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Alimentación
Consciente
RITUAL CHEF
SPI
E
ESCUELA DE COCINA
ÍNDICE
Introducción PÁG. 02-03
La digestión PÁG. 22
Conclusión PÁG. 24
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Esta guía es parte de mi experiencia. Es por ello que he decidido confeccio-
narla y compartirla. Nace desde mi corazón, sin pretender nada…, aunque, a
decir verdad, sí veo necesario que la leas, que conozcas de qué se trata y que,
si crees que puedes aplicar algo de lo que dice, incorporar o cambiar hábitos,
perfecto, o quizás sencillamente reflexionar sobre el tema. Ahí lo dejo.
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Como cocinero y como ser humano, en un momento en mi vida tomé con-
ciencia de que la alimentación tiene un efecto en el cuerpo, así como lo
tienen otras cosas y otros actos que hacemos, como, por ejemplo, los pensa-
mientos, las palabras, las creencias, las relaciones con nuestros seres más
allegados, con nuestro entorno…Igualmente cuando mantenemos relacio-
nes íntimas, el cómo nos relacionarnos tiene un efecto en nuestro cuerpo. La
comida, que para mí es un combustible esencial para nuestro organismo y
nuestro alma, tiene que ser el ideal sí o sí. Pues si no, no vamos a ningún
lado, o tal vez sí, pero con el tiempo nuestro organismo se verá perjudicado y
habrá que repararlo.
Cada uno somos responsables, pero a la vez estamos todos unidos, por eso,
ante todo está el respeto y desde ese lugar escribo esto. No pretendo nada,
solamente compartir para que veas lo que hago y para que puedas abrir los
ojos como los he abierto yo y quizás te puedas sentir identificado con lo que
estás leyendo.
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~La enfermedad
como camino~
Desde pequeño he tenido problemas en los pulmones. Era asmático, alérgi-
co de por vida a muchas cosas y estornudaba todo el tiempo. Para aliviar los
síntomas, recurría a lo que los “doctores” me recomendaban: pastillas,
nebulizadores, ventolin, inyecciones, y seguía con mi vida normal sin cam-
biar nada. En un momento toqué fondo como puede tocar cualquier perso-
na. En mi caso, me encontré con un neumotórax, se me pincho el pulmón
(es la parte mas trágica que vas a leer en esta guía :)) . Esto significa que no
podía respirar. Tuve que ir al hospital, me sacaron sangre, me pusieron
suero, camilla, anestesia, quirófano y desperté en una cama con una man-
guera que salía de mis pulmones. Mi vida completamente paró en ese
momento, sin poder hacer nada, solo tenía que estar ahí. Un punto y aparte
en el camino. Como buen cuestionador, en ese momento me dije: ¿Por qué
me pasó esto realmente? No quiero volver a estar aquí. ¿Cómo puedo
evitarlo? Y claro, cuando lanzas preguntas, la vida te trae respuestas. Tenía
la posibilidad de tapar la enfermedad y seguir como si nada, o ir a la causa.
Y fue por ahí hacia donde decidí caminar.
Entonces, entre tantos consejos que recibí, opté por la medicina china. Me
atendieron muy diferente al hospital tradicional y ahí, entre muchas cosas,
me recomendaron dejar de comer harinas y lácteos porque generaban
mucho moco en mi organismo y eso suponía una interferencia en mi siste-
ma pulmonar. Fue por primera vez ahí que como cocinero tomé consciencia
de que el alimento tiene una influencia en nuestro cuerpo y de que pode-
mos influir tanto negativamente como positivamente.
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La enfermedad
como camino
Y entonces me dije: «Si los lácteos y las harinas generan mucosidad, ¿Qué
provoca el resto de los alimentos? ¿Qué efecto tienen? ¿Qué hace la carne?
¿El azúcar? ¿Una manzana? ¿Una aceituna?» Y comencé a buscar respuestas.
Inicié un camino largo y muy interesante que me llevó a donde estoy ahora,
sin asma, ni alergias y con otra cabeza y espíritu.
Es duro para un cocinero tomar conciencia de que lo que estás dando puede
desfavorecer la salud. Es duro para un cocinero tomar conciencia de que estás
formando parte de la cadena alimentaria y que eres cómplice de la salud de
la sociedad.
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~Las etiquetas
dividen~
La tendencia de decir que somos de tal o cual dieta divide, divide como
dividen nuestras nacionalidades, grupos políticos, horóscopos, sexos,
incluso nombres.
La elección de qué comer o qué no, tendría que ser desde el respeto a uno
mismo y a los demás. Es momento de dejar de categorizarnos con una
dieta y sentirnos diferentes o superiores al que tenemos en frente. Está
claro que las etiquetas sirven para explicarnos y para que el que está frente
entienda de qué se trata, pero de ahí a entrar en conflicto…Ya lo hay en
muchos lados. Si decidimos cambiar nuestra dieta hacia una en la que
comer signifique nutrirse, es ideal llevar como mantra el respeto.
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Las etiquetas
dividen
Para mí, la palabra “Espiritual” es ser consciente en cada acto que hacemos
en la vida, sin dañarnos a nosotros mismos, ni a los demás. Al juntar esta
palabra con la palabra Chef, adquiere el significado de ser consciente en
cada acto del comer, lo cual no se resume en lo que comemos ni en cómo
masticamos, sino en TODO el acto. Desde cómo se cultivó esa semilla sem-
brada en la tierra, como se trató, dónde se plantó, cómo llegó hasta ti,
cómo guardas tu alimento, cómo lo preparas, cómo lo presentas, dónde lo
sirves, cómo lo comes, cómo lo digieres, cómo lo cagas y cómo compostas
los residuos, e incluso qué efecto tiene en ti ese bocado y qué efecto tiene
en el planeta tierra. Por ahí voy caminando y eso es lo que practico en mi
alimentación y mi servicio. A veces me descarrilo, y forma parte del camino,
pero insisto, y viendo el panorama actual social, cada vez veo más necesario
este mensaje.
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Las etiquetas
dividen
Parece contradictorio porque personalmente yo difundo una etiqueta que
es la “Alimentación viva”. Y, a decir verdad, yo encontré coherencia como
cocinero y como ser humano en ella, pero al mismo tiempo, después de
profundizar y experimentar este estilo de vida, por su mismo efecto me fui
sensibilizando y el camino me llevó a ver al otro como hermano y a querer
acompañarlo en todo sentido, sin dañarlo ni juzgarlo. Por eso hoy remarco
la importancia de no etiquetarnos. Vayamos juntos a caminar con la mano
en el corazón.
El propio sistema nos quiere separados. Es por ello que desde mi sentir con-
sidero conveniente juntarnos todos los que caminamos con consciencia.
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Cocinar
la tierra
Este es el primer paso para llegar a tener nuestra comida. Desde mi punto
de vista es fundamental conocer de dónde vienen los frutos que comemos,
así que últimamente vengo profundizando mucho en ello. Lamentablemen-
te, en la escuela de cocina no nos enseñan a los cocineros a cultivar. En
cambio, a todos esos grandes frutos que nos da la naturaleza los llaman
“productos”, desconectándonos de la raíz. De hecho, muchos cocineros no
están familiarizados con algo tan importante como es la agricultura.
En la agricultura, desde una humilde semilla depositada en la tierra empie-
za a producirse tu alimento y, a partir de una semana, meses o hasta años,
lograrás tener un resultado. Llegar a ese regalo no es tarea simple, pero al
hacerlo valoras mucho más lo que tienes sobre la tabla antes de cortarlo. El
conocer el proceso nos da libertad y mucha sabiduría, por lo que el valor
que le damos es esencial, y por supuesto el resultado es mucho más rico y
nutritivo.
No pretendo detallar en profundidad los procesos de cada semilla porque
para eso necesitamos una gran enciclopedia, pero si quiero puntualizar una
cosa importante. Al cultivar, tú ya te estás nutriendo. Estar en contacto con
todos los elementos de la naturaleza es fundamental y eso es lo que pasa
cuando estamos en este primer paso del gran acto que es el comer.
Igualmente, observar cómo crecen las plantas, contemplar insectos y bichi-
tos de muchas formas y colores que vienen a visitar, vivir las tormentas, los
amaneceres, los atardeceres, los cantos de los pájaros… ¡Es una pasada! y
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Cocinar
la tierra
eso sin contar presenciar todo el proceso que tienen las plantas: cuando
brotan y asoman su primera hojita, cuando salen sus tallos, sus flores, sus
frutos, sus semillas… que más te puedo decir.
Para terminar, te invito, aunque sea, a que sepas cómo crecen y de qué
planta provienen tus alimentos. Incluso no necesitas tener relación directa,
puedes buscar la información en internet. Quizás puede ser el inicio de un
camino hacia tu reconciliación con la tierra.
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Cocinar
la tierra
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Escoger
nuestros
alimentos
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Manos a
la masa
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Manos a
la masa
EXTRACCIÓN DE ZUMO
Todas las frutas y verduras tienen un alto grado de agua, llamada zumo, y
que podemos extraer de diferentes formas:
•Exprimiendo: es el caso de los cítricos, como la naranja, el limón, el
pomelo o incluso también la granada.
•Licuando: generalmente recomiendo usar una extractora de prensado en
frío. Mediante su funcionamiento lento y preciso, procesa el fruto separan-
do la fibra del zumo gracias a una prensa y un filtro.
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Manos a
la masa
BATIDOS
Con los batidos transformamos los frutos en bebidas simplemente batiéndo-
los en una batidora. En algunos casos tenemos que agregar líquidos como
agua, leche vegetal o zumo de otra fruta o vegetal. A diferencia de los
zumos, los batidos contienen la fibra y se puede decir que son más comple-
tos a nivel nutricional, pero también su digestión es más larga, pues los
zumos al no tener fibra, se absorben rápidamente. Vienen a ser como una
inyección al cuerpo.
•Mezclas con agua: Una vez tenemos nuestro zumo o batido, podemos
mezclarlo con agua, como por ejemplo, las limonadas o las aguas frescas.
En este caso ya tendríamos que endulzarla.
•Otras bebidas: podemos usar bebidas fermentadas como el kéfir o la
kombucha y con ellas hacer combinaciones. Y no dejemos de lado las infu-
siones. En muchos casos obtenemos grandes medicinas usando el fuego. Si
eres más purista, puedes hacer infusiones exponiendo el agua con las hier-
bas al sol por varios días.
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Manos a
la masa
FERMENTOS
Durante miles de años, los pobladores de esta tierra han estado y están
practicando métodos de fermentación. Antiguamente no existía frigorífico y
una de las maneras de hacer conservas era utilizando esta técnica. Aún en la
actualidad los fermentos son parte de la cultura de infinidad de lugares en
el mundo. Estas preparaciones nos hacen estar más en contacto con los
ciclos de la naturaleza, o mejor dicho, con trabajos en relación con la natu-
raleza, pues sirven para aprovechar el exceso de frutos en estaciones de
abundancia.
En cuanto al campo gastronómico, cabe añadir que, gracias a la fermenta-
ción, podemos lograr sabores característicos en alimentos que están muy
presentes en nuestra cultura y que consumimos con gran placer. Ejemplo de
ello son el café, el cacao, la vainilla, entre otros. Incluso marcas muy popula-
res utilizan la fermentación para crear muchas recetas. También el pan, el
queso, el yogurt o el vino son así gracias al proceso de fermentación al que
han sido sometidos. Con esto podemos afirmar que en la cultura “occiden-
tal” alimenticia actual todos comemos fermentos cotidianamente. Pero
algunos, mayoritariamente los fermentos que están metidos en nuestra
civilización, están más que prostituidos, pues aparte de pasar por este
proceso, pasan por otros no tan beneficiosos, como puede ser la pasteuriza-
ción u otros que mejor no conocer en profundidad.
Regresando al tema del legado de las culturas, en casi cada región encon-
tramos diferentes alimentos fermentados. Aquí quiero nombrar algunos de
los miles que existen. Por ejemplo, en Asia nos encontramos con muchos
fermentos que comen diariamente hechos con vegetales, soja, arroz u otros
granos: la salsa de soja, el tamari, el tempeh, el natto, el miso, el amazake,
y alcoholes como el sake o mirín. El appam, en India, es un crepe que se
elabora con harina de arroz o leche de coco fermentada. En Corea está el
popular kimchi. Es muy interesante y sabroso y resulta idóneo para acompa-
ñar cualquier plato. En Corea lo consumen casi en cada comida.
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Manos a
la masa
Existen muchos tipos de kimchi, algunos incluso con frutas o pescado. En
Turquía encontramos el Salgam, que se hace a base de zanahoria y remola-
cha fermentada. En África hay un montón de fermentos, como el pan Injera
que se elabora con harina de teff fermentada, o variedades de pickles o el
uji de Kenia a partir de maíz y mijo.
En América existen fermentos preparados con maíz, como la chicha, o
alcoholes a partir de cactus, como el mezcal o el mismo tequila o el pulque.
También existe el cauim en la Amazonia, que se hace con mandioca o yuca
fermentada y con previo masticado de quien lo prepara con el propósito de
incorporar enzimas a la receta. En países del este de Europa encontramos
encurtidos como el popular chucrut, el cual suele acompañar a platos con-
tundentes para ayudar digerirlos mejor. Generalmente se hace con un
repollo.
Por supuesto, al hablar de fermentos, no podemos olvidar el rejuvelac. Esta
bebida es un excelente probiótico que se obtiene fermentando agua con
granos de trigo u otra semilla germinados, para tomar tal cual o hacer otras
recetas con ella. Es una bebida muy digestiva, ideal para cuando estamos
mal de la panza. Como su nombre lo indica, es un rejuvenecedor.
Hay fermentos que se hacen con bichitos, como por ejemplo el kombucha,
que surge a partir de un hongo alimentado con té y un medio dulce. El Kéfir
de agua que es una bebida efervescente, muy saludable, que se obtiene de
la fermentación de nódulos de kéfir en un medio dulce y llevándolo al sabor
que quieras. La receta tradicional es con limón, pero hoy puedes encontrar
kéfir con una gran variedad de sabores. Es como una limonada pero con
gas. Y ¿Qué otros fermentos existen? los vinagres, las mil y una cervezas, los
infinitos vinos, los panes artesanales, los quesos, los yogures crudos,... La
lista no tiene fin.
El objetivo es tomar conciencia de su existencia y de sus beneficiosas propie-
dades. Así que, adelante. ¡Vamos a fermentar!
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Manos a
la masa
DESHIDRATACIÓN
La deshidratación es una de las técnicas más sorprendentes que me he
cruzado en mi camino culinario. No es nueva, sino que se trata de un proce-
so muy antiguo de conservación de los alimentos que consiste en someter-
los a aire caliente para extraer el agua que contienen.
Originariamente, el mayor deshidratador con el que contamos es el sol y el
aire trabajando juntos. Por poner un ejemplo, probablemente habrás visto
u oído hablar de los tomates o de los higos que se dejan secar al sol en
verano para que luego consumirlos fuera de temporada. Hay registros en
manuscritos históricos donde se hace referencia a la deshidratación. En la
comunidad de los Esenios, de la cual el Jesucristo que todos conocemos
formaba parte, se elaboraba un pan que poco tenía que ver con moler el
trigo y hacer harina, como ocurre con el pan habitual. Los Esenios germina-
ban el trigo para después molerlo y dejarlo secar al sol. Es el llamado pan
esenio.
Actualmente, la deshidratación se utiliza mucho en la industria alimentaria,
pues con esta técnica se pueden conservar los alimentos durante más
tiempo, e incluso a partir de los alimentos secos crear recetas. Los alimentos
deshidratados resultan también más fáciles de transportar.
Yo la utilizo frecuentemente, ya que al extraer el agua de los alimentos
sometiéndolos a no más de 45º, consigues mantener muchos de sus
nutrientes y enzimas, al tiempo que concentras y realzas los sabores, con lo
que puedes conseguir sorprendentes resultados culinarios. También puedes
lograr texturas muy diversas, desde más consistentes, como una goma,
hasta algo muy crocante.
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Manos a
la masa
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A la hora
de comer
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A la hora
de comer
Piensa que lo que das tiene efecto a corto y a largo plazo, incluso para
nuestras próximas generaciones. No lo eches a perder. Deja una marca en
esta vida que sea constructiva. No hace falta cambios radicales si no es lo
tuyo. Se puede ir cambiando poco a poco. Está claro que el sistema de
gestión de riquezas en casi todo el planeta no está bien pensado y es muy
avaro. El tema es amplio, pero te aseguro que el encargado de manipular
alimentos es una pieza clave. Tenemos en nuestras manos una gran posibili-
dad, la de aportar de forma positiva al sistema. Somos generadores de
demanda y de culturas renovadas. Podemos conducir a nuestra comunidad
a incorporar buenos hábitos. Podemos obligar a los responsables de mani-
pular la tierra, a las grandes industrias, a que se rindan y digan, desde su
inocencia, ¿Qué hay que hacer? .
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Digestión
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Compostaje
y reciclaje
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Conclusión
Bien, quiero concluir con una reflexión que escribí en mi libro Espiritual chef
“Alimentos esenciales del alma”, publicado por Ediciones Urano: “Tal vez
suene inocente, pero siempre tengo la esperanza de que, en algún momen-
to, en este planeta en el que vivimos, lleguemos a un acuerdo todos los que
lo habitamos para solucionar los problemas que existen. Ya está, ya se
terminó el no ayudarnos entre nosotros, somos hermanos. Es una gran
necesidad la unión entre todos, así habrá más fuerza. Todos tenemos algo
en común, vivimos en el mismo planeta. Todos somos responsables de lo
que sucede en él. Las injusticias e indiferencias me causan un profundo
dolor, un dolor que me acompaña desde hace tiempo, y no puedo apartar
la mirada y seguir como si no pasara nada. Toda persona en esta tierra
merece contar con los recursos necesarios para vivir dignamente.
La historia es muy larga y nosotros somos herederos de ella. Y así como
individualmente nos podemos sanar, podemos entre todos sanar la historia.
Aunque sea ir aportando granitos de arena. Un granito de cada uno, suma
para un gran cambio.
Yo me comprometo, ¿y tú?”
La vida coloca ante ti experiencias para que aprendas de ellas, y tal vez esta
guía es una de ellas.
Debemos educarnos y educar con conciencia. Mi madre dice que las palabras
nos educan. Es por ello que el hecho de conformar nuestro vocabulario en
todos los ámbitos de nuestra vida con palabras sabias y amorosas es esencial
para nuestro desarrollo como seres humanos íntegros y equilibrados.
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Conclusión
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¿Y AHORA QUÉ?
Si quieres sumergirte en el mundo de la “cocina viva”, te invito a
entrar a nuestra Escuela online de Cocina Raw:
www.espiritualchef.es
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si estas interesado en nuestros servicios
de catering,
contáctanos:
+34 652 623 078
info@espiritualchef.com
www.espiritualchef.com