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Uno de los errores más comunes del acero inoxidable es que no se corroe ni presenta
manchas. Este tipo de acero se degradará como todos los demás metales arquitectónicos.
El término “inoxidable” implica una resistencia mucho mayor a las manchas, a la
oxidación y a las picaduras. El acero inoxidable generalmente tiene una mayor
resistencia a los efectos de la naturaleza, pero se verá afectado en algún punto.
Sin embargo, si alguna vez has tenido o usado un producto de acero inoxidable, es
probable que hayas notado óxido (corrosión) ¿Por qué un material promocionado como
“inoxidable” se oxida?
Para comprender qué es lo que hace que el acero inoxidable se oxide, primero es
importante comprender la ciencia que generalmente evita que se oxide.
El acero está hecho de hierro y carbono; mientras que el acero inoxidable, de hierro,
carbono y entre 12-30% de cromo. El acero inoxidable puede contener otros
elementos como el níquel y el manganeso, pero el cromo es el elemento clave que lo
hace resistente a la oxidación.
El óxido férrico no forma una capa continua en el acero porque la molécula de óxido
tiene un volumen mayor que los átomos de hierro subyacentes, y finalmente se astilla
dejando expuesto el acero fresco, iniciando así un ciclo de oxidación perjudicial.
Por otro lado, cuando el acero inoxidable se expone al oxígeno, se crea óxido de cromo
en la superficie del acero debido a que el cromo tiene una afinidad muy fuerte por el
oxígeno. El óxido de cromo es una capa muy delgada que no se desprende, y evita una
mayor oxidación del acero inoxidable.
Equipar al acero con una capa protectora es una de las formas más efectivas de prevenir
la corrosión uniforme.
El recubrimiento actúa como una barrera entre el acero y los agentes corrosivos, como
la lluvia, la humedad y la sal.
Los revestimientos preventivos, la mayoría de los cuales son fáciles de aplicar, vienen
en diversas formas y pueden ser a base de aceite o agua.
Pintura metálica
Pintar sobre una superficie de metal es una de las formas más fáciles y asequibles de
prevenir la corrosión. Una capa de pintura metálica puede servir como una barrera
protectora contra la humedad y otros agentes corrosivos.
La pintura no funciona tan bien en piezas de acero que se mueven, como bisagras,
juntas y cojinetes. Por lo general, pintar sobre las partes móviles hará que se peguen y la
pintura se rajará cuando se fuerce la pieza.
Aquí es donde un lubricante a base de agua puede ser útil. Además de permitir un
movimiento fácil, un lubricante también repelerá la humedad que puede causar
corrosión.
Metal galvanizado
La galvanización es el proceso de aplicar una fina capa de zinc para proteger el acero de
la corrosión. Debido a que el zinc es más activo químicamente que el acero, se oxida
cuando se lo expone al aire, lo que le permite servir como una capa protectora.
En el caso de que ya exista óxido en la superficie del acero inoxidable producto del uso
de herramientas contaminadas se recomienda realizar los siguientes pasos:
El acero inoxidable tiene la habilidad innata de formar una capa pasiva que previene la
corrosión. ¿El secreto?
Cromo.
El acero inoxidable provee un acabado atractivo y limpio con bajo costo de mantenimiento
El acero inoxidable 304 es la forma más común de acero inoxidable usada en el mundo,
en gran medida debido a su excelente resistencia a la corrosión y a su valor. Este
contiene entre 16 y 24 porciento de cromo y hasta 35 por ciento de níquel, como
también pequeñas cantidades de carbón y manganeso.
La forma más común de acero inoxidable 304 es el acero inoxidable 18-8 o 18/8, el cual
contiene 18 por ciento de cromo y 8 por ciento de níquel.
El 304 puede resistir la corrosión de los ácidos más oxidantes. Esa durabilidad hace al
304 fácil de desinfectar y por lo tanto ideal para aplicaciones de cocina y alimentos.
También es común en edificios, decoraciones y amoblado de sitios.
El acero inoxidable 304 tiene una debilidad: es susceptible a la corrosión por soluciones
de cloruro, o por ambientes salinos como la costa. Los iones de cloruro pueden crear
áreas localizadas de corrosión, llamadas “picaduras”, las cuales pueden expandirse por
debajo de las barreras protectoras de cromo para comprometer las estructuras internas.
Las soluciones con tan poco como 25 ppm de cloruro de sodio pueden empezar a tener
un efecto corrosivo.
El grado 316 es la segunda forma más común de acero inoxidable. Este tiene casi las
mismas propiedades físicas y mecánicas que el acero inoxidable 304 y contiene un
material de composición similar. La diferencia clave es que el acero inoxidable 316
incorpora cerca de 2 a 3 por ciento de molibdeno. La adición incrementa la resistencia a
la corrosión, particularmente contra cloruros y otros solventes industriales.
Grados de serie 300 alternativos pueden contener hasta 7 por ciento de molibdeno. Ellos
proveen incluso mejor resistencia al cloruro, pero dicha resistencia tan potente sólo es
necesaria en condiciones industriales o de exposición a altas concentraciones.