da tanta pena que hayas tenido que
venir a cuidar a este viejo, cuando podrías estar viviendo tu vida,
eres demasiado joven, y apuesto.- Sonrió
Y Namjoon a pesar de su corazón roto le sonrió.- No digas eso tio,
además no solo vine a cuidarlo, vine a despejarme de la ciudad, es
demasiado ruidosa

-¿En serio?.

-Así es... así que no sea tan presuntuoso.- Aseguró

-No me atrevería.- aseguró.- Bien... ¿antes de que te vayas quieres


ver televisión un rato?, hoy pasaran un clásico de piratas.- Dijo
entusiasmado y con inocencia, pues cuando Namjoon era un niño,
siempre le contaba en sus cartas que soñaba con ser un pirata
cuando creciera

-Claro que sí.- Dijo amable, acompañándolo a la sala

El contraste entre ambos era bastante cómico, porque el señor


MinJoo apenas le llegaba al hombro a Namjoon y era un anciano
pequeño y frágil pero con manos grandes, dignas de un sastre,
mientras Namjoon se alzaba en 1.82 mts, con piel morena y
cabello en moicana, rubio cenizo, y sobre todo, esa extraña
vestimenta que siempre le cubría de los pies al cuello y las
muñecas.

Lo sentó en la sala y se posicionó a su lado, para cambiar el canal


hasta encontrar la dichosa película, y ahí se quedó un rato, viendo
el monitor junto con su tío, su querido tío, aun cuando no le
estuviera poniendo demasiada atención, porque a pesar de sus
esfuerzos y a pesar de que siempre procuraba mostrarle una
sonrisa, por dentro tenía miedo...y tristeza, mucha tristeza...

La película termino, con una muy mala canción de trompetas en


los créditos, y Namjoon, viendo que su tío se había quedado
dormido lo llevó a la cama, y miró el reloj en su móvil, que
marcaban las 7:30, así que, sin mucho ánimo en realidad, se
encaminó fuera de su casa, poniéndose una chamarra de cuero, y
siguió caminando a través de las calles, llenas de gente que lo
miraba feo, pero no le importaba, ya no le importaba, si fuera por
él, todos podían morirse, después de todo sentía que lo merecían,
por eso pasó con la cabeza en alto, sin mirar a nadie y después por
el sendero oscuro, hacia la espesura del bosque.

--------------

SeokJin estaba sentado, sobre el viejo tapete que cubría casi todo el
piso de la casa del árbol, y miraba alrededor, las pocas cosas que
adornaban el interior: Una pequeña mesa, improvisada con
cajones de madera y que tenía algunos dibujos casi invisibles, una
silla vieja de madera en la esquina y algunos cojines cuadrados y
largos que parecían haber pertenecido tal vez de un sofá viejo, que
probablemente el demonio había traído en los días anteriores,
para acostarse con la señorita Yuri a falta de moteles en el pueblo.
Observó el reloj en su muñeca, eran 5 para las 8 pm, y cuando se
dio cuenta comenzó a temblar, al igual que la llama en la lámpara
de queroseno que se encontraba a su lado. Por supuesto no había
traído a ninguna jovencita, prefería sufrir un calvario, antes que
someter a otra pobre alma a su verdugo, podían decir lo que
quisiera, jamás sacrificaría a otro en su beneficio, por eso
temblaba, porque estaba decidido, a enfrentarlo y lo pondría en su
lugar, que se negaría a cooperar con sus actos impuros y
deshonrosos, así le rompiera cada uno de los huesos del cuerpo...
así... todo el pueblo se enterara de la supuesta relación con su
hermano, él lo negaría, es más, se sacrificaría, diría que el impuro
era él, para que Ken no saliese herido y se proponía hacer mil
cosas más, cuando la sombra apareció en la puerta, y su rostro lo
encontró, para comenzar a temblar.

-J-joven Namjoon...-Musitó con miedo, sin levantarse, viendo


como el peligroso felino se introducía en la habitación, sin mucho
interés, haciendo resonar el paso de sus pesadas botas.

-¿Joven?, ¿por qué me dices joven?.- Dijo acercándose a él

-Y-yo... su tío me dijo que era menor que yo... así que...

-Oh... ¿así que debería llamarte Hyung?.- Dijo burlón, y después


lo dejó en paz, tomando asiento encima de los cojines.- ¿Cuántos
años tienes?

-V-veinte...
-Vaya, no me lo esperaba...-Dijo encendiendo un cigarrillo, al que
le dio una profunda bocanada.- Te ves mucho menor que yo...-
Dijo sin mucho interés, acomodándose

Namjoon actuaba como de costumbre, o al menos eso trataba, aun


cuando en sus pensamiento la tristeza de la tarde prevalencia, e
incluso se potencializaba con la oscuridad de la noche. Jin no lo
sabía, por eso infló el pecho dándose valor, para decirle que no
traería a una criatura a ser sodomizada, y que no le importaba
morir o sacrificar lo que fuera con tal de salvar aquellas almas.

-¿En dónde está la chica?.- Dijo mirándolo fijamente, y Jin


comenzó a temblar, esperando los golpes después de que hablara

-No la he traído.- Sentenció, cerrando los ojos, y en cambio


Namjoon ni siquiera se movió

-¿Trajiste las cervezas?.- Dijo desconcertándolo y Jin con la mirada


abierta se quedó estático.

-¿Qué?...

-Que si trajiste las cervezas.- Gruñó, y Jin dio un pequeño salto,


temeroso, sacando las cervezas, que de hecho si había comprado,
antes de tomar valor por supuesto, y le extendió la pesada bolsa,
haciéndolo sonreír mientras se asomaba a la misma.

-Vaya... -Dijo viendo la cantidad excesiva de latas


-¿N-no son suficientes?.- Dijo el ingenuo chico, pensando en todos
los problemas que había tenido para conseguirlas, pues llegó al
punto de disfrazarse

-¿Nunca haz bebido verdad, padrecito?.- Se burló

-Y-yo...

-Que aburrido

-Lo... siento

-¿Porque no haz bebido si tienes 20 años?

-Beber es un acto mundano e inútil, solo estimula la depravación y


el juego.- Contestó de forma firme y aun siendo cuidadoso

-Vaya... si que eres intenso ah.- Dijo riéndose, y por ese segundo
SeokJin le hizo gracia.- ¿En serio nunca? ¿Ni siquiera le haz dado
unos buenos tragos al vino de consagrar?

-N-no!, por supuesto que no.- Dijo indignado

-Oye... beber no es tan malo, si dios no quisiera que bebiéramos


¿entonces porque le dio el don a su hijo de convertir el agua en
vino?
-Por favor, joven Namjoon, no blasfeme contra las escrituras.-
Suplicó indignado

Namjoon comenzó a reírse, por su indignación genuina, de


verdad le parecía divertida su forma de hablar, y si antes lo había
odiado a muerte y deseaba partirle el cráneo ahora estaba
haciendo que se olvidara de su tristeza, al menos por unos
segundos.

-Bueno bueno... dejemos las escrituras entonces... prosigamos a lo


que sigue.- Dijo perdiendo su semblante amable, y lo jaló del
tobillo, arrastrándolo por el suelo

-No!, no! Que hace! Deténgase! .-Gritó mientras lo veía presionar


sus piernas

-¿qué hago? Ah es simple, voy a romperte las piernas!.- Dijo con


una sonrisa perversa, haciéndolo morir de miedo

-No por favor! Suélteme!.- Gritó histéricamente, forcejeando, pero


no podía zafarse y la presión comenzó a dolerle

-Quédate quieto, solo voy a dislocarlas, si te mueves mucho


entonces si se romperán tus huesos

-No! No, por favor! Se lo ruego!.- Gritó, casi desgarrándose la


garganta.- ¡Por favor!
-Shhh quedate quieto.- Gruñó divirtiéndose con su pánico.-Es tu
castigo por no traer todo lo que te pedí.

-No! Suélteme, suélteme por favor!.- Siguió gritando,


retorciéndose con todas sus fuerzas y de verdad sintió que sus
rotulas estaban a punto de romperse, cuando para su sorpresa la
presión sobre sus piernas desapareció.

-Mmmm.... Está bien.- Dijo soltándolo, y Jin se hiso hacia un


rincón, con ganas de llorar casi incontenibles, mirándolo como un
perrito al que acaban de patear, mientras Namjoon tomó una
cerveza, ofreciéndosela.

-Q-ue es esto...- Dijo sollozando

-Una cerveza, estúpido...

-P-pero yo... son para usted.- Dijo miedoso

-No voy a tomarme tantas, ¿acaso quieres matarme?, me ayudarás


a terminarlas...-Gruñó

-P-puede tirarlas.- Propuso cubriéndose con las manos

-No, no haré eso, porque 1: odio gastar dinero en vano y 2: la


bebida y comida no se tira, NUNCA, ¿no dice eso la biblia?
-S-si...

-Bien... empieza entonces...-Sonrió

-Yo...

-¿Entonces prefieres que siga divirtiéndome?.- Dijo jalándolo de


nuevo de las piernas, y lo arrastró por el piso de la casa del árbol
de forma violenta.

-No! No por favor!.- Sollozó.- La beberé, la beberé!

-Buen chico.- Dijo Namjoon, abriendo la lata para él, y se la


ofreció, viendo como la tomaba, con los ojos tristes

-Que deprimente eres... una cerveza jamás debe tomarse con esa
cara, es una falta de respeto

-L-lo siento.- Dijo sin entender que bromeaba, y acomodó sus


rodillas entre sus brazos, recargado en un rincón.

-Bien y ¿qué esperas?.- Dijo ansioso, porque en ese momento le


parecía demasiado divertido hacer que el pobrecito mojigato
hiciera cosas prohibidas.
-Si...-Murmuró Jin, viendo la espuma que salía de la boquilla.-
"Padre mío... perdóname".- Rezó dentro de su cabeza, cerrando los
ojos y le dio un pequeño sorbo, prácticamente solo mojándose los
labios, y luego se los relamió, ante la mirada de Namjoon

Por supuesto que el de tez morena se había dado cuenta de que no


había bebido nada, pero eso era lo más divertido: la resistencia.

-¿Qué tal? ¿Te gusta?.- Preguntó, simulando ser amistoso, y abrió


una más, sentándose frente a él, con las piernas cruzadas.- dale
otro trago...

-Si...-Dijo Jin, esta vez dando un trago ligeramente más largo, y


esta vez, pudo percibir el sabor amargo del líquido.- Es...
amarga...-Dijo inocentemente, viendo la lata

-Si al principio lo és, pero es refrescante ¿no crees?

-Un poco...

-Vamos... bebe más.- Insistió, mirándolo de forma perversa.

-Yo... no creo que... sea buena idea...- Dijo tímido y Namjoon


frunció el ceño con ternura.- Si alguien se da cuenta de que bebí...

-¿Te meterás en problemas?


-Si...

-Ya veo...-Dijo palmeando su cabecita, y Jin tuvo miedo.- Pero... no


me importa en absoluto.- Sentenció, riéndose, y sin siquiera darle
oportunidad para hacer algo lo acorraló con uno de sus brazos,
presionándole los labios para que abriera la boca, y complacido
comenzó a vaciar el líquido sobre su cara, haciendo que entrara no
solo a su garganta, si no también a sus fosas nasales, ahogándolo
unos segundos, empapando su ropa ligeramente.

Forcejeó, pero no podía zafarse.- Ah... si no quieres ahogarte


entonces bebe.- Dijo sonriendo, y Jin, tociendo estrepitosamente
comenzó a tragar, para complacencia de Namjoon, que tuvo más
cuidado de derramarlo dentro de su boca, hasta que la lata estuvo
vacía y Jin pudo por fin respirar, sacando su pañuelo de tela de su
bolsillo, para aliviar el ardor dentro de su nariz, sonándose,
mientras ocultaba su cara entre sus rodillas, avergonzado, porque
no podía evitar estar llorando.

-¿Un pañuelo de tela?, ¿acaso eres un anciano?.- Dijo burlón, aun


cuando el castaño aun no recuperaba el aliento, pero no le
importó, siguió bebiendo, viéndolo sufrir en el suelo, hasta que su
lata también quedó vacía, y suspiró, aplastándola en su mano.-
Es... verdaderamente refrescante.- Dijo sacando otras dos, y
arrastró a Jin hacia los cojines, sentándolo, y estando frente a él le
ofreció otra lata, que el mayor tomó con miedo, aun respirando
con dificultad.
-No llores...-Gruñó, alzándole la cara, y Jin muerto de vergüenza
tomó la lata en sus manos, tratando de que sus lágrimas dejaran
de salir, hasta que lo logró, después de un largo suspiro.

-Buen chico... ahora bebe...-Ordenó, sonriéndole, y Jin viendo la


lata con angustia, la abrió en el momento, temiendo que fuese a
hacer lo mismo y le dio el primer trago, uno grande y
nauseabundo, que dejó complacido a Namjoon.

-Muy bien! Así se bebe hombre!.- Dijo feliz, chocando su lata


contra la de Jin.- Salud!.

Ese fue el primer brindis que hizo en la noche, y después de tres


latas más, SeokJin completamente mareado, agradeció que Ken se
hubiese mudado de habitación, y rezó porque nadie hubiese
notado su ausencia todavía, pues eran alrededor de las 10 pm

-Creo... que... debería irme.- Dijo de la forma más tranquila y


sobria que pudo

-¿De qué hablas? Aún quedan cervezas.- Dijo Namjoon aun


sintiéndose sobrio, aunque él llevaba alrededor de 8

-Y-yo... van a ... darrrsse... cuenta...-Dijo levantándose, y el de tez


morena comenzó a reírse enormemente al ver su caminar
data-p-id="f5edd6ee453bf75adaabd264ab7c72e6">-Ven aquí... vas
a caerte y el único que puede lastimarte soy yo.- Dijo jalándolo,
mientras se tomaba a fondo una lata más

-Vamos, bebe.- Dijo ofreciéndole otra

-Ya... no ... quiero...

-Aquí se hace lo que yo digo...-Dijo Namjoon, ofreciéndosela, y Jin


la tomó entre sus manos, con una mueca de molestia

-Men...tecato...-Dijo como un susurró, casi inaudiblemente,


aunque Namjoon pudo darse cuenta de que había susurrado por
lo bajo

-¿qué dijiste?

-Na...da...-Dijo sorbiendo el líquido dentro de la lata

-Sé que dijiste algo, vamos, repítelo.- Dijo notando que su tono de
voz comenzaba a distorsionarse.

-No... Dijjjee... nada!.- Insistió

-Se que dijiste algo, mojigato!.- Gruñó

-Mentecato! Te llamé mentecato!.- Dijo furioso, como si el alcohol


le hubiese dado valor, o le hubiese quitado el miedo, que para
términos simples tenía el mismo efecto.

-¿Mentecato?!
-Si! Mentecato!.- Afirmó, y para su sorpresa Namjoon comenzó a
reírse terriblemente, apretando su estómago.

-Me-mentecato....- Dijo sin dejar de reir.- ¿Qué clase de insulto es


ese?! Hasta para los insultos eres aburrido!

-No soy aburrido!, deja de decir que lo soy!.- Dijo Namjoon sin
darse cuenta de que empezaba a hacerle la plática

-Claro que lo eres!

-que no!, se hacer muchas cosas divertidas!

-Chuparsela al hermano Ken no cuenta como cosa divertida.- Dijo


burlón, haciendo que la cara de Jin se pusiera roja del enojo

-Tus palabras son de tan mal gusssto...siempre! Y no! Yo no hago


esas cosaaaasssss, pervertido, enfermo!-Dijo acercándose a él,
apuntándolo con el dedo pero Namjoon no paraba de reírse.

-Bien... entonces que clase de cosas divertidas sssabes hacer? Ah?!-


Dijo inflando el pecho, terminándose otra cerveza, y Jin, en su
ebriedad lo imitó, tomando de golpe lo último que quedaba en la
lata, y tomó otra, sorprendiendo a Namjoon

-¿que tal eso?! Ja!.- Dijo, bebiendo generosamente de la lata

-Eso no cuenta como cosa divertida, todos lo hacen

-B-bueno... sé hacer otras cosas!

-¿Como?
-Sé cocinar, se cocinar cualquier cosssa...

-Aburridoooo.- Reclamó

-También sé un poco de satreria, carpintería y... y...

-Aburridoooo

-S-e cantar...-Dijo con vergüenza, a pesar de estar borracho

-¿Cantar? Vaya, eso si es interesante...-Dijo con una sonrisa.-


Aunque no lo suficiente

-Usted es imposible.- Dijo SeokJin, bufando, terminando con la


lata cuyo líquido ya se deslizaba por su garganta, como si nada.-
En dado caso no me interesa tener un talento increíble como el
ssssuyo... joven Namjoon.

-Ah si?, porque?

-Porque ese don, se lo dio lucifer, estoy completamente seguro.-


Dijo soberbio pero esta vez Namjoon no se lo tomó demasiado
mal, le parecía en realidad curioso, la forma en que el pequeño
mojigato seguía viéndolo, como si fuese un ente maligno, eso
significaba que era poderoso, casi una deidad y eso era divertido.

-Ah... es cierto, lo haz adivinado, es porque soy un demonio.- Dijo


complacido, siguiéndole el juego

-Así es.- Aseguró el borracho castaño


-Y dime... por qué no haz hecho nada para para intentar
exorcizarme... como la primera vez que nos vimos...

Jin abrió la mirada, tambaleándose a pesar de haber puesto


atención al de tez morena, que también se encontraba algo ebrio.-
¿Exorcisarte...?

-Si, ¿no lo recuerdas?, en el bosque...

-Tu...-Dijo desconcertado, pues Ken le había asegurado que no


podía ser él el alma en pena que entró en el bosque.- Tu...

-Vaya... parece que no te hubieras dado cuenta.

-Esa sombra... no, no eras tú, estoy seguro

-Oh estoy seguro de que era yo, créeme, no podría olvidar tu


estúpida cara de ese día, estabas tan asustado que por poco te
orinas encima

-No es cierta tal cosa!.- Dijo con la cara completamente roja por lo
alcoholizado que estaba

-Como digas...

-Además... ese demonio... rezó...en...latin

-¿Cur  ita  agis  mirum,  fratris?- Dijo soberbio, continuando con la


bebida.-
daemones,  et  Latine  loquimur... -Sonrió
(¿Porque te sorprendes tanto, hermano? Los demonios también hablamos
latín)

Jin abrió la mirada, estupefacto, viendo su sonrisa perversa, que se


dibujaba triunfante.- Tú...

-Sabes me alegra que también lo entiendas... no todos los padres


se educan en el idioma, pero tu... que curioso

-¿Por qué sabes hablar latín?

-¿Y a qué orden perteneces, padrecito?.- Dijo ignorando la


pregunta.

-Tú... ¿c-como...?

-Te hice una pregunta... no me hagas golpearte.- Gruñó, volviendo


a su semblante amenazante, y aplastó la lata dentro de su mano,
poniéndolo alerta.

-Y-yo... estoy en la orden de los exorcistas de sant...

-¿Exorcistas?!.- Dijo comenzando a reírse socarronamente- alguien


tan cobarde como tú... jamás podría ser un exorcista

-Lo seré!.- Aseguró.- acercándose a él, con mirada determinada, y


por un momento, Namjoon sonrió, sin duda el alcohol lo ponía
todo entretenido.- Y... en cuanto tome los votos, sin duda no te
salvarás, ser maligno.- Dijo casi cayéndose, y Namjoon sonrió,
levantándolo de una, para ponerlo a su lado

-Bien... estaré esperando


-Espéralo.- Dijo señalándolo con el dedo.- Sólo espera y veráz,
sacaré de tu cuerpo este demonio que te ha consumido...-
Exclamó, completamente ebrio

-Ja... nadie pudo nunca ssacarlo...-Dijo en voz baja, para después


beber generosamente.

-¿Qué...?.- Dijo Jin, sin estar muy seguro de lo que había dicho,
pero Namjoon interrumpió su pensamiento

-Bien padrecito... si haz estudiado demonología entonces ya debes


saber... quien soy...- Dijo siguiendo con el juego

-Quien... eres...?.- Murmuró, sin entender a que se refería

-Soy un demonio que se apoderó de este cuerpo... entonces... dime


quien soy...

Jin abrió los ojos, mirando directamente su expresión burlona,


perversa y Namjoon, gateando sobre los cojines se acercó,
provocándole miedo, mas aún cuando su sonrisa se hizo una
felina media luna.- Dime quien soy...

Jin sentía su cabeza dar vueltas, y aun así comenzó a juntar todos
los actos que había presenciado, había comparado
comportamientos, acciones, palabras, y tragando en seco suspiró
profundamente, retrocediendo un poco, pues el poco espacio lo
ponía demasiado incomódo, pero Namjoon no lo dejó alejarse, lo
tomó del brazo, aguardando por la respuesta, completamente
divertido.

-Asmodeus...-Dijo por fin, mirándolo fijamente.


- Mmmm...- masculló con una sonrisa
complacida.- Daemonem  fornicationis.(El demonio de la lujuria)- Le
susurró, sonriendo.- Vaya... quien lo diría.- Dijo divertido.- ¿y si
soy ese demonio que haces aquí?... ¿estas consciente de que...
podría violarte si quisiera?... – Murmuró acercándose demasiado,
pasando su dedo pulgar por los labios del castaño, y este
temblando se quedó estático.- Más aún porque eres una dulce
cerecita devota a Dios

Jin apenas pudo sentir que respiraba, porque parecía que los ojos
de Namjoon lo sujetaban con fuerza, y su corazón, que se
encontraba miedoso, ahora palpitaba con fuerza y sin embargo ese
palpitar se detuvo cuando lo escuchó continuar con sus palabras.

-A menos que eso sea lo que quieras...-Susurró, casi


seduciéndolo.- Dime, padrecito... ¿Qué demonio eres tú?

CAPÍTULO 7: ASMODEUS
-Ahora... trágalo...

---------

El castaño se quedó temblando unos segundos, sintiéndose


incapaz de desviar la mirada a alguna parte que no fueran sus ojos
profundos, y sus pensamientos comenzaron a aterrarlo; porque él
creía firmemente que se encontraba en ese lugar porque quería
evitar que aquel demonio lo sometiera, pero ahora todo era
diferente: estaba borracho, eufórico, y lo más horrible era que sus
palabras habían dejado de darle miedo.

Namjoon se acercó en un segundo, con esa sonrisa socarrona


dibujada en su rostro, y pasó el filo de su nariz por el cuello de Jin
un segundo, haciendo que se estremeciera en pánico.- ¿Porqué no
respondes, padrecito?.- Dijo de tal forma que su aliento le bañó la
piel, asustandolo, y el castaño balbuceó lo que pudo, temiendo
mover siquiera un músculo.

-Y-yo... no soy ningún demonio...y tu, no vas a tocarme.-


Sentenció

-A... ¿no?- Se burló, empujándolo con fuerza tal que Jin se cayó de
espaldas a los cojines, y le abrió las piernas, poniéndosele encima,
riendose a carcajadas mientras Jin forcejeaba, sintiendo como la
cabeza le daba vueltas

-No! No!.- Gritaba histéricamente, luchando aunque su visión se


tornase por momentos confusa.- Sueltame!.- Sollozó y cuando
Namjoon vió salir la primera de sus lagrimas sonrió felinamente,
dejando que se alejara.

-Ya ya... no llores, marica.- Dijo burlón, viendo como Jin


retrocedia, temblando hasta la pared.- Lamento decirte que no
estoy taaaaan mal ni tan desesperado como para darte un dia de
suerte.- Sonrió

-N-no vuelvas a tocarme.- Sentenció furioso, con lagrimas de


impotencia que no podía detener

-Vamos... era solo una broma de tu lindo amigo el demonio, no


seas rencoroso.- Argumentó sonriendo y tomó una lata nueva de
cerveza para empezar a beberla sin mucho interés.

Jin no respondió, abrazó sus rodillas, mirando hacia otro lado,


endureciendo su quijada en un vano esfuerzo por dejar de llorar, y
se limpió la cara bruscamente con la manga de su saco,
enrojeciendose las mejillas. Namjoon lo observó por un momento,
disfrutando de su resistencia, y se acercó sobre pasos pesados,
fingiendo ser amistoso

-¿Porque te afecta tanto que un hombre se te meta entre las


piernas...? Me imagino que tu lindo hermano se la pasa ahí todos
los dias.- Sonrió

-Basta por favor!.- Gritó furioso, sin siquiera mirarlo.- Sus


acusaciones son cada vez mas sínicas!.- Dijo levantándose de
golpe, deteniendo su poco equilibrio en la pared de la casa, y lo
miró de forma amenazante.- Debo pedirle que detenga de una vez
esta absurda conversación.- Sentenció, acercándose a él, y se le
puso de frente, respirando con impaciencia, pero solo logró lucir
patético, pues era incapaz de detener su movimiento tambaleante.
Namjoon no se inmutó, de hecho se encontraba demasiado
divertido al ver el contraste entre sus personalidades: como es que
cuando se trataba de él se asustaba y escondía la cola como un
perro golpeado y en cambio como se enfurecía cuando se trataba
de dañar a otros.

-Wo... así que ahí están tus testículos.- Dijo soltando una carcajada
socarrona, que empeoraba tras cada lata que consumia.- Ya ya...
dejemos las hostilidades.- Sonrió.- acercándose a la bolsa de
plastico y de ahí sacó una lata nueva, de las ultimas que
quedaban.- Toma... sigamos sin rencores, argumentó.

-No.. no beberé más.- Dijo retrocediendo, sintiendo que su cuerpo,


cada vez más, perdia el equilibrio.

-Vamos... bebe.- Insistió, acercándose

-No... ya no voy a beber!.- Reclamó, apuntándole con el dedo

-Dije que bebas!.- Gritó, perdiendo su ssemblante amistoso.- ¿O


quieres que te ayude a hacerlo otra vez?

-Ya no quiero.- Reclamó, sintiendo que su cabeza iba a explotar,


sin importarle sus amenazas.
-bebe!- Insistió, tomándolo de la muñeca, y lo tumbó en los
cojines, buscando su rostro, pero Jin movia la cabeza, luchando
porque la lata no tocara sus labios

-No! Ya no quiero!- Dijo tumbándose en el enorme cojin

-Dije que bebas!.-Gruñó

-No! Ya no voy a beber, tu, mentecato

-¿que haz dicho?!

-Lo que escuchasste!.- Dijo haciendose bolita

-Ok, trataba de ser amistoso!.- Dijo con la cara roja.- Ahora si te


romperé las malditas piernas.- y tras ello lo jaló de los tobillos con
fuerza, pero Jin ya no tenia miedo, se había disuelto en medio de
todo el alcohol que le llenaba el sistema

-Haz lo que quieras!, el señor me protegerá de tus garras, demonio


de la carne!.- Le gritó forcejeando, y le dio un golpe en la cara con
el codo, haciendo que retocediera un segundo

Namjoon trataba de sostenerlo, pero no lograba hacerlo como


antes, había bebido demasiado y muy rápido, y debía aceptar el
hecho de que sus sentidos empezaban a burlarse de él pues ni
siquiera podía seguir los movimientos del castaño para sujetarlo,
así que harto y furioso se le echó encima, poniéndolo histérico.

-Maldito acólito de quinta.- Gruñó, sometiéndolo contra el piso,


presionando con tal fuerza sus muñecas que Jin comenzó a gritar,
pataleando, pero Namjoon sujetó sus piernas entre las suyas.- vas
a desear no haber nacido!.

-No me importa! De todos modos ya lo he deseado antes!.-gritó de


repente, con los ojos cristalizados, y el de tez morena hizo una
pausa al escucharlo.

"desearía no haber nacido...."

Se quedó estático unos segundos, mirándolo sin mirar, pero


cuando sus chillidos desesperantes le inundaron la cabeza apretó
los ojos, volviendo en sí.

-N-no llores!.- Tartamudeó, pero Jin no podía evitarlo, a pesar de


que tragaba en seco y respiraba, porque de cualquier forma era
imposible que se tranquilizara, mas cuando lo tenían sometido de
esa forma.- Dije que no llores, maldito marica!.- Le gritó en la cara,
pero Jin no podía dejar de llorar, y en cambio lo miró
directamente, demostrándole que aunque estuviese llorando no
cedería ante sus órdenes.
Pero en ese momento, en que SeokJin tuvo el valor para mirarlo
directamente, el tiempo para Namjoon se detuvo, en el
sentimiento más extraño que había tenido en su vida.

Lo había visto antes... le parecía divertido verlo sollozar... pero en


ese instante, un cuadro se presentó frente a sus ojos, y era uno en
el que SeokJin, de tez blanca, como las nubes en el cielo se coloreó
de rosado, casi rojo: en sus mejillas redondas, en la punta de su
nariz y sobre todo en toda la extensión de sus labios gruesos; sus
ojos, enormes y claros, eran lagos cristalinos, que podían atravesar
su cuerpo, rodeados de sus finas pestañas y sus delineadas cejas...
estaba llorando de impotencia, con valentía...

Y lucia hermoso...

-Tu... estando así... -Murmuró, quitando un poco de la presión


sobre el cuerpo del castaño.- Te ves bien...-Dijo sin pensar, sin
siquiera reflexionar, cuando en realidad, lo que quería decir era:
"eres hermoso"

-Sueltame maldito!.- Gritó de repente, sin importarle mucho su


comentario, y le dio un fuerte golpe en la cara, que lo hizo
retroceder, y entonces seokJin, como pudo se levantó, y salió
corriendo tambaleante de la casa del árbol, bajando con dificultad
los resbaladizos escalones y cuando se encontró afuera una estela
de vapor se escapó de su respiración impaciente, mientras
pensaba hacia donde correr, pues escuchó los pasos de Namjoon
bajar por la escalera
-Ven acá!.- Gruñia Namjoon, y SeokJin comenzó a correr como un
loco – y como un borracho – por el bosque, buscando el sendero
que lo llevara a la iglesia, pero estaba demasiado oscuro, no podía
encontrarlo, y Namjoon estaba pisándole los talones.

-Alejate de mí, terco!, infame demonio de la carne!.- Le gritaba sin


dejar de correr y sus palabras hicieron enfurecer más a Namjoon,
que para mala suerte del castaño corria más rápido que el aun
estando borracho.

Ante su desorientada huida Seokjin miró hacia atrás, dándose


cuenta de que el de tez morena estaba a tan solo unos pasos más
de alcanzarlo, y no pensó cosa mas coherente –O mejor dicho
estúpida - que subir por la rama de uno de los robles, con tal
rapidez, que Namjoon se quedó observandolo ligeramente
sorprendido, y no paró, hasta que llegó lo más alto que pudo.

-¿que mierda crees que haces?! Baja ahora mismo!

-No! Burro!.- Dijo creyéndose la persona mas grosera del mundo,


aunque insultar a Namjoon se sentía extrañamente bien, mas
cuando fue evidente que no podía alcanzarlo, pues el de tez
morena intentó escalar varias veces en vano, pues no podía pasar
de las primera ramas, y se caia estrepitosamente sobre las hierbas,
enfureciendo más.

-Cuando te alcance voy a destriparte como a un cerdo!.- Gruñó


-Si es que me alcanzas, Zopenco! Palurdo!

-¿P-palurdo?!.- Dijo indignado y Jin le sacó la lengua, triunfante

-Palurdisssssssimooooooo.- Gritó como borracho, riendose,


destacando una vez mas el súbito cambio de humor que le
provocaba el alcohol en su sistema.

-Ahora si vas a sufrir.-Gruñó haciendo su ultimo esfuerzo por


subir, pero de nuevo cayó, y Jin parándose sobre la rama,
tambaleante, se río a carcajadas, como nunca se había permitido
reir, porque era pecado reírse de la desgracia ajena, pero al
demonio, ese maldito impuro se lo merecía, aunque el castigo del
cielo le cayó demasiado pronto, porque, casi como un dejavu, su
piel resbaló, haciéndolo tambalear demasiado.

-¿que haces imbécil?!.- Gritó Namjoon histérico, cuando se dio


cuenta de que estaba a punto de caer, y sin pensarlo dos veces se
puso debajo, genuinamente temeroso, cuando Jin cayó desde lo
alto de la rama, gritando histéricamente, viendo la oscuridad del
suelo aproximarse a su rostro.

"Voy... a morir".- pensó en un segundo que parecia detener el


tiempo y por un segundo, recordó el rostro de su amigo, sonreírle
como cuando eran niños.
El impacto en su espalda fue brutal, pero no fatal, lo supo porque
pudo abrir los ojos, sintiendo unos brazos que lo rodeaban.
Namjoon lo había atrapado, casi rompiéndose la columna, y yacia
tirado en el suelo, respirado violentamente.

-J-joven Namjoon...

-Maltido beato imbécil!.- Gruñó, aventando su cuerpo a un lado, y


se puso de pie, sudando frio, sobándose la espalda con dolor, y en
cambio Jin se quedó mirándolo incrédulo, pues... Asmodeus... el
demonio de la carne... había evitado que muriera.

-Y-yo... -Tartamudeó, viendo como Namjoon le dirijia una mueca


furica, cuando algo a su espalda, algo que brillaba, como un
espejismo le sonrió, con un rostro infantil que parecia conocer...

-¿Qué?.- Dijo el de tez morena molesto, pero Jin no pudo


contestar, estaba temblando.

-Kyun...-susurró, viendo al espejismo sonreírle hermosamente, y


entonces, todo se volvió negro ante sus ojos.

Naamjoon estaba mirándolo con desconcierto, cuando lo vió


desplomarse en seco, sobre la tierra humeda y fría del bosque.-
Wo! Wo!, oye, padrecito!- Dijo corriendo, y lo levantó, dándole
palmadas en la cara pero Jin no reaccionaba.- Oye! Despierta
imbécil! O te dejaré aquí!.- Insistió de mal humor y sin embargo
no hubo señal de respuesta alguna.- Aggg... -Gruñó, dejando caer
el cuerpo del castaño al suelo, y lo miró hastiado unos segundos.-
Al demonio, muerete entonces, debilucho.- Dijo caminando hacia
la iglesia, aun ligeramente embriagado, hasta que encontró el
sendero que lo llevaría a casa.

-Ahhhgggggggg.- Gruñó.- esto no es cierto.- Dijo regresando


corriendo sobre sus pasos, y ahí seguía aquel cuerpo desmayado,
el cual cargó sobre su espalda, maldiciendo a todo el mundo.-
Estupido acolito, la próxima vez me traeras a dos hembras!.- Gritó
enojado, y continuó su camino, incorporándose al sendero que
llevaba al convento.

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La reja cerrada del convento no fue obstáculo alguno para él,


poseía una cerradura sumamente fácil de abrir, así que en cuanto
entre abrió el portón entró con el cuerpo a hurtadillas, siguiendo a
través del patio, y luego por los pasillos, recordando el camino
que había recorrido con el padre Seejin esa mañana, y encontró la
puerta que era de la habitación de seokjin, sintiendo un alivio
generoso.

No se molestó en encender la luz siquiera, seria demasiado obvio


y además la luz de la luna que entraba por la ventana era más que
suficiente para que viera por donde iba. Así que sin mucha
amabilidad, pasó, dejando caer el cuerpo de SeokJin en la cama, y
se proponía salir de ahí, cuando se dio cuenta de que había caído
boca abajo
-Ah... perfecto.- Sususrró irritado, moviendo su cuerpo para que
quedara boca arriba y una vez así sonrió un segundo.- Por favor
vomita y ahógate.- Dijo en voz baja, aunque por supuesto lo dijo
como broma, pues ladeó su cabeza y después tomó el pequeño
bote de basura al lado del escritorio y se lo puso junto a la cama.-
Espero que mañana la cabeza te explote, estúpido.- Susurró
burlón.

-Nam...joon.- Dijo de repente, en un tono casi inaudible, aunque


eso sobresaltó a Namjoon, que pensaba que seguía completamente
desmayado.

-Ah, estas vivo...-Dijo simulando decepción -Sabes que pagaras


por esto, ¿verdad?

-N...o... por... favor.- Dijo con dificultad

-Oh si.- Dijo burlón, dándole algunas palmadas en el rostro.-


Ahora duermete antes de que me arrepienta y te haga beber más.-
Dijo levantándose, pero Jin lo tomó del brazo despacio,
impidiendo que se fuera y Namjoon lo miró curioso.

-J-oven Namjoon...También... sé trepar arboles...-Dijo sonriendo,


como si considerara eso una victoria y acto seguido volvió a caer
en profundo sueño, dejando a Namjoon con una sonrisa ironica en
el rostro.
-No te cansas de ser imbécil...-Gruñó, viendo su rostro, y por unos
segundos lo observó dormir.

Le resultaba demasiado curioso, y pensaba en como se veia su


rostro mientras lloraba, porque habia un detalle en Namjoon que
nadie conocía: a veces se obsesionaba con las imágenes, y cuando
eso psaba, la observaba, teniendo la necesidad de tenerla todo el
tiempo, de plasmarla en todas partes y sobre todo de hacerla de su
propiedad, Fuera una fotografía, una paisaje, la hoja de un árbol o
Un rostro angustiado pero valiente... como ese...

-"mierda..."- Susurró, y acto seguido se dirigió a la puerta, de


forma impaciente, rogando porque su mente no la hubiese
guardado tan dentro como el temía, y maldijo su memoria
fotográfica.- No... esto no és.- Se dijo a si mismo.- Este no es mi
cuadro.- Dijo forzadamente, mientras abria la puerta, cuando se
encontró con unos ojos hostiles en medio de la oscuridad del
pasillo.

-Señor Namjoon...-Murmuró la voz.- ¿Se puede saber que está


haciendo aquí?

-Absolutamente nada, hermano.- Dijo sinico.- de hecho ya me iba,


con su permiso.- Dijo pasando de lado, aunque no se esperaba que
el hermano Ken lo tomara del hombro, ejerciendo ligera presión.
-Me parece que "nada" no es el termino correcto.- Dijo percibiendo
el olor a alcohol que salía de la habitación.- ¿Puede explicarme
más a detalle?

-Me temo que no, hermano, tengo sueño y un pésimo humor en


este momento

-Me apena mucho saberlo, señor Namjoon sin embargo debo


exhortarlo a que me explique porqué el hermano SeokJin se
encuentra borracho y usted con aliento alcohólico

-Bueno, es lo que pasa cuando te emborrachas, hermano, ¿necesita


más explicación que esa?.- Dijo sarcástico, y se quitó su mano de
encima para continuar su camino.

-No se vuelva a acercar a él de ese modo, no quisiera que nuestro


hermano se contagie de....- Dijo el hermano Ken, y aquella frase
hizo que Namjoon se quedara quieto.- Bueno, usted entiende...

-No... no entiendo hermano, ¿puede explicármelo en palabras mas


claras?.- Dijo volviendo sobre sus pasos hasta que estuvo enfrente
de él.

-Claro que si señor Namjoon, verá, usted es un jovencito


descarriado y de necesidades vanales que no caben en el
comportamiento de buena gente, como el hermano seokjin, es por
eso que debo insistir en que se aleje de él, antes de que le contagie
de su impureza.- Dijo con una sonrisa amable en el rostro, y eso lo
hizo enfurecer

-¿Impuro? Ahh... veo que les gusta mucho esa palabra por aquí...
-Dijo sonriendo, como si no le importara.- Lo tomaré en cuenta,
créame que sí.- Continuó, siguiendo su camino.- Y no debe
preocuparse demasiado por su

hermano, la borrachera no le quitara lo inocente o lo puro... -Dijo


volteando hacia él, sonriendo.- En cambio, lo que tu sueñas con
hacerle... eso si se lo quitaría.- Se burló.- así que procura no
aprovecharte de él esta noche, está demasiado borracho.

-¿que ha dicho?!.- Dijo aproximándose a él, amenazante

-Oh vamos, hermano, usted estaba esperando su regreso


anciosamente, ¿no es así? porque de otro modo, ¿porque usted
estaría rondando su habitación? Después de todo es tarde, no hice
ruido y además ni siquiera encendí la luz...

-Asqueroso pervertido...-Gruñó.- tus pensamientos maliciosos


siempre habrán de confundir una sentimiento bueno como la
preocupación con actos perversos

-Usted no está preocupado, hermano...- Sonrió.- está celoso...

-¿Como te atreves siquiera?, Terco, insolente...-Gruñó.

-Ese soy yo.- Dijo haciendo una reverencia, y siguió su camino,


dejándolo con las palabras en la boca.
-------------------

Estaba temblando, frotándose con las manos los brazos, y con


unas enormes ojeras debajo de los ojos y un tono de piel más
pálido que de costumbre saludaba a los feligreses, sintiendo que
en cualquier momento se desmayaría.

Si, tenía resaca, por primera vez en su vida.

-Padre mío, por favor ayúdame.- Dijo hacia el cielo, sintiendo una
nauseas asquerosas subirle por la garganta, y aun así se mantuvo
de pie en la puerta de la enorme iglesia, cuando unos ojos
familiares llamaron su atención de repente.

-Buenos días, hermano.- Dijo Namjoon haciéndole una cordial y


educada reverencia.

-J-joven Namjoon.- Dijo aterrado nervioso, cuando percibió a otra


persona a su lado, que agarrada de su brazo caminaba muy
lentamente. -S-señor Min Joo- Dijo el sorprendido castaño,
recibiendo la sonrisa bonachona del tierno anciano.

-Hermano, buenos días.- Sonrió entusiasmado

-Buenos días señor Min Joo, ¿cómo está?.- Dijo genuinamente


feliz, pues recordaba que el señor Min Joo asistía casi todos los
días a la iglesia cuando Seokjin era un niño, pero con los años ya
no podía hacerlo.

-Estoy bien, Hermano, cada día más viejo, pero vivo.- Dijo de
forma amable
-Me llena de dicha verlo por aquí, aunque no es bueno para usted
caminar demasiado.

-Si, lo sé hermano, pero hemos venido porque es una ocación


especial.-Dijo sonriente, aferrándose de forma amable al brazo de
su sobrino

-¿Que ocasión especial?.- Preguntó seokjin

-Ah, es el aniversario luctuoso de mi hermana EunJi. Le he pedido


al padre Seejin que oremos por ella en esta misa.

-Eun Ji...-Dijo tratando de recordar pero de ninguna parte le


sonaba el nombre

- Si, era la madre de Namjoon, no la conoces porque eras tan solo


un niño cuando ella se fue del pueblo

-Ya veo...

-Tio...-Dijo Namjoon con la mirada gacha

-No sabía que tenía una hermana, señor Min Joo, lamento mucho
su perdida, y la del Joven Namjoon .- al escucharlo Namjoon tensó
los músculos, sin que pudiese darse cuenta.

-Si, es toda una pena, a veces la extrañamos muchísimo, ¿verdad


Joonie?

-Si... Tio.- Dijo a regañadientes, como si no quisiera continuar la


conversación
-Te hubiese gustado mucho conocerla, seokjinshii, ella era una
mujer muy amable y sobre todo hermosa, ah... no había niña mas
hermosa en este pueblo puedo jurárselo, como su hermano mayor
siempre tuve que correr a palos a todos esos muchachos que la
pretendían, aunque era bastante divertido.- Admitió, recordando
el pasado, y esa mirada de nostalgia alegró el corazón de Seokjin

-Son hermosos sus recuerdos, Señor Min Joo.- Sonrió -Hubiese


sido todo un placer conocerla.- Dijo Jin sinceramente.

-Si... que se le va a hacer...-Dijo suspirando resignado.- Aunque


bueno, me ha dejado un poco de ella en este jovencito.- Dijo
refiriéndose a su sobrino y le palmeó el brazo.- ¿De donde crees
que este sinvergüenza ha sacado lo apuesto?

-Tiene toda la razón, señor Min Joo - Jin se rio un momento,


mirando a Namjoon, pero este no le regresó la mirada, parecía
estar perdido en sus pensamientos.

-Tio... será mejor que entremos de una vez, Hace frio.- Insistió el
de tez morena, y tras reverenciar a Seokjin con la cabeza
caminaron dentro de la iglesia, con lentitud.

SeokJin estaba en las filas de adelante, mirando a Namjoon con


curiosidad, nunca pensó que su madre hubiese pertenecido a ese
pueblo, y mucho menos que hubiese fallecido.

Cuando la misa terminó, Namjoon se fue con su tio sobre pasos


lentos, y Jin los vió caminar sobre el sendero con dirección al
pueblo, conversando, y por primera vez, aunque fuera a lo lejos,
lo vió sonreír sinceramente, con genuina alegría, y notó en sus
mejillas, unos pequeños hoyuelos, que no había visto con tanta
ternura antes.

--------------------

Por la tarde SeokJin estaba debajo del andamio, colocando las


lonas para que el piso no se manchara, pues debía colocarlas antes
de que Namjoon llegara.

-Hermano...-Escuchó hablar una voz apacible a sus espaldas, y él,


preparándose para subir las pinturas, volteó, encontrando los ojos
de Ken.

-H-hermano, buenos días...

-¿Podemos hablar un momento?.- Preguntó de forma amable y Jin


sintiendo su corazón completamente ilusionado asintió,
siguiéndolo a la sacristía, con una sonrisa enorme en el rostro,
pues tenía mucho tiempo que no le dirigía la palabra.

Ken cerró la puerta tras de sí, mirándolo seriamente y la sonrisa


de Jin se disipó

-¿P-pasa algo... hermano?

-¿En donde estuviste anoche?.- Dijo, haciendo que a Jin le


recorriera un halo helado la espina dorsal

-Yo...-Titubeó, sintiendo el corazón pesado.


-Contesta...

-Hermano... yo...

-Contesta!.- Le gritó, y Jin sobresaltándose se puso nervioso,


escuchando por primera vez a Ken gritar

-Yo... estuve en el pueblo, hermano...-balbuceó

-Mientes...- Gruñó

-Hermano...

-¿Porqué me mientes, hermano?!.-volvió a arrastrar entre dientes.-


¿te haz vuelto un indigno, acaso?!

-No miento hermano.- Dijo con el corazón angustiado

-Esa criatura impura... te ha llevado ayer a tu habitación...- Dijo


acercándose a él de forma amenazante.

-Hermano... por favor, tranquilízate.- Le suplicó, sin poder


recordar de lo que estaba hablando, pues lo último que recordaba
era haber caído sobre Namjoon.

-Dime que estuvieron haciendo!, ¿porque de tu cuerpo se


desprende ese asqueroso olor a alcohol?!- Exigió, mirándolo
hostilmente

-Yo... solo quería conversar con él... y... y me ofreció una cerveza...
y-yo solo la tomé por educación
-mientes...-sentenció, mirándolo con furia.- dime que fue lo que
hicieron!- Exigió

-No hicimos nada hermano, solo bebí una cerveza.- Dijo


angustiado, dándose cuenta de que ya había llegado hasta la
pared y Ken seguía acercándose

-Él... ¿te tocó...?.- Gruñó

-¿Q-que...?.- Dijo desconcertado

-Pregunté si te tocó!.- Gritó.- ¡¿Dejaste que te tocara?!

-Y-yo... él me palmeó la espalda.- Dijo con inocencia, confundido,


aterrado por la forma en que estaba hablándole, entre gritos y
gruñidos, ese no era su hermano, su hermano lo amaba...

-No estoy hablado de eso! Sabes a lo que me refiero!.- Gritó, y Jin


interpuso sus manos entre sus cuerpos, tratando de meter
distancia pero Ken no lo dejó, le azotó las manos, tomándolo de
las muñecas.

-¡N-no se a que te refieres, hermano!- Sollozó

-¡Me refiero a esos actos impuros que tienes en la cabeza, esos con
los que intentaste seducirme la otra noche! Sucio sodomita!.-
Gruñó

-H-hermano... yo...-Dijo con los ojos cristalizados, sin poder creer


que la persona que mas amaba en el mundo le estuviese hablando
de esa forma, había corrompido a Ken, todo era su culpa.- Por
favor... yo... no hice nada...-Chilló, angustiado
-¿En que lo has convertido... demonio...?! te haz llevado a mi
hermano... devuélvelo!.- Gritó.- Quita de mi de una vez esta
maldición! Te lo ordeno!

-Hermano, suéltame, por favor suéltame! .- Dijo aterrado,


mientras Ken lo sometía contra la pared, viéndolo directamente a
los ojos.

-Quítame de encima esta maldición! Demonio!.-Arrastró entre


dientes, poniéndose cerca de su rostro, casi tocando sus labios.

-¡No sé de qué hablas! ¡No sé de qué maldición hablas!.- Gritó,


sollozando

-¿De qué maldición hablo?! ¡Sínica serpiente!.- Gruñó.- Hablo de


este embrujo maldito! De tu asqueroso olor embriagante...-Dijo
sumergiendo su nariz en el cuello de Jin estremeciéndolo por un
momento, y lo hizo temblar aún más.- Hablo de la suavidad
engañosa, de la apariencia de lujuria en la que te has convertido!-
Dijo mordiendo su cuello, y cuando Jin sintió sus dientes
mordiendolo lloró hacia el cielo, siendo sometido con fuerza, y sin
poder hacer nada contra él, sintió como Ken lo levantaba,
abriendo sus piernas.

-Para por favor... -suplicó en medio de su llanto.- Hermano.-


Sollozó, tratando de impedirle el paso, cerrado las piernas con
todas sus fuerzas, pero Ken encajó sus dedos en sus muslos,
forzándolo a abrirlas.- ¡Detente... detente!

-Tu perversa figura... tu asquerosa apariencia que embriaga... todo


esto es un maldito embrujo que haz echado sobre mí!.- Reclamó,
acariciando sus piernas, mordiendo de nuevo su cuello, cada vez
con más fuerza, frotándose en medio de sus piernas
violentamente, y Jin llorando, solo trataba de escapar, pero no
podía.- Yo... ¡he enfermado...!, mi alma está manchada por los
deseos de poseerte.- Dijo ansioso subiendo a su boca, y lo besó
profundamente, a la fuerza.- Quiero entrar dentro de tu cuerpo...-
Gruñó.- Maldito ser perverso... llévate de mi cabeza este
asqueroso deseo de penetrar tu cuerpo...

Jin estaba llorando, perdiendo la fuerza de su cuerpo, cuando


alguien tocó violentamente la puerta, y Ken, que parecía haber
despertado de su trance, lo soltó de repente, retrocediendo,
respirando de forma violenta.

-Hermano...-Sollozó quedito

CAPITULO 8: EL CUADRO MALDITO


-Por favor, sin ropa no- suplicó
----------------

Jin estaba llorando, perdiendo la fuerza de su cuerpo, cuando


alguien tocó violentamente la puerta, y Ken, que parecía haber
despertado de su trance, lo soltó de repente, retrocediendo,
respirando de forma violenta.

-Hermano...-Sollozó quedito
-Cállate.- Murmuró.- ¿Quién es?.- Dijo elevando su tono de voz,
tratando de tranquilizarse y sin siquiera dar la autorización de
que pasara, la puerta se abrió, mostrando el rostro serio de Kim
Namjoon en el umbral de la puerta.

-Señor Namjoon...-Dijo Ken, mientras Jin se secaba las lágrimas


rápidamente, agachando la cabeza

-Lamento interrumpir, en serio, pero necesito materiales...

-¿Qué necesita?

-Algunas brochas, la pintura roja, café, más blanca y pinceles del


número 14...- Dijo rápidamente y en el instante Jae Hwan sacó
todo de un pequeño armario a su derecha, dándoselo todo en los
brazos, con impaciencia.

-Ahí está todo, ¿necesita algo más?.- Dijo de forma cortante

-Claro, también necesito a mi asistente, si no le molesta.- Dijo


mirando a Jin

-Ahora mismo está indispuesto

-Bueno, a mi perspectiva está perfectamente disponible.-


argumentó.
-A la mía no.- Gruñó

-Ya veo, que problema, tal vez el padre Seejin pueda darnos su
perspectiva también.- Dijo sonriendo y Ken, suspirando, casi
bufando del enojo salió de la habitación, pasando de largo y los
dejó solos

Namjoon se quedó en silencio, viendo al castaño que ocultaba la


cara, y sólo solucionó voltearse, llevándose las cosas en las
manos.- Muévete.- Sentenció- no me hagas perder el tiempo.

Jin lo siguió, subiéndose al andamio, y estando ahí se sentó en su


rincón, como siempre, tratando de tranquilizarse, y así pasaron los
minutos, aburridos y silenciosos como solía ser, entreteniéndose
de todo con tan solo ver las pinceladas de Kim Namjoon

Namjoon se encontraba algo impaciente, si bien no le importaba


demasiado Jin por alguna razón había sentido la obligación de
parar la pelea, y es que, desde la noche anterior, en la que vió ese
rostro pintado de blanco y rosado, ese rostro que lloriqueaba con
impotencia, no había podido dejar de pensar en él, y en ese cuadro
que le había obsecionado, por eso no veía a Jin a los ojos
directamente, tenía miedo de que no fuera una etapa o una
casualidad, tenía miedo de que de verdad esa imagen, se
convirtiera en la imagen maldita, con la que se obsesionaba cada
tanto tiempo..."su cuadro maldito"
-Yo... lamento si escuchaste algo incómodo.- Dijo Jin sacándolo de
sus pensamientos, disculpándose, no sabía porque lo hacía, solo
sentía que debía decir algo al respecto

-Sus problemas de homosexuales me tienen sin cuidado.-


Respondió fríamente

-Nosotros... no...

-No me interesa.- Interrumpió, volviendo a lo suyo y Jin se quedó


en silencio, antes de que Namjoon le diera una bofetada, pero
dentro de él crecía una impaciencia horrible.

-Ok...-Musitó, cruzando sus brazos por encima de sus rodillas.-


Yo... me alegra ver que tu tio está bien...-Dijo de repente y
Namjoon dejó a un lado sus pinceles, acercándose a él de manera
amenazante.

Jin apenas pudo darse cuenta, cuando Namjoon lo había


arrastrado por la tabla, y teniéndolo boca arriba le presionó el
cuello con el pie, llenándolo de pánico.- Cállate... de una vez...-
Gruñó, ejerciendo presión sobre el cuello del castaño.- No hables
de mi tio... no hables de mi... es más, no hables, o te aplastaré el
maldito cuello.- Dijo furioso, y Jin, sintiendo que se ahogaba
pataleó.
Namjoon se quedó mirando su rostro, esa expresión de terror que
siempre le provocaba al castaño, y sonrió al verla, comprobando
que su rostro no le obsesionaba, ya no lo encontraba bonito, de
hecho era desagradable, y agradeció demasiado que solo hubiese
sido una sensación de la borrachera, y por fin lo dejó ir,
complacido.-"No... no es el cuadro maldito"- Pensó aliviado

SeokJin toció de forma violenta, tanto que ese eco rebotó en las
paredes de la desierta iglesia, y comenzó a llorar, sintiendo el
dolor punzante en la piel de su cuello, se sentía caliente, y ardía,
igual que la piel de sus muñecas, y sus muslos, resultado del
altercado con Ken.

Estaba herido, físicamente y mentalmente, y juró, estando ahí


arriba con su verdugo, que sería poco tiempo el que aguantaría a
ese ritmo, pues parecía que había nacido para ser maltratado, y
que lo habían hecho sentir un poquito de amor alguna vez, solo
para que sufriera más en su miseria.

-Padre mío... por favor llévame a tu lado.- Susurró, llorando


quedito, con miedo de que Namjoon se voltease furioso, por
escuchar su llanto, y se hizo bolita en un rincón, deseando que
escucharan sus plegarias.

-Deja de llorar.- Gruñó Namjoon, harto, y el castaño, con el


corazón hecho trizas tuvo que taparse la boca con ambas manos,
suprimiendo su llanto.- Te golpee porque te lo haz ganado...
estúpido.- Gruñó.- la próxima vez que quieras preguntar sobre
asuntos que no te importan te juro que...
-Lo se!, vas a lastimarme!.- Gritó desesperanzado.- Ya lo sé...-
Murmuró, sorbiendo su nariz.- Yo... lo siento tanto... sé que no
debí preguntar nada a tu tio, se que no debo preguntarte nada... es
solo que... pensé que tal vez yo te agradaba un poco...

-Imbécil, no digas estupideces... -Gruñó

-No pensé que lo fueran.- Susurró quedito

-proclamas a los 4 vientos que soy un demonio, como mierda


crees...

-Pero ayer descubrí que no lo eras.- Sollozó, interrumpiéndolo, sin


dejar de cubrirse la cara y al escuchar esas palabras Namjoon se
quedó quieto, sin comprender a que se refería...

-que....?

-Si... tu fueras un demonio.- Dijo gimoteando.- Me habrías dejado


morir ayer... cuando caí del árbol... si fueras un demonio no
hubieses traído al señor Min Joo a la iglesia, ni le sonreirías de esa
manera

-Cállate...-Gruñó...-Cállate!.- Dijo arrastrándolo, y lo tomó del


mentón con fuerza, lastimándolo para que lo mirara.
-Tu... no eres un demonio ....-Susurró, y ante ello Namjoon lo
empujó, haciéndolo caer de espaldas, y con la respiración agitada
lo miró con desprecio.

-No te equivoques, imbécil...-Gruñó.- ni siquiera te ilusiones con


que me agradas un poco. No hay nada en este mundo que me dé
mas asco que los mogigatos como tú, y si te salvé fue porque me
hubieran jodido si morias... y si estoy... con el maldito viejo.- Dijo,
luchando porque la voz no se le cortara.- Si estoy con ese
decrepito anciano... es porque cuando muera me quedaré con todo
lo que tiene...-Sonrió, causando en Jin una expresión de miedo y
sobre todo de decepción.- Así que... deja de joderme... soy un
demonio, y te desollare si no cuidas tus palabras -Dijo volteándose
hacia el muro, y por el resto del dia no musitó sonido alguno, se
limitó a seguir pintando, con la mirada perdida, en un recuerdo
doloroso que tenía muy dentro.

Cuando el sol comenzó a caer, tomó su morral color negro, ese en


donde siempre traía lo básico para pintar y dibujar, y miró a Jin
un momento, que se hallaba sentado en la esquina de siempre,
pero esta vez parecía que le había quitado algo... tal vez esa parte
de él que le daba animos.

Abrió su billetera y le arrojó un par de billetes a la cara, sonriendo,


como si nada hubiese pasado.

-Ve a la casa de árbol, a la misma hora, y trae cervezas... la misma


cantidad de ayer.- Gruñó, y Jin se hizo pequeño, sin mirarlo.
-No... beberé de nuevo.- Sentenció con miedo, pero Namjoon se
rió un momento.

- No beberás, solo necesito un repartidor esta vez.- Dijo


irónicamente, bajando del andamio.

--------------

El disfraz de Jin en realidad consistía en una capa con capucha,


con la que se cubrió la cara cuando compró las cervezas, la misma
cantidad que el dia anterior, y siendo las 7:40 pm se encaminó
hacia el bosque, para ir a la casa del árbol.

Caminó entre la espesura, escuchando el trinar de algunos grillos


a lo lejos y el sonido del viento amable deslizándose entre las
hojas de los árboles, cuando a lo lejos, vió una luz brillando en el
interior de la casa del árbol, y tras suspirar profundamente se
encaminó, subiendo las escaleras en silencio, cuando empezó a
escuchar algunas risitas, que provenían de una mujer.

Resignado entró, tocando en el umbral de la puerta.

-Pasa.- Dijo la voz de Namjoon, y abrió la puerta, para encontrar a


una chica, que acostada sobre los cojines se retorcía, con algunas
marcas de pinceladas sobre sus piernas y su cuello, con el torso
desnudo y una falda a medio quitar, mientras Namjoon,
completamente vestido, como siempre, de pies a cabeza y con una
playera de manga larga se levantó, riendose.

SeokJin no se había quitado la capucha de la cara, y había sido una


buena decisión porque así la chica, que por cierto era hija del
dueño de la mercería, no lo había reconocido.

-¿Trajiste lo que te pedí?.- Dijo Namjoon, y SeokJin, evitando


mirar a la fémina le extendió la bolsa, dejándosela en las manos.

-Quien es este?.- Preguntó la sonriente fémina, incorporándose


sobre sus antebrazos

-Oh, es un amigo del otro pueblo, no te preocupes.- Dijo Namjoon,


inclinándose sobre ella, lamiendo en medio de sus senos, sin
importarle que SeokJin estuviese ahí, e hizo reir a la chica, que se
retorcia haciendo sonidos exhuberantes para el castaño, era
demasiado.

Bajó un poco más su capucha, y se encaminó a la salida, cuando la


voz de la chica lo detuvo.- ¿A donde vas? No vas a quedarte a
jugar con nosotros?.- Dijo la chica y Namjoon sonrió, mirando a
SeokJin

-Ella tiene razón, estamos divirtiéndonos, porque no te quedas.-


Dijo burlón
-Me temo que no me es posible...

-Oh claro que es posible.- Dijo perversamente Namjoon, y lo sentó


al lado de ellos.- Ella no tiene problemas en jugar con ambos,
¿verdad preciosa?

-Si es tu amigo también es mi amigo, Namjoon.- Dijo de forma


traviesa, tomándolo del hombro pero seokjin solo se hizo a un
lado discretamente para que la mujer no pudiera tocarlo.- Puede
pintar sobre mí también.- Dijo giñandole el ojo

-Vamos amigo mío, anímate un poco.- Insistió Namjoon.- ve la


calidad de estos dulces pechos... ¿no te encantan?.

-Vamos, harás que me sonroje.- Dijo la mujer, besándolo en el


cuello, pero SeokJin no los miraba, tenía la mirada en las manos,
deseando que Namjoon se aburriera y lo dejara ir de una vez. Solo
quería dormir, o al menos sumergirse en su miseria en la soledad
de su cuarto, con algo de suerte de camino allá caería, se rompería
la cabeza y moriría, pero Namjoon estaba lejos de aburrirse.

-Oye, oye.- Insistió y como Jin no quiso mirarlo le volteó la cara,


sorprendiendo un poco a la chica por su rudeza.- Mira esto... te
gustara.- Dijo obligándolo a mirar, mientras deslizaba su lengua
por uno de los pezones de la mujer, haciendo círculos, y después
jalándolos con los labios.
SeokJin miró con el ceño fruncido, sin saber que hacer, rezando
porque lo dejara ir, y en cambio solo contempló como Namjoon
introducía un fino pincel en un botecito de pintura color azul
turquesa, y lo pasó por el vientre de la chica, jugando.

-Vamos... quieres probar?.- Dijo Namjoon dándole el pincel en la


mano y lo miró de forma amenazante y socarrona al mismo
tiempo.- Vamos... solo deslizalo.- Dijo dirigiendo su mano al bote
de pintura, y una vez que estuvo empapado de pintura le dirigió
la mano hacia los senos de la chica

-¿Porque no los decoras?, debe quedar bonita antes de que me la


folle.- Dijo complacido, y la chica solo se mordió los labios,
mirándolo

-Yo... prefiero no hacerlo.- Dijo en voz baja, y Namjoon lo tomó


del mentón empezando a molestarse

-Tu... vas a hacer lo que yo diga.- Sonrió.- O te irá mucho peor.

Jin cerró los ojos, con angustia, y tras suspirar colocó


nerviosamente el pincel sobre la chica y delineó uno de sus pechos
de forma torpe, como si fuese un niño de preescolar. En cambio
Namjoon estaba disfrutándolo demasiado, torturarlo, con ese acto
que iba contra todos sus votos, era sencillamente delicioso, y
divertido.
Cuando Jin terminó la chica se rió, viendo el horrible circulo sobre
su piel.- Oye, le falta algo.- Dijo la fémina, refiriéndose a la firma
de saliva que debía dejar el autor de la obra, y Jin, sintiendo
demasiado asco solo le ofreció el pincel a Namjoon, con una
mirada suplicante.

-Vamos amigo mío... debes firmar tu obra... lame sus pechos, son
una dulzura.- Aseguró en un tono que le erizó la piel
horriblemente, y lo jaló del cuello, obligándolo a inclinarse,
seokjin tenso su cuello, luchando por no ser jalado a la piel de la
chica, pero fue inútil, Namjoon lo preciono, casi rompiéndole el
cuello, y lo hundió en los pechos de la chica, dejándolo ir unos
segundos después y mientras la chica reia seokjin se alejó, con un
horror angustiante llenándole la cara.

Era un pecado, un pecado carnal y asqueroso, su alma, todo


estaba condenado, y comenzó a llorar de impotencia.

-Vamos hazlo de nuevo.- Dijo Namjoon ofreciéndole el vote de


pintura, pero para su sorpresa seokJin le aventó el bote con la
mano, haciendo que la pintura cayera casi por todas partes,
manchándole la cara a Namjoon, el cuerpo a la chica, el techo de la
casa del árbol y también parte de la cara de seokJin.- Vete al
infierno!.- Gritó SeokJin, mirándolo, con los labios y la quijada
temblándole de enojo.

-Ahora si vas a morir.- Gruñó Namjoon, tomándolo del cuello, y lo


azotó contra la pared, presionándolo con fuerza.
Pero entonces ... todo se silenció...
pues abrió sus ojos cegados por la furia para encontrarse de frente
de nuevo con ese cuadro maldito.

Ese rostro angustiado de ojos cristalizados, temerosos y al mismo


tiempo valientes, con esas mejillas y esa nariz rosada por el frio y
la furia, y sobre todo esos labios gruesos y rojos, que hacían una
mueca que luchaba contra él.

Ahí estaba, ese cuadro maldito que creyó jamás volver a ver, ahí
estaba, y solo un detalle cambió en él, un detalle insignificante,
pero que le revolvió los pensamientos , casi mareándolo: una
mancha de pintura azul que caía por un lado de su ojo, como si
estuviese llorando la pintura.

Entre abrió los labios, respirando de forma intranquila, y


escuchaba a lo lejos la voz de la chica que tal vez le estaba
diciendo algo pero no entendía nada, estaba perdido, se
encontraba preso una vez más, del cuadro maldito que siempre
habría de llenar su cabeza.

-Namjoon!.- Gritó la chica lo más fuerte que pudo, y el de tez


morena reaccionó, aflojando a presión sobre el cuello de Jin y lo
dejó respirar.

-Vete.- Sentenció

-¿Qué?.- Preguntó la chica, mirándolo con desconcierto


-Vete de aquí.- Volvió a decir, mirando a Jin con atención, como si
se alimentara de esa imagen.

-Namjoon! No puedes...! No recuerdo bien el camino!.- Chilló

-Que te largues, zorra!.- Gruñó, empujándola, y la fémina, muerta


de miedo ni siquiera se molestó en mirar a Jin, tomó sus cosas lo
más rápido que pudo y salió corriendo, dejándolos solos.

-S..u...elt.-musitaba Jin con dificultad, hasta que Namjoon lo dejó,


tomándolo de la mano, para sentarlo en los cojines, de forma tan
impaciente que parecía un loco.

-Quedate ahí.- sentenció, esculcando en su mochila, y sacó un


cuaderno gigante de papel grueso, y luego algunas pinturas, al
menos hasta que vió a jin tocarse la cara.- No!.- Dijo
sobresaltándolo.- No te toques la cara.- Gruñó y Jin se quedó
quieto, temblando, temiendo lo que haría.

Namjoon se levantó, de forma impaciente, tomando el pincel y lo


que quedaba de aquella pintura, y se acercó a su rostro, plantando
una gota grande de pintura y luego otra debajo de sus ojos,
dejando que escurriera, y cuando terminó parecía cautivado,
completamente encantado, porque comenzó a pintar sobre el
papel rápidamente, desconcertando a SeokJin

-K-kim... Namjoon.
-Callaré, o

te golpearé.- Sentenció sin dejar de pintar.

No sabe cuantas horas estuvo en la misma posición, solo que los


hombros le dolían y a pesar de todo ese tiempo Namjoon parecía
no cansarse, hasta que después de un suspiro profundo arrancó la
hoja, extendiéndola en sus manos para poder verla bien, y quedó
encantado de una forma perturbadora para Jin.

Namjoon sintió su corazon explotar, cuando vió su obra


terminada, lo que era el principio de "su cuadro maldito" y
después, utilizando un alfiler la colgó de la pared, para que se
secara, mientras sacaba mas cosas de su mochila.

Jin lo vió de reojo, estar distraído, y aprovechó ese momento para


ver lo que había pintado

Sus ojos se abrieron incrédulos, pues era una imagen de él, con la
mirada de angustia, y unos ojos llorosos de los que caían lágrimas
color azul turquesa, y de fondo un armonizante purpura, rosa y
verde que se combinaban, como si fuera un amanecer liviano e
invertido. Era sencillamente maravilloso, y por ese segundo se
sintió demasiado halagado, aunque sabia que la vanidad era un
pecado.

-D-e... verdad soy yo...?- Preguntó, señalando el dibujo pero


Namjoon no lo escuchó, se aproximo a él sin decir palabra, y le
quitó la capa de encima, para después comenzar a desabrochar los
botones de su camisa
Jin se ruborizó casi al punto de la incandecensia, tratando de
evitar que lo desnudara.

-Quita la maldita mano.- Gruñó Namjoon, azotándole las manos,


y siguió desabotonando hasta el cuarto botón, dejándole solo los
hombros descubiertos, sus clavículas y el inicio de su pecho.

-K-im Namjoon... ¿que esta haciendo?

Namjoon hizo una mueca de desagrado, y le tapó la boca con


violencia, haciendo que Jin se asustara.- Escúchame bien
padrecito, tu voz me tiene harto, así que la próxima vez que
hables voy a romperte los dientes.- sentenció.- vas a hacer lo que
yo te diga y cuando lo diga y para lo único que quiero escuchar tu
voz es para escuchar "si, señor", entendiste?

Jin asintió repetidas veces, mientras era liberado, y Namjoon lo


acostó sobre los cojines, tomando uno de sus pinceles más finos, y
sobre la piel de Jin comenzó a pintar con un tono de rosado palido
figuras discretas, para remarcarlas con un color salmón brillante.

Jin cerró los ojos, sin comprender que es lo que quería en realidad,
solo pensaba que a diferencia de los golpes aquellas pinceladas
eran amables, demasiado delicadas y finas, sumamente
cuidadosas, y las preferia antes que la violencia, por eso se quedó
quieto, aunque temblaba nerviosamente porque aquella sensacion
era agradable y aún así seguía apenado a muerte  de que viera
parte de su cuerpo.

Su corazón estaba exhaltado, casi exitado, y latía con fuerza


examinando la expresión pérdida del pintor que parecía ser de un
deleite misterioso.
Namjoon se detuvo, sonriendo, y con impaciencia regresó a su
puesto para comenzar a pintar de nuevo.

-Volteate, viendo hacia mi.- Dijo en tono serio y Jin obedeció

-Si...

-No, así no, solo voltea el torso hacia mí

-Si... señor.- Dijo de forma sumisa y Namjoon continuó por lo que


parecieron horas, en las que Jin había perdido la nocion del
tiempo, solo sabia que estaba a punto de desafallecer de sueño y
cerró los ojos un momento, siendo despertado por el ruido de los
pasos de Namjoon en el suelo de madera, y se incorporó para
verlo colgar en la pared, un retrato de él, con esas extrañas figuras
en su pecho, era exquisito, como un sueño.

-Es... bellísimo...-Susurró aunque sintiera que las fuerzas se le iban


del cuerpo.

-No... aún no lo és.- Dijo sonriendo de forma agridulce,


sorprendiendo por un momento al castaño, que percibió algo de
angustia en su rostro.-Haré otro.- Sentenció, y volteó a ver a Jin,
notando que apenas se sostenia sobre su antebrazo

-Joven.... Namjoon...-Dijo casi desfalleciendo.- Tengo... mucho


sueño

-Solo uno más, no seas delibucho.- Dijo acercándose, tomándolo


del brazo, pero Jin calló dormido sobre los cojines, estaba
exhausto.
Namjoon suspiró con resignación, sentándose al lado de él
mientras lo miraba con cierto desprecio, y se sobó el cuello,
dándose cuenta de que de hecho el también estaba muy cansado,
por ello dejó como estaba todo su material, y las pinturas, que ni
siquiera pensó en llevarse porque estaban en un lugar seguro,
después de todo ninguna persona del pueblo se acercaría a la casa
del árbol, no a sabiendas de que era prohibido estar ahí y mucho
menos con a conciencia que había "un fantasma".

Cerró las pinturas con diligencia, y limpió sus pinceles


rápidamente para después acercarse al cuerpo inerte y casi
inconciente, que descansaba en un rincón, y mirándolo
detenidamente comenzó a quitarle un poco de la pintura que tenia
encima con un paño empapado de agua. Lo pasó a medias por sus
hombros, por sus clavículas, por la parte del pecho que podía
verse, descubriendo tras cada pasada la blanca pero calida piel a
la que no podía llamar pálida, porque parecia un poco pintada por
el ocaso.

Jin no se despertó por la sensación del agua sobre su piel, porque


a pesar del frio de la madrugada aquel trapo en las manos de
Namjoon se había tornado calientito, y dentro de sus sueños
parecia estar bajo el agua caliente de la ducha.

Cuando terminó comenzó a abotonar su camisa lentamente,


acomodándola sobre sus hombros hasta que llegó a su cuello, y
suspiró mirando ese rostro apacible y dormido, atreviéndose por
un momento a tocar con la punta de sus dedos el filo del rostro del
castaño, con una fragilidad que no creía que existiera dentro de él,
y aprovechándose de la ausencia de respuesta por parte de Jin se
aventuró a pasar la punta de su dedo índice por la punta de su
nariz... por sus cejas y después por sus labios, que estaban secos
como la hoja marchita de un flor, le parecia hermoso, sumamente
hermoso, pero no era del tipo de hermosura que cualquier
persona hubiese notado a simple vista, no, la belleza que Namjoon
percibia radicaba en la forma en que la belleza que poseía ese
rostro se volvia aun más preciosa por el sufrimiento que se
escondia detrás de ella.

-"¿Por qué... tenías que ser tú mi cuadro maldito...?"

PARTE 9: BELLEZA MARCHITA


-Es la primera vez que... alguien ve más allá de esto...

-------------

Cuando terminó, comenzó a abotonar la camisa de Jin lentamente,


acomodándola sobre sus hombros hasta que llegó a su cuello, y
suspiró mirando ese rostro apaciblemente dormido, y lo observó,
analizando sus facciones con la mirada sin decir palabra alguna;
hacia frio, y por ello las facciones de aquel rostro se remarcaban en
un tono casi rojizo que cobraba vida, por eso acercó su mano
curioso, ligeramente cautivado, atreviéndose por un momento a
tocar con la punta de sus dedos el filo del rostro del castaño, con
una fragilidad que no creía que existiera dentro de él, y
aprovechándose de la ausencia de respuesta por parte de Jin se
aventuró a pasar la punta de su dedo índice por la punta de su
nariz... por sus cejas y después por sus labios, que estaban secos
como el pétalo marchito de un flor, le parecía hermoso,
sumamente hermoso, pero no era del tipo de hermosura que
cualquier persona hubiese notado a simple vista, no, la belleza que
Namjoon percibía radicaba en la forma en que, la belleza que
poseía ese rostro, se volvía aún más preciosa por el sufrimiento
que se escondía detrás de ella.

-"¿Por qué... tenías que ser tú mi cuadro maldito...?"

----------------------------------

Namjoon llegó a su casa, alrededor de las 3 am, y entró con


cuidado, a hurtadillas, para no despertar a su tío, y como siempre
lo hacía se asomó para ver que estuviese bien, para después
tumbarse en el sillón, que era donde dormía, pues la pequeña casa
tenía solo un dormitorio, el resto conformaba la sala, el comedor y
la cocina, en el pequeño cuarto de 5 x 5 mts.

Se recostó un momento, mirando hacia el techo, y tuvo un


sentimiento extraño en el pecho, cuando recordó los retratos que
había dejado colgados en las paredes de la casa del árbol, pues la
pasión con la que pintaba parecía haberse extinto hace ya mucho
tiempo, y en cambio, ahora sentía una flama intensa quemarlo por
dentro.

Miraba sus manos, sonriendo de forma nostálgica, y después llevó


sus palmas a su pecho, sintiendo su corazón palpitar con locura.
Estaba pasando de nuevo.

---------Recuerdos de Namjoon--------

Su madre decía que era un don envidiable, y lo dejaba pintar lo


que quisiera, aun cuando se obsesionara con una sola cosa, que
pintaba una y otra vez, hasta saciar "su sed" de plasmarla, pero su
madre ignoraba los sentimientos que su hijo desarrollaba por lo
que consideraba "hermoso".

Al principio fue tierno, pues la primera vez que lo hizo fue con
una especie de mariposa que vivían en el parque cerca de su casa,
eran color amarillo con negro, y su figura volvía loco al niño, por
eso las pintó varias veces y en distintas escenas, las plasmó con
acuarelas, gises, crayolas, colores de madera, carboncillo, oleo...
con todo lo que pudiese dibujar, pero después empezó a
capturarlas para verlas de cerca, las disecó, las aplastó, les arrancó
las alas y a otras las hundió en alcohol, todo para poder poseer su
esencia por completo.

Lo mismo pasó con un pequeño gatito que tenía la vecina, que


poseía ojos verdes y el pelaje gris, como la plata, Namjoon lo
miraba desde lejos, pintándolo de todas las formas en que se le
ocurría, hasta que un día, el gatito desapareció.

Su madre lo encontró en el sótano, bajo una vieja mesa,


perfectamente disecado, junto con todos los cuadros que su hijo
había hecho de él, y se horrorizó, al darse cuenta de que la
obsesión por su hijo por las cosas que él consideraba hermosas,
iba mas allá del comportamiento racional.
Fue ella la que apodó así a su errático y obsesivo comportamiento:
"el cuadro maldito".

Y después de ello su madre siempre lo consideró malvado, decía


que algo dentro de él estaba sumamente mal, y Namjoon había
terminado por creérselo, pero no buscó perdón en la iglesia, no
busco ayuda en las plegarias que su madre lo obligaba a rezar
cada noche, y tampoco en la familia que siempre lo despreció,
no...

El buscó el consuelo en su arte, en la forma en que podía plasmar


las cosas que veía, las que se quedaban en su memoria como una
fotografía inerte, y abrazó esa "maldad" a fondo, dejándose llevar
por ella, porque el cuadro maldito, aunque le jodia la cabeza como
a un maldito loco, también le daba una felicidad casi hipnótica, y
una vez que encontraba uno nuevo su corazón ardía en la dicha...
al menos hasta que el cuadro maldito se "rompiera", como pasó
con aquellas mariposas de alas rotas, como pasó con el gatito, con
las rosas rojas del jardín... con todo lo que alguna vez consideró
hermoso, y terminó destruyendo.

--------fin de recuerdo---------

Sin embargo, había algo más que extraordinario en el nuevo


cuadro maldito, porque era la primera vez... que era una persona,
un hombre... y se quedó pensando en que radicaba esa belleza...

-Ahh...-susurró.- Es la belleza de su humillación....- Sonrió


----------------------

Jin despertó de golpe, agitado y sobre todo asustado, porque su


inconsciente le decía que aún estaba en la casa del árbol, pero
cuando volteó alrededor se dio cuenta de que estaba en su
habitación, y aunque desconcertado suspiró con alivio,
levantándose de la cama para descubrir que el sol estaba por salir
y él tenia que estar puntual para abrir la puerta de la iglesia, por
ello se precipitó al espejo, tomando la jarra de agua en su buró y
una toalla, impaciente por quitar la pintura de su cuerpo lo más
rápido posible pero cuando desabotonó su camisa, su cara se
enrocejió al punto de la incandescencia, pues las figuras ya no
estaban, habían desaparecido incluso las que estaban en su pecho,
y no pudo evitar tener la imagen mental de Kim Namjoon
limpiando su piel mientras él estaba inconsciente.

Sacudió la cabeza, como si así pudiese sacudir su pudor, y


comenzó a cambiarse de ropa rápidamente, maldiciendo a
discreción los actos del de tez morena, aunque en medio de su
enojo hizo una pausa evidente, y era porque la noche anterior
todo se había vuelto completamente diferente. Aun no se
explicaba que había pasado, sabía que el comportamiento de Kim
Namjoon era por demás violento y sínico... pero ahora, se había
vuelto...

-Loco...- Masculló
Y no descifraba que es lo que quería de él. Estaba más confundido
que nunca

-----------------------------

Pasó la mañana evitándole la mirada a Ken, porque no estaba


seguro de que sentir... su hermano, a quien tanto amaba, ahora le
infundía miedo y sobre todo culpa, porque creía firmemente que
esa maldad habitaba ahora el cuerpo de Ken por culpa suya, por
culpa de su impureza, y sin embargo ya no estaba tan seguro de
que esa maldad hubiese sido producto de Kim Namjoon, si no de
él mismo cuyo demonio interno, después de ese exorcismo, solo
había sido adormecido, y ahora, con la presencia de Kim Namjoon
había despertado, para traer el caos y la deshonra a su sagrado
hogar.

Perdido en sus pensamientos siguió con sus actividades, en la


parroquia, luego en la cafetería y finalmente, con rapidez volvió al
andamio, para preparar todo tal y como Kim Namjoon se lo había
ordenado que hiciera: un cuenco grande con agua, los pinceles
limpios y el plástico puesto debajo para que el piso no se llegara a
manchar, que estaba terminando de acomodar cuando vió su
silueta entrar por la puerta de la parroquia, y por alguna razón
esta vez no tuvo tanto miedo como las veces anteriores, al
contrario, una parte de él, aunque no pudiese notarlo, se sentía
ligeramente impaciente por verlo, y en cuanto Namjoon le dio la
primera mirada indiferente se limitó a inclinar la cabeza.

El de tez morena subió el andamio sin decir palabra alguna,


seguido por Jin hasta la cima de la pequeña construcción y
estando ahí guardó silencio como siempre, viéndolo pintar
suavemente, aunque con una expresión aburrida como siempre.

Habían pasado alrededor de dos horas únicamente, entre pedidos


de más pintura y algunas correcciones, cuando Namjoon dejó las
cosas a un lado, con semblante serio y se volteó para verlo
directamente, lo que puso al castaño en estado de alerta.

-¿En dónde puedo conseguir flores?- Dijo secamente, y aquella


pregunta tomó a Jin por sorpresa.

-¿Flores?

-¿Eres sordo?.- Gruñó

-N-no... lo siento.- Dijo haciendo ademanes con las manos,


temiendo un golpe, así que respondió rápidamente.- Hay una
florería a la orilla del pueblo, es muy pequeña y tienen pocas
variedades de flores pero están a buen precio, de hecho se
encuentra junto al cementerio y ...-Siguió diciendo rápidamente,
como si balbucear ayudara en algo

-No.- Interrumpió Namjoon.- No de esas flores, quiero silvestres.-


Sentenció.- Del bosque...

-Flores silvestres...-Masculló Jin curioso, y al mismo tiempo


recordando el pequeño campo de flores color lila, que se
encontraba cerca del lago de arriba.- Hay un tipo de flor que crecía
en el bosque... pero...-Dijo haciendo una pausa.- No sé si aún estén
ahí, no voy desde que era un niño

-Bien, terminaremos temprano hoy, vámonos.- Dijo tomándolo del


brazo, con la rudeza acostumbrada y lo levantó

-¿Q-que?, no, no podemos ir ahí

-¿por qué no?

-Porque ya infligimos suficiente la ley haciendo uso de la casa del


árbol y además es muy lejos de aquí.- Dijo con valentía, aunque no
dejaba de cubrirse discretamente la cara.

-Define lejos...-Dijo con auténtica curiosidad en el rostro

-B-bueno colinda con el viejo camino al pueblo, así que debe estar
a unas tres horas caminando

-Ah... ya sé a qué camino te refieres.- Dijo haciendo una mueca de


desagrado.- Bien, no importa, vámonos.- Dijo con una sonrisa
felina, como si se divirtiera haciendo una travesura y se llevó a Jin
a cuestas, tapándole la boca para que dejara de ser escandaloso.

----------------
-K-kim Namjoon, esto no es una buena idea.- Dijo caminando tras
él, con impaciencia, pero Namjoon no le hacía mucho caso, seguía
caminando hacia el pueblo con las manos metidas en los bolsillos.

-La parada de autobús color azul, la que está al borde del pueblo,
vé ahí y espérame, debo hacer algo primero.- Dijo empujándolo

-N-no por favor, nos meteremos en problemas...

Namjoon no contestó, se precipitó a él amenazante, poniéndosele


frente a frente, y lo empujó hacia un pequeño espacio entre dos
árboles, haciendo que su espalda azotara en el tronco de uno, y
tras mirarlo de forma hostil un momento le tapó la boca, haciendo
una mueca hastiada.

-Parece que haz olvidado lo que puedo hacerte si desobedeces...-


Gruñó.- ¿quieres que te lo recuerde?

Jin negó repetidas veces con la cabeza, haciendo que el de tez


morena sonriera y finalmente fue liberado de la mano de
Namjoon, con semblante asustado.- Buen chico...ahora... lleva tu
trasero a la parada de autobús, escóndete si es preciso para que no
te vean, así dejarás de lloriquear, yo pasaré por ti cuando termine
con un asunto.- Jin sintió sin decir palabra, y esa mirada de miedo
le brindó cierta satisfacción a su verdugo.- Bien... si se te ocurre
siquiera, aventurarte a regresar a la iglesia para esconderte quiero
que sepas que entraré por ti... voy a arrastrarte por el pasillo y
después te llevaré a la casa del árbol para darte una paliza, así que
no seas tonto, padrecito...

-S-si...-Dijo Jin con la imagen mental de los golpes en la cabeza.

-¿Si?.- Dijo arqueando la ceja

-Si... señor...-Dijo derrotado

-Buen chico.- murmuró acariciando su cabeza y acto seguido se


fue sobre pasos pesados hacia su casa.

-----------------

-Saliste de trabajar temprano, hijo

-Si, Tio.- Sonrió, terminando de servir un plato enorme de comida


que después llevó a la mesa, poniéndolo enfrente de su tío. El
anciano se sobó las manos, para después tomar los cubiertos con
cuidado mientras Namjoon ponía de vuelta la dieta presescrita
por el doctor de nuevo en su lugar.

-¿No comerás conmigo?


-Hoy no tio, debo ir a arreglar un asunto, perdóneme.- Dijo
inclinando la cabeza

-No te preocupes hijo, solo no olvides comer mas tarde, ¿está


bien?

-Si, y usted no olvide llamarme si necesita cualquier cosa

-Me tratas como si fuera un niño

-No, porque usted no es un niño, solo es un hombre demasiado


terco, además también necesito que me llame si alguna chica viene
a buscarme.- Bromeó, y acto seguido tomó sus llaves y luego su
chaqueta de cuero.

-Que dios te acompañe hijo.

Namjoon hizo una pausa, sonriendo hacia el piso, odiaba que le


dieran bendiciones, pero amaba demasiado a su tio Minjoo.-
Siempre está conmigo, Tio.- Sonrió.- Ese plato debe estar vacío
cuando vuelva, si deja de nuevo los vegetales lo acusaré con el
doctor Seo.- Dijo cerrando la puerta tras de sí.

-------------------------
Jin estaba escondido entre los arbustos, claro que lucía demasiado
ridículo pero no podía arriesgarse, porque si alguien del pueblo lo
veía en ese lugar seguramente le contarían al padre Seejin, por eso
aguardó en silencio, rezando mientras tanto, con los ojos cerrados
y las manos juntas, pidiéndole al padre perdón por su
desobediencia, cuando fue interrumpido por un ruido infernal
que lo sobresaltó.

-¿En donde estas, padrecito?!.- Gritó Namjoon sin importarle


demasiado hacer un escándalo, de cualquier manera el lugar
estaba completamente vacío, y sin embargo Jin salió de entre los
arbustos corriendo.

-Por favor Joven Namjoon, podrían descubrirnos!.- Musitó


desesperado, mirando hacia todas direcciones, cuando de pronto
parecía haberse distraído con algo espectacular.

Su verdugo, con una sonrisa socarrona lo miraba divertido,


montado en una motocicleta color negro que lucía sumamente
pesada, y enorme, nada parecido a las "motocicletas" que había
visto antes, que de hecho no eran más que motonetas pequeñas de
repartidor, y en cambio esta parecía poder cargar con una
montaña.

-Vámonos.- Dijo el de tez morena, buscando algo en la caja de


carga detrás del asiento, y sacó un casco, arrojándoselo en las
manos.
-¿Qué es esto?

-Un casco, imbécil, póntelo... no quiero que te rompas la cabeza


con lo estúpido que eres.- Dijo indiferente

-¿N-nos iremos sobre esa cosa?!

-Así es... no pienso caminar tres horas por el bosque

-P-pero...

-Muévete...-Gruñó y Jin dando un pequeño brinco se acercó a la


motocicleta, poniéndose el casco encima, cuando escuchó una
carcajada gigantesca saliendo de la boca de Namjoon.

-¿Que?! ¿Qué es tan gracioso?.- Dijo mirándolo, con el casco


puesto al revés, y las tiras que se ajustaron a su cara lo hacía ver
como un puerquito.

-¿Nunca haz usado un casco tampoco?.- Se burló

-No...-Dijo avergonzado

-Ven, estúpido.- Dijo jalándolo de la camisa, y se lo acomodó


correctamente, sin dejar de reírse.- Ya está, ahora, súbete como si
fueras a montar un caballo.

-Pero... se va a caer de lado

-No se cae, yo la detengo, ahora súbete antes de que yo te suba...-


Sonrió

-Si...-Dijo Jin mordiéndose los labios, tratando de ingeniárselas


para subirse con temor a derribar a Kim Namjoon junto con la
motocicleta

-Hazlo der una maldita vez!.- Gritó Namjoon y el castaño se subió


casi de un salto, sonriendo después de darse cuenta de que lo
había logrado.

-K-kim Namjoon... ¿no va a ponerse un casco?

-No tengo otro.- Dijo sin darle mucha importancia.- Pero no lo


necesito, ahora vas a hablar solo si te pregunto algo, ¿entendido?

-Si señor...

-Buen chico, estoy pensando en comprar una caja de galletas para


recompensarte cada vez.- Sonrió sarcástico
-Mentecato...-Dijo Jin por lo bajo, y por supuesto que Namjoon lo
escuchó pero a diferencia de otros momentos las risas que le había
sacado le quitaron las ganas de golpearlo.

-Por cierto... será mejor que te sujetes bien.- Dijo arrancado la


moto, derrapando sobre el suelo de tierra, y tras el estruendo del
ruido del motor y la nube enorme de polvo que levantó la llanta
delantera salieron casi volando, como el alma de Jin que se escapó
del susto.

-No!.- Chilló Jin, viendo su grito opacado por el ruido del motor,
sujetándose de los tubos de atrás de la motocicleta, mientras
Namjoon se reía histéricamente haciéndolo sufrir. Iba demasiado
Rápido, y a Jin por milagro de su santo padre no le dio un infarto,
adicional a su mala fortuna el camino de tierra tenía muchas
irregularidades, y pensó que moriría entre cada pequeño salto que
daba la motocicleta, fue por ello que sin darse cuenta se abrazó de
la cintura de Namjoon, como un gato asustado.

-Oye! Que haces maldito homosexual! Suéltame!

-No! Si muero morirás conmigo!.- Chilló con los ojos cerrados y


Namjoon no pudo dejar de reírse.

-¿Podrías dejar de lloriquear?.- Preguntó burlón, sonriendo, y sin


saber por qué bajó la velocidad drásticamente, sintiendo como los
brazos de Jin se relajaban alrededor de su cintura, aunque sin
soltarlo todavía.- Mira... es agradable...-murmuró, invitándolo a
que abriera los ojos y el mayor le hizo caso, encontrando el
sendero de árboles bañados por el sol de las 2 de la tarde, y
también el viento húmedo, que le llenaba las fosas nasales.

Era la primera vez que se subía a un vehículo infernal como ese,


pero de repente, a esa velocidad y con ese paisaje, se vió flotando
con rapidez por el camino, disfrutando de como los arboles
pasaban ante sus ojos por segundos y el viento, entrando por los
huecos entre el casco y su cabeza.

Era... divertido, muy divertido.

Y sonrió.

No dijo nada durante los siguientes minutos, su corazón estaba


enfocado en disfrutar del movimiento que lo llevaba lejos del
pueblo y sobre todo, de la calidez de esa espalda ancha, que
chocaba con su pecho, compartiéndole su calor.

-Este es el camino, ¿no es así?.- Dijo Namjoon interrumpiendo sus


pensamientos

-Si... debes seguir por ese sendero.

-Odio ese maldito sendero...

-¿Porque?

-Porque es el único camino para entrar a este maldito pueblucho...

-¿eso que tiene de malo?

-Que cuando llueve se llena de lodo, el día que llegué aquí mi


motocicleta se atascó en el lodo. De hecho, tu deberías odiarlo
también

-¿Yo?.- Preguntó genuinamente curioso

-Si tu... porque si mi motocicleta no se hubiera atascado entonces


yo no tendría que haber caminado por el bosque, y si eso hubiese
pasado tu no habrías despertado mi ira el dia que intentaste
exorcizarme.- Sonrió

-Yo... -Balbuceó y no pudo terminar la frase, porque cuando


dieron vuelta en el sendero, a lo lejos, pudo ver el color lila de las
flores.- No puedo creerlo... están ahí...

-¿que?

-Las flores! Ahí están.- Señaló entusiasmado.- Siguen ahí!

-¿Porque no seguirían ahí? Las flores suelen florecer cada año,


idiota...

-Ya lo sé... pero... pensé que no volverían a crecer después de lo


que hice...- Dijo cambiando su tono de voz súbitamente, a uno de
tristeza.- La gente decía que el bosque había sido maldecido y por
eso... nada bueno volvería a crecer en él...

-¿Lo que hiciste?.- Dijo pensando un momento.- Ah... hablas del


niño que mataste.- Dijo como si nada y Jin se quedó en silencio
sorprendido.- Mi tio me lo contó, aunque él dice que tu no mataste
a nadie, que fue un accidente
-Tu tio siempre... ha sido muy amable.

-Yo también opino lo mismo que él, no creo que hayas matado a
un niño

-Kim Namjoon...

-Eres demasiado estúpido como para asesinar a alguien...-Dijo


estacionando la motocicleta al lado del camino.- Y muy torpe
también.

-Desearía que de verdad fuese de esa forma...

-Es de esa forma, no te creas tan importante, tus actos no podrían


maldecir un bosque completo...-Dijo jalándolo del brazo, para
caminar al interior del bosque y Jin lo siguió con la mirada gacha,
sin decir nada.- Además... algo tan bonito... no podría crecer en un
lugar maldito...-Murmuró, soltándolo, y Jin alzó de repente la
mirada, encontrando un sendero repleto de las flores, que
parecían estar hechas de pedazos de cielo, como si la gracia del
señor las hubiese tocado una por una, y eso, lo hizo sonreír,
sinceramente, e incluso se sintió después de tanto tiempo...
aliviado.

-"Gracias..."- Dijo en sus pensamientos, viendo la espalda ancha


del de tez morena caminar entre las flores, que se paró al lado de
uno de los arbustos repletos, para comenzar a cortarlas con
cuidado.

-¿Qué haces ahí parado?! Muévete.- Gruñó, regresando a su tarea,


y Jin corriendo comenzó a cortar las flores con cuidado, hasta que
tuvo un ramo decente

-¿A-así está bien?.- Preguntó alzando el ramo y Namjoon, que


tenía uno ligeramente más pequeño asintió algunas veces.

-¿con estas es suficiente, vámonos.- Sentenció, regresando por el


mismo camino, por el que caminaron algunos minutos, hasta que
encontraron la motocicleta.

El camino de regreso fue en silencio, Jin no decía nada porque la


verdad es que estaba demasiado inmerso en lo bien que se sentía
estar montado en esa motocicleta, porque sobre ella se sentía
flotando, y Namjoon, inmerso en sus pensamientos ni siquiera
necesitó burlarse subiendo la velocidad, notó que lo disfrutaba, y
por ese momento decidió darle un poco de gusto.

Cuando llegaron al pueblo Namjoon le ordenó que subiera a la


casa del árbol, y que lo esperara ahí en lo que iba a dejar su
motocicleta, así que Jin obedeció y se fue discretamente como
siempre, siguiendo el sendero a la casa del árbol.

--------------------

Escuchó los pesados pasos de las botas de Namjoon subir por las
escaleras, y él, poniéndose alerta como siempre se sentó sobre los
cojines, al lado de las flores que había metido en una cubeta con
agua.

Caminó sin decir palabra, hasta la pequeña mesa en donde yacían


sus materiales y los tomó con tranquilidad, acercando la silla de
madera para estar más cómodo y tras ellos montó un caballete
enfrente de los cojines en donde Jin estaba.

-Joven Namjoon...

-Deja de decir Joven, suena demasiado ñoño.- Reclamó


acomodando sus cosas y Jin aclaró la garganta

-Namjoon... puedo hablar?

-Ya estás hablando.- Gruñó


-¿Va a... pintarme de nuevo?

-Así es...-Dijo indiferente y Jin se quedó observándolo,


definitivamente prefería que lo pintara a que lo obligara a beber o
a manosear mujeres pero de igual forma la pacifica acción lo
llenaba de incertidumbre, pues Kim Namjoon le había enseñado
que cuando actuaba amable con él era solo porque algo peor se
avecinaba.

-¿Porqué... hace retratos de mi?- Preguntó inocente, y Namjoon se


acercó a él, ignorando su pregunta.- ¿N-namjoon?- Preguntó,
observando como el de tez morena comenzaba a quitarle el saco y
Jin se lo permitió, esperando que respondiese a la pregunta, pero
no lo hizo. Puso a un lado el saco negro de Jin y después llevo sus
dedos al cuello de su camisa, provocando que se pusiera
nervioso.- ¿S-señor Namjoon?

-Ya hablaste suficiente.- Murmuró, sin dejar de desabotonarlo.-


Cállate o te romperé los dientes.- Dijo de forma calmada, llegando
al último botón de su camisa, y Jin guardando silencio sintió su
rostro encandecer en rojo

-P-porque...- Namjoon lo interrumpió, mirándolo hostilmente y


Jin ni siquiera pudo terminar la frase, se mordió la lengua,
temblando de los nervios, mientras el de tez morena le abría la
camisa, dejando expuesto su torso desnudo y lo observó un
momento, descubriendo que sus pezones eran de un color café
casi rosado, y sonrió. Puso sus manos sobre los hombros del
castaño y comenzó a quitarle la camisa, pero Jin opuso resistencia,
sintiendo que moriría de vergüenza en cualquier momento

-Así no... por favor.- Suplicó, temiendo un golpe en la cara, pero


Namjoon no lo golpeó, solo hizo a un lado sus brazos y terminó
quitando su camisa, dejándolo solo con sus pantalones para
después de levantarse e ir por las flores.

Jin se quedó temblando despacio de nervios, cubriéndose la


desnudes con los brazos y lo observó con el rostro ardiéndole en
rojo, era la primera vez que alguien ajeno a Ken veía esa parte de
su cuerpo.

-K-kim Namjoon.- Vociferó apenas, avergonzado y asustado de lo


que iba a hacerle y sin embargo su corazón comenzó a latir
fuertemente, cuando Namjoon lo recostó sobre los cojines, y
tomando una a una las flores las acomodó alrededor de su cuerpo,
con cuidado, poniendo después unas pocas sobre su pecho, y el
resto en sus manos. Jin lucia... como una de ellas, como si hubiese
nacido de la misma tierra, de la misma madre, y Namjoon sonrió
complacido, era tal y como lo había soñado la noche anterior.
-Cierra los ojos, voy a comenzar.- Ordenó y Jin respirando de
forma impaciente lo observó acomodarse en la silla.

-¿Porqué... tengo que cerrar los ojos?

-Podemos hacer dos cosas, padrecito... puedo pintarte


pacíficamente, o puedo buscar otra cosa con que entretenerme, tal
vez pueda colgarte de uno de los árboles y patearte hasta que me
canse... ¿que prefieres?

Jin hizo una mueca de impotencia, tragando en seco, y cerró los


ojos obedeciendo, tenía razón, cualquier cosa era mejor que los
golpes pero... no podía evitar morir por el pudor impuro que
estaba teniendo.

Namjoon guardo silencio, por todo el tiempo que le llevó pintar el


cuadro, pincelaba con énfasis en su rostro, en como las flores
delineaban su figura, y le parecía esplendido. Cuando pintaba...
cuando pintaba algo que le parecía tan hermoso sentía una dicha
casi embriagante en el pecho, como si pintar a Jin en ese momento
inundara su cerebro de éxtasis, hasta que el cuadro estuvo
finalizado y se levantó para colgarlo en la pared, era sumamente
bello el contraste que el color de esas flores hacían con el color de
piel de su modelo, y sonrió mirándolo con atención, para después
voltear a ver a la persona que permanecía acostaba en los cojines,
con los ojos cerrados y las flores cubriéndolo.

Namjoon se conocía a si mismo demasiado- o al menos eso creía-


y sabia perfectamente el cuadro maldito siempre habría de
provocarle ese extasis incomprensible, por eso consideró natural
el hecho de sentirse tan encantando con aquella imagen, no sabia
que el encanto de hecho estaba naciendo de otra parte, que no era
su obsecion.

-Ya... puedes abrir los ojos.- Balbuceó mientras colgaba la pintura


en la pared y Jin abrió los ojos poco a poco, incorporándose
lentamente para observar la obra que colgó en la pared, y se
sonrojó al verla, porque juraba que nunca en su vida se había visto
a si mismo de esa forma tan... hermosa.

-Y...o...-Titubeó, perdido en la imagen que las manos de Namjoon


habian creado y se acercó lentamente al cuadro, sin importarle
estar semidesnudo, sin importarle incluso posarse al lado de su
verdugo para admirar la obra.- De verdad... soy yo...?- Dijo sin
poder creer nada de lo que veia

-Nunca te haz visto en un espejo, tonto?.- Dijo Namjoon


regresando al caballete y comenzó a montar otro lienzo.

-Si.. pero... no me veo así... yo no luzco así...- Musitó


desconcertado, pues desde que era un niño, frente al espejo
siempre vió a alguien desagradable... una persona a la que casi
todo el mundo despreciaba de tal forma en que casi podía ver los
cuernos saliendo de su cabeza o una horrida visión de su rostro
llorando en silencio, pero ese lienzo mostraba una imagen que
jamás pudo imaginar siquiera... porque era en todo aspecto
agradable, casi divina.

-Yo solo pinto lo que veo.- Dijo Namjoon sin más y cuando lo
escuchó Jin no puedo evitar como su corazon comenzaba a latir
como un loco, de tal forma en que tuvo que tragar en seco,
deseando que el menor no pudiese escuchar el rápido palpitar
dentro de su pecho, se encontraba desconcertado, se desconocía a
si mismo principalmente se hallaba ignorante de sus propios
sentimientos porque no estaba seguro de que era lo que le
provocaba ese intenso sentimiento dentro de su pecho, solo estaba
seguro de una cosa... no era temor.

-Bien, sigamos.- Dijo el menor, levantándose, y tomó a Jin del


brazo, llevándolo hacia los cojines, en donde le indicó que se
hincara, y el mayor lo hizo sin siquiera chistar, perdido aun en el
nuevo adorno en la pared, al menos hasta que Namjoon comenzó
a quitarse el cinturón enfrente de él, y Jin, temiendo lo peor
agachó la cabeza, nervioso, sintiendo como Namjoon comenzaba a
atarle las muñecas, y lo miró curioso un momento.- Kim
Namjoon... ¿que hace?

-Te dije que no hables.- Dijo de forma apacible, desviándose un


momento para tomar su mochila, y de ahí sacó una especie de
cinta, que dirigió al rostro del castaño para vendarle los ojos.-
Dime si está muy apretado...

-No... no lo está.- Dijo completamente sonrojado, con las muñecas


atadas enfrente de su pecho.

-Bien...-musitó el mayor, cuyos pasos fueron lo único que Jin pudo


percibir después, eso y las flores que colocó en sus manos atadas.

-Quedate así de rodillas, y manten las flores sobre tu pecho hasta


que te lo indique... ¿esta bien?

-Si... señor...-Musitó

-Buen chico...-murmuró Namjoon


Jin se encontraba impaciente, aunque sabia que era mejor
mantenerse quieto, porque así se mantendría seguro y sin golpes,
pero cuando sintió la mano de Namjoon tocar su mentón no pudo
evitar estremecerse, en medio de la ceguera que la venda le
provocaba.- K-kim Namjoon...

-Abre la boca.- Fue lo único que escuchó, en un tono serio, casi


apacible y que aún así lo puso nervioso

-P-para que...
v-Ábrela...- Volvió a pedir Namjoon, pasando su dedo pulgar
por los labios de Jin, y este con el corazón casi explotándole y la
cara ardiéndole en rojo tragó en seco y abrió sus labios poco a
poco, asustado y al mismo tiempo impaciente, aunque no supiera
porque lo estaba.- Bien... ahora saca la lengua...-Pidió Namjoon,
haciendo que su corazon se acelerara demasiado, pero esta vez no
reclamó, hizo lo que se le ordenó sin dudar un segundo, y sintió
como Namjoon colocaba algo sobre su lengua, era algo frio, muy
suave.

El de tez morena se alejó, retrocediendo unos pasos para ponerse


en perspectiva, asegurándose de que la pequeña flor sobre la
lengua de su modelo luciera bien, y si, lucia hermosa.

-Voy a comenzar... pintaré primero el rostro para que puedas


cerrar la boca pronto, así que sé paciente y no te muevas.-
sentenció con tranquilidad, pero lo que Jin no sabia era que el
corazón de Namjoon se hallaba aún peor que el suyo, porque tuvo
que suspirar tranquilo de vez en vez para disimular su respiración
agitada, era hermoso, era completamente hipnotizante para
Namjoon, y sencillamente ese extasis dentro de su cuerpo hacia
que incluso llegara a sonrojarse, con esa imagen de su modelo,
arrodillado, atado, vendado y con una hermosa flor sobre la
lengua.

-"Si... es justo como lo ví en mi cabeza"- Pensó el de tez morena y


comenzó a pincelear rápidamente, viendo como Jin luchaba por
mantener su boca abierta, y al mismo tiempo como su pecho se
inflaba y se contraía con impaciencia, acompañado de sus mejillas
que ardían en el color de sus labios.

Namjoon pinceleó una vez tras otra sobre su lienzo, comenzando


como había prometido por el rostro de Jin que detalló casi con una
perfección inhumana, y tras tenerlo listo se levantó lentamente,
tan lento que sus pasos no retumbaron en el suelo de madera, y
pudo acercarse sin que Jin siquiera pudiese percibirlo. Pretendía
quitarle la flor de la lengua, para decirle que podía cerrar ya la
boca, pero no lo hizo... por alguna razón que su cabeza no
alcanzaba a comprender no quiso quitarla aun de ese lugar, era
como si otra persona, una nueva a la que no conocía, se hubiese
quedado hechizado en aquella imagen, y lo obligó a arrodillarse
enfrente de su modelo, respirando de forma impaciente, viendo el
interior
e su boca y su lengua rosada que sostenía aquella flor
diligentemente.

Namjoon respiró de forma pesada, perdido en la imagen de ese


rostro, y en medio de sus extraños pensamientos se acercó poco a
poco al rostro de Jin, hasta que quedó a escasos centímetros de él
y fue por el calor de su aliento que Jin pudo percibirlo.
-No... te muevas...-Ordenó Namjoon, y Jin al escuchar su voz
jadeó intranquilo, obedeciendo sus ordenes, pensando que tal vez
estaba terminando algunos detalles viéndolo de cerca, sin
sospechar que lo que en verdad hacia era admirarlo desde lo más
cerca que pudiera.

Namjoon se sonrojó de repente, respirando de forma impaciente,


porque de un momento a otro... unas ganas incontrolables de
retirar esa flor con otra cosa que no fueran sus manos lo aprisionó
de repente, y sin reflexionar un poco siquiera se acercó al rostro
del castaño, abriendo sus labios y con ellos retiró la flor de encima
de la lengua de Jin, rozando por un efímero segundo su boca, pero
Jin no supo de que había sido ese roce, pensó que tal vez había
sido sus dedos, pero... era casi imposible porque sus manos eran
ásperas y ese roce fugaz había sido por parte de algo demasiado
suave.

-"Mierda... ¿por qué quiero...?"- pensó el de tez morena respirando


con impaciencia con la flor entre los labios

PARTE 10: DIOS ESTÁ CONMIGO.


Namjoon se sonrojó de repente, respirando de forma impaciente,
porque de un momento a otro... unas ganas incontrolables de
retirar esa flor con otra cosa que no fueran sus manos lo aprisionó
de repente, y sin reflexionar un poco siquiera se acercó al rostro
del castaño, abriendo sus labios y con ellos retiró la flor de encima
de la lengua de Jin, rozando por un efímero segundo su boca, pero
Jin no supo de que había sido ese roce, pensó que tal vez habían
sido sus dedos, pero... era casi imposible porque sus manos eran
ásperas y ese roce fugaz había sido por parte de algo demasiado
suave.

-"Mierda... ¿por qué quiero... tocarlo...?"- Pensó, apretando los ojos


con las manos casi temblándole.-Fuck no... -Dijo alejándose .- No
es cierto

-K-kim Namjoon...-Musitó Jin desconcertado, sin saber que


delante de él Namjoon se hallaba de pie, tapándose la boca con la

mano, de forma desconcertada, completamente nerviosa.-


Namjoon...-insistió desorientado, moviendo la cabeza de un lado a
otro, como si tratara de ubicarlo pero Namjoon no respondió.

Desorientado por la falta de visión trató de levantarse un


momento, tropezando un poco hasta que pudo ponerse de pie, y
se angustió, pensando que tal vez Namjoon siendo cruel como
siempre le estaría jugando una broma cruel, y pretendía dejarlo
atado de manos y vendado de los ojos sólo para divertirse, así que
trató de quitarse la venda con todas sus fuerzas, pero de un
momento a otro sus manos fueron detenidas por el de tez morena,
cuyo semblante había cambiado de repente, porque no era más el
rostro de terror que antes había tenido, no, ahora observaba
detenidamente como si hubiese tenido una idea... aunque no era
una que normalmente tendría, menos alguien como él, pero
parecía haber enloquecido por algo, y sólo sabía que era a raíz de
haberlo dibujado por primera vez.

-K-kim Namjoon...-dijo asustado el castaño, temiendo que le


hiciera algo, pero Namjoon apenas lo tocaba, sujetándolo de la
muñeca para que no se quitara la venda.

-Haré otro, quédate quieto.- Indicó con voz apacible, soltándolo de


la muñeca, y comenzó a rodearlo como si fuese un felino, hasta
que se detuvo, delante de él, suspirando de forma pesada, y esas
respiraciones que parecían ser de un lobo impaciente lo miraron
un momento, dirigiendo sus manos al pantalón de Jin.

-¿Q-que hace?!.- Dijo el vendado modelo, retrocediendo


nerviosamente, casi tropezándose con los cojines hasta que su
espalda topó con la pared estrepitosamente. Namjoon lo siguió
sobre pasos lentos, mirándolo aún de esa forma extraña y fruncía
el ceño, como si estuviese molesto, y tal vez lo estaba, pero no con
Jin, estaba enojado con sus malditos pensamientos, que se
tornaban más extraños con el paso de los segundos, pero esa era
su maldición, cuando algo le obsesionaba no importaban sus
propios principios, con tal de saciar la sed que lo asediaba.

-Ven aquí.- Ordenó , y Jin con los labios temblándole negó con la
cabeza repetidas veces

-Dije que vengas aquí!.- Gruñó, jalándolo del brazo, y el castaño


con el cuerpo temblándole se negó a dar siquiera un paso.

-N-no... no por favor... eso no.- Suplicó nerviosamente, negando


con la cabeza, pero a Namjoon no le importó, siguió tratando de
someterlo, y Jin contrario a sus expectativas peleó con todas sus
fuerzas

-No! No por favor eso no! Te lo suplico!.- Gritaba histéricamente,


poniendo demasiado ancioso al de tez morena, que lo jaló con
todas sus fuerzas, haciendo que su pecho chocara contra la
espalda de Jin, y teniéndolo de esa forma lo sujetó con los brazos,
respirando a la altura del oído del castaño.

-Cállate... o voy a golpearte hasta la inconciencia... ¿eso es lo que


quieres?!.- Gruñó, y Jin sollozó quedito, negando con la cabeza.-
Bien... entonces quédate quieto.- Murmuró, percibiendo el aroma
que tenía la piel de Jin, ese olor dulce, cálido, que se desprendía de
su cuerpo. Solo enloqueció aún más, y sus dedos se encajaron en
la cintura de su víctima, que sollozaba quedito, temblando, a la
espera de lo que le haría.

-"Mierda... mierda".- Maldecía dentro de sus pensamientos,


apretando los ojos, porque le parecía asqueroso, ¡completamente
repulsivo!... que... ese aroma... estuviese volviéndolo loco.-
"mierda... quiero... morderlo..."- Pensó, aspirando más de ese
dulce aroma, y tras ello llevó sus manos a los pantalones de Jin,
desabotonándolos, dejando que le cayeran hasta los tobillos,
descubriendo un cuadro patético de la ropa interior de Jin, una
truza blanca, demasiado ñoña y que a él, dentro de sus perversos
pensamientos le pareció casi cautivante.
-K-kim Namjoon... -Dijo el tembloroso chico, acariciando sus
manos aun atadas con nervios.- P-por favor... por favor... así no...-
Sollozó, tratando de apelar a su lado bueno, pero ese lado no
existía, no dentro de su obseción por su belleza marchita.

-Cállate...- Murmuró Namjoon, mordiéndose los labios, y harto de


los malditos pensamientos homosexuales que estaba teniendo lo
empujó a los cojines, haciéndolo caer estrepitosamente,
mordiéndose los labios con nervios, incluso haciendo que
sangraran un poco, estaba desesperado, peleándose consigo
mismo, mientras su modelo sobre los cojines seguía sollozando.

Estaba ganado la batalla, se hallaba a nada de salir corriendo,


maldiciendo a los 4 vientos su maldita obsecion que lo hacía tener
esa clase de pensamientos maricas, cuando Jin se incorporó, con la
intención de no darse por vencido, y eso llamó su atención,
porque estaba de rodillas, semidesnudo, y con un halo de
lágrimas que podrían caer por debajo de la venda, desde sus ojos.-
Por favor... tengo miedo -Suplicó, y Namjoon con su atención
completamente puesta en lo que hacia el castaño jadeó un
segundo.-N-nunca nadie ha visto... más que esto... te lo ruego
-Confesó el castaño en un tono que hizo que a Namjoon le
explotara la cabeza, y entonces ... perdió la pelea...

-Eso es... perfecto...-Dijo caminando hacia él, cegado por su


belleza, por el éxtasis que le hacia sentir recorriéndole el cuerpo,
como un buen pase de cocaína.

Lo empujó, haciendo que cayera de espaldas, y tras ello llevó sus


manos al resorte de la ropa interior del castaño, para comenzar a
bajarlo

-No! No por favor!.- Lloró Jin histéricamente, pataleando, cuando


Namjoon lo sujetó con fuerza de las piernas, despojándolo, y dejó
expuesto su cuerpo completamente desnudo a su merced.

-Cállate...-Murmuró, observando aquel cuadro con detenimiento,


y jamás pensó que algo así pudiera verse tan... esplendido. Jin a su
parecer era un marica, un idiota, un crédulo, un fanático... pero
sobre todo ello tenía testículos entre las piernas, y aun así... aun
así...

Namjoon lo soltó un segundo, y la primer reacción de Jin fue


taparse los genitales con las manos, con la cara completamente
sonrojada, que solo lucia peor por la lágrimas que mojaban su
rostro. -"Padre mío.... Padre mío... ten misericordia de tu hijo... ten
misericordia".- Suplicó llorando, sintiendose humillado,
completamente expuesto, cuando sintió las manos de Namjoon
poniéndolo boca arriba, y tuvo que acallar su llanto por el miedo.

-¿Porqué lloras....?- Escuchó decir al de tez morena, fue por eso


que se quedó estático, desconcertado por su pregunta, era obvio
porque lloraba... era tan obvio, y que se lo preguntara le causaba
impotencia, demasiada impotencia y aun así esa impotencia se
disipó de repente, cuando Namjoon le quitó la venda de los ojos
de golpe, y lo encontró parado sobre él, mirándolo desde arriba, y
contrario a lo que Jin esperaba encontrar en su rostro tuvo que
quedarse estático, sorprendiéndose con el hecho de que es su
mirada no había una sonrisa burlona o maliciosa, solo había...
curiosidad...-¿Porqué... lloras...?

-P-porque... esto es un pecado.- Sollozó quedito, tratando de que


su voz no se cortara, pero no lo logró, en cambio solo se vió
gimoteando como un infante

-Pecar entre los humanos es normal... naces siendo un pecador...


por eso es que nos bautizan...-Dijo de forma apacible, poniéndose
de cunclillas para verlo más de cerca.- porque te acongojas de esa
manera entonces...?

-Yo... no puedo pecar de esta forma...-murmuró, aun con el llanto


en su garganta.- Soy... un hombre de Dios...

-¿Y crees que dejarás de serlo solo porque alguien te ve


desnudo...?

-Jamás dejaría de ser un hombre de Dios por ninguna razón!, Dios


está siempre, Dios esta conmigo en todo momento... pero atentar
contra su palabra... permitiendo esto... -Sollozó llevándose las
manos a la cara, y al verlo Namjoon sonrió, retirándolas con
suavidad para poder ver su rostro.

-Tienes razón... Dios está aquí....-murmuró, sonriéndole de forma


amable.- Pero no está contigo... tontito... -Dijo estirando la mano y
tomó un bote de pintura color púrpura, sonriéndole, mientras Jin
desconcertado guardó silencio a la espera de que siguiera con lo
que estaba diciendo.- Dios... está conmigo... lo cargo sobre mi
cuerpo cada dia... él me acompaña mientras pinto, mientras como,
mientras bebo y fumo, mientras follo... -Sonrió.- Y ahora mismo
me acompaña... mientras convierto tu vergüenza en un lienzo.-
Dijo incorporándose y tras retroceder un paso inclinó con cuidado
el bote de pintura sobre el cuerpo de Jin, dejando caer las primeras
gotas en su cuello, que se volvieron un hilo colorido que fue
dibujándose sobre la piel de su pecho, de su vientre y después de
su entre pierna.

La pintura estaba fría, y el líquido en sus genitales lo hizo


estremecerse por un momento, en el que miró fijamente el rostro
de Kim Namjoon, complacido, vaciando la pintura de sus pies a la
cabeza y tras ello arrojó el bote a un lado para inclinarse sobre él, y
con los dedos se posicionó en su cuello para comenzar a esparcir
la pintura aleatoriamente.-No te muevas... si arruinas mi obra... te

arruinaré la cara...-Dijo de forma apacible, y Jin, con lágrimas en


los ojos, lo vió pasar sus dedos sobre la piel de su cuello, después
por su pecho, estremeciéndolo, sin darse cuenta de que Namjoon
se mordía los labios con impaciencia, jadeando por lo bajo, porque
esa sensación bajo sus dedos era tan suave que estaba llevándolo
al cielo, mientras Jin muerto de vergüenza y nervios lo sentía
recorrerlo con cuidado, dibujando figuras en su cuerpo. Pudo
soportarlo en su pecho, incluso pasó por su ombligo pero...
cuando los largos dedos de Namjoon pasaron por su vientre bajo,
no pudo evitar estremecerse, sonrojándose hasta la
incandescencia, y sintió su cuerpo calentarse, al grado de que en
cualquier momento un halo de vapor se escaparía de entre sus
labios, por eso cerró los ojos con fuerza, muerto de miedo, cuando
sintió la mano de Namjoon acariciando su mentón.
-Oye...-musitó el de tez morena y Jin abrió los ojos, encontrando
su mirada profunda.- Te quité la venda por algo...- Dijo mientras
proseguía con el movimiento de sus dedos hacia abajo, tan
lentamente que Jin pensó que le explotaría la cabeza y se negó a
seguir viendo, pero Namjoon hizo otra pausa.- Mira... quiero que
mires...-Murmuró como una orden

-No...- Dijo con lágrimas en los ojos

-Porque no quieres mirar?

-Es vergonzoso...

Namjoon hizo una pausa, retirando sus dedos de su vientre, y con


su mano libre acarició un momento el rostro de Jin, sintiendo
como estaba completamente caliente.- Quiero que mires... -Jadeó,
tentado a acercarse un poco más.

-¿Porqué haces esto...?- Sollozó Jin, mirándolo a los ojos

-Porque puedo...-Sonrió de forma apacible y Jin tragó en seco,


sintiendo sus lágrimas bajarle hasta el cuello.- Bien... -suspiró.-
cierra los ojos entonces... siente como mis dedos te recorren sin
saber que camino seguirán... sin saber si van a lastimarte o solo
están pintando sobre ti.- Sonrió.- O... mira... ten conocimiento de
lo que está pasando... ten la conciencia de que es lo que puede
pasar y deja de temer... deja de llorar...
Jin lo miró fijamente unos segundos, enmudecido, tratando de
hayar una garantía en sus ojos, y ahí estaba, extrañamente lo
estaba.- D-desátame...

-¿Qué...?

-Si quieres que mire... desátame entonces...-Dijo con


determinación, sorbiendo su nariz y Namjoon ladeó la cabeza,
sonriendo de forma torcida

-Bien...-murmuró, jalándolo para acceder a sus muñecas y soltó el


nudo, liberando sus brazos, dejándolo recostado de nuevo, y a
diferencia de lo que esperaba Jin no trató de forcejear con él de
nuevo, en cambio suspiró de forma impaciente, tragando en seco,
y tras ello se incorporó sobre sus antebrazos, contemplando su
propia desnudez, y la pequeña pintura que Namjoon ya había
trazado sobre él, al menos hasta su ombligo, era bonito... mucho...

-Voy a mirar...-Dijo en un tono casi inaudible y Namjoon sonrió


un segundo

-Buen chico.- Dijo posicionando sus dedos por arriba del ombligo
de Jin, y al sentir ese contacto con su piel Jin sintió estremecerse
nerviosamente, causando que su vientre se contrajera
nerviosamente.
-Shhh... tranquilo...-Murmuró Namjoon, comenzando a mover sus
dedos, dibujando con sus yemas dibujos sobre su vientre,
mientras Jin impaciente miraba los movimientos, como algo
prohibido, pero hipnótico.

Los dedos de Namjoon siguieron dibujando de forma lenta y


estaba soportándolo, manteniendo su mente en blanco y sin
embargo cuando Namjoon comenzó a dibujar en su vientre bajo
su respiración se torno pesada y sus mejillas rojas al igual que sus
labios entre abiertos se colorearon exageradamente. Estaba
inmerso, viendolo pintar sobre la piel de su vientre de forma tan
devota que no pudo notar que Namjoon lo observaba, complacido
y al mismo tiempo ancioso, por eso continuó su camino,

terminando, y tras ello abrió sus piernas un poco, pero Jin no se


movió, se dejó separar un poco las piernas, y cuando estuvo listo
Namjoon con los dedos lleno de pintura pasó por un lado de sus
genitales, coloreando esa línea que los separaba de la pierna, y
cuando Jin lo sintió pasara por ahí arqueó la espalda, jadeando
por un momento, y aun así no dejó de mirar se mantuvo firme,
respirando de forma pesada y eso a Namjoon lo cautivó
demasiado, por eso se relamió los labios, pasando sus dedos por el
otro lado, haciendo que se estremeciera una vez más y bajó a sus
muslos, encajando un poco sus uñas en la piel clara del castaño,
este se mordió los labios, sintiendo el cruel castigo de las uñas
recorriéndolo, y por un momento... por un infame y sucio
momento lo disfrutó... lo disfruto demasiado... demasiado... y
Namjoon pudo notarlo... porque el miembro de Jin comenzó a
levantarse, en medio de sus respiraciones impacientes y mejillas
sonrojadas.
-Dios... no.- Chilló Jin muriendo de vergüenza, y cerró las piernas
en el instante, tapándose la cara, había sido demasiado, era un
sucio, un impuro... era un pecador...

-Yo...-jadeó Namjoon, dándose cuenta de que dentro de sus


pantalones su erección firme y punzante le pedía que siguiera con
lo que sea que estuviera haciendo.

-"Mierda... él... es tan... hermoso".- Pensó, mirando al castaño que


en posición fetal lloraba quedito, cubriéndose.-No llores...-Dijo sin
reflexionar siquiera

-Dejame por favor... déjame...-Suplicó el castaño

-No llores...-Dijo con un nudo en la garganta.- Dije que no llores...

-Déjame! Tu me obligaste a hacer esto! Sucio maldito!.- Lloró


inconsolable y Namjoon, contemplando su miseria se acercó a él.-
Mi padre... mi padre nunca perdonará mi impureza...

-Tu padre no tiene nada que perdonarte!.- Dijo desesperado, casi


gruñendo, pero Jin no volteó a verlo, seguía sollozando quedito en
posición fetal.- Tu padre no existe siquiera

-Cállate!.- Dijo incorporándose y aun cuando apenas podía ver


por las lagrimas en los ojos se acercó a él amenazante, gritándole a
la cara, sin miedo alguno.- Cállate maldito!, blasfemo!
-Tu padre no existe... imbécil... madura de una buena vez... todo lo
que te han enseñado es una estúpida mentira!

-Sucio hereje! Como te atreves siquiera a blasfemar contra nuestro


padre!.- Le gritó histéricamente, y hastiado Namjoon lo tomó de
las muñecas.- No me toques!, no vuelvas a tocarme!

-Tu padre no existe!

-El nos dio la vida! La conciencia, la bondad nos dio el perdón y el


pudor! Él nos da todo! Pero no puedes darte cuenta!, porque solo
eres una criatura del mal! Que nunca ha podido estar cerca de él!

De su palabra! Por eso disfrutas del dolor y del miedo! Maldito ser
miserable!

Namjoon sintió sus nervios explotar, e inconcientemente lo


empujó contra la pared, llevando su mano hacia el cuello de Jin y
lo sometió con fuerza, mirándolo fijamente.- Tienes razón... soy
una criatura del mal, padrecito!.- Dijo sonriendo de forma
perversa, en completa furia.- Quieres sentir mas miedo aún?!.- le
preguntó, gritándoselo en la cara y tras ello lo tiró sobre los
cojines. Jin se incorporó rápidamente sobre sus antebrazos,
retrocediendo poco a poco a la espera de que lo embistiera para
comenzar a golpearlo, pero Namjoon ni siquiera se acercó, lo miró
con furia respirando de forma pesada y tras ello llevó sus manos a
su cintura, para retirar de golpe su playera de manga larga y al
mirarlo Jin abrió completamente la mirada, horrorizado.
-Q...qu...e...-Balbuceó apenas, con miedo, sin poder creer lo que
sus ojos veian.- Tu

cuerpo...

-¿Que pasa padrecito? Te dan tanto miedo?.- Dijo sonriendo de


forma agridulce, extendiendo las manos triunfal.

-Son... marcas paganas...-Murmuró apenas respirando de forma


intranquila.

Los brazos de Namjoon, de las muñecas hasta los hombros,


estaban repletos de tatuajes: calaveras, rosas, relojes, flores,
mariposas, son algunas de las cosas que Jin pudo distinguir en los
segundos en los que se trevió a mirarlo sin decir nada, dirigiendo
después sus ojos al pecho del de tez morena, en donde había
algunas figuras entre ellas un dragón y después en su vientre bajo
su ombligo había un tatuaje de cuernos, como los de un cimarrón.

Estaba completamente perdido, sin saber exactamente que hacer,


cuando de repente una carcajada burlona, sumamente escandalosa
lo distrajo, Namjoon estaba riendose estrepitosamente como un
loco.- Miraté nada más... estás a punto de orinarte encima...-Dijo
dando un paso al frente y Jin reaccionó haciéndose para atrás,
provocándole una sonrisa complacida.- No tengas miedo
padrecito... no te haré nada...-Aseguró y dio un paso más al
frente.- Solo quería demostrarte que Dios no existe....- Dijo
aproximándose un poco más, y después más, hasta que quedó
justo frente a él, obligándolo a levantarse y tras ello lo miró
fijamente unos segundos, quedando a escasos centímetros de su
rostro.- Porque si Dios existiera... no habría permitido que te
hiciera todo esto... y deberías comprenderlo de una vez...

-Mi padre... mi padre tiene una razón para permitir esto...-Dijo


nervioso, hablando entrecortadamente.- M-mientras yo tenga mi
fe...

-Si.- Interrumpió, mirándolo fijamente y Jin enmudeció.- Eso es lo


que mi madre pensaba también... por eso se aseguró de que Dios
estuviese conmigo todo el tiempo.- Dijo sonriendo y tras ello se
dio la media vuelta, dejando que Jin viera el tatuaje en su espalda,
y eso lo llenó de un sentimiento extraño, un sentimiento de
angustia insufrible.

-T-tu...
-Es lindo... ¿no crees?.- Dijo Namjoon divirtiéndose mientras
apuntaba a su espalda, en donde un enorme tatuaje de la cruz de
cristiana se extendía de forma casi difusa, distorcianada: El padre,
llenando su lado derecho, el hijo en su hombro izquierdo, y el
espíritu santo extendiéndose hasta su espalda baja, en donde unas
letras en verso se veía sumamente distorsionadas pero
entendibles. Era una oración:

Crux Sacra  Sit  Míhi  Lux...

Non  Dráco  Sit  Míhi  Dux...

¡Váde  Rétro  Sátana!

Númquam  Suáde  Míbi  Vana...


Sunt  Mála  Quaë  Lébas

¡Ipse  Venena  Bibas!

-Puedes leerla... ¿verdad... seokjin?.- Murmuró sonriendo,


distrayéndolo de sus pensamientos

-K...kim Nam...joon.- Dijo sintiendo una enorme angustia en el


corazón

-Este es mi primer tatuaje...-Interrumpió sonriéndole.- Creo que se


vería genial si no estuviese tan estriado pero bueno... después de
todo mi madre no quiso esperar a que mi cuerpo creciera para
hacerlo... creía que... el señor se llevaría mi maldad si me obligaba
a llevarlo conmigo siempre... pero no lo logró.

-Ella... ¿ella lo hizo...?

-Por supuesto que no... ella pagó para que lo hicieran, y déjame
decirte que fue una buena cantidad porque, ¿después de todo que
tatuador tatuaría a un niño de 8 años?

Jin se quedó en silencio, viendo como Namjoon se ponía su camisa


de nuevo, mirándolo con tristeza.

-Yo...

-Oh por favor no sientas pena por mí o lograras que te patee hasta
el cansancio.- Dijo sonriendo de forma agridulce.- No te he
mostrado esto para que me tengas lástima, padrecito... en realidad
te lo he mostrado para que sientas pena por ti... para que puedas
darte cuenta de que Dios no existe... y si existe, estaba aquí ... y no
hizo nada para defenderte de mí... ni lo hará.- Sonrió, dándole la
espalda y tras ello salió de la casa del árbol, sin molestarse
siquiera en llevarse sus cosas.

PARTE 11: UN REGALO DE DIOS


-Sé  que  tienes miedo pero... cuando me tengas dentro todo ese miedo se
va a ir...-Sonrió

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-Oh por favor no sientas pena por mí o lograras que te pateé hasta
el cansancio.- Dijo sonriendo de forma agridulce.- No te he
mostrado esto para que me tengas lástima, padrecito... en realidad
te lo he mostrado para que sientas pena por ti... para que puedas
darte cuenta de que Dios no existe... y si existe, estaba aquí ... y no
hizo nada para defenderte de mí... ni lo hará.- Sonrió, dándole la
espalda y tras ello salió de la casa del árbol, sin molestarse
siquiera en llevarse sus cosas.
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Estaba sentado, con pequeños pedazos de pintura seca
desprendiéndosele de la piel, como pequeñas hojas marchitas
color púrpura, que caían muertas, al igual que su mirada fija en el
piso de madera.
Habían pasado horas, estaba conciente de ello, pero sencillamente
no tenía la fuerza para moverse, siquiera para tomar su ropa y
vestirse, porque aquel altercado parecía haberle quitado todas las
fuerzas y ahora sólo le quedaba que el tiempo se las devolviera
pero no estaba funcionando.

No sabía como sentirse, por primera vez en la vida alguna de las


cosas que Kim Namjoon dijo tenía un poco de sentido para él y
eso le dolía; el padre Seejin siempre le había dicho que las causas
de dios eran misteriosas y que solo debíamos aceptarlas y
afrontarlas con la frente en alto, confiando en que nos mandaba
las pruebas con un propósito y se preguntó que propósito tendría
su padre como para enviarle a un verdugo cruel y sin moral como
Kim Namjoon, y sobre todo se preguntaba... que razones tendría
su padre para... que el verdugo que le mandaba a veces pudiese

engañarlo, simulando ser una persona con sentimientos... una


persona que te hacia estremecer los huesos.

Aquel pensamiento le hizo recordar su atroz acto de hacía algunas


horas, lo hizo recordar como su cuerpo había despertado por ser
tocado por el de tez morena de esa forma, y se mordió los labios
arrugando la cara con angustia, era un sucio... un pecador que no
merecía la gracia de Dios y en su vergüenza con todas sus fuerzas
corrió hacia donde Namjoon había arrojado su ropa y comenzó a
vestirse con impaciencia, apenas percatándose de que afuera
comenzaba a ponerse oscuro, y frío.

Había metido el último de sus brazos en la camisa blanca, y lo


hizo sin siquiera limpiarse la pintura, pues ya quería irse de ese
lugar y después de todo la pintura ya estaba seca, cuando volteó
hacia la pared y sus ojos, cautivados por ese segundo encontraron
de nuevo los retratos que Namjoon había hecho de él, estaba por
precipitarse a la pared, para arrancarlos y romperlos en miles de
pedazos pero no fue capaz siquiera de tocarlos, porque eran
hermosos... eran... lo más hermoso que alguien...

-"Padre mío... te pido tu clemencia, te pido tu indulgencia ante mi


debilidad, porque sabiendo que es mi deber destruir estas
atrocidades, no lo haré, mi corazón no quiere permitírmelo...
"¿puedo quedarme con ello?, con la única imagen buena que
alguien ha tenido de mi persona, ¿puedo desobedecer un
segundo... y dejar que se queden intactos?".- Preguntó viendo
hacia la pared.- "resistiré las pruebas y te pido tu fuerza y tu
misericordia, padre"

No esperó por un respuesta, salió corriendo de la casa del árbol,


dejando todo inmutable, y caminó a través de la espesura del
bosque, llegando minutos después a la parroquia, a la que tuvo
que entrar a hurtadillas para después dirigirse a su habitación y
cuando estuvo ahí suspiró aliviado, comenzando a desvestirse
cuanto antes para comenzar a quitar la pintura.

Un paño húmedo tras otro, repasaron su cuerpo con devoción,


siendo enjuagados en la tina con agua enfrente de su espejo para
después volver tibios sobre su piel, desapareciendo la pintura de
su cuerpo, pero no el recuerdo de los dedos que la había puesto
ahí, de esa manera. Los pensamientos de Jin estaban hechos un
caos, porque se sentía arrepentido, su culpa y su miedo eran
genuinos y sin embargo, cuando comenzó a quitar esa pintura de
su piel parte de él se sintió ligeramente abandonado por algo que
no lograba descifrar...

Cuando llegó a su entrepierna lo hizo con sumo cuidado, con


precaución infinita de no tocar sus genitales, y tragó en seco,
tratando de pensar en otra cosa que no fueran las manos de
Namjoon tocándolo, pero estaba siendo difícil, y sin embargo lo
logró, porque un recuerdo aun más importante le llenó la cabeza...
ese tatuaje del santo crucifijo en su espalda...

Dudó demasiado, pensando en que aquel demonio mentía, que


sólo era una ilusión y una sucia artimaña para hacerlo dudar, pero
al pensar en sus palabras no pudo evitar sentirse triste... y el
mismo tiempo... aliviado.

Porque aquel joven de tez morena, si estaba diciendo la verdad,


tenían más en común con él de lo que alguna vez se imaginó, pues
los dos habían sido marcados a la fuerza... por supuesto que las
marcas de Jin no eran físicas... pero el recuerdo de aquel
exorcismo permanecía en su cabeza fresco, a pesar de que había
pasado cuando tenía solo 9 años.

-"Los miserables buscan a otros más miserables... para sentirse...


felices..."- Pensó Jin, dándole una explicación a su repentina
empatía por el de tez morena, y terminó de quitar la pintura
cuando escuchó que tocaban a la puerta.
Se precipitó a su escritorio, colocando un libro abierto sobre el y se
vistió rápidamente, mientras la persona del otro lado volvió a
insistir, recibiendo por fin el permiso para entrar.- Pase.- Dijo
agitado, descubriendo los ojos apacibles que había estado
evitando en los últimos días.

-Hermano, buenas noches.- Dijo Ken adentrándose en la


habitación, y cerró la puerta tras de sí.

-H-hermano...- Dijo nervioso, pues no podía evitar recordar la


última vez que estuvo a solas con él, y eso lo llenó de miedo.-
Buenas noches...-Dijo apenas, poniéndose enfrente de su espejo,
nervioso por que ken pudiese ver los restos de pintura en el agua.

-Ha estado llegando muy tarde últimamente... dígame... ¿ha


estado pasando un buen tiempo con su nuevo amigo?

-Yo... me agrada conversar con el joven Namjoon, es una persona


interesante.- Dijo sin más, cerrando los ojos a discreción, porque
mentir producía un sabor amargo sobre su lengua pero no podía
decirle la verdad.

-Ya veo... ¿interesante en que sentido?.- Dijo tomando asiento


sobre su cama, con una sonrisa empática, pero Jin sabía lo que
había detrás de ella, y eso le dolía, Ken estaba enojado, estaba
conciente de ello y a la menor provocación algo como lo del otro
dia pasaría.
-El... pinta paisajes... muy bonitos, hermano.- Titubeó, tratando de
sonreir

-Ya veo...-Dijo levantándose, dando un vistazo a la habitación,


para después acercarse, y él, a la defensiva retrocedió
discretamente.- Es por eso que han salido del pueblo el dia de
hoy? Para pintar paisajes?

-Hermano... como...

-Bueno... la señora Lee ha venido a contarme que los vió salir del
pueblo por la tarde

-Ah... fuimos al pueblo vecino a... conseguir materiales que


necesitaba...

-Y por eso dejaron el trabajo sin avisarle a nadie... ya ve

-L-lo siento hermano, no volverá a ocurrir.- Dijo nervioso, y Ken lo


miró un segundo a los ojos, suspirando

-Sé que no hermano, sé que no.- Dijo con la intención de abrazarlo,


pero sin darse cuenta Jin interpuso sus manos, ocasionando que
ambos enmudecieran con la acción.- ¿Qué pasa...?

-Lo siento hermano... lo hice por... inercia


-No, no, es mi culpa Jin... en realidad estoy aquí... porque estoy
preocupado por ti... sé que no debemos juzgar a nuestro prójimo
pero... ese jovencito me da demasiado pendiente, no quisiera que
pudiera inculcarte malas enseñanzas

-N-no lo hace hermano, no debes preocuparte... solo pinta, eso es


lo único que hace

-Ya veo...-Sonrió de forma agridulce, y extrañamente el aura


amenazante desapareció de su cuerpo.-No... me extraña que ahora
quieras pasar más tiempo con él, después de todo yo solo te he
asustado... ¿verdad?.- Dijo mirándolo de forma triste y un nudo se
formó dentro de la garganta de Jin.- Puedes ser sincero hermano...
puedes decirlo, lo sé, me he comportado como un loco, y te pido
que me perdones...-Dijo con la voz quebrándosele y eso le partió
el corazón a Jin

-Por favor hermano, no te sientas de esa forma, somos humanos


todos erramos...

-Lo que hice no fue sólo errar... te violenté, te acusé aún cuando
juré que sería la única persona que no lo haría, y ahora Dios me ha
castigado, quitándome el amor del angel que me envió desde el
cielo...-Dijo con los ojos cristalizados, haciendo que el corazón de
Jin se detuviera por un segundo y le acarició la mejilla con cariño.-
No hay nada que lamente más en este mundo... que haber tratado
así a un regalo de mi Dios padre...
-Hermano, por favor deténgase... yo no soy un regalo... usted fue
un regalo para mi cuando llegó a este lugar...

-¿Como alguien que te ha lastimado puede ser un regalo?.-


Preguntó Ken acercándose un poco más y a pesar de ello Jin no se
inmutó, porque el rostro de Kim Namjoon inundó su cabeza de
prontó, sacándolo del mundo

-"Entonces... algo que te hace sufrir puede ser un regalo...".- Pensó,


distrayéndose solo cuando sintió el brazo de Ken rodearlo

-Hermano... sé que no lo merezco, que he sido un necio y un


violento juez... pero... por favor... por favor no te vayas de mí...
eres lo unico que tengo...-Suplicó con los ojos cristalizados,
hundiendose en el pecho del castaño, y este con un nudo en la
garganta lo escuchó sollozar quedito y su único reflejo, su reflejo,
el de siempre, fue abrazarlo, tratar de consolarlo

-No me iré nunca hermano... -Dijo llorando quedito, sintiendo un


alivio demasiado extraño pero que le regresaba algo que había
perdido: el cariño de Ken, ese cariño hermoso que siempre
consideró un tesoro, y que creyó perdido después de todos los
insultos y los golpes y que ahora regresaba a él, en forma de un
reconfortante llanto.- No me iré nunca... a menos de que me lo
pidas...-Susurró

-¿Como podría pedirte algo así?.


-Yo... estoy maldito hermano...-Dijo, recordando todos los sucios
pensamientos que había tenido

-No me importa, no me importa que lo estés, juntos lucharemos


contra esto hermano... juntos vamos a sanar en la gracia de
nuestro padre.- Dijo sonriéndole, y tras ello le dio un pequeño
beso en la frente, y después otro, y otro más, que fueron bajando
por su nariz con dirección a sus labios

-Hermano...-Dijo Jin, tratando de detenerlo.

-Hermano... -Interrumpió, respirando de forma impaciente,


llenándole la tez al castaño con su suave y cálido aliento.- Necesito
de tu consuelo... mi corazón duele... y sangra por tu ausencia...
-Susurró, dando el primer roce con sus labios, y después otro, más
profundo y despacio, pero Jin no quería, no es hubiese dejado de
amarlo, simplemente le estremecía el corazón pensar en que su
hermano podria contagiarse aun mas de su impureza

-Detente hermano... -Suplicó, recibiendo el primero de sus besos


profundos, sintiendo su saliva como hace mucho no la sentía, pero
el detalle mas triste y que llamó su atención es que esa saliva
dentro de sus labios ya no era tan calidad como siempre, ya no
sabía a gloria y tampoco consolaba su corazón, sólo lo abrumaba,
pero Ken continuó, sin importarle su petición, comiéndose sus
labios, mordiendolos discretamente, empujando y después
soltando, solo para poder volver a hundirse y Jin con los ojos
cerrados resistió, sintiendose mareado por los pensamientos
confusos en su cabeza.
-Hermano...-Susurró Ken haciendo una pausa, sin despegarse de
su rostro.- Ahora lo puedo entender...

-¿Que...?.- Murmuró, respirando de forma tranquila, con las


mejillas completamente rojas

-Porque en mi cabeza rondaban esos pensamientos impuros...-


Sonrió.- No eran impuros hermano... no supe reconocerlos, no
supe interpretarlos y fue por ello que me asusté pero ahora lo
entiendo todo.- Dijo soltando una pequeña risita y sembró dentro
de los labios de Jin un pequeño beso antes de continuar.- Yo... me
había quedado tan solo en este mundo, que el señor me tuvo
misericordia y te envió a mi lado, fuiste un regalo del cielo, un
regalo para mi.- Dijo Empujando su cuerpo contra el de él, y
llenando la piel de Jin con su aliento bajó a su cuello, dándole
pequeños besos de cariño.- Por eso mi cuerpo no sabe hacer otra
cosa... más que amarte... quererte como el tesoro invaluable que
eres...

-Hermano...-Dijo cerrando los ojos, sintiendo los dientes de Ken


hundirse en la piel de su cuello.

-Por eso mi alma clama por fundirse en la tuya... por eso mi


cuerpo quiere unirse al tuyo y ser uno.- Dijo entrando en medio
de sus piernas, sonriendo, dando besos en sus cuello y después
mordiendo.

-Hermano... no...-Dijo tratando de interponer sus manos, pero Ken


las alejó de forma amable pero firme, adentrándose entre sus
muslos, subiéndolo al mueble del espejo sin dejar de besarlo, de
forma tan súbita que el cuenco con agua detrás de Jin casí cayó al
suelo.

-Hermano... Fundamonos juntos... -Dijo Ken jadeando, buscando


con su mano los botones del pantalón de Jin, de forma
impaciente.- Déjame entrar dentro de tu cuerpo... -Susurró a su
oído, mordiéndole el lóbulo acto seguido, y lo sujetó de las manos,
para impedir que pudiera alejarlo.

-Detente, por favor, Ken.- Suplicó en voz baja, tratando de hacerlo


entrar en razón, pero Ken no lo escuchó, volvió a sus labios para
acallarlo.

-Hermano... sé que tienes miedo... yo también lo tengo.- Dijo


tratando de sonar comprensivo.- Pero... cuando me tengas
dentro... todo ese miedo se va a ir.... Lo prometo...-Argumentó,
metiendo su mano dentro de los pantalones de Jin, cuando

tocaron a la puerta, y Ken, de un momento a otro lo dejó ir,


parándose de forma firme

Jin estaba respirando de forma impaciente, y se levantó como


pudo, con un nudo en la garganta.- P-pase.- Indicó y en el instante
en que el padre Seejin apareció detrás de la puerta Ken sonrió de
forma amable como siempre, recuperando su semblante.
-Ken, ¿que haces aquí?

-Conversaba con Jin, padre.- Dijo sin más.

- Ya veo.- Contestó el corpulento hombre, dirigiendo su mirada al


castaño.- Jin, ¿se puede saber porque han abandonado el trabajo
de hoy?

-N-nosotros fuimos por materiales faltantes, padre

-Mmmm...-carraspeó el hombre.- ¿Les alcanzó el presupuesto?

-Si padre... eran cosas baratas...

-Esta bien, por favor tengan la gentileza de avisar la próxima vez


que algo así pase

-Si padre, lo siento.- Dijo inclinando la cabeza

-Bien...-suspiró.- Solo venía a eso, vámonos Ken, debes ayudarme


con el grupo de la noche

-Si padre.- Asintió el pelinegro, viendolo salir de la habitación, y


acto seguido se volteó hacia Jin, con una sonrisa amable en el
rostro, acercándose.- Debo irme, mi hermoso tesoro.- Dijo
acariciando su rostro con cariño, pero Jin tenia miedo, no queria
que lo tocara, no después de todo lo que había dicho, por eso
retrocedió.- Shhh... no hagas eso...-Suplicó, mirándolo
hermosamente.- Se que tienes miedo hermano, yo también lo
tengo.... Por eso esperaré a que ese miedo nos abandone... antes de
que seamos uno... -Dijo apacible, dándole un pequeño beso en la
frente y tras ello dejó la habitación, dejando a Jin temblando.

Lo trató con amabilidad, con palabras de amor pero... él ya no era


su hermano... Ken, ya no era el mismo y Jin lo sabia, y lo supó tan
bien, que se acogió a si mismo, haciendose una bolita de lágrimas
en medio de aquella habitación, y temblando comenzó a sollozar.

PARTE 12: AUSENCIA


-Quiero morderte...

-Por favor hazlo

--------------

La mañana transcurrió como siempre, y la normalidad con la que


todo pasaba sólo hacía que Jin pensara por segundos que todo lo
ocurrido el dia anterior había sido un sueño, pero no lo era, estaba
lejos de serlo.

Ken ordenó a los niños como siempre, tomaron la misa,


despidieron a los feligreses y a diferencia de los últimos dias cada
vez que Ken se encontró con la mirada de Jin le sonrió con cariño,
que en otros tiempos hubiese cautivado a Jin, pero que ahora le
causaba preocupación e incertidumbre.

Cuando terminó de ayudar en la cafetería como siempre se dirigió


a la parroquia, llenando el cuenco con agua, lavando pinceles,
colocando las lonas y una vez que terminó se sentó en una de las
bancas de la iglesia a esperar, con los pensamientos perdidos en
aquellos tatuajes que marcaban la piel de Kim Namjoon, en esa
cruz... y hasta cierto punto en la figura de su cuerpo, que lucía
como las imágenes de los ángeles desnudos, sólo que esa piel no
era pura y blanca como siempre, estaba tostada, como la tierra
fértil de los bosques.

Perdido en sus pensamientos no pudo darse cuenta de que ya


eran las 4 de la tarde, se percató sólo por el hecho de que Ken
llegó de pronto, sentándose junto a él, sonriéndole.

-Hermano, buenas tardes.- Dijo Ken, acomodándose el hábito con


diligencia

-Buenas tardes... hermano.- Dijo tragando en seco

-¿Porque está aquí?

-Pues... Kim Namjoon no ha llegado aún...


-Ah... cierto, el padre Seejin recibió una llamada hace unos
minutos, al parecer se reporta enfermo el dia de hoy, pensé que ya
había venido a informarte pero veo que no se ha desocupado

-Enfermo dices?

-Así es, su tio llamó

-Vaya...-Dijo ligeramente decepcionado, no creía el cuento de la


enfermedad y por un segundo sin saber porque su corazón se
sintió desanimado, era su verdugo, era una mala persona, un
pervertido y un impúdico pero... por alguna razón, después de
todo lo que había pasado... tenía ganas de verlo y no sabía porque

-¿Tan triste estás de que tu amigo no vendrá hoy?

-N-no no es eso... está bien.- Dijo en automático.- D-después de


todo no he tenido tiempo de estudiar, aprovecharé el dia de hoy
para hacerlo

-Haces bien hermano, recuerda que nuestra toma de votos es en


cuatro semanas...

-Si...

-Bueno, pues aprovecha bien entonces la ausencia de tu amigo.-


Dijo palmeándole la mano con ternura
-Si, eso haré hermano

-Y a todo esto, ¿que se supone que hacen después de trabajar?,


yo... tenía entendido que se quedaban conversando en algún lugar
pero nunca logré verlos por aquí.- Dijo simpático, aunque Jin
podía percibir algo extraño en la pregunta.

-Sólo caminamos... por aquí y por allá

-Ah... ¿en serio?.- Sonrió, incrédulo.- Bueno en dado caso no


importa... me alegra que estimes a tu amigo, Jin

-Gracias hermano...

-Debo continuar con mis actividades, nos vemos mas tarde.

Jin se quedó en su habitación el resto de la tarde, tratando de


estudiar, aunque si podía ser sincero ni siquiera estaba poniendo
atención a las palabras que leía, porque tenía las extrañas
circunstancias de Kim Namjoon en la cabeza, y a raíz de eso
llevaba leyendo el mismo párrafo una y otra vez, hasta que se dio
por vencido, y se fue a acostar, no sin antes cerrar la puerta con
seguro, Pues por nada del mundo se arriesgaría a que su hermano
viniera de nuevo a su habitación para averiguar si "el miedo" ya se
había disipado de su cuerpo. Y con eso en la cabeza se metió entre
las sábanas, para después de todo ese largo día comenzar a llorar
a sus anchas nuevamente, como lo había hecho la noche anterior.

Jin solía pensar antes como Ken, que él era un regalo de Dios, que
misericordioso lo había enviado a su lado para que no estuviera
solo, pero a diferencia de Ken, Jin empezaba a dudarlo... a partir
de ese momento, para su horrible culpa, comenzó a dudar de
todo... y eso lo hizo sentir miserable, sumamente miserable.

Las horas pasaron naturalmente, y Jin por supuesto en medio de


sollozos discretos se había quedado dormido como se quedan
dormidos lo que lloran hasta el cansancio: de forma exhausta y
con los ojos hinchados como los de un sapo, por eso, cuando creyó
despertarse en medio de la noche no pudo ver bien a la figura que
estaba delante de él, una sombra extraña, que por alguna razón no
lo asustó, que muy por el contrario le brindó un poco de
tranquilidad, por los minutos que estuvo dentro de su habitación,
y después, dentro de esa ilusión se quedó dormido de nuevo,
encontrando al abrir los ojos la luz grisácea de la mañana, que
entraba por la ventana.

No hace falta describir del todo lo que pasó esa mañana, los días
de Jin siempre fueron al menos por las mañana, una repetitiva
rutina: lavarse, vestirse, abrir la iglesia, acomodar a los niños,
recibir a los feligreses, despedirlos , ayudar en la cocina y después
regresar a la parroquia para ayudar a Kim Namjoon siendo su
asistente, pero esa fue la cosa extraordinaria del día porque... de
nuevo Kim Namjoon no apareció por ninguna lado, ni ese dia... ni
el siguiente... y tampoco el siguiente de ese...
Y día tras día de esa semana en que se ausentó, Jin sintió dentro
de su pecho una súbita depresión, y eso lo abrumaba, porque
debía sentirse feliz, aliviado de que Kim Namjoon se reportara
enfermo toda esa semana, porque eso significaría que su verdugo
no lo molestaría, que no tendría que estar haciendo cosas
vergonzosas, ni seria golpeado, ni seria humillado pero... nada era
como él quería, porque la ausencia del chico de tez morena
extrañamente trajo a su vida un sentimiento que nunca creyó
sentir alguna vez por Kim Namjoon, aunque su cerebro no lo
aceptara y jamás lo aceptaría, su corazón... lo extrañaba, de una
forma muy enferma y masoquista, lo echaba de menos.

Estaba como un loco, dando vueltas de aquí para allá, pensando


en que quería saber que es lo que le había pasado si es que de
verdad le había pasado algo, o era sencillamente que Namjoon ya
no quería verlo- eso lo hizo sentirse triste- porque eso significaría
que jamás alguien volvería a pintarlo como él lo hacia. Pensaba en
la forma de averiguarlo sin verse tan obvio, aunque hubiese
bastado con preguntarle al padre Seejin que había pasado pero eso
no le bastaba, quería verlo...

Pensó en solo pasar por ahí con la excusa de ir a algún local cerca
de su casa, pensó en llevar una canasta de frutas con el pretexto de
visitar a su camarada caído, pero no podía, cualquiera de esas
opciones seguro ocasionaría que Kim Namjoon lo moliera a
golpes, fue entonces que el reflejo de la vitrina en la sacristía le dio
la respuesta, porque vió reflejado su traje de seminarista,
ligeramente gastado, y encontró la solución.
-Padre.- Dijo entrando a la oficina del padre Seejin que se
encontraba revisando algunas notas de los niños, que iban
ligeramente mal en la escuela.

-Dime hijo mío

-Y-o... solo quería

-¿Si?

-Verá padre, es que me siento un poco preocupado, por un tema


burdo, pero importante...

-Dime que es hijo mío

-Es que, últimamente he notado que la ropa me queda muy


olgada, creo que he bajado un poco de peso.

-¿Y porqué te preocupa eso?

-Por los trajes... que va a mandar a hacer... si es que los pidió por
talla creo que me quedará muy grade.- Dijo apenado

-Santa madre mía! Los trajes!.- Dijo llevándose las manos a la


cara.- Lo había olvidado por completo! Y faltan tres semanas, Dios
santo, no se si el señor Min joo sea capaz de terminarlos, ahora
con su sobrino enfermo.- exclamó angustiado

-Ah... es cierto... ¿su sobrino sigue enfermo?

-Creo que ... ya está mejor ahora que lo pienso.- Dijo tomando el
teléfono, y marcó rápidamente un número, sin mirar a Jin que
seguía sus movimientos atentamente.- Ah, señor Min Joo, habla el
padre Seejin.- Dijo con una sonrisa.- Muy bien hijo mío, como
está?.... me alegro mucho, gracias Dios...-continuó, haciendo solo
pausas para escuchar lo que le decía el señor Min Joon y a pesar
de su esfuerzo Jin no pudo escuchar que era lo que le contestaba.-
Ah ya veo... si si hijo mio, de hecho de eso estaba hablando con
uno de mis niños... si... ¿está seguro?, con su sobrino enfermo...-
Dijo haciendo una pausa y de nuevo continuo.- Ah, ¿en serio?
Menos mal, es un alivio.- Dijo sonriendo.- Entonces le enviaré a
mis muchachos por la tarde.- Dijo feliz, y al escucharlo Jin no
cabía en la dicha de su corazón, lo había logrado

-¿Como está el señor Min Joo, padre?

-Bien, de hecho me ha dicho que se siente de maravilla y que su


sobrino ya está mejor

-Ya veo

-Me ha dicho que pueden ir hoy mismo a que les tome las
medidas para sus trajes, así que avisale a Ken y alístense
-Si padre.- Dijo sonriendo y tras ello hizo una gran reverencia para
salir corriendo segundos después de la oficina.

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Caminaba al lado de Ken en silencio, y si bien el semblante del


pelinegro no era de dicha a Jin no le importó demasiado, su
corazón extrañamente estaba muy feliz, y cuando llegaron a la
casa del señor Min Joo comenzó a latirle con fuerza.

Fueron recibidos por su amigable sonrisa cuando les abrió la


puerta, y por primera vez en su vida pudo ver el interior de la
casa, una muy diminuta construcción de apenas 3 piezas, en
donde fueron recibidos acogedoramente. Jin inspeccionó el
interior con diligencia, dándose cuenta de que era sumamente
humilde, y de pronto el recuerdo de la cara de Kim Namjoon
gritándole que se quedaría con todo lo que el señor Min Joon
tuviera dejó de tener sentido.

-Les tomaré las medidas enseguida.- Dijo el señor Min Joo


caminando lentamente, pero entusiasmado, pues al anciano a
pesar de su condición siempre le alegraba trabajar, amaba su
trabajo.- Tomen asiento por favor
-Si... gracias señor Min Joo.- Dijo Ken tomando asiento junto con
Jin en un pequeño sillón pegado a la pared, firme y serio, mientras
Jin como un conejo curioso olía, veía y escuchaba todo siempre en
busca de Namjoon, pero no estaba y eso comenzó a impacientarlo.

-Listo, entonces empecemos.- Dijo el anciano volviendo con una


cinta métrica, sus anteojos, y un cuadernito con una lapicito muy
bonito.-¿ a quién le tomo las medidas primero?.- Dijo sonriendo

-A mi señor Min Joo, si es tan amable.- Dijo Ken levantándose, y el


anciano frunció el seño un poco, dándose cuenta de lo alto que
era.- Hermano, creció muchísimo.- Dijo irónico

-Un poco.- Dijo Ken sonriendo, y el anciano comenzó a tomarle las


medidas de la cintura, de la cadera y el pecho con diligencia,
anotando siempre y sin embargo cuando llegó a la medida de las
piernas se mareó por agacharse tan súbitamente.

-S-señor Min Joo!.- Dijo Jin levantándose a la velocidad de la luz y


por solo un segundo impidió que el señor Min Joo cayera. La
puerta de la habitación del fondo se abrió súbitamente, y por fin
después de toda la espera Jin pudo ver el rostro que había estado

buscando, aunque había algo diferente en él, su mejilla, tenía un


ligero moretón.

-Tio!.- Gritó Namjoon, con cara de angustia, acercándose tan


rápido como pudo, ni siquiera le tomó a atención a Jin, tomó a su
tio con cuidado, y el anciano riendose lo siguió hasta una silla.

Ken se quedó boquiabierto por el aspecto de Namjoon, pues el


joven de tez morena, en su prisa, había salido de la habitación sin
camisa, y entonces pudo ver sus tatuajes, excepto por la parte de
su vientre, que estaba cubierta por una venda color blanco, y
cuando Jin vió esa venda se llenó de preocupación.

-Hijo... estoy bien, por favor no te preocupes, creo que me agaché


muy rápido.- Dijo el anciano a su sobrino que lo examinaba con
cuidado y preocupación.

-Tio, sabe que no debe agacharse, ¿porque es tan terco?!- Dijo


ligeramente frustrado

-Tenia que tomar las medidas, hijo

-Ya le dije que usted ya no debe trabajar

-Oh por dios Namjoon, le has quitado a este viejo la comida con
grasas y el alcohol, no le quites también su trabajo
-Yo le voy a quitar lo que le tenga que quitar.- Dijo Namjoon y su
tío extrañamente hizo un berrinche viendo como su sobrino le
quitaba la cinta métrica de las manos
-Namjoon, soy tu tío, y te ordeno que me devuelvas la cinta
métrica, tengo trabajo que hacer.

-Puede hacer su trabajo desde esa silla, yo tomaré las medidas, así
que usted anote y deje de hacer que me preocupe.- Insistió, sin ver
a ninguno de los dos chicos siquiera una vez, estaba mas
preocupado por el berrinche que hacia el terco anciano.

-K-kim Namjoon...-Dijo por fin Jin, rompiendo de repente la


atmósfera, y Namjoon por primera vez pudo notar quienes eran
las personas que estaban ahí.

-¿Que haces aquí...?-Dijo sin importarle lo que dirían los


presentes, y Jin tragó en seco

-¿Como que que hacen aquí?! Irrespetuoso.- Dijo reprendiendolo y


Namjoon bajó la cabeza en forma de arrepentiemiento,
enmudeciendo.- han venido a que les tome las medidas para sus
nuevos trajes.- Dijo sonriente el anciano a pesar de haber finjido
molestia con su sobrino

-Lamentamos la intromisión.- Dijo el castaño incapaz de mirarlo a


los ojos y Namjoon solo bufó, tranquilizando su ira asesina

-Namjoon, tómale las medidas al hermano Ken, de tobillo a cadera


por favor.- Dijo interrumpiendo los pensamientos de todos, y
Namjoon bufó de nuevo, dirigiéndose al hermano Ken, pero este
retrocedió, indignado aún por la piel marcada del moreno
Los ojos del pelinegro recorrieron el cuerpo del menor por unos
segundos, y a cada centimetro que observó su mueca se fue
frunciendo, hasta quedar con una expresion de nausea-Son...
dibujos paganos...-Murmuró despectivamente, haciendo enfurecer
a Namjoon con su cara de asco que por suerte el señor Min Joo no
pudo ver, y sin embargo, si que pudo escuchar el comentario.

-Ah, hermano disculpe.- Dijo sonriendo de forma incomoda.-


Namjoon ponte una camisa, anda, ve.- Ordenó su tío y el menor
solo solucionó ponerse una bata que colgaba de una de las sillas,
complaciendo a su tío, volviendo a la mirada despectiva de Ken,
aunque para su sorpresa Ken ya no lo estaba mirando... ahora
miraba de forma sumamente furiosa, casi corrosiva a Jin. 

El castaño no lo notó, permanecía con los ojos fijos en Namjoon,


pero Namjoon si pudo darse cuenta, de que Ken en ese momento
estaba conteniendo una furia gigantesca dentro de sí, y era por el
sencillo hecho de que cuando Jin vió salir al moreno de la
habitación, exponiendo todas esas sucias marcas paganas... no
hizo comentario alguno, no se sorprendió, se indigno o siquiera se
extrañó.

-"¿Porqué... no te sorprendiste... de ver tal aberración... SeokJin?"-


Pensó Ken dentro de su cabeza, pero sabía perfectamente la
respuesta.- "Él... lo ha visto antes...".
-Hermano.- Dijo Namjoon sonriendo maliciosamente, llamando la
atención de Ken.- Por favor... levante el brazo.- Dijo
tranquilamente y el pelinegro, ancioso, suspiró tratando de
tranquilizarse, obedeciendo.

Las medidas de Ken fueron tomadas con cuidado y diligencia,


siempre acompañadas de una sonrisa complacida y burlona,
cortesía de Kim Namjoon, y aquellas sonrisas solo se hicieron
peores cuando fue el turno de Jin.

-Pase por favor, hermano seokjin.- Dijo Namjoon sonriendo y Jin,


avergonzado, dio un paso al frente, parándose firmemente.

Namjoon le dió la espalda a su tío discretamente, quedando a


plena vista de Ken, que no perdía detalle de sus movimientos y
eso lo hizo feliz.- "Así que esto te jode... marica.."- Pensó
sonriendole al hermano Ken antes de comenzar y se inclinó hacia
Jin, poniéndolo nervioso.

Primero le midió las piernas, apenas tocándolo, después los


brazos, el cuello y todo estuvo perfecto pero cuando llegó al
pecho, comenzó a acercarse demasiado a él, fingiendo que no lo
hacia a propósito, y eso enfureció a Ken, pues Namjoon, sin
respetar el espacio personal del castaño le midió el

pecho con demasiada lentitud, y después la cintura, estrechándolo


un poco cuando pasó sus brazos alrededor de él.
Jin estaba tan inmerso en ello, que no pudo percibir el estado
emocional de Ken, se encontraba apenado, nervioso, cautivado y
sumamente sonrojado, no sabia porque pero aquellos segundos en
que Nam estuvo cerca de él le llenaron la cabeza, incapacitándolo
de pensar en algo mas que no fuera su rostro y también en la
curiosidad de las vendas en su cuerpo, pero eso podía esperar,
porque estaba ahí, de pie, con su aura asesina de siempre, y eso
solo podía significar que estaba bien.

-Listo.- Dijo el señor Min Joo con una sonrisa gigante.- ahora
mismo comenzaré a trazar los moldes

-Será mejor que lo hagas mañana tío, ya es tarde

-De que hablas, son apenas las 2 de la tarde, hijo

-Insisto...

-Bueno bueno.- Dijo sediendo.- Entonces ahora mismo ayúdame


con otra cosa hijo mío, pon un poco de té para nuestros invitados

-P-por favor señor Min Joo no se moleste.- Dijo Ken, levantándose


súbitamente

-Si, no hace falta que se moleste señor Min Joo

-Los he visto después de tanto tiempo, no le negaran a este viejo


un poco de su compañía, .- Dijo sin esperar la respuesta y se
aproximó a la cocina para comenzar a llenar la tetera
-Nosotros... debemos atender algunos asuntos en la iglesia, Señor
Min joo.- Dijo Ken de repente, con toda la pena del mundo, pero
la verdad era que no quería estar ahí, necesitaba aire o algo malo
pasaría.

-Oh ya veo... es una verdadera lastima.- Dijo el anciano


ligeramente triste, y al verlo SeokJin hizo lo más estúpido que
pudo haber hecho

-Y-yo puedo quedarme un rato.- Dijo con una sonrisa, y Namjoon


y Ken lo miraron al mismo tiempo, con los ojos abiertos
completamente

-!¿De verdad?! Me alegra mucho escucharlo hermano.- Dijo el


complacido viejecito, poniendo la tetera sobre el fuego y cuando el
castaño volteó a ver a Namjoon juró que había encontrado su
sentencia de muerte, no sin antes pasar por la tortura insufrible
que encontró en la cara de Ken. Estaba jodido. Y sólo sobrevivió a
la masacre porque el señor Min Joo volteó de repente hacia ellos

-Bueno... yo debo irme ya.- Dijo Ken respirando de forma


impaciente

-Espere hermano, lo acompañaré a la puerta

-No hace falta señor Min joo, iré por mi cuenta, le agradezco su
amabilidad, espero que se encuentre bien.- Dijo sonriendo lo más
que pudo y salió de la casa sobre pasos firmes, dejando a todos
estupefactos y sumamente incómodos.

Ken cruzó la puerta hacia la calle, respirando de forma violenta, y


caminó por la calle hacia la iglesia, agradeciendo que no hubiese
ningún testigo, pues golpeó con fuerza uno de los árboles del
camino, causando que una lluvia de hojas cayera a su paso.

-Vas a ... pagármelas...

-----------------------

Jin estaba sentando en la pequeña mesita, observando delante de


él tazas de diferentes diseños y tamaños enfrente de él, con un té
que olía exquisito, cuando el anciano bajó una caja de metal,
haciendo una mueca de desconcierto.

-Vaya... ya no hay galletas.- Dijo extrañado

-Tio, sabe que no puede comer dulces

-Hijo mío, si no me mata mi enfermedad lo harás tu privándome


de todo lo bueno de esta vida, ah mi pobre corazón.- Cuando Jin
escuchó enfermedad se desconcertó de repente, pero no dijo nada,
no debía preguntar, lo sabía.

-Tio...

-Ve a la repostería por algunas hijo, ¿como puedo ofrecerle té a


nuestro invitado sin ningún postre?

-No creo que le importe mucho, ¿verdad, hermano?.- Dijo


mirándolo con fuego de destrucción en los ojos
-T-tiene razón, no se moleste
-No es molestia.- Dijo el anciano sacando su pequeño monedero
del pantalón.- Hijo ve a traer algunas galletas, anda.- Suplicó con
ojos de cachorro y Namjoon sólo pudo suspirar resignado,
tomando sus llaves para salir de la casa.- No tardaré

-Ve con cuidado.- Dijo el hombre, escuchando como la puerta era


cerrada, y tras ello tomó asiento, pero lo hizo extrañamente
porque su sonrisa de repente desapareció

-Perdone que le cause tantos problemas hermano, sé que tiene


cosas que hacer.- Dijo suspirando, y tras ello un semblante
angustiado apareció en su rostro.- pero... hay algo de lo que
quisiera hablar con usted... ¿puedo?

Jin ladeó la cabeza desconcertado, poniéndole toda su atención-


por supuesto que si señor Min Joo.- Dijo preocupado y el anciano
se inclinó hacia el frente, con la cara hundida en preocupación

-Yo... no se por donde empezar hermano... me encuentro


sumamente preocupado.-Dijo apretando sus manos

-¿porque?

-Creo que ya pudo notarlo pero... mi muchacho está herido, fue


atacado, hermano.- Dijo con un nudo en la garganta y escucharlo
le heló la sangre a Jin

-¿A-a que se refiere...?


-Hace una semana... llegó a casa sangrando... apenas tuve la
fuerza para llevarlo al dispensario del doctor Cho, él pudo
ayudarlo, gracias a Dios, pero estaba muy mal... creí que iba a
perderlo

-Por Dios, ¿quien podría hacer algo así?

-No lo sé hermano... pero es lo que más me causa miedo, sé que


mi muchacho no es la persona mas amigable del mundo pero...
que alguien lo haya atacado de esa forma me rompe el corazón, es
un buen chico, un buen chico y alguien quizo hacerle daño.- Dijo
frunciendo el ceño, dirigiendo su mirada hacia la mesa en el
intento de no llorar, pero sin poder evitarlo comenzó a sollozar
quedito, angustiando a Jin.- Estaba golpeado de todas partes y
tenía una herida en el vientre, yo pensé que moriría pero por
suerte no fue demasiado grave.- Continuó con la voz
temblándole.- Por supuesto que lo llevé a hacer una denuncia con
el sheriff, pero se negó a hablar, dijo que se había caído de la
motocicleta, pero hermano... caerse de una motocicleta no deja
esas marcas de puños, no deja una herida asi!- Dijo llorando

-Señor Min Joo por favor cálmese, tranquilo.- Dijo con un nudo en
la garganta

-Él no quiere decir quien lo hizo, y lo que me llena mas de


impotencia es que el señor sheriff no hizo nada por averiguar la
verdad, me dijo que si Namjoon decía que había sido un accidente
debíamos creerle, el hombre piensa que no puedo darme cuenta
de que le tiene mala fe a mi muchacho... como todos en este
pueblo, desde que llegó toda la gente... lo tratan tan mal... solo
parecen ser buenos cuando estoy yo presente creen que no me doy
cuenta y mi muchacho... lo aguanta todo por mi... por eso
hermano... debo pedirle este gran favor... usted... que ha sido la
única persona que se ha acercado a mi muchacho y le ha mostrado
la otra mejilla como nuestro señor nos inculcó, usted... por favor
hermano, pregúntele que ha pasado, por favor pídale que se lo
diga y ayúdelo... mi corazón no soportaría que sufra más de lo
que ha sufrido.

-Por supuesto que lo haré señor Min Joo!, por favor no lo dude ni
por un segundo, yo voy a ayudarlo.- Dijo acariciando su mano en
forma de consuelo, y el anciano la tomó con lágrimas en los ojos.-
Señor minjoo por favor, tranquilícese, le aseguro que haré todo lo
que esté en mis manos, pero por favor cálmese, cálmese o le hará
mal a su salud

-Hermano...- sollozó.- perdóneme, perdóneme, pero es que, me


causa tanta tristeza... que la personas sean así

-Lo sé... lo sé señor Min Joo

-Mi pobre muchacho, ha sufrido tanto toda su vida... desde que


nació la gente de este pueblo lo trató mal... incluso mi hermana
que en paz descanse, fue débil y lo lastimó también... se lo llevó de
aquí con la intención de que no siguieran lastimándolo pero fue
inútil... y cuando por fin... él tiene una vida plena, y feliz, muy
lejos de aquí... esta malita enfermedad...

-Enfermedad...
-Tengo cáncer hermano.... –Dijo llorando y el corazón de Jin se
rompió de repente. - Yo... voy a morir y pretendía hacerlo en
silencio pero... el hospital terminó notificándole a mi muchacho
que yo estaba enfermo, y él insistió en que vendría a cuidarme... a
este viejo inútil...

-Por favor señor Minjoon no diga eso, por favor no lo diga...

-Como no decirlo hermano! por mi culpa, por mi falta de recursos,


mi muchacho ha dejado todo lo que tenia...-lloró, de forma
inconsolable.- Él... tenía su negocio sabe, no es un negocio
cristiano como el que todos aprobarían pero hacía felices a las
personas, él hacia esos dibujos en la piel de las personas.- Jin de
repente enmudeció, demasiado sorprendido por sus palabras.-
Pero todo ha tenido que venderlo para pagar mi cuenta de
hospital y no conforme con eso debe cuidarme, dejando todo de
lado, soportando de nuevo el desprecio de esta gente...

-Señor Minjoo... tranquilisece... por favor... le hará daño, nada de


eso es su culpa, su sobrino lo ama... por favor piense en lo mal que
se pondrá si lo ve llorar de esta manera...

-Lo sé hermano, lo sé... perdóneme.-Dijo mientras Jin le ofrecía el


pañuelo de su bolsillo, del que Namjoon tanto se burlaba.- Lo
siento es que es tan injusto

El sonido unos pasos a sus espaldas interrumpió la conversación,


haciendo que el anciano escondiera la cara y también el pañuelo,
aunque no le sirvió de mucho
-Tío...-Murmuró Namjoon con la mirada gacha, sosteniendo la
bolsa en su mano izquierda, y verlo parado ahí le heló la sangre a
Jin.-Sabe que... no me gusta que hable de mí con otras personas.-
Murmuró dejando la bolsa sobre la pequeña mesa.

-Hijo...-Dijo el anciano, con un nudo enorme en el pecho

-Aquí están las galletas.- Dijo sin siquiera mirarlo y acto seguido
salió sobre pasos pesados de la casa, azotando la puerta

-Oh no...-Murmuró el anciano completamente angustiado.- que..


he hecho...

Jin no le dijo nada, lo miró por un segundo, levantándose de la


mesa con rapidez.- hermano, no!.- gritó pero Jin no lo escuchó,
salió corriendo de la casa sin siquiera reflexionar lo que estaba
haciendo, sólo sabía que tenía que seguirlo, que no quería dejar
solo a Namjoon, pero... tal vez si debió pensarlo dos veces...
porque al dar vuelta en una calle casi desierta solucionó correr lo
más rápido que pudo para alcanzarlo, y cuando tocó su hombro el
impacto del suelo contra su espalda recorrió su cuerpo
dolorosamente, haciéndolo perder el aliento, seguido del rostro
furioso de su verdugo, que lo sometía sin consideración alguna

-Voy a matarte.... –Gruñó Namjoon con furia, con toda la


intención de hundir dolorosamente sus nudillos en la tez blanca
del castaño, estaba perdido....
PARTE 13: TORTURA
-Padre mío... Perdóname por lo que he hecho.- sollozó
------------------

-Voy a matarte.... -Gruñó Namjoon con furia, con toda la intención


de hundir dolorosamente sus nudillos en la tez blanca del castaño,
cuando escuchó a su tío gritar a sus espaldas

-Hijo!, hijo no, no.- Suplicó el anciano, hiperventilando por haber


salido tras ellos, con la necesidad que recargarse en la pared para
seguir sosteniéndose sobre sus débiles piernas y al verlo Namjoon
hizo una pausa total en lo que pretendía, levantándose, jalando a
Jin del cuello con violencia, y lo puso frente a su rostro, mirándolo
con el odio mas grande que había dentro de él.

-Lárgate....-Dijo entre dientes.- ¡LÁRGATE DE AQUÍ!.- Gruñó


finalmente, azotándolo contra la pared y tras ello corrió hasta su
tío, sosteniéndolo con cuidado. Jin estaba en completo pánico, y
no supo por breves segundos lo que pasaba, solo que Namjoon
había tomado al anciano de la mano, y se lo llevaba de vuelta a
casa, dejándolo solo en aquella cruda calle.
--------------------------

Estaba temblando, sentado en su cama, sólo esperando el


momento en el que Namjoon fuera a cazarlo como si fuese un
conejo indefenso. Se preguntó ¿porqué había hecho algo así?,
¿porqué todos los golpes, las humillaciones y los gritos no había
sido suficiente para enseñarle que debía mantenerse al margen
con el menor?. Era un tonto, un completo tonto y ahora solo le
esperaba la mas insufrible paliza de su vida, si no es que la
muerte, dependiendo de que tan misericordioso fuera con él.

No vió a Ken cuando regresó a su habitación, ni siquiera fue a


cenar o a confirmarle al padre Seejin que ya había llegado a casa,
tenia miedo, demasiado, por eso se encerró: puso seguro a la
puerta, a la ventana- y que Dios lo perdone- tomó un palo de
madera de la cocina y lo puso detrás de su colchón, porque en el
peor de los casos sabía que tendría que defenderse... y nadie
podria ayudarlo, ni siquiera su padre.

Habían pasado segundos paranoicos, en lo que dejaba de temblar


por momentos, pero también en los que cualquier ruido del
exterior lo puso alerta, sobresaltándolo, y se mordía los labios
angustiado, con un nudo en la garganta. Pensó apelar a su lado
bueno ingenuamente, aunque después de pensarlo bien se dió
cuenta de que era algo imposible razonar con él, pensó en huir,
pensó en irse a esconder con el padre Seejin, o con Ken, pero todo
terminaba siempre en lo mismo, era imposible conseguir ayuda,
más cuando Kim Namjoon seguía teniéndolo en la palma de su
mano y a la menor desobediencia sería delatado. Por eso se
resignó, a que SI, le darían una paliza, una muy dolorosa,
humillante e insufrible, pero tal vez no pasaría de ahí... tal vez.

Los constantes sobre saltos y las horas de la madrugada


terminaron por vencerlo, y terminó durmiéndose- o mejor dicho
casi desmallándose- recargado en la pared.

--------------

Los ruidos de la noche siguieron inundándolo todo, aunque no


eran tan fatales, porque de hecho eran pacíficos: el trinar de los
grillos, el viento entre las copas de los árboles, tal vez la madera
vieja tronando, y entre ellos, súbito pero discreto, el filo de un
cuchillo, que se metió en un espacio de la ventana, abriéndola en
un sonido casi inaudible, dejando entrar acto seguido a la brisa
nocturna, acompañado de una sombra gigantesca y amenazante.

Aquella figura caminó a través de la habitación, lenta, taciturna,


hasta que se pocisionó a un lado de la cama de Jin y estando ahí lo
observó detenidamente unos segundos, sin hacer ruido alguno.
Jin no pudo percibirla, a pesar del aura asesina que desprendía
como un humo rojo rodeándolo, y finalmente, aquella persona
llevó una de sus manos al cuello de Jin mientras con la otra le tapó
la boca.

El castaño se despertó súbitamente, abriendo los ojos de par en


par, y quizo luchar pero le fue imposible, aquellas manos, lo
sometieron con fuerza y tras forcejear solo un poco pudo
distinguir el rostro de Kim Namjoon gracias a la luz que se colaba
por la ventana.

-Voy... a matarte...-Jadeó mirándolo con furia, y tras ello lo levantó


con fuerza, arrastrándolo hasta el suelo, en donde retorció sus
brazos, sin dejar de taparle la boca, y cuando pudo tenerlo bien
sujeto sacó una cinta de su bolsillo, amordazándolo con fuerza.

Jin gimoteaba, negando con la cabeza repetidas veces, apretando


los ojos con fuerza, con la cara encendida en rojo por la presión de
no poder gritar, pero era inútil, Namjoon lo ató de manos, y
teniéndolo en el suelo, completamente sometido tomó el cuchillo
que guardaba en su bolsillo, mirando el filo solo un momento
antes de voltear a Jin para que lo viera de frente, y el afilado borde
del mismo fue dirigido hacia el cuello de Jin, que su piel resintió,
empezando a pintarse de rojo, resistiéndose a ser cortada sólo por
milagro.
-Tú... imbécil de mierda... te haz atrevido...-Gruñó, aprisionando
el cuchillo contra su piel con más fuerza.- Te dije que no te
metieras... ¡te dije que no preguntaras!

Jin chilló, incapaz de musitar un sonido siquiera decente, para que


alguien lo ayudara, estaba perdido, completamente, y comenzó a
llorar desconsoladamente, rezando a su padre, para que cuando
llegara pudiera recibirlo en su cielo, que por favor... lo aceptara y
pudiera vivir en su gracia aunque no lo mereciera.

-¡No llores! Mierda.- Gruñó su verdugo, con un semblante


sumamente desesperado pero a Jin ya no le importaba, había
aceptado su destino, su cruel final en manos de aquella persona
que... alguna vez...

Solo alguna vez...

Lo hizo sentir... bien... consigo mismo.

-¡He dicho que pares!.- Dijo Namjoon, dejando el cuchillo a un


lado, desesperado, y llevó sus manos al cuello del castaño, para
empezar a presionarlo. Estaba loco de furia, de resentimiento,
estaba loco de rencor por el mundo entero y Jin sólo era el
recipiente de todo ello, la imagen de todo lo que odiaba en el
mundo, estaba dispuesto a hacerlo, a quitarle la vida para
enseñarle a no meterse en lo que no debía pero... no...

En realidad no...

No quería hacerle daño...

Sonrió de forma irónica e impotente por lo bajo, dándose cuenta


de que no era más que un perro que ladraba y no mordía, y se
maldijo a si mismo, por tener ese sentimientos de ... compasión...
era asqueroso, lo enfermaba pero no podía quitarlos.- Imbécil... no
voy a matarte.- Dijo finalmente, alejando sus manos del cuello del
castaño y este pudo respirar.- Si te mato te libero...-Susurró - si te
mato eres libre y... eso no va a pasar, no mientras yo esté aquí.-
Dijo levantándolo de repente, y lo arrojó a la cama, mirándolo
lascivamente, para acto seguido precipitarse a su cuerpo, y
comenzó a quitarle la ropa a la fuerza, arrancandola de su cuerpo
prácticamente, ante los sollozos del castaño, que le pedía
clemencia, pero no se la daría, se proponía torturarlo, y sabia
perfectamente como hacerlo, como hacer que se retorciera en
vergüenza.
-"Padre mío... ayúdame por favor.- Suplicó cuando se encontró
desnudo sobre la cama, atado de manos y amordazado de una
forma tan fuerte que creyó que sus labios se cortarían en cualquier
momento.

Namjoon jadeó, mirándolo por unos segundos. Estaba


confundido, demasiado confundido, pretendía humillarlo pero...
De repente se sonrojó.

Quería hacerlo sufrir, sin duda alguna y lo haría, pero... segundo a


segundo, parecía que su cuerpo iba perdiendo las fuerzas, y no era
por las secuelas de sus heridas, era algo más... como si ver a Jin de
esa forma, le estuviera quitando algo de encima, lo había sentido
antes en la casa del árbol, y ahora se presentaba de nuevo, con el
mismo efecto que prácticamente podía marearlo.

Lo contempló por un momento... sus piernas, sus largos brazos y


esa piel cernida a su cuerpo que en cada rincón era clara con unos
tintes de atardecer a pesar de la oscuridad de la habitación; sus
ojos llenos de lágrimas... y la forma en que los amarres tornaban
sus comisuras de un rosa casi rojo que le infringia dolor, y suspiró,
suspiró jadeando, con pensamientos extraños en la cabeza.

No supo porqué
Sólo se acercó a su rostro, mirándolo fijamente, y susurró de forma
casi inaudible.- No llores... deja de llorar o te reviento la cara.-
murmuró

Jin abrió los ojos, viendo como le quitaba la mordaza poco a poco,
y sintió un alivió gigantesco cuando la saliva pudo llenarle de
nuevo la boca, creyó que gritar seria su ultima oportunidad de ser
socorrido, pero los ojos de Namjoon lo atraparon, y ese gesto que
hizo con el dedo le indicó que guardara silencio.- Intenta gritar
siquiera... te reto a que lo hagas.- Sentenció y ante su amenaza jin
se quedó callado, temblando de miedo.

-Buen... chico...-Dijo mirándolo fijamente a los ojos

-K-kim n...

-Shhh...-musitó amenazante pasado uno de sus dedos por su


cabello enmarañado por el combate

-P-por favor... no....-suplicó, con los ojos llenos de lágrimas


-¿"Por favor no" que?.- Sonrió

-Por favor...-Musitó por clemencia, mirándolo a los ojos.- Eso... de


nuevo... no...-Chilló

-Ah... -Dijo burlón como si lo recordara y siguió acariciando su


cabeza perversamente.- Me había olvidado de que... tuviste una
erección cuando te toqué... ¿es eso a lo que te refieres?

Jin no contestó, cerró los ojos con vergüenza y angustia y


Namjoon soltó una pequeña risita, mirándolo hundirse en su
miseria.- Pobrecito marica... debe ser tan difícil para ti pretender
que eres un hombre de Dios... cuando te has exitado por algo así

-Por favor... detente.- Suplicó

-Dime... ¿desde cuando sabes que eres homosexual? Fue cuando el


hermano Ken te tocó por primera vez?
Jin no respondió, se quedó sollozando con la mirada gacha,
cerrando los ojos como si deseara que todo acabara pronto.- Oye
padrecito... te hice una pregunta, contesta.- Se burló

-Yo... no tengo pensamiento mundanos como esos...-Murmuró,


llorando de impotencia

-Oh vamos... no me vengas con eso padrecito, si no los tuvieras...


el paquete que tienes entre las piernas no se hubiese levantado
cuando te toqué...-Dijo sonriendo.- Dime... ¿te gustó como lo hice?

-Detente...-Suplicó

-Apuesto a que si hubiese sido una mujer ni siquiera te hubiese


inmutado...

-Basta!.- Dijo entre dientes, tratando de no gritar pero era


demasiado para él, pero Namjoon solo sonrió y Jin sin poder
controlarse comenzó a llorar en silencio.
-Eres... extraño.- Dijo Namjoon por fin, acercándose un poco, con
curiosidad, ya sabía que causarle esa expresión le encantaba pero,
verla de cerca le causaba éxtasis.-"Mierda... no llores así..."

-Por favor...

-No llores... deja de llorar...-murmuró casi suplicante, perdiéndose


poco a poco en su mirada llena de lágrimas, no sabia porqué
reaccionaba de esa forma, sólo que verlo sollozar le provocaba un
punzante deseo, y se sintió perdiendo de nuevo su seguridad y
sobre todo... su sentido común

Jin no lo escuchó, se limitó a llorar bajando la cara pero en cuanto


lo hizo sintió la mano de Namjoon tomarlo del mentón y al verlo
encontró esos ojos que ya había visto alguna vez... en la casa del
árbol.- Suéltame... por favor.- Sollozó

Namjoon tragó en seco, mirándolo fijamente y su corazón


comenzó a palpitar como un loco.- N-no llores ya... detente

-Entonces suéltame... suéltame y dejaré de llorar.- Suplicó


tratando de apelar a su lado bueno pero ya no había ningún lado
de Namjoon en esa habitación, ahora estaba otra persona, la
persona que Namjoon desconocía pero que Jin ya había visto... no
hace demasiado.

-Si no dejas de llorar... yo...-murmuró, haciendo una pausa


abrupta, cuando Jin lo miró con impotencia y tras ver esa
expresión todo se perdió, en un agujero negro del que no pudo
regresar a pesar de su voluntad.- Abre... la boca...-Ordenó
Namjoon al castaño y este, temblando se negó, retrocediendo,
pero no pudo alejarse demasiado, el de tez morena lo tomó del
amarre de las muñecas, obligándolo a hincarse sobre la cama, y se
subió, quedándose en la misma posición, como un espejo que lo
imitaba.

-Abre la boca.- Volvió a pedir, llevando su dedo índice a los labios


de Jin.- Ábrela o la abriré a la fuerza.- Jin sollozó abriendo sus
labios que temblaban poco a poco, hasta que estuvo su interior a
la vista de Namjoon

-"Que... mierda...".- se dijo Namjoon a si mismo, perdido en esa


expresión, mientras llevaba sus dedos al interior de la boca de Jin,
y este, sollozando los sintió posicionarse sobre su lengua.

La calidez de la lengua del castaño hizo que a Namjoon le


recorriera una electricidad punzante por el cuerpo, y perdido,
jadeando, los movió dentro de su boca, viendolo sufrir mientras le
empapaba las yemas de los dedos con su cálida saliva- Chupa...-
Indicó Namjoon impaciente, viendolo obedecer su orden, y
cuando sintió la presión sobre sus dedos el bulto que había entre
sus piernas despertó. Por supuesto que lo notó pero no dijo nada,
estaba respirando con impaciencia sin saber que estaba haciendo,
sólo con la conciencia de que se sentía demasiado bien.

Jin hizo una pausa, viendo sus ojos perdidos por un segundo, y
cuando hizo esa pausa Namjoon retiró sus dedos del interior de
su boca, llevándose con él un hilo de saliva brillante que miró con
detenimiento unos segundos para después suspirar pesadamente.
El castaño se sintió extraño, sollozaba pero... menos que antes, y
ahora, su corazón latiendo de terror y al mismo tiempo de
impaciencia sentía salirse de su pecho, después de haberle
chupado los dedos a Namjoon.

El de tez morena desvió unos momentos la mirada, buscando algo


sobre la cama, y cuando encontró una almohada la puso entre las
piernas de Jin, desconcertándolo y tras ello respiró de forma
impaciente observado su desnudez.-T-tu... -jadeó.- Muevete sobre
eso...

-¿q-que...?- Balbuceó de repente y Namjoon completamente


impaciente llevó sus manos a la caderas de Jin, dirigiéndolas de
atrás hacia adelante, haciendo que el castaño se sonrojara al punto
de la incandecencia.- N-no.- Suplicó
-Hazlo...-Ordenó

-P-para... Que...

-HAZLO.- Gruñó, llevando su mano al cuello del mayor, y este,


recordando lo que podía hacerle, comenzó a moverse con
vergüenza, frotando sus genitales sobre la almohada, ante la
mirada morbosa de Namjoon.- Hazlo mas rápido...- Indicó
Namjoon viendo su cara de vergüenza, y le apretó el cuello, como
si jalara las riendas de un caballo. Jin se sintió angustiado,
sumamente apenado, porque el roce de la almohada en sus
genitales empezaba a hacerlo sentir cálido, de una forma tan
sublime que las piernas comenzaron a temblarle, mientras Kim
Namjoon lo observaba.

El de tez morena jadeó de forma pesaba, observándolo con


detenimiento y tragando en seco tomó una de las manos de Jin,
mirándola por un momento para después meter dos de esos
dedos largos a su boca, haciendo que Jin se estremeciera

-¿Q-que... hace...?-chillo muriendo de vergüenza, viendo a Kim


Namjoon chupar sus dedos de forma morbosa, como si no le
importara nada más, imitandolo, y esa presión húmeda y cálida
hizo que le explotara la cabeza por un momento

Namjoon sacó los dedos del mayor de su boca, solo para hacer
una pausa.- Muévete más rápido... -Ordenó, volviendo a su tarea,
cerrando los ojos mientras succionaba los dedos del mayor con
diligencia. Jin pudo haber escapado, pudo haber abierto la puerta
y haber corrido por el pasillo pidiendo ayuda, aprovechando que
Namjoon en su errática conducta se distrajo pero...

Estaba disfrutándolo, se había embriagado de la sensación y


deseaba más, cada vez un poco más, al grado de que una enorme
erección se levantó entre sus piernas, dejando escurrir sobre la
almohada un líquido transparente que colgó de la punta unos
segundos antes de ser distribuido en la tela de la almohada por
sus movimientos.

-K-kim Namjoon...-Gimió, y el sonido de su voz volvió loco a su


verdugo, que hizo una pausa sólo para observar esa rostro de
placer y sufrimiento que le inundaba la tez.-Mi cabeza...~

-¿Como se siente...?-Dijo Namjoon respirando con impaciencia,


perdido en los repetidos movimientos de su pelvis contra la
almohada
-N-no lo sé...

-Vamos, dímelo...

-B-bien...-jadeó

-Estás... duro...-Dijo Namjoon, tragando en seco, nervioso, como


nunca en su vida lo había estado y aun así quizo fingir que estaba
burlándose pero no le resultó

-Por favor...
déjame parar...~-Suplicó sin dejar de moverse, volviéndolo loco

-No... si paras voy a lastimarte... voy a lastimarte mucho...

-Yo... mi cabeza... va a ... ex..plotar ~.- Gimió con vergüenza y


Namjoon se mordió los labios, tratando de resistir las ganas que
tenía de tocarlo.
-M-maldito marica....-Dijo nervioso.- Estás teniendo...
pensamientos impuros.- Dijo con la voz nerviosa, y una erección
que le punzaba en el interior de los pantalones.

-No...no... lo digas.- Suplicó

-Que estás pensando... dimelo.- Ordenó, acercándose a él


peligrosamente, quedándose a centímetros de su rostro pero Jin
no contestó, siguió gimiendo quedito, negando con la cabeza una
y otra vez.- Dímelo... dime que piensas.- Ordenó de nuevo,
tomándolo bruscamente del mentón, viendo sus labios
semiabiertos del que casi podía ver una estela de vapor caliente
saliendo.- Dímelo...

-No...~-Gimió

-Que me lo digas...-Gruñó impaciente, bajando la mano a su


cuello, con la intención de presionarlo pero hizo una pausa súbita
cuando lo escuchó hablar.

-Usted... ¿que es lo que está pensando...?-Jadeó mirándolo


profundamente, sorprendiéndolo, sin dejar de moverse y
Namjoon mirándolo fijamente, lo tomó del mentón, apretando los
dientes con todas sus fuerzas, gruñendo porque no podía creer
que él...

Él... quisiera...
-Quiero morderte...-Murmuró por fin, bañándole el rostro con su
cálido aliento.- Quiero... Moderte...- repitió perdido en sus
movimientos, y Jin temblando, suspiró de forma pesada, con un
calor incesante explotándole el cuerpo

-Hazlo por favor...-Gimió, mirándolo fijamente y el de tez morena


jadeó de forma pesada.

-Yo...-murmuró nervioso, respirando intranquilamente.- No voy a


detenerme... Si lo hago...

-Por favor... tócame.- Suplicó

PARTE 14: EL NUEVO HÁBITO


 Trước   Sau 

-Padre mío... ¿Que está  pasándome?

------------

-Quiero morderte...-Dijo por fin, bañándole el rostro con su cálido


aliento
-Hazlo por favor...-Gimió, mirándolo fijamente y el de tez morena
jadeó de forma pesada.

-Yo...-murmuró nervioso, respirando intranquilamente.- No voy a


detenerme... Si lo hago...

-Por favor... tócame.- Suplicó

-Mierda... -Dijo Namjoon apretando los dientes, perdido en los


labios rosas que había pronunciado aquellas palabras que le
suplicaban... y se rindió. Tomó a Jin con fuerza de la nuca,
atrayéndolo a su rostro y tras ello el castaño sintió los dientes de
su verdugo morderle el labio inferior de forma brusca, para
después sentirlo empujando su boca, presionándola con fuerza.

Una mordida que lo torturaba y después un beso profundo, entre


gemidos de nervios y respiraciones agitadas. Jin cerró los ojos,
sintiéndolo todo con detalle, la forma en que los dedos del menor
se encajaban en su piel como si tratara de resistirse a algo, y
cuando finalmente los abrió encontró los ojos de Namjoon
mirándolo profundamente, mientras se despegaba de su boca para
dejar como testigo de ese beso un hilo de saliva cálida que colgó
de sus labios unos segundos.

Pensó que se detendría, hasta que la mano de Namjoon en su


pecho lo hizo recostarse súbitamente y sin previo aviso,
metiéndose entre sus piernas, y aun cuando Namjoon llevaba su
ropa puesta pudo sentir la presión de algo entre sus muslos, que
se movía lenta y discretamente, como si quisiera estar afuera. Jin
se estremeció, más aun cuando los dientes que lo adoraban
regresaron encima de su piel, con ese húmedo y cruel castigo. No
sabía lo que estaba pensando, sólo que sentir el cuerpo del menor
presionando el suyo sobre esa cama lo llenaba de terror y al
mismo tiempo de impaciencia, mientras Namjoon, perdido en el
dulce sabor de su piel castigada se estremecía, ardiendo en el
deseo de acariciarlo cada vez más, por eso llevó la mano que no
sujetaba a Jin a sus pantalones, desabotonó sin cuidado alguno sus
pantalones, bajando el cierre en el característico sonido del ciper,
que puso a Jin alerta, fue en ese momento que el castaño se
incorporó sobre sus antebrazos y lo vió, de rodillas sobre la cama,
en medio de sus piernas, bajando sus pantalones con impaciencia,
y tras ello, la enorme erección que punzaba dentro de su ropa
interior fue liberada, y por ese segundo lo miró jadeando, con
miedo, con el deseo de acariciarlo también.
-Ven...-Dijo Namjoon con autoridad, jalándolo del brazo, pero Jin
a pesar de lo exitado que se sentía sintió un terror enorme
subiéndole por el pecho, y no pensó en nada más que retroceder,
aunque por supuesto no pudo hacer nada contra la fuerza del de
tez morena, que jadeaba impaciente, viendo su cuerpo de pies a
cabeza.

-Espera... espera por favor.- Suplicó susurrándole, tratando de


retorcer su muñeca para ser liberado, pero no servía de nada

-Te dije que... no... me detendría.- Dijo Namjoon como un loco,


jalándolo hacia su cuerpo bruscamente, y el estrepitoso empuje
hizo que Jin llegara en medio de sus brazos, para ser de nuevo
besado con fuerza, sintiendo la lengua de Namjoon en medio de
sus labios jugar perversa mente. Lo dejó continuar un momento,
porque juraba que parecía que era la primera vez que era besado,
la primera vez que sentía una cálida lengua húmeda contagiarle
su sabor, pero era diferente de verdad lo era, y esa saliva se
apoderó de su lengua en una mezcla de tabaco y dulce azúcar.

-Ven... Ordenó, apretando sus nalgas con fuerza, hundiendo los


dientes en sus hombros y ese dolor delicioso le llenó la cabeza.

-Yo... tengo miedo... espera...-Volvió a suplicar sin dejar de recibir


los deliciosos y violentos besos.
-No... me importa...- Jadeó el menor, mirándolo un momento a los
ojos.- No harás nada que no hayas hecho.- Dijo tratando de
parecer burlón cuando en realidad estaba impaciente, jalándolo
contra su cuerpo.

-Y-yo nunca he... hecho nada así...-Dijo temeroso, con las manos
de Namjoon acariciándole la espalda, y las piernas

-No mientas...

-N-no... estoy mintiendo...-Admitió muerto de vergüenza

-en... serio...?- Preguntó mirándolo a los ojos y tuvo su respuesta


cuando aquellos dos enormes luceros lo miraron suplicantes.-"
Mierda... en serio es... virgen...?"

El castaño asintió lentamente, sin alejarse de sus brazos, y no


pudo darse cuenta de que Namjoon estaba completamente loco
por él en ese momento.-¿Entonces nunca... has... tocado esto....?-
Dijo tomándolo de la mano, con una suavidad extraña en él y tras
ello la llevó hasta su miembro, colocando los dedos de Jin poco a
poco sobre la punta, y al verlo el castaño se estremeció, queriendo
alejar la mano pero Namjoon no lo dejó, disfrutó de su expresión.-
Te has masturbado antes...?

-N-no.- Chilló avergonzado.- H-hacer eso esta prohibido.- Dijo


casi sollozando, pero Namjoon no lo dejó caer en la culpa, estaba
demasiado cautivado por su inocencia, y por alguna razón que
desconocía quería consumirla poco a poco, como si fuese
ambrosía.

-Mírame...-Jadeó Namjoon, soltando su mano, y este la alejó en


automático, para después ver como el de tez morena acercaba la
mano de entre sus piernas.

-No... no por favor... espera.- Dijo asustado, tomándolo de la


muñeca.

-Si lo hace otra persona...-Jadeó el de tez morena, avanzando.-


Entonces no es tu culpa... -Sentenció, llegando por fin a la erección
entre las piernas de Jin, y la tomó firmemente en su mano,
haciendo que se estremeciera, bajando la cabeza, escondiéndola
entre sus manos con vergüenza, más aún cuando comenzó a
musitar pequeños sonidos, que le hicieron agua la boca a
Namjoon. -Estas muy duro...- Murmuró.- ¿Te gusta así...?.-
preguntó disfrutándolo
Jin no respondió, se quedó con la cara escondida entre sus manos,
jadeando, con la cara explotándole en rojo, sollozando sin hacerlo
en realidad, solo estaba avergonzado, por el éxtasis que le recorría
el cuerpo cada vez que Namjoon bajó y subió su mano con suma
lentitud, recorriendo toda su extencion deliciosamente.- Ahh...~

-Ahhh... te gusta...-Sonrió Namjoon, obligándolo a mostrar la cara,


y tomándolo del mentón con vergüenza lo obligó a mirarlo de
frente, fijamente a los ojos.- Déjame ver tu rostro...-Musitó,
mordiéndose los labios cuando vió la angustia en los ojos del
castaño, que jadeaba lentamente, estremeciéndose. Namjoon
bajaba y subía la mano, presionándolo, lubricando aquellos
apacibles movimientos con las gotas de líquido preseminal que
salían de la punta. El pecho de Jin se contraía con impaciencia, y
sin dejar de poder verlo directamente cerraba a veces los ojos,
embriagado por la sensación que le venia subiendo por el cuerpo.

-Por favor... detente...~-Murmuró con la voz cortada, llevando sus


manos a la muñeca de Namjoon para que dejara de mover su
mano, y sin embargo fue inútil, porque solo provocó que
Namjoon lo hiciera mas rápido, y al sentirlo no pudo evitar gemir,
muriendo de vergüenza.
-Basta...~, basta~.- Gemía preciosamente y Namjoon solo pudo
apretar los dientes, ignorando su petición.

-Deja de... hacer esos sonidos... estúpido.- Jadeó, con la erección


entre sus piernas palpitando.- O... voy a violarte...

-Por...favor no~.- Suplicó

-Ahh... mierda... dije que te detengas.- Dijo apretando los dientes y


lo jaló hacia su cuerpo, pegándolo, haciendo que por un momento
sus dos miembros estuvieran en contacto.

-Q-que haces...?-gimio-...no~.

-Cállate...-Gruñó Namjoon, acercándose a su cuerpo, y cuando lo


tuvo de frente pegó su pene al suyo, haciendo que Jin ardiera en
vergüenza

-K-kim Namjoon...-Fue lo único que alcanzó a musitar, cuando


Namjoon comenzó a masturbarlo de nuevo, con la pequeña
particularidad, de que estaba masturbando a ambos al mismo
tiempo, con las dos manos, subiéndola y bajándolas con suavidad,
rozándolos con fuerza, al punto en que el castaño podía sentir en
sus genitales las punzaciones del miembro de su verdugo, y eso le
hizo explotar la cabeza.

-Hazlo tu...-Dijo Namjoon perverso

-N-no sé hacerlo...

-Solo... pon tus manos así...-Dijo llevándolo, y cuando SeokJin


tuvo los dos miembros entre sus manos un calor casi fulminánte le
subió por el cuerpo.- Ahora acaricialos...juntos-Dijo con la voz
cortada por las respiraciones pesadas.

-S-si... -Obedeció, y en cuanto comenzó a hacerlo Namjoon alargó


el cuello hacia arriba, suspirado pesadamente, se sentía delicioso y
no podía creer que un hombre lo hiciera sentir de esa forma.- K-
kim Namjoon...~-Dijo el nervioso castaño.- Mi cabeza...~ va a...
explotar...

-La... mía también...-murmuró, mirándolo fijamente, acercándose


para besarlo de forma sucia, pues seokjin sintió su lengua invadir
su boca de nuevo, y la recibió temblando, pero no por miedo,
temblaba porque era la primera vez que su cuerpo se sentía en
completo éxtasis y- que Dios lo perdone- por un momento se
sintió tentado a pedirle que "le hiciera el amor".

-Ven... súbete...-ordenó recostándose en la cama, tomándolo de la


cadera y Jin solo se dejó mover encima de sus piernas, volviendo a
juntar sus miembros como si tuviera miedo de perder aquella
embriagante sensación.-Muévete encima de mí... como si fuera la
almohada.- Ordenó de nuevo.

-Yo...~-.balbuceó avergonzado a muerte

-Hazlo...-Dijo impaciente, encajando sus dedos en las caderas de


Jin para empezar a moverlo, y el castaño despertando su
perversión por fin comenzó a frotarse sobre su miembro,
mordiéndose los labios.

-Mmmmh...~mmmh...~

-No hagas esas caras... maldito...-Jadeó Nam sintiendo el roce


delicioso y húmedo del cuerpo de Jin sobre su miembro.
-L-lo siento...- se disculpó presiosamente, solo empeorándolo
todo.

-Te dije que... dejes de hacerlo...

-N-no puedo... parar  ~ 

Namjoon jadeó, apretando los dientes al sentir el delicioso


movimiento, moria por sentirlo cada vez más y Jin no dejaban de
vociferar pequeños sonidos vergonzosos que le encendían la
cabeza

-Te gusta...?~-Preguntó Nam viendolo a los ojos y Jin avergonzado


asintió.-Responde...

-Si...~

-Entonces hazlo más rápido...


Jin asintió, cerrando los ojos con fuerza, y posó sus manos sobre el
pecho de Namjoon, gimiendo hacia el techo, mientras el menor,
mordiéndose los labios se perdía en sus expresiones, en sus
movimientos que le rozaban el pene, llevándolo al cielo.-K-kim
Namjoon... se siente... ex..traño...~.Dijo con la voz entre cortada.-
A..algo... va a ... salir...~

-Está bien... déjalo salir~.- Jadeó, muriendo de ganas por entrar en


su cuerpo, mas aún cuando los movimientos de Jin se volvieron
mas rápidos y pesados, estaba volviéndose loco, y era solo por el
roce de ese cuerpo masculino sobre su miembro.

-Mierd... detente...-Ordenó Namjoon, sintiendo que iba a correrse,


y no dejaría que eso pasara, no enfrente del mojigato.

-No puedo pa...rar... se siente bien~-Gimió Jin, mordiéndose los


labios, con el delicioso tacto de sus miembros húmedos frotándose
y finalmente explotó sobre el vientre de Namjoon, soltando un
ruidoso gemido delicioso que Namjoon no pudo resistir, pues
terminó debajo del cuerpo de Jin, ensuciándole los muslos
mientras gruñía.

Las piernas de Jin, todo su cuerpo, temblaban como si muriese de


frio, aun cuando de su frente gotas de sudor se dibujaban
discretamente, y de dejó caer sobre Namjoon, hundiendo la cara
en su cuello, que se encontraba también sumamente cálido, y
respiraba de forma impaciente, tratando de tranquilizarse.

Namjoon se quedó  observando el techo, con la mirada


completamente abierta y juró que mil demonios se lo llevaban
porque había tenido el mejor orgasmo de su vida, tanto que las
piernas le temblaban por primera vez, tanto que sus corazón latía
con fuerza, tanto que estaba dejando que la persona con la que
estaba lo abrazara, aún cuando después de correrse siempre hacia
a un lado a la otra persona y lo peor de todo eso era que... la
persona sobre su cuerpo era un chico... un mojigato dogmático y
prácticamente racista al que había convertido en su esclavo, y en
su perra.

Tenía aquellos pensamientos en la cabeza, y se encontraba


impotente, frustrado, completamente enojado consigo mismo,
cuando el castaño se incorporó ligeramente para mirarlo a los ojos,
con las mejillas y los labios rojos de vergüenza.

-J-joven.. Namjoon...-Musitó nervioso, mirando hacia otro lado.-


N-nosotros... ¿acabamos de hacer el amor...?.- Susurró, viendolo
por fin, con perversión y al mismo tiempo con una inocencia que
tenia luz propia y al recibir esa mirada Namjoon no pudo evitar
ruborizarse al punto de la incandecencia.
-C-cállate, estúpido.- Dijo nervioso y tras ello lo jaló de la nuca,
hundiéndolo en su boca deliciosamente una vez más.

PARTE 15: ESCLAVO


-¡Dije que no quiero!- Gritó

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-J-joven.. Namjoon...-Musitó nervioso, mirando hacia otro lado.-


N-nosotros... ¿acabamos de hacer el amor...?.- Susurró, viendolo
por fin, con perversión y al mismo tiempo con una inocencia que
tenía luz propia y al recibir esa mirada Namjoon no pudo evitar
ruborizarse al punto de la incandescencia.

-C-cállate, estúpido.- Dijo nervioso y tras ello lo jaló de la nuca,


hundiéndolo en su boca deliciosamente una vez más.

Jin lo recibió, sintiendo que su corazón palpitaba con la fuerza de


un torbellino dentro de su cuerpo, y movía los labios suavemente,
besando sin la intención de "consolar", besaba saciándose,
comiendo y robándose la esencia de la suave boca que siempre lo
insultaba y que ahora parecía estar adorándolo con devoción y
cuya saliva hacia pequeños sonidos, acompañados de suspiros
profundos que comenzaron a llenar la habitación, cuando
escucharon un sonido constante haciéndose cada vez más cercano,
y después como si fuese una acción de castigo aquel sonido se
transformó en el de alguien tocando la puerta y al escucharlo los
dos fueron bajados de la nube en la que se encontraban
bruscamente, pues mientras uno buscaba su ropa el otro solo se
levantó los pantalones, dirigiéndose a la ventana por la que había
entrado.

Jin no se dio cuenta en que momento fue que Namjoon huyó, y no


tenía tiempo para eso pues ya se hallaba, agitado, delante de la
puerta, muerto de nervios, dispuesto a abrirla.

-Jin...-Una voz lo llamó desde el otro lado y el nombrado abrió la


puerta, tratando de tranquilizar su respiración.

-H-hermano...

-¿Estás bien?, escuché algo raro, como un grito.- Dijo Ken


ladeando la cabeza, ligeramente adormilado.
-Si hermano, perdóname, estaba teniendo una pesadilla...-Se
excusó

-Ah... ya veo.- Murmuró.- No importa, me alegra que estés bien

-Si...-dijo sintiéndose incómodo pues varias gotas de un líquido


tibio empezaron a deslizarse por sus muslos hasta sus piernas.

-¿Disfrutaste del té con el señor Min Joo?

-Por supuesto.- Contestó en automático.- siempre es un placer

-Si, tienes razón, siempre es un placer ver al señor Min Joo, es un


hombre amable, no sé porque nuestro padre lo habrá castigado
con semejante sobrino...-Dijo despectivamente y su comentario no
le pareció a Jin- irónicamente- porque Jin solía pensar lo mismo e
incluso de forma mucho más cruel.

-Su sobrino lo cuida...-Murmuró Jin, defendiéndolo sin importarle


nada
-Bueno, seguramente algo quiere, esa gente pagana no es de fiar
hermano, solo que no puedes verlo porque se ha convertido en tu
nuevo mejor amigo, no es así?

-No, no lo és, solo creo que es una buena persona...

-Una buena persona no tendría esos sacrilegios paganos


cubriéndole el cuerpo , es repugnante

-No son sacrilegios, el muchacho tiene un crucifijo en la espalda,


yo mismo lo he visto, me lo mostró mientras... hablábamos del
señor.

-Eso no sólo es un sacrilegio! Es una blasfemia y es un


irrespetuoso sincretismo!.- Jin guardó silencio ante sus palabras,
tal vez tenía razón pero eso no lo volvía incorrecto, no para él, no
más.- Has cambiado mucho Jin...

-No siento que sea yo el que lo haya hecho.- sentenció sintiéndose


ofendido
Ken apretó los dientes, tentado a decirle algo más pero no lo hizo,
suspiró pesadamente tragándose sus palabras y tras ello se acercó
un poco a él, viendolo de frente.- Cambié un poco, tienes razón...-
Dijo acercando su mano a la nuca de Jin y este solo pudo bajar la
mirada, temiendo que es lo que haría.- Jamás había sentido antes
que te alejabas del camino de Dios y ahora ese miedo permanece
latente por tus malas compañías, por favor comprendeme, eres mi
tesoro y si algo te pasara... no sabría que hacer...

-No me pasará nada hermano... no debes preocuparte, soy un


hombre adulto igual que tu y puedo cuidarme

-Lo sé... pero no tienes necesidad de hacerlo, no mientras yo esté


aquí.- susurró acercándose, con la intención de comenzar a besarlo
pero Jin bajó la cabeza de repente sin molestarse en tener un poco
de tacto.

-Estoy... cansado hermano, discúlpame

-Jin... solo un poco... déjame dormir contigo esta noche...-Dijo sin


importarle, pero Jin retrocedió sin verlo directamente a los ojos,
poniendo su mano sobre la puerta.
-N-no puedo hermano...

-Si puedes... no tengas miedo...-Aseguró Ken, impidiéndole cerrar


la puerta, y en ese momento Jin sintió una impotencia hórrida
recorrerle el cuerpo, más aun cuando Ken se acercó a pesar de sus
negativas, tomándolo por la cintura.-Déjame acariciarte...

-Detente hermano

-Jin... Ven-Musitó obligándolo a acercarse

-¡Dije que no!.- Gritó de repente, en el tono más furioso que había
usado en su vida y al escucharlo Ken lo soltó, completamente
desconcertado.- No quiero tener este tipo de contacto contigo
hermano, te amo, y entiendo que tu me ames también pero no de
esta forma...

-Jin...

-Así que... sólo déjame...


Ken suspiró de forma pesada alejandose como se le había pedido,
y suspiró  hacía  el piso con una mueca de molestia, de
impotencia, negando con la cabeza como porque no podía creer
que Jin después de todo le estuviera hablando de esa forma- El
amor que te he profesado por casi 12 años... ¿es tan fácil de
sustituir?.- musitó mirandolo fijamente.

-Hermano...-Ken no esperó la contestación se dio la media vuelta


para irse sobre pasos secos y pesados por el corredor, a pesar de
que Jin lo llamaba.- Hermano!.- Gritó, pero su voz solitaria
retumbó en las paredes del pasillo vacío y viéndolo perdido cerró
la puerta, recargándose en ella para comenzar a llorar
inconsolablemente, estaba confundido, demasiado, y se
preguntaba si de verdad conocer a Kim Namjoon terminaría
alejándolo del camino de Dios, aunque eso fuese demasiado
obvio, porque Dios... odia a los homosexuales.

-Padre... perdóname por lo que he hecho... ten piedad de mí... y


permíteme entrar en tu cielo con la plena conciencia de que pequé,
como ser terrenal que soy, con la plena conciencia de que estoy
arrepentido... y que aceptaré mi castigo.- Sollozó, rezando en voz
baja.- pero... No dejes que mi hermano salga lastimado por mis
errores...

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Sentado en el césped, recargado en la pared como una sombra se
encontraba el joven de tez morena, en silencio, y respiraba de
forma impaciente, tratando de tranquilizarse a si mismo, porque
juraba que estuvo a menos de un segundo de entrar de nuevo por
esa ventana cuando escuchó a Ken decir "Déjame acariciarte", y se
proponía romperle el cráneo contra alguna de las paredes para
después llevarse a su juguete sobre los hombros y no regresar
jamás, pero ese último pensamiento fue presisamente lo que lo
hizo desistir de tal plan porque se preguntó a si mismo porque de
repente... le importaba tanto que alguien más pudiese tocarlo...

Suspiró cansando, tragando en seco, con los pequeños sollozos de


Jin llegando hasta sus oídos, pero no le importaba, no le
importaba que el pequeño mojigato estuviese llorando por el
imbécil de su hermano, ni le importaba que se sintiera herido y
confundido, incluso si llegaba a sentirse profanado, no le
importaba... o al menos eso es lo que se decía a si mismo, por eso
se levantó lentamente, y comenzó a caminar hacia el pueblo, con
las manos metidas en los bolsillos.

----------------

La misma rutina de los últimos dias, e incluso amanecer con los


ojos hinchados ya se había vuelto normal, por eso se arregló, abrió
la iglesia, acomodó a los niños, saludó a los feligreses, asistió a
misa, los despidió y después se preparó para su actividad
principal del día.

Se había prometido a si mismo no pensar en lo que había pasado y


menos durante la santa misa, pero en el momento en que estaba
llenando el cuenco con agua se recordó a si mismo esa mañana...
limpiando con una toalla húmeda los restos de éxtasis entre sus
piernas, aquel liquido caliente que había explotado entre sus
muslos como señal del placer carnal mas infame que hubiese
tenido en su vida, el más delicioso, y se llevó los dedos a los
labios, angustiado, en completa culpa.

Había hecho mal, había pecado, corrompido por el placer de la


fornicación y recordarlo hacia que un nudo en la garganta
apareciera, lo había disfrutado, estaba completamente conciente
de ello pero le había faltado al respeto a su padre, obrando contra
su palabra, contra sus enseñanzas y eso era lo peor... que podría
haber hecho jamás.

Pero no volvería a pasar, no importaba que el no lo haría de nuevo


y menos disfrutaría de hacerlo, jamás... prefería morir... antes que
desobedecer de nuevo y alejarse de su camino, y creía
fervientemente en eso hasta que escuchó su voz de nuevo
-Trae las brochas gruesas.- Dijo una voz a su espalda y escucharla
la erizó la piel de repente.- Y pintura roja

-S-si...-Dijo inclinando la cabeza sin mirarlo a los ojos y salió


corriendo a la sacristía regresando con todo lo que le había pedido
pero Namjoon ya no se encontraba abajo, estaba encima del
andamio y cuando lo alcanzó lo descubrió trabajando como si
nada hubiese pasado, como si nunca...

-K-kim Namjoon...-Dijo nerviosamente, desde su puesto, sentado


en una esquina del andamio

-Quiero silencio.- Sentenció finalmente el menor sin siquiera


voltear a verlo y Jin obedeció, abrazando sus rodillas.

Quería decirle algo, lo que fuera, aunque no tuviese nada que ver
con lo que había pasado anoche, y si no lo hacia sentía que
explotaría definitivamente, pero en dado caso no sabia que
decirle, porque cada idea que tuvo se vio retorcida por las escenas
de él, a medias luces, montado sobre su cuerpo... frotándose
contra su miembro; pensar en eso hacia que un remolino de culpa
le pasara por la garganta, por ello agitó la cabeza varias veces
durante las horas en que estuvieron ahí, hasta que finalmente
Namjoon se volteó hacia él, dejando de lado sus cosas.
-Vámonos...-sentenció, bajando del andamio, y Jin, titubeante lo
siguió como un perrito faldero, por el sendero hasta el bosque, en
donde se encontraba la casa del árbol.

La incertidumbre estaba torturándolo demasiado, no podía creer


que Kim Namjoon estuviese inmutable ante tal situacion, pero
consideró que Namjoon había hecho esa clase de cosas muchas
veces y se sintió patético.

El de tez morena arribó al interior de la casa, mirando sus pinturas


en la pared por un segundo y tras ello comenzó a colocar un
lienzo en el caballete de siempre mientras Jin, parado en el arco de
la puerta lo observaba sin decir una palabra, tentado a musitar
siquiera un sonido, y lo hizo.

-Kim Namjoon...-Dijo tímidamente

-Mmmmh?.- Masculló sin mirarlo

-¿T-te sientes mejor ahora?


-Mejor?

-Si... me refiero a... las heridas de tu cuerpo...

-Ah...-Musitó, sacando de su mochila un par de pinceles.- Si

-M-me alegro...-Dijo ocasionando un silencio incómodo que


rompió después de unos segundos.- Y-yo... solo quería
disculparme... sé que no debí meterme en tus cosas

-Lo estás haciendo...-Gruñó, y Jin llevó las manos a su pecho en


una inconsciente señal de defensa, antes de continuar.

-T-tu tio... está preocupado por ti... dice que te golpearon...

-Lo hicieron.- Dijo como si nada

-¿q-que?
-Me golpearon, al parecer es un grupo de hijos de perra que se
enteraron de que me follé a esa pequeña puta... ¿como se
llamaba?.- Dijo mirándolo por fin y Jin se puso nervioso.

-L-la señorita Yuri...?

-No, la otra.- Dijo sinicamente .- a la que le besaste los pechos

-Y-yo no le besé nada a nadie.- Dijo muriendo de vergüenza.- P-


pero ya se a quien te refieres... es la hija del dueño de la mercería,
se llama EunJi

-Ah si ella...

-Ya veo...

-En fin, no importa, ya se desquitaron, además no hay mucho que


puedan hacer, esa niña se acuesta con todos en este pueblo solo
que se hacen los tontos y se desquitaron conmigo pero... siempre
lo han hecho no es algo que me extrañe...

-K-kim Namjoon...

-Deja de decirme Kim Namjoon, es largo, es tedioso y formal...


puedes decirme sólo Namjoon o demonio, como sea de tu
agrado.- Dijo sarcástico

-Namjoon... -continuó.- Porque me dices esto...? Pensé que..

-La próxima vez que metas tus narices en mis cosas te romperé la
cara... -Suspiró.- Te lo estoy contando para que vayas y le digas a
mi tio que me porté mal, me dieron mi merecido, y ya, que no
pasará a más, tranquiliza su corazón por mi y después no vuelvas
a meterte en mis asuntos.- Dijo levantándose, y lo tomó del brazo,
llevándolo hacia la deteriorada silla de madera en una esquina

-Si...

-Bien, ahora, quítate la camisa...


-Y-yo...- titubeó

-Hazlo o lo haré yo mismo

Jin sintió su cara enrojecerse, pensando en el juramento que se


había hecho esa misma mañana.-Sólo vas a pintarme...
¿verdad...?.- preguntó nervioso

-Si...

-Esta bien...-Dijo desabotonando su camisa con cuidado y después


la dobló, poniéndola sobre la mesa

-Sientate...-Indicó Namjoon, que sostenía una cuerda color negro


en sus manos, con la que le amarró las muñecas tranquilamente, y
después ese amarre fue llevado hacia atrás, al respaldo de la silla,
haciendo que Jin quedara con los codos hacia el cielo y las manos
detrás de la cabeza.-Está muy apretado?
-No... así esta bien.- Dijo sin mirarlo a los ojos.

-Bien...-musitó, tomando uno de sus pinceles y un botecito de


pintura color rosa, que irónicamente combinaba con el color de los
pezones de Jin que se encontraban erectos por el frio y sonriendo
comenzó a pincelear sobre ellos, haciendo figuras, comenzando
por el pecho, Jin estaba intranquilo, tratando de no mirarlo,
tratando de pensar en cualquier otra cosa que no fuera el roce
húmedo de la pintura sobre su piel, o el rostro de su verdugo.

Namjoon se alejó cuando terminó, sentándose enfrente del


caballete como siempre, y comenzó a pintar, mientras Jin
respirando lo más apaciblemente posible distraía sus
pensamientos hacia otros temas, agradeciendo al cielo que Kim
Namjoon no hubiese mencionado lo sucedido, así era mejor, era lo
más recomendable, porque debía quedar en el pasado, como un
mal recuerdo, uno que no debió existir.

Cuando el mayor terminó colgó el lienzo fresco en la pared como


siempre, y Jin lo observó de reojo, era el retrató de él obviamente,
amarrado en la misma posición en la que estaba, pero había un
detalle completamente diferente, en aquel retrato aparecía
desnudo, con las piernas abiertas y un montón de flores cayendo
sobre él, era esplendido, casi poético, y se sonrojó notablemente
observándolo.
-¿Te gusta?.- Dijo Namjoon acomodándose delante del caballete,
montando un lienzo nuevo

-S-si... es bonito pero... estoy desnudo...

-Ah... bueno la desnudez no es algo pecaminoso, o si?

-No...pero...

-Deberías agradecer que no te desnudé para hacerlo...-interrumpió

-Lo agradezco... pero me aparece extraordinario...

-¿Porqué?

-Porque lo pintaste con... detalle.- Dijo tímidamente, sin entender


porque seguía contestando a aquella conversación
-Ah... bueno no necesito verlo, tengo memoria fotográfica.- Dijo
como si nada

-Y-ya veo...

-Lo que en verdad me parece extraordinario es que... no estés


lloriqueando como un bebé por
lo que pasó anoche...-Dijo mirándolo de pronto, con una expresión
felina en el rostro y Jin tragó en seco

-Soy un adulto... debo asumir las consecuencias de mi errores


como tal para aprender la lección y no repetirlos.- Dijo lentamente,
pensando con cuidado cada palabra, tratando de decirle que no
dejaría que pasara otra vez de forma tranquila y educada y por
supuesto que Namjoon entendió el mensaje pero como era de
esperarse no le importó, se levantó sin dejar de sonreír para
ponerse de frente a él, inclinándose, quedándose apenas a unos
centímetros de su rostro

-Muy bien padrecito, me parece excelente que seas así de maduro


pero... estas olvidando una cosa...-Sonrió.- no depende de ti que se
repita... depende de mí.- Murmuró, acercándose a sus labios.- Eres
un pequeño cordero de Dios, el hijo amado y devoto de mi más
grande enemigo... -Musitó sonriendo, llevando el resto de la
cuerda a sus tobillos, y comenzó a amarrarlos con fuerza a la silla,
ante la mirada nerviosa de Jin que no sabia que hacer.- Y voy a
hacer contigo lo que se me dé la gana...

-K-kim Namjoon...-Dijo nervioso, sintiendo como el menor se


acercaba a sus labios, y tras suspirar un momento fue besado
profundamente, siendo empujado deliciosa y humedamente por
la boca perversa del menor, una vez y después otra, en un
contacto precioso que le hizo hervir la sangre.- De...tente.- Decía
entre choque y choque de sus labios.- Di..jiste que... sólo ibas a
pintarme...

-¿Porqué crees en las palabras de un demonio, padrecito?.- Dijo


sonriendo, desatando una de sus manos con rapidez y en
automático Jin trató de empujarlo, pero Namjoon no se lo permitió
tomó su muñeca con fuerza, lastimándolo.

-Basta!.- Suplicó el castaño, tratando de safarse, pero le era


imposible

-Shhh... shhh... vuelve a gritar y te romperé los dientes.- Dijo


sonriendo de forma amenzante.- Ahora... sé un buen chico... y
abre la maldita boca...

-no...

-Ábrela...
-No por favor.- Suplicó, bajando la cara, pero Namjoon lo sujetó,
obligándolo a levantar el mentón.

-Abrela... o yo la abriré... y no va a gustarte...-Jin apretó los ojos,


con una impotencia horrible recorriéndole el cuerpo y tembloroso
abrió los labios poco a poco, ante la sonrisa de Nam.- Buen
chico...-musitó Namjoon sacando la lengua de forma perversa,
alargandola lascivamente y la metió dentro de su boca,
acariciando la lengua de Jin lenta y morbosamente, mientras el
mayor, con los ojos cerrados trataba de resistirse, pero se dio
cuenta de que no serviría de nada, porque esa saliva de miel y
tabaco tenía algo que lograba marearlo, que le subía el ritmo
cardíaco... que lo hacia disfrutar.

-Nam...joon...-Dijo cuando fue liberado del perverso roce de


lenguas, sintiendo un pequeño hilo de saliva que iba desde sus
labios hasta la sonrisa socarrona de su verdugo y Namjoon,
limpiándose la saliva con la mano sonrió, mirándolo un momento.

-Eso es... perfecto... quédate con esa expresión.- Dijo feliz,


regresando enfrente del caballete, y Jin con los labios entreabiertos
jadeó desconcertado, no entendía que es lo que quería lograr,
aunque si le hubiesen puesto un espejo enfrente lo habría
comprendido, porque en ese momento su cara tenía la expresión
de un drogadicto que acaba de consumir un poco de magia, solo
que esta magia hacia que sus mejillas y sus labios se tornaran rojos
y sus ojos perdidos en la vergüenza.
Trató de tranquilizarse, respirando con calma, y lo logró pero no
fue del todo por miedo, porque Namjoon frunció el ceño molesto,
acercándose de nueva cuenta a él. -Estás... arruinando mi obra.- Le
dijo molesto

-P-porque...-Jadeó

-Necesito que conserves esa expresión... ¿debo tocarte un poco


más?

-N-no, no... lo haré de nuevo....-Dijo nervioso

-Inténtalo...-sentenció el mayor pero no estuvo complacido,


porque no era un rostro que pudiese ser actuado, por eso se acercó
y le liberó una de las manos, desconcertándolo.-Seré indulgente
esta vez... puedes hacerlo tu... o... lo haré yo...

-N-no sé de que hablas...

-Ayer...¿ te enseñé a masturbarte, no es así...?.- Sonrió al tiempo


que la mirada de Jin se abria, sonrojándose, casi ardiendo

-Eso no... por favor.- Chilló, rogándole con la mirada

-Bien... entonces quieres que lo haga yo...


-No!, no...

-Entonces comienza.- Sentenció su verdugo, esperándolo, y Jin,


muerto de vergüenza llevó su mano libre entre sus piernas,
tragando en seco...-HAZLO

-Si... -Dijo Jin entre dientes, con la cara en completa incandecencia


y posó su palma sobre sus genitales, frotándolos un poco por
encima del pantalón.

-Buen chico...-Dijo Namjoon observándolo, y Jin con los ojos


cerrados comenzó a sentirlo, haciendo esa expresión preciosa que
Namjoon quería plasmar

-N-no entiendo esto...-Jadeó.- Dijis...te... que tenías...memoria...


fotográfica...

-La tengo... pero esto es divertido.- Sonrió burlón cuando en


realidad... su corazón estaba latiendo como un loco desde que
comenzaron a besarse y ahora, observando esa expresión en el
rostro de su victima se dió cuenta que empezaba a salivar, como
un lobo hambriento.

Pintó con rapidez, viendo como la erección de Jin se levantaba


discretamente dentro de sus pantalones, y cuando terminó el
castaño estaba jadeando, observando a medias el lienzo fresco que
Namjoon estaba colgando en la pared y esa imagen lo llenó de
vergüenza, pues jamás pensó que el haría una expresión parecida
a la que había pintado.

-¿Que te parece...?- preguntó sínico el autor

-Es vergonzoso...

-A mi me parece sumamente hermoso.- Dijo sonriendo,


acercándose a él, y al notar que la erección seguía ahí lo
sorprendió notablemente

-¿P-puedes soltarme ya...?.- Dijo ruborizado, sin mirarlo

-No.- Contestó en automático, acercándose a él y se arrodilló de


frente, observándolo un momento.- Estás mojado...-Dijo
apuntando una pequeña mancha de humedad en sus pantalones y
Jin cerró los ojos con vergüenza.- Te mojas muy fácil...

-Detente por favor.- Suplicó

-¿Te arrepientes de lo que pasó ayer...?

-Si.- Dijo seguro, sin siquiera mirarlo

-¿Porque?.- Preguntó abruptamente, como lo hacía siempre


-No voy a responder algo tan obvio...

-No es obvio para mí...-argumentó

-Porque es pecado, por eso...

-Entonces... ¿porqué estabas gimiendo...?

-No lo estaba!

-Claro que lo estabas... -Dijo llevando su mano en medio de las


piernas de Jin, y lo vió cambiar de expresión a una asustada.- Y
puedo hacer que lo hagas de nuevo

-Detente ..te piedad de mi... No lo hagas

-¿Piedad...?.- Se rió.- ¿Porque me pides piedad?... la piedad te la


dará tu padre... cuando mueras... -Sonrió

-Entonces prefiero morir antes que... ser tocado por ti otra vez.-
Dijo cruelmente y Namjoon que se encontraba divertido hizo una
pausa, mirándolo seriamente. 

Esas palabras le dolieron y no sabía porqué


-¿Porqué...?

-No contestaré más a tus preguntas....

-Contesta...-Dijo perdiendo la delicadeza que había tenido hasta


ese momento y lo tomó del cuello, mirándolo con rencor,
sorprendiendolo

-Su...el...tame...-Dijo entrecortadamente

-¿Porqué prefieres algo como la muerte antes que..?.-Gruñó,


haciendo una pausa, observando su rostro angustiado, temeroso,
su sumamente exquisita, casi embriagante belleza. Lo soltó de
repente, viéndolo con rencor, y por fin lo supo: le dolía porque...
por un instante había sentido... afecto por él... porque su
inocencia... su belleza lo habían cautivado y eso le calaba los
malditos huesos, pero jamás se lo diría.- Cuando termine contigo...
habré profanado tanto tu cuerpo que Dios no podrá siquiera
mirarte en el momento de tu muerte, así que cuando estés frente a
él pídele misericordia, dile que yo lo he hecho todo... dile que te
he lastimado porque el me lastimó primero a mi -Dijo llevando
sus manos al mentón de Jin y estando ahí se acercó a su rostro.-
Pero mientras llega ese momento debes enterarte de una buena
vez... ahora me perteneces... pequeña perra.- Dijo hundiendo sus
labios en los de Jin, profundamente, estaba enojado, se sentía
despreciado, se sentía el ser mas nefasto e impuro sobre la faz de
la tierra, y el contraste de su existencia con la de Jin era tan notorio
que la rabia dentro de el comenzó a carcomerle las entrañas,
quería golpearlo, desollarlo vivo si era preciso pero... sus labios...
esos labios rosas lo atraparon, y no pudo hacer nada más que
adorarlo, fingir que lo que haría era sólo para profanarlo, que lo
que hacía e hizo la noche anterior era consecuencia de su sed de
venganza y perversión cuando en realidad Namjoon sentía que
estaba en el cielo cuando lo besaba, ese cielo del que tanto hablaba
Jin y que aparecia ante sus ojos, acompañado de su rostro inocente
y angustiado de ojos color marrón.

-Por favor... para...-Dijo Jin tratando de rechazar sus besos, pero


Namjoon no lo soltó, atrajo de nuevo su rostro, besándolo
bruscamente, comiéndose su boca tras cada pequeña mordida,
tras cada roce de su lengua contra la suya. Jin comenzó a jadear
contra su voluntad, porque un calor incesante estaba empezando a
subírsele hasta la cabeza, dejándole la mente en blanco, empezaba
a embriagarse y eso estaba mal, y rogaba por fuerzas para seguir
rechazándolo pero esas fuerzas no llegaban y su verdugo seguía
avanzando.

-Sabes que te gusta... pequeña perra.- Dijo Namjoon llevando su


mano en medio de las piernas de Jin y estando ahí comenzó a
acariciarlo firmemente

-No por favor... por favor!- Chilló Jin, moviéndose


desesperadamente pero Namjoon lo tomó del cuello, sujetándolo,
al tiempo que desabotonaba sus pantalones, y llegando a su ropa
interior la bajó de golpe, liberando la erección del castaño, Jin
comenzó a gritar, suplicándole que se detuviera pero Namjoon le
tapó la boca con violencia, tomando toda su extención con firmeza
en su mano y estando ahí comenzó a mover su mano de forma
tortuosa, de arriba abajo haciendo que Jin ardiera por dentro,
trataba de gritar, de defenderse y todo era inútil, la mano de
Namjoon casi lo ahogaba, no podía gritar no podía hacer nada,
por eso se limitó a mirar, como era masturbado con fuerza, pero
no estaba disfrutándolo a pesar de todo, tenía miedo, demasiado
miedo, demasiada culpa y comenzó a llorar.

Esas lágrimas llamaron la atención de Namjoon de repente, e hizo


una pausa abrupta, con un nudo en la garganta... ¿Por qué de
repente le molestaba verlo llorar? Si antes...amaba ver esa
expresión.

-No llores, maldito estúpido...-Dijo sin poder deshacer ese nudo


en su pecho, pero Jin no le hacía caso.- ¡No llores!.- Dijo soltándole
la boca, y su palma llena de saliva por fin lo dejó toser, para
después empezar a sollozar.- Cállate... no llores

-Maldito...-musitó Jin entre sollozos, llorando desconsoladamente

-Mierda... voy a molerte a golpes si no dejas de llorar!

-Haz lo que quieras hacer! Es más! Dame la paliza mas horrible


que puedas!.- Gritó, con la cara roja de impotencia.- Hazlo y
libérame de esto! Ser maldito...

Namjoon tragó en seco, mirándolo directamente y Jin


extrañamente le sostuvo la mirada, a pesar del miedo que le
tenia.- Tu... también estás maldito... niño demonio...-Sentenció
jalándolo de la nuca.- ¿Porque crees que la muerte va a
liberarte?!.- Le gritó.- ¿Porque creés que liberaría a alguno de los
dos?.-Musitó, mirándolo fijamente y la respiración agitada de
ambos se combinó en una sola, en la que no dijeron nada, se
limitaron a mirarse mutuamente en silencio, hundiéndose de a
poco en los ojos del otro, viéndose casi reflejados en un espejo
turbio, roto y doloroso, porque ambos estaban malditos, ambos
cargaban el deseo de misericordia en sus pechos, ambos... se
sentían solos y unicamente en ese momento pudieron notarlo. Al
final, cuando el tiempo se detuvo unos instantes Jin miró los
labios de Namjoon y eso para el menor fue la señal que necesitaba.

Se hundió en su boca sin permiso, percibiendo el sabor salado de


las lágrimas que había caído hasta los labios del castaño, pero lo
hizo desaparecer con su embriagante sabor, y contrario a todas
sus palabras Jin le correspondió con fuerza, atreviéndose a
morderlo deliciosamente de forma salvaje, y Namjoon cerró los
ojos con dolor, siendo torturado por su víctima para después
sentir el sabor a hierro dentro de su boca pero no le importó, lo
mordió de vuelta, como si quisiera devorarlo, consumirlo hasta el
último aliento, y lo hizo, una vez tras otra, acariciando su cuello,
su pecho, y Jin respirando de forma agitada sintió sus dientes
dibujar un camino doloroso, primero en la piel de su cuello, de sus
hombros, de su pecho, de su vientre, en donde se detuvo con
detalle unos momentos y después, respirando de forma
impaciente se acercó a su miembro, tragando en seco, la parecía
desconcertante porque estaba a punto de hacer la cosa más marica
que podría hacer en la vida... pero ese rostro de labios rosados y
tez blanca, que lo miraban desde arriba lo volvían loco, tan loco
como para...
-Voy a lamerte ...-Dijo de repente, poniendo nervioso a Jin, pero el
castaño no dijo nada, cerró los ojos, arqueando la espalda
deliciosamente cuando sintió la lengua de Namjoon en la punta de
su miembro, el menor no tenia la menor idea de como hacerlo por
eso lo miró fijamente cada vez que lamió, para ver si lo hacía
bien... si estaba disfrutándolo y si, Jin estaba disfrutándolo, y
demasiado, porque el calor que se desprendía de su cuerpo era tan
grande como el calor que salía del cuerpo de Namjoon.

-Ahí no... es muy sucio~- Suplicó Jin cuando Namjoon tomó en sus
manos la erección que lo llamaba con impaciencia

-No está sucio...

-No lo hagas... por favor no...

-Idiota... cállate.- Dijo dudando, sintiendo que su hombría


desaparecía, convirtiendose en un marica de los que tanto odiaba,
pero... de verdad queráa hacerlo

-Namjoon...~ basta... por favor basta~

No lo escuchó, abríó la boca con cuidado, metiendo el pene de Jin


en la humedad de su boca, era delicioso, dulce y salado... era
sublime, todo lo era, por eso comenzó a mover su boca, de arriba a
abajo, mojando toda la extención de Jin con su dulce saliva y el
mayor, muerto de vergüenza se retorció en la silla, gimiedo hacia
el cielo, no podía creerlo, era demasiado sucio, demasiado
pecaminoso, y no podía hacer nada para evitarlo... un hombre...
un demonio... estaba chupándo con lujo de perversión su
virilidad... y él... estaba disfrutándolo.

Los labios de Namjoon fueron tortura, fueron cielo, entre gemidos


entre cortados de vergüenza y satisfacción, y el de tez morena
perdido en esa expresión solo podía succionar con más fuerza
cada vez, salivando como un loco, saciando su sed de perversión,
llenando su dosis de inocencia robada que sabia a gloria, pero
quería más...

-N-nam...joon~...-Gimió ruidosamente, apretando los puños.-


B...as...ta... basta... ya... no...~-Decía a medias y el menor pudo
entenderlo, no necesitaba decírselo, su miembro que le palpitaba
sobre la lengua se lo estaba diciendo ya, pero no lo dejaría, no
había tenido suficiente aún.

-Mierda...-Dijo sacándose el miembro de Jin de la boca, perdido en


la expresión extasiada de su victima y desabotonó su pantalón con
demasiada impaciencia, dejando salir la erección que lo aquejaba
y que quedó a la vista de Jin; fue demasiado rápido: Namjoon
jadeando lo miró un momento, con la respiración pesada y
escupió en su mano sin vergüenza alguna, mojandose el pene con
prisa, asegurándose de empaparlo perfectamente, al tiempo que
con su mano libre desataba los tobillos de Jin y el chico
desconcertado lo miró aún extasiado sin comprender del todo que
es lo que iba a hacer... lo supo cuando Namjoon levantó sus
piernas bruscamente, casi colocándoselas al lado de la cabeza,
dejándolo en la posición mas perversa que alguna vez hubiese
imaginado, pero ni siquiera tuvo tiempo de quejarse, el de tez
morena comenzó a frotarse en su entrada, asustándolo.

-Basta...~- Chilló, retorciéndose.- Eso es sodomía... es sodomía!.-


Sollozó

-Cállate!.- Gruñó impaciente, jadeando.- N-necesito hacerlo...

-No... no por favor.- Suplicó, sin dejar de ver a Namjoon frotarse


contra su entrada, cada ves de forma mas húmeda y profunda

-Mierda... -Gruñó el de tez morena, perdido en lo hermoso que


lucia ese cuadro, con su hermosa victima de piernas largas y
abiertas, de piel marcada en rojo por sus
manos y esa expresión de sufrimiento y placer que queria ocultar,
se volvió loco, pero a pesar de su desesperación estaba nervioso
porque... jamás imaginó que alguna vez... se lo haría a un
hombre... y no sabia como hacerlo

-Namjoon... por favor...-Suplicó Jin, y esas suplicas solo


ocasionaron que Namjoon se inclinara hacia él para besarlo
hermosamente, tratando de tranquilizarlo, besándolo
extrañamente con cariño, con... amor... y siguió frotándose,
sintiendo como el miembro de Jin punzaba de forma anciosa.

-No puedo parar...-Jadeó sobre los labios del castaño,


posicionando su miembro con su mano libre, y tras hundirse de
nuevo en sus labios comenzó a entrar poco a poco, acallando los
gritos de dolor de Jin con sus dulces besos.

-Duele... duele... detente ~- Chillaba Jin sin dejar de besarlo, pero


Namjoon no lo hizo, lo único que pudo hacer por él fue entrar lo
más lento posible, y le tomó demasiado tiempo, porque entrar por
completo dentro de él con esa lentitud fue algo casi imposible más
cuando la estreches de Jin estaba abrazándolo, volviéndolo loco a
cada centímetro que invadió y cuando llegó al fondo Jin soltó un
ruido secó hacia el cielo junto con un gruñido proveniente del de
tez morena, un gruñido de éxtasis total, Namjoon estaba tocando
el cielo con las manos, era lo más delicioso que había sentido
alguna vez, tanto que estuvo a punto de terminar en ese segundo,
pero respiró profundamente, aguantando, sin moverse, hasta que
Jin recuperara el aliento.

Jin estaba sollozando quedito, respirando con impaciencia,


mirando a Nam directamente a los ojos con rencor y al mismo
tiempo con un alivio demasiado extraño.- Duele...~-Chilló,
mirándolo directamente, pero no le reclamó, se quedó con los ojos
llenos de lagrimas mirándolo.- Duele mucho...~-Namjoon se sintió
la basura más grande del mundo, hasta que con su mano libre Jin
recorrió su cabello, atrayéndolo hacia su rostro.- Bésame...~-
Suplicó el castaño y el menor perdido en sus labios obedeció, sin
moverse, sólo besándolo tiernamente, lo más tiernamente que
pudo, era un bruto y un malnacido y aún así... sintió que el
castaño recibía sus besos deliciosamente.

-Eres... cálido...-Dijo Namjoon mirándolo fijamente y Jin se


avergonzó, desviando la mirada pero Namjoon volvió a besarlo
una vez más, atrapándolo con la mirada.- Voy a... moverme...-
Jadeó, saliendo de su cuerpo muy lentamente, viendo a Jin asentir,
y cuando estuvo casi completamente afuera volvió a entrar
despacio, viendo a su victima retorcerse en la silla preciosamente.

-"Fuck..."-Pensó apretando los dientes, repitiendo el movimiento,


uno tras otro, cada vez más rápido al tiempo que los gemidos
hermosos de Jin iban en aumento con cada segundo que pasó.
Estaba sosteniendo las piernas de Jin con sus manos, encajando de
vez en ves sus dedos en ellas para resistir un poco más y el
castaño que sentía ese dolor insufrible en su interior comenzó a
disfrutarlo, sintiéndose avergonzado, indigno pero extasiado,
porque ese miembro que lo invadía tocaba un punto demasiado
sensible hasta el fondo de su cuerpo, y cada vez que rozó ese
punto tocó el cielo, al grado en que su erección punzaba al ritmo
de las estocadas.

Namjoon miró sus expresiones, embriagándose con los hermosos


gemidos que empezaron a salir de la boca de Jin cada vez de
forma más morbosa y para él fue un milagro seguir resistiendo
porque el liquido preseminal que salió de su cuerpo fue más que
suficiente para hacer esa invasión deliciosa y húmeda, por eso
aumentó el ritmo apacible que llevaba y paulatinamente se
convirtió en un violento choque de cuerpos, que hacian que la silla
rechinara en el piso de madera, que hacia que la carne de Jin
rebotara perversamente con cada una de las deliciosas y rudas
embestidas que sufrió.
-Eres... delicioso.- Dijo Namjoon apretando los dientes, apretando
entre sus dedos la carne de Jin y suspiró hacia el cielo.- Ahhh...
mierda... estas apretándome demasiado...

-No digas esas cosas ~- Gimió Jin avergonzado, viendolo entrar


con fuerza entre sus piernas y aún mejor, su perverso verdugo
dirigió su mano entre los muslos del castaño, masturbándolo

-Cállate... mira lo duro que estás... estás disfrutando que te folle.-


Gruñó haciendo que Jin cerrara los ojos por lo mucho que le
estaba gustando que le hablara de esa forma.

-Basta, no lo digas~.- Dijo la victima avergonzada, sintiéndose


evidenciado, porque estaba tocando el cielo, si, Namjoon estaba
follándolo y se sentía embriagantemente bien, al punto  que por
primera vez en su vida quiso decir un montón de cosas sucias,
como las que decía el menor, esas cosas perversas que vociferaba
sin importarle nada, y esas ganas aumentaron más cuando lo sintó
palpitarle dentro.

-Mierda...-gruñó el de tez morena, jadeando.- Ya... no puedo...


-Dijo masturbándolo con fuerza, dándole estocadas profundas con
una fuerza que casi hizo que la silla colapsara, y una electricidad
le subió por la espina dorsal al castaño.

Estaba follándolo duro, masturbándolo al mismo tiempo,


diciéndole cosas sucias, fue demasiado para él, por eso grito hacia
el techo, gimiendo ruidosamente, dejándose correr en la mano de
Namjoon al tiempo que el menor le daba las últimas y violentas
estocadas, dejando que todo el líquido le llenara el interior
cálidamente, y por primera vez en su vida Namjoon soltó un
quejido de éxtasis, un gruñido de placer casi agonizante que le
hizo temblar hasta el alma, porque jamás un cuerpo lo había
hecho terminar de esa forma tan exquisita, tan embriagante, al
punto de pensar que no era él el que había tomado la primera vez
de Jin, No... El castaño lo había tomado a él sin siquiera saberlo, lo
había consumido, lo había hecho pedazos y después del desastre
lo había reconstruido, Jin lo había hecho suyo... Jin acababa de
convertirlo en su esclavo...

-Namjoon...-Susurró.- Mi interior está caliente...

PARTE 16: AMOR

-El mío también...-murmuró por lo bajo, sintiendo que el corazón


le explotaría en cualquier momento, y no pudo hacer nada mas
que recargarse en el pecho de Jin, dejándole caer las piernas a los
lados y tras ello salió de su cuerpo poco a poco, estremeciéndolo,
dejando que un súbito goteo de éxtasis cayera, ensuciando el
suelo.

-"Namjoon y yo... acabamos de fundirnos juntos".- Pensó, con la


respiración agitada y su cara aun ruborizada que fue acompañada
por una leve sonrisa. Se quedaron así por lo que les pareció una
eternidad, Namjoon, con el cabello hecho mechas de las que
escurrían algunas discretas gotas de sudor se quedó respirando
apaciblemente sobre el pecho de Jin, con los ojos cerrados,
escuchando el latir de su corazón que con el paso de los minutos
se había hecho un poco más tranquilo pero que aun se notaba
impaciente, mientras que Jin, habiendo llevado su mano libre a la
cabeza de Namjoon lo acariciaba tímidamente, observando su
rostro de ojos cerrados que hallaban refugio en su pecho, y solo
por esos momentos no existió nada más en su cabeza que no
fueran esas hermosas facciones marcadas, esos ojos hermosamente
rasgados, y... esa piel que tenía el color de los robles.

Aún así, en medio de esa tranquilidad hubo lugar para la


incertidumbre en el corazón de ambos, Jin sentía que no había
sido correcto, que había sido un acto de sodomía, de perversión,
de brutalidad incuso... y por otro lado, una parte muy poderosa y
casi nueva dentro de él bendecía cada uno de esos segundos,
bendecía sus acciones sus palabras con la certeza de haber sido
participe del momento más tortuoso e insufrible de su vida pero
también del más autentico, el más emocionante.

Namjoon por su parte se hallaba fatigado y no solo físicamente,


porque tal vez Jin no pudo notarlo pero él si: Estaba cautivado...
por primera vez... por una persona... por esa persona... y su
maldición era que no sabía que hacer con esos sentimientos
porque nunca tubo algo parecido a eso por alguien, ni siquiera por
su madre y era cierto, el único amor que sentía era por su tío, un
amor puro y fraternal, como el que tienes por un padre, y el otro
era por su arte, por lo que podía plasmar, y se preguntó si el amor
por Jin recidia en eso, pero no, esa no era la respuesta. Jin era un
hombre, un beato, terco, incrédulo, tonto pero... era amable... era
inocente casi al punto de ser bobo, servicial, sensible, era.... Tan
hermoso como un ángel y Namjoon siendo un demonio, no sabía
que es lo que haría con él.

Cansado de sus pensamientos se incorporó poco a poco, con el


cuerpo temblándole por haber estado en esa posición por tanto
tiempo, y se levantó de pronto, siendo seguido por la mirada de
Jin que en silencio lo observaba, con los labios entre abiertos.
Pensó en decirle algo, lo que fuera, después de todo y a pesar de la
intención que tenía de humillarlo y de lastimarlo... había tomado
su primera vez y sabía que eso eran importante, pero el caos
dentro de su cabeza, su orgullo, su terquedad no lo dejaron
musitar siquiera un sonido, se rehusaba aceptar sus sentimientos,
incluso tuvo miedo de ellos y más aún cuando Jin se levantó de la
silla, desnudo, con las marcas aún ardientes en rojo de los dientes
de Namjoon y lo miró con ojos enormes, tímidos, cautivándolo
aún más...

-Namjoon...-Dijo por fin el castaño, acercando su mano a la del


menor, y tomó uno de sus dedos, sonriéndole a medias, como si se
sintiera sumamente tímido. Para Jin no existía el miedo en ese
momento, existió la duda, tal vez la incertidumbre pero no el
miedo, no había lugar para el miedo dentro de su cabeza en ese
momento porque el rostro de Namjoon se lo había llevado todo.
-Suéltame...-Gruñó Namjoon de repente, quitándole el calor de su
tacto, y retrocedió lentamente, sintiéndose abrumado.

Jin sintió su corazón dar un vuelco, porque estaba dentro de un


sueño cálido y de pronto aquella persona... había vuelto a ser
agresivo con él como era antes, pero esta vez no sería como las
veces anteriores, esta vez el miedo que Namjoon le infundía ni
siquiera se hizo presente, en su lugar sonrió, dándose cuenta de
que esa persona de tez morena que miraba hacia el piso en
realidad estaba confundida, temerosa.

-¿Por qué?...-Susurró Jin acercándose, llamando su atención

-No te acerques... -Gruñó Namjoon sin siquiera mirarlo, con el


ceño fruncido de forma amenazante.- Te desollaré si lo haces...

A Jin no le importó, algo dentro de su pecho le decía que Namjoon


no iba a lastimarlo, por eso dio un paso pequeño tras otro, en los
que Namjoon nervioso miró hacia distintas direcciones como si
eso le pudiese dar una solución, pero antes de que se diera cuenta
Jin ya estaba al frente suyo, sonriendo a medias.-Porqué no puedo
acercarme...?
-Porque voy a lastimarte si lo haces...

-Vas a lastimarme así?.- Dijo lentamente, y cuando Namjoon


levantó la cabeza para mirarlo lo encontró señalando las marcas
rojas en su cuello, con una expresión de vergüenza y timidez

-Tú...

-No entiendo que pasa Joven Namjoon...-Musitó interrumpiendo,


con una media sonrisa en el rostro.- Me arde... pero saber que
usted las hizo me hace desear que se queden ahí por siempre...
como los dibujos que llenan su cuerpo...

-No sabes lo que dices... idiota

-Perdóneme...-Dijo ligeramente decepcionado, con la mirada hacia


el suelo.- Es que siento extraño...-Dijo tímidamente y al escuchar
esas palabras Namjoon lo miró fijamente, sorprendido,
sumamente curioso.
-¿Qué sientes...?

-Calor... aquí.- Murmuró, llevándose la palma de la mano al


pecho, y Namjoon apretó los dientes unos segundos, su corazón
había comenzado a latir como un loco cuando dijo eso, por eso lo
tomó de la muñeca con violencia, atrayéndolo hacía él,
presionando su nuca para dirigirlo a sus labios y tras ello lo besó
profundamente, suspirando con una emoción que le llenaba por
completo el pecho. Jin se dejó atrapar entre sus labios, dirigiendo
el cuello hacia arriba para poder alcanzarlo, y lo besó a voluntad,
incluso peleándose con él por en control, por la calidez, pero en el
cuerpo de ambos había de sobra.

Namjoon hizo una pausa, llevando la palma de su mano al filo de


la cara de Jin y lo acarició unos segundos, mirándolo a los ojos.-
Vete de aquí padrecito...-Jadeó sobre sus labios, liberándolo de sus
brazos.- Vete antes de que te arrepientas

-No quiero irme.- Contestó Jin con la intención de volver a sus


labios pero Namjoon lo sujetó, impidiéndoselo.

-Yo... quiero lastimarte... ¿no te das cuenta?.- Le dijo desesperado,


pero Jin se rehusaba a irse, quería seguir bebiendo de él hasta la
última gota.
-Entonces hazlo... lastímame... -Jadeó y Namjoon lo liberó,
mirándolo fijamente.- Desóllame como tanto deseas hacerlo... pero
hazlo con tus manos... déjame morirme en ellas.

-Vas a suplicar que me detenga...

-Si lo hago por favor no me escuches...-Suplicó, acercándose, y lo


tomó del cuello, atrayéndolo a su boca con desesperación.
Namjoon no necesitó más, no pudo resistirse porque había caído
ante sus pies desde el momento en que le dijo que no quería irse.
Llevó sus enormes manos a su espalda baja, a sus nalgas,
apretando con fuerza sin dejar de besarlo y después se inclinó,
tomándolo de las piernas, cargándolo con una facilidad que se
sorprendió a si mismo y sobre pasos torpes lo llevó hacia los
cojines, reconstándolo , poniéndose en medio de sus piernas para
empezar a frotarse, y la humedad que comenzó a salir del cuerpo
de Jin comenzó a mojarle los pantalones, por eso lo mordió con
fuerza una última vez antes de incorporarse y estando de rodillas
jadeó mirando aquel cuadro hermoso que merecía ser plasmado
como una obra de arte, porque Jin, con el arco de las piernas
abierto para él y la piel marcada por las mordidas lo mirada
ansioso, jadeando. Namjoon lo contemplo unos segundos, para
después llevar las manos a su cintura y de ahí jaló su playera de
manga larga color negro, despojándose de ella, mostrándole a Jin
su hermoso y tatuado cuerpo; había una cicatriz que aún ardía en
rojo en su vientre, producto de la cuchillada, y que arruinaba uno
de los cuernos tatuados en esa zona, pero el resto estaba intacto,
precioso, y por unos segundos Jin se perdió en los dibujos de su
pecho, ese dragón increíble que lo recorría cual serpiente, y en sus
brazos flores azules, rosas rojas, mariposas amarillas, cráneos,
relojes y un sinfín de cosas más que adornaban su piel morena,
cernida a sus músculos deliciosos que casi palpitaban, su cuerpo
era un depravado sueño y Jin sintió su cuerpo calentarse al ver
esas marcas paganas plasmadas por doquier.

-Ya no te dan miedo...?

-No... -Murmuró, llevando su mano al vientre bajo de Nam,


delineando con el dedo uno de los tatuajes, como si quisiera
remarcarlo.- Son... hermosos... como todo en ti...

Su corazón se detuvo unos segundos cuando terminó aquella


frase, empezaba a odiarlo porque cada palabra que salía de su
boca lo cautivaba al punto de sonrojarlo, al punto de acelerar su
corazón con impaciencia- Cállate estúpido.- Gruñó, inclinándose
hacia él para volver a sus labios, sintiendo que con cada roce el
pecho se le llenaba, cuando antes siempre había estado vacío.
Se desabotonó el pantalón, deslizándolo por sus piernas poco a
poco, y cuando por fin estuvo desnudo sobre él lo miró un
momento.- De verdad... no tienes miedo...?

-No...-Dijo Jin rodeándolo con sus brazos.- Tú lo tienes...?-


Preguntó desconcertando a Namjoon porque... si, si tenia miedo, y
mucho.

-De que hablas imbécil?.- Gruñó, comiéndose sus labios, y


comenzó a frotarse en medio de sus piernas despacio, haciendo
que la respiración del castaño se tornara pesada y deliciosa, y la
humedad de sus miembros comenzó a combinarse tras cada uno
de esos roces. Pasó a hundir su cara en el cuello de Jin, jadeando,
porque no quería que viera la cara completamente sonrojada que
le había provocado sus palabras, y sin siquiera esperar
demasiados preámbulos tomó su miembro con firmeza para
empezar a moverlo en círculos sobre la entrada de Jin. El mayor
hizo una mueca de dolor a pesar de lo excitado que estaba, y es
que le resultaba demasiado doloroso, por eso Namjoon se levantó
perverso, mirándolo fijamente.- Quieres más humedad...?

Jin asintió repetidas veces, haciéndolo sonreír y tras su instrucción


Namjoon bajó para comenzar a darle mordidas en el pecho,
después en el estómago y en el vientre, hasta que pudo llegar a
esa erección punzante que lo esperaba y estando ahí la lamió poco
a poco, haciendo estremecer a Jin, provocándole arquear la
espalda con una expresión deliciosa en el rostro, y tras ello la
aprisionó entre sus labios, para comenzar a succionar con fuerza,
torturándolo.

-mmmmh~ Namjoon...~-Gimió, apretando los cojines bajo sus


manos, y el menor sonrió complacido, succionando con fuerza
hasta que sintió la boca lo suficiente llena y tras liberar el miembro
de Jin de su boca sacó la lengua perversamente, dejando que una
enorme y pesada gota de saliva cayera sobre sus testículos y se
deslizara hasta abajo para un fin aún más delicioso.

La humedad de aquella gota se detuvo en la punta de pene de


Namjoon que se encontraba ya demasiado listo, y fue extendida
en la entrada de Jin con lujo de morbo, lenta y tortuosamente ,
haciendo que a ambos se les calentara la cabeza.-Ven...-sentenció
Namjoon, jalándolo de la nuca, doblando su cuerpo para que
pudiese ver como lo hacía.- Mira... como entro...-Dijo lamiéndose
los labios, y Jin con la mirada fija en el punto solo cerró uno de sus
ojos por el dolor, mientras el otro presenciaba la deliciosa invasión
a su cuerpo, milímetro a milímetro, centímetro a centímetro hasta
que la pelvis de Namjoon chocó contra sus nalgas, quedando
completamente dentro y eso lo estremeció porque lo sentía chocar
de forma demasiado dolorosa, como si fueran a romperlo en dos
partes

-D-duele~.- Gimió suplicante


-Fue demasiado?.- Preguntó el menor, complacido viendo como
Jin asentía, y le dio un respiro, saliéndose un poco, sujetando sus
tobillos con fuerza, y abrió lo más que pudo sus piernas antes de
comenzar el caos.

Jin lo mirada desde su posición, y su razón encontraba


inconcebible la escena, porque ese chico de piel impura y marcas
paganas estaba en medio de sus piernas, y pareció aún mas irreal
cuando el movimiento que empezó a hacer dentro de su cuerpo lo
comenzó a embriagar de placer, deseando cada vez más, un poco
más... solo un poco más.

Namjoon jadeaba hacia el cielo, respirando de forma pesada y


cerraba los ojos, porque ese cuerpo estrecho lo presionaba de tal
forma que toda esa electricidad le subía por la cabeza, casi
haciendo que le estallara y por su parte Jin, perdido en lo hermoso
que era ese hombre gemía ruidosamente, teniendo los
pensamientos más delicioso de su vida, y solo se resistía para
conservar una parte de él, que se perdió cuando Namjoon
aumentó la fuerza de las embestidas, haciéndolo gritar, haciendo
que su piel rebotara con violencia.

-Más...~-Gimió por lo bajo, sin atreverse a mirarlo


-¿Qué...?~- Preguntó Namjoon, mirándolo con los ojos entre
abiertos por el placer

-Más...~ por favor...~-Repitió sintiéndose sumamente


avergonzado, y esa expresión tan linda hizo que Namjoon tuviera
que respirar a un ritmo mas tranquilo o de lo contrario terminaría
demasiado rápido.

-"Mierda... porque lo pides así, imbécil"...-Pensó, subiendo el ritmo


de las estocadas.

-Pídelo...-Sentenció, llegando al fondo de su cuerpo con fuerza y


después saliendo lentamente en una serie de movimientos que le
arrancaban la razón al castaño.

-Más... más por favor...~-Suplicó y Namjoon completamente


sonrojado llevó sus manos a las caderas de Jin, presionándolo con
fuerza, fijándolo casi a los cojines para que su cuerpo no se
moviera demasiado, permitiéndole llegar hasta el fondo, mientras
gruñía, resistiendo, perdido en la expresión hermosa del de tez
clara.
-"Mírame bastardo".- Pensó, hablándole a Dios si es que existía.-
"Estoy profanando a uno de tus hermosos ángeles...".- Metió sus
dedos dentro de la boca de Jin, haciendo que los chupara, y el
mayor demasiado extasiado obedeció sin chistar, volviéndolo
loco.-"Fuck".- Pensó gruñendo, llevando esa mano húmeda al
miembro de Jin y comenzó a haciarlo con firmeza, llevándolo al
cielo.

-Va a salir...~-Gimió Jin, apretando los ojos con fuerza, mientras


comenzaba a salpicar la mano de su amante y su vientre, con el
líquido que hirviendo, salió de su miembro dándole la sensación
mas deliciosa de su vida. Namjoon aceleró las embestidas,
complacido por el líquido que mojaba su mano y comenzó a
embestirlo con demasiado fuerza, casi empujándolo fuera de los
cojines, como si fuese un animal salvaje, y Jin sujetándose de su
cuello resistió, abriendo correctamente sus piernas para él.

-Lo.. harás den..tro...?-susurró el castaño, con la voz cortada por el


brusco movimiento

-¿Lo quieres dentro?.- Dijo en medio de un quejido hermoso


-Si... por favor...

-Ahhhg... te odio.- Gruñó, inclinándose para besarlo, y tal como


Jin lo pidió lo dejó salir todo dentro de él, sintiendo los cálidos
labios del ángel que le regalaba su inocencia. Quería decirle algo
demasiado profundo, algo demasiado marica, incluso meloso...
pero no podía porque en su idioma no existían esas palabras.-
Eres mi hermosa perra sucia...-Fue lo único que dijo, y a pesar de
ello lo besó con cariño, pasando las manos por su cabello.- "eres
un ángel..."

Jin no dijo nada, se limitó a besarlo profundamente, a calmar su


respiración, con el cuerpo de Namjoon cayéndole encima, al igual
que el cielo sobre su cabeza.- "Padre mío... creo que... me he
enamorado del demonio..."

PARTE 17: GALLETAS


-Perdóname padre... porque he pecado.-sollozó

------------

-Ahhhg... te odio.- Gruñó, inclinándose para besarlo, y tal como


Jin lo pidió lo dejó salir todo dentro de él, sintiendo los cálidos
labios del angel que le regalaba su inocencia. Quería decirle algo
demasiado profundo, algo demasiado marica, incluso meloso...
pero no podía porque en su idioma no existían esas palabras.-
Eres mi hermosa perra sucia...-Fue lo único que dijo, y a pesar de
ello lo besó con cariño, pasando las manos por su cabello.- "eres
un angel...".- pensó

Jin no dijo nada, se limitó a besarlo profundamente, a calmar su


respiración, con el cuerpo de Namjoon cayéndole encima, al igual
que el cielo sobre su cabeza.- "Padre mío... creo que... me he
enamorado del demonio..."

El menor permaneció inerte, Jadeando entre las piernas del


mayor, tumbado como si sus últimas fuerzas hubiese sido
robadas, por eso se recargó en su pecho, escuchado el latido de su
corazon impaciente, que con el paso de los minutos se hizo breve,
cada vez mas apacible, y Jin, cansado bajó las piernas,
permitiendo que Namjoon pudiese tumbarse al lado de él,
mirándolo a los ojos, con duda, pero con cariño.

Jin estaba confundido, entre su culpa y la enorme fuerza que le


crecía en el pecho cada vez que miraba en rostro de su verdugo.
Era profano, irreal, casi masoquista hacerlo, pero no podía
evitarlo, y por primera vez en su vida se negó a pensar en ello,
cuando en otra época, incluso esa mañana misma hubiese
inundado su cabeza con pensamientos de arrepentimiento y
culpa, pero en ese instante se obligó a si mismo a no pensar en
ello, en su Dios padre, en su hermano, en la gente del pueblo, en
su fe... no pensó en nada, ni lo haría, porque en su cabeza existía
un solo pensamiento ya, y quería que se quedara de esa forma
aunque le diera miedo, y ese pensamiento era el de la forma en
que Kim Namjoon lo hacia sentir.

-Kim Namjoon...-musitó, obteniendo su completa atención.- Creo


que después de todo si tengo un poco de miedo...

-Porque...

-Porque siento que si dejo de verte... dejaré de respirar...

Namjoon sintió su corazon hacerse pequeño un momento, y


después, como nunca antes empezó a palpitar con fuerza,
estremeciendolo

-Deja de decir tonterías...

-No son tonterías... yo...no se como impedir que eso pase...


-Solo piensa en otra cosa...-Dijo tratando de disimular lo sonrojado
que estaba

-Si...

-Quiero hacértelo de nuevo...-musitó, mirándolo directamente a


los ojos, y tras ello se subió encima de él, para besarlo
profundamente, de forma lenta, con todo su cuerpo erizado por la
hermosa sensación que le subía por el cuerpo.- ¿Te duele
mucho...?.- Preguntó avergonzado

-No.- Mintió, sonrojado por las palabras el menor

-Entonces aguanta un poco más.- Dijo el exhausto chico de piel


morena antes de comenzar a morder el cuello de Jin una vez más,
haciéndolo arquear la espalda.

Namjoon no pensaba con demasiada profundidad, ni lo hizo en


las horas consiguientes a ello, en su mente solo existía el deseo de
estar dentro de Jin, de hacerlo suyo hasta que no pudiera hacer un
movimiento más, y no solo literalmente, porque tenía un único
deseo en el corazon aunque no pudiese aceptarlo y ese era que Jin
en ese momento tuviera el mismo pensamiento que él, que lo
deseara de esa forma tan enfermiza, y tan hermosa.

---------------

Cuando salieron de la casa del árbol no se dijeron nada, siquiera


se miraron, Jin se limitó a caminar tras él con la mirada gacha y
una sonrisa boba y se hizo aún mas boba, cuando Namjoon
sostuvo la linterna con una mano y con la otra lo tomo con cariño,
sin mirarlo, pues si lo hacia Jin se daría cuenta de la expresión
nerviosa que estaba haciendo.

Namjoon en realidad lo había hecho porque había visto que eso


hacían las personas cuando se querían, y aunque no había
admitido nada todavía la necesidad de tomarlo de la mano casi
estaba matándolo, por eso lo hizo, porque ya no tenía fuerzas para
nada pero aun podía tenerlo cerca de esa forma.

No dió explicación alguna de porque fue a dejarlo al convento, ni


de porque pasó a hurtadillas hasta su habitación, se limitó a
dejarlo en la puerta y sin previo aviso lo besó efímeramente en los
labios para salir corriendo, casi huyendo, dejando a Jin con una
sonrisa estúpida en el rostro.
Jin estaba embriagado, tanto que nada le importaba, nada...

-----------------

Cuando abríó los ojos esa mañana todo el cuerpo le dolía, y se


quedó mirando al techo completamente sonrojado pues ese dolor
provenía de lo que había pasado el dia anterior y eso le
demostraba que no había sido un sueño.

Corrió a asearse –tan rápido como su casi inválido cuerpo le


permitió.- se vistió y arregló, abrío la iglesia, formo a los niños,
recibió a los feligreses e incluso le dio los buenos dias a su
hermano, como si se le olvidara lo que había pasado entre ellos,
aunque claro que eso hizo enojar a ken, pero Jin no lo notó, no
podía notar nada, estaba inmerso en un sueño, un hermoso y
colorido sueño, que había sido pintado por esas manos, que lo
había acariciado de forma sublime, perfecta.

Despidió a los feligreses, acomodó las lonas, lavó pinceles, llenó el


cuenco, y suspiró, esperando...
Pensaba en como saludar a Kim Namjoon, estremeciéndome,
suspirando, decidiendo si debía sonreir o solo mirarlo bobamente,
y antes de que pudiera decidir lo vió entrar, con su hermosa figura
siempre vestida de muñecas a cuello, cubriendo sus tatuajes
perfectamente, y sus pesadas botas de cuero que hacían retumbar
sus pasos en la parroquia.

-B-buenos dias... Kim Namjoon...

-Hola...-Dijo como si nada, sin siquiera verlo, y pasó de largo,


subiéndose al andamio. Aquella acción desanimó un poco a Jin,
que había olvidado lo voluble que solía ser el menor, y
suspirando, con un poco de miedo lo siguió a la cima del
andamio, en donde lo encontró sacando de su morral una
pequeña caja color rosa con el nombre de la pastelería del pueblo
grabada.

-que... es eso?

-Toma...-Dijo sin más, dándosela en las manos

-Son...
-Galletas... no las pudiste probar ese dia... son buenas.- Dijo
lentamente, evitándole la mirada.- Estaba abierta la pastelería así
que...

-Gracias...-Dijo Jin aguantándose las ganas de gritar como una


niña loca y enamorada y Namjoon completamente sonrojado se
volteó hacia el mural, que casi estaba terminado.

Jin, como siempre se sentó en su esquina, viendolo con una


sonrisa

-¿Puedo abrirla?

-Es tuya, estúpido, claro que puedes.- Dijo sin perder su cara
sonrojada y Jin sonrió, sosteniéndola en sus manos con cariño

-Mejor no...-Sentenció

-Porque?
-Porque no quisiera acabármelas.- Dijo abrazando la caja como un
niño pequeño y en cuanto Namjoon lo vio se le subieron los
colores al rostro

-Mierda...-Dijo haciendo una mueca de molestia.- "¿porque eres


tan jodidamente lindo?"-Penso al tiempo que se acercaba a él, y sin
previo aviso se puso en cunclillas, tomándolo del mentón, y
comenzó a besarlo con impaciencia, con el deseo de comérselo ahí
mismo.

-Kim Namjoon... -Dijo entre besos.- Estamos en la parroquia...-


Apuntó avergonzado

-Ven aquí... -Dijo ignorándolo, llevando su mano a los botones de


su camisa

-N-no... por favor... estamos en la parroquia.- Suplicó tratando de


retroceder, pero Namjoon lo jaló, poniéndolo sobre sus piernas,
encontrando en su rostro un genuino gesto de preocupación y por
primera vez se preocupó por eso y desistió de desnudarlo,
llevando su mano al rostro del mayor.
-Sólo déjame besarte entonces...-Susurro sobre sus labios un
momento y tras ello volvió a besarlos de forma extraordinaria,
porque a diferencia de las veces anteriores lo hizo demasiado
lento, saboreándolo, sintiendo cada milimetro que sus labios
aprisionaban, saboreándolo todo, y Jin con la cabeza y el corazon
explotándole lo siguió, perdiéndose en sus labios, en el extasis
mas grande que había sentido alguna vez, y al que estaba
volviéndose adicto.

-Eres mío...-Dijo Namjoon mirándolo a los ojos cuando en realidad


quería decirle "te quiero".- Mi pequeña perra...

-Soy tuyo...-Respondió Jin, volviéndolo loco, y lo estrechó en sus


brazos con cariño, inclinándolo sobre el andamio y estando ahi
siguieron besándose sin importarles nada, solo el sonido de sus
saliva combinándose deliciosamente, hasta que el ruido de unas
pisadas los distrajo y después el sonido de alguien subiendo por la
escaleras.

Namjoon se incorporó, tomando un pincel en sus manos


malhumorado y Jin poniéndose alerta se incorporó también,
encontrando los ojos del padre Seejin tan solo unos segundos
después.
-Padre...-Dijo con culpa en la garganta

-Hijos míos, ¿como están?- Sonrió el anciano, mirando por un


momento a Namjoon y después dirigió su mirada al mural,
sonriendo aun mas.- Vaya... es hermoso...

-Si, lo és... el joven Namjoon tiene mucho talento, ¿no lo cree


padre?

-Vaya que si, hijo mío, es extraordinario

-Muchas gracias padre.- Dijo Namjoon a regañadientes, sin dejar


de pincelear

-¿Cuando lo tendrás listo?

-Me falta hacer los arcángeles del fondo y darle detalle a las
nubes... así que dos semanas más serán suficientes
-¿Tanto tiempo?

-Así es mi ritmo.- Sentenció, cuando en realidad podía terminarlo


en dos dias, pero quería estar con Jin.

-Ya veo... está bien... de todos modos la toma de votos será en tres
semanas...

-¿A que se refiere padre?- Preguntó seokJin

-Ah hijo mío no te lo dije, pero la toma de votos para que se


conviertan en mis colegas será aquí... así que quería revelar el
mural en la ceremonia, para hacerlo especial

-Ah...-Dijo Jin, bajándose de su nube, de la nube en la que estaba


tan inmerso y que había desaparecido en boca de aquel hombre,
era cierto... a pesar de todo lo que había pasado... tendría que
tomar sus votos y Namjoon...
Namjoon...

-En fin, solo quería supervisar el trabajo, por favor siga


esforzándose joven Namjoon

-Si padre.- Dijo viendolo bajar del andamio.

Ambos se quedaron en silencio, con la mirada gacha y Jin, con un


nudo en la garganta comenzó a pensar en lo que de verdad
depararía el futuro y comenzó a entrar en conflicto con todo lo
que había dentro de su cabeza, todo estaba mal, y no sabia que
hacer,el miedo había regresado a él.

-Kim Namjoon...-Dijo incapaz de mirarlo, apretando los puños


con nervios e incertidumbre.- Yo...

-Mírame...-Dijo Namjoon interrumpiéndolo, pero no podía


levantar la cabeza y ante ello el menor dio un par de pasos hasta
posicionarse enfrente de él.- Mírame.- sentenció

-N-no...-Murmuró casi inaudiblemente


-Mírame...

-Kim Namjoon...

-Mírame... SeokJin...-pronunció lentamente y al escuchar su


nombre, en los labios de su verdugo Jin abrió los ojos
sorprendido, mirándolo como se lo había ordenado. Después de
ello todo fue vacío en su cabeza de nuevo, porque Namjoon lo
tomó entre sus brazos, y no lo dejo continuar con lo que iba a
decir, se hundió en sus labios, con toda la intención de quitar esos
pensamientos de su cabeza.

-Kim Namjoon...

-Vámonos de aquí... voy a follarte...-Sentenció, dejando todo de


lado, y tras ello se lo llevó fuera de la parroquia, con prisa.

----------------
Un beso pequeño... después otro... y otro más, pero no era en sus
labios, eran en su cuello, en el lóbulo de su oreja, sentados
cómodamente en los cojines, recargados en la pared, y Jin, sentado
entre sus piernas, recargando su espalda en su pecho recibía las
caricias poco a poco, cerrando los ojos, disfrutándolo.

Namjoon no estaba tocándolo perversamente, solo lo distraía, y no


sentía deseos de tomarlo, por extraño que pudiese parecer se
encontraba en un pánico casi irreal por lo que el padre Seejin
había dicho sobre la toma de votos... porque Jin decidiera que
acabaría con ello de una vez por todas y no lo quería... no quería
que Jin decidiera irse, por eso lo besaba de esa forma, añorándolo,
distrayéndolo, llenándole la cabeza y todos los pensamientos con
su esencia.

-"No te lo entregaré de vuelta... maldito..."-Pensó, dirigiéndose a


Dios una vez más.- "No volverá a tu reino... no volverá a tu
gracia... ahora me pertenece... y me fundiré con él, hasta que los
dos estemos tan malditos que no nos permitas entrar en tu cielo"

PARTE 18: A DREAM


-Por mi culpa... Por mi culpa... Por mi gran culpa...
-----------
Su cuerpo estaba cansado, y dolía.

A pesar de ello no le dijo nada al de piel morena, quería seguir ahí


sintiendo sus preciosos besos hasta que las fuerzas se le fueran por
completo. Sin embargo Namjoon pudo notarlo, por eso se limitó a
estrecharlo entre sus brazos, dándole repetidos besitos en los
labios, en el rostro, en el cuello, sin atreverse a tocarlo más allá de
eso.

-Tu cuello es muy largo...-Dijo el menor, pasando su nariz y sus


labios por la piel de aquella zona, haciendo que Seokjin suspirara
extasiado, al tiempo que tomaba su mano para entrelazar los
dedos con los suyos.

-Tus dedos también lo son.- Dijo Jin, mirando sus manos


entrelazadas con una sonrisa.- ¿Por eso puedes pintar de esa
forma?

-No lo sé... tal vez sea una de las razones...

-Que envidia...
-No tiene nada de envidiable, es algo que muchos podemos
hacer...

-Pues yo nunca había visto algo como lo que tu haces...

-Pintar?

-No... -Dijo sonriendo.- Enamorar a las personas con lo que tus


manos crean...

-Yo no enamoro a nadie, tonto...

-Claro que si, cada vez que he visto a alguna persona ver tu
trabajo siempre hacen la misma expresión: "wooooow...", "es
hermoso", "magnífico", "que trabajo más bello"

-Lo hacen por compromiso

-No creo que sea por esa razón...-Dijo incorporándose y tras ello
volteó a verlo, con una sonrisa en el rostro
-Tu también tienes ese talento...-Dijo por lo bajo, y al no poder
escucharlo con claridad SeokJin ladeó la cabeza, curioso

-No te escuché.- Dijo haciendo una linda y seria expresión que le


abrió la mirada a Namjoon, quien se levantó impaciente,
haciéndole ademanes de que no se moviera

-Quedate así... no te muevas, ni un músculo...-Sentenció, trayendo


en sus manos lapiz y papel y tras ello se acomodó a un lado de la
estatua que era seokJin.

-Ki...

-Shhh!.- Dijo Nam haciéndolo enmudecer y comenzó a trazar


impaciente, dejando como único sonido el ruido de los trazos
sobre el blanco papel, llenando la casa del árbol, hasta que
después de unos minutos de difuminación improvisada con el
dedo sonrió, gateando hasta donde Jin se encontraba, y con una
expresión casi infantil en el rostro le mostró el dibujo: un retrato
de él, con esa expresión tan bonita.
-Waaao....-Dijo Seokjin tomando entre sus manos el papel.- ¿De
verdad soy yo?

-No, es un chico en el que acabo de pensar

-Ahhh...-Dijo con genuina decepción y eso hizo reír a Namjoon

-Claro que eres tu, ¿porque eres tan estúpido?

-Lo siento... pensé que lo decías en serio.- Dijo haciendo una


mueca de vergüenza y tras ello regresó su mirada al dibujo.- Es...
increíble lo que puedes hacer, insisto

-Yo solo dibujo lo que veo... -Dijo sin más, haciendo que seokjin se
ruborizara y soltara una pequeña risita.- ¿qué?

-Nada...-Dijo sin poder desaparecer esa sonrisa.- Es que... eres la


única persona que alguna vez ha pensado que soy... así...
-no es que lo piense, es que lo eres, ¿Jamás te haz visto en un
espejo, idiota?

-Pues si... varias veces pero... esto no es lo que veo ahí...-Dijo


haciendo una mueca agridulce

-¿Entonces que se supone que ves?.- Dijo Namjoon haciendo una


mueca de extrañeza

-Mmmmh...-masculló, tomando una de las hojas del cuaderno de


Namjoon y un lápiz y tras ello hizo una mueca graciosa dibujando
algo rápidamente sobre el papel y tras ello se lo entregó a
Namjoon, quien soltó una pequeña risita, porque había dibujado
un muñequito de palitos con dientes afilados y cuernos.

-Quisieras verte así de rudo...-Dijo devolviéndole el dibujo y tras


ello suspiró.- Un niño demonio entonces... ja...-Dijo acercando se a
él.- Pues lamento decirte que no luces así... no importa lo que la
gente del pueblo te haya dicho, los demás niños, los padres,
incluso tu mismo... no luces de esa forma, tu aspecto es
sumamente más estilizado e inofensivo, porque eso es lo que eres,
sólo que no te dejan verlo...
-Kim Namjoon...-Dijo sorprendido, pero Namjoon estaba con la
mirada en el suelo, pensativo

-La gente de este pueblo siempre ha de juzgar a todos, lanzando


piedras con conciencia de que lastiman, aun cuando la palabra de
su Dios dice "quién esté libre de pecado que lance la primera
piedra".- Dijo soltando un pesado suspiro, y continuó.- Lo que
más me jode de todos ellos es que no son idiotas... siempre han de
descargar sus dogmas estúpidos y sus frustaciones con la
criaturas...como hicieron contigo y...

-Contigo también...-Dijo seokjin, completando la frase y Namjoon


alzó la mirada, encontrando unos ojos compasivos.

-Deja de mirarme de esa forma, o te golpearé en la cara.- Gruñó,


pero Seokjin no se inmutó, ladeó la cabeza, sonriendo ligeramente.

- Creo que en este momento veo un poco de mi reflejo.- Musitó y


Namjoon no pudo responderle, se quedó mirándolo, con un
sentimiento de nostalgia en el pecho.- Aunque no se exactamente
porqué...
-No tienes que saberlo...-Apuntó, irritado

-Quisiera...

-Hay muchas cosas que todos quisiéramos

-Lo que no quieres decirme es la razón por la cual tu madre se fue


contigo de aquí...¿Porqué?

-Eso es algo que no te incumbe...-Gruñó, dirigiendo su mirada a


otro lado

-Tu sabes la razón por la cual fui llamado niño demonio... ¿Por
qué yo no puedo saber lo que pasó contigo?

-Te dije que no podías preguntar nada...

-Eso no es una respuesta que...


-Porque no!- Gruñó, perdiendo la paciencia ante sus insistencia y
ante eso Jin bajó la mirada con tristeza, provocándole a Namjoon
un nudo en la garganta.- No tiene importancia ya... así que deja de
preguntar sobre eso antes de que me hagas enojar

-Si... señor.- Dijo Jin sin mirarlo de vuelta, observando el dibujo a


lápiz que acaba de hacer de él

-Ahhh... suspiró Namjoon ligeramente hastiado de la situacion, no


solo por la insistencia de Jin sino porque de repente verlo triste lo
hacía sentir mal.- Ven aquí...-Dijo extendiéndole la mano

-No... quiero...-Dijo Jin sin siquiera mirarlo

-Dije que vengas...-Gruñó

-No quiero...
-¿Quién carajo te dijo que aquí importa lo que quieras o no?!- Dijo
exasperándose, reluciendo la poca paciencia que poseía, y Jin,
apretando sus labios con impotencia se levantó, caminando hasta
él, poniéndose de rodillas enfrente de él para quedar a su altura,
pero no lo miró y al ver esa expresión de desafío Namjoon lo jaló
del brazo, estrechándolo entre sus brazos y lo besó
profundamente, pero Jin no le correspondió, estaba enojado

-Bésame... -Dijo Namjoon hundiéndose en sus labios de nuevo,


pero Jin no respondió y ante su negativa lo dejó ir, levantándose
de forma hastiada.- Bien como quieras.- Dijo el de tez morena,
tomando sus cosas para irse, ni siquiera había anochecido, ni
siquiera era hora de comer, pero él se disponía ya a dejar la casa
del árbol, se colgó la mochila en la espalda y se precipitó a la
puerta, en realidad no quería irse pero era nuevo en todo aquello,
estaba comenzando a enamorarse y todas las emociones que ello
conlleva no las sabía manejar porque nunca antes lo había sentido,
menos una pequeña pelea, cuando estaba acostumbrado a ser el
amo y señor.

A pesar de ello hizo una pausa en la puerta y le dio un fuerte


golpe al arco de madera, haciendo que la casa del árbol soltara
finos hilos de polvo acumulado en el techo, haciendo que Jin se
asustara por un momento, pero no lo volteó a ver ni un segundo,
suspiró pesadamente, haciendo una pausa.
-¿Haz... leído los miserables...?-Dijo sin más, desconcertando al
castaño

-¿Que?

-Que si haz leído a los miserables, sordo de mierda.- Dijo de


repente, mirándolo fijamente.- Es un libro de Victor Hugo

-Yo... lo leí hace mucho tiempo...

-Ya veo...-Dijo haciendo una mueca ironica.- Pues... hicieron un


musical muy bueno en base a ese libro, me imagino que con lo
marica que eres debes conocerlo

-No... lo siento, no lo conozco

-Bueno... como sea.- Dijo ligeramente hastiado.- Tal vez deberías


escucharlo, es muy bueno, en especial una canción que se llama "I
dreamed a dream".- Murmuró y Jin le puso demasiada atención a
esas palabras, porque sabia que había algo detrás de ellas.- Mi
madre... solía llorar mucho con esa canción... -Sentenció
finalmente, dejando la casa del árbol antes que Jin pudiese
responderle, y lo dejó solo.

---------------

Jin pensó en ir a buscarlo a su casa, porque después de todo


quería verlo, y sin embargo sabia que no debía hacerlo porque
después de todo seguía siendo su verdugo y probablemente le
daría una paliza por ir a molestarlo, así que se limitó a ir a la
parroquia, tratando de distraerse de sus ganas de ir a buscar a
Namjoon.

Pensaba en lo último que le había dicho, sobre el libro de los


miserables, así que fue a buscarlo a la sacristía, en donde debía
estar, y ahí encontró al padre Seejin organizando unos
documentos.

-Hijo mío, ¿que haces aquí?

-Ah Buenas tardes padre, yo... vine a buscar un libro


-Ya veo, pasa.- Dijo el hombre juntando varias hojas de papel en
sus manos

-Con permiso.- Dijo cerrando la puerta tras de sí y se dirigió al


librero en donde colocaban siempre las novelas clásicas, estuvo
algunos minutos buscándolo pero no encontró nada y ante su
búsqueda fallida se volteó hacia el padre.- Padre, sabe en donde
esta el libro de "les miserables"

-Ah... ese libro se lo he prestado a la madre Lee, lo necesitas?

-No... solo.. quería ver algo..

-Esta bien.- Dijo el hombre que se distrajo por el sonido de alguien


tocando a la puerta.- Pase.- Indicó el hombre, sonriendo al ver a
los dos monaguillos que le ayudarían en la misa de la siguiente
hora.- Hola mis niños, pasen, estaré listo en un momento.

Las dos cara infantiles los reverenciaron y El castaño les sonrió de


forma amable, viéndolos tomar asiento en un pequeño sillón y
tras ello notó que al lado del sofá, sobre una pequeña mesa se
hallaba la vieja computadora de la iglesia.
-Padre... cree que pueda usar la computadora un momento?

-Tu usando la computadora?

-Si...

-Ah... claro hijo mío

-Gracias...-Dijo acerdandose con cuidado, y entonces una enorme


mueca de duda se hizo presente en su rostro

-Hijo mío... debes presionar el botón de encendido, ese con la luz


verde...-Dijo el padre Seejin sonriendo

-Ah, si claro...-Dijo presionándolo y tras ello la pantalla se


encendió
-Woo...-Dijo mirando con curiosidad mientras los dos niños se
reian por lo bajo

-Hijo mío... ¿necesitas ayuda?

-Yo... am... no...-Balbuceó, presionando teclas al azar sin abrir el


navegador y los niños se palmearon la cara.- Bueno si... creo que
si...

-Mis niños, ¿alguno de ustedes puede ayudar al hermano Jin, por


favor?- Apuntó el padre Seejin y en el instante los dos niños
sonrientes se le pusieron a los lados

-¿que es lo que quiere hacer, hermano?.- Preguntó uno de ellos

-Yo.. amm.. quisiera escuchar una canción

-Ah... vale.- Dijo el otro, abriendo el navegador y tras ellos tecleó


"youtube", esperando un par de minutos a que el cacharro pudiera
abrir la pagina.- ¿Como se llama la canción?
-I dreamed a dream.- Dijo Seokjin sin estar muy seguro de la
pronunciación aunque para su sorpresa si era el nombre correcto

-Ya está hermano, ahora solo tiene que darle click aquí y
comenzara a sonar

-Gracias...-Dijo dando click y en cuanto la voz comenzó a cantar se


dio cuenta de que estaba en inglés, sacando a flote su decepción

-¿Que pasa?

-Es que quería saber que dice pero... está en ingles...

-Ah... puede activar subtítulos, mire.- Dijo el otro niño,


moviéndole cosas extrañas a la pequeña pantalla del video y tras
ello comenzaron a parecer subtitulos en coreano.

- Wao... la tecnología es increíble.- Dijo el sonriente castaño


mirando la pantalla mientras los niños reían
-Bueno niños es hora de irnos

-Muchas gracias niños, se los agradezco

-De nada padre.- Dijeron ambos saliendo de la sacristía con el


padre Seejin.- para poner la canción desde el principio solo mueva
la bolita del video hasta donde dice 0

-Ah, gracias!.- Gritó, y cuando escuchó la puerta cerrarse subió el


volumen de la bocina y volvió a dar click para que la canción
comenzara de nuevo. Una suave melodía, con una mujer con una
muy fea peluca se paraba frente al público, y a pesar de su aspecto
su voz era sencillamente hermosa, y la letra, traducida para que
pudiera entenderla comenzó a aparecer, captando toda su
atención:

There was a time when men were kind

Hubo un tiempo en que los hombres eran buenos

When their voices were soft
En que sus voces eran suaves

And their words inviting

Y sus palabras me invitaban

There was a time when love was blind

Hubo un tiempo en el que el amor era ciego

And the world was a song

Y el mundo era una canción

And the song was exciting
Y la canción era emocionante

There was a time

Hubo un tiempo...

Then it all went wrong

Pero después todo se arruinó

SeokJin ladeó la cabeza, frunciendo el ceño, pues pensó que la


canción sería una de felicidad, y... no lo era

I  dreamed  a  dream  in  time  gone  by...

Hace mucho tiempo tuve un sueño

When  hope  was  high  and


life  worth  living
En el cual la esperanza era grande y la vida digna de ser vivida

I  dreamed  that  love  would  never  die

Soñé que el amor nunca moriría

I  prayed  that  God  would  be  forgiving

Recé porque Dios... fuera indulgente

Then  I  was  young  and  unafraid

Entonces yo era joven, y no tenía miedo

And  dreams  were  made and  used  and  wasted

Y los sueños eran hechos, usados y gastados

There  was  no ransom  to  be  paid

No había nada que pagar

No  song  unsung, no  wine  untasted


No había cancion sin cantar, no había vino sin probar

But  the  tigers  come  at  night

Pero los tigres por la noche llegan

With  their  voices  soft  as  thunder

Con sus voces como truenos

As they  tear  your  hopes  apart

Y hacen trizas tus esperanzas

And they  turn  your  dream  to  shame

Y convierten tus sueños en vergüenza...

He  slept  a  summer  by  my  side

Él durmió un verano a mi lado

He  filled  my  days  with  endless  wonder


Él llenó mis dias de maravilla infinita

He  took  my  childhood  in  his  stride

Él tomó mi niñez a su paso

But  he was  gone  when  autumn  came

Pero se fue... cuando el otoño llegó

Still  I  dream  he'd  come to me

Y yo aun sueño con que el volverá a mi!

That  we  would  live  the  years  together

Que pasaremos nuestros años juntos

But  there  are  dreams  that  cannot  be

Pero es un sueño que no puede ser

And  there  are storms we cannot  weather


Y tormentas imposibles de soportar

I  had  a  dream  my  life  would  be

Soñé con que mi vida seria...

So  different  from  this  hell  I'm living

Tan diferente al infierno que vivo ahora!

So  different  now  from  what it  seemed

Tan diferente de esta vergüenza

Now  life  has  killed  the  dream  I  dreamed.

Ahora la vida ha matado el sueño que... soñé.

Cuando la canción acabó una ovación de aplausos inundó las


bocinas, y Jin, en otro momento seguramente se hubiese sentido
cautivado por la voz tan bella que aquella mujer poseía, pero en
ese momento se encontraba pensativo, porque Namjoon estaba
diciéndole con esa canción... razón de que su madre se hubiera ido
del pueblo...
-Namjoon entonces tu...

PARTE 19: UN VIAJERO


-Va a  dolerte...
-No importa.
--------

SeokJin se puso la pijama, mirando por la ventana de forma


nostálgica, habían pasado algunas horas apenas desde que había
visto a Namjoon y ya lo extrañaba, y en cierta parte se arrepentía
de haber rechazado sus besos, pero en ese momento de verdad
sentía que Namjoon lo hacía a un lado y por alguna razón no
pudo con ello.

Suspiró, abotonando el último de los pequeños botones de su


pijama y se metió entre las sábanas, apagando la lámpara de su
buró, y la luz taciturna de la luna se apoderó de la habitación
tímida y tenuemente, mientras él con la mirada en el techo
pensaba en la letra de aquella canción que había escuchado
repetidas veces esa tarde.

- I dreamed a dream in a time gone by~...-Cantó por lo bajo,


pensando en el significado de aquella letra, y sin embargo no se
atrevió a hacer del todo conclusiones porque eso sería precipitado,
pero se alegró, porque a pesar del trato, Namjoon le había contado
lo que pasó con su madre... con esa canción.

Apenas estaba cerrando los ojos, cuando un sonido a su derecha


llamó su atención y entonces encontró una sombra que cerraba la
ventana en silencio, provocándole casi un infarto.

-¿q-qué?!.- Dijo siendo interrumpido por la mano de Namjoon


tapándole la boca

-Cállate, perra escandaloza.- Dijo sonriendo, y tras ello le quitó la


mano de los labios, sólo para sustituirla por su boca, en un
profundo y sorpresivo beso, que lo embriagó de repente,
haciéndolo poner una cara de tonto. Namjoon se hundió en su
boca poco a poco, moviendo sus labios lentamente, disfrutándolo
al grado que suspiraba preciosamente, comiéndose los labios del
castaño, empujándole el rostro con los impactos hasta que lo llevó
hasta la pared, subiéndose en la cama con él, y finalmente lo soltó,
quedándose a milímetros de su rostro, para poder verlo a los ojos
en medio de la tenue luz colándose por la ventana.-Hola...-Jadeó
el de tez morena, con las mejillas sonrojadas

-Hola...
-¿Estabas durmiendo...?

-No... estaba por hacerlo

-Que bien.- Susurró, dándole un pequeño beso en los labios.-


Porque he venido a follarte...-Dijo sonriendo, y tras ello llevó sus
dedos a los botones de la pijama de Jin, con tranquilidad.

-Yo... escuché la canción.- Dijo suavemente y eso llamó la atención


de Namjoon, que cambió su semblante a una sonrisa agridulce

-Ah, si...?, qué bien.- Continuó

-No... entiendo el inglés pero... vi la letra...

-Ya veo...-Dijo abriendo su pijama por completo, dejando expuesto


su torso

-¿Por qué... tu madre lloraba con esa canción?.- Preguntó aunque


la respuesta fuera obvio y ante aquella pregunta Namjoon hizo
una pausa, bajando la miraba hacia su pecho, pero ya no lo veía a
él, su mente estaba muy lejos de ahí, tal vez en sus recuerdos, y
tras una larga, casi incomoda pausa sonrió a medias con un
resoplido discreto.

-Porque "parecía que esa canción la habían escrito para ella..."

-Ya veo...

-"Un viajero pasó por el pueblo... tenía el color de la tierra y una


sonrisa que opacaba al sol, era galante, era gallardo, y en medio de
sus palabras de amor me perdí, sin miedo".- Dijo sonriendo
agridulcemente, y tras ello continuó.- "Él tomó mi niñez, y la
moldeó a su conveniencia, pero después, cuando el otoño llegó
tuvo que partir, con la promesa de que algún día regresaría por
mí, pero no lo hizo, y con el paso de los meses ese volver por mi se
convirtió en nosotros..." eso fue lo que decía su última carta

-Ella...

-Ella se embarazó como una estúpida, de alguien ajeno a este


pueblucho... y ¿cual fue el resultado?!.- Dijo con resentimiento,
apretando los dientes.- Un bastardo de piel impura... hijo de la
perversión...

-Un niño que tenía el color de la tierra...

Namjoon rió irónico, dando un pequeño resoplido.- Perdió su


dignidad como mujer y dio a luz a la deshonra, y en este pueblo
no hay lugar para la deshonra, menos en la casa de Dios, por eso
se fue... me llevó a cuestas con ella a la ciudad cuando se dio
cuenta de que yo crecería escuchando que era un pecado
encarnado...-Dijo apretando los dientes discretamente, tratando de
tranquilizarse

-Namjoon...

-Ella dijo que quería lo mejor para mi pero en cuanto comencé a


crecer se dio cuenta de que me parecía al rostro de su estúpido
amor y eso la hizo sufrir, dijo que yo era un demonio, que
seguramente aquel viajero la había seducido para que diera a luz a
su hijo y que ahora debíamos pedir perdón al cielo, ella por
dejarse seducir... y yo... por haber nacido de esta forma... -Dijo
tragando en seco, mirando sin mirar, porque se encontraba
inmerso en sus recuerdos.- "Solo Dios puede salvarte mi niño... y
con esto, él estará siempre contigo" fue lo que dijo cuando le pagó
a ese tatuador bastardo para que me hiciera la cruz en la espalda...
sangré... por 5 días seguidos... pero a ella no le importó... me hizo
leer la biblia completa, cientos de veces y cuando eso no fue
suficiente me obligó a aprender latín para poder leerla en el
idioma original... y ¿sabes qué aprendí de todo eso? Que Dios
jamás estuvo conmigo y no podía estar porque él no existe y si
existe... seguramente me odiaba más que a cualquier otro ser...

-Nuestro padre...

-"Nuestro padre" ...-Interrumpió.- Mi padre es un hijo de puta que


debe andar viviendo la vida plácidamente sin saber que dejó un
hijo en el pueblucho que una vez visitó, o con suerte habrá muerto
de una hórrida manera, mientras el tuyo... -Dijo mirándolo con
rencor, un rencor que el castaño no merecía pero que no podía
contener, y a pesar de esa mirada Seokjin se acercó tomándolo por
sorpresa, y lo abrazó con fuerza.

-Suéltame, imbécil.- Gruñó

-Tú no eres un pecado... no lo eres...

-Suéltame.- Volvió a gruñir, tratando de quitarse los brazos, pero


SeokJin se aferró con fuerza, impidiéndoselo.
-Tú no eres un demonio, no eres un bastardo, tú...

-Sí lo soy.- Dijo de repente, con la voz cortada y al escuchar ese


tono el corazón se le partió a Jin, tanto que no se atrevió a soltarlo
al menos hasta que el cuerpo de Namjoon se relajó un poco de
repente

-No lo eres... no lo eres.- Insistió, estrechándolo entre sus brazos

-Ella...-continuó.- Me hizo ver lo mucho que creía en su Dios, le


rezaba, le pedía... le suplicaba cada segundo de cada día... y al
final nada de eso sirvió, porque es incapaz de entrar a su cielo...

-Porque...

-Porque ella se arrojó de la azotea...-Dijo metido en su pecho, y


comenzó a sollozar quedito, haciendo que el corazón de Jin se
rompiera en mil pedazos.- Tío no lo sabe, yo la encontré cuando
iba a hacerlo... -Dijo llorando y Jin con angustia abrazó su cabeza,
llorando.- No me escuchó, dijo que iría con Dios a pedirle que la
perdonara y se lanzó... le dije a la policía que se había caído por
accidente así que Tío le pide a Dios todas las noches que la tenga
en su gloria.- Continuó, con la voz cortada por el doloroso llanto.-
Pero los que suicidan no van al reino de Dios...

-Namjoon...

El de tez morena no respondió, se quedó sollozando sobre el


pecho de su refugio, de forma insufrible, inerte, pero sumamente
dolorosa, y Jin, sin poder hacer nada por él se mantuvo
abrazándolo con fuerza a su cuerpo, acariciando su espalda, y su
cabello, hasta que el cansancio terminó por vencer a ambos.

----------------------

El sol entró por la ventana con demasiada fuerza, despertando a


Jin, y lo primero que vió al abrir los ojos fue un rostro de tez
morena, plácida y profundamente dormido, y al verlo se sonrojó
demasiado, con el corazón empezándole a latir como un loco,
mientras Namjoon apenas arrugó la nariz un poco, volviendo a su
expresión preciosa, completamente hundido en la almohada que
ambos compartían, al igual que la sábana que los cubria.
Aunque ese sueño no le duró demasiado, el sol estaba demasiado
arriba y eso solo significaba que... era tarde

Muy tarde.

Saltó de la cama como alma que lleva el diablo, asomándose por la


ventana, viendo a los niños entrar formados al convento y eso le
erizó la piel, estaba en problemas.

-Padre mío...-susurró preocupado cuando tocaron a la puerta, y


aquel sonido despertó a Namjoon que encontró a SeokJin con una
cara de pánico gigantesca

-Hey, ¿qué pasa?

-N-no me levanté y tú estás aquí y ¡alguien está tocando a la


puerta!-Susurró alterado

-Pues diles que te sientes mal...


-¿Qué?

-Finge estar resfriado, sólo haz cara como de que te mueres.- Dijo
levantándose de mala gana y tomó la jarra de agua, metiendo la
mano para salpicarle la cara, cuando la persona detrás de la
puerta volvió a insistir.

-Listo, tienes sudor en la cara, ahora habla como si estuvieras


muriendo.

-¿Y qué harás tú?

-Yo me esconderé bajo la cama.- Dijo agachándose.

-¡K-kim Namjoon!

-Hermano SeokJin, ¡¿está ahí dentro?!

-S-sí! Ya voy.- Dijo nervioso y tras ello puso la cara de malestar


mas patética que pudo y abrió la puerta.
La madre Lee estaba del otro lado y lo miró con preocupación.- P-
por Dios hermano, ¿qué tiene?

-No lo sé, hermana... me siento terriblemente mal.- Dijo fingiendo


dolor.

-¡Dios bendito, está sudando! Debe tener fiebre.- Dijo acercando su


mano pero Jin se alejó discretamente.

-No madre, no quiero que se contagie.

-Pero si te ves muy mal, déjame atenderte.

-No hace falta madre, de verdad, estaré bien, sólo necesito


descansar...

-Hijo mío... pobre de ti, iré a buscar ahora mismo al doctor.


-Si... madre...-Dijo casi muriendo.- Madre... el padre Seejin.

-Ah, él me dijo que viniera a buscarte porque no asististe a misa,


iré a decirle ahora mismo que estás enfermo.

-Muchas gracias, Madre.

-No hay de qué, hijo mío, vuelve a la cama, volveré con el doctor
en un rato.- Dijo emprendiendo su camino con prisa y Jin cerró la
puerta, con una nube de bruma en la cabeza: acababa de mentirle
a la dulce madre Lee, y su vergüenza sólo fue más grande cuando
Kim Namjoon salió de debajo de la cama, riendo.

-¡No entiendo de que te ries!

-¿Cómo que de qué? Tu actuación es pésima.- Dijo levantando la


jarra de agua y comenzó a beber generosamente, sin dejar de
sonreír.

-Acabo de mentirle a la madre, soy una pésima persona.- Dijo


quitándole la jarra y bebió impaciente, con culpa.
-Si, eres el peor de todos...

-Te odio...

-Ya sé.- Dijo cinicamente y tras ello lo jaló del brazo, estrechándolo
en sus brazos.- Ven aquí.

-Kim Namjoon, si alguien vuelve y te ve aquí, habrá problemas.

-Me importa un carajo.- Dijo hundiéndose en sus labios a pesar de


la renuencia de Jin, que poco a poco se disipó con la deliciosa
sensación que le brindaba esa boca.

-Kim Namjoon...-murmuró, sintiendo como Namjoon llevaba sus


manos a sus piernas, como sus dientes pasaban por la piel de su
cuello, lentamente.
-Namjoon, sólo Namjoon...-Dijo el menor, cargándolo por un
momento y tras ello se lo llevó a la cama, recostándolo poco a
poco.

-Namjoon...

-Dime...

-No... lo hagas...-Dijo estremeciéndose, siendo despojado de la


ropa poco a poco a pesar de sus suplicas.

-Shhh... tardaremos más si te resistes.- Dijo el menor sonriendo y


tras ello lo desnudó completamente, admirando su cuerpo unos
momentos. Más aún su erección preciosa de punta semi-rosada,
de la cual un pequeña gota deliciosa se asomaba.

Llevó su boca a la de Jin unos momentos, metiéndole la lengua de


forma sumamente morbosa, mientras el castaño, extasiado luchó
con la misma unos momentos, antes de sentirla en su cuello, en su
pecho y después en su vientre bajo, avergonzándolo.- Namjoon...~
detente... por favor...~
-¿Cómo puedes pedirme eso?... ¿Sabes lo dolorosa que es un
erección en la mañana?.- Dijo sonriendo y tras ello tomó su pene
entre sus manos para comenzar a masturbarlo lentamente,
haciéndolo gemir hacia el cielo.- mmmmh...~

-Mierda... -Dijo Namjoon al ver su expresión hermosa de


sufrimiento y placer y tras ello agachó la cabeza, aprisionando la
erección entre sus labios. Primero la punta, de forma lenta,
completamente húmeda, y después... esa humedad fue mojando
toda la extención de la erección de Jin hasta que estuvo
completamente dentro.

-Namjoon...~.- Gimió Jin arqueando la espalda, y el menor


aumentó los movimientos de su cabeza, de arriba abajo,
complacido. Completamente encantado. El sabor de la erección de
Jin le llenaba todas las papilas, haciéndolo salivar como un lobo
hambriento, porque amaba ver sus caritas, provocarle sensaciones
sucias, tan sucias como los pensamientos que inundaban su mente
cada vez que lo veía desnudo. El pene de Jin comenzó a palpitarle
sobre la lengua, extasiándolo aún más, pero sabía que si seguía Jin
terminaría, y eso no podía pasar, no aún.

Sacó la erección de su boca de repente, dejando colgado un grueso


hilo de saliva de su boca, que se rompió mientras se ponía de pie,
y jaló al embriagado castaño, incorporándolo, poniendo su mano
en la cabeza para obligarlo a arrodillarse.
-¿Qué... haces?.- Dijo Jin avergonzado

-Algo que deseo desde hace demasiado...-Dijo jadeando, y liberó


la erección de su pantalón, haciendo que su pene quedara enfrente
de la cara de Jin, avergonzándolo.

-Namjoon... -Chilló avergonzado

-Abre la boca...-Gruñó complacido y el castaño, muerto de


vergüenza entreabrió los labios ligeramente, cerrado los ojos.-
Abre más...-indicó Namjoon, tomándolo del mentón y de la frente,
con suavidad y el mayor obedeció, abriéndola mínimamente,
impacientándolo un poco.- Jin...-Dijo, llamando su atención.-
Mírala... tiene que caber en tu boca... así que abre...-Dijo
perversamente y el mayor en completa incandescencia apretó los
ojos un momento, animándose a sí mismo a hacerlo
correctamente.

-¿Y si te muerdo?

-No me vas a morder...


-¿Cómo lo sabes...?

-Porque sólo tienes que usar los labios, entiendes? Cuando entre
sólo chúpalo, como harías con un dulce..

-¡Eso es muy sucio!

-Sólo era un ejemplo.- Dijo sonriendo, acariciándole los labios, con


deseo. -Anda... Abre grande...

Jin obedeció, abriendo lo más grande que pudo y Namjoon con


una sonrisa introdujo su pene dentro de la boca de Jin,
lentamente, aunque pudo apenas meter la mitad antes de que Jin
comenzara a ahogarse

-¡Vas a matarme!

-No lo haré, marica.


-D-deja que yo lo haga, ¿esta bien?.- Dijo haciendo un puchero.

-Esta bien, hazlo.- Dijo soltándole la cabeza y Jin, dudoso, tomó la


erección de Namjoon entre sus manos, dándose cuenta de que era
la primera vez que la tocaba así y que la veía con detenimiento.
Era grande... mucho... y gruesa... por eso temió. Definitivamente
moriría ahogado por eso... pero tenía que intentarlo, así que tras
haciarlo un par de veces abrió un poco sus labios y tras ello
comenzó a chupar quedito, estremeciendo a Namjoon.

-Aahh...-Gimió Namjoon, casi gruñendo, dirigiendo su rostro


hacia el cielo, mientras Jin moviendo su cabeza sentía embriagarse
por el morbo de su deliciosa acción.- Hazlo más profundamente,
sé que puedes...-Dijo Namjoon, presionando su cabeza un poco y
Jin, tomando la erección con una mano intentó
hacerlo, más profundo, ejerciendo más presión y cuando lo hizo
Namjoon volvió a gruñir, complacido.- Ahhh... así... así...~.- Dijo
acariciando su cabeza, viendolo con una expresión tan morbosa
que Jin creyó que tendría un orgasmo con sólo verla, era
demasiado para su cerebro, estaba ahí de rodillas, con el pene de
Namjoon dentro de su boca y encima de eso estaba chupándolo a
placer, presionando, humedeciéndolo todo para hacerlo sentir
bien, para hacerlo palpitar sobre su lengua y eso comenzó a
embriagarlo, estaba convirtiéndose en un pervertido, y por su
parte Namjoon lo miraba desde arriba, viendo esos labios rosas
succionar con fuerza, rodeando toda su extención.

-Pensar que... quería romperte la boca...~ ahora quiero hacerlo de


otra... forma.- Jadeó complacido, mirándolo fijamente y sus
palabras avergonzaron al castaño, que hizo una pausa.

-No digas esas cosas...-Dijo haciendo un puchero pero Namjoon


no lo dejó continuar, dirigió de nuevo su erección a su boca,
metiéndola de nuevo y Jin, obedeciendo, siguió chupando con
fuerza, extasiándolo.

-Mierda... lo haces... demasiado... bien~- Jadeó, apretando un poco


los puños, al tiempo que su erección comenzó a palpitar sobre la
lengua de Jin. Punzante... caliente.- Sigue...~

SeokJin cerró los ojos, haciéndolo con más fuerza, masturbando al


mismo tiempo con las manos lo que no podía caberle en la boca y
Namjoon comenzó a estremecerse.- Es...pera... voy a... terminar.-
Dijo Namjoon tratando de sacarla de su boca, pero Jin lo siguió
chupando con fuerza, demasiada fuerza.

-I..dio..ta... no~.- Gimió Namjoon, mirándolo, y tras ver esa cara


que lo deseaba tanto no pudo contenerse más. Explotó dentro de
su boca, gruñendo hacia el cielo, presionando su cabeza, y toda la
boca de Jin fue llenada cálidamente, por ese líquido que empezó a
escurrirle de los labios.
Jin lo dejó ir, mostrándole a Namjoon la escena más perfecta y
morbosa del mundo, porque lo vió tragarlo sin pena alguna, con
una gota blanca y cálida que aún le colgaba de la comisura de los
labios.- Mierda...-Jadeó viéndolo desde arriba y tras ello se agachó
para darle un profundo beso.- Eres un estúpido.- Dijo viéndolo a
los ojos.- "Te amo... ".- pensó, sintiendo como su corazon casi
explotaba, y en ese momento se dió cuenta de una vez por todas.-
"Mierda. De verdad yo... estoy enamorado".

PARTE 20: HERMANO


-...Y a ustedes hermanos, que intercedan por mí... Ante Dios, nuestro
señor...
----------
J

jin lo dejó ir, mostrándole a Namjoon la escena más perfecta y


morbosa del mundo, porque lo vió tragarlo sin pena alguna, con
una gota blanca y cálida que aún le colgaba de la comisura de los
labios.- Mierda...-Jadeó viéndolo desde arriba y tras ello se agachó
para darle un profundo beso.- Eres un estúpido.- Dijo viéndolo a
los ojos.- "Te amo... ".- pensó, sintiendo como su corazón casi
explotaba, y en ese momento se dió cuenta de una vez por todas.-
"Mierda. De verdad yo... estoy enamorado".

El castaño alargó el cuello, profundizando el hermoso beso,


jalándolo de la nuca al tiempo que se levantaba y cuando pudo
estar frente a él rodeó su cuello con los brazos, respirando
profundamente, y si lo que antes había llenado su boca le había
sabido a gloria solo tomó un sabor mayor a la ambrosía cuando se
combinó con los labios del menor que lo comían de forma lenta,
casi tortuosa, pero extrañamente amorosa.

-Namjoon...-susurró sobre sus labios, y éste haciendo una pausa lo


miró fijamente a los ojos, escuchándolo con atención.- Mi
corazón... va a explotar si te sigo besando...-Dijo casi gimiendo, y
el menor, extasiado con aquellas palabras sólo pudo hundirse en
medio de sus labios más profundamente, porque su corazón,
excitado latía tan fuertemente que sentía marearse, por eso llevó
sus manos suavemente a su espalda baja, acariciándolo poco a
poco, y tras ello se lo llevó a la cama, con la intención de acostarlo,
metiéndose entre sus piernas, y estando ahí comenzó a frotarse,
Jin sabía lo que se aproximaba, pero no quería evitarlo, lo único
que quería era sentir a Namjoon dentro de él una vez más, pero
ese deseo se vió interrumpido, cuando tocaron a la puerta
levemente, haciendo que a Jin casi se le escapase el alma por la
boca.

Se levantaron rápidamente, Namjoon riendose de la repentina


crisis nerviosa que le dio por un segundo a Jin y al verlo casi
correr en círculos lo detuvo, tomándolo por la cintura, y le susurró
al oído.- Tranquilo...ya me voy déjalos pasar...

-Se darán cuenta de que...


-Tu estado es perfecto...-Interrumpió, dándole un pequeño beso en
los labios y tras ello salió por la ventana, al tiempo que Jin se
metía a la cama, cubriéndose de pies a cabeza con nervios

-Pase...-Dijo suspirando, rogando porque nadie se diese cuenta de


su estado real y esos ruegos se hicieron todavía más intensos,
cuando vio al doctor Han, al padre Seejin y a Ken entrar a su
habitación.

-Hijo mío, la madre Lee me ha informado que estas enfermo,


hemos traído al doctor

-Padre no debió molestarse.- Dijo gimiendo como enfermo

-Hola Seokjin, tiempo sin verte.- Dijo el Doctor Han, médico del
pueblo, que tomaba asiento sobre la cama,abriendo su maletín y
tras ello miró a Jin un momento.

-Hola... Doctor...-Masculló, mientras el médico le ponía un


termómetro bajo el brazo y tras ello esperó unos segundos
-Voy a examinarte, ¿esta bien?

-Si, adelante por favor.- murmuró, rezando por que no le quitara


la sábana de encima, al menos no toda.

El médico le quitó el termómetro de la axila y lo miró unos


momentos, tocándole la frente acto seguido.- Tienes un poco de
temperatura.- Murmuró al tiempo que llevaba sus fuertes y fríos
dedos a su cuello, presionando.- Duele?

-Si... un poco

-Abre la boca.- Dijo el hombre metiendo un abate lenguas y con


una pequeña linterna examinó la cavidad, poniendo una
expresión irónica

-Doctor Han, ¿él esta bien?.- Dijo Ken rompiendo el silencio y el


doctor asintió levemente, guardando de vuelta sus cosas
-Estará bien, tiene una ligera infección en la garganta, por eso la
fiebre, le voy a dar un antibiótico.- Dijo sacando de su maletín una
caja en donde se leia "Ampicilina" y la puso sobre el buró de Jin.-
Con eso será suficiente, asegúrese de tomar 1 cada 8 horas,
hermano, esperemos que mejore en unos dias

-Si, doctor, muchas gracias

-No hay de qué, cuide su salud, hermano.- Dijo el doctor


levantándose con una sonrisa amigable en el rostro y tras ello Ken
le hizo una reverencia.

-Doctor, lo acompañaré a la puerta.- Dijo el padre Seejin,


sonriéndole de vuelta.- Ken, asegúrate de que SeokJin tome el
medicamento

-Si padre.- Pronunció haciendo una reverencia y tras ello los dos
hombres dejaron la habitación, cerrando la puerta tras de si y un
silencio profundo llenó la atmósfera de repente.

Jin se limitó a ver hacia el techo, resintiendo esa incomodidad


entre ambos, y más aún la culpa de estar mintiendo; sus plegarias
habían sido cumplidas y no exactamente por milagro, después de
todo el aumento de temperatura corporal... el sudor, la garganta
irritada y ligeramente inflamada eran consecuencia de otra cosa,
mucho más simple.

Ken pasó de largo sin mirarlo, tomando el vaso sobre el escritorio


y le sirvió agua, abriendo la caja del medicamento en sus manos
para sacar una tableta

-Yo... lo haré hermano.- Dijo cubriéndose con la sábana y Ken hizo


una abrupta pausa,viendolo fijamente, con semblante serio, y
como si no lo hubiese escuchado se acercó, sentándose en la cama
ante el nerviosismo de Jin que se hayaba desnudo bajo las ligera
sábana.

El castaño se incorporó, tapándose y Ken sin quitarle la vista de


encima ladeó la cabeza.- Abre la boca...-Dijo como una orden

-Yo puedo hacerlo... dámela.- Insistió, pero de nuevo fue ignorado

-Abre... Jin...-Dijo sonriendo a medias, con semblante amenazante


y el castaño solo obedeció, entre abriendo los labios para él, al
tiempo que la pastilla entraba entre sus labios, junto con el
discreto roce de la piel de los dedos de Ken y tras ellos le extendió
el vaso de agua, acercándolo para que pudiera beber.- ¿Desde
cuando tu te enfermas de algo... jin?

-No sé a que viene tu pregunta, hermano

-Bueno, es la primera vez desde que te conozco que te enfermas...

-Siempre hay una primera vez..

-Ciertamente, más aún si estas en constante exposición a


situaciones insalubres...-Dijo sonriendo de forma soberbia,
alargando el brazo para dejar el vaso sobre el buro y volteó a verlo
de nuevo, encontrando los ojos desconcertados del castaño

-Hermano...-Dijo Jin, entendiendo a que iba con aquellas palabras

-¿Que tan seguro estas de que no adquiriste otra enfermedad?...-


Interrupió
Jin guardó silencio ante su afirmación, y tras ello suspiró, con un
nudo de impotencia en la garganta.- Estoy cansado...¿podrías?

-Ah... cierto, lo siento, me iré enseguida.- Dijo levantándose


lentamente y tras ello le sonrió unos momentos.- Pero sería mejor
que te destaparas, o la fiebre no bajará

-Tengo frio...-Dijo tragando en seco

-Me imagino pero si no te destapas se pondrá peor la fiebre.-


Insistió, llevando su mano a la sabana y Jin se puso a la defensiva,
desconcertándolo -¿Pasa algo?

-No pasa nada, me destaparé en cuanto te vayas.- Sentenció y sus


palabras sólo le causaron una mueca de mayor desconcierto

-¿Ahora se ha vuelto tan malo que me preocupe por ti?.- Dijo


jalando la tela

-Hermano, para.- Sentenció


-¿Porque no quieres quitarla?.- Dijo forcejeando con él, y logró su
cometido, porque la sábana se deslizó fuera de la cama, dejando
ver a Ken su cuerpo desnudo, cubierto en sudor.- Jin... ¿porqué
estás desnudo...?

-Porque sentí mucho calor por al fiebre, pero ahora tengo frio...-
Gruñó, tratando de recuperar la sabana pero Ken se lo impidió.-
Hermano, basta!

-¿Estás seguro de que no estabas haciendo otra cosa?.- Dijo


abriendo la puerta del closet, asomándose, y tras ello volteó la
mirada debajo de la cama, como si buscara algo

-Hermano.- Insistió

-¿Que es, exactamente, lo que estabas haciendo aquí solo y


desnudo?

-Ya te he explicado, si no es suficiente para ti lo lamento de


verdad...-Dijo arrebatándole la sabana de las manos y ante ello
Ken sonrió de forma agridulce
-No me vengas con esas sandeces, sucio!.- Dijo dirigiéndose hacia
él. Jin se aferró a la sabana con todas sus fuerzas, envolviéndose
en ella con la intención de alejarse, pero antes de que pudiese
siquiera vislumbrar hacia donde correría Ken lo había tomado de
las muñecas, y hundiéndolo en el colchón se le puso encima,
jadeando por el forcejeo entre ambos.-Desde que esa persona está
contigo te has dejado corromper por todo lo mundano de este
mundo! Te haz convertido en un sucio! En un deshonroso
pecador!

-Yo...-Dijo respirando con impaciencia, tratando de no romper en


llanto, porque últimamente cuando Ken se ponía de ese modo
sabia que saldría lastimado de una forma u otra.-Si yo soy eso,
¿entonces que eres tu, hermano?!-Dijo gritándole en la cara,
quitandole las palabras de repente.- Tu que pretendías tocar mi
cuerpo en el nombre de Dios!

-¿Q-que haz dicho?!

-Dices que soy un regalo de Dios! Que él te ha concedido su gracia


para que me tomes! Cuando ha sido la fornicación algo que
nuestro padre concede?! Un hipócrita es lo que eres!.- Gritó, con la
cara completamente roja en furia, y ese color rojo que pululaba de
cada uno de sus poros se hizo de repente mas intenso, cuando la
mano de Ken quedó marcada sobre su mejilla dolorosamente,
acompañada de una expresión de furia contenia
-Cállate! Cállate!.- Le gritó en la cara.- Sucio sodomita! Tus ideas
impuras no entraran dentro de mis acciones jamás!

-Las ideas impuras están ya en tu cabeza!

-Cállate! Eso no es cierto!.- Dijo desesperado, apretando sus


muñecas con fuerza.- Yo... yo no quiero tomarte de esa forma.-
Musitó,mirando a Jin a los ojos directamente, y suspiró de forma
pesada, examinando su rostro con tranquilidad.- Yo... solo quería
ayudarte...-Murmuró.- Porque si nos fundíamos juntos entonces...
todo ese mal se iria... si tan solo yo lograba darte lo que querías...
tal vez te alejarías del demonio... tal vez ya no te sentirías tentado
por él...

-Hermano...

-Si yo... me hago uno contigo entonces él ya no podrá separarnos.-


Musitó, inclinándose sobre su su cuerpo, y mordió su cuello
suavemente sin dejarlo mover un músculo

-Hermano, detente!
-Jin... déjame ser uno contigo... Ya es tiempo-Murmuró,
metiéndose entre sus muslos, y tras ello comenzó a frotarse entre
sus piernas, meciendo un poco el cuerpo del Castaño, bajo el suyo

-Detente, detente te lo suplico! No quiero esto!.- Gritó, pero a Ken


no le importó, se abrió camino por debajo de la sábana, llevando
la mano entre sus piernas, encontrando el punto a su entrada, y
tras ello presionó con los dedos, haciéndolo gritar.

-Lo quieres... lo quieres desde que somos niños...-Murmuró,


mordiéndole el cuello con fuerza.- Dijiste que me amabas... que
quería estar siempre conmigo... ahora estaremos juntos Jin... solo
resiste un poco.- Musitó en su oído y tras ello comenzó a darle
besito en la frente, como si algo bueno estuviese a punto de
ocurrir, y Jin, por demás débil lloraba por lo bajo, pensando en
que Namjoon se había ido, y que era mejor de ese modo, era mejor
que no viera su vergüenza... y su insufrible humillación.

-¿Porqué haces esto?!.- Lloró, mirándolo a los ojos, pero el mayor


nisiquiera se inmutó, siguió moviendo sus dedos tratando de
introducirlos dentro de él dolorosamente, jadeando, soñando con
el momento de entrar en su cuerpo.
-Porque te amo Hermano... quiero que estemos juntos por
siempre...-Dijo mirándolo desesperadamente y tras ello se hundió
en sus labios, llenándole al castaño las papilas con su sabor, que
antes lo embriagaba y que ahora dolía, que ahora era ajeno e
insufrible.

-Nosotros jamás volveremos a estar juntos...-Musitó entre sus


labios, resignándose.- No importa lo que hagas... yo... jamás
volveré a desear estar contigo, hermano.- Sentenció y Ken, hizo
una pausa para mirarlo a los ojos, encontrándolos resignados,
pero firmes, y eso lo hizo enfurecer.

-Te di mi vida entera... y tu la tiras por un maldito negro


bastardo!.- Le gritó en la cara.-¿ Te gusta ese tipo de suciedad
ahora?!.- Gruñó furioso, llevando sus manos a las piernas de Jin,
dejando marcas rojas, casi moradas a su paso, presionando,
lastimándolo en medio del forcejeo

-¡Basta! ¡Basta!.- Gritó llorando insufriblemente, sollozando cada


vez que esos dedos presionaron sus músculos, casi rompiéndolo
en pedazos, Ken era fuerte, y esa fuerza que creía haber ya
experimentado en su verdugo ahora estaba ahí, ejerciéndose en
manos de la persona que había jurado que lo quería más que a
nada en el mundo.
Sus ojos estaban abrumados, desesperadamente forzados a ver lo
que Ken trataba de hacerle, y en su patética falta de valentía solo
pudo sollozar tratando de defenderse, tal vez esperando que se
cansaría, tal vez esperando que aquello terminara muy rápido, por
eso cerró los ojos y rezó porque aquello fuese tan solo una
pesadilla, por eso respiró profundamente sintiéndose desolado,
vulnerable, por eso... no pudo ver el momento en que Ken se
detuvo, sabe que todo aquello paró porque no escuchó a Ken decir
nada más, porque ya no sintió sus manos lastimándole la carne, y
en cuanto abrió los ojos supo el motivo de aquella abrupta pausa,
porque su hermano, con la cara completamente roja por la presión
se hayaba contra la pared, con un joven de tez morena sujetándolo
con fuerza, rodeándole el cuello con esos gruesos y largos dedos
que pretendían casi perforar su carne, pero que no lo hacían, por
milagro.

-¡NO LO TOQUES!-Gruñó estrepitosamente en su cara,


ahogándolo con una sola mano, mientras Ken, tratando de librarse
pataleaba desesperadamente viéndolo con miedo, y Jin en ese
momento juraba que ni siquiera un lobo del bosque ser vería de
esa forma al gruñir con violencia, y tenía razón, porque Namjoon
no era un animal salvaje, Namjoon era un demonio. Y ahora ese
demonio, que en realidad había estado escondido, aguantando,
tratando de librarse de los problemas había explotado como una
bomba de tiempo, y sus ojos le anunciaban que pretendía matarlo.

-Namjoon...-Dijo con miedo, mirando a su dulce verdugo de tez


morena con la furia mas grande que alguna vez había divisado en
su rostro.- Namjoon.- Repitió, pero no fue escuchado, en su lugar
un golpe estrepitoso, casi hueco, llenó la habitación y Jin sintió un
calosfrio recorrerle el cuerpo, por que ese golpe, había ido a parar
directamente al estómago de Ken, causando un sonido de
insufrible espasmo al aire, como quien no puede respirar, y tras
ese hubo otro, y luego otro, y otro más, cada vez con más saña,
cada vez con más fuerza hasta que la tez de Ken comenzó a
cambiar de color, estaba a punto de perder la conciencia.

-Namjoon!.- Dijo Jin tratando de detenerle el brazo, pero su ritmo


no se detuvo, fue jalado al ritmo de los golpes

-Sueltame!

-Vas a matarlo!.- Gritó histericfamente con lágrimas en los ojos.-


Vas a matarlo! Detente, detente por favor.- Gritó, con los ojos
empapados

-Iba a...-Dijo alterado, viendo como Jin le detenia el brazo con


todas sus fuerzas.- Iba a ...-Dijo furioso apretando el agarre con el
que le sostenía el cuello, y Jin gritándole le suplicaba
-Namjoon suéltalo, te lo suplico, suéltalo... suéltalo vas a matarlo.-
Sollozó desesperadamente, y sus ojos, que le pedian misericordia
fueron los que lo sacaron de su furia, y tras respirar de forma
pesada lo liberó, dejando caer el cuerpo de Ken, semiinconciente
sobre la cama, y tras ello empujó a Jin con fuerza, haciéndolo caer
sobre la cama también. Había obedecido a Jin, y eso lo
desconcertaba.

-Namjoon...

-Mierda...-Dijo viendo sus manos. Y Jin temblando se incorporó,


angustiado... le había infligido una paliza de muerte a uno de los
hermanos del convento, definitivamente sería linchado.

El de tez morena movió la cabeza, como una bestia enojada, y tras


ello miró a Jin unos segundos, y verlo con su preciosa cara
demacrada por las lágrimas le rompió el corazon, era lo que mas
le dolía en ese momento, verlo sufrir y sobre todo darse cuenta de
que haberse enamorado de él era una jodida molestia, pero no
había nada que pudiera hacer ya, eso lo enfurecía. Se acercó al
cuerpo de Ken, que apenas se venia incorporando con esfuerzo y
tras ello le alzó el mentón, obligándolo a que lo mirara.

-Ah... así que no estás muerto, hijo de perra.- Dijo sonriendo, y su


actitud
desconcertó a Jin, quien permaneció en silencio, viendolo a
ambos.- Agradecele a este marica que no te he matado, hubiese
sido demasiado problemático

-Tu... demonio maldito...-Dijo Ken con esfuerzo, mirándolo

-Vaya... Sí que eres valiente... o solo demasiado estúpido...

-Quisiera que intentaras matarme siquiera, criatura asquerosa

-Asqueroso ¿yo?, ya va... si yo no soy el que ha intentado violar a


"su hermano", soberbio malnacido.- Dijo sonriéndole y tras ello lo
tomó del cabello, jalándolo con violencia

-Su...eltame...-Dijo Ken tratando de forcejear

-Claro, lo haré en un momento, hermano, solo hay algo que quiero


enfatizar.- Sonrió perversamente y lo acercó a Jin, que se puso a la
defensiva, temblando

-Miralo... mira lo asustado que está...-Dijo levantándolo del


cabello para que pudiera ver el rostro de Jin, asustado,
preocupado.- Mira las marcas que le has dejado...

-Jin...-Dijo Ken, mirándolo con vergüenza y el nombrado solo


desvió la mirada a un lado, con dolor.
-Te diré una cosa, padrecito y más vale que te quede claro: yo te
haré a ti... lo que sea que te atrevas a hacerle a él... Si intentas
acariciarlo de nuevo... yo vendré y te acariciaré a ti a mi manera...
si intentas de nuevo "fundirte con él" yo vendré a fundirte un
crucifijo en el culo... tal vez meta dentro de tus ojos ese que te
cuelga del cuello, tal vez te ahogue en el agua bendita, no lo sé,
depende del estado de humor de ese dia.- Sonrió, soltándolo, y el
de cabello negro se retorció sobre la cama, llevándose de forma
dolorosa las manos al vientre, sintiendo tal vez una de sus
costillas rota.- Ah... y por cierto... intenta ir a contarle a alguien
algo de esto...y te arrepentiras aún más, te lo puedo asegurar

-No te temo... maldito.- Musitó, sintiendo que se desmayaría.

-No pretendo que me temas a mi... después de todo he


comprobado que somos de la misma calaña... pero me pregunto
que dirán todas las personas que te aman... todos tus adorados
feligreses... cuando sepa la clase de marica y cobarde que eres...

-Nadie va a creerte, insensato...

-No... por eso tengo un video en mi teléfono...-Sonrió, levantando


su móvil de forma triunfal, y tras ello se alejó sobre pasos lentos,
con dirección a la ventana.

Jin tragó en seco toda la angustia que se le venía acumulando en la


garganta, mirando a su hermano con angustia en el corazon,
estaba débil, palido, respiraba con dificultad sobre la cama y solo
solucionó alzar un poco la mano con la intención de tocarlo, pero
Namjoon lo detuvo

-Vistete...-sentenció

-P-pero...

-DIJE QUE TE VISTAS.- Dijo asustándolo, y Jin corrió por su ropa,


poniéndosela a medias, cuando Namjoon lo tomó de la cintura,
cargandolo y poniéndoselo sobre el hombro.

-N-namjoon...-Dijo el castaño tratando de sujetarse, viendo como


el de tez morena salía por la ventana, dejando a su hermano Ken
sobre la cama.- N-no... por favor espera... no puedo dejarlo así,
necesita un doctor...

-Tenemos que irnos ya.- Insistió, saltando la ventana sin bajarlo de


su espalda

-No... no puedo irme así, me necesita...-Dijo con un nudo en la


garganta

-No me interesa

-Namjoon!
-Callate... o te haré callar.- Sentenció, mirándolo fulminantemente
y tras ello salieron por la puerta trasera del convento, con
dirección al bosque

Namjoon no escuchó palabra alguna de lo que SeokJin decía, lo


unico que sus odios percibieron durante los minutos que le tomó
llegar a la casa del árbol fue el de las hojas secas quebrándose bajo
sus pesadas botas. No quería pensar en nada más, si lo hacia
pensaría en aquella esena que vio, y que lo perturbó tanto, porque
cuando Ken estuvo en medio de las piernas de su amor pensó que
enloqueceria de rabia y si seguía con ello en la cabeza sabia que
era más que probable que regresara a matar a Ken con sus propias
manos.

La madera de los escalones de la casa del árbol rechinaron bajo


sus pies, y Jin llorando entró a regañadientes en la casa, seguido
por Namjoon.

Jin estaba demasiado exausto, demasiado infeliz en ese momento,


y pensó que lo unico que se aproximaba en ese momento era un
muy cruel discurso de Namjoon hacia su persona, una serie de
insultos, probablemente algunos golpes y humillaciones, solo
comprobó que era cierto cuando Namjoon alzó la cara para verlo
directamente.

-Imbecil...
-Debiste dejarme...

-Porque?!

-Porque puede estar herido de gravedad!

-¿Estás preocupado por él, en serio?!, porque te preocupa tanto ese


bastardo?!.- Dijo acercándose a él de forma amenazante,
acorralándolo contra la pared

-Porque si algo le pasa te llevarían a la cárcel! Y entonces me


dejarías!.- Le gritó, y Namjoon abrió los ojos de par den par,
atonito por sus repentinas palabras...

-Im...becil.- Musitó, tragando en seco, dejando todo en silencio en


unos segundos, solo con el ruido de la respiración angustiada de
Jin que le llenaba los pulmones.- No te preocupoes por mi...
estúpido... yo puedo cuidarme solo.- Dijo alzándole el mentón.- Si
de verdad quieres hacer algo al respecto entonces jamás vuelvas a
permitir que te trate de esa forma... o de verdad voy a matarlo...

-No lo permitiré de nuevo... no lo haré.- Aseguró, apretando los


puños con impotencia, esperando otro regaño y en cambio sintió
los brazos de Namjoon rodearlo por la cintura, y lo estrechó
contra su cuerpo, inclinando la cabeza para poder recargar su
rostro en el hombro del castaño.
-Estupido...-Dijo aun hundido en la tela de su ropa.-Maldito
estúpido... a veces odio que seas tan indefenso...

-Namjoon...-Dijo suavemente, acariciando su cabeza, y el de tez


morena lo estrujó con fuerza, como si se sintiera abrumado

-Me perteneces... maldita perra indefensa.- Gruñó, angustiado.-


No dejes que nadie más que yo te toque... la próxima vez que
alguien te trate así... defiéndete, infeliz... ¡defiéndete!

-No crei que todo llegaría tan lejos...

-Pues ya vez que si, ingenuo...-Dijo viendolo con los ojos


ligeramente llorosos

-Perdón por preocuparte... Namjoon

-No me preocupaste, marica...-Sentenció.- es sólo que no me gusta


quer toquen mi propiedad, es todo...

-Y yo soy de tu propiedad...

-Es correcto...-Dijo jalándolo de la barbilla y lo besó


profundamente, y en ese beso seokjin pudo jurar que le transmitia
un alivio incomparable, demasiado evidente.- por eso sonrió,
dándose cuenta de lo angustiado que Namjoon estaba.
-No... volveré a permitir que alguien me trate de esa forma...-Dijo
sonriéndole de repente.

-Buen chico...-Musitó, dándole un pequeño beso en la frente y tras


ello se quedaron en silencio, abrazados.

No hay tiempo para medir cuanto estuvieron así, sólo pudieron


percibir su paso por los segundos que les tomó acomodarse para
acostarse sobre los cojines, y ahí, de forma apacible, casi
nostalgica, se acostaron a dormir un rato abrazados, estrechándolo
entre sí sin temor de lo que pasará fuera de la casa del árbol

--------------------

Padre mío... ¿que es lo que debería hacer?, si estoy pecando por desear a
un hombre y al mismo tiempo caigo en gracia porque lo amo...

Si es que el amor es glorioso, y es algo puro ¿Porqué puedo sentirlo por


alguien que sólo sabia maldecirte?, Padre mío... Si tan malo es
enamorarse de alguien como él entonces ¿porque en mí existe la facultad
de hacerlo...?

Padre mío... padre mío... ¿está bien que pida el auxilio de tu consejo?, ¿es
tan hipócrita que te hable aún después de haber desobedecido a tu
palabra?, Padre mío... ¿porqué ante tu abandono encontré la felicidad?,
¿porqué incumpliendo tus reglas me siento libre, porque siguiéndolas me
siento abrumado?

Padre mío... Padre mío

¿Sigo llamándote Padre?

PARTE 21: LA LLAMADA


-No... volveré a permitir que alguien me trate de esa forma...-Dijo
sonriéndole de repente.

-Buen chico...-Musitó, dándole un pequeño beso en la frente y tras


ello se quedaron en silencio, abrazados.

No hay tiempo para medir cuanto estuvieron así, sólo pudieron


percibir su paso por los segundos que les tomó acomodarse para
acostarse sobre los cojines, y ahí, de forma apacible, casi
nostálgica, se acostaron a dormir un rato abrazados,
estrechándose entre sí sin temor de lo que pasará fuera de la casa
del árbol

---------
Cuando Namjoon lo llevaba de vuelta a la parroquia el sol estaba
cayendo. Iban caminando por la calle principal hacia la iglesia,
pues habían pasado antes a casa del señor Seo Min Joo a servirle la
comida de las 4, y Jin sonreía recordando la amable invitación del
tío de Namjoon, gracias a la cual comieron los tres juntos, gracias
a la cual había probado su desabrida y al mismo tiempo
reconfortante comida casera, y sin embargo, cuando vió la puerta
del convento cerca esa sonrisa desapareció, e hizo una pausa
pequeña, admirando la inmensidad de aquella puerta.

-Él no te volverá a tocar, de eso me encargo yo.- Susurró Namjoon


captando su atención, y cuando Jin desvió la mirada hacia él
encontró unos ojos profundos y al mismo tiempo intranquilos, y
lo siguió detrás del convento para entrar por la parte trasera.

-No temo por mi...-Dijo finalmente antes de poder abrir aquella


pequeña puerta y llevó su mano al mentón de Namjoon unos
segundos, viendo como el menor recibía la caricia sin más, incluso
ladeando la cabeza como un cachorro y eso lo enterneció.

-El padrecito no es tonto, al decir verdad es demasiado ególatra


para ser un pastor, así que no se arriesgaría a perder su
reputación.- Aseguró.- no le dirá a nadie lo que pasó
-Tienes razón...

-De cualquier forma estoy preparado para darle la paliza de su


vida...

-Namjoon, por favor no lo lastimes... podrías herirlo en serio

-¿Porque te importa tanto si sale herido o no?

-Porque es mi hermano, Namjoon

-Tu hermano intentó violarte...-Dijo fríamente

-Sólo está confundido.- Contestó casi inaudiblemente.- Todo es


nuevo para él y ha perdido el camino, eso es todo, él me quiere

-Que estupidez
-Namjoon...

-Tu visión del amor es demasiado mórbida, sabes...

-Es la única visión del amor que tengo.- Dijo sin mirarlo.- Después
de todo el es él unico que... no me despreciaba

-Pues ya no necesitas su amor enfermo.- Aseguró y ante esas


palabras Jin alzó la mirada, desconcertado, encontrando a
Namjoon por primera vez tratando de esconder la mirada, y es
que en medio de la discusión Namjoon no se había dado cuenta
de que estuvo a punto de... decírselo.

-¿Por qué?...

-Por nada.- Finalizó, y tras ello lo tomó de la mano, entrando por


la pequeña puerta de una vez por todas y tras ello se lo llevó a
cuestas y a escondidas por los pasillos hasta que llegaron a su
habitación y se adentraron en ella como fantasmas, pudiendo
hablar hasta que cerraron la puerta
-Bien, te dejaré aquí... cierra bien la puerta y toma esto.- Dijo
sacando de su bolsillo un pequeño móvil, de esos que aún tienen
teclas, y se lo extendió. Jin lo tomó con curiosidad, examinándolo
unos segundos.

-Es un... teléfono celular

-Vaya, si que eres listo.- Dijo Namjoon sarcásticamente, sacando


su móvil, que obviamente era un Smartphone.-No te compré uno
como este... debes entender que es lo unico que pude conseguir en
este pueblo

-¿Porqué me das un teléfono celular?

-Para que me llames si "tu hermano" intenta hacer otra vez sus
mierdas...-Dijo retirándolo de sus manos para encenderlo.-Alguna
vez has tenido uno, no?.- Dijo llevándolo a la cama y ambos se
sentaron juntos.

-No... yo, solo utilizo la línea que está en el comedor o en la


sacristía
-Vaya.- Dijo mostrándole una mirada de incredulidad y acto
seguido le acercó el pequeño teléfono para que pudiera verlo.-
Bien entonces pon atención.- Dijo para acto seguido comenzar a
mostrarle el sencillo menú del teléfono. Jin escuchó con devota
atención la lección, haciendo preguntas para todo lo que se le
ocurrida, y Namjoon, haciendo uso de su muy escasa paciencia y
de su comprensión hacia él le explicó lo mejor que pudo, para que
después de un rato Jin supiera contestar las llamadas, llamar y
también mandar mensajes de texto.

-Mi número está ahí, es el unico que tienes resgistrado, si pasa


cualquier cosa llamame, y vendré en unos minutos

-No tienes que preocuparte tanto por mi...-Dijo sonriente y esa esa
sonrisa sonrojó a Namjoon unos momentos

-Ya te dije que no estoy preocupado por ti, es solo para que el
malnacido no toque mis cosas

-Está bien...
-Entonces... creo que me iré de una vez...-Dijo mirándolo unos
segundos, porque en realidad no quería irse, pero ya había pasado
una noche fuera de casa y no podía darse ese lujo, no con su tío
enfermo, pero la mirada de Jin no lo dejaba ir.

-¿que pasa?

-Nada...-Musitó, tomándolo de la mano, jalándolo un poco para


que se pusiera de pie enfrente de él, y Jin obedeció sin titubear,
viendo al de tez morena desde arriba, que recargó su mentón
sobre su ombligo, viéndolo como si fuese un cachorro, y acto
seguido le rodeó la pequeña cintura con los brazos, estrujándolo
cariñosamente.

-¿Qué tienes?

-Ya te dije que nada...-Dijo ligeramente malhumorado, y tras ello


hundió la cara en la barriga de Jin, como si estuviese haciendo un
berrinche. Jin sólo se rió por lo bajo, llevando sus manos al cabello
de Namjoon y tras ello pasó los dedos por su cabello, haciendo
que se relajara demasiado. Namjoon estaba abrumado en ese
segundo, de verdad no quería dejarlo, temía que algo malo
pasara, que el maldito padrecito hubiese ido de chismoso con el
padre Seejin o con alguien más y en cuanto se fuera acorralaran a
Jin, temía que tratase de chantajearlo con los golpes de la mañana,
porque si de algo se había percatado Namjoon era de que Jae
Hwan era un manipulador de primera y peor aún, temía que
tratase de tomar venganza haciéndole daño a Jin mientras él no
estuviera a su lado, temía mucho, no quería que nadie lo
lastimara, no quería ver esa marcas dolorosas en su cuerpo ni esas
lagrimas de desesperación en su hermoso angel si es que él no era
la causa de esos golpes o esas lágrimas...

-Ven...-Dijo por fin rompiendo el silencio, palmeándose las


rodillas, y Jin, sonriendo, pasó una pierna y luego otra, sentándose
sobre sus rodillas, quedando de frente a él para poder rodearle la
nuca con los brazos, y habiéndose acomodado se miraron a los
ojos directamente, el castaño sonriendo, el moreno suspirando.

-Namjoon...

-Mmmmh?

-¿Podemos besarnos un rato?.- Preguntó ilusionado y Namjoon lo


estrechó entre sus brazos, loco por su mirada inocente

-Sólo un rato...-Musitó sobre sus labios, y tras ello se hundió


suavemente en ellos, primero con un roce casi inexistente, y
después otro más, ligeramente firme, húmedo. Jin lo sentía
suspirar una y otra vez, cada vez más, paulatinamente, como el
ritmo calmado de sus besos, y esa intensidad por alguna razón se
mantuvo inmutable: Namjoon no quería subir la velocidad y
tampoco el nivel de esos roces... estaba disfrutándolo,
preciosamente, devotamente, como jamás en su vida lo había
hecho con otra persona, Ya no solo quería su cuerpo, lo quería a él,
de pies a cabeza, cada poro de la leche blanca que dibujaba su piel,
cada gota de sangre roja que le pintaba los labios, cada célula que
formaba el color almendra de sus ojos, y esa sonrisa que parecía
porcelana, lo quería todo, lo adoraba todo, y deseaba tomarse su
tiempo para explorarlo con detenimiento, como una pintura que
examinas por horas de pie, en silencio, imaginando las pinceladas
que hizo el artista para lograr las texturas y los juegos de luces, así
era Jin para él, Jin era su cuadro maldito, la más hermosa obra de
arte existente sobre la tierra, y esa obra, cálida y estusiasta se
estaba comiendo su corazón a mordidas.

-Namjoon...-Musitó sobre sus labios, incapaz de mantenerse


separado de ellos por más de algunos segundos, sólo para hablar
a medias.- Amo tu boca...

-¿Por qué...?-musitó

-Porque es suave...-Dijo plantando en sus labios un beso


profundo, y tras ello hizo una pausa.- Y es muy cálida...
-Tonto...

-Y amo tus manos...-Interrumpió, tomándolo para entrelazar sus


dedos pálidos con la mano de Namjoon y estando de esa forma lo
miró unos segundos.

-Porque amas mis manos?

-Porque son fuertes... y muy asperas... y al mismo tiempo... están


llenas de colores...

-Colores...-Musitó el menor sin entender a lo que se refería, y tras


ello Jin llevó la mano de Namjoon a sus labios, y comenzó a besar
sus dedos con suavidad, primero la yema del dedo índice,
plantando un beso que tronó tranquilamente, después el dedo
medio, al angular, el meñique, en donde se detuvo para mirarlo
unos segundos, con inocencia.

-Eres como un guerrero, con magia entre los dedos...-Musitó,


dando un besito final en la punta de su dedo pulgar y eso le
estremeció el cuerpo entero al mayor.
-La magia la tienes tu... -Dijo tomándolo del mentón, y antes de
que el mayor pudiese contestar algo siquiera fue besado
dulcemente, con cierta impaciencia, con extremo y devoto cariño.

-Namjoon...

-Detente... ya no digas más o... no sabré que hacer contigo...-Dijo


mirándolo con cierta angustia, su corazón estaba tan lleno de
amor que comenzó a desesperarse, no sabía como manejarlo, no
sabía que hacer con todo aquello que le venía creciendo en el
pecho, solo sabia que necesitaba respirar.-"Eres un angel... eres un
angel..."- Repitió dentro de su cabeza, tentado a decírselo, pero no
podía, algo dentro de él temía decírselo, decirle que... lo amaba.
Por eso se limitó a bésarlo profundamente, tomarlo del cabello con
suavidad para hundirse dentro de su boca, para saborear su saliva
sin prisa, quitándose esos pensamientos de la cabeza, y cuando el
aire se le acabó dentro de los pulmones se separó de él, mirándolo
fijamente, su rostro precioso a medias luces, con un halo de saliva
cálida en la comisura de sus labios rosas, y sus ojos siempre
centellantes, mirándolo a él, solo a él...-Me tengo que ir ahora...-
Murmuró
-Es muy temprano...-Dijo Jin tratando de acercarse a él, pero
Namjoon solo sonrió mirando su puchero de berrinche y le dio un
ultimo beso en los labios, bajándolo de sus piernas.

-Te veo en la parroquia mañana...

-Si...-Dijo refunfuñando el castaño

-Cierra bien la ventana y manten el teléfono a la mano

-Si...

-------------------

Namjoon caminó por las calles vacías, y extrañamente sus pasos


fueron más pesados de lo normal, siempre calzaba botas negras
estilo militar, que dejaban las huellas a su paso pero esta vez las
huellas levantaban el polvo del camino, haciendo que él mismo se
extrañara, y parecía algo subjetivo, porque después de haber
salido de aquel edificio se sentía más pesado, parecia que todo lo
que crecia dentro de su pecho lo hubiese hecho aumentar de peso.
Abrió su casa y se adentró, dejando las botas polvorosas a un lado,
colgando su chamarra de cuero de siempre, y tras ello se quitó la
playera de manga larga arrojándola al cesto de ropa sucia,
mirando lo lleno que estaba y suspirando al caer en cuenta de que
mañana tenia mucha ropa que lavar por lo que levantarse
temprano era algo imprescindible. Pasó de largo por el pequeño
pasillo y su mirada se abrió de repente, cuando encontró a su
anciano tío, que debia estar durmiendo, lavando los platos.

-Tio Min Joo, ¿que cree que hace?, vayase a dormir ahora mismo

-Ah, hijo, llegaste temprano.- Dijo el sonriente viejecito

-Tio, ¿porqué es tan desobediente?

-Bueno, creo que es de familia, tu que eres el vivo ejemplo de ello,


¿que piensas?

Namjoon soltó un resoplido, mirándolo con una sonrisa y tras ello


se acercó, haciéndolo a un lado.- Usted séquelos.- Dijo dándole
una toallita en las manos.- Y sí, es de familia sin duda.- Bufó
El anciano sonrió, recibiendo el primero de los platos mojados.-
No te enojes hijo, solo quería ayudar un poco

-Usted no debe tocar el agua, puede contraer un resfriado

-Un poco de agua no hará que me enferme, además... si te


ayudaba con esto tendrías un poco mas de tiempo...

-¿Tiempo?

-Para ver a tu noviecita.- Dijo sonriente y en el instante a Namjoon


se le resbaló un plato de las manos, que acabó en el fondo del
regadero, increíblemente intacto

-¿N-noviecita?, no se de que está hablando, Tío

-Vamos vamos... no trates de engañarme, recuerda que más sabe


el diablo por viejo que por diablo
-Pero usted no es diablo Tío, es un pedazo de pan, ahora vayase a
dormir, yo terminaré con esto.- Dijo cambiando el tema, pero el
hombre no se rindió, lo miró fijamente con ojos de cómplice.

-Que aburrida es la juventud de estos dias, y encima creen que


pueden engañar a uno.- Refunfuñó.- Mejor dime, ¿de dónde es?,
es de aquí?

-Tio...

-¿Del pueblo vecino entonces?

-Tio no se porque insiste, no tengo ninguna novia

-Ah... entonces estan saliendo recién.- Dijo sonriendo

-Tio...-Dijo haciendo un pequeño berrinche.- No estoy saliendo


con nadie
-Esta bien, está bien... como digas pero, esa mirada de tonto
enamorado es inconfundible, te lo digo yo

-"Enamorado...".- Pensó Namjoon, viendo el agua caer sobre sus


manos.- Yo... ¿de verdad luzco de esa forma?

-Sin duda alguna...-Dijo el viejecito, palmeándole la espalda.-


Bueno... cuando estés listo para aceptarlo soy todo oidos, y por
cierto, dale las gracias de mi parte, por hacer que sonrías de esa
manera, es muy divertido.- Dijo dirigiéndose al cuarto, con una
risita perversa que le llenó el corazon a Namjoon de calidez.

-Odioso...-Dijo sonriendo por lo bajo, y continuó lavando los


platos, pensando en sus palabras, pensando en la forma en que se
estremecía, cada vez que veía a Jin.

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Se había ido a acostar hacía un par de horas, pero no lograba


conciliar el sueño, se la pasaba viendo la pantalla de su móvil cada
5 minutos, temeroso de que sonara, pero listo, por si había
siquiera una pequeña señal de Jin para que saliera corriendo, con
su chaqueta de cuero y su Navaja, y estaba pensando tanto en ello
que casi escupió su corazón cuando su móvil comenzó a sonar,
con el nombre de "SeokJin" brillando en la pantalla y tras ello
contestó saltando del sillón en donde estaba acostado, llegando de
tres sancadas a la puerta, tomando su chamarra, cuando escuchó
la voz apacible del castaño en la bonica.

-Namjoon

-¿Q-que pasa?, voy para allá.- Dijo alterado, abriendo la puerta


con un solo brazo metido en la chaqueta, sin ponerse zapatos
siquiera

-N-no!, no no pasa nada.- Dijo de repente y Namjoon


desconcertado hizo una pausa abrupta, dándose cuenta de que ya
estaba en la calle, descalzo.

-¿cómo que no pasa nada?!

-Y-yo ... es que.- Balbuceó.- Q-quería probar si funcionaba.- Dijo


su temerosa voz y Namjoon soltando un enorme suspiro se metió
dentro de la casa, refunfuñando, pero aliviado hasta cierto punto.
-Estúpido, voy a matarte.- Murmuró, limpiándose los pies
mientras sostenía el teléfono con el hombro

-Lo siento, no lo pensé, por favor no te enojes...

-Que no me enoje, tu... pequeña perra imprudente... ¿en que


planeta es buena idea hacer algo así?!

-perdóname es que... no podía dormir y lo tenía en la mano y


quería escuchar tu voz.- Dijo haciendo que Namjoon se sintiera
extraño por un momento.- F-fue tonto lo siento, no volveré a
tocarlo

-¿Querias que?

-¿Que?

-Que, ¿querías que?

-¿de que?

El menor se llevó la palma a la cara, hastiado.- ¿Porqué llamaste?


-Porque no podía dormir y tenía el teléfono celular en la mano
entonces pensé que sería bueno probar

-No, no, no.- Lo último que dijiste

-Que fue tonto

-No! Eso no, me refiero a lo anterior

-Yo...-Dijo haciendo una pausa, haciendo que Namjoon pusiera


toda su atención a la bocina.- Yo... quería escuchar tu voz...- Y el
corazón de Namjoon empezó a latir con demasiada fuerza.-¿Esta
mal?...

-Si... tonto.- Dijo suspirando por lo bajo, completamente


enamorado

-Lo siento, colgaré, perdóname

-No... ya me despertaste, tarado... hablemos un rato

-¿En serio?

-Si...
-Gracias.- Dijo en un tono pequeñito que hizo que Namjoon
arrugara los ojos, resistiéndose a la dulzura del castaño

-¿Qué estás haciendo?

-Yo... estoy en mi cama, leyendo...

-¿qué lees?

-Les miserables...

-Ah

-La madre Lee lo acabó así que... creí que seria una buena idea
leerlo de nuevo

-Si, es un buen libro...

-¿Cuál es tu libro favorito?

-Mmmmh... No tengo uno favorito en general... pero creo que los


que he leído más de una vez son Demian y la insoportable
levedad del ser
-Ah, esos libros nunca los he leído, el padre Seejin dice que son
paganos

-Y lo son, pero, son útiles

-Porque?.- Dijo Jin, encendiendo la conversación de repente, y los


minutos a través de sus voces se fueron consumiendo, entre
pequeñas preguntas y risas... historias breves, adjetivos
calificativos, berrinches, expresiones de asombro y una que otra
frase que los hacia ponerse cursis sin que se dieran cuenta, hasta
que la madrugada comenzó a caerles encima, al igual que el sueño
sobre sus cabezas.

-Ya van a dar las 3... deberías irte a dormir, Jin...

Un silencio repentino reinó de repente, al punto en que Namjoon


creía que la llamada se había cortado.
-¿Jin?

-Dilo otra vez...-Dijo de repente

-que ya son las tres

-No.- Interrumpió
-¿Entonces?

-Mi... nombre...

-¿Jin?.- Dijo riendose.- Porque quieres que diga tu nombre, tarado

-Porque en tu voz suena bonito...

-Siempre suena bonito, tonto.- Aseguró y acto seguido pudo


escuchar como el micrófono del celular era tapado por Jin, que
comenzó a hacer ruiditos chillones, que obviamente no logró
disimular y eso causó en Namjoon una risa que También tuvo que
hundir en su almohada.- Cállate, pareces una perra loca haciendo
esos sonidos

-¿M-me escuchaste?

-Todo el pueblo te escuchó

-Ay no.- Dijo angustiado y avergonzado mientras Namjoon seguía


burlándose

-Vete a dormir Jin... nos veremos mañana

-Si, Nam...
-¿Nam...?

-No puedo?

-Si... si puedes.- Dijo ahogándose con sus propios sentimientos,


era demasiado precioso.

-Yay...

Namjoon soltó un resoplido, sonriendo, y tras ellos se pegó la


bocina al oído.- Descansa...

-Tu también descansa...

-Quiero que te duermas en el acto, si?

-Si

-Te veo mañana en la parroquia, llena los cuencos con agua

-Si, Nam

-Ok... y... si ese tonto intenta algo llámame


-Si...

-Bueno... ya vete a dormir, ok?

-Ok

-¿Que esperas?

-Que cuelgues

-Colgaré cuando te escuche dormir

-Voy a tardar en dormir

-No importa

-Está bien...-Dijo guardando silencio de repente por unos


segundos y Namjoon se quedó en espera

-Nam... sigues ahí.- Susurró el castaño, sacándole una sonrisa

-Jin se supone que debes dormir ya


-Lo siento, solo quería confirmar, ya me dormiré

-Ok.- Dijo, y de nuevo hubo una pausa muy larga, en la que


Namjoon creyó que era hora de colgar, cuando escuchó algo de
nuevo

-Nam...

-Jin, duérmete

-Si, solo, quería decirte algo antes de hacerlo, juro que colgaré
después de eso

-¿que es?

-Yo... amo tu voz.- Dijo lentamente, como si cada sílaba hubiese


sido cuidadosamente pensada y tras ello soltó un suspiro.- Buenas
noches...-Dijo por fin y tras ello en la pantalla de Namjoon
apareció el mensaje de "llamada terminada", aunque ni siquiera le
hizo caso, estaba inmerso, repasando esas palabras en su cabeza.

-Y yo... te amo a ti...-Murmuró


PARTE 22: LAS FLORES

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-"Te amo porque eres un ángel..."
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El cuenco de agua estuvo listo, al igual que los pinceles, al igual


que las pinturas, y entonces se limitó a esperar, sentado en alguna
de las bancas de madera, somnoliento, pero con una sonrisa que le
llegaba de un extremo de la cara al otro. Ese día había mucha
gente en la parroquia, el padre Seejin tenía al grupo de catequismo
en las bancas de adelante, y les enseñaba como debían hincarse
apropiadamente, como debían juntar las manos y bajar la cabeza y
sobre todo como debían tomar la comunión, y que decir después
de tomarla.

Jin se recargó sobre su mano viéndolos de lejos, observando como


Ken les sonreía a los niños, y al verlo se sentía demasiado extraño,
esa era la forma en que Ken siempre le sonreía a todo el mundo
por eso todo el mundo lo amaba y por la misma razón no podía
creer que dentro de ese semblante amable pudiera caber una
expresión de furia como la que hizo el dia que...

-Buenas tardes.- Escuchó a su espalda, interrumpiendo sus


pensamientos y al voltear encontró el rostro que más deseaba ver
en el mundo.
-Buenos días, Kim Namjoon...-Dijo inclinando la cabeza

-¿Subimos?

-Si.- Asintió, siguiéndolo, y en cuanto estuvieron arriba se lanzó a


sus brazos, recibiéndolo con un cálido y delicioso beso que les
voló la cabeza a ambos

-Detente o te lo haré aquí mismo.- Dijo el moreno, separándose de


él y Jin sonrió acomodándose en su esquina, viendo como el
menor tomaba los pinceles con diligencia para comenzar a pintar.

-¿Dormiste bien?

-Si, muy bien, ¿y tú?

-Bien también.- Dijo pensando en que en realidad había dormido


extremadamente poco y se hallaba cansado después de haber
hecho todo el aseo que había dejado para el final de la semana.
-Me alegro...

-¿Debería terminarlo de una vez y fingir que aún falta?-Dijo


señalando el mural con una sonrisa

-¿Para qué?

-Para que podamos irnos de aquí de una vez

-Eso... no lo sé, el padre Seejin podría venir a revisar

-Tienes razón, bien pensado, esa mente malvada tuya me agrada

-Oye, no digas esas cosas!.- Dijo arrojándole un trapo y Namjoon


se rió, continuando con las pinceladas, que Jin observó con
detenimiento, casi con cariño, como siempre

-¿Quieres intentarlo?
-Oh no, lo arruinaría

-No pasará nada, ven.- Dijo extendiéndole la mano

-No no, no quiero arruinarlo

-Yo te guiaré, así que ven.- Dijo por fin jalándolo y tras ello lo
colocó delante de él, poniéndole el pincel en la mano.- Bien,
sostenlo de esta forma, ¿lo tienes?

-Si...

-Ahora.- Murmuró, poniéndose detrás de él, pasando la mano por


su vientre, y lo juntó a su cuerpo, tomándolo de la mano para
dirigirlo con cuidado.-Suavemente... deslízalo

-Si...-Dijo tragando en seco y dio el primer pincelazo, con una


sonrisa en el rostro, sintiendo los dedos de Namjoon sobre los
suyos
-Bien... ahora un poco más arriba

-Pero va a quedar feo

-No... la pintura se irá agotando, así es como se hace un


degradado

-Ahhh...

-Ahora súbelo...

-Si.- Dijo sintiendo como Namjoon recargaba su mentón sobre su


hombro, suspirando en su oído

-¿Ves? Está quedando lindo

-Si...
La tarde pasó lenta, casi tímida, entre pinceladas torpes que
Namjoon arreglaba sin problemas, pero también entre risas y
caras de asombro por parte de Jin que descubrió que no era tan
malo pintando, y cuando todo acabó se limitaron a bajar del
cancel, felices porque podrían pasar el resto de la tarde juntos.-
por cierto hoy no iremos a la casa del árbol.- Dijo Namjoon,
tomando su mochila llena de cosas

-¿A dónde vamos?

-A las flores.- Dijo sin más, y caminaron juntos hasta su casa,


asegurándose de prepararle la comida al señor Min Joo antes de
irse, y tras sacar la motocicleta del garaje Jin se puso el casco con
cuidado, como le había enseñado y se montó sin miedo,
sujetándose de la cintura de Namjoon para salir disparados hacia
la pequeña carretera, acompañados de las risas histéricas de Jin y
las irónicas de Namjoon que aumentó la velocidad al ver que ya
no tenía miedo.

A Jin había terminado por gustarle montar en ese vehículo, no


solo por la velocidad con la que las cosas pasaban ante sus ojos,
sino por el contraste de todo en ese momento, el frío viento
pegándole en el rostro, revolviendo su cabello, y al mismo tiempo
el calor de la espalda de Namjoon que le calentaba el torso.
Se bajó de la moto en cuanto vió las flores, seguían ahí,
inmaculadas, frondosas, y brillaban con los rayos del sol que se
colaban por las copas de los árboles, estando ahí comenzó a correr
hacia ellas, viéndolas como si le estuviesen dando la bienvenida,
al tiempo que sentía como era levantado por la espalda y se
encontró de repente en el hombro de Namjoon que se reía,
caminando hacia la flores y cuando estuvieron en medio del
frondoso campo Namjoon lo dejó caer sobre las mismas,
muriéndose de la risa por su expresión de miedo

-Grosero!

-Cállate.- Dijo sonriéndole y tras ellos se dejó caer sobre su cuerpo,


besándolo antes de que empezara a reclamarle cualquier cosa, y
Jin que se proponía hacer un drama se vió perdido en sus labios,
en el aroma húmedo y penetrante de las flores que lo rodeaban, en
las manos que le acariciaban el rostro y en el peso de aquel cuerpo
sobre el suyo, que lo presionaban contra la tierra fértil de aquel
campo que creía maldito, y que ahora, con la presencia de dos
demonios ahí parecía florecer con más fuerza.
--------------

Namjoon lo dejó acostado en medio de las flores, y le sonrió con


esos labios ligeramente rojos, resultado de las mordidas de los
besos previos. Jin se quedó mirando al cielo, como se lo había
indicado, con la camisa blanca abierta y las manos a los lados;
lucía hermoso, sumamente hermoso, y Namjoon comenzó a
plasmar esa hermosura en su cuaderno especial para acuarelas. Jin
estaba curioso, era la primera vez que lo veía usar acuarelas, y su
espera tuvo frutos, porque en cuanto terminó pudo levantarse
para ver el resultado, y ese resultado era sin duda un sueño
plasmado en papel.

-¿Te gusta?

-Es bellísimo...

-Es tuyo...-Dijo soplando un poco, y tras ello lo cerró,


extendiéndoselo

-¿En serio?, no podría...


-Si puedes...-Dijo extendiéndoselo y lo recibió mientras le daba a
cambio un tierno beso en los labios, perdiéndose.

-¿Sólo vas a darme uno?

-Sip...

-Cada vez te vuelves más malvado.- Dijo socarronamente,


haciéndolo enojar

-No soy malvado

-Si, si lo eres

-que nooo

-que siiii.- Dijo acallando su voz con otro beso, despacio, mientras
posicionaba su mano en el pecho de Jin acariciándolo,
inclinándolo para acostarlo de vuelta en la hierba. Namjoon bajó
de sus labios a su mentón y luego a su cuello, estremeciéndolo,
mordiéndolo cada tantos centímetros, dejando una dolorosa y
deliciosa marca a su paso.- Eres malo...

-No lo soy...-suspiró, viendolo bajar a sus pezones, en donde se


detuvo para mover su lengua en círculos, extasiándolo.

-Lo eres porque te gusta que te haga estas cosas... ¿no es así?.- Dijo
al tiempo que le mordia ligeramente uno de los pezones rosas, y el
otro lo apretaba con los dedos, extremeciendolo

-Nam... ~

-Dime...

-Dentente... aquí no...~

-¿Porqué no?.- Preguntó el de tez morena, que bajaba por su


pecho, después por su vientre, asegurándose de besarlo profunda
y correctamente, saboreándolo.
-Alguien puede vernos...

-Nadie va a vernos, estamos demasiado lejos... -Argumentó,


desabotononando sus pantalones, tras ello los bajó hasta sus
tobillos, arrebatándoselos.

-p-pero...

-Mira lo duro que estás... ¿como puedes negarte después de


eso,mmh?- murmuró llevando su dedo índice a la punta, dejando
que se mojara con la vergonzosa humedad de Jin

-No digas eso...

-Shhh... nadie va a vernos... a menos que sigas haciendo un


escándalo.- Apuntó bajando el rostro hasta su entre pierna, pero
no lo tocó, dejó que su aliento cálido lo hiciera nada más,
poniendo a Jin impaciente.-Entonces... quieres que lo haga?.- Dijo
sacando la punta de la lengua y tocó su miebro por un segundo,
estremeciendolo
-Si...-Dijo el avergonzado chico, apretando los ojos cuando sintió
toda la lengua del menor recorrerlo, desde los testículos hasta la
punta, de forma humeda, casi tortuosa.-

-Tu sabor... es siempre tan dulce...-Dijo el menor, tomando la


ereccion de Jin con los labios y tras ello la dejó entrar en su boca,
presionándola de forma deliciosa, apretada y húmeda, y tras ello
comenzó a bajar y subir la cabeza lentamente, disfrutando de los
pequeños sonidos que salían de la boca de Jin

-Nam...~

-¿Te gusta?

-Si... mucho...~

-Buen chico... me gusta que digas lo que sientes...-Murmuró


liberando su erección y tras ello se dirigió a la parte más baja de su
miembro, aprisionándole los testículos con la boca, y los lamió
lentamente, volviéndolo loco, haciéndolo jadear hacia el cielo,
mientras el de tez morena lo subjetaba al suelo con fuerza,
disfrutando de sus expresiones preciosas. No tuvo suficiente con
ello, bajó, deslizando su lengua hasta la entrada del mayor y ahí
comenzó a hacerle círculos con la lengua, abriendo el arco de sus
piernas para poder pasar más al fondo, avergonzándolo
terriblemente, en medio de gemidos deliciosos.

-¿Hace cuanto que no te lo hago?

-Dos dias.- Dijo Jin automáticamente, y eso lo sorprendió

-Así que haz estado pensando en eso...

-Si...

-¿que tanto?.- Dijo jugando en su entrada, torturándolo

-Hazlo, por favor...

-Shhh... no contestaste mi pregunta...

-Nam...~
-Contesta...

-Cada segundo...-admitió con la cara incandecente y Namjoon


sonrió .

- Sucio...-Dijo al tiempo que comenzaba a empujar, estremeciendo


al castaño que abrió todo lo que pudo el arco de sus piernas,
permitiéndole pasar a sus anchas, y Namjoon jadeando sentía la
estrechés y calides de su cuerpo abrazarlo a cada centímetro, se
sentía delicioso, tanto que perdía la cabeza por segundos,
escuchándolo sufrir y al mismo tiempo disfrutarlo hasta que tocó
el fondo y su miembro no pudo seguir avanzando más adentro.

-Y-ya...~-Dijo Jin, suplicante, entrecerrando uno de los ojos por el


dolor

-Quisiera que entre toda... pero eres muy pequeño...-Gruñó

-No digas eso, Nam~.- Gimió el avergonzado chico, mientras


Namjoon salía de su cuerpo lentamente, solo para volver a entrar
con fuerza, haciéndolo perder el aire.
-Fuck... estar dentro de ti es delicioso.- Gruñó, volviendo a
empujar con fuerza, y Jin solo se mordió los labios con vergüenza,
viendo la erección entre sus piernas punzante, lo disfrutaba
demasiado, Namjoon tocaba dentro de el una parte que lo hacia
tocar el cielo, más aún cuando sus manos comenzaban a
acariciarlo, y sin esperar preámbulos Namjoon comenzó con las
embestidas, salvajes como le gustaban, como Jin las adoraba
aunque no pudiese admitirlo, y su cuerpo, siendo azotado con
violencia las pedía así, a raudales, fuertes, intensas como solo
Nam podía hacerlas, al ritmo de sus gruñidos hermosos, de sus
expresiones de placer incontenibles.

-Asi ~... Así~.-Gemía el castaño, sujetando sus piernas, volviendo


loco a Namjoon que entraba dentro de él de la forma más violenta
que podía, enterrando sus dedos en la piel blanca de Jin que sufría
y rogaba por más, por que llegara más al fondo aunque eso
implicará perder el aire, y gritar hacia el cielo, cada vez de forma
más constante, cada vez de forma más tortuosa, hasta su piel,
enrojecida por el impacto de las estocadas comenzó a arder y
Namjoon notandolo jadeó, forzandose a si mismo a detenerse, a
no lastimarlo más, porque Jin era delicado y era suyo.

-Ven... jadeó el menor, jalándolo de los brazos, y lo cargó un


momento, poniéndoselo encima, mientras su espalda por primera
vez tocaba las flores.
-Nam...-Dijo el jadeánte chico, viendolo directamente.-Quiero
verte desnudo también...-Dijo avergonzado, y Nam sonrió,
alzando los brazos como una indicación para Jin de que podía
retirarle la playera, y después hizo lo mismo con sus pantalones,
mostrándole a Jin su cuerpo marcado, áspero, tatuado
hermosamente, y montándose de nuevo sobre su miembro Gimió
hacia el cielo, sintiendo como Namjoon movia la pelvis debajo de
él, penetrándolo deliciosamente.

-Amo tu piel...-Dijo Jin suspirando, resistiendo el delicioso placer


que le daban a su cuerpo las profundas estocadas, y pasó las
palmas de las manos, sus dedos por la piel tatuada de Namjoon,
extasiándose.- Amo todo esto...

Namjoon suspiró, pasando sus manos por la piel del vientre de


Jin, y ahí acariciándose mutuamente suspiraban como tontos
enamorados, con esporádicos y pequeños saltos que los hacían
fundirse una y otra vez, con esas miradas que los unían y luego
los cortaban en pedazos.

-Nam... quiero venirme...~-Gimió el castaño, sin dejar de acariciar


su pecho, y Nam lo tomó firmemente de la cadera, presionándolo
con fuerza para que se sentara.
-Está bien... puedes hacerlo.- Jadeó en medio de un quejido,
llevando una de sus manos al miembro de Jin y comenzó a
masturbarlo, lenta y firmemente, mientras en medio de un gemido
hermoso, que le hizo casi explotar la cabeza el precioso liquido de
Jin comenzó a salir, brotando para empezar a mojarle la mano, y
ante ello la pelvis de Namjoon comenzó a levantar su cuerpo con
fuerza, haciéndole temblar las mejillas, y tras las últimas y
deliciosas estocadas Jin lo sintió terminar dentro de su cuerpo,
llenándole de calidez todo, y es calidez comenzó a escurrirle por
los lados, haciéndole avergonzarse.

-Nam...

-¿Qué...?-Jadeó el chico, acariciándole el rostro, y Jin tomó su


mano con cariño, hundiendo la cara en su tacto.

- Tambien amo esto.- Dijo señalando hacia esa parte, sonrojando a


Namjoon hasta la incandescencia.-Me gusta que esté dentro de
mi...-Dijo sonriendo con inocencia.

-Sucio...- murmuró Namjoon atrayendolo hacia su rostro para


poder besarlo.
Y en medio de ese campo adornado con flores, creyó estar
soñando.
El sol estaba cayendo sobre sus espaldas mientras recorrían la
carretera, y ellos sin decir palabra lo veían caer con luz anaranjada
sobre todo, incluyendo el camino que seguían.

Jin, recargado en Namjoon cerraba los ojos, sujetándose con


fuerza, imaginando que el día y la noche pasaban por segundos,
entre cada sombra producida por los árboles, entre cada destello
de luz proveniente del sol que moría a lo lejos, y suspiraba
aliviado, como si esa espalda fuese la perfecta almohada, y soñó
con esa tranquilidad por segundos, soñó por lo que parecieron
horas, deseando que Namjoon pudiese soñarlo también. 

Después de un rato entraron al pueblo, y aun con la mirada de


unos pocos curiosos llegaron hasta el garaje para dejar la
motocicleta.

-No hace falta que me lleves... -Dijo Jin en tono de voz


bajo,dándose cuenta de que las personas los veían mientras
Namjoon bajaba de la motocicleta

-¿Porqué?.- Dijo volteando a su alrededor, percatándose de los


ojos curiosos sobre sus espaldas y suspiró frunciendo el ceño, los
habían visto llegar juntos, era problemático, pero no quería 
dejarlo ir todavía-Eso no importa
-Sabes que si...-Dijo Jin de repente, mirándolo con cariño.- Yo... te
veré mañana.

-Si...

-Bien...-Dijo inclinando la cabeza.- Ha sido un placer Joven


Namjoon.- Dijo recuperando su tono normal y tras ello se dio la
vuelta, dejando a al menor viendo en esa dirección durante varios
minutos.

Se sintió un poco desubicado al principio,por eso fue a la tienda,


compró un sixpack de cervezas, un paquete de gomitas y una
cajetilla de cigarros.

Se fumó dos sentado en la acera, afuera de su casa, pensando en


cada palabra que Jin había pronunciado esa tarde, sonriendo a
veces por ellas, sintiéndose mortificado por otras, hasta que el
sabor del tabaco lo asqueó y se metió a su casa sin más,
encontrando a su tío colgando algo en un perchero

-Ah hijo, otra vez temprano, ¿te peleaste con tu noviecita?

-No, tío.- Refunfuñó.- ¿que está haciendo?


-Ah esto... son los trajes para el hermano Ken y el hermano
SeokJin, solo falta afinar los últimos detalles y quedan listos

Esas palabras sacudieron su corazón de repente.- Ya... veo...

-Pensar que Jinishi y Jaehawn serán pastores en tan solo unos días,
me llena de júbilo

-Me imagino que sí.- Dijo con la mirada triste

-¿Qué pasa hijo?

-Nada, no es nada tío, vaya a dormir, que ya es tarde

-Bien, lo haré ya que piensas tener tu fiesta privada.- Dijo viendo


el sixpack de cervezas en su mano

-Sólo beberé algunas, no se preocupe

-No lo hago, hijo.- Dijo sonriéndole y tras ello se metió a su


habitación.- Buenas noches

-Buenas noches, tío.- Dijo para escuchar la puerta de la habitación


cerrarse de una vez y se tumbó en el sillón, que se encontraba
delante de su pequeña mesa, en donde una serie de papeles y
lápices estaban regados y abrió una de las latas, recordando la
forma en que Jin había bebido su primera cerveza, y le dieron
ganas de tenerlo con él, para que le dijera "palurdo", para que se
tropezara con cualquier cosa, y a su mente vinieron esas escenas
que parecían tan lejanas, esas en las que el castaño lloraba
pidiéndole piedad; parecía que aquella persona que le había
inflingido dolor ya no existía, le resultaba demasiado extraño,
porque desde su nacimiento había estado ahí, persiguiéndole,
recordándole que no importaba que fuera buena persona o mala
persona, los demás lo seguirían tratando siempre como lo que era:
"Un negro bastardo"

-"Tu no eres un bastardo... ¡no eres un pecado!, ¡no lo eres!".-


Gritaba Jin en su cabeza, y recordó sus lagrimas empáticas, esas
leves lágrimas que compartían su dolor, que lo comprendían.

-Tu... pequeña perra... ¿como haz hecho para meterte tan dentro
de mi cabeza?...-Murmuró frunciendo el ceño, con frustración y al
mismo tiempo, con miedo.

No quería querer a nadie, querer algo siempre implicaba salir


lastimado, y adicional a todas esas cosas cursis que dicen los
despechados había algo más que debía considerar: Jin era su
cuadro maldito... y los cuadros malditos siempre terminaban
pereciendo con el tiempo, por eso se preguntó si alguna vez, él en
su locura se atrevería a hacerle daño a Jin, ese tipo de daño: como
lo que le hizo a la flores, a las mariposas, al gatito... Se preguntó si
en medio de sus mórbidos y bizarros deseos de verdad seria capaz
de disecar a Jin para meterlo dentro de un frasco, y tenerlo por
siempre... porque los colores de la pintura se despintaban, el papel
se deshidrataba, se rompía, se hacía pedazos, y lo que tenía de Jin
era solo eso... papel.

Jin existía en papel, solo en papel y nada más.

Y ese papel con el tiempo se desquebrajaría, los colores de su


belleza se detiñirian, sus besos, sus caricias, todo se terminaría
yendo, perdido en el olvido, y eso era lo que más le daba miedo.

Le daba miedo perderlo.

-Es cierto...-murmuró, viendo las hojas sobre su escritorio, y tras


tomar un lápiz suspiró de repente, comenzando a trazar casi a
ciegas, mientras abría otra cerveza con la mano izquierda y la
engullía sin dejar de ver el papel, como si fuese lo único que
existía en ese momento.-Eres un ángel... y me adueñaré de tí...-
musitaba, trazando en el papel con calma, con una mirada de
devoción y de triste amor que le hubiese erizado la piel a
cualquiera, y que a él lo consumía, lo dañaba y al mismo tiempo lo
mantenía con miedo.- Eres mi angel... y te quedarás conmigo
siempre...-Musitó quedito, viendo el dibujo terminado sobre la
mesa y tras verlo le sonrió de forma agridulce, sintiéndose
sumamente triste, casi desolado.

Tomó la lata que había dejado sobre la mesita, y se la llevó en la


mano, levantándose del sofá, mientras en la otra el dibujo recién
hecho casi se arrugaba por la fuerza con la que lo tomaba. Caminó
hacia afuera de la casa, dándose cuenta que las calles estaban
vacías, que el viento se escuchaba con fuerza colándose entre
calles y tejados, que ya dormían, con las luces apagadas y solo el
farol de la esquina iluminó el garaje cuando entró en él,
prendiendo la escasa luz de un foco amarillo, pendiente del techo,
y estando ahí suspiró, dándole un trago en su cerveza mientras
cerraba de vuelta la puerta del garaje, encerrándose.

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La luz del sol apenas estaba saliendo, cuando el diligente


jovencito ya se encontraba en la puerta de la parroquia, recibiendo
a los feligreses; algunos le sonreían sinceramente, otros solo lo
barrían con la mirada déspota, y eso solía lastimarlo mucho, pero
ya no le importaba, todo había dejado de importarle porque...
tenia a Namjoon.

Suspiró de vez en vez durante la misa, sonriéndole enormemente


a los niños que hacían travesuras, diciéndoles que fueran buenos,
y después durante el desayuno sirvió los platos diligentemente,
corrigiendo sus posturas, diciéndoles que comieran debidamente.
La madre encargada de la cocina lo saludaba con el cucharon en la
mano, sonriéndole, inclinando su cabeza en señal de gratitud por
limpiar uno que otro plato que se caía al piso, y tras dejar a los
niños en su salón de clase salió corriendo como un rayo, a llenar
los cuencos con agua, a preparar los pinceles, la pintura y a
esperar, aun con la mirada de Jae Hwan sobre sus hombros,
penetrante y que se volvió aun más incomoda, cuando el
susodicho se acercó, sorprendiéndolo.
-Hermano...-Dijo el castaño, extrañado, porque Ken estaba
atendiendo a su grupo de catesismo, y los dejó en ese momento
para acercarse.

-Ha llamado, no vendrá hoy, así que puedes irte.- Dijo secamente

-¿que?, ¿n-no dijo porque?

No le respondió, se limitó a seguir su camino y Jin sintió un


enorme puchero de tristeza subirle por el rostro, hasta que
recordó el pequeño aparato en su bolsillo, que le permitía
comunicarse con él, esa línea de comunicación exclusiva de los
dos.

Salió de la iglesia con prisa, huyendo hacía la casa del árbol, y


caminó por entre los robles con lentitud, viendo las copas de los
arboles, y el vapor frió de la mañana escaparse por su boca, hasta
que la vió a los lejos y sonrió, llamando a Namjoon en el momento
en el que entró, esperando algunos tonos con una sonrisa en el
rostro pero... Namjoon no contestó.

Estaba preocupado, Namjoon no hubiese faltado al trabajo a


menos que fuese importante, y temió que de nuevo alguien le
hubiese hecho daño o algo más le hubiese pasado a su tio y sobre
todo se sentía extrañado, porque sabia que bajo cualquier
circunstancia le hubiera mandado un mensaje de texto o algo pero
no lo hizo.
-Tal vez solo... tenia flojera... eso es todo.- Se consoló, viendo la
pantalla de su celular.

Trató de llamarlo de nueva cuenta, escuchando aquel timbre


insufrible, pero después de algunos tonos no hubo respuesta, ni
esa vez, ni la siguiente de esa o la siguiente, e intento por intento
su entusiasmo fue bajando, mando numerosos mensages de texto,
preocupado, preguntando, pero no hubo respuesta, hasta que
metido entre sus rodillas se hizo bolita, sintiéndose decepcionado,
y tras ello alzó la mirada, viendo los dibujos en el papel,
recordando las cosas tan bonitas que Namjoon hacia,
sonrojándose al observarlas cuando un mensaje entró a su celular

"Estoy ocupado" Fué lo único que decía el mensaje de texto,


simple, seco, después de las más de 20 llamadas y mensajes de
texto confirmaba que Namjoon estaba bien, que solo "estaba
ocupado". No sabia que pensar sobre eso, sabia que era exagerado
hacer un drama, pero después de toda la preocupación y el
pendiente creyó que merecía una explicación.

Pero no, Jin no merecía una explicación porque finalmente...

-Namjoon y yo no somos nada...

Estaba enamorado... lo sabía con seguridad... le había dicho a


Namjoon que amaba sus manos, su voz, su boca, todo su cuerpo...
pero él... él escasas ocaciones le había dicho algo como eso y
adicional a ello... Namjoon nunca le había dicho que lo quería
siquiera... o algo parecido a ello. Y eso lo entristeció

Tal vez todo sus anhelos y esas cosas preciosas estaban dentro de
su cabeza, tal vez esos actos de amor solo eran
malinterpretaciones suyas, porque después de todo Namjoon se la
pasaba insultándolo, Namjoon seguía haciendo de él su
voluntad... Namjoon...

Hundió la cara dentro de sus rodillas, sollozando, era cierto, él


estaba enamorado pero Namjoon no, después de todo ¿que
significaba él para Namjoon? Si Namjoon había tenido un millón
de mujeres a las cuales hacerles el amor, había salido de este
pueblo a vivir y era una persona de mundo, era inteligente,
talentoso, joven y apuesto, y en cambio él... él no era mas que un
simple chico pueblerino, al que le tuvo que enseñar a usar un
teléfono celular y a ponerse un casco... no tenia mayor talento que
el de cantar a veces... o rezar en latin... Jin no era nada, nada para
Namjoon y apenas caía en cuenta de ello, tal vez solo era el
juguete en turno y ya... eso debía ser, no había otra posible
respuesta.

Y eso lo hizo sufrir demasiado, porque jamás en todo el tiempo


que llevaban juntos contempló siquiera la idea de que lo que
estaba pasando entre ellos no duraría para siempre... todo iba a
acabarse y entonces Namjoon terminaría yéndose de ese lugar...
dejando en su alma un hueco profundo que no repararía con
nada.
Sollozó dolorosamente entre sus rodillas, dándose cuenta de ello,
dándose cuenta de todo en lo que no había pensado debido a su
incredulidad y en su enamoramiento y dolia, dolia demasiado
porque... de verdad lo amaba.

Pero todo había pasado tan rápido que la idea de pensar siquiera
en que se tendría que ir en algún momento lo hizo sufrir
demasiado, le había caído de golpe como un balde de agua fria, y
no supo hacer otra cosa más que llorar por ello.

Las luces del dia de repente comenzaron a ponerse grisaseas al


igual que su insufrible dolor en el pecho, cuando el pequeño
aparato dentro de su bolsillo comenzó a sonar, y él avergonzado
leyó el nombre de Namjoon en la pantalla, por eso se secó las
lagrimas tan rápido como pudo y trató de aclarar su garganta,
pero le resultaba difícil

-Bueno...

-Jin, lo siento, mi tío se puso un poco mal, acabo de ver todo lo


que enviaste

-N-no importa.- Dijo con su tono ligeramente ronco por haber


estado llorando, y sorbió la nariz.- ¿Como está tu tío?

-Bien, solo se sintió un poco débil pero está bien


-Me alegro mucho.- Dijo sonriendo genuinamente, pero a pesar de
su sonrisa el tono de voz seguía siendo el mismo, como el de un
niño que intenta no gimotear

-¿Que tienes?

-N-nada, creo que estoy un poco resfriado.- Dijo tratando de


parecer convincente pero Namjoon suspiró hastiado del otro lado

-Estas llorando, perra mentirosa, dime que paso, ¿te hicieron


algo?.- Dijo alterado y el castaño se preocupó

-No, no, estoy bien, de verdad

-¿en donde estás?

-Nam...

-Pregunté en donde estás...

-No necesito que vengas, estoy bien

-¿Como quieres que crea eso cuando estás llorando?!

-Eso no importa
-¿porque no quieres decírmelo?!

-Porque no quiero ser una molestia!.- Dijo pensando en aquellas


conclusiones que había sacado minutos atrás

-Tu siempre eres una molestia estés llorando o no!.- Dijo alzando
el tono de voz.- Ahora dime en donde estás...

-Namjoon...-Sollozó, cuando escuchó el canto de una de las


golondrinas del bosque a lo lejos, y supo que Namjoon sabría en
donde estaba.- Namjoon...

-No te muevas de ahí, si te mueves te mato.- Sentenció colgando el


teléfono y Jin sostuvo el suyo entre sus manos, tratando de hacer
parar su lágrimas antes de que Nam llegara, pero parecía un tipo
de maldición, porque no podía hacer que parara, sentía sus ojos
enrojecidos, su nariz que gimoteaba, todo era desastroso, y en
menos de lo que pensó que tardaría unos pesados y veloces pasos
subieron por las escaleras de madera, y encontró los ojos
preocupado de Namjoon, junto con las botas llenas de lodo y hojas
secas en el cabello.

-Namjoon...

El menor no le contestó, se quitó las botas tan desesperadamente


como pudo, mientras él se incorporaba, poniéndose de pie, y
cuando la ultima bota fue liberada de sus pies pasó de largo, casi
corriendo hasta que llegó a Jin, llevando sus manos impacientes
su rostro y lo movió cuidadosamente, aunque con prisa, revisando
con la mirada, en busca de cualquier cosa que le indicara algún
daño, pero no había nada salvo un rostro triste que acaba de
llorar.

-Dime que te han hecho... dime.- Dijo tratando de ocultar la


desesperación en su voz

-No me hicieron nada

-Jin!.- Le gritó, sin poder disminuir su preocupación.- V-voy... voy


a matarlos.- Gruñó

-Nam...-Dijo en un tono apacible el de pelo castaño, tomándolo del


rostro para que pudiese verlo a los ojos, y tras esa mirada de
comprensión Namjoon relajó los hombros, tal vez entendiendo su
petición, de que se tranquilizara.- No me hicieron nada... solo...
me sentí triste de repente es todo, perdóname

El de tez morena suspiró pesadamente, mirándolo, y tras ello le


dió un ligero abrazo, pero ese abrazo fue extraño, porque fue
distante, demasiado corto a diferencia del mar que solía abrirse
cuando lo estrechaba con fuerza, fue como si no quisiera tener un
contacto real con él y eso llamó la atención del castaño pero
Namjoon interrumpió.
-¿Que te hizo entristecer?

-Yo...-Dijo balbuceando.- Es que pensé que no te vería hoy y me


puse triste.- Mintió

-Jin son las 5 de la tarde, ¿puedes calmarte un poco?.- Dijo


malhumorado, soltándolo para tumbarse en los cojines,
quitándose las hojas secas del cabello y Jin guardó silencio
sintiéndose avergonzado.-Corrí hasta aquí pensando que era algo
importante, estúpido

-Ya dije que lo siento...-Dijo ligeramente hostil y eso llamó la


atención del moreno.- No era necesario que corrieras, te dije que
no tenia nada

-No sonaba exactamente como eso

-Pues lamento decir que soy responsable por lo que digo no por lo
que tu entiendas

PARTE 23: DOLOR

-¿que?

-Nada...
-Oye oye.- Dijo acercandose a él de forma amenazante.- ¿que ha
sido ese tono que acabas de usar?

-No usé ningún tono en particular

-¿Así es como me tratas después de que vine corriendo?.- Reclamó

-No es mi culpa que corrieras, además si no querías venir hoy


conmigo, pudiste habérmelo dicho

-Yo no hago cosas que no quiero hacer.- Dijo mirándolo con enojo,
cuando en realidad le llamaba demasiado la atención la actitud de
pelea que Jin estaba teniendo en ese momento.- Vine porque
quería

-Si... ya lo veo

-¿Y a ti que te pasa?


-No me pasa nada, ya te lo dije

-Tu no eres el miedoso que conozco, ¿desde cuando me hablas de


esa forma?

-¿Tengo que seguir diciéndote "si señor" entonces?.- Dijo


desviando la mirada hacia el suelo, apretando los puños a los
lados

-Jin...-Murmuró completamente desconcertado, de verdad no


sabia lo que pasaba y ese hecho lo desconcertaba tanto que se
olvidó completamente de su actitud hostil.-Oye... ¿que pasa? lo
digo en serio

-No pasa nada

-Estas empezando a agotar mi paciencia.- Musitó, pero Jin no


respondió, se quedó con los ojos fijos en el suelo aún cuando
Namjoon comenzó a caminar hacia él hasta que estuvo enfrente
suyo.-Oye...-Murmuró, alzandole la cara pero el castaño se negó.-
Oye.- Insistió.- ¿que pasa? dímelo...
-Tu... no quisiste abrazarme.- Dijo en un tono casi inaudible,
completamente tímido

-¿Que yo que?

-No quisiste abrazarme, ayer... hicimos el amor... y yo hoy parece


que te dá asco tocarme

-Jin...

-Si ya te aburrí puedes decirlo.- Dijo de repente, desconcertando al


de tez morena

-¿Que?, ¿Puedes dejar de decir estupideces?

-¿De verdad lo son?

-Por una vez que no quiera abrazarte no significa que...


-Entonces de verdad no querías hacerlo...-Interrumpió

-No es por lo que tu crees... yo, me duele un poco el pecho es


todo.- Dijo llamando la atención del castaño de un momento a
otro

-¿Te duele? ¿como?...

-Yo... bueno.- Titubeó, entrando en cuenta de que era algo que no


quería decirle.- me arde un poco, nada de que preocuparte.-
Sentenció y en ese segundo la expresión de Jin cambió
radicalmente

-P-por Dios... ¿v-volvieron a herirte?!.- Dijo sumamente


preocupado, tratando de acercarse

-Nadie me hirió.- Dijo retrocediendo


-Déjame ver.- Dijo ignorando sus palabras, estaba demasiado
inmerso en su preocupación, y quiso alzar su playera pero el
menor se alejó

-Ya te dije que no es nada

-Te hirieron de  nuevo!.- Dijo sumamente angustiado, casi


histérico.- Por eso no fuiste por la tarde, ¿porque no quisiste
decírmelo?!

-Porque nada de eso pasó, solo es un rasguño

-T-tu no eres la clase de persona que se inmuta por un rasguño, no


me mientas!, déjame verlo, necesitamos ir al médico.- Dijo
insistiendo en revisarlo, pero Namjoon le alejaba las manos

-Basta ya, te dije que estoy bien.- Contestó hastiado

-¿Porque eres asi?!, le prometí a tu tío que cuidaria de tí


-Porque si.- Gruñó, perdiendo la paciencia.- y no es de tu
incumbencia, ahora deja de joderme de una buena vez

Sus palabras hicieron que Jin se detuviera de forma abrupta, y


desistió de acercar sus manos, bajando sus ojos hacia el suelo.
Namjoon se dió cuenta de lo que había dicho en el segundo, y
trató de decir cualquier cosa pero nada se le ocurría.

-Si... tienes razón... no es de mi incumbencia

-Oye, ven aquí... no lo dije en ese sentido...-Dijo apretando los


dientes por la culpa, tratando de tomarlo del brazo pero Jin se
alejó, y acto seguido tomó el saco que había colgado del respaldo
de la silla, dispuesto a irse.-Jin... No hagas esto maldita sea, sabes
que odio cuando cuando eres tan terco.

El castaño no lo escuchó, se dirigió a la puerta de la casa del árbol


cuando Namjoon se plantó enfrente de él como un muro
impenetrable.-Deja... que me vaya.- Dijo casi inaudiblemente

-Jin...
-Por favor...-suplicó

-Deja de hacer esto, mierda.- Dijo hastiado, suspirando hacía el


cielo

-¡No estoy haciendo nada!.- Dijo de repente, subiendo el tono

-¿porque te pones así de repente?! es un puto rasguño ¿De verdad


tienes que armar tanto lío?!

-No es el rasguño!, es que yo...yo...-Dijo con voz cortada, y


contrario a toda su fuerza de voluntad comenzó a llorar,
avergonzado.- Pensé que... me había convertido en esa clase de
personas que puede ayudarte... pero no lo soy, nunca lo he sido,
nisiquiera algo cercano a eso

-Jin...

-Yo... por favor, solo deja que me vaya... solo eso y ya, por favor
no quiero llorar enfrente de tí...
-¿Porqué llorar enfrente de mi se ha vuelto tan problemático de
repente?.- Dijo con un nudo en la garganta

-Porque esta vez duele más...

-¿porque?...-Musitó tomándolo de la muñeca, con lentitud.-


¿porque?...

-Déjame ir, ¿si?.- Dijo sollozando, negándole la mirada

-De verdad... ¿te importa tanto ser esa clase de persona para mi?

-No voy a responder a eso...

-Responde por favor...-Dijo en un tono demasiado serio, y esas


palabras desconcertaron a Jin.-Sólo responde...

-Si...-Dijo finalmente, en un tono que fué casi opacado por el


viento y sin embargo Namjoon lo escuchó con toda claridad.- Si lo
és
El de tez morena suspiró pesadamente al escucharlo, y Jin que
tenia la mirada gacha escuchó ese suspiro como hastío, como una
señal de que se aproximaban palabras de rechazo, por eso cerró
los ojos preparándose, casi temblando, y el cálido tacto de los
dedos de Namjoon en su mentón se levantó el rostro de repente.-
Me... arde el pecho pero... nadie me lastimó... lo hice solo...-Dijo
alzándose la playera lentamente, y Jin, que no se atrevía a mirarlo
se perdió en ese movimiento, descubriendo que debajo de la tela
se escondía un vendaje discreto, y a los lados del mismo marcas
de hinchazón, rojas y dolorosas se asomaban, dando el preámbulo
de una dolorosa herida.

-Nam... porqué...-Dijo completamente desconcertado, incluso con


cierto miedo en el tono de voz, pero a diferencia de él el menor
solo pudo soltar un resoplido de resignación.

-Por esto... no quería abrazarte... me duele, lo siento.- Admitió

-Nam... ¿que te hiciste?, ¿porque te hiciste daño?!.- Dijo Jin


indignado, pensando en todas las razones posibles de forma tan
rápida que entró casi en histeria, pero la sensación abrupta de la
mano de Namjoon tomando la suya lo distrajo de repente,
tranquilizandolo unos segundos, como si de una anestesia se
tratase.
-No me hice daño, Jin...-Dijo en un tono pacifico, agridulce.- Me
ayudé a mi mismo...-Jin no lo entendía, lo miró desconcertado
unos segundos, mientras Namjoon llevaba la mano palida del
castaño a su pecho poniéndola sobre el vendaje.- Puedes quitarlo...

-¿Q-que...? ¿porque?

-Hazlo.- Dijo apaciblemente, suspirando.- No pasará nada

-Nam...-Musitó

-Anda.- Dijo animándolo, y le tomó la mano ayudandole a


quitarlo, por eso Jin se percató de que Namjoon estaba temblando,
temblaba de nerviosismo, y de miedo.

-No entiendo nada...

-Pronto lo entenderás.- Dijo Nam sonriéndole, sin dejar de


temblar, y Jin, tras mirar el nerviosismo en sus ojos se sintió
desconcertado, pero curioso, por eso comenzó a retirar los
adhesivos de las gazas, hasta que poco a poco comenzaron a
desprenderse de su piel, dejando ver debajo la razón oculta de
todo este dolor.

-Nam...-Dijo abriendo los ojos de par en par, con la mano


temblándole

-Da miedo... ¿verdad?.-Musitó

PARTE 24: ESTE SENTIMIENTO


-Hazlo sobre mí.- Suplicó
---------------

Pronto lo entenderás.- Dijo Nam sonriéndole, sin dejar de temblar,


y Jin, tras mirar el nerviosismo en sus ojos se sintió desconcertado,
pero curioso, por eso comenzó a retirar los adhesivos de las gasas,
hasta que poco a poco comenzaron a desprenderse de su piel,
dejando ver debajo la razón oculta de todo ese dolor.

-Nam...-Dijo abriendo los ojos de par en par, con la mano


temblándole
-Da miedo... ¿verdad?.-Musitó sonriendo agridulcemente, y Jin
que había retirado ligeramente la mano, temblando, con los labios
entreabiertos no pudo decir nada, parecía que su garganta se
había sellado y sólo le quedaba mirar en silencio, por eso
Namjoon suspiró pesadamente, llevando sus dedos a la esquina
del vendaje y tras una mueca sumamente dolorosa terminó por
quitar toda la gasa; sabía que no debía quitarla todavía, era
peligroso, demasiado doloroso, pero necesitaba que lo viera, a
pesar del miedo que le venia subiendo por la espina dorsal, de los
nervios insufribles del rechazo... de sus ojos temerosos...
necesitaba que lo viera.

La gasa cayó al suelo lentamente, con pequeñas gotas de sangre


que marcaban tal vez un pequeño camino de puntos coloridos, y
tras ello Nam suspiró, con la mirada gacha, incapaz de exigirle a
Jin una respuesta, un sonido siquiera, estaba estático, casi frio por
el miedo que tenía, y aun así permaneció de pie, aguardando.

-Sangra...-Murmuró Jin apenas, con la mirada perdida en la herida

-No importa... va a sanar.- Dijo Nam sonriendo a medias.


-¿Porqué lo hiciste...?

-Porque tengo un problema en la cabeza.- sonrió y el castaño


suspiró viendo aquel dibujo de líneas negras, casi frescas, que se
dibujaban en la parte izquierda de su pecho, dolorosas, casi
punzantes, y que se movían de arriba abajo, al ritmo de la
respiración lenta pero tortuosa de Namjoon, y sobre esa
respiración caminando pasaron los segundos en silencio, los
suspiros, las miradas serias, taciturnas, casi somnolientas, en
espera del acto siguiente.

-Yo...-Musitó el castaño con un tono tímido, sin poder dejar de ver


el dibujo con atención.- no... tengo alas... Nam

Y Namjoon sonrió, apenado, aún muerto de miedo, pero


sorprendido por la inocencia de su comentario.- Es que ... no
puedes verlas, eso es todo...

-¿Tú puedes...?.- Musitó quedito, sin mirarlo a los ojos

-Si... si puedo.- Murmuró, tomando la mano de Jin lentamente, y


sus finos dedos largos, pálidos, fueron colocados sobre una de las
líneas que dibujaban las amplias alas angelicales marcadas en su
piel.-¿Te asusta?...

-No...-Musitó Jin tocándolo con cuidado, dudoso, ladeando su


rostro de un lado a otro como un animal pequeño y curioso, su
corazón no podía entenderlo del todo, no sabía lo que Namjoon
estaba diciéndole.

-¿Porqué no lo hiciste sobre el papel...? Como siempre...

-Porque el papel se rompe...y se pierde...-Dijo agridulcemente.-


Pero este... se va a quedar conmigo siempre...

-¿Porqué querrías tenerlo por siempre...?

Namjoon guardó silencio unos segundos, sonriendo hacia el piso,


temeroso, con la mirada perdida en las tablas en el suelo, no
quería decirlo, le daba pánico y aún así la fuerza dentro de su
pecho le suplicaban hacerlo, decirlo por fin, a pesar de todo mal
pronóstico, a pesar de su condición, de todo lo malo que existía
dentro de él-Me hace feliz...-Dijo finalmente y Jin enmudeció unos
momentos, tratando de comprender, pero no era capaz, no porque
fuera algo demasiado complicado, es que sencillamente su
corazón no podía creer que Nam de verdad...

-Nam...-Dijo con un nudo en la garganta, mirándolo fijamente, y


ante su abrupta pausa Namjoon alzó la cabeza, encontrando por
fin sus ojos.-No... entiendo...-Dijo temeroso, y sus manos
impacientes temblaban sobre la piel del moreno; también estaba
asustado, y ambos siendo dos niños indefensos se miraron
tentados a salir corriendo, pero no lo hicieron.

-Una vez...-Dijo Nam rompiendo el silencio, tragándose su


nerviosismo como un líquido amargo.- Una vez... tu dijiste que yo
era una persona de la que podías enamorarte con sólo ver lo que
sus manos hacían...

-Nam...

-¿De verdad puedes...?.- Interrumpió, apretando los ojos, como si


se animara a saltar de un precipicio.- Aún conociendo todo lo
malo que hay en mí... tú... ¿puedes hacerlo?... ¿puedes enamorarte
de mí a pesar de todo?.- Dijo frunciendo el ceño, incapaz de
mirarlo, tal vez solo esperando que Jin saliera corriendo, por eso
cerró los ojos con fuerza, apretando los puños a sus lados.
-No lo entiendo Nam... ¿Q-qué...?,¿Qué está pasando?...-Dijo
sintiéndo una angustia terrible creciendole en el pecho, porque
dentro de su repentino miedo creyó que Nam se burlaba, pensó
que Nam estaba jugando... Todo, cualquier cosa, menos que
hablaba en serio.

-Yo... Estoy preguntándote... Si es cierto lo que dijiste...-Dijo


tragando en seco, muerto de miedo, a punto de rendirse, era
demasiado para él pero ya no podía más.- Si de verdad podrías
enamorarte de mí...-Dijo respirando pesadamente.- Si puedo
pedirte que lo hagas...

Jin enmudeció. En medio de un sonido blanco, como un eco


inmenso dentro de su cabeza y en medio de esa tranquilidad las
palabras de Nam retumbaron, como un suave sonido, que le hizo
volver a escuchar a su corazón latir con fuerza:

"Si de verdad puedes enamorarte de mí..."

"Enamorarte de mí..."

Y el silencio rotundo, como un aura de calma llegó a la casa del


árbol cuando Jin tomó uno de sus dedos lentamente, invitándolo a
que lo mirara, y Nam encontró esos ojos nerviosos, pero
extrañamente felices mirándolo con todo el amor y el miedo que
tenía dentro del cuerpo, fijos, temblorosos.- Ya lo hice...-Dijo
sonriendo, con las manos temblándole.- Lo hice hace tanto...

-Jin...

-Yo...-Dijo sonriendo.-Estoy enamorado de tí...-continuó con la


cara sonrojada, aun cuando generosas lágrimas le inundaban los
ojos, le inundaban toda el alma pero no pudo continuar, porque
para Nam esas palabras fueron una llave, una anestesia a todo el
dolor que sentía, que había sentido alguna vez... y sintiendo que el
corazón le explotaba lo tomó en sus brazos, estrechándolo contra
su cuerpo, de forma firme, casi desesperada, comiéndose sus
labios en el instante en que sentía que probablemente el suelo se
iba a caer debajo de sus pies, pero era imposible, porque ambos
estaban flotando. Jin le rodeó el cuello con los brazos, ladeando la
cabeza para poder corresponderle, para permitirle pasar más al
fondo, hundiéndose dentro de su boca, y sus labios, que eran
cálidos y suaves se fundieron juntos, profundamente, como un
hielo que se convierte en líquido; así fueron sus besos: ligeros,
frescos, embriagantes como la dulce miel que se deslizaba por sus
cuerpos, y perdidos por lo que tal vez parecieron siglos,
continuaron con los roces, así... despacio, tortuoso, con todo el
amor que se tenían compartiendose como vapor a través de sus
cuerpos, hasta que el aire dentro de ambos fue insuficiente para el
ritmo acelerado dentro de sus pechos y se separaron, mirándose
profundamente.
-Te... amo...-Musitó Nam lentamente, sobre sus labios, y a Jin el
movimiento de su boca le pareció el que tomarían las nubes en el
cielo, el que toman las aves que vuelan sobre los árboles en el
otoño.

-Te amo Nam...-Dijo el castaño mirándolo profundamente, con los


ojos aún húmedos, que para Nam representaron las estrellas
inalcanzables, frías, pero que en ese momento habían bajado para
consolarlo, para tomarlo entre sus brazos, para darle la felicidad
más inmensa que algún día pudo haber sentido, y ya no temió
más, ya no pensó más en el futuro, ni siquiera pensó en el
venidero y siguiente minuto, nada de eso importaba ya, nada de
eso existía, porque su ángel estaba dentro de sus brazos, y jamás
se alejaría de ahí.

Namjoon lo tomó en sus brazos con cuidado, llevándoselo con


lentitud a los cojines, y cuando estuvieron ahí se recostaron juntos,
de lado, uno enfrente del otro, y finalmente, habiéndose
acomodado se miraron unos segundos, riendose tontamente,
riéndose como nunca se habían reído, disfrutando de verse al
rostro, de forma calmada, apacible, porque ya nada fuera de aquel
lugar existía para ellos; Para Jin, Nam era el cielo plagado de
estrellas, el viento que se deslizaba por el techo, soplando entre las
tejas, era la humedad de los árboles, era la tierra misma, que le
daba vida a todo, y Para Namjoon, Jin era arcilla fresca moldeada
con las manos, era las flores y el olor de la hierba, los pinceles bajo
sus manos, era los cuencos con agua, los colores y el rocío que cae
de las hojas después de un dia de lluvia, era la vida misma que
había tocado sus manos en forma de angel, y usando las plumas
que caían de sus alas había hecho un nido dentro de él para no
irse nunca, para dormir acurrucado en su pecho.

-Nam...-Dijo Jin con voz tímida, mientras el menor acariciaba el


filo de su barbilla con sus ásperos dedos

-¿Mmmh...?

-¿De verdad me amas...?

Namjoon sonrió un momento ante su mirada inocente, abierta con


luz centellante.- Porque lo dudas...

-Porque tengo miedo de estar soñando...

-Yo también.- Admitió Nam, estrechándolo con ternura.- Pero esto


sigue doliendo, así que sé que es real.- Dijo sonriendo como un
niño viendo el nuevo tatuaje en su pecho y Jin sonrió viéndolo
también, rozando aquellos trazos apenas, con las yema de su dedo
índice.

-¿Duele...? Cuando lo haces...-Preguntó lentamente, como si


tuviese miedo de sus palabras.
-Solo un poco, duele más cuando está sanando...
-La sangre se ve dolorosa...-Dijo con una mueca de angustia
-Ah... No se supone que sangre tanto...-Dijo sonriendo, tomándolo
del mentón para levantar su mirada, y cuando la tuvo en su
posición lo vió como quien ve a un niño pequeño y curioso,
tratando de disminuir su preocupación.- No debes preocuparte,
forcé a mi piel demasiado, eso es todo... Es malo hacer un tatuaje
tan grande en una sola sesión, pero quería terminarlo...
-Tonto... -Dijo Jin haciendo una mueca de berrinche.- Te
lastimaste....-Suspiró
-Ahh... Ahora me llamas tonto, esto se pone cada vez mejor...
-Pero cada día me impresionas más...-Dijo mirando fijamente los
trazos.- Hacer esto... Tu solo... Me parece imposible
-Bueno... Es cuestión de práctica, después de todo la mayoría de
los que tengo los he hecho yo...
-¿En serio?
-Asi es...-Dijo orgulloso de su obra y Jin miró de reojo todo su
torso, descubriendo que tenía muchos más de los que se había
percatado
-¿Porqué lo haces?
-Porque significan algo para mí... Y no quiero olvidar ese algo...-
Dijo sin más, acariciándole el rostro con ternura
-Pensé que tenías memoria fotográfica...-Murmuró,
incorporándose y comenzó a pasar los dedos por uno de los
tatuajes más grandes de su brazo.
-La tengo- suspiró, sonriendo de forma agridulce.- pero no
siempre se olvidan las cosas de la misma manera...
-No entiendo...
-No necesitas hacerlo, tonto.-Dijo dándole un golpecito en la nariz,
con ternura.
-Bueno... Entonces ahora soy algo que nunca olvidarás, eso me
hace feliz-Dijo sonriendo de forma infantil, sumamente bella, y
eso le llenó a Nam el corazón de calidez. Pues esa mirada
inocente, completamente sincera miraba su más reciente obra con
una felicidad que no le cabía dentro del cuerpo.
-Te... Gusta?.- preguntó ligeramente avergonzado
-Es hermoso...-Dijo observando los finos trazos, que parecían
haber Sido hechos con un lápiz demasiado delicado, no con una
aguja, y es que dentro del delicado cuadro el torso de Jin, visto
hasta la cintura se hayaba desnudo y de perfil, viendo tal vez al
horizonte con ojos nostálgicos, y en su espalda, como sublimes
muestras divinas dos alas nacían, delicadas, pero firmes y
extendidas, dejando a su paso una serie de plumas que
desprendiendose se quemaban.- ¿Porqué se queman...?
-Mmmmh...?
-Las plumas que se desprenden, ¿Porqué se queman?
-Asi es como veo tu belleza...-Dijo lentamente, sonriendo a medias
hacía ningún lado.- es efímera y se marchita, pero es constante,
preciosa...
-Yo... -Dijo con la cara completamente roja-Ahh... Eso es hermoso,
creo que quiero gritar pero dejaré de verme genial...-chilló
ocultándose la cara en las manos por un momento.
-Nunca te has visto genial, así que adelante...-Dijo burlón
-No puedes decir eso después de haberte hecho tal cosa por mí, lo
siento pero en este momento estamos al mismo nivel-Dijo
triunfante
-Auch...-se quejó Nam mirándolo mientras se reía y tras ello lo jaló
de la nuca, dándole un beso delicioso que lo hizo perder la
cabeza.-Bien dicho...
-¿Que significan los demás?- Dijo el curioso castaño, tocando su
piel con cuidado.
-Tienen muchos significados...-Dijo incorporándose para sentarse,
y se puso enfrente de él, sonriendo.- la Cruz es el más grande, y ya
sabes lo que significa, pero lo más queridos para mí...-Dijo
sonriendo de forma nostalgica- Estás mariposas en mi brazo son
de las primeras cosas que encontré realmente hermosas; estas
flores azules, este gatito gris, representan una parte de mi niñez.-
Musitó con una sonrisa y continuó.-Esta calavera con las hierbas
encima,  que crecen enredandose, es la vida, y la muerte. El reloj
es el tiempo presioso que a veces vuela y otras se detiene, por está
quebrado. Esta especie de líneas...-Dijo señalando una cadena- es
la fórmula química de la dopamina, lo que da el éxtasis, y todas
las porquerías que solía consumir la producían. El dragón es el
valor, los cuernos aquí abajo es la divertida perversión.-Dijo
señalando la parte baja de su vientre y Jin se avergonzó
ligeramente dándose cuenta de que por ese lugar había pasado su
lengua.- Estás rosas en mi antebrazo.-Dijo haciendo una pausa,
como si dudará por un segundo si decírselo, pero no se detuvo,
suspiró ante la mirada curiosa de Jin.- Estás rosas en mi
antebrazo... Somos mamá y yo...
-Tú madre...-Musitó pasando los dedos sobre el color de las rosas
rojas.
-Bueno, ella ya no pudo verlas.-Suspiró.- Se volvió loca y se
suicidó... Me dejó solo con un pecado encima y aún así no quería
olvidarla, porque después de todo ella era mi madre... Y peleó
mucho por ambos...
-Nam...
-Y bueno.-Interumpió, aclarandose la garganta como si quisiera
dar fin al tema.- este que acabas de conocer... Representa mi
corazón.-Dijo mirando el tatuaje con devoción, cautivando
demasiado al castaño que lo veía con ganas de llorar y al mismo
tiempo con semblante angustiado.- ¿Que pasa?
-Pasaste por mucho dolor... Por mí
-Valió la pena... Me gusta mucho...
-Pero te duele...
-Él dolor pasa, Jin... Pero esto se quedará siempre conmigo, eso es
lo que quiero.-Sonrió y
Jin se quedó en silencio, mirando aquel dibujo sobre su piel, de
forma pensativa, seria.-Jin...
-Nam... Yo... también quiero tenerte por siempre conmigo
-Yo estoy contigo
-Me refiero a esto...-Dijo acariciando uno de los tatuajes, con ojos
determinados.-Jamás quiero olvidar este sentimiento...
-Entonces...
-Hazlo conmigo también...-Dijo de repente, desconcertándolo a
Nam.
-¿Qué...?

-Hazlo en mi piel también, como lo haces en la tuya..

NamJoon permaneció en silencio, mirándolo desconcertado, y se


incorporó para verlo fijamente.-Jin eso no ...
-Dibújate en mi cuerpo, Nam.-Interrumpió, mirándolo
profundamente.- Para que no olvide nunca este sentimiento...
PARTE 25: UN REGALO
-Lámelos  bien...
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Hazlo en mi piel también, como lo haces en la tuya...

NamJoon permaneció en silencio, mirándolo desconcertado, y se


incorporó para verlo fijamente.-Jin eso no...

-Dibújate en mi cuerpo, Nam.-Interrumpió, mirándolo


profundamente.- Para que no olvide nunca este sentimiento...

-Jin... no necesitas hacerlo para no olvidarlo...-Dijo acariciando su


rostro con la mano, y Jin cerrando los ojos ladeó la cabeza
recibiendo su dulce contacto.

-El calor de tus manos... el tono de tu voz... tu dulce aroma a


canela y tabaco... todo eso.- Musitó lentamente, como si pudiese
percibirlo con intensidad.- Quiero que se quede inerte por
siempre...-Dijo abriendo los ojos por fin y lo miró profundamente,
decididamente.- Como esos recuerdos... que ocultas bajo tu ropa..
-Duele mi amor... -Susurró, frunciendo el ceño, tratando de que
comprendiera.-Duele mucho...Mi piel es dura...-Continuó.- No es
como la tuya, la tuya son nubes que se rasgan...

-No importa... puedo soportarlo

-Jin...

-Por favor concédeme esto...-Dijo tomando sus manos, y las llevó a


sus labios, dándoles un pequeño beso.- Y déjame llevarte por
siempre conmigo...

----------

La noche cayó sobre los árboles, y después sobre el techo de la


casa del árbol, por eso Namjoon encendío la linterna de luz
amarilla que iluminó todo de repente y la puso sobre la mesa,
dándose cuenta de que esa luz sobre la piel de Jin la hacia brillar
como el alba, como si viese una puesta de sol, y cautivado acarició
su rostro de forma lenta, y llevándolo hasta sus labios lo besó
intensamente.
-Mañana...-Susurró Jin sobre sus labios, jalándolo de la camiseta,
profundizando sus besos y Namjoon hundido en su boca asintió
lentamente, llevando sus manos a la cadera de Jin, recargándolo
en la mesa con lentitud y tras un pequeño empujón lo subio,
metiéndose entre sus piernas.

-Va a dolerte mi amor...-Dijo mordiendo ligeramente su labio y Jin


solo asintió, mirándolo directamente a los ojos

-Me gusta cuando me lastimas así...-Admitió, sonriendo y Nam,


escuchando ese tono casi felino salir de sus labios llevó la boca a la
tersa piel de su cuello, castigándola de forma deliciosa y eso hizo
que se estremeciera.-Nam...~

-¿Porque de repente quieres sentir dolor?...-Musitó en voz baja el


menor, jadeando sobre su piel delicada, mientras con su mano
hábil desabotonaba poco a poco su camisa, dejando expuesto su
torso y Jin respirando con impaciencia hacia el techo sonrió a
medias, mordiéndose los labios cuando los dientes de Namjoon
castigaron la piel de su pecho de forma deliciosa.
-Porque en tus manos sabe bien...~.- suspiró, haciéndolo sonreír, y
tras ello Namjoon mordió uno de sus pezones, estremeciéndolo,
provocando que arqueara la espalda, gimiendo.

-Mi angel... Esto está tan mal...-Dijo complacido, viéndolo


estremecerse entre sus manos preciosamente, y acariciándolo con
la lengua subió de nuevo hasta su boca, metiéndola de lleno entre
sus labios, acariciando su lengua de forma sumamente morbosa,
en medio de gemidos preciosos.-Y tu... lo disfrutas tanto

-No... lo digas así...~-Suplicó, siendo acallado por la lengua de


Namjoon que le quitaba la respiración, mientras de forma hábil se
deslizaba hasta su cinturón, haciendo retumbar el metal de la
hebilla de su cinturón siendo puesto a su lado sobre la mesa y
después el sonido de sus botones siendo desabotonados , el
sonido del cierre de su pantalon siendo bajado y tras una mirada
perversa sus pantalones y su linda ropa interior cayeron al suelo.

-Eres hermoso... demasiado.- Dijo deslizando su camisa blanca por


sus brazos para quitarla de su camino y así lo hizo permanecer
unos segundos, sobre la mesa, recargado en sus antebrazos,
completamente desnudo y con las mejillas ardiendo en rojo, al
igual que la punta de su nariz, al igual que sus labios que
punzaban con marcas de mordidas deliciosas, al igual que su
pecho, al igual que su vientre.- Como Dios esperaba mantenerte
inmaculado... dándote este cuerpo...-Dijo irónico, pasando los
dedos por el vientre de Jin, viéndolo respirar de forma intranquila.

-N-nam...

-Mmmh...?-Dijo mordiéndose los labios, como si ya estuviese


saboreando el cuerpo de Jin sobre su lengua.

-¿Puedo... pedir algo?.- Dijo tímidamente, viendolo fijamente con


unos ojos enormes y preciosos que hacían que Nam se derritiera

-Lo que quieras...-Susurró

-Puedes...-Dijo levantándose poco a poco y tras ello llevó las


manos a los pantalones de Namjoon, empezando a
desabotonarlos.- ¿Puedo... desnudarte...?

-Hazlo...-Dijo Namjoon sonriendo, y Jin levantándose no necesitó


más permiso, bajó los jeans color negro del menor junto con su
ropa interior, y tras ello una pierna tras otras los liberó, subiendo
para deslizar la playera de Namjoon con cuidado de no rozar la
herida en su pecho y la sacó por su cuello, viendo la sonrisa
preciosa del de tez morena, que no espero para estrecharlo entre
sus brazos, y comenzó a acariciarlo, sintiendo su piel desnuda,
cálida, en contacto con la suya.

-Eres mío...-Dijo Jin de repente, sorprendiendo a Nam, y


acariciando su espalda hundió por primera vez los dientes en la
piel de Namjoon, dejándolos marcados en su hombro, primero de
forma timida y después con fuerza, haciendo que Nam frunciera
el ceño con dolor.

-Ahh...~-Se quejó de forma deliciosa, y Jin, muerto de vergüenza


siguió, mordiéndolo poco a poco, con fuerza, como si quisiera
consumirlo entre mordidas y besos preciosos, mientras Namjoon
hundido en el delicioso dolor lo tomó entre sus brazos, subiéndolo
de nuevo a la mesa e inclinó su pecho, para que Jin quedara semi
acostado, solo sostenido en sus antebrazos.-Me mordiste... malo...-
Dijo de repente, sonriendo, y tras ello llevó su boca a los muslos
de Jin, infringiendolo una mordida deliciosa que estremeció al
castaño, y luego otra... y otra más, hasta que sus muslos
estuvieron dolorosamente marcados.-Mmmmh...-Suspiró, viendo
la cara de éxtasis de Jin, cuyos labios brillaban por un halo de
saliva, resultado de sus jadeos morbosos.-Tu piel... es demasiado
delicada... mira... lo fácil que se marca...-Dijo pasando los dedos
por las líneas rojas, y tras ello se inclinó para lamerla, como si
quisiera curar ese dolor, despacio, descendiendo de a poco hasta
su entre pierna y estando ahí comenzó a lamer concienzudamente,
estremeciéndolo.
-Nam...~-Gimió Jin, cerrando los ojos, sintiendo aquella lengua
firme y cálida recorrerlo, desde los testículos hasta la punta,
lentamente, de forma sumamente perversa.-Nam...~

-Mmmmh? Te gusta?.- Dijo sonriendo

-Si...~-Admitió, mientras el menor, disfrutando de su expresión


comenzó a masturbarlo despacio, sacando la lengua para frotarse
la punta de la erección de Jin con lentitud, y ante la mirada
avergonzada del mayor la metió en su boca, comenzando a
succionar con fuerza, haciendo que rasguñara un poco la mesa.
Una subida y una bajada, lenta, deliciosa, en la que el sonido de la
saliva de Namjoon escurriendo solo era opacado por los gemidos
avergonzados de Jin, cuyo pene comenzó a palpitar en medio de
los labios del moreno, y habiéndolo sentido de ese modo hizo una
pausa abrupta, deteniéndose a tiempo.

-Eres tan lindo...-Dijo con una media sonrisa, llevando dos de sus
dedos a los labios de Jin y tras acariciarlo los metió entre sus
labios.- Se buen chico... y lámelos bien... -Susurró, viendo la cara
de Jin completamente sonrojada, mientras lamia sus dos largos
dedos con lujo de perversión.- Vamos... mojalos más... o va a
dolerte.- Sentenció, sintiendo como Jin comenzaba a chuparlos con
una perversión que le endenció la cabeza de forma demasiado
peligrosa, pero se tranquilizó, dejando los labios de Jin al tiempo
que un halo de saliva cálida se desvanecia entre su boca y la punta
de los dedos del menor, y mirándolos por un momento Namjoon
sonrió, haciendo que Jin abriera las piernas debidamente.-Sostén
tus piernas... ¿está bien...? Debes abrirlas lo más que puedas...

-Si... Nam...-Jadeó, poniendo sus manos en sus pantorrillas, sin


perder atención a los actos de su verdugo, que llevó los dedos
húmedos en medio de sus nalgas y tras sonreírle un momento
comenzó a hacer círculos en su entrada, volviéndolo loco,
disfrutando demasiado de aquellos perversos movimientos hasta
que tuvo que morderse los labios cuando Namjoon los introdujo
dentro de su cuerpo en un solo movimiento.-Ahhh...~-Gimió con
dolor y el de tez morena solo pudo relamerse los labios,
mirándolo.

-Shhh...~ tranquilo.- Susurró Nam con una sonrisa.- ¿Fue


demasiado...?-Dijo perversamente y Jin negó con la cabeza
quedito, con los labios entreabiertos.

-Muy bien...-Musitó sacándolos poco a poco, y tras tenerlos


completamente afuera volvió a meterlos de golpe,
estremeciéndolo deliciosamente, repitiéndolo, disfrutando de sus
expresiones, mientras sus dedos húmedos tomaban un morboso
ritmo constante de entradas y salidas que hacían que Jin gimiera
de forma demasiado deliciosa.-Mi angel... -Musitó acariciando con
la otra mano su vientre, que se contraía y se expendia en medio de
espasmos esporádicos.

-Nam... ~

-Dime mi amor...

-Quiero...-Dijo alargando la mano para tocar a Nam, pero este no


se lo permitió, lo tomó de la muñeca impiendoselo con una
sonrisa y tras ello llevó los dedos de Jin a su boca, lamiéndolos
perversamente.- Ya lo quieres...?

-Si...-Gimió.- Por favor... por favor... -Suplicó

-Está bien... esta bien.- Dijo acomodándose entre sus muslos.-


Pero... aún no estás listo... va a dolerte...

-N-no importa~.-Dijo mientras veía con impaciencia como Nam se


acomodaba, haciendo circulos en su entrada
-Bien... como quieras.- Dijo empujándola con fuerza, haciendo que
a Jin le subiera un dolor punzante por la espina dorsal y no pudo
evitar gritar hacia el cielo de forma deliciosa, de una forma que
Namjoon disfrutó demasiado, mas aun cuando tocó el fondo de su
cuerpo, sintiendose extasiado y la vez frustrado, porque no podía
llegar más al fondo sin que Jin lo resintiera demasiado.

-P-para...~.- Suplicó.- Estás... pegándome...~-Dijo en medio de un


gemido.- Es... tás... pegándome.- Repitió, soltando sus piernas
para poner las manos en el vientre de Nam, con la intención de
hacerlo retroceder, pero Namjoo lo tomó de las muñecas,
inmovilizandolo y aprovechando la posición le sonrió jalándolo,
entrando más al fondo, penetrandolo tan profundamente que lo
hizo gritar, al tiempo que gruñía, muriendo de placer. El cuerpo
del mayor estaba abrazándolo, al igual que sus gritos le
inundaban la cabeza de éxtasis.

-E...res.... Muy pequeño... me...-Dijo gruñendo.- Me... encantas.-


Dijo escuchando los gritos de Jin, y como trataba de forcejear, pero
no lograba nada

-N-no... no... ~-Suplicaba el mayor inmovilizado de las manos,


mientras Nam comenzaba con las crueles embestidas, causándole
espasmos de dolor.-P-para...~ para...-Suplicaba, sintiendo que su
cuerpo sería partido en dos pero Namjoon sólo podía mirarlo
intensamente y parecía que sus súplicas solo lo embriagaban más
y más, obligándolo a dárselo tan duro como le fuera posible, una
vez tras otra, fuerte, violento, hasta que Jin, viéndolo impactar de
esa forma brutal contra su cuerpo comenzó a gemir, sin poder
creer que ese dolor se estuviese transformando en algo que
suplicara tras cada estocada. Lo veía entrar en su cuerpo de forma
violenta, impactando esos cuernos tatuados en su vientre contra
sus genitales, haciéndole temblar los músculos, la carne por
completo al ritmo de sus movimientos y por un momento sus
piernas flaquearon, obligándolo a bajarlas por un segundo.

-Abrelas...-Gruñó Namjoon, tomando con fuerza sus muñecas y


Jin apretado los ojos obedeció, viendolo jadear de placer,
respirando de forma pesada, viendo su rostro ligeramente mojado
por las gotas de sudor que comenzaban a bajar por su frente, por
su pecho, y él, aguantando lo más que podía gemia para él, a
sabiendas que resistiría por muy poco tiempo más ese dolor que
Namjoon metia repetidas veces en el interior más profundo de su
cuerpo hasta que en medio de ese dolor comenzó a respirar de
forma demasiado pesada, y Namjoon al percatarse hizo una pausa
abrupta, soltándole los brazos, y Jin se dejó caer sobre la mesa, con
la respiración agitada.

-Eres... muy delicado...-Dijo Nam entre jadeos, llevándolo entre


sus brazos, y lo acarició un momento, dándole pequeños besos en
la frente.- Perdoname, me excedí...-Musitó, estrechándolo con
cariño, pero Jin tragó en seco, apenas recuperando el aliento, y le
susurró al oído
-Me... gusta... por favor sigue~-Dijo en ese tono precioso que
volvía loco a Nam, y este, perdido en la pequeña frase suspiró
besándolo profundamente.

-De verdad... ¿esta bien? Hacértelo así...-Dijo viéndolo a los ojos y


Jin asintió lentamente, sonriéndole.-Ahhhg... vas a volverme
loco...-Gruñó volteándolo de repente, haciendo que recargara las
manos en la mesa, y tras ello le mordió la espalda cruelmente,
estremeciéndolo. NamJoon pretendía ir más lentamente, pero la
luz de la lámpara delineaba de una forma tan deliciosa la nalgas
de Jin que moría por entrar de una vez, y tras inclinarse para
morderlas deliciosamente se incorporó, apretandolas, al tiempo
que llevaba su pene a la entrada del mayor, y habiendose
acomodado entró poco a poco, encajando las yemas de sus dedos
en la cintura de Jin, y escuchándolo gemir preciosamente lo
embistió lentamente hasta que no pudo ir más alla, y suspiró,
tranquilizándose, viendo la amplia y hermosa espalda de su angel
encorvada para él, todo su cuerpo completamente listo para
empezar a ser embestido, y así lo hizo, primero de forma lenta,
mordiéndole la espalda repetidas veces, y tras ello las estocadas se
hicieron presentes, al igual que los inesperados quejidos de Nam
que extasiaron al castaño, que se sentía sumamente avergonzado,
era la primera vez que Namjoon lo ponía en esa posición, y eso lo
volvía loco, porque Nam era salvaje, completamente violento y
eso le encantaba, le hacía perder la cabeza. Jin tuvo que sostenerse
con todas sus fuerzas, aún cuando la mesa comenzó a rechinar en
el piso de madera, como señal de una fricción excesiva, al igual
que sus brazos, que firmes se sostenían, sostenían las violentas
enbestidas a su cuerpo, las deliciosas invasiones a su entrada y
sintiendo el cuerpo de Namjoon estrellarse contra el suyo,
haciéndole arder la carne comenzó a perder las fuerzas, sintiendo
el éxtasis subirle por la espalda.

-Nam...~ ya... no... puedo...-Gimió deliciosamente, sintiendo su


ereccion punzándole en medio de las piernas, completamente
lista.

-Estás... apretándome...-Dijo el menor, provocándolo aún mas

-Ter...mina... dámelo...-Dijo suciamente, mordiéndose los labios,


explotándole la cabeza a Nam con esa ultima palabra y el menor,
hundiendo sus manos en su blanca piel comenzó a darle las
ultimas y deliciosas estocadas.

-Sucio... -Gruñó de forma deliciosa, empujando con fuerza, hasta


el fondo, dejando salir dentro de Jin toda la energía dentro de su
cuerpo, cálidamente mientras Jin, sintiendo ese líquido caliente
llenándolo terminó sin necesidad de ser tocado, manchando el
piso, dejando que todo escurriera de su miembro hasta el suelo.
Namjoon recargó la frente un momento en su espalda, suspirando
de forma pesada y tras ello soniró, volteándolo para poder besarlo
deliciosamente, y Jin sudando se abrazó a su cuerpo, siendo
estrechado con demasiado cariño.

-Eres mi dulce perra sucia...-Musitó Namjoon sonriéndole.- Pero


también eres mi precioso angel... y te amo... con toda mi alma...-
Dijo besándolo con cariño, perdiéndose por un momento de todo
y Jin sonriendo se meció con él un momento, como si bailara una
música suave, tímida.

-Tu eres mi cruel verdugo, un demonio... -Musitó sobre sus labios,


mirándolo intensamente.- Pero también eres magia y eres
colores... y te amo... te amo más que a nada en el mundo...

-----------

-No estoy diciéndote que no lo haré...

-¿Entonces?.- Dijo haciendo un puchero, sentado en su cama,


mientras Nam, sentado en el arco de la ventana veía hacia el cielo
estrellado, pensativo
-Solo digo que... lo consultes bien con la almohada, que lo pienses
en serio porque esto...-Dijo viendo las rosas en su brazo.- Esto no
se va nunca

-Eso es lo que quiero...-Dijo acercándose a él, acariciando sus


rodillas cuando pudo estar cerca

-Vale... solo reflexionalo, sea cual sea tu decisión te veré mañana

-Si Nam...

-Y por cierto, si estas tan decidido para mañana debes decirme


que es lo que quieres, ¿esta bien?

-Eso no es algo que yo vaya a decidir...-Dijo sonriendo y Nam lo


miró con duda

-¿A que te refieres?


-Pues a que lo que vas a

tatuarme no es decisión mía, es tuya...

-Jin... si vas a tatuarte algo debe ser algo que quieras no algo que
yo quiera

-Pero Nam... esto no es algo que yo pueda decidir.- Dijo


sonriéndole.- Después de todo lo que decidas hacer sobre mi piel
será un regalo... si me haces elegir el regalo entonces no vale la
pena

-Jin...

-Sé que vas a hacer algo hermoso...-Dijo dándole un suave beso en


la mejilla y tras ello le sonrió hermosamente, mientras Nam le
sonreía de vuelta, acariciando su mejilla con ternura

-Dia tras dia vas perdiendo un poco más la cabeza...

-Tu tienes la culpa...-Susurró, acercándose para darle un pequeño


beso en los labios y tras ello se alejó, viendo a Nam saltar por la
ventana.
--------------

Cuando despertó se incorporó con prisa, viendo la tenue luz de la


mañana apenas despertando, así que se apresuró, precipitándose
al baño para ducharse, y aun cuando el agua de esa mañana
parecia mas fría de lo demás parecia caer cálida sobre su espalda,
mientras se imaginaba las manos de Nam sobre su piel.

Se vistió, se peinó y tras estar listo inicio su rutina como siempre,


teniendo que aguantar los ojos de Ken sobre su espalda, en
silencio, y tras ello los gritos de los niños impacientes en la
cafetería y habiendo terminado corrió al andamio, dispuesto a
preparar los pinceles y los cuencos con agua, cuando un brazo lo
detuvo súbitamente antes de adentrarse más en la iglesia y lo jaló
estrepitosamente detrás de una de las enormes columnas,
sorprendiéndolo.

-¿Q-que...?-Dijo con a mirada completamente abierta y tras ello la


sonrisa felina de Namjoon, que vestido con una gorra comenzó a
burlarse, devolviendole la vida al cuerpo.-Nam!.- Chilló,
pegándole en el pecho.- Me asustaste

-Era la idea,- Dijo sonriendo.- Debiste ver tu cara

-No es gracioso, y quítate la gorra, estas en la iglesia.- Dijo


soberbio, mirándolo con rencor

-¿Es en serio?.- Dijo irónico


-Si, es en serio...

-Ah...-Musitó divertido, acercándose a él peligrosamente y Jin


retrocediendo se vió acorralado entre el cuerpo de Nam y el pilar
a su espalda.- Ayer... terminé tan adentro de tu cuerpo... pero
¿Hoy debo quitarme la gorra para entrar aquí?

-N-no lo digas así!.- Dijo pegándole en el pecho y Namjoon


comenzó a reírse, apartándose un poco

-Ya ya... mejor vámonos

-Ah... ¿hoy no vamos a trabajar?

-No, le he dicho al padre que iríamos a conseguir pintura así que


no te preocupes.- Dijo sonriendo y tras ello se cargó en la espalda
una pesada mochila negra.

-Ok...

-Por cierto... ¿que decidiste?

-Mi decisión es la misma que ayer...


-Eso temía...

-¿Que es eso?.- Dijo señalando la mochila

-Oh, esto... es mi bebé.- Sonrió.- Ya la veras... vámonos.

------------
Cuando entraron a la casa del árbol Namjoon no le dijo nada, dejó
caer la pesada mochila sobre la mesa y tras ello sacó un pequeño
banco armable de ella y lo desplegó, acercando la vieja silla de
madera.

Jin lo observó con atención, viendo una serie de utensilios y


pequeñas botellas que fué acomodando en fila, contenían colores,
colores muy bonitos pero muy oscuros y Jin se acercó para verlos
de cerca, distrayendose sólo cuando Nam destapó el pesado
aparato protagonista: una extraña máquina a la que se conectaban
algunos cables.

-Eso es...

-Mi bebé...-Dijo sonriendo.- es preciosa ¿no crees? costó una


cantidad considerable ya que tiene una batería recargable
incluida, así que dirígete a ella con amor

-Ahh... -Masculló dudoso-Hola... Señora máquina.-Dijo al tiempo


que Namjoon se reía por su inocencia.
-Deja de ser tan lindo o voy a follarte.-Murmuró, sacando de su
bolsillo una caja con pastillas.-Tómate esto antes de que
comencemos...

-¿Qué es eso?

-Un antihistamínico... Tu piel es delicada, no me quiero arriesgar a


que te dé una reacción alérgica fuerte.

-Yo nunca he Sido alérgico a nada, no hace falta

-Siempre hay una primera vez...

-No hace falta, en serio.-Dijo negándose

-Jin, tómala, anda

-Te digo que no hace falta

-Eso no lo sabes

-Nam no soy un niño


-No estoy diciendo que lo seas pero es por prevención

-Pero no la necesito, no te preocupes.-Insistió y ante su negativa


NamJoon lo miró seriamente, desconcertándolo

-Bueno, no tomes la maldita pastilla, yo también puedo negarme a


hacer esto.-Dijo levantándose, molesto y el semblante de Jin antes
despreocupado cambió, mientras lo tomaba del brazo, angustiado

-Nam, no te enojes, es sólo una pastilla

-No es solo una pastilla, terco.-Bufó negándose a mirarlo

-Nam...-Insistió.- La tomaré, por favor no te enojes

Namjoon suspiró hacía el cielo, moviendo la cabeza como si


quisiera despejarse y tras ello tomó asiento en el banquito,
mirándolo de forma rencorosa.-Ven aquí.-Sentencio, poniendo un
poco nervioso a Jin, pero aún así el nombrado le dió la mano,
siendo jalado en el momento, y el súbito movimiento lo obligó a
sentarse en las rodillas de Nam, siendo rodeado por sus manos al
mismo tiempo.

-Mírame Jin...-Dijo autoritario, obteniendo su completa atención.-


Esto no es como un dibujo... Son agujas que te punzan...abriendo
pequeñas heridas en tu piel para meter tinta... Y eso causa
inflamación... -Continuó, manteniendose sereno.- Es la primera
vez para ti y si por alguna razón esa reacción alérgica es más
fuerte puede cerrarte la garganta o algo peor... ¿Comprendes?

-Nam...-Musitó viendo su mirada de angustia, y se sintió


sumamente culpable, estaba comportándose como un niño, aún
cuando era el mayor entre ambos.- Nam... Lo siento...

-Yo...- continuó.- siempre termino haciéndote daño y ya no quiero


eso... Te amo...-Dijo en un tono preocupado, enmudeciendo acto
seguido y Jin en medio del silencio sólo se abrazó a su cuello,
suspirando, dándole pequeños besito en la cabeza, con calma

-No vas a hacerme daño... Lo sé.-Dijo por fin, en un tono cariñoso


y apacible.- No volveré a desobedecer... Perdóname.-Dijo
metiéndose la pastilla a la boca y la tragó, sacando la lengua en la
cama intención de tal vez hacerlo sonreir un poco, pero en su
lugar Nam permaneció serio, mirándolo con duda.

-Vale...

-Nam... Estás muy nervioso...¿ Te sientes bien?.-Dijo mirándolo


extrañado pero Nam no contestó, hundió la cara en su hombro,
respirando tranquilamente y Jin lo dejó tranquilo unos minutos,
hasta que se incorporó por cuenta propia.

-Tú piel... Es el lienzo más hermoso que existe.-Dijo pasando los


dedos por la suavidad de su cuello.- Y para mí es un sueño poder
pintarla.-Dijo lentamente.- Pero... Temo que no lo resistas...
-Lo resistiré... No temas por mí...

-Sí...-Musitó dándole un suave beso en los labios y tras ello lo miró


con cariño.- comenzemos...-Dijo invitándolo a sentarse en la silla
de madera y Jin tomó asiento con lentitud, viendolo preparar las
tintas, cuya combinación de colores le llamó la atención.

-Quítate la camisa...-Murmuró, mientras se ponía un tapabocas


color negro y Jin obedeció, acomodando su ropa a un lado, para
encontrar a Namjoon poniéndose guantes de látex color negro y
su gorra.

Tardó unos minutos más en prepararse, mojó una torunda de


algodón en alcohol y limpio toda la zona deseada: primero parte
de su pecho, de su hombro y un poco de su espalda y tras ello
suspiró, acercándose, sentándose enfrente de él y sin embargo no
encendió la máquina en el instante, suspiró, bajando el tapabocas
para que Jin pudiese verlo.

-Sí... Sientes demasiado dolor por favor dímelo...-Murmuró.-


Dímelo sin miedo y me detendré...

Jin no contestó, alargó el cuello, empujando sus labios con


deliciosa calidez, y lo besó intensamente, suspirando,
perdidamente enamorado y Namjoon, cerrando los ojos ante ese
beso lo recibió muy dentro, entendiendo su respuesta, así que se
separó de él, extrañando por ese efímero momento el sabor de su
saliva y subió de nuevo el tapabocas, acercándose a su pecho.

-¿Decidiste que vas a pintar?

-Sí...-Dijo lentamente, encendiendo la máquina y el sonido de una


vibración constante llenó la habitación de repente

-¿Qué es?...- Preguntó, viendo la máquina de reojo cerca de su piel

-Nuestro amor...-Musitó tocando la piel de Jin, y este frunció el


ceño dolorosamente, mirando hacia el cielo.
PARTE 26: NUESTRO AMOR

-Sí... Sientes demasiado dolor por favor dímelo...-Murmuró.-


Dímelo sin miedo y me detendré...

Jin no contestó, alargó el cuello, empujando sus labios con


deliciosa calidez, y lo besó intensamente, suspirando,
perdidamente enamorado y Namjoon, cerrando los ojos ante ese
beso lo recibió muy dentro, entendiendo su respuesta, así que se
separó de él, extrañando por ese efímero momento el sabor de su
saliva y subió de nuevo el tapabocas, acercándose a su pecho.

-¿Decidiste que vas a pintar?


-Sí...-Dijo lentamente, encendiendo la máquina y el sonido de una
vibración constante llenó la habitación de repente

-¿Qué es?...- Preguntó, viendo la máquina de reojo cerca de su piel

-Nuestro amor...-Musitó tocando la piel de Jin, y este frunció el


ceño dolorosamente, mirando hacia el cielo.

Había empezado el dolor más extraño e insufrible que había


sentido en la vida.

-Tranquilo... -Musitó Nam haciendo el primer punto sobre su piel,


y tras ello comenzó a trazar con cuidado, mientras el castaño, con
los ojos apretados al igual que su mandíbula torturaba a la
madera del asiento de la silla, casi perforándola con las uñas.-
Jin...-Dijo deteniéndose, y el mayor suspiró pesadamente una vez,
antes de voltear a verlo con una media sonrisa.

-Está bien... sigue...-Pidió


-No, te duele mucho...

-Necesito acostumbrarme... Eso es todo, por favor continua.- Dijo


mirándolo fijamente y Nam sólo asintió despacio, encendiendo de
nuevo la máquina, y de nuevo el sonido de la vibración inundó la
casa del árbol antes de ponerse en contacto con la blanca nieve
que era la piel del mayor.

Jin sentía entrar a las agujas dentro de su piel, miles de veces,


golpeteando a discresión mientras avanzaban lentamente, desde
la parte inferior de su pecho, y tras unos minutos continuaron su
camino hacía su hombro, con paciencia.

El dolor le punzaba, pero no volteó ni una vez hacia abajo, Nam le


había dicho que procurara no moverse y pretendía portarse bien,
acatar sus palabras como se había prometido.

Namjoon se encontraba inmerso, en una burbuja de éxtasis que el


mismo no podía creerse, porque sabía que las pequeñas,
diminutas estocadas de tinta, ardían en la piel de su amor, y eso le
preocupaba... pero... al mismo tiempo sentía que el alma se le salía
del cuerpo por el placer de estar tatuando una piel virgen... tan
pura, tan preciosa, que casi le hablaba, con ese color enrojecido,
sembrado con diligencia al lado de cada punto que pintaba sobre
ella, mientras entre los labios del mayor se hayaban sonidos
acallados, pequeños sollozos discretos que hicieron de los minutos
una insufrible sesión del cielo entre sus manos y ese cielo
permaneció ahí después durante largas horas.

Jin comenzó a jadear hacia el techo, cerrando los ojos, sintiendo su


pecho bajar y subir de forma pesada igual que su respiración, y
Nam, viéndolo tratar de soportar se detuvo un momento, bajando
el tapabocas de sus labios, y guardó silencio. Al castaño le ardía la
piel de forma insufrible, y trataba de concentrarse en otra cosa que
no fuese ese dolor, por ello no se dio cuenta de que Nam se había
detenido, y se encontraba mirándolo de forma calmada,
admirando la hermosura de todo su dolor, de la forma en que
respiraba aguantando, y sin poder más con esa imagen que lo
cautivaba, que lo encantaba hasta la médula de los huesos, pasó
las yemas de sus dedos por el cuello de Jin, llamando su atención,
pero no lo dejó bajar la cabeza, sostuvo el suave mentón del
mayor hacia arriba y acarició desde ahí hasta sus clavículas,
relamiéndose los labios, completamente encantado, y después,
como si quisiera sellar esas caricias, llevó sus gruesos labios al
cuello del mayor, haciéndolo estremecerse.

-Mi hermoso lienzo... ha sido suficiente por hoy...-Dijo susurrando


sobre sus labios, plantando profundos y esporádicos besos en la
calidez de la piel de sus cuello.
-Aún puedo un poco más...-Dijo el adolorido chico mirándolo
profundamente pero Nam se incorporó encontrando sus ojos, y le
sonrió negando con la cabeza de forma amable.-No...-Musitó.- Es
suficiente... debes dejar que tu cuerpo descanse...¿lo entiendes...?.-
Sonrió, acariciando su mejilla y Jin hundió el rostro en la palma de
su mano, como un chachorro que pide seguir siendo acariciado.

-Si Nam...

-Buen chico...-Murmuró, besando su frente y tras ellos retrocedió


para comenzar a limpiar sus utensilios. Mientras Jin, mirándolo
desde su puesto lucía agotado, y a pesar de ello, feliz, se sintió
tentado a mirar hacia abajo para ver un poco de lo que habían
avanzado pero no lo hizo y Nam no lo notó.-¿No vas a mirar?

-No...-Sonrió exhausto.- Lo miraré cuando esté listo

-¿No tienes curiosidad?

-Si la tengo pero... quiero esperar

-¿porqué?
-Porque en este momento aún no podrías contarme... porque
representa nuestro amor...-Dijo sonriendo de forma hermosa y
Nam sintió su corazón palpitar como un loco, por eso se acercó,
agachándose a su altura para darle un suave beso en los labios.

-Por favor deja de ser lindo... o mi corazón explotará

-¿De verdad soy lindo?.- Dijo con inocencia y Nam sintió que de
verdad moriría pronto si seguía haciendo esos gestos.

-Eres lo más hermoso de este mundo...-Contestó, besándolo en la


frente, y tras ello acercó un botiquín, sacando un tubo de pomada
rara que comenzó a huntar en el pecho enrojecido de Jin, con
sumo cuidado, mientras el mayor sonreía, fingiendo que no le
dolía.

-Voy a taparlo... esa pomada ayudará con el dolor... pero ten


cuidado, cuando te bañes el agua no debe caer sobre esa área, Al
menos hasta mañana, después podrás lavarte normal
-Si Nam...-Contestó, buscando su camisa para vestirse y Nam se
quedó de rodillas frente a él, mirando como se ponía aquella
camisa blanca con sumo cuidado.

-Precioso... me haces sufrir demasiado... -Suspiró, recargando la


barbilla en la rodilla de Jin, de forma tierna.

-¿Porqué?.- Preguntó el mayor abotonándose, viéndolo desde


arriba

-¿Debería decirlo en serio...?

-Mmmm... ¿es algo tan malo?

-Depende de la perspectiva con que lo veas...

-¿Porqué?

-Porque jamás había amado tanto algo en mi vida...-Dijo


sinceramente, mirándolo, y la inocencia que Jin encontró en sus
ojos fue una preciosa sorpresa, porque jamás la había visto, jamás
imaginó siquiera que existiera pero ahí estaba, entregándosela por
vez primera.-Y no sé como lidiar con ello...-Continuó.- A veces
quisiera entrar en tu habitación y robarte de todos... cargarte sobre
mis hombros, subirte en la motocicleta e irme lejos, en un lugar en
donde no sea peligroso besarte como quiero... tomarte de la mano
como quiero... y hay otras veces en que solo quiero huir de este
lugar, alejarme hasta donde las fuerzas me alcancen para que
jamás pueda volver a buscarte, para que no puedas verme más, y
así poderte evitar todo lo que podría pasarte por estar con alguien
como yo...

-Nam...-Dijo preocupado, pasando los dedos por su cabello, pero


Nam no cambió de expresión, se quedó pensando como si quisiera
reflexionarlo a fondo.-No... pienses esas cosas... sólo escuchar que
podrías dejarme hizo que la piel se me erizara.

-Lo siento...-Dijo incorporándose, y le dio la espalda, continuando


para meter sus cosas dentro de su estuche.- Yo... solo estaba
hablando al aire.- Sonrió de forma agridulce.- Después de todo
yo... no soy tan fuerte como para hacer algo así... a veces siento
miedo en las noches porque no puedo verte ... así que
definitivamente soy muy cobarde como para alejarme por cuenta
propia.
Jin no dijo nada, se levantó sobre pasos mudos, acercándose a él
poco a poco y a pesar de su dolor en el pecho lo abrazo
suavemente por la espalda, rodeando su pequeña cintura con los
brazos, y llegando apenas a su hombro suspiró, con la cara
hundida en el hueco hermoso de su espalda ancha.

-Nam...-Susurró, casi dolorosamente.- No me dejes nunca... no te


atrevas a hacerlo jamás.

-Jin...

-Tienes sobre tus manos todo lo que soy... si te vas moriría...-


Interrumpió con la voz cortada y Nam solo pudo suspirar,
llevando sus manos a las de Jin para acariciarlas con cariño.

-No te voy a dejar, mi amor...-Musitó.- Jamás...

------------------------------

El día siguiente no visitaron las casa del árbol, pues Namjoon


recibió el aviso de que el padre Seejin iría a revisar su obra, por
eso con ayuda de Jin continuó el mural, avanzando
considerablemente para complacencia del hombre mayor, que
elogió su trabajo como siempre, haciendo especial énfasis en lo
hermosa de la divinidad que había podido plasmar en la imagen
de Jesucristo y Nam agradeció como siempre, pensando en que en
realidad quien había hecho los detalles finales había sido Jin - Por
supuesto con su ayuda- pero eso lo hizo sentir orgulloso, porque
Jin era un excelente pupilo y jamás habría imaginado que
aprendiera tan rápido.

Necesitaban dejar que la piel del castaño descansara un poco, por


eso, sin bajarse del andamio se dedicaron el resto de la tarde a
practicar algo que Nam quiso probar con Jin, descubriendo que
era sorprendentemente bueno: Dibujar con carboncillo.

No lo hizo sufrir demasiado con una engorrosa clase, de hecho se


sintió más como una invitación a intentarlo, y Jin, con todo su
esfuerzo de primera instancia dibujó el cuenco con agua,
recibiendo los consejos de Namjoon sobre las luces y las sombras,
el siguiente dibujo, de igual forma hecho sobre el cuaderno de
Namjoon fue uno del envase donde se aguardaban los pinceles, en
donde su recién aceptado maestro le había enseñado a hacer los
detalles de profundidad, y después vino otro dibujo, uno donde
debía plasmar la camisa del Namjoon, ya habiendo aprendido a
hacer detalles de luz sombra y profundidad y como acto final el de
difuminación.
Jin estaba encantado, porque jamás hubiese imaginado que el
poseía un talento como ese, si bien era carboncillo, una de las
técnicas más sencillas de utilizar, él sentía que había sido como
pintar la capilla sixtina y al menor, que lo miraba completamente
dichoso, su emoción lo llenó de felicidad.

Calló la noche sobre la parroquia, de forma tan abrupta que se


dieron cuenta de que no había comido en toda la tarde, por eso
caminaron hacia el pueblo, con la promesa de Jin de que aún
siendo tarde había un local que servia comida todavía, una
"especie de panes rellenos deliciosos", decía él. Namjoon lo siguió
por las callesitas del pueblo, a un lugar en donde jamás había
estado, era la parte del pueblo que seguía despierta hasta una hora
considerable, y con pequeñas luces hacía que el pueblo brillara un
poco, eran 4 locales de comida que frecuentaban los jóvenes o
simple y pulcramente la gente que trabajaba fuera del pueblo y
llegaba hambrienta por la noche.

Compraron uno de cada sabor que les pareció delicioso y se


sentaron en una de las pequeñas mesas de afuera, Jin no se había
percatado que las personas circundantes a ellos miraban a Nam
con desprecio, estaba tan feliz por estar comiendo con Namjoon
que todo lo demás parecía carecer de importancia, pero el menor
si lo notó, demasiado, y sin embargo no se quejó, tomó asiento,
sólo concentrándose en el rostro de Jin que lo hacía sonreir,
únicamente por eso la comida le supo bien, y ellos desaparecieron
del mundo en ese momento, al menos hasta que la gente comenzó
a cuchichear alrededor de ellos, haciendo que Jin entrara por fin
en cuenta de lo que pasaba, pero no quiso hacer sentir a Nam
avergonzado, por eso se levantó como si nada, como si no le
importara que la gente del pueblo los viera juntos aunque el sol ya
hubiese caído, y envolvió la comida en servilletas y luego en una
bolsa, sin musitar palabra alguna.

-Jin...

-Joven Namjoon, ahora que lo pienso... hay un lugar que me


gustaría mostrarle, me acompaña?.- Sonrió hermosamente y tras
ello comenzó a caminar hacia el sendero de algunas casas que ya
dormían, siendo seguido por el de tez morena que no se molestó
en ponerle atención a los curiosos, siguió el camino marcado por
los pasos de su amor sin decir palabra, sólo viéndolo caminar
apaciblemente por aquella calle desierta que cada vez más parecía
un camino de terracería, con la luz de la luna bañándole la cara y
las manos atrás, en su espalda, como si quisiera disfrutar de la
vista.

-Jinie... ¿a donde vamos?

-A un lugar que quiero mostrarte...-Musitó quedito, siguiendo por


el camino, hasta que las casas se acabaron y sólo quedaron los
pastizales frente a su rostro, apacibles, casi mudos a excepción por
el sonido de las hojas del pasto que chocaban entre sí por la suave
brisa y comenzaron a subir poco a poco, por un terreno
ligeramente inclinado, hasta que tras una serie de árboles
encontraron un columpio de madera y cuerda vieja que colgaban
de la enorme rama de uno de los más grandes robles que Nam
había visto en su vida, y llegando al objetivo la luna lo dejó ver
que a unos pasos más una caída de al menos 5 metros dividía
dicha colina.

-No sabía de este lugar...

-Nadie sabe... es un secreto... como la casa del árbol.- Sonrió,


viendolo por fin, y sus ojos que centellaban como la luna invitaron
a Nam a acercarse, mientras él tomaba asiento en el columpio.-
Kyun y yo... lo construimos cuando eramos niños... porque si te
columpias lo suficiente flotas sobre el precipicio...

-Kyun...

-Es el niño que todos dicen que maté...-Dijo sin más, con la mirada
fija en la luna y sonrió levemente, desconcertando a Nam.

-Jinie...-Musitó angustiado, acercándose.-Tu no mataste a nadie...


-Lo sé...-Contestó de forma apacible.- Por eso lo digo...-Continuó,
extrañando al menor.- Antes no era capaz de hablar de ello
sabes...-Musitó, sonriendo.- Cada vez que alguien tocaba el tema
escondía la cabeza... si podía huía...y las miradas de los demás
siempre estuvieron sobre mi cabeza, yo las dejaba meterse ahí, y
me sentía observado todo el tiempo.- Dijo soltando una pequeña
risa infantil, desconcertando a Nam.

-Jin, ¿estás bien?

El nombrado siguió riendose de forma preciosa, y volteó a ver a


Nam con una sonrisa.- Perdón Nam... se que es extraño que me ría
a pesar de todo pero es que... esto me hizo demasiado feliz...

-¿Porqué?

-Porque hace un momento en el pueblo... pude pedir la orden,


pagar, comer y sentarme en una mesa contigo, viéndote solo a ti

-No entiendo...
-Es que jamás había podido hacer eso... es la primera vez que no
tengo miedo... ni vergüenza de nada... y eso me hace sentir
liberado.- Dijo feliz, haciendo comprender sus acciones a
Namjoon por primera vez.- Por eso me rio... y ahora que lo
pienso... ya no necesito este columpio más.- Sentenció, bajándose
del mismo, y tras tomar la mano de Nam con una sonrisa lo invitó
a sentarse, a lo que el menor obedeció, mirándolo de forma
cautivante.- Yo... ya no necesito sentir que floto... porque cada vez
que me besas lo hago...-Musitó y se puso detrás del menor
poniendo sus palmas en la espalda de Nam para darle un
empujoncito.- Por eso... quisiera que tu pudieras sentirte de la
misma forma que yo...-Dijo dándole un empujón un poco mas
fuerte y Namjoon guardó silencio, sintiendo el movimiento.-
Quisiera que como yo... jamás vuelvas a sentirte observado ni
temeroso... quisiera poder darte un poco de todo lo que tu me haz
dado.- Musitó sonriendo, empujando a Nam en el columpio de
manera tranquila.

El menor no dijo nada, se sujetó de las cuerdas en silencio, viendo


como la luna se hacia grande y pequeña frente a sus ojos al ritmo
de las mecidas, y como sus pies dejaban el suelo una vez tras otra,
dejando que el sonido del viento le llenara los oídos mientras se
llevaba los segundos entre los va y vienes.
-"Debido a ti no puedo dejar el miedo... pero gracias a ti no es el
mismo tipo de miedo... este miedo me acoje, este miedo es
precioso y me hace vivir... este miedo no me deja flotar... pero me
deja emprender el vuelo, mi angel..."-Sonrió

PARTE 27: UN LUGAR MALDITO


El menor no dijo nada, se sujetó de las cuerdas en silencio, viendo
como la luna se hacia grande y pequeña frente a sus ojos al ritmo
de las mecidas, y como sus pies dejaban el suelo una vez tras otra,
dejando que el sonido del viento le llenara los oídos mientras se
llevaba los segundos entre los va y vienes.

-"Debido a ti no puedo dejar el miedo... pero gracias a ti no es el


mismo tipo de miedo... este miedo me acoje, este miedo es
precioso y me hace vivir... este miedo no me deja flotar... pero me
deja emprender el vuelo, mi angel..."-Sonrió

--------------

Esa noche Namjoon lo llevó a su habitación como siempre, y se


adentraron en el pequeño cuarto en silencio, cerrando la puerta
con seguro, abriendo la ventana para que el viento apacible
pudiera entrar, y se subieron a la cama, en silencio.
Los minutos taciturnos pasaron mientras Nam revolvía su cabello
con los dedos, sembrando en sus labios rosas un pequeño beso y
después otro, y tras ello hicieron el amor... con calma, con
demasiado cuidado.

Dentro de Nam en ese momento no cabía el morbo ni la


perversión, no quería sentir que profanaba a una criatura
inocente, tampoco hacerlo gritar o que se retorciera de forma
degenerada entre sus brazos, no...

Namjoon besó cada centímetro de su piel con cuidado, rodeando


la herida dolorosa de su pecho, bajando hasta su entre pierna con
cuidado, y se perdió robandoze la calidez de aquellos poros, que
lo recibían en medio de suspiros hermosos, Lamió su pene
firmemente, empapándolo por completo, metiéndoselo a la boca
con suma lentitud, deseando que pudiese tocar el cielo cada vez
que su lengua lo rozó de forma continua, profunda, y tras ello
aquella humedad fue bajando con cuidado hasta sus testículos,
que acarició con las manos y la lengua al mismo tiempo, dejando
que su saliva caliente se escurriera hacia abajo, brindándole lo que
necesitaba para comenzar a invadir su cuerpo.

-Eres hermoso...- Susurró apaciblemente y tras ello se pocisionó


entre sus piernas, tomándolo de los tobillos para ponerlas sobre
sus hombros, de forma cómoda y comenzó a frotar su pene sobre
el de Jin, extasiándolo, haciendo que suspirar de forma preciosa,
sintiendo las palpitaciones de ambos que Lucian impacientes y al
mismo tiempo deliciosas, y despues, relamiéndose los labios sin
decir palabra alguna comenzó a empujar su pene en la entrada de
Jin, forzándola un poco, pero dejando que se acostumbraba al
grosor de la invasión milimetro a milimetro, y Jin con las palmas
tapando su boca sintió aquella invasión con detalle, arqueando la
espalda cuando Namjoon tocó el fondo. El menor no continuó más
alla, hubiese querido entrar por completo pero no lo haría, esa vez
no... porque quería concentrarse únicamente en que Jin estuviese
disfrutándolo, y tras haberse asegurado de que ya no le resultaba
doloroso comenzó a moverse, jadeando, disfrutando de los
discretos movimientos de cadera de Jin, que se mordía los labios,
disfrutando de la penetración tranquila y firme, suspirando hacia
el techo, con los ojos cerrados, mientras Nam perdido en sus
preciosas expresiones tomó su pene húmedo en su mano y
comenzó a haciarlo al mismo ritmo, subiendo y bajando con suma
firmeza, siempre asegurándose de ir desde el inicio a la punta, y
esa punta, perfectamente lubricada podía verse brillar un poco
por la luz que entraba por la ventana.

-¿Te gusta... mi amor?.- Preguntó jadeando, con el corazón vuelto


loco, y el mayor asintió con la cabeza, tapándose la boca a
discreción para no inundar la habitación con su voz extasiada,
respirando profundamente para resistirse a terminar.

-Nam...~-Jadeó preciosamente, luciendo sumamente hermoso, con


las sombras que la tenue luz le dibujaban en el cuerpo, y pasó su
mano por el vientre cuadrado del menor, disfrutando de ver aquel
terreno firme chocar contra su cuerpo de forma amable, una vez
tras otra.- Te amo...~ te amo...- Musitó extasiándolo y Nam como
una señal se permitió profundizar las embestidas, gozando del
sonido delicioso que hacía su miembro cada vez que entraba y
salía del cuerpo de Jin.

-Yo te amo más mi angel...-Suspiró sin dejar de moverse, teniendo


que estirar el cuello hacia el techo para seguir aguantando.

-Ahhh...~ Ahhh...~.- Comenzó a jadear, cada vez un poco más,


provocando que Nam tuviera que apretar los dientes, suspirando.-
Ahhh...~ Nam... -Volvió a gemir quedito, llevando la mano a su
vientre.- Palpitas dentro de mi...~-Gimió, volándole la cabeza, y el
menor sencillamente no pudo contenerse más.

-Jinie... ya...-Jadeó, apretando los dientes, encajando los dedos en


la piel de sus piernas, y Jin se mordió los labios, sintiendo como
Nam lo sujetaba con fuerza, penetrándolo tan profundamente que
tuvo que forzarse a si mismo a guardar silencio, mientras el
líquido espeso, casi hirviendo era dispensado en su interior,
calentándolo, primero con una gotas, y después un chorro espeso
que comenzó a escurrir un poco de su cuerpo.

Nam no se salió de él, estaba ocupado jadeando, viéndolo desde


arriba, sintiendo que a pesar de que acababa de terminar quería
seguir dentro, sintiendo la estrechés de su cuerpo y viendo esa
expresión de éxtasis total Jin soltó una pequeña risa infantil y
hermosa, haciendo que Nam se pusiera curioso.

-¿Que...?.- Sonrió, viendo a Jin sonrojado.

-Nada...-Dijo en medio de una risita

-Vamos Dime.- Insistió picándole la barriga, molestándolo y Jin se


retorcio un poquito, tomando su mano para que dejara de
torturarlo y tras un silencio pequeño sonrió, llevándose la palma
de su mano al vientre, acariciándose a si mismo con suavidad.

-Es que pensé algo muy vergonzoso... Eso es todo.-rio

-¿Qué es...?- preguntó sonriendo

-No lo diré...

-Vamos, ahora estoy curioso.-insistió, picandolo con el dedo


-Nooo.-Chilló.- vas a burlarte

-Claro que no

-¿Lo prometes...?

-Sí...-Aseguró.- Ahora dime

-Esta bien...-Dijo avergonzado, aguardando un poco antes de


continuar.- Es que... no puedo evitar pensar que... si yo fuera una
chica... ya me hubieras embarazado...-Dijo de forma inocente,
mirando su vientre y Nam sintió toda la sangre del cuerpo
subírsele al rostro.-Aunque así...- continuó.- Puedo recibirlo todas
las veces que quiera... me gusta que lo hagas adentro.- Dijo sin
más, riendose de forma inocente y cuando subió la mirada
encontró el rostro de Namjoon sonrojado de una forma casi irreal.
-Nam?...- Preguntó, sin obtener respuesta, porque antes de que
pudiera continuar Namjoon se había hundido profundamente en
sus labios y suspiraba de forma tan intensa que su amor parecia
derretir todo lo que estuviera alrededor.
Se separó un poco para poder recuperar el aliento, y sin separarse
mucho de su rostro lo miró a los ojos, sonriendo de forma
nerviosa.- Lo que dijiste es sucio... y demasiado lindo al mismo
tiempo...-Dijo casi sufriendo.- ¿Por qué me torturas así?

-Lo siento...-Dijo el castaño, sonriendo.

-De verdad... ¿te gustaría que alguien como yo te embarazara?

-¿porqué dices "alguien como tu"?

-Tu sabes porqué...

-Pues debe saber señor que a pesar de que usted hable de forma
despectiva sobre su persona para mi sigue siendo lo mas hermoso
de este mundo.- Dijo fingiendo molestia.- Y tener un bebé que
lleve tu sangre... me haría demasiado feliz...

-Eso es porque no sabes como era de pequeño...-Dijo Namjoon


riendose
-Bueno, eso no importa

-Pues esta conversación tampoco porque no podemos tener un


bebé .- Apuntó, dándole un pequeño beso en los labios.- Sin
embargo terminaré dentro de ti todas las veces que sean
necesarias... tal vez ocurra un milagro.- Dijo sonriendo
felinamente

-Tonto.- Bufó pegándole en el pecho pero Namjoon lo detuvo,


tomándolo de las muñecas, y lo besó profundamente.

- Ven... ahora hagamos que te corras...-Musitó perversamente,


bajando la cabeza hasta su vientre, y tras castigarlo con un par de
mordiditas lo miró sonriendo.- Quiero hacer algo diferente.-
Apuntó levantándose de la cama, y tras ello jaló a Jin, invitándolo
a que se pusiera de pie. Unos segundos fue lo que Jin siguió a
Nam con la mirada, viéndolo arrodillarse enfrente de él, y
comenzó a haciar su miembro lentamente, estremeciéndolo.

-Nam... esto me da vergüenza...-Dijo el menor viendolo desde


arriba, mientras Nam sacaba la lengua, frotándose el húmedo
pene de Jin sobre la lengua
-¿Porqué?

-N-no lo sé...

-Vamos... no me digas que no quieres...

-Si lo quiero pero... me da vergüenza...-Chilló

-Mmmh... te ves tan lindo cuando haces un berrinche.- Musitó,


metiéndose de lleno su pene a la boca, y comenzó a succionarlo de
forma deliciosa, estremediendolo por la presión de ejercia con su
lengua y sus labios una vez tras otras, mientras él, indefenso
permanecía de pie, siendo movido tal vez un poco por el
movimiento de la cabeza de Nam, que yendo de atrás hacia
adelante lograba empujarlo un poco.

Hizo una pausa, liberándolo de su boca, y Jin jadeando, con su


aliento casi hecho vapor por el calor en su cuerpo lo miró unos
instantes, jadeando.- Eres hermoso...-Musitó el menor
masturbándolo lentamente.- Ahora... intenta hacerlo tu solo...

-¿C-como...?-Dijo avergonzado.
-Mueve tus caderas... como lo hago yo cuando te follo...

-No sé hacerlo Nam...

-No es difícil... solo inténtalo... quiero verte hacerlo...-Dijo el de tez


morena, abriendo la boca, y tras ello volvió a aprisionar el
miembro de Jin entre sus labios, llevando las manos a sus nalgas
para incitarlo a moverse, y el castaño, con la cara completamente
sonrojada se llevó las manos con pena a la boca, dando
sumamente despacio el primer empujón dentro de la boca de
Nam, y tras ese hubo otro, y después otro más, despacio, tan lento
que cada vez que salió y entró de su boca Nam pudo aprisionarlo
con fuerza, haciéndolo gemir, pero no era suficiente, Namjoon lo
incitó a moverse con más frecuencia, recibiendo muy lento y de a
poco el ritmo de sus tímidas estocadas. Jin estaba demasiado
avergonzado, y lo peor es que penetrar la boca de Namjoon se
sentía demasiado bien, y sus caderas como si siempre hubiesen
sabido como hacerlo empezaron a moverse a un ritmo limpio y
claro, constante, sumamente delicioso, que Nam disfrutó más de
lo que había esperado, porque había despertado en Jin algo
completamente nuevo, y le encantaba.

Jin siguió con las estocadas a su boca, constantes y húmedas, su


mandíbula estaba un poco cansada, por eso la saliva de Nam
comenzó a escurrir por sus labios, volviendo el sonido de aquel
sexo oral un choque de líquidos delicioso que extasió a ambos. De
atrás hacia adelante Jin aumentó el ritmo de las placenteras
estocadas, mordiéndose los labios, gimiendo, queriendo hacerlo
más rápido cada vez, sintiendo algunas de las gotas de la saliva
escurrir desde su pene a sus testículos y después hasta sus
piernas, hasta que ese halo delicioso le subió por la espina dorsal,
haciéndolo punzar, anunciándole el delicioso e intenso orgasmo
que se aproximaba y perdiendo la timidez por un momento
acarició el cabello de Namjoon.- Nam...~ Gimió sin dejar de
moverse dentro de sus labios.- Voy a ... terminar~.- Dijo chillando
preciosamente y Namjoon lo jaló hacia él, sintiendo como su boca
era llenada poco a poco con aquel líquido delicioso que sabía
dulce, como terrones de azúcar, y lo sintió derretirse en su boca,
convinarse con su saliva. Jin se salió de su boca, jadeando, viendo
como Nam lo tragaba con una expresión extasiada en el rostro y
tras ello se levantó sonriendo, atrayendo a Jin a su cuerpo para
besarlo de forma sumamente sucia, metiendo su lengua dentro de
su boca con lujo de morbo

-Este es tu sabor...-Murmuró continuando con el beso de lengua.-


Es dulce...

-Nam... Eso es vergonzoso~-Chilló avergonzado, siendo acallado


con otro de sus besos, y derrotado le rodeó el cuello con los
brazos.
-Nada de ti lo és...

--------------------------

La mañana siguiente resultó revitalizante, no sabía porque, sólo


que su piel ya no ardía tanto como antes, y sin mirar metío el dedo
debajo de la gaza que protegía el tatuaje, encontrándolo
desinflamado, incluso seco, y se levantó con una sonrisa de la
cara, dirigiéndose a las duchas.

Se bañó como el dia anterior, con cuidado, tapando el vendaje con


una toalla y tras ello se dirigió a un cubículo al fondo para poder
vestirse con su traje de siempre debido a que no podía arriesgarse
a que alguien en el pasillo pudiese ver aquel extraño vendaje, era
peligroso.

Estaba abotonando su camisa, y después se puso su saco, el más


desgastado que solía usar los miércoles desde hacía muchos años
y se quedó pensativo , con uno de los botones entre sus dedos.
Aquel traje era el que usaban los seminaristas como uniforme de
orden, y recordaba el orgullo que había sentido la primera vez que
vistió uno, y ahora ni siquiera le importaba ese orgullo, estaba
vuelto loco por amor, y como prueba tenía un dibujo en su piel
que ardía...
-"¿Qué... es ... lo que estoy haciendo..?".- Pensó por primera vez,
como no se había permitido pensar en los últimos dias a causa de
la fiebre de su amor hermoso, y por fin entraba en cuenta que... ya
no quería seguir vistiendo ese traje nunca más.

Parecía una extraña locura, un acto completamente egoísta que


jamás hubiese pasado por su mente, pero algo en él había
cambiado radicalmente y era la razón de su existir... Antes, se
había criado para sevir a Dios, que lo había salvado, para sevir al
padre Seejin, al orfanato, a las hermanas y a las madres, como
parte de la gran familia que eran... quería ser un sacerdote para
congratular a la figura paternal que tanto quería, para hacer
dichoso a su hermano Ken... que lo había cuidado y querido desde
niño, y también, había decidido que era lo mejor expiar los
pecados de sus crímenes por medio de la fe, y el perdón de Dios...
pero de repente todo aquello parecía muy borroso, porque estaba
seguro de que amaba a su pequeña familia, que agradecía al padre
Seejin todo el amor y la compresión, sus cuidados, sus devotos
rezos por salvar su alma, porque fuera feliz... agradecía a Ken sus
cuidados y su siempre diligente amor, su compañía; a las
hermanas su comprensión, su cariño, y a los niños... el respeto que
le tenían, pero ya no sentía esa obligación para con Dios, sentía
que no había perdido su fe hacia él pero al mismo tiempo esa
terrible culpa que lo abrumaba cada vez que rezaba se había ido, y
ahora en vez de pedirle misericordia.... Le pedia comprensión... le
agradecía haber enviado a su vida a una persona como Kim
Namjoon.
Fue cuando lo supo.

Que ya no quería seguir con aquello...

Que por loco que pareciera... quería obtener el permiso y


comprensión de los que más quería y de ser posible... poder estar
con Namjoon por siempre.

Pero no sabía si Namjoon sentía lo mismo, si estaria dispuesto a


hacerlo. Sabia que no seria fácil de hacer...

Que tal vez no sería capaz de decírselo.

--------------------

Los pequeños rayos de sol se colaban entre las hojas,


manchándoles la ropa por momentos mientras caminaban entre la
espesura del bosque, tomados de la mano, como siempre. La
yerba húmeda bajo sus zapatos anunciaba sus pasos apacibles,
dejando escapar de ella el olor a tierra mojada que los encantaba a
ambos, y tras ello el tronar de algunas ramas desafortunadas que
estaban en el camino.

Jin iba con el cuello alargado hacia el cielo, caminando a ciegas,


solo guiado por la mano de su amante, mientras veía al sol filtarse
por el follaje verde, viendo aquellas estelas de luz tintinear como
estrellas en el dia, dejando que le mojaran la cara, que lo hicieran
sonreír.

-Estas callado.- Dijo Nam deteniendo la marcha, y cuando Jin


regresó la mirada encontró sus ojos en medio del bosque, en
silencio.-¿pasa algo?

-No... nada, es solo que estaba pensando que el sol parece más
bonito el dia de hoy, ¿no crees? Mira como se cuela entre las
hojas...-Dijo sin más, sonriendo hacia el cielo, y Namjoon presionó
su mano con cariño, sonriendo.

-Si... es bonito.- Musitó, siguiendo con la marcha.- Aunque no es


que tenga ojos para otra cosa que no seas tú.- sentenció,
encontrado las escaleras de la casa del árbol y subieron sin decir
ninguna palabra más, quitándose los zapatos apenas llegaron. La
habían arreglado con el paso de los dias, ya no había polvo en el
interior, y la puerta cerraba bien, la mesa estaba limpia, al igual
que la silla y el banquito que le hacían compañía, lo cojines
gigantes estaban limpios y ordenados, subidos sobre unas tablas
para que no cayeran directamente en el suelo y como adorno en la
pared se hayaban los muchos cuadros que Namjoon había
pintado, acompañado de algunos de los dibujos de
Jin, que ya eran dignos de ponerse sobre la pared.

Jin comenzó a quitarse la camisa, dejando a Nam ver su torso, y se


sentó en la silla, siendo abordado por el menor en el momento,
quien examinó con diligencia la herida, sonriendo.- Tu piel es más
fuerte de lo que pensé.- Dijo tocando las líneas del tatuaje

-Ya no me duele...

-Creo que... es tiempo de que continuemos.- Dijo sonriendo


complacido y Jin asintió con tranquilidad, viéndolo acomodarse
en el banquito mientras combinaba una serie de colores en una
botella, agitándola acto seguido.- Trataré de terminarlo el dia de
hoy... si es que lo resistes

-Puedo resistirlo...-Afirmó y Nam sonrió de forma amable

-Sé que sí, pero esta vez será diferente... la primera vez hice las
siluetas y coloree los detalles mas fáciles... ahora debo rellenar el
tatuaje... duele un poco más
-No importa, ya me acostumbré.- Dijo orgulloso, sonriéndole de
forma triunfante y Nam revolvió su cabello con cariño, dándole
un beso en la frente.

-Te haz vuelto rudo ah...-Dijo con una sonrisa torcida, haciéndolo
sonreir, y tras ello sacó de su bolsillo una pastilla, que acercó a los
labios de Jin.- Abre mi amor...-Dijo al tiempo que Jin sacaba la
lengua y la colocó en la punta, viendo como la tragaba con
obediencia.- Que buen chico...

-No me trates como un niño, eres menor que yo...-chilló fingiendo


indignación

-Vamos... todos sabemos que te gusta.- Musitó, dándole un beso


en la mejilla y tras ello comenzó a aplicarle a la piel el tratamiento
preliminar de higiene.- Entonces no lo haz visto aún...?

-Nope.- Respondió en automatico

-¿En serio?

-Sip

-Vaya... eso me pone nervioso

-¿Porqué?
-No quisiera decepcionar tus expectativas...-Dijo en voz baja, con
la mirada fija en el dibujo

-Sé que no hay forma de que eso ocurra...

-¿Como sabes que no te tatué un pene o algo así?.- Bromeó,


riendose de forma burlona y Jin le dio un golpe fuerte en el pecho,
con rencor

-Eres un pesado!.- Chilló al tiempo que Namjoon soltaba una


carcajada

-Ya ya... estaba bromeando, un pene no hubiese tomado horas

-Eso espero...-Dijo dándole un golpe final en el pecho y Namjoon


le detuvo la muñeca, atrayéndolo hacia él.

-Bien... deberíamos empezar, pero antes de eso quiero mi beso de


la suerte.- Dijo empujando sus labios contra los de Jin, haciendo
que el puchero en su rostro desapareciera en el segundo,
cambiándola por una expresión catuivada, esa que siempre tenia
cada vez que se besaban, que se tocaban siquiera.

-Te amo...-Musitó Jin, mirándolo a los ojos y Namjoon sonrió,


dándole un pequeño beso en la nariz.
- Yo te amo más... mi angel.- Dijo poniéndose un par nuevo de
guantes negros y después el tapabocas, suspirando, viendo lo que
llevaba de aquel que seria su más hermosa obra.- Si te duele.. o
sientes algo extraño

-Te lo diré... lo sé

-Ese es mi chico...-Musitó, tomando el lápiz para tatuar y tras ello


encendió la máquina, recargándose en Jin hasta que estuvo
cómodo.-Terminará pronto amor...-Dijo pocisionandose en el
hombro de Jin y tras ello comenzó.

-----------------

Estaba jadeando, no sabía cuanto había pasado, sólo que su piel,


gracias a Dios, ya se había adormecido, y ahora sólo punzaba de
vez en cuando al tiempo que Namjoon avanzaba a partes sin
colorear, hasta ese momento el relleno que caía sobre su hombro
no había sido tan insufrible, sin embargo Namjoon hizo una pausa
abrupta, mirando el tatuaje y tras ello se bajó el tapabocas,
dirigiéndose a su amor.

-¿que pasa?.- Preguntó el castaño apaciblemente.

-Es hora de... lo más difícil.- suspiró.- El pecho... duele mucho...


-¿De verdad?

-Te lo digo yo...-Dijo sonriendo irónicamente recordando como


tuvo que morder su cinturón la noche que se tatuó a Jin en el
pecho.

-Vaya...

-Si es demasiado podemos hacerlo en una sesión más, solo


asegúrate de que te sientas bien, iré poco a poco, ¿de acuerdo?

-Si, mi amor...-Dijo avergonzado al moreno notablemente.

- Bien...

-Oye...-Dijo distrayéndolo.- Beso de buena suerte.- Musitó al


tiempo que se acercaba, y mordió ligeramente su labio inferior,
quitándole el miedo de encima y Nam cautivado volvió a su
puesto, respirando para tranquilizar su pulso.

- Aquí vamos...-Sentenció, recargado las agujas, al principio no fué


tan caótico, el dolor fue hasta cierto punto el acostumbrado, pero
conforme avanzó al centro Jin tuvo que apretar los dientes, casi
lastimándose la mandíbula para que Nam no viera lo mucho que
sufria, hasta que justo en medio de su pecho, en donde esa línea
entre sus cuadrados se dibujaba ese dolor se volvió mas que
insoportable, y comenzó a soltar quejidos hacia el cielo, apretando
los ojos.

-Jin...

-Sigue... estoy bien.- Jadeó

-No...

-Nam, sigue, solo harás que pierda la fuerza...-Sentenció,


mirándolo a los ojos, y Nam frunciendo el seño con preocupación
siguió, haciéndolo gritar hacia el cielo,cada vez con más fuerza

-Mi amor... ya es suficiente...-Dijo deteniéndose, pero Jin no lo


dejó, respirando pesadamente tomó su mano, dirigiéndola a su
pecho de nuevo.

-Vamos... -Dijo sonriéndole a medias.- siento que falta poco, no es


así?

-Si...-Responidó Nam mirándolo.- Pero eso no importa...

-Vamos Nam... solo un poco más...-Suplicó, acariciando su rostro


con la poca fuerza que le quedaba y el menor, subiendo de nuevo
el tapabocas suspiró, volviendo a su trabajo, tratando de no tocar
las áreas por las que ya había pasado para no producirle tanto
dolor, y Jin siguió apretando los dientes, hasta que después de
insufribles minutos Nam retiró su mano del sitio, dándole un
respiro

-Esta parte... está lista.- Sonrió de forma un poco nerviosa, y el


castaño, tratando de recobrar el ritmo de su respiración suspiró,
mirándolo.-Estás bien...?

-Sí...-Jadeó.- Muero por verlo.- Dijo sonriéndole.- ¿Que es lo que


falta...?

-Algunos detalles de la espalda pe...-Contestó, siendo


interrumpido por Jin que se levantaba, sentándose de piernas
abiertas al respaldo para darle la espalda a Nam.

-Creo que ahí duele menos... verdad?.- Sonrió

-Si... un poco menos

-Vale.- Musitó el mayor, mostrándole ese triangulo invertido tan


perfecto que el menor quiso morderlo, pero en su lugar tragó en
seco, Jin de repente se había vuelto demasiado atrevido y eso
estaba haciéndole perder la cabeza. No podía imaginar escena más
sublime... porque su hermoso angel, inclinado sobre esa vieja silla
le mostraba la piel virgen de su espalda, esperando a ser tatuado
por sus manos, era sencillamente sexy...-Creo que... empiezo a
disfrutar un poco de este dolor.- Musitó, volándole los sesos, y
Namjoon acercó su asiento, poniendo el cuerpo de Jin entre sus
piernas y tras ello le mordió la espalda deliciosamente, haciendo
que se estremeciera.

-Nam...- musitó sorprendido, más aún cuando sintió la humedad


de la lengua de Namjoon subir perversamente por su espina
dorsal hasta su cuello, y estando ahí lo estrechó por el vientre,
hundiendo la nariz en su cabello, suspirando como un loco.

-Tu... -Dijo impaciente.- No hables de esa forma o no podré


disernir entre proclamarte mi Dios o reclamarte como mi perra...

-De que... forma...?-Dijo inocentemente, mientras Nam jalaba su


rostro hacia atrás para poder besarlo intensamente, y se quedó
perdido en esos besos resistiendo las ganas de inclinarlo sobre la
mesa y tomarlo, resistiendo las ganas de arrodillarse ante él y
jurarle devoción eterna.

-Sólo...-Dijo respirando impaciénteme sobre sus labios.- Cállate...


te follaré más tarde...-Sentenció, encendiendo la máquina,
inclinando a Jin sobre la silla, acariciando su espalda con
devoción, y tras ello se colocó en aquella área que le pondría
punto final a su obra, y comenzó a meter la tinta con dolor dentro
de ese lienzo, con lentitud, con paciencia, gota a gota, centímetro
por centímetro, hasta que aquel color claro, precioso encontró su
lugar sobre el cuerpo del casyaño y finalmente se separó,
apartándose un poco para tener perspectiva, y se quitó el
tapabocas, observando a detalle su obra.
La noche estaba por caer sobre el bosque, había sido una sesión de
horas pero ahora estaba terminado... Jin se levantó, para que el
menor pudiese ver a sus anchas su obra terminada, y Nam,
completamente complacido cerró los ojos como si su alma
estuviese derritiéndose dentro de su cuerpo, estaba terminado...
estaba terminado y aquella imagen lucia mejor de lo que siquiera
hubiese imaginado en su cabeza... y todo era gracias a la armonía
preciosa de la piel de Jin.

-¿E-esta...?

-Así es...-Dijo el menor con una sonrisa.- está terminado.

-¿Puedo verlo ya?.- Dijo sonriendo, volteando hacia abajo pero no


lograba ver del todo la forma, y eso lo confundió

-¿Tienes un espejo?.- Dijo Nam levantándose

-Mmmm... en mi habitación

-Vamos para que puedas verlo.- Sentenció el menor que no cabía


en la felicidad a pesar de que sus manos estaban comenzando a
sentirse adormecidas.
------------------
-¿Para que es ese líquido?.- Dijo el mayor, haciendo una mueca de
dolor, mientras Nam aplicaba sobre el tatuaje una especie de
líquido burburjeante que tapaba todo

-Limpia, y refresca un poco la piel para que el tatuaje pueda verse


sin inflamación

-Ahhh...

-dejalo reposar un poco.- Dijo dándole un besito en la mejilla.-¿te


duele mucho?

-No... no tanto, siento más fresca la piel

-Menos mal...-Dijo acomodando sobre el espejo sobre la mesa de


noche de Jin para que quedara a la altura de su pecho.-Bueno
entonces... dejemos que lo veas...-suspiró, tomando una gasa
limpia .- Debo quitar esto primero, duele un poco pero... después
podrás verlo

-Si...

-Ok...-Volvió a suspirar nervioso y Jin sonrió ante su expresión.

-Sé que será increíble...-Aseguró, y el menor lo miró con cariño un


instante, procediendo a quitar la espuma de la tinta, y Jin hizo una
mueca de dolor sintiendo aquella tela sobre su piel como una fibra
de metal, pero pasó rápido, y Nam, admirando su obra
nuevamente sonrió, suspirando.

-Este... es mi regalo para ti... mi angel...-Musitó, mirándolo a los


ojos y poco a poco se quitó de en medio, dejado ver a Jin el tatuaje
sobre su cuerpo a través del reflejo

Jin enmudeció unos segundos, acercándose al espejo sobre pasos


tímidos, mientras su mirada se abría sorprendida, dejando escapar
de entre sus labios pequeños suspiros a medias, y observó con
atención su reflejo, respirando como quien trata de tranquilizar su
respiración, sin poder despegar la mirada de aquellos trazos de
ensueño.

-N-nam...-Dijo casi temblando y el nombrado sonrió, poniéndose


detrás de él, abrazándolo por la espalda con un cariño inmenso, y
apacible, y llevó su mentón al hombro de Jin , viendo juntos su
reflejo.-Es...to...-Musitó con dificultad, tocando con la punta de los
dedos el color.

-Te dije que... te tatuaría nuestro amor...-Murmuró en su oído, y


Jin, con el labio inferior temblándole vió sus ojos cristalizarse en
su reflejo, y sin poder contenerse más comenzó a llorar quedito,
sintiendo como Nam lo estrechaba con cariño.
-Las... flores... del bosque...-Dijo llevándose la palma de la mano a
la boca para contener su voz cortada y Nam asintió con una
sonrisa

-Debieron haber muerto... malditas por tus pecados... por los


míos... pero no lo hicieron.- Susurró, acariciándole las manos,
aguardando un poco ante los sollozos infantiles de su amor y
sonrió, estremeciendolo, suspirando - Crecieron fuertes y
hermosas... y me llevaron a ti, como el viento que las mece por las
tardes...-continuó.- Sobre tu cuerpo me mostraron lo que eras... tu
vergüenza, tu tristeza y tu condena, sobre tu lengua me mostraron
la perversión y en medio de tus manos tu dulce pureza... tu
belleza que se marchitaba como ellas pero que volvía, renaciendo
como el sol. Y en medio de nosotros, los condenados... los
malditos... florecieron hermosamente como...

-Como... nuestro amor...-Murmuró finalmente, mirándolo a los


ojos, con el ceño fruncido y comenzó a llorar, sintiendo que las
piernas le flaqueaban.

-Jinie...

-Yo...-Sollozó entre sus brazos, como un niño pequeño- No


encuentro las palabras... para decirte... lo mucho que esto...
significa para mí

-shhh...Tranquilo.- Dijo estrechándolo entre sus brazos, y dejó que


llorara a sus anchas, tanto como le fuera posible
-Nuestro amor... que debiera ser algo maldito es algo precioso.-
sollozó, sonriendo a pesar de todo.- Te... amo... tanto...-susurró,
hundiendo la cara en su pecho.- Te amo con toda mi alma, Nam...

-Y yo a ti... Más... de lo que puedas imaginarte -Dijo dándole un


beso precioso en la frente.

PARTE 28: EL TRAJE NUEVO


"-Te confesaré mis pecados para que puedas afilar tu cuchillo..."

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-N-naaam...~ -Gimió en voz baja el chico, siendo acallado por los


gruesos labios de su amante, que abrazándolo por la espalda
acariciaba su entrepierna con perversión, por encima del pantalón.

-Shhh...- Dijo suspirando en su oído, mordiéndole impaciente el


lóbulo de la oreja.- No hagas ruido o van a descubrirnos...

-B-basta Nam~.- Suplicó, tratando de apartar su mano de él, pero


nunca servía de nada, el menor era más fuerte, y su miembro,
latente debajo del pantalón le rogaba que lo dejara continuar.
-Vamos Jinnie... Dame sólo un poco.- Dijo hablando bajo en su
oreja, haciendo que las piernas le temblaran.- Estoy muy duro
desde esta mañana... - Suplicó llevando la mano del castaño a su
entrepierna y este sorprendido luchó por no relamerse los labios,
amaba cuando Nam estaba así de duro.

-Solo espera un poco, no lo haremos aquí en la parroquia, cuando


lleguemos a la casa del árbol...

-Ya no puedo mi amor... Te juro que voy a explotar...-Dijo


haciendo ojos preciosos y Jin dudoso se sintió demasiado tentado,
pero estaba mal, demasiado mal.

-Nam...

-Mi ángel... No te miento, de verdad duele.-Dijo haciendo un


puchero y Jin retorció los labios con culpa

-¿D-de verdad te duele?.- Musitó angustiado y el moreno asintió


rápidamente, riendose felinamente dentro de su cabeza.
-Sí mi amor...

-Mmmmh...-Balbuceó el mayor, dudando, aunque no sirvió de


nada, ya había caído en sus garras, como siempre.-N-nosotros
no... Podemos hacer el amor aquí, Nam, sería muy problemático...
Pero... -Dijo sonrojandose, y con lentitud sus rodillas se doblaron
hasta que estuvo hincado enfrente de su amante.-Puedes... usar mi
boca si quieres...-Admitió con una expresión tan hermosa que
Nam nisiquiera esperó un segundo, y sintiéndose igual que un
desesperado adolescente calenturiento aceptó la oferta,
inclinándose para darle un intenso y morboso beso de lengua a Jin
mientras se desabrochaba los pantalones, y dejándolo tomar aire
de nuevo se incorporó, tomando su miembro en la mano, para
ponerlo sobre los labios del mayor, sonrojándolo

-Ahhh... Jin... Si pudieras ver esto... -Dijo extasiado, acariciando


aquellos labios rosados con la punta de su pene, como si quisiera
dibujar algo sobre ellos y tras haberlo disfrutado lo suficiente
sonrió extasiado, prosiguiendo.- Abre la boca mi amor... Grande.-
Indicó y el menor muerto de vergüenza obedeció, abriendo
grande como le había enseñado, y tras ello el sabor delicioso de
Nam le llenó las papilas poco a poco, desvaneciendo su
vergüenza.
-Mmmmh~ - Gruñó el menor, cuando su pene tocó el límite de la
garganta de Jin, estrechó y cálido, acompañado por supuesto de
espasmos esporádicos, producto de Jin queriendo toser para no
ahogarse.- Ahora chúpalo, precioso....

El castaño obedeció en el segundo, cerrando los ojos,


pretendiendo que todo era normal, cuando por dentro moría de
ganas de masturbarse, estando ahí de rodillas, chupando toda la
virilidad de su hombre y a sus anchas comenzó a hacer los
movimientos de su cara más intensos, más profundos, apretando
el pene de Nam de forma tan deliciosa entre sus labios que sentía
que se derretía sobre su lengua, y casi lo hacía, porque la forma en
que Jin succionaba era tan deliciosa que el menor sólo podía
suspirar hacia el cielo, sintiendo aquel líquido lubricar la boca del
castaño un poco más a cada segundo.

Jin movía la cabeza de atrás hacia adelante, succionando como a


Nam le gustaba: sin que usará las manos, sosteniéndolo,
dirigiéndolo sólo con. Los labios, con el sonido de la saliva
escurriendole

-Jinnie... Lo haces tan... Jodidamente bien.-Gimió el menor,


entrelazando sus dedos en el cabello del castaño, conduciendo su
delicioso ritmo hasta que loco por el movimiento comenzó a
mover sus caderas hacia delante.- Mierda... Esto es... Delicioso...-
Gruñó, viendo cómo Jin seguía succionando con éxtasis en el
rostro, como si nada salvó ese pene sobre su lengua existiera, y
tomando esa expresión como una derrota contundente perdió la
cabeza por un momento.-Mi amor... Voy a follarte la boca
...-Jadeó, desconcertando a Jin por un momento, en el que llevó
sus manos con firmeza a la cabeza del castaño, y este lo miró
curioso, cuando comenzó a sentir las embestidas a su garganta.
Cerró los ojos con fuerza, tratando de resistir las ganas que tenía
de toser, el pene de Namjoon estaba cortándole la respiración y su
saliva, antes tímida comenzó a brotar tras cada estocada tortuosa
de ese miembro acompañada con el sonido líquido y degenerado
del pene de Namjoon en su garganta.

Nam estaba gruñendo con éxtasis, tomando su cabeza con fuerza,


mientras la cara de Jin comenzaba a tornarse roja por el esfuerzo,
y trató de alejarse, poniendo sus manos en las piernas de su
amante para empujarlo y por fin poder tomar una bocanada de
aire.

Fue únicamente un suspiro el que pudo dar, antes de que Nam,


mordiéndose los labios se adueñara de su rostro otra vez
sosteniéndolo con fuerza para que no pudiera escapar, y prosiguió
con la deliciosa penetración ante la que Jin trato de resistir,
sintiendo como lágrimas empezaban a salirse de sus ojos.-
Mírame...- Ordenó el menor, jadeando, disfrutándolo tanto que
parecía ser un delito.- mírame Jin...-Dijo observando cómo el
menor obedecía lo mejor que podía, mientras Nam perverso
seguía penetrando su boca deliciosamente, embriagandose con la
imagen de Jin completamente rojo, con lágrimas cristalizandole
los ojos, y con su miembro abriendose paso entre esos labios rosas,
con violencia deliciosa. El castaño ya no podía casi contener la
saliva dentro de su boca, y empezó a escurrirle por la comisura de
sus labios, delizandose por el mentón, por el cuello, hasta el
pecho, y por otro lado mojando con cada impacto el miembro
húmedo de Nam sacaba esa saliva con el movimiento, sintiéndola
escurrir por toda su extensión hasta que comenzó a mojarle los
testículos y sin poder un segundo más empujó la cabeza de Jin
para poder salirse de su boca.-Sa...ca... la lengua... -Jadeó apenas y
el chico obedeció en el segundo, tratando de recuperar el aliento,
cuando el semen de Nam, cálido y espeso como siempre comenzó
a caerle en pequeños chorros pesados, manchándole las mejillas,
los labios, y mayormente cayendo sobre su lengua, escurriendose.-
Puedes... escupirlo si quieres...-Dijo jadeando y contrario a sus
espectativas Jin cerró la boca, saboreandolo como algo nuevo.

-Es amargo...-Musitó, sonriéndole .- me gusta....-Dijo finalmente,


haciendo que Nam se avergonzada a muerte y no hizo más que
agacharse para hundirse en su boca de forma intensa, sintiendo
que el corazón le explotaba.

-Te amo...-Musitó, sonriéndole sobre los labios.

-------------
-Padre, buenos días.- Dijo Jin haciendo una respetuosa reverencia
agradeciendo que el padre Seejij no hubiese llegado 20 minutos
antes o todo hubiese Sido demasiado caótico, y Namjoon, con el
pincel en la mano sólo inclinó la cabeza un momento, regresando
al mural que pintaba con cuidado.

-Buenos días Hijos míos.- Dijo el apacible anciano, subiendo por


completo al andamio, y tras ello sus ojos se situaron en el mural.-
Vaya... no puedo creer que ya casi esté terminado, es muy bello
hijo

-Gracias padre, de hecho el hermano Seokjin me ha estado


ayudando, debería elogiarlo también a él.- Dijo el joven de tez
morena, sorprendiendo a los beatos presentes, más aun por la
sonrisa de amor discreta que esbozó por lo bajo

Namjoon estaba completamente enamorado, tal vez por ello no se


daba cuenta del cambio radical en su personalidad pero el padre
Seejin si que lo notó, aunque no lo consideró nada malo, estaba
feliz de que el sobrino de Seo Min Joo por fin estuviese hablando
por iniciativa propia, señal de que estaba llendose del lado
benevolente, probablemente por la compañía de uno de sus
queridos y devotos hijos: SeokJin

-Ah...-suspiró.- ¿Eso es cierto Seokjin?


-E-este... si...-Admitió ligeramente avergonzado.- El... joven
Namjoon me ha hecho el favor de enseñarme un poco de lo que
sabe

-Y resultó ser muy bueno.- Agregó Nam poniendo unos detalles


con color azul

-Vaya... me alegra mucho saberlo hijo

-Si, padre...

-Bueno.- Dijo aclarando la voz.- Volviendo al asunto por el cual he


subido hasta aquí es porque debemos irnos.- Dijo
desconcertándolo y Namjoon volteó a verlos, curioso

-Irnos?, a donde?

-Ahh.- Dijo esbozando una enorme sonrisa.- El señor Min Joo me


ha llamado esta mañana, sus trajes están listos hijo mío, no es
maravilloso?
La felicidad del padre Seejin era tan genuina que Jin temió mirarlo
directamente a la cara, porque seguramente se daría cucneta de
que aquellas palabras le habían caído como balde de agua fría
encima, y por ello no pudo percatarse de que, si a él le había caído
un balde, a Namjoon seguramente le estaba cayendo una cascada
helada

-S...si... es maravilloso, Padre.- Dijo torciedo una sonrisa forzada

-Bien, entonces creo que me llevaré a su asistente el resto de la


tarde joven Namjoon, espero que no lo importune demasiado

-A-ah...-Balbuceó Namjoon sin estar seguro de que decir.- No hay


problema, Padre pero... amm... creo que también me retiro con
ustedes, si van a ir a la casa seguramente Tío Minjoo necesitaará
de mi ayuda

-No te preocupes hijo mío, nosotros nos encargaremos de ello

-No, no, padre, insisto.- Dijo dejando los pinceles a un lado, sin
importarle que la pintura al secarse podría arruinarlos y se
encaminó a las escaleras para bajarlas, sin dejar que el padre
pudiese argumentar nada más.
--------------

Iban en silencio, caminando por el sendero de la parroquia hacia


el bosque, y Namjoon que siempre iba al lado de su querido angel
tuvo que ponerse del otro lado, lejos de él, para que no fuera
capaz de ver su expresión en ese momento, estaba pensativo,
serio, preocupado pero sobre todfo ello... estaba sumamente
asustado, por eso, a pesar de la mirada desaprobatoria del padre
Seejin encendió un cigarrillo, y se lo puso en la boca, exhalando
pesadas bocanadas de ese humo negro que pretendía
tranquilizarlo sin hacerlo en verdad

Jin por su parte, caminaba callado y de forma lenta, viendo a Nam


de reojo, tratando de encontrar alguna señal que le dijera
cualquier cosa, pero no había nada ahí, todo era vacío, y cuando
llegaron al frente de la casa de Namjoon tragó en seco,
acongojado.

El padre tocó con paciencia, siendo recibido por el anciado de


sonrisa bonachona, que los invitó a pasar, sorprendido de la
presencia de su sobrino, al que notaba por demás extraño pero no
dijo nada, lo vió colgar su chaqueta y su mochila en el pequeño
perchero de la puerta y tras ello siguió a Jin y al padre a la sala, en
donde todo se volvió aún más incomodo, porque ahí estaba, ese
rostro que juraba romper contra el pavimento si es que lo volvia a
encontrar de frente.

-Oh Ken, ya estás aquí.- Dijo el padre, tomando asiento junto a él,
y el nombrado le sonrió de forma hermosa, de esa forma en la que
siempre le sonreía a todos, y solo por ese acto hipócrita Nam no
pudo evitar buffar sin darse cuenta, desconcertando a los
presentes

-Hijo mío, estas bien?.- Dijo Min Joon acercándose a su sobrino, y


este dándose cuenta de lo que había hecho solo se inclinó un poco
hacia el anciano

-Yo... me duele un poco el estómago, lo siento tio.

-De acuerdo...-Dijo el anciano sin creerle del todo y prosiguió con


la conversación que aparentemente estaba teniendo con Ken.-
Hermano, como estaba diciendole, puedes usted probarse en traje
de una vez, si hay algún inconveniente de algún tipo, así tendré
tiempo de arreglarlo
-Si señor Min Joon, con gusto.- Dijo el sonriente joven, pasando de
largo al lado de Namjoon con una discreta mirada hostil y tras ello
tomó el traje que levantaba el anciano en sus manos.- Gracias

-Hermano Jin... puedes pasar usted también a probárselo.- Dijo


indicándole que siquiera a Ken a la habitación pero retrocedió un
poquito sin darse cuenta, sonriendo a medias

-Yo... amm...-Dijo nerviosamente, pensando en el tatuaje recién


hecho sobre su pecho

-Ahí adentro es muy estrecho tio, no estarán comodos, será mejor


que pase uno por uno.- Apuntó Namjoon, caminando hacia la
habitación, y antes de que Ken pudiese hacer algo le dio un
pequeño empujon para que se metiera.- Adelante hermano,
tómese su tiempo.- Dijo con una falsa sonrisa mientras le cerraba
la puerta y regresó a su puesto, al lado de Jin, pero seguía sin
mirarlo, se sentía incapaz de hacerlo, y Jin, frotándose las manos
discretamente miraba al suelo, impaciente, incluso triste, y sin
saber exactamente que pensar sobre todo.

Parecia que el tiempo con Namjoon había pasado demasiado


rápido, de forma demasiado intensa, porque entre sus besos, entre
sus brazos no hubo cábida para aquellos pensamientos caóticos
dentro de su cabeza, para esos pensamientos sobre el dia de
mañana... sobre lo que cda uno debia de hacer fuera de la casa del
árbol, y en ese momento, estando a punto de probarse el traje para
la toma de votos lo notó cruelmente, y la bruma dentro de su
pecho le fue creciendo.

Moria de ganas por decirle a Namjoon que repitiera aquellas


palabras tan descabelladas que había dicho dos dias atrás: "A
veces quisiera entrar en tu habitación y robarte de todos... cargarte
sobre mis hombros, subirte en la motocicleta e irme lejos, en un
lugar en donde no sea peligroso besarte como quiero... tomarte de
la mano como quiero...", pero... no sabia si aún quería hacerlo, si él
mismo tendría la fuerza para seguirlo a la desconocido... si tendría
el valor de salir de aquel pueblo, limite de todo lo que conocía y
aventurarse, abandonando todo por lo que había vivido hasta ese
momento.

Ahí... en ese momento...

Sin importar que estuviesen aquellas personas rodeándolo.

Se preguntó si tendría el coraje suficiente, para traicionar la


confianza de su única figura paterna, de tracionar la buena Fe del
señor Min Joo en su amistad con Namjoon, si era capaz de a pesar
de todo, abandonar a su hermano.
Y la respuesta era no...

No era tan valiente, no tenía esa fuerza, e irse con Namjoon habría
sido solo un estorbo de sentimientos encontrados y de culpa, no
quería eso para su amor... no quería ser una carga más para su
vida, y en dado caso ¿A donde irían?, si sabia perfectamente que
Namjoon había quedado en la quiebra por pagar las cuentas de su
tio y era poco lo que le quedaba, si no tenían a donde ir a parar, y
si es que Namjoon conseguia un lugar y trabajaba que se supone
que haría el para contribuir? Si lo unico que sabia hacer era rezar...
era hablar latin, era tal vez cocinar un poco, pero nada más que
eso... solo le pondría a Nam las cosas más dificiles.

-Que opinan?.- Dijo Ken saliendo de la habitación, extendiendo las


manos, y se acercó al espejo largo de la pared, para verse de pies a
cabeza

-Creo que es perfecto, hijo.- Dijo el padre Seejin con la cara


desbordante de felicidad y Jin lo miró en silencio, sin saber que
hacer, para él, probarse ese traje de repente se convirtió en un reloj
en su espalda, que le anunciaba tal vez el fin de su relación con
Namjoon.
-Jin...-Dijo Ken mirándolo fijamente, sacándolo de sus
pensamientos

-Ah... se ve bien, Hermano.- Dijo titubeante y Ken sonrió

-Hermano ... si gusta puede pasar a probarse el suyo...-Dijo el


señor Min Joo, acercándole el traje, y Jin sintió que lo tomaba casi
en cámara lenta, la tela era suave y oscura, olia a nuevo, y pesaba
un poco, y todos aquellos detalles los enfatizó en su cabeza
tratando de distraerse, tratando de distraerse de mirar a Namjoon,
que tragaba en seco en silecio, viendolo encerrarse en la
habitación.

Aquel cuarto era pequeño, estaba ordenado, y dentro estaba una


serie de cajas de cartón con ropa que recordaba haber visto en
Nam alguna vez... por eso se acercó sin darse cuenta, acariciando
la tela de una de sus playeras negras de mangas larga entre sus
dedos, y tras inspeccionarla con la mirada la llevó a su nariz,
aspirando ese dulce aroma familiar que parecia estar formando
parte de él poco a poco.

Su olor, su dulce esencia malvada que lo embriagaba, solo hizo


que le flaquearan las piernas, y el corazon. La puso en su lugar,
mirando el traje en sus manos, y con angustia casi tapándole la
garganta comenzó a vestirse, teniendo especial cuidado en no
rozar demasiado el tatuaje.

Quería soltarse a llorar, y maldecia en silencio no haber pensando


antes en todo lo que nublaba su mente, een no haber pensando en
eso antes de enamorarse, en no haberlo pensando siquiera esa
mañana cuando estaba en su habitación y podía llorar a sus
anchas.

Era tarde, y tragándose


la tristeza suspiró de la mejor forma que pudo, no lo verían llorar,
nadie lo veria.

Se abotonó la camisa, se fajó y se puso los zapatos, saliendo con


lentitud de la habitación, pero sus ojos estaban en el piso, y solo
los levantó unos mentirosos segundos hacia el padre Seejin para
sonreírle como mejor pudo.- Que... tal?

-Oh Hijo mío, te quedó maravilloso.- Dijo complacido.- MinJoo


eres un genio.- Exclamó.- No haz perdido el toque

-Gracias Padre... es todo un honor confeccionar estos trajes para


los muchachos.

Jin se acercó al espejo lentamente, viendo su reflejo con


incredulidad, el traje, que debia estar hecho a su medida parecia
quedarle bien, pero... estaba ahogándolo, casi hundiéndolo en el
piso, y los demás no podían verlo.

Namjoon, en silencio, no pudo hacer otra cosa más que mirarlo


con atención, pretendiendo estar participando en la conversación
cuando en realidad se hundía al igual que Jin...

Lucía hermoso... con ese traje hecho a la medida que remarcaba


sus hombros hermosos, y ese tono azul que lo hacia lucir aún más
pálido, mas alto. Sonrió irónicamente tal vez un segundo, porque
los colores, cualquiera que fuera armonizaba perfectamente con su
semblante divino, y aun así, ese traje que debió cautivar sus ojos,
solo hacia qie se sintieran humedecidos. Jin estaba ahí, con su traje
para la toma de votos perfectamente planchado, y ese traje para
Nam representaba un abismo que se abria entre ambos, tronando
como las piedras que se rompen y se caen, causando un eco tan
profundo en el fondo que solo te retuerce las entrañas.

Lucía hermoso... hermoso como solo el podía serlo, y al mismo


tiempo vestia sobre su cuerpo la condena, la tristeza de algo que
no puede ser posible.

-Si gustan pueden llevárselos de una vez

-Muchas gracias Señor Minjoo.- Dijo Ken haciendo una reverencia,


y tras ello tomó a Jin por los hombros de forma amistosa,
mirándolo fijamente.- Nosotros los usaremos con orgullo en el
gran dia, puede estar seguro, verdad Jin?
-Si...-Musitó finalmente desviándole la mirada, sintiendo los ojos
de Namjoon sobre él, por ello fue incapaz de levantar la mirada.

-Te agradezco mucho MinJoo, enviaré a la hermana Lee con el


pago por los trajes mañana mismo

-Padre, sabe que no hace falta...

-No, no, no Minjoo, sabes que esas cosas no me gustan, la tela que
haz usado es sumamente fina y hemos de pagar por ella

-Padre de verdad.- Dijo rehusándose y sin embargo Namjoon le


puso la mano en el hombro

-Tio Minjoo...-Susurró discretamente, y el anciano bajo la mirada


sintiendose regañado, la verdad es que no podían darse el lujo de
no recibir ese pago y el padre Seejin lo sabia también

-No aceptaré un no como respuesta Minjoo, mañana mismo


vendrá la hermana Lee, por favor no la haga hacer el viaje en vano

-No padre... -Musitó

-Bien, entonces nos retiramos.- Dijo haciendo una pequeña


reverencia y tras él, caminaron sus "hijos", el primero de cabello
negro sumamnente sonriente, mas que complacido, e
inocentemente el tio de Namjoon creía que era por el traje, no se
imaginaba que disfrutaba la miseria de los dos enamorados con
creces, mientras el castaño, timido, se inclinó tomando un poco de
valor para ver al sastre a los ojos, y después... al joven de tez
morena detrás de él, pero los ojos de Namjoon no denotaban nada
en ese momento, estaban serios, casi somnolientos, y sintió su
corazon romperse, cuando ante su despedida Namjoon ni siquiera
se inmutó.

No hizo lo de siempre: sonreírle discretamente, si quiera mirarlo


de forma hostil, y mucho menos inventó una excusa como
siempre para ir tras él, o para que se quedara, permaneció en
silencio, viendolo irse y tras ello todo fue de nuevo silencio.

----------

No quería decir nada, ni ver a nadie, sólo a Namjoon, pero ya no


había razon para que volviese a la parroquia, por eso triste,
incluso de malas se dirigió a su habitación, habiéndole dado las
buenas noches al padre Seejin, cuando una figura, en la esquina
del pasillo llamo su atención, y de ella emergió una sonrisa felina
que le puso los pelos de punta.

-Son hermosos, no crees?.- Dijo aquella voz casi ronca,


acercándose sobre pasos lentos
-Si, lo son.- Dijo sin más, abriendo la puerta de su habitación, y
pretendía cerrarla, cuando Ken entró a su habitación subidamente,
adentrándose como si nada.- Hermano lo siento, estoy cansado,
así que...

-Pensé que el jovencito lloraría en cualquier momento.- Dijo


interrumpiéndolo, y cerró la puerta con una sonrisa, viendo la
expresion del rostro de Jin.-Pero no lo hizo...

-Hermano, por favor...

-Vas a seguir pretendiendo que ese niño y tu solo tienen una


"bonita amistad"?.- Dijo sin más y Jin se quedó callado, viendolo
fijamente.- Somos religiosos Jin... pero no por ello somos
estúpidos, nuestro trabajo implica ser empáticos con la gente,
entender sus emociones, y creeme que esas emociones entre tu y
ese muchacho se desbordan de forma tan obvia que agradezco
que el padre Seejin sea a veces tan distraído

-Ken, basta

-El daño que me haz hecho a mi es algo con lo que puedo lidiar
pero... verlos de esa forma me hace pensar... si serias lo
suficientemente despiadado para defraudarlo de la peor manera
existente...

-Yo... jamás le haría daño, Ken...


-Ah... así que haz decidido dejar todo el asunto con el chico?

-Yo...-Balbuceó, sintiendo una culpa gigantesca dentro del


corazon.- No... hablaré contigo de esto... eso es algo que no es de
tu incumbencia

-Es de mi incumbencia, hermano.- Dijo parándose enfrente de él,


mirándolo csi de forma amenazante.- Seejin para mi es un padre
también... así que, piénsalo... piensa si de verdad vale la pena
defraudar a tu padre... defraudar a todos los que te aman... por
unn chico al que apenas conoces.- Dijo finalmente, y tras ello se
dio la vuelta, saliendo de la habitación con pasos pesados, y esos
pasos que retumbaron en el corredor parecían hundirse dentro de
su pecho, llenadolo de incertidumbre

Estaba confuso, acongojado, con una angustia que podía subirle


por toda la espina, ardiéndole y no sabia que hacer, porque antes
había tenido al fuerza de enfrentar las palabras de los demás, pero
ahora era incapaz de huir de la voz de su hermano. Necesitaba
consuelo, pero se sentía cinico tomando el teléfono celular en sus
manos, y siquiera pretender llamarle a Namjoon, pero no
necesitaba, lo necesitaba tanto.

Pensó en que se encontraria enojado, tan confundido como él,


pero al final de cuentas seguía siendo Namjoon, aquel joven que
de madrugada, cuando la noche lo cubría todo, y el silencio se
llevaba todo entraba por la ventana, entraba y se situaba a su lado,
siempre. Por eso Seokjin se sentó en su cama, abrazando sus
rodillas, y con la cobija cubriéndole las piernas se quedó viendo
hacia la ventana, escuchando a los grillos trinar en las afueras, y el
chillido de los murcielados a los lejos, en el bosque, pero Namjoon
no aparecía, y cada segundo ese nudo en su garganta fue
paulatinamente creciendo dentro, casi ahogándolo.

Dieron las 12... y después la 1... las 2 y las 3 am, y él, incrédulo,
volteaba ante cualquier pequeño ruido, pero no sirvió de nada,
porque no era Nam...

Dieron las 4.. las 5... y después las 6... pero Namjoon no apareció,
no apareció cuando tuvo que levantarse a bañarse, no apareció
cuando muerto de sueño recibió a los feligreses para misa de 8, no
apareció durante la misa, no apareció después de ella, y así, una
tras otra las horas se desvanecieron entre llamadas a su celular
que no fueron contestadas y tiempo roto, desesperado, hasta que
sin fuerza alguna llegó a la casa del árbol, y temblando, dándose
por vencido se arrastró hasta los cojines, para comenzar a llorar
amargamente.

PARTE 29: LOS VOTOS

"-Buen Dios, déjame darte mi vida..."

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Dieron las 4.. las 5... y después las 6... pero Namjoon no apareció,
no apareció cuando tuvo que levantarse a bañarse, no apareció
cuando muerto de sueño recibió a los feligreses para misa de 8, no
apareció durante la misa, no apareció después de ella, y así, una
tras otra las horas se desvanecieron entre llamadas a su celular
que no fueron contestadas y tiempo roto, desesperado, hasta que
sin fuerza alguna llegó a la casa del árbol, y temblando, dándose
por vencido se arrastró hasta los cojines, para comenzar a llorar
amargamente, y ahí se acurrucó, metido entre sus rodillas como
un niño que intenta protegerse en vano, y cerró los ojos, sintiendo
el ardor del aún recién hecho tatuaje en su pecho, ese que
representaba lo más hermoso, lo más doloroso de su vida.

Tal vez para Namjoon la puesta de ese traje había hecho que
pusiera los pies en la tierra, tal vez verlo de esa forma hizo que el
menor se pudiera dar cuenta de lo mal que estaba todo, de lo que
se echaría sobre los hombros si seguía con esa relación, de los
problemas... de las complicaciones, y había decidido terminar con
ese sueño efímero, dejándolo como tal vez solo un amor de
verano, como un amorío más entre un desconocido en un pueblo
y Jin lo comprendía, porque era totalmente lógico y justificable
que ese sueño tibio en el que ambos se encontraban se hubiese
roto de repente, como una burbuja de jabón.

Por eso lloró, lloró por horas hasta que sus ojos sintieron
hincharse de sangre, hasta que su cara cubierta por aquella capa
salina pidió piedad, y hasta que sus labios, secos, hambrientos, no
pudieron seguir sollozando, y de ese modo, sintiendo la
penumbra de la noche caer sobre la casa del árbol se quedó
dormido, deseando que cuando despertara todo estuviera bien,
aunque sabía que nada de eso era ya posible.

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El olor de una lámpara vieja de queroseno llegó hasta sus fosas


nasales, y consigo trajo el recuerdo de la primer escena morbosa
que había visto en su vida, esa en donde una doncella sollozaba
casi al punto del colapso, siendo fornicada por un demonio, ese de
marcas paganas cubriendo su cuerpo, ese de anillos metálicos
perforandole los labios... ese ... que tenía el color de la tierra fértil
cubriéndole la tez, por eso abrió los ojos lentamente, viendo la
pared de la casa del árbol iluminada por ese color amarillento, el
cual sólo era interrumpido por una sombra de perfil, que sentado
detrás de él expulsaba una bocanada de humo espeso, y después
suspiraba, como si ese cigarrillo le diese fuerza, y con el aroma del
tabaco quemado llenando sus sentidos decidió voltearse sólo un
poco, encontrando los ojos hermosamente rasgados de lo que en
tiempos pasados había representado un demonio.

-N-nam...- Dijo con voz pequeña, pero el menor, sentado a su lado


ni siquiera se inmutó, permaneció en silencio, con los codos
recargados en sus rodillas abiertas, con el cigarrillo agarrado
apenas por sus dos dedos, y que en silencio fue a parar a su boca
una vez más, dejándole llenarse el cuerpo con humo negro para
después soltarlo al techo, pensativo.

-Yo...-Dijo por fin, con voz titubeante y al mismo tiempo seria,


firme.- quería que supieras... que lucías hermoso con ese traje...

La bruma dentro del estómago de Jin le llenó la entrañas, y las


hizo nudo, enmudeciendolo, no sabia que es lo que el menor
pretendía con aquella frase, quería que se soltara a gritarle como
siempre, que lo tomara con violencia diciéndole que tendría que
hacer lo que sea que él ordenara, quería que le dijera que aquí
quien mandaba era él y que... nunca usaría ese traje, pero en
cambio estaba ahí, con una sonrisa agridulce, diciéndole que el
traje lo hacía lucir hermoso, y eso lo mortificaba.

-Nam...

-Ven...-Interrumpió, haciéndole un ademán de que se incorporara


y fuera a su lado, y el mayor obedeció, llegando junto a él sin
poder levantar la mirada, y tras ello Namjoon suspiró, alargando
la mano para ofrecerle el cigarrillo.- Hoy... voy a enseñarte a
fumar...
-El olor... me pica la nariz...-Dijo sin más, como si quisiera olvidar
todo lo acontecido esa tarde, y Nam sonrió

-Pero te relaja... así que pruébalo

-¿Porqué quieres enseñarme a fumar?...

-No lo sé... -Dijo con una sonrisa agridulce en el rostro.- Me gusta


enseñarte a hacer cosas malas... eso es todo... así que abre la boca.-
Dijo rodeándolo con el brazo y tras ello acercó el cigarrillo a los
labios rosas del mayor.- Aspiras primero... lento, y debes
tragarlo... si lo dejas en la boca no sirve así que una vez que lo
sientas en la garganta puedes soltarlo.

-Si...-Musitó el mayor, recibiendo el cigarro con tranquilidad, y


siguió las instrucciones, atragantándose un poco, y tras ello dejó ir
el humo con lentitud, hacia el techo, como había visto hacer a
Nam varias veces.

-Sabe horrible...-Musitó sin expresión alguna y Nam, sin disipar


esa sonrisa triste de su rostro lo miró
-Sí, sabe asqueroso...-Musitó.- Hazlo de nuevo...-Ordeno y Jin
recibiendo el cigarro de nueva cuenta aspiró profundamente,
sintiendo el humo caliente bajarle por la garganta, y lo dejó ir en
medio de una nube densa que se perdió en el techo, deseando que
se llevará consigo un poco del dolor que cargaba dentro, pero no
lo hizo.- Buen chico... me gusta que obedezcas

-Soy un buen chico Nam...-Susurró, sin saber exactamente porqué,


y se metió bajo su brazo a discresión, cerrando los ojos con
desesperación, con tristeza.- Yo... obedeceré todo lo que me digas.-
Insistió, y el de tez morena, sintiendo un nudo en la garganta
suspiró, estrechándolo bajo su brazo, regresando a su amarga
realidad.

-Hay cosas en las que nunca vas a obedecerme, ni quiero que lo


hagas... después de todo, eso te hace ser lo que eres... padrecito...-
Dijo esbozando una media sonrisa, y por primera vez en la noche
volteó a verlo, fijamente.

-Nam...-Musitó con miedo, al escuchar aquel termino despectivo


que desde hace mucho no escuchaba.

-No contesté tus llamadas, lo siento, estaba pensando en algunas


cosas...
-¿Que... cosas...?

-Creo que en lo mismo que tu...

-Mhhh...-Masculló haciendo una pausa incómoda.

-supongo que no había pensado mucho en el hecho de que...


pronto llegará el momento.- Sonrió.- Y podrás exorcizarme como
es debido... será un honor para mi... ser el primero.- Bromeó, y a
Jin el corazón se le congeló, en un miedo tan hórrido que las
piernas comenzaron a temblarle. Nam estaba aceptandolo sin más.

-Si...-Fue lo unico que pudo responder a pesar de su nudo en la


garganta y Nam continuó.

-Serás el primer padre que haya conocido con un tatuaje, cortesía


mía por supuesto

-Nam...
-El primer padre que se ha puesto una borrachera con un
delincuente, que orgullo, de verdad...

-Nam...-Dijo desesperado, sintiendo que rompería en llanto en


cualquier momento, ¿de verdad estaba aceptándolo sin mas?,
después de decirle que lo amaba... ahora

-Incluso estoy dipuesto a ir a tu primer misa, tal vez haga ruidos


de cerdo cuando empieces con el sermón, solo para joderte.- Dijo
socarronas te, pero a Jin no le hizo gracia, le dolía.

-De verdad...-Gruñó, con la mirada gacha.- De verdad te parece


tan divertido...? ¿De verdad... es tan fácil...?

-Jin...

-¡Lo dices como si nada importante estruviera pasando!.- Gritó,


haciendose a un lado, oprimiéndole el pecho a Namjoon con su
tono de voz lastimero.- Tan poco representó....
-Creí que era tu sueño...-Dijo el menor, incapaz de mirarlo

-Crei que yo... era el tuyo...

-Jin...

-Pero estas feliz de que yo vaya a hacer esto...

-¿Y que se supone que debería hacer? ¿Detenerte para que no


tomes los votos?! Decirte que renuncies a todo lo que conoces...
por mi?.- Dijo mirándolo fijamente y entonces Jin pudo verlo,
pudo observar como esos ojos siempre valientes, comenzaban a
cristalizárse, lastimándolo.- Mírame Jin... mírame... soy un don
nadie...-Sentenció con dolor, sin atreverse a acercarse.- Lo unico
que poseo son una manos que pintan demencia... un tio enfermo y
una deuda con el hospital que me perseguirá toda la vida...

-Nam...-Musitó rompiéndose.

-¿Tu... crees que yo siquiera me atrevería a arrebatarte todo


cuando no hay nada a cambio que pueda darte?... ¡¿crees que te
llevaría conmigo solo para que corramos estúpidamente para ver
hasta donde llegamos?!

-¡Si!.- Le gritó, apretando los ojos, apretando los puños,


apretándose el corazon.- Si...- sollozó.- eso era lo que yo quería
que hicieras... que me ordenaras como siempre, ¡Que me jalaras de
la muñeca como el maldito animal que eres y que me llevaras
lejos!... en donde nadie jamás pudiese encontrarnos...

NamJoon se llevó las manos a la frente, angustiado, suspirando


pesadamente, y se echo el cabello hacia atrás, cerrando los ojos
con fuerza.

-Jin... mírame... no sabes lo que dices...-sollozó.- los demás van a


condenarte... van a despreciarte... lo demás van perseguirnos, y en
nombre de su Dios nos harán colgar una cruz sobre nuestra
espalda, hasta el momento de nuestra muerte... como lo hicieron
conmigo, como lo hicieron con mi madre

-Entonces la cargaré.- Interrumpió, viéndolo fijamente.- Van a


despreciarme y a condenarme, como lo han hecho ya todos estos
años, van a perseguirme y sobre mis hombros cargaré una cruz de
traición y deshonra... pero... yo... te tendré a ti...acogiéndome en
tus malditos brazos, te tendré a ti y tu me tendrás a mi!.- Gritó
desde la garganta y Nam se mordió los labios, resistiendo el llanto
que le subia por la espina.

-No... no voy a someterte a eso...

-Nam...

-¡No lo haré!.- Le gritó, dejándolo enmudecido, y tras ello se llevó


las manos gruesas y asperas al rostro, tapando su vergüenza.- No
lo haré Jin...- Sollozó.- Te amo....

-Si me amas... entonces no me dejes... no lo hagas...- Sollozó.-


porque tengo miedo de mi mismo, tengo un miedo terrible que
me carcome las entrañas y no puedo quitarlo de mi... me aterra la
idea de dejar este pueblo...me aterra la idea de decepcionar al
padre Seejin, de ofenderlo a él y a todas las personas que me
quieren, tengo miedo de abandonar a mis niños, a mi demente
hermano... tengo miedo de que se burlen de mi por ser un
pueblerino, tengo miedo de ser un inútil allá afuera...-Dijo con la
voz cortada sollozando

-Jin...-Musitó tragando en seco, sintiendo las lágrimas recorrerle la


cara .
-Pero... - Sollozó.- ni siquiera ninguna de esas cosas se compara
con el miedo que tengo de verte partir... porque se que si lo haces
yo... voy a correr tras de ti, no importa si me dices que no lo haga,
si me dices que me quede y finja que nada de esto pasó, no
importa si me encadenan o si me encierran... yo... te amo tanto que
escaparía, solo para ir a buscarte

-Mi amor...

-Yo... seré un buen chico Nam... prometí que obedecería y eso es lo


que voy a hacer.- Sollozó, con la nariz roja, con sus labios
contorneados por el llanto, y se plantó enfrente suyo, mirándolo
aún cuando sus lágrimas le abrumaban el rostro.- Voy a obedecer
Nam...-Repitió dolorosamente.- Así que sólo dime...

-Jinie...-Sollozó, mirándolo con dolor

-Dímelo... dímelo mi amor...-Suplicó

Y Namjoon tragó en seco, acariciando su rostro con duda, con


tristeza feroz que le quemaba la manos.- Sé un buen chico y
obedece... -Musitó.- N-no... tomes los votos... no los tomes...-Dijo
con dificultad, quitándose de encima un peso que creyó que
terminaría aplastándolo.-Y larguémonos de este pueblo...

-Si Nam...-Dijo con las piernas flaqueándole, y se hundió de lleno


en la palma de su mano, sollozando.

-Tonto...-musitó el menor atrayéndolo a su cuerpo.- No sabes en lo


que te haz metido...-Dijo hundiendo su nariz en el cabello del
castaño, suspirando con el alivio más grande que había sentido en
su vida, con el amor más devoto que había profesado alguien
alguna vez.
PARTE 30: EL LAGO

Namjoon tragó en seco, acariciando su rostro con duda, con


tristeza feroz que le quemaba la manos.- Sé un buen chico y
obedece... -Musitó.- N-no... tomes los votos... no los tomes...-Dijo
con dificultad, quitándose de encima un peso que creyó que
terminaría aplastándolo.-Y larguémonos de este pueblo

-Si Nam...-Dijo con las piernas flaqueándole, y se hundió de lleno


en la palma de su mano, sollozando.
-Tonto...-musitó el menor atrayéndolo a su cuerpo.- No sabes en lo
que te haz metido...-Dijo hundiendo su nariz en el cabello del
castaño, suspirando con el alivio más grande que había sentido en
su vida, con el amor más devoto que había profesado alguien
alguna vez.

-No me importa.- Aseguró, rodeando la cintura de Nam con los


brazos, y se metió en su pecho, buscando refugio.- Nadie esperaba
que esas flores estuvierasñn vivas, pero florecieron... y ahora están
grabadas en mi pecho

Nam suspiró pesadamente, estrechándolo con fuerza, y se tragó


todo el miedo de golpe, tensando su quijada con valor, sus puños
con firmeza.- Yo... voy a cuidar bien de ti, no importa como pero
lo haré

-Yo también!, no se como... pero lo haré, no me convertiré en una


carga Nam...-Aseguró

-Cállate... una carga siempre será una carga.- Dijo dándole


repetidos besitos en la frente con cariño.- una demasiado ligera...
Demasiado una hermosa
-Te amo Nam...

-Yo te amo más mi amor...-Dijo haciendo a un lado su flequillo


castaño con los dedos, y depositó un beso en su frente con
suavidad.

----------------

El traje para tomar los votos fue puesto sobre un gancho elegante,
y tras ello lo metió dentro del closet, con una sonrisa agridulce en
el rostro, para después dirigirse al crucifijo de madera que colgaba
en su pared, y lo contempló unos momentos, en silencio.

Hacía horas que Namjoon lo había dejado en su habitación, hacía


frío y la madrugada pasaba taciturna ante sus ojos, pero no tenía
sueño, ni cansancio, no podía tenerlo, y jamás volvería a tenerlo
nunca porque velaría por su amor toda la vida, lo cuidaría y lo
protegería ante las penurias venideras que se avecinaban cuando
todos descubrieran que... habían huido juntos.

Suspiró, como si quisiera sacudirse el miedo que le hacia flaquear


las piernas y tras ello se arrodilló lentamente, juntando las manos
con devoción, y cerró los ojos, esperando el momento para
empezar a hablar.

-Padre mío... tu que me ves desde tu cielo divino sabes que te


tengo presente, te pido piedad y te pido indulgencia, porque esto
que siento, aunque incorrecto es puro... y es sagrado... padre mío,
padre mío... te pido misericordia y apelo a tu inmenso amor...
pidiéndote que perdones a tu hijo, que le tengas piedad, y
clemencia, porque no era mi misión estar a tu lado después de
todo, porque no era mi misión enseñar tu palabra, sino
comprenderla y acogerla dentro mío para atesorarla siempre...
padre mío, padre mío... no tomes en cuenta mis pecados, sino la fe
que te tengo, los rezos que te dedico, la esperanza que te tengo
...-Suplicó, inclinando la cabeza.

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Namjoon terminó el mural la tarde siguiente, ante el cual el padre


Seejin lo elogió con ahínco, sonriendo, era maravilloso, casi
divino, y se sentía orgulloso, entusiasmado, pensando en lo
impresionados y encantados que quedarían los feligreses al
admirarlo el dia de la toma de votos, sin sospechar que uno de sus
queridos hijos, lamentablemente no podría asistir a dicho evento.
Jin lloró un rato después de eso, sollozando como un niño en los
brazos de su amor, que le acariciaba la espalda y lo mecía,
consolándolo, diciéndole que el padre Seejin en su inmensa
bondad lo perdonaría cuando llegara el tiempo, que seria capaz de
ver su rostro con orgullo una vez más después de que se fueran, y
con eso en la cabeza Jin asintió repetidas veces, tratando de
tranquilizar su llanto, de tranquilizar su alma que se sentía
culpable y al mismo tiempo liberada.

Cuando se calmó pudieron bajar del andamio, y lentamente lo


desinstalaron con cuidado, llevándolo al almacen pieza por pieza,
junto con la vieja escalera de madera que sirvió como soporte y la
pintura sobrante de la obra, y una vez listos partieron hacia casa
de Nam, para servirle como siempre la comida al tio Min Joo,
Conversaron un rato con él, viéndolo sonreir ante los recuerdos
nostálgicos que le traía ver a Namjoon sonriendo, y entre esos
recuerdos destacó uno de su madre, de lo hermosa y gentil que
era, de como era el padre Seejin cuando apenas era un
seminarista, de como había aprendido el oficio de sastre, entre
muchas otras cosas, y tras ello Namjoon lo llevó a acostar a
regañadientes.

Namjoon estaba feliz, su tío no había tenido ninguna recaida en


los últimos dias y eso le daba animos, significaba que tal vez
podrían viajar, que tal vez podría comprender el hecho de que
dejaran el pueblo, y tal vez solo tal vez... seria capaz de
confesarle... que estaba enamorado por primera vez en su vida.
Cuando se aseguró de que su tío se había quedado dormido, tomó
su chaqueta, su casco y sus llaves, y tras un pequeño beso inocente
tomó a Jin de la mano para llevarlo al garaje. A Jin le gustaba el
tacto de su mano, de sus dedos anudados y ásperos como lijas,
porque el agarre que tenían era tan firme que lo hacían pensar que
jamás lo soltaría.

No se irían del pueblo en ese momento, sería tonto, y por demás


precipitado, pero si podían huir un rato de todos, eso los hacía
felices, por eso se quitó el saco de seminarista con cuidado y lo
colgó sobre una perilla, acompañado de su camisa blanca, siempre
impecable, y en su lugar se colocó encima una playera negra de
Namjoon, que hacia que su piel blanca destacara aún mas palida y
hermosa de lo que era.

-Mi ropa te queda bien Jinie... eso es bueno

-¿Porque?

-Porque así no habrá tanta prisa por llenarte un guardaropa,


tendremos más tiempo para buscar un departamento.-Sentenció,
cerrando el garaje a sus espaldas
-Si...-Dijo sonrojado, con el corazón latiéndole con fuerza, y se
contuvo de dar pequeños saltitos emocionados, en su lugar se
acomodó bien la playera, sonriéndole, y tras ello se puso el casco
de forma correcta como le había enseñado, mientras Nam, con sus
pesadas botas plantadas en el suelo lo esperaba, deteniendo la
motocicleta. Jin se subió de un salto, recargándose en sus
hombros, y cuando estuvo listo se abrazó de su cintura con
firmeza para salir a toda velocidad por la pequeña calle, dejando
tras de sí una estela leve de polvo que anunciaba su partida.

Los árboles como siempre pasaron a su lado, como una fila


interminable de follaje verde, que dejaba entre ver la luz del sol,
que dejaba pasar a veces el viento entre ellos, soplando, y Jin,
apacible se quitó el casco para disfrutar del viento frio que lo
golpeaba en la cara de forma refrescante.

Nam no usaba casco, en su lugar se ponía unos lentes de sol que lo


hacían lucir extremadamente sexy, y a Jin le gustaba verlo de esa
forma, aunque se los quitara en cuanto bajara de la motocicleta,
argumentando que parecía un maricon que pretende ser rudo.
Solia exagerar mucho en esas cosas.

Esta vez no pararon en el campo de flores, caminaron por varios


minutos más entre el pequeño sendero dibujado a medias sobre la
tierra, fueron un poco más al norte, a un lugar increíble que
Seokjin quería mostrarle, y es que, casi escondido entre la
espesura de los arboles y la hierba, la tierra perdia su nombre, en
forma de un cristalino riachuelo que llegaba a una cuenca redonda
rodeada por bancos de arcilla color café claro y en medio de ellas,
con claridad brillaba una especie de lago gigantesco.

Namjoon recargó la motocicleta en un enorme roble, cuyas raíces


sobre salían por debajo del agua clara azulada y se echó el cabello
para atrás con una sonrisa sorprendida, sumamente cautivada.

-Woooa...-Masculló.- No sabia que existía un lugar así por aquí

-Es porque está escondido en medio del bosque.- Dijo complacido,


sonriendo al ver toda la extencion como cristal frente a sus ojos, y
eso le trajo nostalgia.-Kyun fue quien me lo mostró y me enseñó a
pescar con una red...

-Eso suena difícil


-No lo és tanto, te mostraría pero no trajimos una red ni nada con
que hacerla

-Mmmmh... podemos venir otro dia.- Sonrió, y jin suspiró


sonriendo

-Si, volvamos después

-Vale...

-Oye Nam... ¿el tatuaje ya está sano, verdad?.- Dijo mirando hacia
el horizonte

-Si, ya debe estarlo

-Bien.- Murmuró, y sin esperar un segundo comenzó a quitarse los


zapatos, para sorpresa de Nam. El de tez morena lo observó unos
momentos curioso, viéndolo quitarse los calcetines, y después los
pantalones, no estaba demasiado desconcertado, hasta que Jin se
quitó la playera, colgándola en una rama y tras ello colgó en el
mismo lugar su ropa interior blanca, ruborizando al menor en un
segundo, mientras lo veía zambullirse en el agua sin mayor
decoro, desapareciendo solo por un segundo, para después
asomar la cabeza, quitándose el agua de los ojos, y Namjoon se rió
casi de forma infantil, entusiasmado.

-Está condenadamente fría!.- Le gritó el castaño, manteniéndose a


flote.- ¿Que esperas?!

-No voy a entrar, muere congelado.- Le gritó desde la orilla,


burlándose, y el mayor hizo una mueca de berrinche dándole
manotazos al agua.

-Está bien, lo haré, pero después no llores por mi.- Sentenció,


hundiéndose una vez más en el agua y Namjoon con una sonrisa
retorcida de alegría se incorporó, quitándose la playera negra de
golpe, dejando expuesto su amplio pecho, sus hermosos músculos
marcados por tantas tintas de colores, y después, con prisa, dejó
caer sus pesadas votas, y después sus pantalones junto con su
ropa interior, mientras Jin, saliendo de nuevo a la superficie lo
miró desde lejos con una sonrisa.

-Nadie va a llorar por ti.- Aseguró, acercándose al agua.- Además


como podría morir de frío alguien que tiene la piel hecha de
nieve.- Sentenció ruborizando al mayor, y acto seguido saltó al
agua, sumergiéndose uso segundos para salir a la supercifie,
gritando como loco.- Aaaahhhhh mierda mierda mierda mierda .-
Dijo pataleando como un perrito desesperado.- Esta jodidamente
friaaaaaaaaa

Jin comenzó a reírse como un loco, burlándose como siempre


había querido hacerlo, y se acercó a él solo para arrojarle más agua
fría al rostro, muriendo de risa.-Llorón.- Dijo sacándole la lengua

-Un lloron no le puede decir a otra persona llorón!.- Reclamó el de


tez morena, tratando de alcanzarlo.- hipocresía pura!

-Yo soy un llorón pero no cuento porque lo acepto.- Dijo


triunfante

-¿Que se supone que significa eso?

-No lo sé, ¿usted si, señor macho?

-Ah.- Suspiró ofendido.- Bien, oficialmente vas a morir


-Eso si me alcanzas.- Dijo triunfante de nuevo, sumergiéndose en
el agua, y Namjoon torpemente luchó por nadar, dándose cuenta
de que era inútil cuando vió a Jin salir unos metros adelante

-que dem...-Dijo sorprendido.- ¿Cómo...?

-Me gusta nadar...-sonrió y tras ello, con lentitud se dirigió a él,


con precaución.

-Vaya...es genial.- Dijo sonriéndole, manteniéndose a flote

-Oye Nam... ¿es mal momento para decirte que no es tan


profundo?.- Dijo entre risitas pequeñas, viendolo luchar por su
vida, para que en el momento Nam alargara un poco el pie,
comprobando que alcanzaba el suelo y que el agua le llegaba
apenas a los hombros

-Bien... debo haber parecido un idiota.- Dijo irónico, caminando


hacia su amor, y este lo esperó, pasándose la mano por la cara
para quitarse el agua, y ver su cabello mojado y hacia atrás fue el
cuadro mas lindo que Nam había visto en dias.
-No del todo.- Aseguró.- Más adentro es sumamente profundo

-Tal vez después podamos ir a nadar ahí.- Dijo estando a unos


centímetros, y tomó su mano debajo del agua.- Ven...

-¿No vas a golpearme por burlarme de ti?

-Tal vez más tarde, mientras tanto comparteme un poco de tu


calor, estoy muriendo de frio.- Murmuró, atrayéndolo a sus
brazos, y cuando pudo estrecharlo se quedó en silencio,
recargando su frente en la del castaño, y cerró los ojos,
suspirando, con las gotas de agua cristalina brillándoles en los
hombros y en el cabello bajo el rayo del sol de la tarde.

Le gustó esa sensación, porque tenía frio y al mismo tiempo el


contacto entre sus pieles hacia un contraste de calor discreto,
pausado a veces por las gotas de agua deslizándose por sus
cuerpos de vuelta al lago.

Los sonidos a su alrededor se volvieron sumamente tímidos, a


veces el agua chocaba contra las rocas de forma discreta, y otras
los pajaros chirriaban a lo lejos esporádicamente, rompiendo los
momentos de silencio hermosamente, y Nam, con su amor en los
brazos lo disfrutó mas que a nada en su vida, respirando de forma
apacible el aroma que desprendía la piel de Jin junto con el aroma
de la hierba en la orilla, con el leve aroma a tierra que se
desprendía del agua clara.

-Estás temblando.- Musitó Jin sin despegar su frente de la de


Nam, y sonrió, abriendo los ojos para ver que tenía los ojos
cerrados, y los labios entre abiertos

-Te dije que... tenia un poco de frio

-¿Quieres salir...?-susurró

-No... jamás quiero salir de aquí.- Musitó abriendo los ojos,


mirándolo con amor, y Jin, devolviéndole la mirada desde esa
corta distancia se rió ligeramente, llamando la atención del de tez
morena

-¿Qué...?.- Preguntó en un susurro, sonriéndole de vuelta

-Nada... es tonto...
-Vamos dime...

-Es que.- Dijo avergonzado, y al mismo tiempo feliz.- juntos nos


convertimos en ciclopes...-Musitó, y Namjoon sonriendo, lo
entendió, porque viendo sus ojos desde esa corta distancia sus
ojos se hacían uno solo.

-Ahora entiendo a Cortazar.- Respondió sonriendo, y tras ello


ladeó el rostro, llegando a sus labios con cariño, creando un beso
suave, frio y húmedo como el agua que los rodeaba, y acarició sus
labios con paciencia, comiéndoselo con lentitud, con pequeñas
bocanadas de suspiros, y Jin aprisionando sus labios entre los
suyos los capturaba y luego los dejaba ir, cerrando los ojos para
sentirlo por completo con el cuerpo, y después, embriagado por la
sensación rodeó su cuello con los brazos, colgándosele, mientras
Nam rodeaba su cintura , acariciándolo, estrechándolo contra su
cuerpo. Se comieron a besos, consumiendo el uno a otro,
avivándose y después apagándose a discreción, como una flama
movida por el viento, y el sol, moviéndose de este a oeste sobre el
cielo los observó a la distancia, sintiendose envidioso de calor
incesante que despredian, como si toda la vida dependiera de que
siguieran amándose de esa forma.
-Ya... no tiemblas...-Musitó sobre sus labios, y el menor sonrió
hermosamente, dándole un ultimo besito en los labios

-No... -Respondió, llevando su frente a la mejilla de Jin, rozando


su rostro contrael suyo como si fuera un gatito, y Jin se abrazó a
su cuerpo con fuerza, suspirando como un loco enamorado.

-Te amo, Joonie...

-Y yo a ti, mi angel...

-Promete que siempre vás a amarme...-Dijo recargando los labios


en la piel de su hombro y Nam asintió repetidas veces.

- Toda la vida...

-Bien, debes cumplirlo


-Tu también prometelo entonces... que vas a amarme siempre...-
Dijo tímidamente, y Jin sonrió de forma infantil, reprimiedo la
emoción que lo hacia querer gritar

-Siempre...-Musitó

Nam lo estrechó con cariño, cerrando los ojos y se quedaron en


silencio un momento, con el agua clara abrazandolos por igual.-
Creo que es muy estúpido decirlo a estas alturas...-Dijo rompiendo
el silencio, y Jin se separó de él, curioso por lo que estaba por
decir.- Pero siento que si no te lo pido ahora creo que después no
tendré derecho a hacerlo...

-No entiendo...-Dijo con curiosidad, ante lo que el menor sólo


pudo sonreír nervioso,dudando en continuar.-Nam...

-¿Quieres... ser mi novio...?.-Dijo de repente, haciendo que todo se


silenciara

-¿N-novio...?- Balbuceó, con el rostro en incandecencia.

-Si...-Apuntó, con los colores subiéndosele por el rostro.- Ya que


nos ... iremos a vivir juntos... creo que deberíamos hacerlo oficial...
-Nam...

-No quiero que pienses que solo te quiero como amante o algo
así... -Continuó, sumamente avergonzado y en cambio el agua
alrededor de Jin casi comenzaba a evaporarse.-Y-yo en realidad es
la primera vez que le pido a alguien que hagamos una relación
oficial, así que no sé exactamente que hacer.- Prosiguió nervioso
sin darse cuenta de que comenzaba a divagar.- Pero juro que
intentaré hacer lo mejor y...

-Si...-Interrumpió Jin, y Nam encontró sus ojos cristalizados,


estáticos y centellantes, como los de alguien que ve hacia el cielo
soleado.-Si quiero Nam... ¡Si quiero!.- Gritó, saltándole encima, y
se colgó de él con brazos y piernas, besándolo profundamente.- Si
quiero...-siguió diciendo sobre sus labios, y la incandecencia en las
mejillas de Nam le bajó al corazón con intensidad, con latidos
veloces, y sumamente fuertes.

-E-entonces espera...-Dijo de repente, despegandose de él, y corrió


desnudo hasta sus pantalones, esculcando en los bolsillos sin
importarle que el agua escurriera sobre su ropa, y cuando
encontró su cometido sonrió, regresando al agua de un salto hasta
que estuvo frente a él de nuevo, jadeando.- Dame tu mano.-
sentenció y Jin obedeció curioso, viendo como le ponía un anillo
sencillo y plateado en el dedo, sonriendo.

-Por el momento no tengo dinero para comprar uno nuevo pero


este no es tan malo, es plata.- Sonrió.- Juro que en cuanto lo tenga
te llevaré a elegir el que quieras, y será caro y precioso.- Dijo
avergonzado.- Mientras tanto lleva este...

-Nam...-Dijo conmovido hasta las lagrimas.- No tienes que


hacerlo... es tuyo

-Ahora es tuyo.- Dijo feliz, dándole un pequeño beso en los labios,


y Jin miró el anillo, abrazando su mano contra su pecho.

-Lo cuidaré mucho mucho.- Aseguró, cerrando los ojos con cariñó,
meciéndose un poco por la emoción, y Nam sonrió mirándolo con
ternura.

Iba a besarlo, incluso planeaba sacarlo del agua para verlo


completamente desnudo y mojado, y sin embargo antes de que
pudiera hacerlo una bruma apareció sobre sus cabezas, en forma
de gritos histéricos y roncos, que llamaron la atención de ambos, y
encontraron a dos hombres caminando hacia ellos, sobre pesados
y furiosos pasos de botas enlodadas, mientras movían en las
manos hachas de leñador, con impaciencia.

Jin frunció el ceño preocupado, y Nam, que nos les quitó la vista
de encima llevó su mano con cuidado al cuerpo de Jin, y lo puso
detrás de él, cubriéndolo con su espalda.

-¿Qué mierda creen que hacen?!.- Gritó el mayor de ellos, dejando


caer a su lado una pesada carga de leña recién cortada, seguido de
su compañero que los veía casi con asco.- Malditos maricas,
lárguense de aquí!.- Gruñó

-Nam...-Musitó el castaño, temblando

-Shh... -Murmuró Nam discretamente

-¡Asquerosos anormales!

-No queremos problemas...-Dijo Nam con mirada seria,


manteniendo su semblante tranquilo, sintiendo como Jin temblaba
a su espalda

-¿Que no quieren problemas?!, vienen aquí a hacer sus asquerosos


actos, mierdas desviadas!- Dijo el otro, moviendo el hacha en sus
manos de forma amenazante.- Le faltan al respeto a esta tierra,
saben como se arreglan las faltas de respeto?!

-Deberíamos cortarles la verga para que aprendan.- Gruñó el otro,


tensando la quijada y Jin sin poder evitarlo comenzó a llorar por el
miedo, pero Nam no se inmutó, se mantuvo firme, sereno.

-No hay necesidad de ponernos violentos, nos iremos en seguida.-


Dijo tranquilo, sin mirarlos a los ojos y dirigió la cabeza hacia
atrás, mirando a Jin de reojo, susurrándole.- Tranquilo... iré por tu
ropa, puedes ponértela debajo del agua si quieres, nos secaremos
en el camino.
-No Nam... no salgas...-Suplicó en voz baja aferrándose a su brazo

-Tranquilo...-Insistió, alejando su mano de él, y comenzó a


dirigirse a la orilla.- Nos iremos enseguida.- Repitió sin dirigirles
la mirada

-Aquí viene... esto será divertido.- Dijo el menor de ellos,


poniéndose el hacha en el hombro, sonriendo de forma socarrona

-Creo que no has entendido, niño... que ni tu ni tu amigo van a


salir completos de aquí.- Gruñó el otro complacido.

-P-por favor... solo queremos irnos.- Dijo Jin, tratando de alzar el


tono de voz aun cuando escondía la cara, y por primera vez
ambos lo miraron, sonriendo.

-Mira... tal vez deberíamos empezar con ese.- Dijo uno con la
intención de acercarse al agua, y Jin se hizo un poco para atrás

-No te le acerques...- Gruñó Nam saliendo por fin del agua,


completamente desnudo

-Malditos asquerosos...-Dijo el mayor de ellos viendo su desnudez

-Ah, así que ese es el que hace de mujer? Que puto asco...
Nam, que estaba con la mirada en el suelo no dijo nada, dejó que
el agua escurriera un poco mientras el menor de ellos se acercaba
sonriéndole.

-Bien entonces empecemos conti...

No pudo continuar la frase, antes que siquiera pudiese notarlo


Namjoon le había metido el puño de lleno a la cara, haciéndole
llegar la nariz casi hasta las cienes, en medio de un ruido sordo, tal
vez de algún hueso rompiéndose, y tras ello otro golpe sordo se
plantó en el estomago del maldito, haciéndolo sacar hasta el
ultimo aliento en medio de un quejido de dolor, y segundos
después el pobre diablo cayó al suelo, inconciente. Jin no sabe
como es que todo pasó tan rápido, en cuanto el primero cayó se
precipitó al otro, que sólo encontró su destino al intentar atacar a
Nam con el hacha, porque el de tez morena la tomó con firmeza
del mango, sin arrebatársela, y usando su incrédulo impulso la
dejó ir encima del rostro del incauto, que tambaleó unos
momentos antes de caer al suelo, inconciente.

Namjoon jadeó, haciéndose el cabello hacia atrás, y comenzó a


patearlos con saña, sin importarle lastimarse por los impactos
desnudos de su pie. En ese momento Jin reaccionó, y corrió hacia
la orilla con impaciencia, con desesperación.-¡Nam!.- Le gritaba
histéricamente.- ¡Namjoon!, ¡Déjalos! Nam!
-¡Malditos hijos de perra!- Gruñia el de tez morena sin prestar
atención a las palabras de Jin.- ¡Yo les voy a cortar la verga a
ustedes!.- Gritaba como loco, pateándolos en la cara.- ¡Voy a
castrarlos como perros!

-¡Nam! Basta!.- Suplicó Jin llegando hasta donde él estaba, y lo


sujetó de los hombros, tratando de jalarlo lejos de los cuerpos
inconscientes.

-Sueltame!.- Gruñó Namjoon, jalándolo como si fuese tan ligero


como una pluma

-No! ¡Basta por favor!.- Suplicaba, con lagrimas en los ojos.- Vas
matarlos, detente, detente te lo ruego, tengo miedo...- Namjoon se
detuvo, jadeando como un animal agresivo, y llevó su mano a la
de Jin, que trataba de detenerlo.- Por favor... basta... estoy
asustado...-Continuó en voz pequeña, rota.

Nam se mordió los labios, aun sin poder tranquilizar su corazón, y


se obligó a si mismo a voltear hacia Jin, no le dijo nada, solo lo
tomó entre sus brazos con fuerza, estrechándolo.- Lo siento mi
amor... lo siento...-Musitó con culpa.

PARTE 31: UN BALCÓN


-No! ¡Basta por favor!.- Suplicaba, con lágrimas en los ojos.- Vas
matarlos, detente!, detente, te lo ruego!, tengo miedo...- Namjoon
se detuvo, jadeando como un animal agresivo, y llevó su mano a
la de Jin, que trataba de detenerlo.- Por favor... basta... estoy
asustado...-Continuó en voz pequeña, rota.
Nam se mordió los labios, aun sin poder tranquilizar su corazón, y
se obligó a si mismo a voltear hacia Jin, no le dijo nada, solo lo
tomó entre sus brazos con fuerza, estrechándolo.- Lo siento mi
amor... lo siento...-Musitó con culpa.

--------------------

Jin estaba terminando de vestirse, en silencio, a la sombra del


árbol que escondía la motocicleta, mientras Nam, sentado sobre
un tronco caído miraba los dos cuerpos inconscientes, de forma
pensativa, aparentemente apacible.

-Estoy listo...-Musitó Jin con voz débil, y Nam se levantó


observándolo, parecía acongojado, sumamente angustiado, por
ello se mordió los labios con culpa, arrepintiéndose de haberse
excedido con los golpes. Hubiese bastado con desmayarlos, pero
en ese momento, no pudo con el hecho de que aquellos infelices
estuviesen insultándolos de esa forma, no podía siquiera con la
posibilidad de que alguno de ellos le hubiese puesto la mano
encima a su amor, por eso no pudo controlarse y ahora tenían a
dos inconscientes en el suelo, que respiraban con dificultad.
-¿Los reconoces...?- Dijo Nam en voz baja y Jin se acercó
lentamente, observándolos con detenimiento, uno a uno.

-No...-Susurró .- No son del pueblo...

-¿Estás seguro?...

-Si, conozco a todos desde que soy un niño... probablemente son


del siguiente pueblo, está a 30 minutos de aquí, es raro que
lleguen tan lejos, si lo que querían era madera no había necesidad
de internarse tanto en el bosque...

-Mmmmh...-Masculló Nam pensativo, y sin embargo no hubo


tiempo de sacar conclusiones, la mano fría de Jin tocó la suya con
impaciencia y la apretó, en silencio.- Tranquilo mi amor...

-Ellos... están sangrando...

-Son heridas superficiales... no te preocupes


-Debemos llevarlos a un hospital

-No hace falta, despertarán en un rato.- insistió

-Pero...

-Vámonos.- Sentenció dándole la espalda y caminó hacia su


motocicleta, tomándola para moverla lentamente.

-Nam, no pod...

-Dije que nos vamos ya.- Interrumpió con hastío de nuevo, casi
gruñendo, y Jin sintió un nudo crecerle en la garganta, Nam se dio
cuenta, por eso bufó hacia el cielo, sintiendose un completo
cretino, no le gustaba hacerlo sentir de esa forma, a veces olvidaba
que Jin era demasiado amable, demasiado inocente.-Ven...-Dijo
autoritario, extendiéndole la mano y Jin la tomó, siendo atraído
hacia su cuerpo, y en un pecho se hundió unos momentos,
suspirando.-Perdóname... no debi hablarte así...

-Siento ser una carga Nam...-Musitó


-No lo eres, jamás lo has sido, deja de decirlo.- Dijo hundiendo la
nariz en su cabello castaño, y suspiró enmudecido unos segundos,
meciendolo un poco entre sus brazos, con cariño.- Jamás hubiese
querido que vieras esta parte del mundo, pero es inútil... y vano...
después de todo tu sufriste la mierda de este mundo desde que
eras un niño, igual que yo... por eso no eres una carga, jamás lo
serías, al contrario, eres un alivio, una prueba viviente de que no
necesitas convertirte en lo que yo me convertí sólo para resistir los
golpes que los demás deciden darte...

-Nam...

-Tu naciste bueno... y naciste amable, y no dejaste que los demás


perturbaran eso, por eso eres valiente, más que yo... pero... ese
don que se te dio es un arma de doble filo y debes saberlo de una
vez... pones delante de ti a los demás, no importa que tan malos
puedan ser contigo lo sigues haciendo y eso está mal... estos dos
pretendían hacernos daño Jin... no se detendrían solo porque
rogáramos piedad, porque corriéramos y gritaramos, mi angel...
ellos no iban a detenerse y es algo que debes tener en cuenta...

-Si Nam...-Dijo dentro de su pecho, abrazandolo con fuerza


-Defiéndete, mi amor... y sé justo, es cierto cuando dicen que en un
mundo de "ojo por ojo" todos quedaríamos ciegos, que hay que
dar la otra mejilla, pero... en estos casos ya no abria ningún otro
ojo, ninguna otra mejilla que dar ¿lo entiendes?

-Si, Nam...-Sollozó dentro de su pecho

-No morirán Jin... solo están noqueados, recibieron lo que


pretendían darnos, nada más que eso y solo por ello nosotros
debemos irnos... dejar que ellos arreglen lo que han provocado

Jin asintió repetidas veces, separándose un poco, y Nam con el


corazón un poco roto le secó las lagrimas con la manga de su
playera, en silencio.

Lo único que Nam le dejó hacer antes de subirse a la motocicleta


fue acomodarles la cabeza para que no se ahogaran y tras ello
tiraron las hachas al lago, para después irse del lugar.

Namjoon no era tonto, sin que Jin pudiese percatarse fue tapando
las huellas a su paso, revolviendo la tierra, pateando hojas, ramas
y demás a su paso a discreción con el fin de perder aquel rastro, y
aprovechando que Jin estaba distraído, pensativo, tomó otro
camino, uno que rodeaba casi todo el condado, y entraron por el
mismo camino lodos al pueblo, ya caída la noche.

En silencio entraron a la casa de Namjoon, encontrando al tio Min


Joon haciendo un crucigrama, y les sonrió a ambos feliz, mientras
Nam se dirigía a la cocina en silencio, para comenzar a servir la
cena. Comieron en silencio, se había vuelto algo habitual que Jin
comiera con ellos y el señor MinJoo no necesitaba hacer preguntas,
le bastaba con ver que su sobrino tenía un amigo, uno bueno y
correcto como Jin, y sobre todo que, como su hermano mayor lo
protegía, y lo procuraba.

-¿Entonces han terminado el mural de la iglesia?

-Si tío, ¿cómo lo supo?

-Ah... el padre Seejin me ha llamado para pedirme que te diga que


puedes pasar por tu pago cuando gustes-Sonrió

-Ya veo...-sonrió.- Gracias Tio...


-Me dijo que han tapado el mural para que nadie lo vea hasta el
dia de la toma de votos

-Si... así es.- Contestó Jin con una pequeña sonrisa en el rostro.- El
padre Seejin quiere que sea una sorpresa, y lo será, ha quedado
completamente maravilloso

-Me imagino que sí, estoy anciosos por verlo, los dibujos de mi
muchacho han madurado mucho

-Exageras tío...-Dijo Nam sonriendo, cuando por debajo de la


mesa tocaba la mano de Jin con cariño

-Hablando de madurar.- Dijo el anciano con una sonrisita felina en


los labios.- ¿Ya te dijo Namjoon las buenas nuevas, Jinishii?

-Ah... ¿buenas nuevas?.- Dijo curioso el castaño, y Namjoon miró a


su tio con curiosidad, pues tampoco sabia a que se referia.- No...
creo que no.- Siguió

-Namjoon, ¿cómo puedes guardarle estas cosas a tu amigo?


-No se de que estás hablando tio, ¿tomaste tu medicina?.- Dijo
burlón, sorbiendo un poco de la taza de Té frente a él, y Jin lo
imitó para verlo de reojo, desconcertado

-Que medicina ni que mis polainas.- Sonrió.- ¿De verdad no le has


dicho lo de tu noviecita?.- Dijo de repente haciendo que ambos se
atragantaran al mismo tiempo, al punto en que Jin escupió un
poco de té en su mano, y la limpió rápidamente, mientras el señor
Min Joo se reia de su sobrino, limpiándose la generosa cantidad
de Té que le escupió en la cara. Para cuando los presentes
voltearon a ver a Namjooon este tenia todos los colores dibujados
en el rostro y tartamudeaba como un bobo, haciendo reir a su tio

-¿N-novia...?-Dijo Jin tratando de sonreir como pudo,


disimulando, y lo unico que consiguió fue una sonrisa torcida y
nerviosa

-Ah, este muchacho, puede parecer muy rudo ¿no cree,


hermano?.- Dijo sonriendo de forma dichosa.- Pero por dentro es
un pedacito de pan enamorado...

-Tio... por favor...


-Vamos, aprovechemos que el hermano Jinishi está aquí.- Dijo
acomodandose concienzudamente sobre su silla.- El conoce a
todas las señoritas de este pueblo.- Continuó entusiasmado

-T-tio ya le dije que no tengo ninguna noviecita...

-Patrañas!.- Exclamó, jalándole la mejilla a su sobrino.- Ah, perdón


por la palabra hermano

-No se preocupe.- Dijo sonriendo nerviosamente

-Pero en serio, Hijo mío, ¿crees que yo nací ayer? Esa cara de
enamorado que llevas desde hace tiempo.- Dijo soltándolo.- No
flotas porque esa cabezota dura te mantiene en el suelo

SeokJin se llevó la mano al pecho al escucharlo, y en silencio, con


las mejillas completamente sonrojadas sintió bajo su tacto el latido
intenso de su corazón, que trataba de tranquilizar pero le era
imposible, aquellas palabras habían sido el cielo, y tenía ganas de
gritar como una niña, pero no lo hizo, permaneció en silencio
viéndolos pelear sobre la mesa.
-Tio... es porque he estado consumiendo muchas drogas
últimamente.- Dijo el cínico moreno, haciendo que su tio le
aventara un pedazo de gatella, que esquivó apenas

-No digas eso frente al hermano, Namjoon.- Dijo


recriminatoriamente, regresando a su sonrisa socarrona.

-Ah... no importa señor Min Joon, se que bromea.- Aseguró


sonriendo

-Bueno, ¿entonces usted no sabe nada de esa señorita?

-La verdad es que no sé nada de dicha señorita.- Dijo hábilmente


sin mentirle

-Ya veo...-Musitó.- Entonces se lo encargo hermano, en cuanto


sepa quien es dígamelo, dele ese placer a este viejo antes de
morir.- Dijo como chantaje emocional y Jin solo sonrió, asintiendo
con la cabeza.
-Tio, es una mala persona

-Si.- Respondió el anciano triunfante, recogiendo los platos de la


mesa.- Por cierto Jinishi, el festival de la iglesia es en unos dias,
¿participaras?

-Ahh...-Dijo titubeante mientras Nam lo miraba curioso.- Si claro

-Perfecto, guardame uno de esos deliciosos panquesitos que haces,


te lo pagaré bien

-Le haré todos los que guste

-Bien.- Sonrió el anciano y Namjoon lo miró con felicidad,


ayudándolo a recoger los platos de la mesa.

------------------

-Así que... ¿noviecita?.- Dijo Jin sonrojado a muerte y aún así


riendose a carcajadas.
-No es gracioso, ¿sabes cuantas veces al dia me lo pregunta?

-Me imagino.- Dijo abriendo la puerta trasera del convento, y tras


ello entraron en silencio, permaneciendo así lo que duraron los
largos y silenciosos pasillos, hasta que pudieron estar en su
habitación.

-Me... siento un poco mal por no poder decirle...-Dijo Namjoon


con la mirada gacha, Y jin lo tomó de la mano con cariño,
haciendo que lo mirara

-Yo también...

-Después de todo no me había detenido a pensar como es que le


diré que debemos mudarnos y que tu vendrás con nosotros...

-Puedes... irte antes que yo...

-No voy a hacer eso...


-¿Porque no?

-Porque si te dejo aqui y me voy temo que no me alcanzaras.- Dijo


sin más y Jin solo pudo sonreírle, mirándolo fijamente

-¿Porqué piensas que yo haría algo así?

-No lo sé, pero de cualquier forma eso no pasará, nos iremos los
tres juntos... pase lo que pase...

-Tu tio no va a comprenderlo

-Lo hará después, le diremos que te diste cuenta de que no es tu


vocación...

-¿No crees que él me vea mal después de desertar?


-Tio no es como las demás personas de este pueblo, lo sabes,
¿verdad?

-Si... lo sé

-Bien, entonces no temas, arreglaré irnos todos al mismo tiempo...-


Jin guardó silencio unos segundos, desviando la mirada hacia la
ventana, y Nam lo tomó por la espalda en silencio, suspirando
sobre su cuello.-¿Qué pasa?

-Parece un sueño todavía, ¿no crees?

-¿Irnos?

-Si...

-Si... ahora que lo pienso es un poco extraño hablar de eso... pero


va a pasar, yo lo arreglaré todo
-Nam... no quiero cargar sobre tus hombros la responsabilidad por
mi... me da miedo

-No cargas sobre mi nada, ya te lo dije.- Musitó estrechándolo con


cariño.- Yo lo arreglaré porque soy quien tiene contacto fuera, no
porque sea el unico que puede hacerlo

-Si...-Dijo de forma agridulce

-Oye... ¿quieres escuchar algo que te alegrará?.- Dijo sonriendo


enormemente y Jin se volteó para encontrarlo, poniéndole toda su
atención.- Esta mañana me llamó un amigo, se llama Yoongi, te
caerá bien cuando lo conoscas

-Yo... espero caerle bien a tus amigos

-Nah, probablemente van a odiarte porque eres un aburrido

-Trataré de no serlo.- Dijo preocupado y Nam se echó a reir,


revolviéndole el cabello con cariño
-Solo bromeo, tienes que aprender a identificar las bromas.- Dijo
sonriendo.- La única razón por la que podrían odiarte es porque
eres demasiado lindo para este mundo.- Aseguró dándole un
pequeño beso en la nariz.- Pero bueno no nos desviemos del
punto...-Prosiguió.- Él ha encontrado un lugar cerca de donde
tenía mi estudio de tatuajes, es una buena zona, la renta es
razonable, y me ha prestado el dinero para apartarlo, se lo iremos
pagando en cuanto consigamos trabajo allá

-O-osea que...

-Ya tenemos un lugar a donde llegar...-Musitó sonriendo, y Jin se


lanzó a sus brazos, abrazándolo con fuerza

-Es en serio?!.- Dijo casi chillando y Namjoon lo estrechó con


fuerza, riéndose.

-Si!, además dice que es muy bonito, tiene algunos muebles que el
arrendatario no quiso llevarse y tiene un balcón, pequeño pero es
un balcón, tengo fotos, mira...-Dijo sacando su teléfono celular y
tras ello se las mostró, viendo en Jin una creciente y centellante
luz, que casi chispeaba.-
Es muy pequeño, tiene un baño y dos habitaciones, le dejaremos a
tio Minjoo una y nosotros compartiremos la otra... dice que solo
cabe una cama por habitación pero bueno... no es que necesitemos
dos... -Dijo pasando a la siguiente foto y los ojos de Jin se abrieron
enormemente, sin embargo él sin darse cuenta continuó.- Además
con el tiempo conseguiremos otra cosa más grande, lo prometo,
mientras tanto...

-Es perfecto.- Dijo Jin interrumpiéndolo, y Namjoon encontró sus


ojos cristalizados, al punto de la lagrimas.- Nam... de verdad va a
pasar...

-Si mi amor...-Dijo atrayéndolo a su cuerpo.- Pronto nos iremos de


aquí...

-¡Vamos a vivir juntos en serio!

-¡Maldita sea, si!.- Dijo sonriéndole y tras ello lo besó dulcemente


por un instante

-¿Podemos tener un perro?! Siempre he querido uno, me gustan

-Buscaremos adoptar uno cuando lleguemos

-Y... y... ¿podemos tener plantas?

-Si, muchas las que tu quieras

-Quiero tener flores, muchas, como las que hay en el campo!

-Las compraré para ti entonces.- Dijo abrazándolo hermosamente,


escuchándolo reir. 

-Y yo amm, quiero tener también una chamarra de cuero, como la


tuya, ¿puedo?

-¿En serio te gustaría algo así?

-Siii y botas

-Wo wo wo, ¿en serio? Pero eres muy... lindo, yo pensaba


comprarte ropa rosa o algo así
-¡No lo soy!.- Reclamó haciendo un puchero.- ademas quiero
verme como tu, tu te ves sexy

-Claro que no, yo parezco un delincuente.- Dijo sonriendo y lo


besó en la frente.- Pero de todos modos tendrás todo lo que tu
quieras...- aseguró.- Trabajaré muy duro para darte lo que me
pidas

-N-no solo tu, ¡yo también lo haré! Encontraré algo que hacer y
trabajaré

-Por supuesto, poco después comenzaré a explotarte.- Dijo


riéndose

-Oye!, eres malo...

-Ya sé.- Dijo cargándolo de repente y se hundió en un beso


profundo junto con él, impidiéndole reclamar lo que fuera, estaba
perdido, sonriendo, sintiendo el calor incesante crecerle dentro de
lo músculos, dentro de los huesos, tan profundamente que todo
parecía ser inofensivo, puro... como el amor que se tenían.

-Estaremos siempre juntos ...-Musitó sobre sus labios

-Promételo...
-Lo prometo...-Susurró y Jin sonrió besándolo profundamente

-Juntos... estaremos siempre juntos...

"Juntos..."

PARTE 32: EL CASTIGO

-Yo... estaba pensando en que... haz gastado mucho últimamente y


yo no he contribuido con nada

-No debes preocuparte por eso, con el dinero que me darán por el
mural será suficiente para vivir algunas semanas, modestamente,
pero sólo en lo que consigo trabajo.

-No quiero que gastes todo tu dinero...

-Oye... no pienses en eso, vamos...

-Yo... conseguiré dinero.- Dijo determinado


-Pero Jin se supone que tu no puedes trabajar... al menos por
ahora

-No pero aun está el festival, si me apuro puedo hacer una tanda
de postres muy grande... siempre terminan pidiéndome más...

-¿En serio?

-Si... se venden bien, pero hago pocos porque el presupuesto con


el que cuento para comprar los ingredientes no es mucho

-Vaya... eso suena bien

-Si... pero yo amm... crees que la gente se enoje si les subo un par
de wones más?

-No lo se... supongo que no, pero tengo una idea...-Dijo


sentándolo en la cama y se puso a su lado.- invirtamos un poco de
lo que tenemos
-¿Cómo así?

-Mañana el padre Seejin me pagará, tomemos una parte de ello


para comprar los ingredientes que necesites

-Pero... el festival es en dos dias, no me va a dar tiempo de...

-Yo seré tu asistente, ¿que te parece?

-¿Tu?.- Dijo burlón

-Oye, soy capaz de seguir una simple instrucción

-Mmmmh... pero debes hacer todo lo que yo te diga, ¿está bien?

-Ah, ¿intercambiamos roles?


-Sip- Dijo sonriendo de forma tierna

-Bien, puedo hacerlo.- suspiró determinado, y Jin le sonrió de


vuelta, abriendo por completo los ojos cuando sintió las manos de
Namjoon jalarlo de los tobillos con fuerza, y tras ello quedó debajo
de su cuerpo, sorprendido

-Mientras tanto ¿que te parece si me das un poco de amor...?

-Nam... es tarde...

-Vamos... no lo hemos hecho en dos días... mis bolas van a


explotar...

-Nam no hables de esa forma.- Dijo pegándole en el pecho, y


Namjoon solo pudo reírse, tomándolo de las manos para
detenerlo.

-Vamos... ven.- Dijo sonriendo, mientras llevaba su mano a los


botones del pantalon de Jin, y estando ahí los quitó con cuidado,
besándole el cuello, aspirando el dulce aroma que su piel
desprendía.- Siempre hueles tan bien... es tu culpa que yo parezca
un perro en celo...

-Eso no es cierto.- Murmuró sintiendo sus labios disfrutarlo.- Tu...


ya eras así...

-¿Como puedes decir eso? Yo era tan puro antes de conocerte,


criatura perversa.- Dijo burlón

-Que malo...

-Oye... ¿porque de repente mencionas el antes?

-No lo sé... es que... yo no siento que pueda tomar el lugar de una


mujer, ellas son... bueno... lindas

-¿De que estas hablando?

-Antes te gustaban mucho... no?


-Si... supongo.- Dijo continuando con lo suyo, sin hacer demasiado
caso de las palabras de Jin, hasta que este se quedó en silencio.-
¿pasa algo?

-Yo... es que... ¿no te siguen gustando?

-Si.- respondió sin más, y Jin sintió un vuelco en el estómago.-¿ Y


eso que tiene?

-Nada...

-Bien creo que será mejor hacer una pausa aquí...-Dijo


incorporándose, dejando las caricias a un lado para verlo de frente
y Jin avergonzado bajó la mirada, evitándolo.-Si tienes algo que
decir solo dilo...

-No tengo nada que decir

-¿En serio?
-En serio...

-Jin...-Insistió

-¿Que pasará si de repente te empiezan a llamar la atención las


mujeres de nuevo?

-Me gustan las mujeres...-aseguró

-¿Q-que se supone que significa eso?

-No tiene otro significado, es la verdad, las mujeres me gustan,


¿eso es lo que quieres saber en verdad?

-Ya no estoy seguro...

Jin...-Musitó, tomándolo del mentón.- Tratas de que yo te diga que


jamás me van a gustar de nuevo las mujeres, pero eso no va a
pasar, me gustan, los hombres no me gustan, jamás me ha
llamado la atención si te puedo ser sincero

-Nam...-Dijo frunciendo el ceño preocupado.

-Pero a ti te amo.- Dijo de repente, dejándolo mudo.- No puedo


decirte que soy homosexual o heterosexual, ni que me gusta y que
no me gusta, pero eso tal vez no debería importarte demasiado,
porque te amo tanto que que no tengo ojos, ni tacto, no tengo
palabras y no tengo siquiera un segundo de tiempo para alguien
más... que no seas tu.

Jin se rió un segundo, sintiendo sus ojos humedecerse un poco,


pero no dijo nada, se relamió los labios avergonzado y tras ello
volteó a ver a Nam con inocencia, encontrabndo su mirada
profunda y genuina, que le confirmaba sus palabras.

-Yo... de verdad... quiero estar contigo toda la vida...-Musitó


quedito, avergonzado hasta la incandecencia por lo tonto que
había sido, y Nam lo atrajo a su cuerpo, sonriendo

-Así va a ser... -Musitó besandolo y tras ello se metió entre sus


piernas con lentitud.
-Bien entonces... ¿en que estábamos?

-Pervertido.- Reclamó

-Hermoso...

---------------------

-Dijiste que estabas de acuerdo en cambiar roles...-Dijo con la


respiración pesada, mientras terminaba de atar a Namjoon a la
cabecera de la cama.- a-así que sé un buen chico... y no hables

-Jin...-Musitó el de tez morena, viendo a su amante deslizándose


sobre el como una serpiente hasta su entre pierna, y estando ahí,
como un pequeño chachorro comenzó a frotar su mejilla contra el
miembro de Nam, complacido, casi somnoliento, provocándole
una enorme erección, y Nam que moria por tomar su cabeza se
vió inmovilizado por el cinturón que sujetaba sus muñecas a la
cabecera.- Jinnie...
-Shhh... no hables.- Musitó el castaño, tomando su miembro con
cuidado, mirándolo un momento, sintiendo sobre su palma la
calidez y la firmeza de esa erección que había provocado, y como
si fuese un instrumento perverso pasó la punta impaciente y
chorreante por sus labios, dándole pequeños besos lentos, con los
ojos cerrados, disfrutando de la calidez de aquella deliciosa
erección para después abrir la boca despacio, y como un castigo
tortuosos metió solo la punta a su boca, jugueteando con ella,
arremolinándola con su lengua mojada, pasando sus dientes a
discreción por ella, como una suave caricia, mientras Nam muerto
en anciedad lo observaba con atención, jadeando.

Se incorporó un segundo, despojándose de la camisa, dejando ver


el tatuaje sobre su pecho, y después sus piernas largas y pálidas,
que se subieron sobre las piernas del moreno, haciendo un
contraste de pieles tan hermoso que merecía tomarse su tiempo
para ser observado.

-¿Puedo decir algo...?.- Pidió el moreno, con la respiración pesada,


pero Jin se inclinó para morderlo con fuerza en el vientre,
haciéndolo fruncir el ceño.

-No puedes hablar.- Dijo con autoridad, haciendo que el menor se


relamiera los labios, disfrutando de ver esa faceta de él.
-Ah... cuando me sueltes... te voy a follar tan duro.- Dijo en voz
baja, y ante su desobediencia Jin llevó la mano a su boca,
presionándola con fuerza.

-Mientras tanto eres mío.- Susurró bajando a su cuello, y mordió


con fuerza, acariciando con su mano libre los hermosos y firmes
músculos de su torso, que subían y bajaban con la respiración
agitada, amaba ver el cuerpo de Nam completamente desnudo,
delineado en músculos firmes, lienzos para todos aquellos tatuajes
que portaba, que lo hacían lucir prohibido, sumamente incorrecto.
-Abre la boca...-Ordenó el castaño, liberando la boca de Nam, y sin
esperar siquiera un segundo se hundió de lleno en su boca,
empezando a luchar con fuerza con su lengua, recibiendo de Nam
golpeteos insistentes de su cadera, sufriendo porque su erección se
encontraba entre los muslos de Jin sin recibir atención, y ante su
impaciencia resolvió jalar con fuerza el labio inferior de Jin,
mordiéndolo con fuerza, provocando que se alejara, y el castaño,
jadeando sólo pudo sonreírle, relamiéndose.- Mal, muy mal...-Fue
lo único que dijo antes de bajar a su cuello y estando ahí lo mordió
con fuerza, dejándole una marca roja, punzante que le provocó
arrugar los ojos con dolor, no se detuvo ahí, pasó hasta a el otro
lado, haciendo lo mismo, marcando con los dientes la piel de
Nam, que parecía sorprendentemente roja a pesar del color
discreto de su piel, y Namjoon soltaba quejidos discretos,
apretando los puños para aguantar, pero Jin no tenía suficiente,
siguió mordiéndolo con fuerza, dibujando un doloroso camino de
mordidas hacia abajo, y estando en su vientre mordió como
último acto el tatuaje de los cuernos que llegaba casi hasta su
pene, lamiendo las líneas de forma perversa, torturándolo.
-Jinie...-suspiró extasiado

-Nam... ¿quieres entrar...?~

-Si... si quiero...-Dijo jadeando, viendo al castaño haciar su


erección de forma lenta

-Lo mereces...~?

-Sabes que si...

-Pero acabas de decir que en cuanto te suelte me castigarás... eso


es cruel

-No... no te voy a castigar amor...-Dijo casi suplicante

-¿Seguro?.- Dijo masturbándolo con firmeza y Nam solo pudo


asentir repetidas veces, riendose de lo que estaba siendo obligado
a decir, lo tenía en sus manos como un perro ambriento.- Que
buen chico...

-Jinie... hazlo ya...

-Shhh shhh... ya se acabo tu turno de hablar.- Dijo riendose


perversamente.- La verdad es que haz sido malo conmigo... y no
lo mereces

-No hagas esto...

-Así que creo que voy a disfrutarlo yo solo.- Dijo sentándose


enfrente de él, y tras ello dejó caer un halo de saliva generoso en
sus mano, para llevarlo entre sus piernas, y una vez ahí comenzó a
masturbarse para Nam, mordiéndose los labios.

El incauto lo observó tragando en seco, sintiendo que la cabeza


comenzaba a explotarle, y de hecho lo hizo, cuando Jin no
conforme con acariciarse a si mismo enfrente de su amor llevó dos
de sus dedos a su boca, lamiéndolos suciamente y tras ello los
llevó a su entrada, estimulándose suavemente a si mismo.
-Suéltame... por favor...-Dijo Nam revolviendo sus muñecas pero
Jin negó con la cabeza, gimiendo, metiendo sus dedos de forma
deliciosa, y los movió en círculos, volviendo loco a su amante.

-No... fuiste malo... me mordiste~-Gimió preciosamente, haciendo


casi un berrinche, metiendo sus dedos de forma más profunda,
masturbándose de una forma tan sublime que de la punta del
pene de Nam una gota tranparente, cálida comenzó a escurrir de
forma deliciosa.

-Perdóname mi amor...

-No...-Gimió malvado.- y como si quisiera darle una lección metió


un dedo más, gimiendo quedito hacia el cielo, mordiéndose los
labios sublimemente, mientras Nam retorcia sus muñecas,
tratando de escapar.- Nam... se siente bien...~.- Suspiró de forma
perversa, relamiéndose, masturbándose con fuerza ante su mirada
morbosa.

-Jinnie...-Susurró impaciente, completamente duro por verlo

-Pero... falta algo~.- Chillo mirándolo con ojos hermosos.- Se siente


mejor cuando lo haces tu...~
-Si bebé...

-¿Porqué?~

-Es porque yo llego profundo...-Musitó, casi gruñendolo

-Mas que esto?~

-Si mi amor, mucho más... ven... lo haré por ti...

-No... porque eres malo...-Dijo sin dejar de estimularse a si mismo,


torturándolo.

-Jinnie... ven... haré que lo disfrutes...

-No.- siguió diciendo, mordiéndose los labios de forma traviesa...-


Lo haré yo mismo...
-Jiniie.- Dijo jadeando, y el mayor sonrió, levantándose, dejando
de lado su trabajo para acercarse al miembro de Nam y tras ello
dejó caer un halo de saliva abundante sobre la punta de Nam, que
se escurrió lentamente hasta el fondo, haciéndolo suspirar, y tras
ello abrió las piernas para él, acomodándose para que pudiera ver
todo completamente.-Fuck...- gruñó el menor, sintiendo el cuerpo
de Jin que comenzaba a abrazarlo con fuerza, centímetro a
centímetro hasta que logró sentarse por completo sobre él.

-Mmmmh...~-Gimió el mayor hacia el cielo, comenzando a alzar


su cuerpo, y tras ello se sentó con fuerza, sacándole un gemido
ahogado a su víctima, complacido.-Tu... llegas más profundo
Nam...

-Si mi amor...-Jadeó.

-Se... si..ente tan bien Nam..~-Gimió de forma hermosa, haciendo


de sus subidas y bajadas más constantes, mas firmes.-Es... muy
grande...~ llega muy dentro...~.

-Lo haré más profundo mi a...mor... solo suelta..me... Quiero


hacértelo yo...
Jin negó con la cabeza, comenzando a dar pequeños saltos sobre
su cuerpo, deshaciéndole los sesos, entre impactos veloces que lo
mataban y lo revivían, el cuerpo de Jin era apretado, delicioso y
no podía con esos movimientos constantes y tortuosos, él podía
controlarse, ceder un poco cuando sentía que no podía más y
respirar a su ritmo para no terminar de inmediato, para soportar
estar invadiendo su deliciosa entrada, pero en ese momento Jin no
le daba respiro alguno, lo aprisionaba y lo acariciaba a su gusto y
estaba perdiendo las fuerzas

-D-detente... espera...

-Nam... palpitas...~

-Ca...llate...-Gruñó

-Estás palpitando mucho Nam...~

-Jinnie... haras que.. termine.- Jadeó, respirando de forma pesada y


profunda.
-Mmmmh... se siente tan bien...~-Gimio sin importarle, y
haciéndolo aún peor comenzó a hacer círculos con la cadera,
provocándole dar arcadas hacia el cielo, perder por momento el
aliento, hasta que no pudo más, y apretando los ojos con fuerza se
mordió el labio.

-Ahhh... Ahhh...~-Gimió Jin extasiado, sintiendo como Nam


dejaba salir todo en su interior, pero seguía moviéndose, dejando
que alrededor de su ereccion escurriera el esperma de Nam,
Cálido, delicioso, hasta que sus caderas no pudieron seguir
moviéndose más, y se quedó quieto, sentándose con fuerza,
viendo el chorro hirviendo que salía de la punta de su miembro,
ensuciando el vientre de Nam, que respiraba con fuerza.

-Terminé..~-Dijo respirando de forma violenta, sonriéndole a su


amante, que se sentía mareado incluso, por el intenso orgasmo
que acababa de tener

-Me siento violado...-Dijo ironico, tratando de tranquilizar los va y


vienes de su pecho
-Eso fue divertido...- Jadeó el mayor riendose un poco, y se
levantó poco a poco, inclinándose sobre Nam para comenzar a
desatarle las muñecas con cuidado.- Vamos a dormir...

-Si...-Musitó el de tez morena.- Me quedaré aquí esta noche

-Siii... Quiero dormir en tu pecho...~ -Dijo el mayor sonriendo,


liberándolo por completo.- Bien... en...-Fue lo único que alcanzó a
decir, cuando el mayor lo tomó de las muñecas, y lo sometió
contra la cama de un movimiento, sorprendiéndolo

-Aunque dormir no es exactamente lo que tengo en mente...

-Nam...-Dijo sonriendo nerviosamente.

-¿Ves estas marcas?.- Dijo sonriendo perversamente, viendo su


pecho arder en mordidas dolorosas.-Alguien será castigado por
ellas...

-N-Nam...-Musitó
nervioso cuando el de tez morena llevó sus dientes al cuello del
mayor, y sembró una pequeña mordida dolorosa, haciendo que
tuviese que morder su labio para no gritar.

-Niño malo... voy a follarte tan duro...-Dijo sonriendo de forma


felina, y tras ello se acomodó en medio de las piernas de Jin,
entrando de un golpe a su cuerpo, tapándole la boca para acallar
el primer grito y tras ello comenzó a embestirlo con fuerza,
mientras Jin, recibiendo las repetidas mordidas a su cuerpo gemía
con fuerza , envolviéndolo con las piernas, disfrutando de su
venganza, tal como lo había planeado desde el inicio.

-No volveré a portarme mal Nam...~-Gimió

PARTE 33: PASTELITOS


-Te dije dos tazas, no tres Nam...-Dijo el malhumorado castaño,
mientras veía a su lindo novio con la cara manchada de harina, al
igual que su delantal y la graciosa cofia que se había puesto en el
cabello.

-¡Me dijiste tres!-Dijo fingiendo un berrinche

-Mentiroso...
-No miento, primero dijiste que tres y luego que dos

-Te dije eso sobre los huevos...

-Ah... -Dijo haciendo una mirada de arrepentimiento

-¿Cuantos huevos le pusiste a la última tanda?

-Dos...

-¡Nam!

-Oye es tu culpa, si ya sabes como soy ¿porqué me dejas solo?

-Fui por azúcar a la alacena... Tardé dos minutos!

-Dos minutos cruciales para el procedimiento...-Argumentó


-Nam...

-Buenos días mis niños, ¿cómo van?.- Dijo una anciana de apacible
voz, que venía entrando con un par bolsas

-Buenos días Madre Lee.- Dijo Jin con respeto, bajando la cabeza y
Nam lo imitó, sonriendo un poco, acababa de ser salvado, o al
menos eso pensó.- Iríamos mejor si el joven Namjoon siguiera mis
instrucciones

-Madre Lee, él miente.- Se defendió el de tez morena.- Sigo las


instrucciones pero él las cambia cada cinco minutos, soy humano,
cometo errores y más sin instrucciones claras

-Tienes razón Hijo.- Dijo riéndose un poco y Jin se puso rojo como
un jitomate enfadado

-Nam...

-Bueno, esta vez lo haré bien, ya no te enojes, hermano...-Dijo


sonriendo burlón
-Aquí está la levadura y el azúcar que me pediste mi niño.- Musitó
la madre lee poniendo las bolsas sobre la mesa

-Gracias Madre...

-Trabajen duro, si necesitan ayuda estaré en la academia.

-Si madre.- Dijo Namjoon sonriendo y tras ello la vió salir, sobre
pasos lentos pero seguros hasta que los dejó solos y en el instante
unos ojos hostiles lo encontraron.

-Te has salvado esta vez...-Dijo Seokjin dándose media vuelta,


tomando las bolsas con azúcar para añadirlas a la mezcla y
comenzar a revolverla con un cucharón, cuando Namjoon se
acercó sigiloso por detrás, aprisionándolo con los brazos.

-Con que... ¿me he salvado?.- Susurró en su oído perversamente,


metiendo por debajo del delantal de Jin las manos.-¿Eso fue una
amenaza?.- Dijo desabrochando el pantalón de Jin sin permiso
alguno y este se estremeció un momento, suspirando hacia el
cielo.
-N-nam... detente, alguien va a vernos...

-Nadie nos verá

-Vamos, pórtate bien, estamos cocinando... es sucio

-No me importa...

-Nam.- Sentenció volteándose y lo miró fijamente, alzando el


cucharón lleno de mezcla de pastelitos.-No vamos a hacer esto
aquí...

-Mmmmh... dame una buena razón para no hacerlo...-Dijo burlón


el menor, dándole pequeños besos en el cuello

-Tu tio va a comer de estos pastelillos también...-Dijo sin más y en


el instante el de tez morena abrió los ojos, y alejándose sobre
pasos cómicos se dirigió al lavamanos en un segundo,
acompañado de la pequeña risa de Jin, triunfante.
-Eso fue un golpe bajo...

-Sip.- Masculló Jin complacido, y continuó con lo que estaba


haciendo, mientras Nam sobre su hombro lo veía sonreir
hermosamente.

-Oye...

-Mmmmh?.- Dijo el castaño enfocado en la mezcla

-¿Ya te dije hoy... lo mucho que te amo?...

El rostro de Seokjin se prendió al punto de la incandescencia, y se


escondió un poco alzando los hombros, sonriendo como un bobo.-
Me... lo dijiste esta mañana... cuando despertamos...

-Ahh... es cierto...
-Puedes decírmelo las veces que quieras...-Agregó, mientras Nam
secándose las manos caminaba hacia él, y depósito un pequeño
beso en su oreja, musitándole despacio al oído.

-Te amo... mi angel...

-Yo te amo más...-Contestó volteándose para darle un efímero


beso en la mejilla.- Mucho más...

-Vaya, ¿quieres empezar una pelea?

-No tendrías oportunidad.- Dijo sacándole la lengua y tras ello


alzó una charola de aluminio.- Ahora... ayúdame a poner esto en
el horno.- Sonrió

------------------------

Namjoon creía que hacer una sesión de 11 horas seguidas para un


tatuaje de Dragon chino había sido lo más cansado que alguna vez
había experimentado, tomando en cuenta que no había comido ni
bebido nada, y que había tenido que permanecer en prácticamente
la mismo posición, si, definitivamente era lo más desgastante que
había experimentado, hasta que hicieron alrededor de 600
pastelitos y creyó que era realmente irónico que algo tan dulce
pudiese ser tan tortuoso, y sin embargo todo valió la pena, cuando
estuvieron listos y almacenados en pequeñas cajas para la venta
que sería en tan solo una horas.

-Lo logramos...

-Si, pero ahora falta venderlos.- Dijo el de tez morena estirándose


con cansancio.

-Ah, eso no es problema, en realidad yo no los vendo

-¿Como?

-Yo sólo los hago, algunos de mis niños son los que los venden

-¿Porqué los niños?


-Ah bueno, dice el padre Seejin que les ayuda a tener iniciativa y a
aprender el valor del dinero, aunque se que la verdadera razón es
que si yo los vendiera la mayoría de la gente no los compraría,
después de todo yo soy "el niño demonio"

-Pues que estúpidos...

-Nam...

-Ok, lo siento, pero deberías de recibir crédito por ello

-Recibo el necesario, tu tío y la gente del convento saben que yo


los hago, y los disfrutan mucho, eso me basta

-Eres demasiado bueno...

-No lo soy, además así está mejor, los niños aprenden a ganarse el
dinero con su trabajo, por lo general hago unos 200 pastelitos y lo
que se gana de ahí lo utilizo para comprarles cosas
-¿En serio?

-Sip

-¿Porqué haces eso?, pensé que aquí les daban todo lo necesario...

-Nos lo dan, si lo hacen.- Afirmó.- comida, ropa, una cama, libros


y tenemos un área de juegos...-Sonrió de forma agridulce

-¿Entonces...?

-Pues... no sólo de esas cosas se vive Nam...

-No entiendo...

-Mmmmh... no se como explicarlo.- Dijo pensando un momento.-


Cuando eramos más pequeños casi no teníamos recursos aquí,
pero recibíamos 3 comidas al dia, ropa y cama y educación, eso
era suficiente, sin embargo recuerdo que una vez cambié mi
comida de dos dias a un niño que venia de otro pueblo por un
cochesito color azul, no valía ni dos wones, pero igual lo hice
porque casi no teníamos juguetes... cuando el padre Seejin se
enteró me regañó muy feo, me dio más comida después, pero la
madre Lee, y las demás hermanas me dijeron que no debía hacer
esas cosas, sin embargo hay algo muy curioso, los demás niños me
felicitaron y me pidieron que les dejara ver el coche y empezaron
a hacer los mismos trueques poco después...

-Creo que ya lo entiendo...

-Si...-Dijo sonriendo.- Yo... trato de comprarles a todos aunque sea


ese "cochesito color azul"... por eso insistí en que hiciéramos
muchos más

Nam sonrió un segundo, ladeando la cabeza, cautivado, y tras ello


suspiró hacia el cielo, viéndolo fijamente acto seguido.-Te
compañaré a comprar esos "cochesitos" cuando termine la venta

-¿De verdad?...

-Por supuesto
-Gracias Nam...-Dijo sonriéndole y le dio un pequeño beso en la
mejilla, suspirando.- Por cierto ni siquiera los has probado.- Dijo
abriendo una de las cajas, y tras ello le ofreció uno, que Nam
observó unos segundos, en realidad se veian un poco raros,
incluso insípidos, los pastelitos de Jin consistían en una especie de
panqué redondito color amarillo claro, que eran tan esponjosos
que se movían con el movimiento, como si fuese una gelatina.-
Vamos... no está envenenado

-Ya lo sé.- Contestó sonriendo, y lo tomó con sumo cuidado en su


mano.- Es muy ligero...

-Sip, es por la clara esponjada que le pusimos

-Ahh...-Contestó, dándole la primer mordida,y sin esperar


siquiera abrió los ojos porque juraba que había mordido una nube,
una con sabor sutil a queso dulce y mantequilla, estaba realmente
delicioso.-Wo....

-Lo sé.- Dijo Jin orgulloso


-Wooo....

-Lo sé lo se.- Sonrió

-No sabe a nada...

-Nam!.- Reclamó haciendo un berrinche y Namjoon sólo pudo


empezar a reírse socarronamente

-Es la cosa mas deliciosa que he comido en mi vida, lo digo


demasiado en serio

-¿De verdad?

-De verdad.- Sentenció, terminándoselo de dos mordidas.- Dame


otro.- Agregó con la boca llena

-No, ya, son para la venta


-Solo uno y ya

Jin se rió alejando la caja de sus manos.- Más tarde te daré otro,
¿vale?

-Si.- Dijo levantándose de la silla en la que descansaba, resignado.-


ahora vamos a hacer un enorme cartel para la venta, tengo
algunos plumones en mi mochila.- Dijo sonriendo.- Esto se
venderá muy bien

------------

Un montón de personas pasaron por el puesto, llevándose cajas y


cajas que guardaban juegos de 4 pastelitos hermosamente
esponjados, y los niños atendieron a la clientela siempre con una
sonrisa, viendo las cajas irse una a una rápidamente. Cuando el
sol cayó sobre el festival las dos ultimas cajas fueron compradas, y
le entregaron la caja del dinero a Jin, que les prometió llevarlos a
la tienda de juguetes para que pudieran elegir algo en los
próximos dias.
Nam sintió su corazón cálido al ver a Jin hablar con todos ellos, no
eran demasiados, 23 eran los que conformaban el grupo que Jin
tenia a su cuidado, y cada uno de ellos le hablaba con cariño y con
respeto, haciendo que Nam se sintiera aún más cautivado por su
lindo novio.

-Todos ellos... ,¿de verdad estan a tu cuidado?

-No del todo, yo solo superviso que hagan sus deberes y que se
porten bien durante la misa, también estoy a cargo de la diciplina
pero nunca ha sido necesario usarla, todos son buenos niños.-
Afirmó.- Las que se encargan de ellos en realidad son la madre
Lee y las hermanas, ellas los visten los alimentan y también son
sus maestras de clase, tanto de mi grupo como el de Ken

-Vaya... pensé que eran menos niños

-Lamentablemente no, pero aquí se les quiere a todos... el padre


Seejin siempre ha sido un padre para todos...

-Ya veo...
-Si...-Dijo haciendo una pausa.- Bueno... vámonos, debemos ver
como nos fue.- Dijo jalándolo un poco del brazo, camino al
convento, mientras Nam lo seguía pensativo

-Mmmh...-Musitó el de tez morena deteniendose un momento.-


No es cosa del otro mundo si lo piensas bien, cada pastelito se
vendió a 1000 wones* , menos los de la Madre Lee y los de mi tio
son 582,000 wones...(1000 wones es poco menos de un dólar
estadounidense)

-Ah... cierto.- Dijo Jin como si fuese algo demasiado sencillo y sin
embargo al entrar en cuenta abrió la mirada, encontrando la de
Namjoon igual de sorprendida.-582 000 wones....-Murmuró

-Vaya... nos fue...-Balbuceó

-¡Nos fue muy bien!.- Dijo sonriendo enormemente, emocionado

-Con eso será suficiente para rentar un nuevo local y ponerme a


trabajar...-Dijo Nam con lentitud incrédulo, y Jin se abrazó a su
cuerpo con fuerza, por fin cayendo en cuenta de lo que pasaba.-
Podemos irnos en pocos días...
-¡Siii!.- Gritó Jin y comenzó a reírse de forma infantil, sumamente
hermosa.- ¡Lo logramos!

-Mierda... ¡esto es perfecto!.- Contestó emocionado y tras ello tomó


a Jin de la mano.- No puede esperar, ven, debemos ir planeado
que podemos llevarnos

-Pensé que solo llevaríamos una mochila...-Dijo siguiéndolo sobre


pasos apresurados al interior del pasillo, y tras ello entraron a la
habitación de Jin, con una felicidad que a Nam se le desbordaba.-
Nam....- Dijo sin darse cuenta de que la sonrisa de Jin habia
cambiado por una mueca de preocupación.

-Con este dinero podemos darnos el lujo de alquilar un camión


pequeño de mudanza que lleve nuestras cosas, así no será
necesario dejarlas

-Ah...-Dijo Jin con un poco de nerviosismo y el de tez morena lo


notó.- que bueno...

-Amor... ¿pasa algo?


-No... es solo que... Bueno no es nada...-Dijo titubeando.- No es
nada

-Jinnie...-Musitó preocupado, acercándose con lentitud y dejó la


cajita del dinero a un lado para verlo a los ojos.- Que pasa mi
amor... dime

-Te vas a reir...

-No lo haré... dime...-Insistió con cariño

-Mmmm...-Masculló pensativo, y tras ello se dirigió a su closet,


dándole la espalda.-Es que... me dijiste que empacara, así que ya
lo hice.- Musitó abriendo la puerta de su closet de par en par y de
ahí sacó una mochila diminuta

-¿Que es eso...?
-Son mis cosas...-admitió avergonzado.- Lo único que no guardé
es mi ropa.- Dijo señalando el interior del closet, en donde 4
ganchos colgaban con su acostumbrado traje de seminarista, una
pequeña caja con ropa interior y una pijama.-No... tengo muchas
cosas...-Murmuró lentamente, con una mueca de vergüenza en el
rostro

-Jin...-Dijo jalándolo a su cuerpo.- ¿Porque te sientes avergonzado?


No seas tonto...

-No lo sé... es que ... tu esperabas que llevara mucho

Nam frunció el ceño sintiéndose un idiota, y solo pudo abrazarlo


con cariño, suspirando.- Y-yo... pensé que querrías traer todos tus
libros, tienes muchos.- Afirmó, tratando de hacerlo sentir mejor.

-No puedo llevármelos, no son míos... los tomé prestados de la


biblioteca

-Ahhh...-Dijo hacia el cielo, fingiendo desconcierto.- Bueno eso es


perfecto, ¡menos mal!- Afirmó.- así no tendremos que gastar en
una camión, con una camioneta bastará.- Dijo feliz, y Jin pudo
sonreír, sintiéndose un poco mejor.
-Si.- Dijo abrazándose a su cuerpo.

-Incluso podemos pedirle a Yoongi que venga por nosotros, el


maldito todavía me debe varios favores

-¿Él tiene una camioneta?

-Si, algo así, en realidad es de su novio, pero él también me debe


muchas, seguro vendrán sin problema, y es amplia, así podremos
llevar todas las cosas de tío y lo poco que yo traje.

-¿T-tiene novio?

-Si, bueno, es una larga historia...

-Novio... osea... ¿un hombre?.- Dijo avergonzado y Nam solo


pudo sonreír.

-Si, es un hombre, siempre fue un rarito.- Se burló.- comenzaron


salir un par de años atrás... aunque yo soy el único que lo sabe
-¿Porque?

-Bueno, porque la gente es mala, es mejor mantenerlo en secreto


de algunas personas

-Ya veo...-Dijo con una madie sonrisa en el rostro.- parece que se


tienen mucha confianza

-Si, de hecho somos muy cercanos, él fue quien me enseñó a


tatuar, cuando cumplí 16 años

-¿En serio? Vaya... eso es increíble.

-Si, de hecho es más grande que yo, tiene 25... ¿quieres verlo?
Tengo una foto de nosotros juntos

-Si claro!

-Esta bien, pero no te burles, en ese tiempo nuestros peinados eran


un poco vergonzosos...
-No lo haré.- Aseguró mientras Nam sacaba su teléfono
seleccionando la foto en su galería.

Namjoon le mostró la fotografía, y Jin no pudo evitarlo, comenzó


a reírse con jubilo, quitandole el celular de las manos.- ¿En serio
eres tu?!

-Jin, dame aca!.- Dijo avergonzado, persiguiéndolo

-Tu cabello! Es de otro color...-Dijo huyendo

-Si... ese es mi color natural...

-¿Tu cabello es negro?! Wooo...-Dijo alzando el teléfono para ver la


foto con detenimiento.- Te ves... increíble...

-De que hablas, mi peinado es ridículo


-A mi me gusta.- Afirmó

-Bueno en fin, ese chico que está conmigo es Yoongi Hyung...

-Wooo... tiene muchos tatuajes, como tú

-Así es...

-Es guapo...

-Oye!

-No tanto como tu, pero lo és...

-Si, supongo que lo és, no sé, después de verlo destruido


vomitando en el baño durante una fiesta uno deja de pensar en
cosas bonitas

-Vaya...-Dijo suspirando, y sonrió viendo la foto.- él será mi amigo


también...
-Si, así es.- Dijo feliz, y sus ojos se abrieron cuando Jin abrazó el
celular de forma inocente, extremadamente tierna.- Amo tu
cabello negro~ .- Chilló emocionado, y los colores se le subieron al
rostro al menor

-Deja de ser tan lindo maldita sea!.- Reclamó Nam, quitandole el


teléfono.- Además soy mas guapo así

-Tu eres guapo siempre

-Mmmmmh... ven...-Sentenció, extrañándolo un poco, y lo tomó


por los hombros, sonriendo.- No tenemos una foto

-Nooo que vergüenza.- Chilló

-Vamos, sonríe... la podré de portada en el teléfono.- Dijo al


tiempo que se ponia a su lado.

-Nam pero soy feo

-Ya sé, pero igual quiero una foto de los dos...


-Que malo...

-Tu empezaste.- Sonrió burlón y tras ello se recargó en su hombro


con cariño.- Anda... sonrie, para mi, si?.-Musitó alzando el
telefono frente a ellos y SeokJin sonriño como pudo, poniendo dos
dedos al frente como vió que hacian algunas personas en las fotos.
A la cuenta de tres... 1...2...3.- Y el click de la cámara sonó

-¡Dejame verla!.- Dijo Jin emocionado y Nam se la mostró con una


sonrisa, complacido.

-Te ves hermoso...

-Exageras...-Musitó sin dejar de ver la foto, sentía el corazón


demasiado cálido, era la primer foto que se tomaba, una que no
fuera para su expediente o para una identificación... y era junto
con la persona que más amaba en el mundo.

-Quiero tenerla también


-La imprimiré y será la primer cosa que pongamos en nuestra
habitación, ¿que te parece?

-¡Si!.- Dijo emocionado rodeando su cuello con los brazos,


completamente enamorado, de una forma tan intensa que sentía el
pecho comprimirsele cálidamente-Te amo...-Musitó acercándose 

-Yo mas mi ángel...-Dijo sucumbiendo ante la cercania, y con


lentitud lo besó, profundo, casi tortuoso, en medio de suspiros
discretos que salian de las bocanas de aire, de los impactos
impacientes de sus labios comiendose.

-Tengo ganas...-Dijo Jin mordiendo su labio ligeramente, pero


para su sorpresa Nam sólo sonrió, acariciándole la mano.- Lo sé,
pero le prometí a tio Min Joo que iríamos a comer los pastelitos
con él, seguramente debe estar preparando el té.

Jin hizo una mueca de decepción, sacando su labio inferior en


forma de berrinche, pero Nam no dijo nada más, deposito un
pequeño beso en su frente, riendose.-Si... hagamoslo mas tarde.-
Dijo traviesamente el castaño y tras ello lo tomó de la mano para
dirigirse fuera del convento.

-------------------
Se mantenían a distancia, no demasiada, sus manos a veces se
rozaban mientras caminaban por las calles llenas de gente
proveniente del festival de la iglesia, esas que quedaban jugando
en algunas atracciones, viendo las luces, comiendo golosinas, por
eso , aprovechando el bullicio, a discreción se tomaron de los
dedos meñiques, sonriendo con complicidad, y caminaron
lentamente, cálidos, complacidos, hasta que la puerta de la casa
del señor Min Joon se les puso enfrente, y entraron como siempre,
sonriendo de forma alegre, encontrando al anciano sirviendo dos
tazas de te humeante.

-Por fin llegan, el té estaba a punto de quemarse

-Lo siento Tio, nos retrasamos un poco

-¿Como les fue?

-Bien, vendimos muy bien!.- Dijo Jin entusiasmado y acto seguido


le extendió la caja de pastelitos, con cariño.- Lo prometido es
deuda... reservé los mejores para usted.- Dijo feliz, y el anciano
sonrió de forma alegre, casi saboreándose los pastelillos
-El festival vale la pena cada año solo por esto.- Afirmó el señor
Min Joo, acercándose para recibirlos, cuando de un momento a
otro, su semblante se tornó serio, apacible... mudo...

-¿Tio?.- Dijo Nam desconcertado, sólo para encontrarlo


tambaleándose

-Señor Min Joo!.- Dijo Jin dejando caer la caja, y solo por
milímetros alcanzó a sostenerlo, cayéndose junto con él al suelo.

-Tio!.- Gritó Nam corriendo hacia donde se encontraba, y trató de


incorporarlo, de hacerlo reaccionar pero no podía.-Tio!

-Due..le...-Fue lo unico que alcanzó a mascullar el señor Min Joo,


con la mano temblándole de forma terrible.

-¡Jin, mi teléfono!.- Le gritó al castaño, que corrió con prisa y buscó


en las bolsas de la chaqueta de Namjoon, desesperado.

-Tio!, Tio!.- Gritaba histéricamente el de tez morena, y Jin


encontrando por fin el teléfono tembló nervioso, desbloqueando el
teclado numérico como pudo.-¡Llama una ambulancia!.- Gritó con
la voz quebrada, viendo a su tío perder la conciencia.-¡Llámala!
"¡Llámala!"

PARTE 34: SIN LUZ


Todo pasó demasiado rápido, Jin sólo recuerda que salió a la calle
a toda velocidad, y chocó con la puerta de la casa del doctor Han
al no poder detener sus propios pies por la velocidad a la que iba,
después tocó histéricamente.

El doctor Han, había corrido junto con él hasta la casa del señor
Min Joo, con su maletín en mano, y sus ojos encontraron a
Namjoon histérico, con el cuerpo de su Tío en las manos.

No hubo mucho que el doctor Han pudiera hacer, con sus pocos
recursos mantuvo los signos vitales del anciano hasta que después
de 15 minutos- todo un record para un pueblo tan aislado-llegó la
ayuda, y los paramédicos lo subieron con prisa a la ambulancia.

Namjoon estaba en estado de shock, sólo podía escuchar a medias


lo que los paramédicos le decían, Jin le insisitó que se subiera a la
ambulancia, casi tuvo que ordenarselo, porque estaba demasiado
asustado, y finalmente se sentó junto a su tío, en silencio. A Jin no
lo dejaron subir, "solo familiares podían hacerlo", pero nisiquiera
quiso discutir, les rogó que se fueran cuanto antes, y cuando la
ambulancia arrancó le gritó a Namjoon que todo estaría bien, que
él llegaría a cualquier costo al hospital mientras corría detrás del
vehículo, hasta que la misma dejó un veloz rastro de tierra en el
sendero principal del pueblo, dejándolo atrás.

El doctor Han le dijo que el hospital estaba lejos, que jamás


llegaría caminando, porque el camino no tenía iluminación y
tampoco pavimento, sería pesado, una completa locura, pero a Jin
no le interesó, le suplicó le dijera en donde se encontraba el
hospital, y el hombre, renuente, preocupado, no tuvo más opción
que dibujarle en un pedazo de papel un mapa improvisado con la
esperanza de que lo ayudase.

Jin le dió las gracias, dejándolo en la puerta de su casa y tras ello


regresó a la morada de Nam y el señor Min Joo, proponiendose
hacer la cosa más arriesgada, incluso estúpida que pudo habérsele
ocurrido, pero tambien la más plausible, la más rápida; Con prisa,
casi con desesperación esculcó las cosas de Nam, encontrando por
fin su cometido: las llaves de la motocicleta.

Se metió la cartera de Namjoon en el bolsillo -sabía que la


necesitaría- metió en una mochila tres suéteres, una muda de ropa
del señor Min Joo y una cobija, que era lo que creía que
necesitarían más tarde, y tras ello se dirigió al garaje, destapando
aquella pesada e imponente máquina, que sacó sobre pasos
torpes, y sumamente pesados, asegurándose de cerrar las puertas
tras él, y suspirando con determinación se montó sobre ella,
sintiendo su peso con cuidado; era demasiado, apenas y podía
arrastrarla, pero tenía que hacerlo, tenía que ir con Nam a como
diera lugar porque sabía que lo necesitaría, que el señor Min Joo lo
necesitaría también.

Dió dos pasos, torpes, escandalozos, y cuando se proclamó listo


para sostenerla metió la llave, encendiéndola, haciéndola rugir
como vió tantas veces que Nam lo hacía, y levantó el seguro con
cuidado, moviendo el acelerador con la mano con sumo cuidado.
La motocicleta avanzó con violencia gruñendo, y tuvo que mover
de lleno el freno, casi lléndose hacia adelante, provocando que su
corazón latiera con miedo, pero no se detuvo, lo intento una vez
más y después otra hasta que pudo familiarizarse, y tragando en
seco se puso el casco,para acto seguido subirse completamente y
arrancó, haciendo que un par de perros vecinos comenzaran a
ladrar por el infernal ruido.

No iba demasiado rápido al principio, se enfocaba en el camino,


iluminado sólo por tramos austeros, con pobres focos diminutos, y
agradeció que esa noche la luna estuviese llena, porque de lo
contrario jamás hubiese podido mantenerse derecho por el camino
sin morir en el intento.

Aceleró solo un poco más, dando vuelta tal como decía el mapa, y
de a poco, como si estuviese entrando en otro mundo edificios
enormes, que solo había visto en televisión se alzaron enfrente de
él, luminosos, imponentes, y aunque el más alto de ellos apenas
superaba los 10 pisos a el le parecía que era la estructura más alta
que había visto en su vida.

El ruido de los claxons en la calle lo asustaban, pero seguía


avanzando como lo indicaba el pequeño mapa, de forma dudosa,
siempre fijandose que la luz estuviese en verde para avanzar y
continuó, a pesar de las malas palabras que le gritaron algunos
automovilistas por no ir tan rápido como debía, a pesar de las
personas que se cruzaban la calle sin cuidado en medio de todo el
alboroto, continuó, por minutos, y después por horas, hasta que a
lo lejos vió el hospital, alzarse inmenso ante sus ojos.

Su impaciencia se había tranquilizado un poco, pero no


demasiado, preguntó con prisa a un policía que cuidaba la entrada
y este le indicó en donde podía estacionar la motocicleta, y tras
seguir la instrucciones, la estacionó, corriendo hasta la entrada del
hospital con la mochila en las manos. Recorrió los amplios
pasillos, preguntando por la sala de urgencias a 2 personas,
despues a 2 más, hasta que agotado llegó al lugar, y sus ojos se
iluminaron, cuando de lejos vió esa silueta inconfudible, que
hablaba con otra de estatura ligeramente más baja.

Se alegró bastante, pensando que la otra silueta pertenecía al señor


MinJoo y caminó hacia ellos con impaciencia, haciendo resonar
sus zapatos en el piso por los impactos, sin perder de vista a
Namjoon que hablaba que seguia hablando con esa figura pero
estando más cerca se dió cuenta de que no se trataba del señor
MinJoo, era un hombre que vestía bata blanca, el cual le decía algo
a Namjoon negando con la cabeza y acto seguido le palmeo el
hombro, congojado.

En ese momento todo se rompió

Namjoon sólo aflojó el cuerpo de repente, sin decir nada o siquiera


moverse. El doctor le hizo una reverencia con cabeza y tras ello se
alejó lentamente por el pasillo al tiempo que Jin llegaba al lado de
Nam, desconcertado.

-N-nam...-Dijo quedito, llamando su atención, y ese rostro que


tanto amaba volteó a verlo destrozado, con los ojos quebrados en
dolor, con los labios temblando con miedo.- Nam...

Namjoon no dijo nada...

No pudo.
Se aferró a los hombros de Jin como si el cuerpo fuese a
derretirsele, y comenzó a llorar con desesperación, metido en el
hombro del castaño, deshaciéndose. Las piernas de Namjoon
temblaron, como un anuncio de lo inevitable, y después sus
rodillas, inválidas, se doblaron estrepitosamemte, haciéndolo
perder la fuerza. Jin no pudo sostenerlo, lo acompañó de rodillas
hasta el suelo, con un nudo en la garganta que le quitaba el aire, le
quitaba la vida, y mientras Namjoon se rompía estrujándolo con
fuerza, mientras se deshacía en un llanto que tronaba el mismo
suelo, Jin sólo pudo guardar silencio, sólo eso.

PARTE 35: NEGRO


Se aferró a los hombros de Jin como si el cuerpo fuese a
derretirsele, y comenzó a llorar con desesperación, metido en el
hombro del castaño, deshaciéndose. Las piernas de Namjoon
temblaron, como un anuncio de lo inevitable, y después sus
rodillas, inválidas, se doblaron estrepitosamemte, haciéndolo
perder la fuerza. Jin no pudo sostenerlo, lo acompañó de rodillas
hasta el suelo, con un nudo en la garganta que le quitaba el aire, le
quitaba la vida, y mientras Namjoon se rompía estrujándolo con
fuerza, mientras se deshacía en un llanto que tronaba el mismo
suelo, Jin sólo pudo guardar silencio, sólo eso.

-------------------

Parecía una mala broma, un acto de saña por parte del destino,
porque estaba lloviendo.
Aunque no lo suficiente para frenar su marcha, no lo suficiente
para que se diera cuenta del enorme desastre de lodo que venia
colgándole de los pies a cada paso de sus pesadas botas negras.

Para él el mundo se había puesto en pausa, como si hubiese


presionado el botón de stop dentro de la película, y junto con él,
los colores hubiesen huido en medio de la estática difusa, casi
silenciosa que reinaba a su alrededor.

Cargó el cuadro de su sonriente tío él mismo, en silencio y con la


mirada gacha, mientras una serie de gente del mismo aspecto lo
seguía, cantando con levedad, con sus paraguas tapando sus
cabezas. SeokJin a su lado iba como él, sin taparse de la lluvia,
solo siguiéndolo con la congoja ahogándole el corazón a cada paso
que dieron hasta el cementerio.

Había sido todo tortuoso, sumamente cruel, porque durante la


velación nadie se acercó a darle el pésame a Namjoon, a pesar de
que el señor Minjoo era su tío, a pesar de que el hombre siempre
dijo que su sobrino era un buen chico, uno difícil, pero uno
amable, y generoso, la muerte sólo le alcanzó para que dijeran que
el sastre había sido una buena persona, pero no le alcanzó para
que perdonaran a su sobrino, pero eso a Namjoon no pudo
importarle menos, eso a Namjoon no le importó en absoluto y es
más, siquiera se dio cuenta y SeokJin lo agradeció, vio el lado
positivo por lo menos de eso, porque su novio, su lindo amor se
hallaba tan sumergido en su dolor que siquiera podía darse
cuenta de lo que pasaba a su alrededor y antes de que se levantara
el velorio sólo dos almas buenas se acercaron de corazón a
abrazarlo: el padre Seejin, fiel amigo del señor Minjoo desde la
infancia, y la madre Lee, nueva amiga de él, amable anciana que
podía ver a través de su máscara de chico malo.

Y así mismo lo siguieron hasta el cementerio, con las cenizas del


señor Minjoo en sus manos. Todos los residentes del pueblo
dijeron que debía ser enterrado en un ataúd, porque era la
tradición,porque era un enterramiento cristiano en forma y
porque así es como su hermana, la madre de Namjoon, había sido
enterrada también en aquel cementerio, pero Namjoon no se los
permitió, no quería verlo dentro de un ataúd y no dió mas
explicaciones.

Poco después explicaría a Seokjin que no quiso enterrarlo porque


la tierra era fría y los gusanos en ella te comían, a diferencia del
fuego que era cálido, tan cálido como siempre le gustaba a su tio
estar, y hecho cenizas regresabas a la tierra para ser parte de ella
en un pequeño espacio con tu nombre grabado.

La gente se acomodó alrededor de la urna, y Namjoon con un


nudo en la garganta depósito la pequeña caja dentro de ella,
rompiendo en un llanto que le deshacía el pecho a Seokjin, pero
no podía estrecharlo como quería, ni besarle la frente ni hablarle
cara a cara, mirándolo a los ojos para consolarlo, porque sólo
metería en problemas a ambos, por eso se limitó a acercarse,
palmeándole la espalda con dolor, mientras acariciaba la pequeña
caja con las manos.

-Tío... encuentre a mi madre... -Susurró sollozando de la forma


más cruel que alguien pudiese imaginar.- Vaya con ella y abrácela
como añoró todos estos años... abrácela por mi...-Musitaba

Y Seokjin, viéndolo con bruma en el pecho se acercó a la urna,


tocándola sobre la mano de Namjoon.- Vaya sin preocupación
señor MinJoo...-Musitó quedito, aun cuando los demás podían ver
lo que hacía.- Yo voy a protegerlo...

Namjoon se volteó a verlo, por primera vez en todas las horas en


que el shock no lo había dejado percibir nada, y se lanzó a sus
brazos amargamente, deshaciéndose en llanto sobre su pecho a
pesar de los presentes.

El padre Seejin no dijo nada, se limpió las lagrimas con un


pañuelo discretamente y tras ello se acercó sobre pasos lentos,
tomando entre sus manos un crucifijo de madera muy viejo, y tras
ello comenzó a orar, con dolor y en un tono sereno.
-Oh Dios... que concedes el perdón y quieres la salvación de los
hombres: te rogamos que, por la intercesión de la Santísima
Virgen María y de todos los Santos, concedas la bienaventuranza a
tu hijo, a quien llamaste de este mundo. No lo abandones en
manos del enemigo, ni te olvides de él para siempre; sino recíbelo
con tus santos Ángeles en el Cielo, su patria definitiva. Y porque
creyó y esperó en ti, concédele para siempre las alegrías del
Cielo... Por Cristo nuestro Señor.

- Amén.- Rezaron los presentes

-Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en Mí, aunque haya


muerto, vivirá; y todo el que vive y cree en Mí no morirá
eternamente...-Dijo lentamente mientras el llanto de Namjoon
eran escondido en el pecho de SeokJin, con dolor- Concédele,
Señor, el descanso eterno...

- Y brille para él la luz eterna-Musitó SeokJin, acariciando el pelo


de Namjoon con suavidad
-Descanse en paz...-Dijo el padre Seejin esparciendo agua bendita
sobre la urna, mientras los enterradores la tapaban con una loza
de piedra y fino mármol, en silencio, con la cabeza baja

-Amén....

-"Padre Mío... recíbelo en la misericordia de tus brazos... acógelo...


guíalo a tu gracia eterna y aleja su alma de las flamas del
infierno... ten piedad".- Rezó SeokJin, mientras a sus lados la gente
del pueblo iba retirándose poco a poco, dejando las flores que
cargaban en sus manos sobre la urna recién sellada

PARTE 36: CINTA MÉTRICA


La lluvia no cesaba, y parecía estar vinculada al llanto de
Namjoon, porque al igual que ella no se detuvo, continuo
empapando el pecho de Seokjin, metido entre sus brazos como un
niño pequeño y asustado, y SeokJin, completamente empapado,
con el paso de las horas solo pudo sentarse en el lodo del suelo,
temblando, con el cabello escurriendo y sin traverse a mover a su
amor siquiera un centímetro, sin decirle palabra alguna.

No había manera en que pudiese comprender su dolor, después


de todo SeokJin nunca había perdido a alguien así, porque había
prácticamente nacido en el orfanato, pero se imagino por un
instante lo que sería si el padre Seejin muriera, Si la madre lee o...
Ken... hubiesen muerto. Y definitivamente pudo pensar, al menos
lejanamente como es que el cuerpo de Namjoon se hallaba
destrozado, por dentro y por fuera.

Había caído ya la noche, y la lluvia por fin pudo parar, pero


Namjoon seguía renuente a moverse, al menos hasta que una
persona llegó con una manta gruesa a cubrirlos.

-Padre...-Dijo SeokJin encontrando al apacible anciano.

-Es hora de que vaya a casa... o se enfermaran, ambos...-Dijo de


forma amable, aun cuando la bruma de la pérdida de su amigo de
la infancia se encontraba aun sobre su rostro

-No... está bien... nos quedaremos un rato más.-Musitó, abrazando


a Namjoon con fuerza, pero el padre Seejin no aceptó la respuesta
y se dirigió al de tez morena, con la intención de alzarlo pero
Namjoon como un animal herido le azotó la mano, volviendo a
meterse dentro del pecho de Jin.-Padre...-Dijo Jin preocupado,
porque sabía lo irritable que era Namjoon en ese momento.- No se
preocupe
-Vamos muchacho, arriba.- Insistió el padre, intentándolo de
nueva cuenta

-Padre...-Dijo seokjin preocupado

-Déjame en paz...-Gruñó Namjoon, viéndolo de reojo de forma


asesina

-Nam... tranquilo...

-Puedes ser lo terco que quieras pero te diré algo, sólo lograrás
preocupar a tu tío si te ve haciendo esto

-Deje de decir estupideces.- Gruñó Namjoon amenazante

-Namjoon!.- Gritó Jin completamente consternado por su falta de


respeto hacia el padre Seejin pero al de tez morena no le importó,
siguió refugiándose en sus brazos sin culpa alguna
-Él está muerto... nada de él existe ya.- Gruñó.- No me está viendo,
ni se va a seguir preocupando por mi porque está muerto!.- Gritó

-Namjoon...

-Si de verdad crees eso entonces dime hijo mío... ¿porque le


pediste que buscara a Eun Ji...?-Musitó apacible, refiriéndose a su
madre pero Namjoon no contestó, se limitó a seguir llorando de
forma cruel.

-Padre, por favor.- Suplicó Jin.- Déjelo

-Si no es por que creas en ello entonces cree en sus enseñanzas,


esas que si son palpables, y ve a casa, aquí enfermaras...-Dijo
finalmente, dándole repetidas palmadas en el hombro, y tras ello
miró a Seokjin un momento para después caminar fuera del
cementerio, en silencio.

Ante el frio de la noche Seokjin solo pudo arrimar un poco más la


manta, haciendo que los cubriera a ambos, hasta que después de
una interminable espera Namjoon suspiró cansado, metiéndose en
el cuello de Jin lentamente.- No es que no crea en tu dios... claro
que creo en él, por eso lo odio... se que existe... pero todo su amor
y su misericordia es lo que no es real...

-Nam...

-Vámonos de aquí mi amor...-Dijo finalmente, y se levantó poco a


poco, pasando su brazo por encima del los hombros de SeokJin,
arropándolo con la manta, y así caminaron, en silencio, hasta que
pudieron llegar a la casa.

Jin no se fue al convento esa noche, preparó té y un poco de


comida e hizo que Namjoon la consumiera a regañadientes, y
durante esas horas que duró la madrugada lo acogió entre sus
brazos con cariño, rezando para que encontrara pronto el
consuelo, para que su corazón destrozado hallase la forma de
poder volver a formarse, de poder sanar.

Y sentados, abrazados sobre el sofá cama donde Nam dormía se


quedaron inertes, pensando, mirando al techo, hasta que para su
sorpresa, y su gran alivio Namjoon consiguió quedarse dormido,
aún cuando el sol venía saliendo, anunciando la mañana, por eso
se levantó a hurtadillas, cerrado cada ventana y cortina para que
nada pudiese perturbarlo.
Pensó en sus obligaciones de aquella mañana, en sus niños, en los
feligreses, pero sencillamente n se movería de ese lugar y sabia
que el padre Seejin sería capaz de comprenderlo, al menos por esa
breve mañana, y tomando ello en cuenta se dio permiso de
acurrucarse a su lado, besando su frente con devoción antes de
poder quedarse dormidos.

------------------

El dinero que tenían dejó de ser el suficiente, porque el funeral del


señor minjoo se había llevado más de la mitad, pero Jin ni siquiera
se atrevió a mencionárselo a Nam, la herida era demasiado fresca
y su estado mental no era el adecuado para la noticia, por eso se
limitó a esperar.

Cumplía con sus obligaciones de siempre, lo más rápido que


podía, y en cuanto el desayuno de los niños terminaba corria a la
casa de Nam cada mañana, encontrándolo como siempre, tirado
en la cama, somnoliento, miserable, al menos hasta que lo veía
llegar y trataba de sonreírle. Jin le preparó devotamente cada dia
su desayuno, comida y cena, se encargó de sacarlo a despejarse a
regañadientes, lo obligó a bañarse, a ver televisión de vez en
cuando, y solo cuando era oportuno lo besaba, despacio, muy
brevemente, pero eso era suficiente para ambos.
Para Namjoon aquellos breves actos representaba la vida entera,
aquellas comidas y chistes forzados, aquellas veces en que vió a
SeokJin encargarse de la tanda de ropa y de la limpieza en
general, y sobre todo esos besitos azucarados de consuelo que lo
hacían ver que a pesar de su tristeza lo tenía a él, siempre a él.

SeokJin le sonreía siempre, de esa forma reluciente y hermosa


como el solo podía ser, con su olor a hierba fresca y a flores
silvestres del bosque, cuya esencia se dibujaba en purpura si
ponías la suficiente atención, y con el paso de los dias el sol volvió
a entrar en su vida paulatinamente, a pesar de las altas y bajas, a
pesar del miedo nocturno y la depresión matutina volvió a entrar,
siempre de la mano de Seokjin, de la mano de su risita preciosa,
de sus suaves caricias.

Namjoon a veces lo veía pasar por la casa, con su delantal puesto,


mientras barria o fregaba el piso para mantener la casa limpia, y el
de tez morena, cautivado por su amor puro lo jalaba, sentándoselo
en las piernas, besándolo con el paso de los dias más
intensamente, hasta que un buen dia, después de la muerte de su
tio se animó a hablar con él de algo sumamente importante.

-Él lo sabia Jin ...-Dijo sonriendo de forma agriculce, acariciando


entre sus manos la cintametrica del señor minjoo
-¿Qué...?

-Mi Tio...-Dijo riendose de repente, y tras ello lo miró,


encontrando una mirada curiosa de cachorro.- Sabia... quien era
mi "noviecita".- Sonrió

PARTE 37: "NOVIECITA"


-Él lo sabia Jin ...-Dijo sonriendo de forma agridulce, acariciando
entre sus manos la cinta métrica del señor minjoo

-¿Qué...?

-Mi Tio...-Dijo riendose de repente, y tras ello lo miró,


encontrando una mirada curiosa de cachorro.- Sabía... quien era
mi "noviecita".- Sonrió

-¿Q-que...? En serio tienes una noviecita?.- Dijo incrédulo, dejando


a un lado la tanda de ropa sacaba de la secadora, mientras Nam,
entretenido doblaba algunas camisetas.

-No amor... no me estás entendiendo


-¿Entonces...?

-Él... me preguntó en la ambulancia... si... estaba enamorado de ti.-


Dijo sonriendo de forma agridulce

------------Inicio de flashback--------

Namjoon estaba en la ambulancia, sintiendo como se movía


bruscamente por el horrible y maltrecho camino del pueblo,
mientras intentando resistirse suprimía las ganas de llorar,
tomando la mano de su tío, deseando que llegaran a tiempo al
hospital, cuando sintió aquella bonachona y gruesa mano
apretarlo de vuelta, y suspiró sorprendido, acercándose.

-Hijo...

-Shhh... no hable tío... descanse...-Dijo sonriendo nervioso, pero


feliz de verlo conciente.
-Creo que ya es tiempo...-Musitó dolorosamente, rompiéndole el
alma a su sobrino y Nam no pudo evitar querer llorar pero sabía
que pondría peor a su tío verlo de ese modo.

-Vamos no diga eso.- Dijo sorbiendo la nariz.- ya le he dicho que


me molesta que lo haga, usted va a estar bien, ya vamos de
camino al hospital, solo aguante un poco.- sentenció, viendo por la
ventana como como la ambulancia se incorporaba al camino
bueno, el que estaba pavimentado e iluminado decentemente y la
ambulancia dejó de moverse bruscamente de repente

-Ya lo sé...- continuó el anciano.- Me gusta molestarte

-Ya lo sé, es una mala persona...-Sonrió, sorbiendo la nariz de


nuevo, tratando de sonreír, consolándose a si mismo

-Aprovechando que estás dispuesto conmigo, ¿puedo preguntar


algo?

-Tio será mejor que descanse...-Insitió


-Vamos, solo será una pregunta...-Sonrió como pudo, insistente y
Nam no pudo negarle nada

-Una... Y después va a descansar.- Dijo apretando su mano con


cariño.- Diga su pregunta

-Tu noviecita... ¿la amas?

-Tio...

-No me digas que no tienes, sé que tienes, dale a este viejo ese
placer...

Namjoon sonrió, apretando su mano con cariño y sorbiendo la


nariz comenzó a asentir con suavidad, haciendo sonreir a su tio.-
La amo... con toda mi alma

-¿Y te ama igual?


-Si...-Musitó sin poder evitar que una lágrimas le saliera de los
ojos

-Eso es bueno, hijo mío... es muy bueno.- Dijo complacido,


cerrando los ojos.- Me siento feliz por ti

-S-si se recupera rápido prometo que la conocerá.- Dijo Namjoon


entusiasta, restregando su rostro contra la mano de su tio.- Puedo
asegurarle que es una buena persona.- y ante su afirmación el
hombre hizo una pausa, sonriendo de forma apacible.

-Se... que es una buena persona hijo... -Sonrió, apretando su


mano.- sé que lo és... lo conozco desde que era un niño...

Namjoon abrió los ojos, atónito, mirando a su tío desconcertado,


pero el anciano tenía los ojos cerrados, y se limitaba a sonreir
bonachonamente hacía el techo.- Tio...

-Perdóname Hijo... -Interrumpió.- debo confesar que al principio


estuve demasiado enojado por eso, no sabia como es que debía
lidiar con algo así, después de todo él no es cualquier persona, es
un hijo de la iglesia
Namjoon se quedó boquiabierto ante su afirmación y se limpió las
lágrimas con prisa, desconcertado -Tio usted lo sabia, ¿Cómo...?

-Por la forma en que se miran...-Afirmo, y Namjoon comenzó a


llorar quedito, pegando la mano del anciano a su rostro, y sollozó
sin saber que reponder.- Porqué lloras, mi niño?

-Yo... hice algo malo Tio...-Sollozó

-Bueno... la verdad es que por mucho pensé que definitivamente


seríamos castigados.... Pero como puede ser castigado un acto de
amor como ese? Cualquier persona... hubiese dado el grito en el
cielo pero yo... que jamás te vi sonreir de ese modo nunca en mi
vida... no pude hacer otra cosa más que agradecer... que cuando...
yo ya no esté... habrá alguien que va a cuidar de ti...-Dijo
lentamente, como si escogiera cada sílaba

-Tio...-Chilló, besando su mano con devoción.- No diga eso

-Me alegra verte sonreir mi niño... -Dijo en un tono que alertó a


Namjoon porque se fué apagando
-Tio...

-Cuidate, si?... y cuídalo a él...-Dijo sonriendo, y esa expresión


como un castigo se fue perdiendo de a poco, mientras su mano
perdía de igual forma la fuerza

-Tio no...-Musitó temiendo, con las manos temblandole- aguante,


ya vamos a llegar

-No tengas miedo... -Murmuró sonriendo como puso

-Tio, tío...-Rogaba dolorosamente, tomando la mano del anciano


entre las suyas, temblorosas

-Iré a ver a tu madre... mi niño...-Musitó muy lentamente, y su voz


se extinguió poco a poco, al igual que la luz e sus ojos.

-Tio no... ¡Tio!, ¡Tío!.- Gritaba desgarrándose, y los paramédicos


intervinieron, haciéndolo a un lado y cuando el vehículo paró
llamaron al personal, que estaban a unos metros del hospital y
cargaron la camilla con prisa mientras uno le daba RCP al anciano,
con esfuerzo; Namjoon corrió detrás de ellos, histérico, cuando al
llegar a la sala de urgencias dos de los camilleros le impideron el
paso, sujetándolo.- ¡Tio!.- Gritaba con histeria

-No puede pasar!, espere aquí por favor

-Tranquilo muchacho, los doctores van a atenderlo.- Dijo una


enfermera, plameandole ligeramente la cara para que
reaccionara.- Tranquilo... estará bien

Esa fue la ultima vez que lo vió.

------------------Fin del flashback--------------

SeokJin se llevó las manos a la boca, con los ojos cristalizados,


mientras Nam ñ, haciendo la ropa doblada a un lado se incorporó
llegando hasta él

-El señor MinJoo lo sabía...


-Si... el muy tramposo siempre lo supo.- Jin se ruborizó hasta el
punto de la incandecencia, y comenzó a sorber la nariz con
sentimiento, abrazándose al cuerpo de Nam.- Siempre fuimos los
tres contra el mundo...

-Ahora seremos tu y yo...

-Solo tu y yo Nam...-Dijo alargando el cuello para besarlo, y se


metió entre sus labios con un amor desbordante, con un calor tan
palpitante que se podía escuchar la vibración alrededor de ellos.

-Te amo....

-Yo te amo más...- Musitó


------------------

Los pasos en el corredor causaban regularmente ese eco


característico, porque el sonido siempre había rebotado en esas
gruesas paredes de piedra con la que fue construido el convento,
pero las pisadas de Ken esa tarde parecían estar más profundas de
lo habitual, resultado de su incertidumbre, resultado de su
preocupación y también del enojo que sentía después de haber
dejado la recamara de Jin, porque lo había visto: sus pocas
pocesiones metidas en una mochila sin ninguna razón aparente,
pero que para él anunciaba que su querido y pequeño hermano
haría un viaje muy pronto, del cual no regresaría.

-No... no vas a irte... no vas a dejarnos.- Musitó.- ¡No lo harás!.-


Gruñó, golpeando el muro de gruesa piedra, haciendo que se
manchara de la sangre brotante de sus nudillos lastimados.

PARTE 38: LA APARICIÓN DE DIOS


Los pasos en el corredor causaban regularmente ese eco
característico, porque el sonido siempre había rebotado en esas
gruesas paredes de piedra con la que fue construido el convento,
pero las pisadas de Ken esa tarde parecían estar más profundas de
lo habitual, resultado de su incertidumbre, resultado de su
preocupación y también del enojo que sentía después de haber
dejado la recamara de Jin, porque lo había visto: sus pocas
pocesiones metidas en una mochila sin ninguna razón aparente,
pero que para él anunciaba que su querido y pequeño hermano
haría un viaje muy pronto, del cual no regresaría.

-No... no vas a irte... no vas a dejarnos.- Musitó.- ¡No lo harás!.-


Gruñó, golpeando el muro de gruesa piedra, haciendo que se
manchara de la sangre brotante de sus nudillos lastimados y
viéndola escurrir respiró con violencia, retirándola de forma tan
lenta que por uno momento se formó un puente rojo entre la
pared y su piel, pero no le importó, en ese momento nada le
importaba.

Jin había estado con él desde que sus padres habían muerto, desde
que fue llevado por su único familiar al orfanato y ahí
abandonado con el pretexto de que el hombre no podía cuidarlo.
Jin había sido su amigo, su confidente, y su única familia, y juraba
que lo amaba, que ellos siempre se amarían, por eso no podía
concebir el hecho de que él hubiese elegido a alguien más como su
compañero de vida, no podía concebir la idea de que Jin quisiera a
alguien más que no fuera él, porque él... al único que quería era a
Jin

Al único que amaba era a Jin

Las personas del pueblo podían amarlo , admirarlo, apreciarlo


como un invaluable tesoro, porque era bien parecido, amable,
cordial, sabio, todo lo que "el niño demonio*, que aspiraba a ser
sacerdote no era, le traían regalos de todo tipo, lo elogiaban y le
hacían cumplidos y todo eso no bastaba para él, porque lo que
quería en realidad ya lo tenía en sus manos, o al menos lo tuvo.

Él quería a Jin, solo a Jin y nada más.


Por eso cuando alguien mas lo tuvo no supo que hacer... no supo
como recuperar lo perdido y ahora era tarde.

-pero no... todavía no es tarde...-Musitó lléndose a su habitación y


cerró la puerta.

Si lo hubiese amado de verdad, o al menos de una forma sana no


hubiese hecho lo que hizo en ese momento, porque lo único que
pretendía era destruir a Namjoon, y comenzó a tramar ideas para
hacerlo, cualquier opción era buena, servia de algo pero no lo
suficiente, necesitaba hacer que se fuera, que dejara a Jin... y tanta
fue su desesperación por tenerlo que incluso contempló, de ser
necesario, arruinar a los dos, porque si Jin no era de él... entonces
no sería de nadie...

-"Padre mío, dame la fuerza para luchar contra la tiranía de mi


enemigo, dame la sabiduría, dame las armas y yo haré con ellas
que se cumpla tu palabra, tu voluntad santa".- rezó arrodillado
frente al crucifijo en la pared y entonces... para él...

...Dios apareció...
Tocó la puerta de su habitación.

Y le dio lo que pedía con tanta devoción.

------------------

-¿La toma de votos se retrasó?, ¿de verdad?.- Dijo Jin


agradeciendo al cielo, porque era justo lo que Namjoon y él
necesitaban: tiempo, tiempo para juntar más dinero, para poder
preparar las cosas y sobre todo para que Namjoon pudiese sanar
aunque fuera un poco más después de la muerte de su tío,
después de todo habían pasado apenas 10 días.

-¿Cuánto se retrasará, padre? .- Preguntó Ken sonriéndole de


forma calmada

-No lo sé con exactitud.- Suspiró abrumado, reclinando su silla


hacia atrás y se quitó los lentes para sobarse la frente.- Tal vez una
semana o dos
-¿Pasó algo malo, padre?.- Prosiguió Ken curioso, acercándose un
poco al verlo tan preocupado

-En realidad si, hijo.- Suspiró.- El padre GongYoo, está en duelo


ahora mismo

-¿Duelo?.- Preguntó Jin preocupado, pues el padre GongYoo


había sido el mentor de Ken y el de él desde que habían entrado al
seminario, era una buena persona y aunque pertenecía al otro
pueblo iba a darles clases a los dos jóvenes con gusto, por ello, él
sería quien oficiaría la toma de votos de ambos.-¿Como que en
duelo?.- Continuó

-Ahh hijo mío.- Dijo con pena.- Lamentablemente el hermano


menor del padre, que había regresado a vivir con él, se encuentra
grave en el hospital

-Dios mío... ¿Por qué?.- Dijo Ken angustiado

-Desafortunadamente ha permanecido hospitalizado debido a una


complicación con su ojo, al parecer él y un amigo suyo fueron
atacados por unos muchachos en el bosque, y ahora se encuentra
delicado, con la posibilidad de perder la vista de uno de los ojos.
-Que atrocidad...-Musitó Ken decepcionado, negando con la
cabeza de forma preocupada, y sin embargo a pesar de ello pudo
darse cuenta, como es que Jin de repente se había quedado quieto,
sin siquiera respirar o musitar algún sonido, como si estuviera...
nervioso.- ¿Jin...?

-Si, dime hermano.- Respondió el otro, tratando de mantenerse


sereno y gracias al cielo el padre Seejin interrumpió

-Debemos rezar por él y por el otro jovencito, esta noche les


dedicaré nuestras oraciones para que puedan hayar la pronta
recuperación, mientras tanto quedamos sujetos a la disponibilidad
del padre Gong Yoo, ¿de acuerdo?

-Si padre...-Contestaron al unísono

-Bien, pueden retirarse...

-Si padre.- Repitieron


-Ah, por cierto Jin, ¿como está el sobrino del señor MinJoo?

-Él... -Titubeó.- Está mas tranquilo padre... espero que pronto


pueda hayar el consuelo

-Así lo deseamos todos, hijo mío.- Sonrió.- De verdad agradezco


tu atención para con él, no quisiera que Minjoo pensara que dejó a
su pequeño sólo en el mundo

-No tiene que agradecer, él y yo somos amigos...-Dijo sonriendo a


medias

-Si, muy buenos.- Dijo Ken pasando su mano por el hombro de Jin
y lo estrechó de repente, incomodándolo.- A veces me dan envidia

-B-bueno, me retiro, padre.- Dijo Jin quitándose la mano de Ken


de encima y tras ello hizo una reverencia respetuosa para después
salir de la oficina, seguido por los tediosos pasos de Ken que le
pisaban los talones.
Caminó discretamente por el pasillo, queriendo escapar, pero
antes de que se dieran cuenta Ken lo tomó del brazo y lo volteó,
extrañamente con suma suavidad.- Jin espera...

-Perdona hermano, ahora mismo tengo cosas que hacer

-Sólo será un momento.- Sonrió amable

-Dime, que se te ofrece.- Se resignó

-Solo quería decirte que tal vez sea buena idea ir al hospital a
ofrecer nuestros respetos al padre y a su hermano menor,
podríamos llevar unas flores, recitar un poco para que puedan
hayar un poco de paz en estos momentos de dolo.

Jin abrió la mirada sin darse cuenta, por ninguna razón debía ir...
porque lo sabía. Que era muy grande, demasiado grande la
posibilidad de que aquellas personas heridas en el hospital fueran
las mismas que... los emboscaron en el lago, y si reconocían su
cara, dios... no sabría que es lo que pasaría.
-Me encantaría, hermano, sin embargo debo admitir que la ciudad
me causa muchos nervios, y además creo que en este momento
solo causaríamos molestias, puesto que deben concentrarse en los
suyos.- Afirmó.- Tal vez cuando sepamos que ha salido de peligro
sea prudente ir a visitarlos.- Dijo en un tono firme, sociego, pero
Ken pudo ver algo raro tras de él, conocía a Jin lo suficiente como
para saber cuando algo lo alteraba, cuando escondía cualquier
cosa...

-Ah...-Musitó sonriendo.- No lo había pensado así Jin... tienes toda


la razón, tal vez sea prudente ir después... si... después.-Finalizó,
dándole repetidas palmadas en el hombro.- Bueno, entonces ya
puedes irte, gracias por tu tiempo

-No hay de qué.- Dijo el castaño haciendo una reverencia y tras


ello comenzó a caminar a discreción hacia afuera del convento,
tratando de tranquilizarse para no correr a la casa de Namjoon,
desesperado.

Ken permaneció en una esquina, viéndolo salir ligeramente


intranquilo, y eso lo hizo dudar aún más, sabia que Jin planeaba
irse a alguna parte, que seguramente se iría con ese demonio
impuro... pero lo que no entendía era porque no se había alegrado
con el atraso de la toma de votos, y pretendía averiguarlo.
--------------

Jin estaba caminando con impaciencia hacia la casa de Namjoon,


era temprano, tanto que el frio de la mañana aún le entraba por las
fosas haciéndolo suspirar una leve estela de vapor constante, y la
agradeció, porque de lo contrario su cerebro se habría sobre
calentado tanto que no hubiera sido capaz de pesar en que hacer.

En ese momento creía que lo mejor era decirle a Namjoon de lo


que se había enterado, y corrieran de aquel pueblo lo mas pronto
posible ante la posibilidad de que alguien pudiera llegar a
reconocerlos, pero no, esa no era una opción, Namjoon estaba
herido, no tenían el dinero suficiente para irse y adicional a ello
nada estaba empacado para que pudiera irse, las cosas de la casa
yacían igual que como estaban antes de la muerte del señor
Minjoon, el de tez morena se había rehusado a moverlas por
respeto y Jin no se atrevería nunca a apresurarlo con su duelo y su
dolor.

Trató de suspirar un momento, tan profundamente que hizo una


pausa en su marcha, y miró al cielo, tratando de reflexionar bien
las cosas; no había necesidad que le dijera nada a Namjoon,
después de todo nadie lo conocía en el otro pueblo y en realidad a
Jin tampoco por lo que si alguien preguntana por su aspecto no
habría nadie que los reconociera, lo único que debía hacer era
mantenerse lejos de ese hospital para no ser reconocidos y no salir
del pueblo, con eso bastaba, al menos hasta que se anunciara la
fecha para la nueva toma de votos.

Si... con eso era suficiente

No había necesidad de preocupar a Nam, y tampoco de apresurar


demasiado las cosas, la energía que tenían debía ser gastada en
pensar en como recuperar el dinero, y en que el corazón de Nam
sanara por lo menos un poco mas antes de pensar siquiera en
moverse de lugar.

Llegó a la puerta sin darse cuenta, pensativo, y tuvo que suspirar


una vez más antes de entrar, con un juego de llaves que se había
tomado la libertad de usar ya que Namjoon se la pasaba encerrado
en ese lugar. Entró tratando de cambiar su semblante para que
Nam no fuese a descubrirlo y lo encontró sentado frente a un
pequeño librero que parecía ordenar con atención.

-Mi amor...-Musitó viéndolo desde abajo con una sonrisa

-Buenos dias, Nam...-Sonrió, inclinándose para darle un beso en la


frente y el menor lo recibió cerrando los ojos con calidez.- que
estás haciendo?
-Organizo los libros que nos llevaremos...-Dijo sorprendiéndolo

-Llevarnos...?

-Si... ya es hora de que nos preparemos

-Pero Nam... -Dijo frunciendo el ceño, con preocupación.- No hay


necesidad de que te apresures, de verdad...

-Hay necesidad... si tardamos demasiado el deposito por el


departamento se acabará

-Nam...

El menor sonrió por lo bajo de forma agridulce unos segundos.-


Estoy bien Jin...

-Podemos pagarlo después


-No podemos, encontré las notas que guardaste de los costos
funerarios...-Dijo mirándolo de vuelta y Jin se sintió descubierto,
pretendía recuperar ese dinero antes que decírselo.- ¿Porque no
me lo dijiste?

-No había necesidad, y no tenías la cabeza para pensar en ello, yo


lo entiendo

-Si la había Jin... era el dinero de ambos

-Se gastó por una buena razón

-Hubiese bastado con un servicio sencillo

-El no merecía algo así

-No, pero él ya se fue, y nosotros seguimos aquí


-Nam...

-Perdóname.- Interrumpió.- Yo... si hubiera cuidado mejor de él...

-Nam, estaba enfermo, no te culpes...

-Ahora ya no tenemos dinero...

-Eso no importa.- Dijo firme, llegando hasta él y lo rodeó con los


brazos, consolándolo.- Eso ya no importa...

Nam recibió su abrazo, y hundió la cara en su pecho, como si


tuviera mucho miedo.- No sé que haría sin ti...-Musitó

-Tampoco sé que haría sin ti...-Dijo estrechándolo con fuerza, y lo


meció un poco, dando pequeños besitos esporádicos dentro de su
cabeza.-Ven... te prepararé de desayunar...

-Si...-Musitó Nam dejando que se alejara un poco, y Jin, liberado


se puso encima un mandil para comenzar a cocinar algo.
-¿Quieres algo en especial?

-Lo que sea está bien... me gusta todo lo que haces...

-Vale...

-Tu...-titubeó.- ¿Ya tienes listas tus cosas...?

-Así es

-Vale.- Dijo sentándose en la mesa de forma apacible.- trataré de


terminar de empacar lo antes posible, estaba considerando que no
tiene caso llevarnos muchas de estas cosas y debemos
apresurarnos, la toma de votos será en dos días...

-Sobre eso...-Dijo Jin, tratando de disimular.- Fue cancelada hasta


nuevo aviso, el padre que iba a oficiarla ha tenido un percanse así
que la harán después
-¿En serio?... vaya que suerte...

-Si...-Musitó tragando en seco con discreción.

-Bueno entonces supongo que tengo más tiempo para tratar de


conseguir más dinero, me dijo la señora de la panadería que en el
otro pueblo quieren pintar un mural para la escuela, iré a
preguntar...

-No.- Dijo Jin en automático, para acto seguido fruncir el ceño,


sintiéndose un tonto

-¿Porque no?

-A-hh... es que dicen algunas personas que las autoridades nunca


pagan a tiempo, seria perder ... mejor busca algo por aquí, creo
que el centro de cultura está buscando un restaurador, Nam...
-Ah... buena idea.- Dijo levantándose de la mesa, y tras ello se
acercó a Jin, abrazándolo por la espalda con cariño.- Mañana iré a
preguntar ahí...-Murmuró, y tras ello le dio un pequeño beso en la
oreja, haciéndolo sonreír.

-Oye no me hagas cosquillas, o arruinaré tu lindo desayuno.- Dijo


mientras dibujaba sobre un omelette una carita feliz con cátsup

-¿que se supone que es eso?

-Una carita feliz, para que sonrias.- Dijo feliz, terminando de


dibujarla

-Que marica.- Se rió Nam provocándole un puchero de decepción


y en respuesta el menor lo volteó, atrechándolo con cariño entre
sus brazos.- Deja de ser tan lindo por favor... o después de
comerme eso te comeré a ti

-Bueno, lo importante es que comas.- Dijo complacido y le dio un


pequeño beso en los labios, cautivándolo
-Comeré todo lo que me des, esposa mía...-Sonrió, plantando un
beso en sus labios, con demasiado amor y Jin se sonrojó al
escucharlo

-E-esposa...?

-Esposo...-Bromeó.- ¿Vas a tratarme de esta forma tan linda


siempre?

-Solo si lo mereces

-Haré lo que sea para merecerlo

-Entonces si.- Sonrió

-Bien... entonces cásate conmigo.- Dijo rodeándole la cintura con


los brazos

-Nam... ¿de qué hablas?.- Sonrió


-Lo digo en serio.- Admitió, sonrojándolo hasta la incandescencia.-
Cuando tenga dinero compraré un buen anillo, una buena casa
para ti y todo lo que quieras y entonces... te lo pediré formalmente
y espero que puedas considerarlo...

-¿Deverdad...?

-De verdad...-Murmuró sobre sus labios.- Quiero estar contigo


toda la vida...

-Y yo contigo.- Dijo juntando la frente con la suya.- Quiero estar


contigo... siempre contigo.- Musitó

------------------------

Ken caminó en el frio y solitario pasillo, haciendo rezonar las


pisadas de sus zapatos bien lustrados, y alargando el cuello de vez
en vez buscaba un numero específico, hasta que lo encontró en la
pared y sonrió, tocando la puerta con su mano libre, pues en la
otra sostenia un ramo de flores
-Pase.- Indicó una voz masculina, y encontró a su mentor, el padre
Gongyoo con un libro en las manos.

-Buenos dias, padre.- Dijo sonriente, y el anciano le sonrió de


vuelta sorprendido.

-Hijo mío.- Dijo levantándose para recibirlo

-Lamento venir a dar molestias, sólo quería pasar a darle mi


apoyo

-No es molestia hijo, ven, pasa.- Dijo sonriendo y se dirigió a la


persona en la cama, que vendada de los ojos, se limitó a escuchar
y guardar silencio.- Hermano, ha venido uno de mis alumnos a
visitarte

-Alumno?.- Dijo el hombre, ligeramente más joven que el padre


Gongyoo

-Buenas tardes.- Dijo Ken inclinándose hacia el.- Mi nombre es


Jaehwan

-Mucho gusto...

-Trajo unas flores, hermano, son muy bonitas


-Le agradezco el gesto, joven Jaehwan

-No hay porqué, ¿Cómo se encuentra?

-Bien... aunque si le soy sincero duele...-Se quejó, y el padre


Gongyoo bajó la cabeza ligeramente triste

-Lamento mucho lo que le sucedió... el padre Seejin me lo ha


contado a grandes rasgos, y la verdad es que me ha sorprendido
demasiado, nuestra comunidad siempre ha sido muy tranquila, no
me explico como es que algo así pasó

-Yo tampoco, es completamente decepcionante.- Agregó al pdre


goongyoo

-¿Levantaron una denuncia?

-Si, por supuesto, con el sheriff, pero estuvieron investigando y no


encuentran rastro de los abusivos, y no hay nadie que encaje entre
nuestra comunidad con la descripción que mi hermano dá

-¿Tan extraordinaria es?

-Si...-Admitió.- Esas personas seguramente no eran de los


alrededores, tal vez eran turistas, un par de hombres
-¿Que harían unos turistas en el bosque?

-Actos indecentes, hermano Jaehwan, me apena decirlo, pero eran


sodomitas.- Dijo el herido hombre, con hipocresía.- Yo y mi amigo
los exhortamos a que se fueran y por ello fuimos agredidos

-Que indignante.- Dijo Ken

-Así es hijo mío... y ahora mire a mi hermano, por tratar defender


nuestro sagrado bosque de la deshonrra podría perder la vista de
su ojos derecho, ¿le parece justo?

-Por supuesto que no, padre, es increíblemente injusto, me llena


de impotencia

-Le agradezco la empatía, hermano.- Agregó el hombre

-No, por favor no tiene nada que agradecer, es natural la


indignación por tan bárbaro acto, definitivamente se debe castigar
a los culpables.- Aseguró.- ¿Le ha informado al sheriff de nuestro
pueblo, padre? Tal vez si le da la descripción podamos ayudar a
localizar alguna pista del paredero de aquellos miserables

-Lamentablemente no he podido ir a ver al sheriff, hijo mío, mi


prioridad ha sido hasta este momento la salud de mi hermano.
-Ya veo...-Dijo tomando la mano del hombre herido.- Yo... puedo
decirle al sheriff que venga para que pueda hablar con su
hermano y tomar la descripción detalladamente, o si quiere puedo
tratar de anotarla y llevársela cuando regrese al pueblo

-Eso sería de gran ayuda, Hijo mío.- Dijo el padre Gongyoo


asintiendo.- Te tomaré la palabra

-Bien, entonces solo déjeme conseguir en donde anotar y en


seguida comenzamos

-No creo que haga falta anotar hermano.- Dijo el hombre


deteniéndolo con la voz y Ken volteó curioso sin entender muy
bien a que se referia.- Es en realidad una descripción bastante
fuera de lo normal para una persona que visite los alrededores, al
menos uno de esos hombres

-¿Porque?.- Musitó Ken sumamente curioso

-El que me atacó no era como nosotros hermano...-Aseguró.- su


piel era... extraña...

-¿Cómo extraña?

-Si... era una piel oscura...he visto personas con la piel así antes.-
Aseguró.- pero este hombre estaba lleno de marcas paganas...
-Marcas paganas...

-Así es, pude verlas porque estaban... nadando desnudos en el


lago.- Dijo con una mueca de asco.- Tenía dibujos por todo el
cuerpo... y lo que más me indigna es que había una cruz santa
tatuada en su espalda, ¿Puede creer tal sacrilegio?!

-Una cruz... -Dijo abriendo los ojos, sin poder creer que la
descripción encajaba en una de las personas que conocía.- Y la otra
persona... ¿como era?

-Este tenía la piel clara pero... también había a lo extraordinario en


él que me hizo darme cuenta de que no pertenecía a nuestra
comunidad

-¿Porque?

-Porque también tenía marcas paganas en el cuerpo... unas flores


color púrpura en el pecho.

PARTE 39: TATUAJES


-Tu eras precioso como la brisa del verano, y como la brisa del verano
me  acariciaste  brevemente,  yéndote  una vez que me  cautivaste...

-----------------------
Llevaba varias horas despierto, lo sabe porque el pequeño reloj en
la pared, a pesar de la oscuridad, se distinguía por tener las
manecillas en las 12 pm, y Namjoon, acogiéndolo en su brazo
dormía apaciblemente sin poder darse cuenta que su amante no
había pegado los ojos en toda la noche. Había decidido quedarse a
dormir con él, creyó que sería buena idea ya que después de
empacar algunas cosas de la casa lo notaba un poco deprimido,
bastaba con que se levantara más temprano de lo común y entrara
a la iglesia sin que nadie lo viera, para hacer sus tareas de siempre,
pero no lo haría bien descansado, porque los pensamientos dentro
de su cabeza no lo dejaban conciliar el sueño.

Pensaba en muchas cosas, entre ellas como es que le diría al padre


Seejin, llegado el momento, que había descubierto que ser un
sacerdote no era su vocación, que seguía siendo un hombre de
Dios, pero que definitivamente no se sentía con madera de
pertenecer a la iglesia, y que por ello se iría, a buscar su verdadero
lugar en el mundo. Se imaginaba el drama. Todo lo que el padre le
diría y lo que el respondería, había aceptado que definitivamente
el padre se decepcionaría de él, pero también sabía que aquel
hombre lo quería tanto que lo perdonaría, que lo aceptaría, no de
buena gana, pero lo haría, y entonces el podría volver a verlo con
dignidad un dia a los ojos, sólo hacia falta fe, y sobre todo
paciencia, mucha.
Tenía miedo, de todo lo que vería afuera, de ser un tonto chico de
pueblo y de avergonzar a Namjoon, por ello pondría todo su
empeño para actuar como ellos aunque Namjoon le hubiese dicho
que no era necesario, y sobre todo ello... sobre todas esas cosas
pensaba en el hermano del padre Gongyoo, deseando, aunque sin
muchas esperanzas, que no fueran las mismas personas que había
encontrado en el lago, y de no ser así, pedía perdón a su padre por
desear que jamás averiguaran en donde se encontraban.

-Jinie...-Musitó una voz somnolienta en medio de la oscuridad.-


¿Pasa algo?

Jin volteó a verlo, encontrando el rostro de su lindo amor en la


oscuridad, que se tallaba los ojos como un niño pequeño.- No...-
Murmuró.- Vuelve a dormir mi amor...

-¿Estás seguro? Luces raro...-Afirmó

-Si, estoy seguro, anda...-Dijo colocando el cobertor sobre él, era


una noche fría

-No... me quedaré despierto contigo hasta que puedas dormirte


-No hace falta

-Igual sería un mal novio si yo duermo plácidamente y tu no

-No tendría nada de malo

-Para mí si.- Dijo rodeándolo con sus brazos y lo estrechó con


cariño, suspirando con sueño en su cuello.- Así que estaré así
hasta que te hayas dormido... o puedes decirme porque no puedes
dormir, tal vez pueda ayudar en algo

-No es nada Nam...

-Vamos, actúas como si yo no te conociera ni un poquito.- Musitó


sobre tu oído, llevando su mano al vientre del castaño, que estaba
sumamente calientito.- Tienes algo, lo sé, ¿Qué es? ¿Te duele
algo?, ¿tu pancita?.- Dijo en un tono pequeño que provocó a Jin
ternura
-No...-Musitó sonriendo, volteándose hacia él.- Sólo estaba
pensando en que le diré al padre Seejin cuando llegue la hora,
pero ya sé que será, es solo que estoy repasándolo en mi cabeza

-Ya veo...-Dijo dándole un beso pequeño en la frente.- Sé que lo


harás bien, además el te quiere, no te preocupes

-Lo sé... a veces soy un poco obsesivo, eso es todo.- afirmó

-Bueno... algo tenía que estar torcido dentro de tanta perfección.-


Musitó metiendo la cara en el pecho de Jin.- Ahora acaricia un
poco mi cabello

-Oye... se suponía que tu eras el que iba a consentirme a mi

-Es mi recompensa por esta platica nocturna.

-Tramposo...
-Hermoso.- Musitó restregando la cara en su cuello, jugando un
poco

Jin sonrió, suspirando de forma tranquila, y comenzó a pasar sus


dedos por el cabello de su novio con suavidad, hasta que por fin
sintió esa incertidumbre disiparse, y pudo quedarse dormido.

Todo estaría bien, debía confiar en ello.

----------------

No todo fue tan malo como creyó a la mañana siguiente, las 6


horas que logró dormir habían sido más que suficientes, aunque
debia admitir que parecía estar pegado a las sábanas cuando la
alarma de su teléfono sonó, porque estaban cálidas, y sobre todo,
había ahí una imagen que sencillamente no lo dejaba partir, a
pesar de que estaba casi listo, y es que esa hermosa criatura de
piel morena dormia plácidamente, con las sábanas tapándolo por
debajo del ombligo, dándole esa hermosa imagen de su torso bien
delineado y marcado en músculos firmes, con esos brazos
tatuados, y ese vientre tallado en cuadros que eran sólo más
sublimes por el tatuaje de los cuernos en su vientre bajo
-Ese tatuaje...-Musitó mordiéndose los labios, recordando como su
lengua había pasado por ahí tantas veces, como ese tatuaje,
condenado, perverso, se había movido entre sus piernas
incontables veces.

-Deja de verme de esa forma... pervertido.- Dijo una voz


adormilada, y volteó al rostro de su novio, que se incorporaba de
la cama con suavidad.

-No te estaba viendo de ninguna forma en particular...-Dijo


avergonzado, desviando la mirada y Namjoon solo pudo soltar
una breve risita, levantándose de la cama para alcanzar su bata, y
tras ponérsela encima caminó hacia él, pavoneándose con
perversión, dejando ver aun su vientre.-¿Ya te vas?...

-Si... debo abrir las puertas de la parroquia.- Dijo sin mirarlo, y


Namjoon lo rodeó con los brazos cálidamente, suspirando en su
oído.- Mi ángel... perdóname, no me había dado cuenta de lo
mucho que te he descuidado...

-No me has descuidado, Joonie... estoy bien.- Dijo sonrojado


-Sabes a que cuidados me refiero...-Musitó estrechándolo contra
su cuerpo.- Lo siento...

-No tienes porque disculparte, yo lo entiendo...-Aseguró, al


tiempo que Namjoon levantaba su rostro con cariño, obligándolo
a que lo mirara a los ojos.

-Que te parece si por la noche intento hacer algo delicioso y


después de cenar vemos películas...

-S-si...-Murmuró.- Pero... ¿Qué películas veríamos? Ya guardamos


el dvd...

-Jin...-dijo riendose divertido.- No vamos a ver películas...

-No entiendo...

-¿De verdad quieres que te diga directamente que vamos a hacerlo


esta noche?.- Sonrió
-Ahh.- Balbuceó con los colores en el rostro.- es que siempre lo
dices así y ya

-Pues estoy tratando de ser un poco romántico... hasta compraré


velas

-Nam...-Chilló, muerto de vergüenza.- Eso no es necesario

-Si lo es... así que anda, ve a hacer tus cosas, estaré listo cuando
llegues...

-Mmmm...- Se quejó con una mueca de inconformidad, sin


moverse

-¿Qué pasa?

-Es que yo... ahhh... no puedo irme...-Chilló llevándose las manos


a la cara, con vergüenza

-¿Porqué?
-Por esto.- Dijo mirando hacia abajo y Namjoon pudo ver con una
sonrisa divertida lo que le había provocado

-Jinie... ¿y eso?

-Es que...-Chilló avergonzado.- Tu... te acercaste mucho...

-Pero si solo te abracé.- Dijo riendose divertido

-No te burles!... ha pasado mucho tiempo...-Masculló aún


escondido entre sus manos

-Ya, ya, no me estoy burlando mi amor...-Dijo acercándose a él con


ternura.- ¿No te has masturbado?

-N-no... -Tartamudeó, sintiendo como la mano de Nam


comenzaba a acariciarlo sobre la ropa, con suavidad.- No se
hacerlo muy bien...
-Ya veo...-Murmuró, sonriendo, desabotonando el pantalón de Jin
lentamente, y sin esperar indicación liberó su ereccion preciosa de
la ropa interior, estremeciéndolo.

-Nam...~ no podemos en este momento... debo ir presentable a la


iglesia...-Dijo resistiéndose, pero el de tez morena comenzó a
masturbarlo lentamente, doblegándolo.

-Ya lo sé... mi angel... -Musitó.- pero no te puedo dejar ir así... ¿que


tal si se te pone dura a mitad de la misa?

-Naaaam~.- Chilló, pegándole en el pecho

-Ya ya... no vas a ensuciarte... sólo déjame encargarme de esto por


ti.- Musitó llevándoselo a la cama, y lo acostó lentamente,
quitando una de sus piernas del pantalón para que estuviera mas
cómodo, para que pudiera tomar posición entre sus piernas y
estando ahí comenzó a lamer sus testículos con calma, haciéndole
arquear la espalda.
-Nam...~-Gimió preciosamente, acariando las manos morenas de
su novio que lo tomaban firmemente de las piernas, sintiendo
como su erección comenzaba a ser aprisionada por esos labios
húmedos, para después de unos roces amables comenzar a ser
succionada con fuerza, con deliciosa calidez. Namjoon lo sujetaba
contra la cama, viendolo retorcerse, y le parecía hermoso, la forma
en que su piel de repente se tornaba roja alrededor de las yemas
de sus dedos, como su nariz y sus mejillas se coloreaban
avergonzadas, en medio de sus dulces suplicas de siempre, y
sobre todo esa expresión de sufrimiento y placer que podría
embrigar hasta al mas insípido y frígido de los seres humanos.

-Esa cara... -Musitó Namjoon haciendo una pausa breve, jadeando


con saliva delineándole los labios.- No hagas esa cara o voy a
tener que hacértelo ya... y entonces saldrás sucio...-Dijo con
resignación, volviendo a su trabajo, y Jin gritó al sentir como
llegaba al fondo de la boca de Nam, chocando contra su garganta
estrecha que lo presionó de forma sublime.

-Voy a terminar... voy a... termi...nar...~-Gimió, al tiempo que Nam


aumentaba el ritmo de sus subidas y bajadas, sorbiendo y
utilizando la cálida saliva que le provocaba el delicioso sabor de la
erección de Jin, y unas palpitaciones después, unas deliciosas
presiones calidad mas tarde sintió ese líquido espeso y dulce con
el que Jin lo enamoraba, y lo saboreó a placer, viendo a su
pequeño novio jadear sobre la cama, con las mejillas
completamente rojas.
-Eres tan dulce... como tus postres...mi angel.- Musitó,
levantándose, y tras ello gateó sobre él, alcanzó sus labios, para
sembrar en ellos un dulce beso intenso y delicioso.- Por cierto...
buenos días amor...

-Buenos dias...-Dijo el extasiado joven, sintiendo como toda la


tensión dentro de su "ímpetu" había desaparecido de la mejor
forma posible

Namjoon se levantó sonriendo, y tras ello comenzó a desvestirse,


dirigiéndose al baño.- Anda.- gritó dese ahí.- O se te hará tarde...

-Si...-Dijo Jin subiéndose los pantalones con una sonrisa, y Nam se


asomó desde la regadera, sonriendo

-Ten una linda mañana, hermoso....

-Tu también... - Dijo sonrojado


-Por cierto antes de que vengas para acá puedes pasar por los
dibujos de la casa del árbol?, no quisiera dejarlos ahí

-Ah... es cierto.- Musitó arreglándose el cabello frente al espejo.- Si


Nam... pasaré por ellos

-Buen chico

-Ya me voy.- Dijo saliendo con prisa de la habitación

-No me besaste!.- Gritó fingiendo indignación el de tez morena y


el castaño, sonriendo como un bobo solo pudo regresar, meterse a
la regadera evitando el agua, y tras darle un dulce beso en los
labios salió corriendo de nuevo, dejando a Nam con una sonrisa
aún mas boba.

--------------------
Y de nuevo la rutina, esa aburrida, ligeramente desabrida, pero
que hizo con una sonrisa más grande de lo habitual, quería
disfrutarlo, disfrutar de sus niños y de la palabra de Dios que el
padre Seejin sabia enseñar con gran paciencia y sobre todo belleza,
porque sabia que pasaría mucho antes de que pudiese gozar de
ello una vez que se hubiese ido del pueblo.

Despidió a los feligreses, dio de desayunar a los niños, y tras


dejarlos en fila para su primer clase, como siempre, decidió partir
de regreso a casa de Nam.

Había avanzado apenas medio camino cuando recordó que debía


pasar antes a la casa del árbol, por ello se regresó rápidamente
sobre pasos ligeros hasta el sendero que conducía al bosque, y
entró en la espesura con una sonrisa, pasando entre las ramas y
hojas amarillas y naranjas que tronaban con sus pasos. Todo era
una oda, como una canción para su presencia en el lugar, y esa
canción feliz le recordaba todo lo que había pasado con el paso de
los meses, desde que ese bosque que lo había condenado por sus
pecados ahora lo acogía, lo perdonaba por haberlo manchado de
sangre... y como prueba de ello había traído hasta su vida un
demonio de piel impura, perverso, malvado... una pobre alma de
tatuajes en vez de piel... que se había convertido en su espejo, en
su refugio... en su único amor.
-"Eres un regalo de este bosque Nam...".- Dijo sonriendo hacia el
cielo, viendo las estelas de luz amarilla colarse por entre las copas
de los robles, y tras suspirar se dirigió a la casa del árbol,
encontrándola polvorienta, pero apacible como siempre, con todos
esos dibujos en las paredes.

Había un pequeño morral de tela sobre la mesa con un folder de


cartón dentro, uno de los tantos que Namjoon a veces llevaba, y
tras tomarlo y sacudirlo se lo colgó del hombro para dirigirse al
primero de los de los cuadros, y quitando los alfileres con cuidado
lo colocó en el folder, sonriendo al verlo.

Siguió con el segundo, encajando los alfileres a un lado, con


cuidado, cuando escuchó unos pasos subiendo por las escaleras,
con lentitud, por eso sonrió, pensando en la impaciencia de su
novio por verlo, y sin preocuparse siguió con su tarea, escuchando
finalmente aquellos pasos que cruzaban la puerta.

-¿No podías esperar un poco más?, me has hecho venir en vano.-


Sonrió pero no le respondió y eso lo puso alerta.- ¿Nam?.-Volteó,
pero la persona que ahí estaba... no era Namjoon.

-Así que... esta es la casa del árbol.- Musitó aquella figura altiva de
zapatos bien lustrados, y traje negro, metiéndose al interior de la
casa, mientras con mirada curiosa examinaba las paredes.-
Siempre había querido verla a pesar de que sabía que estaba
dentro del bosque prohibido...  pero bueno, aunque hubiese
querido hacerlo no creo haber podido localizarla yo solo, está
bastante alejado del sendero principal...

-Ken... ¿Qué haces aquí...?- Musitó con los labios temblándole, y


por primera vez en todo el rato Ken lo miró a los ojos, pero no
había malicia ni rencor en sus ojos, sólo ligero desconcierto

-Hermano, por favor no me mires así... -Se excusó.- en realidad no


era mi intención sorprenderte, necesitaba hablar contigo pero
saliste corriendo así que pensé que seria buena idea alcanzarte...
No crei que me conducirías aquí

-H-hablemos en otra parte.- Dijo poniéndose frente a los dibujos,


nervioso, pero era en vano, Ken los había visto desde que llegó, y
por ello alargó el cuello hacia un lado, poniendo atención a uno en
especial, que sobresalía por encima del hombro de seokjin, ese en
donde sostenía la flor en la lengua

-Vaya... Así que esto es lo que hacían juntos...- Musitó.- Son


maravillosos... en verdad.- Dijo genuinamente sorprendido
-Hermano...

-¿Porqué tratas de ocultármelos?

-Es algo personal, no lo entenderías...-Dijo avergonzado,


sumamente angustiado

-¿Que sería tan difícil de entender?.- Musitó acercándose, y ante


su insistencia Jin sólopudo hacerse a un lado para que no pudiese
tocarlo. Ken abrió la mirada, observando a detalle cada uno de los
cuadros, la forma en que Namjoon había plasmado su belleza y
por un momento, sólo ese momento pudo comprender esos
sentimientos, porque él también era capaz de ver esa belleza
impactante y divina que Jin poseía.- Yo... sé desde hace mucho
que tu y ese muchacho tienen una relación de naturaleza
anormal.- Dijo como si nada

-Hermano...-Dijo con impotencia en la voz y Ken lo notó

-Por favor no me malentiendas... perdóname, he sido muy


brusco.- Se disculpó, de forma sincera.- No subestimo tus
sentimientos es sólo que... estos dibujos son algo que no me
esperaba
-Hermano... por favor... hablemos en otro lugar...

-Es peligroso, ¿no crees Jin?.- Dijo ignorando sus palabras,


fingiendo modestia

-Que?.- Dijo ligeramente desesperado

-Pues tenerlos ahí colgados como si nada, alguien pudo haberlos


visto... sabes los problemas que eso hubiera causado

-Nadie conoce esta casa... sólo el padre Seejin, los demás que
conocían su ubicación ya no están en este pueblo...

-Ya veo... pero debes tomar en cuenta que dentro de nuestro


rebaño hay ovejitas desobedientes, te imaginas que alguna curiosa
hubiese quitado esto y se lo hubiera llevado al padre Seejin?,
¿acaso no te importa?

-Claro que me importa... pero eso no iba a pasar.- Insistió

-Bien... si tu lo dices...-Dijo suspirando, con angustia

-Hermano...
-Si, Jin... - Interrumpió.- ya sé que quieres que hablemos en otro
lugar pero... la verdad es que creo que este es un buen lugar para
lo que debemos hablar...-Dijo frunciendo el ceño con angustia y
eso llenó de preocupación el pecho de Jin

-Ken...

-Yo... es muy difícil para mi decirte esto... porque se que solo se


desatará un caos en cuanto lo haga...

-¿Q-que es...?¿Ha pasado algo?.- Tartamudeó nervioso

-En realidad si...-suspiró

-¿Qué es...? Por favor dímelo.- Suplicó muerto de incertidumbre

Ken soltó aire de forma pesada, viendo hacia el cielo, dejando a Jin
a la expectativa de su primera palabra...-Primero debo
preguntarte...-Musitó, viendolo fijamente.- Tu... ¿Dejaste que él te
hiciera uno de esos dibujos paganos en el cuerpo?.- Dijo
rompiendo a Jin como un espejo

-Hermano... tu...-Musitó muerto de miedo

-Contesta.- Murmuró con angustia.- Por favor... dime que tu... no


tienes un dibujo de flores purpura en el pecho...
La sangre de Jin se congeló.

PARTE 40: DEMONIO DE LA CARNE


-Yo... es muy difícil para mi decirte esto... porque se que sólo se
desatará un caos en cuanto lo haga...

-¿Q-que es...?¿Ha pasado algo?.- Tartamudeó

-En realidad si...-suspiró

-¿Qué es...? Por favor dímelo.- Suplicó muerto de incertidumbre

Ken soltó aire de forma pesada, viendo hacia el cielo, dejando a Jin
a la expectativa de su primera palabra...-Primero debo
preguntarte...-Musitó, viendolo fijamente.- Tu... ¿Dejaste que él te
hiciera uno de esos dibujos paganos en el cuerpo?.- Dijo
rompiendo a Jin como un espejo

-Hermano... tu...-Musitó muerto de miedo


-Contesta.- Murmuró.- Por favor... dime que tu... no tienes un
dibujo de flores purpura en el pecho...

La sangre de Jin se congeló.

-Y-yo...-Balbuceó, retrocediendo, y ante su negativa Ken abrió los


ojos sin poder creerlo, acercándose a él amenazante

-Jin...

-No te acerques...-Murmuró, pero Jaehwan ignoró sus palabras, se


acercó sobre pasos veloces y pesados, alcanzándolo, sometiéndolo
contra el muro de la casa del árbol, pero Jin no era más un tonto,
le había prometido a Nam que jamás dejaría de nuevo lo trataran
de esa forma, por ello lo empujó de vuelta con todas sus fuerzas y
Ken cayó de espaldas al suelo, atónito.- Te dije que no te acerques

-¿De verdad lo hiciste?!.- Gritó

-No es de tu incumbencia!
-Lo és!.- Le respondió de vuelta, levantándose, embistiéndolo acto
seguido.

-Basta!.- Gruñó el castaño sin dejarse doblegar un centímetro, pero


Ken lo que pretendía no era tocarlo en si, lo que pretendía en
realidad era mirar, y lo logró, cuando Jin en un acto de reflejo le
dio una patada, defendiéndose, sin darse cuenta de que su
hermano se había sujetado de su camisa, y que con él se llevó casi
todos los botones de su camisa, dejando descubierto su pecho.

Fue entonces que lo vió, con dolor, esos trazos de colores que
sobresalían sobre la palidez de su hermano, esa hermosa piel pura
que ahora era condenada por el pecado de las costumbres
paganas.

-Jin...-Dijo tragando en seco, con indignación y el castaño solo


pudo cubrirse, mirándolo de forma hostil.-Entonces es cierto...

-Hermano... déjame en paz, déjame en paz de una vez antes de


que sea tarde...-Suplicó

-¿Tarde para que?


-Sabes que él vendrá a buscarme.- Lo amenazó.- Y esta vez... no
seré capaz de hacer nada para ayudarte...

-Ayudarme a mi...-Dijo sonriendo de forma agridulce.- Yo no soy


el que necesita ayuda... eres tú...-Musitó, desconcertándolo.- Ese
tatuaje, es una condena que deberás acatar pronto... porque no soy
la única persona que lo ha visto...

-N-no entiendo...

-¿Como crees que se sobre ese tatuaje?! Crees acaso que puedo ver
a través de tu ropa?!.- Gritó, decepcionado, y se llevó las manos al
cabello, angustiado.- Sé que estaba ahí porque alguien más dijo
que lo estaria, pero yo no quería creerlo, yo no quería creer que tu
fueras capaz de semejante acto, no tu!

-No sé de que estás hablando!.- Dijo Jin desesperado por la


incertidumbre, temiendo lo peor
-Sabes de que hablo! Cínico!.- Dijo indignado.- lo sabes Jin... Por
eso no quisiste ir con nuestro padre a mostrarle apoyo, sabías que
te reconocerían, y a ese demonio perverso también!

-No lo llames así!

-Así es como debe llamársele! Mira en lo que te covirtió, en un


sucio delincuente! Un sucio delincuente que ataca personas... sin
importarle el dolor que le causa a los demás...

-No...-Dijo con los ojos cristalizados, muerto de congoja.- No fue


así como pasó! Namjoon no quería lastimarlos!

-Entonces fue él! Fue el quien lastimó a las personas sin importale
nada

-No! El estaba defendiéndome!, ellos...-Tartamudeó temblando de


impotencia.- Ellos nos amenazaron iban a hacernos daño! No iban
a detenderse!
-¿Y tu como sabes eso?! ¿Como estás tan seguro de que esas
personas iban a hacerles daño?! Nuestros corderos son a veces
débiles, pero no son malvados, no lo son!

-Ellos lo eran!, puedo jurártelo por nuestro santo padre!

-No uses el nombre de Dios en vano! O arderas en las flamas del


infierno, blasfemo!-Le gritó, acercándose a él.- Como puedes
siquiera...

-No estoy blasfemando...

-Mirate Jin!, te convertiste en un sodomita, en un sucio pecador


violento! Como ese maldito impuro!

-No soy tal cosa! Y el tampoco lo és.- Sollozó con furia.- Nos
defendimos! Nos defendimos y no hay nada malo en ello
hermano...

-¿Defenderse?!.-Gritó indignado.- ¿Que crimen tan atroz amerita


"defenderse" de esa forma tan dolosa...? El hombre está
hospitalizado, Jin... perderá la vista... y el otro... Está en terapia
intensiva, al borde de la muerte!, ¿sabes lo que es eso?! Dime si
aquella amenaza que tanto proclamas haber sentido lo valía! Valía
esa saña... ese dolor...

-T-tu no estabas ahí... no los escuchaste...-Dijo temblando,


desesperado

-Y por ello merecían la muerte...

-No! El no los mató!-Gritó

-Si no los hubiesen encontrado habrían muerto!

-Eso es mentira!

-No lo és! Y lo sabrías si hubieras ido al hospital... pero no


puedes... no puedes porque eres testigo de este crimen! Y ahora...-
Dijo respirando pesadamente, aletando sus palabras.- Ahora... la
policía...-Dijo haciendo una pausa, mirando a Jin con miedo.- La
policía está buscando a los agresores... el padre Goongoyoo en
persona me pidió que... -Dijo tragando en seco.- que llevara la
descripción con el sheriff de nuestro pueblo... pero...
-Hermano.- Musitó temblando, sintiendo que la fuerza de las
piernas se le iba peligrosamente

-Pero..-Repitió, pasándose las manos por el cabello, con angustia.-


Yo... no he podido llevársela...-Musitó rompiéndose, y se arrodilló
de repente, sorprendiendo a Jin, porque de un momento a otro
pudo escuchar como su hermano, por primera vez desde que eran
niños lloraban de forma dolorosa.

-Ken...-Dijo desconcertado

-Ellos... me dieron la descripción... -Murmuró, sorbiendo la nariz,


con pena.- Un sujeto joven de tez morena... lleno de marcas
paganas... entre las que destaca una cruz que cubre su espalda..-
Dijo al tiempo que Jin tragaba en seco, temblando.- Y el otro... de
tez alba y cabello castaño... con un dibujo de flores en el pecho...-
Sollozó.- Yo... sabía perfectamente quien era la primera persona...
pero me negaba a creer que la segunda persona eras tu... mi
amable hermano... ese que siempre fue incapaz de herir a nadie...-
Dijo limpiándose la cara con las manos temblándole.- Dime
hermano... ¿que es lo que debería hacer?
Ken volteó por fin la mirada a Jin y lo observó desde abajo, con los
ojos rojos e impotentes de angustia, y Jin, que tenía el corazón en
pena total solo pudo sollozar quedito, incapaz de sostenerle la
mirada de vuelta, incapaz de contestar nada. Sabia que si esa
descripción llegaba al sheriff seria el fin para ambos, tal vez podría
correr en ese momento, y decirle a Nam que se fueran, pero era
inútil, no sabia hasta donde podrían llegar sin ser capaz de ser
descubiertos, sin ser atrapados, y lo que menos le preocupaba era
la policía, porque los que los perseguirían no solo serían ellos,
también sería la gente del pueblo... esa que solucionaba todo a la
antigua... acuchillando a un extranjero por haberse acostado con
una jovencita... haciéndole algo peor... por mandar al hospital a
dos miembros de la comunidad

-Yo... Debí llevar esa descripción al sheriff desde hace dos dias...-
Dijo rompiendo el silencio con un tono de voz tenue, doloroso.-
Pero no lo he hecho... no quiero hacerlo.- Musitó sorbiendo la
nariz.- Estoy siendo complice de todo esto porque... no quiero que
te hagan daño.- Dijo en un tono que rompió a Jin en pedazos.- No
lo soportaría...

-Hermano...-Dijo acercándose a él, con lágrimas en los ojos.-


Perdoname... tu no tienes porqué cargar con esto...

-Tengo que... después de todo esto es mi culpa... yo fui quien dejó


que esto llegara demasiado lejos
-No depende de ti

-Ahora depende...-Dijo dolorosamente, mirándolo.- Sé... que te vas


a ir con él hermano.- Sollozó.- Vi tus cosas empacadas, así que por
favor no lo niegues...

-Ken...- musitó angustiado

-Yo...-Dijo suspirando con tristeza.- Me había resignado a que tal


vez era lo mejor, a que tal vez serías más feliz, y eso era bueno...
era bueno para todos.- Dijo sonriendo de forma agridulce.- Por
eso no dije nada al respecto, pero ahora... ni siquiera puedo
dicernir entre hablar o no... si no hablo entonces tu estarás a salvo
un tiempo... pero ese crimen quedará impune y lo que es peor, tu
te irás con ese hombre violento... que puede hacerte cualquier cosa
atroz sin que nosotros estemos enterados, sin que nosotros
podamos protegerte

-No... el nunca me lastimaría.- Dijo suplicante


-Jin... estuvo a punto de asesinar a dos personas... no te das
cuenta?!, debe pagar por sus acciones, como todos lo hacemos...

-No hermano, tu no lo conoces...

-No necesito conocerlo a fondo... para saber que una persona


normal no haría eso...-Dijo levantándose, y se secó las lágrimas
con fuerza, tratando de recobrar su postura.- Perdoname Jin...
pero no puedo quedarme callado, y sabes que es lo mejor.... Pero
yo... solo le diré una de las descripciones... sólo una...

-No hermano, espera... por favor no lo hagas... sabes lo que le


harán! Tu lo sabes.- Gritó desesperado.- Por favor no... por favor...

-No Jin... sabes que está mal...

-Ken... detente, espera.- Dijo impidiéndole el paso.- Por favor no lo


hagas... morirá... morirá si ellos se enteran...

-Jin...- Dijo dolorosamente.- Basta...


-Te lo suplico, no se los digas... no lo hagas.- lloró
desesperadamente, aferrándose a sus manos.- Por favor Ken, no...

-Jin suéltame... -Dijo llorando.- No hagas esto, no es justo!

-Si puedes ser indulgente conmigo, puedes serlo también con él!

-No es lo mismo!.- Dijo tratando de zafarse de su agarre

-¿Porque no?!, ambos somos condenados, ambos somos


culpables...

-Porque a ti te amo!.- Gritó, dejando mudo a Jin unos segundos.-


Por ti... haré todo lo que tenga que hacer ... pero por él no meteré
las manos al fuego, no dejaré impune sus pecados malditos, por él
no...

-Hermano...
-Yo... me encargaré por todos los medios de que la gente no hable
sobre ti, de que nadie encuentre alguna pista de que tu eres uno
de los individuos que participaron en la agresión... pero lo haré
por ti, solo por ti, no por él... por él no haré nada y es lo mejor!
Porque de lo contrario tu... te irás con él... a un lugar desconocido
con gente desconocida, te irás! Con esa personas que estuvo a
punto de asesinar... que podría hacerte daño! A ti... mi regalo de
Dios...

-Hermano.- Dijo sollozando.- No... por favor

-Jin... lo siento... lo siento pero no dejaré que lo hagas... no


permitiré que exista alguna posibilidad de que un loco violento
como él pueda herirte...-Dijo zafándose de su agarre con fuerza y
comenzó a bajar las escaleras

-Ken!.- Gritó de forma histérica, persiguiéndolo por el bosque.-


Ken!, detente! Por favor detente!

Jaehwan no lo escuchaba, seguía caminando con impaciencia,


haciendo tonar las ramas secas bajo sus pies, tratando de
ignorarlo, y Jin, siguiéndole los talones trataba de alcanzarlo,
hasta que sin darse cuenta piso sin cuidado en medio de un
tronco, y se cayó de frente al suelo, sollozando, El pelinegro de dio
cuenta, y no pudo evitar hacer una pausa, regresando angustiado,
ayudándolo a levantarse

-Jin...

-Hermano... esta es la única cosa que te pediré en mi vida... puedo


jurártelo...-Dijo siendo levantado por él del suelo, y
aprovechándose de ello lo tomó de los brazos, impidiendo que
pudiera seguir caminando

-Jin, suéltame

-Escúchame... solo escúchame...-Suplicó, poniéndose de rodillas


frente a él, humillándose.- Es lo unico que te pediré... lo único.-
Musitó desesperado, pidiendo misericordia con la mirada.- Yo...
haré lo que tu ordenes que haga...-Dijo finalmente, llorando.- Si
tu... no quieres que me vaya no lo haré... de verdad no lo haré... si
te indigna el tatuaje en mi pecho lo quemaré con fuego... cualquier
cosa que me pidas lo haré... juro que lo hare!.- Gritó con miedo.-
Pero por favor... por favor no se los digas... por favor...- Lloró
-Jin...-Dijo con dolor, arrodillándose junto con él.- No me pidas
esas cosas... te lo ruego, sabes que soy débil cuando se trata de ti,
no lo hagas...

-Dices que me amas hermano... -Musitó con dolor.- Si me amas


por favor toma mi petición... si me amas por favor... no dejes que
lo lastimen... si algo le pasa yo... moriría...

-Jin...

-Haré lo que sea... haré lo que sea.- Suplicó

-Shhh...-Dijo acariciando su cabello con suavidad.- Basta...

-Hermano...

-Si me pides una prueba del amor que te tengo entonces aquí la
tienes...-Dijo apacible, estrechándolo entre sus brazos.- Le daré
otras descripciones al sheriff... aunque sea peligroso...
-D-de verdad lo harás?.- Dijo Jin alzando la mirada, viéndolo con
esos ojos hermosos y húmedos

-Si... lo haré...

-Gracias hermano... gracias...-Dijo hundiéndose en su pecho, y


Ken, después de tanto tiempo sintió que la vida le regresaba al
cuerpo, que él estaba volviendo como antes.

-Pero entiende que es peligroso Jin... y esto puede durar poco


tiempo...-Agregó, preocupado

-No entiendo...

-Debes hacer que deje este pueblo...-Sentenció, mirándolo


fijamente.- Si se queda aquí y llegan a reconocerlo por la razón
que sea entonces no habrá marcha atrás... y van a asesinarlo.- Dijo
helándole la sangre a Jin.

Mientras por encima de su hombro sonreía.


-----------------

Namjoon estaba preparando la mesa, tal como lo prometió había


ido a la tienda a comprar un par de velas y también unas flores,
aunque no eran velas precisamente para una cena romántica, pero
por lo menos servían para darle una atmósfera linda a la
habitación, combinadas con las flores de colores. Habían dado ya
las 7, y el sol se había metido apenas, indicándole que Jin, aunque
se había tardado ya, estaría casi por llegar, así que sirvió dos
rebanadas de pay en cada uno de los platos en la mesa y después
sacó del congelador un tarro de helado de vainilla poniéndoles
una bola encima a cada uno, no era exactamenten lo que tenia en
mente, él pensaba cocinarlo con sus manos pero después de varios
trastos quemados tomó la decisión de ir a la pastelería de la
esquina, derrotado.

Tomó el teléfono celular de su bolsillo, dándose cuenta de que


tenia un nuevo mensaje de Jin, y lo abrió con una sonrisa tierna,
que se desvaneció segundos después cuando leyó aquella nota...

"Ven a la casa del árbol..."

Namjoon ladeó la cabeza curioso, pensando que probablemente


Jin estaba pensando en hacer algo sumamente cursi ahí, y volvió a
sonreir, por eso metió los dos platos al refrigerador, esperando
que no se descongelara demasiado el helado, tomó su chaqueta,
apagó las velas y tras ello salió corriendo, no sin antes tomar las
flores que había comprado antes y las escondió a su espalda,
dirigiéndose al bosque.

No necesitaba luz, la de la luna era suficiente y en dado caso


aunque estuviese a oscuras pudo haber dado con la casa
fácilmente, su cuerpo conocía el camino a la perfección, casi como
otro tatuaje sobre su piel.

El olor a queroseno llególevemente, anunciándole que su destino


estaba cerca, y subió las escaleras de la casa del árbol con calma
hasta que llegó a la puerta, abriéndola, encontrando a Jin estado
en los cojines, viendo hacia la pared vacía.

-Que misterioso es esto.- Sonrió, pasando sin más, no sin antes


cerrar la puerta detrás suyo, pero Jin no respondió, siquiera
volteó.- ¿Mi amor...?

-Hola...-Musitó volteándose por fin, y lo recibió con una media


sonrisa extraña

-Ah... ahí está esa cara linda...-Dijo Nam sonriendo, y se acercó a


él, poniéndose en cunclillas, para después mostrarle el ramo de
flores que le había comprado.- ¿Que debería hacer con estas
flores?, ahora mismo parece que su belleza ha sido opacada...

-Hablemos...-Dijo fríamente Jin, haciendo las flores a un lado,


desconcertándolo

-Jinie... ¿pasa algo malo?.- Dijo sonriendo, extrañado

-Yo... fui al hospital esta tarde...-Mintió. Manteniéndose serio

-Al hospital?!.- Exclamó el de tez morena, preocupado, y de


inmediato lo tomó de las manos, examinándolo.- ¿Estas bien?

-Si... yo estoy bien- Contestó retirando las manos de su tacto.- no


fui por una cuestión mía

-¿Entonces...?

-Mi mentor... el padre Goongyoo tiene a un familiar internado,


Ken y yo fuimos a visitarlo para presentarle nuestro apoyo.- Dijo
desviando la mirada al suelo, con culpa

-Mi amor...

-Está internado... porque...-Dijo titubeando, esforzándose porque


las palabras salieran
-Jin...

-Esta internado porque él y su amigo fueron atacados...

-Eso es... muy malo.- Dijo Nam sin entender la razón de su


anécdota

-Yo... sentí mucho dolor al ver a mi maestro así sabes... se siente


abrumado porque su hermano perderá la vista a causa de los
golpes... y su amigo está en terapia intensiva.- Dijo con los ojos
cristalizándosele

-Jin... ¿de que hablas...?

-Nam... de verdad... ¿ellos iban a hacernos tanto daño?.- Musitó de


repente, sorprendiéndolo

-¿Q...ue....?

-De verdad... era necesario hacerles lo que les hicimos?.- Musitó


sollozando, con dolor

-Jinie... ellos...
-No me reconoció porque está ciego!.- Gritó, rompiendo en llanto.-
Y la policía no encuentra a los sujetos de la descripción que dió!,
porque buscan a alguien que tiene un tatuaje de cruz en la
espalda! Por eso! Porque nunca nadie ha visto ese tatuaje tuyo...
solo yo... y tu tio...

-Jin... tranquilo...

-Solo por eso nosotros seguimos aquí.- Sollozó cruelmente.-


Porque él esta ciego! Y el otro puede morir en cualquier momento

-Amor... tranquilo.- Dijo Namjoon nervioso, tratando de


estrecharlo, pero Jin se alejó, llorando.

-Yo... no debí dejarte hacerlo! Debí detenerte! Buscar ayuda! Debí


buscar ayuda...

-Ellos iba a lastimarnos Jin.- Dijo firmemente, tomándolo de los


hombros

-No iban a hacerlo! Solo querían asustarnos!.- Reclamó

-No! No solo iban a hacerlo! Querían herirnos! Lo sé!

-Tu crees que todo el mundo quiere herir porque tu siempre


quieres herir a los demás!
-¿que...?-Dijo frunciendo el ceño, con angustia.- No... no amor...

-Era suficiente con que estuvieran noqueados en el suelo pero tu


seguiste pateando! Seguiste y seguiste!

-Iban a despertar en cuestión de segundos!

-Pero patearles la cara!, enfermo! Malvado!

-Jin!.- Le gritó, viendolo llorar histéricamente.- Amor... ¿que te


pasa?

-No me toques!.- Gritó desesperado, azotándole las manos.- Eres


malo! Eres malo!

-Jin, basta! Tranquilízate

-No!, no me toques! No quiero que vuelvas a tocarme

-Amor... mírame... por favor mírame... piensa lo que estás


diciendo.- Dijo Nam sintiendo cuchillas en los intestinos, y lo miró
suplicante, confiando en que solo estaba asustado, y Jin lo miró de
vuelta fijamente, con los ojos temblándole
-"Nam...-pensó.- "Por favor... ya no me toques... o no podré
mantener esta farsa mas tiempo...".- Suplicó en su cabeza

-Suéltame demonio... -Dijo llorando.- Por tu culpa... por tu culpa


yo he hecho esto!- Gritó, alejandose de él.- Traicioné la palabra de
mi padre y mi vocación, pequé de deseo carnal, pequé al mentir...
al traicionar... y ahora no conforme con eso le hice daño a mi
prójimo! A mi rebaño fiel!

-Ellos no eran tu rebaño! Eran lobos! Que iban a destrozarnos a


ambos

-Hubiese sido justo!.- Le gritó en la cara.- hubiese sido un castigo


digno ante mis pecados, ante los tuyos!

-No digas estupideces!.- Gruñó Namjoon, sujetándolo de las


muñecas.- Tu lo sabes! No dejes que esa culpa te corroa! Hicimos
lo que teníamos que hacer!

-y a que costo!

-Al costo necesario!

-No! Eso no era necesario, nada lo era...-Dijo llorando


amargamente.- Nada lo era...
-Jin...- Musitó viendo al de tez alba derrumbarse en el suelo,
llevándose las manos al rostro para cubrir su vergüenza.

-Yo... crecí deseando llevar una vida de amor hacia dios... y lo


había logrado... estaba seguro de que entraría a su cielo y el me
acogería en sus brazos, dándome vida eterna, llevándose todas las
penurias de mi existencia, iba a lograrlo... de verdad iba a
lograrlo.- Lloró.- Y entonces... tu apareciste... seduciéndome con
tus impuras artimañas, con tu magia asquerosa!

-Esa magia nació de ambos! No solo de mi... no la llames


asquerosa! Porque no lo és... es lo que nos mantuvo unidos... nos
mantuvo juntos... Jin

-Cállate! No hables más de ese tu y yo!.- Gritó.- Me siento sucio...


malvado, como tu...

-Jin...-Dijo sintiendo como los ojos se le humedecían

-No... te vuelvas a acercar a mi nunca... demonio de la carne.-


Gruñó, apretando los dientes.- No vuelvas a acercarte a mi nunca
mas!.- Gritó, empujándolo con todas sus fuerzas, y la espalda de
Nam impactó contra la pared de la casa del árbol, dándole
oportunidad a Jin de salir corriendo a toda velocidad, pero
Namjoon no fue tras él, se quedó inmerso en la sombra de la
lámpara de queroseno, con la mirada y los labios abiertos, como si
hubiese sido petrificado, y de sus ojos lágrimas crueles
comenzaron a brotar sin dejarlo mover un solo músculo
"¡Me siento sucio, malvado como tú! Demonio de la carne...".-
Resonaba en su cabeza cruelmente, una vez tras otra, una vez tras
otra...

-J-jinie...-Fue lo único que pudo articular, quedándose arrodillado


sobre las tablas frías de la casa del árbol.

PARTE 41: NADA

Corrió con todas sus fuerzas, saltando las ramas caídas, los hoyos
y las piedras del bosque, corrió, lo hizo con la vida lléndose en ello
porque sabía que si no lo hacía no habría marcha atrás, ¡por eso
corrió!, como un loco y un desesperado, llorando, de la manera
más amarga que había llorado alguna vez. Lloró recordando su
rostro triste ante sus ojos, la forma en que había dicho ese último
"mi amor"... lloraba al recordar el ramo de flores que había dejado
en el suelo, y siguió llorando.

Pero lo había logrado.

-"Recuerda.-Se obligó a su mismo.- cada una de esas cosas que


hizo que Nam te odiara en un principio... llámalo malo, llámalo
impuro, dile que es un demonio, dile que es una mala persona,
que no lo quieres cerca de ti, recuérdale su miserable naturaleza,
su decepcionante existencia... hazle creer que todo lo que pasó fue
un sueño, eso y nada más... y que ambos despertaremos,
dándonos cuenta de que jamás existió esa magia entre nosotros...
hazlo darse cuenta de que solo eres un estúpido, de que solo eres
un dogmático, un chico pueblerino, ese que no sabía usar siquiera
un teléfono, ese... que nunca se supo poner bien un casco, y
entonces, una vez que lo haya entendido huye... huye y jamás
vuelvas, porque sólo así él estará con vida... soló así... él estará a
salvo, porque se lo prometiste a su tío, le prometiste que lo ibas a
cuidar y eso estás haciendo ¡así que sé hombre! Y sé fuerte... haz
que se vaya... que se vaya para que siga viviendo".

------------------

Namjoon caminó llorando por entre la espesura, con los zapatos


llenos de lodo y las flores marchitándose en una de sus manos,
pero sonreía, dándose ánimos, quería confiar en que Jinie estaba
asustado, que ver a aquella persona lo había impactado
demasiado y por eso había dicho todas esa cosas crueles que creyó
que jamás volverían a salir de su boca.

-Lo dijo de nuevo, pero no importa... sé que no lo piensa en serio...


se que me ama, pero está asustado de todo y se siente abrumado,
pero no importa... no importa, él me ama... sé que me ama...-Dijo
regresando a su casa, y entró, casi en estado de shock, sin borrar
esa sonrisa de su rostro, y dejó a las flores en agua, esperando que
durasen hasta el dia siguiente, cuando él estuviera más tranquilo,
y entonces pudiera dárselas, pudiera decirle que no tuviera
miedo, que cuidaría de él... que todo iba a estar bien mientras
estuvieran juntos.

Se acostó, sin poder digerir aun la situacion, lloraba en silencio,


confiando en que solo lloraba por la sorpresa de haber visto a su
angel actuar de esa forma, pero no lloraba por otra razón, confiaba
en ello.

Y las horas pasaron, haciéndose de madrugada y después


haciéndose frias, diurnas, hasta que el sol pudo salir, y esperó,
paciente como siempre, viendo el reloj en la pared que marcaban
ya la hora en que Jin llegaba para desayunar con él, tomó las flores
en sus manos con una sonrisa y esperó a que cruzara la puerta....

Pero Jin no llegó.

Y aún así espero en silencio, con esas flores que se fueron secando
en sus manos, con el tictac de la mañana... de la tarde... de la
noche... pero Jin... no llegó, y entonces, borrando esa sonrisa de su
rostro frunció el ceño angustiado, sumamente cansado, y las dejó
a un lado, para tomar su chaqueta de cuero negro y salir a la calle,
sobre pasos lentos y tortuosos.
Quería ver su rostro más tranquilo, y sabía que después de aquel
miedo era mejor dejarlo solo para que pudiera tranquilizarse y
pensar con claridad, porque había aprendido con el paso del
tiempo que darle su espacio era bueno, y sano, pero esa fría noche
su corazón desesperado le suplicó que fuera a verlo, que por lo
menos lo viera dormir plácidamente en su pequeña cama, y tal
vez con algo de suerte lo encontraría despierto, leyendo un libro.

Se inmiscuyó por un lado de la parroquia, entrando por la puerta


trasera como siempre y recorrió los jardines desiertos de hierba
discreta, sobre los mismos pasos de siempre hasta que vió la
ventana, de siempre, con las cortinas abiertas, como siempre, y
como siempre quitó el seguro en silencio, entrando como un
fantasma, esperando no despertarlo pues las luces estaban
apagadas, y sin embargo un impacto fulminante, como el del
pavimento que truena lo hizo casi dar un salto de terror, porque se
hayó dentro de esa habitación completamente solo.

Sus libros, y la jarra de agua... la lámpara en el buró, el crucifijo en


la pared, el pequeño closet y su cama... esa que había visto el amor
que se profesaban... no estaban, no había nada en aquella
habitación, salvo la mesa vacía, al lado de la ventana.

Jamás en su vida sintió tanto miedo.


Por eso no sabía que era capaz de convertirse en un ser indefenso
en segundos. Pensó que tal vez se pondría violento, y saldría al
pasillo gritando por su nombre sin importarle en absoluto
despertar a todo el mundo, pensó en ir a la habitación de Ken y
sacarlo a rastras para que le dijera donde estaba Jin pero... no lo
hizo. Las fuerzas se le fueron, porque estaba temblando, y como
un animal herido se fue a un rincón solitario, a ese donde la cama
de Jin yacía antes, y comenzó a llorar quedito, sin saber que
hacer... enfocándose tal vez en detener el temblor en sus manos, y
nada más

No podía pensar, porque no entendía nada... ya no.

-Mi angel... dime que esto es una pesadilla.- Sollozó

--------------------

Cuando abrió los ojos, lo hizo porque el frio de la mañana estaba


torturándolo, y temblando se incorporó, tallándose los brazos,
tratando de entender que pasaba, recordar porque estaba ahí, y lo
hizo unos segundos después, maldiciendo, porque todo lo que
había pasado no había sido un mal sueño.
Salió por la ventana de nueva cuenta, con las manos metidas en la
chaqueta, con los hombros encojidos y la cabeza gacha, deseando
no ser visto por nadie, y después se dirigió a la iglesia sobre pasos
impacientes, entrando sin hacer sonido alguno que no fuera el de
sus pasos que provocaban eco. Vió al padre Seejin dando su
sermón con ainco, sonriéndole a sus feligreses, y también vió a los
niños formados hasta delante, como siempre, acompañados por
Ken, pero Jin no estaba ahí, y eso lo desconcertó aún mas... parecía
que se había desvanecido en el aire.

Por eso se sentó en silencio, en la última fila, en la última banca, y


esperó a que todo terminase, viendo como las personas dejaban la
iglesia viéndolo de reojo con desprecio, y cuando la iglesia estuvo
vacía por fin se levantó rápidamente, alcanzando a Ken en la
puerta.

-Kim Namjoon, buenos días.- Dijo el pelinegro sonriéndole de


forma amable

-¿En donde está?.- Musitó de forma hostil, impaciente.


-¿El hermano Jin?.- Preguntó sin perder la sonrisa.- Ha ido a hacer
un encargo del padre Seejin, no tardará en volver

-¿A donde?...-Dijo viendolo directamente, y esa sonrisa amable lo


enfermó de forma extraña, porque podía ver a través de ella,
notando que había algo malo pero no podía importarle menos,
quería una respuesta

-Al otro pueblo... creo que ha ido por los sirios que usaremos en la
toma de votos, deberías decirle que te los muestre, son realmente
bellos

-Ajá.- Dijo sin más, metiendo las manos en su chaqueta, y se dio


media vuelta, saliendo de la iglesia, mientras Ken seguía
sonríendo de forma apacible, viéndolo partir.

-Que tengas un buen dia.- Dijo entusiasmado, siendo ignorado en


el instante.

---------------------
Se sentó en la parada de autobús, casi todo el día, esperando a que
Jin apareciera por el camino, tratando de tranquilizarse a si
mismo, fue solo un momento, en el que se despegó de aquel lugar,
en el que corrió a la tienda, y compró un pan, una manzana y una
cajetilla de cigarros, para consumir todo antes de que terminara
desmayándose, y había terminado la última mordida de la
manzana, cuando vió esa hermosa figura aproximándose a lo
lejos, cargando en sus brazos 4 enormes sirios envueltos en papel.

Jin estaba a unos metros, y caminaba en silencio, con la mirada


gacha, por eso Nam se levantó para encontrarlo de frente, y sonrió
nervioso como pudo.- Mi amor... ayer no fu...-Se calló, siendo
interrumpido porque Jin se pasó de largo, como si no existiera.-
Jin.- Musitó, siguiéndolo como un perrito.- Jin.- Insistió, pero el
castaño no respondió, siguió sobre pasos veloces, por el camino de
la iglesia, con Namjoon desconcertado, pisándole los talones, a la
vista de toda la gente que lo veía perseguirlo por el camino
principal, hasta que la iglesia comenzó a alzarse ante ellos.-
Amor... damelos, te ayudo.- Dijo acercándose, pero Jin paró en
seco, y sin mirarlo le gruñó

-No me toques...

-Jin...-Dijo con el corazón comprimiendosele


-Vete de aquí... esta es la casa de Dios, no puedes entrar aquí...

-Amor... ¿que pasa contigo...?.- Dijo con la voz quebrándosele en


pedazos

-No me vuelvas a llamar así....- Gruñó-"Nam... vete... vete de aquí


te lo ruego".- Pensó a punto a romper en llanto

-Mi amor...-Insistió, aun cuando Jin comenzó a caminar de nuevo,


metiéndose en la iglesia, no se dio por vencido, lo siguió hasta el
altar, en donde en silencio Jin comenzó a colocar los sirios.- Mi
amor...

El castaño respondió con un gesto de hastío y desesperación.- Vete


de aquí...

-¿Porque estas asi?.- Dijo con los ojos húmedos, sin saber que
hacer, Jin estaba matandolo.-Amor...
-Yo no soy tu amor... ¡yo no soy tu nada!.- Le gritó, sacandose el
anillo de plata de la mano, y se lo arrojó a la cara con crueldad.-
Lárgate! Asqueroso impuro!

El anillo cayó, haciendo un eco seco que rebotó en la paredes, y


dio algunas vueltas antes de caer en los pies de Namjoon.-Jin...-
Dijo sintiendo las lágrimas caerle de los ojos, y Jin, suprimiendo el
ardor dentro de su pecho retrocedió, rezando al cielo por no
lanzarse a sus brazos, por poder seguir fingiendo, aunque le
llevara la vida en ello.

-Vete ahora... no tienes porqué estar aquí...

-Hermano.- Dijo una voz serena, que se asomaba de la sacristía.-


está todo bien?.- Preguntó Ken, acercándose sobre pasos lentos, y
Namjoon se mordió los labios, bajando la cara

-Si... hermano.- Musitó Jin, tratando de sonreir.- El joven


Namjoon... estaba por irse

-Ya veo.- Dijo pasando la mano por el hombro de Jin, y Namjoon


sintió ganas de partirle el cráneo contra el crucifijo que se
levantaba ante los presentes.-Buenos, es hora de la oración,
hermano, vámonos.- Dijo llevándoselo lentamente y Jin, sin poder
regresarle la mirada a Namjoon se fue, siguiendo a su hermano
sobre pasos lentos, hasta que desaparecieron de la sacristía.

-"Vete Nam... vete antes de que sea tarde..."-Rezó dentro de su


cabeza.

---------------------------

Los días, comenzaron a írsele en lágrimas, en fuerza y en


sollozos... y los brazos que lo acogian solo podían hacer más
profunda su pena, porque Ken lo abrazaba, pero sus brazos no
eran cálidos, y tampoco amplios, dentro de sus brazos no había el
perfume de tabaco y canela que ameritaba ser estrechado, dentro
de sus brazos no retumbaba esa voz ronca que le hiciera vibrar en
pecho, dentro de sus brazos no había nada, solo frío, y soledad...

Pero así estaba bien... porque si seguía con ello entonces confiaba
en que Nam se cansaría, y dejaría el pueblo...

Pero no lo hizo...
Se quedó ahí, como una vieja estatua, como un fantasma, que lo
perseguía.

Fue así... como los días pasaron...

Namjoon no sabía a donde es que Jin se había mudado, y aunque


interceptó a varios niños para preguntarles ninguno lo supo, no
sabia que era el cuarto de Ken en donde dormía.

Porque si... esa era una de las condiciones de Ken, debían dormir
juntos para garantizar que no se escapara para verlo en las noches,
y Jin resignado solo se limitaba a acostarse de lado, sintiendo las
manos frias de Ken rodearlo, estrujarlo.

Hubo veces en las que Namjoon asistió a misa, solo para poder
interceptarlo cuando terminara, pero Jin lo ignoraba, se pasaba de
largo o se escondía detrás de Ken, escudándose, como un cobarde.
Y ese celular que le había regalado se quedó oculto en un cajón,
apagado, ante las insistente llamadas de Namjoon que jamás dejó
de hacer... aunque el teléfono siempre dijera que se hallaba
"apagado o fuera del área de servicio"
Y poco a poco, el sol se apagó para ambos... en medio de la
incertidumbre y la desesperación de no poder tenerse, el uno al
otro.

Jin... creyó que moriría, cuando una de esas mañanas abrió la


iglesia y encontró cada uno de los jarrones repleto de flores del
bosque... y en vez de recibir a los feligreses tuvo que regresar a la
habitación a llorar, por días enteros, mientras Nam, con las manos
cubiertas de pequeñas cicatrices por haberlas cortado con las
manos, yacía en la sala de su casa, fumando lo que fuera que lo
hiciera sentirse un poco menos miserable.

Y poco a poco el sol se apagó para ambos... como los cigarrillos


que uno tras otro consumió Namjoon, y esos cigarrillos pequeños
e insignificantes se volvieron de pronto traguitos de alcohol en los
que comenzó a ahogarse para no tener que sentir nada, pero no
servía, lo hacia todavía peor, y comenzó a pensar en irse, en darse
por vencido por salud mental pero... su corazón no lo dejaba,
necesitaba de ese cielo... que una vez había tenido entre sus
brazos.

-¡Jin!.- Gritó con voz histérica afuera del convento.- ¡¡¡¡¡Jiiiiiin!!!!!

La madre Lee salió con una linterna y su pijama, vislumbrando el


rostro completamente deshinibido del sobrino del señor minjoo
-Hijo mío... ¿que estas haciendo?!.- Dijo la madre, tratando de
sostener su tambaleante cuerpo

-Madre....-Dijo completamente borracho.- Dígale a Jin que salga...


dígale...-Lloró

-Hijo, son las 3 de la mañana, ve a tu casa

-No!, no puedo irme madre, necesito hablar con él

-Hazle caso a la madre, Namjoon.- Dijo una figura altiva,


acercándose y le quitó la linterna a la madre, sonriéndole.-
Madre... métase, hace frio... yo me encargaré de esto.- Musitó Ken
con una sonrisa amable, y la madre asintió lentamente, mirando a
Nam una última vez

-Madre!, dígale que salga, por favor hágalo!


-¿No te da vergüenza causarle estos sustos a la madre Lee?.- Dijo
Ken interrumpiéndolo.- Vamos... te llevaré a casa Kim Namjoon...

-No me toques, mojigato de cuarta.- Dijo tambaleante, azotándole


la mano

-Kim Namjoon...

-O te partiré la cara...

-Dudo mucho que puedas hacerlo en este estado

-No deberías subestimarme.- Dijo sonriendo, y tras ello acertó un


puñetazo en su cara, tirándolo al suelo.- No creas que no sé que tu
tienes algo que ver con esto...-gruñó

-Como te atreves!.- Gruñó Ken incorporándose, y le regresó el


golpe con toda la fuerza que pudo, despeinándose, dejando caer la
lámpara que sostenía en la mano
Namjoon retrocedió, escupiendo un asqueroso halo de saliva roja,
que manchó el suelo.- Ah... así que si sabes pelear, marica.- Dijo
poniéndose en guardia

-Insensato, estúpido.- Gruñó Ken, amenazante, cuando una mano


lo detuvo de forma abrupta.

-Hermano...-Dijo Jin preocupado, y encontró a Kim Namjoon


tambaleante, mirándolo

-Jin, métete- Gruñó pero jin no le obedeció, en cambio lo miró


buscando misericordia.

-Esta muy borracho...

-Jinie...-Musitó Nam, sintiendo un alivio demasiado cruel, porque


su corazón había necesitado verlo con tanta desesperación.-¿ T-te
gustaron las flores del otro dia?.- Preguntó con inocencia, aunque
su boca sangraba, y Jin no pudo hacer nada más que mirar hacía el
cielo, suprimiendo las ganas de romper en llanto.- Las traje del
bosque... -Dijo con una media sonrisa.- Hay muchas más en este
momento... más porque ya viene la primavera...
-¿Porqué erestan vergonzoso?.- Dijo Jin hastiado, negando con la
cabeza.- Vete a casa...

-Jin...

-Vamos Kim Namjoon, será mejor que te vayas a casa

-Tu cállate o te mataré!.- Gruñó

-Ken.- Dijo Jin dirigiéndole una mirada de suplica, acercándose, y


le susurró al oído.- Dejame hacer esto... jamás entenderá que tiene
que irse...¿esta bien?.- Suplicó

Ken hizo una mueca de desagrado, y miró un momento a


Namjoon, con desdén.- Si tardas mas de 20 minutos iré por ti... y
ya no habrá trato...-Susurró, metiéndose de vuelta a la iglesia.-
Criminal...-Musitó, antes de cerrar la puerta tras de sí, y Jin hizo
una reverencia, volteándose hacia Nam.

-Vamos Kim Namjoon, te llevaré a tu casa.- Dijo cerrándose el


abrigo que lo cubria, y Namjoon, con un ligero halo de esperanza
lo siguió, como un perrito esperanzado, sonriendo por primera
vez en muchos días.
No dijeron nada, se fueron sobre pasos tranquilos, por el sendero
desierto de las calles dormidas, ese camino que poco tiempo atrás
habían recorrido de la misma forma, tomado del meñique como
dos nerviosos enamorados y que ahora dejaban a un lado, con una
figura tambaleante y la otra caminando firme como un soldado.

-Luces... lindo... la luna siempre te hace lucir lindo...-Dijo de


repente en voz baja.

-Por favor... evitemos este tema...

-Lo siento...-Musitó en voz baja, viendo como llegaban a la puerta


de su casa.

-Descansa, Kim Namjoon...-Dijo dándose media vuelta, cuando


Nam lo tomó del brazo, deteniéndolo con suavidad

-¿Jamás... podremos volver a hablar de esto...?-Musitó, haciendo


que Jin se ahogara en la culpa.

-Jamás...- Contestó

-Jinie...-Dijo con un nudo en la garganta

-No me llames así, Kim Namjoon... para ti soy el hermano Seokjin


y eso es todo...
-Jin...

-Basta...

-Dentente ya.¡Detente ya!.. estás rompiéndome... estás


rompiéndome.- Dijo jalándolo hacia su cuerpo, y lo estrechó con
fuerza, quebrando la voluntad de Jin.

-Suéltame...

-¿Porque no quieres explicarme... como es que nuestro amor se


apagó de repente...?-Dijo rompiendo en llanto, como un borracho.-
Fue tan simple para ti...?

-Jamás hubo amor entre nosotros, hubo manipulación y miedo, es


lo que hubo

-No era nada de eso! Tu lo sabes... ¿porqué mientes?

-No miento... si cedí ante esto es porque tu me obligaste, no hay


otra razón, pero ya no puedo seguir con esta farsa...-Dijo
fingiendo hastío, aún cuando había comenzado a llorar

-¿Entonces porqué lloras?!.- Gritó Namjoon, desesperado


-Por el arrepentimiento de todo lo que hice contigo! De lo que me
convertí estando a tu lado...

-No es cierto!, eso no es cierto!.- Gritó, tomándolo de los hombros.-


Mírame Jinie... repítelo en mi cara

-Suéltame!

-Dilo de nuevo! Y juro que lo creeré! Y me largaré de aquí de una


buena vez!, pero hazlo... una sola.- Lo retó.- hazlo...

-No tengo nada que probarte!.- Dijo tratando de negarle la mirada,


pero Namjoon jalaba su mentón con fuerza, aprisionándolo

-Mírame!.- Gruñó

-No! Suéltame, maldito loco!.- Dijo tratando de safarse, tratando


de interponer su pierna para meter espacio entre ellos,
lastimándose a si mismo una vez tras otra, hasta que Namjoon no
pudo más con ello, y lo dejó ir, lo dejó ir antes de que se lastimara
más

-No puedes hacerlo... no puedes... sé que me amas... aún me


amas.- Dijo mirándolo directamente a los ojos, y Jin, roto por
dentro se sintió de repente encerrado en aquellos ojos, que lo
aprisionaron, poniendo sus sentimientos en evidencia. Por eso no
pudo más, y ahí, en medio de la calle desierta se lanzó a sus
brazos con violencia, rodeándole el cuello al tiempo que se hundía
en su boca profundamente, y ambos se quedaron sin aliento al
mismo tiempo, teniendo de liberarse para respirar un momento,
en el que Namjoon lo miró intensamente, jadeando, con su aliento
alcohólico y triste llenándole la tez, y Jin, suspirando, apunto de
llorar lo miró de vuelta, sintiendo como le rodeaba la cintura con
los brazos, atrayéndolo a su cuerpo, sintió esos cuernos debajo de
su ropa, picándolo, quemándole la piel del vientre contra la que
impactaban, y sin pensar un momento más lo atrajo hacia él,
mordiéndolo con furia, metiéndose en medio de sus labios
gruesos y cálidos que le regresaron un poco los colores, esos que
sus ojos ya no podían ver desde su ausencia, y suspiró, suspiró
besándolo con tanta intensidad que juraba que el alma se le estaba
derritiendo en ello, metiéndose a su saliva, a su garganta, a todo
su organismo, gritándoselo... "te he extrañado tanto... mi hermoso
demonio de tierra". Namjoon lo llevó hasta la pared, loco por ese
contacto, porque esos labios podían embriagarlo aún más que
todo el alcohol en su cabeza, lo llevaban al cielo y lo regresaban
entre pequeños besos intensos, y tras ello suaves mordidas, que le
proclamaron amor eterno.

Pero... ya no había amor eterno. Ya no debía haberlo.

Por eso Jin se separó de él con lentitud, en medio de un último


contacto triste, y jadeando, aun sintiendo el sabor de su saliva
sobre sus papilas lo miró, con firmeza, con determinación, y
sonrió de repente de forma cruel y socarrona, empujándolo con
fuerza, hasta que estuvo a una distancia prudente, y se limpió la
saliva con asco, sonriendo.

-Sabes a sangre...

-Jinnie...

-Si... definitivamente ya no siento nada.- Dijo escupiendo hacia el


piso, con desdén.- Espero que... eso haya sido suficiente... para
que dejes de molestarme... -Sentenció cruelmente, dándose media
vuelta.- La próxima vez... llamaré a la policía.- Musitó,
comenzando su camino hacia el convento.

-Jin... ¡Jin!- Gritó Namjoon desgarrándose la garganta, viéndolo


huir sobre pasos apresurados.-¡Jin!

-Por favor... Olvídame mi amor...-Suplicó quedito, sin dejar de


correr.

Y de sus lágrimas el camino se empapó un poco.

PARTE 42: SACERDOTE

-Si... definitivamente ya no siento nada.- Dijo escupiendo hacia el


piso, con desdén.- Espero que... eso haya sido suficiente... para
que dejes de molestarme... -Sentenció cruelmente, dándose media
vuelta.- La próxima vez... llamaré a la policía.- Musitó,
comenzando su camino hacia el convento.

-Jin... ¡Jin!- Gritó Namjoon desgarrándose la garganta, viéndolo


huir sobre pasos apresurados.-¡Jin!

-Por favor... Olvídame mi amor...-Suplicó quedito, sin dejar de


correr.

Y de sus lágrimas el camino se empapó un poco.

------------------------

Namjoon no estuvo en la iglesia.

No estuvo ahí, en la última fila en la que siempre se sentaba a


esperar a que todo acabara, para intentar hablar con él, y Jin, con
un nudo que lo ahogaba en la garganta bajó la cabeza cuando se
dio cuenta, juntando sus manos con devoción, esperando que él se
hubiese ido ya... que todos esos crueles actos... esas crueles
palabras hubieran terminado por ayudar a hacerlo entender que
tenía que irse de ahí, de una vez por todas.
Sin embargo, nada de eso pasó, y fue aún más caótico, porque
Namjoon estaba dentro de un limbo del que no sabía como salir y
después de todo era comprensible; su tío ya no estaba... y aunque
no tenía razón ya para seguir en ese pueblo no podía irse... porque
su primer amor... su único amor habitaba las paredes de ese
convento, pero... como todo en la vida, todo lo que lo había hecho
feliz alguna vez ahora lo torturaba, y ahogándose en alcohol
lloraba amargamente, preguntándose cuando es que acabaría su
sufrimiento.

-Tío... si encontraste a mamá... ¿podrías decírmelo? ¿Podrías


preguntarle, si es que Dios la acogió en sus brazos como tanto
quería? ... Pregúntale si tuvo misericordia a pesar de que se quitó
la vida - Musitó mirando hacia el cielo, dando un enorme trago a
una botella de whiskey que le corroía el estómago a causa de no
haber comido nada en mucho tiempo.- Tio...-Susurró.- Y si ella no
está ahí, entonces por favor pregúntale a Dios si es que ya ha
tenido suficiente con lo que me ha hecho... pregúntale si de
verdad pequé tanto en la otra vida... si de verdad pequé tanto
cuando nací... ¿que es lo que hice? Para que él me condene de esta
forma tan dolorosa...-Musitó llorando, limpiándose las lágrimas
con enojo.- Tio... pregúntale por favor... porque trato de hablar
contigo si no creo en su cielo...
Era la primera vez que sentía amor genuino, nacido de la nada,
porque el amor que había sentido antes era por su madre, por ser
su madre, era de las manos bonachonas de su tio que siempre lo
acogían, era por Min Yoongi que lo había salvado de morir en la
calle, pero ninguna de esas emociones podría equipararse jamás
con lo que sentía por Jin... Jin era único, porque todo lo que había
en él lo enamoraba: el tono de su voz, y su ridícula risa, la forma
en que arqueaba los ojos cuando se preocupaba y como sacaba el
labios haciendo pucheros cuando se enojaba, su piel blanca
cernida a su cuerpo como un lienzo y esas comisuras color rosas
remarcadas por la sangre cuando se exitaba, como sus pezones se
ponían erectos, como su boca se abría cuidadosamente cuando
gemía... cuando lloraba.

Namjoon, había sentido tristeza casi toda su vida, y era cruel


decirlo pero estaba acostumbrada a ella, pero esta tristeza no solo
era tristeza que te jodia, era desolación... completa desesperanza, y
ante su naturaleza agresiva, completamente errática, lo único que
pudo hacer con su miseria fue como siempre... convertirla en
enojo.

El enojo lo conocía perfectamente.


------------------

-Ese muchacho... de verdad da mucho miedo, ya le avisaron al


sheriff que haga algo, pero dice que no puede hacer nada mientras
no se meta con los demás.- Dijo una señora en un tono discreto de
chisme a otras que la escuchaban atentamente fuera de la iglesia,
sin notar que Jin barría discretamente la entrada.

-Pues a mi me parece suficiente el hecho de que ande así por la


calle, es una falta de respeto a la moral de este pueblo.- Dijo otra,
cargando entre sus manos un rosario de madera

-Es cierto, además se la pasa borracho, ¿Qué clase de ejemplo es


ese para los niños que lo ven pasar por la calle?!.- Anexó la otra de
ellas, acariciando sus manos, con exagerada angustia, y Jin
alzando la mirada un poco las observó detenidamente, dándose
cuenta de quien hablaban, y el corazón se le quebró de nuevo...
pero también volvió a latirle, porque Namjoon no se había ido
después de todo, y ese alivio duró solo milésimas de segundo
porque cada vez se volvía mas difícil convencerlo, y el tiempo se
agotaba... su voluntad también.

-Hermano...-Dijo Ken distrayéndolo y Jin volteó sorprendido,


encontrándolo sonriente.
-B-buenos días hermano...

-¿Me acompaña a la sacristía un momento?.

-Si... claro...-Dijo siguiéndolo lentamente al interior de la iglesia,


viendo de reojo a las señoras que seguían hablando afuera, y
finalmente las perdió de vista en el interior de la iglesia, entrando
a la oficina y acto seguido Ken cerró la puerta.- ¿En que puedo
servirte, hermano?

-Vamos Jin, no tienes que hablarme así cuando estamos solos...


después de todo dormimos en la misma cama.- Dijo sonriéndole
de forma amable

-Si... -Fue lo único que respondió, sonriéndole a medias

-Ha telefoneado al padre GongYoo... aparentemente su hermano


ya está mejor, lo darán de alta en dos dias...
-Me alegra mucho escucharlo...-Dijo avergonzado, mirando hacia
el suelo.- Pero su ojo...

-Bueno... ya no había mucho que hacer por su ojo... -Dijo ladeando


la cabeza con pena y Jin no respondió, tragó el nudo en su
garganta, con lentitud

-Oye...-Musitó acercándose lentamente, y le levantó la cara por el


mentón, invitándolo a que lo mirara, y Jin lo hizo, obediente,
porque Ken le había dicho que le molestaba que fuera "grosero"
cuando el no estaba haciéndole nada malo, por eso se quedó
inerte, aguardando.-No te estés así Jin... no fue tu culpa

-Si lo fue hermano...-Musitó sin verlo directamente

-No... fue culpa de ese ser violento... tu solo fuiste una víctima de
todo... ¿lo entiendes?.- Dijo acercándose lentamente, dándole un
beso pequeño en la mejilla.

-Si, hermano...-Susurró y creyó que eso sería todo, porque Ken no


se había atrevido a tocarlo indebidamente ni a insinuarle nada, si
quiera a pesar de que dormían en la misma cama, pero aquello no
duró demasiado. JaeHwan comenzó a rozarle los labios
lentamente, contagiandolo de su calor, y Jin, estático solo cerró los
ojos, temiendo que cualquier movimiento desataría algo más
intenso, y rezó porque alguien, quien fuera, los interrumpiera.

Quería a su hermano, mucho, y sabía que como todo cordero era


débil, y a veces egoísta, pero que era una buena persona, había
desistido de acusar a Namjoon solo porque él se lo pidió, había
mentido por él, y ahora estaba cuidándolo, tratando de consolarlo
y solo por ello no podía odiarlo, pero Ken lo confundía con el
hecho de que Jin tal vez estaba aceptándolo de nuevo, por eso lo
intentó, y en cuando su boca tuvo contacto con la de Jin un halo
de electricidad cálida lo recorrió y el corazón comenzó a latirle con
fuerza.

Lo amaba... y ahora él había regresado, como el hijo pródigo bien


recibido... y su buen recibimiento era ese... su estricto pero devoto
cariño.

-Eché tanto de menos tus labios Jin...-Musitó con lentitud, para


después hundirse en su boca de forma apacible, sumamente
serena, porque estaba disfrutándolo, estaba consumiendo
ambrosía, y sobre todo eliminaba de su alma la penuria de su
ausencia.

-Hermano...-Dijo entre besos, negándose.- Alguien va a venir...


-No... no te preocupes, no vendrá nadie...-Dijo sonriéndole,
rodeándolo con los brazos, e hizo una pausa con los besos,
aliviando un poco a Jin.- Por cierto... con todo esto se me ha
olvidado decirte... ya que el hermano del Padre será dado de alta
me dijo que podrá llevar a cabo la toma de votos en poco tiempo,
¿no te encanta?

-Si...-Dijo sonriendo forzadamente.- Es maravilloso...

-Por fin... seremos sacerdotes Jin... como nuestro padre...-Dijo


orgulloso.- Ya quiero ver su rostro cuando tengamos la sotana
puesta

-Si... estará orgulloso, hermano...

-El padre dice que podremos ir a la capital para que se nos


asignen lugares... e iremos juntos...

-Es maravilloso.- Sonrió


-Si... lo és... -Dijo sonriendo de forma ligeramente agridulce, como
si hubiese pensando en algo malo.- Pero... una vez que tomemos
los votos entonces... ya no podremos estar de esta forma...

-Me temo que no...-Contestó titubeante y entonces se dió cuenta


de que podía usar lo que su hermano hacía... Podía usarlo en su
beneficio.

-Sabes Jin... cuando éramos adolescentes... me di cuenta de lo


mucho que te amaba... que quería estar contigo porque teníamos
la misma devoción hacia Dios-Dijo sonriendo, tomándolo de la
mano con suavidad, y lo llevó hasta el sofá pegado a la pared,
sentándose, Jin se quedó estático, viéndolo desde arriba hasta que
Ken lo invitó a sentarse en sus piernas, y Jin lo hizo, con la mirada
gacha, sintiendo como Ken le rodeaba la cintura con los brazos,
entrechándolo, y como si estuviera cansado recargó la cabeza en
su pecho. A Jin no le parecía que tomara ese lugar... ese lugar
siempre le había pertenecido a Nam, sólo a Nam, pero no había
nada que pudiera hacer. Sólo... Aprovechar su oportunidad.

-Si me amabas... ¿Entonces porqué decidiste ser sacerdote?.- Dijo


de repente, desconcertándolo y Jin lo miró directamente a los ojos.

-No entiendo...
-Me amabas... eso significa que tenias deseos de tocarme... ¿no es
así?

-No te... amaba de esa forma Jin.- Balbuceó.- Yo... te amaba


sinceramente.- Dijo desconcertado

-¿Porqué dejaría de ser sincero tu amor solo por desearme de otra


forma? ¿Que cambia?

-Jin... creo que lo estás confundiendo...

-¿De verdad...?

-Si.- Aseguró.- Yo... te amaba como mi hermano

-Y como se aman los hermanos, ken...? Yo... lo pregunto


sinceramente porque nunca he tenido un hermano de sangre... tu
si...?
-No...-Respondió desconcertado

-Mmmmh...-Masculló mirando su cuello con curiosidad y suspiró


-¿Puedo decirte algo sinceramente?.- Dijo sonriendo y Ken asintió
lentamente con cara de desconcierto, porque Jin estaba
empezando a hacerlo pensar muchas cosas.- Yo... la verdad es que
tenía erecciones cuando nos dormíamos juntos...-Dijo sin más,
haciendo que Ken abriera la mirada por completo.- Teníamos
como 15 años y yo pensaba que algo malo estaba pasándome, el
padre Seejin me dijo que se iría rezando con devoción, y lo hice,
pero no siempre funcionaba... menos cuando nos besábamos...

-Jin... si yo te provoqué esos pensamientos te pido una disculpa...-


Musitó desconcertado por sus palabras abruptas, nervioso.

-No, no tienes porqué, ahora entiendo que tu me gustabas y por


eso era normal, y ya no me siento culpable, porque éramos muy
pequeños aun pero... ¿entonces a tí jamás te pasó lo mismo que a
mí...?-Dijo sonriéndole de forma comprensiva.- ¿Nunca sentiste tu
pene ponerse duro cuando nos besábamos?
-Jin... no hables de esa forma.- Dijo ligeramente irritado, tomando
un poco de distancia, pero Jin se acercó, rodeándole el cuello con
los brazos, y musitó a su oído.- Puedes decírmelo... Ken...

-Yo... no lo sé-Musito estremeciendose por el aliento de Jin


tocándolo.

-Como es posible no saberlo?.- Le susurró al oído, mientras se


subia un poco más a sus piernas, sentándose justo en medio de
sus muslos, y se movió discretamente.- En este momento... ¿que es
lo que sientes...?

-Jin... espera...-Musitó

-Dijiste que querias fundirte conmigo Ken... ¿no quieres hacerlo


ahora?.- Dijo casi gimiendo en su oído, y las fuerzas del cuerpo de
Ken desaparecieron de repente.- Jamás me has visto desnudo... ¿te
gustaría que vayamos a la habitación y puedas verlo? Sé que lo
haz imaginado muchas veces...

-Y-yo no...-Balbuceó, nervioso, cuando los dientes de Jin


mordieron el lóbulo de su oreja, estremeciéndolo.
-Porque yo... estoy seguro de que más de una vez me imaginaste
arrodillado enfrente de ti... ¿no es cierto?.- Musitó.- Seguramente
imaginaste mis labios alrededor de su pene, succionando con
fuerza...

-Jin...-Musitó, sintiendo como en medio de sus muslos algo


comenzaba a ponerse duro, y por supuesto que Jin lo notó
también, porque comenzó a mover las caderas a discresión,
estimulándolo.-Yo no... no tuve nunca esos pensamientos

-Ahhh... ¿porqué no?... yo si los tuve Ken... antes, cuando nos


besábamos demasiado y comenzabas a meterme la lengua yo lo
imaginaba...-Susurró.- Deseaba que, como en mis fantasías,
perdieras la cabeza de repente y me quitaras la ropa... soñaba con
que te metieras entre mis muslos a la fuerza y entonces entraras...
entraras tan duro que me hicieras estremecer la carne...-Susurró

-Jin...-Dijo tragando en seco

-Tuve esos pensamientos... los tuve y pensé que eran malos pero
no lo son... son normales... y sé que tu los tuviste... sé que los
tuviste...
-Basta...

-Piensalo, mi amado y precioso hermano.- Musitó sobre sus labios


sin tocarlo siquiera.- Estamos sólos... y la puerta tiene seguro...
-Dijo sacando la lengua, y con la punta repasó los labios de Ken
muy lentamente, de manera tortuosa correctamente perversa

-Jin... esto es en lo que te convirtió... el demonio no ha sido


expulsado de ti...

-No hermano... dentro de mí no hay ningún demonio... dentro de


mi hay un hombre... igual que dentro de ti...-Sonrió, acariciando el
pecho de Ken, por encima de la ropa y bajó poco a poco, por su
vientre, por sus muslos, hasta que finalmente se situó sobre su
erección, apretándola, haciéndolo estremecer.- Y si tu... tienes
ganas de entrar dentro de mi cuerpo... no es el demonio el que te
incita a hacerlo... es tu naturaleza...

-N-no...
-Si...-Dijo hundiéndose en sus labios profundamente, y Ken,
completamente cautivado alargó el cuello siguiendo sus besos,
rodeándolo por fin con los brazos sin pena alguna, estrujándolo
con fuerza contra su erección, y Jin, sonriendo se separó de él,
jadeando.- ¿Entonces lo quieres...?-Susurró.- ¿Quieres... meterla
dentro de mi...?

-Si...-Dijo perdido en sus ojos, acariciando sus piernas con fuerza.-


Si quiero Jin...

-¿Que estás esperando...?-Lo retó, y en el segundo Ken enloqueció,


lo cargó con rapidez, besándolo profundamente y se lo llevó hasta
el escritorio, acostándolo sin importarle que algunas cosas cayeran
al suelo, y Jin sonriendo, comenzó a desabotonarse los pantalones,
mientras Ken, impaciente los deslizaba por sus piernas, jalándolos
junto con su ropa interior, y fue entonces que lo vió, erecto y
delicadamente rosa en la punta, y jadeó con miedo, sin poder
creer que de verdad estaba pasando, siendo interrumpido por Jin
que se incorporó, desabotonando los pantalones del pelinegro con
rapidez, y tras ello liberó su erección punzante, que brillaba en la
punta con esa gota transparente, y anciosa.

-Jin...-Dijo inclinándose hacia él, besándolo de forma sumamente


morbosa, y comenzó a frotar su miembro contra el de él, con
intensidad, sintiendo el palpitar que compartían, la humedad de
sus cuerpos, hasta que Jin, llevando sus manos hasta sus muslos
los tomó juntos, sorprendiéndolo.

-Sigue...-Le indicó y Ken sin dejar de mover las caderas comenzó a


jadear impaciente hacia el cielo, mordiéndose los labios, mientras
Jin lo observaba con detenimiento, jadeando. Ken movía la pelvis
con fuerza, empujándolo una vez tras otra, dejando que Jin lo
acariciara como siempre había querido, y lo adoró perversamente,
mordiéndole los labios, suspirando sobre ellos al ritmo de sus
celosas estocadas.

-Yo... me siento... raro...-Gruñó Ken con nervios, cuando de


repente comenzó a salir algo de la punta de su erección,
estremeciéndolo, un liquido blanco y espeso que cayó sobrelos
muslos de Jin, haciéndolo perder las fuerzas.

-Bueno chico... -Dijo Jin, viéndolo estático, casi desorientado, con


la mirada pérdida en el líquido manchando los muslos del castaño

-Yo...-Balbuceó

-Acabas de tener un orgasmo...-Le dijo Jin, viéndolo respirar


pesadamente.- ¿Te gustó... hermano?
-Si...-Dijo avergonzado

-Muy bien...-Susurró.- lo hiciste bien... ahora, dime una cosa...


¿Porqué quieres ser un sacerdote?.- Dijo desconcertando al
pelinegro, haciéndolo retroceder para poder bajarse del escritorio
y sin más comenzó a ponerse los pantalones

-¿Qué...?

-Dices que eres fuerte... y lo eres, hermano, tienes convicción,


carisma, amor a Dios, amor a tu rebaño... pero... de lo que careces
es de franqueza...-Dijo mirándolo fijamente

-Jin...

-Dices que jamás haz tenido esa clase de pensamiento... dijiste que
siempre me viste como un hermano, que los besos y las caricias
que nos brindamos por tantos años no fueron más que amor
fraterno, querías fundirte conmigo, querías penetrarme... hacerme
gemir, pero todo en nombre de Dios... y yo me pregunto, si es que
en este momento Dios pasó siquiera por tu pensamiento alguna
vez... mientras te frotabas en mi cuerpo

-Eso no... no lo sabes...-Contestó nervioso

-Lo sé... te ví.- Dijo sonriendo y se acercó a él, para acariciar su


mejilla.- Eres devoto a Dios... pero Dios no te dio la fuerza para
resistir a estos pensamientos, y no está mal... no por eso eres
menos su hijo... pero por eso te pregunto... ¿Por qué quieres ser un
sacerdote?.- Dijo sonriéndole.- Yo puedo decirte que debo serlo,
porque ahora se ha convertido en mi obligación, porque ahora es
el trato que debo cumplir para contigo, y para enmendar mis
pecados, pero tu... que no tienes nada que te sujete... ¿Porqué
quieres ser un sacerdote, porque quieres cumplir con un celibato
que jamás haz estado dispuesto a acatar?

------------------------

Llegó a la habitación despacio y cerró la puerta, comenzando a


quitarse la ropa acto seguido, ya no temía desnudarse en medio
del cuarto, sabia que Ken tardaría demasiado en llegar a la
habitación, si es que tenía el coraje para llegar siquiera después de
su pequeño incidente. Dobló la ropa y la puso en el canasto de
ropa sucia para después meterse al baño, y estando ahí abrió toda
el agua caliente y se metió debajo de ella, disfrutando del ardor
sobre su piel que hacía que se pusiera roja, el agua le humedeció el
pelo, tirándoselo para atrás y suspiró, suspiró desviando la vista a
sus manos, a sus dedos... y sintiendose cómodo, solo... comenzó a
llorar.

Comenzó a llorar amargamente y a sus anchas, poniéndose en


cunclillas debajo del agua, y abrazó sus rodillas con fuerza,
sollozando, sintiéndose sucio... profanado.
Lo había hecho... tal como se lo propuso, enfrentó a Ken con
argumentos, lo había hecho ponerse en evidencia, lo había hecho
dudar y sobre todo le había abierto los ojos, tal como quería
hacerlo, y eso había sido una victoria, Ken estaba confundido, y
dudaba, se creía un hipócrita a si mismo y eso lo había hecho
perder fuerza y seguridad que antes le sobraba, por eso había
huido de la sacristía sin decirle más nada, y con un poco más de
suerte... Con un poco más entonces... tal vez Ken terminaría por
irse de ese lugar, terminaría por no querer estar con él, que
conocía su verdadera naturaleza y entonces... podía ser libre, tenía
que intentarlo.

Intentarlo a toda costa.

Pero a pesar de su victoria no podía evitar llorar... en ese


momento estuvo dispuesto a hacer lo que fuera, pero cuando Ken
estuvo frente a sus muslos juró que en cualquier momento iba a
soltarse a llorar, lo empujaría y se iría corriendo a casa de Nam a
arrodillarse, a pedirle perdón, pero no, no podía, no perdería lo
que ya había logrado. Por eso lloraba... porque jamás nadie lo
había tocado más allá de eso... Sólo Nam... solo Nam podía
besarlo, solo Nam podía tocarlo, solo Nam... sólo Nam... porque él
era su dueño... su nombre y su esencia estaban tatuados sobre
toda su existencia... y cuando no fueron las manos de Nam los que
lo tocaban sintió que estaba siendo quemado.

No sabe cuanto tiempo pasó en la ducha, solo que sus dedos ya


estaban demasiado arrugados, que le ardía la piel, pero que la
sentía un poco más limpia, y por ello salió de la ducha en silencio,
volviendo a vestirse, porque después de ello tenía una cosa más
por hacer...

Su corazon deseaba desesperadamente verlo... ver que es de lo


que aquella señoras hablaban con tanta saña.

Y salió a la calle a buscarlo.

A buscar a su amor.

PARTE 43: BUEN CHICO

No sabe cuanto tiempo pasó en la ducha, sólo que sus dedos ya


estaban demasiado arrugados, que le ardía la piel, pero que la
sentía un poco más limpia, y por ello salió de la ducha en silencio,
volviendo a vestirse, porque después de ello tenía una cosa más
por hacer...

Su corazon deseaba desesperadamente verlo... ver que es de lo


que aquella señoras hablaban con tanta saña.

Y salió a la calle a buscarlo.


A buscar a su amor

Por eso esperó el momento indicado, sentado en su cama, viendo


fijo hacía la ventana, hasta que todo se oscureció.

Era tarde, en la noche, y Jin cubierto con la capa de su hermano


salió del convento, con la intensión de dar un vistazo por la casa
de Nam, le faltaban apenas dos calles para llegar a su destino,
cuando escuchó una riña que venia de la calle de al lado, y curioso
caminó hasta el lugar, escondiéndose acto seguido entre los
árboles, descubriendo como un pequeño grupo de personas
discutían afuera de un bar local.

-Sé un hombre, acepta cuando pierdeeees.- Dijo en un tono de


borracho el joven de tez morena, pateando en el estómago a un
chico de edad similar a él, que trataba desesperadamente de darle
un golpe, pero no lo lograba, y lucía extremadamente patético
porque no sabía defenderse de él, porque Namjoon, con una chica
igual de borracha en sus brazos, seguía pateándolo, sin
consideración alguna.

-Yaaa, no lo patees tanto, vas a lastimarlo~.- Dijo riendose la chica,


pegándole divertida en el pecho, mientras Namjoon, sonriéndole
se reía de su expresión
-Dame algo para que deje de hacerlo.- Dijo riendose y la femina en
el instante se hundió en sus labios, provocando que Jin desviara la
mirada, con un nudo en la garganta, pero segundos después
volvió a mirar, al escuchar como dos hombres más salían de bar,
gritando.

-¿Que mierda te crees?, negro imbécil.- Le gritó un chico joven y


alto, mientras levantaba del suelo al incauto antes pateado

-¿Negro...?¿Yo?.- Dijo riendose.- Yo no soy negro, estúpido, el


termino correcto sería MES-TI-ZO, habla con propiedad... aunque
bueno.- Dijo socarronamente, apretando las nalgas de la chica.-
Hay algo que si tengo como negro, ¿verdad linda?.

La mujer se rió avergonzada, tambaleándose tanto como él.- Si


precioso...-Contestó ridícula ebria, colgándose de su cuello

-Te crees muy gracioso...-Dijo el joven de tez alba amenazante,


tratando de darle un golpe, pero Namjoon lo esquivó sin esfuerzo
alguno, burlándose
-Oh... yo no haría eso si fuera tu... mejor deja que nos vayamos...-
Insistió

-¿Crees que te dejaré ir así nada más?!

-Oye oye... tu amigo se lo buscó... él me molestó primero... no es


mi culpa que la señorita me haya preferido a mi...

-Imbécil...-Gruñó, sorprendiéndolo con un golpe, que apenas


alcanzó a rozarle, y después de tambalearse como un idiota
comenzó a reírse, y caminó un poco hacia la luz de forma
inconsciente, permitiendo que Jin lo viera con claridad... y ese
Nam... no era su Nam...

Llevaba los brazos descubiertos por primera vez desde que lo


conocía, con sus tatuajes expuestos con toda claridad, cadenas
colgaban de sus pantalones como la primera vez que lo vió, y su
cabello antes rubio desteñido ahora estaba pintado de un extraño
gris púrpura, y eso no era lo más extraordinario, sino que de sus
labios colgaban de nuevo esos aros metálicos y negros,
ligeramente mas pequeños que el que colgaba de su nariz.
-Bueno... no tengo tiempo para esto sabes... debo ir a follarme a
esta lindura y tu estás interrumpiendo.- Dijo sonriendo, y tras ello
le dio un puñetazo en la cara al incauto de piel alba, con el puño
izquierdo, completamente tramposo, o listo, según la perspectiva,
y lo dejó en el suelo unos segundos, mientras sus otros amigos, sin
hacer nada al respecto trataban de llevárselos sin recibir ningún
golpe.- Y ustedes.- Continuó.- No me vengan a echar a su papitos
encima... si son hombres acepten cuando pierden, que no quiero
una turba iracunda afuera de mi casa a esta hora.- Escupió,
mientras los otros sólo asentían, con miedo. La chica le sonrió
tambaleante, abriéndole los brazos, y Nam los recibió con una
sonrisa torcida, cargándola para ponérsela sobre el hombro.- Es
hora de que tu me atiendas...-Gruñó feliz, mientras la chica se reía
siendo llevada por él, con dirección a su casa.

Jin sabía que debió quedarse entre esos árboles, que tal vez era
mejor regresar al convento y terminar todo ahí pero... su corazón
no lo dejó, tenía la esperanza de que él de verdad no dejase entrar
a esa chica a su casa... no a esa casa donde habían compartido
tanto, por eso lo siguió a discreción y a escondias, hasta que lo que
temía se hizo realidad, y Namjoon sin bajarla sacó las llaves de su
casa, y Jin no pudo evitar sollozar quedito, tapándose la boca.
Namjoon se detuvo un momento, y bajó a la hica de su hombro,
sonriéndole.- pasa preciosa... olvidé comprar cigarrillos.- Dijo
empujándola dentro

-¿Puedes traerme un jugo?~-Dijo de forma linda la fémina.- Tengo


sed

-Claro que si... espérame aquí... no tardaré.- Dijo dándole un


pequeño beso en los labios y tras ello comenzó a caminar,
haciendo que Jin tuviese que ocultarse de lleno, agachándose
detrás de los matorrales que rodeaban a los árboles, Escuchando
los pasos de Namjoon, cada vez más cerca, pero de repente esos
pasos se hicieron más tenues, hasta que terminaron por
desaparecer y Jin, temblando, tratando de traquilizar sus lágrimas
suspiró de forma pesada, limpiándose las lagrimas como pudo, y
después se levantó , sacudiéndose, comprobando que Namjoon no
estaba, que no había sido descubierto, por eso comenzó a caminar
en silencio, tratando de no ir sollozando como un tonto camino a
la iglesia, dándose cuenta de que ya era muy, muy tarde, y cuando
llegó al convento entró por la puerta de atrás en silencio, pasando
por los pasillos vacíos, hasta que, por fin llegó a la habitación, y
suspiró antes de entrar.

Ken yacía ahí, dormido hacia la pared, por ello comenzó a


desvestirse con calma, colgando la capa, doblando su ropa y
finalmente se puso la pijama, abriendo con cuidado las sábanas.-
¿A donde fuiste?.- Musitó Ken con lentitud, sorprendiendolo, y se
volteó hacia él, encontrando sus ojos en medio de la oscuridad

-Fui a caminar...

-Fuiste a verlo...-Musitó.

-Si lo sabes entonces porque me lo preguntas...

-Para saber que tanto me mientes...

-Pues ya lo sabes...

-¿Hablaste con él...?

-No... solo lo ví, desde lejos...

Ken lo miró un momento, dudoso, y sin embargo suspiró acto


seguido, rodeándolo con los brazos.- Vamos a dormir...
-¿No vas a decir nada respecto a eso?

-No.- Murmuró, acomodándose en la almohada.- Sé que eso si es


verdad...-Dijo finalmente, y Jin se acomodó sin querer seguir
hablando con él, solo cerró los ojos, agradeciendo que Ken no
hubiese notado que había llorando, y cerró los ojos, deseando tal
vez, ya no despertar....

Pero lo hizo...

No sabe cuantas horas o minutos después se despertó, solo sabía


que estaba muy oscuro y que algo sumamente frio sobre su piel le
provocó un espasmo que lo asustó, por eso cuando abrió los ojos
encontró el rostro de Nam peligrosamente cerca, y sonreía de
forma extraña, sosteniendo un cuchillo en su cuello.

-Shhh....-Dijo sin dejar de sonreír. La verdad es que la escena daba


demasiado miedo, porque Namjoon sonreía como un loco, con la
cabeza ladeaaa, y presionaba el cuchillo de forma peligrosa, pero a
Jin había terminado por dejar de asustarlo, así era él, actuaba él, lo
que más le preocupaba era que a su lado dormia alguien que de
verdad causaría muchos problemas si lo veía
-Que... haces...-Musitó en un tono casi inaudible

-Ven...-Sonrió

-No...-Sentenció

-Ven aquí... Jin...-susurró de forma apacible.- Ven... o te cortaré la


garganta... y después afilaré el cuchillo con los huesos de ese hijo
de puta.- Sonrió

Jin se quitó el brazo de Ken de encima, con demasiado cuidado, y


cuando estuvo de pie Namjoon le abrió la puerta, indicándole que
saliera, el castaño obedeció, siguiéndolo descalzo, hasta donde era
su habitación antes y una vez dentro Namjoon cerró la puerta,
sonriendo, pasándose el cuchillo por los labios, en forma de juego.

-Así que ahí es donde te mudaste, Jin...

-¿Qué es lo que quieres, Kim Namjoon?


-Oh... yo nada... en realidad vine aquí para aprovechar la
oportunidad de saber en donde te escondias, pequeño insecto

-Bueno... ya lo sabes, ahora vete...

-No, no, no...-Dijo sonriendo.- ¿Que modales son esos, Seokjin?


Porque no tomas en cuenta que he venido como cortesía?...
después de todo el que fue a buscarme hace un rato eras tu ¿no?,
En los árboles...

-No era mi intención ir a verte, solo pasaba por ahí.-Dijo firme

-¿Y por eso te escondiste?... crees que ese llanto de perra no lo


reconocería a mil leguas de distancia...?- se burló

-Bueno... puedes creerme o no, me importa muy poco, ahora vete


o llamaré a la policía...-Dijo tratando de salir de la habitación pero
Namjoon lo tomó del cuello, sorprendiéndolo, y lo azotó contra la
pared con fuerza.
-Vaya vaya... ¿a alguien le crecieron las bolas de repente?.- Dijo
sonriendo

-Sueltame...- gruñó sintiéndose ahogado

-Te crees muy hombre porque tu querido hermano duerme


contigo?.- Dijo riendose.- Ahora entiendo porque repentinamente
ya no querias estar conmigo, Jin...

-Nunca quise estar contigo, suéltame... demonio...

-Ya veo... ¿Entonces es que solo te gustaba como te follaba?

-Déjame en paz...

-Dime... ¿Te lo hace mejor que yo?-Susurró en su cara, sin dejar de


sonreír de esa forma extraña y dolorosa.- ¿La tiene más grande?-
siguió, causándole a Jin una ganas incontenibles de morir en ese
momento. No... No era como Nam lo pensaba, pero estaba bien
que lo pensara, así todo sería más fácil.
-Basta con tus palabras, denerada serpiente...-Gruñó- vete de
aquí... Vete de aquí ahora mismo

-Oh no... esto no es tan fácil, pequeñito...-Musitó.- Parece que el


buen trato que te dí terminó por malcriarte... eso es una lástima,
pero no te preocupes, vamos a corregirlo.-Sonrió, apretando con
fuerza y lo movió hacia la mesa vacia, sentándolo sobre ella

-No...-Dijo SeokJin pateándolo con fuerza en el estómago, y


Namjoon retrocedió, riéndose con dolor.

-Wao... así que aprendiste algo de mi, eso es muy bueno, pero no
debes olvidar... que yo... siempre golpeo de vuelta y que tu....
Sigues siendo mi pequeña perra...

-No soy nada tuyo...-Gruñó, sintiendo como Namjoon acariciaba


sus piernas, con fuerza.

-Oh claro que lo eres, padrecito, y te voy a decir porqué.- Musitó


acercándose demasiado, dejando que los labios de Jin percibieran
el frio de aquellos aros en sus labios.- Porque si te portas mal...
entonces no solo voy a hundirte a ti y a tu pequeña iglesia hecha
de mierda... si no que voy a matarlo...-Dijo riendose
-Tu... no harías eso.- Dijo con firmeza, aún cuando con sus
palabras las manos comenzaron a temblarle.

-No me conoces lo suficiente y a diferencia de ti... no tengo ya


nada que perder.- Sonrió socarronamente .- Retame... y
encontraran su cuerpo en el bosque... aunque no precisamente en
los mismos lugares...-Musitó divertido, y a Jin se le heló la sangre,
recordando ese miedo que Namjoon le daba cuando solia
golpearlo por cualquier cosa.- Ahora...-Continuó.- Vas a ser un
buen chico, ¿verdad?

PARTE 44: ORACIÓN

-No soy nada tuyo...-Gruñó, sintiendo como Namjoon acariciaba


sus piernas, con fuerza.

-Oh claro que lo eres, padrecito, y te voy a decir porqué.- Musitó


acercándose demasiado, dejando que los labios de Jin percibieran
el frio de aquellos aros en sus labios.- Porque si te portas mal...
entonces no sólo voy a hundirte a ti y a tu pequeña iglesia hecha
de mierda... si no que voy a matarlo...-Dijo riendose
-Tú... no harías eso.- Dijo con firmeza, aún cuando con sus
palabras las manos comenzaron a temblarle.

-No me conoces lo suficiente y a diferencia de ti... no tengo ya


nada que perder.- Sonrió.- Rétame... y encontrarán su cuerpo en el
bosque... aunque no precisamente en los mismos lugares...-Musitó
divertido, y a Jin se le heló la sangre, recordando ese miedo que
Namjoon le daba cuando solía golpearlo por cualquier cosa.-
Ahora...-Continuó.- Vas a ser un buen chico, ¿verdad?.- Sentenció,
sacando el cuchillo, y presionó ese botón horrible con el que hacía
que la navaja saliera expulsaba, exponiendo su filo, se rió
ligeramente, llevando la navaja al cuello de Jin, y tras colocarla
lentamente lamió su cuello, rozando un poco la hoja, y fue
subiendo poco a poco, estremeciéndolo.

Estaba siendo obligado, de nuevo... y tenía que detenerlo, porque


de lo contrario en cualquier momento la sensación de necesitarlo
iba a salir a flote, y entonces todo se iria a la mierda, A seokJin no
le importaban sus palabras, ni que estuviese actuando como un
sociópata o como un borracho, era Nam... Era su amor...

Sabía que estaba herido, que era doloroso...

Los aros metálicos llegaron a sus labios de repente, presionándolo,


y comenzó a besarlo de forma deliciosa, metiendo su lengua en el
interior con fuerza, como un degenerado, Jin cerraba los ojos, sin
corresponderle, tratando de ladear la cabeza a pesar de que el
cuchillo lo presionaba.- Hazlo... hazlo o voy a cortarte la maldita
garganta.- Gruñó Namjoon, volviendo a sus labios, y lo empujó
despacio, profundizando sus besos, y en ese momento, cuando Jin
comenzó a corresponderle, la sensación tracionera de calor inmeso
se le subió por el cuerpo. Había llorado por él dias y noches
enteros, lo añoraba y lo maldecia, lo extrañaba, y de nuevo estaba
ahí, provando el delicioso sabor de su saliva, la calidez de su
aliento, y la suavidad de sus labios rosa pálido que embriagan con
dulzura; su ángel estaba ahí... de nuevo... lo estaba obligando y
sometiendo, y no podía evitar sentir que el alma se le rompía por
ello, porque no quería hacerle daño... pero lo necesitaba
desesperadamente, solo necesitaba un poco de él para seguir
viviendo, porque como todo drogadicto, la abstinencia del cielo
estaba haciéndolo perder la cabeza.

Lo hizo perder la cabeza

-Saca la lengua...-Jadeó, viendo como Jin obedecia, e imitandolo


comenzó a acariciarla lentamente, muriendo de éxtasis, mientras
Jin, avergonzado rezaba porque Namjoon no notara todavía la
erección punzante entre sus muslos.-Eres mío...-Musitó,
desabotonando su camisa con impaciencia, descubriendo el
tatuaje de las flores, que casí lo hace llorar y por ello descendió a
sus pantalones, desabotonándolos con prisa.- Eres mío...-Repitió,
desnudándolo poco a poco, dejando a un lado el cuchillo para
tomarlo entre sus brazos, para estrecharlo con fuerza, volviéndose
loco.- Eres mío... eres mío... -Musitaba mientras lo acostaba sobre
la mesa, y perersamente llevó su dedo pulgar a su boca,
metiéndolo, recibiendo como respuesta los labios de Jin
presionándolo, y le acarició el rostro con amor, frotándose entre
sus piernas...-Sólo mío...

-"Sé que soy tuyo... siempre seré tuyo..."-Pensaba Jin, cerrado los
ojos, luchando contra si mismo, luchando por no gritarle que lo
tomara en ese momento, por gritarle que lo besara
profundamente, que le dijera lo mucho que lo amaba, ¡Y luchó!...
lo hizo, contra todo pensamiento, contra todo deseo y esperanza
de salir huyendo tomados de la mano y no volver nunca más,
porque eso no serviría de nada...  huir sólo les daría burdo
tiempo... y solo lograría que le hicieran daño, que lo mataran a
golpes.

-Detente...-Dijo, tratando de resistirse, tratando de alejarlo a pesar


de que lo necesitaba.

-Cállate... o juro que voy a lastimarte.- Gruñó desesperado.- Voy a


hacerlo... voy a herirte.- Dijo mordiéndole el pecho con fuerza,
haciéndolo gemir hacia el cielo, y comenzó a dilatarlo con los
dedos, provocándole arquear la espalda mientras gemía con dolor.
-Basta...-Insistió, y Namjoon lo sujetó con fuerza de las muñecas,
desabotonando su pantalón para liberar la erección que deseaba
ya entrar en el interior de su cuerpo, por eso la frotó con fuerza,
preparándolo, sintiendose un patán, y un desesperado loco,
cuando de repente escuchó a Jin llorar quedito, y se detuvo poco a
poco, tuvo que detenerse- Basta...-Suplicó

Namjoon lo liberó con miedo, haciendose para atrás, mientras su


respiración inesixtente casi logró ahogarlo, y suspiró subiéndose
los pantalones, tragando en seco.- Cállate... detesto cuando eres
tan marica...-Gruñó.- Acabas de enfriarme.- Dijo tomando el
cuchillo y lo guardó en su bolsillo.- Vuelve con tu maldito novio...
antes de que me arrepienta y te viole.- Gruñó, saliendo por la
ventana, dejando a Jin desnudo y solo sobre la mesa de su
habitación, solo... abrazado por la pena que comenzaba a corroerle
el alma dolorosamente.

-Yo...-Musitó inaudiblemente.- Soy sólo tuyo... tuyo siempre... y tu


eres mio, siempre serás mio...-Sollozó quedito, rompiendose en
pedazos.

No durmió ese dia, y tampoco regresó a su habitación, se quedó


en silencio llorando amargamente, con la ropa a medio poner,
igual que su espíritu, viendo las hojas largas del pasto afuera,
siendo movidas por la brisa de la noche, y deseó por un momento
ser esa brisa, rezó por poder convertirse en una mota de polvo, tan
ligera e irrelevante que pudiese ser cargado, y llevado lejos de ahí,
a un lugar en donde nadie supiera de su existencia, a uno donde
sencillamente no pudiera sentir más dolor.

Pero el cielo, egoísta, no le cumplió su deseo, y lo único que hizo


por el fué mecerlo para que las horas pasaran más tranquilas,
hasta que el sol comenzó a salir poco a poco, y supo que había
llegado la hora de que se vistiera para abrir la iglesia.

Su rutina, esa que haría toda su vida, fue ejecutada por una
especie de vegetal andante, que sonreía solo por sonreír, que
saludaba sólo por saludar, que respiraba por simple inercia, que
existía solo por cruel destino, y Ken, que lo notó a leguas siquiera
se atrevió a acercarsele, miedoso por sus palabras del dia anterior,
porque de nuevo pusiera en evidencia la cruel realidad de su falta
de franqueza.

Ken no se acercó a él en todo el dia, en realidad una especie de


incentidumbre había nacido gracias a él y lo hacía impacientarse,
por eso se retiró temprano de la iglesia, y se enclaustro en la vieja
biblioteca para leer con tranquilidad, mientras Jin, de forma casi
inconciente tomó su biblia, y su rosario, con devoción, y caminó al
interior de la parroquia, porque debía hacerlo todas las tardes,
porque es lo que hacia ahora en vez de ir a casa de Namjoon a
comer con él, se encerraba en la iglesia para la hora de la oración,
y el hecho de que Ken no estuviese ahi nisiquiera lo inmutó, podia
hacerlo solo, deseaba más hacerlo solo, de ahora en adelante
estaría mejor sólo.

Y rezaría... Rezaría por el resto de su vida.

-Padre nuestro, que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre;

venga a nosotros tu reino;

hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; Perdona nuestras ofensas...


-hizo una pausa escuchando como las puertas de la iglesia se
cerraban a sus espaldas, pero no volteó, tragó saliva y continuó-
como también nosotros perdonamos a quien nos ofende... -Su voz
se detuvo abruptamente cuando los breves ecos de pisadas
resonando en el suelo de piedra se hicieron presentes. Una a una,
como si marcaran la cuenta regresiva para una sentencia. Y
cuando se detuvieron justo detrás de él, cerró los ojos,
manteniéndose sereno como le habían enseñado.
-Continúa- Dijo en un tono grave la persona a su espalda,
mientras una sonrisa perversa se dibujaba en su rostro.

No respondió, se quedó estático, manteniendo su posición de


rodillas frente al pequeño altar, con las manos juntas y enfrente de
su pecho, aunque por dentro su respiración comenzaba a tornarse
por demás impaciente.

-Dije que continúes- Insistió la voz sobresaltándolo ligeramente, y


tras tragar en seco, suspiró discretamente, con una impotencia
irreal creciéndole en las entrañas.

-No... nos dejes caer en tentación...- Musitó en tono tembloroso,


que se arrastraba entre sus dientes.- y... líbranos del mal...
-suplicó- Amén.

Cuando la última palabra salió de entre sus labios su cabeza fue


jalada hacia atrás de forma abrupta, tornando su respiración
pesada y nerviosa, y aquella persona, sin tener la mínima empatía
por su nerviosismo siguió tirando hacia atrás, obligándolo a
alargar el cuello. Su manzana de Adán se movió impaciente
debajo de su piel, esperando, mientras rogaba porque nadie
entrara en la parroquia en ese momento.

-Si fuera tú, dejaría de rezar. No parece servir de mucho.- Dijo en


un tono burlón su verdugo, mientras sus labios y su nariz
repasaron la blanca piel de su cuello, absorbiendo de forma
infame el aroma que desprendía.- "Líbranos de todo mal" es lo que
has pedido pero... Yo sigo aquí.- Sonrió.

-Namjoon...
PARTE 45: ODIO

-Libérame  de esto... porque duele.- Sonrió

-------------------

-Namjoon...

-Padrecito...-Musitó acercándose a su oído, respirando muy


profundamente, poniéndolo nervioso.- Sabes que él ya no te
escucha...
-Soy su hijo.- Murmuró nervioso.- Él nunca dejará de
escucharme...

-Mmmmh...-masculló el verdugo, acariciando la piel de su cuello.-


Tienes razón, él definitivamente te escucha... -Sonrió.- debe
haberse vuelto aficionado a tus alaridos...

-Por favor... basta...-Suplicó cerrando los ojos

-Ven aquí...-Dijo sonriendo de forma socarrona, invitándolo a que


se pusiera de pie, pero Jin con la cabeza gacha no obedeció, se
rehusó poniendo su cuerpo rígido, provocándole a Namjoon
reírse.-Sé un buen chico padrecito... esto va a pasar quieras o no, la
diferencia es que puedes venir conmigo de forma pacífica, sin
hacer demasiado escándalo... o puedes venir inconciente sobre mi
hombro, ¿Qué dices?

-Espero que Dios... se apiade de tu alma...-Musitó el castaño sin


levantar la mirada

-Espero que también se apiade de la tuya...-Respondió, y acto


seguido le rodeó el cuello con las manos, presionándolo con
fuerza, hasta que los ojos de Jin, después de apenas milésimas de
segundo se nublaron, y entonces, todo se oscureció.

-----------------

Namjoon estaba bebiendo, tirando en una de las esquinas de la


casa del árbol, y lloraba, en silencio y a discreción, delatado
unicamente por los ojos rojos que podía esconder detrás de la
botella de whiskey que ya había bebido hasta la mitad él solo, y
jugando con las agujetas de sus pesadas botas militares
aguardaba, sorbiendo la nariz de vez en vez, esperando a que la
bella criatura cautiva sobre los cojines de la casa del árbol
despertara, para ver que es lo que le había hecho.

Lo odiaba.

Porque había roto su corazón sin consideración alguna,


pisoteando los sentimientos que jamás fue capaz de mostrar a
nadie, y que le había regalado como algo único, casi imposible,
invaluable.

Lo odiaba.
Porque lo había abandonado, y sustituido como un vidrio que se
rompe y que reemplazas, y más aun cínicamente se escondía
detrás de la espalda de ese maldito... de ese hipócrita pervertido
que pretendía ser un sacerdote, había preferido a ese malnacido
hijo de Dios, que sabía, le había lavado el cerebro de alguna forma
que no lograba descifrar.

Lo odiaba.

Porque desde que le había dicho esas crueles palabras ya nada


tenía sentido para él, la comida carecía de sabor, y las calles de
color, desde que se había ido ya nada tenía un aroma agradable,
ahora todo olía a putrefacción y miseria, desde que lo había
dejado odiaba a todos, se odiaba a si mismo, desde que se fué solo
pensaba en morir, pero no podía hacerlo, no tenia el valor para
hacerlo.

Lo odiaba con toda su alma.

Porque a pesar de que quería lastimarlo había sido incapaz de


hacerlo, porque sus labios le regresaban una vida falsa, le daban
un placebo cruel de esperanza, porque su piel que olía a rosas lo
cautivaba, y el mismo tiempo lo quemaba como las brazas a la
madera vieja, lo odiaba, ¡lo odiaba! Porque lo había destrozado
todo, lo había hecho polvo en medio de sus dedos largos y
pálidos... y a pesar de ello... era capaz de reconstruirlo todo con
una palabra, con una acción... y lo odió más, porque sabía que
nada de eso llegaría ya.

Lo odiaba.

-Te amo...-Musitó dándole un amargo trago a la botella, en un


vano intento por tragar el nudo en su garganta para no seguir
llorando.

Lo amaba, con toda su alma.

El cuerpo inerte del joven de tez blanca comenzó a moverse poco


a poco, retorciendo los dedos a discresion, y después el torso, y
Namjoon, limpiándose las lágrimas le dio un trago más a la
botella de whiskey antes de lavantarse pesadamente, y caminó
hacia él con una sonrisa, dando pequeños pasos como los que
daría un felino rodeando a su presa.
-N..am...-Balbuceó Jin mirándolo a los ojos, desconcertando, y en
respuesta sólo recibió una sonrisa agridulce del menor.

-Mi angel... ya despertaste.- Musitó, extrañando a Jin por ese tono


meloso que utilizó.- ¿Dormiste bien...?

Jin no respondió, ladeó la cabeza de un lado a otro, tratando de


disiparse, pero un leve calosfrió le recorrió la espina dorsal
cuando se dio cuenta de que no podía mover los brazos, y tras ello
miró hacia arriba, viendo sus muñecas atadas con fuerza,
comenzó a respirar impaciente, volteando hacia abajo, y su
vientre, y su pecho estaban atrapados en medio de una especie de
red hecha con cuerdas gruesas de algodón, la misma que
amarraba sus tobillos, dejándole apenas un poco de espacio para
separar las piernas. Trató de moverse, haciéndose a un lado, y una
cadena color plata hizo un sonido sordo acompañándolo, para
después impedirle retroceder, jalándolo del cuello gracias a un
lindo collar de cuero del que no se había percatado.

-K-kim Namjoon...

-Ayer me enfriaste... debes recibir un castigo por ello... - Musitó


Nam sonriendo, y dejó la botella sobre la mesa vieja de madera,
sentándose a un lado de Jin, que lo miraba frunciendo el ceño con
preocupación.
-Kim Namjoon... suéltame

-Shh... no empieces a molestarme... o voy a amordazarte


también...-Dijo cariñosamente

-L-lo que haces está mal, por favor ... déjame ir...-Suplicó, siendo
interrumpido por el dedo de Namjoon que lo acalló

-Ya ya... que la cinta que pienso ponerte en la boca es bastante


difícil de quitar... no me obligues, ¿quieres?.- Dijo sonriendo, y ese
dedo, cariñoso acarició los labios del castaño con suavidad,
metiéndose entre ellos para poder acceder a la boca y estando
dentro Nam se mordió los labios.- Chupa...-Ordenó.

Jin negó con la cabeza, avergonzado, y Namjoon, jalando la


cadena con fuerza terminó hundiendo su dedo más aún en la boca
del castaño.- No lo has entendido... así que te lo voy a explicar
otra vez...-Musitó.- Aquí... lo que yo digo es la palabra de Dios... y
si no quieres que Dios te castigue... vas a ser una buena perra...-
Dijo sonriendo, moviendo su dedo dentro de la boca de Jin con
suavidad.- Obedezcas o desobedezcas el resultado no va a
cambiar... pero tu decides si quieres que te golpee hasta la
inconsciencia o que te trate bien...

-No lo hagas... -Dijo retrocediendo, viéndolo directamente a los


ojos.- No lo hagas Nam...

-No me llames así...-Gruñó, jalándolo del collar con fuerza,


lastimándole el cuello.- Nadie te dio permiso de que lo hicieras...-
Dijo tratando de mantenerse sereno.- Ahora... chupa...-Sonrió,
metiendo su dedo dentro de la boca de Jin, y el castaño tragando
en seco comenzó a chupar con timidez, muy lentamente, haciendo
que a Nam el corazón se le alborotara, estaba borracho, y esa
acción terminó por darle el golpe de gracia a sus nervios.

Metió un dedo más dentro de su boca, jadeando, viendo como es


que los chupaba, y comezó a moverlos de atrás hacia adelante, con
lentitud, disfrutándolo.- Buen chico... Buen chico...-Musitó,
acercándose a sus hombros, y sin dejar de mover los dedos dentro
de su boca comenzó a darle pequeños besos en los hombros, que
se convirtieron en lamidas perversas, y pequeñas mordidas que lo
hacían estremecer.

-Tu olor siempre es tan dulce, maldito beato...-Dijo entre besos,


subiendo de a poco por su cuello, y llegó por fin a sus labios,
sustituyendo sus dedos por la suavidad de sus labios, y esos
dedos húmedos bajaron hasta los pezones rosas del castaño,
estremeciéndolo en medio de movimientos lentos y circulares, que
le provocaban suspirar, Nam sabía perfectamente como tocarlo,
después de todo él lo había educado, había hecho de él lo que era,
y le pertenecia, en cuerpo y alma le pertenecía.

-Sabes a alcohol...-Dijo quedito, viéndolo directamente a los ojos y


Nam lo miró de vuelta de forma sumamente agridulce

-¿En serio...? -Rio.- maldita sea... Yo no lo puedo percibir.- Se


quejó.- Para mi todo sabe a tristeza...

-Nam...

-Pero no te sientas único, Jin... Pronto haré que tú también puedas


saborearla...-Dijo mordiendo su pecho con fuerza, haciéndolo
gritar.

PARTE 46: DAEMONEM


 Trước   Sau 

-Tu olor siempre es tan dulce, maldito beato...-Dijo entre besos,


subiendo de a poco por su cuello, y llegó por fin a sus labios,
sustituyendo sus dedos por la suavidad de sus labios, y esos
dedos húmedos bajaron hasta los pezones rosas del castaño,
estremeciéndolo en medio de movimientos lentos y circulares, que
le provocaban suspirar, Nam sabía perfectamente como tocarlo,
después de todo él lo había educado, había hecho de él lo que era,
y le pertenecía, en cuerpo y alma le pertenecía.

-Sabes a alcohol...-Dijo quedito, viéndolo directamente a los ojos y


Nam lo miró de vuelta, de forma sumamente agridulce

-¿En serio...? -Rio.- maldita sea... Yo no lo puedo percibir.- Se


quejó.- Para mi todo sabe a tristeza...

-Nam...

-Pero no te sientas único, Jin... Pronto haré que tú también puedas


saborearla...-Dijo mordiendo su pecho con fuerza, haciéndolo
gritar, Jin arqueó la espalda, sintiendo los dientes de Namjoon
castigarlo, una vez, y después otra, sufriendo su boca como un
viajero que iba pisando fuerte, llegando a sus pezones en donde
comenzó a hacer círculos con la punta de la lengua, mientras con
su mano libre apretaba el otro, de forma tortuosa.

-Y-ya...-Jadeó Jin apenas entre abriendo un ojo.- Ya por favor...


-Shh... o voy a romperte la boca...-Dijo sonriendo, bajando de a
poco a su vientre, dando besos esporádicos, como un rezo devoto
que se marcó en su piel, y aunque parecía divertido, sumamente
perverso, por la forma en que quería hacerlo sufrir, aquellos
centímetros que su piel tocaron eran ceniza sobre sus papilas,
como el papel quemado de todos sus dibujos.

El sabor era amargo, y no podía soportarlo, por eso fingió seguir


sonriendo, tratando de ocultar su rostro mientras se levantaba,
dejándolo tranquilo un momento, sólo para ir por su botella de
whiskey y darle un gran sorbo del que se le escapó una pequeña
gota por la orilla de los labios.

-"Todo sabe igual... todo sabe igual"- Pensó amargamente,


regresando al lugar de su víctima con la botella en la mano

-Abre la boca...-Musitó riéndose y Jin negó con la cabeza repetidas


veces, cerrando los ojos.

-¿Quieres que te la abra yo?.- Sonrió


-Nam... basta... por favor basta.- Dijo Jin llorando, pero el nudo
que le hizo en el estómago a Namjoon, con esa expresión
suplicante, solo terminó por hacerlo enfurecer, y se acercó a él
amenazante, tomándolo por el mentón con fuerza

-No me digas Nam...-Le gruñó en la cara, viéndolo fijamente,


intensamente.- Jamás... vuelvas a llamarme de esa forma... o te
mataré...

-Sólo... -Dijo con voz casi inaudible, que temblaba.- S-sólo déjame
ir...

-Dejarte ir...-Musitó sonriendo, poniéndose en cunclillas para


quedar a su altura y a pesar de sus esfuerzos, su semblante se
rompió, y sin darse cuenta, aún riendose de forma burlona
comenzó a llorar dolorosamente, y Jin al verlo hizo una pausa
abrupta, viendo los hilos húmedos y salinos caer abundantes por
su mejillas, hasta su cuello.-Dejarte ir...-Continuó con la voz
quebrada.- Tu... lo dices de una forma tan sencilla que... no puedo
creer que... seas mi ángel...-Musitó, rompiéndole el corazón en
pedazos e hizo una larga pausa, enmudeciendo lo todo, cada
sonido a su alrededor al excepción del de sus sollozos, que
pasaron taciturnos como fantasmas mientras él, muriendo,
acariciaba la cara de Jin suavemente, viéndola como si fueran las
estrellas en el cielo, hermosa, tan lejana que parecía una fantasía, y
suspirando, con los ojos húmedos, rompió el silencio .-
Devuélvelo.- Sentenció, mirándolo fijamente con súplica y Jin
tragando en seco se quedó inerte atrapado por sus ojos, llorando
sin decir palabra alguna.- Devuélveme a mi amor... te lo ruego...-
Suplicó de nuevo.

-Tu amor...-Musitó el castaño lentamente, temblando.- Tu amor no


existe, Kim Namjoon... sólo fue una ilusión...-Dijo sin más,
alzando el mentón con fuerza, decidiéndose a aguantar lo que
tuviera que aguantar, solo para hacerlo entender... sólo para que
pudiera comprender que debía irse de ese lugar ya.

Namjoon rió por lo bajo, sorbiendo su nariz y le dio otro sorbo a la


botella de whiskey, sonriendo.- Si...-Musitó limpiándose las
lagrimas.- Tienes razón... Todo fué un sueño de mierda... Pero...
por lo menos me queda mi juguete...-Dijo tomándolo del mentón
con fuerza, alzándoselo y tras ello le presionó la boca, forzándola
a abrirla, inclinando la botella hacia sus labios.- Si fuera tu lo
tragaría... porque... si te sale por la nariz te va a doler mucho.-
Sonrió y Jin forcejeando sintió el alcochol caer sobre su garganta, y
lo tragó contra su voluntad, un chorro y luego otro, hasta que
azotando el rostro comenzó a toser con dificultad, haciendo reir al
menor.- Buen chico... hemos entrenado bien esa garganta...
¿verdad?.- Dijo inclinando de nuevo la botella y lo obligó a beber
de nuevo, liberándolo después de un par de tragos

-Voy a vomitar...-Jadeó frunciendo el ceño.- Detente


-De que hablas... si ya te terminaste la maldita botella.- Se rió,
viendo apenas unas gotas sobrantes dentro del cristal, 
complacido y tras ello arrojó la botella con fuerza hacia la esquina,
provocando que se rompiera en miles de pedazos.- pero no te
preocupes, aún nos queda otra...- El sonido asustó al castaño, que
cerró los ojos temblando, y Namjoon al ver aquella expresión de
miedo se acercó lentamente a su rostro.-Shhh... tranquilo...

-Para... por favor...

-¿Que pasa...?.- Dijo acariciando su cabeza.- ¿Me tienes miedo de


nuevo...?- Jin no respondió, su cabeza comenzaba a dar vuelta y
no poder moverse lo hacia aún peor, solo podía esperar, tratar de
no hacerlo enfurecer más.- No tiembles pequeño... un demonio no
puede lastimar a otro... ¿recuerdas...?

-N-nosotros... no somos demonios.- Dijo de repente, captando la


atención de Namjoon.

-Claro que lo somos.- Musitó acariciando su mejilla, y tras ello,


aquellos dedos que lo acariciaban bajaron lentamente por su
cuello, por sus clavículas, por su impaciente pecho que
hiperventilaba a discreción, y después su vientre bajo,
estremeciéndolo.- Al menos yo lo soy...-Murmuró.- Pasando los
dedos en medio de sus muslos con lentitud.- Tu lo dijiste, ¿lo
recuerdas...?  Asmodeus...  daemonium  fornicationem...-Dijo
susurrando el latín de forma perversa.

-N-no lo eres...-Dijo temblando, tratando de razonar con él con la


mirada, pero estaba cegado por el dolor.- No lo eres...-Insistió, y
en su lugar encontró una sonrisa perversa, vacía, que le anunciaba
el dolor venidero.

-Si,  sum  daemonem  fornicationis, ego  ostendam  tibi,  filius  Dei...(Si, yo


soy el demonio de la fornicación, y te lo voy a demostrar, hijo de Dios...)-
Musitó y tras ello se dirigió a su boca, mordiéndole los labios con
fuerza, haciendo que el sabor del hierro les inundara levemente
las papilas, al tiempo que le abría las piernas con fuerza,
metiéndose entre el espacio que le daba el amarre de las cuerdas,
y estando ahí comenzó a frotarse con fuerza, suspirando
pesadamente sobre su rostro.- Pertinent  es ad me, bitch...(Me
perteneces, perra...).-  Susurró, dándole un beso violento acto
seguido.
PARTE 47: MORIR

-Si,  sum  daemonem  fornicationis, ego  ostendam  tibi,  filius  Dei...(Si, yo


soy el demonio de la fornicación, y te lo voy a demostrar, hijo de Dios...)-
Musitó y tras ello se dirigió a su boca, mordiéndole los labios con
fuerza, haciendo que el sabor del hierro les inundara levemente
las papilas, al tiempo que le abría las piernas con fuerza,
metiéndose entre el espacio que le daba el amarre de las cuerdas,
y estando ahí comenzó a frotarse con fuerza, suspirando
pesadamente sobre su rostro.- Pertinent  es ad me, bitch...(Me
perteneces, perra...).- Susurró, dándole un beso violento acto
seguido.

-No...-Dijo Jin sintiendo como la erección de Namjoon,


aprisionada dentro de sus pantalones , se frotaba contra sus
múslos con fuerza, y este, ignorándolo, acallaba sus palabras con
besos desesperados y profundos, que comenzaban a estremecerlo,
Namjoon metió su lengua lentamente a su boca, acariciando su
lengua de forma sumamente morbosa, separándose de vez en vez
solo para dejar un hilo de saliva que los unía por segundos y
después volvía a juntarlos cálidamente, Jin sintió su cuerpo
despertar, y frunció el ceño con angustia, aun luchando,
forcejeando porque nada de aquello continuara, pero Nam era
muy fuerte, mucho más fuerte que él, y el peso de su cuerpo sobre
el suyo lo presionaba contra los cojines, imposibilitándolo para
intentar algo más efectivo si quiera, Namjoon suspiraba,
besándolo, bajando a veces a su cuello aunque el collar de cuero le
fuera un obstáculo, y volvía a subir a sus labios, jadeando,
sintiendo que la falsa felicidad le subía por la cabeza, y eso lo
hacía aún más miserable, pero no podía parar, no podía.

-Basta!.- Gritó Jin, provocando que Namjoon le tapase la boca con


fuerza y gruñó, incorporándose.
- Cállate!.- Le gritó, tomando el miembro de Jin en su mano, y
comenzó a masturbarlo con fuerza, disfrutando de las expresiones
del castaño, que parecían ser de angustia, de un placer contenido
que no quería mostrar a nadie. El menor llevó su dedo índice a los
labios rosas del castaño, metiéndolo y sacándolo a placer sin dejar
de masturbarlo, y Jin con la cabeza hirviendo sentía el tacto de la
piel de Nam sobre su lengua, cálido, completamente húmedo,
hasta que sintió que lo sacaba, observándolo brillar por la saliva
abundante que lo cubría.

-M-maldito...-Gruñó entre dientes, forcejeando con el amarre de


sus muñecas que siquiera lograban alcanzar el cuerpo de
Namjoon para empujarlo, y por ello se quedó indefenso, viéndolo
como de la punta de su erección esa gota transparente comenzaba
a salir en abundancia, y el menor lo tomó sin prisa,
distribuyéndola por toda su extención, sin decir palabra, sólo
hipnotizado, casi hambriento.

-Shhh...-Musitó el menor, llevando su dedo empapado a la


entrada de Jin y tras ello comenzó a acariciarlo, haciendo círculos
en su entrada, estremeciéndolo, estimulándolo con prisa mientras
su dedo impaciente se metía en su cavidad, dilatándola con
fuerza. El castaño arqueó la espalda, soltando un quejido hacia el
cielo, tratando de cerrar las piernas que el de tez morena abrió
cada vez a la fuerza, al menos hasta que su cuerpo se interpuso
como obstáculo, y Jin al darse cuenta abrió los ojos, mirándolo,
observando como Namjoon desabotonaba sus pantalones,
liberando la erección punzante que escondía, y que estaba anciosa
por recibir la atención debida.

-No...-Dijo tratando de retroceder pero Namjoon lo jaló de las


piernas cada vez que lo hizo.- No... no por favor.- Suplicó

-Cállate...-Gruñó sin mirarlo

-Ya basta...-Volvió a suplicar angustiado, pero Namjoon no lo


escuchaba, estaba inmerso, completamente desesperado.-
Nam...-"detente mi amor... Detente o no podré seguir con esto"-
Pensó suplicando.

-Te dije que te calles!.- Gritó, viéndolo a los ojos por fin, y lo
encontró llorando como un niño, sufriendo, deseando que por
favor se detuviera.

-No... lo hagas...-Dijo quedito, negando con la cabeza, y Namjoon


sintió su cuerpo estallar, desmembrarse por partes.
Bufó hacia el suelo, furioso, azotándole las piernas a Jin,
saliéndose de en medio de ellas con violencia, y tras ello metió la
mano en su bolsillo trasero, sacando a su fiel amigo, cuyo filo era
tan feroz que podía cortar incluso el aire, y lo empuñó con fuerza,
gruñendo, viendo a Jin con un rencor y un odio que no podía
contener dentro del cuerpo y finalmente lo arrastró de las piernas,
jalándolo con fuerza al tiempo que cortaba las cuerdas en sus
tobillos, y después, tomó sus muñecas e hizo lo mismo,
liberándolo, dejando a Jin con el corazón sumido en la garganta, y
tras ello volvió a guardar el cuchillo en su bolsillo, jadeando con
fuerza, y sonriendo de forma completamente dolorosa dirigió su
mirada al suelo, echandose para atrás, haciendo que su espalda
hiciera un sonido seco al chocar con la pared, y ahí, se quedó
tirado, llorando con impotencia, alargando el brazo sin decir
palabra alguna, solo para poder alcanzar su mochila, y de ahí,
torpe, sacó una botella nueva de whiskey, que destapó con prisa,
dándole un enorme sorbo asqueroso, cuyas gotas sobrantes le
mojaron los labios, la garganta, hasta morir evaporándose de a
poco en sus clavículas.

Jin estaba sobre los cojines, respirando pesadamente, viéndolo


mientras se abrazaba a si mismo, llorando.

-Vete de aquí...-Gruñó Nam, dándole otro sorbo a la botella, y Jin,


sintiéndose mareado lo miró con miseria, siendo testigo de cómo
su dulce amor comenzaba a destruirse a si mismo y no pudo con
ello.
Su hermoso amor... ese que poseía magia entre los dedos... ese que
hacía nacer los colores... que hacia cuencas de agua dulce en sus
hoyuelos... ese... que tantas veces vió reír, ese de mirada despierta
y ojos hermosos... estaba destruido en una esquina de la casa del
árbol.

Y ya no sonreía.

La magia que yacía entre sus dedos se había extinguido, en medio


de un montón de moretones y rasguños que adornaban sus
nudillos por las recientes peleas, y a su alrededor ya no nacían
colores, habían muerto para formar una bruma grisácea y
miserable, tal vez diluida en todo el alcohol que introducía a su
cuerpo.

Su risa sincera se extinguió, la había sustituido por una risa


dolorosa y socarrona, completamente vacía, esos hoyuelos ya no
se formaban, eran pozos secos que habían hecho morir a la tierra.

Y sus ojos vacíos... sólo mostraban las cenizas de un fuego


ardiente y chispeante que una vez llenó su mirada, que una vez le
había dado vida a todo lo que tocaban.
Era una ciudad en ruinas, era un jardín marchito... era pintura
seca, era menos que eso.

Era la nada.

Y Jin, sintiendo que se deshacía como polvo y arena comenzó a


llorar en silencio.

-Nam...

-Lárgate...-Contestó en automático, y le arrojó su ropa en la cara,


sin ser capaz de mirarlo.- Lárgate de una vez...-Gruñó finalmente,
dándole otro trago generoso a la botella, uno que a cualquier
hubiese asqueado, pero que al él parecía como estar tomando
cualquier cosa.

-Nam...-repitió, sin saber qué hacer, sin pensar ya en nada más


que en quitarle esa botella. Todo carecía ya de importancia, todo
era ya vano e inútil, porque la miseria de ambos era tan grande
que podía apagar todas las luces de la tierra, y entonces sin luz, tal
vez podrían desaparecer, tal vez ya no habría más dolor. -Nam...-
repitió, acercándose lentamente, tragando en seco, como si
estuviese a punto de firmar su sentencia de muerte, porque
tocarlo en ese momento, era prácticamente pedir que lo golpeara
hasta la inconciencia.

-No te acerques...-Murmuró sin mirarlo, permaneciendo inerte,


vacío.- Voy a ... lastimarte...-amenazó

-Nam...-repitió, tratando de que lo mirara, mientras la distancia


entre ellos se iba acortando cada vez más.

-No...-Gruñó, observando de reojo la mano de Jin que lentamente


se aproximaba, y el castaño a pesar de estar temblando siguió,
armándose de valor.-No lo hagas... ¡Te romperé la maldita mano!.-
Gritó con todas sus fuerzas, haciendo que Jin saltara brevemente
por el miedo, y por fin encontró sus ojos, unos ojos hinchados de
sangre, y de sufrimiento como nunca antes lo había visto, y
respiraba de forma impaciente, como un animal herido,
acorralado cruelmente.-Juro... que... lo haré.- Dijo llorando,
alzando la botella mientras lo señalaba con el dedo, amenazante.

Jin se quebró
En un sonido seco que retumbó en las paredes, y finalmente,
contra todo mal pronóstico, alcanzó aquella mano que sostenía la
botella y puso su mano encima, suavemente, dejando a Nam frio.

Ya no dijo nada más, se hincó llorando frente a él, y le quitó la


botella, vaciando el contenido en su boca, de esa forma abundante
en que Namjoon lo estaba haciendo, y el de tez morena sólo pudo
observarlo en silencio, sin poder dejar de llorar, viendo algunas
gotas que caían con torpeza por ese cuerpo pálido, hermosamente
desnudo, y finalmente, sin poder más con aquel líquido que lo
quemaba Jin dejó de lado la botella, mirando a Namjoon mientras
el alcohol le calentaba el cuerpo, y le sonrió.

-Me... Bebí tu alcohol.- Musitó, Levantándose poco a poco.- Ya...


Me sabe a tristeza...

-Me alegro...-Respondio quedito, sonriendo por lo bajo.- Es lo que


quería...

-Bien... ¿Y ahora que?.-Dijo con la mirada gacha.

-Ahora ya nada...-Murmuró decepcionado.- Yo... Deseaba


torturarte de todas las formas posibles... Como cuando te conocí,
como cuando creí que eras una mierda racista y dogmática, pero...
Ya no me nace, me haz quitado la fuerza con el tiempo...-Dijo
haciendo una pausa, observando a Jin que lloraba quedito, con sus
manos largas de dedos pálidos, metidos entre sus rodillas con
angustia, con su piel blanca marcada por el forcejeo y las
mordidas, y ese rostro triste de belleza marchita, tan cautivante
como el alba, como la luz del cielo.

Y lo supo... que ese cuadro maldito, al que había dedicado su


devoción entera, la vida misma, sería el último, y como un karma
predecible, le daría fin a su vida maldita.

-Hazme un favor...- Dijo Namjoon quedito, mirándolo fijamente y


Jin solo asintió, poniendo sus manos enfrente de él, en un flojo
intento por cubrirse un poco el cuerpo.

-Dime...-Musitó

-...Mátame...
Sonrió el menor, arqueando las cejas, hablándole sinceramente,
pidiéndole piedad

-No puedo hacer eso...-Murmuró Jin, con el corazón roto

-Ya lo hiciste... al menos una parte.- Dijo sacando de su bolsillo el


cuchillo.- Te falta el cuerpo...

-Nam...

-Un corte... aquí.- Dijo señalando su cuello.- Será rápido...


-Insistió.- Nisiquiera tendrás que moverme, nadie encontrara mi
cuerpo aquí... nadie va a buscarme...

-No haría jamás algo así...-Dijo angustiado dándose cuenta de que


hablaba en serio.-Namjoon... basta...
-Por favor hazlo, yo... no tengo el valor.- Dijo desesperado,
incorporandose un poco para verlo directamente, para ver su
rostro de cerca.- Libérame de esto... porque duele...-Suplicó

-Nam...-Chilló quedito y el de tez morena, poniéndole el cuchillo


en la mano lo presionó, atrayéndolo a su cuerpo.

-Hazme este favor, Jin.- Suplicó.- Evitame tener que vivir con la
conciencia de que lo más hermoso de mi vida nunca existió.- Dijo
rompiendo en llanto.- Hazlo... libérame.- Dijo presionando el
cuchillo, y Jin, que trataba de resistir su fuerza luchaba porque no
siguiera profundizando el roce, al ver como una pequeña estela
roja se volvía de repente una gota de sangre.

-No, Nam... ¡detente!-Suplicó desesperado

-Hazlo Jin... -Musitó acariciando su mejilla.- Moriré feliz... si lo


último que veo es tu rostro...

-No...-Musitó Jin luchando, y tomando su propio brazo jaló con


todas sus fuerzas hacia atrás, luchando desesperadamente.- No!
No!.- Gritaba histérico, hasta que logró quitárselo de las manos y
tras ello lo arrojó hacia el otro extremo de la casa del árbol.-¡No
vas a morir! ¡No lo harás!.- Le gritó con furia, rompiendo en un
lllanto histérico que estremeció al bosque completo.- No vas a
morir! Y si tu... Si tu te atreves... si lo logras... entonces yo me iré
detrás de ti...-Sollozó con dolor.

-Los que suicidan no van al reino de Dios...

-Entonces te voy a alcanzar en el infierno, ¡Maldito estúpido!.-


Gritó, lazándose a sus brazos, rodeándolo por la nuca con fuerza,
incluso con enojo, y se hundió en sus labios profundamente,
besándolo con desesperación, incluso con miedo, y Nam,
sintiendo el dulce calor de sus labios lo recibió con fuerza,
rodeando su cintura, estrujándole el cuerpo completo entre
caricias rudas de amor profundo, y alargó el cuello, luchando con
él, como si tuviera miedo que en cualquier momento se
desvanecería en el aire.

-Tienes que vivir Nam...-Lloró suspirando sobre sus labios, sin


perder el contacto constante y desesperado.- Tienes que vivir...

-No quiero vivir sin ti...-Sollozó, besándolo de vuelta, aun cuando


el sabor de sus lágrimas comenzó a combinarse en su boca, aún
cuando la tristeza les cargaba la garganta con bruma y
desesperación.- No quiero vivir sin ti... Te amo... Te amo tanto...-
Sollozó.- Por favor...
...Vuelve...

PARTE 48: PRUÉBALO


 Trước   Sau 

-Tienes que vivir Nam...-Lloró suspirando sobre sus labios, sin


perder el contacto constante y desesperado.- Tienes que vivir...

-No quiero vivir sin ti...-Sollozó, besándolo de vuelta, aun cuando


el sabor de sus lágrimas comenzó a combinarse en su boca, aún
cuando la tristeza les cargaba la garganta con bruma y
desesperación.- No quiero vivir sin ti... Te amo... Te amo tanto...-
Sollozó.- Por favor...Vuelve...

-No...-Dijo con un nudo en la garganta

-Jin...-Suplicó sin dejar de besarlo

-Basta... cállate...-Dijo perdido entre sus labios, y se sentó sobre


sus piernas, rodeándolo como si tuviera miedo de que la vida se le
fuese en ello.
-Jin... yo... ¿de verdad lo hice tan mal...?.- Dijo sin poder hacer
parar su llanto, bañándole el rostro con su pesado aliento
alcohólico que le rompía el alma, y sollozaba, indefenso entre sus
labios.- ¿Tu de verdad ya no me amas...?-Musitó haciendo una
pausa, tomándolo por los brazos para mantenerlo estático, y Jin
creyó que era bueno que lo hiciera, porque las fuerzas del cuerpo
se les desvanecían, como si se evaporaran en el aire.- ¿De verdad
lo prefieres a él...?-Musitó con dolor, ya sin un hilo de esperanza
en la mirada, pero lastimosamente, con curiosidad.

-¿Porqué amas a tu juguete.... Namjoon?.- Murmuró Jin, viéndolo


directamente a los ojos y sonrió de forma agridulce acariciando su
mejilla con los dedos, y después la acogió en la palma de su mano,
observando como Nam se hundía en ella de forma cariñosa.- ¿Tan
pequeño eres...?.- Continuó

-Es que tu no eres mi juguete, Jin...-Dijo sorbiendo la nariz,


sufriendo.- Tu eres mi angel...

-Los demonios no tienen ángeles, Nam.- Musitó volviendo a sus


labios, con dolor.- Los demonios tienen perras... tu lo dijiste
-No lo eres...

Jin no dijo nada, tragó en seco, tratando de disimular todo el


dolor, ese que estaba cortándolo por dentro, ese que pronto lo
heriría tanto que comenzaría a ahogarse en su propia sangre, y sin
embargo sonrió por lo bajo, tomando la cadena que colgaba del
collar en su cuello, y tras verla un segundo tomó la mano de Nam
y se la colocó en la palma con tranquilidad.- Lo soy...-Musitó.- Si
lo soy...

-No... Jin...-Masculló apenas, cuando Jin le tapó la boca de repente,


interrumpiéndolo de forma abrupta, y tras ello, sonriendo,
comenzó a moverse encima de él, moviendo la caderas de forma
lenta, y tras cada uno de los movimientos se presionó con fuerza
sobre los muslos de Nam, distrayéndolo.

-Soy tu perra... no soy nada más que eso... -Insistió, sin dejar los
movimientos hipnotizantes, completamente deliciosos, y cerró la
mano de Nam entre las suyas, obligándolo a jalar la cadena.-
Asúmelo y tómame de una vez...-Lo exhortó.- Pero entiéndelo... y
después vete... porque no tienes nada más que hacer aquí.-
Sentenció, impidiéndole dar respuesta alguna, pues sus labios,
temblando, lo besaron con fuerza, mientras sus brazos, casi
desesperados lo rodearon añorándolo en silencio.
-Jin...-Dijo Nam sobre sus labios, recibiendo sus besos de forma
deliciosa, y sus lágrimas, abundantes que hace unos segundos
parecían no tener fin ahora encontraban la muerte, y después la
extinción, todo porque estaba siendo besado de esa forma, esa que
le recordaba los buenos días, en los que fue feliz con él, en los que
creyó que jamás en su vida volvería a sentir dolor.-Jin...

-Hazlo Nam...-Insistió el castaño, haciendo que moviera la mano


para jalarlo de la cadena, al tiempo que lo miraba profundamente,
mordiéndose los labios, se había vuelto caótico, demasiado
peligroso, porque dejar que Nam lo tomara solo empeoraría las
cosas, lo sabía... lo sabía y aún así no pudo detenerse.

Lo besó un par de veces más, metiendo su lengua de forma


morbosa entre los labios del menor, y jadeando se separó, dejando
un hilo de saliva brillante que los unía, para después humedecer
el cuello de Namjoon, estremeciéndolo. Namjoon movió los dedo
de sus manos en éxtasis, alargando el cuello hacia arriba,
dejándolo pasar de forma lenta y tortuosa, sobre sus hombros y
después sus clavículas, hasta que sintió sus dientes herirlo, y tras
soltar un quejido hacia el suelo jaló de la cadena con fuerza,
haciendo que lo mirara.

-Dime... que es lo que debo hacer.- Dijo Jin sintiendo la fuerza de


Nam jalarlo del cuello, pero Nam no respondió, con la cadena
enrredada en su mano lo atrajo lentamente a su entrepierna,
mientras se desabotonaba los pantalones con lentitud, mientras
quitaba del camino su ropa interior color negro, y finalmente
liberó la erección que lo aquejaba, jadeando, viendo a Jin a sólo
centímetros de ella, que lo miraba fijamente, esperando una
instrucción, y se la dio, pero no con palabras, acortó esa distancia
tirando del collar, y el castaño obediente comenzó a dar pequeñas
lamidas tiernas, extasiándolo.

Su lengua, primero tímida y pequeña fue sintiendose osada tras


cada lamida, alargándose, mojando con detenimiento cada rincón
de la extención de Nam, y cuando pudo estar perfectamente
lubricada hizo una pausa para mirarlo a los ojos.

-Abre...-Musitó el mayor, regresándole la mirada, observando


como Jin abría las puertas rosadas de sus labios, y el menor,
ancioso, tomó su miembro para dirigirlo al interior, mordiéndose
los labios.- Hazlo bien...-Jadeó, metiéndose por completo en la
boca del castaño, y presionó su cabeza unos segundos, quitandole
el aire, Jin apretó los ojos, resistiendo, sintiéndolo punzar en el
interior de su garganta, y tras aquellas pulsaciones lo sintió
deslizarse fuera, dejando que tomara aire otra vez.-De nuevo...-
Dijo Nam tranquilamente, jalando la cadena para profundizar la
penetración en su boca y Jin sintiéndola tocar el fondo quiso toser,
pero no podía, en su lugar un ritmo lento comenzó a invadirle la
garganta, acompañado de la mano de Nam que dictaba un ritmo,
jalándolo de aquel collar de cuero negro mientras jadeaba hacia el
cielo, extasiado, y ese collar, nuevo y reluciente comenzó a
empaparse de la saliva que escurría de su boca, por su mentón
hasta su cuello.-Entrenamos muy bien esa garganta...-Gruñó,
moviendo la pelvis de forma deliciosa, penetrando la boca de Jin a
placer una vez tras otra y otra, y después otra, hasta que el
castaño, sin poder resistirlo más se escapó un momento,
incorporándose, tratando de respirar normalmente, con los ojos
ligeramente rojos y la quijada cansada, y Nam, sonriéndole de
forma agridulce lo miró quitarse la saliva con las manos.

Jin tosió, tapándose la boca con vergüenza, dándole a Nam esa


hermosa vista de su cuerpo pálido aun amarrado con las cuerdas,
aún usando ese lindo collar sin poder recuperar el aliento todavía.

-Eso es ser tratado como una perra... -Sonrió.- Pero yo jamás te


traté así...-Musitó.- fui rudo, y te tomé con fuerza... Y tu piensas
que eso fue reclamarte como un juguete.- Dijo haciendo una
pausa, con tristeza.- Pero la verdad es que te follaba
proclamándote mi Dios... siempre te follé proclamándote mi
todo...

El mayor no dijo nada, suspiró una última vez de forma pesada


viéndolo fijamente, y gateó de nuevo hacia él, poniéndole la
cadena en las manos de nuevo, y se arrodilló entre sus piernas
abiertas, esperándolo.

-No estás escuc...


-Si lo estoy.- Interrumpió

-Jamás aguantarías ser tratado de esa forma...

-Pruébalo...-Sentenció
PARTE 49:COLLAR

-Pruébalo...-Sentenció, y el menor, sonriendo de forma irónica


hizo una pausa, mirándolo, apretando la cadena en su mano con
fuerza, y tras ello se levantó de golpe, tomando el cuerpo de Jin
con un sólo brazo, sorprendiéndolo, y tras ello se lo puso sobre el
hombro, como si pesara lo mismo que una pluma, y caminó hacia
los cojines, dejándolo caer sobre ellos.

-Bien...-Musitó, jalándolo de la cadena para que se pusiera de


rodillas, y cuando logró su cometido lo inclinó con fuerza,
poniéndolo en 4, pegándole la cara a los cojines, y tras ello tomó el
extremo de la cadena, del cual colgaba el asa de cuero, parecido al
lindo collar, y lo golpeó con fuerza, haciéndolo fruncir el ceño.

-Ahhhg...-Se quejó por lo bajo, apretando los puños.


-Shhh... -Dijo sonriendo, viendo la marca arder en rojo sobre sus
nalgas.-¿te dolió?.- Jin no respondió, estaba con la cara metida en
los cojines, y jadeaba, apretando los ojos, cuando sintió el
siguiente golpe, más fuerte que el anterior, y ahogó su grito en la
tela de los cojines, jadeando, una vez, y después otra vez,
escuchando como el cuero rebotaba sobre la piel de sus nalgas,
ardiéndole

y finalmente, con la cara roja y la boca salivando fue jalado hacia


atrás, arqueando la espalda, recibiendo los labios de Namjoon
sobre sus hombros, y después sus dientes sobre su blanca espalda,
mientras con fuerza le apretaba las nalgas, jadeándole en el oído.

Bajó poco a poco, dejándolo inclinarse nuevamente, y besó su


espalda baja, pasdeandose, pasando por sus nalgas que lamió
unos segundos de forma perversa, y tras ello se dirigió a su
entrada, metiendo la cara entre ellas  con fuerza para poder
comenzar a lamer, estimulándolo con la lengua mientras con las
manos tomó su miembro y comenzó a masturbarlo de forma
brusca, completamente deliciosa. Jin gemía hacia el cielo, con las
manos apenas sosteniéndolo, porque la forma en que Nam lo
lamía hacia que le flaquearan las extremidades, más aún cuando
sintió dos dedos forzando la entrada a su cuerpo, y se mordió los
labios, tratando de resistir, escuchando el sonido de la humedad
de su membro siendo masturbado.
-Ya estás listo... empecemos.- Sentenció el menor levantándose,
pasándose la mano por la boca de forma perversa para quitar la
saliva; lo jaló de las caderas, haciendo que adoptara la posición
adecuada y tras ello apretó sus nalgas con fuerza, metiendo su
miembro entre ellas para comenzar a rozarse.

Estaba siendo un completo degenerado, y a pesar del dolor Jin


comenzaba a jadear de placer por lo bajo, disfrutando de sus
manos largas y asperas que lo estrujaban de esa forma cruel.

Volteó a verlo un momento, observando sobre su hombro como


Nam dejaba caer sobre la punta de su pene una gota generosa de
saliva cálida, y tras ello la expandió morbosamente, para
comenzar a jugar en su entrada con una sonrisa perversa en el
rostro.

Un segundo pasó apenas, cuando comenzó a empujar lentamente,


y Jin, con un halo de electricidad subiéndole por la espina gimió
dolorosamente hacia el cielo, resintiendo cada centímetro de la
invasión que se abría paso de forma tortuosa, completamente
premeditada.

- Yaa...ya, detente~-Suplicó cuando sintió que no podía más, pero


Nam no se detuvo, le sujetó las caderas con fuerza, impidiendo
que escapara, y continuó su camino, mordiéndose los labios de
forma extasiada al sentir el abrazo del cuerpo de Jin
presionándolo con fuerza.- Ya... yaa...~.- Suplicaba el castaño,
apretando los cojines debajo de sus manos, pero Nam no se
detenia.

-Tienes que... tomarla toda...~-Gruñó, abriéndose paso a pesar de


sus suplicas, y finalmente, cuando ya no pudo entrar más, cuando
sintió golpear el fin de su cuerpo apretó su carne entre sus dedos,
complacido, mientras Jin apretando los ojos con fuerza trataba de
acostumbrarse a toda costa.- Odio que... seas tan pequeño...-Jadeó
Nam sonriendo y comenzó a salir de su cuerpo, poco a poco, hasta
darle un respiro, que Jin tomó sintiendo un solo segundo de
alivio, cuando una estocada violenta hizo que sintiera su cuerpo
romperse, al tiempo que Nam lo sujetaba con fuerza,
sometiéndolo.

Gritó con fuerza, hacia el cielo, haciendo que Namjoon disfrutara


de sus expresiones, y volvió a hacerlo una vez más provocándole
temblar la carne bajo sus manos crueles.- N-no...~ no~-Suplicó, con
la voz cortada por la fuerza de las embestidas, mientras Namjoon
apretando los ojos comenzaba a conseguir un ritmo cruel y
constante, inundando la casa del árbol con los gemidos
suplicantes del castaño, que sólo eran acompañados por sus
suspiros profundos, por el sonido de su pelvis que impactaba
contra sus nalgas violentamente, una vez tras otra.
-Buen chico...-Gruñó Namjoon, jalándolo del collar hacia atrás,
obligándolo a arquear la espalda, y Siguió, sujetando con fuerza
aquella cadena con una mano, mientras con la otra lo castigaba,
golpeándole con fuerza las nalgas, dejándole la piel ardiente en un
rojo degradado, como el amanecer y lo hacía al ritmo de sus
estocadas deliciosas, rítmicas, casi hipnotizantes.

Jin estaba perdido, sintiendo el dolor punzate penetrar su cuerpo,


una vez tras otra sin darle misericordia, y eso lo estaba volviendo
loco, lo exitaba demasiado, su cabeza explotaba, tan fuerte como
los impactos que le hacían temblar la carne, y su erección, que no
recibia atención alguna comenzó a chorrear ese líquido
transparente, que hervía, deslizándose por la punta, cayendo en
forma de gotas salpicantes en los cojines a causa de los
movimientos rudos que le infringían a su cuerpo, y comenzó a
gemir para él deliciosamente, volándole los sesos al menor y
gruñía sintiendo el éxtasis en cada músculo de su cuerpo, y
finalmente, dándole fuertes estocadas a su cuerpo lo mordió en la
espalda, empujándolo hacia adelante.

Jin se quedó desconcertado un momento, observando como la


hermosa criatura de tez morena se acostaba sobre los cojines,
jadeando, y tras ponerse boca arriba jaló el collar con fuerza,
enrredando la cadena en su puño.- Ven aquí... te toca cabalgar...-
Gruñó de forma perversa, haciendo que el rostro de Jin ardiera,
casi hirviera, y aún así obedeció, subiéndose sobre su miembro
con cuidado, sentándose en él de forma lenta hasta que sintió no
poder sentarse más, pero Namjoon lo tomó de las caderas,
presionándolo contra su cuerpo.- Toda...-Ordenó, al tiempo que
Jin gritaba, sintiendo la humedad en sus ojos hacerse presente, y
sin darle un respiro Namjoon comenzó a mover la pelvis debajo
de él, viéndolo directamente a los ojos

-Duele...~-Dijo recargando las manos en su pecho, en un intento


por controlar la penetración.- D-duele...-Gimió mordiéndose los
labios

-Muévete.- Ordenó el menor, jadeando de placer, ignorando las


palabras de Jin, y este, asintiendo con obediencia comenzó a
mover las caderas de forma lenta, haciendo a Nam suspirar hacia
el cielo.-Más rápido...-Sentenció el de tez morena, acariciando su
pecho de forma perversa, y esas manos que lo acariciaban bajaron
a su miembro, aprisionandolo para comenzar a masturbarlo
húmeda y deliciosamente.

Cuando Jin lo sintió arqueó la espalda hacia atrás, mordiéndose


los labios con una combinación de placer y sufrimiento que no
podía contener y acomodandose como pudo comenzó a moverse
sobre el con impaciencia, de atrás hacia adelante, de forma brusca,
dando pequeños saltos que metían dolor a su cuerpo, dolor y un
incesante placer delicioso.
-Buen chico...~-Gimió Nam jalándolo del collar, obligando a que se
inclinara, y Jin sin dejar de moverse se dirigió a su rostro,
juntando su frente con la de él, gimiéndole en el rostro,
extasiándolo con aquellos sonidos pequeños que salían de su
boca, y Nam alargando el cuello alcanzó sus labios, estrujando sus
nalgas mientras metía la lengua dentro de su boca, y el
movimiento del cuerpo del castaño cabalgándolo de esa forma tan
extasiante comenzó a hacerlo perder la fuerza, tras cada pequeño
salto, tras cada presión y movimiento delicioso de caderas, le fue
quitando las fuerza, obligándolo a soltar la cadena, y sus manos
cálidas se dirigieron a la cintura del mayor, rodeándolo,
abrazándolo contra su cuerpo.

Jin estaba inmerso, con sus movimientos constantes y tortuosos


sobre su cuerpo, cuando lo sintió sujetarlo con fuerza, y sin salirse
de su cuerpo se levantó, cargándolo en sus brazos, poniéndose de
pie de forma peligrosa, casi torpe, porque subió las piernas de Jin
como pudo sobre sus antebrazos y lo azotó contra la pared,
penetrándolo completamente de nuevo, haciéndolo gritar.-
Sujétate...-Gimió sobre sus labios.- Sujétate bien...-Ordenó, y Jin
asintiendo, apretando los ojos rodeó su cuello con los brazos,
colgándose de él, mientras Nam acomodándose debidamente
comenzó a follarlo contra la pared, buscando su rostro para poder
seguir besándolo de forma morbosa, mientras la pared de la casa
del árbol se estremecía, resintiendo las embestidas de Namjoon
que la hacían temblar, igual que al cuerpo del castaño, que
sometido contra la pared gemía ruidosamente, sin importarle
nada, haciendo pausas en sus espasmos de dolor solo para poder
corresponder a su lengua que luchaba.
-Ya...~no puedo...~-gimio Jin sufriendo, sintiendo que el pene de
Namjoon en cualquier momento lo haría llegar al orgasmo.

-No... aún no es tiempo...-Gruñó, dándoselo con mayor fuerza,


metiendo la cara en su hombro para que no viera su rostro, ese
que ya no aguantaba más.

-Nam...~ ya...~-Dijo frunciendo el ceño, y mordió el hombro de


Nam con fuerza, desobedeciéndolo, corriéndose de forma
estrepitosa, completamente deliciosa, mientras el de tez morena
no le daba tregua con las embestidas, pero estaba feliz, sintiendo
el líquido precioso de Jin escurrir entre los cuerpos de ambos.

-Perra... desobediente...-Gruñó el menor, besándolo intensamente,


haciendo que su cuerpo impactara contra la pared de forma
violenta mientras se corría dentro de su cuerpo cálidamente,
asegurándose de llegar hasta el fondo, y Jin se estremeció,
gimiendo hacia el cielo.

Nam no lo soltó, no se salió de su cuerpo, azotándolo en cuanto se


corrió, como Jin esperaba, en cambio lo cargó, aun cuando las
piernas le flaqueaban, y siguió besándolo, pero ya no había fuerza
ni violencia en sus besos, y en realidad nunca había estado
presente, Jin lo entendió, lo entendió y se sintió miserable, pero no
dijo nada al respecto.

-Bien... ya me haz tratado como lo que soy...-Dijo sin más,


captando la atención de sus ojos Y Namjoon sonrió con ironía
unos momentos

-Yo ... todavía puedo ver el desastre de plumas a nuestro


alrededor.- Dijo mirando el tatuaje en su pecho, y Jin también lo
miró, con un nudo en la garganta.

-Yo no tengo alas...

-Ya te dije que... tu no puedes verlas...

-Nam...

-Quieres que te trate de esta forma, y lo haré, haré todo lo que me


pidas que haga... hasta que puedas darte cuenta... que aquí el que
manda nunca fui yo...-Dijo sonriendo de forma agridulce pero Jin
no le contestó, no podía hacerlo, a cambio se limitó a atraer su
rostro, y estando ahí aun, pendiente de sus brazos lo besó
profundamente.

PARTE 50: LLAMADA


-Bien... ya me haz tratado como lo que soy...-Dijo sin más,
captando la atención de sus ojos Y Namjoon sonrió con ironía
unos momentos

-Yo ... todavía puedo ver el desastre de plumas a nuestro


alrededor.- Dijo mirando el tatuaje en su pecho, y Jin también lo
miró, con un nudo en la garganta.

-Yo no tengo alas...

-Ya te dije que... tu no puedes verlas...

-Nam...

-Quieres que te trate de esta forma, y lo haré, haré todo lo que me


pidas que haga... hasta que puedas darte cuenta... que aquí el que
manda nunca fui yo...-Dijo sonriendo de forma agridulce pero Jin
no le contestó, no podía hacerlo, a cambió se limitó a atraer su
rostro, y estando ahí aun, pendiente de sus brazos lo besó
profundamente.

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El chico de cabello negro cerró la llave de la ducha sin prisa, se


secó el cabello, las piernas y el torso con tranquilidad y tras ello se
envolvió la toalla en la cintura, revisando que su nuevo tatuaje no
tuviera costras, nunca las tenía, su piel recibía siempre muy bien
la tinta, pero no estaba de mas siempre tener los cuidado
pertinentes, así que tras asegurarse de que todo estaba bien salió
del cuarto de baño, y descalzo caminó por el pasillo hasta una
puerta abierta en el fondo, en donde su novio, sentado enfrente de
la pc miraba celosamente su teléfono, con preocupación.

-¿Qué pasa?.- Dijo recargándose en el arco de la puerta.

-Ese hijo de perra... sigue sin contestar... estoy preocupado por él.-
Dijo haciendo una mueca de frustración

-Está triste... tal vez deberias dejarlo tranquilo


-No... no lo entiendes, él no es de los que se pone triste así como
así, cuando está triste se va por alcohol y por putas, y me manda
foto de sus asquerosos actos...

-Vaya... que nefasto...-Sonrió sorprendido

-Correcto.- Dijo volteándose por fin.- Pero no lo ha hecho... no me


contesta los mensajes

-Min Yoongi... creo que estás exagerando

-No lo estoy.- Dijo enojado.- Me gustaría estar exagerando

-¿Porqué no le llamas entonces...?

-Yo... sólo no quiero perturbarlo

-Mmmm... hagamos esto.- Dijo acercándose a él con lentitud, y


tras ello tomó asiento en sus piernas, sonriéndole de forma
comprensiva.- Esperemos a mañana... si no contesta entonces le
llamaremos, ¿esta bien?

-Si...-Dijo rodeándole el cuerpo con sus brazos, y lo abrazó,


hundiendo la cara en su cuello.- Hagamos eso

-Bien.- Musitó el pelinegro besándolo en la cabeza mientras


Yoongi aspiraba el aroma de la piel de su cuello

-Hueles tan bien...

-Es porque acabo de bañarme.- Sonrió

-No... tu olor siempre es agradable.- Dijo dándole un pequeño


beso en el cuello, estremeciéndolo.

-Hey... no hagas eso... o tendrás que atenerte a las consecuencias

-¿En serio?.- Dijo sonriendo de forma perversa y tras ello mordió


un poco su cuello, después su hombro, y aprovechándose de su
generosa compañía llevó su mano al mentón del pelinegro,
acercándolo a su rostro para poder dar una pequeña mordida a
sus labios.-¿Que tal si me das un poco del calor de esos labios en
otra parte...?

-Hyung pervertido...-Contestó sonriéndole, y sin esperar un


segundo se bajó de sus piernas, arrodillándose al tiempo que le
separaba las rodillas al lindo chico de encías rosadas, y colocó su
mano sobre el bulto dentro de sus pantalones, frotándolo con
cariño, Min Yoongi estaba sonriendo, disfrutando de ese juego
previo que lo calentaba, cuando para su sorpresa su teléfono
comenzó a sonar, y lo vió de reojo, leyendo el nombre que había
estado esperando desde hace tanto.

-Amor... es Namjoon.- Dijo tomando el teléfono

-Contesta, contesta!.- Dijo el joven arrodillado y sin esperar más


contestó la llamada

-*Kim Namjoon, hijo de perra, ¡¿Porqué mierda no contestas el


teléfono?!, Voy a sacarte las tripas cuand...
-*No soy Kim Namjoon.- Interrumpió una voz masculina,
sumamente dulce

-¿q-que...?.- Balbuceó.- ¿Q-quien habla?

-Eres Min Yoongi... ¿cierto?.- Dijo tímidamente la voz, aunque con


un extraño tono de tristeza

-Oye... no se quién eres pero tienes un segundo para explicar


porque llamas del teléfono de mi amigo...-Amenazó y la voz del
otro lado hizo una pausa larga, haciéndolo pensar que la llamada
se había cortado, estaba a punto de insistir cuando la voz habló de
repente de nuevo

-Soy Kim SeokJin...-Musitó y la mirada de Min Yoongi, al igual


que sus labios, se abrieron, dejándole ver a su novio una expresión
desconcertante.

PARTE 51: EL AMIGO


Namjoon respiraba de forma apacible, y Jin, recostado entre sus
brazos lo veía fijamente, perdido completamente en un sueño que
no había podido conciliar desde aquel día en que le dijo que ya no
quería verlo más.
Sus ojeras se remarcaban en abismos tristes, y esos abismos a
pesar de su piel morena eran tan notorios que podría haber
pasado por un familiar de algún mapache, pero ni siquiera era
gracioso, era sumamente angustiante.

Llevó su mano con ternura a la mejilla del mejor, y la acarició un


momento, examinando cada detalle de su rostro, como si quiera
grabarlo a la perfección, como si tocando con las yemas de sus
dedos el braile de esa piel morena le indicara cada relieve de la
misma, dejando que se quedara por siempre en su memoria, y
suspiraba, viendo su cansancio y su tristeza que sólo le daban
tregua porque se había quedado dormido hacía más de una hora,
una hora que SeokJin había tenido para pensar en que hacer, pero
las circunstancias no estaban a su favor, porque después de
haberle hecho el amor Namjoon lo había llevado a la improvisada
cama que siempre armaban con esos cojines enormes, que mejor
dicho parecían colchonetas, y se habían acostado en la suavidad
de los mismos, y Namjoon, con el corazón lleno, lo había rodeado
con los brazos y con las piernas en un burdo intento de que no
pudiera irse si es que se quedaba dormido, y como acto final,
usando su enorme gabardina color negro los cubrió a ambos,
formando un nido, un cálido refugio.

-Nam...-Musitó Jin, con un nudo en la garganta, deseando que


todo el sufrimiento se fuera de repente, que nadie afuera de esa
casa del árbol existiese, sólo él y su amor, sólo ellos dos, nada más,
pero la realidad era cruda, y afuera de la casa del árbol seguiría
siendo cruel a pesar de sus suplicas silenciosas, por eso lo besó en
la frente, jurándose a si mismo que haría lo que fuera con tal de
salvarlo, y como una respuesta inesperada sintió una vibración
proveniente de una de las bolsas del saco.

Metió la mano lentamente, sacando el móvil de Namjoon de


aquella bolsa, y en la pantalla leyó un mensaje ligeramente hostil,
proveniente de un contacto nombrado como Yoongi; entonces se
sintió aliviado por un segundo, porque si había una persona que
podía hacer entrar en razón a Namjoon probablemente era su
amigo, el único que decía querer, aparte de a él y su tio Min joo.

Pero no contaba con que no tendría el valor para tomar esa


oportunidad, al menos no en el momento, se quedó leyendo el
corto mensaje que brillaba en la pantalla, una vez tras otra,
pensando en que es lo que diría para pedirle ayuda, o si es que
siquiera su amigo podría comprender la naturaleza de la
situación, más aún cuando el mensaje era tan hostil y después le
llegó otro

YoonGi:
Se que ya leíste el mensaje pequeño hijo de perra, más vale que contestes
o averiguaré en donde estás y te  asesinaré✔✔

Oye, Kim Namjoon! Vas a hacerme enojar, deja de dejarme en visto!✔✔

Suspiró un momento, nervioso porque no estaba muy seguro de


como funcionaba aquel servicio de mensajería, pero algo le decía
que definitivamente Namjoon se daría cuenta de que leyó aquella
conversación, y estaba por buscar una opción para poder borrarla,
cuando un mensaje más llegó para su sorpresa:

Oye... negro bastardo, contesta de una vez✔✔

Estoy preocupado por ti✔✔

No sé lo que estás sintiendo, tienes razón✔✔

Pero la vida sigue y tenemos que vivirla, no sobrevivimos todo lo jodido


hasta ahora para  morirnos  porque alguien no quiere amarnos ya✔✔
Después de todo los demás jamás nos quisieron y eso permitió que nos
conociéramos, ¿no?✔✔

En fin, por favor llámame de vuelta, sabes que odio estar  jodiendote  con
estas cosas, pero solo quiero saber que no te  ahogarás  en tu vómito, ¿está
bien?✔✔

Cuando aquella persona paró de escribir a Jin le cruzó un


escalofrió la carne, y su corazón, inseguro, ya sólo supo que
Namjoon le había contado a su amigo lo que había pasado o al
menos una parte y eso lo estremeció, probablemente aquel chico
iba a degollarlo si es que llegaba a verlo, probablemente le gritaría
por el teléfono si es que se dignaba a hablarle desde el móvil de
Namjoon, pero estaba seguro de que esa persona lo quería, tal vez
de esa forma extraña en que Namjoon quería, pero lo importante
es que lo hacía y eso representaba para ambos una salida.

Suspiró, temblando ligeramente con el teléfono en la mano, y se


quitó la mano de Namjoon de encima con demasiada delicadeza,
tardándose mucho incluso, hasta que pudo liberarse, y tras
abotonarse la camisa, y ponerse los zapatos salió de la casa del
árbol, quedándose abajo, sintiendo el frío del bosque nocturno
calarle los huesos y como sus labios temblaban, haciendo peor su
nerviosismo. Suspiró profundamente, empujándose a hacerlo de
una vez y como Dios le dió a entender regresó la llamada a aquel
numero, esperando los primeros tonos de llamada, cuando una
voz ronca y hostil lo recibió con un montón de groserías
haciéndolo brincar levemente.

-*Kim Namjoon, hijo de perra, ¡¿Porqué mierda no contestas el


teléfono?!, Voy a sacarte las tripas cuand...

-N-no soy Kim Namjoon.- Interrumpió con miedo, haciendo que


la voz del otro lado hiciera un pequeña pausa.

-¿q-que...?.- Balbuceó.- ¿Quien habla?

-E-eres Min Yoongi... ¿cierto?.- Dijo tomando valor, aguardando


su respiración cuando terminó la frase

-Oye... no se quién eres pero tienes un segundo para explicar


porque llamas del teléfono de mi amigo...-Amenazó y por un
momento Jin no quizo continuar, quería colgar el teléfono, incluso
pensó en arrojarlo al bosque y salir corriendo, y sin embargo
continuó, balbuceando por los nervios.

-Soy Kim SeokJin...-Musitó nervioso, y la voz del otro lado hizo de


nuevo una pausa abrupta.
-¿Qué...?

-Mi nombre... es Kim SeokJin...-Repitió

-Kim SeokJin...-Musitó lentamente y tras ello otra voz que


balbuceó algo inentendible apareció en el fondo.- Tu... eres el
novio de Namjoon...

-Y-yo...-Tartamudeó sumamente nervioso, con la cara


incandescente.- N-no...

-Hijo de perra.- Gruñó aquella voz ronca interrumpiéndolo.-


¡Como te atreves a lastimarlo de esa forma maldito hipócrita hijo
de puta voy a...!- Comenzó a gritarle, cuando se vió interrumpido
por lo que parecía ser un movimiento brusco , como si alguien le
estuviese quitando el teléfono a Min Yoongi, y tras ello una voz
más calmada y apacible se escuchó en el fondo

-Min  Yoongi  Cálmate...


- ¡No me voy a calmar! Ese pequeño insecto es el que...

-Es la primer señal que tenemos de él en semanas, ¿que tal si pasó algo?!
Déjalo hablar!

-P-pero

-Yo hablaré con él, ¿está bien? Tu vas a asustarlo.- Dijo aquella voz
dando un portazo tras de sí y seokjin escuchó como se aclaró la garganta
antes de comenzar a hablar.- Hola? Sigues ahí?

-H-hola...-Tartamudeó desconcertado

-Lo siento, él está un poco alterado, no hemos sabido de Namjoon


en semanas, ¿él está vivo?

-Si... si lo está...-Dijo en un tono ligeramente triste

-bien, eso era lo primordial.- Aseguró la voz apacible.- Así que...


eres Kim SeokJin...
-Si...

-Bien, ¿porqué llamas del teléfono de Namjoon?

-Yo... lo siento pero... necesito hablar con Min Yoongi.- argumentó


antes de seguir

-No se si pudiste notarlo pero él está indispuesto para hablar


contigo en este momento.-Dijo sarcástico.- pero puedes decírmelo
a mi, yo también soy amigo de Namjoon, y sé perfectamente quien
eres porque Namjoon nos contó de tí

-Les contó...-Musitó avergonzado

-Que lo dejaste, si, no entremos en detalles.- interrumpió

-Lo siento...-Dijo haciendo una pausa, sumamente avergonzado y


la apacible voz suspiró, tal vez reprimiendo algunas palabras que
quería decirle.
-Mi nombre es Park Jimin...-Musitó rompiendo el silencio.- Soy el
novio de Min Yoongi, me imagino que sabrás sobre mi

-Un poco... -admitió

-Bien... ahora que sabes con quién hablas dime ¿porqué haz
llamado del teléfono de Namjoon?

-Yo...-Dijo haciendo una pausa lñarga titubeando.- Necesito la


ayuda de Min Yoongi

-¿Ayuda en qué?

Seokjin no contestó en el instante, guardo silencio, como si la


culpa le hubiese robado la voz y Jimin impaciente aguardó un par
de segundos más antes de intervenir.- Sólo dilo...

-Él... no quiere irse.- Musitó en un tono miserable.- Necesito que


se vaya de aquí...
-¿Porqué?

-No puedo decirlo, pero Kim Namjoon debe irse de aquí... y se


rehusa a irse-Dijo en el tono más serio que pudo

-Es natural que se rehuse, después de todo está enamorado...-Dijo


sin más, avergonzado a seokjin

-E-eso... no es problema mío, necesito que se lo lleve de aquí.- Dijo


poniéndose firme, luchando por no romper en llanto.- Ha estado
haciendo muchas cosas impertinentes y aquí no se admiten ese
tipo de cosas

-¿No crees que estás siendo demasiado cruel?

-No.- Dijo firmemente y Jimin se quedó en silencio, pensando

-Ok... pero antes ¿Puedo hacerte una pregunta?-Dijo


desconcertándolo
-Si...-Balbuceó

-¿De verdad no lo quieres?- Preguntó sin más , helandole la sangre


por un momento, no respondería a eso, jamás volvería a hacerlo.

-Por favor... dile que se lo lleve de aquí, es importante y... muy


urgente.- Dijo desviando el tema.- Muchas gracias por
escucharme.- Musitó finalmente colgando el teléfono.

El móvil comenzó a brillar de la pantalla, anunciando el final de la


llamada, y lo juntó a su pecho, respirando profundamente, sin
poder creer que lo había hecho, deseando que aquella persona
pudiese entender la necesidad de aquel momento, y tras ello borró
el registro de la llamada; estaba por empezar a borrar uno por uno
los mensajes de la conversación cuando se dio cuenta de que
probablemente no sabían en donde estaban, por eso, tecleando
muy lenta y torpemente, escribió la ubicación del pueblo como
venía en la cartas, y tras ello lo envió, para después borrar toda la
evidencia, y regresó a la casa del árbol sobre pasos lentos,
encontrando a Namjoon aun sumido en un profundo sueño.
Metió el móvil de vuelta a la bolsa de la garbardina, y tras ello
levantó la mano de Namjoon lentamente, metiéndose entre sus
brazos, el de tez morena no se despertó, su única reacción fue
cerrar aun más los brazos, estrechándolo con dulzura, y Jin,
sintiendo como esos brazos le quitaban el frio que había traído de
afuera se acurrucó, metiendo la cara en su pecho calientito.

-Mi dulce amor... jamás sabrás... lo feliz que fui a tu lado...-Musitó,


comenzando a llorar entre sus brazos.

---------------------------

-Prepara una maleta.- Dijo Jimin arrojándole el móvil a su novio


en las manos, y tras ellos se dirigió al armario, sacando de ahí dos
maletas pequeñas, haciendo llegar una de ellas a las manos de su
novio, desconcertándolo.

-¿Qué? Porque?, ¿qué te dijo?.- Dijo levantándose, arrastrando la


maleta mientras seguía a su novio de un lado a otro, viéndolo
guardar varias cosas, incluidos los cepillos de dientes
-Te diré en el camino, mientras tanto alístate, debemos ir muy
lejos...-Sentenció, mirándolo fijamente.

PARTE 52: LOS EXTRAÑOS


Cuando Namjoon despertó lo hizo por el frio repentino que le
golpeó el cuerpo, y lo hizo sintiendo un vuelco en el corazón
porque entre sus brazos ya no había nada, solo desolación, y
tristeza.

Examinó las arrugas en el cojín, esas que delataban que otro


cuerpo había dormido a su lado, que no había sido un sueño, y
que no estaba en medio de una pesadilla, Seokjin se había ido, y
de nueva cuenta había rechazado sus súplicas de que se quedase.

Era poco digno, era doloroso, y aun así Namjoon siquiera


contemplaba la idea de dejarlo ir.

Lo amaba...

Y seguiría intentándolo.
Porque por más humillante y desesperanzadora que fuera la
situacion no estar con SeokJin representaba no otra cosa que la
muerte.

Eso y nada más.

Se levantó frunciendo el ceño, forzándose a si mismo a caminar, a


quitarse la idea de correr hacia donde estaba ese columpio donde
vió a Jin reir felizmente, y dejarse flotar hacia el vacío, sin
columpiarse, sin nunca regresar.

Pero sacudió la cabeza suspirando acto seguido, y sobre pasos


pesados salió de la casa del árbol, poniéndose la gabardina
encima, percibiendo aún el aroma a hierba y flores que había
dejado Jin la noche anterior, ese que no podía ser opacado siquiera
por el hedor del alcohol corriendo por su cuerpo en forma de
jaqueca, y caminó a través del bosque, rompiendo la niebla con su
figura.

-----------------
-¿Porqué quieres una habitación tan alejada, hijo mío? Hace años
que no usamos ese edificio, es muy frio-Dijo el padre seejin desde
su escritorio.

-Necesito concentrarme para estudiar antes de la toma de votos,


me gusta estar cerca del patio, pero debo confesar, padre, que los
niños me distraen un poco.- Aseguró, moviendo los dedos con
nerviosismo

-Bien... si ese es tu deseo no tengo problema

-Pero hermano, ¿estás seguro?, ese edificio no tiene luz eléctrica.-


Dijo Ken mirándolo fijamente

-Estoy seguro, hermano, solo será hasta la toma de votos, no debes


preocuparte

-Está bien.- Balbuceó Ken, desviando la mirada

-Bueno, entonces así será.- Dijo aclarándose la garganta.-


Recuerden que la toma de votos es en 4 dias, hasta entonces
necesito que tengan todo listo
-Si, padre.- Contestaron al unisono

--------------------

-¿Porqué quieres recluirte?

-Porque quiero mi espacio para pensar

-Estás huyendo...

-No lo hago.- Dijo continuando su camino por el pasillo desierto


cuando Ken lo tomó del brazo, deteniéndolo.-Si lo haces...

-¿Y tu no?!.- Dijo azotándole el brazo.- No hablas para nada desde


nuestra pequeña plática, dime ¿te afectó en algo?

-No estamos hablando de eso, ¿Por qué no se ha ido del pueblo?!


No creas que no me di cuenta que estuviste fuera hasta tarde...
-Lo que estuve haciendo afuera hasta tarde no tiene que ver con
él...

-Sigues ilusionandolo

-No lo hago...-Dijo tomando distancia.- Y él... pronto se irá de


aquí, ya me he encargado de eso.- Sentenció, alejándose sobre
pasos firmes, dejando a Ken solo en medio del pasillo.

--------------

Namjoon no pudo evitar visitar la iglesia al día siguiente, aun


cuando sol apenas había salido, y esperó a que Jin apareciera para
recibir a los feligreses, pero no lo hizo, en su lugar un acólito
somnoliento bostezaba de vez en vez, sustituyéndolo, y no
necesitó más para saber que Jin no aparecería ese dia, no
aparecería más a menos que fuera a buscarlo, pero se encontraba
exhausto de todo, y se lo atribuía al sangrado interno que tenía,
ese que le drenaba la vida con el paso del tiempo, y que había
terminado por amar porque tal vez con un poco de suerte
terminaría liberándolo de su miseria, y aun así esperó, hasta que
la misa terminó y todo el mundo se fue, hasta que pasó la hora de
comer y hasta que los niños salieron del catesismo, y finalmente
cansado se arrastró de camino a su casa, con las manos metidas en
el bolsillo, con los ojos fijos en el suelo, con la intención de que
nadie pudiese ver su rostro, pero no pudo evitar levantar esa
mirada gacha, cuando el sonido de cuchicheos de viejas hurracas
chismosas llamaron su atención, y es que un grupo de señoras
hablaba en tono bajo, mirándolo, y de repente se puso a pensar en
que había hecho últimamente para que hablaran de él, siguió
caminando y en realidad no le hubiera importado, si la gente que
caminada por la calle no lo siguiera viendo de forma extraña, y es
que entre más avanzaba hombres y niños lo miraban de reojo, a
veces señalándolo, hasta que estando a tan sólo una vuelta de
esquina de su casa vió a la gente asomarse desde sus ventanas con
curiosidad y desconcierto, al tiempo que observaba una camioneta
negra estacionada enfrente de su casa y de ella emergió de repente
un chico de cabello oscuro y piel blanca cuyos lentes de sol le
tapaban la mayor parte de la cara, y tras hacerse el flequillo para
atrás suspiró hastiado.

-Ya no voy a estar ahí adentro, me va a dar claustrofobia, si


quieren verme que me vean, es más voy a desnudarme si quieren.-
Afirmó
-Entra al maldito auto, si empiezan a hacerte preguntas no voy a
rescatarte.- Dijo una voz ronca desde dentro, hastiada de la misma
forma

-Como sea, tal vez deberíamos preguntar a que hora regresa...-


Masculló, encontrando la silueta de Namjoon a unos metros, que
lo miró sumamente sorprendido, mientras él cruzándose de
brazos complacido le sonrió enormemente.-Oye Min Yoongi...
creo que ya lo encontré.- Dijo al tiempo que Yoongi se asomaba
con rapidez, encontrando la mirada de Namjoon al instante.

-Hyung...-Dijo el de tez morena, sacando las manos de los bolsillos

PARTE 53: ENTENDER


-Ya no voy a estar ahí adentro, me va a dar claustrofobia, si
quieren verme que me vean, es más voy a desnudarme si quieren.-
Afirmó

-Entra al maldito auto, si empiezan a hacerte preguntas no voy a


rescatarte.- Dijo una voz ronca desde dentro, hastiada de la misma
forma

-Como sea, tal vez deberíamos preguntar a que hora regresa...-


Masculló, encontrando la silueta de Namjoon a unos metros, que
lo miró sumamente sorprendido, mientras él cruzándose de
brazos complacido le sonrió enormemente.-Oye Min Yoongi...
creo que ya lo encontré.- Dijo al tiempo que Yoongi se asomaba
con rapidez, encontrando la mirada de Namjoon al instante.

-Hyung...-Dijo el de tez morena, sacando las manos de los bolsillos

El mayor, de cabello negro, no dijo nada, se limitó a salir del auto,


dándole una enorme bocanada al cigarrillo que colgaba de su boca
y tras poner los pies sobre la tierra lo apagó bajo la suela de su
zapato, con semblante hostil.

-Tu... pequeño hijo de puta.- Gruñó, caminando con impaciencia


hasta él y en cuanto llegó al frente suyo le dio un golpe en el
pecho, empujándolo.- ¿Creiste que no te encontraríamos?! Ah?!

-No...-Dijo sin más, mirándolo fijamente, con angustia, y en ese


instante Min Yoongi se tranquilizó extrañamente, dándole un
empujón final

-Hola Namjoon...-Musitó Jimin acercándose a él y le palmeó la


espalda cálidamente
-Hola Jimin...-Dijo sin mucho animo

-Abre la maldita casa, ya me cansé de estar dentro del auto toda al


tarde.-Dijo bufando el mayor

-Namjoon, ¿está bien que dejemos el auto aquí?.- Musitó Jimin


viendo como Namjoon sacaba las llaves de su bolsillo, pensativo y
sin mucho ánimo, asintiendo, y finalmente pasaron detrás de él a
la casa, observando a su alrededor el desastre de botellas y colillas
de cigarro tiradas por todas partes

-Demonios Monster... este lugar es un asco.- Se quejó Suga


pateando una caja que se encontraba sobre el sillón y sin más se
tumbó sobre él, suspirando, mientras Jimin quitando las cosas que
estaban al lado suyo se sentó en silencio, esperando el preámbulo
de la pelea que se aproximaba, su novio no era muy sentimental,
era más apático en el sentido estricto de la palabra, y al igual que
Namjoon le costaba decir lo que verdaderamente sentía a los
demás.

-Porque mierda no contestas mis llamadas, ¿crees que soy tu


maldita madre muerta para tener que estar cuidándote?!
-Yoongi...-Dijo Jimin, dirigiéndole una mirada suplicante

-Cállate, no lo defiendas.- Sentenció y Jimin se quedó callado un


instante, aguardando, mientras YoonGi se dirigía de nuevo al de
tez morena.- Te estoy hablando, pequeño bastardo

-No se me dio la gana contestarte, deja de estar jodiendome,


Hyung...-Gruñó.- En dado caso que mierda te importa

-Me debes dinero, pequeño bastardo, ¿ lo olvidaste por tu


estúpida fiebre de enamoramiento?

-No... no lo he olvidado.- Dijo sin dirigirle la mirada.- Dije que te


lo pagaría... no tienes que venir a recordármelo hasta acá, maldito
demente.-Bufó

-Bien, entonces si tanto me quieres lejos págame la plata y nos


largamos de aquí.- Sentenció
-No tengo para pagarte ahora mismo, te dije que estoy en quiebra
la última vez que hablamos por teléfono

-Si, hace como un maldito mes.- Gruñó

-El funeral de Tio fue más caro de lo que pensé, eso es todo, te lo
pagaré en cuanto consiga trabajo.

-¿Conseguir trabajo, aquí?, vi un maldito campo de maíz cuadras


atrás, crees que aquí hay trabajo para ti?!, no me hagas reir, eres
una rata de ciudad, regresa con nosotros y haz la buena mierda
que sabes hacer, malnacido

-No puedo regresar

-¿Porque no?!

-Eso no te incumbe
-Claro que me incumbe, deja de hablarme de ese modo o te
romperé la boca.- Gruñó.- Te crié, págame lo que me debes ya, y
eres libre de ser un granjero o la mierda que sea que quieras ser
aquí, pero hasta que no consigas el dinero no juegues al
pueblerino y regresa a donde perteneces, ¿o piensas convertirte en
pocahontas y robar maíz del maldito campo de al lado?

-No... -Dijo evitándole la mirada.-conseguiré trabajo aquí, no me


iré

-Maldita cabra terca... ¿eres idiota?

-¿Lo soy?.-Dijo sarcástico.

-Si, sin duda alguna.-Aseguró

-Bien, ¿entonces para que lo preguntas?

-Ahhhhgggg....-Masculló levantándose de golpe, y se dirigió al


refrigerador mientras encendía un cigarrillo y le daba una enorme
bocanada.- Ni siquiera tienes cervezas, este viaje solo ha sido un
dolor de culo, 12 malditas horas en carretera para que venga a ver
a mi vástago convertido en un ingenuo.- Masculló con el cigarro
en la boca y acto seguido sacó dinero de su billetera
extendiéndoselo a Jimin, y este lo tomó sin decir palabra.-Dile a
Jimin en donde hay una tienda

-Yo iré.- Interrumpió Namjoon

-Que le digas en donde está- Sentenció

-Cuatro cuadras a la izquiera, una a la derecha, y ponte el abrigo,


la gente de aquí se asusta con los tatuajes.- Dijo en un tono serio

-Me vale mierda.- Dijo sin más, acercándose a Yoongi, y le quitó la


cajetilla de las manos, sacando un cigarrillo para comenzar a
fumarlo sin prisa

-Cervezas.- Dijo Yoongi mirando el refrigerador vacío.- y algo de


comer, el estómago de este bastardo debe estar deshaciéndose con
tanto alcohol

Jimin guardó el dinero en su bolsillo sin prisa, tomando su


teléfono del bolsillo de su abrigo.- Oye no olvides comprar algo
para ti.- Interrumpió Yoongi y Jimin solo asintió, saliendo de la
casa acto seguido. Dejándolos a ambos en silencio, mientras
Yoongi daba pasos lentos por la diminuta casa, observándola a
detalle, y Namjoon sentado en la silla del comedor suspiraba
pensativo, con la mirada gacha. -Esta...-Dijo rompiendo el
silencio.- ¿Era su casa...?

-Si...

-Pensé que era un sastre...

-Su local está afuera

-Ah...si, creo que lo vi.- Musitó, levantando una botella vacia de


wiskey.- Si era su casa ¿porqué la tienes hecha mierda?

-¿Ya que importa? Está muerto...-Dijo sin más

-Tienes un buen punto.- Contestó, acercándose, y se puso un


segundo delante de él, suspirando de forma pesada.- Estúpido
niño
-El que seas un viejo no me hace un niño.-Gruñó

-Tener 25 no me hace un viejo, dejaste de orinarte de los


pantalones hace poco, no juegues conmigo...

-Jamás pasó tal cosa, y además... cumpliré 20 el próximo mes...

-Ya sé.- Gruñó, pasando su brazo por la cabeza de Namjoon, y la


tomó con cariño, juntándola en un movimiento brusco a su pecho,
abrazándolo con fuerza.- creeme que lo sé, estúpido...

-Incluso había comprado tu regalo ya.- Dijo una voz suave, cuya
figura entró a la sala, cargando varias bolsas, y en el instante
ambos se separaron, sintiéndose incómodos

-¿Cómo entraste?

-Dejé la puerta abierta


-Ya veo...-Dijo su novio, aclarándose la garganta

-Hay por dios, ya se que se quieren, aunque se traten como


mierda, así que dejen de actuar como maricas.- Musitó abriendo
una lata de cerveza y tras darle un sorbo le arrojó una a su novio
que la abrió de mala gana y Namjoon sonrió a medias un
momento, estirando la mano para tomar una de las latas de la
bolsa.

-¿Y que me compró de regalo?.- Preguntó cínicamente

-Un enorme dildo.- Interrumpió Min Yoongi, sonriendo.- es una


locura, ya quiero que lo veas, la caja dice "nigga punishment"

-¿Es en serio?.- Preguntó incrédulo a Jimin, y este sonrió


alzándose de hombros.- Hyung, eres un imbécil

-¿Porqué?, es una forma de conmemorar que descubriste que te


gusta por el culo.- Se burló
-A ti también

-Claro que no.- Dijo cínico.- yo me follo a Jimin, no él a mi

-Eso es cierto.- Contestó el nombrado, asintiendo con la cabeza

-Ahhhg... ya no quiero hablar de esto.- Dijo terminando su cerveza


de un trago.- Bueno esa mierda que compraste, no la quiero

-Hieres mi corazón...

-No te preocupes, no lo compró.- Contestó Jimin burlándose.-


Trató de hacerlo pero cuando lo estaba tomando del estante de la
sexshop unos chicos lo vieron y se puso tan rojo que me obligó a
que nos fueramos de la tienda

-Por lo menos lo intenté...

-¿Así que me compró otra cosa?


-Así es, pero es una sorpresa.- Dijo mirando a su novio como
confidente

-Bien...-Dijo Nam, sonriendo hacia el suelo mientras Jimin sacaba


algunas cosas de las bolsas que había traído, y las llevó hasta la
cocina sin prisa alguna, sorprendiéndose, porque a diferencia del
resto de la casa esa zona estaba despejada y limpia.-Prepararé algo
rápido

-¿Como supieron donde estaba?.- Preguntó Nam de repente, y


Yoongi lo miró con curiosidad un segundo

-Nos llamó ese tipo ayer.- Dijo sin más, terminando su cerveza

-¿Que tipo?

-Yoongi...-Lo regañó Jimin, viéndolo hostilmente

-¿Que?
-Ahhhg...-Dijo Jimin siguiendo en los suyo.- Kim SeokJin nos
llamó, diciéndonos que te lleváramos a casa porque terminarían
linchandoce por todas las estupideces que has estado haciendo,
aparentemente

-él... ¿De verdad hizo eso?.- musitó Namjoon desconcertado,


sintiendo un nudo de tristeza en el estómago

-Así es...

-Así que en vista de que no quiero que esta gente extraña nos mate
a los tres nos iremos mañana a primera hora, así que alístate.

-¿Qué?

-Lo que escuchaste.- Sentenció Min Yoongi

-No Hyung... no voy a irme de aquí.-Dijo mirándolo con firmeza


-Ahhh... deja ya el tema, el tipo no te quiere, se divirtió contigo un
rato porque eras exótico, ya te lo follaste, ¿que mas quieres?

-No es tan simple como eso, Hyung

-Vamos ya hombre, no es el único en el mundo, además es un


maldito pueblerino, ¿Que carajo le ves?

-No voy a hablar de esto contigo...- Sentenció

-Es una estupidez.-Bufó

-No lo és, cierra la boca

-Claro que lo és, mírate, estas flaco, con ojeras y además tienes esta
casa hecha una mierda, yo te crié para que fueras fuerte, ¿y te
estas tirando a la mierda por un estúpido niño de pueblo?
-Yoongi...-Dijo Jimin dirigiéndole de nuevo una mirada hostil, a
veces no sabía cuándo parar, era demasiado franco.

-No lo entenderías, deja de estar jodiendome.- Dijo Namjoon


hastiado

-Pues explícame para que pueda entender! Entender porqué de


repente el hijo favorito del diablo dejó que un tipo le quitara los
genitales

-Déjalo en paz, Suga.- Dijo Jimin

-Que voy a dejarlo en paz.- Dijo dándole un golpe en la nuca,


provocándolo.- anda, dímelo maricón

-Basta ya, Hyung

-Basta que, estúpido.- Dijo volviendo a darle un golpe en la nuca.-


¿Que tiene de especial que te hace perder la cabeza? ¿Tan bien la
chupa?
-Eres un imbécil...-Gruñó Namjoon, levantándose, y tomó su
chaqueta, bufando con enojo

-¿A donde crees que vas?

-A caminar

-No vas a huir, pussy boy.- Sentenció Suga, tomándolo del brazo
con fuerza

-¡Déjame en paz ya!

-¡No hasta que me expliques que mierda pasa contigo!

-¿No es obvio lo que pasa conmigo?!

-¡Quisiera escucharlo de tu boca!

-¡Deja de joderme con eso!


-Vamos!.-Lo exhortó, mirándolo fijamente pero Namjoon lo
ignoró, se limitó a desviar la mirada, hastiado

-Vete a la mierda...- Dijo empujándolo.- ni siquiera estás tratando


de entenderme

-Es porque no te entiendo.- Dijo respondiendo el empujón con


otro aún más fuerte.- Sólo estas ahí llorando como un marica,
tirándote a la mierda por un pueblerino imbécil que conociste
hace menos de un año!

-No lo llames de esa forma...-Gruñó

-Yoongi, basta.- Dijo Jimin, poniéndose entre ambos, pero Yoongi


lo esquivó, pegándole en el pecho a Namjoon con el dedo índice.-
Yo lo llamo como quiero.-sentenció.- El maldito te dejó Namjoon,
no es el fin del puto mundo, tómalo como karma de todas las
perras a las que te follaste y jamás llamaste y larguémonos de aquí

-No voy a irme...-Gruñó.- haz lo que quieras, me importa un


carajo, no voy a irme
-¿Porque mierda no quieres entender?

-¡Porque lo amo!.- Le gritó en la cara, con las sienes llenas de


sangre.- Y no voy a irme! No voy a irme sin él!, prefiero morir aquí
antes de dejarlo ir!

-¡Estás comportándote como un maldito mocoso!-Dijo


empujándolo

-Ese no es tu puto problema!.- Dijo correspondiéndole el empujón,


y lo hizo caer al piso estrepitosamente, provocando que se pegara
con la esquina de la mesa en la cabeza

-Yoongi!.- Dijo Jimin corriendo hacia él, y lo ayudó a incorporarse,


mientras el mayor se sobaba la cabeza.- ¿Estas bien?.- Dijo
preocupado examinando su cabeza, con una cara de angustia que
no le cabía en el cuerpo

-Estoy bien, cálmate.- Dijo Yoongi, apartando las manos de su


novio con cariño.- No pasa nada Jimin...
Namjoon bufó un momento hacia el piso, observándolos, y tras
ello terminó de ponerse su chaqueta, riendose de forma
agridulce.- ¿Haz visto eso, Hyung?.- Dijo de repente, captando la
atención de ambos.- Haz visto como es que él actúa?.- Dijo
refiriéndose a Jimin y ambos guardaron silencio, sin entender del
todo sus palabras.- Odio a todo el mundo Hyung!, y se que
puedes entenderlo! Toda mi vida tuve que estar a la defensiva,
por eso me hice un hombre, por eso me volvi un perro que gruñe.-
Dijo suspirando con impaciencia, con tristeza.-hasta que lo conocí,
y entonces dejé de odiar a todo el mundo, y ya no gruñí, y ya no
quise hacerle daño a nadie.- Dijo sintiendo como el tono de voz
empezaba a cortarse dentro de su garganta, con tristeza.- Me
acogió... y me hizo sonreír... soportó mis malditos traumas y cargó
conmigo cuando solo supe ser un imbécil.- Dijo sorbiendo la
nariz.- Me ayudó a cuidar de Tio MinJoo, y cuando murió sólo fue
soportable porque él estuvo a mi lado, porque no me dejó ni un
segundo a pesar de que toda la gente del pueblo habló mierda
sobre él...-Dijo finalmente, sacando un cigarrillo de su cajetilla, y
luchó por encenderlo, porque sus manos temblaban, porque su
vista ya estaba cegada por una capa húmeda que luchaba por
contener en vergüenza.- Por eso no... no puedo irme... por eso no
voy a dejarlo...-Dijo dándole una larga bocanada al cigarrillo, y
soltó el humo lentamente, seguido de una sonrisa miserable.- Y si
todavía no puedes entender porqué me aferro tanto a esto quiero
que mires a tu derecha e intentes hacerlo.- Murmuró, refiriéndose
a Jimin
-Namjoon...-Musitó Yoongi, con un nudo en la garganta,
observando por primera vez el dolor más insufrible que alguna
vez hubiese visto atravesar a su amigo.

-Él es mi "Jimin", Hyung... -Dijo


con dolor.- Y yo... prefiero morir antes que vivir sin él.- Sentenció,
saliendo de la casa sobre pasos pesados y lentos, dejando tras de sí
únicamente el sonido de la puerta cerrándose

-Monster...-Musitó Jimin sintiendo una pena inmensa en el pecho

-Mierda... Esto está jodido.-Dijo YoonGi mirando en dirección a la


puerta, y tragó en seco.

-Lo entendiste entonces...

-Acabo de hacerlo...- Musitó dirigiendo la mano a la de su novio,


tomándola con cariño.-Voy a buscarlo...

-Sí... Ve. -Dijo Jimin estrechando su mano un momento y acto


seguido lo soltó, saliendo a la calle con prisa.

PARTE 54: UNA VISITA


-Él es mi "Jimin", Hyung... -Dijo con dolor.- Y yo... prefiero morir
antes que vivir sin él.- Sentenció, saliendo de la casa sobre pasos
pesados y lentos, dejando tras de sí únicamente el sonido de la
puerta cerrándose

-Monster...-Musitó Jimin sintiendo una pena inmensa en el pecho

-Mierda... Esto está jodido.-Dijo YoonGi mirando en dirección a la


puerta, y tragó en seco.

-Lo entendiste entonces...

-Acabo de hacerlo...- Musitó dirigiendo la mano a la de su novio,


tomándola con cariño.-Voy a buscarlo...

-Sí... Ve. -Dijo Jimin estrechando su mano un momento y acto


seguido lo soltó, saliendo a la calle con prisa.
----------------------

-¿De verdad piensas recluirte en ese lugar?.- Dijo Ken colocando el


traje para la toma de votos sobre la cama de Jin, en su nueva
habitación
-¿Que haces aquí?

-Olvidaste eso en la habitación, así que lo traje.- Dijo sin más,


observándolo un momento

-¿Que?

-Dijiste que te habías encargado, tengo curiosidad, ¿Qué fue lo


que hiciste?

-Nada que te incumba

-¿Estás seguro de que hiciste algo?

-Claro que lo hice.- Dijo tomando en sus manos el traje, y lo miró


un momento, dirigiéndose al closet para colgarlo

-Espero que no estés mintiéndome, si intentas irte con él de nuevo


sabes que no tendré opción...
-Lo sé...-Dijo sin más, sin siquiera miraro

-Jin... sé que es duro para ti, pero es lo mejor, haberte ido con él
sería muy peligroso, es mejor que viva su vida lejos de nosotros.-
Dijo poniéndole la mano sobre el hombro y lo acarició con cariño
un momento

-¿que pasa?, quieres un poco más de "consuelo", hermano?.- Dijo


sarcástico, viéndolo sobre su hombro, provocando que Ken
retrocediera

-Descansa.- Fue lo ultimo que lo escuchó decir antes de que dejara


la habitación, y Jin sintió alivio solo unos segundos, al menos
hasta que vio el traje colgado enfrente de él, y lo descolgó de
nuevo con tristeza, faltaban 2 días para la toma de votos, y estaba
casi listo, habían ensayado la ceremonia, ya todo el pueblo había
sido invitado, y el mural que Namjoon había pintado se hallaba ya
listo y aun oculto para ser una gran sorpresa, todo era perfecto, tal
como Jin se lo había imaginado cuando era niño, y lo más cruel
era que, jamás en su vida se había sentido tan miserable...
Destapó el traje, y sin saber porque se lo puso, notando lo olgado
que le quedaba por el paso que había perdido debido a su tristeza
y, sonriendo de forma agridulce, en completa desdicha, más aún
por la persona que los había confeccionado, porque era la ultima
pieza que había hecho, y debía usarse con una sonrisa en el rostro,
en cambio lo que debía ser una bendición solo representaron los
grilletes que llevaría durante el resto de su vida.

----------------

Yoongi salió a buscar a Namjoon esa noche más tarde, y regresó


con él y junto con una muy buena cantidad de alcohol, Jimin no
quiso beber con ellos, se limitó a mirar su celular toda la noche,
mientras su novio y Namjoon hablaron de cosas sin importancia
para distraerse, terminando hasta el tope de borrachos y por lo
consiguiente durmiendo pesadamente hasta altas horas de la
tarde.

Se sentía mal por Namjoon, si bien no eran los mejores amigos


Namjoon era una de las personas que su novio más amaba en el
mundo, y sabía que era una buena persona, que había sufrido
mucho, y sobre todo no merecía sentir esa miseria tan corrosiva
como la que llenaba el cuerpo.
Por eso tomó las llaves en silencio, colocándose el abrigo encima,
y salió de la casa caminando en silencio, sintiendo las miradas
sobre sus hombros, dispuesto a averiguar porque una persona, a
la que describían como "lo mejor del mundo", había dejado a
Namjoon sin tentarse siquiera el corazón

La historia que Yoongi le había contado era demasiado


rudimentaria: Dijo que Namjoon le había llamado un día
diciéndole que había conocido a alguien en el pueblo, y que ya se
lo había tirado más de 4 veces, que traducido al idioma normal,
significaba que estaban saliendo, todavía recordaba como es que
Min Yoongi había casi fallecido cuando le llamó poco después
para confesarle que era un hombre y que sentía algo por él,
pensaron que tal vez sólo estaba pasando por una etapa de
descubrimiento, supieron que era en serio cuando les pidió le
prestaran para el deposito de un departamento en la ciudad
porque se irían a vivir ahi y concluyeron que todo se pondría muy
feo cuando Namjoon le llamó a su amigo llorando como un niño,
diciéndole que su novio "ya no lo quería".

No pareció tan relevante en un inicio, no al menos hasta que


Namjoon comenzó a alejarse incluso hasta de Min Yoongi, pero
Min YoonGi no quiso hacer nada, no porque no lo quisiera,
sencillamente ellos siempre habían sido del tipo de personas que
no se meten en los asuntos de los demás para que no se metan en
los suyos, por eso Jimin era consciente de lo grave que era aquella
situación, porque su novio, contra todos sus principios había
terminado por intervenir, y Jimin estaba dispuesto a ayudarlo con
ello.

Era temprano, lo suficiente para que la gente del pueblo estuviese


en las calles, yendo y viniendo, comprando algunas cosas, o
conversando, y fue demasiado evidente cuando Jimin pasaba por
ahí, porque parecía que para aquellas personas no había nada más
importante en ese momento que mirarlo, algunos curiosos,
algunos con recriminación, incluso con enojo, y el pelinegro no
pudo imaginarse como es que Namjoon había sobrevivido tanto
tiempo entre ellos.

Siguió caminando, suspirando, sin una idea clara de como


encontraría al tal Seokjin, su única opción era preguntar por él,
pero cada vez que se acercaba la gente se alejaba y comenzaban a
caminar en otra dirección, haciendo que se impacientara, y
cansado de aquellas actitudes comenzó a caminar sin un rumbo
fijo, notando que mientras avanzaba las calles iban perdiéndose,
convirtiéndose en un camino rural de tierra y pasto, y detrás de él
una enorme fronda de árboles se alzaba, anunciando el principio
de un bosque gigantesco.

Se quedó mirándolo con atención, y sonrió, porque aquel cuadro


era de las cosas más bellas que había visto, y la cercanía con
aquellos árboles le regalaba un olor a yerba y tierra mojada, que
sencillamente era embriagante y por ese momento se olvidó de lo
horrible que era aquel pueblo, al menos hasta que detrás de él
escuchó una serie de pasos apacibles, y volteó, encontrando a dos
monjas de edad avanzada, que cargaban en sus manos canastas
con productos varios y que lo observaron con curiosidad.

Las saludó inclinando la cabeza, sintiéndose sumamente


incómodo, y sin embargo se sorprendió demasiado, cuando
ambas le sonrieron de forma amable, a diferencia de toda la gente
que había visto en el pueblo hasta ese momento.

-Buenas tardes, jovencito.- Dijo una de ellas, acercándose

-Buenas... tardes...-Balbuceó sin creer que a pesar de su apariencia


las religiosas le estuviesen dirigiendo la palabra, y es que si bien
se había puesto el abrigo aun podían verse los tatuajes de sus
manos, y los piercings en su rostro.

-¿Eres amigo del jovencito Namjoon?.- Dijo la otra acercándose

-S-si... ¿como?.- Dijo desconcertado.- Lo conocen?


-Por supuesto, él hizo el nuevo mural para nuestra sagrada
parroquia

-Es un joven muy amable.- aseguró la mayor de ellas.

-Si...-Contestó, sorprendido, pensando que era otra persona de la


que hablaban.

-Soy la madre Lee, y ella es la madre Han

-Ah-h.- Balbuceó.- Yo... mi nombre es Park Jimin, mucho gusto

-Mucho gusto Jimin.- Dijo la madre lee sonriendo.- ¿También haz


venido a quedarte?

-No... un amigo y yo hemos venido a visitarlo

-Ya veo, espero que disfruten estar aqui, el clima es precioso en


esta época del año
-Si... el bosque es bonito

-Si, lo és, pero lamentablemente está prohibido entrar en él, asi


que no vayas ahí, ¿está bien?

-Si... gracias

-Bueno, fue un gusto.- Dijo la madre Han, pasando de lado

-A-ah.- Tartamudeó provocando que las mujeres hicieran una


pausa, pues aprovechando que lo habían saludado
definitivamente debía preguntar por la persona que buscaba,
aunque sabia que debía ser discreto, muy discreto.- Eso se ve muy
pesado, por favor déjenme que las ayude.- Dijo amable.- las
llevaré a donde me digan

-Ah, gracias pequeño, sería de mucha ayuda.- Dijo la madre Han


sonriendo, y le cedió la canasta.
- Madre Lee¿ verdad?.- Dijo dirigiendose a la siguiente.- démela
tambien

-No hijo, es mucha molestia

-No lo és, por favor.- Insistió, retirando las canasta de sus manos

-Gracias pequeño, eres muy amable, solo será un tramo corto, hay
que llevarlas al convento

-¿Convento?.- Dijo mientras comenzaba a seguirlas sobre pasos


lentos

-Si, nosotras atendemos el hogar de Santa Monica, esta algunos


minutos más arriba, por este camino.- señaló una de ellas

-Ya veo...

-Te gustará, lo hemos arreglado un poco con el dinero que


obtuvimos en el festival, los hermanos hicieron un buen trabajo
-Ah, cierto.- Dijo la madre Lee.- Si eres amigo del jovencito
Namjoon seguramente debes conocer a nuestro SeokJin.- Dijo la
madre, dando justo en el clavo, y Jimin supo que definitivamente
la suerte lo favorecía

-Ah, SeokJin, por supuesto... sólo que...-Dijo titubeante.- No he


tenido la oportunidad de verlo todavía, no sé donde está...-Dijo
esperando que la mentira rindiera frutos

-Ah, seguramente está en el convento

-El... convento...-Musitó sin entender la situación

-Ya que vas con nosotras ¿quieres que le digamos que estás aquí?

-Si, por supuesto, se los agradecería mucho.- Sonrió

-Bien.- Dijo la madre Lee mientras llegaban a la puerta del


convento.- Ven, pasa al jardín, le llamaremos en un momento...-
Dijo retirando las canastas de los brazos de Jimin y lo llevaron al
lado de la pequeña fuente, dejándolo sentado en un banca de
piedra.- Espera aquí

-Muchas gracias.- Dijo inclinando la cabeza

-Gracias a ti por ayudarnos.- Sonrieron

-Ah, madre.- Interrumpió.-¿ Puedo pedirle un favor? sólo digale


que un amigo lo espera, no le diga quien soy, quiero darle una
sorpresa ya que hace mucho tiempo que no nos vemos

-Que lindos, claro que si.- Dijo la madre Lee, despiéndose con la
mano y Jimin se preparó para conocer a la razón de que Namjoon
hubiese perdido la cabeza por completo.

Algunas personas pasaron, mirando a Jimin con extrañeza, entre


ellas algunas monjas que cuchichearon llevando a niños de las
manos, pero no se inmutó, en realidad estaba inmerso en sus
pensamientos, porque no entendía, porque el "novio" de namjoon
habría de estar en un convento, pensó que tal vez era uno de esos
tipos fanáticos que recogen las limosnas, tal vez era el conserje, tal
vez era algún maestro de los niños del orfanato, y ninguna de esas
teorías le hizo justicia a la persona que comenzó a caminar curiosa
hacia el jardín, sin percatarse todavía de su presencia, y el
pelinegro, atónito, sólo pudo abrir la mirada y los ojos
sorpendido, cuando aquel hombre, alto y gallardo se fue
acercando cada vez más, vestido con un traje negro que destacaba
por un alzacuellos color blanco.

-Es un... sacerdote.- Dijo en un tono casi inaudible, al aire, sin


poder creer lo que sus ojos veían.- ¡¿Es un maldito sacerdote?!

PARTE 55: LA RAZÓN


-Es un... sacerdote.- Dijo en un tono casi inaudible, al aire, sin
poder creer lo que sus ojos veían.- ¡¿Es un maldito sacerdote?!-
Susurró alterado, cuando por fin, a escasos metros SeokJin
encontró su mirada, y esos ojos, recorrieron a detalle el rostro de
Jimin, con curiosidad, con notable desconcierto.

-¿Quién... es usted?.- Dijo Jin completamente extrañado, más aún


por los tatuajes que se escondían bajo ese abrigo discretamente.

-Eres un sacerdote... -Dijo sin más Jimin, levantándose.- Mierda...


-Yo... no se quién es usted pero le voy a pedir de la manera más
atenta que no use este lenguaje aquí.- Dijo firme, aun
desconcertado

-Soy Park Jimin... me recuerdas ¿no es cierto?-Contestó el otro,


haciendo que a Seokjin le recorriera un halo frio la espalda.- Tu
eres Kim SeokJin

-¿Qué...?

-He venido a hablar contigo.- Dijo firme, y en cambio Jin sólo


pudo retroceder unos pasos

-Yo... yo no soy la persona que buscas, él ha salido así que por eso
he venido a recibirte yo.- Aseguró nervioso y Jimin se acercó,
ladeando la cabeza, mirándolo de cerca, apenas a centímetros de
su rostro, y Jin no pudo evitar tragar en seco un segundo, porque
ese joven, debajo todos esos anillos de metal, tenía uno de los
rostros más bonitos que hubiera visto alguna vez, eso le resultaba
ligeramente intimidante y sin embargo Jimin lo distrajo de sus
pensamientos, cuando bufó.

-Mmmmh... estás mintiendo.- Dijo sin más.- Eres Kim SeokJin


-Q-que...-Balbuceó.- No... yo...

-Puedes decir la idioteces que quieras, pero a diferencia de las


personas de este pueblucho tu no me miras con miedo, ni con
enojo... resulta demasiado obvio que estas acostumbrado a la
gente que luce como yo... aunque seas un padre...-sentenció,
helándole la sangre a Jin, se sentía expuesto

-Yo...-Tartamudeó Jin, desviando la mirada.- No tengo nada que


hablar con usted, joven Park Jimin

-Claro que lo tienes.- Musitó, poniendo la cabeza de lado, en el


intento por encontrar sus ojos.- Tengo a un tipo en casa que ha
perdido la cabeza por amor, es aún peor porque ese amor resulta
ser un sacerdote... creo que tenemos mucho de que hablar

-Por favor... es sumamente inoportuno hacer esto...-Dijo


suplicante.- Solo... lléveselo, hágame ese gran favor, se lo imploro

-Por supuesto que no lo haré, menos de esta forma...


-Joven Jimin...

-Si tienes problema en hablar aquí vayamos a otro lado...

Jin suspiró de forma pesada, acomodándose el traje a discreción


mientras miraba hacia todas direcciones, asegurándose de que
nadie los hubiese visto y tras ello salieron del convento, con el sol
que se ponía sobre sus espaldas, Jin no dijo nada mientras
caminaban, solo suspiraba nervioso, y Jimin lo observaba con
demasiada atención, sin poder creer que esa era la persona "sin
escrúpulos" que había dejado a Namjoon sin más, sin poder creer
que aquella persona, siendo un sacerdote era la persona que había
compartido tanto con Namjoon.

-¿No crees que ya hemos ido lo suficientemente lejos?.- Dijo harto


de caminar, encontrándose a la orilla del sendero desierto, que
daba al bosque

-S-si...- tartamudeó, volteándose hacia él


-Bien, entonces empecemos porque me digas porque coño
Namjoon y tu...

-Joven Jimin -Interrumpió. -siento que tenga que ser tan descortés
con usted.- Dijo tratando de tranquilizarse.- Pero esa persona... ya
no tiene nada que ver conmigo... les he llamado por cortesía,
porque sé que esa persona es importante para ustedes, pero no
hay nada más que yo tenga que hacer en esta situación, su amigo
ha estado comportándose de forma errática en los últimos días y
eso ha hecho exasperar a mis feligreses, es por ello que les pido de
la manera mas atenta que se vayan con él de aquí... antes de que
algo malo pase

-¿Algo malo?, ¿Que?, ¿Te refieres a que pueden lincharlo por


haber follado con un padre?.- Dijo crudamente

-Joven Jimin!, le ruego de la manera más atenta que cuide su


lenguaje...

-Sí, lo que quieras... no es que me impresione demasiado tu forma


rimbombante de hablar y el hecho de que seas un padre...
-Mascullo.- tu crees que yo no estoy enterado de que ustedes dos
follaban, pero lo sé, sé eso y que planeaban irse a vivir juntos a la
ciudad.- Sentenció.- yo fui quien le prestó la mitad del dinero para
el depósito de ese departamento, sé que estuviste con él cuando
murió su tío, eso y muchas otras cosas... no pretendas que me
trague el cuento de que no tienes nada que ver con él... porque
hasta donde yo sé te volviste más cercano a él que cualquier otra
persona en el mundo

-Eso... sólo fue un error.- Dijo sin más

-Bien, ya aceptaste que tenías algo con él, vamos progresando

-Por favor deténgase.-Dijo frunciendo en ceño con preocupación

-¿Qué fue lo que pasó? ¿De repente te cayó la culpa de Dios sobre
tus hombros? ¿Te asustaste?

-Joven Jimin, de verdad no tiene caso hablar de esto

-Tal vez no, pero tengo curiosidad, vamos, convenceme por


favor...

-Sólo... llévenselo de aquí...


-Bien, como quieras.- Dijo suspirando, y tras ello sacó su cajetillas
del bolsillo y encendió un cigarro sin prisa, lazando la bocanada
de humo en la cara de Jin, que no se inmutó.- Yoongi y yo nos
iremos mañana a primera hora, puedes encargarte del "problema"
en que te haz metido tu solo.- Sentenció, alejándose sobre pasos
lentos, cuando sintió una mano detenerlo

-Joven Jimin... por favor, se lo imploro

-De ninguna manera voy a solucionar problemas ajenos y me


importa muy poco lo que le hagan a Namjoon sinceramente, tuve
que venir hasta aquí porque a Yoongi le importa, a mi no, si los
matan a ustedes dos en medio de una turba hiracunda, por
perversos, es algo que me vale una mierda, solucionenlo ustedes

-Por favor, se lo suplico... usted no sabe de lo que son capaces...

-Claro que lo sé, no eres el único que ha estado rodeado de


retrógradas dogmáticos, pero en realidad es algo que me tiene sin
cuidado, he venido a hablar contigo solo para hacerle las cosas
más fáciles a Yoongi y su amigo, pero sinceramente esto ha
terminado aburriéndome, y si no quieres decirme como fueron las
cosas me temo que no tengo nada más que hacer aquí...

-Yo... yo sentí mucha culpa, eso fue todo.- Dijo sediendo.- N-no
pude más con ello...

-Continua...-Musitó apagando el cigarrillo bajo su bota

-Namjoon...-Dijo con la mirada gacha.- Es... una mala persona y


me da miedo...-Balbuceó.- estuve con él porque me obligó a
hacerlo... él...-Dijo tragando en seco.- Me golpeaba... y me
insultaba, me chantajeó para que estuviera con él

-¿De verdad?

-Si...-Dijo sintiendo que la garganta se le quemaba.- Finalmente


me armé de valor y lo dejé, ya no podía soportarlo más...

-Tu... sigues mintiendo...- Suspiró hastiado


-N-no miento...

-Si lo haces.- Dijo levantándole el rostro.- Porque no estás


mirándome... y porque tratas de disimular cada vez que tragas
saliva...

-No... no es nada como eso

-Encontré... esto en casa de Namjoon.- Dijo sacando un pedazo de


papel del bolsillo de su abrigo, uno viejo, sumamente arrugado
como si alguien lo hubiese desdoblado para verlo y lo hubiera
vuelto a doblar, incontables veces, y se lo dio a Jin en silencio: era
un dibujo, ese hecho a lápiz, en donde Seokjin sonreía de una
forma completamente hermosa, y en cuanto lo vió sintió que su
corazón se quebraba, sin poder disimularlo demasiado tragó el
nudo en su garganta, luchando porque los ojos no se le
humedecieran.

-Namjoon... es muy talentoso, debo reconocerlo, pero si algo hay


malo en él es que si no ha visto las cosas antes no puede
dibujarlas...

-Esto... no significa nada.- Musitó


-Claro que si, y mucho... porque para que él te dibujara
sonriéndole de esa forma... es que tuvo que verlo antes...-Dijo sin
más.- tu... ¿le sonries de esa forma a todo el mundo?

Jin no pudo más, se llevó la mano a la boca, presionándola,


luchando por contenerse, y la mano que sostenía ese dibujo
comenzó a temblar, junto con sus ojos que no pudieron contener
más sus lágrimas, mientras él, derrotado solo podía negar con la
cabeza, una vez tras otra.- Esto... no significa nada.- Siguió
repitiendo

-Lo amas... si lo amas.- Dijo Jimin sintiendo un extraño alivio

-No, basta.- Dijo devolviéndole el dibujo con insistencia

-¿Porqué lo dejaste si lo amas?

-Joven Jimin.- Insistió desesperado.- Por favor... detenga este


absurdo...
-Dímelo.- Sentenció.

-No puedo...

-¿porqué no?

-No es algo tan sencillo

-Él está sufriendo,¿ no lo ves?.- Dijo mirándolo fijamente y Jin ante


su llanto solo pudo bajar la mirada, sollozando.- Nosotros... jamás
lo habíamos visto así, el mocoso siempre ha sido fuerte, como un
maldito toro... pero ahora... parece tan frágil como este pedazo de
papel

-Lo se... lo sé.- Dijo con dolor

-¿Porqué haces esto? Porque lo haces si lo amas...?

-Yo... no puedo... no puedo hablar de eso


-Oye... si es porque eres un cura nadie tiene que saber, solo
larguémonos de aquí como planeaban al principio, deja una carta
y vámonos...

-No, no es tan simple como eso... y además yo... no soy un


sacerdote...

-¿Que?

-No lo soy, soy un seminarista

-¿Qué es eso?

-Soy alguien que se prepara para ser sacerdote, pero aun no lo soy

-Bueno, creo que eso lo hace un poco menos horrible...-Dijo


sonriendo a medias.- Vamos... yo puedo ayudarlos si me dejas... él
está sufriendo...
-Crei que te importaba muy poco lo que le pasara

-Obviamente no, somos amigos, solo lo dije porque quería que


fueras sincero

-Ya veo...-Dijo limpiándose las lágrimas

-Oye... todo tiene solución, estoy seguro de que sea lo que sea
puede arreglarse

-No... no se puede y él tiene que irse

-¿Porqué?

-No puedo decirlo

-Oye...
-Sólo... llévatelo de aquí

-Él no se irá, y tu debes estar conciente de eso, no importa todas


las veces que le hayas dicho las mismas cosas que me dijiste a mi,
sigue sin creerte... no cree que de verdad lo hayas dejado de amar

-¿Cómo lo sabes?

-Tu... ¿le cocinabas?.- Dijo de repente, desconcertando al castaño

-Cocinar?

-Si, ¿tu cocinabas en su casa?

-Si... yo... solía hacerles la comida a el y al señor MinJoo... y


después sólo a él
Jimin sonrió, viéndolo con un poco de ternura.- La única zona de
esa casa que está impecable es la cocina, la cocina y el librero en
donde tiene estos dibujos...

Jin bajó la mirada, sintiéndose sumamente miserable, y comenzó a


llorar quedito, haciendo que a Jimin se le hiciera un nudo en la
corazón.- Yo... se lo mucho que sufre... pero... él es fuerte sabes...
es fuerte y se que puede superarlo

-No lo está haciendo... de verdad no.- Insistió

-Pues... entonces ayúdenlo...

-Nosotros no podemos ayudar a alguien que no quiere ser


ayudado

-Por favor...

-Sólo dime que es lo que pasa, yo puedo ayudarte, siempre hay


una forma
-No hay forma en este caso, Joven Jimin...

-Siempre la hay

-No... no para algo que no tiene remedio...

-¿Porqué no me dices de una vez lo que paso?

-No puedo... es peligroso...-Dijo limpiándose las lágrimas.- Si Nam


llega a enterarse entonces todo va a volverse caótico, lo sé, no
puedo arriesgarme

-¿Porqué?

-Porque... si Namjoon se entera... probablemente trataría de


asesinar a alguien

-¿Que...?.- Dijo Jimin incrédulo, sin poder tener la posibilidad


siquiera de creer en serio aquellas palabras
PARTE 56: ASESINATO
-No puedo... es peligroso...-Dijo limpiándose la lágrimas.- Si Nam
llega a enterarse entonces todo va a volverse caótico, lo sé, no
puedo arriesgarme

-¿Porqué?

-Porque... si Namjoon se entera... probablemente trataría de


asesinar a alguien

-¿Que...?.- Dijo Jimin incrédulo, sin poder tener la posibilidad


siquiera de creer en serio aquellas palabras.- No hablas en serio

-Si lo hago... y si lo conoces sabes tan bien como yo sabes que..


Namjoon no es el tipo de personas que puede lidiar bien con el
enojo

-Yo...

-Él... es tierno, y es amable y bueno... pero... cuando se


enoja...cuando se enoja en serio... es como si el diablo se le
escurriera por la sangre...
-Lo sé... lo he visto...-Dijo recordando una muy caótica escena de
hace varios años, una en donde la policía llegó buscándolo al
estudio de tatuajes, acusándolo de haberle roto las piernas a
alguien, lo que no sabían es que ese alguien había tratado de
meterse con Min Yoongi unos días atrás, y Namjoon se había
enterado.- Sé como actúa.- Continuó.- Pero tendría que ser algo de
verdad muy malo...¿ tan grave es?.- Jin no contestó del todo, se
limitó a asentir con la cabeza, con una expresión de angustia que
no le cabía en el rostro.- ¿Qué es lo que paso?...

-No puedo...

-Si puedes, yo no se lo dirè a Namjoon, pero si es tan grave debo


saberlo... para saber a que nos atenemos si nos lo llevamos de
aquí.- Dijo tomándolo de los hombros.- Debes decírmelo...

-No se si usted sea capaz de comprenderlo, Joven Jimin...

-Puedo jurarte que voy a intentarlo.- Aseguró, viéndolo con


determinación y Jin lo miró fijamente unos segundos, respirando
de forma pesada
-Si se queda... es probable que lo maten...-Continuó, resignado

Lo que Jin le dijo, fue aún peor de lo que esperaba, porque no se


trataba de dogmas o arrepentimientos, se trataba de algo más
complicado, que involucraba a casi todo el mundo en ese pueblo...
en el siguiente.

Al principio pensó que la preocupación de Jin era exagerada,


hasta que mencionó que uno de los hombres implicados en el
accidente aún no salía de terapia intensiva, y que el otro había
perdido uno de los ojos, y entre más avanzó la historia se ponía
cada vez peor, porque con el antecedente que Namjoon tenía de
haber sido acuchillado por gente del pueblo, por haberse metido
con una jovencita, Jimin sencillamente no podía estar tranquilo, y
la preocupación de Jin terminó por ser perfectamente justificable,
esas personas... si se enteraban de lo que Namjoon había hecho
iban a asesinarlo... y en un pueblo en donde todos son complices
no hay un crimen que pueda perseguirse, sencillamente no habría
nada que hacer por Namjoon.

-Tu hermano... ¿él de verdad haría eso? De verdad los delataría?


-Yo... no me atrevo a decir que no lo haría, él siempre fue amable
conmigo pero le tiene un odio ciego a Namjoon... porque yo me
enamoré de él...

-ese tipo está loco...

-No creo que lo esté... sólo siento que tiene miedo de estar solo,
yo... me he tratado de poner varias veces en su lugar, pensar en
que haría si la única persona que tengo en el mundo de repente
tratara de irse con alguien que parece ser malo, a un lugar
desconocido

-Namjoon no es malo...

-Pero él no lo sabe, Ken sólo sabe que Namjoon es un chico


violento... y se enfrasca en la idea de que no debo ir con él o
moriré en sus manos

-el debe entender...

-Pero no lo hace... ya lo he intentado todo... y nada parece


funcionar...
-Entonces debes dejar que Namjoon haga lo suyo... debes dejar
que Namjoon intervenga...

-Joven Jimin... ¿usted lo dice en serio?.- Dijo mientras Jimin bajaba


la cara avergonzado, impotente.- Si yo... le dijera a Namjoon sobre
el chantaje de Ken solo habría más daño del que ya hay, Namjoon
no se quedaría sin hacer nada... enfrentaría a mi hermano y
entonces sólo lograría enfurecerlo, en el mejor de los casos, y
después probablemente me diria que huyéramos...

-Pueden hacerlo, pueden huir...

-¿A donde podríamos huir?, ¿sería digno para nosotros huir toda
la vida por el crimen que cometimos? Yo no quiero eso para él...
que sea un ave enjaulada toda la vida porque trató de
defenderme... yo no quiero correr cada segundo, ni que vivamos
con miedo, solo porque queremos estar juntos, joven Jimin... eso
no es vida...

-No... no lo és.- Dijo sintiendo un nudo en la garganta.


-Y por otro lado... si las cosas se ponen demasiado pesadas entre
Jehwan y Nam... no quiero siquiera pensar en lo que pasaría...

-¿Tan importante es para ti...? Ese tipo

-Es mi hermano... no importa lo que haya hecho... todos somos


hijos de Dios... y tenemos errores, el suyo fue ser egoísta, y
posesivo, pero no es una mala persona por muy ruin que parezca
lo que ha hecho...

-SeokJin... él... él no merece que lo defiendas de ese modo

-No, joven Jimin... por favor no diga eso, mi hermano, aunque


difícil, lo único que ha hecho hasta ahora es tratar de protegerme,
y si bien no son los modos correctos le agradezco a nuestro padre
haberlo enviado a mi.- Dijo sonriendo de forma agridulce.- Usted
no lo sabe... pero cuando era un niño nadie me quería... me
dejaron abandonado en una calle lejos de aquí cuando era tan solo
un bebé, así que no tengo familia alguna, lo más parecido que
tuve en los primeros años de mi vida fue al padre Seejin, y a las
madres del convento, pero no es una relación del todo exclusiva,
ellos siempre trataron de cuidar de todos por igual y eso es algo
que yo entendí desde niño, que probablemente jamás tendría a
nadie que pudiese llamarse "de mi", pero después... poco después
de que me convirtieran en "el niño demonio" , como se lo conté
hace unos momentos, poco después de eso Jaehwan llegó al
orfanato, sé que las cosas fueron más duras para él, porque yo no
añoraba tener a nadie porque no conocía esa sensación, pero
jaehwan si extrañaba a sus padres muertos, y extrañaba su antigua
escuela, su antigua casa... y me contaba sobre todo eso, sobre
como su único familiar rechazó cuidarlo... y yo, sintiendo que
éramos iguales le dije que entonces fueramos familia, que yo iba a
cuidarlo, y él dijo que entonces también cuidaría de él... antes de
que Namjoon llegara a mi vida... lo único que yo tenía era a
JaeHwan... y jaehwan a mi... no supe manejarlo, Joven Jimin... me
hundí en el amor y en el deseo que sentía por mi Nam... y lo hice a
un lado sin pensar en que se sentiría...

-Eso no es una justificación para lo que está haciendo, y tampoco


para que aceptes tales chantajes

-No Joven Jimin, usted no lo ha entendido, lo que estoy


explicándole.- Dijo sonriendo de forma agridulce.- Es que a pesar
de todos, yo tengo razones para querer a mi hermano, para no
ponerlo en el peligro de la furia de mi dulce amor... porque lo sé...
se que si no hay otra salida entonces Nam... Nam intentaría...

-Namjoon no es un asesino...
-No lo es... tiene razón... pero... yo no puedo evitar pensar en que
Ken es un obstáculo muy grande en este momento y si yo fuera
Namjoon... si yo... me encontrara tan desesperado...

-Yo...-Dijo Jimin, bajando la mirada.- Yo también lo intentaría...

-No quiero mas dolor... joven Jimin... No quiero que mi dulce


amor viva de este modo... porque sea la solución que sea, siempre
el pronóstico es malo... Y el resultado será el mismo... por eso,
tengo que dejarlo ir ahora... en este momento en el que él puede
rehacer su vida... este momento en el que nadie lo ha reconocido y
aún puede huir, por eso es indispensable que se lo lleven de aquí,
antes de que alguien lo reconozca y entonces no haya vuelta
atrás...

-Pero tu ... tu vas a sacrificarte!, dices que no quieres que Namjoon


sea un ave enjaulada! ¿Y entonces que harás?! Tomaras su lugar
dentro de la jaula

-Eso no importa...

-Claro que importa!, claro que importa...-Dijo impotente.


-Yo... estaré aquí seguro, Joven Jimin... yo... dedicaré mi vida a
Dios... como siempre quise... y voy a rezar por mi hermoso chico
de piel morena, rezaré para que siga creciendo fuerte, porque
encuentre el consuelo, y pueda ser feliz

-Como puedes decirlo de esa forma... yo... si me separaran de Min


Yoongi no podría con ello! No podría vivir... si él no está
conmigo...

-Pero Namjoon siempre va a estar conmigo, Joven Jimin...-Dijo


llorando, sonriendo de forma triste, y sin más desabotonó un poco
su camisa, mostrándole a Jimin una escena de felicidad purpura
tatuada en su pecho

-Él... el lo hizo... ¿de verdad el?

-Él... y nuestro amor puro siempre van a estar conmigo... hasta


que me convierta en cenizas, joven Jimin

Jimin se llevó las manos a la boca, sintiendo como los ojos se le


humedecían, y no pudo hacer otra reacción que no fuera abrazarlo
con fuerza, sintiendo una impotencia gigantesca dentro del
corazon.

-No es justo...

-Eso no importa, porque es lo mejor para él, y sólo eso es


importante para mí.- Dijo separándose de sus brazos.- Así que
ahora que lo sabes todo... hazme ese favor, Joven Jimin... dile que
no lo quiero.... Dile que me asquea su rostro, dile que es una mala
persona, y que me asusta... dile lo que sea... lo que creas que sea
mas conveniente y llévenselo de aquí... antes de que sea tarde...

-Si...-Musitó Jimin, abrazándolo de nueva cuenta

Todo parecía miserable, completamente desperanzador, y lo fue


más para la tierra que se acumulaba debajo de su zapato, en una
mezcla de agua y polvo que formaron lodo forzado, porque el
esfuerzo que estaba haciendo por liberarse era casi irreal, y creía
que en cualquier momento la tierra bajo sus pies se iba a partir y
entonces podría correr hasta donde aquellas dos siluetas se
encontraban, pero Min Yoongi estaba sujetándolo con todas sus
fuerzas, y no sabe de donde las sacó, porque Namjoon era fuerte
como un toro, y aún mas grande que él.
-Basta... ¡lo haz oído!.- Dijo Yoongi en su oreja, trantando de que
se tranquilizara

-No... no.- Dijo Nam tratando de safarse con todas sus fuerzas.-
Yo... Yo voy a llevarmelo! No lo dejaré aqui!

-No lo hagas mas difícil!...

-No... por favor déjame ir.- Lloró, viendo a Jin desde lejos, desde
su escondite entre los arbustos

-No se han dado cuenta de que estamos aquí... no lo hagas mas


difícil para él... Namjoon

-Mi amor... mi angel... -Lloró desconsoladamente.- No...

PARTE 57: PEDAZO DE PAPEL

-¡No lo hagas mas difícil!...


-No... por favor déjame ir.- Lloró, viendo a Jin desde lejos, desde
su escondite entre los arbustos

-No se han dado cuenta de que estamos aquí... no lo hagas mas


difícil para él... Namjoon

-Mi amor... mi angel... -Lloró desconsoladamente.- No...

-Namjoon...-Dijo tratando de bajar el tono de voz, y sobre todo el


movimiento de la yerba en la que se encontraban, y por suerte,
también por desgracia, el llanto de Jin era tan doloroso que sentía
sus piernas flaquear mientras Jimin lo abrazaba, distrayéndolos de
todo lo que pudiera pasar alrededor, por eso Jin no escuchó como
Nam bufaba tratando de correr hacia él, como Min Yoongi sentía
sus huesos tronar por la fuerza de Namjoon.- Namjoon!.- Susurró
entre dientes

-Está llorando... me necesita, Hyung.- Dijo con los ojos


completamente cristalizados, viendo hacia ese punto cruel y fijo.-
Por favor... déjame ir...-Suplicó
Yoongí lo soltó de repente un momento, haciéndolo caer, y sin
dejar que continuara su camino lo tomó del rostro con firmeza.-
Escúchame... Ponme atención...-Dijo en un tono tranquilo, pero
serio.- Acabas de escucharlo... ¿que es lo que pretendes hacer en
este momento?, salir ahí y decirle que lo haz escuchado todo?, que
crees que va a pasar si haces eso...?

-N-no lo sé...-Tartamudeó, con los ojos llenos de lágrimas

-Dijiste que querías saber la razón de todo... ahora la sabes, y es


mucho peor de lo que pensabas... mucho peor...

-Hyung...

-Hazle un favor... y piensa con la cabeza fría una vez en tu vida.-


Lo regañó.- Esto ha pasado porque no sabes controlar tus
impulsos... contrólalos.- Sentenció.- Es lo menos que puedes hacer
por él

Namjoon enmudeció, viendo en dirección a Jin, y con un nudo


que lo ahogaba en medio de su garganta dejó de tensar el cuerpo,
y dejó de forcejear con Yoongi, desviando al mirada al suelo, con
dolor
-Vámonos... debemos irnos ya.- Sentenció el mayor, jalándolo de
los hombros, y sobre pasos pesados, sumamente difíciles se lo
llevó, dejando a Namjoon sobre una marcha de dolor que podía
incluso calarle los huesos.

Jimin estaba estrechándolo con fuerza, acariciando su espalda,


sintiendo una enorme pena por él, apenas lo conocía y sin
embargo parecía que fueran amigos de años, porque podía
comprenderlo, podía entender como es que se sentía en ese
momento, por eso no lo soltó, no hasta que el llanto de Jin se
tranformó en sollozos leves, como si se hubieran ido con el sol,
dejando que la noche estrellada cubriera toda su pena.

-Lo siento, Joven Jimin... por poner esta carga sobre sus
hombros...-Musitó, separándose de él, y Jimin sólo alargó las
mangas de su playera para secarle las lágrimas que le empapaban
el rostro, con cuidado

-No pones ninguna carga.- Dijo angustiado.- Yo... me siento


impotente por no poder hacer nada

-Nadie puede hacer nada, Joven Jimin...


-Eres valiente... te admiro por eso

-No soy valiente, de hecho Namjoon siempre dice que soy


demasiado indefenso y tiene razón, pero... hago lo que tengo que
hacer... sólo eso

-No tienes que salvar a nadie...-Dijo angustiado.- ¿porqué no sólo


eres egoísta y te salvas a ti mismo?

-Me estoy salvando a mi mismo.- Dijo sonriendo de forma


agridulce.-Namjoon me lleva con él eso es suficiente... así es como
podré ser libre

Jimin guardó silencio, sus palabras le parecían hermosas, pero


sumamente miserables, y no había nada que pudiera hacer, ni él,
ni yoongi, ni Namjoon, no había remedio alguno con el que
alguien no saliera herido, y él, en su egoísmo pensó que todo
debería importarle una mierda, que debería lastimar a todo el
mundo con tal de lograr estar con Namjoon, pero se dio cuenta de
que Kim SeokJin no era así... que Kim SeokJin era bueno, y
generoso, y sobre todo ello que jamás podría vivir con algo así
sobre su conciencia.
Que el castaño fuera  de ese modo no era nada malo, parecería
que si, pero no... las personas amables, las buenas, las que no
tienen malicia son una bendición para este mundo, y pareciera
que el mundo solo las ve como algo de lo que puedes
aprovecharte, y no debe ser así... no debería ser así, pero así es.

-Yo... hablaré con Min Yoongi... convenceremos a Namjoon de


irnos de este pueblo... antes de que tengas que tomar los votos...

-Muchas gracias, Joven Jimin.- Dijo inclinándose con respeto

-Dime Jimin... solo así, no hace falta que uses honoríficos


conmigo...

-Está bien, Jimin...-Sonrió

-¿Puedo decirte Jin?

-Si, eso sería muy cómodo


-Bien.- Dijo sonriendo de forma agridulce, y se quedaron en
silencio unos segundos, mirándose, hasta que Jimin suspiró,
resignado.- Yo...-Balbuceó, buscando en su bolsillo algo útil como
una pluma, pero no encontró nada más que su delineador de ojos,
y sin más jaló la mano de Jin hacia él, abriendo el delineador para
comenzar a escribir.-Este... es mi número... puedes llamar cuando
lo desees... lo mantendré en secreto de Namjoon...-Sonrió de
forma agridulce, dirigiéndole una mirada de súplica.- Tambien
para que yo sepa como estás, o si es que necesitas algo, por favor
dímelo...

-Si... lo haré...

-Bien...-Dijo suspirando, preparándose para irse, cuando Jin


irrumpió.

-Jiminshii...-Dijo con calma.-¿Puedo pedirte un favor?

-Si, el que sea...


-¿Me... das el dibujo?.- Dijo sonriendo, refiriéndose a la hoja de
papel que había guardado en su abrigo.

-Si... claro.- Dijo dándoselo en la mano, y Jin sonrió, guardándolo


en su bolsillo, estremeciéndole el corazón a Jimin, y Jin lo notó

-Por favor... no sientas pena por mi...-Dijo comprensivo.- Sufro,


eso es cierto, pero también fui feliz.- Suspiró.- pensé que la vida
únicamente era servir a mi padre, a mi prójimo, guiar a mi
rebaño... y en cambio, durante este tiempo, en manos de Namjoon
conocí todo lo que crei que era malo y prohibido, pero que era
hermoso... con todo y sus desgracias, con todo y su felicidad...-
Aseguró.- y corrí, y me asusté, nadé, grité, me emborraché.- Dijo
sonriendo.-... besé, hice el amor... me hicieron el amor... viví... y
sólo por eso todo vale la pena.-Musitó finalmente, dando una
reverencia respetuosa al pelinegro y tras ello se dio media vuelta,
lléndose sobre pasos lentos con dirección al convento, sosteniendo
la hoja de papel entre sus manos mientras sonreía.

-Yo... voy a amarte toda la vida... mi Nam...-Dijo abrazando el


dibujo
PARTE 58: LA DECISIÓN

-Por favor... no sientas pena por mi...-Dijo comprensivo.- Sufro,


eso es cierto, pero también fui feliz.- Suspiró.- pensé que que la
vida únicamente era servir a mi padre, a mi prójimo, guiar a mi
rebaño... y en cambio, durante este tiempo, en manos de Namjoon
conocí todo lo que crei que era malo y prohibido, pero que era
hermoso... con todo y sus desgracias, con todo y su felicidad...
corrí, y me asusté, nadé, grité me emborraché.- Dijo sonriendo.-...
bese... hice el amor... me hicieron el amor... viví... y sólo por eso
todo vale la pena...-Musitó finalmente, dando una reverencia
respetuosa al pelinegro y tras ello se dio media vuelta, lléndose
sobre pasos lentos con dirección al convento, sosteniendo la hoja
de papel entre sus manos mientras sonreía.

-Yo... voy a amarte toda la vida... mi Nam...-Sonrió

--------------

-¡Un sacerdote!.- Recriminó Yoongi molesto, azotando su


sudadera color negro en el sillón, y Namjoon se limitó a sentarse a
la mesa, pasando sus manos por su frente, con angustia.- ¡Un
maldito padre!, ¡De la iglesia de un pueblo cristiano hasta el
carajo!, un padre!.- Repitió molesto.- ¿Es en serio Namjoon?!
¿Porqué no mejor vas y te orinas en el altar enfrente de todos?!
Sería más rápido que te maten!

-No es un padre... es un seminarista...

-Me importa una mierda!.- Gritó, pegándole en la cabeza.-


Ahhh....-Suspiró hastiado caminando de un lado a otro con
impaciencia.- ¿Es en serio lo de los tipos que casi mataste?

-Ellos iba a hacernos daño...

-Mierda Namjoon!.- Gritó.- ¿sabes lo que esta gente es capaz de


hacer?! ¿Eres idiota?!

-Tenían hachas en las manos, Hyung!.- Gritó.- yo... yo hubiese


podido con lo que quisieran hacerme... pero Jin... no podía dejar
que lo tocaran, sólo enloquecí... ¡sólo enloquecí!- Dijo llevándose
las manos a la frente con angustia.- Tenemos que hacer algo
Hyung... tenemos que llevarnos a Jin de aquí...

-Tu siempre enloqueces! Esa vez que le partiste las malditas


piernas a ese hijo de puta pude sacarte porque eras menor! Porque
se recuperó... pero estos tipos... uno tiene un pie en el más allá y el
otro maldito está tuerto! ¿Crees que podemos hacer algo contra
eso?! Te darían años de cárcel, eso si la gente de este pueblo no te
quema en la hoguera primero! No hay nada que podamos hacer
contra eso!

-No me importa lo que me hagan! No dejaré a Jin aquí!, no


sabiendo que ese hijo de puta de Ken está chantajeándolo por mi
culpa! Él ya no quería estar aquí! Le prometí que viviríamos
juntos, que íbamos a irnos!.- Dijo con los ojos llenos de lágrimas
de impotencia

-¡No vamos a hacer tal cosa!, considérate afortunado de que haya


convencido al otro loco de no delatarte! Si alguien te reconoce va a
ser el fin y lo sabes! ¡Van a matarte!

-Pueden matarme si quieren! No me importa!.- Gritó, y acto


seguido sintió un trueno en su rostro, un impacto seco que lo hizo
enmudecer de dolor, Yoongi le había dado una cachetada,
enrojeciendole el rostro al punto en que ardía.

-Yoongi...-Dijo una voz suave desde el pasillo que daba a la puerta


y volteó un momento, encontrando los ojos de su novio, que lo
miraban temblorosos, pero decidió no ponerle atención, no ver su
rostro porque sabia que si lo veía flaquearia, y no se podía dar el
lujo de hacerlo, por eso volvió a Namjoon en el segundo, bufando

-Deja de decir estupideces... no eres un mocoso!.- Le gritó.- No vas


a morir... y si tengo que golpearte hasta la inconciencia para
llevarte a casa lo voy a hacer! ¿Me escuchaste?!- Dijo
amenazándolo, mientras el cuerpo de Jimin se metía entre ambos

-YoonGi!.- Le gritó Jimin, mirándolo recriminatoriamente.- Es


suficiente...

-Quítate, Jimin...-Gruñó

-No, Yoongi... por favor tranquilízate...

-¿Como quieres que me calme si este hijo de puta quiere tirar su


vida a la basura?!

-Lo ama, Yoongi... tienes que entenderlo... por favor, no lo trates


de esta forma.- Dijo suplicante.- Yo hablaré con él, déjame solo
decirle algo... ¿esta bien?.- Dijo llevando su manita al rostro del
mayor, y la acarició un momento con ternura. Yoongi no podía
hacer nada contra eso, Jimin siempre sabía como adormecer el
enojo que sentía, y sintiendo su tacto frio el mayor suspiró,
alejándose

-Si... habla con él.- Dijo sin más, retrocediendo, limitándose a ser
un espectador, mientras Jimin, poniéndose de cunclillas enfrente
de Nam examinó un poco su rostro, un rostro que ardía por el
golpe, pero que no expresaba otra cosa que no fuera angustia.

-¿Necesitas hielo?.- Musitó, tocando levemente el golpe.

- No, Hyung...

-Bien.- Dijo sonriéndole de forma comprensiva.- Entonces hazme


un favor Namjoon, escucha lo que tengo que decirte

-No me iré... no me iré sin él...-Contestó con la mirada gacha

-Escúchame, sólo escúchame un momento, ¿esta bien?


-si...-Dijo cediendo

-Sé que ustedes estaban escuchando...-Musitó, sorprendiendo a


ambos.- no debieron hacerlo, porque si Kim SeokJin se hubiera
dado cuenta todo habría salido muy mal, pero ya lo hicieron, así
que aprovecharé eso... porque estás enterado de lo que pasa
realmente ahora.- Dijo acariciando un poco su cabeza, con
empatía.- Dices que no te importa morir, Namjoon... dices que no
importa lo que pase siempre y cuando él pueda ser libre de la
situación en la que se encuentra, pero eso no está bien... -Dijo
apacible.- Él no hizo esto para alejarse de problemas, o por
miedo... lo hizo para protegerte... para proteger la vida que tu
quieres ofrecer sin decoro alguno a la muerte... y eso me parece un
falta de respeto a lo que él esta haciendo por ti...

-No quiero que se sacrifique por mi...

-Pero ya lo hizo... ya lo hizo y si interfieres sólo lograrás que su


sacrificio sea en vano... sé que eres fuerte Namjoon... pero la
fuerza no puede solucionarlo todo... y acabas de darte cuenta de
eso...-Prosiguió.- Sabes que debemos irnos, Namjoon... antes de
que sea tarde... y no porque no lo quieras, o porque no te importe,
es porque sólo así hay una posibilidad de poder arreglar las
cosas... por favor reflexiona y piénsalo fríamente... no hagas que
su sacrificio sea en vano y vive hoy para que puedas luchar
mañana...
-No quiero dejarlo, Hyung.- Dijo llorando como un niño.- Me
necesita...

-Te necesita vivo...-Dijo finalmente y Namjoon lo miró unos


segundos, con atención, dándose cuenta de que sus palabras eran
correctas, a pesar del dolor.- Vivo y en libertad...

-Si... lo sé.- Dijo sorbiendo la nariz, muerto de angustia.

-Entonces no hagas que se tenga que preocupar más por ti, ya no


seas una carga...

-Y-yo...-Tartamudeó, con los ojos completamente rojos por el


llanto.- Sólo quisiera despedirme...

-Sabes que no puedes.- Interrumpió Yoongi, acercándose a ambos.

-Yo... le prometí que tu no te enterarías de nada, Namjoon... si te


despides sólo se lo harás mas difícil...
-Tiene que saber que no voy a dejarlo... -Sollozó.- que buscaré la
forma y entonces regresaré por él...

-No puedes.- Musitó Yoongi, tomándolo del hombro.- No


dificultes las cosas para todos...

-Namjoon, si él te ve todo va a ser en vano... y tu sabes que si te le


acercas entonces no vas a poder irte.- Dijo Jimin mirándolo
comprensivamente.

-Se nos acaba el tiempo.- Dijo Yoongi, alejándose de ambos.-


Partimos mañana a primera hora, alístate.- Sentenció

---------------------

El hecho de que las maletas ya estuvieran hechas le partía el


corazón, porque ya la mayoría de su ropa estaba empacada, su
máquina para tatuar, sus dibujos, sus herramientas estaban ya en
cajas, los cuadros de su tio, algunos libros y demás artículos que
se necesitaban ya habían sido preparados para el viaje a la ciudad,
y lo más triste era que ni siquiera lo había hecho él, Jin, durante
los últimos días en que había estado juntos, se había encargado de
empacarlo por él...

Tomó la cinta métrica y la libreta de su tío con cuidado, y las


metió dentro de la última caja, poniéndolas junto a la puerta,
mientras sentía los ojos arderle, porque a pesar de que había
terminado acostumbrándose todavía le dolía el exceso de sal en
los ojos.

Jimin y Yoongi ya estaban durmiendo, lo hacían de forma


apacible, pero exahusta en la cama grande, que Namjoon había
insistido que ocuparan, mientras él, con una manta se fue a su
sillón de siempre, acostándose sin poder siquiera en conciliar el
sueño. Desde que había llegado a ese pueblo lo único que había
inundado su cabeza era regresar a la ciudad, convencer a su tío de
dejar ese pueblo horrible y recibir buenos cuidados en la urbe,
pero su tío nunca quiso, porque decía que ese pueblo, aunque
dogmático y aburrido, era su hogar, y amaba cada rincón de él,
porque cada rincón de él había visto su vida pasar, y eso ningún
lugar en el mundo podría sustituirlo. Namjoon jamás lo entendió,
pensaba que eran tonterías nostálgicas de su viejo, hasta ese
momento, en el que acostado, viendo al techo, pudo comprender
las palabras de su tío: no quería irse, porque en esas calles
pequeñas, apenas pavimentadas, había caminado una vez con Jin,
riendose, tomándose del meñique con discresión, porque el
camino a la iglesia los había visto pelear, los había visto besarse,
porque ese convento había sido testigo de las más absurdas
perversiones y del más puro amor que alguien pudiera profesarle
a una persona, y esa casa, ese pequeño local de sastrería los habían
visto ser una familia, y sobre todo, porque una casa en el árbol,
esa oculta entre la espesura del bosque frio, había sido testigo del
nacimiento de su amor sincero, había sido la prueba de que no
estaban malditos, de que podrían ser felices, y lo fueron, dentro de
esa casa, que parecía ser un universo aislado, y ahora sólo serían
pedazos de madera pudriéndose por la humedad de los árboles.
Pero no seria así para para siempre, podía jurárselo a si mismo;
había arruinado todo, por sus impulsos, por sus estúpidos modos,
pero lo arreglaría, por su vida que lo haría y entonces sería
tiempo, de arrancarlo de ese lugar, de robárselo, de volver a estar
con él pero aún no era tiempo, todavía no era tiempo y tendría
que esperar y solo pedía... sólo pedía que cuando ese momento
llegara entonces Jin estuviera ahí, y de nuevo le abriera sus cálidos
brazos, de nuevo le dedicara su hermosa sonrisa.

-No voy a dejarte... jamás voy a dejarte y tienes que saberlo...-Dijo


en un tono inaudible, y tras ello, sin pensarlo demasiado se
levantó, tomó su chaqueta, sus llaves, con la mayor discreción
posible, y salió de la casa, con dirección al convento

-Yoongi...-Musitó Jimin, alterado cuando el ligero ruido de la


puerta cerrándose lo despertó.- Yoongi.- Insitió

-Déjalo...
-Pero...

-No temas por él, lo ha entendido... -Dijo finalmente volteándose


hacia él.- Lo entendió...

-Sólo espero que sepa lo que hace...

-Yo también...-Dijo pasando la mano por el rostro de su novio, con


suavidad, con devoto cariño.- No debí ser tan duro con él...

-Bueno... creo que él entiende porque lo hiciste...

-Si... y terminé dándome cuenta de que es más fuerte que yo...

-¿Porque...?

-Porque yo hubiera preferido asesinar a todo el mundo antes de


dejarte.- Dijo sin más
-Y yo te hubiera dejado hacerlo...-Musitó dándole un pequeño
beso tierno en los labios.

-------------------

Sus pasos, lentos y pesados se escuchaban ligeramente, por el


tronar de la grava bajo sus botas negras, y sin embargo la
atmósfera estaba tan callada que se podía escuchar a detalle cada
una de las piedritas que eran destrozadas bajo su suelo mientras
caminaba, con dirección a la iglesia.

Entraría a la habitación de Jin en silencio, iba a despedirse,


obviamente sin despertarlo, y se iria, se juró a si mismo que era lo
unico que haría, se juró a si mismo que no iba a perturbarlo, que
no trataría de besarlo, que no lo tocaría... pero eso pocos minutos
después dio igual, porque cuando entró a la habitación de Ken lo
encontró durmiendo solo, y eso lo desconcertó

Se acercó lentamente, viéndolo dormir de forma completamente


indefensa, y como una señal casi divina, cuando dio un paso más
hacia él, el sonido metálico de su navaja en su bolsillo sonó un
poco, como si le hablara, como si quisiera incitarlo a hacer algo, y
es que sería demasiado fácil, un corte bastaba, uno y entonces el
pequeño hijo de puta desaparecería de la tierra: podía tirarlo al
suelo, cortarle la yugular y dejar el cuchillo adentro para que la
herida no sangrara tanto, de cualquier manera no podría gritar,
porque se estaria ahogando con su propia sangre, y todo eso le
daría tiempo para emvolverlo en una sábana, y llevárselo lejos,
para arrojarlo en medio del bosque, tal vez al barranco, ese que
yacia debajo del columpio.

Tomó la navaja en sus manos y la abrió un segundo, viendo el filo


brillante que tanto le gustaba, y sonrió un momento de forma
agridulce, sintiéndose avergonzado; No iba a matar al hijo de
puta, presisamente ese tipo de pensamientos había provocado
todo lo ocurrido, y por un momento detesto a Jin, porque antes de
él no sentía compasión, ni culpa, no sentía empatía, no sentía
remordimiento... y ahora, su fiel cuchillo estaba burlándose de él,
mientras lo ponía de vuelta en su bolsillo, y dejaba la habitación.

Caminó hasta la siguiente, abriéndola con cuidado, pero Jin


tampoco estuvo ahí, no estuvo en la siguiente de esa, y tampoco
en las habitciones de los niños, por eso como una sombra se
dezlizó a las habitaciones de las madres, incluso fue a buscarlo a la
del padre Seejin, pero Jin no estaba, no pudo encontrarlo, y su
corazon sintió sucumbirse, porque se le acaba el tiempo y
sencillamente no hallaba la forma de despedirse, de poder verlo
una última vez antes de partir.
Decepcionado, salió del convento por la puerta de la sacristía, y
sin saber porqué entró a la iglesia, mirándola con atención, porque
extrañamente, aquel templo, aquellas imágenes que siempre le
proclamaron ser un demonio ahora lo abrazaban, parecían
desearle buen viaje.

Faltaban sólo unas horas para el amanecer, y él, sentado en la


pequeña escalinata del altar veía su dibujo oculto con una sábana,
alzándose en lo más alto de aquella iglesia, y sonrió, deseando que
Jin sonriera cuando lo viera... aunque fuera durante su dia
especial, ese dia en el que tomaría los votos por fin, y se separaría
de su rebaño para convertirse en un perro ovejero.

-Jinnie...-musitó.- No voy a poder hacer ruidos de cerdo en tu


primer misa...-Musitó sonriendo, viendo directamente a aquel
cuadro oculto, sintiendo como las lágrimas bajaban por sus
mejillas, y tras ello se levantó firme, suspirando pesadamente
mientras se dirigía de nuevo a la sacristía, con prisa.

---------------

El auto avanzó, cargado con unas pocas cajas de carton llenas de


cosas, y Namjoon, en el asiento de atrás vió como el pueblo
desaparecia poco a poco, sintiendo que había algo que se negaba a
irse, y es que su corazón se quedó en la entrada de ese pueblo,
diciendole adiós con la mano, deseando que volviera pronto.

PARTE 59: POBREZA, CASTIDAD Y OBEDIENCIA

Los feligreses comenzaron a aglutinarse en la entrada de la iglesia,


cuchicheando, algunos riéndose, conversando de cualquier cosa,
mientras iban entrando despacio, llenando las bancas largas de
madera con lentitud, en el templo.

El padre Seejin, desde la puerta de la sacristía, que mantenía semi


abierta, vio a todo su rebaño acomodado, llenando la iglesia,  y
sonrió, cerrándola un momento, para después ver a sus dos
muchachos acomodarse sus trajes para la toma de votos. Ken
estaba sonriendo, acomodándole a Jin el alzacuellos con cuidado,
mientras este, con la mirada perdida aguardaba en silencio,
pensativo, jugando tímidamente con sus dedos, deseando que
Park Jimin y Min Yoongi hubiesen podido convencer a Nam, y
por lo visto así había sido, porque no había visto señales de ellos
por ninguna parte, y eso, lo hacía sentir sumamente miserable,
pero aliviado.

Así estaba bien... prefiera no ver más el rostro de Namjoon porque


sabía que rompería en llanto y entonces no podría seguir con la
falta, por eso le bastaba el recuerdo de su rostro sonriente, y ese
dibujo que traía consigo en el bolsillo, doblado, casi desgastado,
pero que parecía latir, parecía darle un extraño consuelo, porque
su dulce amor estaría bien, iba a vivir y a ser feliz y todo.. todo
valía la pena sólo por eso.

El padre Seejin lo notó distante, y lo miró curioso, preocupado.

-Hijo mío... ¿que pasa?

-Ah...-Dijo regresando a su realidad.- Lo siento padre, no pasa


nada...

-¿Estás seguro?

-Si...-Dijo apartándose de Ken, dándole la espalda a ambos con el


pretexto de estar viéndose en el reflejo de una de las vitrinas de la
oficina.- Sólo estoy nervioso, padre

-No lo estés, hermano, lo harás bien...-Aseguró Ken y Jin sonrió a


medias, asintiendo, suspirando para ocultar sus emociones.
-Hijo... ¿tu sacaste este libro?.- Dijo de repente el padre Seejin,
llamando la atención de ambos, mientras señalaba un libro viejo y
grueso sobre el escritorio, cuyo titulo podría leerse como "los
miserables"

-Yo...-Dijo Jin extrañado.- Si... lo dejé ahí.- Titubeó y tras ello se


acercó al escritorio, viéndolo con curiosidad

-Es hora mis hijos... el padre GoongYo ya está aquí.- señaló sin
más, saliendo de la sacristía

-Jin...-Dijo Ken, haciendo una pausa en la puerta

-Si... ya voy.- Musitó, y Ken asintiendo salió de la sacristía,


dejándolo solo.

Ese libro era algo robado, aunque no en el estricto sentido de la


palabra, porque Jin lo había dejado en su antigua habitación con la
intención de llevárselo, para cuando fuera tiempo de escapar con
Namjoon, pero jamás lo hizo, y no se explicaba que es lo que
estaba haciendo ahí, al menos hasta que lo alzó en sus manos, y
un sonido metálico se escuchó de repente, llamando su atención, y
en cuanto bajó la mirada al suelo encontró un anillo grueso de
plata, que giró hasta quedarse inerte en el suelo; lo recogió,
reconociéndolo de inmediato al tiempo que su corazón sentía
comprimirse, y sin más, sin decoro o discreción alguna, los labios
comenzaron a temblarle, y  apretó aquel objeto en su mano,
juntándolo en su pecho, mientras comenzaba a llorar quedito,
sonriendo de forma completamente triste.

Era la señal que necesitaba.

-Buen viaje, mi amor... bien viaje...-Musitó llorando


desconsoladamente, y tras ello se colocó el anillo en el dedo
angular, ese que una vez ocuparía el anillo de bodas que Namjoon
le juró regalarle algún dia, y suspiró, viéndolo con felicidad.

-Jin...-Escuchó la voz de Ken llamarlo.- Nos esperan...

-Si, ya voy.- Dijo limpiándose las lágrimas como pudo, y pasó de


largo al lado de Ken, saliendo de la sacristía. Ken se dio cuenta, de
como sollozaba dolorosamente, pero no dijo nada, no pudo, la
miseria de Jin fue tanta en ese momento, que logró estremecerlo,
quitarle al aliento, pero seguía enfrascado, pensando que era lo
correcto, que Jin lo superaría... que algún día su corazón iba a
sanar y entonces volvería a ser suyo.
------------------------

El pueblo, el amado rebaño de devotos feligreses guardó silencio,


en cuanto el padre GoongYo comenzó con la misa, y los oídos de
aquellas personas parecían estar más atentos que nunca, como si
de verdad estuviesen dispuestos a escuchar, cuando en realidad,
la mayoría de esas personas a veces no escuchaban ni sus propios
pensamientos, mucho menos acogían debidamente la palabra del
señor, y Jin, después de todos sus años creyendo en ellos, se daba
cuenta, de que todo era una maldita farsa.

Los votos de Ken llegaron

Para él...la bienvenida a los oradores, aquellos que enseñan la


palabra del señor, las sagradas escrituras.

Para Jin...  Disciplina  suscipiendorum  fratrum, la bienvenida a la


orden de San Benito de Nursia, los inmutables exorcistas.

Y después las promesas, los juramentos.

Los votos solemnes.


-  Conversio  morum...- Pronunció en su tono grave, sumamente
profundo, el padre Goongyo, haciendo que su voz retumbara en
los enormes muros de aquel templo, mientras miraba a ambos con
orgullo.- promittat  de  stabilitate  sua  et  conversatione  morum  suorum 
et  oboedientia:  Pobreza... castidad... obediencia.- Pronunció
mientras Jin y Ken arrodillados frente al altar bajaban la cabeza y
rezaban en voz baja, a la vista de los presentes, y tras ello el padre
GoongYo les roció agua bendita, sonriendo. -Bien hecho, hijos
míos...-Musitó palmeándole la cabeza a Jin y tras ello ambos se
levantaron, volteando hacia el público.

-Los votos han sido tomados...-Anunció el padre Seejin con una


sonrisa que no le cabía de felicidad, y los asistentes se levantaron,
aplaudiendo con sonrisas en el rostro, mientras Jin, veía esas
sonrisa y escuchaba esos aplausos, como una señal de la
hipocresía que llevaría el resto de su vida.- Ahora, como
conmemoración especial de este dichoso momento, les presento, el
mural de nuestra hermosa iglesia.- Dijo haciendo una señal con la
mano, mientras los acólitos jalaban una cuerda, dejando caer la
sábana que colgaba en lo alto, ocultándolo.

La mirada de los feligreses se clavó en aquel hermoso, casi divino


mural, y comenzaron a aplaudir encantados, sonriendo
ampliamente, algunos con satisfacción, otro con rostros de
asombro y unos más cautivados por la belleza de aquella obra.
Pero...

Había algunos rostros en aquella iglesia que no eran nada


parecidos al resto, porque en las caras de Ken, del padre Seejin...
de la madre Lee y de la madre Han, había nada más que una
expresión de desconcierto, de completa extrañeza...

Mientras en el rostro de SeokJin, se leía una expresión de amor, de


angustia, de sufrimiento profundo, pero al mismo tiempo de
devoción, y frunció el ceño, llevándose las manos a la boca para
que nadie pudiera escuchar cuando su llanto comenzó, en medio
de los aplausos a aquella magnífica obra, que se alzaba en lo alto
del sagrado templo, ese magnífico mural de pintura aún
ligeramente fresca, en donde un ángel de piel blanca y cabello
castaño alzaba su vista hacia el cielo divino, de perfil, cruzando las
manos ante él para tapar un poco de su desnudez, con un par de
alas blancas, brillantes, que nacían de su espalda, soltando
algunas plumas al aire, y rodeando toda aquella hermosa
perfección, había flores púrpura, silvestres, adornando su piel,
adornando el cielo en el que flotaban, como si fueran llevadas por
la brisa. Era perfecto, era sublime, y lo era aún más porque debajo
de aquella escena letras doradas, de caligrafía hermosa, escribían
la palabra "aeternum..."
-Eternos...-Susurró Jin, abrazando la mano en la que vestía el
anillo de plata, y lloró quedito, sin dejar de ver el mural.- Así es
como nos quedamos en el tiempo, Nam...-Sollozó, perdiendo la
fuerza de las piernas, y cayó de rodillas estrepitosamente.

Después de eso todo se oscureció.


PARTE 60: EL BORDE

-Eternos...-Susurró Jin, abrazando la mano en la que vestía el


anillo de plata, y lloró quedito, sin dejar de ver el mural.- Así es
como nos quedamos en el tiempo, Nam...-Sollozó, perdiendo la
fuerza de las piernas, y cayó de rodillas estrepitosamente.

Después de eso todo se oscureció.

----------------------

Namjoon llegó al departamento de Yoongi, en donde había estado


viviendo poco antes de irse a vivir al pueblo, poco antes de que
tuviera que vender casi todas sus posesiones para pagar la cuenta
de hospital ,las medicinas, las cosas para su tío... Y entró
suspirando, cargando las cosas que le cupieron en las manos y tras
ello se dirigió a la que fue alguna vez su habitación.
Su motocicleta la había conducido Jimin, siguiendo el auto en el
que iban las demás cosas, no lo dejaron conducirla él mismo,
estaba demasiado destruido mentalmente, y Yoongi había
insistido en que no se lo llevaban lejos de la muerte como para que
la encontrara en la carretera.

Todo se volvió demasiado triste después de eso, el tiempo para


Namjoon se volvió mas relativo de lo que alguna vez hubiese
imaginado, porque los minutos, las horas de cada día pasaron
arrastrándose, luchando por continuar su marcha ante los ojos del
de tez morena, y al mismo tiempo se burlaban, al mismo tiempo lo
compadecían.

No comía... no importa las veces en que le insistieron que lo


hiciera, comía un bocado o dos y eso era todo, se ponía violento
cuando intentaban sacarlo, y lloraba... lloraba desconsoladamente
cada noche.

Lloraba esperando que haciéndolo se le secara el alma, y entonces


el dolor se adormeciera, pero el dolor no era una bestia a la que
podía cansar, a la que podía matar, el dolor para él era un objeto
punzante que se le atoraba en la garganta, y lo desangranba poco
a poco, ahogándolo con su sangre, ahogándolo en el deseo de no
seguir en ese mundo.
Quería regresar, quería tomar el auto y conducir horas solo para
verlo por lo menos de lejos, para verlo en la puerta de la iglesia,
sonriendo de forma somnolienta por alguna de las travesuras que
solían hacer por las noches... quería verlo cocinar, cortar los
vegetales con calma, como si estuviera arreglando una
maquinaria, quería escuchar uno de sus regaños, quería oler de
nuevo su cabello... lo quería a él de vuelta, y no podía tenerlo...

Dudaba que algún dia podría tenerlo.

Yoongi le insistió que consiguiera trabajo, Namjoon ni siquiera se


molestaba en fingir que se estaba ocupando de eso, vendió su
amada motocicleta por un precio casi ridículo, y con ello le pagó a
Suga el depósito perdido por el departamento y todo lo que había
estado gastando en él, pero conservó el casco, sencillamente no
pudo deshacerse de él, porque Jin se lo había puesto antes, y lo
guardó bajo su cama, sacándolo de vez en cuando como todas las
cosas que le recordaban a él.

Estaba famélico, y aunque no quisiera decirlo en voz alta...


deseaba la muerte más que otra cosa... pero la muerte no iba a ser
misericordiosa, Dios no seria misericordioso, sería castigado, por
haber profanado a uno de sus ángeles, y el castigo empezaría por
hacerlo perder la cabeza, porque ahora más que nunca el cuchillo
que sostenía en sus manos era cariñoso con él.

Estaba consciente de ello.

-No  me  profanaste... Jamás hiciste tal cosa...-Le  dijo compasivo, aquel
espejismo que lo había perseguido desde que dejó el pueblo, ese espejismo
de cabello castaño y sonrisa presiosa, y Nam lo miró un segundo, con
sonrisa agridulce

-Si  lo hice, Jin... Tú eras un ángel... Y yo te  contanimé  con la maldad


que me corre en las venas...

-No... Por ti fui feliz... Por ti viví...

-Y  ahora por mí te haz vuelto un ave enjaulada...

-No, Nam...-Musitó acercándose y le acarició el rostro con cariño.- Tu


me hiciste libre... Y seguiré siéndolo... Mientras las flores del bosque
sigan floreciendo...
Dijo finalmente cuando tocaron a la puerta y acto seguido
desapareció.

-Nam... ¿puedo pasar?.- Dijo Jimin cargando un plato de comida


en las manos, e hizo una pausa, viendo a Namjoon sentado en la
cama, con su navaja en las manos, y la observaba de forma tan
seria que no pudo evitar estremecerse.

-Hyung... no tengo hambre.- Dijo distrayéndolo

-Sé que no, pero sólo come un bocado... sólo uno ¿si?, estas
enflacando mucho y ni siquiera ha pasado un mes...

-¿Sólo ha sido un mes?... vaya... el tiempo pasa lento.- Dijo


mirando hacia el suelo, de forma agridulce.

-Nam...

-Perdóname, Hyung... no pretendía ser una carga para ustedes...


-No lo eres, por favor no digas eso...

-Hyung... ¿crees que él esté bien?

-Si... él debe estar bien, no te preocupes...-Sonrió de forma


agridulce

-Espero que si...-Musitó.- Sabes... es gracioso, pero por alguna


razón me siento culpable de no haber estado su primer misa.- Dijo
riéndose de forma agridulce.- Cuando lo conocí de verdad se le
iluminaban los ojos cuando hablaba de ello, como si fuera una
especie de honor estar parado frente a un montón de retrógradas
que fingen entender lo que les dices.- Dijo sonriendo y Jimin le
regresó la sonrisa, sentándose a su lado.- él... solía ser esa clase de
idiota...

-Bueno... tal vez algún dia podamos ir a verlo...

-Si... eso sería bueno... Así podré poner gemidos durante su


sermón
-Seria divertido verlo.- Dijo arrimándole el plato de comida.-
Hasta entonces come un poco para que no te mueras...

-Me lo comeré en un rato, ¿si?

-Esta bien.- Dijo Jimin moviéndole el cabello con ternura.

-No me trates así, Hyung se pondrá celoso

-Celoso de ti? Tendrás tanta suerte...

-No conoces mis métodos

-Bueno... no dudo que los tengas pero no eres mi tipo

Namjoon se rió ligeramente unos segundos, mirándolo.- Tienes


razón
-Hablando de Yoongi, dijo que quería que saliéramos a comer a
alguna parte por tu cumpleaños, piensa en que lugar es el que
prefieres, tienes dos días todavía...

-La verdad es que no quiero salir, Hyung

-Namjoon... tienes que salir...

-¿Podemos hacer algo aquí...?

-Mmmmh.- Dijo mirándolo con un poco de angustia y


resignación.- Si... sí es lo que te parece mejor

-Si, Hyung...

-Bueno, entonces por lo menos dime que es lo que quieres de


regalo de cumpleaños...

-No haya nada que quiera... no te preocupes


-Vamos... debe haber algo...

-De verdad no

-Nam...-Insistió

-Yo...-Dijo cediendo.- No quiero nada que tu podrías


conseguirme... nadie puede hacerlo

-Puedo intentarlo

-Jimin...

-Dejame intentarlo, ¿si?

-Hay... unos pastelitos extraños, no se como se llaman, pero son


esponjosos, se hacen con clara de huevo, y queso, creo que son
japoneses-Dijo recordando la receta
-Ah... creo que no se que son, pero lo investigaré

-Jin... lo cocinaba, pero me dijo que los vendían en otra partes...


yo... quisiera uno de esos para mi cumpleaños...

Jimin sonrió, enternecido, y tras ello se levantó de forma apacible.-


Bien... entonces eso será.- Sonrió, dejando la habitación, y tras
cerrar la puerta sacó de su bolsillo la navaja de Namjoon, viéndola
con preocupación porque una parte de él le había gritado que era
mejor que se la quitara...

-------------------

-Jin...-Dijo Ken asomándose desde la puerta entre abierta, pero el


castaño no lo escuchó, últimamente parecía estar en otro mundo,
se limitaba a estar como en ese momento: Sentado en la cama, con
las sábanas sobre las piernas, viendo a la ventana sin mover
músculo alguno.- Jin... Jin- insistió de nuevo, subiendo el tono de
voz, y por fin el nombrado reaccionó, mirándolo sin decir palabra
alguna.- E-el Doctor Han está aquí.- Dijo abriendo la puerta por
completo, dejando que el doctor entrara, con su maletín
-Padre... buenos dias.- Dijo el doctor Han, sintiéndose entraño,
porque por lo general se refería a él como Jinishi, Jin, SeokJin,
incluso lo llamaba a veces hijo, pero ya no podía hacerlo, ahora
era un sacerdote, y ahora todos le debían respeto, a él y a Ken.

-Buenos dias, Hijo...- Dijo Jin en un tono neutro, casi robótico

-¿Como se siente?

-Bien.- Dijo en automático

-Vamos a revisarlo, ¿está bien?.- Jin asintió, con la mirada perdida,


con los pensamientos volándole por otro lado, tal vez muy lejos de
ahí, y se dejó revisar por el doctor, como venía haciéndolo cada
tres dias desde que Namjoon se fue, y es que a pesar de la fuerza
que se había jurado tener, ese dia, el dia en que vió el mural cayó
desmayado, había sufrido un colapso nervioso, y desde ese dia
había estado en cama, ocupándose sólo de mirar hacia afuera,
dejando a todos preocupados.
El doctor Han había encontrado que su presión sanguínea y sus
niveles de azucar se habían desregulado desde aquel dia: bajaban
constantemente y de forma abrupta por lo que había tenido que
tenerlo medicado durante ya 30 dias... pero no mejoraba, y el
doctor Han creía fervientemente que se debía a que por alguna
razón él no quería recuperarse.

Le había preguntado a Ken si algo había pasado, algún tipo de


estrés... o depresión, pero Ken siempre lo negó, diciéndole que no
tenia idea alguna, y eso preocupó al doctor. Había tratado a todos
los niños del orfanato alguna vez, era su doctor de cabecera, pero
Jin era exepcional, antes era fuerte, pero ahora debía estar
monitoreándolo constantemente, y eso no era lo peor, si no que Jin
ya no reaccionaba, parecía ser un envase vacío, una cascara
quebrada o incluso un muñeco, que se limitaba a responder
robóticamente lo que se le preguntaba, y concluyó que tal vez
sería bueno evaluar su salud mental antes de hacer conclusiones,
pero traer a un "loquero" para que lo diagnosticara sólo hubiese
desatado un escándalo en el pueblo, tenía las manos atadas.

-Volveré el viernes, padre.- Dijo apacible, sonriéndole, pero Jin no


le regresó la sonrisa, se limitó a asentir y tras ello regresó su vista
a la ventana, en silencio.

El padre Han dejó la habitación, siendo acompañado por Ken


hasta la salida del convento y ahí, se despidió.- Padre Jaehwan...
se que es difícil pedirle esto, pero por favor trate de que salga de
esa habitación, hay algo malo con él, y estar encerrado
probablemente va a empeorarlo.

-Voy a intentarlo, Doctor, no se preocupe.- aseguró y acto seguido


lo vio partir, regresando a la habitación de Jin

-Jin... ¿que te parece si salimos a caminar?.- Dijo acercándose, a él,


pero Jin como siempre no le hizo caso, siguió con la mirada fija,
mientras Ken tomaba asiento sobre la cama, enfrente de él.- Jin...

-Dime.- Dijo volteándose de repente, atrapando a ken con su


mirada somnolienta, seria.

-Vamos a caminar un rato, si?.- Dijo sonriéndole, y tras ello pasó la


yema de sus dedos por la mejilla del castaño, acariciándolo con
cariño.- Sólo demos unas vueltas al jardín...

-No quiero... estoy cansado.- Contestó sin dejarlo de ver


directamente

-Vamos Jin... ¿como será una vuelta, está bien?


-No... no quiero.- Insistió

-Jin... el doctor Han dijo que debemos salir, o tu salud empeorará

-Mi salud está bien, hermano.-Dijo sin más

-No lo está.- Dijo posando sus manos sobre su rostro, tratando de


convencerlo con la mirada.- Desde el dia de los votos no haz
podido dejar esta cama...

-No he dejado esta cama porque ustedes dijeron que debía estar
aquí

-No haz dejado esta cama porque tu salud es delicada, Jin...-Dijo


ligeramente angustiado.- Por favor... solo haz un esfuerzo

-No quiero, hermano, estoy cansado...


-Unos pasos y ya, lo juro...

-Hermano... si lo hago, ¿puedo hablar contigo como hablábamos


antes?.- Dijo sin más, con un rostro que no expresaba a emocion
alguna.

-¿Como hablábamos antes?

-Si... como cuando solo éramos tu y yo

-S-si... claro....- Dijo ligeramente desconcertado, pero feliz, de que


hubiese cedido a su petición

-Bien...-Dijo levantándose, y Ken no tardó demasiado en ponerle


un abrigo encima sobre la pijama, mientras Jin se ponía los
zapatos con lentitud.- Vamos...

-Si...-Dijo Ken, observando como el castaño se agarraba de su


brazo, y tras ello lo siguió escaleras abajo, con preocupación. Ken
le sirvió de apoyo mientras bajaban y un nudo en su garganta se
formó porque el cuerpo de Jin no pesaba nada, era ligero, como un
pedazo de papel , consecuencia de no haber estado comiendo casi
nada desde que Namjoon se fue.

Bajaron al jardín, sintiendo el frio de la mañana, escuchando a los


niños hablar entre si mientras se dirigían a su primer clase, y Ken,
sobre pasos lentos lo llevó del brazo, para comenzar a darle
algunas vueltas a la fuente, en silencio. Esperaba que Jin
comenzara a hablar, pero no lo hacía, se limitaba a ver todo con
ojos perdidos en otro mundo, hasta que después de varios
minutos, la voz del castaño llamó su atención.

-Hermano... ¿puedo pedirte un favor?

-Si, claro.- Contestó en automático.

-¿Me llevas al columpio?

-¿Columpio?

-El que está en la colina...


-Pensé que esa zona estaba clausurada...

-¿A si...?- Musitó.

-B-bueno... no creo que sea mucho problema, solo que estas muy
delicado en este momento, no estoy seguro de que sea una buena
idea

-Creo que me sentiría mejor si me llevas...-Dijo sin más, mirándolo


fijamente

-Si crees eso entonces debemos ir.- Dijo sonriendo, y tras ello se lo
llevó fuera del convento, cuidando que no hubiera testigos,
porque seguramente lo regañarían, pero en los últimos días lo
unico que quería es que Jin volviera en si, sabía que estaba
deprimido, que su mente estaba en medio de una crisis, pero no
quería aceptar que él había causado esa crisis, con su deseo de
tenerlo, y en su egoísmo, preferia tratar de que se recuperara, en
vez de dejarlo libre.

Se lo llevó por el sendero vacío, detrás de las casas para no ser


visto, y sin embargo cuando notó que Jin no podía ir demasiado
rápido se agachó, indicándole que se subiera a su espalda, como
cuando eran niños, y así fue que se lo llevó, subiendo sin
dificultad la tierra inclinada de la colina, hasta que el columpio
apareció ante sus ojos.

Era un lugar bonito, Ken no había estado ahí desde que eran niños
y Jin se lo había mostrado, aunque debía admitir que jamás se
subió en él, le tenía miedo a las alturas, y más aún al barranco que
caia en picada directo a una montaña de rocas de rio, que se veía
cuando el riachuelo de abajo se sacaba en verano.

-¿Me empujas?.- Dijo Jin subiéndose en el columpio, y Ken asintió,


con calma.

-Sólo sujetate bien, me pone un poco nervioso lo de abajo

-Si...-Dijo Jin, sintiendo el primer empujón en su espalda, y se


quedó en silencio por un rato, disfrutando de la brisa que le
pasaba por la cara con cada ida y venida del columpio.

-Perdóname hermano, pero creo que no funcionó...-Dijo de


repente, y Ken dejó de empujarlo, curioso, deteniendo la marcha
del columpio y tras ello se puso delante de él, preocupado
-Que pasa?, ¿te sientes mal?

-No... es sólo que no me siento mejor...-Dijo sin expresión alguna.-


La ultima vez... que estuve aquí desbordaba felicidad... pero no
hay nada...

-Hermano...

-Ken... ¿tu de verdad me amas?.- Preguntó de repente

-Si... si te amo Jin...-Contestó en el segundo, mirandolo con cariño.

-¿Aunque ahora seamos sacerdotes?

-Eso no importa, yo te amo igual...-Dijo acariciando su rostro y Jin


ladeó la cabeza, sintiendo el suave roce de sus manos.

- Entonces consuélame ¿si?... se que puedes llevarte mi tristeza,


como lo hacías antes

-Jin...

-Dijiste que no volveríamos a hacerlo una vez que tomaramos los


votos... pero te pido clemencia esta vez... llévate esto, por favor.-
Musitó mirándolo fijamente.- Me duele mucho... me duele
respirar, hermano...-Susurró

-Jin...- Dijo sintiendo un nudo en su garganta, que lo ahogaba,


mientras Jin con expresion seria cerró los ojos, esperando ser
besado por Ken.

-Consuelame... -Musitó, suplicante.- Llévatelo... porque me corta...

-Jin...

-Anda...-insistió, y tras suspirar de forma pesada Ken se inclinó


hacia él, depositando en sus labios un beso profundo, que más
que hacerlo sentir aliviado, lo hizo sentir culpable, sumamente
miserable, y a pesar de ello continuó, pasando su mano por el
cabello castaño de su amor para profundizar el contacto, para
hundirse en su boca de forma lenta, una vez, y luego otra, hasta
que Jin hizo una pausa, y se separó de forma lenta, mirándolo a
los ojos.-No...-Dijo de repente, mirándolo con angustia

-¿Que pasa?.- Dijo Ken desconcertado

-No funciona... no está funcionando...-Dijo angustiado, como si


perdiera la esperanza, y comenzó a sollozar, mirando hacia el
suelo.- ¿Porqué no funciona, hermano?

-Jin... cálmate...
-Duele.- Dijo mientras las lágrimas se escurrían de su rostro, hasta
el verde pasto de la colina.- Duele...- Se abrazó a sí mismo,
desconcertándo a Ken

-Jin... tranquilo, tranquilo.- Dijo tratando de tocarlo, pero el


castaño se levantó de forma abrupta, retrocediendo un paso, hacia
el precipicio.- Jin, ven... estas muy cerca del borde...

-No funciona... duele... -Repitió angustiado, completamente


histérico

-Jin, por favor, ya no retrocedas

-Hermano... ya no quiero que me duela.- Dijo desesperado,


retreocediendo un poco más

-Basta.- Suplicó Ken, tratando de acercarse lentamente.- Jin por


favor, ven... ya no retrocedas más...

-Hermano... -Dijo rompiendo en llanto, haciendose un paso más


hacia atrás.- Ya no quiero estar aquí... es doloroso

-Jin, te lo ruego.- Dijo con los ojos cristalizados en miedo.-


Vuelve...
-Yo...-Tartemudeó.- Sé que mi cuerpo está muriendo, hermano...
por eso estoy enfermo

-No Jin, tu cuerpo está bien... por favor ven...

-No... ya no quiero volver... por favor entiéndelo

-Jin... Nuestro padre... él esta observando Jin... -Dijo asustado,


mientras el castaño, mirándolo fijamente guardó silencio, y de
repente le sonrió, desconcertándolo.

-Yo... sé que lo que trato de hacer está mal... pero ya no hay nada
más que tenga que hacer aquí... se que nuestro padre va a
perdonarme, Jaehwan... porque puede ver mi sufrimiento...-Dijo
sonriendo de forma agridulce

-No Jin, por favor...

-Pero... si no es el caso... reza por mi, pídele que me perdone por


no ser fuerte, pídele que me deje entrar en su cielo...

-Jin!.-Gritó mientras el castaño se ponía en la punta, sonriendo de


forma agridulce.

-No sufras por mi Ken... todo pasará rápido... como pasó con
Kyun...
-¡Jin, no! Te lo ruego!.- Gritó histéricamente

-Hermano...-Musitó.- Hazme un ultimo favor...-Dijo llorando.- Sí


Namjoon vuelve... dile que me han enviado lejos... dile por favor
que estoy bien, que soy feliz.- Musitó, sacando un pie fuera de
aquel borde.

Y se dejó caer.

-¡¡¡Jin!!!.- Gritó Ken histéricamente.

PARTE 61: CUMPLEAÑOS

-¡Jin!.- Gritó Ken histéricamente, lanzándose lo más rápido que


pudo, y lo alcanzó, apenas por un milímetro fue capaz de sujetarlo
del brazo, y su torax hizo un ruido seco contra el piso por el
impacto. Jin era un peso muerto, jaló a Ken aunque trató de
sujetarse con todas sus fuerzas, y rodaron por el borde del
precipicio, un muro casi vertical que los salvó, sólo por las raíces
de los árboles que se asomaban, poniendo pausas dolorosas contra
las que chocaban mientras caían, Ken lo jaló como pudo,
cubriéndolo, encerrándolo entre sus brazos mientras caían, y
finalmente tocaron el suelo, inconcientes.
Cuando Ken despertó comenzó a toser, no sabe cuanto tiempo
pasó, solo que escupió una generosa cantidad de sangre sobre el
pasto fresco, y tras ello comenzó a gatear como pudo, acercándose
al cuerpo de Jin que yacía a unos metros del suyo

-J...in...-Dijo con dolor, llegando hasta él, llorando.- J..in!

El castaño no reaccionó, por eso se inclinó hasta su pecho,


rogando por escuchar el ritmo de sus latidos, y para su alivio ahí
estaban, débiles... pero ahí estaban, y jamás en su vida se sintió
mas agradecido por algo.-Her...man..o- Dijo con dolor y Ken
comenzó a llorar.

-Resiste... resiste.- Dijo levantándose como pudo, dándose cuenta


de que su brazo estaba roto, y sin importarle el dolor punzante
que lo aquejaba levantó a Jin sobre su espalda, para comenzar a
caminar.

Una fronda de árboles, después el pequeño riachuelo, después un


camino de tierra, fue lo que cruzó, sintiendo que en cualquier
momento iba a desmayarse por el dolor, pero no podía, y no lo
haría, porque no sabía que clase de daños había sufrido el cuerpo
de Jin, y sencillamente no pararía hasta llevarlo al hospital.

Sus pasos lentos retumbaban en la tierra, casi partiéndola, eran


pesados, tortuosos, pero no se detenía, lo hizo, a contra de su
voluntad, cuando de repente sintió la espina dorsal quebrándose
dentro de su cuerpo, y suspiró, sintiendo como se desplomaba en
el suelo, viendo como el cuerpo de Jin caia a su lado, y comenzó a
llorar.

-Jin...-Lo llamó con impotencia, con angustia.- Jin...-El castaño


entre abrió los ojos, semiinconciente, mirándolo.-resiste... resiste.-
Suplicó

-Hermano... déjame ir...

-No... no puedo.- Dijo llorando, viéndolo con dolor.- No quiero


que mueras...

-Voy a estar con nuestro padre...-Musitó, cerrando los ojos poco a


poco, y Ken, con el cuerpo atrofiado, sangrando de forma interna
se arrastró con sus ultimas fuerzas, tocando uno de sus dedos, y
sin darse cuenta, comenzó a hablar con aquel que era el único que
podía concederle clemencia.

-Padre mío... escucha la petición de tu hijo... -Suplicó.- No te lo


lleves... porque aún no es tiempo... porque él es precioso... porque
él no tiene culpa...-Rogó quedito, temblando..- Padre mío... si haz
de llevarte a alguien por la osadía que hemos cometido... he de
pedirte que me lleves en su lugar... llévame en su lugar... ten
misericordia...-Suplicó, perdiendo la conciencia acto seguido.

----------------------

Namjoon estaba junto a la ventana, sentado a la mesa, y veía caer


las gotas lentamente, dezlizandose por la ventana, lentas,
completamente frias.

A lo lejos se veían las luces de la ciudad siendo opacadas por la


abundante lluvia que las empequeñecia, y por un segundo le
pareció que tenían el mismo efecto que cuando entrecierras los
ojos, porque lucían borrosas, y a pesar de eso brillantes.

Había sido obligado por Min Yoongi a sentarse en ese lugar, a "no
regresar a su habitación como un perdedor" a hundirse en su
miseria, como había hecho hasta ese momento, porque juraba que
esa noche traería mucho alcochol, y muchísima comida para
celebrar su cumpleaños numero 20 e incluso prometío tal vez
llevarlo por prostitutas, si es que se portaba bien. Por supuesto
que era broma, pero igual se rió cuando Jimin le dio un golpe en la
cabeza, mirándolo de forma hostil.

Ya llevaba alrededor de 2 horas esperando, había visto como el


ocaso se había muerto atrás de los edificios, y como ese cielo,
ausente de luz comenzó a llorar. Jamás le pareció triste, era común
que en su cumpleaños lloviera, y eso le gustaba, porque su tio
siempre le había dicho que la lluvia no era triste... que la lluvia le
daba de beber a la tierra cuando estaba sedienta, y entonces al dia
siguiente todo estuviera fresco, todo tuviera vida; siempre pensó
que era una tontería...y sin embargo en ese momento quería
creerla, quería creer que después de la lluvia siempre había algo
bueno, pero... dudaba mucho que pasara en realidad, porque las
cosas no son así en el mundo.

-Tío... la lluvia sólo hace lodo...-Musitó mirando al cielo

-La lluvia es buena Nam...-Dijo el joven de cabello castaño, que de


repente, y de nuevo, había aprecido frente a él, y yacia sentado enfrente
de él, con un ramo de flores  purpura  en las manos.-Hizo crecer nuestras
flores...
-¿Porqué sigues aquí?

-Porque formo parte de ti... siempre voy a formar parte de ti...- Sonrió,
sintiendo el corazón fundírsele.

-¿Y si muero...?

-Entonces yo iré tras de ti... te lo prometí...

-No puedes cumplir esa promesa...

-¿Porqué no...?

-Porque no eres real, Jinie...-Dijo con dolor, desviando la mirada, y


cuando la regresó al punto de origen tal como temió, el ya no
estaba, no estaba de nuevo.
-Mierda, puta lluvia.- Dijo Min Yoongi entrando con bolsas de
supermercado en las manos, empapado hasta la medula.-
Namjoon, que haces ahí sentado?! Ayúdame, carajo

-Si... lo siento.- Dijo acercándose y tomó las bolsas, poniéndola en


la mesa mientras Min Yoongi se quitaba la ropa mojada.

-¿Jimin no ha regresado?.- Preguntó, quitándose los zapatos

-No Hyung... aun no

-Ah, que raro, solo iría por el pastel...

-¿Que pastel?

-Le pediste un pastel, ¿no es cierto?

-Si... lo había olvidado.- Dijo en un tono bajo.


-Seguramente debe estar atascado en la lluvia.- Dijo tomando su
teléfono, y comenzó a llamarle, mientras Namjoon y él se
acercaban a la mesa, y el mayor, con su expresión malhumorada
de siempre le ofrecía una lata de cerveza, que tomó sin mucho
animo.- No me contesta, carajo...

-¿Quieres que salgamos a buscarlo?

-No... intentaré de nuevo en un rato.- Dijo destapando su lata,


notando que Namjoon no bebía la suya.- Vamos hombre! ¡Bebe!
¡Es tu cumpleaños! Quiero verte ahogado de borracho

-Yo... no sé... no tengo muchas ganas, Hyung...

Min yoongi estaba por empezar uno de esas típicos regaños,


incluso había adoptado la pose para darle un golpe en la cabeza,
cuando la puerta abriéndose de forma abrupta llamó la atención
de ambos, era Jimin, que jadeaba como si hubiera corrido un
maratón.- Min Yoongi!.- Gritó.- desconcertando a su novio

-¿que?! No grites así!.- Gritó


-Pues ven y sostén el maldito pastel!.- Le gritó de vuelta,
extendiéndole la caja, y el mayor obedeció, corriendo hacia él,
dándole la caja a Namjoon , que vió el pastel a través de la tapa
transparente, lucía casi igual al de Jin, y su corazón de verdad
esperaba que tuviera un sabor igual, o al menos parecido, eso le
alegraría un poco el corazón, y se quedó viendo la caja, como si
estuviese hipnotizado

-Min Yoongi, trae unas toallas, y un abrigo de mi closet

-¿Que, porqué?- Preguntó el mayor, malhumorado mientras su


novio ignorándolo pasaba de largo hasta donde estaba el menor-
Namjoon... traigo un invitado, ¿te importa que nos acompañe?.-
Dijo Jimin acercándose, y Namjoon sólo negó sin muchos ánimos,
con la mirada perdida en el pastel.

-¿Invitado?.- Dijo Min yoongi, regresando con la toallas mientras


su mirada se abría.- Jimin... ¿como mierda logras hacer estas
cosas?.- Dijo sorprendido, mientras aquella persona avanzaba a
través de la sala, llegando al lado de Namjoon, sin que este
levantara la mirada

-Feliz... cumpleaños... Nam...-Dijo una voz serena, nerviosa y que


tiritaba de frio, pero que para Namjoon, de repente parecía algo
extraña, y volteó, viendo su rostro. No dijo nada, se levantó,
ladeando la cabeza con curiosidad, mientras Jimin sonreía.
Namjoon entrecerró los ojos un par de veces, y llevó su mano a la
mejilla del sujeto, presionándola un poco, abriendo la mirada por
completo cuando comprobó que no se desvanecía en el aire...

-J-jinie...

-Hola...-Dijo en un tono bajito, tiritando de frio

-Jinie...-Repitió, sintiendo como los ojos se le cristalizaban.- Jinie...


Jinie.- Dijo llevándolo a su brazos, y lo extrechó con fuerza, con
miedo, un miedo profundo de que de repente se desvaneciera en
el aire, pero no lo hizo, en cambio su abrazo fue correspondido,
por ese cuerpo tan delgado y frágil.- Jinie...

-Ya estoy aquí Nam...-Musitó, rompiendo en llanto.

PARTE 62: LUCIFER

-Jinie...-Repitió, sintiendo como los ojos se le cristalizaban.- Jinie...


Jinie.- Dijo llevándolo a su brazos, y lo estrechó con fuerza, con
miedo, un miedo profundo de que de repente se desvaneciera en
el aire, pero no lo hizo, en cambio su abrazo fue correspondido,
por ese cuerpo tan delgado y frágil.- Jinie...

-Ya estoy aquí Nam...-Musitó, rompiendo en llanto, y hundió la


cara en su cuello, tiritando, sintiendo como las gotas de agua se
deslizaban por su cabello hasta la ropa de Namjoon.-Ya estoy
aquí, mi amor...

Namjoon suspiró de forma sumamente pesada, llevando su


amplia mano a la nuca del castaño y lo presionó contra su cuerpo,
temblando de miedo.- Por favor... no desaparezcas.- Suplicó en
voz baja, apretando los ojos con todas sus fuerzas, aferrándose,
casi sosteniéndose, porque las piernas le temblaban, y ese
momento estaba tan asustado que sabía que si, de pronto
resultaba ser un espejismo más, sencillamente no podría
sopórtalo, que su alma iba a romperse de una vez por todas y que
correría a la ventana, sólo para encargarse de romperse por
completo, de destruir su cuerpo, para ya no sufrir, para ya no
llorar, para ya no tener que verlo de esa forma... y cuando sus
brazos cálidos decidieron soltarlo, cuando decidieron comprobar
si aquello era solo una fantasía aflojó el agarre de sus manos,
dejando ir aquel delgado cuerpo un poco, y lo miró a los ojos,
llorando como un niño, concentrado en ese rostro empapado,
completamente ilusionado.
-Jinie... ¿Por qué no me gusta la lluvia...?- Preguntó con los labios
tiritando, sin prestar atención al resto de los presentes, que lo
miraban desconcertados ante su pregunta extraña.

-¿Q...ue...?-Contestó lentamente el de tez blanca, con una gota de


agua escurriéndole por los labios.

-¿Por qué no me gusta la lluvia...?.- Preguntó de nuevo,


suplicándole con la mirada algo que nadie entendía, sólo él.

-¿Porque... nubla el día...?.- Contestó el castaño titubeante, y en ese


momento, como un sonido profundo, algo que viene de un lugar
desolado, y hondo, se escuchó un sonido seco, uno que anunciaba
que dentro del pecho de Namjoon algo funcionaba de nuevo...
algo podía volver a vivir con fuerza.

-Nam...-Interumpió Jimin, acercándose con una toalla en la mano.-


Hey...-Musitó de nuevo para hacerlo reaccionar.- Debes dejar que
se seque o va a enfermar...-Continuó, pero Namjoon no lo
escuchó, ante la mirada curiosa de su amor tomó la toalla en su
mano, y sin siquiera decir palabra alguna cargó a Jin en pose
nupcial, desconcertando a los presentes, principalmente al castaño
que se sostuvo como pudo de su cuello, mientras era llevado al
fondo de la casa, en donde la habitación de Nam se hallaba.
-Waaa! E-espera-Balbuceó el castaño confundido

-¡Nam!.- Gritó Jimin desconcertado, viendo como el de tez morena


seguía su marcha sin escucharlo

-¡Monster, demonios, deja que se seque!.- Dijo Suga tratando de


detenerlo cuando se escuchó el portazo de la habitación de Nam y
tras ello la pareja se quedó viendo el uno al otro, con
incredulidad.-¿Cómo es que lo trajiste aquí?...-Dijo en voz baja,
mirando a su novio que sonreía de oreja a oreja, resignado por la
reacción de Nam.- ¿Debo esperar a la turba con antorchas en la
puerta?

-No.- Dijo riéndose.-Es que... en realidad yo no hice nada.-


Sonrió.- Ahora... salgamos, démosles un poco de espacio.-Dijo
tomándolo de la mano

---------------------

-Nam...-Dijo Jin mientras Namjoon lo dejaba tocar el suelo, y en el


momento en que escuchó la puerta cerrarse los labios de Nam
tocaron los suyos, cálidamente, y con ellos sus manos ásperas y
nerviosas, que entraron por debajo de su saco empapado,
estrechándolo con fuerza, añorándolo.

-Nam...-Susurró sobre sus labios, pero Nam lo acallaba con besos


desesperados, devotos, que comenzaron a derretirlo

Resultaba gracioso, sumamente erróneo, porque Jin vestía todo de


negro, a excepción de ese alzacuellos color blanco, que anunciaba
no otra cosa que se trataba de un sacerdote, uno que temblaba ya
no de frio, si no de nervios, de emoción, de añoranza, una que se
derretía en medio de los labios deliciosos de un joven más alto, de
tez morena, cuyos tatuajes destacaban en sus brazos, y después
fueron en aumento, cuando la playera sin mangas que vestía dejó
su cuerpo, deslizándose por sus brazos hasta que tocó el suelo en
un acto de repudio hacia los obstáculos, y así es como se quedó
inmortalizado: un cuadro que a cualquiera hubiese indignado,
porque un hombre alto, de piel impura, coloreada por marcas
paganas llevó sus manos firmes, sus dedos largos, a los botones
del saco empapado de aquel sacerdote católico, ese que le
correspondía los besos como un desesperado enamorado, y le
rodeaba al rebelde el cuello con los brazos, profundizando los
besos, mientras con una de sus manos le ayudaba a pasar a través
de su ropa, dejando que comenzara a desnudarlo.
Y aquel cuadro, fue la culminación de todo, fue el cuadro maldito
que Namjoon había estado esperando, aquel cuadro maldito que
habría de ser el último, uno blasfemo, uno perverso, en donde
Dios había sido derrotado, en donde había dejado de ser el ser
supremo para ser sólo un espectador de lo inevitable, de una
imagen pintada al oleo, que se tituló:

El nacimiento de lucifer.

El angel... ese inmutable, puro, inocente, yacía indefenso en los


brazos de un demonio que estaba por devorarlo, uno que le hizo a
un lado el alzacuellos, que se encargó de tirar su sagrado traje de
sacerdote, ese traje que anunciaba que sería un siervo de Dios por
la eternidad cayó hasta sus tobillos, y tras ello lo acompañó su
ropa interior, y el demonio, perverso, suspiró sobre sus labios
rosas, bajando tras los desesperados besos en los labios a
derretirse en su cuello, mientras el castaño, suspirando de forma
impaciente llevó sus delicados dedos a los botones de los
pantalones del demonio y haciéndolos a un lado se encargó de
que cayeran hasta el suelo, y así, dejó que lo tomara, que hicieran
de él lo que sus deseos le pidieran, y cerró los ojos, con el contacto
de esa piel morena contra la suya, haciendo un contraste de frio y
calor, de dulce y salado, de bien y mal...

El demonio pegó el cuerpo del angel contra la pared, y lo cargó en


sus antebrazos, abrazándolo, abriéndole las piernas, y estando ahí
comenzó a frotarse contra su cuerpo, mientras lo mordía, siendo
tortuoso, lento, siendo un loco, encargándose de dejar marcas
sobre esa piel blanca que reclamaría, unas marcas que lo
encarcelarían, que jamás permitirían que se fuera de nuevo, y el
ángel, con un crucifijo plateado colgándole del cuello suspiró
sintiendo los dientes de su amante, alargando el cuello hacia
arriba como si pidiera perdón, como si al mismo tiempo
agradeciera al cielo por la sensación deliciosa que estaba
llenándole el cuerpo, más aún cuando el demonio despertó por
completo, y su ereccion completamente firme comenzó a frotarse
en el cuerpo del angel, preparándolo.

-Nam...~-Gimió el castaño, tomándolo del mentón con fuerza, y


suspiró sobre sus labios, metiendo su lengua de lleno a la boca del
demonio, incitándolo a jugar, y el demonio estuvo dispuesto,
disfrutó de la saliva del angel, cálida y azucarada, ligera, como las
nubes del divino cielo de donde venía, mientras entre sus piernas
lo dejaba sentir la tortura y la impaciencia, digna de la tierra de los
condenados, los que arden en las llamas.-Ya...~ hazlo ya...-Suplicó
el angel, moviendo sus caderas, suplicando por algo que sentía
punzante, frotándose contra sus genitales, y Nam asintió
lentamente, sosteniendo la ligereza de su cuerpo en uno solo de
sus fuertes brazos, recargándolo en la pared con fuerza, y
liberando su otra mano llevó sus dedos a la boca del angel,
acallando sus suplicas, observando como sus dedos comenzaban a
brillar húmedos, saliendo y entrando de los labios rosa palido, que
se encargaban de lamerlos, de empaparlos lenta y correctamente,
hasta que la saliva comenzó a escurrir de ellos, y el demonio
complacido los llevó a la entrada de su cuerpo, esa entrada que
debía preparar primero, antes de llevarlo a la gloria, pero el ángel
estaba perdiendo su divinidad, comenzaba a ser desesperado,
caprichoso, y con pequeños sonidos impacientes le suplicó que lo
hiciera, le contó con la mirada lo tortuosa que había sido su
espera. Por eso el demonio se detuvo, sólo para acomodar su
erección debidamente, y ante el primer grito del ángel comenzó a
entrar, mientras acallada las quejas con sus besos, presionándolo
de forma brusca contra la pared, presionándose con rudeza sobre
sus labios, hasta que no pudo entrar más, y punzando dentro de
su cuerpo suspiró extasiado, viéndolo fijamente a esos ojos
llorosos de dolor que se mordían los labios, embriagado, como si
su divino Dios le hubiese mandado una dosis extrema de
dopamina, para que disfrutara ser penetrado por lo prohibido, por
algo que estaba completamente maldito.

Un impacto duro, y después otro, lo hicieron apretar los ojos con


fuerza, mientras se sujetaba de los hombros anchos y el cuello
fuerte del demonio, mientras lo escuchaba gruñir en su oído,
disfrutando de invadir su cuerpo de ese modo, y el ángel,
embriagado de éxtasis comenzó a gemir de forma exquisita, casi
hipnotizante, invitándolos a seguir, cada vez más, una estocada,
otra y después otra más, repetidas, continuas y rudas, hasta que
las piernas de Jin comenzaron a temblar y el demonio jadeante se
dio cuenta, por eso lo besó profundamente, con el cuerpo
inundado en calor y amor profundo, y lo acarició despacio,
sintiendo como la humedad de su cabello antes empapado se iba
transformando en vapor, en gotas de sudor cálidas que se
formaban en su pecho y en su frente.
El demonio lo estrechó con fuerza, jadeando sobre sus labios, y lo
llevó a la cama con cuidado, recostándolo, abriéndole el arco de
las piernas a sus anchas, disfrutando de nuevo del paisaje,
disfrutando de la agitada respiración del angel, que lo miraba
retorciéndose cual infame serpiente, mordiéndose los labios, en
espera de que el demonio continuara, con su piel blanca marcada
por dientes, con el alzacuellos color blanco aún vistiéndolo, siendo
la única prenda que conservaba como una irónica prueba de su
sagrado origen, de su santa procedencia.

-Tomaste... los votos...-Musitó Nam con la respiración agitada,


observando su cuerpo desnudo.-Mi angel...

-Si.- Contestó Jin en su susurro, miradolo fijamente

-Eres...

-Si...-Interrumpió, musitando con lentitud.- Soy un sacerdote


ahora...
-Mi ángel...-Dijo deslizando la yema de sus dedos por el rostro del
castaño, con devoción.- Me desobedeciste... -Musitó acercándose,
tomando su miembro con lentitud, y frotó en la entrada del angel
castaño que respiraba profundamente.-No puedes
desobedecerme... él es tu Dios... pero yo soy tu amo...

-Perdóname...

-No...-Dijo entrando a su cuerpo súbitamente, y soltó un gruñido


cortado cuando tocó el fondo del cuerpo del angel, con fuerza,
suspirando, haciendo que gimiera de forma deliciosa y comenzó a
penetrarlo de forma suave, casi hipnótica, llevando un ritmo rudo
y perfecto que llevó a Jin a sujetarse de las sábanas de la cama.-
No hasta que me lleve todo de ti.- Gruñó.- mordiéndolo en el
pecho con fuerza, sin dejar de embestirlo.- No hasta que cada gota
de tu esencia me pertenezca de nuevo...

-Nam...~-Gimió de forma preciosa, con la espalda arqueada,


disfrutando de los intensos movimientos, de la forma en que Nam
entraba y salía de su cuerpo con fuerza, embriagándolo.

-No voy a detenerme... hasta que se dé cuenta que no eres su hijo,


que me perteneces... me perteneces sólo a mi...-Gruñía,
estrujándole la carne entre sus dedos, haciéndolo gritar, y gemir y
pedir más, cada vez más.-Y yo a ti...
-Si... ~ si...~- Gemía, sujetándose de su cuello, extasiado por la
calidez punzante del miembro de Nam tomándolo, tal como lo
deseaba, y le encantaba, de forma perversa, sumamente prohibida,
como había sido siempre.

-Dilo... di que me perteneces...-Gruñó, levantándolo, abrazándolo


con fuerza mientras lo obligaba a mover las caderas sobre su
miembro de forma deliciosa, rápida y profunda.

-Te pertenezco... te pertenezco~-Gemía perdiendo el aliento por


segundo, sintiendo su erección sumamente firme, que comenzaba
a punzar.- Yo soy tuyo... sólo soy tuyo...

-Y yo soy tuyo... soy tuyo, mi ángel.- Dijo mordiéndole el cuello


con fuerza, y tras ello estrujó su cuerpo, sentándolo de forma
profunda mientras dejaba salir dentro de él aquel líquido espeso y
caliente, haciendo que se estremeciera.

-Ahh...~ si...~-Gimió moviendo las caderas de forma deliciosa,


sumamente profunda, el tiempo que de la punta de su pene
comenzaba a brotar la calidez de su interior, escurriendo por su
miembro, manchando los cuerpos de ambos de forma cálida, y
tras ello le dio un beso profundo a su amante, suspirando. -Yo soy
tuyo...-Musitó despacio, temblando, tomándolo del mentón para
mirarlo fijamente.- Y tú eres mío...

-Hasta el día de nuestra muerte...-Contestó Nam, susurrándolo


sobre sus labios

-Aún más allá de ella...-Musitó Jin, perdiéndose en un beso


profundo.

Y como lucifer, ese dia un ángel perdió las alas... perdió la pureza,
perdió la luz en su alma, y se hundió en las tinieblas, vistiendo un
anillo de plata en su mano derecha y un crucifijo en el pecho en
vez de una espada, se dejó consumir por los brazos del demonio,
por la luz violenta y valiente de un ser perverso que lo poseía, y
juró que jamás en su vida la dicha se había derretido para formar
parte de sus venas, y supo en ese instante, que esa dicha era que le
haría bombear su corazón, que esa dicha se iba a quedar para
siempre, hasta el final del mundo, como fue en el principio, ahora
y siempre, por los siglos de los siglos...

-"Amén".
-Yo voy a protegerte.-Musitó besándolo en la frente.-Lucifer...

PARTE 63: AGUA

Su cuerpo estaba húmedo, y al mismo tiempo cálido, porque el


agua de la lluvia que antes se había encargado de hacerlo sentir
frio ahora no era más que vapor en el aire de aquella pequeña
habitación, tenuemente iluminada con una pequeña lámpara de
luz discreta, agradable.

Namjoon respiraba de forma profunda, con la nariz metida en su


cabello, y de vez en vez, deslizándose entre los segundos, juntaba
sus labios para besarlo en la frente, a pesar de que esos mechones
de cabello castaño eran capaces de hacerlo sentir cosquillas en la
nariz, y sus huellas dactilares, por otra parte, provocaban unas
cosquillas agradables en el cuello, y en los hombros de su amor,
que sonreía, hundido en su brazo y parecía ser una almohada
cálida que olía a tabaco y a canela.

-Tengo miedo... de estar soñando, Jinie...-Se confesó el menor en


medio de un susurro, estrechando el frágil y delgado cuerpo de
piel blanca que yacía entre sus brazos, y suspiró, escondiendo la
cara, suspirando de forma pesada, como alguien que suspira para
quitarse de encima la incertidumbre.
-Yo.... También...-Dijo quedito, dirigiendo su rostro hacia arriba y
lo miró a los ojos fijamente unos segundos, acariciando su mejilla
con suavidad.-Pero si es un sueño... puedo jurarte que jamás
dejaré que despertemos de él...

-Confío en ti...-Musitó el menor, juntando su frente a la de su


hermoso Ángel, y tras ello depositó un pequeño besos en sus
labios, sellando el pacto.

-Debes ser mas cuidadoso con estas cosas Nam... si vuelves a


besarme de esa forma voy a derretirme...

-Seremos dos entonces...-Sentenció el menor, dándole otro


pequeño beso en los labios, y después otro, haciéndolo sonreír.

-Bien... me parece justo.- Rió, y tras ello correspondió el beso con


fuerza, hechizandolo por un momento, porque Nam empujó de
vuelta, comenzando a subirse encima de su cuerpo, separándole la
piernas poco a poco con la rodilla, hasta que estuvo en medio de
ellas, y así sin dejar de besarlo comenzó a jugar ligeramente con su
lengua, proponiéndose tomarlo de nuevo, y sin embargo una
pequeña mueca de dolor en el rostro de Jin lo detuvo.
-Mi amor...-Dijo desconcertado, descubriendo en la parte baja de
su espalda un horrible y enorme golpe.- ¿Q-que...?

-Ah...-Dijo Jin viendo el moretón de reojo.- Yo... tuve un accidente

-A-accidente.- Pronunció, levantándose súbitamente y tras ello lo


volteó con delicadeza, descubriendo un golpe más en una de sus
piernas y algunos rasguños que se subían por la espalda.- Jin...

-No te preocupes Nam... estoy bien

-El... ¿él te lo hizo?!.- Dijo angustiado, con una ira que comenzaba
a inundarle la cabeza, y que fue interrumpida por las suaves
manos de Jin sobre su rostro, y una mirada amable que por un
momento logró tranquilizarlo.

-Shhh... nadie me lo hizo... fue un accidente...-Aseguró, mirándolo


de forma amable

-Jin...
-Es una larga historia la que debo contarte... pero, ahora mismo
me gustaría no hablar de ello, ¿está bien...?-Pidió, acariciando su
rostro con suavidad, y Namjoon tragando en seco asintió
obediente, sintiendo sus cálidos labios sobre los suyos,
asegurándole que todo estaria bien.

-¿Seguro que estás bien...?

-Si mi amor... lo estoy ahora que ya estamos juntos...-Musitó


metiéndose entre sus brazos, y se acurrucó suavemente, cerrando
los ojos, mientras Nam, tratando de quitarse la preocupación de
encima suspiró, estrechándolo.

-Okay...-Dijo finalmente, cerrando los ojos, cuando el sonido de su


celular vibrando en su pequeño buró los distrajo súbitamente, y
Jin, alargando el brazo lo tomó, ofreciéndoselo.-Déjalo ahí... no me
interesa nadie que no seas tu

-Vamos... ¿que tal si es importante?.- Insistió, poniéndoselo en la


mano y Namjoon a regañadientes leyó el nombre de su Hyung en
la pantalla, contestando en el instante con el altavoz.-Bueno...
-*Hey, Jimin pregunta que si ya terminaron de follar.- Dijo cínico
al tiempo que el chillido de enojo de Jimin se escuchaba detrás

-Dame eso!.- Gritó Jimin tras un pequeño escandalo, como alguien


que forcejea por el teléfono.- H-hola Namjoon... yo no pregunté tal
cosa

-Lo sé, Hyung... -Dijo Nam riéndose ligeramente, pues Jin estaba
con la cara completamente ardiendo en rojo, mientras de nuevo se
escuchaba el forcejeo por le teléfono, volviendo a la voz de Min
Yoongi

-Bueno, bueno, espero que ya hayas disfrutado tu regalo de


cumpleaños pero está lloviendo y quiero comer un poco de ese
pastel.- Se quejó al tiempo que Nam miraba el relog de su
teléfono, habían pasado mas de 4 horas y ellos metidos en su
burbuja de felicidad no se habían dado cuenta

-Lo siento Hyung... perdí la noción del tiempo.- Dijo ligeramente


avergonzado

-Bien... como sea, entonces ya regresaremos a casa.


-Si...-Dijo colgando el teléfono

-Que vergüenza... -Dijo Jin metiendo la cara en sus manos,


completamente sonrojado

-Oye... ellos entienden.- Dijo sonriéndole.- Además yo también he


tenido que aguantarles un par de cosas, por ejemplo una vez
llegué al departamento y Jimin Hyung estaba vestido de colegiala
y Yoongi Hyung estaba...

-Nam, no hace falta que me cuentes.- Interrumpió con la cara


ardiendo.-E-entendi el punto...

-Bueno... entonces no te avergüences, te ves demasiado lindo


cuando lo haces y no podré dejarte salir de esta habitación

-Debemos salir... Park Jiminishi te compró un pastel...

-Si... lo sé...-Sonrió
-Es un pastel de queso japonés... como el que

-Haces tu...-Interrumpió avergonzado

-Pensé que no te había dicho el nombre del pastel...

-No lo hiciste... yo sólo le dije los ingredientes, él averiguó el resto

-Vaya... él es increíble, es un buen amigo.- Musitó, sonriendo

-Si, Ahora voy a quererlo más que a Yoongi Hyung...

-¿porqué?.- Dijo incorporándose sobre sus antebrazos, y Namjoon


acariciando su mejilla lo observó unos segundos, sintiendo que el
corazón se le derretía

-Porque trajo todo lo que le pedí, incluso a tí...


-Si.- Sonrió sonrojandose

-Ven.- Musitó levantándose de la cama y tras ello lo tomó de la


mano, invitándolo a levantarse.- Vamos a darnos una ducha antes
de que lleguen...

-Juntos?- Musitó Jin avergonzado.

-Si, me aseguraré de que quedes reluciente.- Dijo besándole la


mano y Jin riéndose ligeramente nervioso lo siguió, y caminaron
desnudos hasta el cuarto de baño, escuchando la lluvia que detrás
de las cortinas no paraba, que tintineaba sobre el vidrio como
pequeñas notas.

El agua, casi hirviendo salió de la regadera acompañada de una


estela de vapor que inundó la habitación y Namjoon con cuidado
lo invitó a entrar dentro del cancel, cubriéndolo primero con los
brazos, haciéndola una casa con sus amplios hombros para que el
agua no cayera directamente sobre su piel marcada, y después
poco a poco la dejó pasar, dejando que cayera sobre los hombros
de Jin como un agradable masage; por eso el castaño cerró los
ojos, porque esa agua sobre su piel era tan cálida como los abrazos
de su amante, y bajo aquella lluvia artificial de vapor llevó sus
manos al cuello de Nam, abrazandose con suavidad, mientras el
otro, suspirando, sentía el agua caerle en la cabeza, y la ligereza de
la cintura de Jin en medio de sus brazos.

-Nam... -Suspiró.- Todo está calientito...

-Si.- Sonrió el menor, y sin embargo, aquella sonrisa se fue


desvaneciendo cuando notó una gota de sangre deslizándose por
su pecho, desapareciendo en segundos con el paso del agua.- J-
jin...-Balbuceó, pero Jin no lo escuchó, la fuerza de sus brazos se
fue desvaneciendo de a poco, poniendo nervioso a Namjoon.-Jin...

-Soy... tan feliz Nam.- Dijo sonriéndole, y Namjoon por fin pudo
encontrar su rostro, uno apacible, siempre amable, pero del que
un a gota de sangre se asomaba, por la comisura de esos labios
rosa pálido, que se volvieron carmín de un momento a otro a
causa de un chorro de sangre que salió de ellos

-¡Jin!.- Dijo Nam sugetandolo, mientras perdia la fuerza sobre sus


brazos
-No... te asus...tes.- Dijo tratando de incorporarse, de sonreir, pero
no podía, y solo logró perder la poca fuerza que le quedaba en las
piernas.- Estoy bi...en...-Fue lo último que pronunció antes de que
todo se oscureciera

-Jin... Jinnie!.- Gritó Namjoon con el corazon comprimiéndosele,


con los pulmones vacios.

"¡Jin!"

PARTE 64: LA ESTACIÓN

Cuando Min Yoongi entró a la casa dejó sus llaves en el pequeño


perchero detrás de la puerta, mientras Jimin se quitaba el saco de
encima, y lo colgaba en el mismo lugar, sonriendo.

-Namjoon, ya estamos en casa.- Anunció, caminando hacia el


pasillo, cuando encontró la enorme figura de Namjoon saliendo
torpemente del cuarto, con el cuerpo de Jin inconciente en sus
brazos, vestido con una pijama gigante y envuelto en un saco
grueso aún mas grande.- Namjoon...
-Hyung...-Dijo histérico, con los ojos inyectados en rojo.-
Ayúdame.- Suplicó, y Min Yoongi sin decir palabra alguna corrió
hasta él, tomando el rostro de Jin entre sus manos

-¿Qué paso?!- Dijo Jimin corriendo hasta ellos

-E-estabamos bañándonos y se desmayó, escupió sangre y no


reacciona.- Dijo tratando de que la voz no se le quebrara, porque
su cuerpo temblaba y sus ojos fuera de si apenas podían mirar a
un sólo punto fijo.

-Tranquilo.- Sentenció Yoongi acercándose el pecho de Jin y por


esos segundos el mundo guardó silencio, aguardando, a la
expectativa de que el mayor escuchara lo que fuera que estaba
buscando.- Está muy débil, hay que correr.- Dijo sin más.- Jimin,
saca el auto, corre. Ordenó al tiempo que Jimin saliá a toda
velocidad, casi chocando con la puerta de entrada.-Tranquilo...
tienes que estar tranquilo.- Sentenció mirando a Namjoon un
momento fijamente mientras este asentía temblando.- Vamos por
el elevador, yo cuido su cabeza, ya.

--------------------------
Jimin se pasó alrededor de 9 luces rojas, y para suerte del mundo
entero casi no había nadie en las calles. Se estacionó de forma
abrupta enfrente de la entrada del hospital, mientras Namjoon,
saltando de la camioneta corría con el cuerpo de Jin en sus brazos,
y sin decir palabra alguna se internó en la sala de urgencias,
siendo seguido por Min Yoongi que no podía creer lo rápido que
podía correr con un cuerpo en las manos.

Le preguntaron qué había pasado, no recuerda muy bien la cara


de las enfermeras o de los paramédicos que le acercaron una
camilla, sólo recuerda que les dijo: "Dijo que tuvo un accidente",
"Tiene golpes en el cuerpo", "Escupió sangre y se desmayó"

"Por favor ayúdelo"

"Se lo ruego..."

"¡Se lo ruego!"

No lo dejaron entrar...
Yoongi le dejó marcada la mano en el antebrazo, por la fuerza con
la que tuvo que sujetarlo para que no corriera tras la camilla que
llevaba el cuerpo de Jin, y jamás en su vida Min Yoongi se había
sentido de esa forma, porque Namjoon estaba metido en su pecho,
llorando como un niño, desconsolado, casi roto, mientras él sólo le
palmeaba la espalda con el corazón en la garganta, y deseó darle
un golpe en la cabeza, tal vez hacerle un torniquete, para que se
desmayara, y pudiera dejar de sufrir por lo menos un rato, pero
no lo hacía, en su lugar lo abrazó con mayor fuerza, mirando a
veces a su novio que abrazaba a Namjoon por la espalda, siseando
de vez en vez para tratar de tranquilizar su llanto.

-Él va a estar bien... va a estar bien.- Decia Jimin, acariciándole la


espalda.

-Hyung... tu debes saber... debes saber que pasó.- Dijo


volteándose, inconsolable, pero Jimin angustiado negó con la
cabeza

-No lo sé Nam... ni siquiera sabia que había tenido un accidente

-P-pero... como fue que ...


-Él... solo me llamó esta tarde... me dijo que había abandonado el
pueblo...-Dijo desconcertado.- Yo... lo recogí a unas horas de aquí,
en una estación de autobuses...

--------------Inicio de flasback-------------

Jimin conducía con impaciencia, por un camino de terracería y


grava, apenas iluminado por la poca luz del día que quedaba,
hasta que dió con el lugar: una serie de cabañas pequeñas donde
se leía una serie de rutas austeras que iban a diferentes puntos.
Los autobuses que ahí se encontraban estacionados era muy
viejos, y la gente que subía en ellos lucia sumamente pueblerina,
no es que Jimin quisiera ser despectivo con esas personas, es sólo
que cuando bajó de su auto tuvo que hacerlo en medio del lodo
que la lluvia formaba por la falta de pavimento, había tractores y
pudo ver un campo de trigo a unos metros a la derecha, y aquellas
personas, al observar su camioneta negra y gigantesca solo
pudieron verlo extrañados, mientras el levantándose el cuello del
saco camino con las manos en los bolsillos, hasta donde unas
bancas de madera hacían filas, en espera de los pasajeros del
siguiente autobús. Fue ahí donde lo encontró, con su traje de
sacerdote completamente empapado, y tiritando de frio.

-SeokJin...-Dijo llamando su atención, y el castaño sonrió como un


angel, temblando, con una diminuta mochila en sus manos
-Jiminishi...

-E-estas empapado.- Dijo quitándose el saco, y se lo puso encima


con prisa, frotándole los hombros.- Ven, vamos al auto.- Dijo
dirigiendo su cuerpo tembloroso al interior y en cuanto
encontraron encendió la calefacción hasta el punto más alto,
calentando el auto como si fuera un sauna, y por fin el castaño
pudo dejar de temblar.

-Perdona las molestias, Park Jiminshi...

-No... es molestia...-Dijo mirándolo extrañado.-¿ estás bien?

-Si... yo... abandoné el pueblo, pero no supe bien hacia donde ir...
por eso te llamé.- Dijo sonriendo de forma agridulce, haciendo
una pausa, titubeante, para después continuar.-¿ Como está él...?

-Está... bueno...-Titubeó.- tu debes tener una idea...


-Si...-Dijo sonriendo de forma triste.- Si la tengo... pero no quería
creerla...

-Hoy es su cumpleaños...

-Si... lo sé.- Dijo mirando sus manos.- Yo... no quisiera perturbarlo


en un dia como este

-¿Porque lo perturbarías?

-Yo... estaba demasiado seguro de esto cuando salí del pueblo,


Jiminishi, pero debo admitir que en el momento en que estuve tan
lejos de casa ese valor se fué

-¿Porque?

SeokJin sonrió de forma agridulce, mirandolo sinceramente.- Yo


no pertenezco aqui jiminishi... mira mi ropa... mira mi expresión...
la forma en que tiemblo... 
-Eso no importa

-Si importa.- Interrumpió, con una  expresión de tristeza en el


rostro.- Nisiquiera supe que dirección tomar...-Suspiró.- Namjoon
es increíble, y es valiente, y después de todo lo que ha pasado lo
que menos necesita es a alguien como yo interrumpiendo su vida,
he venido hasta aqui pero temo sólo ser un estorbo, no sé hacer
nada que pueda ser de utilidad y él de nuevo tendrá que
protegerme, como siempre hace...

Jimin guardó silencio unos segundos, y tras elló posó su mano


sobre la de Jin, sonriendo de forma agridulce.- La verdad es que es
poco lo que te conozco, y no puedo decirte que puedes hacer
cualquier cosa porque eso es mierda de los falsos positivistas, pero
hay algo que puedo asegurarte.- Sonrió, suspirando.-
Pertenecemos a donde están las personas que nos aman, y ahi, en
ese lugar siempre seremos bien recibidos y amados, no importa
qué... 

-Jiminishi...

-Namjoon te ama, tu lo sabes.- Sonrió.- Sabes que te necesita, y tú


a él...
-Si...-Dijo sonriendo, con los ojos cristalizados

-¿Quieres ir a verlo?

-Si.- Dijo llorando quedito, con una sonrisa en el rostro.- Por


favor...

-Bien, entonces démosle una buena sorpresa de cumpleaños.-


Sonrió.- Por cierto, ¿y tus cosas?

-E-estas son mis cosas...-Dijo alzando la pequeña mochila en sus


manos con ligera vergüenza

-Cariño, necesitamos ir de compras urgentemente.- Dijo


mirándolo divertido, mientras le colocaba el cinturón de
seguridad con cuidado.

--------------Fin del flash back-----------------


-Mi Jinnie...-Musitó Namjoon, con la cara metida en el regazo de
Jimin, que le acariciaba la espalda, con una expresion de angustia
en el rostro. Había relevado a Yoongi, mientras este iba a buscar
un poco de café para mantenerse despiertos y calientes en aquella
sala de espera, iba regresando, con 3 vasos de café y una galletas
metidas en una bolsa, y las dejó sobre una de las sillas al tiempo
en que le sonreía a su novio con expresión cansada.

Eran ya las 6 de la mañana, cuando un hombre altivo vestido con


una bata aclaró la garganta, llamando la atención de los 3.

-¿Familiares de Kim SeokJin?

-S-si.- Balbuceó Namjoon, incorporándose, tallándose los ojos


rapidamente.- Yo soy su novio.- Dijo sin más sorprendiendo
notablemente al doctor, pero a Namjoon no le importó demasiado,
estaba sumamente angustiado.- ¿Como está?

-Él está bien, sin embargo presenta un cuadro de hemoptisis* y


desnutrición severa

-¿Hemoptisis?- balbuceo tragando en seco


-Escupió sangre porque algunas partes en las vías respiratorias
presentan un trauma, seguramente resultado del accidente que
reportaron antes de internarlo, pero por el momento se encuentra
bien, el sangrado desaparecerá paulatinamente conforme los
vasos sanguíneos sanen, sin embargo, es importante que
mantenga completo reposo los siguientes dias, la enfermera le
dará las instrucciones pertinentes

-E-entonces él... ¿él va a estar bien?.- preguntó una vez más


apretando nerviosamente las manos, mirando al doctor con
angustia.

-Si, sólo necesita reposo, mucho reposo y una dieta especial, pero
estará bien, no debe preocuparse demasiado mientras siga las
instrucciones al pie de la letra, hago énfasis en ello porque tiene
señales de haber sido atendido ya por un médico, sin embargo
debió haber llevado a cabo una actividad física brusca y eso
ocasionó el sangrado.- Sentenció.- Pueden pasar a verlo cuando
gusten.

Los tres se miraron de reojo, en complicidad.


-Muchas gracias doctor...-Dijo Jimin, haciéndole una reverencia, y
los otros dos lo imitaron, mientras el doctor correspondiéndoles
con la cabeza comenzó a alejarse, moviendo algunas notas en sus
manos y aquellos pasos secos en el pasillo se vieron de repente
interrumpidos por una ligera risita por parte de Min Yoongi

-¿qué es tan gracioso?.- Dijo Jimin ligeramente irritado

-Lo folló muy duro.- Dijo llevándose la mano a la boca de forma


socarrona.- Namjoon cálmate un poco, vas a matarlo.- Dijo
mirándolo sin desaparecer su expresión divertida y su pequeña
risa

-Min Yoongi! No puede ser posible que actúes de esta forma en


una situacion así!.- Lo regañó su novio jalándole un mechon de
cabello

-Oye... ya dijo el doctor que va a estar bien así que relájense un


poco.- Continuó

-Yo... lo lastimé.- Dijo Nam viendo sus manos, sin importarle la


risa de Yoongi.- Soy un estúpido, debí parar cuando vi que su
cuerpo estaba tan delgado...
-Oye no es tu culpa, nadie sabía lo del accidente....- Dijo Jimin
palmeándole la espalda.- Además tienes que tener en cuenta que
caminó hasta donde lo recogí, eso está a horas del pueblo, fue mi
culpa por no decírtelo...

-Ya va, dejen esas estupideces, no es culpa de nadie, ustedes no


sabían, el no dijo nada y en dado caso lucia bastante bien, así que
en vez de estar perdiendo el tiempo porque no mejor vas a verlo
Namjoon.-Dijo empujándolo ligeramente.- Nosotros nos
encargaremos del papeleo...

-Si.- Dijo Jimin sonriendo de forma compresiva y Namjoon les


sonrió a ambos, asintiendo, al tiempo que caminaba hacia el
pasillo con impaciencia.

Cuando lo dejaron pasar el sol de la mañana ya estaba


asomándose a medias por la ventana, y él, despacio entró en la
habitación, asomando primero a cabeza, y lo encontró acostado,
con los ojos cerrados, sonriendo de forma apacible.
-Jinie...-Musitó, probando si estaba despierto, y en el instante
aquellos ojos marrones lo encontraron, junto con una sonrisa leve
en el rostro

-Nam...

-Mi amor...-Se acercó, tomando su mano con suavidad, y comenzó


a darle pequeños y esporádicos besos en la mano, con devoción.-
Mi amor...

-Perdóname... te asusté mucho...-Dijo acariciándole la cabeza con


suavidad

-Estupido... ¿porqué no me lo dijiste?, te odio un poco en este


momento.- Dijo subiendo a su frente, besándola con impaciencia,
con un alivio que no le cabía en el cuerpo, convirtiendo sus
palabras en casi una preciosa hipocresía

-No quería preocuparte...

-¿Y que se supone que estas haciendo ahora?.- Lo regañó, sin dejar
de besarlo
-Perdóname...-Musitó

-Por favor si algo está mal dímelo, no dudes en decírmelo la


próxima vez

-Si Nam.- Dijo acariciando su mejilla y lo jaló directamente a su


rostro, pero Namjoon se negó, desconcertándolo

-No, no... nada de contacto de ese tipo hasta que estés bien, el
doctor dijo que... El sangrado fue causado por... Una actividad
brusca.-Dijo aclarandose la garganta con un poco de vergüenza y
culpa.-Bueno dijo que necesitas reposo absoluto

-¿De verdad?.- Preguntó avergonzado.- fue por...

-Ya no importa...

-Bueno pero por un beso no va a pasarme nada...


-Eso no lo sé, así que manos atrás.- Sentenció y Jin no pudo evitar
reírse un momento, mirándolo con una expresión infantil que hizo
que a Nam se le erizara la piel, porque era completamente
hermoso.

-Amo la forma en que te ries....- Musitó.- Me dejas ver el cielo...

-Entonces soy un espejo...-Sonrió.

-------------------------

No lo darían de alta hasta que los estudios pertinentes fueran


debidamente revisados, por eso Namjoon estaba acomodando una
cobija gruesa en el sillón de aquella habitación de hospital, y una
almohadita en forma de la cara de un koala color azul, llamado
koya, era de una caricatura y a Namjoon le gustaba mucho, por
eso Jimin se lo compró, para que pudiera estar más cómodo ya
que había insistido en quedarse en aquella habitación.

-Nam... ve a casa... yo voy a estar bien.- Insistió Jin viendolo


prepararse
-No te voy a dejar aquí solo

-Te vas a torcer la espalda si duermes ahí...

-No importa

-Nam...

-Shhh

-Nam...

-Durante meses estuvimos separados, y cuando llegas sufres un


colapso.- Sentenció.- Por ningún motivo me alejaré de este lugar,
si lo hago mi corazón probablemente va a morirse de angustia, así
que dame este gusto
-Esta bien...-Dijo sonriendo de forma comprensiva.- Entonces ven
por lo menos...-Dijo extendiéndolo los brazos, pidiendo un abrazo

-No, ahora mismo eres muy frágil

-Un abrazo no me hará daño, Nam...

-Eso no lo sabemos

-Yo lo sé...

-Pues tu no eres doctor

-Tu tampoco

-Jin...

-"Durante meses estuvimos separados, y cuando llego sufro un


colapso..."
-Bien...-Dijo mirándolo de forma amable, y se acercó con cuidado,
rodeándolo con los brazos

-Súbete a la cama conmigo... cabemos los dos

-No... necesitas más espacio

-Lo que necesito son los brazos de mi novio.- Insistió,haciéndose a


un lado, empujando el pecho de Namjoon con suavidad,
obligándolo a recostarse y cuando logró su cometido se acurrucó
sin más, suspirando

-Solo un rato...-Musitó Nam, besando su cabeza

-Si...-Dijo posando la mano sobre su pecho,


con tranquilidad, y guardaron silencio unos segundos, respirando
de forma apacible.- Sabes Nam... no importa lo que haya pasado.-
Suspiró.- Yo... siento que este lugar fue hecho para mi... que mi
cuerpo se acomoda perfectamente en este lugar... porque el
tiempo sabía que debíamos amarnos...
Namjoon rió quedito unos segundos, suspirando dentro de su
cabello, y le dio repetidos besos en la cabeza, derritiéndose en
medio de la sensación cálida de su cuerpo.- Entonces seamos uno
siempre

-Si...-sonrió.- Así que no hagas enojar al destino y quedate así...


hasta que amanezca

-La enfermera va a regañarnos...

-Ella no vendrá en un buen rato.- Aseguró, sonriendo.- Además,


necesito que estes cerca para que puedas escuchar

-¿Que debo escuchar?

-La razón por la que he podido llegar de nuevo a ti...-sonrió

PARTE 65: KEN

Namjoon rió quedito unos segundos, suspirando dentro de su


cabello, y le dio repetidos besos en la cabeza, derritiéndose en
medio de la sensación cálida de su cuerpo.- Entonces seamos uno
siempre
-Si...-sonrió.- Así que no hagas enojar al destino y quedate así...
hasta que amanezca

-La enfermera va a regañarnos...

-Ella no vendrá en un buen rato.- Aseguró, sonriendo.- Además,


necesito que estés cerca para que puedas escuchar

-¿Que debo escuchar?

-La razón por la que he podido llegar de nuevo a ti...-sonrió

---------inicio de flashback-------------

Sus pasos lentos retumbaban en la tierra, casi partiéndola, eran


pesados, tortuosos, pero no se detenía, lo hizo, a contra de su
voluntad, cuando de repente sintió la espina dorsal quebrándose
dentro de su cuerpo, y suspiró, sintiendo como se desplomaba en
el suelo, viendo como el cuerpo de Jin caía a su lado, y comenzó a
llorar.
-Jin...-Lo llamó con impotencia, con angustia.- Jin...-El castaño
entre abrió los ojos, semi-inconciente, mirándolo.-resiste... resiste.-
Suplicó

-Hermano... déjame ir...

-No... no puedo.- Dijo llorando, viéndolo con dolor.- No quiero


que mueras...

-Voy a estar con nuestro padre...-Musitó, cerrando los ojos poco a


poco, y Ken, con el cuerpo atrofiado, sangrando de forma interna
se arrastró con sus últimas fuerzas, tocando uno de sus dedos, y
sin darse cuenta, comenzó a hablar con aquel que era el único que
podía concederle clemencia.

-Padre mío... escucha la petición de tu hijo... -Suplicó.- No te lo


lleves... porque aún no es tiempo... porque él es precioso... porque
él no tiene culpa...-Rogó quedito, temblando..- Padre mío... si haz
de llevarte a alguien por la osadía que hemos cometido... he de
pedirte que me lleves en su lugar... llévame en su lugar... ten
misericordia...-Suplicó, perdiendo la conciencia acto seguido.
Después de eso Ken sintió un dolor punzante en todo el cuerpo, y
tras ellos, con la mirada perdida, sólo ligeramente conciente vió
un cuerpo infantil que trataba de levantarlo, mientras lloraba.

-¡Padre!, ¡Padre Ken!.- Gritaba otra figura infantil, con el rostro


lleno de lágrimas, mientras unos más, sólo ligeramente más alto
trataba de levantar el cuerpo de Jin sin mucho éxito

-¡Padre Jin!¡Padre Jin, despierte!.- Lloraba angustiado, al tiempo


que otro niño más pequeño lloraba metido entre sus manitas

-¿Están muertos?.- Gimoteó el más pequeño, inconsolable

-No, no están!.- Lo consoló otro

-¡Vayan a traer adultos! .- Gritó el más grande, tratando de poner


a Jin sobre su espalda.- ¡Vayan!

-¡Si!.- Gritaron lo más pequeños, corriendo hacia el pueblo con


todas sus fuerzas
-¡Tu, Ve por el doctor Han!.- Ordenó a otro, y el nombrado asintió
limpiándose las lágrimas, corriendo con todas sus fuerzas

-¡Padre!.- Gimoteó.- ¡Padre!.- Y en ese instante Ken pudo


reconocer su rostro, y el de los demás niños, eran sus niños, los
niños que llevaba años cuidando en el orfanato, y no deberían
estar ahí, Ken les había dicho que no jugaran a la orillas del
pueblo porque el barranco era peligroso –irónico- pero en ese
momento de verdad agradecía que fueran tan traviesos, tan
desobedientes, porque de no ser así, nadie los habría encontrado.

-¡Padre!.- Lloró Soo Hyun, su consentido.- ¡Padre Ken, no se


muera!

-No... mi niño... no llo...re...s.- Musitó, tratando de tranquilizarlo y


tras ello perdió de nuevo la conciencia.

-----------------

Le dolía el pecho, le dolía horriblemente el brazo, por eso


despertó, encontrando su brazo enyesado, y su cuerpo recostado
en una cama, cubierto hasta la cintura, en el cuarto del dispensario
del convento, estaba impaciente, porque no podía moverse, así
que con todas sus fuerzas movió la cabeza a un lado,
descubriendo al doctor Han sentado sobre la cama de al lado,
desabotonando la camisa de Jin poco a poco, y como si algo
mágico le hubiese dado fuerzas se levantó de repente, caminando
como pudo hasta la cama de Jin, sorprendiendo al doctor.

-Jae Hwan!.- Dijo el médico, que alcanzó a sostener su cuerpo por


tan solo unos milímetros.

-Doctor Han...-Dijo con dolor, a duras penas.- E-espere.- Musitó


suplicante, tratando de pensar en algo, en lo que fuera con tal de
que no lo examinara ahí, para que no viera el tatuaje

-Padre Jae Hwan... no debe estar de pie

-Doctor... espere...-Insistió.- Hay algo que debo decir...le

-Padre...-Contestó el doctor, llevándolo a su cama de nuevo.- Ya lo


he visto...

-¿que...?
-Ya lo ví... ya no importa.- Dijo helandole la sangre

-Doctor... por favor.- Suplicó.- No... se lo diga a nadie...

-Debe descansar, padre...-Dijo renuente, evitándole la mirada.

-Doctor...-Insistió, pero el anciano no le contestó, se limitó a


colocarlo de nuevo en la cama y tras ello se dirigió a Jin,
vendándole el pecho con cuidado, en silencio.- Doctor... ¿él está
bien?

-Por ahora si...-Dijo sin más, sin mirarlo.- Debe descansar...

-Doctor Han...-Masculló, con un nudo en la garganta

-Perdóname... yo... tuve que decírselo.- Dijo finalmente,


levantándose pesadamente, causándole un calosfrio al pelinegro,
y tras ello salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí.
Ken no sabía qué hacer, estaba en completo pánico,  lo habían
descubierto, y todo estaba perdido; Por eso sólo solucionó
levantarse de nuevo, caminar como pudo hasta Jin, y estando ahí
tomó asiento a su lado, viéndolo inconsciente, y sin más comenzó
a llorar quedito, con el corazón comprimido, observando los
ligeros golpes en su rostro, y ese vendaje en el pecho que no
alcanzaba a cubrir del todo las flores purpura.-Jin...-musitó,
acariciando su rostro con cuidado, y comenzó a llorar.- Jin...

-Hermano...- Musitó débilmente el nombrado, sorprendiéndolo, y


Ken abrió la mirada, sintiendo un alivio abrupto, como si la vida
le regresara al cuerpo

-Jin...-Dijo rompiendo en llanto y hundió la cara en su pancita,


llorando.- Gracias, padre mío... gracias, gracias... gracias.- Sollozó

-Hermano... ¿estás bien...?.- Preguntó, sorprendiéndolo, haciendo


una mueca de dolor.

-Jin... ¿Cómo puede ser lo primero que preguntes?.- Dijo hundido


en su llanto, sintiéndose sumamente culpable.- Por Dios... después
de todo lo que hice tú todavía... ¡¿Por qué lo haces?!
-Porque eres mi hermano, Ken...-Sonrió

-Jin...-Musitó rompiéndose, respirando con impaciencia, con el


rostro hundido en remordimiento y culpa.

-Saltaste tras de mi... no debiste hacerlo... mírate...- Señaló el


castaño

-Te dije que siempre iba a seguirte...

-Pero no debes...

-No, no lo haré mas...-Dijo sonriendo de forma agridulce,


mirándolo.- Juró que ya no lo haré... por el bien de ambos...

-Ken...
-Quisiste ir con nuestro padre... porque estás sufriendo... pero no
es tu culpa estar sufriendo porque no hiciste nada malo.- Sollozó.-
y hasta ahora me doy cuenta

-Hermano... -Musitó desconcertado por su llanto

-Un regalo me fue enviado del cielo... un ave del color de las
nubes... y en mi egoísmo quize poseerlo...-Musitó acariciando su
rostro.- No me dí cuenta de que no podía enjaularla... de que la
enviaron para que me diera amor y consuelo... pero que después
debía regresarla... no me dí cuenta...

-Jaehwan...-Dijo acarciando su rostro, con angustia, limpiando sus


lagrimas.- Hermano... tranquilo... somos humanos, imperfectos...

-He pecado más allá de la imperfección...-Musitó tomando la


frágil mano de Jin y frotó su rostro en ella, sintiendo su suave
tacto, el frio de su piel pálida.- Jin... perdóname...

-Tranquilo... no tengo nada que perdonarte...


-Tienes mucho... y no ruego por todo, porque sería cínico, más aún
porque no he podido cumplir con mi parte del trato

-No entiendo...

-Yo... no pude evitar que vieran la marca sobre tu cuerpo, el


doctor Han... -Musitó con dolor.- Y ahora se lo ha dicho al padre
Seejin...

-Ya veo...-Dijo de forma agridulce

-Jin...-Musitó desconcertado

-Debo recibir mi castigo... por lo actos que he cometido...

-Tu no haz hecho nada de lo que debas arrepentirte... nuestro


rebaño es bueno, pero es débil... y esa debilidad nos llevó al daño,
Jin...

-De cualquier forma... alguien debe hacerse responsable


-No...

-Ken...

-Debes irte... cuanto antes... No dejaré que te quedes aquí

-Pero hermano...

-¿Puedes levantarte?.- Preguntó Ken sin más, jalándolo del brazo,


impaciente-Ven...-Musitó levantándose junto con él, cojeando

-Hermano... apenas puedes caminar

-No importa...¿ tu puedes?

-Si... creo que mis piernas estan bien...-Musitó


-Bien... entonces ayúdame.- Insistió

-Hermano, no, vas a lastimarte más...-Dijo tratando de sentarlo,


pero Ken no lo dejó

-Ayudame con algo, Jin... llévame a mi habitación

-Hermano...

-Hazlo.- Suplicó, y Jin resignado asintió, incorporandose con todas


sus fuerzas caminó a cuestas con su hermano, sintiendo dolor en
el abdomen, en la espalda, y sin embargo no se detuvo, siguió,
escuchando la respiración pesada de Ken y a discreción, después
de los largos y desiertos pasillos llegaron a su habitación.- El
closet... ve...-Pidió, sentándose sobre su cama con dolor.- Hay una
caja de zapatos arriba, tráela.- Dijo, y Jin, estirándose con cuidado
la bajó, poniéndosela en la piernas

-Hermano...-Dijo sorprendido, cuando de aquella caja Ken sacó un


pequeño fajo de billetes, sonriendo de forma agridulce.

-Toma...
-Esto... para que...

-Para que te vayas...-Dijo extendiéndole un pedazo de papel, un


viejo mapa del distrito en donde se encontraban.

-Hermano... esto... son tus ahorros...-Dijo con angustia

-El doctor Han y el padre Seejin deben saberlo ahora y no sabemos


que es lo que harán... no tienes tiempo de perder.- Sentenció

-No hermano... no voy a dejarte así.- Dijo negandose a tomarlo

-Tienes que irte...

-No... -Musitó llorando

-Buscalo Jin... ve con él.- Dijo tomándolo del rostro, mirándolo


fijamente, suplicante.- él va a protegerte...
-No, hermano...

-Ve...-Suplicó.- Sal por este camino y sigue la carretera...


encontrarás la estación de autobuses sólo no te desvíes

-Ken... no...-Dijo llorando

-Debes irte ya...

-No Ken... no lo haré

-Jin!

-No! ¡No voy a dejarte así!

-Escuchame... no hay tiempo... ya no... tienes que irte antes de que


algo malo pase...-Dijo tomándolo del rostro, sintiendo las lágrimas
del castaño caerle sobre los dedos
-Ken...-Musitó con dolor, y en cambio el pelinegro hizo una pausa,
mirándolo con devoción, con todo ese amor intenso que le
profesaba.

-Mi regalo de Dios... por favor escucha mis palabras y deja este
lugar... porque jamás podría vivir si algo malo te pasa...-Musitó
cuando sin siquiera esperarlo la puerta de la habitación comenzó a
abrirse y una figura altiva entró sin más, cerrando la puerta tras
de sí

-Padre...-Musitó Jin con semblante angustiado, viendo la


decepción y el enojo en los ojos del padre Seejin que caminó hacia
él. Ken se levantó de forma abrupta, poniéndose enfrente de Jin y
lo hizo para atrás, viendo al hombre mayor con mirada suplicánte

-Padre...

-Hazte a un lado mi niño...-Musitó

-Padre, escúcheme.- Suplicó


-¡Dije que te hagas a un lado, Jae Hwan!.- Gruñó, y en el instante
Ken sintió las manos de Jin haciéndolo a un lado, y enfrentó al
padre Seejin temblando.
PARTE 66: MI REGALO
 Trước   Sau 

-Padre...

-Hazte a un lado mi niño...-Musitó

-Padre, escúchame.- Suplicó

-¡Dije que te hagas a un lado, Jae Hwan!.- Gruñó, y en el instante


Ken sintió las manos de Jin haciéndolo a un lado, y enfrentó al
padre Seejin, temblando

-Está bien hermano, no debes preocuparte...-Dijo parándose firme,


respirando de forma intranquila
El padre Seejin se precipitó a Jin y le abrió la camisa de forma
abrupta, descubriendo la marca pagana sobre su cuerpo y parecía
que su corazón se había roto, que algo dentro de él lloraba.

-Padre...-Dijo Jin, pero no pudo continuar la frase, el padre Seejin


había plantado en su rostro una bofetada violenta, y dejó su rostro
ardiendo en rojo, pero nadie musitó siquiera una palabra, en su
lugar el sonido lo lleno el ruido que hacían sus respiraciones
impacientes

-Tomaste los votos...-Dijo el anciano, inconsolable.- ¡Los tomaste!

-Perdóneme, padre... nunca quise decepcionarlo...-Lloró a


discreción, arrodillándose.- Nunca fue mi intención deshonrarlo...

-Entonces fueron ustedes... ¡fueron ustedes los que lo hicieron! Tu


y ese muchacho!- Gritó desesperado, sin poder creer aunque su
hijo hubiese sido capaz

-Padre...-Dijo Ken, pero fue interrumpido por la mirada


decepcionada del anciano
-Y tú...-Dijo con la voz quebrada en su garganta

-Padre... Ken solo intentó protegerme...-Interrumpió Jin,


sollozando

-¡Todos son complices!.- Gritó furioso.- Tu, y tu hermano!, ese


muchacho... Min joo!.- Dijo respirando de forma impaciente.- Min
Joo... ese desobediente!

-El señor Min Joo...-Musitó Jin desconcertado, y el anciano, con la


respiración alterada sólo solucionó mirar hacia el cielo, tratando
de tranquilizar su respiración, de contestar porqué el señor Minjoo
venía de repente a sus palabras, y a su memoria.

-Min Joo siempre fue demasiado amable... demasiado


comprensivo.- Dijo de pronto, desconcertando a ambos.- él... vino
a hablar conmigo días antes de su muerte, dijo que quería discutir
algo conmigo, algo importante.- Dijo respirando de forma pesada,
tratando de tranquilizarse, y sus ojos, aunque miraban a ambos
parecían estar en una escena ajena, lejos de ahí, como si estuviera
recordándolo todo, y así era- Yo... me negué a seguir escuchando
cuando insinuó que... uno de mis niños... -Dijo con angustia.- Que
uno de mis niños estaba alejándose del camino "por amor" y yo...
me negué a creerlo, lo condené, lo llamé mentiroso, lo llamé
blasfemo a pesar de que fuimos amigos desde que éramos niños...
y ahora...-Dijo rompiendo en llanto

-Padre...

-Él se fue con nuestro divino padre... pensando que yo lo


despreciaba por eso, y a pesar de todo lo último que me dijo ese
dia fue: "amas a tus hijos, y por eso puedes entenderlo", y yo no
quise entenderlo.- Dijo cubriéndose la cara con vergüenza, y en
respuesta Jin y ken solo pudieron guiarlo hacia una silla, en donde
tomó asiento, sollozando quedito.

-Perdóname padre... jamás fue mi intención causarte tanto dolor...-


Dijo Jin arrodillado, hundiendo la cara en el regazo de aquel
hombre, el único que siempre representó para él una figura
paterna.

-Jin... siempre fuiste diferente... y yo me negué a verlo, a ver que el


miedo a tu rebaño te mantenía aquí, siempre lo supe pero... pensé
que el señor en su misericordia nos daría las armas para hacerte
dichoso... y no fue así...
-Padre por favor no se equivoque... yo fui feliz aquí... lo fui...-
Aseguró, levantando el rostro lleno de lágrimas

-¿Es cierto, hijo mío?.- Musitó el padre, interrumpiéndolo, y lo


miró fijamente.- Responde ... te exhorto a la verdad... dímelo

-Padre...-Chillo, con la mirada de Ken a sus espaldas

-¿Es cierto... lo del sobrino de MinJoo...?-Dijo alzandole el mentón,


mirándolo

-Si...-Dijo con los ojos cerrados.- es cierto padre...

El padre Seejin cerró los ojos con dolor, suspirando, y Jin bajó la
cabeza con arrepentimiento, esperando el castigo, ese que debía
darse a los impuros, pero en su lugar el padre Seejin suspiró,
limpiándose las lagrimas.- El doctor Han... ha visto ese dibujo en
su pecho... Todo el pueblo vió el mural en la iglesia...

-Lo sé, padre...


-Debo hablar con él... intentaré que no diga nada

-Padre...-Dijo Ken, desconcertado

-Padre, no podría pedirle que haga tal cosa... debo recibir mi


castigo- sollozó

-No, tu te vas a ir de aquí...-Sentencio, levantándose

-Padre...-Dijo siguiéndolo, tratando de tomar sus manos pero el


anciano las retiró.

-¡No permitiré que uno de mis hijos sea lastimado!.- Le dijo con
firmeza, tomándolo de los hombros.- Que me perdone nuestro
padre este acto de soberbia... este acto de egoísmo... pero... no
dejaré que lastimen a uno de mis niños... ¡no voy a permitirlo!

-Padre...-Lloró mientras el padre Seejin lo abrazaba con fuerza una


ultima vez y tras ello, sin mirarlo de nuevo siquiera se encaminó a
la puerta.- Vete de aquí Jin... y jamás vuelvas.- Sentenció, cerrando
la puerta tras de sí.
- Padre...-Dijo tratando de seguirlo, pero Ken lo detuvo

-Escúchalo...

-Ken... si el doctor Han...

-El doctor tendrá comprensión y misericordia de nosotros, no te


preocupes.- Dijo poniendo el dinero en su mano.- Vístete y vete
ahora... no pierdas tiempo.- Dijo Ken tomando una pequeña bolsa
y dentro colocó el dinero, el mapa, y se lo extendió.- te ayudaré,
apresurémonos

----------------------

Ken apenas pudo caminar a la puerta del convento, y estando ahí


se recargó en la puerta, respirando de forma violenta.

- Hermano.- Dijo Jin llorando


-Sigue la carretera... y no pares... nosotros estaremos bien...

-Nuestro padre...-Sollozó viendo al interior del convento

-Nuestro padre te ama... y va a perdonarte...-Dijo acariciando su


mejilla, con ternura, olvidándose del dolor que lo aquejaba

-Ken...

-Jin... no se si volveremos a vernos, no sé si alguna otra vez te


tendré así de frente.- Interrumpió.- por eso... déjame decirte esto
último... como un consuelo

-Si...-Dijo asintiendo, sorbiendo la nariz, mientras apretaba entre


sus manos la pequeña mochila de viaje que habría de
acompañarlo

-Te amo...-Musitó, haciendo que Jin comenzará a llorar


inconsolablemente.- Te amo desde el momento en que sentí tu
abrazo infantil consolándome, y ahora que debes partir de esta
forma quiero que sepas que no importa lo que pase... te voy a
amar siempre... Hasta el final de los tiempos- Dijo inclinándose
hacia él con cuidado, y sin más, depositó en sus labios un beso
profundo, prohibido y triste. Y Jin lo dejó pasar... no sabe porqué,
pero debía concedérselo, por eso sin afán de lujuria o morbo, se
gravó esa sensación en la mente, bautizando esa sensación como
el día en que despidió a su fiel hermano, a su primer amor, a su
familia, a su compañero, y tras ello corrió, ya sin ver atrás, porque
si lo hacia no podría irse, no podría dejar a esos muros, al padre, a
las madres, a sus niños... No podría dejar a Ken...

Y sus pasos veloces tronaron en la graba de aquel sendero,


anunciando que huía, y procuraba que fuera para siempre.

-Regalo del cielo... vuela muy lejos... y jamás vuelvas... ya no


vuelvas...-Musitó Ken, viéndolo desaparecer por el camino
mientras su rostro empapado temblaba, y con Jin una parte de su
corazón se fué, se fué y se quedó por siempre con él.

-----fin del flashback------

PARTE 67: MONSTER


-Te amo...-Musitó, haciendo que Jin comenzará a llorar
inconsolablemente.- Te amo desde el momento en que sentí tu
abrazo infantil consolándome cuando llegué a este lugar, y ahora
que debes partir de esta forma quiero que sepas que no importa lo
que pase... te voy a amar siempre... Hasta el final de los tiempos-
Dijo inclinándose hacia él con cuidado, y sin más, depositó en sus
labios un beso profundo, prohibido y triste. Y Jin lo dejó pasar...
no sabe porqué, pero debía concedérselo, por eso sin afán de
lujuria o morbo, se gravó ese sentimiento en la mente, bautizando
esa sensación como el día en que despidió a su fiel hermano, a su
primer amor, a su familia, a su compañero, y tras ello corrió, ya
sin ver atrás, porque si lo hacía no podría irse, no podría dejar a
esos muros, al padre, a las madres, a sus niños... No podría dejar a
Ken...

Y sus pasos veloces tronaron en la graba de aquel sendero,


anunciando que huía, y procuraba que fuera para siempre.

-Regalo del cielo... vuela muy lejos... y jamás vuelvas... ya no


vuelvas...-Musitó Ken, viéndolo desaparecer por el camino
mientras su rostro empapado temblaba, y con Jin una parte de su
corazón se fué, se fué y se quedó por siempre con él.

-----fin del flashback------


El sonido de algunas de las máquinas del hospital fue lo único que
inundaba la habitación en ese momento, eso y el sonido de la
respiración ligeramente angustiada de ambos.

-Por eso... estabas herido...-Dijo Nam, uniendo por fin las piezas
dentro de su cabeza

-Si...-Musitó sin poder mirarlo a los ojos

-Jin...-Dijo incorporándose ligeramente, tratando de mirarlo, pero


el castaño lo evitó, avergonzado.

-Sé lo que vas a decir, así que por favor no lo hagas, me siento
avergonzado por ello, como no tienes idea...pero...-Musitó, con un
nudo en la garganta.-en tu ausencia... respirar me dolía.-
Admitió.- Y la comida era ceniza

-Jinnie...-Dijo levantándole el mentón con suavidad, y encontró


sus ojos cristalizados, sumergidos en su vergüenza

-Siempre me dijiste que debía ser fuerte, que no debía depender


de nadie... y asentir a ello resultó más fácil cuando tu estabas a mi
lado, pero puedo jurar que no dependía solo de mi, que cuando te
fuiste los huesos me tronaban, por eso no quería caminar así que...
solo pensaba en volar lejos de ahí... pero él me detuvo...

Comenzó a llorar quedito, sin poder bajar la mirada de su rostro,


y sus mejillas enrojecidas ardían en la vergüenza de haber hecho
tal cosa, pero Nam no le dijo nada, sencillamente no podía, porque
lo comprendía...

Ese dolor al respirar, el sabor a ceniza, la forma en que te truenan


los huesos cuando caminas, como si fueran hojas secas del otoño
bajo tus pies... lo comprendía, comprendía lo que era querer volar
lejos de este mundo... por eso no dijo nada.

Lo rodeó ampliamente con sus brazos, metiendo la nariz a su


cabello, y suspiró, antes de decir la cosa más idiota que habría
dicho en su vida, pero que para ambos era algo real, casi
inevitable.

-Vive, hazlo conmigo, porque si te vas entonces yo te seguiré,


puedes estar seguro.- Sentenció seriamente, sorprendiendo lo, y se
miraron fijamente unos segundos.- Si hemos de irnos de este
mundo, lo haremos juntos..
-Nam...

-Pero para eso... aún falta demasiado tiempo.-Aseguró

-Si...-Dijo hundiendo la cara en su pecho, y suspiró, como si esa


frase le hubiese dado la tranquilidad que necesitaba.

-Jamás estaremos... el uno sin el otro, nunca más.

----------------------------------------------------

A regañadientes Namjoon aceptó que no era necesario cargarlo


todo el camino del hospital a la casa, por eso tomándolo del brazo
lo ayudó a caminar fuera del elevador, y tras ello entraron al
departamento, encontrando al dueño aspirando del departamento
con cara de berrinche.
-Hyung...-Dijo Namjoon llamando su atención, y el nombrado
mostró una sonrisa amable pero socarrona, de encías rosadas.

-Hey, llegaron más rápido de lo que pensé, Jimin aun no ha


regresado, dijo que traería algo para que comiéramos

-Ya veo...

-Así que... tu eres la causa de todo este caos.- Dijo acercándose


sobre pasos lentos hasta Jin, que agachó la cabeza con las mejillas
sonrojadas

-Disculpe las molestias, Joven Min...

-Sabes mi apellido, vaya.- Dijo sonriente

-No causas molestias, Jin.- Dijo Nam tomándolo de la mano

-Claro que las causas, que no te engañe.- Interrumpió Min Yoongi


de repente.- Pero te diré que es un alivio que causes menos que
este negro insolente.- Dijo extendiéndole la mano amistosamente.-
Y por lo menos tu eres educado.- Sonrió

-Pero si tú eres quien me educó, Hyung...-murmuró entre dientes

-En fin.- Dijo ignorando sus palabras, mientras le extendía la mano


a Jin.- Es bueno ver que estás mejor

-L-lamento llegar de esta forma, yo... me esforzaré por retribuirle


en cuanto sea posible.- Musitó tímido, estrechando su mano y a
cambio recibió una sonrisa amable, extraña en una persona como
Min Yoongi, pero cálida, como rayos de sol amarillos.

-Ah no te preocupes por eso, coleccionar deudores es algo


divertido para mi, aunque lamento informarte que un par de
wones más y el trasero de Namjoon será mío, según lo escrito en
la constitución de este país

-Que gracioso eres... -Dijo el nombrado, tomando a Jin del brazo y


se lo llevó por el pasillo
-C-con permiso.- Dijo Jin mientras se alejaban lentamente y el de
piel palida sonrió, volviendo con cara de puchero a sus labores.

Caminaron hasta la que sería la habitación de ambos y en ese


momento Jin comprendió a que se refería Min Yoongi con ser "el
dueño del trasero de Namjoon", porque toda esa habitación había
sido remodelada por completo.

Las cortinas de la ventana fueron cambiadas, por unas que


permitían el paso de la luz, había un sofá reclinable en una
esquina, que se veía sumamente mullido, y al lado de el un
pequeño buró con una lámpara de luz amarilla para leer, en
dirección contraria se hayaba una recámara nueva, cuya base,
mesita de noche y tocador le hacían juego a una cama gigantesca,
llena de almohadas, y las puertas del closet habían sido cambiadas
por unas nuevas, de repisas color marrón que eran llenadas por
las pocas cosas que Jin había traído del convento, y en un pequeño
buro en la esquina un purificador de aire y un vaporizador
estaban encendidos, y hacían que el aire circulara lentamente
haciendo de la habitación una atmósfera tranquila.

-¿Te gusta?

-Nam...-Dijo boquiabierto
-No es mucho pero... espero que puedas estar más cómodo

-E-esto es hermoso...-Dijo pasando a la habitación, y tras ello se


sentó en la cama, comiéndose la habitación con la mirada.- Pero...
esto se ve... costoso-Balbuceó.- ¿De dónde...?

-Bueno, eso de que le debo el trasero a Yoongi no es tan alejado de


la realidad, pero no debes preocuparte demasiado por ello.- Dijo
sentándose a su lado en la cama, y le dio un pequeño beso en la
mejilla.- Me pondré a trabajar desde mañana...

-Nam... todo esto, no era necesario

-Para mí si, quiero que estés cómodo ya que debes estar en reposo
y también porque estaremos aqui un tiempo

-Y-yo también buscaré un trabajo.- Dijo en automático

-No, claro que no, tú te vas a quedar aquí como dijo el doctor
-Nam, ya me siento mejor

-Vamos... no seas terco...-Dijo mirándolo con angustia.- Cuando


estés mejor te prometo que te dejaré hacerlo, pero mientras tanto
sólo...

-Si, Nam...-Dijo con ligera resignación, entendiendo la expresión


en su rostro.

-Bien... sé un buen chico.- Dijo palmeándole la cabeza con cariño y


Jin se quedó mirándolo con amor, llevando su mano a la mejilla de
Nam, acariciando el área en donde se formaban sus lindos
hoyuelos, mientras Nam, mirándolo fijo lo rodeó con los brazos,
tan cuidadosamente como si estuviera tomando un pedazo de
cristal.

-Por favor jamás me sueltes...

-Jamás.- Dijo sonriendo y tras ello depositó en sus labios un


pequeño beso tierno, uno efímero y precioso que llenó de amor a
ambos, y sonrieron mientras chocaban sus frentes meciéndose
ligeramente.

-Ah, es cierto.- Dijo Jin de pronto, rompiendo abruptamente el


momento, y trató de levantarse, pero Nam lo detuvo

-¿que pasa?

-Mi mochila...

-Espera, no te levantes, la traeré para ti.- Dijo el de tez morena,


dirigiéndose al closet y volvió con ella, curioso, mientras Jin la
tomaba, buscando con impaciencia en los bolsillos, hasta que sacó
un diminuto saco y suspiró con alivio abrazándolo a su pecho

-Aquí está, pensé que podría haberse caído

-¿Que es?.- Dijo Nam observandolo abrir el pequeño saco con


lentitud, y tras ello Jin sonrió, dejándolo ver un anillo grueso y
plateado, que comenzó a colocar en su dedo.
-Tu promesa...-Sonrió

Namjoon sonrió, con el corazón derritiéndosele, y se acercó,


inclinándose para besarlo profundamente, acariciando la mano en
donde vestía el anillo.-Te amo...

-Yo te amo más.- Musitó Jin tomándolo del cuello de la playera, y


lo jaló hacia él con impaciencia, recostándolo en la cama.

-Jinie...-Musitó Nam divertido, viendo como luchaba por subírsele


encima y cuando lo logró lo miró con súplica, moviendo las
caderas ligeramente encima de su pelvis.

-Joonie tengo ganas...

-Me imagino que si.- Dijo Nam incorporándose, y lo recostó a un


lado, de forma amable.- Pero por ahora debemos aguantar un
poco

-P-podemos hacerlo despacio...-Insistió, tomándolo de la mano, y


en respuesta Nam le dio un pequeño beso en los labios,
sentándose sobre la cama acto seguido.
-Sólo unos dias más... te lo prometo, mi angel...-Dijo, advirtiendo
que Jin estaba a punto de hacer un berrinche, cuando tocaron a la
puerta, siendo una salvación.

-¿Puedo pasar?.- Se escuchó una voz apacible del otro lado

-Si.- Dijo Nam acomodándose, y encontró unos ojos brillantes y


una sonrisa linda entrando por la puerta.

-Jiminishi.- Musitó Jin sonriendo, viéndolo cargar varias bolsas en


las manos, y corrió hasta él, dejando las bolsas en el suelo, para
poder abrazarlo.

-Jinishi! Me alegra mucho verte aquí.- Dijo estrechándolo con


cariño

-Con cuidado.- Interrumpió Nam haciendo ademanes nerviosos


con las manos
-Si, si, no te preocupes.- aseguró Jimin siguiendo con sus
cariñitos.- De verdad estoy muy feliz de que estés aquí.- Aseguró,
jalando las bolsas con su mano libre.- Te traje algo.- Masculló
poniéndole sobre las piernas una de las bolsas.- Ábrelo

-Jiminishi... no tenías...

-Vamos, son cosas sencillas, además las necesitas.- Dijo


ayudándolo a abrir el contenido y de ahí comenzó a sacar varias
prendas: pijamas, pantalones, camisas y una chaqueta hermosa de
cuero negro, parecida a la de Namjoon y con la cual le brillaron
los ojos enormemente.- ¿Te gusta?

-Siii!!!! Mucho!.- Dijo abrazando la chaqueta con una sonrisa.- Es


hermosa, se aparece a la de Joonie.- Chilló con inocencia,
derritiéndole el corazón a Namjoon

-Si, él me dijo que querías una.- Sonrió.- aunque no se bien tu talla


así que pruébate la ropa en cuanto puedas

-Jiminishi... no se que decirle, usted no ha sido más que un angel


conmigo
-Bueno lo primero que podrías hacer es dejar de hablarme de esa
forma... más aún porque tenemos casi la misma edad

-Si.- Dijo Jin sonriendo de forma preciosa y Namjoon sintió


derretirse mirándolo.

-Jimin... esto... no tenías que hacerlo, muchas gracias, te lo pagaré


en cuanto pueda...-Dijo Nam inclinando ligeramente la cabeza, y
el nombrado sonrió, enternecido

-Vamos Namjoon cállate, no tienes que pagarme nada, es mi


regalo para él, porque somos amigos.- Sonrió mientras en el fondo
Jin se levantaba lentamente, parándose frente al espejo

-Mira Nam! Me veo como tu.- Dijo sonriendo de forma infantil y


Nam sonrió enternecido, más aún porque Jin vestía una pijama
olgada y su cabello estaba ligeramente revuelto.

-Te faltan las botas.- Dijo riendose y tras ello se dirigió a él para
abrazarlo por la espalda, dándole un pequeño beso en la oreja.
-Por cierto Namjoon, también traje las otras cosas que me pediste,
las dejé en la mesa.- Musitó Jimin llamando su atención

-Ah...-Balbuceó Nam soltando a Jin.- Gracias...

-Yoongi dijo que hacerlo en la sala de estar está bien, podemos


poner un cancel improvisado si necesitas un poco más de
privacidad

-Si, pero eso lo haré yo, no te preocupes.- Dijo dirigiéndose a la


puerta y Jin se quedó mirándolo con curiosidad.- Iré a hablar con
Yoongi, ¿Por qué no te pruebas la ropa que Jimin te trajo?.- Dijo
sonriéndole y tras ello salió de la habitación dejándolo
ligeramente extrañado

-Si... Nam...-Balbuceó curioso aún cuando el nombrado ya no


estaba en la habitación, y tras ello se dirigió a Jimin.- ¿Qué es lo
que va a hacer...?

-Va a trabajar.- Dijo Jimin sacando la demás ropa de las bolsas


-¿Trabajar?

-Así es, aunque lo hará como en los viejos tiempos.- Murmuró


sonriendo a la nada.- Yoongi le dijo que usara su estudio de
grabación pero no quiso porque no quiere molestarlo ya, así que
lo hará en la sala

-No entiendo...

-Bueno, mañana verás trabajar a Monster... ahora ven, pruébate lo


demás, te traje unos jeans que seguramente se te verán hermosos.-
Dijo emocionado

-¿Monster...?.-Musitó en un tono casi inaudible, curioso

-Así es como debes dirigirte a Namjoon delante de los demás...-


Sonrió.
PARTE 68: EL TATUADOR
Cuando los flayers fueron distribuidos en internet hubo mucha
gente que creyó que se trataba de una broma. "Monster" no había
dado señales de vida en mucho tiempo, desde la repentina noticia
de que su estudio cerró repentinamente nadie había sabido nada
de él, y ahora de forma abrupta uno de los mejores tatuadores de
su tiempo ofrecía su trabajo a un precio extrañamente
considerable para su reputación, a cambio de que la sesiones
fueran en un domicilio particular.

Las personas, escépticas, de primera instancia no tomaron en


cuenta la noticia, hasta que un conocido influencer en internet
confirmó que efectivamente, Monster había regresado, no
trabajaría en su estudio privado, como era la costumbre, pero
definitivamente era él el que realizaría los trabajos, y en el
instante, una lluvia de mensajes en las redes sociales personales
del famoso tatuador se hicieron tormenta.

Era casi irreal, el trabajo de aquella persona era sumamente


costoso, y no sólo por la belleza de sus obras sino porque también
era capaz de manejar todas las técnicas conocidas de forma
impecable, por eso, en los tiempos en que su estudio de tatuajes
estuvo abierto conseguir una cita era una lucha que acababa en
una cola de meses, pero todos sabían que lo valía, tener un tatuaje
de aquel artista era algo presumible, y adicional a ello significativo
por otras razones:
Namjoon tenía 17 años cuando se volvió popular, y lo hizo no sólo
a lo impecable de su trabajo sino también debido a otros aspectos,
como el hecho de que otros tatuadores lo reconocieran a pesar de
ser un "niño", también porque no tatuaba cualquier cosa, por
supuesto que cuando Yoongi le enseñó el oficio tatuaba cosas sin
importancia, pero eso cambió cuando se descubrió a si mismo, y
como regla general a su persona impuso que solo tatuaría lo que
le pareciera digno de tatuarse.

No tatuaba "infinitos" en el antebrazo de alguna niña tonta, y


tampoco tatuaba corazoncitos en la cadera y mucho menos algún
dibujo obsceno y de mal gusto en el brazo de algún idiota, lo que
él hacía era arte, así le gustaba que se quedara y las personas que
lo contactaron después del anuncio estaban completamente de
acuerdo con eso.

----------------------

La mañana siguiente, cuando Jin despertó escuchó bastante ruido


viniendo de fuera de la habitación, y pensó que tal vez los chicos
tendrían visitas, por eso se volteó hacia el otro lado de la cama,
buscando el cuerpo de Namjoon, pero él no estaba ahí y al
descubrirlo soltó un puchero.
No había podido hablar con él en la noche, por alguna razón
Namjoon se había ido a acostar hasta la madrugada y cuando lo
sintió recostarse a su lado no quiso molestarlo preguntándole en
que consistía ese trabajo del que Jimin hablaba, esperaba hacerlo
en la mañana pero por lo visto no sería tan pronto como esperaba.

Se levantó, ligeramente curioso, llevándose consigo una manta


encima debido al frio que hacía y miró el reloj en su buró, que
marcaba las 8 am. Era muy temprano para tener visitas, por eso
pensó que probablemente el escándalo se debía a que estaban
moviendo cosas, como el día anterior dentro de la casa, así que se
asomó desde el umbral de su puerta, pero no pudo ver a nadie en
el pasillo, a pesar que desde el fondo de la sala la voz de Jimin se
escuchó por un segundo, por eso sonrió y siguió su lento y
somnoliento camino hasta la sala, en donde para su sorpresa
encontró una generosa cantidad de gente sentaba en los sillones,
viendo sus teléfonos, mientras detrás de un cancel se alzaba una
especie de puesto, parecido a una sala de operaciones, porque
había una camilla, con alguien recostado, y a su lado una mesa
plateada con un montón de artefactos brillantes, pero más
importante aún, una especie de cirujano oscuro, que vestía de
negro de pies a cabeza y cuya cara estaba cubierta por unas gafas
negras de pasta gruesa y un tapabocas del mismo color, sus
manos eran cubiertas por guantes color negro que sostenían la
máquina con firmeza y que se encontraban dibujando un árbol
que parecía flotar en la espalda del sujeto recostado.
No dijo nada, que quedó pegado a la pared, perdido en la escena,
en la forma en que Nam movía sus manos con delicadeza, como
inyectaba y limpiaba y después volvía a trazar, al final lo observó
limpiar la obra y cubrirla con una especie de plástico estéril.
Estaba completamente concentrado en su trabajo, no se dio cuenta
de que Jin tenía un rato mirándolo, ni siquiera cuando le indicó a
la persona que ya podía levantarse, y ésta en el segundo fue a
verse al espejo, adolorido, pero sonriendo.

-Es increíble, muchas gracias.- Dijo aquel chico de tez blanca y


cabello gris, casi blanco, cuya sonrisa hizo que Jin se sonrojara
ligeramente, y caminó de nueva cuenta hacia el tatuador,
haciendo una mueca de ardor pero al mismo tiempo de felicidad-
Es un honor tener un tatuaje suyo, Monster

-Yo no hice nada, tu diseño por si mismo es hermoso

-¿De verdad lo cree? yo... yo lo hice

-Eres bueno

El chico sonrió enormemente, haciendo una reverencia de respeto,


eufórico por el comentario.- Muchas gracias
Namjoon no contestó, sólo asintió lentamente con la cabeza,
agradecido, mientras comenzaba a limpiar sus herramientas.

-¿Quién es la siguiente cita?.- Dijo sin más mientras el sujeto salía


de detrás del cancel

-La siguiente cita es esta chica, Monster.- Dijo Jimin cargando un


ipad en sus manos, como si estuviese confirmando, y caminó
hacia el cancel seguido por una chica hermosa y sonriente y Jin
tragó en seco por un momento.- Te acabo de mandar la imagen de
su diseño.- Dijo al tiempo que abría la imagen en un ipad igual,
colocado a su lado, era una mariposa, sencilla, con la palabra
"sexy" debajo y Namjoon se quitó el tapabocas con una mueca de
hastío.

-¿Este es el diseño?.- Preguntó ligeramente molesto

-Si.- Dijo Jimin mirándolo con ligera súplica


-Vete, yo no tatúo estupideces.- Dijo en un tono serio, mirando a la
chica, y al escucharlo los demás clientes se asomaron curiosos, con
un poco de miedo.

-Vamos no seas soberbio, te pagaré bien.- Aseguró la chica, como


si no le hubiese afectado lo que Namjoon le dijo

-Ve con alguien más.- Dijo sin más, volteándose para quitar la
imagen del ipad.- Siguiente cita

-Oye, pagué por un lugar en la lista de hoy, tu no p...

-Jimin regrésale el dinero.- Interrumpió

-Imbécil.- gruñó la fémina, pateando ligeramente la mesa donde se


encontraban las cosas, y salió azotando la puerta del
departamento, dejando a todos sorprendidos. Namjoon no se
inmutó, siguió limpiando sus herramientas sin prisa mientras
Jimin lo miraba con un rostro de regaño

-Namjoon, si sigues haciendo eso la gente dejará de venir


Namjoon suspiró hastiado, retirándose los lentes un momento, y
se talló los ojos, cuando la pequeña risa de Min Yoongi apareció,
metiéndose al área de trabajo.- Déjalo es un cabeza hueca, primero
insiste en que necesita el dinero y ahora está haciendo esto

-Hyung...-Dijo Nam haciendo una mueca de culpa

-Este bastardo... de verdad es divertido.- Dijo sonriendo.-Pero


después de todo lo que lo hizo fue su maldito carácter así que
déjalo ser.-masculló, mirando a su novio.- Todavía hay mucha
gente haciendo fila para esto, no te preocupes Jimin...

-Si...-Dijo el pelinegro, haciendo una mueca de resignación y tras


ello Yoongi salió del cancel dirigiéndose a la gente que escuchaba
con atención

-Quien tenga un diseño marica como el de aquella chica por favor


retirese, consideren que el tatuador es una diva.- Dijo riendose y
tras ello se fue por el pasillo, con las manos en los bolsillos,
cuando después de unos cuantos pasos encontró a Jin metido en la
cobija.- Ah, ya despertaste.- Sonrió y en el instante llamó la
atención de Nam
-Jin...

-Ahhh.- Balbuceó.- B-buenos dias.- Dijo ligeramente avergonzado


de haber sido descubierto

Namjoon se quitó el delantal y los lentes, y tras ello se levantó


rápidamente saliendo del cancel a la vista de todos.- Jimin diles
que esperen un momento.- Musitó, recibiendo un asentimiento
por parte del nomnbrado y tras ello se dirigió al pasillo tomando
la mano de Jin, hasta que estuvieron lejos de la vista de los
presentes

-Nam... no quería usmear.- aseguró, cuando fue interrumpido por


un beso suave y profundo, que lo embriagó por un momento

-Buenos dias mi angel...-Susurró sobre sus labios, sonriendo,


sonrojándolo

-Buenos dias...-Dijo quedito


-¿Dormiste bien?

-Si...

-Me alegra...-Musitó dándole un beso en la frente.- Te llevaré el


desayuno en un momento, si?

-N-no es necesario, puedo hacerlo yo...

-No, tu debes estar en reposo, así que anda, ve a la habitación,


además hay mucha gente aquí, no quiero que te molesten

-No me molesta, sólo me sorprendió un poco, no sabía que... ibas a


tatuar.- Dijo aún desconcertado

-Te dije ayer que iba a trabajar mi amor.- Sonrió

-¿De verdad vas a tatuar a todas esas personas?


-Si, ¿porque?

-Es... mucho trabajo

-Si, pero traerá buen dinero amor, pronto podré pagarle a Hyung
y...

-Nam.- Interrumpió, mirándolo con angustia.- No quiero que


cargues con todo esto solo por mi

Namjoon hizo una pausa, mirándolo a los ojos, y tras ello sonrió
de forma amable, acariciándole la mejilla como consuelo.- Lo hago
por ambos, mi ángel... para que tengamos un lugar que podamos
llamar nuestro, como lo prometí, un lugar bonito

-No necesito demasiado, me basta con que estemos juntos.- Dijo


haciendo un puchero y el de tez morena soltó una pequeña risa,
dandole un besito en la frente, con cariño.

-Por respuestas como esas es que te mereces todo lo que voy a


darte, y aún más.- Dijo soltándolo, y tras ello volvió a subirse el
tapabocas, decidido a seguir trabajando.- Ve a la habitación, te
llevaré el desayuno en un momento, ¿si?

-Desayunaré en la cocina, asi que por favor, por lo menos dejame


hacer eso

-Vale...-Dijo resignado, acariciando su mano.- pero no quiero verte


limpiar ni ninguna de esas cosas

-Si NamJoon.- Sonrió

--------------------

A jin le resultaba preocupante verlo trabajar de esa forma, y es


que veía gente ir y venir en hordas, desde la mañana hasta casi la
madrugada, y las pausas que Namjoon hacia para descansar las
ocupaba en ver que Jin estuviese cómodo y bien.

Namjoon lo cuidó, como un tesoro invaluable que guardaba entre


sus manos, y sólo para no preocuparlo demasiado Jin obedeció
sus instrucciones, pero se sentía impotente, porque no podía hacer
nada para ayudarlo. le dijo a Jimin que él se encargaría de las
cuentas, pero no lo dejó, principalmente porque se manejaban por
medio de depósitos bancarios y algunas aplicaciones que por
obvias razones Jin no sabia usar y por otro lado no lo dejaban
siquiera limpiar la casa, el doctor había dicho que agacharse o
cargar cosas era algo prohibido al menos en las siguientes
semanas, por eso a veces se desanimaba mucho. 

La hora de felicidad llegaba a veces y de noche, cuando Namjoon


se quitaba la ropa a la luz de la lámpara tenue, sonriéndole, hasta
quedar completamente desnudo, y acto seguido se metía al baño
para darse una ducha.

-Nam...-Dijo Jin asomándose desde el umbral de la puerta del


baño.- ¿Quieres que te talle la espalda...?

Namjoon abrió la puerta del cancel semitransparente y Jin se rió


un poco, al encontrarlo con el cabello y la cara llena de jabón.- Si,
eso seria genial.- Dijo enjuagandose la cabeza y el rostro con
tranquilidad, sin demasiada prisa, cuando sintió los brazos de Jin
rodearlo por la cintura, y tras ello el calor de su piel seca
pegándose a su espalda, ligeramente fria.

-Jin...
-Quédate quieto, lo haré por ti.- Musitó a su oído, tomando la
esponja y comenzó a tallar su espalda de forma amable,
repasando el jabón con suavidad por el tatuaje distorsionado de
aquella cruz negra, y por un momento no pudo evitar pensar en la
primera vez que la había visto, en como estaba llorando y
Namjoon riendo con tristeza, el día en que Namjoon le había
dicho que Dios no existía, y que si existia no haría nada por
protegerlo.

-¿En que piensas?...-Dijo Nam sacándolo de sus pensamientos

-En nada en especial... sólo.- Murmuró.- En la primera vez que vi


este tatuaje

-Ah...

-Nam... tu ¿de verdad no crees en Dios?

Namjoon no respondió en el momento, dejó que el sonido del


agua cayendo a su alrededor fuera el único sonido que inundara
el cuarto, y tras unos segundos suspiró, volteándose hacia él,
encontrándolo desnudo, hermoso y puro como siempre había
sido, con esos ojos curiosos que le pedían una respuesta, pero la
verdad era que no sabía que contestarle

-La verdad es que... no se que responderte... seria hipócrita de mi


parte decirte que jamás he creido en sus existencia, pero... tal vez
lo único que puedo decirte con certeza es que pienso en Dios de
una forma distinta, pienso que, si es que existe, no es un hombre
con barba que nos ve desde el cielo con su omnipresencia, es algo
distinto... -Dijo sintiendose escéptico de sus propias palabras

-¿Crees que soy tonto por creer en él...?

-No.- contestó en automático, desconcertando un poco a Jin.- Tu


puedes creer en lo que quieras creer, porque no haces daño a
nadie con eso, yo antes no me daba cuenta de eso... pero ahora
que te veo, pienso que no todo está mal con lo que te han
inculcado...

-De todos modos... ya no tengo cávida en ese mundo

-No hables de esa forma...- Dijo levantándole el mentón con


cariño.
-No lo digo como un arrepentimiento, simplemente es así... no
importa todo el amor que yo le profese a mi padre, debo confesar
que con gusto pagaría el castigo que decida darme las veces que
sean con tal de poder estar contigo...

-¿Te refieres al infierno...?

-Lo siento, estoy diciendo tonterías...-Musitó avergonzado

-¿Porqué temes a nuestro destino...? después de todo, si el infierno


es a donde vamos, estaremos juntos siempre, mi precioso lucifer...-
Dijo atrayendolo a sus brazos, y lo estrechó con cariño, haciendo
una pausa pequeña, antes de comenzar a reírse.

-¿que pasa?.- Dijo Jin contagiado de su sonrisa

-Te dije que esto pasaría.- Dijo el de tez morena, pasando sus
dedos lentamente por las flores púrpura en el pecho de Jin.- ¿No
te encanta?
-Que..?

-En la casa del árbol... tu preguntaste porque me tatuaba... -Musitó


lentamente.- Y yo te dije que era para que siempre se quedaran en
mi los momentos...-Dijo sonriendo.- La cruz en mi espalda para mi
era sólo sangre y vergüenza, era mi madre miserable y la oración
que me recordaba que era un ser malvado... pero ahora, me doy
cuenta de que su significado cambió.- Murmuró, acariciándole el
rostro.- Ahora representa la primera vez que tuve miedo de estar
enamorado de alguien a quien se suponía que odiara... representa
mi maldad, si, pero tambien el hecho de que amaré por siempre la
oración que yace ahi escrita, aunque sea la misma con la que me
condenaron

-La oración de san benito...

-Fue de las primeras cosas que te escuché decir...

-Nam...-Dijo sonriendo con sorpresa

-Tus flores son nuestro amor...-Dijo acariciando su pecho.- Cada


vez que las veas vas a recordarlo, al igual que yo sentiré mi
corazón latir cada vez que vea este.- Dijo llevando la mano de Jin
al tatuaje del angel en su pecho.- Recordando la primera vez que
confesé amarte... la primera vez que alguien confesó amarme
tambien...

-Y el reloj de aquí es el tiempo... y las rosas son tu madre...-Dijo Jin


recordando las palabras de Nam, el significado de cada uno de los
dibujos en su cuerpo, acariciando con paciencia cada uno al que
nombraba, con el agua escurriendo por aquella piel que era un
mural de arte.- Las mariposas son tus obsesiones, el cráneo la
muerte, el dragón la fuerza... los cuernos...-Musitó lentamente,
pasando sus dedos por el vientre bajo
de Namjoon, mordiendose los labios.

-Son mi perversión.- Sonrió

-La de ambos...

-¿Porque la de ambos...?

-Yo...-dijo lentamente.- La primera vez que me lo hiciste... estaba


en esa silla, atado y... 

-Lo recuerdo.- Dijo tragando en seco con discresión


-Te odié mucho por un momento y después... solo queria que me
besaras, veía esos cuernos pegándome, una vez tras otra... y me
castigaban

-Jin...

-Estaban castigandome y aún así yo deseaba que no se


detuvieran...-Musitó, agachándose poco a poco, encargándose de
pasar sus labios por el pecho de Nam, y después por su abdomen,
por su vientre, hasta que llegó debajo de su ombligo, haciéndolo
suspirar profundamente.

-Jinnie...-Musitó ligeramente nervioso.- Detente...

-Estoy enamorado de este tatuaje...Nam.- musitó mordiéndolo de


forma morbosa.-Pero deja que sea yo el que lo castigue esta vez...

PARTE 69: LENTO

-Estoy enamorado de este tatuaje...Nam- Musitó tiernamente


mientras sembraba pequeños besos sobre aquellos cuernos
perversos, una vez y luego otra, estremeciendo a Nam, hasta que
sin pedir permiso alguno tomó el miembro de Nam en su mano,
sintiendo ya lo firme que se había puesto y comenzó a acariciarlo,
a masturbarlo con tranquilidad sin dejar de besar las lineas del
tatuaje.
-Jin... espera... para ya...

-Nam... hace mucho que no está en mi boca.- Dijo volandole los


sesos a su lindo novio.- Mira lo impaciente que se ha puesto, no lo
puedo dejar asi.- Dijo sonriendo y tras ello sacó su lengua de
forma perversa, para después arremolinarla en la punta del
miembro de Nam, complacido.

-Amor... sabes que no podemos...- Jin no respondió, antes de que


Nam pudiese hacer algo comenzó a meterlo en su boca,
hundiéndolo hasta el fondo, hasta que tocó el límite de su
garganta, y el sentir el impacto Namjoon soltó un resoplido hacia
el cielo, llevando su mano a su cabello, derrotado, y comenzó a
darle un ritmo, primero lento, casi tortuoso, tratando de resistirse
a la forma en que a él le gustaba hacer las cosas, pero sabía que no
debía hacerlo, que era peligroso, que iba a lastimarlo, y sin
embargo ante ello Jin se impacientó , y sin importarle su
resistencia empujó la boca contra su pelvis, estremeciendolo.-Jin...
ya...-Suplicó retrocediendo para salirse de su boca y con la espalda
cerró la llave del agua.

-No vas a lastimarme...-Dijo liberándolo por un momento,


viéndolo desde abajo con ojos suplicantes, mientras lo masturbaba
tan lentamente que Nam siquiera podía pensar.- No vas a
lastimarme Nam...

-Mi angel... no

-Sólo a mi boca... folla mi boca...-Suplicó, introduciendo el


miembro de Nam de nuevo en su boca y este solo se mordió los
labios, sintiendo la lengua de Jin moverse junto con los va y vienes
de su garganta y sin poder evitarlo tomó su cabeza, primero con
suavidad, conduciéndola, sucumbiendo poco a poco al placer
cálido que le rodeaba el miembro de forma deliciosa, hasta que
sus manos firmes, comenzaron a empujarlo cada vez un poco más.

-Mierda Jin...-Dijo mordiendose los labios, jadeando, al tiempo


que su pelvis comenzaba a moverse con fuerza, comenzando a
follarle la boca con fuerza, provocándole arcadas que el castaño
resistía mientras se masturbaba sintiendo que todo lo acumulado
de los dias en ausencia de su cuerpo se derretía, saliendo de su
cuerpo, hasta que su garganta no pudo más con ello, y se alejó un
momento, respirando con impaciencia.

-Ven aquí.- Sentenció Nam levantándolo del suelo y tras ello lo


cargó con cuidado de forma nupcial, hasta que lo llevó a la cama,
y estando ahí abrió sus piernas con impaciencia, dirigiendo el
rostro de forma perversa a su entre pierna y estando ahí comenzó
a lamer de forma completamente obscena, porque su lengua, larga
y húmeda pasó desde sus testículos hasta la punta de su pene,
haciéndolo gemir, una vez y luego otra, mientras sus manos
firmes lo sujetaban contra la cama para impedir que pudiera
moverse, y Jin mordiéndose los labios se estremecía , arqueando la
espalda, gimiendo quedito hacia el cielo, hasta que perdió la
respiración en el momento en que Nam se introdujo su pene a la
boca, apretándolo con una calidez que parecía embriagarlo de
forma dulce.

-Nam...~-Suspiró

-Mi Ángel... estás tan duro que me duele no poder follarte como
quiero...

-Puedes... si puedes~.- Gimió casi como un berrinche, mientras


Nam se incorporaba, viéndolo con una sonrisa, aunque detrás
ardía en una desesperación casi tortuosa

-No, mi amor... -Musitó masturbándolo.- Pero voy a hacer que te


sientas bien.- Musitó, metiéndose dos dedos a la boca, y los lamió
perfectamente, haciéndolos brillar por la saliva que los empapaba
y tras ello los introdujo en su entrada, haciéndolo arquear la
espalda.
-Mierda, eres tan hermoso...-Jadeó, moviendo su dedos con
fuerza, sin dejar de masturbarlo, embriagandose con los sonidos
preciosos que Jin vociferaba, abriendo el arco de sus piernas para
él, y por un momento sus miradas se encontraron, sincerándose,
deseándose con una fuerza casi indescriptible.

-También quiero que disfrutes...~ -Dijo Jin gimiendo,


incorporándose para poder alcanzarlo, y tras ello comenzó a
acariciarle el pene con suavidad, mirándolo fijamente.-La...
primera vez que hicimos esto...-Musitó jadeando.- Tenía tanto
miedo de tí... y ahora... estoy suplicándote que me dejes sentirte...

-Jin... deja de decir esas cosas.- Musitó en medio de un pequeño


gruñido

-Si me amas dame lo que te pido...-Musitó levantándose, y tras


ello se le subió encima de forma lenta, besándolo profundamente,
peleando con su lengua como una distracción tramposa mientras
lo recostaba, acomodándolo a su conveniencia.

-Jinnie...
-Sólo un poco Nam...~ no vas a lastimarme.- Suplicó en un tono
que lo volvía loco y tras ello comenzó a sentarse sobre su
miembro, apretándolo tras cada centímetro que lo invadió hasta
que tocó el límite, y se tapó la boca, enterrando un poco los dedos
de la mano con que se sostenía en el pecho del menor, que
respiraba con impaciencia, pero no lo dejó siquiera negarse, sus
nalgas comenzaron a moverse tan lentamente que le quitaron todo
pensamiento de la cabeza a Namjoon, porque se levantaba por
completo, casi dejándolo ir, solo para después sentarse con fuerza
sobre él, gimiendo de forma deliciosa y Nam, encajando un poco
sus dígitos sobre la piel blanca de su cadera se estremecía,
gruñendo hacia el cielo.

-lento... muy lento...-Jadeó Nam derrotado, comenzando a


masturbarlo de forma firme pero calmada, mientras Jin asintió
obediente, relamiendose, tomando el ritmo mas lento que pudo.-
Buen chico... así~.- Gimió Nam, viéndolo mover sus caderas en un
ritmo sumamente profundo. Estaba tocando el cielo, viendo a Jin
mover las caderas de forma serpenteante y perversa, y más aún
porque su rostro parecía el de un maldito drogadicto, uno que
esta completamente perdido en el placer que le inunda las
neuronas.

-Asi... así...~-Jadeaba Nam, acariciándolo con fuerza, llevando su


mano amplia de dedos largos al cuello del castaño y presiono un
poco, haciendo que la victima comenzara a moverse más rápido,
excitado por sus manos bruscas, Jin nunca se lo había dicho
abiertamente, lo mucho que le gustaba cuando era violento y
firme con él, porque ser sometido por Nam siempre representaba
los orgasmos mas tortuosos, pero los más sublimes, por eso los
movimientos de su cadera se tornaron impacientes, veloces, y sin
embargo fueron frenados, por la voz tranquila de su verdugo, que
negó con la cabeza pacientemente, viéndolo con autoridad.
-Shhh... lento... dije que lento.- Sentenció el de piel morena,
presionando sus nalgas con la mano que le quedaba libre, y les dió
un ritmo, sentándolo con fuerza, estremeciéndolo mientras asentía
una vez tras otra, extasiado.- Si Nam... lento.- Gimió, mientras de
la punta de su pene un chorro transparente de liquido caliente
salia, anunciando que estaba a punto.

-Estás mojándote mucho.- Dijo Nam complacido, apretando un


poco más su cuello.- ¿Te gusta esto?

-Si...-Admitió avergonzado, mordiéndose los labios.- Me gusta


que hagas estas cosas...

-Perra pervertida...-Dijo sonriendo encantado, viendo aquel


líquido que no paraba de salir de la punta.- Te amo...
-Yo... te amo más... .-Gimió entre cortadamente, llevando la mano
de Nam a su boca y estando ahi comenzó a lamer sus dedos.

-Voltéate...-Jadeó Nam, soltando su cuello, y Jin obedeció en el


segundo, dándole la espalda, mientras Nam complacido sonreía.-
Siéntate otra vez mi amor... como estabas haciéndolo... quiero ver
tu lindo trasero...

-N-nam...-Dijo en un tono casi inaudible mientras sentía las manos


de Nam estrujando su piel de forma perversa y le arqueó la
espalda, tomándolo del cabello de forma ruda mientras suspiraba
sobre su nuca.

-Muévete... hazlo tu solo.- Sentenció y Jin mordiéndose los labios


hizo retroceder su cuerpo, sintiendo como el miembro de Nam
volvía a entrar, haciéndolo gemir, y tras ello comenzó a moverse
de atrás hacia adelante, mordiéndose los labios, sobre
movimientos impacientes cuyos impactos hacían que Nam tuviera
que mantenerse firme, mordiendo la piel de su espalda. Se sentó
sobre él, una vez y luego otra y otra más, siguiendo el ritmo con
brusquedad, haciendo que aquellos golpes entre sus cuerpos
enrojecieran su piel, pero no le importaba, el éxtasis le subía por la
espina, borrándole los pensamientos, deseando cada vez má, y lo
obtuvo, a cambio de no parar su ritmo.
-Despacio mi amor...~-Gruñó Nam

-No puedo...~ .- se quejó el castaño sin poder bajar el ritmo

-Si sigues así vas a hacer que termine...-Jadeó

-Hazlo...~ por favor... yo... ya no puedo...-Dijo apretando los ojos,


aumentando los impactos a la pelvis de Namjoon, más profunda y
fuertemente, hasta que lo sintió sintió palpitar dentro de su
cuerpo, y despues llenarlo por completo, de forma cálida y
deliciosa, al tiempo que él, sintiendo el éxtasis nublarle la cabeza
terminó sobre las sábanas de la cama, mientras los dedos de
Namjoon se deslizaban hasta su boca, impidiéndole gritar, porque
lo sujetó de la cadera, hundiéndose por completo en su cuerpo, y
Jin, con la cabeza casi en blanco se estremeció, dejándose caer
sobre la cama, estrepitosamente.

-Mi amor.- Musitó Nam ligeramente preocupado, encontrando a


Jin jadeando, con una sonrisa boba de éxtasis.

-Es...toy bien Nam...


-¿Seguro...?.- Dijo inclinándose, moviendo el mechón de cabello
que le caía en la frente, y descubrió su rostro complacido, en
medio de respiraciones agitadas que se tranquilizaban
paulatinamente

-Si...estoy bien.- Dijo volteando hacia él, dejando hundir su rostro


en las cobijas, mientras le sonreía ligeramente sonrojado.

-Lo que hiciste fue trampa...-Se quejó el moreno, recostándose a su


lado y comenzó a pasar sus dedos por la curva que se hacia en la
espalda baja de Jin.

-Ladrón que roba a ladrón...-Musitó

Namjoon sonrió divertido, aprisionándolo entre sus brazos con


cariño.- Te amo, mi ángel...

-Yo te amo más.

PARTE 70: UN EMPLEO

Quería sorprenderlo, hacer aquello que le gustaba tanto, por eso,


cuando todos aún dormían se dirigió hasta la cocina sobre pasos
somnolientos, tallándose los ojos para quitarse el sueño de encima
y se arremangó la pijama acto seguido para lavar sus manos.

No era escandaloso, todo lo hizo cuidadosamente para no


perturbar el sueño de los demás y lo hizo de forma rápida. En
dado caso, cuando Namjoon despertó Jin ni siquiera seguía en la
cocina, estaba bañándose. Lo que despertó a Nam después de un
buen rato fue un dulce olor familiar, por eso se incorporó sobre
sus antebrazos, encontrando el cuerpo de Jin que se vestía junto a
la ventana, con tranquilidad, y la verdad era que si despertó
salivando por aquel dulce aroma, sintió que su saliva aumento
como la de un lobo hambriento, cuando lo vió vestido con la ropa
que Jimin había escogido para él: unos entubados azul claro que
se cernían perfectamente a sus piernas, botas camel y una playera
blanca casual, cubierta por una chaqueta de mezclilla, que dejaba
ver la bonita figura de su espalda.

-Jinnie...

-Buenos días, Nam...-Musitó sonriendo, ligeramente


avergonzado.- Es la ropa que me compró Jiminishi...-Dijo
extendiendo las manos, ligeramente tímido.-L-los pantalones
están rotos... en las rodillas
Namjoon sonrió a medias, levantándose de la cama para ver las de
cerca los agujeros en sus rodillas.- Así es como debe verse...

-¿En serio?

-Si...

-¿Porque alguien querría los pantalones rotos?.- Dijo mirando los


agujeros, sin percatarse de que Namjoon se había levantado de la
calidez de la cama para acercarse.

-Porque luce sexy.- Dijo rodeándola la cintura con las manos, y lo


atrajo a su cuerpo, dándole un pequeño beso en el cuello.

-¿T-te gusta...?

-Si mucho, luces hermoso.- Musitó suspirando sobre su cabello.-


Aúnque jamás creí verte vestido de esta forma.- Sonrió.- ¿A ti te
gusta?
-Si...-Dijo sonrojado, viéndose al espejo.- luzco un poco como
Jimin...

-Jimin se viste bien.- Dijo meciendo con cariño su cuerpo, mientras


se observaban en el espejo.- pero mi ángel, ¿porque te haz
vestido?

-Y-yo... iba a salir a buscar trabajo.- Admitió sin mirarlo


directamente

-Jin...

-El doctor dijo 15 dias de reposo absoluto, ya pasaron los 15 dias,


así que es tiempo

-Jinnie.- Dijo volteándolo hacia él.- Ya te dije que no tienes que


preocuparte por eso, yo me encargaré de todo, me han estado
pagando muy bien y...
-No me quedaré aquí sabiendo lo duro que trabajas.- interrumpió
de repente, sorprendiéndolo y unos segundos de silencio
incómodo se hicieron presentes.

-No hace falta que salgas, además ahora mismo nadie puede
acompañarte y tu no conoces las calles

-No soy un niño como para perderme tan fácil Nam.- Dijo
tratando de que lo mirara.- A-ademas... Jimin dijo que el dueño de
la librería de la esquina necesita un ayudante, tal vez..

Namjoon se palmeó la cara, con deseos de asesinar a Jimin, pero


esa expresión molestó por demás a Jin.- No Jin, te quedarás aquí

-No voy a quedarme aquí...-Dijo en un tono de advertencia,


extraño en él, porque era muy tranquilo pero la forma en que
Namjoon actuaba era demasiado soberbia para su gusto

-Jin...dijiste que obedecerías...

-¿Porque no quieres que te ayude? un empleo pod...


-No necesitas un empleo.- Interrumpió abruptamente,
impacientándolo

-Nam...-Dijo arqueando las cejas, ofendido

-Dije que no.- Musitó mirándolo fijamente, con autoridad.

-¡Yo quiero ayudar también!

-Pues no necesito que lo hagas...-Dijo dándole la espalda, con la


intención de salir de la habitación.- Fin del tema.- Sentenció, pero
Jin no lo dejó ir en el momento, lo tomó del brazo

-¿Porque me crees tan inútil?!.- Le gritó, sintiendo su voz cortada,


y el de tez morena deteniendo su marcha volteó a verlo,
encontrándolo con los ojos cristalizados, con ligera rabia en la
mirada.- No soy un inútil!.- Dijo de forma dolorosa, no quería
hacer un drama por eso, pero veía a Namjoon agotado y le dolía
que tuviera que cargar con todo eso sólo porque no quería darle
una oportunidad de demostrarle que él también podía cuidarlo...
-Jin...-Musitó acercándose, con la intención de tocarlo, pero no lo
dejó, retrocedió sin mirarlo y no contestó, se limpió las lagrimas
de golpe, enrojeciendo un poco su rostro y sorbiendo su nariz
pasó de largo hacia la puerta.- Voy a buscar empleo, te guste o
no.- Sentenció, cuando Namjoon lo jaló de vuelta, lo más suave de
pudo, pero el castaño se resistía-¡Déjame ya!

-Jin, basta-Insistió.-Entiende, te dije que no.- Dijo en tono serio


aunque verlo llorar le rompía el corazón

-Quiero ayudarte.- Dijo en un chillido pequeño de rabia.- ¡Quiero


hacer algo más que estar encerrado en este casa viéndote partirte
la espalda por mi!

-¡Yo no te he pedido que lo hagas! Lo único que te he pedido es


que te portes bien y te quedes aquí! ¡Eso es lo que quiero!.... si
quieres ayudarme entonces... sólo haz lo que te digo...-Dijo
bajando el tono de voz, mirándolo fijamente, con cierta vergüenza
en la mirada, desconcertando ligeramente al castaño

-Nam...-Musitó extrañado, mirándolo


-No quiero que salgas... no todavía, así que... por favor solo...
quédate aquí.- Dijo lento, como si escogiera cada una de sus
palabras con vergüenza

-Nam... tu...

-Yo... creí que iba a perderte, Jin...-Dijo en un tono bajo, con la


mirada gacha.- Y sólo pensaba en que iba a ser de mí si ya no te
tenía...-Dijo suspirando de forma pesada.- Tu... dijiste que te dolía
caminar y respirar...y por eso fue que preferiste...-Musitó con
dolor, y Jin lo tomó de la mano, con un nudo en la garganta.- No
quiero siquiera arriesgarme a que algo te pase... todavía tengo
miedo...

-Joonie...-Musitó tragando el nudo en la garganta, y se metió entre


sus brazos.- Lo entiendo, lo siento no lo ví así...-Dijo haciendo una
pausa pequeña, suspirando dentro de su pecho.- pero... tu
también comprendeme a mi... te veo levantarte temprano y
terminar de madrugada, con las promesas que me hiciste en la
cabeza... olvidas que yo también te hice promesas... y que por ellas
es que quiero también seguir...
-Si...-Dijo hacia el suelo, ligeramente avergonzado.- Si...

-Estaré bien... por favor confía...

-Si...-Dijo abrazándolo con fuerza.- Voy a confiar en ti mi amor...

-Bien... entonces no te preocupes, ¿si?, voy a cuidarme y procuraré


no tardar

-Si, esta bien.- Dijo soltando su mano y le acarició el rostro con


cariño, mirándolo.- Ten tu telefono a la mano

-Si...-Dijo sonriendole

-¿Llevas una solicitud de trabajo?

-¿Una que...?.- Dijo extrañado y Namjoon se rió un momento,


mirándolo con graciosa ironía, porque por lo visto Jin obtendria
su libertad pero no ese día, le faltaba mucho por aprender.-
Hagamos una cosa... mañana me tomaré el dia y te ayudaré a
buscar un empleo, ¿está bien...?

-¿De verdad?

-Si...-Sonrió, y Jin le saltó en cima, abrazándolo con la piernas

-Te amo Joonie~-Ronrroneó

-Yo más.- Dijo besándolo-Por cierto... ¿que es ese olor...?- Musitó


abrazándolo con cariño

-Ah... rayos!.- Dijo saltando y corrío como un loco hasta la cocina,


dejando a Namjoon desconcertado, y encontrándose a Jimin en el
camino.- Buenos días Jiminishi.- Dijo eufóricamente pasándolo de
largo
-¿Buenos... dias?.- Musitó el pelinegro, viéndolo sacar con ansias
una charola que olía exquisitamente.- ¿Que... es eso?

-Una sorpresa.- Dijo sonriendo.-En un rato se las daré.- Dijo


emocionado

-Ok.- Sonrió, caminando por el pasillo mientras revisaba sus


notas.- Namjoon, la primera cita es en 20 minutos, alístate!.- Gritó
abriendo la puerta de la habitación de Nam un segundo y despues
entrando a su habitación acto seguido, encontrando a su lindo
novio todavía en los brazos de Morfeo, por eso dejó a un lado su
ipad, cerrando la puerta tras de si y sobre pasos discretos se
acercó, dando un salto final como el de un felino.- Molotov!.- Gritó
despertándolo de golpe, cayéndole estrepitosamente encima acto
seguido, sacándole el aire

-¡Ahhhhggg mierda park!

-Pensé que estabas bañándote.- Dijo riéndose socarronamente,


girando hacia un lado

-Ya lo hice
-¿Y porque estás en la cama?

-Porque hace frió

-Ah vamos, levántate ya

-No, déjame, sufran ustedes en el frio

-Creo que Jin cocinó algo para nosotros, vamos

-Mas tarde

-Yoongi...~-Dijo moviéndolo pero este se metió bajo las cobijas

-No quiero
-Ahhh...-suspiró.- Bien, entonces me voy, la primera cita es en 20
minutos.- Dijo sonriendo, con la intención de levantarse de la
cama cuando sintió su brazo siendo jalado bruscamente y tras ello
se encontró a si mismo debajo de las cobijas, con el cuerpo de
Yoongi subiéndosele encima.

-¿20 minutos?.- Musitó el mayor sonriendo de forma felina y acto


seguido se hundió en su cuello, lamiéndolo perversamente,
mientras sus manos expertas se deslizaban a los botones de sus
jeans, y luego por la bragueta

-Yoongi... ~ ahora no...

-Tu quieres esto... no finjas que no...-Musitó sobre su oído,


metiendo la mano dentro de los pantalones de su lindo y
sometido novio.- Sabes que cuando te pones estos pantalones
rojos te follo

-Yoongi... los clientes van a llegar~.- Gimió sintiendo su mano


tibia tomar su erección con paciencia, haciandola quedito mientras
le besaba el cuello.
-Que esperen...-Dijo colocando las manos en su cintura y tras darle
un morboso beso intenso comenzó a deslizarlos por sus piernas
sin permiso alguno, hasta que los juntó por completo en sus
tobillos y le alzó las piernas, mordiendo sus pantorrillas, sus
piernas, y luego metiendo la cara en esa zona que le encantaba
lamer con fuerza

-Yoongi~

-Dime bebé...-Musitó apenas, volviendo a su trabajo, ese donde su


lengua recorría toda la zona, humedeciéndola, estremeciendo a
Jimin que solo se resistía, arrugando la sábana de la cama bajo sus
manos impacientes, mientras el sonido de la saliva de yoongi le
taladraba la cabeza, provocando que se pusiera tan firme que le
dolía.-Si pudieras ver esto bebé...-Dijo incorporándose, pasando
sus dedos por la curvas perfectas y tras ello le dio una nalgada,
dejando la marca roja de su mano, mordiéndose los labios,
mientras Jimin avergonzado sentía su cara arder, pero contrario a
quitarse lo esperaba, acomodándose para él cuando lo vió liberar
su erección de los pantalones de su pijama, ansiosa,
completamente firme y era toda para él.

Yoongi se masturbó un momento de forma lenta, mirando a su


novio en esa pocision, que lo esperaba ligeramente desesperado,
pero se lo tomaría con calma, porque le encantaba ver su cuerpo
doblado de formas morbosas como esa, y le gustaba aún más
acariciarlo, lamerlo, meter sus dedos jugando primero, para
después comenzar a dibujar círculos tortuosos en su entrada con
su miembro, que lo hacían gemir esperándolo, mientras Yoongi
jadeando se saboreaba la sensación, siendo paciente solo para ver
la expresión ansiosa y hermosa de su lindo novio, que lo esperaba
con impaciencia.-Amo esa cara de pervertido que haces...-Dijo
metiendo su dedo índice dentro de la boca de Jimin, y este
avergonzado no necesitó las instrucción, comenzó a chuparlo,
complaciendolo, mientras el de tez blanca comenzaba a forzar la
entrada a su cuerpo, estremeciéndolo con cada centímetro de
invasión, sintiendo como Jimin presionaba su dedo entre sus
labios, evitando gemir ruidosamente, hasta que tocó fondo, casi
gruñendo, muriendo por la sensación cálida y deliciosa de estar
entro de él.

-Mierda... no hay nada mejor que esto...-Jadeó, presionando con su


mano libre las nalgas de su lindo novio. Jimin no dijo nada, estaba
inmerso, sintiendo ese dolor delicioso que lo invadía, y solo
reaccionó cuando Yoongi salió de su cuerpo lentamente, solo para
entrar de golpe de nuevo, estremeciéndolo, dejando caer su peso
sobre su frágil cuerpo, con la intención de llegar tan hasta el fondo
como pudiera y Jimin frunció el ceño, arqueando la espalda,
sintiéndolo torturar su cuerpo al tiempo que lo besaba
dulcemente.

Una estocada lenta, tortuosa, y después otra, que se transformó en


un impacto doloroso que le enrojecía la piel blanca, que lo hacia
tocar el cielo pidiendo cada vez más, y las embestidas, profundas,
intensas comenzaron a empujarlo, a cortar el tono de sus gemidos
tras cada choque de la pelvis de Yoongi con sus nalgas, hasta que
se topó con la cabecera de la cama, moviéndola, sabiendo lo que se
aproximaba, por eso se lamia los labios, gimiendo para él,
viéndolo llevar sus manos a la cabecera, sujetándose, obligándolo
a curvear el cuerpo de forma degenerada solo para llegar más al
fondo y las embestidas se profundizaron, se volvieron violentas y
deliciosas y eso estaba volándole la cabeza, estaba haciendo que
su nuca golpeara contra la madera, que la cama se moviera, que
Yoongi gruñera, extasiandolo.

-Yoongi...~Yoon...gi~-Gimió apretando los ojos, sintiendo el


éxtasis nublándole la cabeza

-Me estas apretando bebé.- Gruñó Yoongi a su oído sin detener el


castigo.- ¿Vas a correrte tan pronto?.- Sonrió jadeando

-Si...~.- Chilló, siendo tomado por el de tez pálida que le dio un


beso profundo, completamente perverso, y sintiendo la lengua de
su amante invadiéndolo, su miembro follándolo con fuerza, no
pudo más, se corrió de forma exquisita, sin dejar de besarlo,
sintiendo como Yoongi dejaba salir dentro de él toda su fuerza, en
forma de calidez espesa, brusca y al mismo tiempo cariñosa.
Su respiración era pesada, agitada por mucho, y poco a poco fue
disminuyendo, junto con la tensión de su cuerpo, hasta que se
dejó caer a su lado, y ambos se miraron con una sonrisa divertida.

-Me encantas, hermoso...-Musitó besándolo en la frente, y después


le dio un beso efímero y dulce en los labios.

-Yo te amo.- Dijo Jimin regresándole el beso, y tras sonreírle se


incorporó de la cama de un salto, levantandose los pantalones
para dirigirse al cuarto de baño.- Y por cierto, si me los puse con
esa intención.- Musitó traviesamente, dejando a su novio
sonriendo con ironía en la cama

-¡Ya lo sabía!.- Gritó riéndose hacia el techo, tirándose en la cama


de nuevo.

PARTE 71:PASTELITOS

-Me encantas, hermoso...-Musitó besándolo en la frente, y después


le dio un beso efímero y dulce en los labios.

-Yo te amo.- Dijo Jimin regresándole el beso, y tras sonreírle se


incorporó de la cama de un salto, levantándose los pantalones
para dirigirse al cuarto de baño.- Y por cierto, si me los puse con
esa intensión.- Musitó traviesamente, dejando a su novio
sonriendo con ironía en la cama

-¡Ya lo sabía!.- Gritó riéndose hacia el techo, tirándose en la cama


de nuevo

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Cuando la tanda de clientes comenzó a llegar Namjoon estaba


terminando de acomodar las cosas, y vió a Jimin saliendo del
pasillo con prisa, con ropa diferente a la de la mañana y
despeinado, por eso sonrió ligeramente asqueado, observando
como el pelinegro los dejaba pasar.

Eran muchas personas a pesar de que cada una tenía una cita para
cierta hora, pero la mayoría de las veces Namjoon terminaba antes
de lo programado, y sus clientes no podían perder la oportunidad
de pasar un poco o mucho antes de su cita, aunque a veces
resultaba aburrido y sumamente engorroso para los presentes. La
mayoría estaba en sus celulares, aún así Jimin ponía un canal de
videos musicales en la tele para que hubiera otro ruido de fondo
que no fuera la vibración de la bobinas de la máquina de
Namjoon, también les ofrecía algún refrigerio, pero en el momento
en que Jin llegó con una platón repleto de pequeños panquecitos
todos se le quedaron viendo curiosos, y después anciosos, por el
aroma de vainilla, queso y mantequilla dulce que provenía de
ellos hacia salivar a cualquiera, más porque ya era hora del
almuerzo.

-Por favor, adelante.- Dijo colocándolo en la mesita de centro y


después trajo platitos, sonriendo.- Muchas gracias por su
paciencia, por favor sigan recomendando el trabajo de Monster.-
Dijo inclinando la cabeza y los presentes, muchos de ellos
tatuados y con apariencia hostil solo pudieron asentir sin estar
muy seguros, viendo la sonrisa de aquella persona que parecía
genial por la forma en la que vestía pero que hablaba como un
anciano.

-Jinnishi...-Dijo Jimin tapándose la boca mientras se reía por el


acto tan bello del castaño

-Ah Jiminie... también hice para ustedes, ¿quieres comerlo ya?

-Huele a pastel...-Dijo Namjoon saliendo como un zombie de


detrás del cancel

-Jo...-Masculló el castaño, haciendo una pausa.- Monster, hice


pastel
-¿Ese pastel?

-Si.- sonrió

-Bien hagamos una pausa.- Dijo quitándose los guantes sin


importarle demasiado las citas

-Supongo que podemos hacer una pausa para comer...-Dijo Jimin


revisando el registro y Namjoon sin esperar más se despojo de
todo y se metió a la cocina, siendo seguido por Jin que sonreía
sintiéndose feliz.

A Namjoon lo esperaba uno más grande, con una mermelada


encima que sabía a gloria, ya era tarde pero igual le pidió a Jin una
taza de café, y a diferencia de sus expectativas se lo comió muy
lentamente y en silencio, Jimin se había ido a la habitación, quería
llevarle uno a Yoongi a la cama, por eso Jin recargado sobre su
mano veía a su hermoso chico de tez morena comer a gusto y
feliz.
La tarde fue más amena para los clientes, en primer lugar porque
Jin los había alimentando, en segundo lugar y más importante
porque Namjoon estaba de un humor de ensueño gracias a él,
terminaba los trabajos rápido, agradeciéndole al cliente, y la gente
seguía lléndose y llegando con la sorpresa de los panecillos recién
hechos dentro de su comisión por el tatuaje, cortesía de Jin, hasta
que uno de ellos se acercó a él con una sonrisa, extrañándolo.

-Hola...-Dijo en un tono tímido el curioso visitante, asomándose a


dónde Jin se encontraba

-Hola...-Dijo Jin curioso

-Oye... me preguntaba si tendrías mas de esos pastelitos...

-Ah... claro, tengo más en la cocina.- Dijo sonriendo, indicándole


que pasara junto con él, y al susodicho se le iluminaron los ojos,
aun cuando el tatuaje que le acababan de hacer en el pecho le
ardía como el demonio.
Jin le ofreció el platón en donde los tenía, y el chico, alegre lo
engulló de dos mordidas.- Son realmente deliciosos, ¿de verdad
los haces tu?

-Si... el pad...-Dijo deteniéndose.- Mi padre me enseño a hacerlos...

-Así que es receta de familia

-Si, algo por el estilo

-Pues son los mejores que he probado, a mis hermanas les gustan
mucho.- Dijo sonriendo hasta que por un momento hizo una
pausa, pensando.- Oye... ¿crees que puedas venderme algunos?
Me gustaría llevarle a mis hermanas...

-Ah... toma los que quieras, está bien.- Dijo amable

-No, no podría, por favor, déjame pagártelos, es justo...


-Bueno... -Dijo titubeante viendo el platón.- S-supongo que
podría...

Los vendió al mismo precio que los hubiera vendido en el pueblo,


bastante baratos para la ciudad pero aquello le dio una buena
idea, por eso, después de haberlos puesto dentro de una cajita
improvisada hecha con papel recibió el dinero, colocándolo en su
bolsillo, y posteriormente a hurtadillas se dirigió a la habitación
de Min yoongi, tocando una sola vez, y esperó la respuesta. Estaba
por irse, porque creyó que estaba durmiendo, como el solia hacer
por las tardes, y sin embargo, escuchó respuesta del otro lado.

-Pase.- Dijo al ronca voz, y Jin abrió la puerta, cerrándola tras de


si, encontrando oscuridad total, y tras ello unas manos perversas
lo aprisionaron de golpe contra la pared, y unos labios, tibios y
ansioso lo besaron de forma sumamente morbosa, al grado en que
sintió la saliva del abrupto asaltante tocar la suya, al tiempo que
sus manos se metían debajo de su camisa, acariciándolo.

-¿Volviste por más...?-Musitó traviesamente sobre sus labios, y Jin


petrificado se quedó boquiabierto

-S-señor...Min...Y-yoon...gi...-Dijo apenas, y el nombrado se separó


abruptamente, encendiendo la luz acto seguido, y se miraron con
la boca abierta y los ojos casi saliéndose de sus cuencas.
-Ay... mierda.- Dijo Yoongi sin saber que hacer mientras los ojos
de Jin se empezaban a cristalizar y los colores se le subían al rostro
como si estuviese a punto de llorar como un niñó.- Ah-h... no no
no no.- Dijo haciendo ademanes con las manos, desesperado

-Naaaaaaam.- Chilló el castaño sumamente avergonzado, cuando


Yoongi le tapó la boca abuptamente, nervioso.

-Shhhh shhh shhh.- Dijo Yoongi, rogándole con la mirada.- Pensé


que eras Jimin!

-Nmmmm.- Chilló Jin aún cuando le tapaban la boca

-Pensé que eras Jimin! Cálmate ya.- Dijo mirándolo fijamente, con
suplica.- ¿Ok?.- Jin asintió, con los ojos cristalizados tiernamente,
en medio de un puchero.- Voy a soltarte pero no llores, está bien.-
Dijo recibiendo el asentimiento de Jin, y lo soltó, dejándolo
respirar.- ¿Porque carajo vienes a mi habitación?!

-L-lo siento señor Min.- Dijo con ojos de cachorro


-Que no me digas señor Min!

-L-lo siento.- Musitó en un tono pequeño.- Y-yo quería hablar con


usted...

-Ahhh...-dijo palmeándose la cara

-Ya calmate... fue solo un beso accidental, no pasa nada...

-Si...-Dijo Jin con su cara de puchero, asintiendo despacio

-Ok... a ver...-Dijo hablándole en un tono amable, poniendose un


cigarro en la boca para tranquilizarse, temiendo que comenzara a
llorar de nuevo.- ¿Que necesitas, Seokjin?

-Y-yo...-Dijo sorbiendo la nariz.- Q-quería pedirle un favor


-Sí claro, dime.-Dijo con el pendiente de que dejará de llorar-¿Que
es?

-Q-quisiera pedirle un préstamo

-¿Prestamo?

-S-si...-Tartamudeó con sus manitas juntas en su pecho, tímido.-


Y... que... me acompañara al supermercado...

PARTE 72: UN LOBO


-L-lo siento.- Musitó en un tono pequeño.- Y-yo quería hablar con
usted...

-Ahhhg...-mascullo palmeándose la cara.- Ya cálmate... fue sólo un


beso accidental, no pasa nada...

-Si...-Dijo Jin con su cara de puchero, asintiendo despacio


-Ok... a ver...-Dijo hablándole en un tono amable, poniéndose un
cigarro en la boca para tranquilizarse, temiendo que comenzara a
llorar de nuevo.- ¿Que necesitas, Seokjin?

-Y-yo...-Dijo sorbiendo la nariz.- Q-quería pedirle un favor

-Sí claro, dime.-Dijo con el pendiente de que dejará de llorar-¿Que


es?

-Q-quisiera pedirle un préstamo

-¿Prestamo?

-S-si...-Tartamudeó con sus manitas juntas en su pecho, tímido.-


Y... que... me acompañara al supermercado...

-¿Para que quieres ir al supermercado?.- Dijo sin más,


levantándose de la cama y se aproximó a él, por eso Jin se hizo un
paso para atrás, todavía con los ojos ligeramente llorosos.-¿ Oye
puedes calmarte? Ya te dije que fue un accidente
-S-si lo siento señor Min...-Dijo haciendo una reverencia nerviosa

-que no me digas señor Min!

Jin hizo un puchero, con las manitas juntas en su pecho.-Perdon!-


Chilló de nuevo

-Aggg...-masculló pasándose la mano por la cara -¿Cuanto


quieres?.- Dijo finalmente, abriendo el cajón de su cómoda, de
donde sacó un considerable fajo de billetes

-Y-yo... no lo sé exactamente, es que... creo que las cosas son mas


caras aquí que en donde vivía, entonces por eso...-Musitó quedito

-Mmm...-masculló de nuevo.- ¿Porque no le dices a Jimin que te


lleve?

-Es que... ellos están atendiendo clientes todavía y además...


bueno lo que quiero comprar Namjoon no...-Dijo jugando con sus
dedos, como ocultando algo y el de tez blanca lo comprendió en el
momento.
-Ok... entiendo.- Dijo volteándose, y acto seguido se dirigió al
closet, sacando una playera perfectamente doblada, que extendió
con lentitud y acto seguido se quitó la que traía, ruborizando a Jin
que miró automáticamente a otro lado, y sin embargó, milésimas
después miró de reojo, con curiosidad, y aún ruborizado lo
observó con detenimiento. Por supuesto no lo veía con morbo,
sencillamente, quería ver sus tatuajes, porque como Namjoon,
aquella piel pálida estaba coloreada por decenas de ellos.

-Sabes que puedo verte por el reflejo del espejo, ¿no?

-A-ah, lo siento Min Yoongi.- Dijo tapándose los ojos.- No


pretendía mirar

-Pero lo haces de todos modos.- Dijo con una media sonrisa


socarrona, poniéndose la camisa limpia en silencio, acto seguido
tomó su teléfono y revisó la hora, ladeando un poco la cabeza.-
Vámonos ya.- Dijo poniendo en su bolsillo las llaves de la
camioneta.

-Si...-Musitó inclinando la cabeza, siguiéndolo fuera de la


habitación, cuando entraron a la sala de estar, encontrando la
mirada de varios clientes que esperaban su turno, y a Namjoon
concentrado, haciendo arte, como siempre.

-Voy a salir, me llevo la camioneta Jimin.- Gritó pasando de largo


a través de la sala

-Si.- Contestó Jimin con la mirada perdida en el ipad

-Tambien me llevo a SeokJin.- Volvío a gritar, y Jin metido en sus


hombros lo siguió, cuando, como si fuese una especie de lobo
cazando Namjoon salió de detrás del cancel, dejando al cliente que
atendía desconcertado.

-¿Qué?.- Dijo el de tez morena, caminando sobre pasos veloces


hasta que llego a Jin y se le enrredó como una serpiente,
inmovilizándolo.- ¿Para que quieres llevarte a Jin?

-Nam....- Dijo apenas, sintiendo su respiración irse por el agarre


del envidioso moreno

-Oye puberto... necesito alguien que me ayude con las bolsas y él


no está haciendo nada
-Jin no puede cargar

-No le voy a poner una tonelada encima, además necesita salir a


que le dé el aire siquiera, ya apesta a ti

-Nam...-irrumpio el castaño jalándolo de la manga, rogando


respirar y en el instante que se dio cuenta Namjoon lo soltó
torpemente.

-Mi amor...-Dijo revisándolo, sin importarle que sus clientes


voltearan desconcertados por la palabra "amor".- Perdón...

-No pasa nada...-Musitó el agitado castaño.- Yo... quiero ayudar a


Min Yoongi, está bien... déjame ir con él

-¿Seguro?

-Sip
-Mmmmh... está bien pero cierrate bien el abrigo... ¿si?

-Si, Nam...-Dijo recibiendo un pequeño beso efímero en la frente


por parte del menor y aquel acto cariñoso hizo que los presentes
se miraran entre si, más aún cuando Nam bajó a sus labios, y
planto un beso efímero de forma tierna, ruborizando a todos los
presentes, incluyendo por supuesto a Jin cuyo cuerpo casi explotó.

-Ya déjalo, o lo mandarás al hospital de nuevo.- Dijo el de tez


palida, viendo su celular como si nada y Namjoon entrecerró los
ojos de forma asesina, dirigiéndose de nuevo a Jin, y se inclinó
ligeramente para poder verlo a los ojos.

-Escuchame Jin, si este viejo pervertido intenta hacer algo le picas


los ojos, ¿está bien?.-Dijo sonriendo

-Si Nam...-Dijo en un tono pequeño, asintiendo

-Bien...
-Claro claro...-Dijo en voz baja.- Lo dice el que se folla a un
sacerdote.- Musitó sonriendo por lo bajo, cerrando la puerta tras
de si y dejó a Namjoon por primera vez ruborizado.

---------------------

Min Yoongi tuvo que acercarse para ponerle el cinturón de


seguridad, y Jin, encogiéndose un poco en los hombros hizo un
gesto de inocencia precioso, que llemó la atención de Yoongi por
un momento, pero no dijo nada, aclaró la garganta y encendió el
auto en silencio, saliendo a la calle casi vacia, con calma.

-No tienes que estar tan nervioso, ya te dije que fue un accidente

-L-lo siento, Min yoongi

-Yoongi...

-Mmmmh?
-Yoongi está bien.- Dijo dando la vuelta a la esquina

-Si... Yoongi.- Dijo poniendo final a la conversación, y siguieron en


silencio, escuchando el sonido de la lluvia que caia sobre el
retrovisaro, y también el ruido que hacían los locales y los claxons
de otros autos a lo lejos.

-Usted... tiene muchos tatuajes, como Joonie...-Dijo de repente,


llamando su atención

-Si... así es...muchos de ellos me los hizo él

-Me dijo una vez que... usted le había enseñado a tatuar

-Si... así fue, aunque el pequeño bastardo me superó muy rápido.-


Dijo sonriendo, olvidándose de que estaban atorados en el tráfico.-
Tiene mucho talento...

-¿Entonces usted también se dedica a eso?


-No.- Contestó en automático sonriendo.- Yo solo intenté hacerlo
pero no soy muy bueno

-¿Entonces que es lo que hace usted?

-Yo soy productor.- Dijo sin más, mirandolo por un momento y se


dio cuenta de que estaba ligeramente avergonzado.- ¿Sabes que
ès?

-No... -Dijo tímido.- No lo sé, lo siento

-Bueno pues... un productor se encarga de componer, supervisar,


melodizar... hace música, y también ayuda a los demás a hacerla...

-¿Música?... Sonrió.- Eso es muy bello

-Si... lo és

-Entonces usted toca instrumentos...


-Bueno, a decir verdad mis instrumentos son programas de
computadora pero... sé tocar el piano

-Piano... ¿de verdad?!.- Dijo sonriendo de forma completamente


hermosa y cautivó a Yoongi por un momento, en su sonrisa había
genuina alegría y eso era extraño de ver para él

-Si...-Balbuceó

-Creo que el piano es el instrumento más bello que hay... en el


convento la madre Lee lo tocaba a veces pero después dejó de
hacerlo, decía que se había desafinado y no había nadie que lo
pudiera arreglar así que ya no podía escucharla... una melodía
muy bonita que era algo como "tun tun tun tuntún tun tun
tuntuntun tuntún...."-Dijo moviendo el dedo, haciendo reir a
Yoongi y en el momento se ruborizó.- L-lo siento es que no se
como se llama

-Se llama love story...

-Ahhh...-Dijo feliz
-Puedo tocarla para ti después.- Dijo sonriendo

-¿De verdad?! Eso sería hermoso.-exclamo ilusionado, riendose

-Tu... ¿tocas algún instrumento?

-Ah... tocaba la guitarra para el coro, aunque no soy muy bueno....

-¿Guitarra? Es un clásico, son bonitas

-Si... yo tenía una pero los niños la rompieron

-Que mal...

-Si...
-También tengo guitarras en el estudio, puedo prestarte una si
quieres practicar

-De verdad?!.- Dijo emocionado al tiempo que Yoongi sonreía.-


Usted es tan amable Yoongi

-Deja de hablarme como si fuera un señor, me haces sentir viejo...

-Lo siento...

Dijo bajando la cabeza, aunque esta vez fue diferente, porque


sonreía por lo bajo, y yoongi se enterneció por eso.

-Namjoon me dijo que... te había hecho un tatuaje...

-Si....-Sonrió.- Es hermoso

-Me imagino.- Musitó sonríendo, con las manos en el volante.


-¿Quiere verlo?

-¿Puedo?

-Si claro.- Dijo ligeramente nervioso, mientras se desabotonaba la


camisa de forma lenta dejando expuesta su clavícula, y lo encontró
con la mirada, precioso y colorido, más aún porque el contraste de
aquel color púrpura con su piel pálida hacia resaltar la hermosura
de la obra.

-Ese bastardo... sólo sabe hacer cosas hermosas...

-¿Le gusta?

-Si, mucho... se esmeró de verdad... es de los mejores que ha hecho

-Gracias...

-Aunque no el mejor....- Dijo bajando el cierre de su chaqueta y


tras ello comenzó a desabotonarse la camisa, ruborizando a Jin,
que encontró con la mirada un lobo de gruñía, pasando por su
pecho, hasta su hombro

-Wo...-Musitó Jin completamente maravillado, y sin darse cuenta


pasó su dedo por una de las líneas, poniendo por primera vez en
mucho tiempo, nervioso al chico de tez palida, porque nadie se
atrevía a tocarlo desde la secundaria, sólo Jimin.-¿ Dolió...?

-Como el demonio...-Dijo tomando su mano por inercia, sintiendo


la suavidad que tenían sus dedos, y su mirada fija, enorme,
inmersa en el tatuaje

-A-ah, perdóneme, lo hice sin pensar...

-No... importa...-Dijo sin mirarlo, y acto seguido se fijó en el


semáforo, que por fin marcaba el verde.-el trafico ya bajó...

PARTE 73: LUZ ROJA

-Namjoon me dijo que... te había hecho un tatuaje...


-Si....-Sonrió.- Es hermoso

-Me imagino.- Musitó sonríendo, con las manos en el volante.

-¿Quiere verlo?

-¿Puedo?

-Si, claro.- Dijo ligeramente nervioso, mientras se desabotonaba la


camisa de forma lenta dejando expuesta su clavícula, y lo encontró
con la mirada, precioso y colorido, más aún porque el contraste de
aquel color púrpura con su piel pálida hacia resaltar la hermosura
de la obra.

-Ese bastardo... sólo sabe hacer cosas hermosas...

-¿Le gusta?
-Si, mucho... se esmeró de verdad... es de los mejores que ha hecho

-Gracias...

-Aunque no el mejor....- Dijo bajando el cierre de su chaqueta y


tras ello comenzó a desabotonarse la camisa, ruborizando a Jin,
que encontró con la mirada un lobo de gruñía, pasando por su
pecho, hasta su hombro

-Wo...-Musitó Jin completamente maravillado, y sin darse cuenta


pasó su dedo por una de las líneas, poniendo por primera vez en
mucho tiempo, nervioso al chico de tez palida, porque nadie se
atrevía a tocarlo desde la secundaria, sólo Jimin.-¿ Dolió...?

-Como el demonio...-Dijo tomando su mano por inercia, sintiendo


la suavidad que tenían sus dedos, y su mirada fija, enorme,
inmersa en el tatuaje

-A-ah, perdóneme, lo hice sin pensar...


-No... importa...-Dijo sin mirarlo, y acto seguido se fijó en el
semáforo, que por fin marcaba el verde.-el tráfico ya bajó...

----------------------------

El toque de su mano había hecho que se sintiera un poco raro, no


estaba nervioso, tampoco avergonzado, sólo... raro, y no sabía
porqué, por eso lo siguió en silencio, empujando el carrito vacío
sin mucha prisa, perdido en sus pensamientos, y en las
expresiones que a veces el castaño hacía, como las de un niño que
descubre un mundo nuevo

-Este lugar es giganteeeeesco.- Exclamó Jin viendo todos los


pasillos iluminados y con estantes repletos a su alrededor.

-¿Nunca habías ido a un super mercado?

-Si... es sólo que...-Dijo balbuceando.- Ahora que lo pienso bien


creo que no... en el pueblo había una mercería, era grande, pero no
tanto como esto
-Vaya... suena mas rústico de lo que vi

-Bueno, no vio mucho del pueblo ¿verdad?

-No es que pudiera, después de todo no podía salir sin que me


apuntaran con el dedo.- Dijo haciendo una pausa, sin darle
demasiada importancia al comentario, y sin embargo, por primera
vez en todo el rato Jin detuvo su marcha, en silencio, y volteó a
verlo, mirándolo fijamente, con ligera vergüenza en la mirada

-Disculpa Min Yoongi...-Musitó desconcertándolo

-¿Porqué?

-Por mi gente...-Musitó con la mirada gacha.- Ellos... a veces se


asustan de las cosas que no conocen pero...- Dijo levantando la
mirada.- No son malas personas, en el fondo son buenos, y
generosos, cada uno de ellos
El comentario hizo que el mayor lo mirara curioso, pues todo lo
que Namjoon le había contado sobre el castaño radicaba en el
hecho de que toda su vida lo habían marginado, y no cabía en su
razón

-Pensé que te habían tratado mal toda la vida, ¿porque los


defiendes?

-Porque tenían miedo de mi, y los entiendo...

-Sigue sin tener lógica

-Bueno... los entiendo porque antes era como ellos, tuve mucho
miedo de algo que yo desconocía ... cuando Nam llegó a mi vida
tan sólo verlo me provocaba... bueno, sentimientos horribles

-¿Tan "así" eras?.- Dijo al tiempo que Jin asentía.- Bueno...


Namjoon a veces puede dar miedo, digo esa estatura y esa cara
de...

-No fue eso lo que me dio miedo.- Sonrió interumpiendolo con


amabilidad.- Fueron las marcas sobre su piel...
-¿Los tatuajes?

-Así es...-Dijo de forma amable.- Pero después comenzaron a


parecerme lo más bonito del mundo, porque simbolizan cosas
importantes... -Sonrió.- el mío es nuestro amor... los de Nam son
sus recuerdos...

-Esas son cosas buenas...-Sonrió Yoongi de forma agridulce

-Su lobo... ¿que es lo que significa?

-No cosas agradables como el tuyo...

-Bueno... si está en su pecho no debe ser algo tan malo

-¿Porque crees eso?


-Porque puede verlo en su reflejo de frente y siempre... además se
parece a usted Min Yoongi

-¿El lobo...?

-Si.- Dijo sin más, y continuó su camino mirando curioso los


pasillos buscando, mientras Yoongi miraba su espalda,
siguiéndolo en silencio, extrañado por la extraña calidez que estar
con esa persona le provocaba.

Los estantes inmensos se levantaban tras cada paso, y Jin,


haciendo comentarios casuales iba llenando el carrito, con harinas,
litros de leche, mantequilla, vainilla y un sinfín más de productos,
los cuales Yoongi lo vió tomar diligentemente, estirándose,
leyendo el contenido, sonriendo... siempre sonriendo.

Sonriendo como nunca antes vio sonreir a alguien más.

-¿Para que es todo esto...?.- Dijo llamando la atención del distraído


castaño

-Para hacer pastelitos


-Piensas venderlos

-N-no.- Dijo en automático, sintiéndose en evidencia.- Son para


nosotros

-Ahh por favor, no creas que me trago eso.- Resopló

-Yo...-Dijo jugando con los dedos.- Por favor no se lo diga a


Namjoon, él no quiere que trabaje, pero...

-No quieres sentirte una carga...

-Así es...

-Bueno, debes saber que Namjoon no te ve como eso, aunque si lo


eres.-Dijo fríamente

-Lo siento...-Musitó bajando la mirada


-No te disculpes, lo eres porque él prácticamente te obligó a
convertirte en ello, pero ahora tratas de redimirlo

-Si...

-Bien... esa actitud no cualquiera la tiene-Dijo siguiendo el camino,


empujando el carrito sin más

-Min Yoongi...

-Para todos es fácil ponerse cómodos y dejar que nos cuiden, lo


verdaderamente difícil es tener determinación para hacer las cosas
por si mismos... eso te da mucho valor, Seokjin.-Dijo sin detener
su marcha y el nombrado sonrió por lo bajo.

-Sus palabras de verdad me hacen sentir mejor Min Yoongi


-No te lo digo con esa intención, en realidad reconfortar a las
personas es algo que me da mucha pereza, así que lo que te digo
es un hecho, no es un halago

-De igual forma... gracias...

-Ya te dije que

-Que no quiere halagarme, ni ayudarme, pero igual está aquí


siendo complice de mi pequeña mentira

Min Yoongi se quedó callado, mirándolo fijamente, y suspiró


sonriendo a medias, ocultado la vergüenza repentina que aquello
le había causado, pero no dijo nada más, continuó siguiéndolo,
hasta que Jin hubo saciado sus necesidades.

El camino al estacionamiento fue acompañado por un carrito


repleto de ingredientes para los pastelitos, y tanbien algunas otras
cosas que Yoongi notó que faltaban en la casa, y sin más las
cargaron a la camioneta, en silencio, para emprender el camino a
casa.
El tránsito era leve, apenas algunos autos pasaban esporádicos y a
lo lejos, por eso el sonido del motor encendido, y el de sus
suspiros tímidos era lo único que podía escucharse a la espera de
la luz verde, mientras Yoongi, con las manos en el volante se
encontraba pensativo, mirando de reojo a Seokjin que parecía
observar a una pareja pasar la calle.

-¿Porqué crees que el lobo en mi pecho se parece a mi?.- Dijo el


mayor rompiendo el silencio repentinamente

Jin lo miró un momento, ligeramente desconcertado por la


pregunta y aun así respondío sin dudar.- Porque es blanco.- Dijo
sin más.- y porque la forma en que gruñe pareciera que no es para
atacar, es sólo... para defenderse.- Musitó.- Creo que usted es algo
así.- Sonrió finalmente a la espera de que la conversación siguiera
pero el mayor no continuó.

La luz del semáforo cambió, y el único auto que esperaba junto


con ellos avanzó sin prisa, dejando la calle desierta y aun así
Yoongi no se movió, se quedó mirandolo, en silencio.

-Min yoongi...
-Me desconcierta demasiado lo que haces... casi me enferma.-
Murmuró de repente

-N-no entiendo... ¿Qué es lo que...?.- Musitó extrañado, y de


pronto su voz se vió pausada, por el movimiento del cuerpo de
Yoongi que lo tomó por sorpresa, porque el mayor se había
quitado el cinturón de seguridad y sin más se acercó quedándose
a escasos centímetros de su cuerpo, de su rostro.

-Pensé que la razón por la que ese otro padrecito loco te quería era
porque tenía un capricho contigo.- Continuó, susurrándole casi
sobre la tez, como si le dijera un secreto.- y después pensé que
Namjoon sólo estaba cautivado por tu belleza, tal vez por la
inocencia que cargas en los ojos, pero luego Jimin... de verdad creí
que sentía lastima por ti, que de ahí venía ese afecto repentino
hacía ti, pero...

-Y-yo...

-Pero tu... tienes algo que no sé describir.- Dijo recorriéndole el


rostro con las pupilas temblorosas.- No es sólo tu belleza.- Musitó
pasando el dedo por su mejilla, casi con curiosidad.- Es que
puedes entrar en lo profundo de las personas ... y las llenas...
-Min yoongi, no entiendo...-Musitó nervioso, temiendo moverse
siquiera un milímetro

-Yo tampoco...-Murmuró ladeando la cabeza ligeramente, sin


creer lo que estaba pasando por su mente en ese momento, y la
luz en el semáforo de nuevo se volvió roja.

-----------------------

-¡Hijo mío!.- Dijo el padre Seejin, lanzándose al suelo, tratando de


levantar a su amado hijo, que yacía  tirado con una mueca de
dolor en el piso frío, y el labio partido en una marca roja que
sangraba, pero a los hombres que lo perseguían no les importó en
absoluto que el anciano se interpusiera, trataron de hacerlo a un
lado para poder seguir persiguiendo al incauto que estaba por
perder la conciencia en el suelo.- ¡Deténganse! ¡Bárbaros!
¡Rufianes!.- Gritaba desesperado, tratando de proteger el cuerpo
de su querido Hijo Jaehwan de los crueles golpes de aquellos, que
parecían lobos persiguiendo una presa.
PARTE 74: HIJO

-Hijo mío!.- Sollozó el padre Seejin, lanzándose al suelo, tratando


de levantar a su amado hijo, que yacía tirado en el suelo con una
mueca de dolor, y el labio partido en una marca roja que
sangraba, pero a los hombres no les importó en absoluto que el
padre se interpusiera, trataron de hacerlos un lado para poder
seguir persiguiendo al incauto que estaba por perder la conciencia
en el suelo.- ¡Deténganse! ¡Barbaros! ¡Rufianes!.- Gritaba
desesperado, tratando de proteger el cuerpo de su querido
Jaehwan de los crueles golpes de aquellos hombres cuando en el
instante la madre lee y la madre Han aparecieron, asomándose
por la puerta de la sacristía, y con mirada de terror contemplaron
el cuerpo del joven cuya cara sangraba.

-¡Quítese padre!, o usted también sufrirá las consecuencias!.- Dijo


uno de los hombres, arrojándolo contra la pared

-¡No! ¡Por favor deténganse!.- Gritó la madre Lee interponiéndose,


pero cuando otro de ellos se acercaba amenazante a ella unos
pasos de botas pesadas entraron a la habitación, imponiendo su
presencia.

-¿Qué está pasando aquí?!.- Gritó el sheriff, acompañado de uno


de sus hombres
-¡Sheriff! Estos hombres! ¡Están golpeando a mi hijo!.- Gritó el
padre Seejin desesperado.- ¡Deténgalos por favor!.- Continuó,
mientras se incorporaba sobre sus frágiles piernas, con una mueca
de dolor en el rostro, y respirando pesadamente observó a
JaeHwan que había perdido la conciencia en el suelo.- ¡Hijo!.-
Chilló el padre arrodillándose a su lado.

-¡Ese maldito bastardo! ¡Ocultó al criminal que atacó a mi sobrino!


Y dejó tuerto al hermano del padre Gongyoo! Lo dejó ir!

-Eso es una acusación muy grave, ¿estás seguro?

-El doctor Han se lo confesó al padre GongYoo!

-¡¿Que?!

-El otro seminarista, el que se largó ¡Fue él quien los atacó!


-¡No digas disparates!, ese niño se fue porque nadie lo quería aquí!
Un chico como él... no podría hacer tal cosa

-Mi SeokJin no hizo nada de lo que se le está acusando!.- Dijo el


padre Seejin, abrazando el cuerpo de Jaehwan en sus brazos.

-¡No sé cómo lo hizo! Pero el doctor dijo que él tenía un tatuaje en


el cuerpo como el que mi sobrino describe! Seguramente este
maldito bastardo lo ayudó a hacerlo!.- Dijo el hombre señalando a
Ken

-¡Eso no es cierto, no es cierto!

-¡Claro que es cierto! El doctor Han no mentiría y lo que le


hicieron a mi sobrino no quedará impune! ¡Maldito padre
hipócrita!.- Dijo tratando de sujetar al padre con violencia, pero el
sheriff lo detuvo, azotándole los brazos

-¡Basta!

-¡Ese maldito tenía que pagar! Y este niño estúpido lo ha ayudado


a escapar!.- Le gritó en la cara.- ¡El doctor lo dijo!
-¡¿El doctor te dijo que los seminaristas estaban tatuados?! Por
Dios, escucha los disparates que dices!

-¿Porqué mentiría el doctor?!

-No lo sé, pero eso es algo que no sabemos, y no tienes derecho a


entrar a este lugar y mucho menos golpear a un jovencito!

-¡Un jovencito!, ese maldito hipócrita, corrió a refugiarse en este


lugar porque tiene algo que ocultar!

-¡Mentira!.- Gritó el padre Seejin.- Corrió porque comenzaron a


golpearlo, ¡yo lo vi! Brutos barbaros!.- Lloró el padre, sosteniendo
el cuerpo de Jae Hwan.- Mira lo que le han hecho a mi muchacho.-
Sollozó

-No lo defienda, ¡Maldito anciano mentiroso! Ese bastardo lo


sabe... Y cuando despierte va a decirme en donde está ese
malnacido si sabe lo que le conviene- Gruñó
-¡Es suficiente!.- Gritó el sheriff, haciéndole señas al hombre que lo
acompañaba y tras ello dijo unas cosas por la radio, trayendo a
más policías en el acto.- ¡están bajo arresto!

-No puedes arrestarnos, ese maldito mocoso es quien debe ser


arrestado!.- El sheriff no respondió, se limitó a observar como los
hombres comenzaban a ser esposados y sacados uno a uno de la
sacristía, mientras el padre Seejin trataba de cargar a Ken en sus
brazos, con la poca fuerza que le quedaba en el cuerpo, y se lo
llevó sin decir nada más, temblando aún de la impotencia y el
miedo, mientras se escuchaba el escándalo de las patrullas afuera
de la parroquia, y los gritos amenazantes de los hombres que
estaban siendo subidos en ellas.

Le costó una fuerza sobre humana llevar el cuerpo por el pasillo,


le costó aún más trabajo recostarlo en una de las camas del
dispensario del convento, pero parecía que dentro de su ser no
había cansancio, sólo miedo, y tristeza.

Las madres trajeron a las enfermeras para auxiliar al pelinegro


que yacía inconsciente, y trataron sus heridas, era lo único que
podían hacer, porque sabían que ya no podían contar más con el
doctor Han. Por eso estaba llorando desconsoladamente, junto a la
cama de su hijo, porque hacía mucho tiempo en su vida que algo
no le dolía de esa manera, extrañaba a SeokJin, sin él el convento
se había vuelto casi lúgubre, mientras que JaeHwan, deprimido
por su ausencia ya casi no hablaba, no era el chico risueño y cálido
que solía ser, se la pasaba encerrado en su habitación, leyendo, y
otras lúgubres veces se le veía caminar por el jardín en las noches,
viendo al cielo.

El padre Seejin siempre pensó que cuando el momento llegara sus


hijos subirían al altar de la iglesia y darían su sermón con felicidad
en sus rostros, que guiarían a sus ovejas y entonces ese, su amado
rebaño, no quedaría desprotegido cuando él muriera, pero nada
de lo que había soñado era ya posible, porque Jin no estaba,
porque Jaehwan subía a veces a dar el sermón sin ánimo, siempre
hablando del arrepentimiento y la redención. Su felicidad se había
perdido y el sufrimiento de Ken era tal que le rompía el alma, y
todo eso no le hubiera importando, hubiera dado cualquier cosa
porque sus hijos fueran felices, pero la situación sólo se le estaba
desmoronando en las manos, y ahora su amado hijo yacía
inconsciente en la cama solitaria, sangrando.

-Hijo mío... - Susurró viendo como la luz naranja del sol


poniéndose entraba por una de las ventanas, y tras ello escuchó
los pasos de votas dirigirse a la habitación

-Padre... ¿puedo pasar?


-Si, Hijo.- Dijo lentamente, viendo al sheriff retorcer con humildad
su radio entre las manos.- Padre, lamento mucho todo el
escándalo, ¿se encuentra bien?

-Si hijo, no tienes que disculparte, no es culpa tuya...

-¿El padre Jae Hwan está bien?

-Si... sólo está noqueado.- Dijo sonriendo de forma agridulce

-Ya veo...-Musitó acercándose.- Es la primera vez que veo tal cosa,


no sé qué pensar sobre ello, lo que esos hombres declaran es
simplemente incoherente...

-Ellos... ¿están encerrados?

-Si padre... no saldrán por lo menos por ahora, por todo lo que
causaron, además debemos esperar para saber si el padre Jae
Hwan quiere presentar cargos...
-Ya veo...

-Sólo hay un problema padre... por eso he venido personalmente.-


Dijo algo nervioso

-Dime

-Bueno...-Titubeó.- El doctor Han se ha rehusado a declarar sobre


esto, por lo que las acusaciones contra el padre Jaehwan y el
jovencito SeokJin no tiene cavida, pero... aun así... esos tipos...-Dijo
haciendo una pausa -Yo voy a retenerlos el tiempo que pueda
pero no están conformes... siguen diciendo que el padre Jaehwan
es responsable y ...

-Lo sé hijo mío...-Interrumpió amablemente

-Yo... les advertí que tienen prohibido acercarse a este lugar, de lo


contrario haré que los remitan oficialmente...

-Te agradezco....- Dijo como si quisiera poner un punto final, y el


sheriff acongojado se quedó con las palabras en la boca, tal vez
preparándose para decir algo incómodo
-Padre... sabe que confío en usted... después de todo usted fue
quien me casó... y bautizó a mis hijos...

-Son unos niños hermosos.- Dijo sonriendo a medias con nostalgia

-Si...-sonrió el policía.- Por eso quiero preguntarle esto como un


amigo, no como un policía...-Dijo titubeante.- ¿De verdad el joven
Seokjin no lo hizo?

-No, hijo mío... SeokJin no hizo nada.- Respondió lentamente, con


la conciencia de que no mentía, pero de que aun así estaba
omitiendo información y eso era igual de malo porqué sabía que
Namjoon lo había hecho.

-Bien... -Dijo el sheriff inclinando la cabeza con respeto.- Yo... voy


a poner una patrulla como seguridad afuera... si necesita algo por
favor no dude en llamarme

-Si hijo, muchas gracias...


-No hay de qué... padre....- Musitó finalmente, dejando la
habitación acto seguido, dejando tras de sí la puerta y el eco casi
sepulcral que se colaba entre todas aquellas rusticas y viejas camas
vacías y suspiró, siendo sorprendido por un sonido inesperado,
uno que destacaba una queja, casi gutural

-Hijo...- Musitó sorprendido el anciano.- ¿C-como te sientes?.- Dijo


acercándose, pero Ken no contestó, miró el techo como si no
pudiera creer que estaba ahí y tras ello miró de reojo al que
consideraba su padre.

-Padre... ellos lo saben...

-Ellos no saben nada, no te preocupes.- Dijo con el corazón roto

-Estaban furiosos.- Dijo en un tono casi inaudible.- No supe que


hacer.- Suspiró

-Hiciste bien en venir aquí hijo

-No padre... los puse en riesgo y peor aún ahora usted está
involucrado
-No importa

-Claro que importa, padre... mire lo que ha pasado.- Dijo


dolorosamente.- Debió dejar... que me mataran

-No digas tales tonterías!.- Contestó indignado, recriminándolo,


pero Ken no se inmutaba ya, había dejado de inmutarse aun con lo
más indignante y eso al padre Seejin le dolía en el alma

-No son tonterías...-Dijo lentamente.- Si hubiesen logrado


matarme entonces habrían saciado su enojo... pero fui cobarde y
vine aquí... ahora su ira es aun peor y usted, las hermanas...
-Musitó haciendo una pausa como si una imagen dolorosa
estuviese ante sus ojos.- Jin... van a buscar a Jin

-No hijo, él estará bien... está lejos, muy lejos

-No...-Dijo aún con el corazón roto, y se llevó la mano al


costado,tratando de reprimir su gesto de dolor
-Debo ir a buscarlos... debo darles la cara, dejar que se desquiten o
de lo contrario...

-Deja de decir disparates! Tu no irás a buscar a esos hombres


JaeHwan, ellos quieren matarte!

-No nos dejaran en paz!

-No! No irás!.- Gritó al tiempo que veía a su herido hijo levantarse,


trató de sentarlo en la cama, pero era incapaz de hacerlo, JaeHwan
podía estar herido pero aún así seguía teniendo fuerza, y esa
imprudente idea nublandole la cabeza-Ken!

-Déjeme padre...

-No! He dicho que te sientes Jaehwan!

-Perdóneme, pero esto no va a parar.- dijo en un tono doloroso,


haciéndolo a un lado
-Basta! No perderé a uno de mis hijos!.- Le gritó tratando de
sujetar el cuerpo firme del pelinegro que pretendía seguir, pero
como si el muro impenetrable que era ese cuerpo se hubiese
convertido en arena el joven comenzó a perder la fuerza de forma
abrupta-Ken....- Dijo desconcertado, y antes de que el nombrado
pudiese decir algo siquiera calló desplomado al suelo, de forma
estrepitosa

-¡Ken!

PARTE 75: BESOS

La luz del semáforo cambió, y el único auto que esperaba junto


con ellos avanzó sin prisa, dejando la calle desierta y aun así
Yoongi no se movió, se quedó mirándolo, en silencio.

-Min yoongi...

-Me desconcierta demasiado lo que haces... casi me enferma.-


Murmuró de repente
-N-no entiendo... ¿Qué es lo que...?.- Musitó extrañado, y de
pronto su voz se vió pausada, por el movimiento del cuerpo de
Yoongi que lo tomó por sorpresa, porque el mayor se había
quitado el cinturón de seguridad y sin más se acercó quedándose
a escasos centímetros de su cuerpo, de su rostro.

-Pensé que la razón por la que ese otro padrecito loco te quería era
porque tenía un capricho contigo.- Continuó, susurrándole casi
sobre la tez, como si le dijera un secreto.- y después pensé que
Namjoon sólo estaba cautivado por tu belleza, tal vez por la
inocencia que cargas en los ojos, pero luego Jimin... de verdad creí
que sentía lastima por ti, que de ahí venía ese afecto repentino
hacía ti, pero...

-Y-yo...

-Pero tu... tienes algo que no sé describir.- Dijo recorriéndole el


rostro con las pupilas temblorosas.- No es sólo tu belleza.- Musitó
pasando el dedo por su mejilla, casi con curiosidad.- Es que
puedes entrar en lo profundo de las personas ... y las llenas...
-Min yoongi, no entiendo...-Musitó nervioso, temiendo moverse
siquiera un milímetro

-Yo tampoco...-Murmuró ladeando la cabeza ligeramente, sin


creer lo que estaba pasando por su mente en ese momento, y la
luz en el semáforo de nuevo se volvió roja.

-M-min...

-Haz hecho todo esto porque quieres ayudar a Namjoon, ¿no es


cierto...?- Musitó acortando la distancia, de forma lenta, casi
tortuosa, con una expresión que Jin sencillamente no podía
descifrar, por ello se limitó a contestar de forma casi inaudible,
temiendo que su aliento tocara la tez palida por la cercanía entre
sus rostros pero Yoongi no se inmutó

-Si...

-Que pensarías...-Murmuró en un tono felino pero serio.- Si te


digo que... todas las deudas de Namjoon pueden quedar saldadas
en una sola noche?
-No entiendo...- Dijo sin creer de todo en aquellas palabras,
porque había algo demasiado raro en ellas

-Me refiero a que todo el dinero que Namjoon me debe, lo puedo


perdonar...- Murmuró

-E-eso seria maravilloso...

-¿Verdad?.- Dijo con una media sonrisa, pasando la yema de su


dedo índice por los labios de Jin, y aquel gesto lo congeló de
repente

-M-min Yo...-Musitó nervioso siendo interrumpido por la


repentina y suave voz del mayor

-Tu puedes hacer que eso sea posible, ¿quieres saber como...?-
Sonrió, al tiempo que lo miraba fijamente

-¿C-como...?
-Es algo muy sencillo en realidad.- Dijo relamiéndose
discretamente, sin soltarle la mirada.- Tienes que acostarte
conmigo....- Dijo sin culpa alguna, mientras Jin sentía un balde de
agua fría calléndole sobre la cabeza- ¿Qué te parece?

-Y-yo.- Dijo nervioso, con miedo de ofenderlo si se negaba,


pensando en que es lo que Namjoon haría si tan solo se enterara
de aquella insinuación, pero Min Yoongi continuó

-Vamos... no es nada del otro mundo.- Insistió.- Hay un motel a


unas calles de aquí... les diré que tuvimos con problema con el
auto.- Dijo delizando su mano hacia los muslos de Jin, y este trató
de retroceder, casi meterse dentro del asiento, pero no podía

-Señor Min yoongi, por favor

-Vamos...-Musitó casi sobre sus labios.- Noté como me miraste...

-Yo... no

-¿Crees que no me di cuenta de como movías la lengua cuando


nos besamos? Sentí tu cuerpo estremecerse en mis manos
-No paso tal cosa.- Dijo tímido, miedoso

-Vamos... no seas tan difícil... te trataré como se debe...-Dijo


dirigiéndose a su cuello, y tras ello plantó un diminuto beso sobre
él, erizándole la piel al castaño

-Detengase por favor...- Insisitó, apretando los ojos, apretando los


labios, apretándose el alma, porque era incapaz de detenerlo,
defenderse como Namjoon le había enseñado, era incapaz y todo
se debía a que esa persona era demasiado importante para el amor
de su vida.

-¿Acaso no quieres que las deudas de Namjoon desaparezcan?.-


Preguntó con cinismo.- Los muebles de esa recámara... la cuenta
de hospital... los medicamentos...el alquiler...tenerlos en mi casa
en general, ¿No crees que follar conmigo una sola vez te sale
incluso demasiado barato?- Musitó acercándose,

-Min Yoongi...
-Solo te follaré una vez... Estoy seguro de que lo habras hecho ya...
¿No es cierto? Piénsalo... Una vez y todos sus problemas se
acaban...¿Si...?-Musitó casi rozándole los labios, relamiéndose.-
Ahora... sé bueno y bésame... Te gustará.- y tras ello lo besó
lentamente, metiéndose entre sus labios de a poco, pero Jin se
negaba a seguirlo.- ¿Estás... consiente de que si no accedes puedo
echarlos a la calle?.- Dijo de repente, helándole la sangre a Jin, que
lo miró atonito, fijo, mientras Yoongi le sonreía de forma
perversa.- Ah... creo que ya lo haz entendido, pequeño...

Jin bajó la mirada, con una mueca de angustia, que fue


interrumpida por los labios de Min Yoongi que lo empujaron
contra el asiento, en medio de un beso lento y brusco que se
introdujo entre los labios miedosos del castaño, y a pesar de su
angustia los abrió como se le indicaba, mientras la saliva de
Yoongi se mezclaba de a poco con la suya, de forma cálida, casi
dulce, cuando para sorpresa del de tez palida un movimiento
abrupto lo despegó de aquel calor y tras ello empujó a Yoongi con
todas sus fuerzas, para después, impactar el puño cerrado contra
su rostro.

-¡No!.- Gritó Jin angustiado, tratando de desabrocharse el cinturón


de seguridad con las manos temblorosas

-Estupido!.- Gritó Yoongi deteniéndole las manos con fuerza.- Tu


vas a hacer lo que yo te diga que hagas
-No! No lo haré! No de esta forma! No voy a traicionarlo!.- Le
gritó en la cara, y en el instante Min yoongi lo dejó ir, haciendo
que impactara contra el asiento

-Voy a echarlos a la maldita calle si no lo haces!.- Gruñó, viendo


los ojos llorosos de Jin

-No importa!...-Dijo con la respiración agitada.- Encontraremos un


lugar, yo trabajaré, haremos lo que sea pero yo... jamás voy a
traicionarlo!- Le gritó, y Min Yoongi mirándolo fijamente hizo una
pausa inexpresiva, para comenzar a reírse de repente, de forma
socarrona

-Eres idiota... -Dijo entre risas.- Un terco idiota, como él

-Min Yoongi...-Dijo desconcertado, aun agitado

-Sólo que tu eres un poco más escandalosa, sorprendentemente.-


Dijo sin más, regresando a su asiento
-No entiendo...

-Tu nunca entiendes nada ¿he?.- Sonrió, poniéndose el cinturón de


seguridad y tras ello lo miró de reojo.- Ponte el cinturón, tenemos
que irnos

-¿A dónde...?

-A casa, no es obvio?

-Pero... usted... yo, yo de ninguna forma haré na...

-¿Quieres calmarte ya?.- Interrumpió.- Aún no te das cuenta de lo


evidente...-Dijo recibiendo de parte del castaño una mirada aun
desconcertada y suspiró resignado, con las manos en el volante

-Ese idiota... ha estado conmigo desde que era prácticamente un


niño, es un imprudente, y un terco, y se está sobre esforzando por
ti, más de lo que alguna vez en la vida hizo, todo por ti...
-¿Porqué me dice esto...?

-Para que entiendas porqué tuve que comprobar... que valias la


pena... la sufiente como para dejarlo en tus manos.- Dijo sin más,
enmudeciendo a Jin, y tras ello arrancó en silencio, haciendo que
el antes angustiado castaño se sentara por fin en su asiento, sin
perderlo de vista

-No era necesario ir tan lejos... eso fue demasiado

-Creeme que no.- Contestó cínicamente

-Yo...-Dijo lentamente, mirando sus manos.- Lo haré bien, señor


Min Yoongi...

-Eso espero.- Murmuró, metiéndose al estacionamiento del


edificio, y tras bajar del auto comenzaron a cargar las bolsas en
silencio, con dirección al elevador

-Olvidé apagar la luz interior, adelantate.- Dijo de repente el de


tez blanca, y el castaño sólo asintió lentamente, viéndolo alejarse
poco a poco con las bolsas en las manos
Min yoongi abrió la puerta del auto, estirándose para apagar la
luz y tras percatarse que no había nadie mirándolo se metió la
mano a los pantalones, acomodando aquello que había tenido que
ocultar entre sus piernas durante el camino a casa, pero que
resultaría demasiado evidente en el elevador

-Mierda...-Murmuró en voz baja, suspirando hacia el cielo.- No


debí besarlo... el bastardo tiene una cara muy bonita.

-Yoongi.- Dijo de repente una voz dulce, y al virar la mirada


encontró una sonrisa hermosa recibiéndolo

-Jiminie...

-Jin me dijo que habían traído muchas cosas, ¿te ayudo con las
bolsas?

-Ah...-Dijo sintiéndose cálido por aquella sonrisa.- Ven aquí


-Mmmm?.- Masculló el menor, siendo jalado por su novio de la
muñeca, hasta que se encontró en medio de sus brazos.- ¿Estás
bien?

-Bueno... digamos que tuve que hacer algo radical para probar un
punto, pero estoy bien...

-¿Radical?

-Hueles bien...-Dijo el mayor hundiendo la cara en el cabello de


Jimin.- Siempre hueles bien...

-Yoongi... ¿seguro que estás bien?

-Lo estaré después de que te folle en el auto, ven.- Dijo sin más,
metiéndolo de un movimiento al interior de la camioneta,
sorprendiéndolo y tras ello cerró la puerta, haciendo a su presa
sonriente cautiva, entre besos de amor cariñosos

-Hey... alguien nos va a ver .- Dijo Jimin interponiendo sus


manitas entre Yoongi y sus pantalones, mientras sentía la cara
arderle en vergüenza
-Eres... lo mas hermoso que hay en este mundo.- Murmuró el
mayor de repente, cautivando a Jimin.- Te amo...

-Tambien te amo...-Musitó el menor, jalándolo de la nuca para


darle un profundo beso de amor, y sin embargo tuvo que
interrumpir ese beso cuando un pensamiento le distrajo las ideas.-
Ay es cierto!.- Dijo frunciendo el ceño, quitándoselo de encima.-
Tengo algo importante de que decirte! Algo muy raro pasó, y no
estoy seguro de como lo tomes pero Namjoon no está del todo
contento y ahora que lo pienso Jin probablemente.- Continuó
hablando de forma tan rápida que Yoongi no le entendía nada

-Jimin no te estoy entendiendo

-E-es que... tenemos un visitante, mejor dicho dos...

-¿Qué...?.- Masculló desconcertado, temiendo lo peor cuando


Jimin puso esa expresión de complicidad.- ¿Quién?
-------------------

Fue gracias a las bolsas de harina que los cartones de leche y los
huevos no se rompieron en el momento en que Jin soltó las bolsas
del super mercado, y es que la fuerza se le había escapado de
repente de los dedos, al ver el cuadro casi surrealista que inundó
sus ojos, porque una cara cansada, de ojeras marcadas, casi
hundidas lo miraron de forma amable, pero al mismo tiempo
triste

-Padre mío...-Dijo con la voz temblándole.

PARTE 76: LA PETICIÓN


Fue gracias a las bolsas de harina que los cartones de leche y los
huevos no se rompieron en el momento en que Jin soltó las bolsas
del super mercado, y es que la fuerza se le había escapado de
repente de los dedos, al ver el cuadro casi surrealista que inundó
sus ojos, porque una cara cansada, de ojeras marcadas, casi
hundidas lo miraron de forma amable, pero al mismo tiempo
triste

-Padre mío...-Dijo con la voz temblándole.


-SeokJin...

-P-padre.- Dijo en un suspiró rápido de incertidumbre.- ¿Qué hace


usted aquí?, ¿P-paso algo?.- Preguntó, cuando los ojos de
Namjoon encontraron sus ojos de repente.- Nam...

-Los dejaré para que hablen...-Fue lo único que salió de su boca, y


tras ello dejó la estancia con expresión seria, sin dirigirle ya la
mirada al que llamaba ángel.

-Nam...-Dijo con un nudo en la garganta, mientras lo veía


encerrarse en su habitación

-Es... un buen joven.- Dijo el padre sacándolo de sus pensamientos


y Jin se dirigió a él, desconcertado

-Padre... verlo hace que mi corazón se sienta feliz, por favor no lo


dude, pero el hecho de que se encuentre aquí me desconcierta y
por ello quisiera que antes de las formalidades me diga si todo
está bien
El anciano suspiró, con el cansancio casi cayéndole por los ojos, y
sin embargo se decidió a hablar.- El doctor Han... le ha contado a
algunas personas que tienes un tatuaje en el pecho que coincide
con el de uno de los atacantes del hermano del padre GongYoo y
su amigo...

-No... puede ser...

-Ellos.- Dijo con los ojos cristalizados, y sorbió la nariz, tratando


de conservar la compostura.- Ellos... tienen la teoría de que
Jaehwan te ayudó, así que fueron a buscarlo.- Dijo sin poder
soportarlo más, y las lágrimas que le salieron de los ojos mojaron
de poco las arrugas en su cuello

-Ken...

-Lo golpearon... pudieron haberlo matado si no es porque el


sheriff intervino, pero juraron vengarse y yo... yo no supe que
hacer

-¿Él... el está bien?! ¿Donde está?!


-Él... está en una habitación al fondo, está dormido, el jovencito
Namjoon nos ha permitido que descanse ahí...

-Padre...-Dijo con la angustia cortándole la voz y la garganta y


sólo solucionó acercarse, inclinar la cabeza con culpa mientras
tomaba de las manos a la persona que lo había criado

-Hijo mío... veo este lugar... y tu cara que de nuevo brilla y no


puedo sentirme mas dichoso porque sé que eres feliz, y por ello
me causa más congoja aún lo que tengo que pedirte...- Dijo
sorbiendo la nariz.- He traído aquí a tu hermano porque no quiero
perder a uno de mis hijos... y Ken se enfrasca en la idea de que
debe morir para apaciguar la ira de esos hombres, pero prefiero
morir antes que dejar que toquen de nuevo a mi niño...

-Padre...

-Escóndelo.- Dijo finalmente, mirándolo con suplica.- aquí esos


hombres no podrán hacerle daño, por piedad... escóndelo...

Jin sintió su cuerpo paralizarse, porque de repente todo se había


hecho demasiado complicado, aquella no era su casa, ni la de
Namjoon tampoco y adicional a ello Namjoon odiaba a Ken con
ainco, y peor, más difícil aun era el hecho de que no importaban la
circunstancias él cuidaría de su hermano como el padre Seejin
pedía, no tenía otra opción y tampoco la buscaría

-¡Ah no! ¿Creen que esto es un maldito refugio para padrecitos


desertores?!.- Gritó Min yoongi, entrando abruptamente al
departamento, interrumpiendo la conversación

-Min Yoongi! ¿Puedes calmarte?!.- Pidió Jimin tratando de detener


su marcha

-¿Y que se supone que hizo este?! ¿También se folló a un negro


drogadicto?!

-Min Yoongi! Ten más respeto!.- Dijo Jimin jalándolo del brazo,
cuando aquel escándalo se vio interrumpido por el altivo y
gallardo anciano que se levantó lentamente, dirigiéndose a
Yoongi, y este, al verlo enmudeció de repente, mirándolo

El padre Seejin, alto, con expresión seria lo miró fijamente sin


decir palabra- ¡No me importa que sea un sacerdote!, a mi la
religión me vale un comino, está es mi casa.- Gruñó, preparándose
para combatir un sermón o un regaño, lo miró con hostilidad, en
silencio, y sin embargo aquella expresión no pudo durar siquiera
un segundo más, porque el anciano, sin musitar un sonido
siquiera se arrodilló frente al de tez palida, mientras sacaba de su
bolsillo un montoncito de billetes ligeramente arrugados, y se los
ofreció sin levantar la mirada

-Se que esta es su casa... y no es justo que dos extraños irrumpan


como si nada en ella, joven.- Dijo en un tono lastimero, casi roto.-
Pero no he venido aquí como un sacerdote ni pretendo apelar a mi
religión para convencerlo... he venido aquí como un padre
desesperado cuyo hijo corre peligro.- Continuó, con ese tono que
le calaba las entrañas a Yoongi.- Este es el dinero que he podido
ahorrar, no es mucho, jovencito, incluso creo que puede parecer
hasta una ofensa para ti que haz podido hacerte de una casa y
muchas otras cosas...pero... no se que más hacer para salvar a mi
hijo... él...no tiene familia más que nosotros en el convento y como
Jin, nunca salió de nuestra comunidad, por eso temo por él... no le
pido que lo acepte, solo le pido, por piedad, que lo deje descansar
unos dias aquí y después de ello puede disponer de él

-Ahhhgggg mierda...-Gruñó suspirando

-Yoongi... no tiene a donde ir...-Dijo Jimin bajito, sin atreverse a


tocarlo, porque la expresión de hastío de su novio era tal que
parecía que explotaría en cualquier momento, sólo hacía falta una
palabra más, pero contrario a sus espectativas el de tez clara llevó
sus manos a los hombros del anciano y lo ayudó a levantarse,
desconcertado a los presentes.- Usted es una persona mayor, no
debe estar arrodillado.- Dijo al tiempo que el padre Seejin se
incorporaba y sin decir nada más le cerró las manos al anciano
que sostenían el dinero temblorosamente. No musitó sonido
alguno, el único ruido que se escuchó fueron las suelas de los
zapatos de Min yoongi en el pasillo, mientras se retiraba a su
habitación y tras ello el sonido de la puerta cerrándose

-Él...-Musitó el anciano

-No lo tome personal, padre.- Dijo Jimin, viéndolo de forma


amable.-Esa es su forma de decirle que si...

El anciano sonrió conmovido, dedicando un pequeño


agradecimiento en su cabeza mientras la inclinaba, con el corazón
menos pesado que unos minutos atrás.

PARTE 77: JURAMENTO

No recuerda que hora era cuando Jimin volvió a la casa, sólo sabe
que esperó la madrugada entera a su regreso, pues había ido a
dejar al padre Seejin al punto más cercano posible al pueblo, una
ruta de autobuses que quedaba a unas 5 horas, y sin embargo, aún
con el sol escondido en el frío de la noche permaneció con los ojos
abiertos, sintiendo una mezcla extraña de felicidad y tristeza,
mientras miraba a su hermano dormir profundamente en el sofá
cama de la habitación de huéspedes, en el fondo. Su cara estaba
golpeada, como si repetidos martillazos hubieran impactado con
ella cruelmente, y eso le partía el corazón, porque a pesar del
sufrimiento Ken no lo delató... había preferido recibir el castigo en
nombre de su hermano.

Jin pensaba en que es lo que haría para ayudarlo, y no encontraba


solución alguna porque al igual que él las habilidades de Ken se
limitaban a la enseñanza de la palabra de Dios, y sin embargo
estaba decidido a solucionarlo, todo por la sensación de aquel
abrazo cálido que aún no se había ido de su cuerpo, ese que el
padre Seejin le dejó marcado en la espalda, un abrazo que lo
llenaba de consuelo, y de amor.

-Jin...-Musitó una voz pequeña que se asomaba desde la puerta


entreabierta

-Jiminie...-Dijo levantándose

-¿Porqué no te haz ido a dormir?

-Estaba esperándote
-No tenías que hacerlo

-Llevaste a mi padre hasta allá... ni siquiera se como agradecértelo

-Lléndote a dormir.- Dijo el pelinegro sonriéndole de forma


amable mientras meneaba las llaves del auto entre sus dedos.-
Anda... él no se irá a ninguna parte.- Musitó entrando a la
habitación y contempló un momento a Ken.- Vaya... le dieron una
buena paliza

-Si...-Musitó Jin mortificado

-Es muy guapo...- Sonrió.- Casi tanto como tú... ¿Por qué los
hombres apuestos de tu pueblo se vuelven sacerdotes? ¿Es una
clase de fetiche extraño o algo así?

-¿F-fetiché...?

-Ah... no sabes lo que es un fetiche.-Sonrió burlón por lo bajo


-No, lo siento, ¿Qué es?

-¿Porqué no mejor se lo preguntas a Namjoon?.- Dijo sonriendo de


forma felina y sin embargo aquella sonrisa desapareció cuando
notó la expresión de angustia del castaño

-Él... no quiere hablar conmigo

-Oye...-Susurró, acariciando su mano con comprensión.- Es difícil,


después de todo lo que pasó... dale un poco de tiempo, ¿si?

-Si...

-Bien... ahora vete a dormir con tu marido enojado... si te quedas


aquí se pondrá peor.

-Si...-Dijo dirigiendo su mirada a Ken, suspirando.- Iré en un


momento...
-Vale... que descanses...

-Descansa Jiminishi...-Dijo en un tono casi inaudible, escuchando


acto seguido la puerta cerrarse a su espalda, y suspiró, estaba
agotado, física y mentalmente, y la reacción de Namjoon a la
mañana siguiente ya le venia dando miedo. Sabia que Namjoon lo
amaba, pero después de todo, no sabia como seria capaz de
pedirle tolerancia... y sobre todo perdón, pero debía intentarlo,
por lo menos tenía que hacerlo.

El silencio en la habitación era inmutable, tanto que podía


escuchar el sonido de la respiración de ambos llenándola, más aún
porque Ken, dentro de su profundo sueño se quejaba de dolor de
vez en vez, frunciendo el ceño, moviéndose un poco, como si
tuviera una pesadilla, y era por ello que Jin a pesar de su
cansancio no quería dejarlo solo, no quería que despertara en un
lugar extraño y se sintiera abandonado, porque después de todo,
si Ken había hecho algo por él siempre había sido eso... se había
encargado siempre de que Jin nunca se sintiera solo... o
abandonado.

-Hermano... -Musitó quedito, pasando los dedos por su rostro con


suavidad, como si tratar de consolarlo, y como si se tratara de
magia el semblante de Ken cambió, a uno tranquilo, casi apacible,
como si pudiera reconocerlo solo por el tacto de sus dedos, por
eso Jin le recorrió el rostro con cuidado, quitandole un poco del
cabello que le caía en la frente, y suspirando lo miró con cariño,
deseando que permaneciera de esa forma tranquila lo que
quedaba de esa noche, cuando escuchó la puerta abrirse a sus
espaldas

-Jiminie... iré a dormir en un momento más.- Dijo en voz baja, sin


dejar de tocar el rostro de Ken, y sin embargo al no recibir
respuesta volteó curioso, encontrando un par de ojos negros, casi
asesinos, que lo miraron desconcertados.- Nam...

El nombrado no respondió, rió en medio de un resoplido, y salió


del cuarto en el instante, haciendo resonar sus pasos furiosos en el
pasillo

-Nam.- Dijo Jin titubeante, sintiendo el corazon frio, y se levantó


rápidamente con la intención de seguirlo, corriendo por el pasillo,
descubriéndolo mientras tomaba las llaves de la camioneta de
Yoongi.- Nam .-insisitó, pero el nombrado no se atrevió a mirarlo,
bufaba como un animal enojado al tiempo que se colocaba una
chaqueta encima.-Nam...-Repitió, con un nudo en la garganta.- No
es...
-Cállate...-Gruñó poniendo punto final a la atmosfera y tras ello
salió, azotando la puerta

-Nam!.- Dijo siguiéndolo, sin siquiera molestarse en tomar un


abrigo, y apenas pudo alcanzar la puerta del elevador que se
cerraba, encontrando los ojos furicos de Namjoon, y su expresión
tensa que casi podía partir un cigarrillo que recién había
encendido entre sus dientes.- Puedo explicarlo...

-Piérdete.- Sentenció, empujándolo de un movimiento para


permitir que la puerta se cerrara, pero no se dio por vencido,
corrió por las escaleras de emergencia, deteniéndolo antes de que
se metiera en el auto, y azotó la puerta para evitarle la entrada al
auto, hiperventilando

-Nam...

-Dije que te pierdas de mi vista...

-Nam... por favor, no es lo que estas pensando


-Ah no? Dime ¿que es lo que debería pensar...? Por favor dame
una mejor conclusion que la que tengo

-Estaba cuidándolo

-Si... ya veo lo bien que lo haces

-Por favor no lo malinterpretes...

-Claro que no... ¿como podría?.- Dijo haciéndolo a un lado y tras


ello trató de subirse al auto

-Nam... basta, no fue así, por favor

-Vamos... regresa... estoy seguro de que no sobreviviría sin tus


caricias...

-Nam... yo no... no te haría algo así, jamás, por favor... es mi


hermano...
-Esa es la maldita escusa de todos para venir a dejarlo aquí... es tu
hermano es tu hermano... Él no es tu hermano...-Dijo arrastrando
las palabras entre los dientes.- Es el maldito que trató de violarte...

-Nam...-Dijo llevando su mano al mentón de su amor, pero este lo


quitó con violencia, sin importarle subir el tono de voz

-Es el maldito que te chantajeó, ¡Que te separó de mi!.- Gruñó.-


¿acaso se te olvidó?!

-Namjoon...

-¡Ah! ¿Lo haz olvidado?! Olvidaste nuestro sufrimiento acaso?!

-Ya basta!

-Huimos de toda esa mierda, y ¿pretendes decirme que la acojes


de vuelta solo porque el bastardo es tu hermano?!
-¡Él nos defendió Namjoon! Casi lo mataron y no nos delató!

-Debieron haberlo hecho... una mierda menos en el mundo.-


Gruñó, y sin embargo en el instante Jin comenzó a temblar de
rabia, tratando de ocultar sus lágrimas, desconcertando a
Namjoon

-No lo digas... no vuelvas a decirlo.- Dijo hiperventilando, con los


ojos a punto de estallar.- No cuando conoces el dolor de haber
estado solo.- Musitó con la voz cortada.- Porque fue por él que yo
tuve compañía, aun cuando todos me llamaban demonio... por él
no estuve solo... tuve una familia... alguien que me quisiera...
alguien que me defendía del pueblo entero si era necesario... y por
la misma razón ahora está inconciente en el cuarto del fondo...-
Dijo llorando.- cometió errores, todos lo hacemos, pero padre nos
enseñó a dar la otra mejilla, nos enseñó a perdonar, y en nombre
de ese amor que me dio yo lo perdono...

-Bien... perdónalo, perdona como siempre hace en tu jodida


religión, después de todo no importa.- Gruñó, confrontando su
mirada.- Puedes ser un jodido violador, un drogadicto, una puta,
un estafador, pero no importa, cierto?, porque si te "arrepientes
sinceramente" entonces puedes entrar de nuevo a la gracia de
Dios... así es como funciona, ¿no?
-Basta... mide tus palabras...

-Entonces está bien, vamos a hacer toda la mierda que se nos


ocurra, al fin y al cabo siempre podemos ser perdonados

-Nam...

-Es más, ¿porqué no le das a tu jodido hermanito algo mucho más


efectivo? Eres bueno... tu sabes...

-No te atrevas... no me deshonrres de esa forma...-Dijo con los ojos


inundados de lágrimas y rabia

-¿Necesito hacerlo de verdad?, no deberías preocuparte


demasiado, tu Dios te va a perdonar incluso si se la chupas a tu
querido hermano frente a mi puta cara.- Dijo sonriendo sarcástico,
y sin embargo aquella sonrisa socarrona no le duró demasiado,
porqué fue cortada de golpe, por una chachetada ruidosa en su
rostro, una que no le dolió pero que lo dejó en silencio, serio
-Necio... -Dijo con los ojos cristalizados, con la nariz y las mejillas
ardiendo en rojo de vergüenza.- ¡Bruto...!- Le gritó rompiendo en
llanto, y tras ello caminó sobre pasos veloces hacia la salida,
ocultando su llanto entre sus manos frias, dejando a Namjoon
tragando en seco

-Ahhg... mierda.- Gruñó, corriendo como loco hasta que lo alcanzó


y tras ello lo aprisionó por la espalda con los brazos, casi
cargándolo

-Sueltame!

-Mierda Jin...

-Sueltame!.- Le gritó forceneando, llorando con verguenza

-Jin!

-¿Como puedes pensar siquiera que yo te haría algo así?!- Lloró


desconsoladamente, rompiéndole el corazon al de tez morena que
se sentía un idiota
-Jin...-Musitó, siendo ignorado por el castaño, que se secaba las
lágrimas como un niño, evitándole la mirada.- Jin...-Dijo con un
nudo en la garganta.- mierda... no estaba pensando en lo que
dije...

-Sueltame!.- Dijo forcejeando con todas sus fuerzas.

-Jin... espera, por favor escúchame

-Ya te escuche mucho! Ya no quiero escuchar más

-No estaba pensando en lo que dije... soy un estúpido... por favor...


ven...-Dijo cargándolo, dirigiéndolo al auto, pero Jin se negaba.-
Hablemos adentro...

-¡Suéltame! Ya no quiero escucharte

-Jin... espera, por favor


-Sueltame! Estas lastimándome!.- Dijo en un tono roto que hizo
que Namjoon se sintiera una mierda, por eso lo soltó, dejando que
se sentara en el asiento delantero, mientras él, contemplándolo
llorar en medio de sus manitas frias presionaba la puerta,
sintiéndose un cretino

-Jinie... sé que tu jamás harías algo así...-Dijo haciendo una mueca


de arrepentimiento y enojo consigo mismo, pero el nombrado no
contestó nada, ni siquiera lo miró, siguió llorando quedito,
doblando sus rodillas para estar lejos de su cuerpo, y metió la cara
entre ellas con vergüenza.- Jinnie... -insistió.- Por favor...

-Déjame... eres cruel.- Sollozó

-Ah... mierda Jin... porque tenías que tocarlo?!

-Estaba cuidando de él!, necio!

-Yo sé que estas cuidando de él!, por eso enloquecí ¿de acuerdo?!...
yo... no puedo con la idea de que él esté aquí... no después de lo
que hizo, de lo que siente por ti... ni siquiera puedo con la idea de
que haya alguna posibilidad de que tú... pudieras darle lo que me
das a mi...

-¿Como podría?!.-. Dijo alzando por fin la mirada, dejando a


Namjoon ver su rostro coloreado de rosa, de rojo... de un
amanecer hermoso que sollozaba.- No puedo darle lo que te di a
ti... no tengo dos vidas Namjoon...-Dijo llorando quedito.- Y aún si
las tuviera igual ambas serían tuyas...

-Jinnie...

-Sé que te molesta... Yo... no debí acercarme tanto...

-No...-Dijo acercándose, metiendo la cara entre sus rodillas, como


un perrito.- Shhh... es mi culpa... no llores mi angel... no es tu
culpa que sea un estúpido...

-Nam... te juro que yo jamás te deshonraría de esa forma... yo...

-Ya...-Dijo aprisionandolo entre sus brazos, tragando en seco.- Sé


que no... se que no mi amor... perdóname...-Musitó respirando
dentro de su cabello, dando repetidos y hermosos besitos en su
cabeza.- Perdóname... Enloquezco cuando veo a alguien tan cerca
de ti...-Musitó acariciando su rostro, limpiándole las lágrimas con
los pulgares.- Mírate... eres lo mas hermoso de este mundo... y
cualquiera querría llevarte de mi lado...

-Nam...

-Perdóname... por favor perdona lo que dije.- Musitó dándole un


pequeño beso sobre los labios, y lo sintió como una ola de alivio,
porque aunque fuera tan efímero, la forma en que Jin lo recibió,
con los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas sencillamente era un
sueño.- Perdóname...

Jin asintió quedito, sintiendo el roce de sus labios, y llevó sus


manos alrededor de su nuca, haciendo que se inclinara para
alcanzarlo mejor. Lo besó suspirando, de alivio y de amor
profundo, saboreando su esencia, su perfecto cariño.-Nam...

-Te amo... te amo...-Susurró sobre sus labios, besándolo entre cada


sílaba, despacio, constante, casi rítmico, al tiempo que llevaba sus
manos alrededor de su cintura juntándolo a su cuerpo.
-Te amo más...-Musitó Jin, recibiendo lo besos, cada vez con un
poco más de impaciencia, hasta que, perdido profundamente en
sus pensamientos comenzó a lamerlo despacio, a tratar de
encontrar su lengua con la suya, hasta que las sintió rozarse de
forma cálida, y continuó, sorprendiendo a Nam por los besos
ruidosos y profundos que Jin empezaba a proponer, y le encantó
de forma sublime, y continuó aunque sin estar seguro de lo que su
hermoso angel pretendía, al menos hasta que sintió una de sus
tersas manos acariciarlo sobre la tela de sus pantalones de forma
lasciva.

Namjoon se separó respirando de forma pesada, con un halo de


saliva brillante en sus labios, y miró a Jin desde arriba, observó su
rostro sonrojado que se mordía los labios.- Jinie...

-Nam... Ven...-Susurró

-Jin... estamos en el...

-Mi cabeza... está caliente.- Dijo en un tono suplicante, arrastrando


las silabas en su respiración pesada y anciosa, y aquellas palabras
le volaron los sesos al de tez morena -Ven adentro... conmigo~
-Jin... hay camaras aquí...-Dijo tragando en seco, viendo como el
castaño se metía en el auto, y gateaba a la parte trasera, ignorando
sus palabras.-. Jin...

-Solo... vamos a besarnos...-Lo escuchó decir, al tiempo que el


incauto de tez morena se subía titubeante al auto, cerrando la
puerta tras de sí

Namjoon no supo en que momento lo hizo, sólo que una pierna


del pantalón de Jin estaba fuera de su lugar, al igual que su ropa
interior, y sus manos, antes frías, parecían ahora lo más cálido del
mundo, porque Jin las pasaba por su miembro con lentitud,
mirando a Nam fijamente

-Jinnie... que...

-Mira... lo que provocas en mi...~-Gimió sin dejar de tocarse de


forma deliciosa.- Sólo... con besarme...-Susurró, aprisionando sus
ojos.- ¿por qué crees que yo... necesitaría algo más que tu...?-
Musitó avergonzado, tapándose los ojos con el antebrazo,
avergonzado
-Porque soy un estúpido...-Musitó, moviéndose con lentitud hacia
él, y tras ello posicionó la cara entre sus piernas, dando pequeños
y tiernos besos en sus muslos desnudos.- Ven... déjame hacerlo...

Jin asintió lentamente, apartando sus manos, al tiempo que


Namjoon lo tomaba con firmeza en su mano, haciandolo de arriba
abajo, extasiándose con las expresiones preciosas del castaño, que
hiperventilaba, viéndolo conatención.- Nam...~ tu mano se siente
bien

-Si mi amor...-Dijo relamiéndose los labios.- Voy a chuparla...


¿quieres...?

-Si...~-Musitó, mordiéndose los labios, mientras la lengua de


Namjoon comenzaba a recorrerlo suavemente, de arriba hasta
abajo, en donde después de arremolinar la lengua en la punta hizo
una pausa para comenzar a meterlo entre sus labios

Jin arqueó la espalda, gimiendo quedito, todo para escuchar aquel


sonido sublime de la saliva de Namjoon empapándolo de arriba
abajo, lento, casi tortuoso, sintiendo la humedad escurrir lento por
sus testículos, hasta tocar la tela del asiento trasero.

El de tez morena lo sentía palpitar sobre su lengua, y eso le


encantaba, le encantaba verlo de esa forma, con la piernas
perfectamente abiertas, con su erección firme, su cara de
sufrimiento, todo era completamente hermoso.

Hizo una pausa, incorporándose, sustituyendo su boca por la


mano de nuevo, para contemplar a su amor que jadeaba quedito,
sintiendo todo con lujo de éxtasis.- Hyung... va a matarnos.-
Musitó llevado su mano sobre el bulto que sus pantalones
ocultaba, y se froto unos segundos, contemplando la forma en que
Jin lo miraba, como si estuviese pidiendo clemencia a sus
indebidas intenciones. El de tez morena sonrió de forma lasciva,
suspirando, bajando la bragueta de sus pantalones, y Jin,
complacido, lo observó frotar su miembro húmedo contra el suyo,
jugueteando, relamiéndose deliciosamente antes de sentir como se
acomodaba, como tomaba su posición para aquello que lo haría
tocar el cielo con las manos.

Se inclinó para besarlo, tan dulcemente que Jin se abrazó a su


cuello, aprisionándolo, al tiempo en que centímetro a centímetro
comenzó a ser invadido, con una lentitud tal que suspiraba de
forma degenerada, casi contándolo, con la conciencia de hasta
donde habría un límite para Namjoon, y lo tocó, gruñendo sobre
sus labios, saliendo acto seguido, volviendo a entrar,
embistiéndolo con lentitud y firmeza, aun cuando el auto
comenzaba a moverse, y Jin siendo acallado por sus dulces besos
luchaba contra su lengua, con la electricidad deliciosas
invadiéndole las venas, con aquel morbo delicioso nublándole las
ideas.- Nam...- Gimió.- Nam...~

-Ah... mierda... hacerte esto es ... una... maldita delicia...-Jadeaba,


arrastrando las palabras al ritmo de sus embestidas, resintiendo la
tensión de todos sus músculos, que parecían hacerse uno, con el
único objetivo de aumentar el ritmo, de llegar tan adentro como
pudiese.

-Más...~-Suplicaba el castaño, viéndolo incorporarse sobre sus


brazos para moverse aún mas rápido, y lo miró a los ojos,
retándolo, relamiéndose, mordiéndose los labios, tratando de
decírselo con los ojos, lo mucho que disfrutaba tenerlo dentro, lo
mucho que disfrutaba estar siendo embestido contra la puerta del
auto.-Así... ~

Namjoon llevó su mano a su rostro, acariciándolo por un


momento, sin dejar su delicioso ritmo, y lo miró, suspirando,
metiendo su dedo pulgar entre sus labios rosas, que gemían
preciosamente, y Jin, como siempre, dispuesto, comenzó a
chuparlo encantado, estremeciendo a Namjoon.- Eres mío...-Jadeó,
subiendo el ritmo de sus estocadas.- Tus labios... tu lengua...
-Musitó.- Tu voz cuando gimes... la forma en que tu carne
tiembla... todo es mío...

-Nam...~-Gimió extasiado, resintiendo la fuerza de ese cuerpo


embistiéndolo sin piedad, sin importarle que el auto se moviera,
sin importarle que la carne de Jin estuviese roja por los impactos.

-El color de tus ojos... tus lágrimas... todo es mío...-Jadeaba,


viéndolo directamente, disfrutando de su expresión de placer y
sufrimiento, de como sus mejillas rebotaban por los impactos
-Si... ~ Si...-Le contestaba, deteniendo sus piernas para él,
invitándolo a seguir con lo que quisiera hacerle

-Eres mío... todo tú eres mío...

-Yo soy tuyo...~ .- Jadeó Jin, frunciendo el ceño, mordiéndose los


labios por el dolor de los impactos, por el sublime éxtasis que le
nublaba los pensamientos. -Tu... también eres mío..

Namjoon no contestó, no necesitaba hacerlo, se limitó a inclinarse


en su rostro, a besarlo tan profundamente que sentía las
vibraciones que le provocaba a través de la boca, y sin previo
aviso por parte del castaño un chorro hirviente de su éxtasis
comenzó a salir de su cuerpo, cubriéndole el abdomen, haciendo
que Namjoon sonriera, viendolo retorcerse entre sus brazos sin
decir palabra alguna, solo apretando la quijada al tiempo que
gemía, perdiendo casi la respiración, perdiendo unos segundos
después la fuerza de las piernas, pero a Namjoon eso no lo
distrajo, las pantorrillas del castaño fueran llevadas casi a su
rostro, y ahí, el menor lo tomó con fuerza, empujando, jadeando
de extasis al ver la piel de su hermoso angel marcada por su
rudeza, y tras dar las ultimas y violentas estocadas se corrió
dentro de él, encajando las yemas de sus dedos en las piernas,
mordiendo sus tobillos con una devoción tal que sentía saborear
ambrosía.

Jin abrió las piernas, con el torax bajando y subiendo por su


respiración agitada, y aún así, lo atrajo hacia él, sonriedole,
tomando su cabeza para pegarla a su pecho, y aquel gesto
sorprendió a Namjoon, porque parecía estar siendo consolado,
parecía estar siendo comprendido, y perdonado.

-No tengo ojos...-Suspiró.- No tengo corazón, ni tiempo, ni vida ni


nada... para alguien más que no seas tú...

Namjoon no contestó, hundió su nariz, en su pecho, estrujandolo


en sus brazos como si estuviera impaciente, tal vez un poco
angustiado.

-Júralo.- Dijo de repente, metiendo la cara de lleno, como si


sintiera vergüenza, y de hecho la sentía, por que había estado
rabioso de celos, vulnerable en todos sentido, y eso lo hacia sentir
patético, pero también sumamente asustado, por eso le pidió que
lo jurara, en contra de su orgullo, pero Jin, amable siempre, lo
abrazó, acariciando su cabello de forma suave.

-Lo juro...-Musitó sonriendo.

PARTE 78: ADVERTENCIA

-¿Como te sientes?

Ni siquiera había terminado de abrir los ojos del todo, cuando una
sonrisa amable lo recibió, como una bendición, porque después de
todo el dolor que lo había aquejado aquella sonrisa amplia y
blanca, como la de un angel le obsequiaba paz, y sobre todo
felicidad. Entonces todo se fue: el dolor en su espalda, su
incertidumbre y su miedo de estar en un lugar desconocido,
porque su hogar estaba delante suyo, y con felicidad acercó la
mano a su rostro herido, examinándolo cariñosamente, como
hacía desde que eran niños.

-Jin...-Dijo casi rompiendo en llanto, después de toda la ausencia,


después de todo el dolor y las lágrimas, después de que la vida
parecía habérsele ido de las manos, ahí estaba: su mejor amigo, su
hermano, su familia... su hogar. Por eso se incorporó como pudo,
y lo rodeó con los brazos impaciente, hundiéndose en su pecho,
suspirando de alivio.-Jin...

-Hola...-Dijo recibiendo su abrazo con cariño.- Te eché de menos...

-Y yo a ti... -Musitó, tragando la emoción en su garganta y tras ello


lo soltó poco a poco, viendo que en el buró de al lado un plato de
sopa humeante descansaba, aguardándolo.

-Debes tener hambre...


-¿Qué paso?, ¿Dónde está padre?

-Él te trajo aquí... ¿lo recuerdas...?

-No... yo... sólo recuerdo que me llevó a casa del señor Minjoo...
dijo que iba a buscar una dirección y después...-Musitó, viendo
hacia la nada, tratando de recordar.- Había un auto...

-Bueno... -Dijo resoplando sin saber cómo comenzar a explicarle

-Jin... ¿en dónde estamos?

-En la casa de Min Yoongi...

-¿Min... Yoongi?

Jin sonrió de forma agridulce, mirándolo un momento.- Es amigo


de Namjoon, vivimos aquí...
-Kim Namjoon... No entiendo...-Balbuceó

-Padre nos contó lo que pasó...-Dijo sonriendo, acariciando su


rostro.- Por eso te trajo aquí

-No... -Dijo tratando de levantarse.- No Jin, él...

-Espera por favor... te harás daño

-Padre... él...

-Él va a estar bien... el sheriff garantizó su seguridad pero tu...


-Dijo haciendo una pausa.- Tu estarás mejor con nosotros

-Pero padre... estará solo

-No... no va a estar solo Ken... tiene a nuestras madres... tiene a los


niños, a todas las personas que lo cuidarán en el pueblo
-Jin... no podemos dejarlo así

-Si vamos todo empeorará... por favor entiéndelo

-Pero él... nuestra iglesia...

-Ken...-Dijo tomándolo del mentón, exhortandolo a mirarlo, a


tranquilizarse.- Ken...-Susurró.- No podemos volver...

-P-pero... yo...-Dijo con los ojos perdidos, llorosos.- ¿Que haré...?-


Dijo angustiado

-Eso ahora mismo no importa... ya pensaremos en algo, ¿está


bien?

-Si...-Dijo tranquilizándose.

-Estamos juntos... yo cuidaré de ti


-Si...-Dijo angustiado, recargando el rostro en su pecho, como si
quisiera consuelo.-Jin... yo...-Musitó, llevando la mano al mentón
de Jin, inspeccionando su rostro con atención, de una forma en
que sus ojos parecían cautivados por esa belleza casi hipnótica que
los caracterizaba desde que era un niño.- Pensé que... no volvería a
ver tu rostro...

-Aquí estoy...-Musitó acariciándolo

-¿Estás bien...?

-Yo estoy bien... Namjoon cuida de mi...-Sonrió, pero ken siquiera


le importó aquel nombre, estaba perdido en sus ojos, en su boca
que le sonreía, y sin embargo, un sentimiento de frio, casi miedo
comenzó a sentirse en la habitación, por eso desvió su atención al
resto del cuarto, y ahí fue que lo encontró: un par de ojos rojos,
casi brillantes, que lo miraban de forma asesina, desde un rincón
de la habitación. Kim Namjoon yacía de pie al lado de la puerta,
con los brazos cruzados y la espalda recargada en la pared, en
silencio.
-Deberías comer la sopa... Jae Hwan... Jin la preparó para ti está
mañana...-Dijo Namjoon al percatarse de que se había dado cuenta
de su presencia, en un tono que nada expresaba, y tras ello Jin le
sonrió a Ken, pidiéndole tolerancia.

-Claro...

-Vamos hermano, debes comer.- Dijo Jin amablemente, acercando


el buró a la cama, y sin embargo miró a un lado a otro, sintiéndose
un tonto.- Olvidé la cuchara, ya vengo.- Dijo el castaño,
levantándose con rapidez y antes de salir de la habitación recibió
de Namjoon una sonrisa sumamente hermosa, de amor profundo,
que lo detuvo unos segundos antes de dirigirse a la cocina, y
dejarlos solos.

Namjoon volvió a su semblante serio, casi asesino, y miró a Ken


fijamente, pero el joven de tez alba y cabello negro no se inmutó,
le sostuvo la mirada con firmeza.- ¿Qué pasa? No vas a
matarme...?
-Quisiera...-Dijo sin más.- Pero eso heriría a Jin...

-Ya veo...

-No lo toques de esa forma otra vez... o te romperé las malditas


manos...-Gruñó

Ken sonrió por lo bajo, tentado a responder la agresión.- Oh vaya,


y si el me toca que harás...?

-No juegues conmigo... estás aquí porque él me lo pidió... porque


cree en ti.- Dijo seriamente, sorprendiendo a Ken.-Pero yo no
confio en ti... quiero que estés conciente... intentaste violarlo y por
tu culpa casi muere...

-Lo sé.- Dijo sosteniéndole la mirada, aunque por dentro su


corazón sangraba por sus estupideces.
-Bien... no lo olvides si es que valoras tu vida...-Gruñó.- Porque si
lo veo herido por tu causa, aunque sea mínimamente... Voy a
apuñalarte mientras duermes...

-No... le haré daño...-Aseguró, desviando la mirada, apretando las


sábanas debajo de sus puños.- Jamás volvería a hacerlo...

-Más te vale.- Dijo descruzando sus brazos, y tras ello relajó su


postura, escuchando los pasos de Jin volver por el corredor

-Ken, hice pastelitos.- Dijo feliz, sonriendo de forma hermosa, y


alzó el pequeño plato enseñándole el delicioso postre y la cuchara
que sostenía en la mano

-No tienes idea de las ganas que he tenido de uno...-Dijo


regresándole la sonrisa, tratando de quitarse el mal sabor de boca
de la conversación anterior

-Empezaré con las citas...-Dijo Nam colocando la mano en la


cadera de Jin, distrayéndolo un poco

-Si Nam...
-Si necesitan algo díganmelo, ¿está bien?- Dijo de forma amable,
tomando el rostro de Jin para darle un beso tierno en la frente

-Si Nam...-Musitó con los ojos cerrado, recibiendo el beso

-Te amo...

-Yo más...-Musitó con la mejillas sonrojadas, poniéndose de


puntas para depositar en sus labios un beso pequeño y tras ello el
menor salió de la habitación, dejándolo solos.-Bien... entonces
vamos a comer...-Sonrió

-Si...-Dijo Ken suspirando, sonriendo por lo bajo

-¿Que?

-Eres muy cursi...


-Hey... que malvado eres...-Dijo haciendo un puchero.

-Me alegra verte feliz...-Dijo de repente, sorprendiendo a Jin

-Hermano...

-La verdad es que pensé que ... por mucho que te amara y tu a él...
no podía quitar de mi cabeza la imagen de una casa fría y sucia,
llena de vagabundos con dibujos paganos... consumiendo drogas

Jin soltó una pequeña carcajada, contagiando a Ken.- Y decía que


yo exageraba...

-Bueno... no puedes culparme... quien esperaría que el fuera una


persona así...

-Es... maravilloso hermano...

-Ya lo veo...-Dijo sonriendo -Y la otra persona que vive aquí...-


-Ah... a ellos te los presentaré después, ahora mismo están
ocupados, son buenas personas también, es solo que... bueno... son
como Namjoon

-Dios me ampare...

-Vamos no seas malo... son difíciles al principio pero... tengo una


idea...

-¿Idea?

-Así es...-Sonrió.- Tengo una propuesta que hacerte...

--------------------------------------

El sol de la mañana siguiente empezaba a salir de repente, cuando


un olor delicioso proveniente del horno comenzó a inundar toda
la casa, despertando a los presentes: primero Namjoon salió
adormilado de la habitación, caminando por el pasillo mientras
bostezaba, y tras él, como ratones atraídos por la flauta de
Hamelin, Jimin y Yoongi salieron de la habitación, y parecía algún
tipo de carrera de zombies, siendo acaparada por la cabeza rubia
que se adelantó cuando siquiera había podido abrir los ojos y la
razón era simple, porque Min Yoongi amaba con todo su ser el
chocolate.

-Jinnie...-Dijo su novio adormilado, mientras el castaño ponía la


mesa

-Que bueno que se levantaron, ya vamos a desayunar

-¿Desayunar?

-Si... hice huevos revueltos y Pan

-¿Porqué huele a chocolate?.- Dijo Min Yoongi ignorando las otras


menciones

-Ah... es algo que Ken y Yo pusimos en el horno, estará listo en un


rato, así que mientras desayunemos
El nombrado de cabello negro y tez alba se asomó desde la barra
de la cocina, haciendo una reverencia con la cabeza.- Buenos
días...-Dijo con respeto y Jimin sonrió divertido

-Yoongi Hyung...-Dijo Jin sonriendo.- Él es mi hermano... Su


nombre es Jae Hwan...

-Mucho gusto... Joven Min Yoongi -Dijo Ken ligeramente nervioso


y tras ello miró a Jimin

-Él es Park Jimin... es novio de Yoongi Hyung

-Hola.- Dijo Jimin con la mano

-Mucho gusto... Joven Jimin... -Dijo haciendo otra reverencia


respetuosa y Jimin, sonriendo divertido se acercó.

-Es gracioso.- Dijo bajo risitas.- Ellos hablan igual, como ancianos,
pero son muy jóvenes...
-Disculpe...-Musitó Ken avergonzado

-¿H-hablo como anciano?.- Dijo Jin apuntándose a si mismo con el


dedo, pero fue ignorado en el instante

Yoongi no dijo nada, se sentó a la mesa, tomando un pedazo de


Pan y se lo metió a la boca, viendo su celular como si nadie más
estuviese ahí

-Bueno siéntense.- Dijo Jin, trayendo acto seguido una serie de


platos, mientras Jimin y Nam comenzaban a poner la mesa

Ken se quedó parado, ligeramente nervioso, y sin embargo Jin lo


sentó al lado del rubio, poniéndolo incómodo, pero Ken sintió la
necesidad de decirle algo, y mientras los demás se dedicaban a
poner la mesa él se aclaró la garganta, viéndolo masticar
despreocupadamente.

-J-joven Min Yoongi... yo...


-No me digas Joven... soy mayor que tu.- Resopló sin siquiera
verlo

-Lo siento... yo... quería agradecerle que me permita estar aquí


unos dias...

-Bien, espero que sean solo unos días...-Dijo sin más, poniendo a
todos incómodos

-Si...-Musitó Ken bajando la cabeza

El desayuno siguió en silencio, y aunque todos amaban la comida


de Jin nadie hizo un elogio o pronunció siquiera una palabra. El
objetivo de Jin era simple, hacer que Ken se llevara bien con
Yoongi para lograr un ambiente menos tenso en la casa, después
de todo estaba perfectamente conciente de que Yoongi detestaba
tenerlo ahí, su plan no estaba funcionando para nada, y sin
embargo confiaba en que su arma secreta lograría que todo saliera
bien.

-Ah... hermano.- Dijo interrumpiendo.- Ya pasó media hora... debe


estar listo
-Si...-Dijo el incómodo chico, levantándose de la mesa

-Jae Hwan hizo algo especial como postre...-Dijo Jin sonriendo,


viendo a su hermano dirigirse a la cocina.- prepararé café para
acompañarlo.- Dijo finalmente, y se levantó para ayudarlo

-Yo no quiero nada.- Dijo secamente el dueño de la casa,


levantándose, acomodándose las pantuflas sin cuidado

-Yoongi...-Dijo Jimin viéndolo con ojos suplicantes, cuando de


repente la puerta de la cocina se abrió y de ella Jae Hwan salió
cargando un pastel oscuro, que olía delicioso. Jimin vió los ojos de
su novio, dilatados como los de un gato que juega, y sin más
volvió a su asiento, sin perder de vista aquel pastel de chocolate

-Aquí está...-Dijo Ken colocándolo en el centro de la mesa

-Vaya... juro que he visto un pastel como ese en alguna película


-Se parece al pastel que se come bruce en matilda.- Dijo Jimin
divertido

-Este no es tan gigante...-Dijo Jin sonriendo

-Ah... es parecido...-Dijo JaeHwan sonriendo complacido por la


mirada de los presentes.- Este es...

-Pastel del diablo.- Murmuró  Yoongi casi salivando.

-Si... ese es

-¿Pastel del diablo?, que clase de nombre es ese?

-Yo quiero.- Dijo Yoongi interrumpiendo, acercándole un plato a


Ken con impaciencia.- ¿Está bien hecho?

-Yoongi!
-Oye... no cualquiera puede hacer pastel del diablo...

-No te preocupes Hyung.- Dijo Jin.- La especialidad de Ken es este


pastel... lo hacía cada cumpleaños de los niños

-Bien entonces sírveme.- Sentenció con impaciencia y mirando


titubeante a su hermano prosiguió a servir un poco.

Yoongi saboreó un pedazo grande, seguido de los demás que


probaron el pastel, por supuesto que Namjoon lo hizo con un
poco de desagrado, y sin embargo por Jin fingió que también tenía
curiosidad, aunque  no lo hubiese notado, estaba atento a las
expresiones de Yoongi que lo saboreaba feliz como un niño.

-¿Todos ustedes son reposteros?.- preguntó Jimin viendo la cara


de felicidad de su novio

-Bueno... no exactamente pero las madres nos enseñaron a cocinar


postres para las ventas del convento

-Está delicioso.- Afirmó el de sonrisa amable, llevándose un


pedacito a la boca, masticándolo sin prisa.- Aunque me parece
irónico que su especialidad sea algo que lleva la palabra "diablo"
en el nombre

-Si... un poco creo...-Dijo Jin sonriendo.- En fin quería comentarles


algo con esto... sobre un pequeño trabajo que Ken y yo estaremos
haciendo

-¿Trabajo?
PARTE 79: LATIDO

-Jin... sabes que te apoyo pero no creo que sea la mejor idea que
salgas a la calle a repartir estas cosas.- Dijo Namjoon viendo los
pequeños papeles con publicidad en sus manos, y no podía evitar
sonreír con una combinación que iba desde la pena ajena hasta la
ternura que te derretía, porque Jin le había pedido a Min Yoongi
ayuda para hacer los panfletos, y el rubio, siendo un total vegetal
en el diseño había utilizado Paint y letra arial para hacerla, por
supuesto que había hecho su mejor esfuerzo, más aún cuando el
pago era un pastel del diablo entero para él solo, pero nadie podía
negar que el resultado había sido algo de lo más cómico, y podía
leerse de la siguiente forma:

🍰Repostería  de Jin y Ken🍰


🍪Se hacen postres sobre pedido, para ese evento especial🍮

Nos respaldan 4 generaciones de recetas caseras, somos su mejor opción,


¡compruébelo!🍩

Tel: 000-XXX-XXX

-¿Por qué no?

-Porque no conoces la ciudad

-Eso mismo dijiste cuando traté de buscar trabajo, y no soy un


niño como para perderme con tal facilidad, además Ken va a venir
conmigo

-Vaya, aun mejor.- Dijo en sarcasmo.- En vez de buscar a uno


buscaré a dos

-Nam.- Dijo haciendo un puchero


-No te preocupes, yo iré con ellos.- Dijo Min Yoongi tomando las
llaves de su auto, mientras Ken, peinándose correctamente frente
al espejo del lobi se revisaba cuidadosamente, pues desde que era
un niño no utilizaba jeans ni tenis, lo peor, al menos para la
perspectiva de Namjoon es que aquel estirado y altivo joven por
primera vez se veía como alguien de 22 años, y por otro lado, a los
ojos de Jin su hermano lucia completamente apuesto.

-¿Porqué él esta vestido así?.- Dijo el moreno señalando


despectivamente a Ken.- ¿y porque tu últimamente estás tan
amable?.- Refunfuñó señalando acto seguido a Min Yoongi

-Está vestido así porque yo lo sugerí.- Dijo Jimin apareciendo de


repente a sus espaldas, sonriendo, viendo con orgullo su obra.- Se
ve increíble ¿no?

-No.- Dijo Namjoon secamente

-Oh vaya Namjoon deja de estar de amargado, ellos dos deben


lucir frescos y joviales, así atraerán más gente, nadie rechaza un
volante de alguien apuesto, te lo aseguro, además, Jin está vestido
casi igual, ¿no te gusta?
-En realidad no tiene sentido lo que dices.- Aseguró.- Jin se vería
bien aunque le pusieras un costal de papas encima.

-Awwwn~- Chilló Jin ligeramente avergonzado

-Aunque lo prefiero desnudo, por supuesto

-Nam!

-Así se habla.- Dijo Yoongi sonriendo por lo bajo

-Tu calla.- Dijo Jimin a su novio.- Que sólo estás ayudando porque
te prometieron más postres gratis

-Oye no son gratis, debo probar el producto en el que invierto.-


Dijo aproximándose a él y tras ello lo tomó de la cintura,
atrayéndolo a su cuerpo, sin importarle la mirada de los presentes,
y en sus labios depositó un beso profundo y cariñoso, dejándolo ir
tras una sonrisa socarrona.- Vendremos en la tarde
-Te veo más tarde.- Musitó Jin dándole un efímero y tierno beso
en los labios y Namjoon le regresó los volantes, mirándolo con
cariño

-Si...-Dijo quedito viéndolo con añoranza.- Suerte

-Tranquilo negro... están en buenas manos.- Dijo Yoongi abriendo


la puerta

-A Jae Hwan lo puedes perder, pero cuida a Jin, Hyung

-¿Gracias?.- Dijo Ken, siguiéndolo refunfuñando

-No te preocupes.- Musitó finalmente cerrando la puerta y tras


ello Nam suspiró, resignado

-No temas por ellos, estarán bien Namjoon, no son unos niños
-Lo sé Jiminie... - Dijo sonriendo.- Aunque si te soy sincero me
siento un poco abandonado, esperaba pasar mi dia ibre con él

-Bueno no es como si les fuera a tomar todo el dia, además tu y yo


tenemos algo importante que hacer

-¿Tu y yo?.- Dijo Namjoon extrañado y Jimin sonrió divertido,


mordiéndose los labios

----------------------------------------------------

-Jiminie... esto es...

-¿Te gusta?

-Es increíble... pero...

-Yoongi dijo que él no debía mostrártelo porque empezarías a


joder con que no lo quieres
-Jiminie yo... no puedo aceptar esto, él...

-Oye, antes de que digas cualquier cosa me pidió que te aclarara


que no es un regalo... sólo extendió el plazo de pago para el
préstamo que te hizo.- Dijo suspirando, viendo el local que
destacaba por unos hermosos y enormes espejos repartidos en
algunas paredes.- Dijo que... le pagaste la mitad de lo que le
debías, así que con eso ha comprado este local y los muebles que
ves y quiere que lo uses

-Ese Hyung...

-Deja de pensar que es una buena acción de él, te servirá saber que
él lo verá como una inversión

-Pero Jiminie... esto es demasiado

-Necesitas un lugar para trabajar Namjoon, aquí podrás hacer más


cosas...-Dijo poniéndole la mano sobre el hombro, con empatía, así
que tómalo...
-Yo... se lo pagaré con intereses

-El 10% para ser exactos...-Sonrió y Namjoon le regresó la sonrisa.-


él sabe que se lo pagarás, como siempre, es tu amigo pero no es un
idiota, no hace caridad, invierte

-Lo sé.- Dijo sonriendo, examinando el local de muros negros con


la mirada

-Bien... ¿Que te parece si comenzamos a decorar este lugar?.- Dijo


arrancando el plástico de uno de los sillones nuevos que
decorarían el lobi.

-Si...- Sonrió, acercándose lentamente, con una sonrisa nostálgica,


casi agridulce, en el rostro, que Jimin notó en el instante.

-¿Pasa algo?...-Preguntó Jimin con esa característica y bella sonrisa


que poseía y ladeó la cabeza como un cachorro, esperando la
respuesta
-No tienes porque hacer todo esto, Jimin...-Suspiró con la mirada
hacia el suelo.- Hyung y yo hemos sido amigos desde que éramos
prácticamente niños, y por eso lo entiendo... pero tú...-Dijo
haciendo una pausa, sin despegar su mirada gacha.- no merezco
esto de ti, no después de lo que hice

-Oh... -Musitó sorprendido, sin dejar de sonreir.- Te refieres a


eso...

-No tienes porque ayudarme...

-¿De verdad quieres tocar ese tema?.- Dijo divertido, aunque con
ligera bruma en la mirada.- Pensé que nunca íbamos a hablar de
eso 

-No... es sólo que...-Balbuceó, con el ceño fruncido

-Si te soy sincero.- Interrumpió amablemente, acercándose un


poco a él, sobre pasos lentos hasta que estuvo enfrente suyo.- Me
sentí un poco ofendido... cuando Yoongi me dijo que... estabas
saliendo.- Sonrió.- con un hombre
-Lo siento

-No importa.- Dijo ladeando la cabeza para lograr verlo a los ojos,
y encontró su mirada, casi penitente, que de a poco subió, para
verlo tambien.-Quien diría que Kim Namjoon un dia me pediría
una disculpa...-Dijo riendose.- Jin te hace bien... eso me alegra

-Jimin...

-Lo que pasó ya pasó...-Aseguró.- Además... quien decidió hacerlo


fui yo

-Yo... no debí tratarte de esa forma

-Me trataste como tratabas a todos... y de hecho... me sorprende


que lo recuerdes...

-No olvido las cosas... no importa lo borracho que esté


-Vaya... mala suerte para ti entonces.- Dijo dirigiendole una
mirada divertida.- Bien.- Suspiró, terminemos con el tema... lo que
hago lo hago porque quiero hacerlo, no porque quiera una
retribución a cambio... aprecio a Jin y a ti tambien y además estoy
en deuda contigo

-No entiendo

-Bueno... si tu no hubieras hecho lo que hiciste ... yo no hubiera


conocido a Yoongi.- Sonrió

--------------------------------------

-Adelante, por favor pruébelos, son deliciosos.- Dijo Ken con su


mejor sonrisa, desde el pequeño puestecito que habían montado
en una pequeña plaza, sumamente bonita y llena de gente.
Repartía pastelitos hechos esa mañana por Jin, y completas hordas
de chicas se acercaban al apuesto joven, casi babeando, sonriendo
como unas tontas, recibiendo las lindas sonrisas y palabras
amables de Ken, que promocionaba el negocio, y por otro lado, el
hermoso y casi angelical castaño repartía volantes unos metros
adelante, invitándolos a acercarse al puesto para probar los
pastelitos, y al igual que Ken, multitudes de chicas y algunos otros
curiosos se acercaban encantados. Yoongi no estaba ahí, se
encontraba escuchando música dentro de la camioneta, relajado,
aunque vigilándolos desde la distancia.

-Usted... es amigo de Monster -Dijo una voz apacible, llamando la


atención del castaño, y sus ojos color avellana encontraron un
chico de mirada penetrante y cabello gris, casi blanco

-Ah... hola...-Dijo sin reconocerlo en el instante

-¿Me recuerda?

-Yo ah... lo siento, no...-Dijo apenado


-No te preocupes, yo... bueno Monster me ha tatuado

-¿En serio?

-Si.- Dijo volteándose dejando ver a Jin que vestía una playera
ligeramente rasgada de la espalda y entre las hendiduras pudo ver
un árbol que parecía flotar sobre su espalda con las raíces
colgando y fue entonces que lo recordó, el primer dia que
Namjoon había empezado a trabajar:

-------Mini flashback---------

"El chico de mirada penetrante y sonrisa amable se levantó en el


instante para verse la espalda en el espejo, y rió un poco, tratando
de contener su emoción -Es increíble, muchas gracias.- Dijo aquel
de tez blanca y cabello gris, casi blanco, cuya sonrisa hizo que Jin
se sonrojara ligeramente, y caminó de nueva cuenta hacia el
tatuador, haciendo una mueca de ardor pero al mismo tiempo de
felicidad- Es un honor tener un tatuaje suyo, Monster

-Yo no hice nada, tu diseño por si mismo es hermoso


-¿De verdad lo cree? yo... yo lo hice

-Eres bueno

El chico sonrió enormemente, haciendo una reverencia de respeto,


eufórico por el comentario.- Muchas gracias

----------------fin mini flashback--------------------

-Ah...-Dijo sonriendo.- Te recuerdo, Namjoon dijo que tu diseño


era hermoso

-Si...-Contestó el chico ligeramente sonrojado.- Es un honor


viviendo de alguien como él, yo... siempre quise un tatuaje suyo,
su trabajo es hermoso

-Si... lo és.
-D-de hecho.- Dijo sacando de su mochila un cuaderno de dibujo
torpemente, y tras les mostró a Jin un increíble, de una especie de
bestia mitológica de lucia alucinante.- Yo... me he inspirado
mucho en su trabajo, quisiera convertirme en un tatuador como él

-Vaya... es increíble.- Dijo Jin maravillado.- Deberías mostrárselos,


estoy seguro de que le gustarían

-¿Tu crees?, he escuchado algunos rumores de que ... bueno... es


una persona ocupada por supuesto pero tambien dicen que es
algo difícil

-Pues a mi me parece la persona más dulce del mundo.- Dijo sin


más, sorprendiendo al chico.- ¿Porque no vienes un dia a la casa
para que se los muestres?, estoy seguro de que le gustarán

-¿E-en serio?!.- Dijo sonriendo

-Claro...

-¿Y-y no crees que sea inoportuno? Yo... no quisiera hacerlo enojar


-No se enojará, hablaré con él para que puedas verlo, aceptará
gustoso seguramente

-Eso seria genial, de verdad te lo agradezco muchísimo-Dijo con


una sonrisa tan grande que conmovía el corazón de Jin

-Gracias a ti por admirar su trabajo, pocas personas pueden


apreciarlo de forma genuina.- Dijo suspirando, como si se
perdiera en el recuerdo de aquel angel pintado en la capilla de la
iglesia

-Parece que tu también sabes apreciarlo

-Yo lo aprecio de todas las formas que haya...-Suspiró,


desconcertando un poco al chico

-Disculpa la indiscreción pero suena a que eres muy cercano a él


-Bueno lo somos.- Dijo sonriendo.- después de todo él es mi
prometido.- Dijo alzando su mano con felicidad desbordante,
viendo el viejo anillo de plata con la esencia de la promesa más
bella que le hubiera hecho

El de cabello blanco se ruborizó enormemente.- V-vaya... eso es...


genial... creo que entonces si lograras que me dé una audiencia.-
Sonrió

-Eso creo...

-Por cierto, soy Jung Taek Woon.- Dijo extendiéndole la mano con
una sonrisa.- pero mis amigos me dicen Leo, estudio en la
universidad que está a unas calles

-¿Leo...?

-Es un chiste local de mis amigos de la infancia, no tiene caso


contarla, pero me acostumbre a que me digan así

Jin se rió ligeramente.- Soy Kim SeokJin... pero puedes decirme


Jin, es más cómodo
-Jin entonces.- Sonrió.- Y por cierto, ¿que te trae por aquí?

-Ah, estamos por iniciar un negocio.- Dijo dándole uno de los


volantes.- Mi hermano y yo...-Dijo señalando a Ken que estaba
distraído con un potencial cliente

-Ya veo.- Sonrió.- ¿Quieres ayuda?

-No, no podría

-Vamos, es lo menos que puedo hacer

-¿Estás seguro?

-Si, claro, será un placer.- Aseguró

-Seria de mucha ayuda.- Dijo entusiasmado.- Bien, entonces, ven,


te presentaré primero con mi hermano.- Dijo tomándolo de la
mano, sorprendiéndolo, y lo llevó a cuestas hasta donde su
hermano estaba, desconcertándolo

-Él es mi hermano, su nombre es Jae Hwan, pero le decimos Ken


de cariño.- Dijo Jin con una sonrisa, tomando por sorpresa al
moreno, quien alzó la mirada, encontrando aquellos ojos rasgados
y penetrantes, acompañados de una sonrisa amable y se quedó
mudo, sin saber porqué

-H-hola...-Dijo el de cabello blanco, extrañamente nervioso

-Ken, él es Jung Taek Woon.- Sonrió

-Puedes... decirme Leo si se te hace más cómodo.- Aseguró, y Ken


sin estar seguro le dio la mano, embobado.

-¿Hermano?

-A-ah si... mucho gusto...-Musitó, sintiendo un latido profundo


dentro de su pecho
PARTE 80: RUBOR

Dos días después Namjoon tuvo que sentarse en la sala de estar, a


regañadientes, viendo con hostilidad a aquel chico de cabello
blanco, que le extendía su carpeta de dibujos con nervios, pero
sobre todo con una mezcla de miedo y admiración hacia él, y el
moreno, siendo visto por su hermoso novio con suplica, la tomó
suspirando.

Le había dicho a Jin que él no recibía ese tipo de visitas, que había
una interminable lista de personas que decían admirarlo y querían
ser tomados como aprendices, pero la mayoría sólo eran "niñós
estúpidos" que únicamente querían dos cosas de él: colgarse de su
fama o robarse sus técnicas, y sin embargo, ante la insistencia de
su hermoso novio – y un sexo oral que le voló los sesos esa
mañana- había accedido a conocerlo.

-Y-yo... he seguido su trabajo desde que iba en el colegio.- Dijo


mientras Namjoon abría aquella carpeta, con lentitud.- Sus
técnicas son tan sublimes que me obsesioné con ellas, con la forma
en que arma un caos y armonía en el mismo cuadro... es admirable
y...

-Calla, no me dejas poner atención.- Dijo Namjoon y en el instante


guardó silencio
Namjoon examinó los dibujos; parecía estar de malas,
decepcionado, incluso aburrido y eso hizo que el semblante de
Leo se tornara triste, avergonzado y sin embargo el semblante de
Jin era el de alguien que está complacido, porque conocía a
Namjoon de pies a cabeza, y sabia lo que en realidad esa mirada
significaba, más aún porque su novio movía las pupilas por todos
los dibujos con cuidado y aunque lo hacia con aparente
aburrimiento en realidad analizaba cada trazo en ellos.

-¿Porque querías mostrarme esto?.- Dijo Namjoon en un tono


serio, casi hostil, y el chico de cabello blanco se puso firme y alerta

-Porque con sus obras usted me ha inspirado demasiado, yo...


quiero convertirme en un tatuador de su nivel-Dijo con toda la
seguridad que le permitía su voz nerviosa

-No me hables de usted, no soy un anciano.- Apuntó

-Lo siento...

-¿A que te dedicas?


-Yo... estoy por terminar la carrera en diseño...

-Un diseñador.- Resopló.- Típico.- Dijo cerrando la carpeta y


regresándosela.- Los diseñadores creen que este es un trabajo tan
fácil. No desperdicies tus estudios siendo un tatuador.

-No es un desperdicio...-Dijo con la mirada gacha.- No si puedo


convertirme en alguien como usted

-Como digas, pero te diré una cosa, puedes decir lo que quieras
sobre ello, pero pensaraás diferente cuando lo hagas y no vas a
soportarlo, los hermosos papeles en donde les enseñan a dibujar
no sangran... no se quejan, no se mueven, y no pueden contraer
una infeccion, en este papel no se borra ni se corrige... esto no es
para tí.- Aseguró, levantandose sin más y el corazon del chico
sintió romperse

-Lo siento por... quitarle su tiempo...


-Bien, pues tu disculpa no va a regresármelo, y además me parece
un asqueroso acto que te acercaras a Jin para obtener una
audiencia conmigo

-Y-yo no lo hice con esa intención

-Mi novio es bueno, no conoce lo bajas que pueden llegar a ser las
personas, pero lo entenderá a la mala, de eso me encargaré

-Nam...-Dijo Jin ligeramente desconcertado

-N-no por favor, yo fui quien le mostró mis dibujos, él solo trató
de ser amable.- Dijo levantándose, abrazando su carpeta a su
pecho.-Me iré enseguida...-Musitó con la cabeza gacha, y a su lado
la figura de Namjoon pasó caminando sin prisa, perdiéndose en el
pasillo 

-Lo siento...-Dijo Jin extrañado, sintiéndose culpable por la


grosería que Nam acaba de hacer

-No...-Dijo quedito.- Sólo trataste de ser amable, y yo... hice que se


enojara contigo, lo siento mucho SeokjinShi... 
-Esta bien... el no se enoja demasiado tiempo conmigo

-Igual lo siento, no debí acercarme de esta forma tan soberbia...

-No fuiste soberbio, tu trabajo es hermoso... es sólo que él es un


poco difícil... 

-Gracias por pensar eso de mi trabajo...-Dijo sonriendo de forma


agridulce 

-Gracias por no pelear con Namjoon, se que la forma en que te


habló fue muy grosera

-No importa, en realidad me sigo sintiendo honrado de que se


tomara el tiempo de ver un poco de lo que he hecho

Jin se quedó mirándolo unos momentos, con cierta ternura, el


chico tenía la apariencia de ser alguien despreocupado, tal vez
hasta indiferente, y en cambio era sumamente tierno.- Tienes una
buena actitud

-Siempre hay que tenerla.- Dijo suspirando.- Bueno... creo que es


mejor que me vaya, muchas gracias por su atención seokjinshii

-Si... lamento no haber podido hacer más

-No importa, su intención vale mucho para mi, de verdad.- Sonrió,


y sin embargo esa sonrisa fue desapareciendo , cambiando por
una expresión curiosa, pues a espaldas de Jin, asomándose desde
el pasillo una silueta pretendía esconderse para ver lo que hacian,
sin mucho éxito porque Leo lo logró ver perfectamente, y sonrió,
saludandolo con la mano - Jaehwan shii, buenos dias.- Dijo de
forma amable al tiempo que Ken dió un pequeño salto,
sorprendido, descubierto.

-Ken?-Dijo Jin, volteandose, encontrando a su hermano huyendo


despavorido por el pasillo.- ¿que le pasa?.- Murmuró

-Ah... creo que definitivamente no debería estar en esta casa.- Dijo


ligeramente desanimado
-Mierda.- Escucharon  a Namjoon gruñir desde el pasillo, y Jin
preocupado se asomó junto con el peliblanco, curioso.- Porque
corres aquí, estúpido-Volvió a gruñir el de tez morena, que se
sostenía de la pared, mientras el pelinegro, sobándose la cabeza se
sostenía en un antebrazo, tirado en el suelo

-No es mi culpa que estuvieses parado como un tonto, en medio


del pasillo.- Le reclamó, viendolo de forma hostil

-¿que has dicho?.- Dijo jalándolo del cuello de la camisa,


alzándolo, y Jaehwan poniéndole el pie sobre el estómago trató de
separarse, gruñendole de igual forma

-Lo que escuchaste, estorbo.-Sentenció.- Rufián

-Tu, pedazo de ...

-¡Nam!.- Dijo Jin metiéndose entre ambos.- No te atrevas, aún está


lastimado
-¿Escuchaste como me llamó este maldito moribundo?

-Estoy moribundo por tus actos, criminal.- Dijo Ken entre dientes,
forcejeando

-Ken basta ya!

-O-oigan... no peleen...-Dijo nervioso y ligeramente angustiado el


de pelo blanco, acercándose, y en el instante que los ojos de Ken lo
encontraron de nuevo se ruborizó por completo, aflojando su
forcejeo con Nam.- Menos si estás herido...

-Si...-Dijo Ken viéndolo fijamente

-Hermano...?-Musitó Jin, sacándolo de su trance, y el ingenuo


pelinegro se encontró con las miradas extrañadas de los tres
presentes, haciendo que se ruborizara aún más

-Disculpen.- Dijo sin más, corriendo a su habitación, y cerró la


puerta de golpe, dejando a todos desconcertados
-Que mierda fue eso...-Dijo Namjoon mirando a Jin con curiosidad

-No tengo idea...-Musitó Jin

-Bueno, me importa muy poco.- sentenció Namjoon tras suspirar


profundamente y tras ello apuntó al chico de cabello blanco que
abrazó su carpeta con nervios.- Tu... ven mañana, a las 8 am... y
trae tus materiales para dibujar

-Nam...-Dijo Jin sonriendo enormemente

-Tienes que saber que seré muy exigente, no porque le caigas bien
a mi novio significa que te daré un trato especial

-D-de verdad!.- Gritó entusiasmado, haciendo acto seguido


enérgicas reverencias.- Y-yo lo haré bien, muchas gracias.

PARTE 81: EL NOMBRE


Cuando el local de tatuajes finalmente abrió no había un nombre
oficial para él, Namjoon no se había molestado en ponerle uno,
tenía demasiadas ocupaciones administrando el negocio, y sobre
todo atendiendo al maremoto de clientes que iban y venían, desde
que salía el sol, hasta que se metía, y aún mas allá de que las
estrellas se alzaban en el cielo, pero no le importaba, estaba
inmerso en que el negocio prosperara, y así fue, properó, con la
ayuda del nuevo ayudante que comenzó a tatuar tan solo tres
meses después de haberse convertido en su aprendiz, ahora tenía
un empleado, uno que ponía todo su entusiasmo en cada tatuaje,
y eso hizo que la reputación del estudio de tatuajes creciera, y
siguiera creciendo más, con el tiempo

-Si vamos a hacer un sitio oficial para el estudio deberías ponerle


un nombre...-Dijo su fiel aprendiz, mientras le ayudaba a limpiar
los utensilios, con cuidado

-No se me ocurre ninguno en realidad.- Dijo sin mucho interés

-¿Porqué no le llamamos "Monsters house"?, escuché que así le


llaman la mayoría de nuestros clientes

-Es un nombre muy genérico, ¿no crees?


-Supongo que si... -Dijo sonriendo con ironía.- ¿No hay algo que le
guste tanto... como para nombrar al estudio?

-Mmmmh...-Masculló reflexionando, cuando la puerta principal


del local se abrió lentamente

-Nam!.- Dijo una cara sonriente, de ojos color avellana, que entró
al local con calma, cargando dos cajitas de cartón con cariño,
vestido con una gabardina negra que destacaba su cuello largo y
su piel blanca

-Jinnie...

-Hola Leo.- Sonrió

-Seokjinshii, buenas tardes.- Dijo inclinando la cabeza

-Ken ha mandado esto para ti...-Dijo feliz, extendiéndole una de


las cajas
-¿Para mi?.- Musitó con una sonrisa, tomándola en sus manos con
ternura y la abrió, descubriendo unas galletas con cobertura de
jalea de zarzamora.-Son... las que me gustaron el otro dia... 

-Te manda muchas cosas últimamente ¿no crees?.- Masculló


Namjoon viéndolo con ironía y Leo se ruborizó hasta la
incandescencia

-Leo siempre halaga sus postres... a Ken le hace feliz

-Si le hace tan feliz porque no le dices que se deje de idioteces y


venga a hablar en persona con él

-Y-yo no creo que esa sea la naturaleza de sus regalos... él... es


amable conmigo.- Argumentó el peliblanco, sonriendo con nervios

-Sigues siendo un ingenuo...

-Nam...-Recriminó Jin, viéndolo con súplica


-Como sea.- Resopló -¿Y esa garbadina?

-Ah, Jimin y yo fuimos de compras esta tarde, insistió en que se


me veía bien, ¿que opinas?

-Te ves hermoso.- Dijo extendiéndole la mano y lo jaló hacia el,


invitándolo a sentarse en sus piernas

-¿De verdad?.- Sonrió, acomodándose sobre sus rodillas.- pienso


que es demasiado ostentoso...

-Bueno... el negocio ha ido bien, puedes darte ese lujo, después de


todo es tu dinero

-Si...-Dijo sonriendo con timidez

-Bien... yo iré a poner estas cosas en el almacen.- Dijo el peliblanco,


notando que se ponían románticos, y desapareció en el pasillo, con
lentitud
-Hice pastelitos... de los que te gustan Nam...-Dijo sonriendo y se
los puso en la mano

-Gracias mi amor... no debiste, tienes mucho trabajo

-Está bien, después de todo no hemos podido estar juntos


mucho... considera esto como una disculpa

-No tienes que disculparte, yo soy el que debería hacerlo... dije


que iba a darte una buena vida pero nisiquiera he podido
comprarte algo...

-Dijimos que nos enfocariamos en pagarle a Hyung primero, y es


lo que estás haciendo, -Dijo acariciando su mano con cariño.-
después habrá tiempo de otras cosas... mientras tanto deja que me
encargue, si?

-Si...-Dijo Nam sin más, recibiendo un beso en la frente por parte


de Jin

-¿Estás nervioso?.- Sonrió.- La inauguración es en dos días


-Si... un poco...-Musitó.- No se si podré hacerlo bien...

-Claro que lo harás bien, lo haz hecho todo tu solo

-Ken tambien ayudó

-Si, bueno.- Sonrió.- El idiota lo hizo bien tambien...

-¿Estás seguro de que Yoongi Hyung no tiene problema con que


nos tardemos un poco más en pagarle?

-Bueno fué idea de él poner la cafetería de todos modos, así que


tómale la palabra y sigan consintiendolo con postres

-Si Nam...-Sonrió, hipnotizando sus ojos por un momento

-¿Que...?
-Tu cara... -Musitó.- Han pasado dos años... desde la primera vez
que la vi...

-si... aunque para mi ha sido un segundo.- Dijo atrayendo la mano


de Namjoon a sus labios, y la besó con ternura, pasando la mejilla
por su palma, con calma

-Por cierto... le dije a Ken que estaré ausente el jueves... para que
puedas trabajar en mi

-Perfecto.- Sonrió, dandole un beso en el cuello

-Pervertido

-Hermoso.- Sonrió

-Lo sé.- Dijo alzándose en hombros


-Por cierto, ¿que es lo que quieres que te haga?

-Ya lo verás ese dia...

-Está bien.- Sonrió

-Debo regresar, le ayudaré a Ken a acomodar los adornos

-Si...

-Te veo en la casa.- Dijo dándole un beso cariñoso en la frente, y


tras ello se levantó, soltando su mano de a poco, y tras ello se
dirigió a la puerta, siendo detenido por la voz de Nam que llamó
su atención de repente

-Angelus  meus... 
Mi ángel

-¿Mhh?.- Dijo volteandose, curioso


-¿Mecum...  beatus  es ? 
¿conmigo, eres feliz?

-Sicut  in  caelo 


como si estuviera en el cielo -Dijo colocando su mano en la perilla
de la puerta, y tras ellos le sonrió, saliendo acto seguido,
diciéndole adiós con la mano a través de la puerta de cristal.

-------------------------------------

Leo estaba en el almacén, sentado en una pequeña sala de


descanso, y con la pequeña caja en sus piernas suspiró como
suspiraría alguien que está enamorado. Ken nunca se había
acercado a hablarle desde ese dia, y pensaba que solo le agradaba
por ratos, por eso frunció el ceño desilucionado, tratando de
convencerse a si mismo que Ken le mandaba aquellos obsequios
por cortesía, no por una razón aparte.
Por eso resopló hacia el techo, cerrando los ojos, resignandose y al
mismo tiempo, sintiéndose feliz, Ken le gustaba, le había gustado
desde que lo vio esa primera vez en el parque, y desde ese día
había intentado hablarle, pero el susodicho siempre terminaba
huyendo, a menos que hubiera más personas presentes, y después
de enterarse de que Ken había cursado la carrera de teología para
convertirse en sacerdote sabía que definitivamente no tenía
ninguna oportunidad que no fuera la de ser amigos, y sin
embargo, aún con la bruma sobre sus sentimientos, encontró algo
en aquella caja que llamó su atención, porque por vez primera,
una nota perfectamente doblada entre las galletas apareció,
sorprendiendolo

Se levantó casi de sobresalto, respirando impaciente, pensando


que tal vez era un papel cualquiera, su sorpresa vino cuando
dentro de aquel papel un texto cuidadoso de letras cursivas en
tinta negra se observaba, y la primera palabra indicaba su nombre.

Leo:

Anexo esta nota para agradecer tus amables comentarios sobre mis
postres. Espero que disfrutes de las galletas. 

Saludos cordiales. 
JaeHwan.

Su desilusión salió a flote por un momento, mientras sostenía el


pedazo de papel entre sus manos, y sin embargo unos segundos
después abrazó la nota con cariño. 

-Me escribió una nota...-Dijo quedito, suspirando

----------------------------

-Nam~- Gimió quedito, frunciendo el ceño, apretando las sábanas


bajo sus manos, mientras el de tez morena, con una sonrisa lasciva
introducía su nuevo juguete en su interior, asegurándose de que
no se moviera de esa deliciosa posición en la que lo tenía
sometido.

-Shhh....-Musitó el menor, terminando de introducirlo, y cuando


estuvo completamente dentro sonrió, acariciando la afelpada
colita color castaño.- Mierda...-Gruñó, bajando su mano con
malicia hasta que se encontró con el pene del mayor, y estando ahí
comenzó a halarlo suavemente hacia abajo, masturbándolo,
extasiándose con los dulces sonidos que Jin trataba de ocultar.-
Que bien te ves...

-E-esto... es vergonzoso.- Gemía a discreción la creatura sometida


que respiraba con impaciencia, sintiéndose ridículo con esa colita
puesta, y más aún por las orejas del mismo color castaño, y la
gargantilla negra que vestía, de la cual una cadena delgada y
brillante colgaba, de su cuello hasta la mano de Nam.

-Los gatitos no hablan Jin...

-Nam...~

-Ven aquí...-Musitó jalándolo de la correa mientras se recostaba, y


lo condujo de a poco sobre él, hasta que logró su cometido, y las
piernas abiertas de Jin estuvieron a la altura de su rostro.

-N-no... es vergonzoso~- se quejó viendo como Nam sacaba la


lengua indicándole que lo introdujera en su boca

-Ven... deja que tu amo te de cariño mi amor...


Jin frunció el ceño avergonzado, al tiempo que dirigía su miembro
sobre la lengua de Nam, y estandó ahí comenzó a frotarlo, con la
cara incandecente de rojo y su mano libre tapándole la boca,
evitando que comenzara a gemir de tal forma que lo hiciera
avergonzarse aún más

-Bien mi amor... ahora mételo... obedece...

Jin asintió, inclinando su pelvis para entrar en la boca de Nam, y


estando ahí sintió los labios de Nam precionarlo de forma húmeda
y deliciosa, al tiempo que la gruesa y rasposa mano del moreno lo
rodeaba por la cintura, obligándolo a llegar más adentro,
empujándolo para comenzar a tomar un ritmo que a Jin le daba
pena comenzar, y sin embargo se portó bien como debía, y sus
caderas antes inmóviles empezaron a moverse de forma suave,
embistiendo amablemente la boca de Namjoon, mientras
escuchaba su saliva empaparlo por completo a cada entrada y
salida de su miembro impaciente. Sentía morbo fluirle hasta la
cabeza acompañado del calor y la electricidad que le provocaba la
lengua de Nam moviéndose, y con ese éxtasis llenándole el cuerpo
completo aumentó sus embestidas, incluso llevando su mano al
cabello de Nam, y lo acarició al ritmo de sus movimiento,
gimiendo quedito hacia el cielo, mordiéndose los labios tras cada
ida y venida de su pelvis contra la cara de su perverso novio.
-Ya...~-Se quejó, gimiendo tan preciosamente que a Nam se le
deshacían los sesos, e intentó liberarse de su agarre, escapar de la
boca de Nam antes de que se corriera, pero el de tez morena no lo
dejó, lo aprisionó con ambas manos, obligándolo a seguir con sus
movimientos.- Nam... ya... ya no puedo~- Suplicó, sintiendo el
orgasmo torturándolo por salir, pero a Nam no le importó,llevó
sus manos a aquel artefacto introducido a su cuerpo, y comenzó a
moverlo, haciéndolo gritar presionandolo.- Naaam~.- Gimió
ruidosamente, sintiendo como si miembro palpitaba dentro de la
boca de su amor, dejando salir todo sobre su lengua, y temblando
como un loco se separó poco a poco, con las manos de Nam flojas.

-Mi angel... sabes a azúcar...-Dijo Nam después de tragar, mientras


Jin con la respiración agitada lo miró apenado, con las mejillas
sonrojadas

-Sucio...

-Hermoso...-Dijo incorporándose con una sonrisa y tras ello lo jaló


de la cadena, dirigiéndolo al suelo.- Ven aquí... es hora de que me
des un poco de tu cariño...-Musitó, jalando de aquel collar hasta
que logró que estuviera de rodillas ante él, y acarició su miembro
frente a su rostro un momento, relamiéndose los labios.- saca la
lengua mi amor...
Jin asintió, obedeciendo la orden, mirándolo fijamente mientras
Nam, perverso, comenzaba a frotar la punta de su miembro en la
lengua, como si quisiera empaparlo bien antes de comenzar a
divertirse- Abre bien mi amor... voy a meterlo profundo

Jin asintió de nuevo con calma, abriendo todo lo que pudo, tras
ello lo sintió pasar a través de sus labios y despue de eso hasta su
garganta, donde contuvo la respiración para aguantar la invasión
de Nam.

-Mmmmhhh~-Gruñó Nam sosteniendo su cabeza, suspirando


hacia el cielo, y tras ello salió de golpe, dejando que respirara.-
Buen chico...-Musitó, volviendo a entrar de golpe, y tras ello lo
hizo de nuevo, una vez, tras otra, y luego otra, cada vez más
rápido, haciendo que el sonido de la saliva resonara con cada
violenta entrada y salida.- Buen chico mi amor...-Jadeó, saliéndose
de golpe, jalándolo del collar para que se pusiera de pie y lo besó
de forma ruda y profunda, acariciando su espalda baja, pasando
su mano por la colita castaña, y sonrió.- Ven aquí... -Dijo
acariciando la cama, y Jin, tratando de tranquilizar su respiración
impaciente obedeció, poniéndose a gatas sobre la cama, sintiendo
las manos de Nam acariciarlo con suavidad, desde la cabeza hasta
las piernas, lentamente, hasta que subió a la colita, y ahí comenzó
a sacarla lentamente, haciéndolo estremecer
-Nam...~

-¿Como se siente mi amor...?-Musitó a su oído, mordiéndole la


oreja suavemente mientras volvia a meter el artefacto en su
interior

Jin frunció el ceño, apretando las sábanas bajo sus manos, y gimió
quedito, cerrando los ojos, sintiendo como comenzaba a flajelarlo
con aquel objeto, un dildo pequeño con la colita esponjada
colgándole

-Se... siente... bien.- Jadeó, ladeando el cuello, extasiado por los


labios de Nam que propinaban a su oreja pequeños besitos, que
bajaron de a poco a su cuello y después a su espalda

-Así mi amor... disfrútalo...-Dijo sonriendo, tomando una mano de


Jin que llevó a la colita, y la puso sobre ella, apretándola.- Déjame
ver como lo haces tu...

-Me da... vergüenza...


-Anda... se buen chico... deja que tu amo vea como lo disfrutas...

Jin se mordió los labios, asintiendo, obedeciéndole devotamente


como siempre lo hacía, y tomando la colita en su mano comenzó a
moverlo suavemente, de adentro hacia afuera, gimiendo quedito,
mientras Nam, poniéndose detrás suyo, comenzó a masturbarse,
disfrutando de aquel cuadro hermoso, en el que Jin con la cara
contra el colchón dejaba a Nam ver su parte trasera, mientras se
masturbaba, gimiendo quedito

-¿Que tal está mi amor...?-Musitó sin dejar de masturbarse con


firmesa, relamiéndose los labios por verlo flagelarse a si mismo

-se siente bien...~

-¿Sólo bien...?

-Si...~
-Que pasa... ¿no es tan bueno?-Murmuró

-No como tu..~ -Admitió sin dejar de mover el artefacto en su


cuerpo

-¿Porqué...?-Jadeó complacido

-No... es tan grande...-Admitió acallando un poco su voz con sus


dedos

-¿Quemás...?

-No está caliente, Nam...~ -Decía gimiendo quedito, suspirando.-


No está húmedo... ni palpita dentro de mi...

-Mmmmhh... no digas esas cosas... o voy a follarte...

-Lo... siento...-Dijo sin interrumpir sus movimientos, y Namjoon


suspiró hacia el cielo, demasiado sensible por las palabras de Jin,
tanto que continuó respirando tranquilo para evitar correrse por la
deliciosa imagen frente a sus ojos, y sin poder más se incorporó,
tomando a Jin por la cadera, admirando el ancho de su espalda
tersa, la suavidad de sus nalgas. –Tranquilo mi amor...-Dijo
inclinándose para besar su espalda, y quitó su mano del dildo,
siguiendo con el ritmo del movimiento.- Ahora voy a dártelo...
está bien...?

-Si...~-Gimió Jin, torciendo su cuerpo para poder observar como


sacaba el dildo de su interior, y sin darle un respiro siquiera
empujó con fuerza, haciendo gritar a Jin de extasis delicioso

-Nam...~

-Mmmmh....-Gruñó el de tez morena, encajando las yemas de los


dedos en la piel de Jin.- Pensé que... ibas a estar más dilatado.-
Jadeó, haciendo una pausa.- Voy a terminar muy rápido...-Dijo
dando la primera lenta y profunda estocada, estremeciendo por
completo el cuerpo de su amante, y suspiró, resistiendo

-Más... por favor...~

-Shhh... no lo pidas así o no aguantaré demasiado.- Dijo tapándole


la boca, y curvó su espalda para poder morderle el cuello

-Mmmmh... mmmh...~-Mascullaba el castaño por debajo de su


mano, resintiendo las estocadas que aumentaban el ritmo y la
fuerza cada vez, y tras ello el castigo de los dientes de Namjoon en
su hombro, que le dejaron marcas rojas de su amor
A Jin no le importó su petición, abrió la boca, atrapando uno de
los dedos de Namjoon, y comenzó a succionarlo, haciéndolo
fruncir el ceño, masturbándose al ritmo de las estocadas a su
cuerpo.-Voy a terminar dentro...-Gruñó Nam en su oído,
volándole la cabeza, y el castaño asintió repetidas veces,
moviendo las caderas para hacer los movimientos más profundos
y rápidos, hasta que finalmente, un chorro hirviente de liquido
comenzó a llenar su interior, estremeciéndolo, y tras ello se dio
permiso de correrse por vez segunda, sintiendo todo su cuerpo
estremecerse al mismo tiempo.

Namjoon salió de él con cuidado, viendolo tumbarse sobre el


colchón acto seguido, y jadeando, le sonrió, acomodándose a su
lado.

-Pervertido...-Jadeó Jin mirándolo con rencor fingido

-Con esas orejitas te ves increíble

-Pesado...

-Hermoso...-Dijo propinando a sus labios un beso pequeño y


cariñoso

-¿Donde lo conseguiste?

-En una sexshop...


-Pervertido...

-si.- Dijo jalándolo hacia sus brazos, y lo abrazó con cariño,


suspirando dentro de su cabello.- Así me amas

-Con toda mi alma...-Dijo acurrucándose en sus brazos, y los


dedos de su amante comenzaron a pasar por su espalda con
suavidad

-Voy a tatuarte en la espalda, las alas que yo sólo puedo ver...

-Me basta que tu las veas... -Musitó levantándose de la cama


lentamente, dejando ver a Nam su perfecta figura, y dentro de sus
hermosas fantasias las plumas blancas y brillantes se fueron
desprendiendo con su caminar, hasta que llegó a la puerta del
baño

-Vienes a bañarte conmigo...?- Dijo Jin viendolo de forma traviesa


desde la puerta

-Te alcanzo en un minuto mi amor...-Musitó maravillado por su


belleza y acto seguido Jin se metió al baño. No había pasado
siquiera 10 segundos, cuando miró hacia arriba como si tuviera
una idea y sonrió, tomando su teléfono con prisa y marcó un
numero con impaciencia.
-Jefe... ¿que pasa?.- Musitó la adormilada voz

-Leo... creo que ya tengo un nombre para el estudio-Sonrió

PARTE 82: PETRIFICADO


Había dormido muy poco, y sin embargo no se le notaba el
cansancio por ninguna parte, se encontraba sonriente, pintando el
nombre en el letrero que Leo y él había ido a comprar en la
mañana, y comenzaron a pintar el rótulo, como sólo ellos sabían
hacerlo, con una belleza desbordante, tal que todo aquel que
pasaba por el estudio se quedaba maravillado ante lo que
pintaban.

-"¿No hay algo que le guste tanto... como para nombrar al


estudio?"-Sonrió, recordando las palabras de Leo, mientras
terminaba de darle los toques finales al letrero principal

-Quedó increíble...-Dijo Leo sonriendo enormemente, mientras


Nam bajaba de las escaleras, sonriendo de igual forma

-Si... creo que quedó bastante bien


-Jefe...

-Mmhhh...?

-¿Y que es lo que significa "angelus  reprobi"?

-Significa ángel caído...-Dijo sonriendo, leyendo el nuevo nombre


que colgaba a la puerta de su estudio:

Angelus Reprobi
tattoo  art  studio

-¿Ángel caído?...-Musitó curioso

-¿Qué es lo que querías mostrarme Nam...?-Dijo Jin


interrumpiendo la conversación

-SeokJinshii.... Buenos dias.- Dijo leo haciendo una reverencia al


verlo llegar tan abruptamente y Jin le sonrió de vuelta, desviando
su mirada al letrero unos segundos después
-Ya le puse un nombre al estudio.- Sonrió y Jin se quedo en
silencio un momento, admirándolo.- Leo... ¿nos das un momento?

-Si.-Dijo sonriendo, retirándose al interior de la tienda, haciendo


una reverencia con la cabeza

-Te gusta?.- Dijo Nam viendo el letrero al igual que Jin

-Si... pero...-Dijo titubeante.- Es tu estudio... debe ser algo tuyo el


nombre...

-Lo que significa el nombre es mío...

-Nam...

-Hoc  est  primum  donum  tibi...-Musitó en su oído, estrechándolo


con cariño por la espalda.- primus  multis  donum
*Este es el primer regalo, el primero de muchos*
- Non  opus  est  tibi munera.... Te amo tu  solus
*No necesito regalos... te quiero a ti solamente *

-Ya me tienes...-Dijo dándole un beso en la cabeza, para toda la


vida me tienes...

-Quedó hermoso Nam...

-Me alegra que te guste.- Dijo sonriendo.- ahora que te parece si


vamos a desayunar juntos...?

-Ah... pero... Ken me va a esperar en la cafetería

-Vamos... el puede encargarse solo... -Dijo haciendo un puchero.-


Terminamos de comer y te dejaré ir... lo prometo

-Está bien....-Dijo completamente enternecido por el gesto de Nam


y tras ello lo tomó de la mano, siguiéndolo unas calles a la
izquierda, donde un pequeño y bonito restaurante apenas abría
sus puertas a los comensales.

----------------

No había comido demasiado a pesar de toda la variedad de


postres que ofrecían en el lugar, y es que si comía demasiado sus
energías se le irían al estomágo, y la idea de terminar de adornar
la cafetería para su apertura al dia siguiente se iría al caño, lo que
si pudo hacer fue tomar de la mano a Nam mientras caminaban de
regreso a casa, quería pasar a dejar algunos platillos que compró
para que Jimin y Yoongi desayunaran, ya que estaría ausente.

No quiso despertarlos, dejó la comida sobre la mesa con una nota


feliz, y tras ello salió de la casa, dejando a Namjoon que quería
esperar en casa a que Yoongi se levantara. Pensó que Ken estaría
molesto, después de todo se había quedado de ver en la cafetería a
las 8 de la mañana para seguir con la decoración, y estaba tan
inmerso en su mundo con Namjoon que no se percató de la hora
hasta que iba corriendo camino a verlo, siendo ya las 9. Su
sorpresa fue que Ken no estaba en la cafetería cuando llegó, el
local estaba abierto por supuesto, pero a pesar de que buscó en la
cocina, y en el almacén no logró encontrar a Ken, por eso salió a la
calle, a buscarlos en los negocios aledaños pero no lo encontró, y
sin más ideas caminó al estudio de tatuajes en su búsqueda, con la
idea de que el pelinegro había ido ahí a buscarlo.
Entró sobre pasos lentos, observando con detalle el lugar,
esperando encontrar a leo en el recepción para preguntarle si lo
había visto, pero no estaba ahí, y tampoco en la sala de tatuajes,
por eso caminó girando la cabeza hacia todos lados, hasta que
escuchó un sonido viniendo del almacén, y sonrió, pensando que
estaría haciendo el inventario y sin embargo cuando abrió apenas
un poco la puerta se quedó atónito, completamente mudo, ante la
escena en su mirada y sobre todo los sonidos en ella.

-Ahhh... Ahh...~-Gemía su querido amigo de cabello blanco, con


una cara de sufrimiento y placer que le revolvería la cabeza a
cualquiera, y respiraba impaciente, sosteniendo sus piernas arriba,
recargándolas sobre los hombros de aquel hombre que lo embestía
como un loco, suspirando, mirándolo directamente a los ojos sin
dejar de moverse, de atrás hacia delante, con una rudeza tal que
hacía que el delicado cuerpo del peliblanco vibrara, cortándole los
gemidos deliciosos por mitades.

-Hermano...-Musitó Jin en un tono inaudible, petrificado por la


escena, sintiéndose un pervertido porque sencillamente no podía
apartar la vista del aquel cuadro casi surrealista.
PARTE 83: RECUERDOS

Había despertado hacía ya dos horas, pero no se levantó de la


cama, se la pasó mirando al techo, aún cuando los primeros rayos
de sol comenzaron a entrar por la ventana, y pensativo suspiraba,
recordando el largo camino que había pasado para llegar hasta
ahí; no siempre fue el mismo, amable y sonriente como lo
conocían todas las personas que habitaban esa casa, hubo un
tiempo en que su semblante era oscuro y tímido, pero había sido
hace bastante tiempo, antes de conocer a Yoongi, antes de conocer
a Namjoon...

--------Inicio de flashback---------

No tenía mucho que hacer en esa fiesta, el chico con el que


supuestamente salía desde tres meses atrás se encontraba con una
chica sentada en las piernas, y la besaba despreocupadamente
enfrente de todos, ignorando que también a él lo habían invitado.
Odiaba admitirlo, pero ese día se metió en el baño de la casa del
anfitrión y comenzó a llorar desconsoladamente, aún cuando las
personas afuera tocaban impacientes, gritándole que, quién fuera
que estuviera en el baño saliera de una vez, y lo hizo, tal vez
después de unos 20 minutos, salió corriendo, tapándose para que
nadie lo viera.
Estaba en problemas, aquella fiesta para su maldita suerte era en
una zona aislada, sus amigos lo habían llevado, pero ahora
estaban ocupados, demasiado como para preocuparse de que el
retraído y pequeño Jimin les estuviese causando problemas;
siempre había sido así para él: Sus amigos a veces lo invitaban a
salir a sabiendas de los tímido y problemático que era, sus
intenciones para con Jimin siempre habían sido las mejores, pero
el pelinegro sabia perfectamente que era una carga para ellos, y
definitivamente no podía arruinarles la noche, diciéndoles que
había descubierto a su novio siéndole infiel y que se quería ir a
casa.

Por eso se escondió en una especie de bodega pequeña en el jardín


de atrás, y ahí decidió esperar a oscuras, abrazando sus rodillas
mientras su espalda se recargaba en la madera húmeda de aquella
pequeña construcción, y se dedicó a llorar un poco más.

Lloró de forma desconsolada, no unicamente por descubrirlo, sino


porque no era la primera vez que lo engañaba, ni la segunda, ni la
tercera, ni la cuarta... Sung woon decía que lo hacia para despistar
su verdadera identidad sexual, para que sus padres y sus amigos
no lo molestaran por el hecho de ser homosexual, y con eso en la
cabeza Jimin lo había perdonado cada vez, pero cada vez... cada
vez sus "despistes" se volvían más intensos, y se preguntaba que
tan buen actor podía ser su novio, que se la pasaba follándose a
las chicas de la universidad.

Jimin había hecho todo lo que pudo, después de todo lo quería


con el alma, porque Sung woon lo había sacado de su suicidio
social, había logrado que se volviera menos tímido, que no tuviera
miedo de las personas, con él había sido su primera vez, por él
aprendió como complacerlo, como hacerlo sentir feliz, y se
encargó de comprarle todo lo que le gustaba y pedía, aún cuando
tenía que trabajar tiempo completo después de la universidad, y
ese era el pago.

Pago por pago...

Pero ya no había nada que pagar

Estaba cansado, con el corazón roto y siguió llorando, primero de


tristeza, la siguiente hora de rabia, la siguiente de impotencia, la
última de resignación, hasta que, cuando estaba llorando en
nombre del olvido, una pareja impertinente lo interrumpió, y
lucían tan perdidos que no se dieron cuenta de su presencia.
Una chica, tan hermosa como borracha entró a la pequeña
construcción, riéndose a carcajadas, jalando de la mano a un joven
de silueta enorme, alta y casi sombría, que sonreía, pero no de esa
forma eufórica, su sonrisa era diferente, era vacía.

Jimin no hizo ruido, tan solo los observó con los ojos rojos y
dilatados por el llanto, esperando a que se dieran cuenta en
cualquier momento de su presencia y que lo echaran del lugar,
pero los incautos intoxicados no se dieron cuenta, menos aún,
cuando la chica miró aquella silueta enorme con una sonrisa y a
media luz, de su escote sacó una pequeña bolsa, con un polvo
blanco, tomó un poco con la uña larga de su dedo meñique y lo
aspiró, suspirando como una loca acto seguido, y tras ello se lo
ofreció al chico, que tomó un poco con calma, y lo aspiró de sus
dedos, suspirando.

-¿Que tal está?...-Preguntó la fémina, sonriéndole, rodeándole el


cuello con los brazos

-Es buena...-Dijo en un tono seco, sorbiendo su nariz


despreocupadamente

-Me alegra que te guste...-Musitó acercándose, con la intención de


besarlo, pero el joven disimuladamente desvió el rostro, dejando
que ese beso cayera en su mentón, y aun así la fémina no se
desanimó, siguió besándolo, bajando a su cuello, mientras la cara
de hastío del joven resaltaba a medias luces.

Esa fue la primera vez que lo vió.

Y a pesar de la bruma y de que le ardían los ojos lo analizó con


detenimiento, como si el tiempo se hubiera detenido.

Era digno de ver: su piel era morena, como su cabello y el color de


sus ojos, sus labios eran gruesos, sus extremidades largas como
todo su cuerpo, pero poseía una mirada que daba mucho miedo.

Se hizo pequeño en el rincón, porque si antes tenía la intención de


que lo vieran definitivamente después de ver esa mirada quería
evitar el riesgo a toda costa, por eso tuvo que observarlo todo,
como el joven introdujo más de ese polvo en su nariz, ignorando a
la fémina que se derretia dándole besos en el cuello, hasta que
aparentemente se cansó de esperar algo, y la tomó del cabello de
forma brusca, sonriéndole

-Ya fueron muchos besos preciosa.- Murmuró, viendo a los ojos a


la chica que le sonreía a pesar de la violencia con la que la tomaba
del cabello, y sin más la obligó a arrodillarse mientras se bajaba la
bragueta del pantalón con calma. A la chica no parecía importarle,
abrió la boca sin más, dejando que introdujera su miembro en el
interior, y ahí sin soltarle el cabello comenzó a embestir su boca
despreocupadamente, a la vista apenada y ligeramente indignada
de Park Jimin.

-Hazlo bien...-Gruñó el chico haciendo una mueca de impaciencia

-Si Namjoon...-Dijo feliz la insulsa, continuando con su trabajo,


pero tras unos minutos Namjoon la empujó con hastío, guardando
su asuntobde vuelta en su pantalón.

-¿Q-que pasa?- Dijo la mujer levantándose

-No sabes hacerlo, vete

-P-pero...-Dijo al borde del llanto y Jimin se sintió encolerizado,


porque no podía creer que ese tipo se estuviera comportando
como un maldito patán con ella y peor aún no podía creer que ella
lo dejara hacerlo.- ¿P-porqué...?
-Tus malditos dientes ya me rasparon varias veces, si no sabes
chuparla ni siquiera te ilusiones en que voy a follarte

-¿Qué?!-Dijo la mujer completamente indignada.- ¿Tú... quién te


crees que eres?!

Namjoon no se molestó en contestar en seguida, encendió un


cigarrillo y le dio una larga bocanada, soltando el humo hacia el
techo de forma despreocupada-Para ser tan zorra eres bastante
mala... que decepción, lárgate mejor

Jimin estaba completamente enfurecido con su actitud,


definitivamente no podía dejar que trataran a una chica de esa
forma, y ese tipo, era mucho más alto que él, definitivamente iba a
darle la golpiza de su vida y aún así, contra todo su buen juicio
salió de su escondite captando la atención de ambos

-Oye tu...-Dijo entre dientes.- No la trates de esa forma

Namjoon lo miró de reojo, despreocupadamente, soltando una


larga bocanada de humo
-Así que decidiste salir, pequeña rata...-Dijo sonriendo.- Me
preguntaba cuanto tiempo aguantarías ahí escondido.- Aseguró,
burlon, y Jimin abrió los ojos desconcertado

-¿Q-que?.- Dijo la fémina entre dientes.- ¿Quién es este?!

-No tengo idea.- Contestó Namjoon.- Porque no se lo preguntas a


él, lleva escondido ahí desde que entramos

-¿Quién mierda eres tu?! Maldito pervertido!.- Le gritó la mujer a


Jimin, y este no podía creer que aquella persona estuviese
reclamándole cuando él había salido a defenderla

-P-pervertido?!.- Dijo sorprendido, viéndola directamente a la


cara, y cuando la vió detenidamente se quedó callado,
completamente mudo, porque pudo reconocerla

-¡YooNa!.- Gritaron desde afuera, seguido de toques violentos.-


YooNa!

-Ah... perfecto.- Dijo Namjoon suspirando, y le dio la última


bocanada a su cigarrillo, antes de abrir la puerta de golpe, dejando
al incauto que tocaba cayendo estrepitosamente a los pies de la
fémina, y se quedó quieto sin decir palabra, detrás de la puerta.

-SungWoon...-Dijo la chica, sintiéndose en evidencia, mirando


como el nombrado se levantaba

-¿Donde está?!.- Dijo el desorientado hombre, levantándose


estrepitosamente

-¿D-onde está quien?

-No te hagas la tonta conmigo.- Gruñó tomándola de la muñeca.-


Me dijeron que te vieron entrar aquí con un hombre! Vienes
conmigo!

-Suéltame estás lastimándome!- Gruñó la mujer azotándole el


brazo y en ese instante el incauto sungwoon descubrió un rostro
más del cual no se había percatado

-Jimin...-Musitó atónito
-¿Jimin?, ¿conoces a este tipo?-Apuntó la chica insulsa mientras
Jimin con el corazón comprimido esperaba la respuesta

-Ah...-Titubeó.- Es...

-Soy su novio.- Dijo con rabia, mirándolo fijamente

-Jimin... yo...-Musitó tragando en seco, mientras Jimin con la


mirada gacha apretaba los puños, aguantándose las ganas de
romper en llanto.

-¿Novio?.- Preguntó la chica incrédula, mientras Jimin


mordiéndose los labios luchaba por contenerse, pero ya no pudo,
menos cuando Sungwoon se acercó a ella y la tomó de la mano
con la intención de explicarle

-YooNa... Eso no es cierto...-Trató de explicarse, rompiendo a la


pequeña criatura triste por completo, y ya no fue más una criatura
triste, se convirtió en enojo, y dejando atrás toda su timides y la
mierda de su cabeza acertó un fuerte puñetazo en aquel rostro que
antes lo había cautivado, mientras lloraba de rabia
-Eres un maldito!.- Le gritó Jimin, y sin embargo, el chico apenas
retrocedió un poco, resintiendo el golpe pero no aturdiéndose,
solo enfureciéndose. Jimin no tenía fuerza, nunca la había tenido y
a pesar de eso, cínico le regresó el golpe de forma cruel,
haciéndolo caer al suelo, con los labios sangrados

-Por eso hice esto! Porque eres un maldito dramático Jimin! Mira
lo que haz hecho, me haz obligado!.- Le gritó, pateándolo en el
estómago.- ¡Me estás obligando a golpearte!.- Gruñó

Estaba por acertar una segunda patada contra su frágil cuerpo,


cuando un resoplido de risa lo detuvo, y volteó, encontrando al
joven de tez morena sonriendo

-¿Tú quien mierda eres?

-Ah yo no soy nadie, yo solo vine porque alguien me prometió


cocaína y sexo oral... -Dijo burlón mirando a la fémina que fingía
demencia

-¿Qué?!.- Dijo el furioso chico viendo como el de tez morena


pretendía irse sin más, odiaba meterse en esas cosas y sin embargo
hizo una pausa antes de salir.
- Es gracioso, tu le fuiste infiel a ese chico con esta chica que me la
estaba chupando hace unos minutos, no creo en el karma, pero
hombre, que mierda.- Dijo riéndose

-Hijo de perra...-Gruñó el chico, lléndose encima de Namjoon, y


este, recibiendo un empujón en la espalda pausó un poco su risa
socarrona, y volteó a verlo, relamiéndose los labios

-Mala idea...-Dijo Namjoon mirándolo fijamente, y tras ello


hundió su puño en la cara de su agresor, en un golpe tan seco que
un yunque cayendo en el pavimento hubiese sido más
misericordioso.-Tienes que meterte con personas mas débiles que
tu, como ese chico que acabas de golpear.- Aseguró, jalándolo del
cabello con fuerza y lo obligó a mirar a Jimin, que se sobaba el
costado, jadeando con dolor.- No te metas con alguien más grande
que tu... o terminarás como él... ¿quieres ver?.- Dijo burlón, sin
siquiera esperar la respuesta, y en dado caso el chico no pudo
haberlo escuchado, estaba siendo golpeado de forma brutal en el
estómago, y el único sonido que salía de su boca, era una mezcla
entre aire pesado y el sonido líquido de su sangre acumulándosele
en la boca.- "¡Mira lo que haz hecho!" .- Dijo imitandolo con burla.-
"¡Me estás obligando a golpearte!"
Jimin se quedó callado, contemplando la escena, con una
tranquilidad que le parecía irreal, porque estaban golpeando a esa
persona que había jurado que lo amaba, estaban dándole su justo,
casi divino merecido, mientras la chica, horririzada apenas
pronunció palabra, se limitó a huir de la escena, evitando ver el
festín sangriento que comenzaba a brotar de aquel cuerpo

Jimin no quería interferir, extrañamente disfrutaba de la venganza


que practicamente lo dejaba con una sensación misericordiosa,
porque parecía que aquel chico había sido enviado para
defenderlo, para darle su karma, por eso lo agradeció unos
momentos, y tras ello reaccionó, a pesar de su enojo no podía
dejar que aquello siguiera, por eso se levantó con todas sus
fuerzas , arrastrándose,

-Quítate o te pasará lo mismo.- Gruñó Namjoon empujándolo,


envuelto en cólera

-Basta, mierda! Basta!.- Siguió gritándole, y Namjoon furioso se


levantó, tomando a Jimin del cuello, dejando ya a su víctima
inconsciente en el suelo, y el pelinegro, que estaba punto del
recibir el primer golpe cerró los ojos, sorprendiéndose de que
ningún golpe hubiese llegado todavía a su rostro, por eso volvió a
abrirlos, encontrando la sonrisa divertida de Namjoon.
-No necesito golpearte... suficiente tienes con la porquería que
acaban de hacerte, perdedor.- Dijo en una risa histérica que asustó
demasiado a Jimin.- Agradece que esta mierda me pone de buen
humor.- Dijo sorbiendo la nariz, dejándolo caer estrepitosamente
al suelo y tras ello se miró los puños repletos de sangre, saliendo
de aquella pequeña bodega de madera, cuando a lo lejos
comenzaron a escucharse gritos de algunas chicas que vieron el
cuerpo inconsciente de Sangwoon en el suelo.

Jimin no se quedó a observar, lo miró un solo segundo, y tras ello


salió corriendo de ahí, siguiendo a Namjoon sin saber porqué,
haciendo tronar la graba del camino debajo de sus tenis, y después
el suave pasto que se abrió detrás de los árboles, en donde el de
tez morena, sin mucha preocupación se limpiaba las manos sobre
su playera, parado al lado de una motocicleta color negro

Los gritos de la gente y el bullicio de la gente habían quedado


atrás, apenas parecían sonidos lejanos que desaparecían en el aire
tan pronto aparecían, y en su lugar, el trinar de un par de grillos, y
el sonido del viento pasando por las hojas de los arboles lo
sustituían, dejando extrañamente después de la violencia todo en
calma, como si nada hubiese pasado, como si solo fuera un chico
que tomaba una caminata en el bosque y de repente se hubiera
topado con esa persona y su motocicleta.
El de tez morena miró sus puños un momento, suspirando, y no
parecia ser la misma persona que se reia mientras golpeaba al
incauto, parecia ser tranquilo, casi nostálgico. Se pretendía colocar
el casco, y sin embargo hizo una pausa en medio de un resoplido.-
Quien te dio permiso de seguirme?.- Dijo abruptamente,
sorprendiendo al de tez clara

-Lo siento...

-Lárgate...-Sonrió

-Yo... es que... quería agradecerte

-¿Por eso?.- Se burló.- No seas estúpido, el idiota se lo buscó, la


verdad es que era un poco divertido ver como te golpeaba, te
encogiste como una señorita.- Dijo riendose, tal vez esperando que
Jimin se sintiera ofendido y se fuera llorando, pero no lo hizo,
porque extrañamente en su voz no había verdadera amenaza, y el
pelinegro lo sabía.

-Igual gracias...
-Bien, un consejo, si vas a golpear a alguien asegúrate de que no
sea mas grande que tu.- Dijo poniéndose el casco, y tras ello se
subió a la moto

-A-ah... ¿no vas a regresar a la fiesta?

-¿Qué? .- Dijo socarronamente.- ese asunto esta jodido, yo me


largo, antes de tener que lidiar con mas idiotas.- Apuntó,
encendiendo la moto, cuando Jimin sin saber porqué se acrcó
sobre pasos veloces, sorprendiéndolo

-O-oye...

-Mierda no te acerques...
data-p-id="51f6cad35098e75b840c24af5abe0ee8">-¿P-puedo ir
contigo?

-No, quítate

-Por favor.- Suplicó.- Yo tampoco puedo regresar

-Ese no es mi problema
-Vamos...-Insisitó

-Ni siquiera sabes a donde voy

-Eso no importa.- Musitó ligeramente desesperado.- Cualquier


cosa es mejor que volver ahí....- Dijo mirando sus ojos a través del
casco, y extrañamente Namjoon hizo una pausa para mirarlo

-Eres una molestia...

-Te compraré cerveza...-Insistió.- Y comida...-Namjoon hizo una


mueca de duda, mientras dirigía su brazo hacia atrás, y tras ello le
arrojó un casco a las manos.

-Sujetate de la parte de atrás, si me tocas te mato.- Le gruñó, pero


en vez de sentirse intimidado sonrió sinceramente por primera
vez en la noche y se subió de un salto, teniendo que sujetarse con
fuerza cuando Namjoon arrancó.

-----------------------------------------
-Entonces... te llamas Jimin... es un nombre muy gay, combina con
tu cara.- Dijo cínico el de piel morena, y a pesar del insulto Jimin
no le hizo demasiado caso, estaba distraído, viendo el
departamento al que lo había llevado, uno muy pequeño en una
zona de mediano estatus, y sin embargo el interior era
impresionante, porque las paredes eran murales de arte hermoso,
y estaba adornado con sillones retro y algunas figuras, y lo mas
impresionante dentro de todo eso era que en un rincón se alzaba
un muy elaborado escritorio, lleno de monitores, micrófonos,
instrumentos musicales y demás cosas.

-¿Eso... es tuyo...?

-No.- Dijo Namjoon engullendo su tercera lata de cerveza en


apenas 20 minutos, cuando Jimin calentaba aún la primera entre
sus manos.- No me importa que no bebas pero esa mierda va a
saberte a orina si la sigues calentando.- Dijo burlándose

-Ah... si.- Dijo dándole un trago enorme que le provocó una


mueca de desagrado

-Te lo dije...-Se burló, ofreciéndole otra lata

-Me quedé muy lleno con la comida...


Namjoon comenzó a reírse, haciéndolo sonrojar un momento.-
Eres como una señorita.- Apuntó.- de estómago pequeño... cara
pequeña, manos frágiles, y llorón al demonio...

-No soy llorón...

-Pues yo vi lo contrario... además no sabes pelear

-Estaba llorando porque...

-Ya sé porque llorabas, por favor no lo digas o me harás vomitar.-


Interrumpió terminando la lata en sus manos

-Bebes muy rápido...

-Así es como beben los hombres... aunque bueno no puedes


saberlo, después de todo eras la perra de ese tipo, ¿no?

-¿Porque todas tus palabras son insultos?.- Dijo genuinamente


curioso, y Namjoon haciendo una pausa abrió otra lata, dándole el
primer abusivo trago.
-No lo son...

-Claro que si

-Bueno, no es como que me fije demasiado en eso, si no te gusta


puedes largarte

-No voy a largarme.- Sonrió triunfante y se levantó acercándose a


las computadoras con curiosidad

-No las toques...

-No iba a tocarlas... sólo quiero verlas...-Dijo caminando alrededor


de ellas.- De quien son?

-De mi Hyung...

-Ya veo... entonces es músico

-Algo así...
-¿Y tu...?

-¿Yo que...?

-A que te dedicas, mierda.- Dijo ligeramente hastiado

-Oh...-Respondió Namjoon riendose sorprendido.- Ya te van


bajando las bolas...

-Yo estudio Artes... danza para ser más específico, y también


canto...

-Típico de un marica.- Dijo continuando con su bebida

-¿Tú que haces?

-Bueno... yo no estudié nada si a eso te refieres, aunque se podría


decir que también soy artista.- Dijo señalando con el dedo la pared
detrás de él
-Típico de los maricas dices, ah?

-Hey... no juegues con tu suerte.- Gruñó, viendo como Jimin se


acercaba a observar con detenimiento

-Es maravilloso...-Musitó ignorando su amenaza

-Eso no es nada, mira esto.- Dijo alzándose la playera, dejando que


Jimin viera los cuernos rojos en su vientre, y ni siquiera le interesó
el tatuaje, la forma en que los cuadros resaltaban en el vientre del
moreno eran completamente irreales, y no pudo evitar sonrojarse.-
Este lo hice hace dos semanas...

-E-esta increíble...

-Lo sé.- Dijo soberbio, continuando con su bebida, mientras Jimin


nervioso se tomó de golpe la cerveza de su mano, haciéndolo reír

-Ya empiezas a agradarme un poco.- Dijo Namjoon ofreciéndole


otra cerveza y el de tez clara la aceptó sin chistar, abriéndola,
sintiéndose entusiasta

-Espera... entonces también eres un tatuador?


-Así es...-Dijo orgulloso, tengo un estudio a dos calles

-Eso es genial, te pediré que me hagas uno algún dia

-Si llegas al precio.- Dijo abriendo otra lata.- Aunque ahora que lo
pienso no creo que lo aguantes, los tatuajes duelen señorita.-
Sonrió

-¿A quien le dices señorita?.- Dijo dándole un enorme trago a su


cerveza, aplastando la lata en su mano acto seguido, y tras ello se
quitó la sudadera que vestía, dejando a Namjon ver su hermoso
cuerpo, y si, lo era en toda la extención de la palabra, era atlético,
con músculos hermosamente marcados en todo lugar, pero esa no
fué la razón por la que Namjoon abrió los ojos sorprendido, si no
porque cubriendo todo su torso había una serie de tatuajes
increíbles: Había una morho color azul en el lado derecho de su
vientre bajo, un zorro del artico en su pecho, y en sus costillas un
texto con caligrafía preciosa de inspiración cursiva y tras darse la
vuelta en su espalda encontró un tatuaje estético y elegante de
notas musicales que flotaban, convirtiéndose en un ave.

-Ese está increíble.- Dijo tomándolo del brazo con brusquedad, y


lo jaló, rodeando con sus enormes manos la cintura de Jimin acto
seguido, con el fin de acercarse, de verlos más detenidamente
-Aunque la línea de aquí no es muy limpia.- Dijo seriamente,
encajando un poco sus dedos en la piel blanca de Jimin, quien
sonrojado no pronunciaba palabra alguna, estaba demasiado
ocupado tratando de tranquilizar su respiración.-Y este... bueno el
color es muy bonito.- Dijo tocando su vientre bajo con suavidad,
examinando el color de las alas de aquella mariposa.- Aunque el
diseño de la mariposa no me gusta demasiado.- Dijo a oídos
sordos, porque Jimin estaba completamente mudo, y es que lo
había notado en aquel pequeño almacén, lo guapo que aquel chico
de piel morena era, pero aunque fuera apuesto no lo abría visto de
esa forma jamás, al menos hasta que sintió la aspereza y luego la
fuerza de sus manos.-Yo también tengo mariposas, pero las mías
son amarillas.- Dijo Namjoon extrañamente amistoso, terminando
su cerveza y se alzó la manga, mostrándosela

La conversación de ambos fluyó, entre críticas y presunción


mutua de tatuajes, anécdotas sobre como se los habían hecho,
cuanto les había costado, e incluso una que otra que implicaba
algún cuento horrible sobre la infección en una reacción alérgica o
una mala higiene, y de a poco, las 24 cervezas que había
comprado Jimin para ambos se fueron acabando, hasta que quedó
una última, acompañada de risas socarronas entre ambos, pues
Jimin ya se encontraba deshinibido y Namjoon extrañamente
agradable, estaban burlándose de la gente que se hacia tatuajes
estúpidos, o de esa vez en que uno de los primeros trabajos de
Namjoon había sido tatuar a una señora obesa en modo mórbido
en el busto, y como está intentaba coquetearle en medio de la
sesión de tatuajes.

-¿Y porqué los tapas, marica?.- Dijo Namjoon con voz de


borracho, apuntándolo con el dedo

-Eso no es asunto tuyo.- Dijo Jimin desafiante, respondiendo al


tono de reto

-Ah... mar...ricon...-Dijo Namjoon riendose

-Los tapo porque no me tienen permitido tenerlos

-Ahhh... que razón mas estúpida

-Bien mientras viva bajo el mismo techo que mis padres debo
ocultarlo

-Quien lo ...diría.- Dijo sonriendo.- El chico marica y tímido


tatuado como un asqueroso preso

-Mira quien lo dice...


-Bien, a diferencia de ti yo si soy un maldito delicuente

-Salud por eso...-Dijo finalizando la lata de cerveza y tras ello la


arrojó a la bolsa, sintiendose ya ligeramente mareado.- Esto no
resulto tan jodido como parecía que acabaría...-Dijo de repente,
llamando la atención de Namjoon -Gracias por sacarme de ahí...

-No hay nada que no haría por drogas gratis.- Dijo brindando

-Esa chica...

-La que te quitó el novio?.- Dijo sin la mínima empatía, encajando


en el corazon de Jimin un pequeño filo.- Ah esa pequeña perra...
me la encontré en el baño, dijo que tenía drogas y que la chupaba
bien así que la seguí

-¿Así nada mas?

-Pues si...

-Vaya... eres una zorra


-Así es...-Dijo terminando su última cerveza.- Ni siquiera sabia
que estaba con alguien, seguramente ese tipo era un aburrido

-Un poco...-Dijo Jimin sonriendo de forma agridulce

-Vaya... no hagas esa cara, no eres el único jodido aquí.- Dijo en un


tono que remarcaba lo ebrio que estaba, y aun así para Jimin lucia
hermoso

-Ah si, perdón por arruinarte el sexo...

-Nah no lo arruinaste tu, esa perra era muy mala haciéndolo, en


serio.- Aseguró.- Pensé que iba a mordérmela, ese tipo, tu novio,
seguramente no sabia lo que le esperaba, se puede decir que lo
salvé, aunque tengo que decirte que las blue balls están
matándome

-Ahhh... cambiemos de tema ¿quieres? No volveré a hablar de esa


mierda...

-Como quieras, de todos modos ya no tengo alcohol...-Dijo


arrojando la lata a la bolsa y suspiró resignado, viendo al techo.-
Mierda estoy muy borracho.- Dijo finalmente y tras ello un
silencio profundo se hizo en medio de ambos, que miraba al techo
con tranquilidad, cuando la voz de Jimin interrumpió la calma

-Seguramente se hubiera arrepentido...-Musitó de repente,


llamando la atención de Namjoon.- Siempre dijo que yo hacía el
mejor sexo oral que le habían hecho en la vida...

-Que asco...-Dijo Namjoon sin más

-No veo porqué el asco

-Los ma...ricas me dan as...co

-Si te dieran asco en serio no me huibieras invitado a venir aquí

-Es mi acto de caridad... hago uno cada año.- Sonrió

-Como digas... pero en realidad una chupada es una chupada,


después de todos entre sexos no difiere la boca
-No jodas...-Dijo riendose, y sin embargo esa risa se desvaneció en
un segundo cuando Jimin se levantó ligeramente tambaleante y se
sentó en la mesita de la sala, poniéndose frente a Namjoon

-Mira...-Musitó inclinándose hacia él, y abrió la boca, sacando la


lengua

-Mierda, aléjate un poco.- Dijo Namjoon empujándolo ligeramente


y Jimin comenzó a reirse

-¿Qué?... ¿ves alguna diferencia?.- Dijo repitiéndolo, mostrándole


a Namjoon y este suspirando para aclarar su mareada cabeza lo
observó un momento, viendo sus labios gruesos y rosados, y esa
lengua del mismo color, que brillaba por la saliva y la luz de la
lámpara.

-Ok... tienes un punto.-Dijo incómodo.- Pero no es lo mismo,


estúpido

-¿Porqué no es lo mismo?

-No se...
-Yo estuve con chicas antes de aceptar que era gay, y sabes una
cosa? Una mujer difícilmente la puede chupar así.- Aseguró
apuntándolo con el dedo en forma de recriminación, y el mareado
chico de tez morena le puso atención, concentrándose en no
perder la conciencia.- Un hombre sabe como chuparla porque es
hombre y sabe donde tocar

-Que idiotez

-Es en serio... -Dijo haciendo casi un berinche.

-No solo es eso, es el morbo de ver como les entra a la boca

-Ah por dios esas son estupideces de macho.- Refunfuñó.- si tu no


pudieras verme te aseguro que te quitaría esas blue balls en
menos de un minuto.- Dijo soberbio y Namjoon se alejó de un
segundo a otro, poniendo distancia

-Ah mierda, tratas de volverme gay

-Idiota.- Dijo Jimin.- No es que vaya a hacerlo... la masculinidad


de los hombres heterosexuales es tan frágil como el cristal
-Eso no es cierto

-¿Estás escuchándote? Crees que te volverías gay si otro hombre te


hace algo, eso yo lo llamo frágil, yo me follé a un montón de
chicas y mírame.... Eres lo que eres

-Eso lo dices porque eres marica

-Si, como sea, señor fragilidad.- Dijo burlándose y Namjoon


encolerizado lo jaló del brazo, amenazante

-No juegues con tu suerte, aún puedo romperte la boca

-haz lo que quieras... a no ser que temas que tu masculinidad se


quiebre si me tocas.- Dijo sin soltar la burla

-No voy a discutir esto con un marica.- Dijo poniéndole la mano


sobre el cuello, mirándolo a los ojos, y Jimin sintiendo sus manos
asperas suspiró a discresión tomándolo de la muñeca, y en un
movimiento que el alcoholizado moreno no esperaba jaló su mano
hacia arriba, aprisionando el dedo pulgar entre sus labios rosas y
lo chupó con fuerza, dejándolo ir después de un abrupto
movimiento de la mano de Namjoon que lo miró respirando
impaciente
-Q-que mierd...

-Te haría terminar tan rápido...- musitó, colocando su mano en la


entrepierna del moreno, descubriendo que tenía una enorme
erección dentro de los pantalones

-No me toques.- Gruñó el moreno, tomándolo del cuello y lo


levantó furioso, azotándolo contra la pared con fuerza, mirándolo
fijamente.- Maldito asqueroso...

Jimin se quedó viéndolo fijamente, con un mechon de cabello que


le caía sobre el rostro por el impacto, y jadeaba, asustado, pero al
mismo tiempo curioso

-¿A que... le tienes tanto miedo...?-Musitó con la poca voz que le


debaja el agarre de la mano de Namjoon

-¿Que...?

-¿Le temes... a... que yo te toque...?.- Dijo sonriendo.-¿ O... a que


acabas de ponerte duro porque te toqué...?
-Yo... no...-Dijo titubeando, y aun con la furia en la mirada, aflojó
el agarre de su mano, dejándolo respirar un poco más

-Vamos...-Musitó de nuevo, y el moreno, temblando de furia


volvió a apretarlo cuando sintió la mano de Jimin sobre su
entrepierna de nuevo, y sin embargo no se alejó, lo miró fijamente
mientras se sentía siendo acariciado de forma firme, sumamente
brusca

-Mierda...-Gruñó, y Jimin sonrió un poco para él, abriendo la boca


de forma perversa acto seguido.- Mierda, mierda.- Gruñó
Namjoon soltándolo de golpe, dejándolo caer al suelo de forma
abrupta y sin dejar que se incorporara tomó su cabeza, pegándola
a la pared, al tiempo que se bajaba la bragueta de los pantalones
con prisa y dejaba salir en libertad su enorme erección frente a la
cara de Jimin, que abrió los ojos sorprendido.

-Abre...-Ordenó Namjoon jadeando y Jimin obediente abrió la


boca como antes, sintiendo la poca delicadeza de Namjoon
invadiendo su boca, y después su garganta de


 forma brusca. Fue cuando comenzó a embestir su cabeza
contra la pared que cerró los ojos, suspirando al cielo, y
Jimin, resintiendo los impactos sentía como la erección
dentro de sus pantalones comenzaba a chorrear, de forma
generosa, al igual que la saliva que se venia escurriendo de
su boca hasta su cuello y después a sus clavículas.

 Se desabotonó los jeans, y tras bajar su bragueta liberó su


erección, masturbándose acto seguido sin que Namjoon
considerara darle misericordia a su boca, y eso le estaba
fascinando, por eso sentía su erección punzar en su mano,
completamente exitado por el miembro de Nam que
comenzaba a lastimarle la garganta.

 Y de un momento a otro se reveló, jaló su cabeza hacia un


lado, desconcertando a Namjoon, dándose un respiro a si
mismo, y levantándose lo miró amenazante, empujándolo al
sillón, provocando que se sentara de forma abrupta en el
sillón, Namjoon estaba por reaccionar a la agresión, cuando
Jimin volvió a ponerse de rodillas y sin perder un segundo
tomó el miembro de Nam entre sus manos y comenzó a
masturbarlo, acompañando el movimiento por sus labios
impaciente y Namjoon solo pudo fruncir el ceño, jadeando
hacia el cielo

 -Mierda...-Gruñó Namjoon hacia el cielo, tomando a Jimin


del cabello con violencia, y por primera vez en todo ese rato
lo miró al rostro, perdiendo el miedo a ver su cara, y lo que
encontró fue mucho mejor de lo que esperaba.-Quita las
manos...-Ordenó, haciendo que se hundiera en su boca de
lleno, esperaba que Jimin cerrara los ojos por la profundidad,
pero no lo hacia, contrario a ello lo miró fijamente sin dejar
de chuparla con fuerza y eso a Namjoon le voló los sesos.-
Mierda... tu cara...-Jadeó, acariciando su mejilla un segundo,
admirando los labios rosas de Jimin chupándosela.- tu cara
es bonita... pareces una chica...

 Jimin hizo una pausa, sacando el pene de Namjoon de su


boca, dejando que escurriera un hilo de saliva que iba desde
la punta hasta sus labios, y comenzó a masturbarlo
firmemente, de forma lenta.- No soy una chica...-Dijo
sonriendo, sacando la lengua para recorrer perversamente el
pene de Namjoon desde el fondo hasta la punta, y acto
seguido sonrió, devolviéndolo a su boca.

 Después de eso Namjoon terminó dentro de su boca, y Jimin


terminó sobre su mano, ambos se tranquilizaron, y después
terminaron durmiendo de la misma cama, a la mañana
siguiente después de ser un cretino como siempre lo echó de
su departamento y jamás volvieron a hablar del tema.

....O al menos eso es lo que Namjoon dice que pasó...

Porque la verdad es... que Namjoon a pesar de que asegura


que no olvida las cosas cuando se embriaga olvidó lo que
pasó después de eso.

 Pero Jimin si lo recuerda... con lujo de detalles...


PARTE 84: RECUERDOS PT.2
 

Jimin hizo una pausa, sacando el pene de Namjoon de su boca,


dejando que escurriera un hilo de saliva que iba desde la punta
hasta sus labios, y comenzó a masturbarlo firmemente, de forma
lenta.- No soy una chica...-Dijo sonriendo, sacando la lengua para
recorrer perversamente el pene de Namjoon desde el fondo hasta
la punta, y acto seguido sonrió, devolviéndolo a su boca.

-Ahhhg...~ .- Jadeó el moreno, presionando su cabeza con fuerza y


tras ello comenzó a mover su pelvis con fuerza, suspirando hacia
el cielo.- fuck...-Se quejó.- Espera...voy a terminar...

-Correte...~-Gimió Jimin, masturbándose con fuerza,


masturbándolo del mismo modo

-Estás...tocándote... maldito...-Jadeó Namjoon

-También... voy a correrme...-Dijo Jimin relamiéndose los labios,


dejándole ver a Nam esa expresión sumamente hermosa

-Déjame ver...
-¿Que...?

-Levántate.- Dijo jalándolo y lo observó un momento,


definitivamente tenía un cuerpo precioso

-Sigue...

-Pero... ibas a...

-Haz lo que te dije.- Jadeó, bajándole los pantalones, dejando al


descubierto tus contorneadas piernas, haciendo que se los quitara,
y Jimin, si bien unos momentos atrás hacia sido completamente
seguro de repente se intimidó, pero no le importaba, Namjoon
había llevado la mano a su pene y se masturbaba, mirándolo
lascivamente.-Nunca había visto... un hombre así...-Dijo pasando
su enorme mano por las caderas de Jimin, mientras este
masturbándose gemía quedito, en voz baja.

-Ven aquí...-Ordenó, jalándolo del brazo, montándolo sobre sus


piernas de forma abrupta, y Jimin no pudo decir absolutamente
nada, estaba por quejarse, cuando Namjoon presionandole la nuca
lo llevó a su boca, metiendo la lengua de lleno entre sus labios
rosas, haciendo que la cabeza de Jimin ardiera, porque aseguraba
que nunca en su vida había estado tan exitado como en ese
momento, y rodeó el cuello del moreno con los brazos,
profundizando el beso, sintiendo su erección húmeda debajo de
sus nalgas y comenzó a frotarse con fuerza, resintiendo las
mordidas que Namjoon comenzó a darle en los labios, por
sentirlo, y esa mordidas fueron bajando, por su cuello, y después
por sus clavículas hasta tocar su pecho

-Mmmh...~-Gimió Jimin, moviendo sus caderas con impaciencia


sobre él, cuando el moreno lo tomó de la cintura, y después de las
piernas, levantándose del sillón de forma abrupta, y el
sorprendido pelinegro se aferró a su cuello con fuerza, viendo
como lo llevaba cargando hacia una habitación cuya puerta fue
pateada violentamente y tras ello lo arrojó a la cama, abriéndose
camino entre sus piernas, llegando hasta su boca para poder
seguir besándolo, sintiendo su lengua pelear con él y sin embargo
hizo una pausa, cuando sintió el miembro de Namjoon
empujando a discresión en su entrada.

-¿Quieres...?~-gimió sobre sus labios, mirándolo mientras se


mordía los labios y Namjoon jadeando de forma impaciente lo
miró, viendolo meter sus dedos a su boca, y los empapó
completamente, bajándolos a la erección de Namjoon para
humedecerla.-Estas...listo~
No se molestó en responder, lo acalló con un beso morboso
mientras empujaba lentamente, sintiendo el calor de su cuerpo
abrazarlo, y los gritos que Jimin depositaba en su boca.

-Lento...~-Suplicó el pelinegro, haciendo una mueca de dolor,


tratando de interponer sus manos, pero Namjoon las sujetó con
fuerza, poniéndolas a su lados, y siguió entrando, haciéndolo
gritar.- Lento, maldito...~-Gemía, hasta que el miembro de Nam
tocó el límite, en medio de un espasmo delicioso que le arrancó el
aliento, y el gruñido de Namjoon que llegó hasta sus oídos lo
extasio por completo

-Está...muy... apretado...-Gimió el moreno, quedándose dentro


unos momentos, escuchando la respiración y los pequeños
sollozos de Jimin que a pesar de su sufrimiento arremolino las
piernas en su espalda y tras apretar sus piernas con fuerza salió
con cuidado de su cuerpo, sólo para volver a entrar a mitad del
camino, haciendo a Jimin gritar hacia el cielo y tras ello aumento
el ritmo de los movimientos, mordiéndose los labios, moviendo su
pelvis entre cada estocada de placer a ese cuerpo de piel blanca
que sin verlo gemia deliciosamente, embriagándolo. Namjoon se
incorporó, sujetándolo de las piernas, abriéndolas debidamente
para él, y desde ariba lo observó, su cara de sufrimiento y placer,
la forma en que se mordía los labios, la forma en que se
masturbaba sintiéndolo dentro y sobre todo el modo en que su
carne temblaba por los crudos impactos.
-Así... así...~-Gemía Jimin, resintiendo los golpes a su cuerpo,
masturbándose con firmeza, disfrutando el miembro que estaba
follándolo, y comenzó a sonreírle, a disfrutarlo enormemente
mientras Namjoon encajando los dedos en su carne jadeaba,
mirándolo fijamente.-Mas...~ mas...

El moreno hizo una pausa, y tras ello lo levantó de golpe,


volteándolo para ponerlo en 4 sobre la cama y acomodándose
volvió a entrar con fuerza, escuchando los dulces gemidos de
Jimin que inundaban toda la habitación resonando con un eco
delicioso, mientras Namjoon falto de misericordia lo tomaba con
fuerza de la cadera, sometiendo su cabeza contra el colchón,
haciendo que se hundiera por momentos, mientras se escuchaba
ese sonido doloroso de sus pieles chocando con violencia al ritmo
de la respiración agitada de Namjoon.

-Tus manos...-Gruñó el de tez morena, jalando los brazos de Jimin


hacia atrás, y cruzándolos sobre su espalda baja lo sujetó,
levantándolo ligeramente, atrayéndolo hacia él para moderle
perversamente la espalda y después la oreja, exitándolo.-
Mierda...-Gruñó, casi rencoroso.- Esto ... es delicioso.- Dijo
mordiéndolo con crueldad, y Jimin frunciendo el ceño gritó, con el
éxtasis como liquido ardiente subiéndole a la cabeza, bajando
hasta su entrepierna que comenzó a punzar.
-Tu... eres muy grande...-Gimió, mirándolo sobre su hombro, y
Namjoon como un loco, lo sujetó de la cara, hundiedose en sus
labios en medio de un beso morboso, sin dejar de castigarlo con
las embestidas -Me... voy a venir~.- Gimió Jimin sobre sus labios,
con la cara completamente sonrojada.- Ya... no... puedo~

Namjoon no contestó, aumento el ritmo de sus estocadas,


sujetándolo con fuerza, haciendo que gritara hacia el techo, y tras
ello sintió su cuerpo contraerse con fuerza, apretandolo más de la
cuenta, mientras el líquido delicioso de Jimin comenzaba a
escurrir de su miembro, y Nam por su parte, lo torturó con unas
últimas e insufribles estocadas, antes de terminar dentro de él,
extasiado por la sensación de la presión y la calidez de su cuerpo.

Cuando salió lo hizo jadeando, viendo como parte de su éxtasis


escurría de su entrada, cayéndose por sus piernas hasta tocar la
cama, y finalmente se dejó caer a un lado, respirando de forma
impaciente, cerrando los ojos mientras su pecho amplio se
distendía y contraía enormemente.

No dijo nada más, se subió los pantalones de golpe y se acostó sin


pena, mientras Jimin, sonriendo a medias se dirigió a la sala por
su ropa, pensando que era buena idea irse de una vez de ese
lugar, pero no podía irse, sin saber el nombre de esa persona, por
eso regresó, encontrándolo dormido, y así, moviéndolo un poco
trató de despertarlo, lográndolo a medias.
-Oye...

-Mhhh?

-¿Cuál es tu nombre?

-Kim...-Musitó apenas, retorciéndose un poco, como si nada fuera


capaz de sacarlo de su sueño.- Namjoon...

-Te dije que... No notarias la diferencia.-Dijo inclinándose a su


oído y el moreno somnoliento abrió a medias un ojo, encontrando
su sonrisa

-Fue mejor...-Musitó sin más, volviendo a cerrar los ojos

Jimin sonrió, mirándolo con cariño, y se sintió tentado a acariciar


su cara pero no lo hizo, en su lugar sólo suspiró.- Bien Kim
Namjoon... ha sido un gusto.- Dijo con la intención de retirarse de
aquel lugar, con el corazón hecho trizas, porque no podía evitar
que aquello lo había hecho por despecho, no importaba que tan
sexy era aquel chico, ni tampoco lo que había hecho por él, no
quería usarlo para olvidar su pena, y estaba seguro de que aquel
chico tampoco le correspondería, o al menos eso pensó, hasta que
Namjoon lo sujetó del brazo sin abrir los ojos.

-¿A dónde vas...?

-A casa...

-Eres idiota...-Musitó, dándole la espalda.- Duérmete.- Dijo


finalmente y Jimin sonrojado le tomó la palabra titubeante,
acostándose a su lado, pegando la cara a su amplia espalda.

-----------------------

La silueta que caminaba por el pasillo se asomó curiosa a la


puerta, pues por lo general la habitación de su pupilo nunca
estaba abierta, y menos cuando dormía, por eso entró lentamente,
resoplando con enojo.
-Namjoon... ya llegué...-Musitó, adentrándose, descubriendo la
escena -¡Kim Namjoon pedazo de mierda!.- Le gritó, jalándolo de
la pierna y el alterado moreno apenas pudo reaccionar de su
abrupto despertar en el suelo.

-Mierda Hyung!.- Le gritó, sobándose la cabeza con mal humor

-¿Cuantas veces tengo que decirte que no traigas a tus zorras a la


casa?!.- Le gritó, pegándole en la cabeza con la palma de la mano.-
Negro insolente

-No traje a ninguna zorra, mierda!.- Le gritó, mientras Jimin


despertándose por todo el ruido se tapó con la sábana, mirando a
ambos atónitos

-¿Y a eso como le llamas?!.- Reclamó el rubio, encontrando el


rostro de Jimin, y Namjoon sorprendido, también lo encontró,
sintiéndose desconcertado

-Tu...-Musitó
-Es... -Interrumpió el rubio, acercándose un poco sin estar seguro
de lo que diría, porque aquella criatura tenía una de las caras más
bonitas que había visto en su vida.- Mierda Namjoon, es un
hombre...-Dijo riéndose

-N-no es lo que estás pensando!.- Le gritó, levantándose, y lo


encontró sin camisa, empeorando la escena, agradeciendo que por
lo menos el chico en la cama estaba vestido

-Oh mierda... dejaré que arregles esto.- Apuntó el rubio


burlándose, y tras ello salió de la habitación, cerrando la puerta
tras de sí

-Tu...-Dijo con los ojos abiertos de par en par.- ¿Q-que mierda


haces aquí?!

-M-me dijiste que me quedara...-Dijo firmemente

-¿Qué?!

-Me dijiste que me quedara, cretino.-Reclamó


-Por supuesto que no!

-Claro que si, mierda, ¿de verdad no te acuerdas?!,¿ Lo que pasó


anoche?!

-No sé de que estas hablando

-Lo que hicimos!

-Tu y yo hicimos algo?! No me jodas crees que soy un puto


desviado como tu?!

-¿Ahora resulta?!

-Escucha, no se que mierda estás inventando, ¿está bien? Pero no


me interesa, Ahora vete de mi casa
-Eres en verdad un maldito cretino!.- Le gritó en la cara,
empujándolo, y acto seguido tomó su sudadera para salir de la
habitación mientras se la ponía, caminando con furia, azotando la
puerta del departamento en cuanto salió.

Iba casi corriendo por el pasillo, golpeando todo lo que estaba a su


paso, y bajó por las escaleras de emergencia del edificio, casi
tropezándose en el camino, pero no le importaba, se sentía
completamente humillado, y peor aún se sentía patético, ¿A quién
estaba engañando? En realidad supo desde el inicio que es lo que
iba a pasar, sólo estaba resentido y caliente y creyó que el cuerpo
de ese extraño iba a llenarle el vacío, que iba a consolar su
corazón, pero pronto todo se había vuelto caótico, quería mandar
a la mierda a todos los imbéciles que había conocido, recluirse en
su habitación, quería irse a casa... pero cuando salió del edificio se
dio cuenta de que no tenía la menor idea donde estaba, y con la
rabia llenándole la boca sencillamente se encogió en sus rodillas y
se puso a llorar como un niño, de impotencia, y de completa
tristeza.

Odiaba todo y a todos y no podía hacer nada para remediarlo, ahí,


en esa calle desconocida, con una horrible resaca golpeándolo con
cada lágrimas que le llenó los ojos, al menos hasta que una voz
sumamente ronca lo interrumpió
-¿Piensas quedarte ahí mucho tiempo?.- Dijo la voz, y Jimin alzó la
cara sorprendido y con vergüenza, encontrando el rostro de aquel
chico rubio, que le sonreía en encías rosadas, burlón.- Tendré
problemas con los vecinos

-T-u...-Balbuceó, limpiándose las lágrimas

-No se de donde lo conozcas, pero si pretendías acostarte con él


debías saber que es un cretino-Dijo encogiéndose en hombros

-Y-yo... no me acosté con él...-Dijo en medio de su vergüenza,


mintiendo

-¿En serio?

-¡En serio!.- Le gritó.- Yo no dormiría con un imbécil así!

-Eso dicen todas.- Dijo burlón el rubio.- Pero menos mal, pensé
que le habían empezado a gustar los hombres a mi hermanito
-¿Y eso que tendría de malo?! Estúpido.- Dijo sintiéndose
sumamente ofendido

-¿Que qué tiene de malo? Suficiente es tener que lidiar con las
mujeres que se coge, sería una molestia tener que lidiar con
hombres también, eso es lo único que tiene de malo.- Aseguró

-Bueno pues...-Titubeo sintiendo un tonto por pensar que su


comentario era homofóbico.- N-no dormí con él... sólo caí ahí
demasiado borracho, eso es todo

-Esta bien.- Dijo el rubio, sacando las llaves de un auto de su


bolsillo.-No eres de por aquí, ¿verdad?

-¿Como lo...?-Musitó desconcertado siendo interrumpido

-Bueno digamos que te vi un poco desorientado, antes de que


comenzaras a chillar como un animalito...

-Yo no hacía tal cosa...


-Como sea...-Dijo ignorandolo.- Por lo general las tipas que se coje
y deja ese idiota vienen a hacer actos vándalos a mi casa... así que
hagamos algo... si prometes no hacerle nada a mi propiedad te
llevaré seguro hasta tu casa

-Yo... no haría algo así...

-Eso dicen todas.- Sonrió con ironía.- y entonces encuentro escrito


"Muérete Kim Namjoon" en mi puerta cada semana...

-¿Él en serio es un idiota ah...?

-Acabas de verlo.- Dijo estirándose.- Hacer que su Hyung se


encargue de sus porquerías, cuando acaba de llegar de trabajar

-L-lo siento...

-No hay porqué, en fin, súbete.- Apuntó el rubio a su auto gris y


viejo estacionado en la esquina.
Jimin tragó en seco, acomodándose en el asiento del copiloto y el
rubio se subió sin más, mirándolo un momento.- De verdad pensé
que eras una chica

-¿P-porqué...?

-Porque tu rostro es muy bonito.- Dijo sin pena alguna arrancando


el auto, y permaneció en silencio mientras Jimin moría sonrojado,
viéndolo fijamente, aquel chico era agradable, era sarcástico, y
malvado como lo era Kim Namjoon y sin embargo no sentía el
mismo recelo, ni la misma agresión, él solo era... amable

Llegaron a su casa, que resultó estar de hecho bastante cerca de


donde ellos vivian, y sin más el rubio se estacionó frente al patio
de la casa, suspirando.- Listo

-Muchas gracias...-Dijo en voz pequeña

-De nada, ahora recuerda el trato, nada de volver a mi casa a


bandalizar...-Dijo ligeramente hastiado.- si tus ganas de venganza
son demasiado grandes por favor desquítate con él
-Lo... tomaré en cuenta

-Gracias

-P-por cierto...-Balbuceó apenado, haciendose chiquito en el


asiento, sintiendo como su corazón estaba acelerado y no sabía
porqué.- Mi nombre es... Park Jimin

-Ah...-Masculló el chico, y tras titubear un poco le extendió la


mano.- Min Yoongi...-Sonrió

PARTE 85: LEO

------------flashback: continuación--------

Jimin tragó en seco, acomodándose en el asiento del copiloto y el


rubio se subió sin más, mirándolo un momento.- De verdad pensé
que eras una chica

-¿P-porqué...?
-Porque tu rostro es muy bonito.- Dijo sin pena alguna.-
arrancando el auto, y permaneció en silencio mientras Jimin moría
sonrojado, viéndolo fijamente; aquel chico era agradable, era
sarcástico, si, malvado como lo era Kim Namjoon y sin embargo
no sentía el mismo recelo, ni la misma agresión, él solo era...
amable

Cuando llegaron a su casa, resultó estar, de hecho, bastante cerca


de donde ellos vivían, y sin más el rubio se estacionó frente al
patio de la casa, suspirando.- Listo

-Muchas gracias...-Dijo en voz pequeña el pelinegro,


desabrochando su cinturón encojido en hombros, mientras el
rubio desatando su cinturón se volteó hacia él, colocando el codo
sobre el volante

-De nada, ahora recuerda el trato, nada de volver a mi casa a


bandalizar...-Dijo irónico.- si tus ganas de venganza son
demasiado grandes por favor desquítate con él

-Lo... tomaré en cuenta.- Dijo el apenado chico, apenas viendo su


rostro, pues al verlo recordaba de repente esa época en la que era
incapaz siquiera de hablar con las demás personas, ahora volvía y
no sabía porque, sólo estaba consciente de que el corazón
comenzaba a latirle sumamente rápido.

-Gracias.-Dijo resoplando el mayor sin darse cuenta de lo evidente

-P-por cierto...-Balbuceó apenado, haciéndose chiquito en el


asiento, sintiendo como su corazón estaba acelerado y no sabía
por qué.- Mi nombre es... Park Jimin.- Masculló esperando tal vez
una respuesta sarcástica, y a cambio obtuvo una mirada curiosa y
fija.

-Ah...-Masculló el chico, y tras titubear un poco le extendió la


mano.- Min Yoongi...-Sonrió y el corazón de Park Jimin de repente
se volvió un poco más grande.

-------------Fin de flashback----------------

-¿Piensas estar así toda la mañana?.- Musitó una voz ronca a su


lado, y Jimin sorprendido desvió la mirada, encontrando la cara
de novio hundido a medias sobre la mullida almohada.
-Yoongi...-Musitó

-Buenos días, criatura hermosa...-Dijo sonriendo, cerrando los ojos


ligeramente adormilado

-Buenos días...-Sonrió, mientras Yoongi sin abrir los ojos, abrió las
sabanas para él, invitándolo a acercarse, y Jimin sin esperar mas
indicación se metió en la pequeña guarida, acomodándose en la
calidez de sus brazos.

-¿Está todo bien?

-Si...-Suspiró el pelinegro, hundiéndose en su pecho.- Pensaba en


el dia en que nos conocimos

-Ah... -Dijo tras soltar una risita.- Te veias tan lindo llorando

-¿Porque eres tan cruel?


-No lo sé, lo mismo dice mi madre.- Dijo sarcástico, riendose.-
¿ Porqué pensabas en eso?

-No lo sé... supongo que porque Namjoon ha estado siendo muy


disciplinado últimamente, ver el contraste de su personalidad de
antes con el de ahora es sorprendente

-Ah no dejes que te engañe, sigue siendo un cretino.- Aseguró,


sonriendo irónico.- Lo único que pasa es que lo han domado,
consideralo un karma adorable, ha quedado sometido ante un
religioso que habla como anciano

-Yoongi...

-Sabes que es verdad.- Dijo sonriendo.- Yo quedé sometido ante


un bailarin de ojos hermosos

-Oh basta...-Dijo dándole un pequeño beso en los labios, mientras


sentía sus manos deslizarse hacia su espalda baja

-Y un culo increíble...
-Eres horrible

-Lo sé.- Musitó sonriendo, estrujándole la piel entre las yemas de


sus dedos.- Y hablando de eso que te parece si me dejas admirarlo
un poco más

-Tengo que ir a trabajar...

-Vamos... solo un poco...-Insistió, metiendo las manos dentro de


su ropa

-Solo un poco...-Dijo en medio de un puchero fingido, y tras ello se


incorporó, poniéndose a gatas en la cama, y bajó sus pantalones
ligeramente, sintiendo las manos de Yoongi apretándolo con
morbo, levantándose para poder ponerse detrás de él y estando
ahí, como era su costumbre, se portó como un degenerado, y
liberó su erección del pantalon de la pijama, para poder empezar a
frotarse entre sus nalgas, y suspiró apretándolas, simulando
embestirlo, pasando a veces por su entrada, jugando.

-Yoongi...~
-Dime mi amor...-Dijo sonriendo, con mirada felina

-Hazlo...~-Suplicó, moviendo ligeramente las caderas en


insistencia

-¿Hacer qué, bebé?.- Musitó, inclinándose hasta su oído.- Dime


que hago...

-¿Porqué eres así?!~.- Chilló en reclamo

-¿De que hablas mi amor?, no se a que te refieres...-Musitó


mordiendo su oreja mientras seguía frotándose, volviéndolo loco

-A que entres...-Dijo avergonzado moviendo ligeramente la cadera


y su novio se divirtió, suspirando, tomando su miembro sin prisa
para comenzar a estimularlo y se relamió los labios sonriente por
su sufrimiento, cuando en medio de su entretenida tortura tocaron
a la puerta con suma impaciencia.
-J-jiminie!.- Gritaron del otro lado de la puerta

-No es cierto...-Gruñó Yoongi palmeándose la cara con hastío

-Es Jin...-Dijo Jimin con la intención de levantarse pero su novio no


lo dejó, lo abrazó con fuerza deteniéndolo

-Yoongi

-Déjalo, seguramente es uno de sus episodios de histeria

-Yoongi, déjame ir a ver que pasa

-No, no me puedes dejar así, se me pondrán azules.- Se quejó

-Vamos no seas infantil.- Dijo quitando sus manos con suavidad y


tras ello se levantó de la cama, subiéndose los pantalones,
escuchando como su novio refunfuñaba desde la cama
-Jiminie!.- Gritaron de nuevo con un muy mal intento de
discresión y en el instante el nombrado abrió la puerta, viendo
como el castaño se metía a la habitación, cerrando la puerta tras de
si, impaciente

-Jin... ¿estas bien?.- Sonrió el pelinegro ligeramente divertido por


su expresión

-N-no... no es que- Dijo nervioso

-Mas vale que sea importante o te patearé el trasero, Jin.- Gruñó


Yoongi desde la cama

-Ah... Hyung...-Titubeó

-Jin... dime que pasa

-E-es que... yo... fui a al estudio porque no encontraba a Ken... y...


bueno pensaba preguntarle a Leo si lo había visto porque Nam y
yo
-Ve al maldito grano!.- Dijo Yoongi haciéndolo saltar de sorpresa

-E-es que los encontré... en medio de un acto intimo...-Susurró


enrojeciéndose cual carmín

-¿Íntimo?.- Dijo Jimin sin entenderlo

-Si...-Continuó con los susurros

-¿Como íntimo? Ellos ni siquiera se hablan

-Eso creí yo!

-¿Estaban besándose?

-N-no...-Tartamudeó

-Oh mierda, ¿Estaban follando?.- Dijo Yoongi sumamente


divertido
Jin no respondió, se tapó la cara con las manos, avergonzado, y
asintió repetidas veces, causando que se riera aún más

-¿En serio?.- Dijo Jimin divertido pero incrédulo

-S-si...

-Vaya... eso no me lo esperaba.- Rió

-¿Q-que deberíamos hacer?!

-¿Nosostros?, nada, por supuesto, déjalos ser

-P-pero Ken...

-Ken es un adulto
-¿Y quién montaba a quien?.- Preguntó riéndose el cínico

-Min yoongi!

-¿Que? Tengo curiosidad.- Argumentó, encogiéndose en hombros

-Oye Jin... tranquilo, ambos son adultos...

-No me preocupa eso... es que Nam...-Dijo al tiempo que todos


abrían los ojos entrando en cuenta de lo que harían, y en el
instante se precipitaron a la puerta, corriendo por el pasillo, y para
su fortuna encontraron a Nam a punto de salir del departamento
despreocupadamente.

-Nam!.- Gritó Jin deteniéndolo del brazo, con sus otros dos
impacientes amigos detrás suyo

-¿Pasa algo?.- Dijo examinando al trío que actuaba de forma


extraña
-N-no... es que queríamos decirte que fueramos a comer juntos.-
Dijo sin pensar demasiado

-Jinie... acabamos de ir a desayunar

-Ah... si pero Hyung quiere que comamos todos juntos, por eso
estamos aquí

Jimin bajó la cabeza haciendo una mueca y Yoongi resopló con la


conciencia de que eso lo había jodido todo

-¿Yoongi Hyung quiere que comamos juntos?.- Preguntó el


incrédulo moreno

-Si, la puta madre, ¿es tan raro?.- Dijo Yoongi a la defensiva

-Ok... ¿que está pasando?

-No pasa nada, queremos comer todos juntos, es solo eso Nam,
hace mucho que no lo hacemos.- Interrumpió Jimin
-Bien...- Dijo aun incrédulo.- Entonces solo déjenme ir a decirle a
Leo que...

-No!.- Gritaron Jimin y Jin al mismo tiempo haciendo que Yoongi


se palmeara la cara

-¿porqué no?

-D-deberías dejar que se encargue de las cosas él solo por un rato


Nam

-¿Él?.- Dijo extrañado y de repente abrió los ojos mirando a


Yoongi fijamente.- Mierda... ustedes no quieren que vaya al
estudio...

-A mi no me mires...-Gruñó Yoongi
-Hyung... dime porque no puedo ir.- Dijo sin bajarle la mirada un
segundo y Yoongi con los brazos cruzados suspiró mirando a su
novio que le puso toda su atención

-Yoongi...-Suplicó Jimin

-Amor...-Musitó de repente el mayor de todos, mirando a su novio


con ojos suplicantes y hastiados.- Sabes que es un suicidio, ¿no?

-No si lo hacemos al mismo tiempo....- Dijo Jimin resignado

-Va a matarnos de todos modos

-¿Qué?.- Dijo Nam extrañado

-¡Ya!.- Gritó Yoongi lanzándose a Nam, mientras Jimin tirándose


al suelo lo sujetaba de las piernas
-Sueltenme, malditos dementes!.- Gritó Nam, quitándose a Yoongi
de encima con un solo movimiento y sin embargo logró sujetarse
de su cuello, colgándose de su espalda

-Es un puto troll!.- Grito Yoongi luchando

-Si lo sueltas es nuestro fin!.- Dijo Jimin apretando los ojos,


tratando de jalar las largas piernas de Nam para derribarlo

- Suéltenme!.- Gritó Nam, sacudiéndolos

-¡Jin! ¡Ayuda, mierda!.- Gruñó Yoongi y ante la incrédula mirada


de Nam, Jin los embistió a todos, haciéndolos caer
estrepitosamente sobre la sala.

------------------Inicio de flashback--------------------------

Ken estaba curioso, porque juró que Jin le había dicho que estaría
ahí para las 8, por eso estaba esperándolo a las 7:50 am, después
de haber salido a comprar algunos insumos para la cafetería, pero
ya eran las 8:10 y Jin no daba señales de vida. Llamó a su celular
un par de veces, el buzón le contestó cada una de ellas, así que sin
más se puso a ordenar algunas cosas en las alacenas del fondo,
pero cuando terminó siendo 8:20 Jin todavía no llegaba, pensó que
probablemente se habría distraído con Namjoon en el estudio, y la
idea de que lo estuviera dejando plantado por andar jugueteando
con su novio lo hizo sentirse ligeramente molesto, más cuando
sabía que a Namjoon no le hacía gracia tenerlo en el estudio, pero
al tomar eso en cuenta una idea llegó a su mente, junto con una
cabellera blanca y unos labios bonitos que le sonreían, si bien era
cierto que no era bienvenido en el estudio de Namjoon, ir a buscar
a Jin era imprescindible para comenzar con las actividades del dia,
y entonces si iba con el pretexto de buscarlo tal vez... tal vez...

Podría ver a Leo...

Se aclaró la garganta un momento al tener esos pensamientos, ya


habían pasado meses desde que se conocían y no se hablaban casi,
pero Ken juraba que le resultaba extraño mirarlo, porque antes
estaba seguro de que jamás estaría tan enamorado de alguien
como del regalo que Dios le había enviado del cielo, hasta que por
vez primera observó esa mirada profunda en el rostro de Leo.

Por eso le enviaba regalos, a su parecer discretos, porque aun


seguía renuente ante la idea de que alguien que no fuera Jin le
gustara, y al mismo tiempo tenía esa necesidad intrínseca en su
ser de querer cortejarlo, como se corteja la belleza de todo lo
existente, solo por ser maravilloso y por otro lado sus tabúes
parecían desaparecer, porque si bien antes pensaba que las
personas tatuadas eran todas groseras y cínicas, como las que ya
conocía, Leo había llegado a su vida para demostrarle que el
cabello teñido y la piel coloreada en dibujos podían pertenecer a
alguien tan inocente como un angel, y así fue.

Estaba enamorado, tenía que aceptarlo... y por eso le daba regalos

Aun a sabiendas de que Leo probablemente no estaba interesado


en él, a conciencia de que Leo jamás lo vería como él lo veía, no le
importaba, era feliz viéndolo sonreír y eso le era suficiente.

Aún así cuando salió de la cafetería no pudo evitar verse en el


espejo del mostrador un segundo, y arreglarse el cabello de la
forma en que Jimin le había enseñado a peinarse para verse joven,
y se acomodó esa chaqueta incómoda de mezclilla que Jimin
juraba que resaltaba sus hombros, y tras ello cerró la puerta del
local, dirigiéndose al estudio.

No sabía si había cerrado con seguro, se lo preguntó hasta que


estuvo a unos pasos del local y en dado caso no le preocupó
demasiado, confiaba en que sería una visita rápida, así que entró
con toda la actitud altanera que siempre hacía relucir enfrente de
su némesis de piel morena y entró con el pecho inflado,
sintiéndose patético cuando descubrió que no había nadie
adentro.

-Kim Namjoon.- Llamó con voz firme, abriéndose paso por la


recepción y la sala de estar, pero no había un alma ahí.- Jin?.-
Insistió, examinando con la mirada el interior de la sala de
tatuajes, y cansado de no encontrar respuesta se metió al pasillo
que conducía al almacén, escuchando de forma sumamente tenue
una voz suave que salía de la puerta entre abierta y se asomó
ligeramente, encontrando al de cabello blanco cantando
nostalgicamente, con unos audífonos gigantes puestos, mientras
concienzudamente acomodaba una serie de cajas en los estantes
del fondo.

Ken se quedó inerte, hipnotizado por la escena, y suspiró, como si


alguien le hubiese dado un vaso de agua fresca a su sediento ser, y
es que parecía que había pasado una eternidad desde la última
vez que lo había visto tan de cerca, por eso se recargó ligeramente
en la pared sin darse cuenta, con las pupilas y el corazón
expidiéndosele de amor, casi derritiéndose con cada latido que no
salto de su pecho solo porque aquel ruido de explosión habria
distraído el momento, y a diferencia de ello lo congeló,
comiéndose los segundos que su voz le entró a la cabeza, entre
pequeñas mordiditas discretas.
Su voz era muy suave, tanto que se expandía en el aire,
haciéndolo tal vez más pesado, pero al mismo tiempo cálido,
como si fuese vapor, por eso no movia un músculo, dejó que su
cuerpo pudiese flotar en ello, mientras Leo, feliz en su
melodía, seguía acomodando las cajas, sin sospechar del visitante
enamorado que lo veía a sus espaldas, al menos hasta que, en un
burdo intento, trató de subir hasta arriba una caja ligeramente más
pesada que las otras, y su voz antes melodiosa se torció un poco al
darse cuenta de que iba a caérsele en la cara; cerró los ojos,
aceptando su destino, cubriéndose, pero la caja no cayó sobre él, la
encontró sostenida por un par de manos de venas resaltadas y
anudadas, que temblaban por la fuerza, pero que la sostenían lo
suficiente para no dejarla caer y tras ello la colocaron en el suelo.

Los ojos brillantes que encontró parecían haber sido fosforos que
encendieron su rostro, porque Ken, que colocaba la caja en un
lugar seguro encontró su rostro de repente, haciéndolo sonrojar.

PARTE 86: EL ALMACÉN

Parecían un gracioso espejo, porque ambos desviaron la mirada


con los colores en el rostro, y aclararon la garganta, apenados.-
Lamento la intromisión... -Dijo Ken, dejando la caja a un lado

-N-no importa... gracias por la ayuda...

-Ah... yo...-Titubeó.- Vine a buscar a SeokJin... ¿lo haz visto?


-Ah...-Tartamudeó, pudiendo levantar la mirada por fin.- Si... él y
el jefe fueron a desayunar

-Ya veo...

-¿N-no te avisaron?

-No... supongo que lo olvidaron

-Si...-Dijo como punto final, haciendo un silencio incómodo entre


ambos, dejando que la música casi muda que salía de los
audífonos fuera lo único que se escuchara en la habitación

-Yo... bueno, lamento la intromisión, Leo shii...-Dijo haciendo una


reverencia con la cabeza y tras ello se dispuso a dirigirse a la
puerta, cuando la voz dulce de leo lo detuvo de repente

-Ah... JaeHwanshii...-Musitó nervioso.- N-no tienes que


disculparte... yo... -Dijo llamando la atención de Ken.- Estoy feliz
de verte... hace mucho que no te veía- Dijo finalmente haciendo
que el corazón de Ken latiera con una fuerza increíble

-También... me da gusto verte...-Dijo sin más

-Yo... quería agradecerte por los postres... -Murmuró jugando


nervioso con los dedos, alzando la mirada solo para sonreírle,
sonrojando al mayor notablemente

-No hay de que... me alegra que te gusten...

-Si, me gustan mucho.- Aseguró en un burdo intento de no dejar


que aquel hilo de conversación muriera, estaba desesperado por
mantenerlo ahí, y Ken se sentía de la misma forma, patético,
redundante, pero feliz

-Que bueno que te gustaron

-Si... estaban muy buenos, myas las galletas de las última vez
-Si, las galletas...-Sonrió.- La mermerlada la hice yo

-¿En serio?

-Si.- Dijo sintiéndose patético por su conversación burda pero


necesaria

-Ya veo...-Masculló.- Eres de verdad muy talentoso...

-Te lo agradezco.- Balbuceo.- T-tu también lo eres... he visto


algunos de tus dibujos

-¿ah si?

-Si... una vez Jin me mostró algunos

-Vaya... pues muchas gracias...


-Si, de nada...-Dijo tragando en seco.- A-ah... y también cantas
hermoso.- Dijo sin más, avergonzándose segundos después,
sintiéndose como un idiota mirón

-Ah... no es para tanto, eres muy amable

-Lo digo en serio! Tu voz es hermosa.- Dijo entusiasmado y


aquella abrupta respuesta generó un largo silencio en donde
deseó que se lo tragara la tierra y suspiró derrotado.- L-lo siento...

-No tienes porqué...

-Creo que... te dejaré trabajar.- Dijo tragando en seco, mirando


hacia el suelo.

-L-le diré a SeokJinshii que viniste

-Si, gracias...-Dijo con intención de irse, pero Leo, impaciente,


volteó a ver a cualquier lado buscando algo con que llamar su
atención, y lo encontró, antes de que tocara la puerta
-Oye Jaehwanshi...

-¿Mmmh?

-¿Me ayudas a subir esa caja? Creo que me torcí un poco la mano

-Ah...-Dijo siendo feliz en el interior.- Por supuesto

La acomodó sin prisa, incluso siendo en demasía lento, y tras ello


se volteó hacia Leo, encontrando su sonrisa nerviosa.- Listo...

-Gracias...

-No hay porqué...

-Oye... ¿p-porque no esperas a SeokJinshii aquí?

-Pero no quiero interrumpirte


-No lo haces...

-Además a Kim Namjoon no le agrada que esté en su estudio

-Yo... le diré que me estabas ayudando

-No quiero causarte problemas

-No los causas, de verdad

-Pero...

-No quiero que te vayas.- Interrumpió de repente, haciendo


silencio entre ambos, sonrojándose hasta la incandescencia.- Digo
es que...-Tartamudeó, recibiendo la mirada atenta y nerviosa de
Ken.- Si se me vuelve a caer una caja... y además... me da miedo
estar solo aquí, Kin Namjoon dice que hay un fantasma.- Dijo
divagando nerviosamente.- Y bueno yo... hace mucho que no nos
vemos, vamos a conversar
-¿Conversar?

-Si, conversar.- Dijo en automático Leo, tartamudeando como un


tonto.- ¿Quieres sentarte?, ven siéntate.- Dijo jalándolo al sofá
pegado a la pared

-Si, gracias

-Ok, amm ¿quieres Té?

-Si por favor...

-¿Le pongo azúcar?.- Preguntó burdamente sentándose a su lado,


sintiéndose nervioso

-Azucar... si, porque no...


-Ok...-Dijo lento, sin darse cuenta de que ambos se miraraban
fijamente, eso hasta que Ken sintió las pulsaciones violentas en las
venas de su cuello y tragó en seco, percibiendo el tiempo como
nada, y el rostro precioso que lo miraba con nerviosismo como si
fuera todo, lo único que existía en el mundo.

-J-jaeHwan shi...-Musitó Leo en un tono bajito, cuando Ken,


levantándose de repente enmudeció, siendo seguido por Leo que
se levantó sin saber porque y estando frente a frente respiró
pesadamente.

-Yo... no...-Balbuceó, siendo traicionado por él mismo, porque en


un inconsciente instante miró sus labios, los vio temblar de forma
nerviosa, como si esperaran algo inminente y entonces sin saber
de donde había sacado el valor lo jaló de la nuca, atrayéndolo a su
rostro y sin más se hundió en un beso profundo, que le empujó los
labios en medio de un suspiro lento, hirviente, y después otro, y
otra más, cada vez más tortuoso, hasta que sus manos temblorosas
dejaron ir el cuello del menor, liberándolo.

-Jaehwanshii...-Murmuró Leo, en medio del miedo del nombrado,


que estaba por salir huyendo ante su vergüenza y que en su lugar
sintió las manos del otro rodeándole el cuello, y tras ello se hundió
profundamente en su boca, suspirando sobre sus labios.
Todo parecía estar difuso, casi desesperado, porque no
importaron aquellos sonrojos, tampoco la forma en que el cuerpo
les temblaba, incluso el choque torpe de sus dientes por los besos
impacientes, se metieron en la boca del otro, con miedo pero sin
culpa alguna, y ese valor para invadirse se expandió como una
enfermedad a los brazos de Leo que se colgaban de su cuello,
pegándose a su cuerpo, recorrió las venas de Ken hasta sus manos
que se introdujeron debajo de la ropa de Leo hasta que pudo tocar
la piel de su espalda, estremeciéndolo, acariciándolo sin
interrupción alguna, y ese tacto cálido, les calentó la cabeza a
ambos, por eso leo suspiró sobre su boca, haciendo una pausa
tortuosa para mirarlo y tras ello se abrió paso hasta su cuello sin
importarle otra cosa que no fuera besar la pálida piel de su cuello,
y después morderla, provocándole suspirar.

-Jaehwan shi...-Musitó jadeando, levantando el rostro sonrojado y


ancioso para mirarlo, pero Ken no se molestó demasiado en ello,
llevó sus dedos al cuello del menor, empujándole el mentón hacia
el cielo, y estrujándolo entre sus brazos se hundió en su cuello,
apartando la tela de su ropa con brusquedad para morder sus
clavículas, y después su pecho, hasta que sin más Leo, siendo
osado, temiendo la reacción de los ojos negros delante suyo se
despojó a si mismo de su suéter y después de su camisa, dejando a
la vista de su amante la claridad de su piel, la forma en que su
pecho se expandía y hundía con impaciencia.

Ken no dijo nada, como si el tiempo se hubiese detenido en un


instante hizo una pausa para admirarlo, para mirar el rostro
sonrojado que lo esperaba ancioso, y titubeó, porque recordó de
pronto los golpes en su infancia, esos que te daban cada vez que
eras blasfemo... cada vez que pecabas, recordó el llanto
desesperado con el que se desahogaba en secreto, cada vez que se
masturbó pensando en el cuerpo de Jin... en el cuerpo de algún
extraño hombre apuesto que vió en televisión, recordó el deseo
ardiente y doloroso de sus fantasías sodomitas, y todo eso lo
asustó, porque una vez mas y de una ves por todas traicionaba la
poca fe que su padre tenia en él, y sintió el deseo de salir
corriendo, hasta que...

Se encontró con los ojos temerosos de la persona semidesnuda


frente a él

Y se dio cuenta de que deseaba su cuerpo, si, pero deseaba aún


más sus palabras, y su dulce mirada, que deseaba su risa y la
forma en que temblaba sintiéndose expuesto.

Por eso la culpa se fue, desvanecida como si fuese vapor en el aire,


porque no importaba todo aquello que le habían enseñado, el
amor puro que sentía por él eclipsaba por mucho lo que llamaban
pecado, y terminó por irse como si nunca hubiese existido, cuando
Leo, temblando, tomó su mano para ponerla sobre la piel de su
pecho.
-JaeHwan shi... -Musitó.- Por favor...

-Leo...

-Acaríciame... -Dijo tímidamente, y Leo, suspirando se acercó


lento, volviendo a sus labios, estrujando su carne de forma
impaciente entre sus manos, y sin más se metió entre sus piernas,
cargándolo, poniéndolo sobre la mesa sin dejar sus besos
desesperados, que se tornaron de a poco crueles, cuando el de
cabello blanco se atrevió a morderlo, primero despacio, casi
inexistente, y después cruel, intercalando los castigos con la dulce
caricia de su lengua, que Ken no supo recibir al principio,
volviéndose el sometido novato.

-Sácala...-Musitó Leo en un tono que le voló la cabeza al pelinegro,


quien titubeante abrió los labios despacio, sacando de a poco su
lengua con vergüenza mientras Leo, acercándose de forma
perversa lo besó de forma sumamente sucia, haciéndole
estremecer el cuerpo de forma abrupta, sumamente perversa, y
Leo, confundido, completamente hipnotizado lo siguió de forma
desesperada, empujándolo entre cada beso morboso, llevando las
manos a cada parte de su piel descubierta hasta que sintió la mano
de Leo meterse en su entrepierna, y aquellos dedos suaves lo
acariciaron por encima de la ropa, estremeciéndolo. No creyó que
todo iría tan rápido, pero cuando Leo pausó los besos para
desabotonarle los pantalones no le importó ni lo detuvo, tampoco
lo hizo cuando comenzó a acariciarlo por encima de la ropa
interior y finalmente cuando la quitó de en medio, liberando la
erección que ocultaba de forma más que obvia, y aún con la cara
envuelta en un torbellino rojo comenzó a acariciar toda su
extención, ante su mirada nerviosa y al mismo tiempo tímida.

Ken no pudo conformarse con solo eso, y aunque las manos


seguían temblándole llevó sus manos a los pantalones de Leo,
quitando los obstáculos de la misma forma en que le mostró, hasta
que pudo verlo, con una gota trasparente asomándose de la punta,
y lo tocó con cuidado, haciendo que la cara de Leo se encendiera
en luces rojas.

-Jaehwanshi...-Musitó quedito, muriendo de vergüenza, más aún


cuando Ken comenzó acariciarlo con firmeza, y así sin miedo,
disfrutando de como hacia que se retorciera sobre la mesa,
salivando por la hermosa escena de sus muecas de vergüenza...

Tenía casi nula experiencia, y su cuerpo no podía dejar de temblar


por la anciedad y aún así, con temor a ser torpe se inclinó sobre la
entrepierna del menor, sorprendiéndolo, y sin más se introdujo su
miembro a la boca, con cuidado, presionando la punta
ligeramente entre su paladar y su lengua, escuchándolo por
primera vez gemir y complacido por aquel sonido lo presionó de
nuevo, escuchándolo otra vez, y después otra, pequeño, precioso,
y fueron en aumento, más aún cuando presionó también con los
labios, succionando, sintiendo su saliva húmeda escurrirle por la
comisura de los labios, haciéndola escurrir por el cuerpo de leo
hasta que empapó la mesa, y ni siquiera era por la fuerza con que
lo hacia, salivaba por el placer degenerado que le causaba tener el
miembro de aquel chico dentro de la boca, mejor aún, por
escucharlo gemir quedito a causa de ello, por eso siguió,
inundando la habitación de los sonidos de su boca succionando, y
de los pequeños sonido que Leo vociferaba a pesar de estar
tapándose.

-JaeHwan shi...~-Gemía, pasando los dedos, despeinando al


perfecto y siempre elegante pelinegro, que le encantaba por lo
gallardo y serio que lucía, y que ahora estaba comiéndose su
entrepierna como si nada más en el mundo el importara, pero Leo
quería más de él, deseaba sentirlo por completo, por eso le levantó
la cabeza despacio, desconcertándolo, y Ken con una línea de
saliva brillando en sus labios lo miró curioso, viendo como
deslizaba sus pantalones fuera, tirándolo a un lado, y estando de
esa forma, con su rostro en incandescencia abrió las piernas
completamente, encendiendo el cuerpo de Ken, que casi podía
sentir su humedad evaporándose en la habitación.

-Leo...
-Házmelo...~-Gimió dirigiéndole una mirada suplicante, y
alargando la mano alcanzó la punta de la erección de Ken,
invitándolo de forma casi tortuosa.- Házmelo...~

-Y-yo...-Jadeó, relamiéndose los labios a pesar de su nerviosismo.-


Yo... no...

-Tranquilo...-Musitó con el rostro rojo, e impaciente.- Ven...~.-


Suplicó, y Ken, tragando en seco se acercó lentamente, dejando
que el peliblanco tomara su erección en la mano, y la hacío un par
de veces, llevándola a su entrada

-Jaehwanshi... -Gimió para él, moviendo el miembro del mayor en


su entrada, en círculos pequeños y discretos, que presionaban a
veces, y a veces solo se rozaban con suavidad.- Lento... muy
lento...

-Si...-Asintió Ken poniendo sus manos en las piernas del menor, y


las sujetó empujando tan lentamente como se lo permitió su
corazón impaciente, más aún cuando Leo llevó una de sus manos
a su boca, tratando de acallarse a si mismo, frunciendo el ceño
entre una mezcla de sufrimiento y placer cálido, hasta que Ken,
casi gruñendo tocó el fondo, provocándole arquear la espalda, y
presionar su boca de forma violenta.-Es...pera...~-Suplicó Leo,
viendolo jadear, y acarició su vientre, tan cerca de su cuerpo.-Deja
que... me acostumbre...

-¿Te lastimo...?-Jadeó Ken, mirándolo profundamente, sin soltar


sus piernas

-No... no me lastimas...-Musitó poniendo la mano en su mejilla.-


¿Mírame, si...? Mírame todo el tiempo...~

-Leo...-Musitó, saliéndose de poco de su interior casi por


completo, y acto seguido volvió a entrar, de la misma forma, lenta,
tortuoso, sintiendo como era abrazado por el interior cálido de su
cuerpo.

-Así...~-Chilló frunciendo el ceño, sin dejar ir su mirada.- Así...


así...~- Gemía, asintiendo, mordiéndose los labios, y Ken,
Jadeando de forma pesada, sin dejar de verlo a los ojos como lo
pidió siguió moviéndose, amplia y tan profundamente que le
quitaba la respiración por momentos. Aumentó su ritmo,
causando que la mesa comenzara a rechinar, que Leo no pudiese
sostenerle la mirada a causa de que cerraba los ojos a veces,
gimiendo, mordiéndose los labios, abriendo el arco de sus piernas
tanto como le era posible para dejarlo pasar hasta el fondo, pero
sufría, sufría y lo disfrutaba al mismo tiempo, mientras Ken, sin
bajar la mirada un segundo lo veía gemir, siendo castigado y al
mismo tiempo recompensado, y eso lo volvía loco, por eso lo que
antes fueron estocadas cuidadosas se convirtieron de a poco en
embestidas, y sus gemidos discretos en gritos que lo suplicaban.

-Más Jaehwan shii...~-Decía Leo sintiendo su voz cortada por los


impactos, y Ken, hundiéndose en su interior salivaba por el morbo
de estar tocándolo de forma tan profunda, y cuando quizo más
pausó un momento, solo para subir los tobillos de Leo a sus
hombros y estando ahí reanudó los impactos, y esta vez, a pesar
de sus esfuerzos Leo no tuvo más remedio que gemir a sus
anchas, porque sus manos que se encargaban de acallarlo ahora
estaban ocupadas, sujetando sus piernas para poder ver la mirada
de su amante, que inmerso en su placer lo embestía e forma
violenta, y al mismo tiempo cariñosa, porque mientras procuraba
destruirlo a placer, le hablaba quedito, entre sus respiraciones
pesadas.

-Eres hermoso...-Musitaba entre embestidas, besando la piel de los


tobillos.- Eres hermoso... eres un sueño...-Le repetía, extansiandole
no solo el cuerpo, si no también el alma, extasiándole el corazón
que parecía que iba a salírsele del pecho.

-Jaehwanshi...-Dijo gimiendo de forma deliciosa.- Ya... no


puedo...~ voy a ... acabar...~
-Yo... también...-Gruñó, apretando sus piernas, pero Leo las
separó, colgándose de su cuello, y Ken,

apretando sus nalgas lo cargó, haciéndolo subir y bajar sobre su


miembro con fuerza, hasta que Leo, aferrándose a su espalda
apretó los dientes, y frunció el ceño, gimiendo deliciosamente en
su oído.- Voy a...~-Gimió, dejando que entre los cuerpos de ambos
comenzara a escurrir el chorro de líquido blanquesino e hirviente
que esperaba con ancias, mientras Ken, recargándolo en la pared
lo embistió una ultima vez, llenándolo por completo con su dulce
éxtasis.

-Terminé dentro... lo siento...

-No importa... - dijo mirandolo con cariño aún sujetándose de su


cuello, y tras ello le dio un suave beso, siendo correspondido con
el mismo cariño.

Y entonces todos los sonidos se acallaron, a excepción de sus


respiraciones, que cada vez se tornaron menos pesadas, menos
impacientes, hasta que sintiendo sus piernas temblar Ken lo llevó
al sofá, y lo sentó ahí de forma amable, haciéndolo sonreir, lo que
le duró poco, porque Ken se inclinó ante el con vergüenza,
desconcertándolo.

-Lo que hice estuvo muy mal... no pretendía irrespetarte de esta


forma...
A Leo se le enfrió un poco el corazón, pensaba que Ken estaba a
punto de pedirle disculpas por meterse con el de esa forma, y que
después iba a huir, y sin embargo lo que le dijo lo hizo soltar una
pequeña risa.

-P-pero haré las cosas de forma correcta... cumpliré con mis


obligaciones para contigo

-¿Qué?.- Dijo riéndose

-Yo... haré nuestro compromiso oficial, sólo necesito ahorrar un


poco

-¿Compromiso oficial?, de que hablas?.- Dijo riéndose

-Bueno es que... sé que intimar fuera del matrimonio está mal


visto y no quisiera que tu sintieras que te usé de alguna forma.-
Dijo hablando nervioso y de forma rápido.- Porque no es el caso,
sucumbí ante mis deseos pero no quiere decir que sea un
insensible, no pretendo decepcionar tus expectativas sobre mi
porque te quiero y...

-M-me que...?

-Te quiero...-repitió desconcertado por la pregunta, puesto que


para Ken resultaba obvio que si había "intimado" con él era
porque lo quería, desconocía que en el mundo había personas que
tenían sexo a veces solo por recreación, por eso la cara de Leo se
puso sumaente roja, y su corazón, que ya había logrado
tranquilizarse de repente enloqueció, y lo jaló del cuello de su
camisa, atrayéndolo a sus labios para darle el beso mas cariñoso y
profundo que alguna vez le había dado a alguien.

-Tambien te quiero Jaehwanshi...-Musitó finalmente, abrazandose


a su cuerpo.- No tienes que formalizar ningún compromiso
conmigo

-¿Porqué no?... no quieres?

-Por supuesto que quiero.- Dijo sonriendo.- Pero ¿que te parece si


primero salimos a comer juntos un par de veces? Podemos ir al
cine... o por helado

-Nunca he ido al cine.- Admitió avergonzado

-¿En serio?!.- Dijo en un tono sumamente sorprendido, callándose


acto seguido, pues de Jin había escuchado toda la historia de
ambos.- A-ah... ya veo, mucha gente no suele ir al cine pero a mi si
me gusta, quieres que vayamos

-Si...-Dijo sonriendo

PARTE 87: TU DUEÑO


-Nunca he ido al cine.- Admitió avergonzado

-¿En serio?!.- Dijo en un tono sumamente sorprendido, callándose


acto seguido, pues de Jin había escuchado toda la historia de
ambos.- A-ah... ya veo, mucha gente no suele ir al cine pero a mi si
me gusta, ¿quieres que vayamos?

-Si...-Dijo sonriendo, risa que se disipó cuando escucharon un


escándalo afuera

-Namjoon!.- Escucharon la voz de Jin afuera y un forcejeo entre


varias personas

-Negro maldito, me rompiste una costilla!.- Se escuchó la voz de


Yoongi y tras ello los ojos furicos de una criatura los encontraron
dentro de la bodega, semidesnudos

-Mierda, mi puto sillón!.- Gruñó Namjoon poniéndose las manos


en la cabeza con hastío

-Jefe!.- Dijo Leo avergonzado, jalando su camisa para ponérsela,


temblando de miedo
-Tu... -Gruñó, viendo de forma asesina a Ken, y este, como era de
esperarse infló el pecho poniéndose enfrente de Leo, desafiante

-Así quería encontrarte maldito beato hipócrita! Follando en mi


estudio

-Tu intimabas con Jin en el convento, no me vengas con eso!

-Ken!-Gritó Jin avergonzado

-J-jefe no es su culpa

-Tu cállate! Hablaremos mas tarde!

-No le hables así!

-Yo le hablo como quiero padrecito de quinta.- Gruñó


-Demonio maldito!.- Gruñó de vuelta y lo empujó, comenzando
una verdadera batalla campal entre todos los presentes, donde
cabe resaltar, que si Yoongi pensó que le habían roto una costilla
el número aumentó significativamente después de eso

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Si Ken no era bien recibido en el estudio, definitivamente después


de eso quedó vetado de por vida del lugar, pero eso no le
importaba, menos aún cuando en medio de la ceremonia de
inauguración Leo apretó su mano con fuerza, mientras todos
aplaudían, viendo con orgullo el letrero en la puerta de entrada,
que podía leerse como:

"La cafetería del diablo"


Repostería gourmet

-¿No crees que el nombre es un poco brusco?.- Le preguntó Jimin


a su novio sin dejar de aplaudir, pero Yoongi se encogió en
hombros, sonriendo
-Es tan irónico que resulta sumamente agradable.- Admitió,
aplaudiendo con fuerza, saboreándose las ganancias que tendría
aquel nuevo negocio en el que había decidido invertir junto con
sus dos nuevos socios y que poco tiempo después, empezaría a
tener muy buenas ganancias, porque después de todo, nadie se
resistiría a la combinación de postres que sabían a cielo, y rostros
que lucían como el mismo.

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El dia en que la sesión para el nuevo tatuaje de Jin se llevó a cabo


Namjoon le pidió a Leo que se fuera temprano, y cerró el estudio
al público para que Jin estuviese cómodo, y a pesar de que le dijo
que no era necesaria tanta privacidad la verdad era que el deleite
de pintar sobre ese lienzo era tal para Namjoon no quería que
siquiera el sonido del exterior lo interrumpiera, para él significaba
hundirse en un mundo dedicado y profundo, como si se
sumergiera en una poza tranquila.

-¿Quieres que ponga música?.- Preguntó Nam acomdando los


utensilios sobre su mesa de trabajo, pero Jin, que estaba
quitándose el abrigo negó con calma, acercándose lentamente.-
Bien... entonces... dime que es lo que quieres que haga en ti
Jin no contestó en el momento, siquiera volteó a verlo, con la
espalda hacia Namjoon comenzó a desabotonar su camisa color
negro, y la colgó en el respaldo de una silla, a su novio le parecía
normal hasta ese punto, al menos hasta que comenzó a quitarse el
cinturón, y tras colgarlo en el mismo respaldo caminó hasta su
novio, sonriendo, desabotonando sus pantalones con lentitud

-Ah... mierda no hagas eso... sabes lo que provoca en mi.- Dijo


alargando sus manos para rodear la cintura de Jin, y besó su
vientre suavemente, haciendo sonar sus labios encima de su
ombligo y tras ello lo besó de nuevo, aspirando su aroma.

-El tatuaje lo quiero aquí...-Musitó Jin señalando su vientre bajo,


casi llegando a esa zona de gloria, el mismo sitio en donde
Namjoon tenía los cuernos.

-Ahí duele mucho...

-Lo sé...

-¿Vas a aguantar?
-¿Tu crees que puedo aguantar?

-Sin duda... pero va a doler... va a doler como el demonio,


creeme...-Dijo besando esa zona profundamente, hundiendo su
rostro, estremeciendo a Jin que revolvió el cabello del menor con
suavidad, dejando que besara esa zona tanto como quisiera,
sintiendo como los dientes de Namjoon comenzaban a morderlo
con suavidad.

-Puedo aguantarlo...

-Bien... pero sabes las reglas...-Dijo saliéndose de su trance.- Si


comienzas a sangrar voy a detenerme... Si te veo sufrir demasiado
voy a detenerme...

-Si mi piel se hincha vas a detenerte, si piensas que finjo que no


me duele vas a detenerte.- Dijo llevando su mano a sus labios y la
besó dulcemente, viéndolo con ojos tiernos.- Ya lo sé,Nam...

-Esta bien...-Dijo levantándose, y lo besó en la frente dulcemente.-


Entonces... ¿cuál es el diseño que voy a pintar para ti el día de
hoy...?
-Este...- Dijo Jin mostrándole en la pantalla de su teléfono el
diseño, y el de tez morena sonrió irónicamente, mirándolo con
perversidad acto seguido

-Estás loco...

-Aprendí del mejor...-Sonrió, acostándose sobre la camilla son


suavidad, bajando sus pantalones hasta que fue suficiente y tras
ello suspiró. Namjoon se puso un par de guantes negros de latex,
tapabocas del mismo color y sus lentes negros. Acomodó su
material y encendió la lámpara de alta potencia con dirección a la
piel de Jin antes de encender la máquina, cuyo zumbido parecía el
de algún ser alado y furioso.

-¿Que tan grande?

-Lo dejo a tu consideración...

-No deberías... morirás de dolor en mis manos, mi angel...- Dijo


mirándolo perversamente
-No imagino una forma más gloriosa de morir.- Musitó,
sonriéndole, y acto seguido frunció el ceño sintiendo el primer
toque de la aguja penetrando su piel.

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El sonido húmedo de su saliva llenaba la habitación a discresión, a


diferencia de los sonidos que salían de la boca de Jin sin
vergüenza alguna, y aunque hubiese querido evitarlo no había
forma, sus manos, atadas con correas color rosa se alzaban sobre
su cabeza, hasta la cabecera de la cama a la que estaban amarradas
con fuerza, por eso se limitaba a gemir hacia el cielo, mientras su
novio, sumamente perverso metía un vibrador del mismo color en
su entrada, sin dejar de chupársela deliciosa y bruscamente.

El cuerpo de Jin sentía la necesidad de moverse, de cerrar las


piernas, por eso Namjoon se las volvía a abrir con fuerza,
sujetándolo contra el colchón, casi hundiéndolo, mientras
continuaba succionando, saboreando sobre su lengua el liquido
ácido que le mojaba la punta, indicándole entre palpitaciones que
estaba a punto de terminar, y aunque deseaba saborear la esencia
de Jin en cada papila tenía que detenerse, torturándolo, dejando
que se calmara solo para dejar que sufriera y de nuevo lo llevaba
al cielo.- Nam... Nam...~
Quería que durara el mayor tiempo posible, extender cada
segundo de su erección como años, y es que desde que lo había
tatuado se había forzado a si mismo a no tocarle un cabello
siquiera por el miedo a lastimarlo, pero ahora era seguro, por eso
como un desesperado verdugo jugaba, sintiendo erección
impaciente por entrar en su cuerpo, pero no era tiempo todavía.

Jin había tenido la descabellada idea de ponerse un conjunto lindo


de medias rosa pastel translucidas, que le llegaban a los muslos,
terminando en un muy bonito encaje ligeramente de tono más
fuerte, y en conjunto con ello estaban las muñequeras y un liguero
que ya se había encargado de quitarle, porque si tenía un nuevo
placer visual era ver el tatuaje nuevo en su vientre bajo, siendo
tapado entre movimientos por la erección entre sus piernas. A
Namjoon le había parecido una mierda muy rara que se vistiera
de esa manera, pero en ese momento, viendo el rosa de sus
articulaciones, de sus mejillas y sus labios combinar con el color
de las prendas tenía que admitir que se le había puesto demasiado
dura.

Sacó aquel objeto de su entrada, sonriendo, relamiéndose por


probar el plato principal, y perversamente abrió el arco de sus
piernas, admirando el tatuaje en su vientre bajo, una caligrafía de
letras extrañas, parecidas a la gotica, con algunos detalles extras
que Namjoon diseño y tatuó diligentemente en tinta negra, que se
podía leer como...

Lucifer

-Ese tatuaje... es un golpe bajo...-Jadeó, relamiéndose los labios

-¿Porqué...?

-Porque me tendrás de rodillas todo el tiempo... cada vez que


quiera admirar en lo que te convertiste en mis manos...

-Admiras eso a cada segundo... puedes hacerlo incluso... viendo


como la perversidad de tus cuernos choca contra el nombre que
me haz puesto...

Namjoon no dijo nada, jadeó, acomodándose, doblando el cuerpo


de Jin de forma tal que sus piernas llegaron casi hasta la cabecera
de la cama, y así, entró en él de golpe, haciendo que gritara.
-Ahhhgg Nam...~

- Ángel...-Gruñó, castigándolo con una estocada cruel y violenta


que se cortó la respiración de golpe, y Jin resistiendo se mordió los
labios.- Mi angel...- Gruñó, entrando de forma violenta a su
cuerpo otra vez, apretando los dientes.-Hay veces en que quiero
seguir torturandote... -Susurró, llevando sus manos al cuello de
Jin, presionando ligeramente.- quiero destruirte... sólo para ver
como puedes nacer de nuevo...

-Nam...~ -Gimió, moviendo sus caderas , suplicando por más.

-Porque no huyes....-Musitó dándole otra fuerte estocada,


haciendo que la cabecera de la cama chocara en la pared un
segundo, quitándole el aliento, y tras ello acarició sus labios con
fuerza, estrujandolo

-Porque terminé por amar tus manos que lastiman...-Musitó


quedito, besando su dedo pulgar, mirándolo de forma suplicante.-
lastímame lo que quieras... destrúyeme si eso quieres... déjame
renacer entre tus manos siempre... como la primera vez que me
tomaste .- Dijo al tiempo que Namjoon comenzaba a embestirlo,
complaciendo su petición, sujetándose de la cabecera de la cama
para profundizar las estocadas, una tras otra, y luego otra y otra
más que movían el mundo entero, que hacían que la pared
resintiera los impactos, al igual que el cuerpo frágil de Jin que
temblaba en medio de su éxtasis delicioso

-Me perteneces... me perteneces.- Gruñía Namjoon sin dejar su


ritmo, bajando a veces a sus labios para besarlo profundamente, y
otras alzándole la cara para que pudiera mirarlo.- Me
perteneces...~

-Te pertenezco... siempre...~- Gemía Jin, resistiendo los impactos.-


sólo a ti...

Namjoon Jadeaba con impaciencia, hundiendo en su cuerpo


amplia y deliciosamente, disfrutando los gemidos extasiantes, y
las expresiones de Jin, que no eran mas que las de un loco y un
degenerado total. Eso le voló la cabeza, por eso paró un segundo,
desatándole las muñecas con rapidez y en cuanto estuvo libre lo
cargó abruptamente, poniéndoselo encima, llevando sus manos a
la cintura de Jin para indicarle que se moviera, y Jin, sin perder el
frenesí en el que se encontraban antes llevó sus manos al pecho de
Namjoon, recargándose para sentarse sobre su miembro lo más
fuerte que su cuerpo resistiera, moviendo sus caderas como un
loco que necesita cada vez más, y Namjoon lo observó en medio
de un placer casi cortante.
-Tu... piensas que...~-Empezó, sin poder decir la oración rápido o
continuo por los impactos de su cuerpo.- Yo qui...ero huir...
-Gemía.- Pero n-no qui...ero - Dijo mirándolo profundamente, sin
bajar el ritmo de sus movimientos, sintiendo como el miembro de
Nam comenzaba a palpitarle dentro.- Se que te gus...ta
so...meterme...~ que a veces... me... lastim...as...

-Jinnie...-Jadeó apretando los dientes, porque aquel movimiento lo


estaba llenando inevitablemente de éxtasis, pero Jin no se detuvo

-Sé...que te gus...ta... que sea tu perra...-Dijo moviéndose


profundamente, y Namjoon, sin poder soportarlo más, hundió la
yema de los dedos en la piel de Jin, dejando salir su todo dentro
de él, el castaño lo sintió, y procuró hacer que lo disfrutara aún
más, moviéndose una última y tortuosa vez sobre su miembro,
que lo llenó cálidamente al tiempo que se masturbaba con fuerza,
explotando sobre el vientre de su amante estrepitosamente.

Namjoon lo miró un momento, tratando de tranquilizar su


respiración, y Jin, sonriendo, lo miró desde arriba.- Dices que
huya... porque quieres lastimarme... pero eso ya lo sé... me tomas
como quieres y no te importa, pero eso está bien... -Musitó
tomando su mano y la besó con cariñosa devoción, como si viera a
su Dios delante suyo.- Yo soy tu perra... y soy devoto a ti como
tal... porque encima de esta cama soy tu esclavo, pero dentro de tu
pecho soy tu dueño...

Namjoon se quedó callado unos segundos, mirándolo fijamente


con rostro inexpresivo, y tras ello llevó la mano de Jin a su pecho
aún agitado, mientras suspiraba.- Y te amo... más que a cualquier
cosa en este mundo, lucifer... -Dijo lentamente, y pudo jurar que
esta vez, las alas en la espalda de Jin, que siempre brillaban en
plumas blancas para él, ahora se había tornado de un color rojizo,
que podía quemarte.

PARTE 88: LA SORPRESA


Jin estaba quitándose las medias lentamente, mientras Namjoon
metía la mano dentro de la ducha caliente, comprobando que
estuviera bien la temperatura para meterse debajo del agua.

-Listo... vamos

-Insisto a que sea lo que sea deberíamos dormir primero un rato


antes de ir

-No podemos esperar, si lo hacemos no tendrá sentido


-¿Por lo menos puedes darme una pista de lo que es?

-Por supuesto que no, nos seas bobo, perdería el sentido de


"sorpresa"

-Bien, bien, aunque no se que podría justificar salir a las 6 de la


mañana.- Refunfuñó ligeramente, metiéndose debajo de la
regadera, y dejó que el agua le mojara la cara un poco, mientras
Namjoon lo veía como un completo enamorado

-¿Qué?...

-No hay nada más bello en este mundo... que tu bajo la ducha...

Jin se sonrojó un momento, y tras ello le extendió la mano,


invitándolo a entrar.

-------------------
Namjoon bajó del elevador junto con Jin, tomándolo de la mano
como si fuera un niño pequeño, mientras el otro bostezaba a sus
anchas, tallándose uno de los ojos, y siguió caminando sin prisa,
pero no caminaron hacía la camioneta de Yoongi, sino a un rincón
en el estacionamiento, en donde un extraño y gran objeto se
encontraba tapado con una manta, Jin terminó por tallarse ambos
ojos cuando Namjoon la destapó abruptamente.

-Tu motocicleta....-Dijo sorprendido

-Si... pude recuperarla... aunque me la revendieron casi al doble

-Vaya... me hace recordar demasiadas cosas...-Dijo feliz y


nostálgico, tocándo el manubrio, mientras por su cabeza el
recuerdo de aquella primera vez le llegaba a la mente, y fue
interrumpido solo cuando Namjoon le ofreció un casco.- Me
alegra mucho verla de nuevo

-Vamos, póntelo...

-¿No es esta la sorpresa...?


-No... esto solo es el primer paso, ahora sube.- Dijo colocándose un
casco cuidadosamente y Jin lo siguió, sujetando, como solía hacer
antes, la cintura de su amor, y tras ello salieron a toda velocidad
del estacionamiento, dejando el edificio donde vivían atrás.

Estaba todo solitario, las calles vacias parecían un desierto de


luces de colores que dormitaban, y a pesar de ello Jin vió por un
momento en sus recuerdos los destellos del sol pasando por en
medio de las copas de los árboles, y pudo oler el bosque de nuevo,
Namjoon también pudo hacerlo, sintió de nuevo las mariposas en
su estómago por sentir las manos de Jin rodeándole la cintura y
sobre todo, vió por un momento las flores moradas del campo,
coloreándolo todo con su ola de perfume púrpura.

-Tenía mucho miedo.... De que fueras a matarme esa vez...-Dijo Jin


riéndose y Namjoon deteniéndose ante una señal de alto lo miró
sobre su hombros fijamente, sintiendo que el corazón se le derretía
de amor

-Ya casi llegamos...-Dijo sin más, avanzando con la señal del siga,
por la calle que aun desierta que comenzaba a tener un poco a
pesar de la oscuridad.
Llegaron a una calle amplia, en donde Namjoon estacionó la
motocicleta con calma, y tras ello dejaron los cascos encima,
dirigiéndose a un edificio de apenas 3 pisos de altura, que lucía
lindo, y sin embargo se veía bastante antiguo.

-¿Que hacemos aquí?

-Quiero mostrarte algo... ven.- Indicó Nam sonriendo, y lo tomó


de la mano, dirigiéndolo al interior, y a pesar del aspecto de aquel
edificio se sorprendió, pues el interior lucía sumamente hermoso.

Subieron con calma, por las escaleras de caracol, pasando primero


por la puerta de un departamento en la planta baja, otro en el
primer piso, y después otro en el segundo, hasta que llegaron a
una puerta pesada en el tercero, y entraron, descubriendo
completa oscuridad en el interior.

-Con cuidado.- Susurró Namjoon, y por un momento Jin dibujó


un cuadro del sitio dentro su cabeza: primero por el sonido de los
zapatos de ambos en lo que parecía ser duela de madera, y
después siguiendo los pasos lentos de Namjoon pudo oler pintura
a medio secar proveniente de las paredes, y tras ello algo
sumamente hermoso y particular, porque cerca, demasiado, pudo
escuchar las hojas de los árboles moviéndose por el viento, como
si los tuviera de frente, pero no los tuvo, en su lugar subió un
diminuto escalón hacia lo que parecía ser una puerta de cristal, y
tomado de la mano de su amor continuó, encontrando un
hermoso balcón que daba hacia un barranco oscuro.

-Llegamos...-Susurró Nam dándole un empujoncito para que


tocara el barandal enfrente suyo y tras ello se posó detrás de Jin,
recargando su barbilla en el hombro del castaño, mientras lo
mecía.

-¿Que... es este lugar?

-Espera... y verás...-Dijo mientras el sol, imponente, de color caso


frio, comenzaba a asomarse de a poco, primero quitando la
oscuridad helada de encima suyo y después saliendo por un lado,
comenzando a iluminar el enorme barranco debajo de ellos, lleno
de árboles enormes. Jin abrió los ojos y como si fueran estrellas
centellantes brillaron, al tiempo que la luz descubria de a poco el
resto del enorme balcón en donde estaban parados

-Nam...-Dijo con los labios temblándole, al ver un pequeño


comedor de jardín al lado de ellos, y después, como si se comiera
la escena, divisió detrás suyo un departamento sumamente
hermoso, con paredes blancas y ventanales gigantes por el que la
luz se colaba, y mejor aún, como un sueño, ahí estaba,
extendiéndose ante su vista: un jardín interior cuyas paredes y
piso de madera combinaban como una de las escenas más
hermosa de su vida, porque en medio de él un roble gigante se
asomaba, como si partiera el piso de forma armoniosa. –Es... es
hermoso... p-pero...-Dijo tragando en seco, desconcertado, y por
fin, después de toda la impresión volteó a ver a su amor,
buscando su rostro, y cuando lo encontró, cuando porfin hayó su
sonrisa no pudo evitar romper en llanto, llevando sus manos a la
cara para ocultar su cara rosada y empapada.

Namjoon estaba ahí como siempre, hermoso, coloreado en tatuajes


y con su sonrisa socarrona y brillante, pero no fue por ello que
rompió en llanto, fue porque su amor estaba en el piso,
arrodillado, y en sus manos sostenía una caja pequeña de
terciopelo, del cual un anillo de oro blanco se asomaba,
esperándolo.

-Nam...-Dijo apenas, con la voz colapsada por las lágrimas

-Te dije que... un dia me dieras el honor de aceptar esto...-Musitó.-


Pero no pude pedirlo hasta ahora, porque no tenía nada que
darte.- Dijo quedito, mirándolo fijamente.- Ahora te doy este
anillo, en lugar de la plata vieja que un dia vestí... y te ofrezco
esta... casa del árbol... como prueba de que he de entregarte todo
lo que soy y lo que tengo...- Jin se llevó las manos a la boca, sin
poder contener sus lágrimas, mientras Nam, tomando el anillo
entre sus dedos le sonreía, ofreciéndole su mano con ternura.-
¿Te... casas conmigo?

Jin asintió repetidas veces con rapidez casi nerviosa, y le dio la


mano, sintiendo las manos rugosas de Namjoon tomarlo con
calidez, y tras ello deslizó el anillo en su dedo anular,
levantándose  para tomarlo entre sus brazos con cariño.

-Yo... me hubiera quedado contigo siempre, aun cuando ese anillo


al que llamas viejo fuera lo único que me hubieses dado...-Dijo
entre lágrimas, hundiéndose en su pecho.

-Por eso te merecías el mundo entero....

-Esto... es lo mas hermoso que he visto en mi vida...-Dijo Jin


sorbiendo la nariz, y recargó el mentón en su hombro, viendo
hacia arriba las hojas del árbol moverse ligeramente por la brisa
de la mañana, dejando que la luz del sol pasara entre ellas como
tímidas estrellas.

-Volvimos... a la casa del árbol


-Volvimos a la casa del árbol.- Sonrió

PARTE 89: LA CASA DEL ÁRBOL

Al principio su vida transcurrió entre el estudio, la cafetería y


sobre todo en esa casa casi vacía, cuyos muebles se limitaron a la
mesa de jardín en el enorme y  hermoso balcón, un colchón en la
habitación y un viejo refrigerador que Namjoon encontró a buen
precio, pero con eso les bastaba y con eso eran más que felices.

Hicieron una fiesta para celebrar la nueva casa, en la que por


supuesto Jimin se encargó de contratar un banquete exquisito para
6 personas para que Jin no tuviera que cocinar, aunque no le
importó demasiado al castaño, a escondidas hizo un postre que
sacó poco después del brindis.

Fue en realidad más cómico de lo que esperaban, a Yoongi le


había parecido buena idea embriagar a Ken para ver que pasaba,
lo único que obtuvo fue a un romántico empedernido que no
dejaba de decirle a su pequeño novio cuanto lo amaba, con el
esperado tono de borracho que por suerte no incómodo a Leo, al
contrario, lo hizo reir.
-Jaehwan... ya me lo dijiste.- Sonrió, viendo la mirada semi
perdida de su novio

-Pero es que... no puedo dejar de decírtelo, eres la criatura más


bella sobre este mundo.- Dijo acariciándole la cara con cariño,
tanto que sus pupilas casi podían tornarse corazones y comenzó a
darle besitos en la mejilla, haciendo reir a Jimin y Jin que los veian
desde una esquina.

Namjoon y Yoongi estaban en el balcón, riéndose de


probablemente alguna de sus chistes de humor negro, por eso se
limitaron a verlos desde su puesto, suspirando, sintiendo ya un
poco del efecto del alcohol cuando la noche ya casi terminaba.

-Este sitio es hermoso...

-Si, lo és.- Dijo Jin viendo a su alrededor.- Sólo siento que fue
demasiado

-Pues... dicen que no está mal dejar que te concientan de ves en


cuando
-No se si considerar esto como un de vez en cuando

-Bueno en dado caso ya la compró, no deberias pensar más en ello

-Lo sé, es solo que quería que todo ese peso sobre su espalda se
disipara primero

-¿Te refieres a la deudas?

-Si...-Dijo mirando la copa de vino en sus manos

-Pues... no se si haga bien en decírtelo pero Namjoon ya le pagó a


Yoongi todo lo que te debia

-¿En serio?!

-Así es... ¿de verdad crees que estos años de trabajo no habían
traido ganancias?
-¿Porque no me lo dijo?...

-No lo sé... supongo que no ha tenido tiempo, después de todo lo


hizo el dia de ayer... me imagino que te lo dirá en cuanto estén a
solas

-Vaya... eso es una muy buena noticia

-Entonces no te preocupes más por ello, y disfruta de todo esto...-


Dijo sonriéndole, y tras ello chocó su copa con la suya,
terminándola de un solo trago.- Ahora vamos a ayudar a Leo, se le
hinchará la cara por tantos besos.

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Poco tiempo después Jin encontró varios lugares en donde hacer


las compras, y aunque el café y el estudio quedaban ligeramente
lejos nunca fue problema para ellos ir, bastaba con salir 20
minutos antes, y evitar el tráfico de la ciudad para llegar a sus
trabajos.
Las noches, en la casa del árbol, transcurrieron taciturnas y
serenas, en medio de conversaciones triviales y sobre todo besos
hermosos que se comieron de a poco, azucarados, casi derretidos,
como si el hielo que habían almacenado dentro por tanto tiempo
se desvaneciera entre el calor incesante de sus cuerpos, y así era,
poco a poco los recuerdos dolorosos se iban, quedando como
bruma difusa en el interior de sus cabezas, siendo opacados,
aunque no borrados por completo, porque no era su intención
olvidar todo lo que pasaron, por supuesto que no, era importante,
cada pieza de ese rompecabezas era necesaria para no olvidar
jamás lo que eran, y hacia donde iban, por ello después de eso
ambos se aseguraron de que jamás los dejarían ir, y por ello, las
sesiones entre los dos fueron en aumento, con el paso del tiempo
se plasmaron en la piel los fantasmas de su infancia, en forma de
color y agujas varias, hasta que se quedaron, claros como una
fotografía y por siempre en su existencia.

Yoongi y Jimin siguieron juntos, Jimin dedicándose a su amado


baile, y Yoongi, siempre emprendedor, siguió con sus amadas
producciones de música, con su ambiciosa visión de los negocios,
más aún cuando se abrió una segunda cafetería del diablo, a tan
solo unas calles de la original, más aún cuando el local de tatuajes
de Namjoon se convirtió en un sitio de culto para los auténticos
amantes del arte corporal y por otro lado Ken y Leo, después de
salir algunos meses juntos decidieron vivir bajo el mismo techo,
en un pequeño departamento rentado a unas calles del estudio, y
aunque YoonGi casi hizo una fiesta cuando se fueron, no podía
dejar de pensar que la casa se sentía sumamente sola a veces, pero
cuando eso pasaba, siempre podía caminar unas calles, y alegrar
su corazón entrometiéndose en los asuntos del estudio, y a veces,
yendo a visitar sus cafeterías, para saludar a los devotos y
apuestos gerentes, que pasaban más tiempo rechazando chicas
que atendiendo a los clientes.

Jin por otro lado se volvió sumamente hábil manejando los


negocios, y aún más impresionante era que podía organizarse
perfectamente para encargarse de los asuntos del negocio y
también mantener su casa perfectamente en armonía, cosa que
Namjoon por mucho que intentase no era capaz de hacer. Con el
tiempo la casa se fue llenando, primero con muebles sencillos pero
sumamente hermosos, que Namjoon le pidió que escogiera a su
gusto, y Jin no podía estar más sorprendido y al mismo tiempo
feliz, porque en toda su vida no había tenido nada más que esa
cama fría en el convento, un par de prendas y un par de libros, y
ahora se encontraba, escogiendo la recámara más bonita que había
visto en su vida, las cortinas translucidas que quería para que la
luz entrara a su casa perfectamente, la alacena y barra de su cocina
que tenía que hacer juego con su nuevo comedor y finalmente la
sala, amplia, mullida y sobre todo sumamente cómoda.

A pesar de todos los lujos que pudieron concederse había que


decir que la parte que más le gustaba de su casa era el árbol, por la
forma en que se colaba al balcón a través del suelo, con cuidado y
sobre todo, las cantidad tan exorbitante que pudo plantar en las
pequeñas jardineras que lo circundaban, sobre todo flores, que
llenaban con su aroma la casa cuando el viento soplaba.
-------------------

-Entonces... ¿En qué lugar quieres que sea nuestra boda?.- Dijo
seriamente una voz grave a su espalda, y él, que se encontraba
sentado debajo del árbol, mirando como el sol se metía, volteó
lentamente, encontrando a su novio hermosamente alto y
sonriente como siempre, sosteniendo en sus manos dos tazas de té
humeante.

Se acercó con lentitud, ofreciéndole una de las tazas, y tras ello se


sentó a su lado, admirando el hermoso cuadro de colores enfrente
de ellos.

-No lo había pensado nunca...-Dijo lentamente y tras ello sopló un


poco a la taza, dándole un sorbo cuidadoso

-Bueno... tienes tiempo de pensarlo

-¿Tu no tienes ninguna idea?


-Bueno en realidad no, y en dado caso preferiría que tu lo elijas, yo
soy un desastre en esas cosas

-Pero... no tenemos muchas personas a las que podamos invitar

-Dos huérfanos casandose... no será el evento del año, que triste

-Eres horrible

-Y tu eres hermoso.- Musitó, dándole un pequeño beso en los


labios

-Lo pensaré... quiero algo discreto

-¿Usarás un vestido?.- Dijo burlón

-¿Tu usarás un smoking?


-No cuentes con eso...-Dijo recargándose en el árbol, y tras ello Jin
se recargó a su lado, metiéndose debajo de su brazo.

-Nam...

-Mmmh...?

-Quiero quedarme siempre así.- Musitó, metiendo la cara en su


pecho, y suspiró, como si algo lo angustiara.- Quiero que el
tiempo se detenga en este momento...

-No puede detenerse... mi angel...-Dijo estrechándolo dulcemente.

-Temo que de nuevo algo malo pase...

-¿Como qué...?

- Como que... el tiempo nos coma rápido, y nos separe otra vez...
Namjoon hizo una pausa, incorporándose ligeramente y tras
suspirar continuó - Pero eso ya no importa Jinnie...-Musitó, y Jin
desconcertado, levantó la mirada, y esa expresión de angustia, que
podía casi ahogarlo, se desvaneció cuando encontró su sonrisa
liviana, completamente despreocupada.- El tiempo para nosotros
no importa ya... porque dentro de él permanecemos como lo
juramos... porque nosotros los condenados no morimos... no
importa en que lugar estemos.- Murmuró apacible y tras eso tomó
su mano, entrelazando sus dedos.

-Nos buscaremos...

-Y nos encontraremos de nuevo...-Suspiró, estrechándolo


dulcemente.- Porque somos eternos... así es como permanecemos
en el tiempo

-Somos eternos, Nam...-Musitó.

PARTE FINAL: DIOS PADRE

La bruma en medio de los árboles de aquel bosque era pesada,


porque la niebla que lo inundaba se respiraba en forma de gotas
de agua, las mismas que mojaban las hojas, dejándose caer como
rocío, las mismas que mojaban los troncos, dejando de que ellos
brotara el musgo verde brillante que apenas se veía entre la luz
palida de ese dia húmedo y nublado, y por otro lado, esa gotas
que se convertían en el lago también mojaban la tierra, dejándola
revuelta, haciéndola parecer una tumba de no ser porque de ellas
brotaban flores color púrpura

En medio de esa tranquilidad espectral un hueco se formó en el


lodo, después otro, y otro más en forma de pesadas pisadas,
provenientes de aquel extraño ente que caminaba lento por entre
los árboles, cubierto de pies a cabeza con su manto negro como la
oscuridad que llena todo antes de que amanezca, y al igual que
esa oscuridad continuó discreto su camino sin mirar en otra
dirección que no fuera el sendero pobremente marcado.

Escuchaba voces a su alrededor, como alguien que le habla al


oído, pero no las atendía, se había jurado nunca más hacerlo, por
eso continuó, sintiendo la presencia sombría que le pisaba los
talones, un espectro oscuro de pesado cuerpo, que llenaba de frio
el ambiente, casi cristalizando la niebla que lo recorría, abriéndole
paso, pero no le importó, siguió marcando el terreno con sus
pisadas, a conciencia de su compañía, hasta que esa compañía
logró alcanzarlo y lo tomó del hombro, convirtiéndolo en una
estatua, aún mas fuerte que la piedra misma.
Dos fantasmas malignos en el bosque, hacían que la tierra se
estremeciera, maldiciéndola, por eso todo dentro de él se acalló
mágicamente, para darles intimidad, y sobre todo espacio, y como
si la maldición se hubiese revocado por un momento, las estatuas
antes estáticas en el camino volvieron a moverse unos pasos,
acercándose a una roca gigante, en donde descansaba recargada a
medias, una cruz maldita de madera podrida.

-Volví... Kyun... -Musitó el primero de los espectros, y de su


amplio manto oscuro sacó un ramo de flores blancas, que eclipsó
por un momento la bruma alrededor, y tras reverenciarlo con la
cabeza se inclinó para ponerlas a un lado de la cruz vieja,
persignándose con lentitud.

-Después de todas las veces que estuve aquí... jamás la vi.- Dijo el
espectro detrás de él

-Es porque yo la escondí....-Musitó quitándose el manto de


encima, descubriendo su piel pálida como porcelana, opacada por
los numerosos dibujos marcados en su piel.- No me dejaban entrar
al cementerio para dejarle flores... me echaban del lugar con
piedras diciendo que estaba maldito... así que.- Suspiró.- Puse esta
cruz aquí... donde murió... estábamos peleándonos por unos
dulces
-¿Por él te tatuaste los caramelos...?

-Así es...-Murmuró, acariciando con la punta de sus finos dedos la


cruz

-Pensé que por él te habías hecho la cruz dorada

El castaño negó lentamente con la cabeza.- La cruz dorada es por


mi padre...-Dijo sonriendo

-¿Porque no esperaste a verlo... cuando estuvimos en la iglesia?

-No creí que fuera buena idea que la gente dentro me viera... no
quiero causarle problemas así que... soló deje la invitación de
nuestra boda en la sacristía...

-Ya veo....- suspiró-Me alegro que no quitaran el mural del ángel...

-¿Cómo podrían? Es una obra maestra y además... nadie me


reconoció.- Dijo con una voz suave, sonriendo.-Es hora de irnos
-Si...-Musitó, poniéndole encima la capa encima a su prometido.-
hace frio.-El castaño no respondió, se quedó en pausa un
momento, viendo la cruz con una sonrisa agridulce.- Jin...

-¿Puedes darme un minuto?

-Si... por supuesto.- Musitó, retrocediendo unos pasos, y tras ello


caminó sobre el sedero, lo suficiente, hasta que lo dejó solo.

Jin suspiró de forma pesada, poniéndose en cunclillas enfrente de


la cruz, y sobre la vieja madera, humeda y sucia, pasó la mano,
como si quisiera brindarle consuelo.- Kyun... esta es la última vez
que vendré a este lugar... -Dijo en un tono casi inaudible.- si algún
día volvemos a vernos... te daré mi parte de los dulces...-Sonrió, y
tras ello se levantó lentamente, volviendo por el mismo camino
por el que había llegado, hasta que divisó a su prometido, viendo
hacia el frente como si algo lo hubiese embrujado, y cuando llegó
hasta él sobre pasos lentos encontró aquello que lo detenía: Una
casa del árbol, completamente húmeda, llena de musgo verde, y
cuyos escalones se encontraban podridos por el agua.

-Nuestra casa...-Dijo Nam sonriendo


-Creo que de verdad nadie volvió a encontrarla...-Musitó Jin
sorprendido por su mal estado

-Así es...

-Va a desaparecer muy pronto... con el tiempo de lluvias...

-No lo creo.- Dijo Nam desconcertándolo, y al verlo sonrió


socarronamente hacia la casa.- Nunca va desaparecer Jin...-Musitó,
tomándolo de la mano.-  Porque está maldita....

-Como nosotros...

-Los malditos permanecemos intactos en el tiempo...

-Después de todo... lo bendito permanece...

-Es cuestión de equilibrio...


-Frio y calor...

-Día y noche...

-Malo y bueno...

-Nosotros los demonios... En la tierra

-Y Dios padre...

En el cielo
Fin

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