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MOVIMIENTO ESTUDIANTIL COLOMBIANO y LA LUCHA POR LA DEMOCRACIA

(1930-2015

El documento está dividido en cinco partes; en la primera aborda el origen del sujeto social
y político que representa el sector universitario unido a las luchas sociales y cívicas que se
dan en la década de los años treinta del siglo pasado; en el segundo, la atención se centra
en el desarrollo de los imaginarios liberales reformistas, la violencia política y el gobierno
militar; la tercera parte, toma en consideración los procesos de radicalización del
movimiento juvenil universitario en los gobiernos del Frente nacional y el impacto que tuvo
la revolución cubana sobre los mismos; en la cuarta parte se hace referencia al
recrudecimiento de la violencia sobre los movimientos sociales por parte de la
institucionalidad del estado, el paramilitarismo y el narcotráfico y, en la quinta parte se
hace referencia al proceso adelantado por las nuevas generaciones de estudiantes, en las
que han innovado en el desarrollo de sus luchas, alcanzando importantes, aunque
insuficientes éxitos.
 
El ensayo se cierra con algunas observaciones y recomendaciones sobre lo que debe ser
en el futuro las preocupaciones del sector estudiantil para enfrentar con éxito las políticas
neoliberales en educación.
 

Manifestación del 8 de Junio de 1929


· 
En un comienzo fue el compromiso cívico
 
El movimiento estudiantil colombiano, en general el de América Latina, recibió en la
segunda y tercera década del pasado siglo XX la influencia del movimiento de reforma
universitaria de Córdoba, Argentina. Este movimiento les brindó a los liberales de nuestro
país la oportunidad de oponerse al régimen conservador en la lucha contra la
monopolización del sistema educativo, por la autonomía universitaria y la libertad de
cátedra, banderas que se siguen levantando hasta nuestros días.
 
En la llamada república conservadora (1886-1930) la masacre de Ciénaga a los
trabajadores bananeros y la corrupción administrativa van llenando la copa de la
inconformidad popular y subiendo a la cúspide del desprestigio al gobierno conservador
del presidente Miguel Abadía Méndez (1926-1930). En junio de 1929 se adelantan
decisivas jornadas populares de protesta contra el régimen conservador y sus estructuras
burocráticas y clientelistas empotradas en la gobernación de Cundinamarca y en la
Alcaldía de Bogotá.
 
En el desarrollo de las jornadas de lucha ciudadana de comienzos de junio de 1929, los
estudiantes participaron de manera decidida al lado de las razones de la movilización que
se dirigían contra la utilización clientelar y política de las empresas publicas del alumbrado,
el agua y el alcantarillado y el tranvía en la ciudad, y sobre todo, contra un modelo de
administración corrupta de los destinos de la ciudad. Dada la precaria legitimidad con que
contaba la fuerza pública por los hechos ocurridos en Ciénaga, en la masacre de los
trabajadores bananeros, al servicio de la United Fruit Company, los estudiantes asumieron
la protección de las manifestaciones como guardias cívicas, preocupándose por evitar
disturbios y garantizar que se produjera sin incidentes el retorno de los ciudadanos a sus
casas.
 
En un incidente, en la noche del 7 de Junio, pierde la vida el estudiante Gonzalo Bravo
Pérez producto de una descarga de fusilería desde los alrededores del palacio
presidencial. La indignación ciudadana acompaño el entierro del cuerpo de Gonzalo en
multitudinaria manifestación y presionó la caída del Ministro de Obras Publicas (Arturo
Hernández), el Ministro de Guerra (Ignacio Rengifo), el Gobernador de Cundinamarca
(Ruperto Melo) y el alcalde de Bogotá ( Luis Augusto Cuervo). En las elecciones
presidenciales se derrumba la hegemonía conservadora y asciende al poder el partido
liberal con la presidencia de Enrique Olaya Herrera (1930-1934)
 
El estudiante Gonzalo Bravo Pérez, asesinados en las jornadas cívicas de junio de 1929,
será eternamente recordado, con su sangre se escribió la primera página de la historia del
activismo estudiantil en el pasado siglo XX. Desde entonces y hasta 1954, los estudiantes
acostumbraron a visitar cada 8 de Junio la tumba del estudiante, en el cementerio central,
para hacerle reconocimiento y honrar su memoria.
 
Reformas liberales, violencia y gobierno militar.
 
A partir de 1930 y durante dieciséis años gobiernan el país los liberales y la Universidad se
convierte en una de sus estructuras privilegiadas de poder. Los principios liberales nacidos
en Córdoba son adoptados y la Universidad Nacional de Colombia se constituye en
universidad pública de fundamento Liberal.
 
Transcurridos cinco de esos dieciséis años de gobierno liberal el presidente Alfonso López
Pumarejo le reorganizo la Universidad Nacional de Colombia y mandó a construir la actual
ciudad Universitaria. Allí, estudiantes y profesores pusieron en práctica los principios de
Córdoba, mientras un grupo de intelectuales muy reducido discutía y propagaba los
principios de la ideología socialista que para aquel entonces difundía el Partido Comunista
recién creado y a punto de perecer en las confusas y turbulentas aguas de la Revolución
en Marcha, de López.
 
El problema grave del movimiento estudiantil de aquellos días fue el no lograr crear una
organización real, sobrevivía gracias a pequeños grupos de intelectuales inquietos que se
convertirían con el tiempo en los más ilustres voceros de la burguesía liberal.
 
La muerte de Gaitán el 9 de Abril de 1948 en manos de la reacción liberal-conservadora
recrudeció la violencia en el país y produjo el acto de insurrección popular de mayor
trascendencia en la primera mitad del siglo XX, no sólo por las características del mismo,
sino por su desenlace. Durante el Bogotazo el movimiento estudiantil participó, al igual que
el movimiento popular, en forma espontánea y desorganizada sumándose a los esfuerzos
que inútilmente realizaban algunos destacados dirigentes liberales y comunistas por
usufructuar un hecho histórico que se les había atravesado en el camino como un
rodadero o una escalera, según supieran orientar los acontecimientos (a la postre resultó
ser un rodadero por el que se precipitaron cientos de cadáveres).
 
Con los acontecimientos del nueve de abril la violencia se propagó por todo el país,
sembrando de luto los campos colombianos durante más de diez años. El 13 de junio de
1953, el general Gustavo Rojas Pinilla se vio montado en un golpe militar que derrocó al
presidente Laureano Gómez y que en lo fundamental buscaba crearle al país una
atmósfera de paz y concordia que ninguno de los partidos tradicionales estaba en
condiciones de proporcionarle.
 
Es durante la dictadura de Rojas que se realizan los primeros intentos de organización
Estudiantil. Es en esa época que aparece la FUC (Federación Universitaria Colombiana)
cargada de salmos y oraciones y con una profunda dependencia de las instituciones
eclesiásticas, y la FEC (Federación de Estudiantes de Colombia). Dos esfuerzos que se
diluyen con el tiempo en la húmeda inestabilidad del sector.
 
Veinticinco años se aprestaban a conmemorar los estudiantes de la muerte de Gonzalo
Bravo Pérez, uno de iniciada la dictadura, cuando, en un amague de escaramuza con la
policía, se produce en los predios de la Universidad Nacional el asesinato del estudiante
Uriel Gutiérrez.
 
Al día siguiente en la esquina de la calle 13 con la carrera 7 en momentos en que el
movimiento estudiantil bogotano realizaba una marcha de protesta por el asesinato de
Uriel, las balas asesinas del régimen ciegan la vida de ocho estudiantes más: Hernando
Ospina López, Hernando Morales Sánchez, Rafael Sánchez Matallana, Elmo Gómez
Lucich, Álvaro Gutiérrez Góngora, Jaime Pacheco Grijales, Hugo León Velásquez y Jaime
Moore Ramírez; nueve víctimas a las que se le sumarían Ernesto Aparicio Concha y Pedro
Luis Tamayo caídos en las heroicas jornadas del 10 de mayo de 1957 en las que el
movimiento estudiantil cobraría sus muertos a la dictadura y al lado de los sectores
populares propiciaría la caída de Rojas Pinilla .
 
La contundente victoria del movimiento popular del 10 de Mayo de 1957, instrumentalizado
por la oligarquía liberal-conservadora, contra el gobierno de Gustavo Rojas Pinilla dio paso
a una junta de gobierno que se encargaría de servir de puente para que la civilidad
retornara al poder a través de un pacto entre los dos partidos que recibiría el nombre de
Frente Nacional, paridad y alteridad, fueron los dos elementos constitutivos de dicho pacto.
Las expectativas que ofrecía el Frente Nacional durante los primeros años, mantuvieron al
movimiento estudiantil a la espera; profesores y estudiantes aún viven fuertemente atados
a las ideologías y a las practicas de los partidos tradicionales.
 
Las asambleas que se realizan durante estos años tienen más como objetivos hacer una
oposición formal y moralista, que política y real. El rechazo que dichas asambleas formulan
a la UNEC (Unión Nacional de Estudiantes Colombianos) por su carácter comunista, se
manifiesta en el apoyo que le extienden a la CEUC (Confederación de Estudiantes
Colombianos) creada para hacerle contrapeso a aquella y afiliada a la COSEC
norteamericana.
 
Un fuerte giro hacia la izquierda… Radical
 
Con el paso del tiempo, y sobre todo, con la actitud que tanto el gobierno de transición
como el primer gobierno del Frente Nacional asumen, los estudiantes comienzan a varíar
su comportamiento y a transformar sus posturas político e ideológicas hacia una izquierda
cada vez más radical. El triunfo de la Revolución Cubana expande una ola de influencia
revolucionaria que lentamente va encontrando cabida en el movimiento estudiantil y en
general en el movimiento de inconformes de América Latina, llevando a amplios sectores
por el camino de la radicalización.
 
En 1960 en la Universidad Nacional se genera un movimiento contra la administración
universitaria y el “estatuto orgánico” impuesto por la junta de transición. En agosto de ese
año se da la primera huelga estudiantil durante el Frente Nacional, en ella se alcanza la
dimisión del rector de la Universidad y la promesa gubernamental de revisar el “estatuto
orgánico”.
La lucha por la autonomía universitaria entendida como la co-gestión de la Universidad por
una dirección tripartita compuesta por estudiantes – ex alumnos - profesores, al igual que
el nombramiento de profesores por concurso y la libertad de cátedra, serán banderas a
levantar en lo sucesivo.
 
En 1961 los estudiantes de la Universidad de Medellín toman la iniciativa de destituir al
rector e instituir la co-gestión. Las instalaciones de la Universidad son ocupadas por la
fuerza pública lo que genera un movimiento de protesta en algunas universidades del país.
En la U.N. la lucha adquiere connotaciones políticas, lo que obliga al Presidente a reunirse
con el Ministro de Educación, los representantes de la Universidad y el Consejo Superior
Estudiantil; de aquella reunión se saca un acuerdo firmado en el que el gobierno se
compromete a dar solución al problema de la Universidad de Medellín, al déficit
presupuestal de la Universidad Nacional, al estatuto orgánico y a otros tres o cuatro puntos
más.
 
No obstante, el conjunto del estudiantado rechaza dicho acuerdo a través de un plebiscito
llevado a cabo en los primeros días de junio. A partir de ese momento, las relaciones con
el gobierno se hacen más tensas, los partidos tradicionales ensayan en la Nacional la
creación de “escuadrones universitarios” compuestos por profesores y estudiantes con el
único fin de combatir la anarquía, el comunismo y las ideologías extranjeras en la
Universidad.
 
La alianza con algunos sectores del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal) y aún de la
juventud conservadora impidió que dichos escuadrones tuviesen más importancia de la
que tuvieron y evitaron el daño que estos hubiesen podido hacer. Al finalizar agosto de
1961 la fuerza pública penetra en el recinto universitario con el pretexto de buscar
huelguistas de Avianca; este hecho, que constituye a la forma de ver de los estudiantes
una abierta violación del “Fuero Universitario”, genera violentos incidentes de protesta que
se prolongaron durante varias horas.
 
El movimiento estudiantil sigue desde ese momento un proceso de politización
acompañado de una accionar cada vez más beligerante. En junio de 1962 se produce la
expulsión de diez estudiantes y el cierre temporal de la U.N. como consecuencia de los
disturbios que se presentaron después de una manifestación.
 
En julio de ese mismo año se decreta una nueva reglamentación, se prohíben las huelgas
y toda organización estudiantil. Estas medidas, no obstante, son echadas atrás pues el
periodo de cambio de gobierno así lo exige, se reintegran los estudiantes expulsados y se
reabre la Nacional. Aparece por esta época toda la estrategia norteamericana de
penetración cultural a través de las intervenciones en los programas de desarrollo de la
enseñanza universitaria colombiana. Dichos programas encuentran firme oposición en el
movimiento estudiantil que se enmarcará a partir de entonces en la lucha contra la
penetración cultural imperialista agenciada por la Alianza para el Progreso y el BID.
 
Durante el año 1963 la lucha por la autonomía universitaria continúa, una nueva
concepción organizativa y de participación popular madura al interior del movimiento.
Después de los incidentes de junio los estudiantes se organizan alrededor de la FEUD
(Federación de Estudiantes del Distrito) y a través de ella piden la demisión del alcalde de
Bogotá, se solidarizan con los trabajadores de Ecopetrol en huelga, reivindican una tarifa
diferencial en el transporte urbano y avanzan en la lucha por una Universidad pública
democrática.
 
No obstante, durante este mismo año es aprobada en el Congreso la nueva ley orgánica
de la Universidad Nacional que lesiona profundamente los intereses y deseos de los
estudiantes. En noviembre se crea la FUN (Federación Universitaria Nacional) que jugará
un papel importante en el desarrollo de la lucha del movimiento estudiantil durante esos
años. En 1964 el movimiento estudiantil se radicaliza con respecto a los años anteriores, la
lucha la hace extensiva a otras regiones del país. La FUN convoca para junio de este año
un paro de 24 horas, en él participan las universidades de Barranquilla, Medellín,
Bucaramanga, Manizales y Cali.
 
Tal vez, durante este año la Universidad que con mayor fortaleza y radicalismo adelanta la
lucha reivindicativa es la Universidad Industrial de Santander (UIS) en donde el
movimiento se inicia en mayo contra el incumplimiento del rector de acuerdos pactados
dos años atrás y contra la imposición de nuevas medidas académicas profundamente
lesivas. Las instalaciones de la Universidad son ocupadas por la fuerza pública, grandes
movilizaciones de estudiantes y de la población de Bucaramanga convierten el movimiento
regional en un acontecimiento con repercusión nacional, alcanzándose con él parte de las
reivindicaciones propuestas en el mes de septiembre.
 
El 7 de enero de 1965 se realiza la toma de Simacota por el recién creado Ejército de
Liberación Nacional, profundas simpatías despertará dicha organización en universidades
como la Nacional e Industrial de Santander, de donde saldrán importantes destacamentos
de estudiantes a engrosar sus filas.
 
Durante este año las discusiones al interior del movimiento estudiantil girarán en torno a
las reivindicaciones de orden gremial y el contenido político de dicha lucha. Dos posiciones
se verán aflorar allí, que habrán de sostenerse en los años venideros: la primera, plantea
la reivindicación puramente gremial y corporativa lejos de toda actividad política; mientras
la segunda, se inclina por una decisiva participación política de la organización gremial.
Esta contradicción se verá reflejada en los organismos representativos de los estudiantes;
desafortunadamente la discusión le dará paso al enfrentamiento callejero con la fuerza
pública ante la incapacidad de visualizar claramente líneas de comportamiento definidas
históricamente para el movimiento estudiantil.
 
Desórdenes en Bogotá, Tunja, Medellín, llevan al gobierno del Frente Nacional a decretar
el estado de sitio del 20 de mayo, no sin antes haberle producido al movimiento un nuevo
mártir. La organización estudiantil comienza a diluirse en profundas divisiones internas,
pierde la capacidad de convocatoria y movilización, y lo que es peor, sus más destacados
dirigentes se desplazan hacia otros campos de batalla, unos marchan con Camilo en el
Frente Unido y de allí con él a la guerrilla del ELN.
 
Profundamente debilitados la FUN y el movimiento estudiantil colombiano, son presa fácil
de la política represiva de Guillermo León Valencia durante sus últimos meses de gobierno
y de Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) recién llegado a la presidencia. Este, que en el
año de 1964 había sido retenido por los estudiantes en la Ciudad Universitaria, ve ahora la
oportunidad de cobrar este incidente impulsando medidas lesivas a los estudiantes.
 
El 24 de octubre de 1966, mientras Carlos Lleras mostraba a Rockefeller las instalaciones
de la Universidad, recibe de parte de los estudiantes manifestaciones de protesta y repudio
por lo que ha sido su actitud con la Universidad. La represión del presidente se da en
forma inmediata. Las fuerzas militares ocupan la Universidad, se disuelve el Consejo
Superior Estudiantil y la FUN, se arresta y se lleva a consejo de guerra a los principales
dirigentes y se desconoce a la FUN todo derecho al diálogo con el gobierno.
 
Estos acontecimientos producen indignación en los estudiantes y los lleva a un proceso
acelerado de radicalización, se ocupan las oficinas del rector y se desconoce al mismo. Se
protesta por la ocupación militar de la Universidad y se llega a proclamar la lucha armada
como la única vía de Liberación Nacional, recogiendo en gran medida las enseñanzas de
Camilo.
 
En junio de 1967 se produce una nueva ocupación de la Universidad, en donde, en un
alarde de fuerza (incapacidad), son utilizados tanques de guerra; la caballería ya había
tenido su derrota en esos campos de batalla. En los dos últimos años del gobierno de
Lleras, manifestaciones, incidentes y huelgas se realizan en todo el país. Entre cierres y
aperturas, el movimiento estudiantil avanza en la lucha contra la penetración cultural
imperialista y contra la represión gubernamental. En 1968 se producen movimientos en la
Universidad Nacional en contra de la presencia de la Fundación FORD en el
Departamento de Sociología de la Universidad del Valle y contra los Cuerpos de Paz.
Importantes manifestaciones se realizan al año siguiente contra Nelson Rockefeller; sin
embargo la lucha que se da en forma desarticulada a nivel nacional, la organización
estudiantil no logra sobrevivir a la represión del gobierno de Lleras.
 
Donde nacen las razones de la lucha estudiantil: 
 
El informe Atcon y el Plan Básico
 
Al finalizar la década de los sesenta los cambios en la educación superior se generan a
partir de un informe realizado por Rudolph Atcon en 1969. Este informe sería presentado
como la carta de navegación para el desarrollo modernizador de Colombia en materia
educativa, económica y social. Esta modernización fue una exigencia de los organismos fi-
nancieros norteamericanos desde la década del 20 y del gobierno de los Estados Unidos
como una garantía para el pago de la deuda externa y para la inversión directa e indirecta
de capital en nuestro país.
 
El informe Atcon, que en principio sería un paquete de sugerencias dirigido a las
universidades latinoamericanas para sacarlas del atraso y colocarlas en las perspectivas
del desarrollo capitalista y sus necesidades. Los puntos que trata el informe a manera de
propuesta no serían las soluciones más pertinentes desde un punto de vista social, pero
marcaría un punto de partida para analizar las dinámicas que se presentaban en las
universidades y repensar la pertinencia de estas para el desarrollo capitalista de la nación.
 
El informe Atcon fija las metas para transformar la educación superior y llevarla por el
camino de la modernización buscando realzar en ella los valores de la economía liberal y
de las ideas privatizadoras, entre las cuales la industrialización y la racionalización de los
recursos serían las banderas más importantes del discurso de la necesidad de un cambio
sustancial en la educación superior del país. El informe tiene una tendencia hacia el
fortalecimiento de la administración educativa, con un marcado énfasis en la estructuración
y reorganización institucional, y en la necesidad de implementar cambios continuos para
no tener que llegar a la reformas
 
Los principales factores que el informe Atcon buscaría tratar y que el gobierno colombiano
adoptaría dentro de un “plan básico” serian: 1) el éxito del desarrollo depende de integrar
el proceso educativo a los planes de desarrollo económico; 2) el desarrollo de una
sociedad está en función directa de su desarrollo educativo; 3) la educación superior
constituye la verdadera encrucijada del desarrollo latinoamericano; 4) la estructura feudal
de la universidad latinoamericana debe ser modificada substancialmente en su
organización académico-administrativa; 5) el profesorado no puede ser inamovible y el
monopolio de la cátedra debe ser eliminado; 6) el profesorado universitario debe
profesionalizarse e independizarse del servicio civil; 7) debe establecerse un régimen
disciplinario para el estudiantado tendiente a despolitizarlo; 8) las actividades deportivas y
culturales deben convertirse en un instrumento de despolitizar al estudiantado; 9) deben
establecerse los estudios generales que permitan seleccionar al estudiantado antes de
avanzar en la carrera profesional.
 
En lo que concierne al establecimiento del Plan Básico adoptado a partir del informe y
pensado como una necesaria modernización de los sistemas administrativos y
académicos, se emprende una ofensiva contra elementos fundamentales del sistema
educativo, como la autonomía universitaria, sin contar con que desde su interior se
fomentaba e impulsaba el proceso de privatización de la enseñanza, imponía un estricto
control estatal al desarrollo de la Universidad, sin contar con el control al que debían
someterse los docentes, atentando gravemente contra la libertad de cátedra.
 
El Plan Básico para la educación superior fue financiado por la Agencia Internacional de
Desarrollo, el cual recibió además asesoría de la Universidad de California, quien
acompañó y lideró el proceso y forjó sus bases en el informe Atcon.
 
Dentro de este informe se estipula: “1) En el país sobran universidades, y se confunde
educación superior con universidad. 2) Es necesario establecer un sistema universitario
nacional y una forma centralizada de acreditación para controlar su proliferación. 3) Es
necesario una tecnificación de la administración universitaria y una selección cuidadosa
del personal directivo y docente para controlar la subversión estudiantil. 4) Una regionaliza-
ción de las universidades contribuiría al ahorro de recursos, acompañada de la
autofinanciación a través de la colaboración de la comunidad y la creación de la matrícula
diferida. 5) Hay que establecer un sistema de educación superior con dos tipos de
instituciones, uno para carreras intermedias y otro para carreras universitarias, coordinado
por un solo organismo de planeación”[1].
 
Los rectores de la Alianza para el Progreso consideraron necesario por parte de los
estudiantes, esforzarse por reaccionar en contra de aquellas minorías extremistas que
buscaban el caos universitario; así mismo, el gobierno junto con las autoridades, deberían
rechazar las fuerzas que atentaban contra el desorden académico. En un segundo punto
reconocía las instituciones educativas constituyen un elemento fundamental dentro del
desarrollo de una sociedad, por lo que la comunidad debía animarse a colaborar de
manera generosa con esta causa de desarrollo.
 
En cuanto al dilema de establecer una institucionalidad de carácter público o privado, los
rectores deciden establecer un punto intermedio, es decir, fomentar el control estatal
dirigido hacía las universidades públicas, al mismo tiempo que concede libertad en cuanto
a la autonomía dentro de las universidades de tipo privado.
 
Un punto novedoso estipulado dentro del Plan Básico, consistió en diseñar un tipo de
educación media, la cual se debía diversificar con posibilidades hacia la preparación
laboral y hacia la universidad. Del mismo modo se establece que la educación superior no
puede estar orientada exclusivamente a profesiones clásicas y largas sino que además
debe dirigirse a estudiantes que pretenden abordar el área de las ciencias y de las artes.
 
Es necesario mencionar, que a lo que apuntaba este proceso de elaboración del plan
básico, no consistía solamente en la organización del sistema universitario y de
modernización administrativa y académica de las universidades. Dicho proceso incluía una
serie de reformas en el tratamiento del estudiantado y de la planta docente y de los
métodos de racionalidad económica para saber administrar los fondos dirigidos a la
función académica. De esta manera se establecían los puntos básicos que debían
adoptarse con el fin de reducir costos, quedando como consecuencia la reducción de la
duración de los estudios, la determinación y reducción del tiempo del profesorado, entre
otros.
 
En el marco de estos enunciados centrales se podría criticar la mirada empresarial que se
le ha concedido a la universidad, pues la reducción de costos, la búsqueda de mejora
productiva, la racionalización de los cupos universitarios y la “sana división del trabajo”,
son elementos claves que constituyen la base de toda empresa. De esta manera, es
rechazable el hecho que se pretenda tratar la Universidad de la misma manera como se
maneja una empresa, olvidando la cuestión humana y reduciendo el proceso a la premisa
costo-beneficio. Casi cuarenta años se ha tomado el impulso de estas ideas las que hoy se
posesionan en amplitud y segurida en el sistema universitario nacional.
 
En sintesis, lo que recoge este Plan Básico de la educación superior se diferencia del
informe Atcon en dos puntos centrales: en primer lugar, se propuso un control centralizado
y regionalizado de la educación superior; en segundo lugar, se constituye la educación
intermedia vocacional y ocupacional, como una novedosa alternativa. A partir de allí,
surgen los institutos técnicos y los Institutos Nacionales de Educación Media Diversificada
(INEM), en la década de los setenta.
 
El Plan Básico igualmente hace referencia a la cuestión de la autonomía universitaria, en
donde la define “dentro de la ley y en armonía con su función social primordial de contribuir
al desarrollo óptimo del país y a la causa de la comunidad internacional del saber”. Esta
misma autonomía se verá supeditada por el Ministerio de Educación Nacional y la
Presidencia de la República, además de tenerse que desarrollar con base a los fines
generales del desarrollo económico y social de Colombia.
Estl Plan Básico es puesto en funcionamiento gracias a la generosa financiación
internacional del Banco Interamericano de Desarrollo y de fundaciones como la Ford, la
Rockefeller y la Kellogg’s, entre otras.
 
La influencia norteamericana en la formulación de la política pública en educación
conducirías a los estudiantes hacia la movilización y la protesta. El movimiento estudiantil
tomaría parte del rumbo de la educación superior y realizaría reuniones entre estudiantes
de diversas universidades del país, principalmente la Universidad Nacional y la
Universidad de Antioquia, para finalmente constituir un programa mínimo de los
estudiantes colombianos, programa con el cual harían frente a la reforma de Galán y
exigirían real democracia, autonomía, financiamiento estatal y soberanía universitaria,
principalmente.
 
A partir de 1970 comienza a agitarse la bandera de la defensa de la universidad pública y
se busca extender el conflicto de ésta a las universidades que hasta entonces, siendo
privadas, habían dado muestras de beligerancia, entre ellas la Universidad Libre de
Bogotá, La Universidad Externado de Colombia, la Universidad Santiago de Cali y la
Universidad de Medellín. Los permanentes cierres de la Universidad Nacional y las
tentativas de imponer el Plan Básico van generando al interior de los profesores cierta
inconformidad que los lleva a respaldar la lucha del movimiento estudiantil en la defensa
de la Universidad pública.
 
Para 1970 el movimiento estudiantil ve surgir y desarrollarse a su interior una gran
cantidad de grupos políticos que entran a disputarse la dirección del mismo. La Juventud
Comunista (JUCO), organismo juvenil del Partido Comunista de Colombia ; la Juventud
Patriótica, organismo juvenil del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario
(MOIR) ; los Comandos Camilistas ; los Núcleos Ocho Octubre ; las tendencias socialistas,
los grupos maoístas, el Parido Comunista (M-L), las fracciones trostkistas, los marxistas
libertarios, los anarquistas y los grupos político-militares, tienen cabida en el amplio debate
político que a partir de entonces empezará a darse al interior del movimiento y que
desafortunadamente vendrá cargado de dogmas y verdades absolutas e incuestionables,
posiciones sectarias y profundas fragmentaciones.
 
El 26 de febrero de 1971 se inicia la más grande batalla que el movimiento estudiantil le
daría al régimen del Frente Nacional. En el desarrollo de una lucha particular que
adelantaba la Universidad del Valle desde comienzos del mes, y que se unía a nivel
regional a otros movimientos que se realizaban en la Universidad del Cauca, la
Tecnológica de Pereira y en algunos colegios de secundaria de esa zona de país, se
produce la ocupación militar de la fuerza pública generándose un enfrentamiento con
grupos de resistencia de los estudiantes reforzados por obreros y sectores populares de la
población de Cali que deja como saldo más de quince muertos, declaración de estado de
sitio en todo el país y toque de queda en dicha ciudad.
 
La mayor parte de las universidades del país se solidarizaron con los estudiantes del Valle,
se realizan manifestaciones de protesta y enfrentamientos a todo lo largo del territorio
nacional. Afanosamente los activistas buscan articular el movimiento a un programa
mínimo que será dado a conocer en el mes de abril, en donde se reivindica la ya
tradicional autonomía universitaria; se reclama la abolición de los Consejos Superiores
Universitarios, proponiendo que se reemplacen por organismos provisionales con mayoría
de profesores y estudiantes; la abolición del Instituto Colombiano de Fomento a la
Educación Superior- ICFES ; la financiación de la Universidad por parte del Estado; el
carácter rector de la Universidad Nacional como alma mater de la educación colombiana;
destitución del rector de la Universidad del Valle; la revisión de los contratos con las
entidades extranjeras y algunas otras reivindicaciones que ya hacía tiempo venían
levantándose como banderas de lucha.
 
Sin lugar a dudas, independientemente de las escasas conquistas alcanzadas, lo más
importante de este conflicto fue que amplios sectores comprometidos con la educación
universitaria se vieron envueltos en debates que buscaban definirle una posición clara a la
política gubernamental. Esto no quiere decir que la persecución de estudiantes, las
detenciones, expulsiones, reinscripciones condicionales y la "represión académica",
hubiesen cesado; al contrario, a partir de allí se ensaya en un gran número de
universidades la administración de lo que con el tiempo serán conocidos por los
estudiantes como "rectores policías", entre ellos no debe dejarse de destacar Luis Duque
Gómez, en la Universidad Nacional de Colombia, nombrado en mayo de 1972 después del
fracaso de un ensayo de co-gestión.
 
En los últimos años del Frente Nacional, el gobierno impulsa al interior de las
universidades una política de limpieza general de la inconformidad. Huelgas y
ocupaciones, cierres y expulsiones se ven aflorar creando en el movimiento estudiantil
fraccionamientos y dispersión, sólo los grupos políticos buscan mantener en la Universidad
la agitación; no obstante lo hacen enmarcados en dos tendencias abierta y claramente
distintas: la reivindicación puramente gremial y el trabajo predominantemente político
vinculado estrechamente a la lucha de clases.
 
En las elecciones presidenciales de 1974 estas dos tendencias se inclinan en sentido
contrario, la primera buscará afanosamente la participación en la lucha electoral, mientras
la segunda se inclina por la abstención. Dos muertos pondrá esta tendencia en dicha
lucha: Yesid Castañeda y Darío Palma asesinados por las fuerzas estatales el 18 de abril
de ese año.
 
El ascenso al poder de Alfonso López Michelsen (1974-1978) creó expectativas en
algunos sectores; su vinculación con el M.R.L en la década del sesenta llenaba de
optimismo y esperanza a aquellos que pensaban que podría formular políticas favorables a
la educación pública, pero en el desarrollo de su gobierno, ellas se fueron desvaneciendo.
 
Los enfrentamientos, las movilizaciones, la represión y los cierres siguieron siendo la
constante de la vida en la Universidad frente a la incapacidad gubernamental de darle una
solución adecuada a la creciente crisis administrativa y financiera. El llamado experimento
"marxista" puesto en marcha en la Universidad Nacional con la rectoría de Luis Carlos
Pérez, no apuntaba sino a crearle desprestigio al movimiento estudiantil señalándolo como
un movimiento de rebeldía sin causa.
 
Para finales de la década de los setenta, comienzos de la década de los ochenta el
movimiento estudiantil persiste en la política de enfrentamiento al gobierno, sin la
herramienta de trabajo que le es fundamental: la organización nacional. Las luchas
parciales generan cierres de universidades que, en estos años, han demostrado producir
dispersión, desmovilización y apatía. Un proceso inverso al que se produjo en la década
del sesenta se está comenzando a dar en esta época y se agudizara en las décadas
siguientes: la despolitización.
 
En medio de la mayor incapacidad y escepticismo, gran parte del movimiento estudiantil ve
día a día perderse la universidad oficial en el más complejo mundo de reglamentaciones
represivas con recortes sistemáticos de las posibilidades del bienestar universitario en
materia de residencias y restaurantes y otros beneficios como movilidad, salud,
investigación y prácticas académicas.
 
Las luchas estudiantiles de comienzos de la década de los ochenta demandaban un mayor
presupuesto por parte del estado en la financiación de la educación pública, lucha que fue
comprometiendo de manera cada vez más las reivindicaciones del estamento profesoral
que inicia una serie de protestas frente al incumplimiento en los pagos y la expedición del
estatuto docente; la respuesta a las demandas de estudiantes y maestros, generalmente,
fue la represión, la ocupación militar de los campus universitarios y largos cierres de las
instituciones de educación superior.
·
La criminalización de la protesta estudiantil
 
Duras protestas estudiantiles se desarrollaron durante la administración del presidente
Julio Cesar Turbay Ayala (1978-1982) contra el estatuto de seguridad implementado en
este gobierno que colocaba en la mira de la fuerza pública a los movimientos sociales y en
particular al movimiento estudiantil, el cual era considerado una cantera de militantes de
organizaciones guerrilleras; la administración Turbay fue una época de cierres prolongados
de universidades, expulsión de estudiantes y despidos masivos de profesores. En general
este gobierno se caracterizo por la persecución a las dirigencias y movimientos sociales, la
judicialización, las practicas arbitrarias de captura sin formula de juicio y la tortura.
 
En el gobierno del presidente Belisario Betancourt (1982-1986) se re-configuraron las
dinámicas de la movilización estudiantil universitaria en tanto se desplazaba parcialmente
las tensiones localizadas con la fuerza pública, cada vez la movilización estudiantil levanta
con mayor urgencia la necesidad de la financiación de la educación estatal frente a los
permanentes recortes que se están haciendo en el universo de posibilidades de bienestar
que afectan la permanencia de los estudiantes de provincia en las universidades públicas.
 
El desarrollo de las luchas estudiantes a lo largo de la década se va a ver abocada al
crecimiento de la violencia institucional y al surgimiento del fenómeno paramilitar que va a
descargar su acción en las instituciones universitarias sobre maestros y estudiantes
produciéndose asesinatos y desapariciones de destacados dirigentes docentes y
estudiantiles y, la utilización cada vez más frecuente del recurso del exilio, como
mecanismo para sobrevivir a una década de escalonamiento de la violencia institucional y
paramilitar.
 
Los estudiantes ante el recorte de los servicios de bienestar universitario organizan y
adelanta en 1980 y luego 1982 la toma de las residencias estudiantiles de la Universidad
Nacional que terminaran con los acontecimientos del 16 de mayo de 1984 en la que en el
marco de una manifestación violenta se produce la captura, asesinato y desaparición de
estudiantes en los predios de la universidad, el desalojo definitivo de las residencias
estudiantiles, y un cierre de la institución por dos periodos académicos.
Estos acontecimientos son acompañados por otros hechos de violencia contras las
universidades públicas en distintas regiones del país en las que se golpeo fuertemente al
movimiento estudiantil y se genero su dispersión y acallamiento.
 
El movimiento estudiantil frente a la violencia narco-paramilitar
 
Desde mediados de la década de los ochenta, comienzos del noventa el país está
envuelto en una ola de violencia narco-paramilitar que silencia prácticamente todo el
movimiento social y político, generándose una serie de asesinatos selectivos y masacres
con altísimos costos para el patrimonio de liderazgo de los movimientos sociales,
populares y políticos del país, el movimiento universitario no estuvo excepto de estas
prácticas criminales.
 
El gobierno del Presidente Virgilio Barco Vargas (1986-1990), los estudiantes realizan
importantes esfuerzos, por recuperar las dinámicas de movilización social y lucha
reivindicativa en una época en que la sociedad toda esta sometida a lógica de terror. La
nueva generación de estudiantes se preocupa por avanzar en proceso de organización
buscando la unidad de los distintos sectores políticos y organizaciones gremiales
existentes en las universidades, tanto en las públicas como en las privadas, que ven por
igual una situación crítica de los problemas nacionales por el desarrollo de la guerra sucia
paramilitar y el crecimiento del narcoterrorismo.
 
Es en esta época, al finalizar la década de los ochenta; que un sector de estudiantes,
principalmente de las universidades privadas con el apoyo de sectores minoritarios de la
educación publica, gestiona “la séptima papeleta” y da curso a lo que se denominó el
“movimiento estudiantil por la constituyente”, respondiendo funcionalmente a las
demandas existentes en el país en el sentido de cambiar la Constitución de 1886, que
cumpliendo cien años, ya no respondía a las nuevas condiciones y exigencias de la época.
 
Durante la administración del presidente Cesar Gaviria Trujillo (1990-1994) se expide
después del desarrollo de la Asamblea Nacional Constituyente, que contó con la presencia
de un sector de la insurgencia desmovilizados (M-19. EPL, Quintin Lame…), la nueva
Constitución Política de Colombia que dará fundamento a la expedición de la Ley 30 de
1992, sobre educación superior.
 
La política aperturista de Gaviria se extiende al sector educativo y las políticas neoliberales
de privatización. Estas propenden por el recorte sistemático de la inversión social en
educación, la disminución de las políticas de bienestar y la privatización creciente con el
incremento de las matriculas. La reacción estudiantil no se hace esperar, pronto
comienzan a darse en todo el país movilizaciones estudiantiles en defensa de la educación
pública, contra la privatización y por una financiación adecuada, oportuna y suficiente de la
educación, banderas que se mantendrán en los siguientes años unidas a la lucha por la
autonomía universitaria y la democratización de las universidades, así como por una
política más amplia de bienestar universitario y mayor cobertura.
 
A estas luchas de carácter gremial, se unen otras las luchas que se recogen en la protesta
estudiantil la lucha contra la violencia perpetrada por parte de agentes del estado, la fuerza
pública y grupos paramilitares, que siguen cobrando víctimas por desaparición y asesinato,
generando la necesidad de levantar consignas por el derecho a la vida, el pensamiento
crítico y la libre expresión de las ideas.
 
A la ley 30 de 1992 se atribuye el crecimiento de los procesos de endeudamiento de las
universidades públicas, la privatización y la responsabilidad de la crisis institucional que
padecen los centros universitarios de carácter estatal, a los que se les forzó
progresivamente a la obtención de recursos por venta de servicios, la consecución de
proyectos de investigación con la empresa privada y a gestionar paulatinamente la
autofinanciación de las mismas través de la educación postgraduada, la venta de servicios
de extensión, asesoría, consultorías y educación continuada.
 
La situación generada por la Ley 30 de 1992, fue estructurando los programas y las
agendas de lucha de los estudiantes y perfilando las consignas de las movilizaciones
estudiantiles que se oponen al deterioro creciente de la calidad de los programas
académicos, la ampliación de cobertura sin recursos, la crisis en la infraestructura, falta de
modernización, entre muchas otras aspectos que dificultan cada vez con mayor intensidad
el funcionamiento eficiente de las universidades públicas.
 
Al finalizar la década de los noventa el movimiento estudiantil se manifiesta activamente en
contra de la ejecución de políticas de austeridad y recortes del gasto público, en materia
de recursos para la educación, el cual toma un tono más radical en razón del plan nacional
de desarrollo del gobierno de Pastrana Arango(1998-2002) por el cual se denuncia el
interés del estado colombiano en sustraer la naturaleza pública de la universidad al
pretender configurar la proporción de los aportes con los que debe financiar los
establecimientos educativos oficiales , poniendo en ejecución políticas que destinan la
mayor parte de los recursos de la nación para la guerra y otros fines que no contemplan la
prioridad de otras necesidades de la sociedad, como lo son por ejemplo, inversión en
salud, seguridad social, vivienda, recreación, cultura y medio ambiente.
 
Desde comienzos del siglo XXI el activismo estudiantil vine orientando su lucha por los
asuntos de la política pública en educación, la defensa de los derechos humanos, civiles y
políticos y por la búsqueda de un modelo educativo, social y económico más acorde a las
necesidades y urgencias de la sociedad colombiana, lo que lo convoca a buscar aumentar
la base social de apoyo a su luchas y movilizaciones y, convertir la lucha por la educación
en un propósito nacional. Pese a la dura represión que el activismo estudiantil ha tenido
que afrontar, a las permanentes amenazas, a las listas negras de criminalización
paramilitar, persiste en buscar unas formas de organización y de protesta que se revista de
los apoyos sociales que las llene de legitimidad y las blinde contra todas las formas de
violencia.
 
Durante la administración del presidente Álvaro Uribe Vélez (2002-2010) se ejecuta una
política económica neoliberal, amarrada al autoritarismo y la fuerza, mientras avanza el
detrimento del bienestar social y la calidad de vida de la población colombiana y se
precariza las posibilidades de acceso a la educación superior priorizándose la inversión en
la educación técnica y tecnológica y en un modelo privatizado al servicio del mercado
neoliberal.
 
Durante la administración Uribe Vélez, se registraron masivas manifestaciones
estudiantiles que comprometieron causas como la oposición a las negociaciones del
tratado de libre comercio con los Estados Unidos hasta el referendo a la constitución con el
que pretendía su reelección presidencial. Durante esta administración se intensificaron las
denuncias de la represión tanto de fuerza pública, como de los grupos paramilitares; sin
embargo, la decisión más lesiva para los campus universitarios fue la autorización del
ingreso de escuadrones antidisturbios (ESMAD) a los predios universitarios en caso se
protesta sin que mediara la aprobación de las autoridades de las instituciones educativas.
Un fuerte dispositivo de inteligencia humana y técnica a través de la instalación de
cámaras de vigilancia se fue imponiendo en las universidades.
 
La Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE)
“Programa Mínimo”
 
Los reclamos estudiantiles de los últimos años tocan aspectos como la autonomía
universitaria, la financiación de las entidades públicas y el bienestar universitario integral,
la calidad académica, las relaciones con la sociedad y la vigencia de las libertades
democráticas y los Derechos Humanos, puntos que conforman el “programa Mínimo”
reivindicado por el la MANE se convierte en la expresión más significativa de la
movilización estudiantil en el presente siglo.
 
Al conocerse en el mes de marzo del 2011 la presentación del proyecto de reforma a la
educación superior presentado por la administración del presidente Juan Manuel Santos
(2010-218) sin una rigurosa consulta con la comunidad académica, se presentó en el
escenario de la Universidad Nacional una convención de organizaciones estudiantiles que
se amplía a todas las esferas de la comunidad estudiantil y permite socializar y discutir
distintas propuestas, disolviendo las más sectarias diferencias para trabajar en unidad
sobre una propuesta alternativa de educación, construida desde la base y los imaginarios
propios del estamento estudiantil, constituyendo la Mesa Amplia Nacional Estudiantil
(MANE-Colombia).
 
Los procesos de movilización estudiantil, cargados de innovaciones estéticas, simbólicas y
artísticas, así como de diálogo con distintos sectores de la sociedad, la participación y
vocería en el parlamento, las nuevas formas de llenar las calles de ideas, color, danza,
performance, abrazatones, besotones y sobretodo de argumentos y razones condujeron a
la convocatoria de un paro nacional universitario, el 12 de octubre de 2011, que recogió en
unidad a 31 de las 32 universidades públicas del país, en la conocida “toma de Bogotá”,
contra la reforma a la Ley 30 de 1992, que obligo al gobierno nacional, el 10 de noviembre
de ese año, a retirar la propuesta de reforma a la educación superior plasmada en el
proyecto de Ley 112.
 
La MANE representa un fenómeno sin precedentes en la historia del activismo estudiantil y
se puede señalar que su éxito al detener la reforma de la Ley 30 es una importante
conquista de su capacidad de movilización estudiantil, pero que resulta un triunfo
insuficiente, pues coloca al descubierto la necesidad de elaborar y defender una propuesta
que configure una nueva política pública para la educación, que garantice el acceso al
ejercicio del derecho a la educación, como un derecho fundamental, que compromete su
gratuidad, la excelencia de los programas, su pertinencia al momento histórico por el que
atraviesa el mundo y a las necesidades de la sociedad colombiana, así como la lucha por
una financiación adecuada, suficiente y oportuna por parte de la sociedad y el Estado.
 
La historia del movimiento estudiantil colombiano ha sido la lucha por la construcción
histórica de un sujeto social, que se ha hecho sujeto derecho y se ha asumido en defensa
de sus interés como sujeto político, protagonizando hechos trascendentales de la vida
social, política y cultural del país, en donde dirigió sus esfuerzos por demandar en principio
una reforma universitaria democrática al servicio de la nación.
 
Lejos de todo dogma político y sectarismo enceguecedor, sobre una profunda reflexión
histórica del papel que está llamado a jugar en las actuales condiciones del mundo, el
movimiento estudiantil colombiano debe buscar las formas de organización y los
mecanismos que le permitan adelantar la lucha inaplazable de la defensa de la universidad
pública contra los procesos de privatización y mercantilización neoliberal de la educación y
la cultura.
 
Organización y programa mínimo
 
Alguna ideas para retomar la iniciativa...
 
El sector estudiantil universitario tiene en este periodo que volver hacer reingeniería
organizativa, la MANE se ha ido disolviendo, nuevamente, en la acidez erosiva del
grupismo dogmatico, sectario, exhibicionista, arrogante y sin perspectiva de futuro,
perdiendo la lucidez que le dio origen y le permitió constituirse en referente continental de
la lucha estudiantil.
 
Hoy los jóvenes universitarios tienen que retomar el duro trabajo de la unidad en torno a un
programa mínimo y luego avanzar hacia la construcción de una vigorosa Federación
Universitaria Nacional, capaz de mantener cohesionado a la totalidad de las
organizaciones estudiantiles del país, convirtiéndose en una autentico movimiento social,
empoderado en la lucha por una educación pública al servicio de la solución de los
problemas estructurales de la nación colombiana.
 
Deben construir el programa mínimo sobre una agenda que contenga en lo esencial:
 
1. La lucha por la defensa de la educación pública que contemple a la educación como un
derecho fundamental y reclame su gratuidad
2. Una financiación adecuada, suficiente y oportuna por parte de la sociedad y el Estado
colombiano
3. La defensa de un modelo de autonomía universitaria amplia y sin restricciones de
ningún tipo.
4. La democratización de la vida universitaria que conduzca a la elección de directivos y
administrativos docentes por parte de la comunidad universitaria y al ejercicio de las
prácticas democráticas en todas las actividades de la vida institucional que hagan de las
instituciones de educación superior, de las universidades, empresas publicas y sociales
eficientes.
5. La lucha por un bienestar universitario integral y de calidad que garantice a toda la
comunidad las posibilidades materiales y espirituales paras trabajar en armonía.
6. Una reforma académica de los programas que le den pertinencia en relación con las
necesidades estructurales de la nación unida a una revolución pedagógico-didáctica que
tome en consideración las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y
nuevos e innovadores sistemas de evaluación, todo dirigido a favorecer la excelencia
académica.
7. El fortalecimiento de la investigación con la articulación de los programas de formación
de todos los niveles a las labores investigativas de las universidades dirigidas en especial
a resolver los problemas del país, la ciencia y la cultura.
8. Una estrecha relación entre las universidades públicas y la sociedad colombiana a
través de los programas de extensión, sea esta de carácter financiado o solidaria.
9. Especial atención a las condiciones pluriétnicas y multiculturales de la sociedad
colombiana, al fortalecimiento de las prácticas deportivas artísticas y culturales. Al
reconocimiento de la diversidad y de las condiciones de la población con discapacidad.
 
Estos puntos, entre otros, deben salir al paso a la implementación de un modelo educativo
que mercantiliza y privatiza la cultura y la educación.
 
Colombia está atravesando un periodo en el que se requiere el impulso, la fuerza y la
inteligencia de los jóvenes universitarios organizados como un autentico movimiento social
proyectándose en la lucha continental y mundial contra modelo neoliberal de educación.
 
Notas bibliográficas
 
 
Para la elaboración de este ensayo además de los trabajos del autor del mismo que constituyen la
estructura central se tomaron en consideración notas de las siguientes fuentes: los trabajos de HERRERA
C. Martha Cecilia. Historia de la Educación en Colombia. La republica liberal y la modernización de la
educación: 1930-1946; Constitución Política de Colombia 1991. República de Colombia. Editorial Unión
Ltda. 2008; Ley General de Educación. Ley 115 8 de febrero de 1994. Editorial Unión Ltda. 2008. Ley 80.;
Congreso visible, artículo del 21 de octubre del 2011 " Reforma a la Ley 30 de 1992 (educación superior):
más diferencias que consensos"; Universidad de los Andes, [En línea]
Localización:http://www.congresovisible.org/…/reforma-a-la-ley-30-de-1992 educacion-superior-mas-
diferencias-que-consensos/2610/; Fecha de consulta: viernes 31 de Enero de 2014, Hora: 2:25 pm; Ley
30 de diciembre 28 del 1992; [En línea] Localización: http://www.fenalprou.org.co/debate-ley-30/ley-30-de-
92.html; Fecha de consulta: 31 enero de 2014. Hora: 10:16 am; MOIR. Reforma universitaria 1960 - 1980
[En línea] Localización:http://www.moir.org.co/Reforma-universitaria-1960-1980.html Fecha de consulta:
diciembre 17 de 2013. Hora: 11:35 am; MUNERA, Leopoldo. El manifiesto de córdoba y el gobierno de las
universidades publicas en Latinoamérica, análisis de cinco universidades. Revista de Ciencia Política
N°12. Bogotá Año 2011. MAYORGA, Fernando. La cultura y la educación. Revista credencial de Historia.
Edición 154. Bogotá. Año 2002; MEDINA, Carlos. Al calor del tropel U.N.: historia de una década. Tigre
paper. Bogotá. Año 1991. Pág 32; SANTOS, boaventura de sousa. La universidad en el siglo XXl, para
una reforma democrática y emancipatoria de la universidad. plural editores. La Paz. Año 2007. Pág. 23;
OROZCO, Alice, SARMIENTO, José. Entrevista a Jairo Rivera. Grupos clandestinos y fuerzas militares en
la Universidad Nacional de Colombia. Universidad Sergio Arboleda. Bogotá. Año 2011
· [1] MOIR. Reforma universitaria 1960 - 1980 [En línea] Localización:http://www.moir.org.co/Reforma-
universitaria-1960-1980.html Fecha de consulta: diciembre 17 de 2013. Hora: 11:35 am.

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