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ACTIVIDAD 01:
1. ¿QUIÉN ES LA VIRGEN MARÍA?
Es la Señora llena de gracia y virtudes, concebida sin pecado, que es Madre de Dios y Madre nuestra,
y está en el cielo en cuerpo y alma.
b. La Perpetua Virginidad (Lc. 1,34-35; Is.7, 14): El dogma de la Perpetua Virginidad se refiere a que
María fue Virgen antes, durante y después del parto. Se definió el dogma en el Concilio de Letrán,
celebrado en el 649, bajo el pontificado del Papa San Martín I. "Ella es la Virgen que concebirá y dará
a luz un Hijo cuyo nombre será Emanuel" (Cf. Is., 7, 14)
c. La Maternidad Divina (Mt.1, 16): El dogma de la Maternidad Divina se refiere a que la Virgen María
es verdadera Madre de Dios. Fue solemnemente definido por el Concilio de Éfeso, celebrado el 22 de
junio del año 431, bajo el pontificado del Papa Celestino I. Tiempo después, fue proclamado por otros
Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla.
El Concilio Vaticano II hace referencia del dogma así: "Desde los tiempos más antiguos, la
Bienaventurada Virgen es honrada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles acuden
con sus súplicas en todos sus peligros y necesidades" (Constitución Dogmática LG. 66).
La fiesta de la Maternidad de la Virgen María se celebra el día 01 de enero.
d. La asunción en cuerpo y alma a los cielos (Apoc.12,1): El dogma de la Asunción se refiere a que
la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial. Este
Dogma fue proclamado por el Papa Pío XII, en la Plaza de San Pedro, el 1º de noviembre de 1950, en
la Constitución Munificentisimus Deus: "Después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces y de
invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María
su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de
la muerte; para aumentar la gloria de la misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia,
con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y con la
nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma divinamente revelado que La Inmaculada
Madre de Dios y siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrenal, fue asunta en cuerpo y
alma a la gloria del cielo".
La fiesta de la Asunción de la Virgen María se celebra el día 15 de agosto.
ACTIVIDAD 02:
6. ORACIONES MARIANAS
Por la unión de la Virgen a la obra de Salvación, los cristianos de todos los tiempos la han honrado de
una manera muy especial: Imitando sus virtudes y con diversas oraciones, con la certeza de que la vía
más rápida para llegar a Jesús, es a través de su Madre, la Virgen María. Entre las principales
oraciones a la Virgen María tenemos:
a. El Ave María: Se trata de la bellísima salutación del Ave María, repetida centenares de veces por
todos los devotos de la Virgen, sobre todo durante el rezo del Santo Rosario. Consta de dos partes. La
primera parte está formada por las palabras del ángel de la anunciación (Lc.1,28) a los que se han
agregado las que pronunció Santa Isabel al recibir la visita de su prima María (Lc.1,42). La Iglesia ha
añadido el nombre de “María” al principio y el de “Jesús” al final. La segunda parte está constituida por
las palabras establecidas por San Pío V, en 1568, al promulgar el Breviario Romano.
b. La Salve: Se trata de una oración muy antigua, pero siempre nueva. La Salve es una oración que
ha gustado en todas las épocas por su brevedad y sencillez, por su ternura y profundidad, en la que se
entrelazan de modo admirable la tristeza del peregrino y la esperanza del creyente. Es un maravilloso
ejemplo de lo que significa una oración "esencial". En ella se hace una única petición o súplica que va
precedida de un saludo y de una breve presentación. Termina con una brevísima "coda".
c. El Ángelus: Se trata de una sublime plegaria para saludar a María y recordarle la escena más
grandiosa de su vida: la anunciación del ángel en Nazaret y el misterio de la Encarnación del Verbo en
sus virginales entrañas. En los pueblos o ciudades, tres veces al día, o sea, al amanecer, al mediodía
y al anochecer, el dulce tañido de la campana desde lo alto de las Iglesias o catedrales invita a los
cristianos a elevar al cielo el saludo a María con el rezo devotísimo del Ángelus.
d. Regina Coeli: “Regina Coeli” significa en latín “Reina del cielo”. Es una oración mariana y
cristológica centrada en la meditación del misterio de la Resurrección del Señor, que se reza en el
tiempo de Pascua, desde el Domingo de Resurrección hasta Pentecostés, en lugar del "Ángelus". Es
la Oración para el tiempo de Pascua. Al igual que el Ángelus, suele rezarse tres veces al día: al
comenzar la jornada, al medio día y al atardecer. Es una manera de consagrar el día entero a Dios y a
la Virgen Santísima, un modo de santificar, con una breve oración el trabajo o el estudio.
e. El Magníficat: Es un bellísimo y gozoso himno y/o cántico de alabanza y de acción de gracias que
dirigió al Señor la Virgen María, al saberse elegida, en respuesta a la salutación de su prima Santa
Isabel durante la visitación, y que se reza o canta al final de las vísperas. Está tomado del relato del
encuentro entre la Virgen María, madre de Jesucristo, y su prima, santa Isabel, madre de san Juan
Bautista, en el Evangelio según San Lucas (1,46-55).
ACTIVIDAD 3: ELABORANDO MI PLAN DE ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA
PLAN DE ORACION A LA VIRGEN MARIA
HORA ORACIONES DIARIO SEMANAL MENSUAL
ACTIVIDAD 04:
Historia
Hace 150 años, San José fue declarado Patrono de la Iglesia Católica a través del decreto
Quemadmodum Deus, documento que fue firmado el 8 de diciembre de 1870 por el Beato Pío IX.
En la carta apostólica que escribe el Papa Francisco y en la cual anuncia este año especial dedicado a
San José, lo describe como un padre amado, tierno, valiente, creativo y discreto.
Este año tiene además a la pandemia como el contexto que determina el contenido de la carta
apostólica. Al respecto, el Santo Padre explicó que el COVID-19, reveló la importancia de la gente
común, de las personas cuya vida está lejos del protagonismo, ejercen la paciencia y comparten la
esperanza cada día, sembrando la corresponsabilidad y que como San José pasan desapercibidos. Se
trata del hombre de la presencia diaria y oculta.
San José, Padre amado, tierno y obediente
San José, de hecho, expresó concretamente su paternidad al haber hecho de su vida una
oblación de sí mismo en el amor puesto al servicio del Mesías. De ahí su papel como "la pieza
que une el Antiguo y el Nuevo Testamento ", "siempre ha sido amado por el pueblo cristiano"
En él, "Jesús vio la ternura de Dios", la ternura que nos hace “aceptar nuestra debilidad",
porque "es a través y a pesar de nuestra debilidad" que la mayoría de los designios divinos se
realizan. "Sólo la ternura nos salvará de la obra" del Acusador, subraya el Pontífice, y es al
encontrar la misericordia de Dios, especialmente en el Sacramento de la Reconciliación, que
podemos hacer "una experiencia de verdad y de ternura", porque “Dios no nos condena, sino
que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona”.
José es también un padre en obediencia a Dios: con su "fiat" salva a María y a Jesús y enseña
a su Hijo a "hacer la voluntad del Padre". Llamado por Dios a servir a la misión de Jesús,
"coopera en el gran misterio de la redención y es verdaderamente un ministro de la salvación".