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Aprendiendo de Los Abortistas de La Prim
Aprendiendo de Los Abortistas de La Prim
¿Cómo puede colaborar la filosofía con la reflexión sobre un tema tan actual y
relevante como el del aborto? Al igual que en otras cuestiones, su función no es decidir
por otros ni intentar hacer propaganda a favor de una opinión determinada. Consiste, en
cambio, en plantear el tema con claridad y profundidad. Lo único prohibido en una
discusión filosófica debería ser la superficialidad.
La superficialidad impide el diálogo y las decisiones libres. La superficialidad
genera pseudo-problemas, pseudo-decisiones, pseudo-peleas y también pseudo-acuerdos.
En esta búsqueda de profundidad y de diálogo auténtico, todo autor lúcido es un
aliado. Por ejemplo, lo son los pensadores abortistas Richard Dawkins, Mary Anne
Warren o Peter Singer. Deberíamos aprender de ellos.
El silogismo anti-aborto
Peter Singer formula así el “silogismo anti-aborto”:
1
Singer 2005, p. 2.
2
2
Singer 1997, pp. 188-202.
3
Singer vuelve a razonar con coherencia y fidelidad a sus principios. Así como las
12 semanas de vida no suponen ningún cambio esencial en un embrión, tampoco lo hace
el momento del nacimiento. Antes o después de las 12 semanas y antes o después del
nacimiento, nos encontramos ante un individuo de la especie humana, afirma Singer. Esos
momentos no producen ninguna modificación en su “status” ontológico. Por lo tanto, los
4
motivos que justificaban un aborto en un momento tardío del embarazo permanecen luego
del nacimiento. Si fuera lícito el aborto, también debería serlo el infanticidio.
Un niño con síndrome de Down, por ejemplo, exige que sus padres hayan
“rebajado las expectativas de las capacidades” de su hijo, de quien no puede esperarse
que “toque la guitarra, sienta afición por la ciencia ficción, aprenda lengua extranjera,
charle con nosotros sobre la última película de Woody Allen o sea una atleta…
importante”3. De aquí que la licitud de matar o no matar a un niño discapacitado -sea
antes o después de su nacimiento-, no depende tanto del valor intrínseco de ese niño,
cuanto de circunstancias externas a él. Por ejemplo, estaría menos justificado luego del
nacimiento, porque, en ese momento, la madre ya no carga con ese embarazo y porque
existe la posibilidad de darlo en adopción, pero no por ningún derecho propio del niño.
En varias civilizaciones se eliminaba a esos niños diferentes. Singer no comparte
la idea de que se trataría de “espantosos ejemplos bárbaros de la moralidad no cristiana”.
Por el contrario, piensa que “en el caso del infanticidio, es nuestra cultura la que tiene
algo que aprender de otras, sobre todo ahora que, como ellos, estamos en una situación
en la que tenemos que limitar el tamaño de la familia”.4 Lo que hace un tiempo era
considerado “espantoso”, tal vez ahora deba ser visto como “civilizado”.
3
Singer 1997, 209.
4
Singer 1997, p. 210.
5
5
Singer 1997, p. 190.
6
Horkheimer y Adorno 1998, p. 163.
6
Referencias
Horkheimer, Max y Adorno, Theodor.1998 [1969]. Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos
filosóficos. Valladolid: Trotta.
Singer, Peter. 2005. “Abortion”. En The Oxford Companion to Philosophy, ed. por T. Honderich,
pp. 2-3, Oxford: OUP.
Singer, Peter. 20 de agosto 2012. “La auténtica tragedia del aborto”. El Tiempo,
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12144760.
Singer, Peter. 1997. Repensar la vida y la muerte. El derrumbe de nuestra ética tradicional.
Buenos Aires: Paidós.