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LOS CONCEPTOS DE PERSONA Y CIUDADANO EN ARISTÓTELES

Aristóteles distingue y diferencia en “La Política” los conceptos de persona y


ciudadano, aunque para entender plenamente la diferencia habría que remitirse a
otros conceptos como Estado y Sociedad. El Estado se conforma por medio de la
unión de familias orientada al bien común. Y tras la unión de muchas familias,
formando así el pueblo, y de la unión de muchos pueblos, se forma el Estado, que
es un resultado de la dimensión social del hombre que le conduce instintivamente
a conformar una sociedad con otros.

También, según Aristóteles, no siempre deben de ser los mismos los que
gobiernen, pues todos los ciudadanos son iguales y deben de tener igualmente
acceso al poder. Así, en el libro segundo de su “Política”, Aristóteles describe
algunas constituciones, en las que obviamente el ciudadano juega un papel
importante, como en la Constitución de Hipódamo de Mileto, que divide la
sociedad en agricultores, artesanos y defensores a la que critica por considerar
que es difícil que los agricultores y artesanos lleguen a ocupar puestos públicos.

Es aquí cuando empiezan las dudas acerca de quien es considerado ciudadano,


quién puede ejercer magistraturas políticas o de gobierno y quién no.
Seguidamente, en el libro tercero, Aristóteles habla del ciudadano sosteniendo
que no cualquiera es un ciudadano, pues la persona no-ciudadano (esclavos,
extranjeros…) puede contar con un domicilio o el sujeto de derechos, pero sólo la
persona-ciudadano puede tener funciones de juez y magistrado, o lo que es lo
mismo, derechos y libertades políticas. Pero también hay una división entre los
ciudadanos. Los ciudadanos que aún no llegan a la edad requerida “Ciudadanos
incompletos” y los ancianos que han sido eliminados de la inscripción cívica
“ciudadanos jubilados”.

De esta forma, si el Hombre, como primera naturaleza es un ser racional, como


segunda naturaleza es un ser o animal político. Para que se cumpla su naturaleza
de ser racional y para que alcance su fin, se da en la ciudad el lenguaje, que se
desarrolla estando en contacto con otros hombres, y a la vez lo distingue de los
animales. La voz la poseen todos los animales, pero la palabra la posee solo el
hombre, que también posee el sentido del bien y del mal, y le permite dar
enunciaciones del orden ético y moral, lo conveniente y lo perjudicial, conjunto con
la capacidad de pensar.
El es quien participa en la magistratura (funciones judiciales y administrativas)
indefinida y se encuentra exento de los trabajos necesarios. La tarea de los
ciudadanos es la seguridad de la comunidad, y la comunidad es el régimen, de tal
forma que la virtud del ciudadano está forzosamente ligada con el régimen, es
decir, si hay varias formas de regímenes no puede haber un virtud perfecta única
del buen ciudadano (según el régimen será tal o cual virtud la del buen
ciudadano). En cambio el hombre de bien lo es conforme a una única virtud
perfecta. Se da igualdad política entre los ciudadanos, y con el mando político se
manda a los de la misma clase y a los libres, es donde el gobernante debe
aprender siendo primero gobernado. El buen ciudadano debe saber y ser capaz
de obedecer y mandar, esa sería su virtud, conocer el gobierno de los hombres
bajo sus dos aspectos a la vez.

Para ello, la prudencia es la única virtud del que manda, pero en el gobernado la
virtud es la opinión verdadera. En Aristóteles la política no es una cuestión de
conocimiento puramente teórico dado que, en la práctica, los ciudadanos son
quienes establecen los mecanismos de funcionamiento del Estado y es malo que
sea un hombre y no la ley, porque se haya sujeto a las pasiones.
A su vez la justicia es solamente una virtud, aunque también existe una justicia
natural. Como virtud sería el punto medio entre dos extremos de injusticias. El
hombre justo es el que cumple la ley pero también lo es quien actúa hacia los
demás comportándose de un modo igualitario.

Resumida así la doctrina aristotélica en lo concerniente a la calidad y las


cualidades de una persona y un ciudadano, sería interesante sacar conclusiones
no sólo sobre si es un buen ciudadano el magistrado que se desentiende de sus
funciones de gobierno del Estado en momentos de particular dificultad para éste, o
sobre si es justo el gobernante que en una sola pieza de caza se gasta el 150%
del salario medio anual de sus gobernados o el 411% del salario mínimo
interprofesional establecido por las leyes de su Estado; sino también sobre si son
prudentes las formas políticas de estado que posibilitan el que se den casos
semejantes en magistraturas vitalicias y hereditarias.
EL HOMBRE PARA SÓCRATES.

El hombre es un compuesto entre cuerpo y alma.

Sócrates dice que el alma es algo que existe dentro de nosotros, pero que no se
capta por los sentidos. Él dice que poseemos alma por lo que somos capaces de
hacer. El alma es sinónimo de alma racional, de inteligencia. Además, el alma
tiene una vertiente práctica, relacionada con lo que nos permite decidir nuestra
conducta. Ésta es la más importante para Sócrates, es decir, la función ética o
práctica. Sócrates está muy preocupado por el problema de la felicidad humana, la
felicidad no está determinada por ningún agente externo (por la voluntad de los
dioses, o por la biología, herencia...), sino que depende de nuestras propias
decisiones. Nuestras decisiones son el resultado de nuestros conceptos, del
conocimiento que tengamos del bien y del mal, de lo justo y lo injusto... El bien y el
mal son objetivos, no depende de lo que nosotros digamos. La voluntad está
sometida a la inteligencia. A ésta manera de pensar se le llama intelectualismo
socrático, es decir, identificar el conocimiento del bien con la buena conducta, y el
vicio con la mala.

La felicidad no se compra con el dinero ni con el éxito.

La felicidad consiste en la práctica de la virtud, llevar una vida virtuosa conforme a


los valores morales. Una persona es ignorante en la medida en que no conoce los
límites entre lo bueno y lo malo. La ignorancia es la que conduce a la desgracia
del ser humano.

Una persona es ignorante porque no encuentra los límites del bien y del mal.

La ignorancia es la enfermedad del alma.


Platón

Según Platón el ser humano está formado por una realidad dual: alma y cuerpo.

El cuerpo es una materia mortal y por lo tanto es aquello que nos une al mundo
sensible y por lo tanto es el medio en que lo percibimos.

Así mismo el cuerpo no solo tiene necesidades físicas que lo limitan a llegar a un
mundo perfecto sino que es el que genera las pasiones, que afectan o arrastran al
alma negativamente. Por lo tanto el cuerpo se ve como la "prisión del alma".

No obstante para Platón el alma es inmaterial e inmortal y por lo tanto el ama se


divide en tres partes: lo racional, lo irascible y lo concupiscible

.
El alma del ser humano según Platón:

Racional: tiene la función de razonar, conocer y dirigir, produce la virtud de la


prudencia y la sabiduría. (Razonar)

Irascible: tiene la función de proteger y defender, representa las pasiones nobles,


y las virtudes que provoca son la fortaleza y el valor. (Tener valor)

Concupiscible: tiene la función de conservar y producir, conlleva los "bajos


deseos" y las necesidades físicas, la virtud que produce es la templanza.
(Prudencia)

Platón vs Sócrates

Sócrates:
El hombre debe alcanzar la verdad mediante el autoconocimiento ("conócete a ti
mismo" será uno de sus planteamientos favoritos) y desarrollar su intelecto ("sólo
sé que no sé nada"). La ignorancia nos llevará a la maldad, por lo que a través del
conocimiento y la inteligencia alcanzaremos la virtud. Pero esa inteligencia hay
que desarrollarla, estimulando la búsqueda del conocimiento y de la razón
"característica principal del hombre" según Sócrates. El daimónion (voz interior)
constituye la única guía moral del individuo. Su oposición a las clases dirigentes
provocó una acusación de impiedad y de corrupción de menores, por lo que fue
condenado a beber la cicuta.
Platón:
Basados en la existencia del mundo de las Ideas y el mundo del Ser,
contrapuestos al mundo de las Apariencias. La formación del mundo se debe a
una inteligencia, a un demiurgo, que desarrolla las apariencias (no ser) tomando
las ideas como punto de partida. El individuo está formado por cuerpo y alma,
siendo ésta inmortal. Existe un número limitado de almas, por lo que es necesaria
la reencarnación. Esta unión de alma y cuerpo es accidental y violenta.

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