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Florencia, 2 de febrero de 2021

Doctor
ALFONSO CAMPO MARTINEZ
Director General
UNIDAD NACIONAL DE PROTECCION
Bogotá D.C.

ASUNTO: RECURSO DE REPOSICION CONTRA LA RESOLUCION NÚMERO


00006643 DEL 30 DE OCTUBRE DE 2020

EDILBERTO MOLINA HERNANDEZ, identificado como aparece al pie de mi


correspondiente firma, domiciliado en la ciudad de Cartagena del Chairá, alcalde de la
misma ciudad electo para la vigencia 2020-2023 según Acta de posesión No. 01 del 20 de
diciembre de 2019, me permito presentar recurso de reposición en contra de la
Resolución No. 00006643 de 2020, notificada el 25 de Enero de 2021, emanada de la
Unidad Nacional de Protección (UNP) en los términos del Artículo 74 y ss. de la Ley 1437
de 2011 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo,
así:

ANTECEDENTES:

Tal como es de su conocimiento, desde año 2015 he sido objeto de amenazas por parte
de grupos armados residuales de las Fuerzas Armadas Residuales (F.A.R.C) en mi
anterior condición de Director Operativo en la ejecución de proyectos productivos de la
Asociación de Ebanistas y Aserradores (ASOEBA), razón por la cual me fue
implementado el siguiente esquema de seguridad, determinándolo a partir de la
constatación del riesgo EXTRAORDINADIO

Resolución Decisión
10876 del 20 de diciembre de 2018 Implementó:
-Un (1) vehículo modelo 2013, marca LAN
CRUISER 70 de placas NDT 104, color
gris con cargo a la U.N.P.
-Dos (02) hombres de protección con
cargo a la U.N.P
-Un (01) medio de comunicación.
-Un (01) chaleco blindado.
Medidas extendidas al núcleo familiar del
suscrito.

Posteriormente al ser Candidato a la Alcaldía de Cartagena del Chaira, atendiendo las


reclamaciones del Comité de Coordinación y Recomendación de Medidas de Protección
en el Proceso Electoral CORMPE de 2019, también me fue implementado el esquema de
seguridad con ocasión de la alerta de atentado terrorista, con ocasión de las reiteradas
amenazas dirigidas hacia mí, de ello da fe, entre otros, el Acta de Reunión No. 0695 del
28 de julio de 2019, suscrita por la Estación de Policía del Municipio de Cartagena del
Chairá.

Luego, tal como consta en Acta de Posesión No. 01 del 20 de diciembre de 2019 fui
electo por el Municipio de Cartagena del Chairá para desempeñarme en el cargo de
Alcalde, situación que por sí misma ameritaba la imposición de un esquema de seguridad,
según lo estipulado en el Decreto 1066 de 2015, articulo 2.4.1.2.7 numeral 11, así:

(…) Protección de personas en virtud del cargo. Son personas objeto de


protección en virtud del cargo:
“(…)
11) Alcaldes distritales y municipales (…)”.
Parágrafo 4: La protección de las personas mencionadas en los numerales 10 y 11
será asumida por la Unidad Nacional de Protección y la Policía Nacional, así: la
Policía Nacional asignará los hombres o mujeres que adelantarán actividades de
protección y la Unidad Nacional de Protección los recursos físicos y los escoltas,
en aquellos casos en que se implementen esquemas de protección con vehículo;
siempre y cuando la entidad o corporación a la cual se encuentran vinculados,
certifique no contar con las apropiaciones presupuestales correspondientes para la
adquisición de recursos físicos. (…)” Subrayado por fuera del texto.

En cumplimiento de lo anterior, la Unidad Nacional de Protección decidió ratificar el


esquema de seguridad Tipo B, detallado así: un (01) vehículo blindado, dos (02) hombres
de protección, un (01) medio de comunicación y un (01) chaleco blindado.

Ahora bien, tal como lo he puesto en conocimiento a Ustedes y a la Fiscalía General de la


Nación he venido siendo objeto de amenazas contundentes y temerosas con ocasión de
los actos calumniosos e injuriosos realizados por la presidenta de ASOJUNTAS y el Ex –
alcalde del Municipio de Cartagena del Chairá señor LUIS FRANCISCO VARGAS en mi
contra, comentarios que han incidido directamente en que un sujeto conocido como alias
“Robledo”, perteneciente a las disidencias de las F.A.R.C me ha declarado objetivo militar
junto con mi círculo familiar.

Así las cosas, y tal como efectivamente se constata en la Resolución objetada, el riesgo
en el que el suscrito se encuentra se circunscribe a un RIESGO EXTRAORDINARIO,
catalogado por la jurisprudencia de la Corte Constitucional así:

Hace alusión a aquel riesgo que ninguna persona tiene el deber jurídico de
soportar. Para saber cuándo se está en presencia de un riesgo de esta naturaleza,
el funcionario debe hacer un ejercicio de valoración de la situación concreta y
determinar si el riesgo tiene alguna de las siguientes características: i) no puede
tratarse de un riesgo genérico pues debe ser específico e individualizable; ii) debe
ser concreto en la medida en la que se debe basar en acciones o hechos
particulares; iii) debe ser presente, es decir, no remoto ni eventual; iv) tiene que
ser importante, es decir que debe amenazar bienes o intereses jurídicos valiosos
para el sujeto; v) debe ser serio, esto es, de materialización probable; vi) debe
tratarse de un riesgo claro y discernible, no de una contingencia o peligro difuso;
vii) tiene que ser excepcional, pues no debe ser un riesgo que deba ser tolerado
por la generalidad de las personas y; finalmente iii) debe ser desproporcionado
frente a los beneficios que deriva la persona de la situación por la cual se genera
el riesgo. Cuando concurran varias de estas características, el sujeto podrá invocar
su derecho fundamental a la seguridad personal para recibir protección por parte
del Estado. (Corte Constitucional, Sentencia T- 339 de 2010)

Luego entonces, seria del caso interponer el presente recurso en contra de la Resolución
No. 00006643 del 30 de octubre de 2020, por violar mi derecho fundamental a la vida, a la
seguridad e integridad personal, fundamentado en las siguientes:

RAZONES DE DISCONFORMIDAD:

1. Violación al principio de congruencia interna de los Actos Administrativos:

El principio de congruencia interna ha sido concebido por la jurisprudencia de la sección


cuarta del Consejo de Estado, en sentencia del 26 de julio de 2012, MP: CARMEN
TERESA ORTIZ DE RODRIGUEZ, de la siguiente manera

“La congruencia interna es la salvaguarda a la armonía que debe existir


entre las partes motiva y resolutiva del fallo, entiéndase que también extiende
sus efectos a las decisiones administrativas, el principio persigue la protección del
derecho de las partes a obtener una decisión judicial certera sobre el asunto
puesto en consideración del juez, al igual que la constatación de la protección del
debido proceso”. Subrayado y negrita por fuera del texto

Obsérvese que en la Resolución No. 00006643 de 2020, notificada vía correo electrónico
en la fecha 25 de enero de 2021, existe violación al principio de congruencia interna en la
medida que las consideraciones indican la existencia de un riesgo catalogado como
EXTRAORDINARIO, obsérvese:

Así las cosas, y dadas las circunstancias fácticas del caso, se prevé que la Unidad
Nacional de Protección acertó al indicar en la parte motiva del Acto Administrativo
objetado sobre la necesidad de implementar medidas complementarias a las ya
establecidas, no obstante, lo anterior, la armonía del acto administrativo se quiebra
cuando en el resuelve se dispone:
Las decisiones del Comité Especial se circunscriben en las siguientes:

Luego entonces, si se asevera que las medidas existentes serán complementadas, lo que
se espera es el mejoramiento o adición de las mismas, no su detrimento. Lo anterior, deja
ene videncia la flagrante violación al principio de congruencia interna que debe reinar en
toda decisión administrativa y que se materializa en la diferencia sustancialmente
observable entre el considerando y el resuelve del Acta atacado.

2. Imposibilidad de ejecución de lo ordenado.

Tal como puede observarse en la parte resolutiva de la Resolución No. 0006643 de 2020,
lo que se pretende, entre otros, es la implementación de un (01) vehículo blindado con
cargo al convenio y/o comodato, situación que se encuentra regulada por el Decreto 1066
de 2015, “Por medio del cual se expide el Decreto Único Reglamentario del Sector
Administrativo del Interior” en el artículo 2.4.1.2.7 numeral 11, así:

(…) Protección de personas en virtud del cargo. Son personas objeto de protección en
virtud del cargo:

“(…)

11) Alcaldes distritales y municipales (…)”.

Parágrafo 4: La protección de las personas mencionadas en los numerales 10 y 11 será


asumida por la Unidad Nacional de Protección y la Policía Nacional, así: la Policía Nacional
asignará los hombres o mujeres que adelantarán actividades de protección y la Unidad
Nacional de Protección los recursos físicos y los escoltas, en aquellos casos en que se
implementen esquemas de protección con vehículo; siempre y cuando la entidad o
corporación a la cual se encuentran vinculados, certifique no contar con las apropiaciones
presupuestales correspondientes para la adquisición de recursos físicos. (…)” Subrayado
por fuera del texto.

Ahora bien, para el caso puntual del Municipio de Cartagena del Chairá, desde el punto
de vista Presupuestal, no cuenta con Recursos dentro del Presupuesto vigencia 2021,
para suscribir Convenios con la Unidad Nacional de Protección por concepto de
seguridad, al respecto se anexa Certificado expedido por el Secretario de Hacienda
Municipal.

3. Derechos fundamentales que pudieran ser vulnerados en cumplimiento de la


resolución impugnada:

3.1 Derecho a la vida

Desde el artículo 2 de la Constitución se consagra la protección del derecho a la vida de


todas las personas que residen en Colombia como uno de los fines esenciales del Estado.
A la vez, el artículo 11 superior establece que el derecho a la vida es inviolable y,
seguidamente, el artículo 12 prescribe que nadie será sometido a tratos crueles,
inhumanos o degradantes.
 
En concordancia con lo anterior, las normas internacionales ratificadas por Colombia,
como los artículos 4, 5y 7 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y los
artículos 6, 7 y 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, obligan al Estado
a respetar y garantizar la vida, la integridad y la seguridad de todas las personas bajo su
jurisdicción, sin discriminación.
 
La estrecha relación que existe entre la vida y la seguridad e integridad personal en tanto
derechos fundamentales ha sido reconocida por la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, enfatizándose que en determinadas circunstancias las autoridades
públicas tienen el deber de proveer una protección específica, de cara a situaciones en
las que una persona se ve expuesta a riesgos en una proporción mayor a la de sus
semejantes:
 
“La jurisprudencia constitucional ha sostenido que la protección y el respeto
del derecho fundamental a la vida guarda una relación intrínseca con la
garantía del derecho fundamental a la seguridad personal, pues bajo
determinadas circunstancias, con base en él, los individuos pueden exigir
‘medidas específicas de protección de parte de las autoridades, con el objetivo de
prevenir la materialización de cierto tipo de riesgos extraordinarios contra su vida o
integridad personal, que no tienen el deber jurídico de soportar, y que las
autoridades pueden conjurar o mitigar’.” Subrayado por fuera del texto.
 
En un pronunciamiento reciente, la misma Corte analizó los eventos en los cuales es
precisa la intervención del juez constitucional en defensa de la vida y la integridad
personal, ante la evidencia de una amenaza o vulneración iusfundamental:
 
“La jurisprudencia de esta Corporación ha definido la amenaza contra los
derechos como una ‘violación potencial que se presenta como inminente y
próxima. Respecto de ella la función protectora del juez consiste en evitarla’. Así
se han establecido criterios de apreciación de los hechos que demandan la
intervención del Estado, con el fin de establecer si existe grave peligro:
 
‘La vulneración y la amenaza de los derechos fundamentales son dos causales
claramente distinguibles: la primera requiere de una verificación objetiva que
corresponde efectuar a los jueces de tutela, mediante la estimación de su
ocurrencia empírica y su repercusión jurídico-constitucional; la segunda, en
cambio, incorpora criterios tanto subjetivos como objetivos, configurándose no
tanto por la intención de la autoridad pública o el particular, cuando sea del caso,
sino por el resultado que su acción o abstención pueda tener sobre el ánimo de la
persona presuntamente afectada. Para que se determine entonces la hipótesis
constitucional de la amenaza requiere la confluencia de elementos subjetivos y
objetivos o externos: el temor del sujeto que ve peligrar sus derechos
fundamentales y la convalidación de dicha percepción mediante elementos
objetivos externos, cuya significación es la que ofrecen las circunstancias
temporales e históricas en que se desarrollan los hechos.1
 
Por otro lado, es oportuno relievar que la jurisprudencia constitucional se ha ocupado de
adoptar medidas para la salvaguarda de la vida, la seguridad y la integridad personal
particularmente al abordar los riesgos inherentes a ciertas personas en razón de sus
actividades o funciones en el conglomerado social, y cuando dicho riesgo se funda en
motivos como la filiación política o la colaboración a miembros de un partido 2, la actividad
sindical, el desarrollo de un servicio público (como la administración de justicia o la
policía), el desempeño de la docencia, la defensa de los derechos humanos, el haber
resultado afectado de manera directa o indirecta por actos de violencia el marco del
conflicto armado[, o el hecho de ser líder social.
 
Con esta rúbrica, la Corte Constitucional ha sostenido que es viable la protección de la
seguridad personal a través del recurso de amparo sólo cuando las personas son
sometidas a riesgos extraordinarios o extremos, esto es, ante peligros y contingencias
de cierta intensidad que no son legítimos ni soportables de acuerdo con el ordenamiento
constitucional; teniendo en cuenta que la vida cotidiana en sociedad conlleva riesgos
ordinarios que son jurídicamente soportables y que son asumidos por los individuos sin
que ello implique una vulneración iusfundamental3.

1
Sentencia T-473 de 2018
2
Sentencias T-439 de 1992, T-120 de 1997, T-339 de 2010
3
En la sentencia T-719 de 2003 se estableció que una persona puede estar sometida a diferentes
niveles de riesgo con arreglo a la siguiente escala: 
·              Nivel mínimo. Categoría hipotética que reúne los riesgos a los que se enfrenta una persona
en su existencia por factores individuales y biológicos, tales como la muerte y la enfermedad.
Derecho fundamental a la seguridad personal:

La jurisprudencia de la Honorable Corte Constitucional ha decantado el contenido del


derecho fundamental a la seguridad personal en tres dimensiones: (i) como un valor y una
finalidad del Estado intrínseco en todo el texto constitucional; (ii) como un derecho
colectivo; y, (iii) como un derecho individual, derivado -entre otras- de las múltiples
garantías previstas en la Carta Política contra los riesgos extraordinarios a los que se
pueden ver sujetas las personas.

Teniendo en cuenta la trascendencia e importancia de los pronunciamientos de la Corte


Constitucional, especialmente en sede de tutela, se tomará como referente la Sentencia
T-719 de 2003, en la que se estudió la solicitud de protección de la esposa de un
reinsertado, el cual fue asesinado sin que el Estado diera una respuesta positiva a su
solicitud de protección:

La seguridad como valor y fin del Estado: En esa medida, la seguridad constituye una
de las metas que movió al Constituyente a expedir nuestro texto fundamental: el
Preámbulo de la Carta dispone que fue voluntad del pueblo soberano asegurar a los
integrantes de la nación la vida, la convivencia y la paz, entre otros. Asimismo, la
salvaguardia de la seguridad general constituye una de las razones que justifica la
existencia misma del Estado, al tenor de lo dispuesto en el artículo 2 superior, según el
cual las autoridades estatales “están instituidas para proteger a todas las personas
residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y
libertades…”.

La seguridad como derecho individual: El derecho a la seguridad personal, en ese


contexto, es aquel que faculta a las personas para recibir protección adecuada por parte
de las autoridades, cuandoquiera que estén expuestas a riesgos excepcionales que no
tienen el deber jurídico de tolerar, por rebasar éstos los niveles soportables de peligro
implícitos en la vida en sociedad4; en esa medida, el derecho a la seguridad constituye
una manifestación del principio de igualdad ante las cargas públicas, materializa las
finalidades más básicas asignadas a las autoridades por el Constituyente, garantiza la
protección de los derechos fundamentales de los más vulnerables, discriminados y
perseguidos, y manifiesta la primacía del principio de equidad.”.

·              Nivel ordinario. En el que se encuadra el riesgo soportado por todos los ciudadanos en
condiciones de igualdad dado el hecho de su convivencia en sociedad, y que debe ser cubierto por
el Estado a través del cumplimiento eficaz de todas sus funciones.
·              Nivel extraordinario. Hace referencia a riesgos que las personas no están
jurídicamente obligadas a soportar y que tienen una intensidad tal, que exige del Estado la
adopción de medidas especiales de protección.
·              Nivel de riesgo extremo. Comparte todas las características de un riesgo extraordinario pero
tiene una intensidad mucho mayor. Este riesgo es grave e inminente, y afecta directamente la vida
y la integridad de la persona.
·              Nivel de riesgo consumado. En esta categoría se ubican las situaciones en las que ya se
han concretado y materializado las violaciones a los derechos a la vida y a la integridad, por
hechos como tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes, o el fallecimiento del amenazado,
entre otros.

Definición adoptada también por el Consejo de Estado. Sección Tercera. 18 de mayo de 2017.
4

Radicado: 36386. Consejero Ponente: Jaime Orlando Santofimio Gamboa.


Así las cosas, de las obligaciones contraídas en la Constitución Política, específicamente
en el preámbulo y en el artículo 2, en donde se obliga al Estado de forma positiva y
negativo, debe indicarse en primer lugar, que el Estado debe abstenerse de realizar
actividades que dañen a la persona y, en segundo lugar, debe velar que terceros no
vulneren el derecho a la vida de todos los miembros de la sociedad.

Sin embargo, esta obligación no puede ser tomada como una obligación genérica o en
abstracto, por el contrario, las leyes y la jurisprudencia han creado procedimientos y han
facultado a diferentes entidades del orden nacional y territorial para asegurar el
cumplimiento del derecho de protección, en palabras de la Corte Constitucional:

“Dicho deber no constituye una simple manifestación retórica de tipo formal, sino
por el contrario, una declaración categórica e imperativa para el Estado, por virtud
de la cual se le asigna una obligación positiva consistente en actuar con eficiencia
y celeridad en su labor de defensa y cuidado de este derecho fundamental. Así las
cosas, esta Corporación ha sostenido que: “el Estado debe responder a las
demandas de atención de manera cierta y efectiva, pues ante la amenaza que se
tiende sobre la existencia y tranquilidad de individuos o grupos que habitan zonas
de confrontación o que desarrollan actividades de riesgo en los términos del
conflicto, es inexcusable que el Estado pretenda cumplir con sus deberes
limitándose a señalar su imposibilidad para prestar la ayuda requerida”. (Corte
Constitucional, C-089, 1994)

Y en la sentencia T-224 de 2014, se concluyó:

“En esta medida, la jurisprudencia constitucional ha establecido que la función


primordial de la labor protectora de las autoridades es la de provisionar
efectivamente las condiciones mínimas de seguridad que posibilitan la existencia
de las personas en sociedad, sin estar expuestos a riesgos extraordinarios de
recibir daños en su contra.”

Teniendo en cuenta las obligaciones del Estado, es claro para la Corte Constitucional que
el derecho a la seguridad personal es un derecho fundamental, que tiene como objetivo
“prevenir la materialización de cierto tipo de riesgos extraordinarios contra su 22 vida o
integridad personal, que no tienen el deber jurídico de soportar, y que las autoridades
pueden conjurar o mitigar” (Corte Constitucional, T-719, 2003); aun cuando no se
encuentre plenamente identificada en el catálogo de los mismos, se busca salvaguardar el
derecho a la vida, el derecho a la libertad personal, los principios rectores del Estado
Social de Derecho y las obligaciones internacionales adquiridas por Colombia mediante la
suscripción de diferentes convenios, posición que también ha sido adoptada por el
Consejo de Estado5.

Para el caso concreto, es pertinente realizar un análisis para determinar las medidas de
protección a adoptar teniendo de presente el cargo que por elección popular he asumido,
la presencia de grupos armados al margen de la Ley en el territorio del Municipio de
Cartagena del Chairá, el contexto de violencia predominante e históricamente
comprobable, las reiteradas amenazas que me han sido trasladadas, y en general todas
las circunstancias que llevaron a la Unidad Nacional de Protección a motivar dentro de la
5
Consejo De Estado, Sección Tercera. Consejero ponente: Jaime Orlando Santofimio Gamboa. 18
de mayo de 2017. Radicado: 36386. Consejo De Estado. Sección Tercera. Consejero ponente:
Ramiro Pazos Guerrero. 31 de agosto de 2017. Radicado: 41187
Resolución No. 00006643 de 2020 la ratificación del RIESGO EXTRAORDINARIO en
cabeza del suscrito, y reevaluar lo ordenado en la parte resolutiva.

PRETENSIONES:

PRIMERO: Reponer lo ordenado en la Resolución No. 00006643 del 30 de octubre de


2020, notificada el 25 de enero de los corrientes, según lo expuesto en líneas anteriores.

SEGUNDO: En consecuencia de lo anterior, someter el caso a valoración por parte del


Comité Especial para Servidores y Ex Servidores Públicos para que analicen las
circunstancias aquí aludidas y dispongan reevaluar sus recomendaciones.

TERCERO: En mérito del apoyo interinstitucional, oficiar a la Unidad de Restitución de


Tierras, la Defensoría del Pueblo y a la Fiscalía General de la Nación para que en el
marco de sus competencias se sirva a emitir información respecto del contexto de
violencia que históricamente y aun en la actualidad predomina en el Municipio de
Cartagena del Chairá.

PRUEBAS DOCUMENTALES APORTADAS:

 Declaración jurada FPJ-15 del día 22 de enero de 2021.


 Certificado de presupuesto para la vigencia 2021 del Municipio de Cartagena del
Chairá, suscrito por el Secretario de Hacienda MARLON HERNANDO SERNA
LOAIZA.
 Certificado de apropiación presupuestal municipal para celebrar convenios por
concepto de protección del Alcalde para la vigencia 2021, suscrito por el
Secretario de Hacienda MARLON HERNANDO SERNA LOAIZA.
 Denuncia ante la Fiscalía General de la Nación por la comisión del delito de
amenazas en mi contra, con Numero Único de Noticia Criminal
181506000548201500187.
 Acta de implementación y/o no aceptación de medidas con ocasión de la
Resolución No. 10876 del 20 de diciembre de 2018.
 Acta de entrega de medio de transporte del 02 de julio de 2020.
 Acta de reunión No. 0695 del 28 de julio de 2019, por medio de la cual la Estación
de Policía de Cartagena del Chaira alerta y pone en conocimiento al suscrito sobre
la amenaza de atentado terrorista y plan pistola por parte de presuntos integrantes
del GAO-R E-62.

ANEXOS:

 Las relacionadas como pruebas documentales.


 Copia de cedula de ciudadanía del suscrito y Acta de posesión No. 01 del 20 de
diciembre de 2019.
NOTIFICACIONES

El suscrito recibirá notificaciones en el correo electrónico XXXXX, y en la dirección XXXX


del Municipio de Cartagena del Chairá.

Atentamente,

EDILBERTO MOLINA HERNANDEZ


C.C No. 96.361.893

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